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HISTORIA DEL SEÑOR DE MURUHUAY Por más de un siglo la historia del Señor Crucificado esculpido en una de las rocas grises de Muruhuay permaneció en silencio, desconocida por la multitud de creyentes. Al comienzo, solamente, dos personas conocían este hecho histórico y la mantuvieron en secreto: el Párroco de Acobamba y el mayoral de la Parroquia. El primero, temeroso de verse comprometido como enemigo a la causa patriota, no se atrevió a revelarlo y desapareció del escenario llevándose el secreto. El segundo, tal vez por la fidelidad a la causa de su amo o por temor de hacerse acreedor a una represión y ser destituido de su cargo, no se atrevió a revelar de inmediato. Esperó transcurrir los años, cuando su vida llegaba a la senectud, en las postrimerías del siglo pasado, decidió transmitir esta verdad a su nieto. En el tercer decenio de este siglo por primera vez se reseñaba esta historia, en una revista local de poco tiraje. No siempre la tradición ha sido fiel de la realidad. Acostumbramos a atribuir todo hecho celestial a creaciones divinas, la imaginación popular ha rodeado de leyendas la aparición del Señor en este vistoso paraje de Acobamba, sin que nadie se atreviera a escudriñar su pasado histórico ni a esclarecer su origen. Hoy sabemos con bastante fundamento que fue un teniente de Granaderos del Ejército Realista quien grabó con su espada la imagen del Redentor Crucificado en la piedra bruna de Muruhuay, pero lamentablemente su nombre no pudo ser registrado por la historia.

Historia Del Señor de Muruhuay

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HISTORIA DEL SEOR DE MURUHUAYPor ms de un siglo la historia del Seor Crucificado esculpido en una de las rocas grises de Muruhuay permaneci en silencio, desconocida por la multitud de creyentes. Al comienzo, solamente, dos personas conocan este hecho histrico y la mantuvieron en secreto: el Prroco de Acobamba y el mayoral de la Parroquia. El primero, temeroso de verse comprometido como enemigo a la causa patriota, no se atrevi a revelarlo y desapareci del escenario llevndose el secreto. El segundo, tal vez por la fidelidad a la causa de su amo o por temor de hacerse acreedor a una represin y ser destituido de su cargo, no se atrevi a revelar de inmediato. Esper transcurrir los aos, cuando su vida llegaba a la senectud, en las postrimeras del siglo pasado, decidi transmitir esta verdad a su nieto. En el tercer decenio de este siglo por primera vez se reseaba esta historia, en una revista local de poco tiraje.No siempre la tradicin ha sido fiel de la realidad. Acostumbramos a atribuir todo hecho celestial a creaciones divinas, la imaginacin popular ha rodeado de leyendas la aparicin del Seor en este vistoso paraje de Acobamba, sin que nadie se atreviera a escudriar su pasado histrico ni a esclarecer su origen.Hoy sabemos con bastante fundamento que fue un teniente de Granaderos del Ejrcito Realista quien grab con su espada la imagen del Redentor Crucificado en la piedra bruna de Muruhuay, pero lamentablemente su nombre no pudo ser registrado por la historia.Despus de la batalla de Junn, este militar espaol, huyendo del desastre, se haba escondido en las alturas de Acobamba, en una acequia, junto a la pea de Muruhuay, sobre el antiguo camino a Huasahuasi. Ah permaneci muchos das hasta que recibi la hospitalidad del Prroco de Acobamba, que por feliz coincidencia haba sido su to.CMO SE DESARROLLAN ESTOS HECHOS:El ao de 1824 se haba presentado ms agitado que en aos anteriores. Las villas y pueblos de la Intendencia de Tarma se encontraban convulsionadas, sobre todo la capital, Acobamba y Palcamayo, ruta obligada de las tropas realistas y patriotas.En los primeros das de Agosto, luego del paso del Ejrcito de Canterac, encaminbase hacia los llanos el Bombn, guerrilleros armados en confuso tropel, con banderolas al viento. Eran los patriotas de la Capital de la Intendencia que iban unirse a las fuerzas de Miller, que reconoca los llanos de Junn. A su paso por Acobamba repicaron las campanas, estallaron disparados, las mujeres rezaban y vitoreaban. Pronto la multitud pululante perdise hacia Palcamayo poblando las cumbres de gritos y algaradas.Al anochecer del da 6 de Agosto, "Cuando el orto crepusculartea las cosas, irrumpi por las hondonadas, elevse hasta las crestas andinas, enfiebrado galopar de hombres y bestias, rutilantes guerreros realistas, perseguidos por las falanges irregulares peruanas dejaban cadveres, fusiles, arreos, en su pavoroso huir hacia el sur. Las caadas mismas conmovise al inslito trepidar... "Mientras los pobladores de la ruta, campesinos, ancianos, mujeres y nios se ocultaban en las quebradas, en las cumbres de los cerros, llevando consigo algunos mensajes y rebaos hasta que volviese la tranquilidad rota por los vencidos de Junn.Das despus, pasara triunfante el Ejrcito Patriota bajo el mando del Libertador don Simn Bolvar, con destino a la villa de Tarma.Se necesitaron varios das y semanas, para que se hicieran olvidar la visin desusada de la poblacin agrcola y pacfica de estos lugares.Ms una noche, en el paraje de Muruhuay, donde pastaba el rebao de la Parroquia, se le present peligrosa al mayoral por la presencia de gran cantidad de zorros, vindose obligado a rondar la moya lejana con los mastines de la iglesia."Era tan clara la luna, tan grato el caminar -dice el rabadn o pastor,-testigo principal- que llegu a las breas sin cansancio ni pena y arrojando mi bastn me sent sobre tos peones. La luna emergi de los cerros del campo santo, alumbrado las lomas y al abrillantar la roca cercana vi, mudo de asombro, la faz de Cristo en el suplicio, promisora vivida. Frot mis prpados, atenac mis carnes para convencerme de mi existencia y tom a mirar, con los msculos en tensin, el corazn anhelante: el rostro del Redentor resplandeca cual figura humana"."La duda era imposible, fascinado, ca de hinojos y mis labios pecadores musitaron los pobre rezos aprendidos en el cortijo".Bajo luego al pueblo y comunic al Prroco la misterios aparicin. El religioso rise al orle; al estrpito de sus carcajadas, se abri la puerta de la sacrista dando paso a su sobrino, teniente de granaderos del rey, quien avanzando exclam: No ras, to, es verdad lo aseverado por tu mayoral.El destrozado uniforme del oficial espaol, su brazo en cabestrillo y su aparicin brusca hizo exclamar al cura: "Te has entregado; este zagal te denunciar inmediatamente. Los montoneros de Bermdez y Otero te apresarn. "Poco importa, nada temo -contest-; salvado de la masacre por la imagen del Crucificado enviado por mi madre y conservada junto a mi corazn; grab con mi toledana, en la piedra bruma, el semblante de Jesucristo".Y en frases emocionadas cont al sacerdote el desastre espaol, el desbande, y cmo junto a las peas de Muruhuay, cerca del camino de Huasahuasi, haba escapado de la furia patriota, oculto en una acequia. Mostr luego al Prroco la efigie burilada por l. Ya frente a la imagen, los tres personajes, el religioso, el militar y el jefe de los pastores, rezaron y dieron gracias al todopoderoso.Poco despus, para evitar su captura en manos patriotas que se encontraban cerca, el teniente se dirigi a Maco por la ruta de Tapo, donde los seores De la Canal dueos de la hacienda le proporcionaron facilidades para que se volviera a unir a las tropas de Canterac:El prroco, temiendo que el mayoral divulgar este suceso y se le acusara de contrario a la causa nacional le orden cubrir la imagen esculpida con gruesa capa de arcilla. Ms transcurridos apenas siete das otro pastorcillo lo volvi a descubrir y la noticia del hallazgo se difundi por todo el valle de Tarma. Patinadas por la humedad las huellas del acero habanse convertido en suaves lneas de color indefinible.Asombrada la gente, comenz a ir y venir, diremos mejor a subir y bajar, de manera interminable, abriendo un sendero.La multitud creyente sin escuchar las protestas y reservas del presbtero rindi culto al misterioso hallazgo, extremando su devocin y defendindolo de la intemperie con una rstica ramada o choza a manera de ermita.Pronto el Cristo de Muruhuay "curo heridas, san enfermos, reconstituy invlidos y paralticos, derram bendiciones y su fama milagrosa cundi por mesetas y valles, punas y montes, como cunde el sol con sus rayos por todo nuestro planeta.CONSTRUCCIN DE LA PRIMERA CAPILLALa primera construccin que sirvi para venerar al Cristo de la Roca sera una ermita rsticamente construida, con el objeto de conservar la imagen.Como la devocin creca, extendindose por todos los lugares de la provincia de Tarma, el Cabildo, -segn la afirmacin de algunas personas se vio obligado a construir la primera capilla. An cuando otros sostienen que fue el Gobernador de la Villa, don Jos Vsquez, favorecido por uno de los tantos milagros y en pruebas de gratitud a la nueva advocacin del Crucificado, con la cooperacin de doa Nolberta Jara, quin mand levantar la primera capilla en el ao de 1827 para resguardo del bendito, signo de Redencin.La fama milagrosa del Seor de Muruhuay, conocido, ya con este nombre, haba recorrido por toda la regin, llegando peregrinos desde lejanos pueblos. Este hecho oblig ampliar la capillita por el ao de 1832. Tres aos despus se conclua la nueva construccin bajo la proteccin de don Justo Avellaneda, acaudalado vecino de Acobamba. El 3 de mayo de 1835, da de la inauguracin, el prroco de Acobamba R.P. Guillermo Cmara celebr la primera misa en este lugar. Desde entonces se establecieron las fiestas solemnes dedicadas al Seor de Muruhuay en el mes de Mayo.Se suceden muchas generaciones y todas ellas se preocuparon por mejorar este templo y de restaurar el altar del Seor. Una fotografa tomada en el siglo pasado muestra a la iglesia, pequea, reducida a una modesta construccin, con un techo pajizo que despus se cambi por tejas.Al promediar el segundo decenio del presente siglo, los devotos, vecinos de Acobamba y los padres de la Parroquia de Tarma levantaron en el mismo lugar otro hermoso santuario. Una crnica de esta poca referir que "las fiestas de Muruhuay han evolucionado reducindose a suntuosas ceremonias religiosas".

CONSTRUCCIN DEL PRIMER SANTUARIO: En noviembre de 1924 se hicieron cargo de las parroquias de Tarma, Acobamba y Palcamayo los padres Paules de Barcelona de inmediato inician la refaccin de los templos, dando mayor impulso al culto catlico.En Tarma reconstruyen la Casa Parroquial, construyen un espacioso saln para reuniones culturales y sociales, crean una biblioteca a donde acuden los pobladores en busca de libros instructivos y amenos; y fundan la Accin Catlica y la Juventud Catlica.El prroco Provincial R.P. Baltazar Canellas desde el Pulpito invoc a los fieles tarmeos y acobambinos a dignificar el culto del Seor de Muruhuay en vista de la importancia y fama que alcanzaba sus milagros e inst a construir un templo ms amplio que sirviera para acoger a los devotos que en mayor nmero acudan al santuario.Escuchando esta invocacin en Acobamba se form el ao de 1926 un Comit "Pro Santuario de Muruhuay" presidido por don Carlos Legona. En este ao se coloc la primera piedra del nuevo edificio apadrinado por Crislida Orjeda de Legona; junt a esta piedra de depsito el acta de esta ceremonia suscrito por los padrinos, por el Padre Vicario Baltazar Canellas, por el Prroco de Acobamba, Juan Cirer, por las autoridades y devotos.En el ao de 1928, segn refiere Monseor Francisco Rubn Berroa, obispo de Hunuco, se inaugur esta obra. El Padre Pedro Taschler precisa el da 1 de mayo de 1928. Don Fortunato Crdenas sostiene que fue el 3 de setiembre de 1927 el da de la bendicin de este templo.En la construccin de este nuevo templo cooperaron con gran entusiasmo todos los fieles de la regin. Y no solamente levantaron este santuario, sino tambin, trabajaron un camino que permita llegar al lugar en automvil.El acabado de este templo se realiz aos despus y fue construido de adobes con muros de gran espesor y el techo de calaminas, destacndose el altar artsticamente construido frente a la imagen del Seor.Desde entonces las fiestas del Seor de Muruhuay se celebraron con mayor pompa y gran fervor, atrayendo ms devotos. Cuando todava eran escasos los vehculos automotrices la peregrinacin hasta el santuario, desde Tarma, se haca a pie o en acmilas y el camino en los das de Mayo ofreca un pintoresco espectculo. Refirindose a esta poca, Fortunato Crdenas deca: "Devotos de toda condicin social predominando el elemento popular, forma una ininterrumpida cadena en que luce todos sus matices la ms caprichosa gama de color y de la variedad.

CONSTRUCCIN DEL TEMPLO MODERNO:La iglesia inaugurada en 1928 no ofreca larga duracin, habase construido de adobe, material que con el tiempo vena sufriendo deterioro. Adems, el fervor catlico cada vez mayor, haba venido acrecentando el nmero de feles de todos los lugares del pas y de toda procedencia, de modo que se haca necesaria una nueva construccin, amplia moderna y con material noble.El forjador de este hermoso santuario fue Monseor Antonio Khner, Obispo y Prelado de Tarma y Pasco, quien en 1968 emprendi esta magna obra "confiando en la ayuda de Dios y la colaboracin de devotos y amigos del Per y Alemania.Ya en la primera parte de este trabajo nos referimos a Monseor Antonio Khner, quien desde su arribo a la ciudad de Tarma, en 1958, ha sabido captarse la simpata y admiracin de sus pobladores. Su labor en Hunuco fue muy fecunda, habiendo dejado honda huella en la ciudadana huanuquea. Desde su llegada a Tarma, presidiendo la Congregacin Alemana de Padres Misioneros del Corazn de Jess, impulsa la fe de Cristo. Se nota un inusitado auge en el crecimiento de la religin catlica en toda la regin, habiendo logrado reconstruir algunas pequeas posiciones que se haban perdido.APUNTES SOBRE LA SAGRADA IMAGEN DEL SEOR DE MURUHUAYSobre la aparicin de la imagen del Seor de Muruhuay se han creado numerosas leyendas, esto, porque en el Per los pueblos estn introducidos por hermosas tradiciones y leyendas, para explicar la existencia de determinadas cosas. Es justamente con la llegada de los espaoles que se propaga la religin catlica y la adoracin al Seor Jesucristo, pues, sabemos que junto con los conquistadores llegaron a esta parte del mundo conocido como Amrica del Sur, los Misioneros, quienes en su largo y difcil peregrinaje, en cada pueblo, o villorio, con ayuda de la poblacin levantaron Iglesias o Capillas, estos pueblos eran fundados bajo la proteccin de un Santo Patrn, en algunos casos bajo el amparo de una Santa Patrona; con el correr de los tiempos, la poblacin fue creando leyendas en torno a las apariciones de las Iglesias o Capillas.Especficamente sobre la aparicin del Seor de Muruhuay se han difundido numerosas leyendas llenas de fe; en esta publicacin daremos a conocer algunas de ellas:Segn don Fortunato Crdenas, quien en el libro "Tarma - Acobamba - Muruhuay" sostiene lo siguiente: "El primitivo casero de Acobamba estuvo situado en la falda del cerro que mira la ruta a Palca, hondonada por medio del otro macizo llamado Shalacoto, cuyo frente da al camino que desciende de Tarma... Fue en uno de esos sectores del citado cerro en que apareci una cruz sobre el plano inclinado de una pizarra". Don Fortunato Crdenas; tambin puntualiza que en el ao de 1750 "Cuando el antiguo casero se encontraba en las faldas del cerro, apareci entre los indgenas el terrible flagelo de la viruela, enfermedad infecto contagiosa que an no haba sido estudiada debidamente.En tal emergencia las autoridades espaolas sealaron esas laderas del Shalacoto, como medida sanitaria, la solucin de continuidad de la quebrada Tranca para defenderse contra la infeccin de los pobladores del casero. Sucedi entonces que los vecinos acaudalados o pudientes iniciaron el xodo hacia el llano en que ahora se levanta la Vil la Acobamba, y, llevaron al nuevo pueblo sus capitales, trasladando todo aquello susceptible de llevarse".En consecuencia en el antiguo casero slo quedaron los pobres, y en la quebrada Tranca y en las faldas del Shalacoto los enfermos miserables.La situacin apremiante de los pobladores vino a completarse con el desborde de la laguna "Quiulla-Cocna" que se encuentra en las alturas del Shalacoto. Al romperse los diques el agua destruy el casero arrasndolo todo.Crdenas en su escrito contina afirmando lo siguiente: Cuarenta y cinco aos despus, por los aos de 1795 recrudece la viruela y los pocos moradores de Acobamba abandonan el poblado, y, en aquellos parajes se alternan y riman el cienzo y la soledad con los pululantes gritos de los agonizantes y los angustiados clamores de los sobrevivientes de tamaa tragedia.,"Ni el ms refinado infierno dantesco habra alcanzado el horror de las escenas que a diario se sucedan en aquellos parajes de honda desolacin. Grupos de hombres, mujeres y nios harapientos recorran las laderas de aquellos sectores. La fiebre, con su squito de transtornos fisiolgicos y de sed, enloqueca a aquellos desventurados, llenos de pstulas asquerosas en que las moscas inoculaban virus y pestilencias, aquellos infelices seres apuraron hasta las heces todos los infortunios y todas las miserias y dolores"."Mas, cuando se sintieron abandonados de todos sus semejantes, volvieron sus ojos a Dios, y El que todo lo ve y todo lo sabe, se hizo presente entre ellos, y por su mandato, surgi al pie del cerro Shalacoto un manantial de agua fresca y cristalina".Despus... una tarde de los primeros das del mes de Mayo, uno de los picapedreros que haba sido confinado por va de castigo, al arrancar una laja, cual si fuera una esquirla de un cuerpo descuartizado, apareci la cruz, orlada por filtraciones de humedad, que el cruzar alguna zona ferruginosa, pareca verter sangre."Fuertemente impresionado, el hombre dio grandes voces llamando a sus compaeros de mfortunip, y todos cayeron de rodillas, profundamente emocionados. Es as que, de acuerdo a esta leyenda aparece.

SEGUNDA VERSINDoa Justa Segura Vda. de Santivez, dama Acobambina, por los aos 1975 prest declaraciones sobre una de las leyendas del Seor de Muruhuay, y al respecto dijo: "Mis abuelos me contaron que un da, cuando se encontraban trabajando en las chacras, vieron al pie de una pea cuatro Velas encendidas; no dndole importancia, por la distancia; y la oscuridad. Pero, como el fenmeno se suceda, optaron por averiguar de qu se trataba, y slo encontraron, cuatro huesos. Con mayor razn, le volvieron a restar importancia a ese hecho, pero al otro da, al regreso de la chacra, vieron nuevamente las cuatro velas encendidas y cuando se acercaron a la pea notaron en ella la imagen del Seor. Ellos quisieron sacar la imagen y no pudieron ya que la roca se parti en cuatro partes. Recin all mis abuelos pensaron: "De seguro no quiere salir de ese lugar". Fue as como le colocaron una ramadita y empezaron a adorarlo. Mi abuelo Justo Surez fue el primero que le hizo una Capilla". As culmina su narracin doa Justa Segura Vda. de Santivez; conocida ampliamente en Acobamba como "Mama Justa".

TERCERA VERSION:Por los aos de 1818, el pueblo de Acobamba sufri una epidemia de viruela, muchos vecinos murieron a causa de esta enfermedad. Como el mal era contagioso, el Gobernador del lugar, a la vez, representante de los espaoles, orden que todos los enfermos fueran aislados a la quebrada de los cerros Tranca Vilchizcancha, sin recibir atencin alguna, de tal forma, que all terminaban sus existencias. Sucedi que un da, los enfermos que se lavaban con el agua que brotaba de uno de los cerros (y que sigue brotando hasta la actualidad) comenzaron a aliviarse salvndose de una muerte segura. Las heridas que eran lavadas con esa agua eran curadas en dos o tres das. Este hecho fue atribuido a un milagro de Dios y el agua de dicho manantial fue llamada Agua Bendita de Shala Loma.En vista de los magnficos resultados obtenidos con el agua bendita de aquel lugar, los enfermos que all residan comenzaron a construir algunas casitas para protegerse del fro y del calor. Uno de ellos llamado Juan de Dios Ramrez Lara se esforzaba en sacar un enorme trozo de roca cuando -de pronto qued sorprendido y maravillada al ver que despus de desmoronarse la roca dej al descubierto una imagen de Cristo Crucificado dibujada en otra roca plana, de las heridas de la imagen brotaban gotas de sangre y de sus pies agua. Asombrado por el descubrimiento, Ramrez Lara comunic del suceso a sus compaeros, quienes luego de verificar el hecho rodearon a la imagen con velas, flores y velas.La historia contina, pues al da siguiente, uno de los vecinos de Juan de Dios Ramrez Lara, se acerc a la imagen para prender una vela, cuando de pronto sinti un ruido estremecedor y del lugar donde se encontraba la efigie, sali un seor montado sobre un caballo blanco portando una cruzen la mano derecha, a la luz de la luna resplandeca como un lucero; dio ua vuelta formando un crculo, volvi hacia la roca y luego desapareci. Con la mirada atnita el campesino corri hacia sus compaeros para contar lo sucedido, pero tan luego termin de contar lo acontecido, cay muerto.

CUARTA VERSION:Dicen que por ese tiempo, cuyo ao no se precisa, se encontraba un pastorcillo cuidando sus ovejas y dems ganado; vio una luz que era ms intensa a medida que se acercaba, el temor fue invadindolo cada vez ms, y opta por retirarse, pero como el suceso era continuo, decide averiguar de qu se trataba, dndose con la sorpresa que en dicho lugar se encontraba una cruz pintada. El nio inmediatamente dio aviso al seor cura de Acobamba, quien luego de dudar sobre la informacin del pastorcillo, se constituye al lugar de los hechos con el objeto de testificar lo relatado por el menor, mandando luego a cubrir dicha cruz con la finalidad de no crear un inters colectivo dentro de la poblacin, pero los habitantes enterados de este acontecimiento, rodearon de piedras a la cruz que se indica, para luego rendirle homenaje, colocar flores y encender velas.

QUINTA VERSION:Existen dos versiones con cierta similitud, entre las leyendas que existen sobre la aparicin de la imagen del Seor de Muruhuay: "La Historia cuenta, que varios obreros al extraer las piedras a golpe de barreno, se dieron con la sorpresa de descubrir la imagen del Seor Jesucristo en el bloque de roca partida. La emocin y la admiracin de gente humilde, buena y generosa fue grande, exclamando Milagro! Milagro! desde ese momento el lugar es sagrado y uno de sus devotos, el entonces gobernador de Acobamba, mand levantar una capillita a fin de que el Seor fuera objeto de veneracin y culto".Otras personas relatan que "Uno de los pobladores de Muruhuay dedicado a extraer material de una cantera encontr grabada en la roca la sangrante imagen del Cristo Crucificado. El descubrimiento se difundi en toda la comarca y la poblacin en general se constituy a Muruhuay a n de presenciar el milagro, habiendo constatado los rasgos de sangre que se destacaba ntidamente sobre la roca".Como comprendern son varias las leyendas que se han difundido en torno a la imagen del Seor de Muruhuay. La siguiente versin que se considera como la ms creble, es la que consigna datos y fechas que han ocurrido en esta parte del territorio patrio, por tanto es parte de la historia propiamente dicha y es como sigue:Corra el ao de 1824, la Intendencia de Tarma se encontraba agitada por la presencia de tropas realistas, las rutas de Acobamba y Palcamayo era el paso obligado de las tropas tanto realistas como patriticas. Bolvar estando en Cerro de Paseo., en la localidad de Raneas hoy distrito "Simn Bolvar" contaba con 9,000 hombres, para interceptar a las tropas de Canterac, y partiendo de Raneas un 2 de Agosto de 1824 emprendi la marcha por la orilla izquierda del lago Chinchaycocha (Junn) y a las dos de la tarde del 6 de Agosto los dos ejrcitos se encontraron el uno frente al otro llevndose a cabo la Batalla de Junn con el triunfo del ejrcito patriota. Canterac emprendi la huida en gran desorden y fue a reunirse con las tropas del Virrey que se encontraban en el Cuzco, dejando en el camino cadveres, fusiles, arreos, etc., en su pavoroso huir con direccin al sur. Mientras tanto los campesinos de la zona, mujeres, ancianos y los se ocultaban en las quebradas, cuevas y en las cumbres de los cerros, hasta que volviese la tranquilidad.Dos das despus, el ejrcito patriota bajo el mando de don Simn Bolvar, pasara triunfante por Acobamba con destino a la capital de la Intendencia de Tarma, a su paso repicaron rlas campanas, estallaron disparos, la poblacin los vitoreaba. Tuvieron que pasar varias semanas para que los del lugar olvidaran la visin desacostumbrada que les quedara grabada, dado, que Acobamba siempre ha sido un pueblo' agrcola y pacfico.Una noche, en el paraje de Muruhuay, donde pastaba el rebao de la Parroquia, el cuidador o mayoral, siente la presencia de gran cantidad de zorros, por lo que se siente obligado a realizar rondas en compaa de perros adiestrados para tal fin, y es all con clara luna y sentado en uno de los peones, el cuidador del rebao queda mudo de asombro al contemplar en una roca brillante la faz de Cristo en la Cruz. Asustado y temeroso corri a dar (a noticia al Prroco de Acobamba, a quien le comunic la misteriosa aparicin. El religioso al or la historia del mensajero, se ech a rer apareci la figura de su sobrino, Teniente de Granaderos del Rey de Espaa, quien dijo: "No ras to, es verdad lo que afirma tu mayoral". "Yo he sido salvado de la turba y de la masacre a manos de los patriotas por la imagen del crucificado enviado por mi madre y que conservo junto a mi corazn; y es por ello que grab con mi espada y toledana en la piedra bruna, el semblante de Jesucristo".Luego con frases entrecortadas cont al Sacerdote sobre el desastre del ejrcito espaol, la huida al sur, y cmo se haba escondido en las peas de Muruhuay, cerca del camino a Chiras y Huasahuasi, oculto en una acequia. El oficial espaol disfrazado de campesino, indic el lugar donde la efigie fue burilada por l. Estando frente a la imagen los tres enterados de la historia, el religioso, el militar y el mayoral rezaron y dieron gracias al Todopoderoso.El militar espaol a fin de evitar su captura, se dirigi a la localidad de Tapo para proseguir viaje a Maco, recibiendo el apoyo de la familia De la Canal. El prroco, temiendo que el mayoral enterara del suceso a la poblacin y se le acusara de contrario a la causa patritica, orden cubrir la imagen con arcilla.'Luego, slo a siete das otro pastorcillo descubre la imagen y la noticia fue difundida por toda la zona. La gente al conocer la aparicin, empieza a ir cada vez en mayor cantidad rindindole luego culto a la efigie, levantndose una rstica capillita defendindola de la inclemencia del tiempo. De esta manera el Seor de Muruhuay se hizo conocido en las comarcas, luego en la zona, regin, en toda la nacin peruana y en el extranjero.

TRADICIONAL FIESTA DEL SEOR DE MURUHUAY

El da central de la veneracin al Seor de Muruhuay es el 3 de mayo, da que es considerado como el da de la aparicin de la sagrada imagen.Las festividades durante el mes de Mayo en honor del Seor de Muruhuay alcanzan una magnitud de grandeza y magnificencia, en donde se entremezcla el fervor y recogimiento religioso y la algaraba y colorido con que los devotos y peregrinos desarrollan actividades de carcter costumbrista.La celebracin de la fiesta del Seor de Muruhuay tiene sus propias caractersticas. Durante los das festivos llegan al santuario mayordomos y devotos de diferentes pueblos cercanos, tales como Acobamba, Palcamayo, Santa Cruz de Tapo, San Pedro de Cajas y otros lugares de la regin del centro, formados en sendas cuadrillas de chonguinos y luciendo lujosos y multicolores trajes, todos los que, amenizados por agrupaciones musicales de las provincias de Huancayo y Jauja en sensacional competencia orquestal, dan realce y colorido a una de las ms tradicionales festividades de la regin del centro del pas, cuya resonancia y prestigio ha llegado a la capital y a todos los departamentos e incluso al extranjero.

ASPECTOS POSITIVOS Se mantiene la cultura y tradicin de la provincia de Tarma Se promueve la fe cristiana. Se incrementa el turismo en todo el mes de mayo dentro de la provincia de Tarma ASPECTOS NEGATIVOS El expendio y consumo de bebidas alcoholicas es lo que se ve en horas de la tarde y de la noche de manera exagerada El bullicio que se genera desde fuera y se oye dentro del Santuario mientras se oficia las misas El cobro exagerado por el oficio de las misas.