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1 1 Heredades y utopías compartidas Un estudio sociológico de la producción intelectual (1985-2010) de Edgar Morisoli Jorge Etchenique

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Heredades y utopías compartidas Un estudio sociológico de la producción intelectual (1985-2010) de Edgar Morisoli Jorge Etchenique

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Secuencia cronológica de los textos Consideraciones iniciales. Supuestos y variables Las tensiones de la vida en movimiento Las historias sumergidas Las profundidades inversas La cuestión indígena y el “usufructo social” Entre mitos y utopías. El lugar de la memoria Globalización: realidades y eufemismos Del distanciamiento al “torrremarfilismo” Moral ¿Cuál de ellas? La variable individual Vivir entre llamas Síntesis, desde el concepto de región Los maestros

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Me gustaría que fuera de otra manera, pero nací donde nací y estoy sumamente orgulloso de los míos y de mis recuerdos Iñaki Egaña Secuencia cronológica de los textos Nuestro propósito es realizar un seguimiento cronológico, temático y reflexivo de un conjunto de poetas, narradores y ensayistas que, en mayor o menor pertenencia y/o afinidad a la Asociación Pampeana de Escritores, han producido un cuerpo de ideas de significación para la intelectualidad pampeana durante los últimos veinticinco años. Para ello, el camino utilizado fue examinar los trabajos elaborados por el poeta Edgar Morisoli, esto es su orilla prosista, conciente de que no abarcan todo lo producido por el colectivo APE en ese lapso y que es tan solo una de las formas posibles de someterla a análisis e interpretación. Una parte de esos trabajos fueron presentados en los sucesivos Encuentros de las Letras Pampeanas y por ello pueden consultarse en “Documentos de la APE (1983-1993): Diez años de Encuentros” y en “Documentos de la APE (1993/2002). Otros diez años de Encuentros”. Otra parte es el producto de conferencias o artículos en revistas especializadas. Se trata de textos que aluden a temas complejos y su redacción es concisa, sintética, en función de los requerimientos de los espacios en que fueron presentados. La obra poética de Edgar Morisoli, por su parte, tiene un tratamiento específico en “Edgar Morisoli, poeta del Sur” de Ana Silvia Galán (Voces-CPE, 2010), quien ya había tenido a su cargo la presentación de “La lección de la diuca” en 2003. La secuencia temática de los trabajos que hemos utilizado y que se enumeran a continuación con un breve comentario, no fueron concebidos por su autor en función de un plan deliberado, sino que responden a preocupaciones puntuales, a la necesidad de defender principios amenazados y -llegado el momento- pasar a la ofensiva con propuestas alternativas y convocantes a una praxis. Si nos detenemos en la progresión de las fechas en que fueron presentados, se observa -de 1987 a 1994- una interrupción significativa de los trabajos destinados a los Encuentros de las Letras Pampeanas, ya en plena década de exhuberancia neoliberal. Podría atribuirse tal silencio a un período de incertidumbre y desconcierto intelectual. En realidad, el autor ocupó en esa época la presidencia del Ente Provincial del Río Colorado (1987 / 1990), que lo obligó a residir en 25 de Mayo y luego en Santa Rosa el cargo de Secretario de Recursos Hídricos (1990 / 1991). Desde una fecha

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anterior (1983) y hasta la finalización de esta etapa (1991), fue también Representante de la Pampa ante COIRCO (Comité Interprovincial del Río Colorado). En el desempeño de tales funciones, produjo textos que guardan los archivos de esas reparticiones y que se insertan en la siguiente crónica con el título de “Informes hídricos y ambientales”. Por otra parte, en ese mismo interregno estuvo dedicado enteramente a la poesía y a recuperar sonidos para superar un mutismo editorial de veinte años (1974-1994). He aquí sus trabajos: “La Pampa: Poblamiento y Cultura” (1985). Escrito por Edgar Morisoli, desde su publicación es para la Asociación Pampeana de Escritores una declaración institucional de principios. Para alcanzar esa dimensión, parte de definiciones fundamentales como la de cultura, a la vez que asume su naturaleza esencialmente política. El hilo conductor es el poblamiento recorrido sobre el rastro de las luchas y movilizaciones populares, con todas las etapas y gestas enunciadas en ese trabajo liminar. Introduce una relación -memoria histórica e identidad cultural- que será profundizada y ampliada a otras variables en futuros trabajos, por cuanto el itinerario del hombre es el de su cultura, tal como afirma en sus palabras finales. “Penetración y vaciamiento cultural. La estrategia de un imperio” (1986).Contribución al III Encuentro de la Letras Pampeanas, General Pico. Si en el texto primigenio se enuncia el marco conceptual que albergará la defensa de la identidad cultural, este trabajo advierte rápidamente la existencia del polo opuesto dentro de un campo que será de permanente conflicto. Los esfuerzos imperiales por imponer sus designios en todas las esferas de las vidas periféricas tienen sus propias historias y en función de ellas, un primer “Documento de Santa Fe” (EE.UU.) es aquí examinado. El análisis parte de sus antecedentes y perspectivas, en la antesala de la desaparición del mundo bipolar y con el “capitalismo salvaje” al acecho. La exaltación de la iniciativa privada y la individuación de todo lo colectivo, están entre sus valores en oferta para todos…escritores incluidos. “El escritor y su pueblo (1987). Contribución al IV Encuentro de las Letras Pampeanas, Guatraché. Precisamente este último punto se torna central en la forma de una selección de textos que advierten -con la urgencia y el temor de lo inminente- sobre los peligros del aislamiento de aquellos escritores que absorben acríticamente los mensajes originados en los círculos más concentrados del poder. “Aproximación al concepto de región” (1988). Fascículo editado por el Centro de Estudios Regionales, la Asociación Pampeana de Escritores y la

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Secretaría de Cultura y Extensión Universitaria de la UNLPam. Corresponde a la charla que con ese título expuso Edgar Morisoli en el marco del Seminario de Literatura Regional, ciclo que compartiera con Julio Colombato y Walter Cazenave. En él se fundamenta una interpretación de región y otros conceptos polémicos, opinables, cuando no insuperablemente subjetivos y sus relaciones con la literatura pampeana. Informes hídricos y ambientales (1983/1991)

Contaminación de las aguas del río Colorado. Los derrames de petróleo vertidos desde esa actividad extractiva alcanzaron gravedad durante los años 1987/1990. Edgar Morisoli incorpora las consecuencias ambientales y sociolaborales en el tratamiento del impacto ecológico, desde una concepción ecocéntrica propia de la cosmovisión americana. Se infiere de éste y otros informes una postura que subordina los intereses económicos a los objetivos de equilibrio ambiental.

Áreas “marchitas” en la zona de desarrollo agrícola bajo riego en La Pampa (Colonias “El Zauzal” y Ampliación “El Zauzal”). Con una visión integral de los factores naturales, económicos y culturales en juego, analiza la repercusión local de la crisis nacional de la agricultura, en especial la de riego. Para ello, aplica una concepción de “unidad económica” de índole familiar, ante el avance del modelo neoliberal a partir de 1989.

Sistema de los ríos Desaguadero-Salado-Chadileuvú-Curacó y Colorado. Esta cuenca, la mayor del país dentro de las estrictamente nacionales, es estudiada desde históricos movimientos populares en su sector alto y la evolución tras el impacto inmigratorio-productivo en Cuyo. El texto incluye varias propuestas: la necesidad de constituir organismos de cuenca o de subcuencas y no aceptar el traspaso de “Los Nihuiles” de la Nación a Mendoza sin garantías de manejo conjunto.

“Mito y Realidad en la poesía de La Pampa” (1993). Charla ofrecida en la Biblioteca Nacional, Sala “Jorge Luis Borges”, Buenos Aires. Las exposiciones de Edgar Morisoli en Buenos Aires han partido de presentar didácticamente a La Pampa como si se tratara de un espacio ajeno del escenario nacional. Y si desconocida es gran parte de nuestra geografía, también desconocida es nuestra gente…sobre esta tierra adusta y hechizada. En los comienzos del siglo XX, los habitantes de estas tierras desesperaban por mostrar a Buenos Aires que La Pampa no era diferente en materia de civilización. En realidad, el objetivo de Morisoli es opuesto. Paisajes, gestas, historia, arte, fantasías, naturaleza y cultura, al fin

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singulares, cohabitan la cadencia de ese péndulo sensible que oscila entre lo regional y lo universal. Una intencionalidad similar puede observarse en las palabras que cuatro años después expresó al recibir un diploma de Reconocimiento a los Creadores (1997), otorgado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. “La cátedra del desierto”(1994). Conferencia pronunciada en la UNLPam. y (1996) contribución al XII Encuentro de las Letras Pampeanas, Santa Rosa. La elaboración de la charla resultó propicia para -a través de sus vivencias personales- retomar la cosmovisión inaugural de “Poblamiento y Cultura”, expandiéndola hacia travesías de mayor implicancia ideológica. La clave está aquí en extraer de las profundidades de La Pampa y América los indicios de resistencia y utopía para enfrentar un capitalismo en estado potencial de barbarie. Marca este trabajo un despegue teórico que continuará enriqueciendo en documentos posteriores. “Identidad cultural, Universalidad y ‘Globalización’. Llamamiento a los creadores” (1997). Contribución al XIII Encuentro de las Letras Pampeanas, Guatraché. En la línea ya iniciada, los mandatos de un patrimonio cultural, las simetrías con la universalidad y las asimetrías con una falsa universalidad o globalización, ocupan el centro de la preocupación y la producción intelectual contestatarias. “¿De quién es el aire? .La tierra como heredad común en la cosmovisión indígena de América (1998). La búsqueda en las raíces de un pensamiento y una guía que orienten la resistencia a la doctrina de la globalización, negadora de las historias periféricas, exaltadora del “puro presente”, dan lugar a enunciados que trascienden la voluntad defensiva. La cosmovisión americana anticipa, provee elementos para vislumbrar una sociedad de nuevo tipo. “La identidad cultural: espacio libertario frente a la globalización” (1999). Contribución al XV Encuentro de las Letras Pampeanas, Santa Rosa. Si bien en la conciencia colectiva hay señales de agotamiento de la confianza en las mieses pragmáticas del neoliberalismo, en lo cultural la influencia de la globalización sigue mereciendo atención. Esta vez ya hay un camino emprendido para pasar de la etapa defensiva a plantear un horizonte utópico. En “Glosando una leyenda”, palabras de bienvenida al mismo encuentro -y convocatoria a escritores patagónicos- se relaciona la memoria de etnocidios y epopeyas obreras con una realidad de movilizaciones y represiones que sólo el torremarfilismo podía ignorar.

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“Memoria y Utopía. La Pampa más antigua: escrituras” y ”Memoria y Utopía: los escritores del 2000” (2000), Ediciones del Encuentro, Santa Rosa. La focalización del acento en un mismo tema -vasto y a la vez medular- durante cuatro años, produjo precisiones en los términos y en los enlaces. El tratamiento en clave dialéctica de memoria y utopías y la calificación de éstas como solidarias, emancipadoras, libertarias, humanistas, ubican al autor en uno de los momentos de mayor creación intelectual. Siguiendo el itinerario de Morisoli, nuestra empresa de relacionar conceptos entre sí nos llevará a las “profundidades” de la cosmovisión americana. “Cosmovisión europea y cosmovisión americana. Notas desde la encrucijada” (2000). Contribución al XVI Encuentro de las Letras Pampeanas, Santa Rosa. El desmoronamiento del modelo neoliberal, puso en amplios sectores -quizás efímeramente pero al fin- en entredicho al sistema que lo sustenta: el capitalismo. Las necesidades expuestas en la relación entre memoria y utopía necesitaban un análisis a nivel de cosmovisiones, un tema polémico, una verdadera “encrucijada” como afirma el título. “La trinchera del libro: identidad cultural y soberanía” (2002). Contribución al XVIII Encuentro de las Letras Pampeanas, Santa Rosa. Las sempiternas dificultades de publicación de las obras escritas por creadores del “interior del interior”, especialmente su difusión, determinaron la apertura de este debate. A la luz de las conceptualizaciones alcanzadas en trabajos anteriores, la defensa del libro no es considerada una cuestión exclusiva de intelectuales, sino que forma parte de las grandes luchas populares, que -recordemos- en ese año alcanzaron dimensiones asamblearias de gran magnitud. El tema dejaba también espacio para otros vuelos superadores: los conceptos de cultura que -paradigmas mediante- habitan los diferentes tratamientos del “libro”. “La lección de la diuca”, texto breve de 1998 que sirve de pórtico al libro homónimo de poesía editado en 2003. “Cultura como creación Vs. Cultura como mercancía” (2004). Contribución al III Encuentro de Escritores “Mirando al Sur”, Río Colorado, Río Negro. Un auditorio patagónico fue el escenario para una reafirmación de conceptos en permanente elaboración. Tal es el caso de la cultura como superadora de la alienación y por otro lado la que banaliza la vida. Cabe destacar, en este trabajo, la puesta al día del Documento de Santa Fé I y sus adecuaciones hasta llegar al IV y una nueva apelación a la

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dialéctica, que ya había alcanzado en “Cosmovisión europea…” un nivel de teorización “poética”, si se nos permite el término. “Fábula del Tiburón y las Sardinas”. El ALCA y la cultura: algunas reflexiones (2004). Revista “Silabario” N° 8, Córdoba, 2005. Panel VII Jornadas Nacionales del Grupo de Trabajo “Hacer la Historia”, Santa Rosa, 2006. La metáfora usada por Juan José Arévalo para titular su libro, es utilizada por Edgar Morisoli para advertir los efectos que sobre la cultura tendría un proyecto de dominación como el ALCA, un año antes de su hundimiento hemisférico en la Cumbre de Mar del Plata. Entonces, a la atención sobre los avatares regionales y latinoamericanos alrededor de los términos globalización, desterritorialización, posmodernidad, etc. se agregaba esta nueva versión de los mismos planes imperiales. “El deterioro de la palabra en el marco de la crisis cultural. Apunte sucinto sobre algunos aspectos del tema” (2005), Contribución al XXI Encuentro de las Letras Pampeanas, Toay. El debate del Encuentro anterior había dejado pistas como para llevar sus puntualizaciones a un nivel de convergencia con algunas coordenadas trazadas durante más de veinte años. Entonces, los términos empobrecimiento y manipulación del lenguaje son aquí tratados en función de la influencia devastadora de los grandes medios. Pero no es la única vía de enlaces. También es correlativa una doble pauperización, la de grandes sectores sociales y la de la palabra. “Poesía y Cancionero” (2006). Material de base para el XXII Encuentro de las Letras Pampeanas, Realicó. Si bien la confluencia de poetas y músicos es universal, en La Pampa ha tenido una notable fertilidad. No hay dudas de que esa riqueza compartida constituye un resguardo íntimo frente a las acechanzas seductoras del Mercado, a la vez que no petrifica sino que ubica en movimiento histórico, a las “profundidades” de nuestras cosmovisiones. Edgar Morisoli es uno de los testigos de este proceso por cuanto su obra poética musicalizada es amplia, junto con la de Juan Carlos Bustriazo Ortiz y otros. “Nuestro lugar: un punto donde hincar la púa del compás” (2008). Contribución al XXIV Encuentro de las Letras Pampeanas, Santa Rosa. La convocatoria a este encuentro -coincidente con los 25 años de la APE- fue “Escribir desde la periferia en el siglo XXI”. Ciertamente que la relación centro-periferia es uno de los más controversiales, aún para los adherentes de un mismo paradigma crítico. Aquí está presentado alegóricamente utilizando los roles que cumplen los dos brazos de un compás. Uno de ellos hinca su púa en las raíces y el otro despliega su extremidad hacia las posibilidades expresivas de artistas y escritores, en tanto exponentes o

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negadores de la conjunción mito-realidad, propia de la cosmovisión americana. “Ese General Belgrano’ de Aldo Oliva. Cuando la Poesía dice lo que la Historia calla”. Ponencia. II Congreso Federal de Escritores en La Pampa (2010). La polémica acerca de cómo es y cómo debería ser nuestra realidad determina muchas de las miradas al pasado, incluso en lenguaje poético. Edgar Morisoli, que ya aplicó los principios de la dialéctica en trabajos anteriores, descubre en esta obra escrita por el poeta Aldo Oliva en los ’90 el potencial que encierra el par antagónico obediencia/desobediencia (debida) y a través suyo el surgimiento, maduración, desengaño, soledad y muerte de un revolucionario. El subtítulo alude a que la Poesía dice, alumbra con la palabra los trayectos más ensombrecidos, porque lo hace en el marco de la más irrestricta libertad creadora. “La otra raíz, la olvidada. El Ideario revolucionario de Mayo y la causa indígena de América”. Ponencia. II Congreso Federal de Escritores en La Pampa (2010). Desde las señales ranqueles en la identidad pampeana a la cosmovisión americana inauguradora de utopías, las “historias sumergidas” han sido desenterradas en los trabajos aquí registrados. La motivación del bicentenario dio lugar a otro rescate. Junto a la base filosófica de la Ilustración, el ideario de Mayo tuvo una fuente aborigen que también nutrió el pensamiento revolucionario, la otra raíz. El autor se empeña en mostrar esas huellas en bandos, himnos, banderas, reglamentos, actitudes, etc., y la “contraprueba”, es decir el aniquilamiento físico y conceptual de tal presencia, a medida que la revolución desandaba sus primeros y luminosos pasos.

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Consideraciones iniciales. Supuestos y variables El vaciamiento de la memoria colectiva convierte a la Historia en algo tan moldeable como lo que se da en llamar “la realidad” Adolfo Colombres Escritores, artistas e interesados en la vida cultural pampeana en general, compartieron desde inicios de los ’80 diversas experiencias que dieron a luz una historia colectiva alrededor de una necesidad tan básica como difícil: descubrir la singularidad, la identidad de la tierra donde se vive. A manera de hábitats institucionales podemos citar -entre otros- la Asociación Pampeana de Escritores, fundada en 1983 y desde un año después el Centro Pampeano de Artistas Plásticos. El movimiento que fue germinando no inauguró tal exploración sino que continuó ensayos anteriores, esta vez con mayor sistematicidad y apertura al terreno teórico. Una de las primeras revelaciones concientes de que había vivencias y una historia que proteger se produjo en la década de 1930 cuando se conocieron poemas, relatos, obras plásticas y un cancionero que abrevaba del entorno pampeano.1 Sin embargo, el horizonte ideológico de tales expresiones no estuvo signado por una ruptura sino que continuó acríticamente la tradición positivista.2 Veinte años después, aún en su brevedad, la Joven Poesía Pampeana dio lugar al nacimiento de agrupamientos reunidos por afinidades estéticas, ideológicas, hasta geográficas, cuyo devenir produjo, en Voces de la Patria Baya, una declaración de propósitos, un ideario de nuevo tipo. Nos estamos refiriendo al texto leído en Bahía Blanca en 1968, cuya autoría pertenece a Edgar Morisoli3 y que anticipa en breve síntesis algunos rasgos de la cosmovisión

1 En 1935, dos poemas de Advíncula Rubio: "Madre Pampa" y "Médano Amigo". En esa misma época Julio Nery Rubio publicó "Motivos de La Pampa", Salomón Wapnir daba a conocer su libro de relatos lugareños "Vidas sin Relieve. Recuerdo de Punta Rieles", nacía la "Peña Pampa" con la finalidad de promover las artes plásticas y también "Chispazos Pampeanos", un grupo de guitarristas, poetas y cantores que en la difusión de sus presentaciones insertó por primera vez el término "cancionero pampeano". 2 El poema "Redención" de Julio Nery Rubio, premiado en los Juego Florales de 1927 en Santa Rosa expresa sobre los ranqueles: “Esa turba feroz y sanguinaria/que sembrando el terror y la agonía/con instintos bestiales de jauría/asolaba la Pampa legendaria…” 3 Con un lenguaje poético, el texto canta al “oeste de las lluvias, de las hondas praderas de la tierra negra”. Sobre el grupo que allí se presentaba: “Son herederos y partícipes…de un manantial secreto”, “Vienen con la llaga abierta del desamparo, con la canción y la denuncia…con el agua oscura del misterio”. Puede consultarse, entre otras

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que será planteada luego de otros veinte años de maduración desde lo conceptual, lo individual y lo colectivo. Esta concisa referencia no puede obviar la influencia intelectual que ejerció la Agrupación Huerquén (1958-1961), un nucleamiento cultural interesado en la problemática regional y que editara la revista del mismo nombre entre marzo y diciembre de 1960. En nuestro caso, nos centraremos en un universo vinculado a la escritura, sin olvidar que mixturó su lenguaje con otras voces y que todos ellos, aún en su pluralidad, compartieron los pesares de la etapa más oscura de nuestra historia. En lo social, esos trabajadores de la cultura, concientes del horror y a su vez alentados por el retorno de la democracia, provenían de las capas medias urbanas y, en menor medida, de sectores vinculados a oficios del trabajo rural. Si cuantitativamente es así, en el aspecto cualitativo o en la temática de los mensajes, la relación fue inversa. En esa diversidad -o por ella- discurren las afinidades, potenciadas a través de una práctica y de un ensamble intelectual que fueron edificando al mismo tiempo que exploraban nuevas imágenes en sus propias disciplinas artísticas. Para dimensionar este juego, es oportuno remitirnos a Pierre Bourdieu. En su concepto de “campo cultural” está implícito que para acceder a una obra, debe conocerse la historia de su campo de producción. Quienes participan de él -agrega- tienen un conjunto de intereses comunes, un lenguaje, etc., una “complicidad”.4 Precisamente, a partir del análisis de las producciones de Edgar Morisoli que ya hemos detallado, la propuesta es conocer el campo, el derrotero del cuerpo de representaciones que fue articulando ese sector de la intelectualidad pampeana. El volumen de tales textos, en tanto expresiones individuales del autor, como su activa intervención en iniciativas grupales (La Joven Poesía Pampeana I, Huerquén, Grupo Cultural Raíces, Las Voces de la Patria Baya, Grupo Alpataco, Peña Cultural Temple del Diablo y la Asociación Pampeana de Escritores) nos brinda las bases para intentar esta indagación. Puede abordarse desde cualquier área de las ciencias sociales y de hecho lo serán desde la sociología de la cultura, en tanto campo del conocimiento que estudia la dimensión cultural de los fenómenos sociales.5 publicaciones, “Historia del cancionero folklórico contemporáneo de La Pampa” de Rubén Evangelista, editado por Pitanguá en 2010. 4 Ver Bourdieu, Pierre. “Quelques propiétés des champs”, en Questions de Sociologie, Minuit, Paris, 1980. El campo cultural -concibe Bourdieu- acumula conocimientos, habilidades, creencias, etc. y la confrontación entre clases es el resultado de la lucha por la legitimidad y el poder en cada uno de los campos. 5 Ver Margulis, Mario. “Sociología de la Cultura. Conceptos y problemas”, Biblos, 2009. Sostiene Margulis que la dimensión cultural se ocupa de los procesos de

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Como todo ese caudal simbólico se manifiesta en los mensajes, es necesario aclarar que se trata de trabajos escritos por un poeta, en clave literaria. Si esto constituye una distorsión o un enriquecimiento nos lleva hasta las puertas del debate historiográfico acerca del relato. Hay autores 6 que valorizan el relato con “vuelo”, con estilo. Relacionan la creación de conocimiento y el arte de organizarlo; lo cognitivo y lo estético en armonía. Hacia ellos desviamos la mirada cuando por ejemplo leemos en “Poblamiento y Cultura”: .…y a la callada epopeya del hombre común en campos y ciudades, salinas, hachadas, talleres rumorosos o puestos solos donde el silencio pesa como todo el cielo. Nos mueve también un sentido de la oportunidad, en función del tiempo transcurrido, veinticinco años, suficiente como para explorar un registro de variables, entre otras:

El horizonte teórico/ideológico de sus contenidos Las historias sumergidas que habitan la cultura de mercado y la

cultura superadora de la alienación Los efectos de sus tensiones dialécticas en los escritores y en su

oficio. La conclusión será desagregada en dos aspectos: Una síntesis que ensayaremos a partir del concepto de región Un seguimiento de sus maestros, tanto intelectuales como paisanos.

Para dar inicio a este abordaje, es necesario partir de los supuestos ideológicos que sobrevuelan las preguntas y las búsquedas, un metalenguaje que orienta las investigaciones -seamos concientes de ello o no- y está detrás de los discursos de superficie en los debates. Para nuestras indagaciones e interpretaciones, tuvimos en cuenta una tesis central, instalada en el primer documento de la serie: la naturaleza política de la cultura y, ligado a ella, una visión de liberación nacional y social dirigida al rescate y proyección de los valores genuinamente propios.7 La expresa referencia a valores genuinos a ser proyectados en una

construcción de sentidos y su producción social está relacionada con las disputas por el poder y la hegemonía. 6 Ver R.Barthes, M. De Certeau, E.L.Doctorow, J.Ravel, etc. en Etchenique, Jorge, “Historia y Ficción. De las fuentes a las posibilidades cognitivas del relato”, II Encuentro de Investigadores. Fuentes y Problemas de la Investigación Histórica Regional, IESH, Facultad de Ciencias Humanas, UNLPam., 2006. Sobre el tema, también puede consultarse la exposición que realizara Jorge Warley de su texto “Literatura e Historia” en el panel “Arte en la Postsociedad” de las VII Jornadas Nacionales de “Hacer la Historia” (Santa Rosa, 2006), editado por el grupo organizador en 2007. 7 La Pampa: Poblamiento y Cultura. Apuntes para una indagación de la identidad cultural pampeana (1985)

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cosmovisión de generalidad creciente, equivale a valorar una autenticidad que estará presente o subyacerá en los enlaces de conceptos que dan vida a todos los textos. Sus negadores contemporáneos descienden de un supuesto “pensamiento único”, el que -desde un también supuesto rigor metodológico- invalida las interpretaciones alternativas de la historia, el arte y la vida. Una utilización reduccionista8 de la “objetividad” condicionó la investigación histórica y de las ciencias sociales en general. Trasladado al lenguaje, eso que Adolfo Colombres designa con el término “hibridación” puede estar presentado como un relato neutro, objetivo, científico9. Pero además es un recurso para diversos planes de sometimiento. No en vano, el tramo más reciente de la política de los EE.UU…estuvo precedido por un planteo teórico, en el que con “objetividad”…se trazaron metas y procedimientos…”10 como ya se advertía, se anticipaba, en los años ’80. No es casual que volvamos a la centralidad del relato y es porque está en la encrucijada de varias disciplinas y áreas de la sociedad. No olvidemos la utilización que las clases dominantes hacían de la literatura, mostrándola como expresión de la “identidad nacional” y que fue ése uno de los espacios de disputa desde los años ´60.11 Además, desde un cauce más académico, la lingüística y la semiótica plantean la necesidad de incluir la problemática del lenguaje en el proceso de conocimiento de lo social. El tema nos conduce a indagar las posibilidades cognitivas del relato y para ello nos podemos valer de uno de los últimos trabajos de la cronología ya apuntada. En él, a través de un poema que descubre y revela un drama histórico, Edgar Morisoli confirma una vez más que la Poesía es una vía de conocimiento, distinta a la del raciocinio y la causalidad científica, pero tan válida como ella.12 Estas consideraciones apuntan a señalar la complejidad y a la vez la fertilidad de las interconexiones disciplinarias expuestas y que lo

8 El término designa la reducción de las ciencias sociales al método de las ciencias

físicas y biológicas, al rigor técnico-.estadístico, al estudio de la conducta prescindiendo de todo aspecto subjetivo. Ver Popkewitz, Thomas.“Paradigma e ideología en investigación educativa”, Mondadori, Madrid, 1984 9 Colombres, Adolfo. “América como civilización emergente”, Edit. Sudamericana, Buenos Aires, 2004 10 Penetración y Vaciamiento Cultural: la estrategia de un imperio (1986). 11 Un ejemplo de cuestionamiento a tal ligadura lo ofrece el ecuatoriano Agustín Cueva, autor de “Entre la ira y la esperanza”, Librería Española, Quito, 1967. Ver Beigel, Fernanda. “Agustín Cueva: Estado, Sociedad y Política en América Latina”, Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 1995 12 “Ese General Belgrano” de Aldo Oliva. Cuando la Poesía dice lo que la Historia calla (2010)

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metodológico no está desligado de lo ideológico. También quedó esbozado que hay contradicciones, acciones y reacciones, que tienen sus cimientos en el plano ideológico. Las tensiones de la vida en movimiento Todas las cosas son y no son porque todo fluye, está cambiando constantemente, constantemente naciendo y muriendo Heráclito La práctica social es histórica, es decir que tiene un origen y un devenir a través del cual se va configurando en tanto vivencias colectivas de un grupo o de toda una comunidad. Los pueblos, habitantes de esta historicidad, son portadores de ese cambio devenido, es decir partícipes de esa dialéctica que no se comporta como una variable más sino que es su escenario de vida. Supone este planteo concebir los hechos inmediatos en una totalidad integradora, con el soporte de una ideología. Por ejemplo, al tratar el tema “ecocidio”, Edgar Morisoli lo inscribe dentro de una cosmovisión popular americana que recogió tras décadas de andar y desandar las pampas del sud. Ahora bien, ¿Basta ese tránsito para incluir en el término “ecocidio” a la mortalidad infantil, la desnutrición con sus irreversibles secuelas, etc.? ¿Qué hace falta para decir que Todo es ecocidio porque nosotros formamos parte de lo mismo que los bosques, que las ballenas o que las aves empetroladas?13 Falta “ese conjunto de ideas con las que los hombres adquieren conciencia de sus conflictos reales y los resuelven”,14 es decir una ideología. Una muestra de tal integralidad podemos encontrar no sólo en conceptos abarcativos de toda una cosmovisión, sino también en estudios sobre temas puntuales, por caso sus trabajos sobre la contaminación del río Colarado, la zona agrícola bajo riego o la cuenca del Salado-Chadileuvú.15 En ellos se conjugan lo histórico, lo ambiental, lo económico y lo social, revelando un andamiaje ideológico donde nada resulta “naturalizado”, es decir imposible de cambiar. Se deriva de este ensamble que resulta esencial develar la condición histórico-social de lo presentado como “natural”.

13 La Cátedra del Desierto (1994) 14 Samara, Juan, en Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas, Ariel, Buenos Aires, 2004 15 Informes hídricos y ambientales (1983/1991)

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Otra señal es observable cuando acude al poeta neuquino Ricardo Fonseca para afirmar que asumir horizontes espirituales de tal magnitud -se refiere a conjugar poema y música sin transigir con el “negocio”- implica una responsabilidad no sólo estética sino también ideológica .16 De igual manera, si nos instalamos en “La lección de la diuca” ¿Qué imágenes nos suscita en la lectura de ese texto la palabra “amanecer”?17 Los que compartimos “ese conjunto de ideas”, el humanismo de esos albores, podemos coincidir en la aspiración utópica de la frase y también en que no hay transformación sin transformadores que la provoquen. No se trata, sin embargo, de confrontaciones accidentales sino buscadas. Si se parte de que Donde hay tensión hay vida, movimiento, energía, fuerza...,18 se encontrará en la dialéctica19 un recurso para comprender el antagonismo de la cultura de los sectores hegemónicos con aquella cultura de la resistencia, insurgente, cuestionadora. La misma tensión, en otro trabajo, aparece en una concepción de la cultura como riqueza humana superadora de la alienación y una concepción de mercado que banaliza la vida. Para ser más explícita la postura dialéctica, esta contradicción es presentada como una oposición de rango antagónico que define un campo de conflicto.20 Resulta significativa, en lo conceptual y como imagen, esta noción de campo de conflicto pues extiende las tensiones a todos los “momentos” sociales de un mismo “proceso”.21 Se aclara, además, que no hay en él posibilidades de síntesis, en su acepción lineal, ajena a la dialéctica. La síntesis no se refiere aquí a una mediación posibilista que unifique a ambos

16 Poesía y Cancionero (2006). 17 “La diuca no canta porque esté por amanecer. Canta para que amanezca”. La lección de la diuca (1998/2003). 18 Cosmovisión europea y cosmovisión americana. Notas desde la encrucijada (2000) 19

La dialéctica supone un proceso continuo de cambio. Hegel distinguió tres momentos: la tesis (afirmación de algo), la antítesis (su negación) y la síntesis (superación de la negación anterior). Diseñado este proceso para el plano de las ideas, Marx lo revisó y colocó las contradicciones básicas no a nivel del pensamiento sino de la base material: -clases sociales- cuyos antagonismos es el motor de la historia. De este modo, la dialéctica es un método para investigar la realidad, natural y social 20 Cultura como creación Vs. Cultura como mercancía (2004) 21 La clave de las contradicciones está en lo que los clásicos de la dialéctica definieron como proceso. Por proceso puede entenderse la articulación de actividades prácticas e intelectuales para arribar a un fin, en este caso a la liberación de toda forma de sometimiento, a formas crecientes de vida en libertad. Supone, todo ello, un camino no lineal, zigzagueante, con sus luces y sus sombras. Algunos de sus infinitos momentos en que se manifiesta la “lucha y unidad de contrarios” y que desarrollamos aquí son, por ejemplo, las interpretaciones de cultura, el campo del lenguaje, las lecturas de los términos barbarie, identidad, universalidad, etc.

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polos, sino a una superación de la oposición pre-existente.22 Como las contradicciones anidan en la base misma de la dinámica social, la síntesis necesita, para desarrollarse, un nuevo “amanecer”. En este marco, no resulta casual la referencia a Hegel -no hay sujeto sin historia-23 para reivindicar la memoria, a la que es interesante plantear no sólo como fuente de justicia sino también de conocimiento. Sabemos que la realidad es aprehendida en su devenir y en “nuestro” devenir regional -como en todos- coexisten dos procesos opuestos: el de conservación y el de transformación.24 La historia de las ideas, lejos de ser una sucesión arbitraria de acontecimientos, posee una lógica interna y son los campos de conflicto, en palabras de Edgar Morisoli, los que iluminan cada momento. Necesitamos, para desentrañarlos, considerar ambos polos desde sus propios procesos históricos. Las historias sumergidas Uno de los documentos basales de Edgar Morisoli –“Poblamiento y Cultura”- nos permiten atisbar que las claves para “descubrir” la cosmovisión regional y americana, sus identidades, no están a simple vista. Hay un ocultamiento intencional que debe contrarrestarse con una indagación, una inmersión en esos abismos, lo que en nuestro caso tiene el marco doctrinal/metodológico a que hicimos referencia en el punto anterior. Nadie duda que la definición es un paso necesario en todo texto que maneje conceptos sometidos a interpretaciones disímiles, como ocurre asiduamente en las ciencias sociales. Es por ello que los primeros párrafos en ese trabajo están destinados a definir la cultura. Entender qué es cultura es central en este contexto. Es tratada aquí con una amplitud que rechaza toda simplificación y es en su multiplicidad de raíces y manifestaciones que deben buscarse sus “profundidades”. Sintéticamente, comprende todas las acciones que el hombre protagoniza

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Sobre el tema mediación/superación puede consultarse Ibarra García, Laura. “La lógica mítica en la concepción dialéctica de la historia”, Estudios sobre Estado y Sociedad, México, 1998.. 23 Identidad Cultural, Universalidad y “Globalización”- Llamamiento a los creadores (1997). 24 Etchenique, Jorge. “Reflexión experimental sobre las posibilidades de la dialéctica en la historia regional”, III Encuentro de Investigadores. Fuentes y Problemas de de la Investigación Histórica Regional, IESH, Facultad de Ciencias Humanas, UNLPam., 2008

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para reconocer, interpretar y modificar la naturaleza,25 los resultados -materiales y espirituales- de las mismas, su condición individual y social, incluido ese rasgo misterioso que hoy llamamos voluntad estética. Entre otros componentes -maneras de amar, de celebrar, de vivir la amistad, etc.- nos interesa destacar el de percibir con pulso propio el tiempo y el espacio…de conceptuar y sentir el territorio que se “puebla”, por las implicancias que tendrá en todos los trabajos posteriores. La “historia sumergida”, nos puede suministrar algunas valiosas claves…, se afirma allí con la intención de arribar a una primera aproximación a la identidad cultural pampeana, cuya caracterización se califica de esquiva. ¿Y por qué rehuye ser avistada fácilmente? Porque se trata de una cultura americana de la resistencia…defendida en su autenticidad desde condiciones extremas de marginación…, interpreta Morisoli. Como estas definiciones son nucleares en la concepción que se estaba edificando, dos años después, en otro documento y a partir del concepto de “alma popular” de Antonio Machado, afirma que esa cultura -pese al poder deformante de los mass media- es la menos alienada, la que mejor resiste el embate de la alienación planificada por los centros de poder.26 Como es un tema que se va encontrando a sí mismo en diversos textos, cuando vuelve a las honduras a través del término patrimonio profundo es para insertarlo en un devenir, es decir no una tradición coagulada sino una herencia dinámica…un estilo propio de ser y estar en el mundo.27 Esta interpretación de la cultura debe concebirse no en forma estática sino en movimiento y batallando con su negación. Por ello, quienes denigran toda lucha por un mundo más justo…son los mismos a quienes incomoda la memoria.28 Teniendo en cuenta estas premisas, el “llamamiento a los creadores” con que se subtitula uno de los trabajos, debía concluir con la convocatoria a la investigación, al rescate, al descubrimiento…de todas las realizaciones artísticas y culturales…logradas a lo largo de casi nueve milenios de presencia humana en La Pampa. El rumbo propuesto consiste en extraer de esas profundidades las claves de la afirmación identitaria para instalarlas a nivel de la conciencia, perspectiva que ya era augurada hace ocho décadas. El catalán refugiado en Cuba Martí Casanovas, coeditor de la Revista de Avance junto a Alejo Carpentier y cuyos textos también aparecen en el Amauta de José Carlos

25 El trabajo sólo comienza cuando una actividad altera los materiales naturales, modificando su forma original. En ese caso se crea cultura. Ver Rieznik, Pablo. “Las formas de trabajo y la historia”, Biblos, Buenos Aires, 2003. 26 El Escritor y su Pueblo (1987) 27 Identidad cultural, Universalidad y… 28 Memoria y Utopía: los escritores del 2000 (2000)

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Mariátegui, preveía ya en aquellos años las potencialidades que estamos explorando. Lo dijo así: “En la América indolatina hay un fondo virgen todavía de inagotable facundia, que es la realidad esencial de la ascendencia aborigen”.29 Las profundidades inversas Los paradigmas en pugna -cuya coexistencia caracteriza a las ciencias sociales- hacen que todo ese corpus informativo permita más de una interpretación…y hasta opuestas “lecturas”,30 agrega Edgar Morisoli en franco tren de despejar lecturas lineales. Por un lado la “historia sumergida” anunciada en el punto anterior. Por otro, como anticipamos que cada polo tiene sus propias historias, algunos documentos brindan pistas y señales de lo que podríamos llamar los antecedentes de la cultura dominante, sus propias “profundidades”. Doctrinariamente, una parte de estas fuentes puede encontrarse en un darwinismo espurio, spenceriano 31, que encontró sociedades inferiores y mentalidades pre-lógicas. Cabe señalar que al momento de elaborarse “Poblamiento y Cultura” -1985- era usual utilizar este tipo de lenguaje o bien los términos darwinismo social, positivismo, eurocentrismo, evolucionismo, luego funcionalismo, desarrollismo, etc. No así neoliberalismo y globalización cuya entrada en escena se producirá en documentos posteriores, como veremos, una vez restaurado el mundo unipolar. A nivel de planes y doctrinas, la programación imperial es citada un año después con nombres más precisos: desde el “Destino Manifiesto” al “Gran Garrote”, desde el “Big Stick” al “Buen Vecino” dentro de “New Deal”, la “Alianza para el Progreso”, en fin, cada etapa de dominación imperialista tuvo, en forma creciente, su correlato en la cultura .32 Esta relación, por momentos avasallante, fue advertida por adscriptos a un paradigma crítico, tanto desde esa centralidad como desde la periferia. El profesor norteamericano Michael Apple señaló que “el dominio 29 Verani, Hugo.“Las Vanguardias Literarias en Hispanoamérica”, Bulzoni Editore, Roma, 1986. 30

Poblamiento y Cultura. Apuntes… 31

Herbert Spencer (1820-1903), filósofo británico, acuñó la expresión “darwinismo social”. Estudió la sociedad a semejanza de los organismos biológicos. En esta analogía incorporó los conceptos de “estructura” y “función”, sentando las bases del funcionalismo, a la par que sustento teórico del capitalismo de libre empresa y de la expansión colonial. 32 Fragmento del discurso del presidente de la APE -Pablo Fernández- en la Fiesta Provincial del Trigo’1986. Penetración y Vaciamiento Cultural:…

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económico necesitó ejercer un liderazgo intelectual cuando el neoconservadorismo se propuso reestructurar la sociedad”.33 Si nos instalamos en nuestros aledaños, es pertinente una cita del mismo tenor para el mismo designio imperial, esto es contar con mecanismos de consenso que neutralicen las resistencias…naturalicen los procesos de exclusión mediante la adopción de un pensamiento único, consolador, justificador.34 Si llevamos estas matrices dominantes a nuestra escala, la historia regional es calificada por Morisoli de oficial, tersa, perfecta, que arranca de una conquista del desierto…y que se desarrolla luego en una pulcra saga de pioneros.35 Es interesante observar que los que contabilizan “naturalmente” ganadores y perdedores hoy, atribuyen el mismo mecanismo al pasado. Las desidias en promover valores genuinos y al mismo tiempo evitar la degradación de los restos de presencia milenaria en La Pampa, también son tributarias -conciente o no- de estas posturas. Un engranaje similar puede observarse en el olvido deliberado de las lenguas dominadas, uno de los principales métodos de destrucción cultural.36 De todos los materiales que dan cuenta de minuciosos proyectos de dominación, Edgar Morisoli dedicó un mayor espacio a “el Documento de Santa Fe” (EE.UU.) que anticipó las líneas de acción del imperio en todos los campos o, dicho de otra manera, verdadera hoja de ruta conceptual del imperialismo en el mundo entero.37 En posteriores trabajos el tema fue retomado para citar nuevas versiones hasta llegar al “Santa Fe IV” (2000), siempre a cargo del mismo grupo de intelectuales que encarna a los grupos más reaccionarios de la derecha de los EE.UU., desembozadamente racistas...38 Centrar la atención en estos documentos, en especial a su progresión, obedece a que fueron renovando las formas de captación de intelectuales mediante múltiples recursos tales como donaciones, becas, premios, la mediación de sponsors, etc. Morisoli las designa con el nombre de herramientas visibles porque se instrumentan en buena medida a través de

33 Apple, Michael. “El conocimiento oficial. La educación democrática en una era conservadora”, Paidos Ibérica, Barcelona, 1993. 34 La cita pertenece a “Las condiciones del trabajo docente en el reforma educativa” de las investigadoras Nélida Andreani y Mirta Espinosa, en Memoria y Utopía:. Los escritores… 35

Poblamiento y Cultura. Apuntes… 36 Colombres, Adolfo. Op. Cit. 37

“Fábula del Tiburón y las Sardinas”. El ALCA y la cultura. Algunas reflexiones (2004) 38 Cultura como Creación Vs…

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grandes empresas, fundaciones, institutos, los que necesariamente tienen que estar en la superficie. Si bien esas presencias resultan evidentes, no lo son las consecuencias de este nuevo mecenazgo sobre los intelectuales complacientes, por cuanto asume características muy difusas, muy poco perceptibles al ojo cotidiano y distraído.39 Una de sus muchas consecuencias fue desplazar hacia investigaciones microsociales los estudios de rasgos totalizantes, propios de teorías interpretativas y críticas frente a nuestra realidad, las que formaban parte de nuestra tradición intelectual. Enunciados ambos paradigmas con sus propias historias, no para ocupar un puesto de observación externo a sus existencias en contradicción, sino para escribir desde una de ellas, nos interesa abordar temas que hacen a uno y otro. En primer término la cuestión indígena y el lugar que ocupan los mitos en la cosmovisión americana. A posteriori, encontraremos su antagonismo, su negación, en algunas estrategias imperiales, entre ellas la “globalización”. La cuestión indígena y el “usufructo social” De la intriga ante gestos y silencios ranqueles al descubrimiento de sus hermandades con la resistencia americana, del rescate de sus profundidades a sus proyecciones utópicas, ¿cuál fue la génesis y cómo fue el tendido de esos puentes? Edgar Morisoli transitó del asombro al deseo de compartir las enseñanzas recibidas en un espacio que delimita así: las pampas del sur, sus serranías, esta vastedad norpatagónica…desde el Quinto al Chubut y desde el linde de los trigos al pie de las cordilleras. Si ése fue el escenario físico, reconoce que en el otro, el humano, encontró tres tipos de voces -inmigratoria, criolla e indígena-, pero que ha prestado mayor atención a las dos últimas.40 Si bien advierte que estuvo determinado por circunstancias personales de vida y de trabajo, todo indica que los enlaces de esas escuchas fueron acompañados por otras lecturas, otros “maestros”, tema que retomaremos al finalizar este trabajo. Sintéticamente, la primera línea de esos valores estaría compuesta por la concepción de la tierra como patrimonio común, como heredad colectiva y la idea-fuerza de usufructo compartido y no de apropiación.41 Esta 39 Penetración y Vaciamiento Cultural:… 40

La Cátedra del Desierto 41

¿De quien es el aire? La tierra como heredad común en la cosmovisión indígena de América (1998)

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terminología supone aplicar el libertario término de usufructo social…basado en la equidad y la igualdad .42 La importancia de este principio se deriva de que es uno de los hilos conductores de la cosmovisión americana, de la misma manera que se observa una concepción unitaria y armónica entre hombre y naturaleza -lo opuesto a la noción de lo inerte-, compartida entre la cultura pampeano- patagónica y la de otras latitudes de América.43 Una de las facetas que más nos interesa destacar es que el rescate no está motivado en descubrir un mundo perdido, sino en la vigencia de sus valores y la necesidad de reponerlos en marcha. Con ello, estamos anticipando el modo de ser y estar en una nueva sociedad, lo que nos lleva a incursionar en la relación entre memoria y utopía. Tal posicionamiento ante el tema guarda relación con un término -Indigenismo- generalmente utilizado para significar tendencias muy diversas. Las posturas que indican los textos de Morisoli remiten al concepto que José Carlos Mariátegui otorgó al “indigenismo revolucionario”, resultado del cruce de dos dimensiones: por un lado la política, la incorporación del aborigen con sus derechos y la liquidación de la feudalidad. La otra dimensión es cultural, en tanto el indigenismo artístico involucraba el interés por lo autóctono, en tanto auténtico. Significaba un quiebre con las concepciones que presentaban lo indígena como una representación de lo pre-nacional.44 Los momentos históricos y las perspectivas tanto individuales como grupales, a la vez que señalan similitudes también lo hacen con las diferencias. Se desprende que Mariátegui otorgaba a las comunidades indígenas el carácter de sujeto social, componentes de un bloque revolucionario. También en su caso, la conexión entre arte e ideología lo llevó a una praxis política. Entendía que el proceso de lucha por la hegemonía en el plano cultural era un momento fundamental para un programa revolucionario.45

42 Memoria y Utopía: los escritores… 43 Cosmovisión europea y cosmovisión americana… 44 Mariátegui entendía la nacionalidad de manera diferente a los círculos dominantes. La concebía como un proyecto tendiente a integrar la memoria histórica y satisfacer las necesidades sociales de todos los habitantes. Ver Beigel, Fernanda. “El itinerario y la brújula”, Biblos, Bs.As., 2003. Considera la autora, que al contrario de lo sucedido hace décadas, hoy resulta bastante generalizado comprender que el problema indígena debe ser pensado a partir de las concepciones provenientes de los mismos pobladores originarios. Han quedado desacreditados los modos de “integrar al indio a las sociedades americanas”. 45 La revista “Amauta” constituyó el eje por el que transitó la formación del proyecto estético-político de Mariátegui

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En el grupo intelectual que se expresa a través de los trabajos de Morisoli, el tema “sujeto social” no está exhibido con la misma nitidez, ya que no ha manejado perspectivas de poder. De la misma manera, no llegó tan lejos como el Amauta en una práctica política concreta. Un dato a considerar es el tiempo político en que están expuestos sus puntos básicos y para ello necesitamos ubicarnos históricamente. Durante la década de 1980, años de retorno a las democracias, la temática del cambio estructural, de fuerte presencia hasta la última dictadura militar, fue desplazada hacia la convivencia democrática. Parecía que no eran tiempos de utopías cuando el eje liberación o dependencia era reemplazado por democracia o dictadura. Fue en la década de 1990 cuando la teoría y la práctica del neoliberalismo alcanzaron en Argentina y Sudamérica su mayor intensidad. En ese escenario de “capitalismo salvaje” deben leerse los trabajos de Edgar Morisoli que rescataron valores profundos que desafían el presente y son proyectados en clave de utopía. En este marco conceptual que tratamos de desarrollar, intentando a su vez desentrañar su cronología, ¿qué se entiende por el “brumoso” término de utopía? Entre mitos y utopías. El lugar de la memoria Ya expresamos que la “síntesis”, la superación de las contradicciones dialécticas, necesita un nuevo “amanecer” y la exhortación a la utopía que tal imagen alegórica indica. Como es un concepto que ha sido adulterado hasta el extremo de presentarse en sociedad una “utopía conservadora”,46 bienvenidas sean las aclaraciones. Estas breves palabras son para introducirnos en la doble relación de la utopía con la memoria y con los mitos. Ante la necesidad de deslindar nuestro campo, Morisoli se pregunta ¿De qué clase de utopías estamos hablando? Y se responde: estamos hablando de utopías solidarias, emancipadoras, libertarias, humanistas. Cuando señalamos la importancia del componente ideológico en las interpretaciones de los hechos y sus derivaciones, nos referíamos precisamente al enriquecimiento mutuo entre memoria y utopía. Esto es 46

El neoliberalismo sacraliza el mercado y aspira a una “sociedad perfecta”, sin ningún tipo de restricciones y regulaciones estatales. Su realización promete, como resultado, la destrucción de toda utopía. Al pronunciar su utopía, paradójicamente, se siente “realista”. Entonces, para la ideología del mercado total, los que buscan una sociedad humanista y solidaria, son considerados “utópicos” Hinkelammert, Franz, “Crítica al sistema económico capitalista desde la Ética”, XIII Congreso de Teología de Madrid, 1993.

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advertido al afirmarse que quienes alientan en su pensamiento una utopía y viven y actúan en función de ella, rescatan el pasado de una especial manera. Lo observan bajo otra luz. El énfasis en la historia y el devenir de La Pampa desconocida es porque de su singularidad arranca el camino hacia la cosmovisión americana y la utopía. En efecto, la memoria del usufructo social no es nostalgia, es para proyectarla desde La Pampa a la Patagonia, Argentina, Latinoamérica, todo ello en círculos concéntricos interactuantes.47 Algunos autores no “miden” las utopías en función del pensamiento racional ni buscan en ellas una consistencia científica, sino que rescatan del concepto su capacidad de movilizar voluntades hacia una sociedad de otro tipo. Está claro que las utopías se generan a partir de esperanzas objetivas concretas, reales, pero a su vez constituyen un recurso emocionalmente valioso pues contienen poderosos elementos subjetivos y espirituales que hacen a la memoria histórica de los pueblos.48 Estamos ahora en condiciones de plantear la traza de los elementos mitológicos, el substrato mágico del espíritu pampeano, amasado a lo largo de nueve milenios de presencia humana en nuestro suelo,49 suelo que es La Pampa y el largo Sur…tierra mágica, cuyo pacto de existencia con el Universo se renueva…noche a noche.50 Ahora bien, quienes escriben con este simbolismo, ¿traicionan las certezas, las certidumbres? ¿inventan esos hechizos? No es casual que uno de los trabajos lleve por título Mito y Realidad, dos aspectos cuya interrelación -o bien su divorcio- ha sido tratada por diversos autores adscriptos a paradigmas transformadores -o bien conservadores-. Para observar esos enlaces, nos podemos valer de Mariátegui. Así como dijo: “Declaro, sin escrúpulo, que traigo a la exégesis literaria todas mis pasiones e ideas políticas”, sin reparo alguno señaló que “No es posible atender y descubrir lo real sin una afinada fantasía”. Por otro lado, siguiendo a Adolfo Colombres, poco sentido tiene separar obsesivamente los caminos de la razón y el mito, pues toda mente precisa…de esa dialéctica que va del pensamiento lógico a la osadía del sueño. Es conveniente aclarar algunas cosas. En primer término, no se trata de mitos en su acepción antropológica, sino de mitos poéticos, de diversa procedencia: algunos vienen de la naturaleza (viento, arena, agua); otros

47 Memoria y Utopía: los escritores… 48 Memoria y Utopía: los escritores… 49 Fragmento de las palabras de Edgar Morisoli al recibir el Reconocimiento a los Creadores, Buenos Aires (1997) 50 El canto de la diuca

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de la memoria popular (gesta de pobladores, historia de perseguidos). En segundo lugar, hay “mitos actuantes” que Edgar Morisoli ubica también en la memoria histórica de los pueblos, pero esta vez con un alcance mayor, en lo temporal y espacial. Se trata de la Revolución inconclusa, la gesta trunca de la emancipación de América, la que permanece latente como substrato espiritual de la Utopía Americana.51 Concebida así esta variante mitológica, con su relación entre revolución tronchada y etnocidios como herramienta de acumulación, fue expresada brevemente en 2000 y diez años después es tema central del último de los trabajos de la cronología que apuntamos en el inicio de este estudio. La mutilación del ideal de Mayo es paralela al bicentenario ocultamiento de una de sus fuentes, la aborigen, la otra raíz.52 Una de las consecuencias de abordar nuestras realidades con todo ese horizonte de subjetividades, es reinterpretar el término “barbarie”. En uno de los trabajos se lo identifica con lucro sin tasa y exclusión social, en tanto comprometen el futuro de la humanidad, o sea que se sacraliza una apropiación que, como vimos, era la contracara del usufructo.53 De esta manera, a “barbarie” se le extirpa su tradicional connotación eurocéntrica y es alineada en uno de los polos de la contradicción dialéctica. Dicho en términos de Walter Banjamin, “No hay documento de cultura que no sea al mismo tiempo de la barbarie”. Entonces, la opción de la humanidad en este momento -afirma Morisoli con todos los signos de la necesidad y la urgencia- es la barbarie del mercado…o el profundo humanismo de la cosmovisión americana. Para sintetizar, barbarie o solidaridad.54 Esta dicotomía, así enunciada, desecha las versiones evolucionistas y mecanicistas adheridas al concepto de “necesidad”. Permítasenos dos preguntas: ¿Es “necesidad” sinónimo de inevitabilidad? ¿La superación de la contradicción en una síntesis está predeterminada? Parece, en cambio, que lo que está en juego es la “categoría de peligro”. El futuro oscila entre la liberación de todo sometimiento y el espectro de un sometimiento mayor. Como afirmara Milcíades Peña, con acentos benjaminianos, “…las más grandes posibilidades de crear un mejor destino humano van

51 Mito y Realidad en la poesía de La Pampa (1993) 52 La otra raíz, la olvidada. El Ideario revolucionario de Mayo y la causa indígena de América (2010) Entre otras señales de reivindicación del mundo indígena americano, cita el texto original, completo del Himno Nacional Argentino, el “Sol de los Incas” en la bandera y las constantes referencias a Tupac Amaru, Lautaro, Caupolicán y demás caudillos libertarios aborígenes en “La Gazeta”, fundada y dirigida por Moreno. 53 ¿De quién es el aire?… 54 La Cátedra del Desierto

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incesantemente acompañadas por las más tremendas posibilidades de volver hacia atrás y anular todo futuro humano”.55 Otra faceta del tema -si bien hoy es sólo un eco de iracundias pasadas- fue una discusión interna al paradigma crítico, sobre el “reflejo” de la realidad que debe ofrecer todo arte que pretenda subvertirla. Esta posición colocaba al mito en una escala inferior, “primitiva”, relegamiento que nos permite volver a Martí Casanovas para escuchar de él que “Una obra de arte no es más revolucionaria por el solo hecho de reflejar lo real, sino más bien por contribuir en su modificación desde una nueva mirada”.56 La universalidad de la utopía. Por la coincidencia en el tiempo con que tienen lugar los procesos en todas las zonas del globo, este dilema podría trascender América para adquirir una dimensión mundial. Precisamente, una de las veces en que Morisoli acude a Pedro Henríquez Ureña es para nominar el hombre universal al que se aspira desde la utopía americana.57 En nuestra opinión, es necesario explicitar claramente esta aspiración universalista pues de lo contrario podría concebirse una única cosmovisión por cada continente. Si así fuera, serían imposibles las posturas liberadoras en Europa, por ejemplo. Creemos posible un paradigma crítico universal donde confluyan todas ellas, a partir de sus autenticidades, guarecidas bajo un mismo cielo de utopías. De la misma manera debería leerse este aserto: las utopías no resultan igual desde los llamados “países centrales” que desde nuestra castigada “periferia”.58 También a nuestro criterio, tal diferencia debería concebirse en la forma y no en la intensidad de las utopías. De otro modo, se confundirían los pueblos de todos los continentes y sus luchas tan épicas como las americanas, con los intereses de sus clases hegemónicas. Este cuidado fue asumido pocos años después por Morisoli al rescatar las voces de Noam Chomsky y James Petras, entre otros. Alertaba, entonces, sobre la injusticia que significaría identificar a todo un pueblo con los sectores dominantes o los intelectuales funcionales a ese poder.59 Esta afirmación se produjo aún cuando un trabajo anterior había advertido que las identidades culturales, tomadas en sus perdurables valores implican la negación de todo nacionalismo xenófobo, de todo 55 Tarcus, Horacio. “El marxismo olvidado en la Argentina: Silvio Frondizi y Milcíades Peña”, Ediciones El Cielo por Asalto, Buenos Aires, 1996. Cfr. Benjamín, Walter. “Tesis de Filosofía de la Historia”, en Ensayos Escogidos, Sur, Buenos Aires, 1967. 56 Martí Casanovas, en Amauta, año III, N° 12, Lima, 1928. 57 Identidad Cultural, Universalidad y…. 58 Memoria y Utopía:los escritores… 59 “Fábula del Tiburón y las Sardinas”…

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regionalismo chauvinistas. Deben considerarse como manos tendidas hacia la construcción de lo universal y debe hacerse bajo el signo de la fraternidad pues ninguna mano se tiende sino frente a otra que haga lo mismo.60 Pese a estas aclaraciones, estamos sobrevolando las siempre sinuosas relaciones entre lo regional y lo universal, tema que volveremos a tratar más adelante. Globalización: realidades y eufemismos Si hemos dedicado una buena parte de nuestra atención a las “profundidades” y a los enlaces horizontales entre culturas, la “globalización” está presentada como una de las estrategias de su negación. Esa disyuntiva está expuesta en el título mismo de La Identidad Cultural…frente a la “Globalización”, trabajo de 1999 donde el tema es analizado más explícitamente. Sin embargo, dos años antes, ya había sido calificada como un peligro, un desafío, y que una de sus consecuencias es el confinamiento de nuestras identidades al rincón de los “exotismos”, campana de vidrio bajo la cual se pretende “exhibir”…nuestros modos de creación y de expresión.61 Cinco años después, las imágenes vítreas retornaron para dar cuenta de que los escritores y artistas deben protagonizar la resistencia al Norte imperial que reduce esa pluralidad…ese sortilegio del arte y la literatura americanos, a simple curiosidad de vitrina. 62 El sentido de ambas frases alude a que el “pensamiento único” también ejerce su efecto uniformador en el plano estético, dogma que merece el freno de la barrera que forman -como vimos- memoria y utopía en su recíproca alimentación. Dicho en otras palabras, en este campo de conflicto encontraremos también una “unidad y lucha de contrarios” entre esta actitud del capital voraz de la globalización y la que postula un usufructo social y el humanismo de la cosmovisión americana, para definirla en pocas palabras. La “aldea global” en el lenguaje. Los trabajos aquí considerados que hacen referencia a la globalización o a la hegemonía del mercado sobre el Estado, enumeran variables económicas y sociales, llámese desnacionalización, dependencia, desarticulación del mercado interno, doble exclusión -social y territorial-, etc. Sin embargo, en función del 60 La identidad cultural: Espacio libertario frente a la “Globalización” (1999) 61 Identidad Cultural, Universalidad y… 62 “Fábula del Tiburón y las Sardinas”…

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oficio de su autor y la de los destinatarios, dedican un mayor espacio, no ya a enumerar sino a explicar, las consecuencias en el plano cultural y, especialmente, en el mundo de la palabra. De allí que el término globalización aparece entrecomillado en todos estos textos pues es un eufemismo para designar de otra manera una vieja estrategia de dominación. Una manipulación similar se aplica en términos tales como “NBI”, “flexibilización”, “ajuste”, “apertura al mundo”, etc. De la misma manera y con la complicidad de los grandes medios de comunicación, se alienta un lenguaje vaciado de sentido y ello -observa Colombres- sólo sirve para poner trabas a todo acto capaz de transformar la realidad. Deviene en un neo-lenguaje que carece de “poder nombrador”.63 La gravedad del tema es que el lenguaje -aclara el mismo autor- no es sólo el instrumento de comunicación de un pueblo, ya que en él reside la estructura misma de su pensamiento, su modo peculiar de abordar el conocimiento Esta preocupación por el “deterioro de la palabra en el marco de la crisis cultural”, correlativo a la globalización, fue aumentando en intensidad hasta que en 2005 se designó con ese nombre al Encuentro de las Letras Pampeanas. Un Apunte sucinto presentado en ese encuentro por Morisoli destaca, entre otras, una variable que suele estar ausente en los análisis: la funcionalidad de la reforma educativa, mejor dicho su fracaso, en la crisis cultural y en la pauperización de la palabra.64 Un año después, si bien se debilitaba el argumento del ya oxidado paraguas de la globalización, el sistema había encontrado otros recursos legitimadores, más sutiles quizás, y por ello subsiste hoy la seducción del Mercado, aviesa trampa…para convertir a los creadores en su cómplice. A este cuadro se agregaba una inquietud igualmente amenazante: la absorción del niño a las más precarias formas de versificación… y atropello de la sintaxis.65 Como la identidad es un tema clave en el conjunto de estos trabajos, la gravedad del “niño-sujeto consumidor” es que los productos-fetiches y el mercado le organizan muchas de sus acciones cotidianas y en torno a ellas edifican su identidad del presente, condicionante de la del futuro.66 Un año antes, “Mirando al Sur”, Morisoli había alertado sobre el uso de palabras provenientes del mundo empresarial -producto, marketing- 63 Colombres, Adolfo. Op. Cit. 64 El deterioro de la palabra en el marco de la crisis cultural. Apunte sucinto sobre algunos aspectos del tema (2007) 65 Poesía y Cancionero 66 Minzi, Viviana. “Mercado para la infancia o una infancia para el mercado”, en Estudios sobre Comunicación, Educación y Cultura, Sandra Carli comp, Ediciones La Crujía, Buenos Aires, 2003

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vocablos vinculados al concepto de “mercancía”67 que organismos internacionales intentaban imponer, y de hecho lo hacían, con la complicidad de “intelectuales orgánicos” 68, funcionarios y grandes medios de información. Esta gravitación de los mass media no pasó desapercibida para otros intelectuales pampeanos. Para J. Ricardo Nervi, consuman un delito de “lesa cultura”, una alienación derivada de las formas ocultas -y arteras- de la propaganda que “toman por asalto” a la audiencia. Del lenguaje al libro globalizado. Paralelamente, se observa un desvelo similar por una situación muy cara al oficio del escritor, la que -proceso de desnacionalización y concentración mediante- afecta a la industria editorial argentina. Los textos que dan cuenta de esta situación, de tono más afligido que otros, fueron escritos ya entrado el siglo XXI, lo que demuestra un agravamiento del fenómeno. La preocupación de los escritores no sólo está dirigida a la extranjerización de la propiedad de las editoriales, sino al intervencionismo empresario sobre el texto del autor, su subordinación a las reglas de juego y el marketing. ¿Cómo enfocar este “campo del conflicto”? No es fortuito pensar que la defensa del libro no es una lucha sectorial de los intelectuales, sino que forma parte de las luchas populares. Como se puede observar, este nuevo ejercicio de la dialéctica nos lleva a ubicar de un lado al libro como negocio editorial…; del otro el libro como expresión libre…como prenda de legítima universalidad.69 En el caso de los escritores del interior -alguna vez nos referimos a que la territorial es una de las exclusiones- se ven obligados a pagar el diezmo metropolitano, ya que la concentración en pocas manos también alcanzó las cadenas de distribución. El resultado es que lo que llega a las librerías del interior es, básicamente, lo que se publica en Buenos Aires o lo que por allí pasa.70 Por todo ello, escritores, pequeñas editoriales y librerías del interior conformarían una parte del campo nacional en el mundo del libro. Ese costado heroico del quehacer editorial, llevado al terreno de los escritores, se corresponde con el tono de epopeya con que afirmara Walter Benjamín: “Cada línea que podamos publicar ahora -tan incierto como sea 67 Cultura como creación Vs… 68 Antonio Gramsci utilizó el término “orgánico” para criticar la creencia en la supuesta independencia política del intelectual. Legitima con su labor la superestructura político-ideológica en beneficio de las clases dominantes o, al contrario, ejerce su crítica en beneficio de las clases dominadas. En este último caso, puede optar por este compromiso, aún perteneciendo a las clases ubicadas por encima en la escala social. El intelectual orgánico también existe cuando se produce un desclasamiento inverso, quizá los casos más numerosos. 69 La trinchera del libro: Identidad Cultural y Soberanía (2002) 70 “Nuestro Lugar”: un punto donde hincar la púa del compás (2008)

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el futuro al que las abandonamos- es un triunfo arrebatado al poder de las tinieblas”.71 Del distanciamiento al “torremarfilismo” Si en la cronología de los trabajos de Edgar Morisoli vimos reflejados diversos y adaptables planes de dominio con sus ideas legitimadoras, no es menos evidente el interés por desentrañar sus efectos sobre los escritores y su escritura. No nos referimos a los casos de aislamiento, en ocasiones temporarios que provoca el exilio, sino a la autocensura o bien al guiño oportunista hacia las líneas argumentales de la “adaptación” al sistema. Aunque algunos términos cambien, es un tema de antigua data, si tenemos en cuenta que Aníbal Ponce ya había reparado en “Los deberes de la inteligencia” 72 las dos hipocresías: la del intelectual aislado y la teoría que lo quiere imparcial. Sobre todo en Latinoamérica, donde las bases sociales de la creación son tan visibles, se pregunta Edgar Morisoli: ¿Es tan insular la tarea del escritor, del artista, que no revierten sobre ella los efectos que un proyecto imperial (en este caso el ALCA) tendrá sobre la vida y la identidad cultural de nuestros pueblos?.73 Sí, nadie está exento de encontrar tentaciones en el camino y aún dudar ante la promesa de incentivos para el que transige. Uno de los riesgos de pasar de la duda a la resignación es ceder ante el “torremarfilismo”, concepto que referencia tanto a José Carlos Mariátegui y su “Torre de Marfil”, como a las advertencias de Antonio Machado.74 Las consecuencias fueron y son una acentuación del individualismo de la creación “aséptica” y solitaria de la “especialización” artística, en tanto distanciamiento y extrañamiento.75 Estos dos términos aluden no sólo a un descompromiso del escritor con su pueblo y con sus compañeros de oficio sino también a un “extrañamiento” temático. Adolfo Colombres lo dijo con palabras claras: “...hay quienes creen que se puede pensar, escribir

71 “Correspondencia 1933-1940 Walter Benjamin-Gershom Scholem”, Taurus, Madrid, 1987. 72

Con ese título, Aníbal Ponce dictó una conferencia en 1930 ante estudiantes de la UBA, poco antes de exiliarse en México. Álvaro Yunque también acudió a ese título en un libro donde aborda los antecedentes liberales de A.Ponce y su posterior adscripción al marxismo “creador”, una de las maneras de diferenciarlo de la versión “mecanicista”. 73 “Fábula del Tiburón y las Sardinas”… 74 De la selección de textos de El Escritor y su Pueblo 75 Penetración y Vaciamiento Cultural:...

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o actuar desde ningún lado, y que para ser universales hay que borrarse toda identidad y escribir desde el aire”.76 Las palabras de Neruda al aceptar el Premio Nobel de Literatura 77 nos advierten de que esta “insularidad” se trata en realidad de una elección. Así, una opción era reiterar la adoración hacia el individuo como sol central del sistema y sin embargo…Preferí entregar mi servicio a un considerable ejército que a trechos puede equivocarse, pero que camina sin descanso…78 No nos estamos refiriendo al eventual contacto de un autor con los lectores en una feria del libro, no. Se trata del arco voltaico del hecho poético que es definido por Morisoli como una conjunción/comunión creadora entre escritor y lector. ¿Cómo no volver a Neruda?: Yo quiero que todos canten sus amores. Si no lo hicieran, estarían traicionando sus propios mandatos imperiosos. Pero hay una traición más aterradora, y es que nuestro canto no comparta, no recoja, los caminos del hombre. Si de retornos se trata, podemos hacer lo propio con Aníbal Ponce porque en “Los deberes de la inteligencia” queda claro que no es suficiente saber que existen injusticias. Hace falta una indignación compartida. En nuestro caso, no basta con estudiar la contradicción dialéctica y escribir un tratado sobre ella, la necesidad pasa por habitar su polo transformador, sufrir y alegrase en él. Moral ¿cuál de ellas? A estas posturas de comunión del escritor con su pueblo, Edgar Morisoli las califica de aspectos morales de la creación. En otros párrafos advierte, por ejemplo, que su admirado Juan L Ortiz interpreta la ética solidaria del escritor como una exigencia moral 79 (el subrayado es nuestro). Es evidente que estamos ante una acepción de los conceptos “ética” -y sobre todo de “moral”- que trasciende el alcance que le otorga la cultura dominante y su secuela en el “sentido común”. Podemos abrir un camino despejando ambos términos a partir de reconocer que ética y moral no son sinónimos, siguiendo a Leonardo Boff. 76 “Fábula del Tiburón y las Sardinas”…Agrega Colombres que “si se analizan cuáles son las grandes obras de la literatura, se ve que están comprometidas con un tiempo y un espacio, y eso las llevó a ser universales” 77 Suecia, 1971. “De ahí que ningún poeta tenga más enemigo esencial que su propia incapacidad para entenderse con los más ignorados y explotados de sus contemporáneos…”, reza un fragmento, y finaliza: “Así la poesía no habrá cantado en vano”. 78 El escritor y su pueblo 79 El Escritor y su Pueblo

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El teólogo y escritor brasileño se pregunta ¿Cuál es la ética y la moral vigentes hoy? “Las del capitalismo”, se responde. Y agrega: “Su ética dice: bueno es lo que permite acumular más con menor inversión y en el menor tiempo posible. Su moral concreta reza: emplear la menor cantidad de gente posible, pagar menos salarios…y explotar la naturaleza”.80 En esta línea, no es extraño que Antonio Gramsci se haya adelantado en afirmar que quien ejerce una hegemonía, ejerce la dirección cultural y moral de una sociedad. En razón de estos dilemas, leemos ya en el primer documento -“Poblamiento y Cultura”- el término imperativo moral para calificar la defensa de nuestra identidad cultural y luego apelar a otros como moral social cuando el anhelo de una justicia profunda está en juego.81 Cuando se afirman estos principios, la moral deja de ser una abstracción para ubicarse en la órbita de la conciencia; se trata más precisamente de una moral humanística que ayuda a distinguir las dos concepciones en pugna.82 Esta premisa que circunda más bien el terreno de la ética pues aporta a una filosofía, da lugar sí a prácticas reales, las que subyacen a decir que El desafío es fundamentalmente político, de eso no hay dudas, pero también representa para los pueblos y sus creadores un desafío moral (destacado por el autor) .83 Podemos concluir que en la creación se retroalimentan lo individual y lo social. En opinión de Edgar Morisoli, La Pampa cuenta con poetas -entre los cuales se encuentra, agregamos- de quienes percibió no sólo la peripecia espiritual como individuo sensible, sino ráfagas…que lo superan como persona, para hacerlo cauce y voz de emociones y memorias colectivas.84 La variable individual Pecaríamos de “sociologismo” si todas las lecturas las hiciéramos en función de la grupalidad y no reconociéramos la importancia de la variable 80 “La ética examina concepciones de fondo, principios, valores, que orientan a personas o a sociedades. La moral, en cambio, forma parte de la vida concreta, trata de la práctica real de las personas que se expresan por hábitos y valores aceptados”. Entonces, “Una persona es moral cuando obra conforme a las costumbres establecidas que, eventualmente, pueden ser cuestionados por la ética”. Boff, Leonardo. “Ética y Moral”. Servicios Koinonía, Agenda Latinoamericana, 2003. 81 La Cátedra del Desierto 82 Cultura como creación Vs… 83 “Fábula del Tiburón y las Sardinas”… 84 Mito y Realidad…

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individual. Partimos de que existe un patrimonio cultural colectivo, pero la creación se resuelve, en última instancia, en la intimidad de cada alma. Ese proceso que cada uno asume de acuerdo con su escala de valores es complejo por cuanto esa trama compartida puede entrar en conflicto con el campo insondable de cada escritor. Por otro lado, esos mismos códigos personales la enriquecen, al proyectarse en ella el imaginario del creador.85 Si relacionamos estas expresiones de Edgar Morisoli con sus afirmaciones acerca de un campo de conflicto, podemos inferir que las tensiones dialécticas no sólo tienen una vida externa al plano individual. Para ello podemos valernos de José Carlos Mariátegui, para quien “las contradicciones también coexisten dentro de un mismo individuo. La conciencia del artista es el circo agonal de una lucha entre los dos espíritus…Pero finalmente uno de los dos prevalece. El otro queda estrangulado en la arena”.86 En el mismo sentido, deben contemplarse los itinerarios personales y la incorporación a ese recorrido de los trabajos que estamos analizando. Ejemplos elocuentes nos brindan los cambios operados en Aníbal Ponce, un intelectual en toda su dimensión, esto es capaz de revisar sus posiciones y, tal fue su caso, modificarlas. Hizo honor a sus palabras: Mirar todo lo hecho con ojos nuevos, empinarse para ver más lejos y más alto…87 Ese principio de examinar con ojo crítico la propia trayectoria fue utilizado también por Mariátegui, teniendo en cuenta que el Amauta consideraba que el vanguardismo poético era predominantemente cosmopolita y urbano, cuando aun no se había desarrollado en él la corriente indigenista. Otra herencia que desciende de Mariátegui es la necesidad de unificar una actitud librepensadora hacia el conocimiento, la íntima libertad de crear sin cercenamientos. Su adhesión a las nuevas formas de ver la realidad, que surgían con el surrealismo, le hacía suponer que estábamos frente a un “nuevo realismo”, capaz de llevar a su máximo desarrollo la fantasía necesaria para la construcción de los mitos colectivos. Por ello, el arte podía soñar las utopías y debía hacerlo sin restricciones ni pautas prefijadas, lo que Morisoli sintetizó al demandar que la creación se

85 Memoria y Utopía: Los escritores… 86 Mariátegui, José Carlos, “Arte, revolución y decadencia”, en Amauta, año I, N° 3, Lima, 1926. 87

El Escritor y su Pueblo. La cita pertenece a la conferencia que con el título “Los deberes de la inteligencia” brindara Aníbal Ponce en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA en junio de 1930.

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despliegue libre de todo direccionamiento, sin censuras ni posturas oficiales a seguir, esto es sin cauces obligados.88

Vivir entre llamas Edgar Morisoli utiliza las posturas de históricos maestros, como Aníbal Ponce, para apuntalar sus ideas sobre la ética social del escritor, ese “deberse a los demás”. Juan R. Nervi, por su parte, también se identifica con Aníbal Ponce en torno a un problema que desvelaba a ambos: el analfabetismo y, sobre todo, a sus causas sociales, a la necesidad de una sociedad de nuevo tipo. Para Nervi este advenimiento surgirá de un proceso que iniciaron “nuestros antecesores” y que “sigue en La Pampa como en el resto del país y en los pueblos irredentos de América Latina”. Esta ubicación de la gesta libertaria en un continium, común a ambos intelectuales, supone que no se detendrá. Por el contrario -señala Nervi- “seguirá hasta que -como bien lo dijo nuestro entrañable Aníbal Ponce- todos comprendan que “disfrutar la cultura como un privilegio, envilece tanto como disfrutar del oro”. 89 Esta concepción equivale a sostener un compromiso no desprovisto de incertidumbre, desasosiegos, batallas, represalias…y algunas victorias compartidas. “Si todo lo que fui de nuevo fuera…otra vez entre llamas viviría” son palabras de un soneto con que la Dirección de Cultura de San Luis presentó un trabajo de Nervi sobre el ideario pedagógico de Raúl B. Díaz en 1959. No sólo la búsqueda que Morisoli y Nervi han realizado de Aníbal Ponce como modelo intelectual y moral es lo que define la comunidad de ideas y procederes de ambos. En un texto que presentó en el II Congreso Pedagógico Nacional, que sesionó desde abril/1986 a marzo/1988, Nervi demostró que también era suya la preocupación por encontrar el perfil -presentía que se trataba de perfiles, en plural- de la identidad cultural regional. Parte, en consecuencia, de una definición de cultura similar a la que podemos leer en “Poblamiento y Cultura”90 y brinda señales de conocer y compartir el contenido de este trabajo. 88 Identidad Cultura, Universalidad y… 89 Nervi, Juan Ricardo. “Vocación y Ética en el ideario pedagógico de Raúl B. Díaz”, en Praxis Educativa N° VIII, año 8, Instituto de Ciencias de la Educación para la Investigación Interdisciplinaria, Facultad de Ciencias Humanas, UNLPam, marzo 2004. 90 Para Nervi incumben a la cultura “los significantes del progreso material a partir de la creación y la utilización de herramientas aptas para transformar la naturaleza en cultura; y lo son también los soportes concomitantes de esa cultura, esto es, el lenguaje, las costumbres asentadas en los usos cotidianos, el arte como fenómeno social e individual,

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Su aporte a la conformación de la identidad se fundamenta en el esfuerzo épico del magisterio pampeano en defensa de la escuela pública y su compromiso social con las movilizaciones obreras y de los colonos. Esos maestros, en vez de perdurar en medio de un “didactismo aséptico” -en palabras de Nervi- también eligieron “vivir entre llamas”. En conclusión, hay buenas razones para pensar que existe un legado pampeano, el peso de una herencia, cuando el camino elegido es el del dolor de los alumbramientos, el de la incertidumbre de las contradicciones, el de la “porfía” que enlaza razones y sentimientos en pugna. Síntesis, desde el concepto de región Lo viejo es el resto de lo bárbaro. Los hombres caminan hacia el porvenir poseídos de la embriaguez del bien, del vértigo del futuro Rafael Barrett Es cierto, tendríamos que haber empezado por la problemática regional. Mas fue deliberada su ubicación al final porque -entre otras razones- su devenir, sus coordenadas de progresiva complejidad, nos ayudará a elaborar una breve síntesis. El tema región aparece en una doble secuencia. En primer lugar el que lo relaciona con el derrotero de las letras pampeanas, en especial con un colectivo de escritores -también artistas- que descubre valores, vivencias y formas estéticas, alojados en La Pampa con la misma fuerza de su paisaje. Si nos atenemos a su aparición cronológica en los trabajos de Edgar Morisoli, este enlace marcó la naciente del tema. En el fluir de esta concepción, fue irrumpiendo otra arista, la que transporta a mundos de creciente generalidad cultural e ideológica, a momentos del proceso dialéctico, a la cosmovisión americana y a la utopía humanista. Ambos planos no se contradicen, pero fueron apareciendo en tiempos diferentes, en respuesta a necesidades diferentes. Hasta la exposición en el Seminario de Literatura Regional (1988/1989), la problemática derivada del concepto de región -tal como fue enunciada allí- no había aparecido en los textos de Edgar Morisoli, lo que no equivale la educación como hecho de la formación humana, las religiones y la ciencia. No se nos escapa el papel fundamental de lo económico como sustrato de lo cultural...y los condicionantes étnicos, geográficos e históricos”. Presentación ante el II Congreso Pedagógico Nacional (1986-1988)

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a decir que estuviera ausente en los debates de los Encuentros de las Letras Pampeanas de esos años. En “Poblamiento y Cultura”, por ejemplo, la historia sumergida es abordada desde las dos variables que señala el título. En trabajos inmediatos posteriores, se observa una puesta al día de lo que Aníbal Ponce llamara “los deberes de la inteligencia” o bien la “instalación” de la ecuación escritor–comunidad en el marco de nuestra América Indohispánica 91 o sea el escritor en su universo más afín. No se desprende, al menos de su lectura, la regionalidad como categoría inicial para un paradigma o senda del pensamiento que aún aguardaba ser encontrado. En Aproximación al concepto de región el enlace central continúa ligado a la literatura pampeana y en muchos tramos es visible que los términos valor y desvalor de lo regional tienen carácter literario, de la misma manera que la integridad región-nación-universo. En esa Aproximación…los contenidos de “Poblamiento y Cultura” siguen siendo el cauce por donde discurre la dimensión pampeano-patagónica y la cultura de la adversidad que caracteriza a la figura principal: el poblador. El escritor es un poblador que escribe y su palabra refleja la adversidad colectiva que tiene como pilares la minusvalía del status territoriano, la intemperancia del clima, etc. La pluralidad de sonidos de la región fue abriendo caminos hacia una verdadera universalidad que cuestiona la globalización y su “pensamiento único”. Hay una expresión que quizás sintetice esta postura llevada al plano del escritor: las manifestaciones literarias no tienen fronteras (universalidad), pero sí raíces inevitables (identidad cultural).92 Se expone aquí un concepto que hemos citado en el curso de varios análisis, el de autenticidad, condición indispensable para intervenir en una cosmovisión que se extienda en el tiempo. Es decir que lo perdurable está tomado como una derivación de lo auténtico. Si no lo fuera, si la región obedeciera sólo a esquemas a priori, a un slogan, nada consistente se hubiera edificado a partir de ella. Esta artificiosidad podría ser (o fue) la base de malentendidos93 alrededor de un término -determinismo geográfico- que Morisoli insistió en descalificar en varios textos.94 Si partimos de lo auténtico, entonces, la región sería sobre todo una presencia temática en dos planos. Uno es el que acabamos de observar, calificado de inmediato y evidente. Otro plano es el mito, el mito poético

91 El Escritor y su Pueblo 92 Cita de Alfredo Veiravé en Identidad Cultural, Universalidad y… 93

Aproximación al concepto de Región. Seminario de Literatura Regional (1988/1989) 94 En Mito y Realidad señaló que sus palabras no aluden a un simple determinismo geográfico de corte decimonónico

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que ya vimos en otro contexto, cargado de ideología, pero que inicialmente no había alcanzado a reunirse en un solo haz con la relación memoria-utopía. Esta segunda presencia comienza a ser explícita a partir de “La Cátedra del Desierto” (1994) cuando, con el énfasis puesto en las voces de la región, se avanza hacia la contradicción solidaridad o barbarie, ya comentada, en sociedad con la incertidumbre, la “categoría de peligro”. Es necesario que nuevamente nos ubiquemos históricamente. La desaparición del llamado “comunismo real” en el este europeo95 fue un acontecimiento que provocó virajes en muchos sentidos, desde la inauguración de un mundo “unipolar” hasta un discurso “posmoderno” que se presenta como una teoría del “desencanto”, postulando el fin de las ideologías y de la historia,96 el pragmatismo y la desilusión. Los carriles avanzan desde una profunda depresión y crisis ideológica hasta una acelerada ofensiva de un capitalismo “salvaje” con gravísimas consecuencias en el plano de la cultura, si entendemos por tal su primigenia y amplia definición en “Poblamiento y Cultura”. Una de esas secuelas fue la incorporación al mundo académico y hasta en el “sentido común” del concepto de globalización. La obligación intelectual y militante de hacerle frente llevó a profundizar los enlaces ya insinuados, a desentrañar el meollo de ese mundo hostil y a encontrar un atajo para la esperanza. Ese, el camino de la utopía, toma forma a partir de la memoria de un patrimonio, una heredad y un usufructo compartidos. Nuestra hipótesis es que en este preciso punto se sitúa el primer momento dialéctico, en tanto afirmación de algo. Podríamos ubicar la tesis, entonces, en esas históricas vivencias de heredad colectiva, de usufructo social. Desde su misma génesis tuvo frente a sí a fuerzas opuestas, su negación, que anidaron en todas las variantes coloniales o imperiales. Entre ambas existe una contradicción, un campo de conflicto, no resuelta o sea que no encontró su tercer momento de síntesis, tarea inconclusa en plena “batalla de las ideas”. Desde el punto de vista del pluralismo que se respira en los textos y que es vital en la idea de “proceso”, debemos reconocer que no existe un único camino de acceso a los lineamientos de un paradigma crítico, liberador. Edgar Morisoli, admite que la presencia de lo telúrico en una obra no le

95 La disolución oficial de la URSS fue en diciembre de 1991, pero suele simbolizársela con la caída del muro de Berlín, en noviembre de 1989 96 Ambos “finales” son la parábola de la naturalización. Ocultan la condición histórica de lo que develan como natural. Ver Grassi, E/Hitze,S/Neufeld,M. “Políticas Sociales. Crisis y ajuste estructural”, Edit. Espacio, Buenos Aires, 1994

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otorga un matiz diferencial ni privilegiado. Y agrega: el camino del poeta de la tierra es uno de los múltiples caminos conocidos o por conocer que pueden transitar las letras…es tan válido como cualquier otro. Todos son válidos cuando son auténticos.97 En nuestra opinión, la idea de La Pampa interactuando en círculos concéntricos de generalidad creciente, donde los mitos, la memoria y la utopía despliegan su potencialidad en lucha con sus opuestos, es uno de los mayores aportes intelectuales que se traducen de los trabajos cuyos temas cardinales hemos sintetizado. En razón de ello, cobran relevancia las influencias que recibió su autor para arribar a tales deducciones. Los maestros El Amauta ha venido para inaugurar un debate, no para clausurarlo José Carlos Mariátegui ¿Quiénes fueron mis maestros? Se pregunta Edgar Morisoli en “La Cátedra del Desierto” y para responder escribe algunos nombres, casi todos ellos hombres y mujeres del ámbito rural, gente de nuestros confines, puesteros, pirquineros, reseros, baqueanos, rastreadores, siete oficios de chacra, monte y pueblo. Sobre sus gestos, relatos, sentencias, depositó su atención y extrajo enseñanzas que se fueron amalgamando con doctrinas, teorías, encendidas en las voces de otros mentores. Ese conjunto de ideas, elaborado o embrionario, guía esas observaciones y las vertebra en cosmovisiones, utopías, etc. Son vigas que van apuntalando las reflexiones íntimas. Veamos qué nos dice Morisoli sobre ambos grupos de “tutores” en una charla específica sobre el tema. Los llamo “maestros intelectuales”, pues los otros, los “maestros paisanos” (desde Juan Huelches hasta Tránsito Cerda o Héctor Navarro), son principalmente maestros cuyos saberes y enseñanzas nacieron de una praxis, personal o recibida por legado tradicional, que integra la cultura criolla de la Argentina árida en el ámbito norpatagónico. Sólo en el caso de Juan Huelches (mucho después de 1956, al estudiar el pensamiento indígena), pude vincular esos saberes de la praxis con una cosmovisión, como lo intenté en “La Cátedra del Desierto”. 97 Aproximación al concepto de Región…

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Las lecturas y diálogos formadores de Edgar Morisoli no comenzaron con su arribo a La Pampa. Antes de 1954, en que dejé Rosario -recuerda- afiancé un vínculo amistoso e intelectual con un grupo cuya figura mentora era Rodolfo Puiggrós (1906-1980), el último Puiggrós, podemos agregar. Teniendo en cuenta que en otro tramo de la charla, menciona también a Juan José Hernández Arregui (1913-1974), autor de “La formación de la conciencia nacional”, ambos pueden ubicarse en un relato histórico que revaloriza a Forja, al nacionalismo de izquierda y que se pensaba a si mismo como una transición entre el peronismo y alguna forma de “socialismo nacional”. Hemos hecho referencia en esta indagación a numerosos pensadores, por ejemplo Adolfo Colombres (1944), José Carlos Mariátegui (1894-1930), Aníbal Ponce (1898-1938) –en su etapa final en México –agrega Morisoli- y Pedro Henríquez Ureña (1884-1946). Autor de “La utopía de América”, del que Morisoli extrajo un fragmento para prologar uno de sus trabajos, Henríquez Ureña pudo ofrecerle sus sueños de la unidad americana y de la justicia en su vasto territorio, como una lucha tenaz contra el positivismo, rasgo común de todo el conglomerado aquí citado. El interés de Morisoli en Henríquez Ureña -o en el educador y político guatemalteco Juan José Arévalo (1904-1990)- es una derivación de su lectura de los pensadores de la emancipación americana, por caso el maestro de Bolívar. Con sus palabras: Del pensamiento y propuestas educativas de Simón Rodríguez, derivó para mí otra línea de lecturas: pedagogos democráticos latinoamericanos que debieron exiliarse, por ejemplo Pedro Enríquez Ureña, quien vivió su exilio en la Argentina (de 1925 a 1946), ejerciendo la cátedra en Buenos Aires y La Plata. En esa misma línea histórica ubica a José Martí (1853-1895), autor de “Nuestra América”, aparecido en Nueva York en 1891, que fusiona análisis políticos y expresiones poéticas. Morisoli añade que es un texto fundamental que encuentra su proyección contemporánea en Roberto Fernández Retamar (1930). Su “Todo Calibán” remite precisamente al discurso creado por Martí y la propuesta central es asumir la imagen canibalesca del colonizador y resignificarla para oponerle la propia mirada. Un párrafo aparte merece la mención que realiza de Antonio Machado (1875-1939) en este caso como pensador y puntualiza las obras Juan de Mairena, Abel Martín, Los complementarios, en los que despliega métodos para acercarnos a la realidad. Cabe señalar que “Juan de Mairena”, una colección de ensayos aparecida en vísperas de la Guerra Civil Española, lo hizo con el agregado “Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un

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profesor apócrifo” y nos habla de sociedad, cultura, arte, literatura, política y filosofía. Seguramente habrá impresionado a Morisoli la versatilidad de Machado sobre esta amplitud temática, pero sobre todo la señal de que un gran poeta puede ser a su vez un gran prosista. Creemos que además de las influencias individuales, son ilustrativos los “climas” ideológico-culturales. Podemos comenzar por el de la década de 1950 que es cuando Morisoli se afinca en una pampa que le ofrece, como vimos, sus propios “maestros”. Autores de enorme gravitación que dedicaron obras completas a la cuestión cultural, vieron la luz precisamente en esos años 50. Nos estamos refiriendo a Bertolt Brecht (1898-1938), Walter Benjamín (1892-1942), Georg Lukács (1885-1971), Antonio Gramsci (1891-1937), Theodor Adorno (1903-1969), Ernst Bloch (1885-1977), Cesar Vallejo (1892-1938) y el ya citado José Carlos Mariátegui, entre otros. Las obras de Gramsci, por ejemplo, comenzaron a editarse en esa década y tardaron años para que sus “Cuadernos de la Cárcel” se conocieran en América Latina. Los escritos de Benjamín tuvieron una difusión aun más tardía. Se trata de la primera generación “culturalista” que experimentó la alianza entre marxismo y vanguardismo, hasta su posterior fractura y debacle por imposición del “realismo socialista”. Este proceso y su desenlace, entre otras causas que coartaron la individualidad en su acepción libertaria, llevaron a Morisoli a postular una creación sin cauces obligados. En esa misma línea se ubica el nombre del mexicano José Revueltas (1914-1976), a quien Morisoli referencia junto a Mariátegui y no es casual. Revueltas recurrió al pensador peruano para argumentar sus planteamientos estéticos a los que denominó “realismo crítico dialéctico” en rechazo a toda orientación artística impuesta y para enlazar lo particular con lo universal. Revueltas, a su vez, desarrolló esta articulación a partir de la vida indígena, en especial del uso comunal de la tierra, lo que nos pone en contacto con el usufructo social de Morisoli y la proa puesta en la utopía. Otro motivo de admiración es el valimiento que Revueltas hizo de la literatura, el guión cinematográfico y la calle, para sellar su compromiso social. Este camino continúa el iniciado por su maestro Mariátegui, para quien era inaceptable el intelectual ambiguo, neutro. No es ajena a esta perspectiva, la mención de Arturo Roig (1922), una de las figuras más reconocidas de su tierra natal, Mendoza. Roig investigó el pasado intelectual ecuatoriano en su tránsito como exiliado por varios países americanos. En esa tarea, buscó develar lo que la perspectiva hegemónica ha invisibilizado, con la intención de iluminar esa parte de la realidad ocupada por el vencido, el “natural”, el “primitivo”. Todo parece indicar que junto a Alberto Rex González y José Revueltas, entre otros,

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brindó a Morisoli los insumos para descubrir las profundidades, las historias sumergidas que lo condujeron a la cosmovisión americana. También podríamos nombrar a los que seleccionó para incluir fragmentos de sus textos en “El escritor y su pueblo”, entre ellos varios que ya hemos señalados, más Cesare Pavese (1908-1950), con su “Oficio de Vivir”, Juan L. Ortiz (1896-1978), William Faulkner (1897-1962), Saint-John Perse (1887-1975), etc. Confiesa en el trabajo que esa selección tiene mucho de personal y que son balizas que marcan un rumbo en ese “deberse a los demás” que ya hemos comentado. Edgar Morisoli, en el curso de la charla, va citando a sus “maestros intelectuales” mediante dúos, tríos y cuartetos de nombres, unidos por afinidad temática o tal vez porque la memoria los retiene ligados a experiencias personales. Dos de ellos son Rodolfo Kusch (1922-1979) y Alberto Rex González (1918). El primero, analizando el mundo andino con su “América Profunda”, contrapuso las categorías existenciales del “Estar” (o estar siendo) con la de “Ser” (o ser alguien). Sobre Rex González, agregó que no me refiero a su destacada trayectoria como arqueólogo, sino a su pensamiento antropológico-humanista, reflejado en su obra “Tiestos dispersos”. “La escribí después de sesenta años de ejercer la arqueología militante”, declaró Rex González en una entrevista. El enlace está en que sus trabajos de campo permitieron conocer la antigüedad de las culturas pre-hispánicas en el noroeste argentino. En este espectro, asevera Morisoli que escuchó voces provenientes del trotskismo criollo, por ejemplo Silvio Frondizi (1907-1974) y su grupo Praxis y de Milcíades Peña (1933-1965) ¿Qué podrían brindarle? “El arado del arte nuevo no está limitado a unos cuantos surcos numerados; al contrario, debe arar todo el terreno y en todas las direcciones”, es una expresión de León Trotsky en “Literatura y Revolución”, alineada con lo ya indicado sobre la libertad creadora. En este conjunto formador, Morisoli ubica la figura de Ismael Viñas (1929), que recibiera influencias de M. Peña y cuyo libro “Orden y Progreso” de 1960 retoma planteamientos de “La realidad argentina” de Silvio Frondizi.98 El pensamiento de mi padre era afín al llamado “socialismo libertario”, recuerda como preludio de señalar otra corriente gravitante en su formación: la anarquista. Pasa revista, entonces, a los que denomina clásicos: Rafael Barrett (1876-1910), el del “Dolor paraguayo”; Alberto Ghiraldo (1875-1946), con su labor intelectual en la revista “Martín Fierro”

98 Este libro, junto con “Historia crítica de los partidos políticos” de Rodolfo Puiggrós, es citado como “aquellos libros prohibidos de lectura obligatoria” por Horacio Tarcus en “El marxismo olvidado en la Argentina…”, op.cit.

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y el dramaturgo Rodolfo González Pacheco (1882-1949), con sus obras tan representadas en La Pampa y sus “carteles”. La nómina incluye a algunos de los contemporáneos: el poeta y ensayista Luis Franco (1898-1988), podríamos decir un filósofo por su visión dialéctica y laica de la existencia, por su defensa intransigente de la libertad y a Osvaldo Bayer (1927), quien comparte con Morisoli la misma tierra natal, Santa Fe. Todos ellos aportantes valiosos, por ejemplo de la concepción no liberal, sí libertaria, de la libertad individual, de una práctica plena de heroicidad y contraria al materialismo vulgar. Sus investigaciones, además, fueron claves para incorporar a las gestas obreras como una de las columnas componentes de la identidad cultural. Podemos culminar este recorrido con los maestros formadores de clara pertenencia ideológica como Roger Garaudy (1913), marxista con varias revisiones en su haber. Morisoli apunta junto a su nombre una obra suya en particular: Hacia un realismo sin fronteras, editada en 1964, en la que piensa las vidas de Picasso, Saint-John Perse y Kafka. Con su estética antidogmática, Garaudy pudo decir: “El realismo de nuestro tiempo es creador de mitos, realismo épico, realismo prometeico”, frase que nos conduce a la relación entre mito y realidad que hemos tratado durante nuestro desarrollo temático. Con un tono afectivo inocultable, Morisoli señala por último -en estas líneas, no en su consideración- a quienes me ayudaron a entender y “pensar La Pampa”. Uno de ellos es el autor de “El agro en la cultura pampeana” -José Escol Prado-, de quien cita un versículo laico 99 en uno de los trabajos y lo propone como contraseña en esta lucha. A otros “compañeros de letras” los evoca de esta manera: No puedo dejar de mencionar a tres amigos: Juan Ricardo Nervi, Julio Alejandro Colombato y Evar Orlando Amieva, no sólo a través de la obra de cada uno de ellos, sino del dialogado discurrir sobre el tema a lo largo de medio siglo largo que llevo en estas tierras.

99 “Cuando leas, sueña. Y sentirás el vuelo de las ideas…” en Prado, José Escol. “Páginas para una nueva Biblia”, en ADA, Año II, N° 8, Eduardo Castex, 1946. La cita es en La trinchera del libro:…