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1 EL METODO HIPOTETICO DEDUCTIVO SIMPLE Dr. César Lorenzano Introducción Este artículo continúa a la serie de escritos sobre el método científico iniciado el año anterior. En ellos se introdujeron algunas nociones básicas, como las que se refieren al lenguaje de la ciencia, la definición de niveles de lenguaje, las leyes científicas, etc. No se van a reiterar en este momento, por lo que sugiero releerlos si surge alguna dificultad en la comprensión de algún término especializado. Se sintetizarán, en cambio, algunas nociones sobre el método inductivo, que son introductorias a la comprensión del método hipotético deductivo, que es considerado en nuestros días el método científico por antonomasia, aquel en el que se presentan tanto los artículos científicos como los proyectos de investigación, así como la forma en que se analizan los artículos que se leen. El secreto del método científico es que dice qué clase de relación existe entre nuestra experiencia inmediata, aquello que se puede constatar personalmente, y las leyes de la ciencia, que hablan de lo que ocurre en todos los casos, en todo tiempo y lugar, y que por consiguiente, no puede constatarse personalmente. Habíamos mencionado que durante siglos, se había considerado que el método inductivo era el método de la ciencia. Las leyes se justificaban pues desde los casos que conocemos, se inducen, por generalización, esos enunciados generales que son las leyes. También habíamos mencionado que al menos desde Hume, se sabía que la inducción no podía ser justificada de ninguna manera, y por lo tanto, que la misma ciencia, sus leyes, no tenía justificación. Desde el Círculo de Viena, un grupo formado en Viena alrededor de los años veinte del siglo pasado por científico, lógicos y matemáticos de primera línea, entre los que cuentan Einstein y Russell- se responde que las leyes no son auténticos enunciados, son sólo reglas para pasar de unos enunciados que habla de sucesos observables de Nivel I- a otro enunciado que habla de otro hecho observable, que ocurre a continuación del primero. Así, una inducción muy simple como la que permite decir que cuando escuchamos un trueno, pronto veremos un rayo, pues siempre sucedió así. Desde el lenguaje de la ciencia, decimos que el primer enunciado “Constato que este paciente presenta manchas de Koplick” es de Nivel I, y lo mismo lo es el segundo que predice “Al tiempo presentará una erupción sarampionosa”. Para quienes buscaban escapar al problema de la inducción, hay simplemente una unión, dada por la experiencia, entre el primer enunciado y el segundo. Podemos compararla con la otra posición, la que sostiene que entre ambos enunciados, posibilitando el razonamiento, existe una ley no enunciada más o menos de la siguiente forma: “En todos los casos, si un paciente presenta manchas de Koplic, entonces tendrá en poco tiempo

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EL METODO HIPOTETICO DEDUCTIVO SIMPLE

Dr. César Lorenzano

Introducción

Este artículo continúa a la serie de escritos sobre el método científico

iniciado el año anterior. En ellos se introdujeron algunas nociones básicas,

como las que se refieren al lenguaje de la ciencia, la definición de niveles de lenguaje, las leyes científicas, etc. No se van a reiterar en este momento, por

lo que sugiero releerlos si surge alguna dificultad en la comprensión de algún

término especializado.

Se sintetizarán, en cambio, algunas nociones sobre el método inductivo,

que son introductorias a la comprensión del método hipotético deductivo, que

es considerado en nuestros días el método científico por antonomasia, aquel en el que se presentan tanto los artículos científicos como los proyectos de

investigación, así como la forma en que se analizan los artículos que se leen.

El secreto del método científico es que dice qué clase de relación existe

entre nuestra experiencia inmediata, aquello que se puede constatar

personalmente, y las leyes de la ciencia, que hablan de lo que ocurre en todos los casos, en todo tiempo y lugar, y que por consiguiente, no puede

constatarse personalmente.

Habíamos mencionado que durante siglos, se había considerado que el

método inductivo era el método de la ciencia. Las leyes se justificaban pues

desde los casos que conocemos, se inducen, por generalización, esos enunciados generales que son las leyes.

También habíamos mencionado que al menos desde Hume, se sabía que

la inducción no podía ser justificada de ninguna manera, y por lo tanto, que la

misma ciencia, sus leyes, no tenía justificación.

Desde el Círculo de Viena, un grupo formado en Viena alrededor de los

años veinte del siglo pasado por científico, lógicos y matemáticos de primera línea, entre los que cuentan Einstein y Russell- se responde que las leyes no

son auténticos enunciados, son sólo reglas para pasar de unos enunciados que

habla de sucesos observables –de Nivel I- a otro enunciado que habla de otro

hecho observable, que ocurre a continuación del primero.

Así, una inducción muy simple como la que permite decir que cuando escuchamos un trueno, pronto veremos un rayo, pues siempre sucedió así.

Desde el lenguaje de la ciencia, decimos que el primer enunciado

“Constato que este paciente presenta manchas de Koplick” es de Nivel I, y lo

mismo lo es el segundo que predice “Al tiempo presentará una erupción

sarampionosa”. Para quienes buscaban escapar al problema de la inducción, hay simplemente una unión, dada por la experiencia, entre el primer

enunciado y el segundo. Podemos compararla con la otra posición, la que

sostiene que entre ambos enunciados, posibilitando el razonamiento, existe

una ley no enunciada más o menos de la siguiente forma: “En todos los casos,

si un paciente presenta manchas de Koplic, entonces tendrá en poco tiempo

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una erupción sarampionosa”. Una ley que se obtiene por inducción de los

numerosos casos en que una erupción siguió a una manchas en la boca. Si la primera posición está en lo cierto, las leyes no necesitan ser

justificadas, no es necesario invocar un proceso inductivo que las justifique,

desde el momento en que no hay leyes propiamente dichas, entendidas como

enunciados generales que hablan de todos los miembros de un conjunto en los

que sucede aquello que dice la ley, en todo tiempo y lugar.

La crítica de Hume no tiene, por lo tanto, ninguna consecuencia para el conocimiento científico, que está formado exclusivamente por enunciados que

hablan de cosas a las que podemos observar sin nada más que nuestros ojos –

rayos y truenos, manchas de Koplick y erupción del sarampión-, y cuya verdad

o falsedad puede constatarse, entonces, directamente.

Pero se tenía la certeza de que la ciencia hablaba de cosas de las que no teníamos experiencia directa, y que con eso explicaba aquello de que podíamos

observar, ampliando el universo de lo conocido. Sin la ciencia no hubiéramos

sabido de los mundos del microscopio ni del telescopio, no hubiéramos

conocido el inconsciente, las reacciones químicas, los genes. No hubiéramos

sabido que el sarampión es una enfermedad causada por un microorganismo. La propuesta de algunos miembros de Círculo de Viena –llamado

instrumentalismo, pues sostenía que las leyes eran sólo instrumentos, y

como tales, ni verdaderas ni falsas-, si bien eliminaba el problema de la

inducción, no explicaba a la ciencia tal como la conocemos.

La solución a esta disyuntiva la da un filósofo vienes –Karl Popper-, contemporáneo y amigo de los miembros del Círculo de Viena, que plantea que

la ciencia no es inductiva, sino hipotética y deductiva. Mediante su propuesta la

ciencia deja de ser injustificada, para pasar a ser una actividad racionalmente

justificada.

En lo que sigue mostraremos los elementos que forman el método

hipotético-deductivo, y los principios en los que se fundamenta. A los efectos expositivos, dividiremos al método hipotético-deductivo en

dos versiones, una que llamaremos simple o dogmática, y otra, la definitiva,

que llamaremos compleja o liberalizada.

El método hipotético-deductivo simple, aunque incompleto, es una

versión que contiene los elementos básicos del método, y la manera más clara de presentarlo.

Para terminar, relacionaremos los elementos del método hipotético-

deductivo simple con los puntos que deben figurar en un proyecto de

investigación, o un artículo científico.

Luego de exponer el método más complejo, en la próxima entrega de esta seria, haremos lo propio con los puntos de los artículos científicos que

corresponden a sus elementos, que son una continuación de los anteriores,

completándolos, pero sin eliminarlos.

El comienzo del método

Contrariamente al método inductivo, Popper nos hace ver que ninguna ciencia, ningún conocimiento puede comenzar por la observación de lo que

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sucede. Su criterio es muy simple. Sencillamente, nos dice que si alguien nos

pregunta acerca de lo que nos transmiten nuestros sentidos en un momento determinado, difícilmente sepamos como responderle correctamente.

¿Debemos contestarle que estamos sentados, frente a un río? ¿O que vemos

llover? ¿O que el pasto es verde, brillante? ¿O que se forman charcos aquí y

allá por la lluvia? ¿O que escuchamos la radio transmitiendo un programa de

ópera? ¿O que nuestro perro nos acompaña? ¿Que alguien pasa corriendo, y

grita? Como constatamos, no hay una única respuesta a la pregunta acerca de

qué experimentan nuestros sentidos. Algunas de las cosas que

experimentamos tienen relación entre sí, otras no.

Popper nos indica que una experiencia dada, para que sea significativa,

tiene que serlo con respecto a un punto de vista específico, y no otro. Una respuesta es adecuada, si nos preguntamos por el tiempo. Otra, si lo es por el

lugar en el que estamos. Otra, por nuestra posición. Otra, por lo que

escuchamos, etc.

En ciencia, el punto de vista que dirige la experiencia, la observación, es

una hipótesis. Desde nuestro ejemplo de la medicina, observamos con cuidado la boca

del paciente –además de porque lo exige la buena rutina clínica-, pues

tenemos la hipótesis, por presentar además decaimiento y temperatura, de

que padece una enfermedad infecciosa, que dada su edad, pudiera ser una

eruptiva. Creemos que es un caso –un ejemplo- de la teoría infecciosa de las enfermedades, que dice que en “todos los casos en que encontremos una

mancha de Koplik en la boca del paciente, este tendrá una erupción

sarampionosa”. Es el conocimiento de esta hipótesis la que nos hace buscar en

la boca del paciente, y luego la erupción, o palpar los ganglios para saber si no

será una erupción rubeoliforme.

Es hora que definamos qué se entiende por hipótesis. Una hipótesis es una proposición general, de la forma “Todos ....” –una ley, en fin-, cuya

verdad o falsedad desconocemos, pero a la que investigaremos para ver si es

verdadera o falsa. Se trata, pues, de un enunciado de Nivel II o III, que hemos

definido como el nivel de lenguaje de las leyes. Como veremos, es la respuesta

tentativa a un problema con el que nos enfrentamos. El método, pues, no empieza, no puede empezar por observaciones,

sean cuales sean. El sentido de las investigaciones no va desde la observación

hacia las leyes, sino, sorprendentemente desde lo que se conocía hasta ese

momento, desde las leyes –las hipótesis, hacia las observaciones.

Para decirlo en el lenguaje de la ciencia, no va desde enunciados de Nivel I –enunciados observacionales- a enunciados de Nivel II o III, como lo

quiere la inducción, sino de éstos a los enunciados de Nivel I, que dirán de su

verdad o falsedad.

Si lo presentamos en esquema tendremos el que corresponde a la

inducción:

Nivel I Nivel II o III (leyes)

Inducción

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El esquema del método hipotético-deductivo es el siguiente:

Nivel II o III (hipótesis o leyes) Nivel I

Deducción

Mientras que en el método inductivo se pasaba desde observaciones de

hechos a leyes mediante la inducción, en el método hipotético-deductivo se

deduce desde las hipótesis aquello que habrá de decir si son verdaderas o falsas, enunciados observacionales de Nivel I, que por deducirse de las

hipótesis, llamamos Consecuencias observacionales (de las hipótesis).

Reemplazaremos ahora la terminología que utilizamos en el esquema

anterior por la que usaremos en adelante en nuestra descripción del método

hipotético-deductivo, pues aunque son equivalentes, es la que mejor muestra sus relaciones.

Hipótesis Consecuencias observacionales

Deducción

Hacemos notar que cambiamos con respecto al conocido esquema de la

inducción tanto el sentido de la inferencia (se llama inferencia a un proceso de

razonamiento) que se invierte desde los hechos a las leyes, como la misma

inferencia, que pasa a ser de deducción, en vez de inducción. Asimismo,

hemos cambiado el punto de partida, que sigue siendo de enunciados de Nivel II o III, pero ahora llamándolos hipótesis; también reemplazamos Enunciados

Nivel I por su nombre en el método: consecuencias observacionales, pues

refleja con este nombre que es la consecuencia de un proceso de deducción.

¿Cómo, se dirá, sólo eso se ha cambiado? ¿No presenta la deducción

problemas similares a la inducción? Si así fuera, no habría ninguna ganancia.

Pero no es así. Al contrario de la inducción, las leyes de la deducción son auténticas leyes lógicas, que pueden conectar sin problemas las premisas con

las conclusiones. La diferencia es la siguiente. El principio de la inducción no

era una ley lógica porque permitía inferir –inducir- una falsedad; es decir, se

pasaba de una verdad a una falsedad. Lo que caracteriza a una ley lógica es

que en el proceso de inferir –ahora deducir- se conserva la verdad, es decir, no se puede pasar de verdad en las premisas a falsedad en las conclusiones.

Como veremos luego, al introducir a la deducción como la inferencia

que permite ir desde las hipótesis, consideradas como las premisas del

método, hasta sus conclusiones o consecuencias observacionales, se presenta

una cuestión paradójica con respecto a la verdad o falsedad de las hipótesis, cuya elucidación buscamos mediante el método.

Los otros elementos del método

Habíamos dicho que una hipótesis es una propuesta de solución a un

problema. Normalmente dentro del método hipotético-deductivo, se trata de

un problema empírico, que plantea la realidad. Pero también puede tratarse de un problema dentro de una teoría dada, y no sólo de un problema empírico.

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En medicina, el problema puede consistir en el malestar del paciente,

que obliga a buscar signos y síntomas, y proponer –como hipótesis- que padece una cierta enfermedad.

Los médicos no son científicos, sino que aplican un conocimiento ya

elaborado. Por eso, nuestras hipótesis ya están dadas dentro de un repertorio

conocido de antemano, y cuyas variables dan lugar al diagnóstico

diferencial.

Pero un científico tiene un problema y carece de antecedentes seguros para formular sus hipótesis. Su respuesta al problema debe ser original.

¿Cómo se hace? No hay una única manera. Popper llama intuición al

proceso que permite formular una hipótesis plausible a un problema dado.

Con este término da nombre al proceso creativo, que no sigue reglas

fijas, y que sigue caminos a veces insospechados. En ocasiones, se propone una hipótesis por analogía con otras circunstancias; por ejemplo, se puede

pensar que la propagación del sonido en todas direcciones desde una fuente

sonora, lo hace por ondas, similares a las que se provocan en el agua cuando

la impacta una piedra. A veces, la iluminación ocurre mediante un sueño:

Kekulé, un químico que está intrigado por conocer la fórmula de las sustancias orgánicas, sueña, luego de dormirse mirando el fuego de una chimenea, con

una serpiente que se muerde la cola, y intuye que allí se encuentra la solución

a su problema. Propone, en vez de un ordenamiento lineal de los elementos de

las moléculas, un orden que se cierra en sí mismo, casi un círculo, un

hexágono; desde entonces, se sabe que las sustancias orgánicas se ordenan según la forma del ciclohexano. Otras veces, es una metafísica griega, como el

atomismo, la que guía a las investigaciones sobre la constitución de la materia

de fines del siglo XIX que culminan con la teoría atómica.

Con los nuevos elementos, el esquema del método hipotético-deductivo

es ahora, luego de introducir en el esquema anterior el problema y la intuición

de la que surge la hipótesis, el siguiente: Problema Hipótesis Consecuencias Obs.

Intuición Deducción

Llamaremos a este esquema el esquema del método hipotético-

deductivo simple o dogmático.

Las hipótesis se ponen a prueba: cómo deducir

En el método hipotético-deductivo, se trata de establecer la verdad o falsedad de las hipótesis –que no podemos comprobar directamente, por su

carácter de enunciados generales, o sea leyes, que incluyen términos teóricos-,

a partir de la verdad o falsedad de las consecuencias observacionales, unos

enunciados que se refieren a objetos y propiedades observables, que se

obtienen deduciéndolos de las hipótesis, y cuya verdad o falsedad estamos en

condiciones de establecer directamente. Estas consecuencias observacionales son predicciones de que algo

sucederá si la hipótesis es verdadera.

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¿Cómo funciona el mecanismo deductivo que permite pasar desde los

enunciados de Nivel II o III, las hipótesis, a enunciados de Nivel I, sus consecuencias observacionales.

Veamos un ejemplo.

La experiencia realizada por Mincovsky en 1889 muestra en un perro al

que se le extirpó el páncreas que desarrolla inmediatamente una forma severa

de diabetes. Inmediatamente, el experimento es reproducido en los

laboratorios de fisiología de todo el mundo, buscando corroborar el hallazgo. La hipótesis que se pone a prueba con estas experiencias, es la

siguiente:

“Todos los perros a los que se quita el páncreas -pancreatoprivos-

desarrollan diabetes”.

Es necesario, ahora, deducir al menos un enunciado observacional que pueda ponerla a prueba.

Sabemos que de acuerdo a la lógica, es posible hacer una inferencia

inmediata –es decir, sin un enunciado medio que haga de puente entre

premisa y conclusión- desde un enunciado general, una ley, hasta un

enunciado existencial que lo niega. A su vez, la negación del enunciado contrario a la ley es equivalente a la ley.

(Para quienes no tenga a mano los artículos anteriores, un enunciado

existencial expresa que “existe alguno o algunos ejemplares de tales o cuales

características”, pero sin particularizar aquello de lo que habla en un ejemplo

preciso, por lo que es tan indeterminado como una ley general.) Según la lógica, la negación de este enunciado existencial es equivalente

a la ley hipotética, y puede ser escrita a la manera de una prohibición: “No es

posible que exista un perro sin páncreas que no desarrolle diabetes”,

expresada como la negación del enunciado existencial que se deduce

inmediatamente de la ley.

Una de las maneras de presentar esta circunstancia, es manifestar que una ley –hipotética o ya establecida- es equivalente a aquello que prohíbe que

ocurra (algo largamente conocido desde los sistemas legales: las leyes

prohíben). En esta posibilidad de negar que ocurran determinados sucesos,

radica el núcleo central del método hipotético-deductivo.

Recién ahora damos el paso siguiente, que consiste en ir desde este enunciado existencial, a un enunciado observacional que lo ponga a prueba.

(Nuevamente para quienes no tiene a mano los artículos anteriores un

enunciado observacional habla de esta o estas cosas determinadas que se

encuentran en tal lugar en tal momento, y cuya verdad o falsedad puede

constatarse directamente.) Este enunciado se armará especificando, concretando, los datos más

generales del enunciado existencial, de tal manera que diga de qué perro se

trata, además de datos generales acerca de su situación espacio temporal

(aunque en la redacción esta información pueda darse por supuesta).

Veámoslo:

“No es posible que a Sultán, que se encuentra en el laboratorio de Fisiología de la Facultad de Medicina se le extirpe el páncreas, y no desarrolle

diabetes”.

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Como se observa, tiene la forma de una predicción, predice lo que

pueda suceder con Fido. Es este enunciado el que se pone a prueba, y su verdad o falsedad dirán

sobre la verdad o falsedad de la teoría.

Finalmente, cuando a Sultán se le extraiga el páncreas, se verá si se

vuelve diabético o no, y este resultado se expresa en un enunciado básico.

Veamos el esquema de los sucesivos pasos del método:

Hipótesis

“Todos los perros a los que se quita el páncreas -pancreatoprivos-

desarrollan diabetes”.

Inferencia inmediata

Negación del existencial que contradice la hipótesis

“No es posible que existan algunos o al menos un perro que no tiene

páncreas y no desarrolla diabetes”:

Especificación de las variables

Consecuencia observacional

“No es posible que a Sultán, un perro que está en el laboratorio de

fisiología de la Facultad de Medicina se le extraiga el páncreas y no tenga diabetes”.

Observación de los resultados de la

experiencia

Resultados

“A Sultán se le extirpó el páncreas y no desarrolló diabetes”

o

“A Sultán se le extirpó el páncreas y desarrolló diabetes”

Es necesario remarcar que los mecanismos deductivos permiten

visualizar cómo se traslada la verdad o falsedad entre las premisas (las dos

primeras), y las conclusiones (los enunciados que expresan el resultado de la

experiencia de extirpar el páncreas a Sultán). La esencia del método

hipotético-deductivo consiste en esto, en saber cómo la verdad o falsedad del enunciado básico dice acerca de la verdad o la falsedad de la hipótesis que

ponemos a prueba, que, como recordamos, es algo que ignoramos al comienzo

de la investigación, cuando la proponemos para solucionar un problema.

Por supuesto, el proceso puede ser mucho más largo, e incluir hipótesis

intermedias, pero este es un buen esquema que lo sintetiza.

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Esta manera de presentar al método hipotético-deductivo muestra una

de sus características más notables, y resulta más evidente si la comparamos con el método inductivo.

En la inducción, lo sabemos, se buscan casos en los que ocurra algo,

para de allí generalizar. Lo mismo sucede si se sostiene que un apoyo

estadístico otorga visos de verdad a una ley.

Popper responde que siempre es posible encontrar casos positivos de

casi cualquier hipótesis, sean curaciones milagrosas, canales de Marte, casos de muerte y resurrección, o ovnis.

Su propuesta metodológica implica someter a examen las hipótesis de la

manera más exigente posible, que no es la de buscar aquellos casos en los que

se cumple. Por lo contrario, ponerlas a prueba consiste en buscar sus

contraejemplos con toda decisión –eso es lo que son los existenciales negativos- y ver que no se cumplen, para seguir sosteniéndolas.

La ética que el método hipotético-deductivo exige del científico es que

proponga los más exigentes contraejemplos, y compruebe que no se cumplen.

Afirmar la hipótesis significa –fundamentalmente- refutar los contraejemplos.

Este proceder es coherente con concebir el avance del conocimiento mediante la crítica racional, y por supuesto con el proceder de los propios

científicos, que deben responder cuando presentan sus hipótesis en artículos o

congresos, a los contraejemplos a que los someten sus colegas. Sólo así

pueden mantener sus puntos de vista: si previamente han tratado de refutar

sus propias hipótesis, y no pudieron; señal que podrán defenderlas de los intentos de refutación que sufrirán cuando sean discutidas públicamente.

Los resultados de la observación

Una vez llegado al enunciado básico, observacional, que es una

consecuencia de deducir desde la hipótesis, llega la hora de ver si esto se

cumple o no se cumple.

Supongamos que enunciemos de la siguiente manera el resultado de la

experiencia: “A Sultán se le extirpó el pancreas, y no padece diabetes”. Este enunciado básico, por supuesto contradice el enunciado existencial

que prohibe que eso suceda con Sultán, que es entonces, falso.

¿Qué sucede con la hipótesis, si su consecuencia observacional es falsa?

Si esto es así, la hipótesis es, sin ninguna duda, falsa.

Para explicarlo debemos recurrir a las leyes de la lógica. Sabemos que lo

obtuvimos deduciendo desde la hipótesis. Es sabido que las leyes de la lógica conservan la verdad, es decir, que si

se parte de premisas verdaderas, la conclusión debe ser verdadera.

En este caso la conclusión es falsa.

Como la lógica prohíbe que se pueda ir desde la verdad de las premisas

a una conclusión falsa, necesariamente la premisa –la hipótesis- debe ser falsa.

En el lenguaje del método hipotético-deductivo, si la consecuencia

observacional es falsa, la hipótesis ha sido refutada.

Como vemos, no hay dudas acerca de que el método nos permite

constatar si una hipótesis es falsa, nos permite refutarla.

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Ahora bien. ¿Qué sucede si la consecuencia observacional es verdadera,

si sucede en el mundo de la experiencia lo que prevee la hipótesis? ¿Qué sucede si describimos los resultados de la experiencia con un

enunciado básico que diga “A Sultán se le extirpó el páncreas y desarrolló una

diabetes grave”.

La primera respuesta que surge, es que la hipótesis es, por lo tanto,

verdadera.

Sin embargo, esto no es así, no puede decirse que la hipótesis sea verdadera. De acuerdo a las leyes de la lógica, desde premisas falsas, con un

razonamiento válido, puede llegarse a una conclusión verdadera. La verdad de

la conclusión no dice nada acerca de la verdad de la premisa.

¿Y qué pasa si siempre las predicciones que permite la hipótesis son

verdaderas? ¿Podemos en este caso decir que la hipótesis es verdadera, o que está más próxima a la verdad? De ninguna manera. No importa que sea un

caso o que sean mil; no por eso la hipótesis avanza hacia la verdad.

La primera conclusión a la que se llega cuando se adopta el método

hipotético-deductivo es paradójica. Las hipótesis se pueden refutar, pero no

verificar. Más aún. Lo que caracteriza a la ciencia es que sus afirmaciones son refutables en principio. No es que sean refutadas, porque entonces estaría

formada por falsedades, sino que puedan ser refutadas por la experiencia

cuando se las pone a prueba.

El término que se emplea es de corroborada, la hipótesis ha sido

corroborada. Su significado es muy débil, y sólo quiere expresar que no le ocurrió nada en el proceso de ponerla a prueba.

Popper dice que cuando esto sucede, cuando se ponen a prueba de

muchas maneras y resulta airosa, la hipótesis ha “demostrado su temple”, y

puede ser usada como si fuera verdadera por los científicos, que en ese uso

continúan probándola, hasta que finalmente se la refute, y de lugar a una

hipótesis más completa, mejor, pero siempre refutable en principio. Como sucedió en la historia de la filosofía, la del páncreas resultó sólo

una parte –muy importante- de la cuestión. Desde las investigaciones de

Bernardo Houssay sabemos que también es importante la hipófisis, al punto

que su extirpación impide la muerte por diabetes de los animales de

experimentación. También intervienen otras glándulas de secreción interna, el sistema nervioso, etcétera.

Esta asimetría entre la refutación y la verificación de las hipótesis –se

refutan, pero no se verifican- se expresa diciendo que la verdad desciende en

la cadena deductiva –la verdad se conserva- mientras que la falsedad

asciende. Afirmar la verdad de la hipótesis de la que partió la cadena deductiva es

un error lógico, una falla de razonamiento llamada Falacia de afirmación del

consecuente. Consiste precisamente en esto, afirmar mediante la verdad de

la conclusión (el consecuente) de un razonamiento, la verdad del antecedente,

o premisa primera.

En cambio, la refutación es posible mediante un razonamiento válido, conocido desde la época medieval como Modus Tollens, y que permite desde

la negación del consecuente, negar el antecedente.

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El protocolo de investigación hipotético-deductivo simple

Una vez vistos, y justificados los pasos del método hipotético deductivo

simple, esbocemos a espejo suyo los pasos que debe tener un protocolo

investigación a los efectos de estar correctamente formulado, y luego cómo debe ser descripto –en un artículo- la experiencia.

Son los siguientes:

i. Problema

ii. Hipótesis iii. Resultados esperados

iv. Discusión

El primer punto, Problema, debe discutir y aclarar el problema que se

intenta solucionar.

El segundo, Hipótesis, cuál es la solución que se ofrece. Ninguno de estos difiere en terminología a los que mencionamos antes con la jerga

epistemologica.

El tercero, Resultados esperados, es lo que antes llamamos

Consecuencias observacionales.

En cuanto al último punto, Discusión, es el comentario acerca de cómo los resultados afectan a la hipótesis, si la corroboran o la descartan, y en qué

medida nos hace ir a nuevas investigaciones, por haber descubierto en el

transcurso nuevos problemas.

Como se ve, este esquema que puede ser conocido para el lector, no es

un capricho o una costumbre de los investigadores, sino que tiene su origen en la filosofía de la ciencia de Karl Popper –quien publica su texto La lógica de la

investigación científica en 1934-, y dentro de la tradición médica, en los

escritos metodológicos de Claude Bernard.

Es poco sabido que el método hipotético-deductivo fue presentado por

este autor, utilizando incluso las mismas palabras que Popper para describir sus pasos –hipótesis, problema, intuición, experimento, refutación pero no

verificación-, casi 70 años antes –de 1865 es su Introducción al método de

la medicina experimental-. Cuando alrededor de 30 años después de haber

publicado su libro le hacen notar a Popper en apenas un tercio de página el uso

de la palabra hipótesis por parte de Claude Bernard, responde que no lo sabía,

no conocía este antecesor suyo. Por supuesto, no hay completa identidad entre ambos autores. Claude

Bernard no conoce los argumentos lógicos que son la base de la justificación

popperiana del método –mucho más complejos y completos de lo que hemos

mencionado, ni tiene que polemizar con el neo-positivismo.

Desconocido por los filósofos, los escritos de Claude Bernard fueron conocidos por todos los fisiólogos e investigadores médicos del mundo,

incluyendo a Freud en su etapa de neurofisiólogo, o a Bernardo Houssay, quien

lo difundía entre sus discípulos.

No es todo lo que tenemos que decir sobre el protocolo de investigación,

y la escritura de un artículo científico.

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Sin embargo, este esquema muy simple será enriquecido en la medida

en que avancemos en las distintas metodologías. El próximo artículo lo dedicaremos al método hipotético-deductivo

complejo o liberalizado, en el que haremos intervenir, entre otros elementos, a

la situación experimental, y los cambios que introduce en los esquemas

anteriores.