Historias de la Reinas de España - Austria

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  • Una semblanza de las grandes desconocidas de nuestra historia, las mujeres quecompartieron el trono de Espaa: Juana la Loca: la reina que enloqueci de celos. Isabel dePortugal: la ms bella de las reinas. Mara de Portugal: la princesa que no lleg a reinar.Mara Tudor: o cmo Inglaterra y Espaa hubieran podido llegar a ser un solo Estado. Isabelde Valois: estuvo el prncipe don Carlos enamorado de su madrastra? Ana de Austria:modesta y virtuosa. Margarita de Austria: o la casualidad como razn para un matrimonio.Isabel de Borbn: madre de un capador de gatos y supuesta musa del conde deVillamediana. Mariana de Austria: ms matrimonios consanguneos o la decadencia de unafamilia. Mara Luisa de Orleans: la fea esposa de un rey degenerado: Mariana de Neoburgo:la ambicin. Ms el protocolo de las comidas de palacio y numerosas curiosidades de lapoca.

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  • Carlos Fisas

    Historias de las reinas de Espaa* La Casa de Austria

    ePub r1.0Arnaut 13.08.13

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  • Ttulo original: Historias de las reinas de Espaa. * La Casa de AustriaCarlos Fisas, 1988

    Editor digital: ArnautePub base r1.0

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  • Juana I

    Toledo 1479 Tordesillas, 1555

    En uno de mis libros anteriores, Historia de las historias de amor, he hablado algo extensamente deesta reina. Fuerza ser que me repita en algunos momentos.

    Doa Juana naci el 6 de noviembre de 1479 en el viejo alczar de Toledo. Se le impuso el nombrede Juana en recuerdo de su abuela Juana Enrquez, madre del rey catlico don Fernando, a la que llega parecerse tanto que, en broma, la reina Isabel la llamaba suegra y don Fernando madre.

    No era hermosa; pero, segn los retratos de Juan de Flandes, tena un rostro ovalado muy fino, ojosbonitos y un poco rasgados; el cabello fino y castao, lo que la haca muy atractiva. Se conservan dosretratos hechos por el mismo pintor, uno en la coleccin del barn Thyssen-Bornemisza, en queaparece vestida muy pacatamente, tal como corresponda al ambiente de la corte espaola. El otro,actualmente en el museo de Viena, la muestra ya provista de un generoso escote, tal comocorresponda al ambiente ms liberal de la corte borgoona. Este ltimo fue realizado, naturalmente,cuando doa Juana ya estaba en Flandes, despus de su casamiento.

    Desde pequea dio muestras de tener un carcter muy extremado. Educada piadosamente, a vecesdorma en el suelo o se flagelaba siguiendo las historias de los santos que le contaban. Como eslgico, sus padres y sus educadores procuraban frenar estas tendencias. Por otra parte aprendi no sloa leer y a escribir, sino que tuvo una educacin esmerada, y a los quince aos lea y hablabacorrectamente el francs y el latn: no en balde haba tenido como maestra en esta ltima lengua a laconocida Beatriz Galindo, llamada la Latina, fundadora del convento que despus dio su nombre a unconocido barrio de Madrid.

    A los diecisis aos los Reyes Catlicos casaron a su hija con el archiduque Felipe de Austria, hijodel emperador Maximiliano I de Alemania y de la duquesa Mara de Borgoa, y soberano de Flandespor fallecimiento de su madre.

    En 1496 Balduino, bastardo de Borgoa, cas por poderes a Felipe de Austria con doa Juana. Parareunirse con don Felipe parti de Valladolid la comitiva que acompaaba a la infanta a Flandes. Loformaban muchas damas y caballeros y estaba presidida por don Fadrique Enrquez almirante deCastilla. La infanta embarc en Laredo el 22 de agosto, para desembarcar en Rotterdam el 8 desetiembre. La flota era de ciento veinte barcos y quince mil hombres.

    De Rotterdam y por Amberes lleg a Lila, donde al cabo de dieciocho das lleg el archiduque.A Felipe se le conoce con el sobrenombre de el Hermoso, aunque ms parece seguro que este

    apodo se lo pusieron posteriormente. Segn nuestros cnones actuales de belleza no nos parece tanhermoso como decan, pero sin duda deba de tener mucho sex-appeal, puesto que slo al verse ypensando que la boda tena que celebrarse cuatro das despus decidieron, de comn acuerdo, llamar alsacerdote Diego Villaescusa para que los casara aquella misma tarde y poder adelantar la noche debodas; lo que indica la prisa que deban de tener los jvenes, especialmente l, que haba sido educadoen un ambiente ms liberal que el de la corte espaola y haba tenido varias aventuras, si nosentimentales por lo menos sexuales; y por lo que sucedi despus, no parece que el matrimonio lereprimiese sus impulsos, lo que provoc desde los primeros momentos escenas de celos, peleas y

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  • recriminaciones. Al parecer doa Juana se sinti herida en su amor o, tal vez, para ser ms precisos, ensu amor propio, que a veces estos dos sentimientos se confunden.

    Despus de unos das en Lila fueron a Amberes y ms tarde a Bruselas. Muertos los hermanos dedoa Juana el ao 1500, pas a ser heredera de Castilla y Aragn.

    La vida en la corte flamenca era muy distinta a la espaola, hasta el punto que la reina Isabel, a laque haban llegado noticias de que Juana se confesaba con clrigos franceses tachados en Espaa defrvolos, libertinos y bebedores empedernidos, envi a Flandes a un fraile de su confianza para quele informase. A su regreso fray Toms de Matienzo, que tal era su nombre, asegur a la reina que lareligiosidad de su hija no corra peligro, aunque el ambiente chocaba un poco y aun un mucho con lascostumbres hispanas.

    Desde los primeros momentos ya dio muestras Juana de un notable desequilibrio sentimental. Bienconocida es la ancdota acaecida con una de sus damas, muy bella, joven y rubia, a la que Juanadescubri con un billete en su mano y suponindolo seguramente con fundamento escrito por suconsorte, le exigi se lo entregara. La damita, por un exceso de coraje o de miedo, desobedeci laorden, prefiriendo comerse la misiva, a lo que respondi la archiduquesa de Austria abalanzndosesobre la chica y producindole un dao que algunos cronistas reducen a una bofetada y otros elevan aun corte de trenzas y posterior sealizacin del bello rostro con las mismas tijeras utilizadas para elcorte.

    Felipe, mostrando de pronto sus ambiciones, se autotitul en Flandes prncipe de Asturias, lo queprovoc el enojo de la corte espaola.

    El 24 de febrero de 1500 se celebraba una fiesta en el castillo de Gante. Doa Juana se encontrabaembarazada de nueve meses, pero, a pesar de ello, quiso acudir a la fiesta para vigilar a su esposo. Enmedio del sarao y el bullicio se le presentaron los dolores del parto; sus damas la retiraron a unahabitacin en la que haba el sillico destinado a ciertos menesteres que es excusado decir, y all, en unretrete, dio a luz al prncipe Carlos, que luego sera el rey Carlos I de Espaa y emperador V deAlemania.

    En diciembre de 1501 doa Juana y don Felipe salieron de Flandes con destino a Espaa, donde,por fallecimiento de otros hijos de los Reyes Catlicos, tenan que ser proclamados prncipes deAsturias y herederos del trono. Un mes despus llegaron a Fuenterraba y, pasando por Burgos,Valladolid y Madrid, llegaron a Toledo, donde se encontraron con los Reyes Catlicos. El 22 de mayose reunieron las cortes y doa Juana y don Felipe fueron jurados como prncipes de Asturias.Posteriormente pasaron a la corona de Aragn.

    En este reino hubo polmica porque en l no se admita la herencia por va femenina, aunque lospartidarios de la infanta, como Gonzalo Garca de Santamara, alegaban que ya haba habidoantecedentes de sucesin femenina en la corona de Aragn en el siglo XII.

    Don Felipe desconoca el castellano y los Reyes Catlicos no saban el francs, por lo que doaJuana serva de intrprete. Demasiado presumido y ostentoso, el yerno no result del agrado de lossuegros; olvidando que se hallaba en presencia del matrimonio real que mayores posesiones tena enel mundo cristiano, se mostr don Felipe muy desdeoso y altivo con ellos; si la corte de Castilla nopudo por menos de quedar deslumbrada y hasta escandalizada del lujo que desplegaba el prncipe donFelipe, ste, que, pese a sus pomposos ttulos, al presente era propietario de estados no mucho

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  • mayores que los que tenan algunos nobles castellanos, hizo extensivo el desdn que prodigaba a suesposa y suegros a todos los cortesanos de estos reinos, parecindole los caballeros toscos y vulgares,y las damas en exceso recatadas y honestas.

    Juan Antonio Vallejo-Ngera, en su magnfico libro Locos egregios, llama la atencin sobre elhecho de que ya entonces daba doa Juana muestras de alteracin psquica, que los mdicos llamaronmelancola.

    Si hubiera resultado evidente para su entorno que la melancola derivaba primariamente de laseparacin del esposo, as lo hubieran advertido los mdicos. Esta interpretacin, ahora siemprepresente, slo aparece despus formando parte de la leyenda. Tampoco los sntomas son de unadepresin reactiva, sino que aparecen coloreados del embotamiento afectivo esquizofreniforme delque ya tuvo atisbos cuatro aos antes. Los mdicos de cmara Soto y Gutirrez de Toledo losdescriben as: Algunas veces no quiere hablar; otras da muestras de estar transportada, das ynoches recostada en un almohadn con la mirada fija en el vaco..

    Sale con doa Isabel hacia Segovia y all continan las anormalidades. Pasa noches en vela y dasenteros sin comer, para hacerlo de pronto vorazmente. Alterna la inmovilidad del transporte conarrebatos de ira, en los que nadie osa contrariarla.

    A su madre le parece clara la posibilidad de una prdida permanente de la razn. No se explica deotro modo que, a poco de marchar don Felipe, presente a las Cortes de Castilla el proyecto de ley enque hace constar la significativa salvedad de que si doa Juana se encontrara ausente, o mal dispuesta,o incapaz de ejercer en persona las funciones reales, ejercera la regencia su padre don Fernando.

    En 1503 la princesa doa Juana da a luz un hijo que se llam Fernando y que despus fueemperador de Alemania. Don Felipe quiere regresar a Flandes, donde se divierte mucho ms que enEspaa. Doa Juana se trastorn hasta tal punto que, segn palabras de Gonzlez Doria, al ver partir asu esposo cay en estado de desesperacin. Trasladados los reyes con su hija y su nieto Fernando aMedina del Campo, pronto dio en pensar doa Juana que poda an alcanzar al marido antes de queembarcara si corra tras l por cualquier camino, y pensarlo e intentarlo todo fue uno. Tal y como seencontraba en el lecho, descalza y sin ropa de abrigo, ech a andar por los corredores del castillo de laMota. La detuvo el obispo de Crdoba, que estaba encargado de su custodia esa noche; la princesaforcejeaba con l, y el prelado orden se avisase a la reina en vista de que doa Juana se resista aabandonar la plaza de armas de la fortaleza, hasta donde haba conseguido llegar pretendiendo quealzaran los guardias el rastrillo y le franquearan el puente levadizo. Estaba doa Isabel I indispuestaaquel da y se haba retirado temprano a descansar, pero, a pesar de ello, acudi a la llamada delobispo, y no sin trabajo pudo reducir a su hija, si bien escuch de sta insolentes palabras que jamslas habra tolerado si no oviese conocido su estado mental, segn refera la propia doa Isabel encarta dirigida a su embajador en Bruselas.

    La escena fue terrible porque Juana rechazaba airada a las damas de la corte y a la servidumbre ysacuda los barrotes de las rejas. No consiguieron vestirla; pas al raso aquella fra noche denoviembre y el otro da. A la noche siguiente encendieron una gran hoguera en el patio, a la que seacerc algunas veces aterida de fro. La reina catlica pens en su madre, que en 1493 haba muerto,no lejos de Medina, en Arvalo, vctima de una dolencia mental.

    La situacin entre la reina Isabel y su hija doa Juana se hizo tan tensa que Cisneros, confesor dela reina catlica, aconsej a la reina que la dejara partir, y el 1 de marzo Juana sala hacia Laredo,

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  • donde permaneci dos meses esperando que el tiempo fuera propicio para la navegacin haciaFlandes.

    Juana marcha a Flandes con tal desazn que no quiso llevarse en su squito a ninguna damaespaola: Tan sola y desacompaada de los de ac que recibimos harta pena dello. Estas palabras deIsabel a su embajador en Flandes demuestran lo profundamente afectada que qued su madre. Lareina, de carcter prudente y reflexivo, no acertaba a comprenderla. Haba quedado estupefacta antelas explosiones de su hija, que, como ella deca, en nada convenan a la dignidad de su cargo. Juanaantepuso siempre el apasionado amor que senta hacia su esposo a cualquier otra consideracin. Estaactitud ha sido calificada por la mayora de los historiadores como de obsesin ertica; tampoco suscontemporneos le ahorraron severas crticas: No ve en el archiduque ms que el hombre y no alesposo y gobernante.

    Al llegar a Flandes vuelven a desatarse los celos incontrolados. Atribuye a don Felipe amores contodas las damas de su palacio.

    No quiere a damas flamencas a su alrededor y se rodea de esclavas moriscas que ha trado deEspaa y que se ocupan a diario de ella, bandola y perfumndola. Varias veces al da se lava lacabeza, sntoma que, segn los psiquiatras, es caracterstico de la esquizofrenia. Cuando sabe que sumarido est en la habitacin de al lado, se pasa la noche dando golpes en la pared.

    El tesorero de doa Juana, Martn de Moxica, lleva un diario, que se ha perdido, en el que anota lossucesos de cada da y las anormalidades, cada vez mayores, de doa Juana y lo enva a los ReyesCatlicos. El efecto que produjo nos lo podemos imaginar cuando la reina Isabel, tres das antes de sumuerte, modifica su testamento, indicando que si su muy querida y amada hija, an estando enEspaa no quisiera o no pudiera desempear las funciones de gobierno, el rey Fernando deba reinar,gobernar y administrar en su nombre.

    Castilla se dividi en dos bandos: uno partidario de don Fernando, en quien vean dotes degobernante y continuador de la poltica de doa Isabel, y otro, afn a don Felipe, del que esperaban laconcesin de privilegios otorgados antiguamente por los monarcas castellanos y que haban sidorecortados por los Reyes Catlicos. Por otra parte, algo de ambicin deba de haber, por cuanto,sabiendo que don Felipe estaba ignorante de las leyes y costumbres de Castilla, era forzoso queacudiese a la nobleza para aconsejarse, lo cual les permitira la libertad de abusar del poder.

    Don Felipe, hostil al rey catlico, se pone en contacto con Francia, y don Fernando, paracontrarrestar estas negociaciones, concierta su matrimonio con Germana de Foix, sobrina de Luis XII,lo que hace que los cortesanos flamencos intenten que Juana firme documentos que comprometan alrey, a lo que se neg doa Juana, exclamando:

    Dios me libre de hacer nada contra la voluntad de mi padre y de permitir que en vida de mipadre reine en Castilla otra persona! Que si el rey Fernando se casa otra vez es para vivir como buencristiano.

    Don Felipe se propone entonces ir a Castilla sin su esposa, pero don Fernando le avisa que, dehacerlo as, ser tratado como extranjero.

    El 8 de enero de 1506 don Felipe y doa Juana embarcan para trasladarse a Espaadefinitivamente. Un grupo de damas de la corte tuvo que ser embarcado a escondidas, pues doa Juanase neg a hacerlo si haba otras mujeres en la comitiva.

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  • Vallejo-Ngera, en el libro ya citado, comenta el hecho diciendo: En doa Juana se perfila en estaprimera etapa una forma de esquizofrenia llamada paranoide porque en ella dominan (a remedo dela paranoia y por eso la adjetivacin de paranoide) las ideas delirantes, parcialmente sistematizadas eneste caso, en un delirio de celos. El que los celos estn ampliamente motivados, como en doa Juana,no contradice que su formulacin sea enfermiza y se llevan a exageraciones irreales, como la depretender que no acompaase ninguna mujer a la flota. A ello no puede acceder don Felipe, pues eldesembarco en Espaa sin una sola dama acompaando a la reina sera interpretado automticamentecomo que llegaba prisionera. Por eso las vuelve a embarcar sin que Juana se percate de ello.

    Los reyes embarcaron en Zelanda, una tormenta los oblig a tomar tierra en Falmouth. El monarcaingls los recibi en Windsor y tuvo doa Juana la satisfaccin de volver a abrazar a su hermanaCatalina de Aragn, viuda del prncipe de Gales, Arturo, y que, despus casara con el hermano de se,Enrique, que pasar a la historia con el numeral VIII. Para hacerse una idea de la catadura de Felipe,basta decir que entreg al rey ingls el duque de Suffolk, que, fiado en la caballerosidad del flamenco,se haba refugiado en Flandes huyendo de Enrique VII.

    Por su parte, el rey catlico haba enviado una embajada a su hija y a su yerno comunicndoles queel da de Reyes de 1506 haba firmado, por su parte, la que fue llamada con el nombre de Concordia deSalamanca, por la que todos los documentos se encabezaran y expediran con el nombre de doaJuana, don Felipe y don Fernando, dndose a los tres ttulo de reyes: aqulla como propietaria, suesposo como consorte y su padre como gobernador y administrador. Los tres habran de firmarconjuntamente para que el documento expedido tuviese validez, y si la reina no poda hacerlo bastarafirmasen don Felipe y don Fernando, siendo suficiente la firma de uno solo de ellos si el otro sehallaba ausente del reino; las rentas de la corona se partiran en dos partes iguales, siendo una mitadpara el matrimonio y la otra para el rey Fernando V, quedando en beneficio exclusivo de ste lasprovinientes de los maestrazgos de Santiago, Calatrava y Alcntara; por ltimo, los bandos yordenanzas se pregonaran en nombre y por orden de Sus Altezas los Reyes de Castilla[1]

    entendindose que tal tratamiento y ttulo englobaban conjuntamente a los tres. [2]

    El 27 de junio don Fernando y don Felipe juraban en Benavente la citada Concordia de Salamanca,pero ambos soberanos, convencidos de la incapacidad de doa Juana para reinar, tenan preparadas unaserie de clusulas secretas para sacarlas a relucir en el momento que les pareciese oportuno y salvaras sus intereses.

    Hago gracia al lector del sinfn de tejemanejes y triquiuelas que se sucedieron desde aquelmomento. Los visitantes de doa Juana se dividan entre los que, como don Pedro Lpez de Padilla,procurador de Toledo, aseguraban al salir de la entrevista:

    Las primeras palabras eran las de una persona en su juicio, pero al seguir hablando pareca comosi se saliese de la razn.

    Y que conste que don Pedro fue leal a la reina hasta su muerte.Otros, como el almirante de Castilla, visitan a la reina y luego declaran:Nada contest que no fuese de razn.Pero esta lucha entre suegro y yerno terminara pronto. El 17 de setiembre, encontrndose con la

    reina en Burgos, se puso a jugar a pelota; al concluir la partida sudoroso como estaba, bebi un jarrode agua helada. Al da siguiente no pudo levantarse a causa de la fiebre. La reina le cuid, no

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  • separndose ni un momento de su lado, hizo que le montasen una cama al lado de la de su marido yall estuvo hasta la muerte de Felipe I el 25 de septiembre de 1506.

    Empieza ahora la parte de la vida de doa Juana ms explotada por los autores romnticos. Lareina no derram una sola lgrima y dio severas rdenes para que solamente hombres velasen elcadver, prohibiendo que ninguna mujer se acercase a l. Dicen que estuvo presente mientras loembalsamaban y no quiso que le enterrasen, sino que, pasados algunos das, mand que el fretrofuese trasladado a la cartuja de Miraflores por ser el monasterio de cartujos es decir, de hombres,e hizo que lo instalasen en una dependencia de clausura para que ninguna mujer pudiese verlo, salvoella por privilegio especial. Llevaba doa Juana colgada del cuello la llave del atad y, cada vez que lovisitaba, lo abra para contemplar el cadver, que por cierto estaba mal embalsamado y heda.

    Por el mes de noviembre hubo un brote de epidemia en Burgos y la corte decidi trasladarse a otraciudad, a lo que se opuso doa Juana por no alejarse de la cartuja de Miraflores. Por fin, el 20 dediciembre se consigui que doa Juana consintiese en trasladar el cuerpo de su esposo a Granada paraser enterrado junto al de Isabel I. Dice Gonzlez-Doria: Envi su corte por delante de ella ysolamente llev en su cortejo varios frailes y una media docena de criadas viejas y feas; a la pobredoa Juana la atormentaban los celos incluso ahora que el Hermoso de don Felipe no era ya nada msque unos mseros despojos pestilentes. Escoltaban el fretro soldados armados portando antorchas, loscuales tenan rdenes muy rigurosas de la reina de impedir que al pasar por las aldeas pudiese ningunamujer acercarse al atad de don Felipe. Iba ella unos ratos en carruaje y otros cabalgando en enlutadocorcel para poder acercarse a quienes llevaban las andas sobre las que se transportaba el fretro;infelices porteadores que deban ser renovados frecuentemente por serles insufrible el hedor! Comosolamente se caminaba de noche, se haca parada al llegar el da en la iglesia de algn lugar en dondelos frailes del cortejo decan misas y pasaban la jornada entonando una vez tras otra el oficio dedifuntos. Una de estas paradas se efectu en un convento que haba en mitad de la campia, pero aldarse cuenta la reina de que se trataba de un cenobio de monjas, aunque eran de clausura, orden sesacase de all rpidamente el fretro y se acampase fuera del convento; es ste el momento que,idealizado en bastantes detalles sin excesivo rigor histrico, ha inmortalizado Francisco Pradilla en unfamossimo cuadro.

    Dos cosas son de notar en este clebre cuadro. Primero, que tanto la reina como las damas que laacompaan van vestidas de negro, lo cual era una novedad, pues el luto en aquella poca serepresentaba con el color blanco. Fueron precisamente los Reyes Catlicos los que en su Pragmticade luto y cera impusieron el color negro. Poco antes, un edicto del concejo de Burgos mandaba que encaso de luto no se llevase el vestido blanco so pena que sea rasgada la ropa que trajesen e si algunopor pobreza no pudiere haber ni comprar luto o margas que haya ropas pretas. Marga dice eldiccionario es: jerga que se emplea para sacos, jergones y otras cosas semejantes y que en pocaantigua se llev como luto riguroso; preto o prieto significa negro. Lo segundo a notar es la presenciade mujeres en el cortejo de la reina. sta haba autorizado a unas cuantas damas viejas y feas a que laacompaasen, mantenindose siempre lejos del fretro. Puesto que su marido haba muerto ya nohaba peligro de seduccin.

    Ludwig Pfandl dice que algunos contemporneos pretendan saber que doa Juana estaba posedapor la idea fija de que el muerto haba sido embrujado por mujeres envidiosas, que su muerte era sloaparente y temporal, que al cabo de cierto plazo volvera a la vida y que ella viva con el constante

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  • temor de que podra dejar escapar este momento.A todo esto doa Juana estaba embarazada, y al llegar a Torquemada dio a luz una nia que se

    llam Catalina y lleg a ser reina de Portugal. Sobrevnole el parto en Torquemada, y aunque elalumbramiento fue rpido y feliz, pasronse apuros por no haber comadrona en el lugar y tuvo queejercer de tal doa Mara de Ulloa. Mientras la reina se dispona a continuar su camino hasta depositaren Granada los restos del archiduque y cunda el descontento y se levantaban las pasiones contra losambiciosos que disponan de los asuntos de gobierno por desidia e incapacidad de la soberana, lleg laprimavera y encendise la peste en Torquemada y, aunque moran muchos y el azote no respetaba alos palaciegos, la reina, desoyendo consejos bien enderezados, no dispona su salida del pueblo,esperando la resurreccin de su esposo, y slo accedi a establecerse en Hornillos, distante una leguade Torquemada, a donde se llev, como siempre, el fnebre depsito.

    Procedente de Npoles y Valencia, el rey don Fernando se entrevist con su hija en Tortoles, y allla desgraciada reina dio a conocer su decisin de no meterse en asuntos de gobierno.

    Desde Tortoles pas la corte a Santa Mara del Campo y de aqu a los Arcos. Doa Juana,precedida del cofre mortuorio, caminaba de noche, segn su costumbre, y tena la imaginacin tanllena del recuerdo de su marido, tan vivo se mantena su delirio amoroso, tanto se iba acentuando sufrenalgia, que su espritu no tena aptitud para ocuparse en otros asuntos que los que giraban alrededorde su vesania, y en esta situacin, cuando la reina no haba consentido en autorizar el sepelio delarchiduque, propusironle los cortesanos que contrajera segundas nupcias con el rey de Inglaterra!Con efecto, creyendo el tal monarca que el estado de doa Juana no proceda ni ms ni menos que delos malos tratos de su esposo, solicit la mano de la reina loca por convenir a sus planes y, como lapoltica no tiene entraas, don Fernando el Catlico, no obstante creer en lo disparatado del proyecto,no quiso desairar al ingls y llev adelante la farsa, consintiendo se hiciese a la reina la peticinformal de su mano, a lo que no asinti ella, como era de esperar. Para conocer el estado mental dedoa Juana y los progresos de su enfermedad, vase la siguiente carta que desde los Arcos escribi alrey catlico el obispo de Mlaga, el 9 de octubre de 1508.

    Muy cathlico y as muy alto y muy poderoso seor: porque sepa vra. alteza las nuevas de ac,parsceme es bien escrevir con todos los mensageros que se ofrescen. Ya escrev cmo despus quevra. alteza se parti la reyna estava pacfica as en obras como en palabras, as que a ninguna personaha ferido nin dicho palabra de injuria. Dexe de decir como desde este tiempo no ha mudado camisa;creo que nin toca nin lavado la cara. Tambin dicen que duerme siempre en el suelo como antes.Hanme dicho que urina muy a menudo, tanto que es cosa non vista en otra persona. Destas cosas unasson seales de corta vida, otras causa. Vra. alteza provea en todo, caami ver ella esta en grand peligrode salud, y no sera razn de dejar la governacin de su persona a su disposicin, pues se ve quan malprovee lo que le cumple. Su poca limpieza en cara y diz que en lo dems es muy grande. Comeestando los platos en el suelo sin ningn mantel nin bazalejas. Muchos das queda sin misa.[3]

    En noviembre de 1510, al visitarla su padre, que la hall en tan lastimoso estado que parece habaperdido la soberana toda nocin de limpieza, decencia y consideracin que a su persona deba, hasta elpunto de temerse que no podra resistir muchos das a tales extravos. Flaqusima, desfigurada,harapienta, durmiendo poco y no comiendo nada algunos das, daba lstima a la misma compasin.Para remediarlo, puso el rey a su lado doce mujeres nobles (segn Sandoval), para que mirasen por

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  • ella y la vistiesen aunque fuese contra la voluntad de la reyna, que no quera sino andar sucia y rota,dormir en el suelo sin mudar camisa, lo cual se remedi de alguna manera porque las damas laforzaban cuando ella por su porfa y falta de juicio no quera.

    A principios de 1513 vemos otra vez a don Fernando en Tordesillas, rogando a la reina que secuidara, persuadindola a comer y dormir a sus horas y quitndole otros malos vicios que habatomado con su indisposicin.

    Don Fernando, ansioso de tener hijos con doa Germana, tomaba continuamente pcimas ybrebajes pretendidamente afrodisacos. No consigui nada con ello, sino acelerar su muerte, que tuvolugar en Madrigalejo el 23 de enero de 1516.

    En su testamento dej por heredera a su hija doa Juana, pero se refera a ella en los siguientestrminos: E cierto que ya que del impedimento de la dicha serensima reyna nuestra primognitasentimos la pena como padre que es de las ms graves que en este mundo se puede ofrescer, nosparece para en el otro nuestra consciencia estara muy agrabada e con mucho temor si noproveysemos en ello como convinese; por ende, en la mejor va y manera que podamos y debamosdejamos y nombramos por gobernador general de todos los dichos reynos e seoros nuestros al dichoilustrsimo prncipe don Carlos, nuestro muy caro nieto, para que en nombre de la dicha serensimareyna su madre los gobierne, conserve, rija e administre.

    En otoo de 1517 llegaron a Espaa desde los Pases Bajos sus hijos Carlos y Leonor. El primero,de diecisiete aos de edad, haba sido proclamado en Bruselas rey de Castilla y Aragn. Fueron avisitar a su madre. Carlos, que no saba hablar todava en castellano, se le dirigi en francs:

    Seora, vuestros obedientes hijos se alegran de encontraros en buen estado de salud y os rueganque les sea permitido expresaros su ms sumiso acatamiento.

    La reina se les qued mirando un rato como haciendo un esfuerzo para concentrarse.Sois vosotros mis hijos? Cunto habis crecido en tan poco tiempo! Puesto que debis

    estar muy cansados de tan largo viaje, bueno ser que os retiris a descansar.Y esto fue todo despus de doce aos de no haberlos visto.En Tordesillas qued con su madre la pequea Catalina, que ya tena diez aos. Llevaba una triste

    vida. Aparte de la sarna, que le produca grandes comezones, no tena otra diversin que mirar desdela ventana a la gente que pasaba yendo a la iglesia. A veces echaba unas monedas a la calle para quelos nios fuesen a jugar bajo su ventana y no tena otra compaa que dos antiguas y viejas criadas.

    Se decidi sacarla de all y pas un da entero sin que doa Juana se diese cuenta de su ausencia,pero cuando lo hizo empez a llorar y lamentarse en forma tan lastimera que no hubo ms remedioque devolver a la infanta a su encierro. Eso s, lo hizo acompaada de una pequea corte de damas ydoncellas, algunas de su misma edad, y se procur que ocupase aposentos distantes de los de su madre,que se divirtiese en lo posible y saliese a montar a caballo por los alrededores de Tordesillas.

    Doa Juana ignoraba que haba muerto su padre y no le chocaba que no fuese a verla porque ella,en su abulia, tampoco tena deseos de verle.

    Un acontecimiento sucedi en Espaa que pudo haber cambiado la historia del pas: fue elalzamiento de los comuneros, en el que desempe Juana un papel, aunque pasivo, muy importante:Los revolucionarios afirmaban, porque ello era favorable a sus intereses, que estaba prisionera contoda injusticia y adems sana de juicio. Penetraron en el castillo y quisieron libertarla; ella no semovi del sitio. Le dijeron que haca mucho tiempo que haba muerto el rey don Fernando; no quiso

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  • creerlo. Pusironle a la firma decretos sobre la nueva organizacin del gobierno; la letarga no lepermiti levantarse para ello ni leer siquiera uno; se neg a firmarlos. La amenazaron dicindole que,mientras negara la firma, ni ella ni la infantita lograran comer un bocado; Juana no se conmovi loms mnimo. Hincronse de rodillas delante de ella, le pusieron ante sus ojos los decretos escritos, lapluma de ave y el tintero y la importunaron con vehementes ruegos; pero ella mir por encima de suscabezas y busc con vaca mirada una lejana indecisa. Por ltimo, entraron varios sacerdotes paraexorcizar a la pobre reina y librarla de la violencia del espritu malo que moraba en ella. Pero todo fueen vano: Juana perseveraba en su indiferencia y en su resistencia pasiva. Sin saberlo salv la soberanade su hijo, pues su firma hubiera hecho gobierno legtimo lo que ante la ley era un conjunto derebeldes. Son palabras de Ludwig Pfandl.

    Y as pasaron aos y aos. Cada vez se va acentuando la enfermedad de la reina. Tiene arrebatosde furia, golpea a las criadas y a las damas de su servicio, come sentada en el suelo y, al terminar,arroja la vajilla y los restos de comida detrs de los muebles. Se pasa dos das sin dormir y luego,durante otros dos, no se mueve de la cama. Va andrajosa y sucia, no se lava. Como una gran cosa, unmes se cambia tres veces de vestido y duerme con ellos puestos.

    Durante cuarenta y seis aos vive, si a eso se le puede llamar vivir, encerrada en Tordesillas. Slorecobra la razn en la primavera de 1555, cuando Francisco de Borja, que haba sido duque de Ganda,la visita y logra que se confiese; pero es slo un instante, pues rechaza toda prctica religiosa. Una vezFrancisco la abandona, vuelve a caer en su locura habitual. El confesor de doa Juana, Francisco deBorja, ser, tiempo despus, elevado a los altares.

    Doa Juana est cada vez ms enferma, sus piernas se ulceran, se infectan las heridas, tiene fiebrey vmitos. Sus dolores son tales que no grita sino aulla da y noche. Muere en la madrugada delviernes santo 12 de abril de 1555 a los setenta y cinco aos de edad, despus de haber estado encerradadesde los veintinueve.

    Su hijo Carlos abdica seis meses despus. Los nicos seis meses en que legalmente haba sido reyde Espaa.

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  • Isabel de Portugal

    Lisboa, 1503 Toledo, 1539

    10 de mayo de 1525. Carlos I ha reunido a su consejo formado por dos italianos, cuatro flamencos ydos espaoles. Falta uno, Hugo de Moneada, prisionero de los franceses. La situacin es grave. EnItalia las tropas espaolas estn pendientes de un ataque francs. No haba dinero para pagar a lossoldados, a los que se les deba meses de soldada. Carlos I est desanimado, quisiera estar al lado delos suyos combatiendo en Italia, y en vez de ello se encuentra en Espaa en su empeo burocrtico dearreglar las cosas.

    En esto se anuncia la llegada de un correo procedente de Italia. Carlos I 110 puede reprimir ungesto de temor, pero, antes de dar la autorizacin para que el correo penetre en la estancia donde seencuentra, se abren las puertas de un empujn, se ve a los guardias apartados con violencia y unhombre que casi gritando se dirige al emperador:

    Majestad, el 24 de febrero hubo en Pava una gran batalla! La victoria fue nuestra! Se haderrotado al ejrcito francs y su rey ha sido hecho prisionero!

    La emocin es grande. Nadie se atreve a decir nada y las preguntas que imaginan no acaban desalir por la boca. Carlos I murmura una y otra vez:

    El rey prisionero! Francisco I prisionero! El rey prisionero!Luego, con un gesto a sus consejeros, sale del aposento y se dirige a la capilla. Se arrodilla en un

    reclinatorio y da gracias al Seor, mientras murmura:El rey de Francia prisionero! El rey Francisco prisionero!Despus volvi a reunirse con sus consejeros y pidi detalles de la batalla. Supo as que Francisco

    haba pedido escribir una carta a su madre. En ella se lean unas palabras que se han hecho clebres:De cuanto tena no me ha quedado ms que el honor y la vida, que se han salvado. (Como se ve, enla clebre frase todo se ha perdido menos el honor se borra lo de la vida, que tambin tiene suimportancia).

    En los das siguientes fueron llegando al rey noticias complementarias: los generales francesesBonnivet, La Palisse y Francisco de Lorena haban muerto en el campo de batalla y el ejrcito francshaba sido diezmado. Francia estaba a merced del rey espaol y sus consejeros le sugirieron el ataque.

    Pero Carlos I no lo haca. Por qu? Por dos razones principales. La primera porque Carlos notena ambicin de conquista. Su sentido del honor le impeda hacer la guerra a un rey prisionero al quequera como aliado para bien de la cristiandad. La segunda razn era que no tena dinero para pagarsus tropas. El oro de Amrica haba servido hasta entonces para sobornar a los electores alemanes paraque le proclamaran emperador. El oro de Amrica haba pasado por Espaa para ir a parar a los cofresde los banqueros flamencos sin dejar casi rastro de su paso por la pennsula.

    El dinero, ste era el problema principal de Carlos. Como dice Philippe Erlanger: A pesar delsaqueo del campamento francs, a pesar de los numerosos prisioneros que tendran que pagar rescate,los soldados crean que sus jefes estaban todava en deuda con ellos. Se deban catorce meses desueldo a los seis mil lansqueretes de la guarnicin de Pava, cinco meses a los veinticinco milreclutados por el condestable de Borbn y siete meses a los soldados de infantera espaoles. Los

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  • caballeros llevaban esperando dos aos.Fue ste el problema que le hizo buscar para casarse a la hija del rey de Portugal, en aquel

    momento el ms rico de los soberanos occidentales?No es probable; en cambio, ms cierto parece ser que la boda, que en las Cortes castellanas de

    1525 se haba instado al emperador, fue resultado de la poltica familiar de doa Leonor, reina dePortugal, viuda del rey Manuel I, quien de su matrimonio con Mara de Aragn, infanta de Espaa,haba tenido una hija llamada Isabel.

    Escribe Gonzlez-Doria:Nueve aos haca ya que el hijo de Juana I reinaba en Espaa como asociado al trono de su

    madre, la reina propietaria, y cinco iban a cumplirse del momento en el que el 22 de octubre de 1520se haba coronado emperador de Alemania en Aquisgrn con el nombre de Carlos V de aquellosEstados. Y ante las Cortes de Toledo interpuso sus buenos oficios la reina viuda doa Leonor,logrando que su hermano el rey-emperador diese su doble conformidad a este proyecto: pedir para sal rey Juan III la mano de su hermana Isabel, y otorgar l al nuevo monarca portugus la de la mspequea de sus hermanas, la infanta doa Catalina, hija pstuma de Felipe el Hermoso, que no sehaba separado nunca de su infeliz madre, junto a quien llevaba ya varios aos de reclusin enTordesillas. Fue as cmo esta inteligentsima doa Leonor, que tan importantes servicios prestara asu hermano en varias ocasiones, se converta en cuada de dos primos hermanos suyos y a la vezhijastros.

    Para entonces, como es fcil suponer, don Carlos haba sido pretendido para marido de casi todaslas princesas solteras o viudas que haba en Europa, pero l no haba demostrado inters especial porel matrimonio. La categora de los dos hijos bastardos que haban de sobrevivirle ha contribuido aaureolar la fama galante del emperador muy por encima de la realidad. La verdad es que al momentode ir a sellar sus capitulaciones matrimoniales con su prima hermana doa Isabel de Portugal,solamente se le haba conocido al novio un galanteo amoroso de alguna trascendencia: tena veintinaos, haba sido ya proclamado emperador y se hallaba en Flandes, cuando conoci a una hermosadama llamada Margarita van Gest, hija de los nobles flamencos Juan van Gest y Mara Vander; frutode aquellas relaciones del emperador con la bella Margarita naci una nia en diciembre de 1522, aquien se puso el nombre de su madre, pero que, reconocida desde el primer momento por su padre, sele conoci histricamente con el dinstico apelativo de Austria, celebr por dos veces brillantsimosenlaces matrimoniales, lleg a ser gobernadora de los Pases Bajos, y trajo al mundo nada menos queal famoso caudillo Alejandro Farnesio.

    Una vez que el emperador hubo otorgado el consentimiento para la celebracin del doblematrimonio que propuso su hermana doa Leonor, se envi desde Toledo a Lisboa como embajador adon Juan de Ziga, con el encargo de ultimar los preparativos para traer a Espaa a la novia del rey, aquien su hermano Juan III de Portugal haba dado en dote nada menos que novecientas mil doblascastellanas de oro de a trescientos sesenta y cinco maravedes cada una. Ello da idea de la riqueza quedisfrutaba la dinasta lusitana de Avis. El emperador, por su parte, segn las capitulaciones firmadasel 23 de octubre de 1525, fecha del desposorio, daba a doa Isabel en arras la cantidad de trescientasmil doblas, para lo cual haba hipotecado las ciudades de Obeda, Baeza y Andjar. Esto quiere decir,que si bien los prncipes portugueses eran muy ricos, la fortuna econmica del rey emperador estaba

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  • muy lejos de correr pareja a la grandeza de sus Estados.El 2 de enero de 1526 salieron de Toledo hacia Badajoz para recibir all a la infanta portuguesa

    don Fernando de Aragn, duque de Calabria, el arzobispo de Toledo, los duques de Medina-Sidonia yde Bjar, y los condes de Aguilar, de Belalczar y de Monterrey. Doa Isabel lleg a Elvas el 6 deenero, acompaada de sus hermanos los infantes don Luis y don Fernando y del duque de Braganza. Sedetermin que la infanta, desposada con el emperador, por lo que ya se le daba ttulo de emperatriz,entrara en Espaa el da 7, para lo cual ambos cortejos llegaron hasta la misma raya fronterizaidealizada en el cauce del ro Caya. La ceremonia de entrega de doa Isabel por sus hermanos a losenviados de don Carlos se efectu de esta forma, segn relata con lujo de detalles el celebrado autorpadre Flrez:

    a unos treinta pasos antes de la raya sali la emperatriz de la litera en que vena, subiendo auna hacanea blanca, en cuya disposicin se apearon los portugueses a besarle la mano, llegando cadauno por su orden y, despidindose de ella, la trajeron los infantes a la raya de Castilla, donde losnuestros la esperaban. Aperonse todos; besronle la mano y volvieron a tomar los caballos. Hzose ungran crculo de las dos comitivas, portuguesa y castellana, que formaban un lucido anfiteatro cualjams se haba visto en aquel campo que lo era ya de competencia entre las dos naciones sobre quinhabra de vencer en el brillo de galas y aderezos Cean los costados de la emperatriz los infantessus hermanos; acercronse a ella el duque de Calabria, el arzobispo de Toledo y el duque de Bjar, yteniendo los sombreros en la mano, dijo el primero:

    Seora, oiga vuestra majestad a lo que somos venidos por mandado del emperador nuestroseor, que es el fin mismo a que viene vuestra majestad.

    Y dicho esto mand a su secretario que leyese el poder que traa del emperador para recibirla.Ledo en alta voz, dijo el duque:

    Pues vuestra majestad ha odo esto, vea lo que manda.Mantenase la emperatriz con real serenidad, pero callando. El infante don Luis tom la rienda de

    la hacanea, y dijo al duque de Calabria:Seor, entrego a vuestra alteza a la emperatriz mi seora, en nombre del rey de Portugal, mi

    seor y hermano, como esposa que es de la cesrea majestad del emperador.Y dicho esto se apart del lado derecho de la emperatriz donde estaba y el duque, tomando el

    mismo lugar y rienda, dijo:Yo, seor, me doy por entregado de su majestad en nombre del emperador mi seor.Los infantes besaron la mano de la emperatriz, mereciendo que su majestad los abrazase, y todos

    se despidieron muy de prisa por el sobresalto que los conturbaba.Hasta casi dos meses despus, no lleg la comitiva a Sevilla, donde deba celebrarse la misa de

    velaciones. La nueva reina lleg el 3 de marzo y tuvo que esperar al da 10 para dar lugar a que llegaseel rey. El mismo da, con prisas, se celebr la ceremonia, oficiando el cardenal Salviati, legadopontificio, y actuando como padrinos el duque de Calabria y la condesa de Faro, portuguesa, que fuedama de la emperatriz en lo sucesivo.

    Cmo era Isabel de Portugal? Sin duda alguna era bellsima, como lo demuestra el retrato deTiziano que se conserva en el museo del Prado de Madrid. Segn dicen, Tiziano no vio nunca a laemperatriz y el retrato fue hecho a travs de otros, de peor factura, que pusieron a su disposicin. Detodos modos debi de reflejar con exactitud los rasgos de la reina, por cuanto Carlos I no slo lo

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  • acept sino que lo tuvo siempre consigo instalndole, cuando qued viudo, en la alcoba real, donde sepasaba largos ratos contemplndolo.

    La feliz pareja se traslad a Granada, ciudad que gust tanto a Isabel que, por un momento, sepens en instalar en ella la corte, y la idea pas casi a la realidad por cuanto, para complacer a suesposa, Carlos I encarg construir en la Alhambra un palacio que dirigi Pedro Machuca, arquitectoformado en Italia. Esto sucedi en 1526 y las obras continuaron hasta casi cien aos despus, en 1621,en que estando para cubrirse el edificio quebraron los empresarios de la renta de los azcares, que erauno de los arbitrios consignados para la obra y el edificio qued como hoy se encuentra.

    En Granada fue donde Carlos I obsequi a su esposa con una desconocida flor que luego ha pasadocasi a ser smbolo espaol: el clavel.

    El 10 de diciembre salieron de Granada los soberanos para dirigirse a Valladolid, ciudad a la quellegaron el 24 de enero del siguiente ao de 1527, instalndose la reina en el palacio de Pimentel,rodeada de sus damas, entre las que figuraba Isabel de Freyre, la musa inspiradora de Garcilaso de laVega.

    El 21 de mayo del mismo ao de 1527 da a luz al que haba de ser el futuro rey Felipe II.Es conocida la ancdota segn la cual cuando empezaron los dolores del parto hizo que la

    habitacin quedara en la penumbra para que no se observasen los rictus de dolor en su cara, que pidique fuera cubierta con un velo para ms seguridad. Crea la reina que su dignidad le impedamostrarse dolorida y gemebunda a los cortesanos. En un momento dado la comadrona le dijo quegritase para as aliviar el dolor, a lo que Isabel respondi en su lengua nativa:

    Nao me falis tal, minha comadre, que en morrerei mas non gritarei.Por cierto que el parto fue difcil y la comadre, doa Quirce de Toledo, le implor que le

    permitiera solicitar el auxilio de los mdicos, pero la reina fue inflexible, y sus mdicos, Ruiz yOntiveros, tuvieron que aguardar en la antecmara.

    El da 5 de junio fue bautizado Felipe en la vecina iglesia de San Pablo. La tradicin dice que fuesacado de palacio por la ventana que hace ngulo con la plaza, pero no hay constancia fehaciente delhecho.

    El 12 de junio Isabel fue a la iglesia a la misa de parida y durante varios das hubo festejospopulares en los que los nobles y el propio emperador participaron alanceando toros. Carlos I se llevla palma, siendo aplaudido y festejado por la multitud. Pero das despus, exactamente el 25 de junio,lleg a la corte la noticia del asalto y saqueo de Roma por las tropas imperiales. El emperador seindign, mand que se liberase al Papa, que haba cado prisionero, castigar a los culpables, cosa queno sucedi, que se suspendieran las fiestas y la corte vistiera de luto.

    Un ao ms tarde, en 1528, Isabel dio a luz un segundo hijo que fue llamado Juan. Muri al pocotiempo. En aquella poca la mortalidad infantil era enorme. Y, cosa curiosa, el padre Flrez, en susMemorias de las reinas catlicas, menciona que, en este mismo ao, la reina perdi un tercer hijo quemuri a poco de nacer y que fue llamado Fernando. Y al ao siguiente, 1529, el 21 de junio dio a luzesta vez a una nia a la que se le impuso el nombre de Mara, que ms adelante casara con elemperador Maximiliano II de Alemania. Al enviudar, volvi a Espaa y se recluy en el monasteriode las Descalzas Reales, que haba fundado su hermana Juana, menor que ella, cuando qued viuda delprncipe Juan Manuel de Portugal. Era el triste sino de las viudas de la poca: el convento.

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  • El emperador mientras tanto viajaba de cortes en cortes pidiendo dinero. Causa pena considerarcmo el oro que vena de Amrica no se quedaba en nuestro pas y que el gobierno estaba siempre sinblanca. Se entera del nuevo parto de su esposa mientras est en Aragn luchando con sus cortes, que leniegan reiteradamente los subsidios solicitados.

    En una de estas visitas por tierras aragonesas es cuando sucede el pintoresco episodio ocurrido enCalatayud. El prognatismo exagerado del monarca le impeda cerrar del todo la boca, y un notable dela ciudad sin reparar en ello le dijo:

    Majestad, cerrad la boca que las moscas de este pas son muy traviesas.Se ignora la reaccin y la respuesta de Carlos I.Durante los viajes de su esposo, Isabel queda al frente del gobierno de Espaa con el ttulo de

    regente. Carlos haba ido poco a poco enterndola de los asuntos del gobierno a la vez que estabaasesorada por los Consejos de Estado y de Guerra.

    En el verano de 1529 Isabel enferm de paludismo. Quiso hacer testamento creyendo llegada suhora, pero no fue as sino que cur, atribuyndose la curacin al agua de la fuente de San Isidro quehaba bebido con devocin. En este mismo verano emprende el emperador un viaje a Italia y Alemaniaque va a durar hasta la primavera de 1533. Continuamente escribe cariosas cartas a su esposa, y es denotar que Carlos, que haba tenido escarceos amorosos antes de casarse, de uno de los cuales, como seha dicho, haba nacido una hija, permanece fiel a su esposa sin que nadie le pudiera atribuir ningunaaventura ertica.

    La guerra contra los turcos, que tan victoriosamente condujo el emperador, oblig a Isabel a reunircortes en 1532, en Segovia. Pidi una ayuda extraordinaria para su esposo, pero no obtuvo ms que150 cuentos de maravedes, lo que equivala prcticamente al servicio ordinario. Los procuradoresaprovecharon para pedir lo que ya era constante; es decir, que se impidiera a los extranjeros ocuparcargos pblicos; que se pusiera orden en la recaudacin de tributos; rpida administracin de justicia yotras peticiones ms curiosas, como las de que los mdicos recetaran en castellano y no en latn y queno utilizaran abreviaturas, y que no se echara yeso al vino.

    Gonzlez Cremona, de quien es el prrafo anterior, apostilla: Como puede apreciarse, losproblemas de Espaa no han variado mucho en cuatro siglos.

    Tambin de Gonzlez Cremona son los prrafos siguientes:El paludismo no abandona a Isabel, que suele pasar los veranos en vila, por ser ms sano que el

    de Madrid el clima de la ciudad de las murallas. Pero los inviernos, otoos y primaveras no descansa.Va a Toledo, a Valladolid, a Sevilla, a Barcelona y, cosa inusual para la poca, embarca hastaMallorca. Sin duda, aparte tantas otras cualidades, tambin haba heredado de sus abuelos maternos laidea de la unidad de Espaa. Unidad muy sui generis, aado yo.

    Por fin, un da de comienzos de la primavera, llega el tan ansiado correo que anuncia el regreso delemperador, que ha dispuesto desembarcar en Barcelona. Con la emocin que es de imaginar, Isabelorganiza la comitiva que ha de acompaarla a la Ciudad Condal, y que se integra con los prncipes,diecinueve damas de su corte y un lucido grupo de caballeros.

    El 28 de abril de 1533, con todo el boato que podemos apreciar en la iconografa de la poca,arriban las galeras de Andrea Doria, y de la nave capitana desciende el emperador. El encuentro de losimperiales cnyuges es tan afectuoso que emociona a los presentes, los que comprenden muy bien la

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  • prisa que Isabel y Carlos ponen en abandonar el fastuoso recibimiento.Lamentablemente, las pertinaces fiebres de la emperatriz vuelven a presentarse, postergando las

    amorosas efusiones. Restablecida, puede acompaar a Carlos V a Monzn, donde se celebraban cortes.Y aunque sea de pasada digamos dos cosas: primera, que la real pareja usaba casi siempre los

    ttulos de emperador y emperatriz, por serlo de Alemania, cuando ni siquiera eran reyes de Espaa,pues continuaba sindolo Juana la Loca, que ni haba abdicado ni haba sido depuesta; y segunda, quecuando al regreso de Italia, una comisin del Consell de Cent barcelons fue a preguntarle con quttulo se le haba de recibir el emperador respondi:

    Como de costumbre, pues ms tengo en consideracin el ttulo de conde de Barcelona que el deemperador de romanos.

    Y es que el ttulo de conde de Barcelona es ttulo de soberana y no puede ser ostentado ms quepor el rey, pese a hechos que indiquen lo contrario.

    Los viajes del emperador hacen que, cuando el 15 de junio de 1535 la emperatriz da a luz una nia,Carlos I se halla ausente de Espaa y lejos de su esposa. La infanta, que ser llamada Juana, casar conel prncipe Juan Manuel de Portugal, enviudar al ao de su boda y tendr un hijo pstumo, el que fuerey Sebastin de Portugal y cuya muerte en la batalla de Alcazarquivir dio lugar a la anexin del reinolusitano al espaol bajo el cetro de Felipe II.

    Cmo era la vida en la corte durante la ausencia del emperador? Pues bastante aburrida. He aqucmo el obispo Guevara describe una comida de la emperatriz en carta que dirige a Carlos I:

    A lo que decs de qu come y cmo la emperatriz, seos, seor, decir que come lo que come fro yal fro, sola y callando, y que la estn todos mirando. Si yo no me engao, cinco condiciones son stasque bastar slo una para darme a m muy mala comida Srvese al estilo de Portugal, es a saber: queestn apegadas a la mesa tres damas y puestas de rodillas, la una que corta y las dos que sirven; demanera que el manjar lo traen hombres y lo sirven damas. Todas las otras damas estn all presentesen pie y arrimadas; no callando, sino parlando; no solas, sino acompaadas; as que las tres dellas dana la emperatriz de comer y las otras dan bien a los galanes que decir. Autorizado y regocijado es elestilo portugus; aunque es verdad que algunas veces se ren tan alto las damas, y hablan tan recio losgalanes, que pierden de su gravedad y aun se importuna su majestad.

    Segn el mdico Villalobos, se coma poco y mal, lo que contrastaba con la abundancia demanjares que servan en la mesa del emperador, el cual, pese a la gota que le atormentaba, comacomo un desesperado con una bulimia espantosa, pidiendo siempre platos nuevos y ms abundantes,hasta el punto que, conociendo su aficin por los relojes, un miembro de la corte o de su cocina le dijoun da:

    No s qu ms puedo servir a vuestra majestad como no sea un plato de relojes.Era Isabel, aparte de hermosa mujer, de agradable trato, con sentido del humor, que a veces rozaba

    con la irona, como cuando viendo al duque de Njera muy acicalado y vistoso dijo a sus damas:Ms viene el duque a que lo veamos que no a vernos.Poco tiempo le quedaba de vida a la emperatriz. En 1539 lleg a Toledo y se aloj en el palacio de

    Fuensalida, donde se le reuni su esposo. Eran los ltimos meses de felicidad para entrambos. Isabelestaba de nuevo embarazada, esperndose el parto para el verano, pero en abril un parto prematuro dioa luz un nio muerto. La emperatriz guard cama y de ella ya no se levant.

    El 1 de mayo mora. Tena treinta y seis aos de edad y llevaba trece de feliz matrimonio.

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  • Carlos I aquel da estaba en Madrid y, aunque se apresur a salir hacia Toledo, no tuvo tiempo dever a su esposa con vida. Se desesper de tal forma y lloraba con tanto sentimiento que los cortesanostemieron por su vida y por su razn. Se retir al monasterio de la Sisla, cerca de la Ciudad Imperial, yno quiso salir de all. Se pasaba el da llorando y rezando.

    Encarg de los detalles del entierro a su gran amigo y hombre de confianza Francisco de Borja,duque de Ganda y marqus de Lombay.

    Estuvo Francisco enamorado de la emperatriz? Pudiera ser. Ella era admirada por todos y tal vez,platnicamente en todo caso, el duque estuvo bebiendo los vientos por ella. No sera extrao. Y tal veztambin, teniendo en cuenta la muda adoracin de Francisco hacia Isabel, Carlos I le encarg eltraslado de los restos de su esposa a Granada. Sea como sea nadie puede dudar de la pureza de lossentimientos del duque de Ganda.

    Nadie mejor que Fernando Gonzlez-Doria para terminar esta semblanza. Sus palabras seencuentran en el libro Las reinas de Espaa.

    La nica persona que en el palacio de Fuensalida parece hallarse serena, tal vez porque a su edadan no ha alcanzado a comprender lo que ha de suponer para l la muerte de su madre, es el prncipedon Felipe, a quien falta solamente un mes para cumplir los doce aos, y que ya ha recibido de supadre desde el monasterio de la Sisla la orden de presidir la comitiva que trasladar desde Toledo aGranada el cadver de la emperatriz. Junto al prncipe har las jornadas a caballo el duque de Ganda,que es quien llevar en su poder la llave con la que va a cerrarse el fretro, que deber ser abierto alllegar a la cripta de la catedral de la ciudad que, exactamente trece aos atrs, fuese testigo de la lunade miel de los emperadores.

    Carlos I, desde su retiro de la Sisla, parece seguir con vidriosa mirada el avance del lgubrecortejo por los campos de Castilla. A partir de este momento el emperador, salvo muy contadasexcepciones, vestir ya siempre de luto riguroso, un luto que guardarn tambin durante muchotiempo todos sus nobles y vasallos. La despedida que Toledo ha hecho al cadver de la emperatriz hasido multitudinaria. El fretro es sencillo, y todava hoy puede verse en la cripta granadina el atadprimitivo donde qued depositado al trasladarse los restos de doa Isabel en 1574 a El Escorial. Va,eso s, cubierto por un repostero en el que estn bordadas las armas del emperador, y es llevado ahombros de diez palafreneros, que se turnan por horas con otros diez, y a medida que avanzan, lejos deaminorar la marcha por el lgico cansancio, tienen mayor prisa por descargarse del fretro, y noprecisamente porque ste resultase muy pesado.

    Camina junto al duque de Ganda el prncipe de Asturias, y Francisco de Borja, que le observafrecuentemente, no le ha visto derramar ni una sola lgrima; ello es sin duda producto tambin de lasideas que doa Isabel ha enseado a su hijo: de ella aprendi Felipe, por vas de sangre, aquel sucatolicismo integrrimo: ella le inculc, asimismo, aquella inclinacin no slo a sobreponerse a losafectos de la vida, sino tambin a velarlos bajo la mscara de una fra y noble reserva.

    La llegada de la fnebre comitiva a Granada es ya legendaria, e inmortalizada ha quedado en elfamoso cuadro que impropiamente se titula Conversin del duque de Ganda. Prescriba la etiqueta dela corte que el caballerizo de la emperatriz era el encargado de cerrar el fretro al depositar en l elcadver, y a l competa la misin de abrirlo al llegar al lugar del enterramiento, para dar fe de que elcuerpo depositado en el atad segua siendo el mismo.

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  • El prncipe don Felipe saca un pauelo de hilo y encaje, y algunos miembros de la comitivapiensan que por fin va a llorar el heredero, pero el pauelo tiene en este caso solamente el destino detaponarse el prncipe con l la nariz. Los clrigos que han de hacerse cargo de los restos no puedenreprimir el dar un paso de retroceso ante el macabro espectculo que se presenta y los palafreneros sesienten por fin aliviados, aunque dos de ellos se desmayan. Ni siquiera Ganda, que tan grabado llevaen la mente el rostro de la emperatriz, puede reconocerlo ahora en aquella masa informe,deshacindose, desintegrndose en vermes, tumores y gusaneras. Y Francisco de Borja no certifica quesea aqul el cadver de doa Isabel de Portugal, respondiendo a la pregunta que se le ha hecho alefecto: jurar que es su majestad no puedo, juro que su cadver se puso aqu. Si aadi aquello tanprofundo de no volver a servir a seores que se me puedan morir, es algo en lo que ni losbigrafos de Ganda ni los de doa Isabel coinciden. Lo ms probable es que solamente pensara lafrase, sin pronunciarla, dejndola grabada en su mente, y trasladndola de all a su voluntad por unfirmsimo propsito de abandonar inmediatamente los placeres 11 que le haba deparado el mundo consus ttulos, riquezas, honores y dignidades.

    Francisco de Borja renunci despus al mundo e ingres en la Compaa de Jess, de la que fuetercer general. Fue canonizado en 1671. Su fiesta se celebra el 10 de octubre.

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  • Mara de Portugal

    Coimbra, 1525 Valladolid, 1545

    Octubre de 1543. Sobre los caminos de Extremadura una nube de polvo anuncia el paso de un ejrcito,pero esta vez es un ejrcito pacfico al mando del duque de Medina-Sidonia. Lo componen tres milpersonas con cuarenta caballos y cuatrocientos mulos. Al duque le acompaan su hijo primognito elconde de Niebla, su hermano el conde de Olivares, ms parientes, muchos amigos y una serie desacerdotes, escribanos, lacayos, palafreneros, cocineros y dems criados. Tres bufones Cordobilla,Calabaza y Hernando se encargan de disipar el aburrimiento de los seores y seis indios procedentesde Amrica tocando sendos sacabuches, nombre con el que en castellano de los siglos XV y XVI sedesignaba al trombn de varas: es lo que llamaba ms la atencin de los lugareos, que salan de suscasas a contemplar el inslito espectculo.

    Por la carretera, si puede llamarse as a un mal camino de carro en algunos lugares un poco msancho de lo habitual, se desliza la serpiente de la comitiva. Cansados de estar en sus literas los noblesmontan de vez en cuando a caballo o, a pie, hablan del asunto que los ha trado a este polvorientocamino. Se trata nada menos que de la boda del prncipe de Asturias Felipe con Mara, hija del reyJuan de Portugal.

    La idea de casar a Felipe con Mara se deba principalmente al prncipe, aunque, como es natural,contaba con la aprobacin de su padre Carlos I. Mara era prima de Felipe por partida doble, y laeleccin se debi a condicionamientos polticos tanto como sentimentales.

    Como dice Nadal, Felipe fue siempre un lusitanista. El portugus fue la nica lengua apartedel latn que lleg a hablar fuera de la castellana, y su manifiesta tendencia a lograr la unidadpeninsular haba de tener brillante coronacin en la anexin de aquel reino, en 1580. Ninguna uninmatrimonial, pues, desde el punto de vista poltico, poda satisfacerle tanto como la portuguesa. Pero,adems, parece que los retratos que haba visto de su joven prima y la fama de bella, amable yreligiosa de que gozaba en la familia, haban inclinado su nimo a unirse a ella en matrimonio.

    Al parecer, Felipe no saba exactamente cmo era su esposa, de la que le dijeron que estabaengordando en demasa, por lo que escribi al embajador Sarmiento para que le describiese a su futuraesposa. El embajador contest: la seora infanta es tan alta y ms que su madre, ms gorda queflaca y no de manera que no le est muy bien; cuando era ms muchacha era ms gorda; en palacio,donde hay damas de buenos gestos, ninguna est mejor que ella.

    Hemos de suponer que era una gordezuela de buen ver y tena por entonces dieciocho aos.A todo esto la comitiva llegaba a Almorchn, cerca de Badajoz, donde se haba fijado el encuentro

    de la comitiva del duque con la que llevaba al arzobispo Silceo, que se retras ms de lo normal.Nadie saba a qu se deba el retraso. Por la parte portuguesa haba llegado a la frontera la comitivalusitana, que tambin se decidi a esperar. Pero pas un da y otro da y el bueno del arzobispo nodaba seales de vida. Los portugueses amenazaron con volver grupas y dejar sin efecto el casorio, y elduque de Medina-Sidonia se daba a todos los diablos viendo el conflicto que se le vena encima.

    Por fin lleg la noticia: el arzobispo haba sido arrojado de su litera por los mulos que le llevaban,

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  • yendo a parar a un ro, de resultas de lo cual haba cogido un resfriado imponente. Mal repuestotodava, el 23 de octubre de 1543 se encontraba al lado del duque para recibir a la que tena que ser lanueva princesa de Asturias.

    Era sta una linda rubia, menuda, llenita y jovial, con un empaque natural que oportunamentecorrega la afabilidad de su trato. El testimonio de cronistas e historiadores es unnime al respecto. Yno poda faltar, habiendo sangre habsburguesa de por medio, el indispensable labio inferiorligeramente cado.

    Era la princesa escribe Sandoval muy gentil dama, mediana de cuerpo y bien proporcionadade facciones, antes gorda que delgada, muy buena gracia en el rostro y donaire en la risa. Pareca biena la casta del emperador y mucho a la cathlica reyna doa Ysabel, su bisabuela.

    Alonso de Sanabria, que la vio personalmente, puesto que figuraba en la comitiva de Medina-Sidonia, hace un retrato todava ms completo. Es de gentil presenta escribe y donayre, en elmyrar grave, las faypiones de su rostro bien ordenadas; es muy blanca, la frente grande; las cejas pornaturaleza bien puestas, los ojos grandes, la boca pequea, el labio de abaxo un poco caydo, las manospor estremo lindas, toda su persona muy abultada y tal, que paresce que una felize fortuna estabaobligada a hacerla gran seora, sobre la natural disposicin exterior que Dios le ha dado.

    Y el padre Flrez, para no citar ya ms cronistas contemporneos, resume su parecer en lassiguientes palabras: Era la princesa muy bonita: mediana de cuerpo; cumplida en la proporcin de lasfacciones; algo ms gruesa que delgada; el rostro lleno de gracia; el todo de donaire.[4]

    Vesta la princesa con un vestido de raso blanco con adornos de oro, el pelo cubierto por una redde oro, tena la mano derecha con todos los dedos cubiertos de sortijas y la mano izquierda enguantadasosteniendo un abanico.

    Se adelant unos pasos el duque de Braganza y dijo, en alta voz, lo siguiente:Por mandato del rey don Juan y la reina Catalina, mis seores, he venido en compaa de la

    princesa doa Mara, mi seora, para que se efecte el casamiento contratado, y la entrega a quientrujere poder del seor emperador o prncipe su hijo.

    Aqu le tenemos respondi Medina-Sidonia.A lo cual replic Braganza:Quien tuviere el poder, mustrelo. Son entregados los documentos. Los letrados portugueses

    pasan un buen espacio de tiempo compulsando los textos, repasando los sellos, examinando las firmasy, finalmente, declaran bastante el poder. Entonces, Medina-Sidonia, encarndose con la rubita, quecontempla la escena desde lo alto de su hacanea, le pregunta:

    Es su alteza la muy alta y muy poderosa seora la princesa doa Mara, mi seora, hija de losmuy altos y muy poderosos seores el rey don Juan de Portugal y la reina doa Catalina, con quienest contratado el casamiento del prncipe Felipe de Castilla, mi seor?

    Un s unnime core al que, sin duda un poco ahogadamente, pronunciara la princesita. Entoncesse aproxim el duque de Braganza y la pregunt a su vez:

    Vuestra alteza es contenta que la entregue al duque de Medina-Sidonia, que est presente, paraque la lleve al muy excelente prncipe de Castilla?

    S respondi doa Mara, con voz un poco ms firme.[5]

    Hecho esto la princesa descendi de su caballo y se instal en una litera que le tenan preparada yla comitiva espaola se dirigi hacia Badajoz y de all a Salamanca. El viaje dur veinte das.

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  • El prncipe don Felipe, picado por la curiosidad de saber personalmente cmo era la mujer conquien se haba casado, no esper en Salamanca la llegada del cortejo, por lo que con un grupo decaballeros se mezcl con la multitud que le esperaba en La Abada, pequeo pueblo de los dominiosdel duque de Alba.

    El grupo de caballeros se destacaba por su atuendo de entre las gentes humildes del lugar, por loque fue fcil descubrirle, y un caballero del squito de la princesa se acerc a ella dicindole:

    Seora, el prncipe est entre aquellos caballeros.Mara, con coquetera, mir por entre las cortinas de su litera, pero no dej que desde fuera la

    viesen a ella. Al prncipe aquello le aument el deseo de verla y encarg al duque de Alba queencontrase el sistema para hacerlo. As se decidi engaar a la princesa dicindole que a un trecho deall donde estaba haba un paso que sera dificultoso atravesarlo con la litera, por lo que era menesterhacer parte de la jornada en mulo. Fina y lista, como mujer, la princesa se dio cuenta de lo que sepretenda y as, dice Alonso de Sanabria, que se compuso y acical con ms cuidado que nunca, comoquien saba que haba de ser vista del prncipe.

    En una posada del camino se instal don Felipe y, qu casualidad!, al llegar frente a l la princesase detuvo un momento para arreglarse el pelo y, como dice el citado Sanabria, descalzose el guantepara arreglarse el pelo y ech la mano de fuera, que las tiene muy buenas, la cual y el aire de ellacontent mucho al prncipe y ella no pudo tanto contenerse que no pusiese all los ojos. El prncipedescubri el rostro. A la princesa se le alter la color y el empacho se convirti en hermosura.

    Por fin el 12 de noviembre la princesa hizo su entrada solemne en Salamanca. Montaba ella unamula bellamente guarnecida y, al pasar por delante de la casa donde saba que estaba el prncipe, condeliciosa coquetera se cubri el rostro con el abanico; pero un bufn, tomndose la libertad que lepermita su profesin, apart el abanico, y as don Felipe pudo contemplar el rostro de su esposa.

    Cunto va de ayer a hoy! Estas pudibundeces y remilgos nos parecen imposibles y ridculos ennuestra poca acostumbrada a actitudes ms abiertas y menos gazmoas. Todo nos parece raro inclusoque en el mes de noviembre, en Salamanca, la princesa usase abanico.

    La boda tuvo lugar al da siguiente. La princesa vesta un traje de raso de color carmes, larga cola,tambin de rojo carmes, bordada de oro, puos de encaje, gorra de terciopelo negro adornada con unapluma blanca y broche de brillantes.

    Por su parte Felipe pareca una sinfona en blanco: traje, gorra, jubn, calza y zapatos blancos,incluso las hebillas de estos ltimos eran de plata.

    La ceremonia religiosa fue breve y fue seguida de un banquete y baile.Cuando lleg el momento de retirarse los jvenes desposados, de diecisis aos cada uno, entraron

    en la cmara nupcial. Lo que pas all puede suponerse, pero, a las tres de la madrugada, Juan deZiga, antiguo preceptor de Felipe, penetr en la habitacin y oblig a los cnyuges a continuar elsueo en habitaciones separadas.

    Por qu esta decisin? El Emperador Carlos I tena miedo de que con don Felipe sucediese lomismo que con el prncipe don Juan, hijo de los Reyes Catlicos, cuyo matrimonio dur siete meses,segn se deca por haberse entregado el prncipe a los placeres del amor con demasiada asiduidad.Como dice con gracia Gonzlez Cremona, el emperador se haba propuesto que no ocurriera lo mismoa su hijo, as que slo le concedi lo que hoy podra definirse como una noche de bodas light[6].

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  • Durante una semana se sucedieron las fiestas en Salamanca. Torneos, danzas, corridas de toros,carreras, juegos de caas, cabalgatas y fuegos artificiales. Pero el prncipe ve solamente una parte delos festejos, pues segua con asiduidad los cursos que se impartan en la clebre universidad.

    Terminados que fueron los regocijos populares, los prncipes emprendieron viaje hacia Valladolid,detenindose antes en Tordesillas para visitar a la infeliz reina doa Juana, llamada la Loca, que porcasualidad tena en el momento de la visita uno de sus escasos momentos de lucidez. Pidi a losjvenes que bailaran y admir la gracia con que lo hacan.

    Viendo a su abuela, pues lo era de los dos, debieron de pensar los prncipes lo poco que separa lasglorias del mundo de sus miserias. Y Mara debi de mirar con tristeza los desolados muros de aquelpalacio que, durante tantos aos, haba sido residencia de su madre doa Catalina.

    sta haba dado normas muy acertadas a su hija sobre la forma de comportarse en el matrimonio.Procura enterarte de cunto haca la difunta madre de tu marido, de cmo viva, de cules eran susgustos y repugnancias, sus ideas y costumbres, para poder t conducirte de anloga manera. Noconsientas que en tu presencia se mantengan conversaciones libertinas en tu cmara, a menos que tuesposo est contigo; deben acompaarte durante la noche varias damas de honor. Pon todos tussentidos y energa en el propsito de no darle jams una impresin de celos, porque ello significara elfinal de vuestra paz y contento. Nunca trates de ganarte la confianza de tu esposo o la inclinacin de tusuegro, el emperador, por mediacin de tercera persona, sino nica y exclusivamente por ti misma.Guarda con extrema fidelidad los secretos que tu marido tenga a bien confiarte. Si te pidiera pareceren negocios de gran monta, le dirs franca y lealmente lo que estimes por derecho. Escribe muy pocas,y, mejor, ninguna carta de tu puo y letra. Obra siempre conforme al principio de que valen mshechos que palabras.

    Por su parte, el emperador no cesaba de dar consejos a su hijo: Por cuanto vos sois de poca edad,conviene mucho que os guardis y no os esforcis en los principios de manera que recibisedes daoen vuestra persona, porque algunas veces eso pone al cabo tanta flaqueza que estorba el hacer hijos yhasta quita la vida, como acaeci al prncipe don Juan, vuestro to, por donde vine a heredar yo estosreinos. Incluso en diversas cartas a Ziga, jefe de la casa del prncipe, reiteraba el csar susadvertencias de moderacin en las relaciones conyugales de su hijo, rogando se vigilase y an seseparase a los recin casados, con cualquier pretexto, durante unas cuantas semanas. A lo que eldiscreto y sagaz cortesano contestaba: A m parsceme que apartndolos algn tiempo por las nochesy guardndoles siempre los das, estaran mejor que no tan alejados, pues luego tendra grandesasosiego el prncipe, que es mozo, y cada vez que llegase a su mujer lo hara con tanto deseo quesera muchas veces novio al ao.

    Veinte meses dur el matrimonio. Fue fiel Felipe a su esposa? Despus de una estancia de Felipeen Cigales Carlos I escribe a Ziga: Habis hecho muy bien si habis hablado de lo que pas enCigales en casa de Perejn y del salir de noche. No s quin sera el tal Perejn ni a qu se dedicaba,pero es el caso que ello coincida con unos meses en que el prncipe trataba con sequedad a su esposa,lo que mueve al emperador a escribir tambin a Ziga: Lo mismo he hecho y har [escribir a suhijo], ahora en lo de la sequedad que usa con su mujer en lo exterior, aunque bien creemos que esto noproceder de desamor sino del empacho que en los de su edad suelen tener.

    Es decir, que es muy probable que el matrimonio fuera manga por hombro. De todos modos, tal

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  • como deca el embajador espaol en Lisboa, la princesa era persona en extremo sana y muyconcertada en venirle la camisa [la menstruacin], que dicen que es lo que ms va para tener hijos y,efectivamente, a poco qued embarazada.

    Tena la princesa apetito desmesurado, acentuado ahora por la vulgar creencia de que lasembarazadas deben comer por dos. Una de las damas de la corte escriba: Su alteza come carnecuatro veces al da; esto no debe ser por cuanto mal le hace y por lo bien que le sentara estar msmagra.

    En setiembre de 1544 se anunci que la princesa haba quedado encinta y el 8 de julio de 1545daba a luz un nio despus de un parto difcil que haba exigido una intervencin de dos comadronasque estuvieron manipulando durante horas en el cuerpo de la princesa y, a consecuencia de ello, sedeclaraba una infeccin. Al da siguiente la enferma fue acometida por alta fiebre, que se manifestpor grandes escalofros. El mdico particular de la princesa, un enano portugus en quien ella tenagran confianza, recet unos lavados con agua salada y atajar la fiebre con sudorficos y abrigo. Pero alda siguiente, otros mdicos impusieron el criterio contrario, y la princesa, con el cuerpo caliente ysudoroso, fue sometida a unas sangras fenomenales y trasladada a una cama fresca y limpia. Losgalenos opinaban que los sudores provocados iban a darle un ataque de apopleja. Consecuencia detodo esto: una pulmona aguda. Nuevas e implacables sangras, en el brazo y en el tobillo. En manosde sus atormentadores, la princesa entr en agona. Dos jesuitas, los padres Faber y Araoz, laconfortaron con los auxilios espirituales. Y entre cuatro y cinco de la tarde del da 12 de julio de 1545,en la ciudad de Valladolid, dejaba de existir la princesa de Asturias doa Mara, infanta de Portugal.Tena dieciocho aos de edad y llevaba uno y ocho meses de casada.

    El secretario de Estado Francisco de los Cobos escribi a Carlos I el relato de lo sucedido en el quehay una frase muy significativa: el prncipe est profundamente apenado, y esto prueba que laquera aunque, juzgando por algunas apariencias, algunos creyeron lo contrario.

    No sabemos exactamente a qu carta quedarnos. Los prncipes tenan dieciocho aos y a esta edades difcil saber qu es el amor. Las excepciones son raras y ms raras todava en casamientos porrazn de Estado.

    El hijo de la princesa Mara de Portugal fue el tristemente famoso prncipe don Carlos, del que sehablar ms adelante.

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  • Mara Tudor

    Greenwich, 1516 Londres, 1558

    Santiago Nadal, en su libro Las cuatro mujeres de Felipe II, habla de unos posibles amores de FelipeII, una vez viudo de su primera esposa Mara de Portugal. No se ha de olvidar que cuando qued viudoel rey, entonces prncipe, tena dieciocho aos y no volvi a casarse por segunda vez hasta losveintisiete.

    Alguna aventura deba de tener, pues personas tan bien informadas como los embajadores deVenecia le describen como sensual y naturalmente inclinado hacia el sexo femenino.

    Se habla de una tal Catalina Lenez, hija de uno de sus secretarios, a la que cas con Antonio deCasores, que ejerci ms tarde un cargo en Npoles.

    Algunos autores se refieren con vaguedad a Isabel Osorio, hermana del marqus de Astorga, de laque algunos autores protestantes de la poca afirman que se haba casado con el rey, llegando algunosa insinuar que lo haba hecho cuando Felipe tena quince aos, cosa totalmente absurda. Dice a esterespecto Santiago Nadal en su obra citada: Es posible que se fijara en ella an antes de la muerte desu esposa; parece seguro que, en todo caso, no mantuvieron una relacin ntima y constante hastadespus de la muerte de la princesa; fue entonces cuando circul el rumor de su boda en secreto,referido siempre al tiempo de su viudez. Interrogado el secretario Cobos por el emperador sobre elparticular, hubo de responder tranquilizndole y anunciando ms detalles en un despacho secreto.nicamente puedo decir aqu explicaba que tengo confianza de que todo ir bien y que nadamalo ha pasado realmente. Es una simple niera, como ya he escrito a vuestra majestad. Se dice quede la supuesta unin resultaron varios hijos, sin que la historia haya localizado y seguido la pista aninguno de ellos, si es que realmente existieron. Y parece que al producirse el viaje del prncipe aInglaterra (1554), para contraer segundas nupcias, aquella larga relacin se rompi, ingresando Isabelen un monasterio.

    A aquella dama se refiere, muy posiblemente, en un enrevesado pasaje de Cabrera de Crdoba, alcual, que sepamos, no ha hecho alusin ningn historiador posterior, lo que, por cierto, resultaextrao. Tratando de la oposicin al segundo matrimonio del prncipe, dice as el antiguo historiador:Los franceses, por sus consideraciones de Estado, ponan temor y aborrecimiento a los mal seguros,con que poda tiranizar, si muriese la reina sin hijos, prncipe tan poderoso como el de Espaa,impedido para casar, con promesa a una dama castellana a quien amaba. No la prometi, y trat fiel yhbil su matrimonio, y el emperador sin escrpulo, que por salvarse dej despus su imperio y tantosreinos y seoros. Confrmalo el tercero matrimonio en Francia, y el ltimo en Alemania con susobrina la infanta Ana, viviendo la persona amada, y el rey con la seguridad de conciencia, con queprevenida, aconsejada y santamente muri.

    De tan complicado texto parece deducirse lo siguiente: el prncipe tena relaciones, ms o menosntimas, con cierta dama castellana (probablemente Isabel Osorio), a la cual, contra lo afirmado por lapropaganda francesa en Inglaterra, jams dio promesa de matrimonio; por eso Felipe pudo casar portres veces sin escrpulos de conciencia, viviendo la persona amada, la cual muri, por fin,cristianamente, resignada con su suerte. De todo ello, si no queda clara la ndole de las supuestas

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  • relaciones de la dama con Felipe durante la primera viudez de ste, s parece poder afirmarse que, apartir del matrimonio por razn de Estado con Mara Tudor, todo lazo amoroso qued roto para novolver a reanudarse jams. Es extrao que un tema tan bellamente romntico no haya tentado, hastaaqu, a ningn literato para forjar una novela o un drama de amor y sacrificio.

    Sea como sea, el caso es que Felipe llega a cumplir veintisis aos y su tlamo nupcial est vaco.Tiene en sus manos el poder ms grande sobre el ms grande imperio conocido, pero es hombre que sedebe a su condicin real, prescindiendo de sus sentimientos. Si antes su boda haba sido con Portugal,pues dejmonos de romanticismos que no existieron, sino de realidades que en este caso eran losintereses del imperio. Lo importante en este momento era proyectar una alianza con alguna nacin. Siprimero fue en Portugal, ahora ser en Inglaterra y, adelantndonos en la historia, despus sernFrancia y Austria. El amor no contaba para nada, ni la belleza, ni la edad, slo importaban losintereses del Estado.

    Esta vez la unin ser con Inglaterra y la mujer escogida ser la prima de Felipe II, Mara Tudor,hija de Catalina de Aragn, hija a su vez de los Reyes Catlicos y de Enrique VIII, rey de Inglaterra.

    Mara Tudor cuenta en este momento treinta y ocho aos, doce ms que Felipe, es autnticamentefea, el color del pelo rojizo, apenas tiene cejas y sus ojos carecen de brillo. En el museo del Prado seconserva el retrato que de Inglaterra envi Mara, reina de Hungra y hermana de Carlos I, en el que alos defectos citados se aade una adustez en el rostro muy considerable. Teniendo en cuenta que elpintor Antonio van Moor, llamado en Espaa Antonio Moro, sin duda dedic parte de su habilidad endisimular la fealdad de su modelo, queda claro que la pobre Mara Tudor era lo que vulgarmente sellama un adefesio.

    Y la pobre mujer ha de aadir a su fealdad la tragedia de una vida que no ha tenido compasin deella.

    Cuando Enrique VIII quiso deshacerse de su esposa Catalina de Aragn para casarse con AnaBolena intent hacerlo solicitando a Roma la anulacin de su matrimonio con Catalina, partiendo de labase de que era viuda de su hermano Arturo, lo que era un signo de consanguinidad. Pero Roma noquiso aceptar esta excusa y ello provoc la separacin de la Iglesia de Inglaterra de la Iglesia deRoma.

    Catalina fue encerrada en el castillo de Kimbolton en 1533 y no sali de all sino muerta tres aosdespus. Su hija Mara fue considerada hija bastarda y su padre la fuerza a servir a Ana Bolena.

    Mara es fea, pero es muy honesta, muy culta y habla, escribe y lee en francs y en italiano, apartenaturalmente del ingls, su idioma materno, domina el latn, comprende el castellano, aunque no lohabla.

    En un primer momento se habl de casar a la princesa con el emperador Carlos I, pero elcompromiso no lleg a hacerse efectivo, pues las conveniencias reales hicieron fracasar el proyecto.Pasaron los aos y lo que se haba proyectado con Carlos I se realiz con Felipe II, cuando MaraTudor ya era reina de Inglaterra desde 1553.

    Recordemos que Felipe es todava prncipe, pues su padre Carlos I vive an. El proyecto de unirlas dos coronas, la inglesa y la espaola, a travs de un enlace matrimonial, hace recordar un poco a losucedido en Espaa cuando los Reyes Catlicos unieron bajo su cetro los diversos reinos de Espaaque continuaron con su independencia habitual. Lo mismo sucedera con el enlace de Felipe y Mara,

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  • sometindose Felipe a condiciones tan vejatorias como la de acceder que su trono est situado msbajo que el de su esposa, a la que deba ceder siempre el paso y demostrar su sumisin. Claro est queesto suceda en Inglaterra, pues es de suponer que, de haber venido Mara a Espaa, se hubiesencambiado las tornas. Pero este caso no sucedi jams.

    En 1554 se celebraron los esponsales por poderes y el 10 de mayo sala el prncipe don Felipe deValladolid, iniciando su viaje hacia Inglaterra, a donde lleg el 19 de julio; el 23 visita de incgnito aMara Tudor y no sabemos la impresin que le caus, y al da siguiente es presentado oficialmente a lacorte inglesa no como prncipe, sino como rey, pues lo era de Npoles por cesin de su padre. Al dasiguiente, 25, se celebra en la catedral de Winchester la misa de velaciones que ratifica el matrimonio.

    Poco dur la estancia de don Felipe en Inglaterra, pues el 29 de agosto sala hacia Flandes, dondeen el mes de octubre recibi la abdicacin que su padre haca de la corona de los Pases Bajos. Enenero del ao siguiente Felipe II es proclamado rey de Espaa por abdicacin del emperador, y el 20de marzo de 1557 Felipe II, ya rey de Espaa y de sus Indias, vuelve a Inglaterra.

    stos son los hechos en su escueta cronologa, pero veamos cmo se desarrollaron cada uno deellos.

    Mara era catlica y por ello tuvo que sufrir muchos disgustos y penalidades. Cuando su padreEnrique VIII se cas con Ana Bolena, que dicho sea de paso tena seis dedos en una mano, tuvo quesufrir la pobre Mara la humillacin de ser llamada lady Tudor, como otras hijas bastardas de lacasa real.

    Ms adelante tuvo que firmar un documento en el que declaraba: Reconozco, acepto, tomo ydeclaro a su majestad el rey como cabeza suprema en la tierra, despus de Cristo, de la Iglesia deInglaterra, y niego rotundamente al obispo de la pretendida autoridad de Roma poder y jurisdiccinsobre este reino hasta ahora usurpado. Lo curioso del caso es que en aquellos momentos se trataba decasar a Mara con su primo hermano Carlos I de Espaa, quien le aconsej, trmite el embajador, quepara salvar su vida debera hacer todo lo que le mandasen y disimular por algn tiempo.

    El matrimonio entre Mara y Carlos no se realiz, pero en el nimo del emperador quedaba intactala idea de la necesidad de aliarse con Inglaterra en beneficio de la poltica espaola. Por otro lado,Carlos vea tambin la necesidad de casar a Felipe para asegurar ms fuertemente la sucesin en elreino espaol, ya que el hijo que el prncipe haba tenido con Mara de Portugal no presentaba indiciosde buena salud, cosa que por desgracia result exacta, ya que el prncipe Carlos fue el tristementeprotagonista de actos y conspiraciones que, popularizadas ms tarde por los enemigos de Espaa,dieron lugar a uno de los captulos ms negros y falsos de la falsa leyenda negra espaola.

    Y en la corte inglesa sucedan entonces hechos que iban a cambiar totalmente la poltica y lasituacin del pas. Enrique VIII mora y le suceda Eduardo VI, que muere a los diecisis aos deedad. Queda como nico sucesor en el trono la pobre Mara, que de cenicienta de palacio pasa a serreina de Inglaterra.

    El panorama poltico europeo se transforma ante este hecho. El Papa y el emperador ven como unsigno del cielo el hecho de que una catlica suba al trono ingls, y por su parte Francia ve laposibilidad de aliar sus fuerzas con las inglesas para luchar contra los ejrcitos de Carlos I. Este, porsu parte, vuelve a acariciar la idea de una boda entre Mara y un representante del trono espaol: eneste caso sera su hijo Felipe, y no l mismo, como con anterioridad se haba pensado.

    Felipe tiene en este momento veintisis aos, como ya hemos dicho es decir, doce menos que la

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  • reina Mara pero la razn de Estado es superior a cualquier otro sentimiento y la boda se da porconcertada. Ya se ha dicho tambin que en la firma de los esponsales haba condiciones vejatoriaspara el prncipe espaol, citndose la diferencia de altura del sitial que deban ocupar los contrayentes,y, como cosa curiosa, aadamos que se convena que en las comidas a la reina se le servira con vajillade oro y a Felipe de plata. Comineras esas muy propias de la poca, que ahora nos hacen sonrer y queentonces tenan tanta importancia que su transgresin poda provocar una guerra. Citemos comocuriosidad que la noche que sigui a la firma de los esponsales, el conde de Egmont, que representabaal prncipe, a la vista de todos los cortesanos, se acost en el lecho nupcial al lado de la reina Mara,eso s, vestido de pies a cabeza y, segn dicen algunos, puesta la armadura, cosa que me resisto acreer, dado lo engorroso que significaba dar un paso llevando encima los kilos de acero queconstituyen una armadura, y si alguien lo duda puede sopesar una cualquiera en casa de un anticuario.

    Veamos ahora cmo se desarroll el viaje y la entrevista primera con la reina. Ya se ha dicho queel 10 de mayo sala don Felipe con su squito de Valladolid, llegando a Santiago de Compostela el 22de junio, lo cual demuestra la poca prisa que tena don Felipe en consumar su matrimonio. EnSantiago pasaron varios das trasladndose luego a La Corua, de donde zarparon hacia Inglaterra el13 de julio, llegando a Inglaterra seis das despus y, como no poda ser menos, bajo una lluviatorrencial. Lluvia que no cesaba, hasta el punto de que, cansados de esperar, la comitiva, bajo la lluvia,se traslada de Southampton a Winchester, a donde llegaron Felipe, el duque de Alba y los squitosespaol e ingls calados hasta los tutanos.

    Noticiosa Mara de que ya est su marido en la ciudad, no puede resistir la tentacin de verle enseguida, y est don Felipe cambiando sus mojadas ropas por otras, cuando llega a decirle el chambelnde la reina que su majestad le est aguardando para mantener una entrevista de incgnito, habindosepreparado la entrevista oficial para el da siguiente. A las diez de la noche llega el rey a palacioacompaado de Alba y Ruy Gmez, y son conducidos hasta una gran galera donde los aguarda lareina con su corte. Al verla don Felipe, pese a que iba armado de la mayor abnegacin posible, nopudo por menos de pensar, como lo pensaron sus acompaantes, que Antonio van Moor haba sidomuy piadoso, idealizando bastante a la modelo. A sus treinta y nueve aos Mara Tudor tena el rostrosurcado de arrugas, era tan flaca que el vestido pareca bailarle y esto era un defecto gravsimo en unapoca en que a las mujeres se les peda que si no eran bellas procurasen al menos ser rollizas, y alsaludar con sonrisa ms amplia de lo que hubiera sido aconsejable permiti ver una dentadura careadaen muy lamentable estado. Sandoval dice que la reina estaba vestida a lo francs, y tena en el pechoun diamante de increble grandeza y hermosura que todo lo haba bien menester, para suplir lo que lefaltaba[7]

    Don Felipe, que era muy duro para aprender idiomas, habl en castellano con la reina, que locomprende pero no lo habla; ella le contesta en francs, que l entiende pero no lo habla.

    Al da siguiente se celebra la misa de velaciones, con lo que el rey Felipe pudo cumplir por fin consus deberes matrimoniales que, dada la catadura de la esposa, le de