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TECNOLOGIA DEL AGUA AGUA Y CULTURAS J J unto con las otras grandes civi- lizaciones de la antigüedad, co- mo en el caso de Egipto, Meso- potamia o China, esta cultura se de- sarrolló en las laderas de un río, en este caso el Indus, y sus afluentes Sind y Punjab, aprovechando la ri- queza agrícola que producía la tierra de aluvión. A pesar de las diferen- cias y las particularidades propias de cada caso, tanto en el continente Eu- roasiático como en África las prime- ras civilizaciones históricas tienen ciertos elementos comunes como es el hecho de ser comunidades agríco- las, con sus correspondientes estruc- turas sociales y políticas desarrolla- das, o que permitieron construir y mantener unos sistemas de irriga- ción para distribuir el agua y, a la vez, establecer las medidas necesa- rias para controlar las crecidas de los ríos y las inundaciones. Así, las ciu- dades y villas del valle del Indus se establecieron en lugares estratégi- cos a lo largo del curso de los princi- pales ríos, o en todo caso en la costa, permitiendo unos fluidos contactos entre regiones que favorecieron los movimientos e intercambios cultu- rales y mercantiles. La cultura Harappa, denomina- da así debido a que los primeros ha- llazgos destacados se produjeron en la ciudad homónima de Harap- pa, floreció aproximadamente en- tre el 2600 y el 1900 a.C. como cul- minación de una sociedad agrícola, iniciada hacia el séptimo milenio a.C. en las vastas regiones del ac- tual Afganistán y Baluchistán (Mehrgarh). Como se ha podido comprobar en Harappa, las peque- ñas poblaciones que habían nacido de esa larga tradición se densifica- ron y, con el tiempo, algunas de ellas dieron lugar a las grandes ciu- dades a la orilla de los ríos Indus, Saraswati y Ghaggar-Hakra, entre otros. Así fue como hace unos 4.600 años nació en las tierras del actual Pakistán y al oeste de la In- dia una civilización organizada mediante centros urbanos, ciuda- des y pequeñas villas, situados en las laderas de los ríos o cerca de la costa, comunicados entre sí y cons- tituyendo un territorio cultural, po- lítica y socialmente unitario de unos 680.000 km 2 . Claves del desarrollo social Uno de los secretos de la fuerza que tuvo este grupo civilizador vino determinado en parte por el poten- cial agrícola de la tierra de aluvión del valle del Indus y, especialmen- te, gracias al cultivo de cereales. Así mismo, el trasvase de pobla- ción desde los sistemas montañosos del Punjab a los nacientes núcleos urbanos posibilitó la comunicación entre pueblos y el comercio con re- giones del Asia Central y Mesopo- tamia. El crecimiento demográfico, los grandes graneros de almacena- miento, las mejoras de las técnicas de cultivo y la administración de los recursos hídricos disponibles fue- ron elementos clave del desarrollo de esta sociedad. El excedente de producción agrí- cola favoreció el contacto comer- cial con otras regiones más o menos distanciadas, a través de los ríos y rutas terrestres hacia el interior, hasta las regiones del Amu Darya e Irán y, a través del mar, hacia las costas de Omán y el golfo Pérsico, especialmente entre el 2200 y 2100 a.C. No obstante, los primeros con- La importancia del agua en las civilizaciones antiguas: Harappa La importancia del agua en las civilizaciones antiguas: Harappa El agua en el antiguo valle del Indus La civilización del valle del Indus fue una de la prime- ras grandes sociedades urbanas de la humanidad. Descubierta en la segunda mitad del siglo XIX a raíz de las obras de construcción de una línea de ferrocarril de Lahore a Multan, y dada a conocer internacionalmente por John Marshall en los años 20, también fue una de las pioneras en desarrollar una compleja tecnología hidráulica. El agua en el antiguo valle del Indus La civilización del valle del Indus fue una de la prime- ras grandes sociedades urbanas de la humanidad. Descubierta en la segunda mitad del siglo XIX a raíz de las obras de construcción de una línea de ferrocarril de Lahore a Multan, y dada a conocer internacionalmente por John Marshall en los años 20, también fue una de las pioneras en desarrollar una compleja tecnología hidráulica. Por: Ricard Bru Turull, licenciado en Historia del Arte Por: Ricard Bru Turull, licenciado en Historia del Arte

Harappa y Agua

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Page 1: Harappa y Agua

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JJunto con las otras grandes civi-lizaciones de la antigüedad, co-mo en el caso de Egipto, Meso-

potamia o China, esta cultura se de-sarrolló en las laderas de un río, eneste caso el Indus, y sus afluentesSind y Punjab, aprovechando la ri-queza agrícola que producía la tierrade aluvión. A pesar de las diferen-cias y las particularidades propias decada caso, tanto en el continente Eu-roasiático como en África las prime-ras civilizaciones históricas tienenciertos elementos comunes como esel hecho de ser comunidades agríco-las, con sus correspondientes estruc-turas sociales y políticas desarrolla-das, o que permitieron construir ymantener unos sistemas de irriga-ción para distribuir el agua y, a lavez, establecer las medidas necesa-rias para controlar las crecidas de losríos y las inundaciones. Así, las ciu-dades y villas del valle del Indus seestablecieron en lugares estratégi-cos a lo largo del curso de los princi-pales ríos, o en todo caso en la costa,permitiendo unos fluidos contactosentre regiones que favorecieron losmovimientos e intercambios cultu-

rales y mercantiles.La cultura Harappa, denomina-

da así debido a que los primeros ha-llazgos destacados se produjeronen la ciudad homónima de Harap-pa, floreció aproximadamente en-tre el 2600 y el 1900 a.C. como cul-minación de una sociedad agrícola,iniciada hacia el séptimo milenioa.C. en las vastas regiones del ac-tual Afganistán y Baluchistán(Mehrgarh). Como se ha podidocomprobar en Harappa, las peque-ñas poblaciones que habían nacidode esa larga tradición se densifica-ron y, con el tiempo, algunas deellas dieron lugar a las grandes ciu-dades a la orilla de los ríos Indus,Saraswati y Ghaggar-Hakra, entreotros. Así fue como hace unos4.600 años nació en las tierras delactual Pakistán y al oeste de la In-dia una civilización organizadamediante centros urbanos, ciuda-des y pequeñas villas, situados enlas laderas de los ríos o cerca de lacosta, comunicados entre sí y cons-tituyendo un territorio cultural, po-lítica y socialmente unitario deunos 680.000 km2.

Claves del desarrollo socialUno de los secretos de la fuerza

que tuvo este grupo civilizador vinodeterminado en parte por el poten-cial agrícola de la tierra de aluvióndel valle del Indus y, especialmen-te, gracias al cultivo de cereales.Así mismo, el trasvase de pobla-ción desde los sistemas montañososdel Punjab a los nacientes núcleosurbanos posibilitó la comunicaciónentre pueblos y el comercio con re-giones del Asia Central y Mesopo-tamia. El crecimiento demográfico,los grandes graneros de almacena-miento, las mejoras de las técnicasde cultivo y la administración de losrecursos hídricos disponibles fue-ron elementos clave del desarrollode esta sociedad.

El excedente de producción agrí-cola favoreció el contacto comer-cial con otras regiones más o menosdistanciadas, a través de los ríos yrutas terrestres hacia el interior,hasta las regiones del Amu Darya eIrán y, a través del mar, hacia lascostas de Omán y el golfo Pérsico,especialmente entre el 2200 y 2100a.C. No obstante, los primeros con-

La importancia del agua en las civilizaciones antiguas: HarappaLa importancia del agua en las civilizaciones antiguas: Harappa

El agua en el antiguo valle del Indus

La civilización del valle del Indus fue una de la prime-

ras grandes sociedades urbanas de la humanidad.

Descubierta en la segunda mitad del siglo XIX a raíz de

las obras de construcción de una línea de ferrocarril de

Lahore a Multan, y dada a conocer internacionalmente

por John Marshall en los años 20, también fue una de

las pioneras en desarrollar una compleja tecnología

hidráulica.

El agua en el antiguo valle del Indus

La civilización del valle del Indus fue una de la prime-

ras grandes sociedades urbanas de la humanidad.

Descubierta en la segunda mitad del siglo XIX a raíz de

las obras de construcción de una línea de ferrocarril de

Lahore a Multan, y dada a conocer internacionalmente

por John Marshall en los años 20, también fue una de

las pioneras en desarrollar una compleja tecnología

hidráulica.

Por: Ricard Bru Turull, licenciado en Historia del ArtePor: Ricard Bru Turull, licenciado en Historia del Arte

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tactos con las ciudades de Mesopo-tamia se fechan hacia el 2600-2500a.C. en el cementerio real de Ur.Además de encontrarse sellos delvalle del Indus, numerosos textoscuneiformes hablaban de los pro-ductos procedentes de los territo-rios de civilización Harappa, Me-luhha, entre ellos oro, plata, cobre,marfil, madera y cornalina.

Si tuviésemos que destacar unacaracterística por encima de las de-más, tal vez deberíamos hacer refe-rencia a la unidad, particularidadque se materializó en varios aspec-tos. Toda esa región vivió y se co-municó con una lengua y escriturapropias que se han conservado prin-cipalmente en sellos de esteatita yplanchas de cobre. A pesar de nohaber sido descifrada todavía, algu-nas hipótesis vinculan esta lengua aun origen dravídico, separado yadel indo-europeo. La invención dela escritura del Indus, fechada haciael 2600 a.C., revela los profundoscambios sociales, políticos y ritua-les que acompañaron el nacimientoy desarrollo de las primeras grandesciudades. Hasta ahora se han en-contrado textos muy breves, variosmiles de escrituras con unos 450signos o grafemas distintos queaparecen acompañando imágenesde la flora y de la fauna de la región.La mayoría de ejemplos, unos3.700, provienen de las excavacio-nes de Mohenjo-daro y Harappa ylas hipótesis más probables hablande un uso político y hasta religiosode la escritura ligada a la legitima-ción de poder de las clases domi-nantes. Así, la escritura pudo serutilizada por un pequeño pero po-deroso segmento de la población.

Esa unidad de la que hablábamosse puede apreciar en otros aspectos.En ciudades como Harappa, Mo-henjo-daro, Dholavira, Chanhu-da-ro o Sutkagen-dor se ha comproba-do la existencia de un mismo siste-ma de medidas y pesos con una uni-dad básica de valor 16, equivalentea unos 13 gramos, a partir de la cualse estableció una relación de múlti-plos y divisores. Igualmente, se for-

Ricard Bru Turull, nacido enBarcelona en 1981, es licen-ciado en Historia del Arte porla Universidad de Barcelona(1999-2003). Finalizado elMaster de Estudios de Asia-Pacífico (UB, 2003-2005),fue becado por el Gobiernodel Japón para cursar un post-grado de estudios japonesesen la Universidad de Senshu(Tokio, 2005). Ha recibido otras becas deinvestigación de las cualesdestacan las del Ministerio deCultura (2003), la Diputaciónde Barcelona (2002, 2003) yde “La Caixa” (1996), que lehan permitido desarrollar suactividad investigadora enámbitos de la historia del artecatalán y japonés con variosestudios referentes al patrimonio arquitectónico catalán, la historia de Barcelona y la his-toria de las relaciones entre Japón y España. Además de varias publicaciones en congre-sos nacionales de Arqueología e Historia del Arte, destacan estudios publicados en las re-vistas Butlletí de la Reial Acadèmia de Belles Arts de Sant Jordi, Lambard (Institut d’EstudisCatalans), Materia (Universitat de Barcelona), Assaig de Teatre (AIET) o Serra d’Or. Asi-mismo, como doctorando de la Universidad de Barcelona, su investigación actual se cen-tra en las relaciones comerciales y artísticas entre Japón y Barcelona durante el siglo XIX(Interiors japonesos a la Barcelona del vuit-cents, 2006; Notes pel col·leccionisme d’ArtOriental a la Barcelona vuitcentista, 2005; El Japó entra en escena: la Companyia Impe-rial i els primers acròbates japonesos a Barcelona, 2005; Un Museu d’Art Japonès a laBarcelona vuitcentista, 2005). Ha trabajado en el Archivo Histórico de la Academia de Bellas Artes de Sabadell y comoinvestigador del Servicio del Patrimonio Arquitectónico Local de la Diputación de Barce-lona, además de como investigador y documentalista del Museo de Historia de la Ciudadde Barcelona (Real Monasterio de Santa Maria de Pedralbes). En el año 2004 obtuvo elPremio del Institut d’Estudis Catalans (Amics de l’Art Romànic) por una investigación so-bre arquitectura románica catalana.

El perfil: Ricard Bru Turull

Recreación de la ciudad de Harappa. Esta civilización constituyó una unidad cultural, política y social conun impresionante desarrollo de la tecnología hidráulica. Foto: Harappa Archaeological Research Project.Chris Sloan, por cortesía de Dr.Mark Kenoyer, Harappa.com.

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muló un sistema de medidas de diá-metros unitario. También el hechode que todas las construcciones sehicieran inalterablemente durantesiglos con ladrillos de medidas re-guladas y cocidos en hornos, ade-más de evidenciar un clima que ase-guraba la existencia de una grancantidad de madera para la cocción,demuestra la gran unidad políticaque se mantuvo durante tantos si-glos. Una unidad establecida tal vezpor gobiernos supuestamente sa-cerdotales, que podrían estar repre-sentada por esculturas como la delsacerdote-rey del Museo Nacionalde Karachi, y que a lo mejor estu-vieron organizados alrededor deciudades-estado independientescontroladas por unas pequeñas eli-tes aliadas que mantuvieron un soloente cultural. Esta estructura se vioplasmada de manera palpable enuna definida jerarquía social, uncorpus legislativo unificado, unevidente urbanismo ortogonal per-fectamente reglado de antemano yun impresionante desarrollo de latecnología hidráulica que se exten-dió en las zonas urbanas y tambiénen pro de una agricultura irrigada.

Desarrollos hidráulicosLas dos ciudades más estudia-

das, donde las excavaciones estánmás avanzadas, son Harappa y Mo-

henjo-daro. En ambos casos apare-ce una misma estructura urbana or-togonal, al igual que en ciudadesmesopotámicas como Ur, basada enla dirección de los puntos cardina-les siguiendo seguramente algunascreencias religiosas vinculadas alconocimiento astronómico. Estasciudades, situadas en la ladera deun río, tenían una ciudadela o acró-polis más elevada y fortificada conpotentes muros que resguardabanen su interior los grandes edificiosde uso público, real o religioso quedominaban la ciudad residencial.

Harappa y Mohenjo-daro estabandistanciadas entre sí por unos 590kilómetros y en ellas habitaban de-cenas de miles de personas.

Sistemas de alcantarilladoy saneamiento

Mohenjo-daro, excavada por sirJohn Marshall, es un buen ejemplopara ver hasta que punto el agua ju-gó un papel clave en esa sociedad.Bajo la estructura urbana amuralla-da de Mohenjo-daro, al igual quelas otras ciudades, se encontró uncomplejo y perfeccionado sistemade alcantarillado. Las conduccio-nes de las distintas calles se abrían alas grandes cloacas de las vías prin-cipales, cubiertas con una vuelta deladrillos y a veces con losas de pie-dra, que a su vez llevaban el aguahasta el río más cercano, en este ca-so el Indus. A intervalos regulareshabía trampillas para poder llevar acabo las inspecciones y la limpieza.Todas estas infraestructuras sólopodían funcionar si una autoridadmunicipal cuidaba de su manteni-miento, por lo que también se ha su-puesto la existencia de una oligar-quía como jefe de gobierno o, por lomenos, la implicación de algunaefectiva autoridad municipal. Asímismo, los depósitos rectangularesde ladrillo situados en las calles se-

Desde su creación, las ciudades y villas del valle del Indus se establecieron en lugares estratégicos de losprincipales ríos, favoreciendo los movimientos e intercambios culturales y mercantiles.

En Mohenjo-daro, al igual que las otras ciudades, existió un complejo y perfeccionado sistema de alcantarillado. Las canalizaciones se abrían a las grandes cloacas de las vías principales, cubiertas por una vuelta de ladrillos y a veces con losas de piedra, que llevaban el agua hasta el Indus. Foto: Harappa Archaeological Research Project. Munir Khan, Harappa.com.

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rían limpiados periódicamente pororden de algún órgano municipalque también se ocuparía del drenajey la conservación de todo el sistemade alcantarillado y fosas construi-das para prever los desbordamien-tos de los canales de desguace.

Los barrios más extensos, bajo laciudadela en los casos de las ciuda-des principales, eran de casas bajas,hechas con ladrillos y generalmentecon techos planos habitables reali-zados en bambú y madera, con es-tancias arquitrabadas que se abríana patios interiores privados. Teníanuna sola puerta de acceso y los mu-ros que lindaban con la calle no te-nían ventanas, dando un aspectomuy monótono y unitario a todo elentramado urbanístico. Las vivien-das, además de disponer a menudode un pozo, estaban buena parte deellas conectadas a un sistema deagua corriente que hacia posibleque cada edificio pudiese tener ba-ño privado y letrina con un pavi-mento inclinado que permitía que elagua se canalizara hacia las respec-tivas conducciones de desguace,que a su vez se conectaban con elalcantarillado principal. Igualmen-te el agua de la cocina y de las insta-laciones sanitarias eran conducidasa la orilla de la calle desde donde sedirigían a un canal recolector prin-cipal. La presencia de toda esta in-fraestructura evidencia la impor-tancia que tenía el agua y la limpie-za en la propia cultura urbana, talvez como parte misma de su vidareligiosa.

Pozos de abastecimiento yotros depósitos de agua

Además de todo este sistema dedistribución, el agua también se po-día obtener gracias a la gran canti-dad de pozos que había, tanto den-tro de las casas como en las calles.Estos últimos aseguraban el abaste-cimiento en caso de necesidad. Al-rededor de ellos se han encontradoin situ muchos fragmentos de pe-queñas tazas de terracota fabricadasen masa, lo que puede indicar que,al igual que sucede con el hinduis-

mo, debió ser un tabú ritual beberdos veces de la misma copa, por loque cada una de ellas se rompía unavez había sido utilizada. En lo quese refiere a los pozos, debemos ma-tizar su gran disparidad según la re-gión. En el caso de Mohenjo-daro,por ejemplo, casi todas las grandescasas o bloques de edificios teníanpor lo menos un pozo privado, asícomo también había una gran canti-dad de pozos públicos. Se ha calcu-lado la existencia de alrededor deunos 700 pozos. En cambio, en Ha-rappa sólo se han encontrado 8 y secalcula que el número total no supe-raría los 30, seguramente porque enel primer caso las precipitaciones

fueron menos cuantiosas. De todasformas, es interesante destacar queen ambos casos los pozos privadosfueron probablemente construidospor sus propietarios. A parte de lospozos, también se han encontradomás de 17 grandes depósitos en ciu-dades como Dholavira, en cuyo ca-so parte del mismo estaba excavadoen la roca, para almacenar el aguade la lluvia caída durante la esta-ción monzónica.

La ciudadela fortificada de Mo-henjo-daro, elevada encima de unterraplén en la zona oeste de la ciu-dad, contó con la construcción deun gran dique de contención, debi-do a la proximidad del río Indus.

Además del sistema de distribución, el agua también se podía obtener gracias a la gran cantidad de pozosque había, tanto dentro de las casas como en las calles. Estos últimos aseguraban el abastecimiento en casode necesidad. Foto: Harappa Archaeological Research Project. Dinesh Shukla, Harappa.com.

En Mohenjo-daro existieron alrededor de 700 pozos como éste, públicos o privados. Estos últimos destacanpor haber sido construidos por sus propietarios. Foto: Harappa Archaeological Research Project. Cortesíade Dr. Mark Kenoyer, Harappa.com. 5

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Pero uno de los elementos más sig-nificativos de esta ciudad se en-cuentra precisamente dentro de esamisma ciudadela: un gran estanque(11,70 x 6,90 m) que se ha interpre-tado como centro purificador de unedificio religioso, elemento que sepuede relacionar con los actualesestanques sagrados que se conser-van especialmente en el sur de la In-dia. Es precisamente a raíz de estagran estructura que se han vincula-do los rituales religiosos de esta ci-vilización con los inicios de algu-nas prácticas hinduistas. Como eneste caso, algunos otros símbolos yrituales presentes en estas ciudadesfueron probablemente heredados ytransferidos a la cultura hindú y bu-dista. La piscina, de unos 2,5 me-tros de profundidad, y a la que sepodía acceder por dos escaleras, es-taba impermeabilizada con una ca-pa de betún y se abastecía de unafuente. Su suelo tenía una ligera in-clinación hacia la salida de desgua-ce que conectaba con un canalabierto de grandes dimensiones.Estaba rodeada por una galería deceldas que formaban un colegio sa-cerdotal con unas dependencias quecontaban con sus respectivas cana-lizaciones de agua.

Por su parte, Harappa, fundadaen la ladera del río Ravi, ofrece ac-tualmente muchas más noticias dela vida y las características de estacultura gracias a las continuas cam-pañas arqueológicas impulsadas enlos años 90. Estas investigacioneshan venido a confirmar la gran uni-dad que caracterizó todas las ciuda-des de esta región del valle del In-dus. Y, al igual que Harappa, sepueden mencionar otras ciudades,como Dholavira, Ganweriwala,Rakhigarhi o Lothal, situada estaúltima cerca los ríos Sabarmati yBhigawo, que adoptaron un esque-ma urbanístico parecido, con lamisma compleja red de alcantarilla-do, canalizaciones, sifones, etcéte-ra. En el caso de Lothal, destaca laexistencia de un gran estanque rec-tangular delimitado por estructurasde ladrillo situado al lado del río Sa-

barmati. Este depósito, que se utili-zaba como reserva de agua para laciudad, inicialmente se interpretócomo un posible puerto fluvial.

Religiosidad hídricaSin embargo, a pesar de los gran-

des hallazgos que se han producido,seguimos sabiendo muy pocas co-sas de esta cultura, especialmenteen cuanto se refiere a su religión.Así como los textos cuneiformes

mesopotámicos, los caracteres chi-nos o los jeroglíficos egipcios nospermiten conocer de cerca muchosde los vínculos entre la religión y elagua, en el caso del valle del Indusesto sigue siendo un misterio. Losmotivos que se pueden vincular alagua, la lluvia y los ríos son muyfrecuentes en la cerámica y en lossellos, pero hasta hoy no ha sido su-ficiente para descifrar hasta quepunto ésta tuvo un papel preponde-

Aunque las relaciones agua-religión de esta civilización no son muy exactas, en la ciudad de Mohenjo-darose conserva un gran estanque (11,70 x 6,90 m) que se ha interpretado como centro purificador de un edificio religioso. Foto: Harappa Archaeological Research Project. Cortesía de Dr. Mark Kenoyer, Harappa.com.

Recreación de la ciudad de Lothal. Al principio se creyó que el estanque servía de puerto fluvial, aunque solamente era un depósito más de reserva de agua. Foto: Harappa Archaeological Research Project. ChrisSloan, por cortesía de Dr. Mark Kenoyer, Harappa.com.

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rante en su cultura. Los pocos cono-cimientos que tenemos vienen prin-cipalmente del estudio de la arqui-tectura y el urbanismo, los sellos deesteatita, las figuras en terracota obien la estatuaria en piedra.

Dejando de un lado el vínculoque se puede establecer entre el ba-ño de Mohenjo-daro con los ritualesde purificación en el agua vigentesaun en el hinduismo, y las conexio-nes establecidas entre algunos se-llos e imágenes de un posible proto-Siva, lo cierto es que la gran canti-dad de figuras femeninas que se hanencontrado sugiere la posibilidad deque, de la misma manera que existíaun culto fálico, a los árboles –espe-cialmente el pipal–, y a algunos ani-males, se rindiera también un culto ala Diosa Madre situando estas imá-genes en altares domésticos, un cul-to relacionado con la fertilidad com-parable al que existía en Mesopota-mia. Igualmente, dentro del mundomitológico y religioso de la culturadel antiguo valle del Indus, destacala figura del mítico unicornio. Esteanimal aparece en el 60% de los se-llos encontrado en Mohenjo-daro yen el 46% de los encontrados en Ha-rappa, predominancia que ha hecho

suponer que se debió tratar de unimportante símbolo para las elites.Igualmente, se han encontrado mu-chos recipientes de cerámica de ca-rácter sagrado para agua sagrada, li-baciones y ofrendas. La cerámicahallada junto a las personas enterra-das probablemente llevaba agua ycomida, pues creían en una vidadespués de la muerte. Con ese moti-vo el difunto también yacía con susajuares y sus mejores vestidos.

Aunque no hay duda de que nosencontramos ante una de las civili-zaciones más destacadas de la anti-güedad, los resultados obtenidoshasta el momento, a pesar de sercuantiosos, siguen siendo insufi-cientes para resolver muchas de laspreguntas que se plantean ante unoshallazgos de tal categoría.

Desgraciadamente, muy recien-temente, el 8 de octubre de 2005, lazona del Kashmir ha vivido uno delos peores terremotos de su historia,de 7,6 grados en la escala de Rich-ter. Además de la trágica perdida demiles de vidas y afectar directa-mente a varios millones de perso-nas, este seísmo ha devastado unaparte importante de los yacimientosdel norte del valle del Indus. De to-

das formas, las excavaciones queen los últimos años ha llevado a ca-bo el grupo americano Harappa Ar-chaeological Research Project(HARP), conjuntamente con el De-partamento de Arqueología y Mu-seos de Pakistán, mantienen mu-chas esperanzas a fin de ir cono-ciendo poco a poco, de una maneramás exhaustiva y con muchos másmatices, cual fue esa historia aun engran parte por descubrir. Una histo-ria que ha permanecido olvidadadurante casi cuatro mil años.

Bibliografía- Mortimer Wheeler. The Indus ci-

vilization. Supplementary volu-me to the Cambridge History ofIndia. Cambridge UniversityPress, Cambridge, 1968.

- Gregory L. Possehl. The IndusCivilization: a contemporaryperspective. New Delhi, VistaarPub., 2003.

- Jonathan Mark Kenoyer. An-cient cities of the Indus ValleyCivilization. Karachi. AmericanInstitute of Pakistan Studies,Oxford University Press, 2004.- www.harappa.com - www.ancientindia.co.uk

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Los vínculos al agua, la lluvia y los ríos por parte de esta cultura se han hallado en las figuras en terracota,con especial énfasis a la Diosa Madre, un culto relacionado con la fertilidad. Foto: Harappa ArchaeologicalResearch Project. Cortesía de Dr. Mark Kenoyer, Harappa.com.

Los caracteres de la cultura Harappa relacionadoscon el agua eran muy frecuentes en la cerámica yen los sellos.