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Historia de Susana
La Historia de Susana, puede ser definida como un breve cuerpo de texto independiente
comnmente asociado al Libro de Daniel. Es un caso similar a la Historia de Bel y el
Dragn en el mismo libro. Forma parte de la versin griega de la Biblia conocida como
Septuaginta, cuyo origen se remonta al Siglo III a.C., aunque agunas partes pueden ser
posteriores.
En otra versin griega denominada de Teodocin, editada en el Siglo II de la Era Cristiana,
el texto aparece como parte del Libro de Daniel. El mismo criterio de ambas versiones ha
sido seguido por las tradiciones cristianas tempranas , como las ortodoxas y orientales, y la
catlica romana.
En las Biblias actuales usadas por los fieles y adeptos de esas tradiciones, estos dos
documentos han sido agregados como parte integrante del Libro de Daniel; si bien, ya
desde Henry Barclay Swete y Alfred Rahlfs, todos los estudiosos y editores de los escritos
bblicos, han venido observando que, en realidad, se trata de dos cuerpos de texto
completamente independientes entre s, as como del Libro de Daniel.1
El nombre de Susana procede del hebreo , shoushannah, pasando por el griego , sousanna, que puede traducirse al espaol como el cono del cuerpo de ciertos instrumentos musicales de viento (como el de la trompeta), y tambin como el cono
formado por la disposicin o la articulacin de ptalos de flores de ciertas variedades.
Actualmente se usa, de forma consensual, para hacer referencia a la flor de azucena, la flor
de lirio blanco, un smbolo ancestral de la pureza, y de la castidad e integridad sexual de la
mujer.
ndice
1 Canonicidad 2 Manuscritos 3 Contenido 4 Lengua original 5 Historicidad 6 Reminiscencias mitolgicas 7 Ideas preliminares 8 Susana en el arte 9 Notas 10 Vase tambin
Canonicidad
La canonicidad de las Historias de Susana y de Bel y el Dragn ha sido debatida porque
estos escritos no han sido incluidos en el Tanaj judo, as como tampoco en el llamado
Texto Masortico, y los judos actuales, aun cuando ven en ellas relatos que revisten
valores y enseanzas de carcter moral, no las han acogido como textos sagrados.
Entre los padres de la iglesia, y los apologistas cristianos de los primeros Siglos, Orgenes2
defendi la canonicidad de la Historia de Susana, y sta fue citada como Escritura por
Ireneo de Lyon,3 Hiplito de Roma
4 Cipriano de Cartago
5 y Cirilo de Jerusaln.
6 Jernimo
de Estridn incluy las Historias de Susana y de Bel y el Dragn al final de su propia
versin al latn del Libro de Daniel, mas coloc ante ellos una breve nota advirtiendo que
ellas no haban sido encontradas en versiones hebreas, y que l las transcriba siguiendo la
Versin de Teodocin.
Las distintas iglesias de Oriente, que incluyen las iglesias cristianas ortodoxas, cpticas y
siracas, as como la iglesia catlica romana en Occidente, avalan ambos textos al
reconocerlos como parte integrante del Canon de sus Biblias, y los han acogido entre los
documentos deuterocannicos. Algunas tradiciones los asocian de lleno al Libro de Daniel,
como si se tratase de otros dos captulos de dicho documento, aun cuando los llaman por
nombres muy distintos, de acuerdo con las distintas tradiciones.
Los grupos protestantes,7 y otros grupos cristianos con ideas diferentes de los antes
citados,8 rechazan estos textos, as como los otros deuterocannicos, que ellos desconocen,
y que han llamado apcrifos.
La Comunin Anglicana, e iglesias afiliadas a la misma, tales como la Iglesia de Inglaterra
y la Iglesia Episcopal mismas que representan posturas intermedias entre el catolicismo y otros protestantismos, por su parte, en el Artculo VI de su Declaracin de 39 Artculos, describen estos textos como libros "que la iglesia debe leer como ejemplo de vida e
instruccin conductual, mas que no deben ser utilizados para establecer doctrina alguna", y
los han publicado en los apndices de algunas de sus Biblias; la cul es una prctica
asumida por ciertas importantes versiones y ediciones protestantes.
Manuscritos
La casta Susana, J.B. Flaugier, 1800
La versin del Libro de Daniel ha sido encontrada en pocos manuscritos de la
Septuanginta: el Codex Chisianus 88,9 el Codex Syro-Hexaplaris Ambrosianus
10 y el
Papyrus 96711
(de comienzos del Siglo III). Los manuscritos muestran un orden diferente.
El Papyrus 967, por ejemplo, organiza todo el Libro de Daniel con un orden diferente al
que leemos actualmente: 1-4, 7-8,5-6, 9-12, y, en seguida, la Historia de Bel y el Dragn, y,
al final de sta, la Historia de Susana.12
En su propia versin de la Biblia, Teodocin coloc la Historia de Susana al comienzo del
Libro de Daniel. Y, al final de la misma, agreg una nota en la que dice, de manera textual:
"Y Daniel se hizo grande delante del pueblo desde el da aquel." Con la insercin tarda de
esta anotacin, Teodocin propona que el texto de la Historia de Susana sirviese de
apertura al resto de los textos del Libro de Daniel. La posicin que ocupa la Historia de
Susana en el Libro de Daniel en las Biblias catlicas actuales, como Captulo 13, es la que
le asign Orgenes en su edicin polglota de los escritos bblicos, o sea, en las Hexaplas.
Numerosas versiones modernas de los tres o cuatro textos o pasajes deuterocannicos
comnmente asociados al Libro de Daniel, han sido transcritas a partir de la versin tarda
de Teodocin.
Contenido
Susana, una bella mujer, esposa de Joaqun, un rico e influyente judo en el Exilio
Babilnico, es vista y deseada por dos ancianos que haban sido nombrados jueces entre los
judos en el exilio en Babilonia. Los dos viejecillos se ponen de acuerdo para sorprender a
solas a Susana y as abusar de ella.
En su versin tarda de este documento, el judo Teodocin agrega unos detalles que
indican que Susana se estaba preparando a recibir un bao con aceites y esencias
aromticas en el justo momento de ser interceptada por los dos viejecillos. Los detalles del
"bao de Susana", que enuncia Teodocin en su Versin tarda, causaron gran impacto a
travs de los Siglos en la mentalidad de mltiples artistas, msicos y escritores del Mundo
Occidental, que siguieron de cerca la saga del relato de acuerdo con la tarda versin de
Teodocin.
El texto Griego Antiguo del Libro de Daniel asentado en la Biblia Griega de los LXX,
bastante ms temprano, sin embargo, no dice que Susana fuera a tomar un bao en ese
instante. Y dice, simplemente, que, un da en que Susana pasea por el vergel13
de su
marido, los viles viejecillos la sorprenden, y entonces la presionan, e intentan convencerla
de que se les entregue sexualmente. Susana los enfrenta, y les responde:
S que, si hiciere esto, muerte es para m; y que, si no lo hago, no escapar de vuestras
manos. Ms bello, sin embargo, para m, caer en vuestras manos, no habiendo hecho esto,
que pecar ante el rostro de SEOR... Historia de Susana [Daniel 13], Versos 22-23.
Los dos ancianos jueces, al verse rechazados, acusan a Susana de adulterio, y sta es
llevada a juicio, donde los dos ancianos testifican falsamente en su contra haberla visto
reposando con algn jovenzuelo en algn cierto paraje del vergel de su esposo. En su
Versin tarda, Teodocin intenta conferir al relato elementos dramticos, y dice que
Susana, levantando sus ojos al cielo, lloraba a grandes voces al clamar la intervencin
divina. Por contraposicin casi perfecta, el texto original de los LXX, siempre ms
reservado, ms libre de detalles excesivos, dice sencillamente que Susana, inclinada,
lloraba en su interior mientras clamaba la intervencin divina.
Susana y los Viejos, Guercino.
Y, ante la importancia y la "credibilidad" de sus acusadores, Susana es condenada a morir
apedreada. Mas, cuando es llevada por la congregacin para ser lapidada, el profeta Daniel,
que por aquel entonces, es slo un tierno nio, aprendiz de las artes de la consejera, con
miras a ejercerla al servicio del rey Nabucodonosor, detiene el cortejo del pueblo que lleva
a Susana hacia el sitio de su lapidacin, reprende a la gente por estar actuando sin
conocimiento pleno de la causa, y pide separar a los dos viejecillos para interrogarlos con
inteligencia.
(Esta sencilla idea representa en s misma un considerable aporte y adelanto temprano en
materia de averiguaciones y procedimientos tendientes a aclarar y deslindar acciones y
participaciones de las partes que han sido involucradas en litigios, o en hechos delictivos.)
Y, tal como sucede en los procesos en los que se implementa dicho procedimiento, los dos
falsos testigos incurren en tremenda inconsistencia o contradiccin en sus declaraciones
cuando el jovencillo les pregunta bajo qu rbol vieron a Susana recostada con su supuesto
amante. Uno de ellos dice: "Debajo de un lentisco." Y el otro de ellos dice: "Debajo de una
encina." Ante la evidencia del falso testimonio de los jueces, la bella y noble dama es
exonerada de todos los cargos que haban sido afincados en su contra, y los dos viejecillos
mueren ejecutados en lugar de Susana.
La enseanza moral de esta historia se centra en la eleccin de Susana de respetar a Dios
antes que acomodarse al influjo de los malos por temor a perder todos sus privilegios como
una dama noble, rica y acomodada. Y busca contrastar, por otra parte, la conducta perversa
y corrupta de dos ancianos jueces prestigiados, con la sabidura e inteligencia, candor e
ingenuidad de un tierno jovencito, hacer un gran elogio a las virtudes de los ms jovencitos,
e ilustrar la idea de que Dios socorre a los justos que prefieren sufrir a manos de los malos
antes que ofenderlo a l.
Lengua original
Los manuscritos griegos de la Historia de Susana son la fuente de las traducciones a otros
idiomas. Los expertos discuten si el griego fue el idioma original, o si los manuscritos
griegos, tanto de los "LXX", como de Teodocin, son traducciones del hebreo o del
arameo. Canton ha estimado que este documento pudo ser escrito en la primera parte del
Siglo I a.C.14
En favor del origen griego, se argumenta por ejemplo, que el uso de parnimos griegos para
construir un juego de palabras entre l rbol que escoge cada falso testigo y la sentencia que
pronuncia Daniel para cada uno: el primero responde que fue bajo un , "skhinn", el cul es traducido como acacia o lentisco, y Daniel le responde que un ngel " ", "skhisi se meson", "partirte a mitad"; el segundo responde que fue bajo un "", "prinn", el cul es traducido como roble o encina, y Daniel le responde que un ngel " ", "prisi se meson", "trozarte a mitad".15
Sin embargo es posible que una traduccin se esfuerce en mantener figuras literarias
encontradas en un original, tal como en este caso hace la traduccin inglesa de The Anchor
Bible contrasta "yew" (tejo) con "hew" (tajar) y "clove" (clavero) and "cleave" (quebrar).
Algunos estudiosos sugieren que los juegos de parnimos habran sido un aporte del
traductor al griego.
En favor de un original hebreo, se ha argumentado la presencia de la Historia de Susana en
la versin griega del judo Teodocin, que hizo una traduccin docta del Libro de Daniel
desde el hebreo. Algunos estudiosos ya han considerado la posibilidad que los fragmentos
4Q551 de Qumrn, hayan correspondido al texto hebreo de Susana,16
aunque otros
consdieran que podra tratarse de fragmentos de Jueces.17
Historicidad
Los Versos 1-5 dan algunos detalles sobre el contexto histrico, social y cultural de este
relato; entre ellos, la riqueza e importancia de Joaqun entre los desterrados, y el hecho de
que dos malos ancianos, acerca de los cuales hubiera dicho Dios algunas cosas, hubieran
sido electos como jueces "durante ese ao".
Estos cinco Versculos no existen en el texto de la Biblia LXX. Teodocin los agrega en su
Versin tarda (hacia el Siglo II) recurriendo a los textos del Libro de Jeremas. En efecto,
el Versculo 4 relata que, a la casa que Joaqun posea en Babilonia, solan acudir de forma
cotidiana numerosos judos, por tratarse del "ms distinguido de todos"18
los judos. Esto
representa una clara aun cuando discreta, forma de decir que el Joaqun de esta historia no es ninguno otro sino el rey Joaqun hijo de Joacim, ltimo rey judo, que haba sido
llevado cautivo hacia el Exilio Babilnico por Nabucodonosor II de Babilonia, hacia el 606
a.C., durante el mes tercero de su breve reinado.
No se hace referencia de lleno a su realeza porque el pueblo judo evitaba referirse a
cualquier hecho tocante a su teocracia en cualquier contexto ajeno a la comunidad juda
avecindada en la llamada Tierra Santa (Cf. Salmos 137:5), as como tambin, de alguna
forma, sucesos cualesquiera tocantes a la historia de la nacin juda acontecidos fuera de
dicha Tierra Santa. Confrntese, al respecto, la gran laguna histrica existente entre la
conclusin del Libro [1 y 2 ]de las Crnicas, y el mucho ms temprano reinicio del relato
de la historia juda, tal como se presenta al inicio del Libro de Esdras[ y Nehemas], y que
se identifica, con toda propiedad, en el breve resumen relatado en 2 Crnicas 36:20-21;
donde se sintetiza, en slo dos Versculos, todo lo acontecido a la nacin juda durante los
70 aos que durara el Exilio Babilnico.
Por cuanto se refiere a aquella otra expresin que reza textualmente que acerca de los viejos
haba dicho SEOR que haba salido maldad de Babilonia, de los ancianos jueces que
parecan gobernar al pueblo, ciertos escrituristas han hecho observaciones referentes al
hecho de que esta expresin no es la cita textual de ningn otro texto bblico conocido.
Mas, cuando se examina de forma cuidadosa, salta a la vista el hecho de que, en realidad, se
trata de una forma irnica y sarcstica de referirse al texto en que el profeta Jeremas coloca
unas palabras similares en boca de Yahveh: [...] vosotros habis dicho: "Yahveh ha
suscitdonos profetas en Babilonia" (Jeremas 29:15). Un poco ms abajo, Jeremas
denuncia a dos pseudoprofetas amantes de acostarse con esposas de sus conciudadanos
exiliados (Jeremas 29:21-23).
Acerca de estos hechos, el clebre erudito judo ruso americano Isaac Asimov, en su Gua
de la Biblia, declara lo siguiente: Los "ancianos", o viejecillos, probaron ser malvados, y
la tradicin juda los identific, por ello, con dos profetas denunciados como falsos por
Jeremas. Pero como Susana es generalmente considerada una obra de ficcin, una
identificacin tal necesita no ser tomada seriamente.19
Esta postura escptica hacia todo posible, presunto o presumible carcter histrico de este
documento, sin embargo, refleja la postura parcialmente sesgada de un hombre de ciencia
de orgenes judos; quien, consecuentemente, sola ver al Tanaj, y no a la Septuaginta,
como la norma bsica del Canon de los libros tenidos por sagrados entre los israelitas.
Refleja, as mismo, el muy profundo impacto que ciertos cristianismos de lneas
protestantes llegaron a causar en la mentalidad del pueblo americano la nacin adoptiva del Dr. Asimov a su exilio de Rusia durante su paso, del Siglo XVII al Siglo XX.
Es justo enfatizar, por otra parte, que, fuera de las series de criterios con bases en los cules
los judos excluyeron del canon del Tanaj, sistemticamente, todos los documentos
Deuterocannicos, no hay argumentos slidos para desestimar o cuestionar, de manera
tajante, el valor o el carcter histrico y moral de dichos documentos.
Aun cuando queda claro que, a nivel exegtico, ha sido ciertamente muy laxa y muy escasa
la labor realizada por exgetas bblicos de todos los contextos; ya que, en pleno Siglo XXI,
a ms de 20 Siglos de la Era Cristiana, an no se ha estudiado, de forma concienzuda y
ordenada, profunda y detallada, y no comprometida con alguna postura confesional
concreta, hechos muy importantes relativos a varios de estos documentos (los
Deuterocannicos).
Reminiscencias mitolgicas
Susana se paseaba por los campos, como algunas deidades femeninas de la
fertilidad del Mundo Antiguo. Aqu, la diosa Flora, como qued representada en un
muro de Pompeya hace unos dos mil aos.
No menos sugestiva y fascinante, sin embargo, se antoja la mocin de ver en esta historia
claras reminiscencias de mitos orientales de diosas o deidades femeninas de la fertilidad, y
la fecundidad y exuberancia del reino vegetal: el nombre de Susana es la forma semtica del
nombre de una flor, concretamente la azucena, o flor de lirio blanco; por otra parte, la
alusin al paraso, jardn, vergel, pomario o huerto del marido, y la presencia en este de
rboles de nueces, tales como la encina y el lentisco, parece una muy clara referencia al
cultivo de los huertos, los campos, y los rboles frutales.
Desde esta perspectiva, Susana guarda algunos sumamente importantes aspectos en comn
con Ceres o Demter, una deidad agrcola, patrona y protectora del cultivo de campos de
gramneas, espigas o cereales, as como tambin de la sacralidad, respeto y observancia de
las leyes, as como tambin del matrimonio, los cules son conceptos que este documento
vincula a la figura de Susana de mltiples maneras directas e indirectas.
De la misma manera, Susana guarda rasgos en comn con Flora o Cloris, seora de las
flores, como la referencia, claramente floral, del nombre de ambas damas, la eterna
juventud de la deidad pagana, y la extrema lozana y delicadeza de la joven Susana. Flora
era la esposa del viento favorable, y Susana gozaba del favor de ser la esposa de un rey de
los judos. La diosa Flora era un smbolo ancestral de la renovacin del ciclo de la vida, al
cul, en cierta forma, se refiere la Historia de Susana al contrastar la gracia, pureza e
inocencia de los nios con la degradacin y degeneracin moral de ancianos pervertidos.
Y, muy especialmente, Susana guarda rasgos en comn con alguna deidad oriental asociada
a la diosa romana Pomona, seora de los frutos, las bayas y las nueces, (tales como el
pistache y la bellota, las nueces de la encina y el lentisco), casada con Orduo, el seor de
los huertos, (tal vez representado por Joaqun, con su vasta extensin de tierras repobladas
de vida vegetal?). Pomona era una diosa eternamente joven, (como joven Susana), y que
era asediada en el campo por los viejos y feos guardianes de la fauna silvestre: los faunos y
los stiros, (tal vez representados por los dos viejecillos que fungan como jueces del
pueblo?). Y, como dato extra, algunas tradiciones acusan a Pomona de haberle sido infiel a
su marido, al haber sostenido amoros con Pico, una deidad proftica romana, (de forma
sospechosamente paralela a las imputaciones de adulterio sufridas por Susana).
Aparte de estos hechos, todas estas deidades femeninas paganas eran representadas como
bellas seoras que solan recorrer los campos y cultivos, recogiendo, a su paso, en su
regazo, espigas de gramneas o cereales (Ceres), flores y capullos (Flora), o frutos de muy
amplias variedades, incluyendo las bayas, las drupas y las nueces (Pomona). La Historia de
Susana, por su parte, nos dice que Susana tena como hbito salir a recorrer el vergel del
marido al caer de la tarde (Verso 7).
Ideas preliminares
Todos estos detalles cobran gran importancia desde una perspectiva antropolgica, pues
hacen que la Historia de Susana parezca la fusin o sincretismo de varios de estos mitos en
un solo relato, cuya protagonista, para el caso, Susana, representara un papel parecido a
nuestra concepcin moderna occidental de la denominada Madre Naturaleza.
Aun cuando este hecho pudiere hoy parecer algo muy incorrecto desde una perspectiva
religiosa cristiana, la accin de colocar a dioses y deidades paganas en el papel de vctimas
que necesitan ser salvadas por un poder mayor, fue, entre los judos y otros pueblos
antiguos, un hecho muy frecuente que tuvo el objetivo, bastante bien logrado en su
momento, de demostrar que incluso las deidades paganas se hallaban a merced unas de
otras, y que necesitaban todas ellas recurrir al arbitrio, poder y proteccin de un solo ser
supremo, como este documento nos dice que Susana habra recurrido en este caso a
SEOR, el Dios que veneraban las tribus israelitas (Versos 42-44).
Si bien, es oportuno sealar que asumir sin reservas como un hecho el carcter mitolgico
de este documento, resulta sumamente anticipado, en vista de la falta de estudios detallados
al respecto, y debido a que, aparte de los escritos bblicos, se ignora los detalles de los
hechos histricos vividos por las comunidades judas en el exilio.
En tanto los exgetas se animan a intentar dilucidar posibles relaciones contextuales de este
interesante documento con hechos mitolgicos, o bien, historiogrficos, subyacentes al
mismo, la Historia de Susana podra representar, por una parte, el relato de hechos que eran
muy frecuentes y habituales entre las sociedades y contextos geogrficos e histricos de
todo el Mundo Antiguo; y, por otra, un clarsimo ejemplo de la penetracin de sincretismos
de tipo religioso en los contextos bblicos, y en la mentalidad del pueblo de Israel, el pueblo
que, de acuerdo con la historia, se diera a la tarea de redactar la Biblia.
Objeciones aparte, un ejemplo an ms claro de estos sincretismos de tipo religioso ha
quedado asentado en el Libro de Ester, donde lo que se cuenta, no es una gesta histrica del
pueblo de Israel, sino que, en realidad, el texto es una autntica teogona escatolgica,
relato de la guerra escatolgica librada y suscitada entre los dioses del panten babilnico,
al mando de Marduk (o Mardoqueo) y de la diosa esposa reina Ishtar (o Ester), en contra de
los dioses del panten elamita, lidereados por dioses depuestos de la mentalidad y de las
simpatas del culto popular, como Vasti y Amn.
(Esto explica el hecho de que el texto hebreo del Libro de Ester jams haya llegado a
vincular estos supuestos hechos de la "historia" de la nacin juda, a la moderacin, gestin
o intervencin del Dios de los judos. El texto griego, en cambio, relata pormenores y
detalles, redactados y agregados de manera tarda, con el expreso fin de ubicar a SEOR,
el Dios de los judos, por encima de todos los dioses de los pueblos circundantes, como
aquel que dirime y decide en las disputas de todas las deidades de los pueblos paganos.)
Susana en el arte
Lovis Corinth: Susana bandose, 1890.
Varios pintores han representado a Susana bandose:
Rembrandt Rubens Artemisia Gentileschi Lorenzo Lotto Albrecht Altdorfer Anthonis van Dyck Tintoretto Veronese
Guercino Domenichino Francesco Hayez Franz von Stuck Lovis Corinth Bartolomeo Altomonte Lukas Vorstermann Johann Spillenberger
En la msica, la Historia de Susana ha inspirado:
El oratorio Susanna de Georg Friedrich Hndel (1749) La pera Susannah de Carlisle Floyd (1995), en la cual el papel de los dos
ancianos, corresponde al rey David.
Susana ya ha sido, as mismo, un tema recurrido de la literatura popular, citado y asentado,
por ejemplo, en el poema Daniel, escrito en 1331 por un autor annimo. En 1577 se estren
el drama Susanna de Nicodemus Frischlin. La tragedia de Paul Rebhun Ein Geistlich Spiel
von der Gotfrchtigen und keuschen Frauen Susannen se imprimi en 1536. El poeta lrico
bohemio, Hugo Salus, public Susana en el bao, en 1901.
Notas
1.
DE JERUSALN, Escuela Bblica; Biblia de Jerusaln, Descle de Brouwer;
Bilbao, Espaa, 1975; Pg. 1297; nota al subttulo "Bel y el dragn",
correspondiente al Captulo 14 del Libro de Daniel.
Origen, To Africanus 5 (ante A.D. 254), in ANF,IV:387.
Irenaeus, Against Heresies (A.D. 180): ANF,I:497.
Hippolytus Commentary on Daniel (A.D. 204); ANF,V:191,194
Cyprian, Testimonies 20 (ante A.D. 258); ANF,V:540
Cyril of Jerusalem, Catechetical Lectures (A.D. 350); NPNF2,VII:123.
La expresin protestantes incluye a las iglesias protestantes histricas,
angloepiscopalianas, evanglicas, sabticas bautistas y adventistas,
pentecostales, neopentecostales, etc.
Citamos, como ejemplos, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos
Das (comnmente llamada la Iglesia de Mormn, o la Iglesia Mormona), o la
Federacin de Familias por la Paz y la Unificacin Mundial (comnmente llamada
la Iglesia de la Unificacin, o la Iglesia de Moon), o el grupo religioso La Familia
(comnmente llamado los Nios de Dios), as como la Sociedad Bblica y
Tratadstica de la Torre Viga (comnmente llamada Testigos de Jehov).
Vaticanus gr. R VII 45, Sigel 88
Tella, Paulus von (1874) Ed. Ceriani, Mailand
Geien, A. (1968) Daniel 5-12; Susanna, Bel et Draco; Esther: Der
Septuaginta-Text des Buches Daniel, Kap. 5-12, zusammen mit Susanna, Bel et
Draco, sowie Esther Kap. 1,1a-2,15 nach dem Klner Teil des Papyrus 967 (PTA
5), Bonn.
Cousin, Hugues (1992) "Daniel"; La Biblia Griega. Los Setenta. Estella: Verbo
Divino, p.p. 105-107.
Expresin imprecisa. El texto griego emplea, de forma primigenia, la
expresin , paradesos; que, en un sentido propio, significa
comarca, lugar que se distingue en derredor. La Vulgata latina transcribe
pomrium, es decir, un cultivo de rboles frutales. Versiones castellanas se
refieren, de manera indistinta, a un huerto o un jardn. Sin embargo, a partir de
los hechos expuestos en la parte final del nudo del relato a saber, la presencia
de encinas y lentiscos, y el hecho de que se tratase de un espacio tan denso y tan
extenso que dentro de sus lmites pudiese hacerse cosas sin ser vistos por otros
, se infiere que se trata de una vasta extensin de bosques mediterrneos,
mediana o densamente repoblados de rboles y arbustos de gran diversidad en su
apariencia, su tipo y su estatura; la cul, probablemente, haya tenido acceso o
colindancia a las mrgenes del ufrates. En su versin tarda, Teodocin nos
sugiere tratarse de un lugar que puede ser cerrado o clausurado por medio de
compuertas. Pero esta referencia contradice la idea, nocin o percepcin que se
tratase de un rea muy extensa y espaciosa, en donde las personas, solas o
acompaadas, pudiesen substraerse de la visin de otros. La alusin a las puertas
que cierran el jardn no se encuentra presente en el texto griego antiguo, que es
mucho ms temprano y primigenio.
Canton, Dan W. (2003) "Dating the Story of Susanna: a proposal; Journal for
the Study of Judaism 34(2):121-140."
El texto de la Biblia Septuaginta, siempre menos pulido, primario y primigenio
que esta recensin de Teodocin, siempre ms sistemtica, graciosa, elegante y
ordenada, relata que Daniel le dice al primero que el ngel de SEOR "
", "skhisi sou ten psukhn", "partir de ti al alma"; y al segundo le dice
que el ngel de SEOR " [...] ", "ten
romphaan esteken exn [...] ina katapris se", "a la espada permanece teniente
[...] para destrozarte".
Milik, Jzef Tadeusz (1981) "Daniel et Susanne Qumrn?"; Dore, P.; M.
Grelot et M. Carrez (eds.) De la Torah au Messie: 337-359. Descle, Paris.
Nickelsburg, George W. E. (1997) "4Q551: A Vorlage to Susanna or a Text
Related to Judges 19?" Journal of Jewish Studies 48(2): 349-351.
Expresin imprecisa. La Versin Teodocin acua la voz griega
, que puede traducirse como el ms glorioso, honrado, honorable,
notable, connotado o distinguido de todos.
19. ASIMOV, Isaac; Asimov's Guide To The Bible, Volume One, The Old Testament; Page 620; Random House, USA, 1967-1981.
Vase tambin
Deuterocannicos Septuaginta Historia de Bel y el Dragn Libro de Daniel Daniel (profeta) El Horno Ardiente El Sueo de Nabucodonosor Biblia Antiguo Testamento Libros Profticos
Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Historia de Susana.
http://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_Susana
APENDICE
PARTE DEUTEROCANONICA
Captulo 13
Historia de Susana
1 Moraba en Babilonia un varn cuyo nombre era Joaqun.
2 Haba tomado por mujer a una llamada Susana, hija de Helcas, muy hermosa y temerosa de Dios,
3 pues sus padres, que eran justos, la haban educado segn la ley de Moiss.
4 Era Joaqun muy rico y tena contiguo a su casa un jardn. Concurran a su casa los judos por ser l el ms ilustre de todos.
5 Aquel ao haban sido designados jueces dos ancianos, de los que dijo el Seor: Sali la iniquidad de Babilonia, de los ancianos constituidos en jueces, que parecan gobernar al pueblo.
6 Frecuentaban stos la casa de Joaqun, y a ellos venan cuantos tenan algn pleito.
7 Hacia el medioda, cuando el pueblo se haba retirado, entraba y se paseaba Susana en el jardn de su marido,
8 y, vindola cada da los dos ancianos entrar y pasearse, sintieron pasin por ella.
9 Y, pervertido su juicio, desviaron sus ojos para no mirar al cielo ni acordarse de los justos juicios.
10 Ambos estaban heridos de amor por Susana, pero no se lo haban comunicado entre s,
11 porque sentan vergenza de confesarse uno a otro su pasin y el deseo que tenan de unirse a ella,
12 y a porfa buscaban cada da ocasin de verla.
13 Dijronse, pues, el uno al otro: Vamos a casa, que ya es la hora de comer. Y, saliendo, se separaron el uno del otro.
14 Pero, dando la vuelta, vinieron al mismo sitio. Preguntndose la causa, se declararon su pasin, y en comn espiaron el momento de poder hallarla sola.
15 Y sucedi que, mientras esperaban el da oportuno, entr Susana al jardn, como el da anterior, acompaada slo de dos doncellas, para
baarse en el jardn, porque haca calor.
16 Nadie haba all, fuera de los dos ancianos, que, escondidos, la acechaban.
17 Y dijo a las doncellas: Traedme el aceite y los ungentos y cerrad las puertas, que voy a baarme.
18 Hicieron ellas como se les haba dicho, y, cerrando las puertas del jardn, salieron por la puerta lateral para traer lo que se les haba mandado, y no vieron a los ancianos que estaban escondidos.
19 En cuanto salieron las doncellas, se levantaron los ancianos y se precipitaron hacia ella,
20 dicindole: Las puertas estn cerradas, nadie nos ve, y nosotros sentimos pasin por ti; consiente, pues, y entrgate a nosotros;
21 de lo contrario, daremos testimonio contra ti de que estabas con un joven y por esto despediste a
las doncellas.
22 Rompi a llorar Susana, y dijo: Por todas partes me siento en angustia, porque, si hago lo que proponis, vendr sobre m la muerte, y si no lo hago, no escapar a vuestras manos.
23 Mas prefiero caer inculpable en vuestras manos a pecar ante el Seor.
24 Y levantando la voz, la levantaron tambin los dos ancianos contra ella.
25 Corri uno de los dos a abrir las puertas del jardn.
26 Apenas oyeron los gritos los que estaban en casa, se precipitaron a entrar por la puerta lateral para ver lo que pasaba,
27 y luego los ancianos se explicaron, quedando los siervos grandemente confundidos, porque jams semejante cosa se haba dicho de Susana.
28 Al da siguiente todo el pueblo concurri a la casa de su marido, Joaqun, y vinieron asimismo los dos ancianos, llenos de perversos pensamientos
contra Susana, a quien pretendan hacer morir. Ante el pueblo dijeron:
29 Enviad por Susana, hija de Helcas y mujer de Joaqun. Y la mandaron llamar.
30 Lleg Susana, y con ella sus padres, hijos y todos sus parientes.
31 Era Susana muy delicada y hermosa de aspecto.
32 Iba cubierta, y aquellos malvados mandaron que se descubriese para saciarse de su hermosura.
33 Lloraban entretanto los suyos y todos cuantos la vean.
34 Levantronse los dos ancianos en medio del pueblo, pusieron sus manos sobre la cabeza de Susana,
35 que, llorando, miraba al cielo, lleno su corazn de confianza en el Seor.
36 Los ancianos dijeron: Mientras nos pasebamos solos por el jardn, entr sta con dos doncellas y,
cerrando la puerta, despidi a las dos doncellas.
37 En seguida se acerc un joven que estaba escondido en el jardn y se acost con ella.
38 Y hallndonos nosotros en un ngulo del jardn, vimos la maldad y corrimos a ellos, y los vimos que estaban pecando,
39 pero no pudimos detener al joven, por ser ms fuerte que nosotros, y abriendo las puertas, se escap.
40 Pero tomamos a sta, y preguntndola quin fuese el joven, no quiso decrnoslo. De esto damos nosotros testimonio.
41 Y la asamblea, como se trataba de ancianos del pueblo y, por aadidura, jueces, los crey y la condenaron a muerte.
42 Levant entonces Susana la voz y dijo: Dios eterno, conocedor de todo lo oculto, que ves las cosas todas antes que sucedan!
43 Tu sabes que han declarado falsamente contra m. T sabes que muero sin haber hecho nada de
cuanto stos han inventado inicuamente contra m.
44 Oy el Seor su voz,
45 y mientras era llevada a la muerte, despert Dios el espritu santo de un jovencito llamado Daniel,
46 que con voz fuerte grit:Yo soy inocente de esta sangre.
47 Y todo el pueblo se volvi a l, dicindole: Qu significan esas palabras que has proferido?
48 Y l, puesto en medio de ellos, dijo: Tan insensatos sois, hijos de Israel, que, sin inquirir ni poner en claro la verdad, condenis a esa hija de Israel?
49 Volved al tribunal, porque stos han testificado falsamente contra ella.
5o Y todo el pueblo a gran prisa se volvi. Los ancianos le dijeron: Ven, sintate en medio de nosotros y declranoslo, porque el Seor te ha
dado el don de la ancianidad.
51 Djoles Daniel: Separadlos lejos uno de otro, que voy a interrogarlos.
52 As que los hubieron separado uno de otro, llam a uno de ellos y le dijo: Viejo envejecido en la maldad, ahora vienen sobre ti las maldades que tantas veces hiciste,
53 juzgando injustamente, condenando a los inocentes y absolviendo a los culpables, cuando
Dios dice: No matars al inocente y al justo.
54 Dinos, si viste a sta, bajo qu rboles los viste acariciarse? El contest: Bajo un lentisco.
55 Replic Daniel: Muy bien, has mentido contra tu propia cabeza, pues ya el ngel de Dios ha recibido la orden de partirte por medio.
56 Y hacindole retirar, mand traer al otro y le dijo: Raza de Cann y no de Jud, la belleza te sedujo y la pasin pervirti tu corazn.
57 As hacais a las hijas de Israel, y ellas de miedo se os rendan; pero esta hija de Jud no consinti
en vuestra iniquidad.
58 Ahora, pues, bajo qu rbol los habis sorprendido acaricindose mutuamente? Contest l: Bajo una encina.
59 Djole Daniel: Muy bien; has mentido t tambin contra tu cabeza, pues el ngel de Dios tiene pronta ya la espada para rajarte por medio, para aniquilaros.
60 Y toda la asamblea levant la voz bendiciendo a Dios, que salva a los que en El esperan.
61 Y se lanzaron contra los dos viejos, a quienes Daniel haba convencido por su propia declaracin de haber falsamente testificado.
62 Y, segn la Ley de Moiss, les hicieron como ellos mismos haban maquinado contra su prjimo. Dironles muerte, y se salv en aquel da la sangre inocente.
63 Helcas y su mujer alabaron a Dios por la salvacin de su hija, y con ellos Joaqun, su marido, y todos sus parientes, porque no fue hallada en ella torpeza.
64 Y desde aquel da en adelante, Daniel se hizo famoso en su pueblo.
Captulo 14
Historia de Bel y el dragn
1 Reunise Astiages con sus padres, sucedindole en el reino Ciro el persa.
2 Era Daniel uno de los comensales del rey y el ms honrado de todos sus amigos.
3 Tenan los babilonios un dolo llamado Bel, que cotidianamente consuma doce artabas de harina, cuarenta ovejas y seis metretas de vino.
4 El rey le veneraba e iba cada da a adorarle, pero Daniel adoraba a su Dios. Djole el rey: Por qu no adoras a Bel?
5 A lo que Daniel respondi: Porque yo no adoro dolos hechos por manos de hombres, sino al Dios vivo, Hacedor del cielo y de la tierra y soberano de toda carne.
6 El rey le replic: Crees que Bel no es un dios vivo? No ves cunto come y bebe cada da?
7 Le contest Daniel, riendo: No se deje engaar el rey; ste, que por dentro slo es barro y por fuera slo bronce, no ha comido jams.
8 Encolerizado el rey, llam a los sacerdotes y les dijo: Si no me decs quin consume todas estas provisiones, moriris;
9 pero, si me hacis ver que es Bel quien las consume, morir Daniel por haber blasfemado contra Bel. Contest Daniel al rey: Hgase segn tu palabra.
10 Setenta eran los sacerdotes de Bel, fuera de sus mujeres e hijos. Vino el rey con Daniel al templo de Bel,
11 y le dijeron los sacerdotes: Nosotros saldremos fuera, y t, rey, pondrs los alimentos y el vino mezclados y cerrars la puerta y la sellars con tu anillo,
12 y si al venir por la maana no hallamos que los alimentos han sido consumidos por Bel, moriremos; en caso contrario, Daniel nos habr calumniado.
13 Estaban ellos muy confiados, porque debajo de la
mesa haban hecho una entrada secreta, por la cual se introducan siempre para consumir las provisiones.
14 Pero as que salieron ellos y el rey coloc las provisiones, orden Daniel a sus siervos que trajeran ceniza, y en presencia del rey solo, la extendieron por todo el pavimento del templo. Despus salieron y cerraron las puertas; luego de sellarlas con el sello real, se retiraron.
15 Por la noche vinieron, como de costumbre, los sacerdotes con sus mujeres e hijos y comieron y
bebieron todas las provisiones.
16 Madrug el rey muy de maana, y Daniel con l,
17 y dijo el rey: Daniel, estn intactos los sellos? Daniel contest: Intactos, rey.
18 Abri luego las puertas y mir el rey a la mesa, y dijo en alta voz: Grande eres, Bel, y no hay en ti engao alguno.
19 Se sonri Daniel y deteniendo al rey para que no entrase dentro, le dijo: Mira el pavimento y ve de quin son estas pisadas.
20 Respondi el rey: Veo pisadas de hombres, de mujeres y de nios. E irritado el rey,
21 hizo prender a los sacerdotes, a sus mujeres e hijos, que le mostraron la puerta secreta por la que entraban a consumir lo que se colocaba sobre la mesa,
22 y los mand matar. Despus entreg Bel a Daniel, que lo destruy, as como su templo.
23 Haba tambin un gran dragn, muy venerado de los babilonios.
24 Dijo el rey a Daniel: No dirs de ste que es hecho de bronce! Mira que est vivo y come y bebe; de ste no podrs decir que no es dios vivo. Adrale, pues.
25 A lo que Daniel contest: Al Seor, mi Dios, adorar, porque El solo es Dios vivo.
26 Si t, rey, me lo permites, yo matar a este
dragn sin espada ni palo. Respondile el rey: En tu poder est.
27 Y tomando Daniel pez, grasa y pelos, lo hirvi todo junto, e hizo unas bolas, que luego dio al dragn, el cual las comi, reventando con ellas. Y dijo: Mirad lo que venerabais.
28 Cuando esto oyeron los babilonios, se irritaron sobremanera y se amotinaron contra el rey, diciendo: El rey se ha hecho judo. Ha derribado a Bel, ha matado al dragn y ha degollado a sus sacerdotes.
29 Y llegndose al rey, le dijeron: Entrganos a Daniel; si no, te mataremos a ti y a tu casa.
30 Y vindose el rey muy acosado, les entreg a Daniel a la fuerza,
31 y le arrojaron al foso de los leones.
Daniel, otra vez en el foso de los leones
32 Haba all siete leones y all estuvo Daniel siete das. Daban a los leones cada da dos cuerpos humanos y dos ovejas. Pero durante aquellos das no les dieron nada, para que devorasen a Daniel.
33 Viva entonces en Jud el profeta Habacuc, el cual, cocida la comida y moj ado el pan en la cazuela, se iba al campo para llevarlo a los segadores.
34 Pero el ngel del Seor dijo a Habacuc: Lleva la comida que tienes preparada a Daniel, que est en Babilonia en el foso de los leones.
35 Y contest Habacuc: Seor, nunca he visto a Babilonia y no s qu es el foso de los leones.
36 Y tomndole el ngel del Seor por la coronilla, por los cabellos de su cabeza, le llev a Babilonia, encima del foso, con la velocidad del espritu.
37 Y grit Habacuc: Daniel, Daniel! toma la comida que Dios te enva.
38 Y contest Daniel: En verdad, oh Dios!, te has acordado de m, pues no abandonas a los que te aman.
39 Y levantndose, comi, y al instante el ngel de Dios restituy a Habacuc a su lugar.
El rey da gloria a Dios
40 Al da siguiente vino el rey a llorar a Daniel, y, llegando al foso, mir y vio a Daniel sentado.
41 Entonces, levantando la voz, dijo: Grande eres, Seor, Dios de Daniel, y no hay otro fuera de ti!
42 Y le sac del foso y arroj en l a los causantes de su condena, que al instante, en su presencia, fueron devorados.
43 Entonces el rey dijo: Teman todos los moradores
de la tierra al Dios de Daniel, porque es el verdadero salvador, que hace milagros y maravillas en la tierra y ha librado a Daniel del foso de los leones.
http://www.cristoraul.com/SPANISH/LaBiblia/AntiguoTestamento/Profetas/Daniel/X
IV.htm