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Evangelio Lucas 2, 22-40 Cuando llegó el tiempo de la purifica- ción, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primo- génito varón será consagrado al Señor"; y para entregar la oblación, como dice la ley: "un par de tórtolas o dos pichones. Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre honrado y pia- doso, que aguardaba el Consuelo de Is- rael; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: --Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Por- que mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pue- blos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. Su padre y su madre estaban admira- dos por lo que se decía del niño (…). Y cuando cumplieron todo lo que pres- cribía la ley del Señor, se volvieron a Ga- lilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acom- pañaba. H H o o j j a a D D o o m m i i n n i i c c a a l l Parroquias del Ssmo. Cristo de las Cadenas y Latores www.cristodelascadenas.es · Tfno. 985 237 424 Sda. Familia y Sta. Madre de Dios · Oviedo, 31/XII 1 de enero de 2018 · Nº 272 JAVIER LOZANO JAVIER LOZANO JAVIER LOZANO JAVIER LOZANO Diez mentiras anti Diez mentiras anti Diez mentiras anti Diez mentiras anti- - -católicas católicas católicas católicas (V (V (V (V) ) ) 6 6 6. La Iglesia, responsable de miles de muertes por SIDA . La Iglesia, responsable de miles de muertes por SIDA . La Iglesia, responsable de miles de muertes por SIDA . La Iglesia, responsable de miles de muertes por SIDA Cuando la epidemia del SIDA estaba en sus niveles más al- tos, en la década de los 80 y en los 90 aunque en la actuali- dad sigue vigente, se difundió que la oposición de la Iglesia al preservativo estaba expandiendo la pandemia y la responsa- bilizaban de miles de muertes. Organismos como la ONU y muchas ONG siguen en la misma línea de reparto masivo de anticonceptivos pero lo que está demostrado en datos y estadísticas es que la lucha más eficaz contra la enfermedad la realiza la Iglesia Católica. Tanto en el ámbito de la prevención como en la atención. Más de 100.000 centros católicos atienden a personas con SIDA en todo el mundo. Nadie atiende a tantos ni en tantos lugares. La Iglesia ha defendido modelos basados en la fidelidad y abstinencia, los cuales se han manifestado totalmente exito- sos en países como Uganda, el único país de Africa donde en 10 años se redujo el contagio del 21 al 7%. Sin embargo, por su defensa de la fidelidad matrimonial y de la educa- ción en la castidad como vías para frenar los contagios, en vez de la di- fusión masiva de preservativos que impulsan los organismos internacio- nales (multiplicando las relaciones de riesgo), la Iglesia se ha hecho acree- dora de duros ataques laicistas, viéndose incluso acusada de compli- cidad en la pandemia en África. La conferencia episcopal ugandesa, por ejemplo, ha pues- to en marcha un Programa de Eliminación de la Transmisión Madre-Hijo del VIH que, en sólo tres meses (septiembre a noviembre de 2014) atendió a 54.700 pacientes, el 7% de ellos menores de 15 años de edad. Al mismo tiempo, los servicios católicos de asistencia mé- dica trataron, en ese mismo periodo, a 90.646 personas, aunque los obispos consideran que ese número se queda pequeño porque no todos los ambulatorios disponen del software necesario para el control estadístico. Además de la predicación de la doctrina que ya exige es- tos dos elementos a los creyentes (abstinencia antes del Ma- trimonio y fidelidad entre los cónyuges), la Iglesia ha llevado a cabo una notable tarea de atención a los pacientes con la enfermedad. En 1989 la Conferencia Episcopal de Uganda ya emitió su primera Carta Pastoral sobre el tema del VIH y las 19 diócesis del país habilitaron después las "Oficinas de Punto Focal sobre VIH/SIDA” dedicadas a coordinar la aten- ción sanitaria "para mantener altos los estándares de los ser- vicios médicos que se ofrecen al pueblo de Dios". Se estima que la Iglesia contribuye con el 40 por ciento de las instituciones sanitarias en todo el continente africano, frente al 60 por ciento de las estatales. El papel de la Iglesia en la salud de África es tremendo y necesita ser re- conocido. Allá donde está la Iglesia, los enfermos de SIDA no son abandonados. “HAY MAS ALEGRIA EN DAR QUE EN RECIBIR” Ya se recibieron 9.040 € en la 6ª Campaña Navi- deña de Cáritas La esperanza es ingrediente fundamental del cristiano y el amor forma parte de la naturaleza de Dios. Por eso esperanza y amor, consecuen- cia de la fe, llenan nuestra vida cristiana. Con motivo de la Navidad y a fin de recaudar algo más de lo habitual con la Colecta Mensual de Cáritas y tener fondos para compensar el dé- ficit mensual en gastos de ayudas, repetimos este año la misma fórmula de los 5 anteriores, manteniendo un Cepillo permanente para Cári- tas, que está colocado entre el 8 de diciembre y el 6 de enero. Hasta el día de hoy se han recaudado 9.040 € de esta forma: En el Cepillo del Santuario: 1.125 € En el Cepillo de Montecerrao: 1.235 € Ingresados en Liberbank: 6.680 € Las pasadas Navidades se recaudaron en esta Campaña para Cáritas 11.560 €. Como se puede comprobar por el estadillo mensual de ingresos y gastos, todos los meses los gastos (mejor: ayudas) superan a los ingre- sos (o sea: donativos), pero se pueden hacer las ayudas gracias a este dinero extra recaudado en la Campaña de Navidad. Todos los donantes pueden pedir al Párroco un Recibo para Hacienda, si lo desean. Si Vd. prefiere hacer un donativo a través del banco, puede ingresarlo en esta cuenta de Liberbank: ES74-2048-0164-8830-0400-3909 cuyo titular es “CARITAS Parroquial Cristo de las Cadenas”. ¡Muchas gracias por compartir dinero… y ale- gría! ¿Puede María servir de mo- delo a la Iglesia también en su título de «Madre de Dios» con el que es honrada este día? ¿Po- demos llegar a ser madres de Cristo? Ello no sólo es posible, sino que algunos Padres de la Igle- sia han llegado a decir que, sin esta imitación, el título de María sería inútil para uno: «¿De qué me sirve -decían- que Cristo haya nacido una vez de María en Belén, si no nace también por fe en mi alma?». Jesús mismo inició esta aplicación a la Iglesia del título «Madre de Cristo», cuando declaró: «Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica». La liturgia del día nos presenta a María que «conservaba todas estas palabras, meditándolas en su corazón». Cómo es posible transfor- marse, en concreto, en madre de Cristo, lo explica el mismo Jesús: escuchando la Palabra y poniéndola en práctica. Hay dos maternidades incompletas o dos tipos de interrupción de una maternidad. Una es la antigua y conocida del infanticidio prema- turo. Tiene lugar cuando se con- cibe una vida pero no nace por- que, entretanto, por causas na- turales o por la maldad de los hombres, el feto muere. Hasta hace poco, éste era el único caso que se conocía de maternidad incompleta. Hoy se conoce otro que consiste en dar a luz un hijo sin haberlo conce- bido. Así ocurre con los niños concebidos en probetas e im- plantados, en un segundo mo- mento, en el seno de la mujer, y en el caso desolador y triste del útero dado en préstamo para albergar, a veces bajo pago, vi- das humanas concebidas en otro lugar. Lamentablemente, también en el plano espiritual existen es- tas dos tristes posibilidades. Concibe a Jesús, sin darle a luz, quien acoge la Palabra sin po- nerla en práctica, quien conti- núa practicando un aborto espi- ritual tras otro, formulando pro- pósitos de conversión que luego son sistemáticamente olvidados y abandonados a medio cami- no. En resumen, quien tiene la fe, pero no tiene las obras. Al contrario, da a luz a Cristo sin haberle concebido quien realiza muchas obras, a veces también buenas, pero que no proce- den del corazón, de amor por Dios y de re- cta intención, sino más bien de la costum- bre, de la hipocresía, de la búsqueda de la propia gloria y del propio interés, o senci- llamente de la satisfacción que da actuar. En suma, quien tiene las obras, pero no tie- ne la fe. San Francisco de Asís nos describe el caso positivo de una verdadera y completa maternidad que nos asemeja a María: «So- mos madres de Cristo cuando lo llevamos en el corazón y en nuestro cuerpo por me- dio del divino amor y de la conciencia pura y sincera; lo generamos a través de las obras santas, ¡que deben brillar ante los demás para ejemplo!». P. Raniero Cantalamessa ofm cap.

“HAY MAS ALEGRIA EN DAR Q UE EN Hoja … · 10 años se redujo el contagio del 21 al 7%. Sin embargo, por su defensa de la fidelidad matrimonial y de la educa-ción en la castidad

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Evangelio Lucas 2, 22-40

Cuando llegó el tiempo de la purifica-ción, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primo-génito varón será consagrado al Señor"; y para entregar la oblación, como dice la ley: "un par de tórtolas o dos pichones.

Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre honrado y pia-doso, que aguardaba el Consuelo de Is-rael; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:

--Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Por-que mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pue-blos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.

Su padre y su madre estaban admira-dos por lo que se decía del niño (…).

Y cuando cumplieron todo lo que pres-cribía la ley del Señor, se volvieron a Ga-lilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acom-pañaba.

HHoojjaa DDoommiinniiccaall Parroquias del Ssmo. Cristo de las Cadenas y Latores

www.cr istodelascadenas.es · Tfno. 985 237 424

Sda. Familia y Sta. Madre de Dios · Oviedo, 31/XII – 1 de enero de 2018 · Nº 272

JAVIER LOZANOJAVIER LOZANOJAVIER LOZANOJAVIER LOZANO

Diez mentiras antiDiez mentiras antiDiez mentiras antiDiez mentiras anti----católicascatólicascatólicascatólicas (V(V(V(V)))) 6666. La Iglesia, responsable de miles de muertes por SIDA. La Iglesia, responsable de miles de muertes por SIDA. La Iglesia, responsable de miles de muertes por SIDA. La Iglesia, responsable de miles de muertes por SIDA

Cuando la epidemia del SIDA estaba en sus niveles más al-tos, en la década de los 80 y en los 90 aunque en la actuali-dad sigue vigente, se difundió que la oposición de la Iglesia al preservativo estaba expandiendo la pandemia y la responsa-bilizaban de miles de muertes.

Organismos como la ONU y muchas ONG siguen en la misma línea de reparto masivo de anticonceptivos pero lo que está demostrado en datos y estadísticas es que la lucha más eficaz contra la enfermedad la realiza la Iglesia Católica. Tanto en el ámbito de la prevención como en la atención. Más de 100.000 centros católicos atienden a personas con SIDA en todo el mundo. Nadie atiende a tantos ni en tantos lugares.

La Iglesia ha defendido modelos basados en la fidelidad y abstinencia, los cuales se han manifestado totalmente exito-sos en países como Uganda, el único país de Africa donde en 10 años se redujo el contagio del 21 al 7%.

Sin embargo, por su defensa de la fidelidad matrimonial y de la educa-ción en la castidad como vías para frenar los contagios, en vez de la di-fusión masiva de preservativos que impulsan los organismos internacio-nales (multiplicando las relaciones de riesgo), la Iglesia se ha hecho acree-dora de duros ataques laicistas, viéndose incluso acusada de compli-cidad en la pandemia en África.

La conferencia episcopal ugandesa, por ejemplo, ha pues-to en marcha un Programa de Eliminación de la Transmisión Madre-Hijo del VIH que, en sólo tres meses (septiembre a noviembre de 2014) atendió a 54.700 pacientes, el 7% de ellos menores de 15 años de edad.

Al mismo tiempo, los servicios católicos de asistencia mé-dica trataron, en ese mismo periodo, a 90.646 personas, aunque los obispos consideran que ese número se queda pequeño porque no todos los ambulatorios disponen del software necesario para el control estadístico.

Además de la predicación de la doctrina que ya exige es-tos dos elementos a los creyentes (abstinencia antes del Ma-trimonio y fidelidad entre los cónyuges), la Iglesia ha llevado a cabo una notable tarea de atención a los pacientes con la enfermedad. En 1989 la Conferencia Episcopal de Uganda ya emitió su primera Carta Pastoral sobre el tema del VIH y las 19 diócesis del país habilitaron después las "Oficinas de Punto Focal sobre VIH/SIDA” dedicadas a coordinar la aten-ción sanitaria "para mantener altos los estándares de los ser-vicios médicos que se ofrecen al pueblo de Dios".

Se estima que la Iglesia contribuye con el 40 por ciento de las instituciones sanitarias en todo el continente africano, frente al 60 por ciento de las estatales.

El papel de la Iglesia en la salud de África es tremendo y necesita ser re-conocido.

Allá donde está la Iglesia, los enfermos de SIDA no son abandonados.

“HAY MAS ALEGRIA EN DAR QUE EN RECIBIR”

Ya se recibieron 9.040 € en la 6ª Campaña Navi-deña de Cáritas

La esperanza es ingrediente fundamental del cristiano y el amor forma parte de la naturaleza de Dios. Por eso esperanza y amor, consecuen-cia de la fe, llenan nuestra vida cristiana.

Con motivo de la Navidad y a fin de recaudar algo más de lo habitual con la Colecta Mensual de Cáritas y tener fondos para compensar el dé-ficit mensual en gastos de ayudas, repetimos este año la misma fórmula de los 5 anteriores, manteniendo un Cepillo permanente para Cári-tas, que está colocado entre el 8 de diciembre y el 6 de enero.

Hasta el día de hoy se han recaudado 9.040 € de esta forma:

En el Cepillo del Santuario: 1.125 € En el Cepillo de Montecerrao: 1.235 € Ingresados en Liberbank: 6.680 €

Las pasadas Navidades se recaudaron en esta Campaña para Cáritas 11.560 €.

Como se puede comprobar por el estadillo mensual de ingresos y gastos, todos los meses los gastos (mejor: ayudas) superan a los ingre-sos (o sea: donativos), pero se pueden hacer las ayudas gracias a este dinero extra recaudado en la Campaña de Navidad.

Todos los donantes pueden pedir al Párroco un Recibo para Hacienda, si lo desean. Si Vd. prefiere hacer un donativo a través del banco, puede ingresarlo en esta cuenta de Liberbank:

ES74-2048-0164-8830-0400-3909

cuyo titular es “CARITAS Parroquial Cristo de las Cadenas”.

¡Muchas gracias por compartir dinero… y ale-gría!

¿Puede María servir de mo-delo a la Iglesia también en su título de «Madre de Dios» con el que es honrada este día? ¿Po-demos llegar a ser madres de Cristo?

Ello no sólo es posible, sino que algunos Padres de la Igle-sia han llegado a decir que, sin esta imitación, el título de María sería inútil para uno: «¿De qué me sirve -decían- que Cristo haya nacido una vez de María en Belén, si no nace también por fe en mi alma?». Jesús mismo inició esta aplicación a la Iglesia del título «Madre de Cristo», cuando declaró: «Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica». La liturgia del día nos presenta a María que «conservaba todas estas palabras, meditándolas en su corazón».

Cómo es posible transfor-marse, en concreto, en madre de Cristo, lo explica el mismo Jesús: escuchando la Palabra y poniéndola en práctica. Hay dos maternidades incompletas o dos tipos de interrupción de una maternidad. Una es la antigua y

conocida del infanticidio prema-turo. Tiene lugar cuando se con-cibe una vida pero no nace por-que, entretanto, por causas na-turales o por la maldad de los hombres, el feto muere.

Hasta hace poco, éste era el único caso que se conocía de maternidad incompleta. Hoy se conoce otro que consiste en dar a luz un hijo sin haberlo conce-bido. Así ocurre con los niños concebidos en probetas e im-plantados, en un segundo mo-mento, en el seno de la mujer, y en el caso desolador y triste del útero dado en préstamo para albergar, a veces bajo pago, vi-das humanas concebidas en otro lugar.

Lamentablemente, también en el plano espiritual existen es-tas dos tristes posibilidades. Concibe a Jesús, sin darle a luz, quien acoge la Palabra sin po-nerla en práctica, quien conti-núa practicando un aborto espi-ritual tras otro, formulando pro-pósitos de conversión que luego son sistemáticamente olvidados y abandonados a medio cami-no. En resumen, quien tiene la fe, pero no tiene las obras.

Al contrario, da a luz a Cristo sin haberle concebido quien realiza muchas obras, a veces también buenas, pero que no proce-den del corazón, de amor por Dios y de re-cta intención, sino más bien de la costum-bre, de la hipocresía, de la búsqueda de la propia gloria y del propio interés, o senci-llamente de la satisfacción que da actuar. En suma, quien tiene las obras, pero no tie-ne la fe.

San Francisco de Asís nos describe el caso positivo de una verdadera y completa maternidad que nos asemeja a María: «So-mos madres de Cristo cuando lo llevamos en el corazón y en nuestro cuerpo por me-dio del divino amor y de la conciencia pura y sincera; lo generamos a través de las obras santas, ¡que deben brillar ante los demás para ejemplo!».

P. Raniero Cantalamessa ofm cap.

SUB TUUM PRAESIDIUMSUB TUUM PRAESIDIUMSUB TUUM PRAESIDIUMSUB TUUM PRAESIDIUM

Bajo tu amparoBajo tu amparoBajo tu amparoBajo tu amparo Bajo tu amparo nos acogemos,

santa Madre de Dios;

no deseches las súplicas

que te dirigimos

en nuestras necesidades;

antes bien, líbranos

de todo peligro,

¡oh siempre Virgen,

gloriosa y bendita!

La oración “Sub tuum praesidium”, expresa la confianza y el consuelo que el pueblo cristiano siempre ha sacado de este título de la Virgen. Es quizás el texto más antiguo en que se llama Theotokos (Madre de Dios) a la Virgen.

Esta misma oración, que lleva tantos siglos rezándose por los cristianos de todo el mundo, se encontró en uno de los famosos Papiros de Oxirrinco (Egip-to) de los ss. I-VI, confirmando así su antigüedad.

OCTAVA DE LA NAVIDAD Y PRIMER DIA DEL AÑOOCTAVA DE LA NAVIDAD Y PRIMER DIA DEL AÑOOCTAVA DE LA NAVIDAD Y PRIMER DIA DEL AÑOOCTAVA DE LA NAVIDAD Y PRIMER DIA DEL AÑO

María, Madre de Dios, la “TheotMaría, Madre de Dios, la “TheotMaría, Madre de Dios, la “TheotMaría, Madre de Dios, la “Theotooookos”kos”kos”kos” “Desde los tiempos

más antiguos, la Bien-aventurada Virgen es honrada con el título de Madre de Dios”, dice la Constitución Dogmática Lumen Gentium del Concilio Vaticano II. Con esta Solemnidad se concluye la Octava de Navidad, un conjunto de ocho días, desde el 25 de diciembre, en los que la Iglesia celebra el Na-cimiento de Jesús.

En el Antiguo Testamento (Gen. 17,9-14) se puede leer que Dios hizo una alianza con Abraham y su descendencia cuyo signo era la circuncisión al octavo día después del nacimiento. El Hijo de Dios así también lo vivió y recibió en ese momento el nombre anunciado a Ma-ría y a José: “Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Ángel antes de su concepción” (Lc. 2,21).

Los primeros cristianos solían llamar a la Virgen María como la “Theotokos”, que en griego significa “Madre de Dios”. Este título apa-rece en las catacumbas debajo de la ciudad de Roma y en antiguos monumentos de oriente (Grecia, Turquía, Egipto). Los Obispos reuni-dos en el Concilio de Éfeso (431), ciudad donde según la tradición vi-vió la Virgen con San Juan, proclamaron que “la Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios".

“Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios” dice una de las antiguas oraciones marianas de los cristianos de Egipto del siglo III. Cabe resaltar que ese título de “Madre de Dios” (“Theotokos”) no existía y que fue creado por los cristianos para expresar su fe. La “Ma-ternidad de María” es una de las primeras fiestas marianas que se dio en la cristiandad. Se dice que por el siglo V, en Bizancio, había una “memoria de la Madre de Dios” que se celebraba el 26 de diciembre, al día siguiente de la Navidad.

Poco a poco se fue introduciendo en la liturgia romana en un día de la Octava de Navidad y ya por el siglo VIII se encuentran para esta conmemoración oraciones y responsorios con los que se honraba la divina “Maternidad de María”. Con el tiempo, esta memoria de la Vir-gen fue desplazada para conmemorar la “Circuncisión del Señor”, pe-ro se mantendría el acento mariano. En 1931 el Papa Pío XI la reesta-bleció para el 11 de octubre con ocasión del XV centenario del Conci-lio de Éfeso y le dio una categoría equivalente a la Solemnidad actual.

Años después, en esta fecha, San Juan XXIII inauguró el Concilio Vaticano II (1962). Con la reforma litúrgica de 1969, la “Maternidad de María” pasó a celebrarse al 1 de enero, día en que se inicia el “calen-dario civil”. Un año antes, en 1968, el Beato Pablo VI instituyó para es-te día la Jornada Mundial de la Paz. Es así que el primer día del año se celebra a María y se ora por la paz.

El título “Madre de Dios” es el principal y el más importante dogma sobre la Virgen María y todos los demás dogmas marianos encuen-tran su sentido en esta verdad de fe. Los otros dogmas marianos son que María tuvo una Inmaculada Concepción, Perpetua Virginidad y que fue llevada en cuerpo y alma al cielo (Asunción).

Asimismo, Nuestra Señora tiene los siguientes títulos: Madre de los hombres, Madre de la Iglesia, Abogada nuestra, Corredentora, Medianera de todas las gracias, Reina y Señora de todo lo creado y todas las alabanzas contenidas en las letanías del Santo Rosario.

En noviembre de 1996 S. Juan Pablo II explicó que “ese título, a la luz de la sublime dignidad concedida a la Virgen de Nazaret, proclama también la nobleza de la mujer y su altísima vocación. En efecto, Dios trata a María como persona libre y responsable y no realiza la encar-nación de su Hijo sino después de haber obtenido su consentimiento”.

P. FERMIN RODRIGUEZ, S.J.

«El niño iba creciendo y se llenaba de sabiduría»

La crisis de fe que se observa en la sociedad re-percute de diversas formas en la familia, verdade-ra «caja de resonancia» de cuanto se produce en el entorno social. Algo ha cambiado durante estos años en no pocos hogares: han desaparecido, en buena parte, los signos religiosos, se han perdido costumbres cristianas, son pocas las familias que se reúnen para rezar. En general lo que se trans-mite a los hijos no es fe, sino indiferencia religiosa y silencio.

La situación concreta es, sin embargo, más va-riada y compleja. Hay ciertamente familias donde los padres adoptan una postura de rechazo a lo re-ligioso e impiden que sus hijos sean iniciados en la fe. No son muchos. En esos hogares lo religioso só-lo aparece para ser objeto de ataque o de burla.

Hay, por el contrario, hogares donde se mantiene viva la identidad cristiana. La fe es un factor im-portante a la hora de configurar el clima familiar. Se reza, se cuidan los valores religiosos, y los pa-dres se preocupan de la educación cristiana de los hijos. Se trata de un grupo más numeroso de lo que a veces se piensa.

La situación más generaliza-da es otra. No pocos padres se han alejado de la práctica reli-giosa y viven instalados en la indiferencia. No rechazan la fe, pero tampoco les preocupa la educación reli-giosa de sus hijos. No les pa-

rece algo importante para su futuro. Bautizan a sus hijos, celebran su primera comunión, pero no les transmiten fe.

En estos hogares son las abuelas las que están desempeñando muchas veces una labor de gran importancia dentro de su aparente humildad. Ca-lladamente y de la forma más natural, van ense-ñando a los nietos a rezar, los llevan a la iglesia y, a su estilo y manera, les van explicando las «cosas más fundamentales» sobre Dios y Jesús. Ni ellas mismas se dan cuenta de que están despertando en el niño las primeras experiencias religiosas.

Algunas van más lejos, y se preocupan de com-prarles una «Biblia para niños» o libros adecuados para explicarles con detalle las parábolas de Jesús o el sentido de las fiestas cristianas. No siempre es una labor solitaria. Cuentan muchas veces con la «complicidad» del abuelo y el asentimiento agra-decido de los padres que, en el fondo, saben que todo eso es bueno para el hijo.

En esta fiesta de la Sagrada Familia quiero alabar la actuación de estas personas que ayudan a los niños a crecer en sabiduría.¡¡¡ Gracias Abuelos!!!

SIN JESÚS NO HAY NAVIDADSIN JESÚS NO HAY NAVIDADSIN JESÚS NO HAY NAVIDADSIN JESÚS NO HAY NAVIDAD El Papa denuncia la desnaturEl Papa denuncia la desnaturEl Papa denuncia la desnaturEl Papa denuncia la desnatura-a-a-a-lización de la Nlización de la Nlización de la Nlización de la Naaaavidad por un vidad por un vidad por un vidad por un falso respeto a falso respeto a falso respeto a falso respeto a los nolos nolos nolos no----cricricricrisssstianotianotianotianossss

«En nuestros días, estamos asistiendo a una especie de

«desnaturalización» de la Navidad. En nombre de un falso respeto ante quien no es cristiano, muchas veces se es-conde la voluntad de marginar la fe, eliminando todo tipo de referencia al nacimiento de Jesús. Sin embargo, el verdadero sentido de estas fiestas se encuentra en Jesús, es Él quien da sentido a todo lo que celebramos», declaró el Papa.

Esta desnaturalización de la Navidad «se da particular-mente en Europa». Por una parte es una fiesta, «pero no es la Navidad», porque no está en el centro Jesús. Si en el centro está Jesús –explicó Francisco- , también todo el contexto, a saber, las luces, los sonidos, las distintas tra-diciones locales, incluidos los alimentos característicos, convergen para crear la atmósfera de la fiesta.

«Nosotros, como los pastores del Evangelio, estamos llamados a buscar la verdadera luz que es Jesús, que es el don de Dios a la humanidad que se encuentra inmersa en la oscuridad de la noche. Cuando acogemos a Jesús en nuestras vidas, nos convertimos en un don para los demás».

En este mismo punto, el Santo Padre profundizó en que nuestro Salvador se muestra al mundo: «naciendo de una pobre joven desconocida, que lo da a la luz en un establo, con la única ayuda del marido. El mundo no se da cuenta de nada, pero los ángeles en el cielo –que saben de esto- exultan». Así es como Jesús se presenta también a noso-tros, como el don de Dios para la humanidad. Y por este motivo -explicó Francisco- nosotros los cristianos nos in-tercambiamos regalos, porque el verdadero don para no-sotros es Jesús y, como Él, queremos ser don para los demás.

Lamentando, que aun hoy, «a menudo la humanidad prefiere la oscuridad», porque sabe «que la luz revelaría todas las acciones y pensamientos que harían enrojecer o remorder la conciencia», el Santo Padre explicó el signifi-cado de acoger el don de Dios que es Jesús, que es «vol-verse cada día un don gratuito para quienes se encuen-tran en nuestro mismo camino».

Estas palabras del Santo Padre parecen corregir algu-nas acciones suyas al comienzo de su pontificado, como cuando declinó bendecir a los periodistas reunidos en el Aula Pablo VI, al día siguiente de su elección, “por respeto a los no creyentes”, dejando perplejo a todo el mundo, particularmente cristiano, pues bendecir a alguien signifi-ca pedir a Dios que lo proteja y le conceda todos los bie-nes, es decir, es una expresión propiamente cristiana de amor al prójimo. Nadie comprendió entonces cómo podía eso ser una “muestra de respeto”. Pero la realidad que nos rodea se va haciendo evidente.