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KOBIE (Serie Paleoantropología). Bilbao Bízkaiko Foru Aldundía-Díputación Foral de Bizkaia N.º XXVIII, pp. 89-120, año 2009. ISSN 0214-7971 HALTZERREKA (GIPUZKOA): UN ASENTAMIENTO DEL BRONCE ANTIGUO AL AIRE LIBRE EN UN MEDIO DE MONTAÑA HALTZERREKA (GIPUZKOA): AN EARLY BRONCE AGE OPEN AIR MOUNTAIN SETTLEMENT RESUMEN J.A. Mujika*1 X. Peñalver** A. Tarriño*** E. Telleria (Recibido 15111/2008) (Aceptado 30111/2008) Se presentan los materiales hallados en el asentamiento al aire libre de Haltzerreka. En él destaca la presen- cia de cerámicas con decoración de impresiones de cuerda datadas en el Bronce Antiguo. En la región no son infrecuentes este tipo de decoraciones (dólmenes de Napalatza y Otsaarte; cuevas de Santimamiñe,Anton Koba, etc.), aunque, por lo general, su datación presenta dificultades importantes. Haltzerreka aporta fechas que per- miten concretar la cronología de dichos elementos. Palabras clave Haltzerreka. Cerámica con decoración de impresiones de cuerda. Bronce Antiguo. País Vasco. * Facultad de Letras (EHUIUPV) I Dpto. de Geografía, Prehistoria y Arqueología de la UPVIEHU CI Tomás y Valiente sin. O 1006 Vitoria/Gasteiz [email protected]. Este trabajo ha sido cofinanciado por el Grupo de Investigación IT-288-07 (Gobierno Vasco) y Proyecto HAR2008-05797/HlST del Ministerio de Ciencia e Innovación **Sociedad de Ciencias Aranzadi. Alto de Zorroaga sin. 20.014. Donostia-San Sebastián *** Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH, Burgos) [email protected]¡¡ Agradecimientos: Este trabajo ha sido cofinanciado por los proyectos HAR2008-05797/HlST de Ministerio de Ciencia e Innovación y Programa Ramón y Cajal: RYC-2007-01626 del Ministerio de Ciencia e Innovación con recursos procedentes del Fondo Social Europeo (FSE).

HALTZERREKA (GIPUZKOA): UN ASENTAMIENTO DEL … · Se presentan los materiales hallados en el asentamiento al aire libre de Haltzerreka. En él destaca la presen cia de cerámicas

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KOBIE (Serie Paleoantropología). Bilbao Bízkaiko Foru Aldundía-Díputación Foral de Bizkaia N.º XXVIII, pp. 89-120, año 2009. ISSN 0214-7971

HALTZERREKA (GIPUZKOA): UN ASENTAMIENTO DEL BRONCE ANTIGUO AL AIRE LIBRE EN UN MEDIO DE MONTAÑA

HALTZERREKA (GIPUZKOA): AN EARLY BRONCE AGE OPEN AIR MOUNTAIN SETTLEMENT

RESUMEN

J.A. Mujika*1 X. Peñalver** A. Tarriño*** E. Telleria

(Recibido 15111/2008) (Aceptado 30111/2008)

Se presentan los materiales hallados en el asentamiento al aire libre de Haltzerreka. En él destaca la presen­cia de cerámicas con decoración de impresiones de cuerda datadas en el Bronce Antiguo. En la región no son infrecuentes este tipo de decoraciones (dólmenes de Napalatza y Otsaarte; cuevas de Santimamiñe,Anton Koba, etc.), aunque, por lo general, su datación presenta dificultades importantes. Haltzerreka aporta fechas que per­miten concretar la cronología de dichos elementos.

Palabras clave Haltzerreka. Cerámica con decoración de impresiones de cuerda. Bronce Antiguo. País Vasco.

* Facultad de Letras (EHUIUPV) I Dpto. de Geografía, Prehistoria y Arqueología de la UPV IEHU CI Tomás y Valiente sin. O 1006 Vitoria/Gasteiz [email protected].

Este trabajo ha sido cofinanciado por el Grupo de Investigación IT-288-07 (Gobierno Vasco) y Proyecto HAR2008-05797/HlST del Ministerio de Ciencia e Innovación **Sociedad de Ciencias Aranzadi. Alto de Zorroaga sin. 20.014. Donostia-San Sebastián *** Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH, Burgos) [email protected]¡¡ Agradecimientos: Este trabajo ha sido cofinanciado por los proyectos HAR2008-05797/HlST de Ministerio de Ciencia e Innovación y Programa Ramón y Cajal: RYC-2007-01626 del Ministerio de Ciencia e Innovación con recursos procedentes del Fondo Social Europeo (FSE).

90 J.A. MUJIKA,X.PEÑALVER,A. TARRIÑOYE. TELLERIA

SUMMARY

In this article are produced the archaeological materials remains found in Haltzerreka (Gipuzkoa). In this site, impressed cord pottery from Early Bronze Age is significant. Those decorations are not unusual in these areas (in Napalatza and Otsaarte dolmens; in the caves Santimarniñe and Anton Koba, etc.), but it was very difficult to get clear dating contexts. Precisely, Haltzerreka has provided the evidence to date them properly.

Key words Haltzerreka. Pottery with cord lmpressed decoration. Early Bronze Age. Basque Country.

LABURPENA

Artikulu honetan, Haltzerreka (Gipuzkoa) aire-zabaleko aztarnategian aurkitutako materialak aurkezten dira. Aztarnategi honetan aipagarriak dira Antzin Brontze-Aroko soka-inpresio apainduradun zerarnikak. Lurralde honetan ez dira hain urriak apaindura horiek (Napalatza eta Otsaarteko trikuharriak; Santimarniñe, Anton Koba haitzuloak, etab.), nahiz eta orokorrean hauen datazio zehatzak lortzea zaila izan den. Hori horrela, Haltzerrekak elementu horien data zehazteko aukera eskaini du.

Hitz-gakoak Haltzerreka. Soka-inpresio apainduradun zeramika. Antzin Brontzea. Euskal Herria.

KOBIE (Paleoantropología n.º 28), año 2009

HALTZERREKA (GlPUZKOA): UN ASENTAMIEf\~O DEL BRONCE ANTIGUO AL AIRE LJBRE. EN t.iN 'MHJllO l>E (*.10t\?J'AAA 91

l. EL CONTEXTO GEOGRÚ'ICO

El asentamiento al aire libre de Hall:i.erreka se localiza al sur del municipio de ldiazabal (Gipuzkoa), en terrenos comunales de la Parzonería Menor (Panzo11eri Txikia, Komuri sxikia), y a unos 1.300 metros del límite con la pn.wincia de Navarra. faLc emplazamiento se ubica en una vaguada, a 400 al sur del puerto de montaña de Etxegarate. Aquí se sitúa la divisoria de aguas cántabro-mediterránea, en direc­ción este-oeste, donde nace el riachuelo Hall1..erreka, que desemb0car<\ unos pocos kilómetros más adelan­te en el río Altzania, afluente del Bumnda.

Esta vaguada queda al pie de Ja alineación monta­ñosa situada al este, y que en dirección norte-sur hace de divisoria de aguas de los ríos Ursuaran y l..auzkierreka , adcmi~ de límite entre los municipios de Ataun e ldiawbal. Las zonas situadas en el lado oiiental de Ja regata están constituidas por arenisca<, mientras que del lado occidental, además <le areniscas hay también cafü.as-margosa~ y notables masas ca li­zas, destacando aquí Ja peña de Gaztelube1Ti.

En el extremo sur del alineamiento oriental desta­ca la cumbre de Areetza (985 m.s.n.m), en cuyas proximidades se encuentran los dólmen'es de 'Balankaleku Norte y Sur (930 m.s.n.m.), a unos 1.300 metros en línea rect.1 desde el asentamiento que trata­mos. A continuación se encuentran la cima de lmzko (984 m.s.n.m) y la lona de Praalata (donde se ubican el dolmen del mismo nombre y el cofre o cista de Aitxu, a 930 m.s.n.m.), ambos a 600 metros del asentamiento, y finalmente la cumbre de i\itxu (973 m.s.n.m.). Del dolmen de Praalata hacia el oeste desciende el cordal que hace de divisoria de aguas, localizándose en el primer rellano el dolmen de Unanibi, a 837 m.s.n.m., y en el siguiente, a cota notablemente inferior, el dolmen de Etxegarate- (a 650 m.s.n.m.), que queda a 400 metros al norte del asen­tamiento que estudiamos. Por otra parte, al norte <le Praalata, en Ja lader.i occidental de la cumbre de Aitxu se define un amplio rellano' donde se ubica el dolmen de Napalal'l..a, a 750 m.s.n.m.

Estos dólmenes (Una.nibi, Praalata, Urrezuloko Armurea, Balanl<alcku, etc.) fueron descubiertos y excavados en 1920 (ARANZADI, BARANDL.o.RAN, EGUREN, 1921 }yalgunos dcellos-Unaníbi, Praalata y Urrezuloko Annurea- rccxcavados años más ~r<le bajo Ja dirección de J. A. Mujika. Otros fueron rec<>­nocidos con posterioridad, hacia mediados de siglo, concretamente el cofre o cista de Aitxu, y ya en las dos úlUIIlas décadas del s. XX los dólmenes de

Napalatza y Etxegaratc, fechas en las que se procede­rá a su excavación (MUJIK¡'.\., 1991; 1994; 1998; 2003). Por otrn parte, algo más alejados, aunque en estrecha relación con Jos citados podemos señalar Jos dólmenes de Zorrozt:l!Ti y Otsaarte. Este último y el de NapaJatza, situadt)S en línea recta a poco más de 2.500 metros desde el asentamiento, tienen particular interés por la presencia de fra¡,>mentos cerámicos decorados con impresiones de cuerda, similares a los del yacimiento que trat~mos.

Fi:g. 1. L-OcaJi1_..ución del L'i:cntamicnto de Ha.luerreka y di: Jn.c:; lll(Jnumentos megallticos lllás pró.üJno..s.

La intervención arqueológica que presentamos es el resultado de las prospecciones y sondeos previos a los trabajos de coru.1rucción de la au'tovfa a su paso por el alto de Etxegarate•. La concentración de monu­mentos funerarios coronando esta zona invitaba a sospechar que aquí pudieran existir asentamie-nto.< al aire libre contemporáneos de Jos dólmenes por lo que consideramos necesario el control arqueológico de este sectOI'. El nuevo trazado de la carretem afectaba a la vaguada, de unos 500 metros de longitud y 50 de anchura, por Ja que discu1Te el riachuelo Haltzerreka, qne actualmente apenas lleva caudal debido a la poca extcnsil~n de su cuenca. Sin cmb•rgo, antiguamente, y quizás hasta en época histórica, vertfan a él también las aguas de Ja regata que descendía por la cuenca situada al sur de la cumbre de Mote y el collado de Unanibi, pero que en la actualidad vierte en la ver-

Queremos ag,ratlec~ al Deparuunenw de C11rrctcn.s de la Diputacirin de C.ilpu..:koa la ñn11iociscióu de cst06 trab~jos, ª"' como a los técuioo~ del Deprutamenlo de Cultura ~u n1~dfación. Hacemos cxtcn$ivo nuestro ngradccimi?JltO a D' Marea lnu:az de la i:;wpresa llAGINPE, SL. p~ur su co1ClbnracJór\. ··

92 J.A. MUJlKA, X. PEÑALVER, A. TARRIÑO Y E. TELLERIA

tiente cantábrica. Esto pudiera ser consecuencia de una captura del río Ursuaran, o quizás ser desviado artificialmente en época histórica al ser el agua un bien necesario para la ferrería existente en el valle del río Ursuaran. La abundancia y dimensiones de los cantos de arenisca, bastante rodados, observados en las catas realizadas al norte del riachuelo que descien­de por Egurrola, recogiendo las aguas de la pequeña cuenca situada entre Balankaleku e Izozko, no pudie­ron ser aportados por el caudal actual de Haltzerreka, por lo que proponemos la hipótesis que en época prehistórica las aguas de la regata mencionada ante­riormente desembocaban también en Haltzerreka.

En esta vaguada, desde la divisoria de aguas hacia el sur se pueden diferenciar tres zonas, atendiendo a criterios de carácter natural o al grado de antropiza­ción. El tercio situado más al norte no iba a verse afectado por el trazado, aunque cualquier evidencia que pudiera haber existido en el área podía darse por desaparecida por el proceso de urbanización seguido en él a lo largo de los siglos XIX y XX. (construcción de hoteles, etc.)

En los dos tercios restantes la intensa acción antrópica en cotas superficiales hacía improbable la localización de restos de interés arqueológico en su contexto original, ya que se tiene constancia de acti­vidades recientes (edificaciones, zanjas para las con­ducciones de diferentes redes -saneamiento, eléctrica, teléfono-, un camping). Por otra parte, el sector medio se caracterizaba por el afloramiento de un manantial que producía su anegamiento parcial y a convertirlo en un lugar fangoso, razones que nos lle­varon a concentrar los trabajos en el sector más meridional. Una de las catas, de 1,5x3x3 m, practica­da al noroeste de la casa de miqueletes, y en el sector central que tratamos, mostraba una estratigrafía de al menos tres metros de potencia constituida por cantos de arenisca algo rodados. Al poco de finalizar dicha cata se anegó.

bles fenómenos naturales que pudieron afectar (pro­cesos de inundación y de erosión producidos por las aYenidas de agua de Haltzerreka y el afluente que desciende de Egurrola) se concretaron los puntos a sondear. Los problemas de conservación, localización y delimitación de los asentamientos prehistóricos al aire libre son muy importantes. Por ello, atendiendo a criterios en cierto sentido subjetivos, dado que no conocemos suficientes yacimientos de estas caracte­rísticas con el fin de establecer modelos de emplaza­mientos de cabañas, se procedió a efectuar una docena de catas de lxl m en el tercio meridional, que en algunos casos fueron ampliadas.

El sector más meridional se ubicaba en el interior del antiguo camping y a la altura de la salida de la cuenca de la regata que descendía de Egurrola. Estudiadas y valoradas la actuación antrópica desa-rrollada en el sitio, las características de cada punto Fig. 2

concreto como lugar para asentarse y construir una estructura de habitación temporal, así como los posi-

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HALT7..ERRE.KA (GWU7..J<OA): CJ\ ASENJ'AMJENTO DB..BRONCE ANTIGUO AL AIRE UBRE EN UN ~{EDlO oe l\'lONT/\ÑA 93

Fi¡~. 2 y 3. Cata príli.;Licada en Jas puu.itnid:ides de la Ca.c;a de ~liqneleces .

Fig. 4. Vista general de 1111 7.ona en la que Joculi1Jtba cl ylrimiento. Se obset"•'"'1. eu primer plano Ja z.ooa de L\ ~cavacióu, el antjguo edilicjo de roc:cpción del camping, a la i1.quicrda hi. cL-ia de miqueletes y ul foudo la cumbre de J\itxu. Eu el lado del·e~bo de Ja foro se <lprecia el tránsito de coches en la antigua Nl y 1111 ba.'>c de Ju hWcra de: Bal"11kalelru.

KOlllE (Plllcowropolog.fa o." 28j, silo 2009

Como ejemplo de las caracterfstica• sediment.oló­gicas de la zona describimos lo observado en una de la..• cata.~ s ituada• más al norte. cuyas coordenadas son: X: 563145: Y: 4755377; Z: 643. La esiratigrafía detectada fue la siguiente:

• Nivel superficial de 30 cm de potencia constitui­do por tierra suelta, limoso-arenosa, y más oscura que la infü1yacente por la presencia de humus. Los indi­cios de remociones modernas son evidemes, y posi­blemente se correspondan con la utilización de esLa zona como camping.

• Nivel de abundantes cantos rodados de arenisca, entre ellos algunos de tamaño notable ( 4Qx30x20; 40x25xl4; etc.}, inten:a.lados entre otros materiales de menor tan1año como gravas y arenas.

FÍJ;. 5 y 6. Cata 1, realizada a pocos metros del yaci1Weu10. y sediJDenros f'XU-afdo-s del mismo.

En la zona sur del área seleccionada se efectuaron tres catas (números 2, 3 y 4) más o menos alineadas en dirección E-W, donde la pendiente era menos pronunciada y en las proximidades del curso del ria­cbuelo de Haltzerreka. Las coordenadas de la cata 2 son las siguientes: X: 563126; Y: 4755314; Z: &37. Su

J. A. [o.fUJIK.A, X. PEÑALVER,A. TARRJnO Y E. TELLERlA

estratigrafía, de arriba abttjo, es la que a continuación describimos:

* Nivel superticial de composición limoso-areno­sa con abundantes grava< y cantos rodados de arenis­ca. Su coloración es más oscura que Ja de los niveles inferiores por la presencia de humus. Su potencia es de 20 cm.

* Nivel de 30 cm de potencia y composición limoso-arenosa con abundante !,T<ava y cantos roda­dos. El tamaño medio de estos es de .unos 10 cm, awique en el 1echo del mismo se extrajeron también algunos de mayores dimensiones. Hacia la base dis­minuyen algo los cantos y comienzan a aparecer tro­zos de carbón.

* Nivel de 30 cm de espesor de tierra más limosa y con mayor presencia de carbl)n. A -75 cm respecto de la superficie se encontraron un fragmento de cerámica con decoración incisa y OU'O no decorndo.

A-80 cm de profundidad respecto de la superficie comienzan a cambiar la< caracteríslicas del estrato al aumentar el número de camos , tratándose de un 11ivcl de cantos, continuo y perfecrnmenle cohesionado.

Tras analizar los resultados de las catas se llegó a la conclusión de que la cata 2 presen1aba elementos de interés, aunque evidentemente no era fácil deter­minar de forma objetiva :il realmente se trataba de un yacimiento o de restos aislados descontextualizados. El problema radicaba en definir los criterios más adecuar.los para interpreLar dichas evidencias , eva­luando además el conlexto del que procedían. Los faciores a subrayar serian:

- La estratigrafía generJl donúnanlc en la zona se caracterizaba por la presencia de sedimentos de gra­nulometría variable (limo, arena, gravas, cantos rodados) aportados principalmente por los dos cursos de agua y procesos geomorfológicos carncteristicos de laderas. La cata tenia la peculiaridad de conservar intercalado un nivel limoso con algo de arena, relati­vamente potente (ausente en las otras calas), arqueo­lógicamente fértil y con abundantes carbones.

- Este nivel apor1ó dos fragmentos cerámicos que por sus car.letcristicas (desgrasantes, textura y deco­ración) pqdlan considenrrse como conespondientes a dos recipientes distintos; uno de ellos liso y ou·o decorado con un motivo inciso formado por dos líneas paralelas que conformaban un zig-zag.

2.- LA EXCAVACIÓN DE URGENCIA

Teniendo en cuenta los resultados de las catas iniciales la excavación se centró en tomo a esta úlLi­ma cata. Se amplió el área de la intervención arqueo­lób~ca hasta una superficie de 5x5 m, aunque real­mente se abrieron 23 m' y a la cata le corresp-011dfa el cuadro A2. En el eje de la< X se dispusieron corrcla-1ivamente de Na S los números (1, 2. 3, 4, 5) y en el r.le las Y de W a E las letras (A, .B, C, D, E). La excavación se exrendió inicialmente hacia el Este, ladera arriba, ya que se consideró la posibilidad de que dichos rcsios hubiesen rodado desde cotas supe­riores.

Estos primeros trabajos aportaron 115 objetos (12,9% del rmal de restos), en su mayoría fragmenios cerámicos de dimensiones reducidas, y homogéneas en cuanto a tipo de pastas y cocción. Sin embargo, varios trozos decorados con diferentes motivos (impresiones de cuerdas, zig-zag inciso y cordones con digitaciones) correspondían a distintos recipieu­res. La industria l.Ítica recuperada era escasa e inex­presiva desde el punto de vista cronoculmral. desta­cando un ra5padllr. Por otra parte, no se esperaban otro tipo de evidencias (ni metal -<:obre o bronce-, ni restos óseos) debido a que la acidez del sedimclllo las habría hecho desaparecer, como se constató en los dólmenes m<ís próximos excavados a lo largo del siglo XX. Hay que subrayar la presencia de restos de carbón vege1al en todo el espesor del nivel arqucoló­gicameme fértil, aunque su densidad variaba según las zonas. Del análisis de la dispersión de materiales se concluía que estos desaparecían hacia Ja parte más elevada r.lel sondeo-en la banda D no se halló ningún resto-, por lo que no se confirmó la hipótesis inicial de la posíl:tl.e procedencia de los materiales de cotas superiores de la parte baja de Ja ladern.

}'ig. 7 . Vista del inicio del ptlwer soude1> desde el lado &1e, 31 font.lo el oorlc en el límite de Ja.-; banda-; Al\' (bandlt& de$ - 1 ).

HAL1ZERREKA (GIPUZKOA): UN ASENTAMIENTO DEL BRONCE ANTIGUO AL AIRE LIBRE EN UN MEDIO DE MONTAÑA 95

Fig. 8b. Suelo del área más occidental.

A la vista del interés patrimonial que se constataba se decidió ampliar la intervención arqueológica hacia la parte baja {Oeste), abriendo para ello una superfi­cie de 5x5 metros (1, 2, 3, 4, 5/R, S, T, U, V). Los restos hallados en esta zona representan el 82,4% de los controlados durante la excavación y estaban dis­tribuidos de forma bastante homogénea. A pesar de esta concentración de materiales no se detectaron elementos constructivos (muros o alineamientos de piedras, silos, cuñas, etc.), pudiendo destacar única­mente una mayor densidad de carbones en algunos cuadros, pero no hogares estructurados. Se recupera­ron varios pedazos de arcilla endurecida, que inter­pretamos como trozos de manteado de barro, que evidenciaban que aquí, en el pequeño rellano existen-

KOBIE (Paleoantropología n.• 28), año 2009

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Figura 9. Plano del área excavada en Haltzerreka.

te al pie de la ladera, se construyó un establecimiento de habitación fabricado con materiales perecederos y recubierto de arcilla, al menos en algunas de sus partes.

Por otra parte, en la parte superior del nivel, a menos de veinte centímetros por encima del asenta­miento que tratamos y sin vinculación directa con él, existían evidencias de hogueras amplias que enroje­cieron intensamente la arcilla. Estas no estaban deli­mitadas con bloques y se localizaban en 3V-2U-3U a -185 cm de profundidad respecto del punto cero y en 4S-R/5S-R a -204 cm. En ese contexto no se recupe­raron restos industriales significativos, y los carbones fueron datados en el siglo I después de Cristo.

96 J. A. MUilKA, X. PEÑALVER, A. TARRIÑO Y E. TELLERL'\

Dada la densidad de materiales existentes en dicha zona se realizaron nuevas ampliaciones hacia el sur (banda 6 y algunos cuadros de las bandas 7 y 8), norte (bandas 20, 21 y 22) y oeste (O, P, Q), esta última zona ya alterada por un tubo de saneamiento. La mayoría de los nuevos cuadros abiertos fueron prácticamente estériles o muy pobres (las bandas abiertas al oeste aportaron el 5% de los restos), siendo excepción algunos cuadros (TI, R6, R7, R20, S20 y T20).

Finalmente, se realizaron otra docena de catas de dimensiones variables (lxl m; 3xlx3 m, etc.) que presentaban una estratigrafía similar. Resumiendo, bajo un nivel superficial limoso-arenoso se desarro­llaba un nivel constituido por cantos rodados (por lo general de unos 1 O cm, pero en algún caso de incluso 40 cm), además de gravas y arenas en proporciones variables.

3. LOS RESTOS MATERIALES

3.1. La procedencia de los sílex

Se ha examinado el pequeño conjunto de la indus­tria lítica recuperada en el yacimiento al aire libre de Haltzerreka compuesta por 17 evidencias. El objeto es determinar su procedencia y obtener información

Raspador

Lasca 8

Frg. informe 3

TOTAL 11 (65%) 2 (12%)

Tabla 1. Distribución de tipos de sílex según el tipo de resto lítico

sobre las estrategias de abastecimiento y la dinámica de su gestión. Todos estos fragmentos líticos son de sílex y sólo uno de ellos se encuentra retocado.

El método de trabajo empleado es el análisis tex­tura! de los sílex. Las determinaciones se han realiza­do a nivel macroscópico utilizando una lupa binocular convencional (Modelo Nikon SMZ645 con un rango de amplificación comprendido entre los 8 ,O y 50 ,O aumentos).

Los sílex se han clasificado en cinco grupos: Flysch, Urbasa, Chalosse,Alterados e Indeterminados (Tabla 1). Se constata la presencia mayoritaria de los sílex de Flysch que, en conjunto, suman un 65%. Otros aparecen de forma minoritaria como los sílex de Urbasa (12%) y Chalosse (6%) mientras que los Alterados e Indeterminados lo hacen conjuntamente con un 18%.

Es interesante destacar que el conjunto de la colección se encuentra fuertemente fracturada, sólo dos evidencias del conjunto total ( 17 uds) se muestran completas (un raspador en sílex Chalosse y una lasca en sílex de Urbasa). También se identifican indicios patentes de que los sílex han estado en contacto con el fuego como lo indican la presencia de abundantes cúpulas térmicas, microfisuras, rubefacciones, pati­naciones grisáceas, etc. de modo que en 11 evidencias (65%) se han identificado estos caracteres.

2 12

4

1 (6%) 1 (6%) 2 (12%) 17

KOBIE (Paleoantropología n.º 28), año 2009

HALTZERRBKA (Gll'UZKOA): UN A.~El\"TAMlENTO DELBROJ<CI! ANTIGUO ALAIRELIBRE EN UN MEDIO DBMONTARA 9?

2.1 Sílex de Fly!n:h

Como se ha indicado se trata del sílex mayoritario con un 65%. Son sílex bioclásticos con importante contenido en espfculas de esponja. Eo algunos de ellos se pueden apreciar bioturbaciones que se mues­tran como impurezas carbonatadas al modo de Ja variedad de Gaintxurfak.eta (!rúo, Gipuzk.oa) ('farriño et al., 2007a).

2.2 Sílex de Urbasa

De este tipo aparecen 2 uds (12%) Se presentan corno sílex bioclá.$ticos <le colores grisáceos general­mente patinados en colores blanquecinos (Fig. 11) y con pequeñísimas microinclusiones de dolomita ('Thrriño et al., 2007b). Su representación es muy escasa a pesar de ser la fuente de aprovisionamienco local, la más prúxilna (a tan solo una quincena de kilómetros).

2.3 Sílex de Chalosse

Se trata un ra.~pador confeccionado con un sílex claramente alóctono cuyos afloramiento~ se sitúan al sur de Las Landas (Frnncia). Se ha podido i<lentifü.:ar gracias a que en su supe1iicie se observan m.acroforn­minfferos (Li!pidorhitoides) (Fig. 12 y 13) caracterfs­ticos de este tipo de sílex de edad Maastrichtiense (Cretoícico superior) (Tauiño et al., 2007a).

2.4. Sílex "Alterados" e ''Indeterminados"

Eo esta categoria se incluyen tres evidencias. Una de ellas se presenta tan alternda ténnicamente que no se Je puede adjudicar una procedencia (Alterado). Los otros dos se tratan de dos pcqueiios fragme-ntos de lascas alterados térmicamente en los que no se observan clarrunente Jos criterios discriminantes de atribución de procedencia (Indeterminado).

F•i:.· 10. Ji'rd~nlu informe (}lal.D~l 95.11) di: i>Ocx Plysch (varicdüd G:li1ttx11rjzket3) coo Ja~ típica.e;, 7.0na~ hioturb3d:.s reconocibles p0r \.l'u mayor t.:unteuidu de impure2:as carbonatadas. Anc.:hn de Ja foto 5 CJn!'i,

Flg. 11. Fc~gmeuto info1we (R'll,V2·207.8) de sílCll de Urbasa p11n:iaJmcnte patinado. Ancho de Ju futo S cms.

Fig. 12. ~a!ipador .de sílex Chaloi;..se (H:al.A.3-190.8). Se ohscrva !\U

abuad\\llte 001neuido bjoclás.rico. Ancbo de 1:\ foto 5 eros.

l . A. MUJIKA.X. ~ALVER.A. TARJWi:oY E. TELLERlA

111.L' . .Oet~e de Ja fotoi'tl11etiordt>J>dtJeobserv:s_o macn)foramioff ero" de tipo JcpkbbitoKk:.s, carac:tcñ\Úc'as de CilC tipu de úleL

3.2. La industria lítica

llntre los materialc.< recuperados se contabilizan 17 objetos de sílex. Además de estos materiales hay que señalur la presencia de un pequeño fra¡.'ll1ento de galena y otro, probablemente, de lig1úto en bruto. La mayoría de Jos sílex consisten en fragmentos de las­cas poco. regulares y tro,.os informes, siete de los cuales conservan restos de córtex y, al menos otros tantos. a.lter.tciones por fuego. Los fragmcnt0s proxi­males estudiados son cinco, y dominan en el.los los talones planos -3 ejemplares-, siendo Jos ooos 1 lineal y otro cortical. No hay láminas .

Desde el punto de vista tipológico sólo uno de ellos puede clasificarse con las tip<.llogfa.< al uso. Se trata de un fondo de núcleo con restos de córtex reu­tilizado como raspador carenado. Sus dimensiones son: 27,7x30,5x21 mm (Fig. 14.1).

En definitfra, la induslria lítica aport.11.la por el yacimiento es escasa, poco variada desde el punro de vista tipológico y poco característica, lo que pone de manifiesto el papel secundario de cs1e tipo de instru­mental en estas fechas.

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.1'1¡. !4.

3.3. La industria cerámica

La industria cerámica conservada en el yacimien­to de Haltzerreka asciende a 890 fragmentos, la mGyorfa de rcducitlo tamaño, informes o desprovistos de <lecoracióo donde cr b'l'O-~r de las paredc.~ oscila entre los 4 y 11 mm. Su fm¡,'JT1cntución es muy acusa­da, por Jo que la reconstrucción tipológica es muy problemática. Esta dificultad se ngrava por el defi­ciente est.ido de conservación de ellos, ya que muchos de los trozos se disgregaban fácilmente. /1 pesar de todo, el número de restos recuperndos permite subra­yar la importancia de este aseotamie11to en el cootex-10 geográfico en el que se ubica, donde por lo general esle tipo de intlustria csui muy mal rcpresen!ado en todos los yacimientos al aire libre (pJincipalmenlC dólmenes).

Por la porción de ret.'ipientc a 13 que corre~J'Ondcn los podemos agrupar de la siguiente manera: bordes, fondos, galbos o panzas y, fllllllmente, elementos de Ruspcnsi6n o prehensión .

A pesar de Ja dificultad de reconstmir las formas de los recipientes, gracias a loR fragmentos de bordes y bases y la forma emcada por su unión al cuerpo bewos podido identificar una morfología de recipien­tes muy simple, formas rectas y cerra<las junto coo vasos que pueden ser globulares o de perfil compues-10. Se hlin canicterizado de la $ÍguicnlC manera:

R'.OBIE (PoJCOIUlttopolo~u o.º 28). año 2009

HALTZERREKA (GIPUZKOA): UN ASENTAMIENTO DEL BRONCE ANTIGUO AL AIRE LIBRE EN UN MEDIO DE MONTAÑA 99

Forma 1.- Perfil Recto. La gran parte del reperto­rio cerámico corresponde a esta delineación.

Forma 2.- Perfil Cerrado. Se trata de paredes de delineación convexa, configurando tipos semejantes a cuencos.

Forma 3.- Perfil Compuesto. Se trata de vasos ovoideos con cuello mínimo. Podríamos en algún caso aventurarnos a decir que se tratan de vasos de perfil en S pero el recorrido de los fragmentos de borde ligeramente exvasados y cuellos mínimos resulta a menudo insuficiente para afirmar tal hecho. Observamos, que casi siempre, la unión a la pared cerámica es de delineación recta, sin perfilar un recorrido realmente sinuoso. Incluiríamos también en este grupo los fragmentos carenados hallados que configurarían vasos con un punto de inflexión divi­diendo dos cuerpos cónicos inversos.

En lo que se refiere al aspecto tecnológico cerámi­co podemos decir que las pastas de estas cerámicas modeladas son muy heterogéneas, siendo por lo general porosas, groseras y de mala factura, salvo en algún caso puntual que se detallará más adelante.

La mayoría de ellos se han cocido en una atmos­fera irregular, encontrándonos con fragmentos de cocción mixta o casi siempre reductora con colora­ciones que oscilan entre los grisáceos y ocres-rojizos. Los desgrasantes añadidos a esta pasta son de natura­leza calcárea (caliza, calcita), cuarcítica, óxidos de hierro, mica, silícea (sílex) y en algún caso chamota. No se ha apreciado ningún tratamiento superficial, ya que en muchos casos se había perdido parte de la superficie cerámica por el deficiente estado de con­servación ya aludida. Aún así se ha conservado un repertorio decorativo significativo basado sustancial­mente en la aplicación de cordones con digito-ungu­laciones, decoración de impresiones de cuerda e incisiones.

3.3.1. Bordes

Se han contabilizado veinte fragmentos de bordes, la mayoría de ellos rectos de labio redondeado, aun­que tengamos también algún ejemplo de borde afina­do. Existen casos donde hay una unión de delineación cóncava al cuello configurando así bordes ligeramen­te exvasados y engrosados; también se ha apreciado

KOBIE (Paleoantropologfa n.º 28), año 2009

una pieza cuyo borde se engrosa hacia el interior. Con ciertas reservas se contabiliza un caso de borde plano. El grosor medio de los labios en los bordes redondea­dos es de 5-6 mm y de 11 mm en el caso de un borde redondeado engrosado.

La forna del recipiente que evocan estos bordes y su unión al cuerpo cerámico es casi siempre una forma de perfil recto (Forma 1), perfil cerrado (Forma 2) o perfil compuesto (Forma 3).

Forma 1

Son doce los fragmentos de borde asociables a recipientes de perfil recto. Hay que subrayar que tres de ellos presentan además elementos de suspensión, concretamente una orejeta vertical y dos pezones alargados, uno a cierta distancia del borde y el otro en su parte medial.

- Fragmento de vaso de perfil recto donde se definen un borde redondeado-plano de donde arranca un asa de orejeta vertical y arranque de. pared en el que se conservan cuatro líneas paralelas incisas en zig-zag y un orificio de suspensión bajo el borde. El grosor máximo del fragmento es de 70 mm y el asa de 24 mm, siendo la anchura de las líneas incisas de 2 mm con una separación de 4 mm entre ellas (Fig. 15.1; Fig. 16).

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Fig.15

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J. A. ~lllJIKA. X. Pf_~ALVEJt .. .li.. TA.f<JU1'10 Y E. TEUERlA

· Fragmento de l>orde con arrar1que de cuerpo de paredes recta que pre:;enl3. un pezón alargado hori­zontal en su parte media (20 xl2 mm). El ¡,"l'o:;or de la p•red es de 70 mm. Cocción oxidante. Presenta un estado de conservación muy deteriorado (Fig. 17; Fig. 18.1).

- Fragmento de borde de labio retlonúcado con •ITímque de pared recta y un abul!amiento que evoca una especie de pezón aplanado en la zona media del fragmento de 12 mm de grosor. El grosor de la pared es de 7 nuu (Fig. 19.2; Fig. 21).

- Fragmento de borde de labio redondeado ligerí­simaruente exvasado y unido a una pared de delinea­ción recta, muy deteriorado por pérdida de masa en sus supe1ficies y con concreciones fem1ginosas (Fíg. 19.4).

- Dos fragmentos de muy reducidas dimensiones con el borde de labio redondeado,de un grosor de 5-6 nun, uno de ellos de cocción oxidante con desgrasan­tes calcáreos (Fíg. 19.6) y el otro reductora (Fig. 19.7).

- Fragmento de borde redondeado y labio ligera­mente engrosado con arranque de pared de delinea­ción recta (9 mm y 6,7 rrun) . E l grosor máximo de las paredes de 10 mm (Fíg. 18.2).

- Fragmento de borde redondeado afinado múdo a una pared de delineación recta. El grosOI' máximo de las paredes es de unos 9 mm, adelgat.ándose hacia el extremo donde se sitúa el borde (Fig. 18.4).

- Fragmento de borde recLO y labio plano con arranque mínimo de pared. Presenta en su superficie concreciones ferruginosas (Fig. 18.5).

- Fragmento de l>orue redondeado correspondiente a un recipi.enle de paredes rectas que va afinándose hacia la boca . El grosor máximo de 8US paredes es de 5 mm. Sus superlicies se hallan muy deteriorndas advirtiéndose una cocción reductOl'a (Fig. 18.6).

- Dos fragmentos de borde de labio redondeado unido a una pared de delineación recta. La al tura co11Servada del recipiente es de al menos 70 nun y el grosor máximo de las paredes es de 5-6 mm (Fig. 22.1; Fig. 23).

KOBJE (Palco.iottopolo_l!Ja n." 28). llio 2009

HALTZERRE.KA (GIPUZKOAl: U'N' A.SBm..U.ffENrO OF.L BRONCE ANTIOlfO AL AIRELIBRé EN UN ~tEDJO DE ~10NTAl'IA 10 1

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102 J.A.f\1UJTK..\,X. PEf;AL\'lill.,A. TARJ<Tf\IOYB. TEllERIA

Forma2

Son 4 los fragmentos de borde asociables a reci­pientes de pertil convexo o cuencos.

- fragmento borde redondeado unido a una pared de delineación convexa configurando así un cuenco o recipiente globular. El grosor nu·lximo es de unos 6 mm (Fig. 183).

- Frá&'lllento de borde de labio afinado ligeramen­te reentrante unido a una pared de delineación conve­xa. El grosor de las paredes es de unos 5 mm, adelga­zándose hacia el borde (Fig. 18.?) .

- Fragmento de borde de labio engrosado que se incurva en su extremo final hacia el interior (Pig. 19.5).

- Fr~gmento de borde redondeado ligeramente reentrante con unión a una pared de delineación recta oblicua. El grosor de la pared es de 4 l1llll (Fig. 19.9).

Forma 3

Los fragmentos de b<>rde a.~ociabJcs a recipientes de perfil mixto son cuatro, siendo sus cara~1erísticas las siguiemes:

- Fragmemo de borde ligeramente exvasado y labio redondeado. Paralelo a él existe un cordón con ungulaciones . E l grosor máximo de Ja p;irecl en el trOZO conscr\'ad•.l es de 8 mm y ele 12,5 mm en el cordón (Fig. 19.l; Fig. 20).

- Fr•¡,'lllento de borde redondeado exvasado y ligeramente engrosado con unión a la pared de deli­neación ligeramente cóncava, el cual está decorada a base de un cordón digitado paralelo al borde. El gro­sor máximo de la pared en el trozo conservado es de 7,5 mm, el del labi<> de 11 y el del cordón de 9 mm y la anchura de 13 mm (Fig. 19.3).

- Fragmento de borde exvasado y cuello ligera­mente vucho, siendo el grosor máximo de 5 mm (Pig. 18.8; Fig. 22). .

- Fragmento de borde de Jabi<> redondeado unido a una pared de delineación ligeramente cóncava. El grosor de la pared es de 5 mm (flg. 19.8).

Se podrían considerar como carenas 3 frai,'l'Tlentos donde se percibe un cambio de i.nOexión en la deli­neación de la pared del vaso. Aunque las reducidas dimensiones de los mismos nos impidan reconstruir un cuerpo carenado completo, nos podemos aventurar a decir que se trata de fragmentos de un vaso carena­do decorado con impresiones de cuerdas, tal y corno describiremos más abajo.

3.3.2. Fondos

Se han encontrado 18 fragment0s de fondo, todos cll<>s planos y en un caso con rcbonle perimetr•l. Algunos de ellos únicamente consisten en la base sin el arranque de Ja pilred, o bien el arrJnque de la pared con una base mínima. Las formas generales que representan los arranques de cuerpo (a menudo mínimos) de estos fondos son oblicuas abieitas (Fig. 23.4; 23 .6), salvo en dos casos donde se aprecia una dirección recta vertical, por el ángulo que C(>nfi_¡,'1lran la base y el arranque de Ja pared (Pig. 23 .2; 23 .3 y 23_~).

f'ig. 22

KOBIE Q>nk'o11otropGlo~ n.º 2tl), a6o 2009

R:\LTZERREK.4.{GIPUZKOAj; UN ASENTAf\-tlENTO J)fil. HR()K{;E:\NTll1lJ0 f\L.AtR6 l.IHR.F. l:.N UN Ml.!.l)IO DS P.iONTAÑ/\ 103

3.3.3. Decoraciones

En Haltzerrekn las técJlicas decorativas empleadas son la incisión, la .impresión de cuerda y la aplicación de decoraciones plásticas. Todas ellas se localizan en el cuerpo del recipiente, oo encontramos 1úngún caso donde la decoración se realice en el labio o borde del fragmento cerámico.

Impresiones de cuerdas

m m1mcro de fragmentos cerámicos con impre­siones de cuerda se eleva a siete. El tamaño de ellos es reducido, no superando la dimens;ón mayor de ninguno los 40 mm, un grosor de 6 mm. y líneas impresas de 1 mm de anchura y 4-5 de separación entre ellas. Por otra parte la conservación de la deco­ración es aceptable en algunos, aunque en otros no lo es tanto o son casi impercepnbles. Estos factore.s impiden contabilizar con total seguridad'..el número de recipientes n los que podrian pe11enecer, a\lnque parecen corresponder a varios recipiéntes, quizás eres.

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Fi~.16

Uno de ellos es un vaso carenado con impresiones de cuerda en una de sus miUldts. sobre la finca de carena (Fig. 25.6; Píg. 26). Dos de los trows CQn.'ler· vados tie<1eo carena, sK:ndo su espesor ahí de 7 mm, mientr.tS que la de fa pared de.I vuso es de 4 nun. Uno de Jos trpzos conserva sólo uoa lfDC<I impresa y el otro al menos cuatro lfneas impresas paralelas, de 1 mm de anchura y de 2-3 nun de sepasación entre ellas. So pasta exterior es roji2.a-anara11jada.

Otro de los vasos parece corresponder a la p.111za de un vaso, posiblemente ovoideo. La mitad superior del mismo presenta con resto$ de 1.rcs Jfocas impresas de 1,5 mm de anchum y ~~11ar•ci6n de 4,5 mm entre ellas. El grosor del fr:i¡,'ITlento es de 5 mm (Fig. 25.7).

Los otros cinco fragmentos no parecen wrrespon· der a los recipientes d~critos. Tampoco presentan

una homogeneidad tal que permita adscribirlos a otros posibles vasos individuali:iables o agruparlos entre ellos fonnando conjuntos, ya que hay difcrcn· c_ias nota~lcs en cuanto a grosor, cocción y carncteríS· llcas del instrumento uliJi7.ado para la impresión. Oc todas fonnas algunos pudieran pertenecer a vasos de paredes rectas y' de cierto desarrollo venical (Fig. 27) . Sus caracteósticas soo:

• Fr•grnento de cerámica ~'On impre•iones de cuerda. Se observan restos de cinco líne.1s impresas paralelas (dos de ellas apenas perceptibles) de 2 mm de anchura y separación de 3-4 mm entre sí. El grosor del fragmento es de 8 mm (Fig. 25.1).

• Fragmento de cerámica con irupre&iones de cuerda coo restos de cuatro líneas impresas de 2 mm de anchura y separación de 4 mm entre sí. El grosor del fragmento es de 6 mm (Fig. 25.2).

• Frabmcnto r.lc cerámica con impresiones de c11erda con restos de dos líneas profundamente imprc· sas de 1,5 mm de anchtm1 y separación de 6 mm entre sí. El grosor del fragmento es de 7 mm. Se observa que junto a una de las mencionadas existe otra par· cial, probableme111e por no hal>er lob.,.ado soperponcr la cuerda sobre la anterior. Por el C(>nlrario en el recipiente de Urdanacrc, y ~.,, otro inédito de Las J.andas. se próduce .en encabalgamiento de las impre­siones (ROUSSOT-LARROQUE, 1993: 154) (Fig. 25.3).

· Fragmento de cerámica con impresiones de coen.la correspondiente a la zona de Ja carena. Sobre ella y en paralelo presenta restos de cuatro lfneas impresas (uoa de ellas parcialmente conS<..·n•ada) de 1,5 mm de anchura y separación de 3 mm entre sí. El gn>~r del fr•gmento es de 4 mm. Sus superficies exlcn0te$ son negras por pérdida del engobe que la recubría (Hg. 25.4).

• Fragmento de cerámica con impresiones de cuerda que se CQocentran eo ooa de las mitades, eoo<.Tetamente restos de tres líneas impresas p.mtlelas muy mal conservadas. El grosor del fragmento es de 6 mm (Fig. 25.5) .

Cordones con digit<1ciones y ungulncioncs

El número dc fra.,"lllentos decorados mediante la aplicación de cordones con impresión de digitaciones y uogu!aciones es de 11 (Fig. 29, 30, 31). Las digito­ungulaciones están realizadas sobre cordones reaJza. dos o aplicados de sección semicircular y en ningún ca•o directamente sobre fa pared del v"so. Se b•n

HALTZERREKA (GIPUZKOA): UN ASENTAMIENTO DEL BRONCE ANTIGUO ALAJRE LIBRE EN UN MEDIO DE MONTAÑA 105

encontrado trozos con un grosor de 9 mm hasta 17 mm en el cordón. La anchura es de 11-15 mm, la separación entre las digito-ungulaciones de 4-10 mm y la profundidad de la impresión varía entre 1 mm y 3 mm. El estado de conservación de muchos de ellos es muy deficiente por la pérdida de la superficie y masa cerámica, lo que impide la conservación de la decoración completa, por lo que es difícil adscribirlos a un recipiente concreto. Llama la atención un trozo donde las digitaciones son de reducido tamaño, posiblemente hechas con el meñique (Fig. 28.3). Las características de los fragmentos son las siguientes:

- Fragmento de cerámica decorada a base de un cordón y posiblemente digitación. El grosor del trozo es de 9 mm y de 13 mm en el cordón, siendo la anchura de éste de 16 mm (Fig. 28.1).

Fragmento de cerámica decorada a base de un cordón con digitaciones y ungulaciones. El grosor del trozo es de 9 mm y de 16 mm en el cordón. Este tiene una anchura de 13 mm, las digito-ungulaciones son de 4 mm de diámetro y tienen una separación de 6 mm entre sí, y la profundidad de la impresión es de 2 mm (Fig. 28.2).

- Fragmento de cerámica decorada que presenta dos cordones paralelos con digitaciones y ungulacio­nes. El grosor del fragmento es de 7 mm y de 10 mm en el cordón, con una separación de 15 mm entre los dos cordones. El inferior de ellos tiene una anchura de 9 mm, las digito-ungulaciones son de 4 mm de diámetro, tienen una separación de 5 mm entre sí y la profundidad de la impresión, al parecer de meñique, es de 3 mm (Fig. 28.3).

- Fragmento de cerámica decorada a base de un cordón con digitaciones y ungulaciones. El grosor de éste es de 11 mm y su anchura de 13 mm. Las digito­ungulaciones tienen 4 mm de diámetro y una separa­ción de 7 mm entre sí. La profundidad de la impresión es de 3 mm (Fig. 28.4).

- Fragmento de cerámica decorada a base de un cordón con digitaciones y ungulaciones. El grosor del pedazo es de 8 mm y de 11 mm en el cordón. Este tiene una anchura de 13 mm, las digito-ungulaciones son de 7 mm de diámetro, y la separación entre sí de 4 mm. La profundidad de la impresión es de 3 mm (Fig. 28.5)

KOBIE (Paleoantropología n.º 28), año 2009

Fragmento de cerámica decorada con un cordón con aplicación de digitaciones y ungulaciones. El grosor del trozo es de 13 mm y de 17 mm en el cor­dón. Este tiene una anchura de 13 mm, las digito-un­gulaciones son de 4 mm de diámetro, la separación entre sí de 6 mm y la profundidad de la impresión de 2 mm (Fig. 28.6).

- Fragmento de cerámica decorada con un cordón que presenta digitaciones y ungulaciones. El grosor del fragmento es de 13 mm y de 17 mm en el cordón. Este tiene una anchura de 14 mm, las 4 digito-ungu­laciones son de 5 mm de diámetro, tienen una separa­ción de 7 mm entre sí y la profundidad de la impre­sión es de 2 mm (Fig. 28.7).

- Fragmento de cerámica decorada a base de un cordón con digitaciones y ungulaciones. El grosor del trozo es de 10 mm y de 16 mm en el cordón. Este tiene una anchura de 15 mm, las 3 digito-ungulacio­nes son de 3 mm de diámetro, tienen una separación de 8 mm entre sí y la profundidad de la impresión es de 1mm(Fig.28.8).

- Fragmento de cerámica decorada a base de un cordón con digitaciones y ungulaciones. El grosor del fragmento es de 8 mm y de 13 mm en el cordón. Este tiene una anchura de 8 mm, conserva dos digito-un­gulaciones parcialmente conservadas de un diámetro de 4 mm y una separación de 6 mm entre ellas: La profundidad de la impresión es de 1 mm (Fig. 28.9).

- Fragmento de borde con decoración a base de cordón con digitaciones y ungulaciones. El grosor del fragmento es de 8 mm y de 13 en el cordón. Este tiene una anchura de 11 mm, las digito-ungulaciones son de 5 mm de diámetro y tienen una separación de 7 mm entre sí. La profundidad de la impresión es de 1,5 mm (Fig. 19.1; Fig. 31).

- Fragmento de borde con decoración a base de cordón con digitaciones y ungulaciones. El grosor del fragmento es de 7,5 mm y de 9 en el cordón. Este tiene una anchura de 11 mm, las digito-ungulaciones son de 4 mm de diámetro y tienen una separación de 7 mm entre sí. La profundidad de la impresión es de 2,5 mm (Fig. 19.3).

IOG

Flg.30.

J.;\. MLIJIKA, X. Pl?Ñf\J...Vf:R., /\. TAJU~.h'iO Y t . Tél .1.&Rl1\

Incisiones

Tenemos dos fragmentos claros de incisiones, prácticamente seguro pertenecientes al mismo reci­piente, que presentan una buena conservación. El mayor de ellos tiene 4 líneas incisas paralelas a modo de zig-zag, la primera de las cuales realizada de un solo trai.o y algo má~ ancha que la.< demá.~ se inicia a 19. mm del borde , dibujando un recorrido muy incli­nado que se pierde debajo del a.~a de orejera. l..a segunda incisión se encuentra a 7,5 mm de la anterior, pero no se puede asegurar si se ha realizado con uno o dos trazos. La tercera y Ja cuarta se asemejan bas­tante y en éstas se observan dos trazos en las incisio­nes para con6gul1lT un rcconido de iig~zag (Píg. 15.1; fig. 16).

El segundo de los fragmentos muestra sólo dos lineas (Fig. 15.2; Fig. 32) . .__ ______ _

l'ig. 32.

KOlHF. (l13.IC(lilu1J'Opulogtu. "~ 21l). :.-., 2~

HALTZERREKA (GIPUZKOA): UN ASENTAMJEN'IO DEL BRONCEANTJOUO ALAIRE LmRE EN UK }.fEDlO DB MONTA°RA 101

3.3.4. Apéndices y elementOl; de suspensión

Entre estos elementos podemos contabilizar 6 ejemplares. Destaca un asa de cinta de sección semi­circular-ovalada, 47 mm de longitud y una anchura máxima de 28 mm en un extremo v de 24 en el opuesto. El grosor es de 21 mm (Fig. 33.1, Fig. 34).

Otro ejemplar se trata de un asa perforada de forma semicircular (quizás al mismo borde). Su diá­metro es de 22 mm y el del orificio de 4 mm. El grosor máximo es de 13 mm (Fig. 332, Fig. 35).

A éstos podemos añadir otros ejemplares ya des­critos anteriormente: un fragmento de recipiente con orificio de sustentación bajo el borde y a cierca dis­tancia de un a.<a de oreja y, finalmente, dos pitones de sección semicllcula.r.

Además hay otro fragmento, no identificable con seguridad, yue pudiera tratar>e de. un pie, aunque tampoco descartarnos se trate de un asa (Fig. 33.3).

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KOD113 (Pakouaaopología n." 2~j. o.ño 2009

4. ELEMENTOS DE ADORNO

En el a.<cntamicnto no se han bauiilo picz.'15 de adorno ¡x.-rsonal propiamente dicho, es decir objetos que tengan elementos que pennitan su suspensión o sujeción (muescas, etc.) con dicho fin. Sio embargo, merece nnescra atención un fragmento de ámbar por su posible uLiliiacióo para el fío descrito, o para uno similar (adorno de una empuñadura, etc.), una vez engastado o embutido en un soporte. Consiste en un delgado trozo de ámbar de forma tendente a romboi­dal, en una de las caras mayores presenta cstrfas de abrasión transversal y pcyueños "lascados" en una de las msbs, quizás como consecuencia de tratar de regularizada (Fíg. 14.2; Fig. 36). Sus dimensiones son: 14,1Xll,6X3,5 nun.

108 J.A. hfUJTKA, X. J1:RAl.VHR. A. 1'ARlllRO V B. TI!l.tERIA

r-;g. 36

F.n los yacimientos vascos la pieseocia de ámbar se constata desde el Paleolítico Superior {lsnrritz, Gattarria, Antoliña, Labeko Koba y Aizkolrxo) y tampoco es extraña en h)s dólmenes del País Va,co, pudiendo seiiaJar los trozos recuperados en un estado de conservación deplorable en 100! dólmenes de Trikuaizri 1 y l.arnule (Beasaio), de origen local el primero y c;uriosrunente pr~cedeore del Báltico el segundo (ALVAREZ; PENALVER; ~~LCLOS, 2005) . Su cronología, a pesar de Ja tentac1on de atn­buirla al contexto campaniforme, no pu.,de ser con­cretad.a con seguridad por la reiterada utili1.J!ción de ambas cám:1ras a lo laq:o del Calcolítico y de la Edad del Bronce. De todas maneras, los fragmentos de TriJ..-uaizti 1, pertenecientes qui.z.ís a una cuenta cilín­drica, no identificable en la actualidad por su progre­siva fragmentación tras su hallazg~, se encontr~ban en el exterior de la cám301 -en el wmulo-, y a Clerta disl.ancia de la mayor porción del va~o campanH'wmc hallado en contacto con la cara exterior de Ja losa de cámara. El objeto de HallY.erreka es una prueba evi­dente de la utilización del ámbar durante la Edad del Bronce, aunque su eJligua presencia obedece proba· blemeote a la dificultad de su conservación.

5. LA CERÁMICA DE U.ll'RESIO.NES DE CUERDA EN EL PAÍS VASCO

Son escasos los restos cerámicos decorados con impresiones de cuerdas recuperad~s en ~~ País_ Vas~o. El primero de ellos se halló eu Sanumo.mme (B1zkaia), pero los restante.~ proceden de yacimientos de monLa­ña situados en las proximidade.• de la divisoria de aguas, concretamente Jos dólmenes de Napalal:l.a Y Otsmu1e el asentamiento al aire libre de Haltz.errek:1, y la cue~a de habitación de Alllon Koba; y finalmen­te, ya en la zona continental se descubrió un vaso polípodo completo en la cista de Unlanarre.

5.1. Hl dolmen de Na1,1alahn (l dia:wbnl)

El monumento se ubica en una pequeíla eleva­ción natural en la que aíloran las arcni~s del sub­suelo eJtiStentc en el extremo de un n:llano de ladera de un cordul secundario que desciende del monte Aitxu hacia la subida al puerto de montaña de Etxeg~te. Aitxu es la cumbre más elevada del al i­neamiento montañoso que iniciándose en la zona de lrumuganielJllSaatsamcndi (límite de Gipuzkoa y Navarra), se orienta en dirección noroeste. A lo largo de t!I. en su extremo meridional, se ubican en primer lug1u· los dólmenes de Balauknleku, "fa con­tinuación el dolmen de Praalata, situado JUnto al cofre o cista de Aium.

Napalatzn fue descubieno en la década de los ochenta y su excavación se desarrolló en 1990 (MUJIKA. 1991). Se trata de un dolmen simple de cámara de planu sensiblemente trapc?,oidal de orien­U!Ción Este-OeStc. &te recinto sepulcral está T<)C)c,Jdo por un túmulo de unos 13 m de ,ijámetro y ~-casa alturn, ya que apenas alcanza los 4Q cm.

J.a mayoría de )0$ materiales arqueológicos pro­ceden del interior de la cámara, y efectivamente todos los significativos desde el punto de vism cronoculru­ral . Entre la industria lrtica recuperada destacan 11 fragmentos de puntas de retoques planos bifaciales de di ferentes características (de silueta oon tendencia romboidal, foliácea, etc.) , y varias tlc eU:i.s con rcLO· ques de delineación dcoriculada neta . Además, se recuperaron otros restos (raspador, buoina), además de otros menos significativos (fragmentos de lasca, restos de talla). Entre los elementos de adorno perso­nal se contabiliza una cuenta de collar verde.

Los r~tos cerámicus fueron abund;mtes para lo que suele ser habitual en los monumentos. ',"<'galítícos de la zona. pero su estado de cooservac1on era muy deficiente. La mayoría de los fragmentos sou lisos (por lo general bastos, uno tiene la superficie exterior alisada), aunque existe un grueso fragmento de cer:1· ntica con decoración plástica (ungulaciooes?), otro con decoración profundamente incisa y, finalmente, dos fragmentos probablemente de mismo un recipien­te decorados con impresiones de cuerda. Uno de estos últimos es un trow de pa112a, ba~tante deterio­rado, que conserva cwtro o cinco línea.~ impresas. ESte, puede ponerse en rela~ióo con otro fragmento que corresponde a la zona del cuello, decorado cou el mismo motivo, y constituido por dos líneas con impresiones de cuerdas y, a continuación, hacia el borde, una amplia banda lisa (F-01. 37).

HALTZERREKA (GIPUZKOA): UN ASENTAMIENTO DEL BRONCE ANTIGUO ALAlRE LIBRE EN UN MEDIO DE MONTAÑA 109

En cuanto a la cronología poco podemos decir, ya que no existen dataciones fiables por la ausencia de restos humanos para datar, y las obtenidas a partir de carbones infratumulares, son inaceptables para la problemática que tratamos. Por ello, siguiendo crite­rios tipológicos podemos señalar que el dolmen fue construido durante el Calcolítico, en torno al 4.500 BP, prolongándose su uso, según se desprende de las características de las cerámicas hasta al menos el Bronce Antiguo.

Fig.37

5.2. El dolmen de Otsaarte (Parzonería de Alzania -Gipuzk.oa-)

El dolmen se ubica en el rellano de Gizonzabal y algo al sur de la cumbre de Aitzabalgañe. El lugar se sitúa sobre el punto más alto del actual puerto de montaña que desde Zegama se dirige hacia Alsasua, es decir se encuentra en otro de los pasos estratégicos por el que se podía acceder desde la vertiente cantá­brica al alto valle del Ebro. Por 'Otra part~'"err' ei" mismo cordal, hacia el NW, se localiza una amplia serie de monumentos megalíticos (Bidaarte I y Il,

KOBlE (Paleoantropología n.º 28), año 2009

Trikarnuñoota y Tartaloetxeta), que fueron objeto de estudio por T. de Aranzadi y J. M. de Barandiaran.

El monumento fue descubierto en 1956 por T. Atauri y M. Laborde y excavado en 1960 por ambos junto con J. M. de Barandiaran. Estos trabajos permi­tieron el reconocimiento de un dolmen simple cuya cámara rectangular -de 1,SOXl ;n m y una altura de 1 m- tenía orientación ESE-WNW y de la que se conservaban una losa basculada y otra tendida en el cráter. El túmulo fue descrito como un montículo de unos 10 m. de diámetro y una altura de 0,70 en el centro. Esta estructura está construida con bloques de arenisca, abundantes en el lugar donde se ubica el sepulcro y otros de caliza acarreados del cercano afloramiento calcáreo de Aitzabalgañe. Los restos materiales recuperados fueron un geométrico (un triángulo escaleno), algunas lascas y más de medio centenar de fragmentos cerámicos correspondientes a un vaso ovoideo liso y uno correspondiente a uno decorado con impresiones de cuerdas, de las que se conservan dos y dos líneas separac}.as por una ancha banda lisa.

En 1996 se realizó una campaña de excavación que abarcó una superficie más amplia con el objetivo de delimitar el túmulo y estudiar su estructuración, así como concretar la posible cronología y fases de reuti­lización del monumento (MUJIKA, 1997). Durante estos trabajos se recuperaron abundantes restos mate­riales, aunque la práctica totalidad procede de la superficie del túmulo. Entre los objetos líticos más significativos podemos señalar la presencia de cinco geométricos, dos fragmentos de puntas de retoque plano. Junto a ellos se recogieron algún raspador, fragmentos de láminas, numerosas lascas y restos de talla, además de un trozo de fina chapa de bronce y una cuenta discoidal de calaíta o variscita (?).

Por otra parte, hay que subrayar el elevado núme­ro de fragmentos cerámicos hallados (comparándolos con los monumentos megalíticos del entorno), que se elevan a los dos centenares, la mayoría de reducido tamaño y pertenecientes a recipientes lisos y decora­dos (con puntos y acanaladuras, etc.). Entre estos últimos destacamos la presencia de un trozo de borde con impresiones de cuerda, que posiblemente junto al trozo de panza hallado durante la excavación de J. M. Barandiaran constituyen los únicos restos de un mismo recipiente. Este se trataría de un vaso decora­do en el cuerpo con líneas paralelas de impresiones de cuerdas que al menos en un caso están separadas .QOI' una ancha banda lisa y que no llegan a alcanzar el mismo borde, donde se vuelve a dejar otra banda lisa (Fot. 38a y 38b). Esto último sucede tanto en el

no J. A. MUJIKA, X. PEÑALVER, A. TARRJÑO Y E. TELLERIA

ejemplar de Napalatza como en el de Santimamiñe, aunque en este caso es mas estrecha. Si realmente se diera esta alternancia recordaría de manera inmediata a cerámicas campaniformes.

La construcción del dolmen habría que situarla en tomo al 5300-5.000 BP, prolongándose su reutilización a lo largo del Calcolítico y de la Edad del Bronce.

Fig. 38a y 38b

5.3. Santimamiñe (Korteznbi)

Se enclava en la ladera del monte Ereñusarre, a 150 m. de altitud, próxima a la ermita del mismo

nombre -advocación de S. Amando-, en el término municipal de Kortezubí. En 1916 J. F. de Bengoechea y varios compañeros descubrieron las pinturas de una de sus cámaras interiores, y el Dr. E. Eguren el yaci­miento arqueológico del vestfbulo, procediendo a su excavación junto a T. de Aranzadi y J. M. de Barandiaran. La mayor parte de estos trabajos se lle­varon a cabo entre 1918 y 1926, ambos inclusive, y dieron lugar a la publicación de tres memorias, siendo la 2ª memoria (1931), que trata los niveles con cerá­mica y conchero resultado de las excavaciones lleva­das a cabo entre 1918-1922, la que tiene interés para nosotros.

Tras estas campañas se dio por finalizada la labor en este yacimiento, dejando no obstante un importan­te testigo. Este, en 1960, amenazaba derrumbarse por lo que se decidió excavarlo. Los trabajos duraron tres años consecutivos (1960-1962), dando lugar a otras tres memorias en la que se recogieron los diversos hallazgos ,siendocomp letado estopor laRecapitulación y Apéndice, en un intento de correlacionar ambas excavaciones dando una interpretación del conjunto. En la actualidad se han reemprendido nuevas excava­ciones bajo la dirección de J. C. López Quintana.

A partir de esas fechas los estudios relativos a alguno de los aspectos de la cultura material de Santimamiñe han sido abundantes, destacando para el periodo que tratamos los de J. Mª Apellániz (1975) y R. Ruiz Idarraga (1985). El yacimiento contiene una larga secuencia estratigráfica que se inicia en el Paleolítico Superior y finaliza en el periodo tardorro­mano. La atribución cultural de las diferentes ocupa­ciones ha ido precisándose en distintas publicacio­nes.

Santimamiñe presentaba ya antes de su excava­ción graves problemas en su estratigrafía debido a las características de su depósito, pudiendo destacar los siguientes factores: la diversidad de buzamientos en el yacimiento, alteraciones postdeposicionales, la escasez de elementos directores, la amplia extensión excavada y la dificultad de correlacionar los materia­les de las dos excavaciones, etc. Los niveles presentes en la parte superior del depósito son los siguientes:

- El nivel I era un estrato de tierra arcillosa con cantos calizos, que en algunos lugares tenía grandes bloques, restos de algunos hogares ... Fue subdividido en un subnivel la (época romana y posteriores) y lb (E. del Hierro). En opinión de J. W Apellániz el pri­mero de ellos correspondería al período denominado vascorromano y el segundo al Bronce Final.

KOBIB (Paleoantropologfa n.0 28), año 2009

HALTZERREKA (GIPUZKOA): UN ASENTAMIENTO DEL BRONCE ANTIGUO .'\LAIRE LIBRE EN UN MEDIO DE MONTARA 111

- El nivel II era en la parte superior de tierra floja con algunos hogares, mientras que la inferior era de tierra arcillosa dura en el lado SE, y floja con cantos calizos en el resto. Entre los materiales son abundan­tes los antropológicos, óseos, malacológicos, cerámi­cos y líticos (con puntas de tipología variada). Contiene dos momentos en opinión de sus excavado­res, el correspondiente al Bronce (Ila), de 22 cm. de espesor, y el Eneolítico (Ilb) de 28 cm. En opinión de J. Mª Apellániz (1975, 43) existen dos bronces, uno antiguo (representado por un punzón de brújula, una gubia, etc.) y otro más reciente, atribuible al Bronce Final y coetáneo de la parte inferior del nivel I.

Del subnivel IIb procedería un fragmento de borde decorado con ocho hileras paralelas de impre­siones de cuerda. Da la impresión de que junto al borde presentaba una banda reservada, así como al menos otra en la panza, recordando lo observado en los fragmentos de Otsaarte y Napalatza.

Los niveles III y IV corresponden al mesolítico, aunque para J. Mª Apellániz (1975, 43) su parte superior correspondería al Eneolítico. El nivel III forma parte del conchero de Santimamiñe, pero se diferencia del IV por la presencia de cerámica.

Fig. 39. Borde de cerámica con impresiones de cuerda procedente de las excavaciones realizadas en la cueva de Santimamiñe por T. Aranzadi, J. M. Barandiaran y E. Eguren (Fotografía de Amagoia Guenaga).

KOBIB (Paleountropología n.• 28). año 2009

5. 4. Anton Koba (Oñati)

La cueva se localiza en las proximidades del san­tuario de Arantzazu, en el fondo de valle existente bajo él, en estribaciones de la sierra de Aizkorri. En su parte exterior se trata de un abrigo, en uno de cuyos extremos se abre una galería que penetra hacia el interior, que se ubica en la ladera oriental del monte Aitzabal, a 625 m.s.n.m.Asus pies, a una treintena de metros discurre el cauce, normalmente seco, del arroyo denominado Begiolatza.

Fue excavado entre 1985 y 1993 por A. Annendáriz y actualmente en estudio. El abrigo exterior ha sido tradicionalmente aprovechado como refugio de gana­do. Las labores de extracción del estiércol que se acumulaba en la zona más exterior han vaciado los posibles niveles arqueológicos que allí pudieran haber existido. Los niveles fértiles detectados mues­tran indicios más o menos intensos-de una ocupación discontinua desde el Calcolítico hasta época romana:

El nivel I constituye la capa orgánica superficial.

- El nivel II es una delgada capa de unos 10 cm. de tierra marrón con cerámica e industria lítica y ósea poco característica. Los restos óseos aportaron la fecha de 3.210±90 BP. En esta ocupación datada a fines de la Edad del Bronce existía también algún material romano.

El nivel III se trata de una especie de empedrado artificial constituido por cantos rodados de arenisca y clastos de caliza con el fin de utilizár el lugar a modo de redil o refugio de ganado.

El nivel IV, de un espesor máximo de 35 cm, está constituido por tierra gris, húmeda, poco pedregosa, con abundantes briznas de carbón. Este nivel que se atribuirá al Calcolítico fue datado en su base en 4.200±130 y en 3.880±100 BP en su parte superior. Entre los restos cerámicos, tanto lisos como decora­dos, destacando entre estos úlili;nos uno con impre­siones de cuerdas (ARMENDARIZ, 1997). En la industria lítica es característica una punta de retoque plano bifacial, habiéndose recuperado también raspa­dores, laminillas de dorso, algún buril, etc. además de otros objetos (disco pulimentado y perforado, etc.). En la industria ósea podemos señalar la presencia de algunos punzones, etc. Hay también algunos elemen­tos de adorno: un remache de cobre/bronce, un arito de plata y tres cuentas discoidales. Entre los restos óseos estudiados se observa la presencia de las tres especies· clásicas' toveja, vaca y cerdo), además de algunos correspondientes a especies salvajes y un radio humano.

112 J.A. MUJIKA, X. PEÑALVER, A. TARRlÑO Y E. TELLERIA

- Los niveles V a VII corresponden a capas de concreción que tienen intercalado un delgado nivel (VI) y, finalmente, el VIII contiene restos azilienses y el IX un hueso de reno.

5.5. El cofre de Urdanarre Norte 1 (Saint~Michel, Baja Navarra)

Este monumento, excavado por J. Blot, forma parte de un conjunto de cuatro túmulos y un cromlech situados próximos entre sí entre Urdanasburu y Urdanarre o Jatsaguneko Gaina. El túmulo aparenta­ba tener un diámetro de 12 m. y una altura de 30 cm., pero la excavación permitió determinar que ésta no superaba los 7 m. de diámetro. Los bloques que lo conforman son de caliza y al parecer no guardan disposición alguna.

En su centro presentaba un cofre con orientación N-S, cuyas dimensiones son: 1,86 m. de longitud, 0,90 m. de anchura y 0,50-0,60 m. de profundidad. Para su construcción se utilizaron cinco losas de gres blanco y una de esquisto negro.

En el interior de la cámara, a unos 40 cm. de profundidad, se observó la existencia de un tosco e incompleto círculo conformado mediante bloques de desigual tamaño, en cuyo interior había un depósito de restos de carbón y huesos calcinados correspon­dientes a un individuo. Por otra parte, en el NE de la cámara y ya al fondo existía un enlosado sobre el que se observaban huesos humanos de un individuo inhumado y en el ángulo SE, y al mismo nivel que los restos mencionados, un vaso polipodo bicónico de tipo aquitano decorado con impresiones de cuerdas que dan lugar a bandas verticales y paralelas a la altura de las asas, trece líneas horizontales paralelas regularmente distanciadas, si bien entre ellas se crean dos bandas más anchas, espacio que se rellena con un motivo de dientes de lobo (ROUSSOT, 1993). Desde el punto de vista cronológico podemos señalar que estamos ante un monumento funerario construido di;irante la Edad del Bronce, aunque desgraciadamen­te no existen dataciones radiocarbónicas que permitan concretar su fecha.

Evidentemente, a falta de elementos seguros que confirmen lo anteriormente señalado, no es descartable que se trate de un dolmen reutilizado, pero como indica el director de la excavación sus modestas dimensiones y las características del túmulo la aleja­rían. A esto habría que añadir que los dólmenes, cuando presentan un comportamiento clásico y a pesar de su pobreza, aportan un ajuar más variado y a la vez más incompleto. La datación aportada por el individuo

inhumado es de 2990±50 BP. Por otra parte, el depósi­to superior ha sido datado en 520±60 BP.

Fig. 40. Vaso de Urdanarre (ROUSSOT-LARROQUE: 1993; 1994, 153)

6. CRONOLOGÍA

Durante el transcurso de la excavación, a menor · profundidad que la correspondiente al asentamiento

que tratamos, se observó la presencia de una amplia mancha rojiza con fragmentos de carbón, pero sin asociación alguna a restos industriales. La fecha aportada es la siguiente:

GrN-26669 Haltzerreka-R5-202 (sect.7) 1.930±40 BP

Del nivel relacionable con el asentamiento se enviaron dos muestras que aportaron los siguientes resultados:

GrN-26668 Haltzerreka-R3-229 3.790±80 BP

GrN-26670 Haltzerreka-S20-219 3.760±60 BP

Varios yacimientos del entorno más próximo han aportado fechas próximas al que tratamos, destacando el dolmen de Etxegarate, que se ubica a escasos 400 metros al norte. Quizás Haltzerreka fuese uno de los asentamientos de los inhumados en el dolmen, aun­que en él no se han hallado objetos emparentables. A continuación se citan algunos de los yacimientos vascos que han aportado dataciones próximas2 a las de Haltzerreka:

2 La calibración se ha llevado a cabo con el programa CalPal, versión de marzo de 2007, (Lahey LF95v5.7+Winteracter 7.1). Las abreviaturas que anteceden a los nombres de los yacimientos significan: D -dolmen-, C -cista-, Cs -cueva o nivel sepulcral-, Ch -cueva de habitación-, Dh -depósito de hoyos-, A-asentamiento al aire libre-, As.Ah -asentamiento bajo abrigo-.

KOBIE (Paleoantropología n.º 28), año 2009

HALTZERREKA (GIPUZKOA): UN ASENTAMIENTO DEL BRONCE ANTIGUO AL AIRE LIBRE EN UN MEDIO DE MONTAiií"A 113

Ch: Iritegi 3840±120 2290±170 4240±170 2630-1950 4580-3900

C: Arenaza 3835±55 2310±100 4260±100 2510-2110 4460-4060

C: Langatxo 3820±85 2280±130 4230±130 2540-2020 4490-3970

C:Arenaza 3805±70 2270±120 4220±120 2510-2030 4460-3980

Dh: Sta M' de Estarrona 3780±100 2220±160 4170±160 2540-1900 4490-3850

As: HAL-R3-229 3790±80 2240±130 4190±130 2500-1980 4450-3930

As: HAL-S20-219 3760±60 2180±100 4130±100 2380-1980 4330-3930

D: Etxeg-14N-3h.25 3715±40 2120±60 4070±60 2240-2000 4190-3950

Cs: Antzuzkar 3680±75 2080±100 4030±100 2280-1880 4230-3830

Cs: La Peña 3710±60 2110±90 4060±90 2290-1930 4240-3880

Cs: La Peña 2 3610±60 1990±80 3940±80 2150-1830 4100-3780

Cs: Las Pajucas 3710±130 2130±180 4080±180 2490-1770 4440-3720

Ch: Solacueva 3710±100 2130±150 4080±150 2430-1830 4380-3780

Cs: Gohaederra 3660±100 2050±140 4000±140 2330-1770 4280-3720

Ch: Anton Koha 3880±100 2350±140 4300±140 2630-2070 4580-4020

C: Aitxu-7CID.5 3530±110 1880±140 3830±140 2160-1600 4110-3550

As.Ah: Los Husos VIlI 3710±40 2110±60 4060±60 2230-1990 4180-3940

As.Ah: Los Husos IX 3630±40 2010±60 3960±60 2130-1890 4080-3840

Cs: Eltzarre 3700±75 2100±110 4050±110 2320-1880 4270-3830

Cs: Nardakoste IV 3810±65 2290±110 4240±110 2510-2070 4460-4020

D: Ithé 2 3500±140 1840±180 3790±180 2200-1480 4150-3430

D: Ithé 2 3510±100 1850±130 3800±130 2110-1590 4060-3540

D: Ithé 2 3610±120 1980±170 3930±170 2320-1640 4270-3590

P: Monte Aguilar 3560±100 1910± 130 3860±130 2170-1650 4120-3600

P: Monte Aguilar 3600±45 1970±60 3920±60 2090-1850 4040-3800

As: Marijuan 3560±100 1910±130 3860±130 2170-1650 4120-3600

KOBIE (Paleoantropología n.0 28), año 2009

114 J. A. MUJIKA, X. PEÑALVER, A. TARRIÑO Y E. TEU..ERIA

7. VALORACIÓN DEL YACIMIENTO

La excavación del asentamiento al aire libre de Haltzerreka viene a enriquecer la escasa información existente sobre este tipo de yacimientos, y en particu­lar sobre aquellos ubicados en medios de montaña del País Vasco. Los que se conocen se tratan por lo general de yacimientos de otra tipología y de funcio­nalidad diferente.

- De habitación en cueva: Santimarniñe (Kortezubi), Anton Koba (Oñati), Solacueva (Jocano ), etc. Algunos de estos yacimientos presentan el problema de la reite­rada utilización de sus vestt'bulos como lugar de habi­tación, o como corral en otros casos (Los Husos I) o, incluso, con finalidad funeraria.

- Depósitos en hoyos: Santa Maria de Estarrona, Peracho.

- Cuevas sepulcrales: Antzuzkar, Gobaederra, Las Pajucas.

- Dólmenes (Etxegarate, etc.) y cofres o cistas de tradición dolménica (Aitxu, Atxurbi, etc.).

El asentamiento de Haltzerreka se ubicaba sobre un nivel de cantos de areniscas someramente rodados, al pie de la ladera, en suave pendiente descendente tanto hacia el oeste como hacia el sur. A una decena de metros discurre el riachuelo Haltzerreka, al cual confluye en esta misma zona la regata que desciende de Eguerla o Egurrola (Balankaleku e Izozkoa), pro­bablemente prácticamente seco durante el periodo estival, pero que en otras fechas descenderla de forma intempestuosa, desmantelando y erosionando los posibles yacimientos existentes en sus orillas.

La estructura que constituía el asentamiento se construyó con materiales perecederos, siendo parcial­mente recubierta con arcilla (interpretamos como trozos de manteado algunos trozos de unos 6 cm de dimensión máxima). No se han identificado restos constructivos como pudieran ser alineamientos de bloques, ni cuñas de postes, ni restos de un hogar delimitado con bloques. Se han excavado aproximadamente setenta metros cuadrados, siendo prácticamente estériles o muy pobres la mayor parte de los cuadros periféricos. La mayor densidad de materiales cerámicos y de carbones se produce en las bandas U, S, T, R, en aproximadamente una veintena de metros cuadrados. Apenas se han con­servado restos de industria lítica, como es habitual en estas fechas, y no se han recuperado restos faunísticos ni metálicos -cobre o bronce-, ausentes también en los

dólmenes de los alrededores, salvo circunstancias excepcionales. Al parecer, la utilización de bloques calizos en la construcción del dolmen de Etxegarate ha favorecido la conservación de los restos óseos y de objetos de bronce.

Por otra parte, probablemente, en esta misma vaguada existman otros núcleos de habitación a diferentes alturas y correspondientes a distintas épo­cas, pero han desaparecido, o no han sido descubier­tos. El establecimiento de habitación de Haltzerreka corresponde a un grupo pastoril que practica la tras­humancia y que posiblemente tenía relación con los inhumados en el dolmen de Etxegarate, distante a 400 metros, aunque por su situación topográfica no se puede descartar su posible vinculación con otros dólmenes (Balankaleku, Praalata, etc.).

En la cultura material destaca la abundancia de cerámica, tan escasa en la mayona de los yacimientos de la zona. Se ha apuntado líneas más arriba que en los fragmentos estudiados se ha observado la delinea­ción de tres formas básicas definida por la unión del borde al cuerpo cerámico. Es tarea inviable recons­truir perfiles completos, por la ya aludida fragmenta­ción de las piezas, que dificulta su atribución a formas de recipientes concretos y su consiguiente asociación a conjuntos cerámicos con paralelismos claros, por lo que solamente podemos basarnos como guía referen­cial, en la decoración conservada en los fragmentos para situarnos en un marco cronocultural lo más esclarecedor posible.

Las decoraciones observadas consisten en aplica­ciones de cordones con digito-ungulaciones, impre­siones de cuerdas e incisiones junto con elementos de suspensión. Los elementos de suspensión están for­mados por pitones, asa en cinta y asa de orejetas. Se trata de motivos decorativos y elementos de prehen­sión que se pueden atribuir a la Edad de Bronce, aunque algunos de ellos pueden aparecer en reperto­rios cerámicos de otras épocas.

Entre los paralelos más próximos observamos, por ejemplo, decoración de cordones con digitoungula­ciones en Santa Maria de Estarrona, Obenkun (Álava), Santimamiñe (Bizkaia), Peña Miel (La Rioja) atribui­bles a la Edad del Bronce Inicial y Medio, además de en otros no datados, pero presumiblemente de la misma época (Pikandita, Txispiri, etc.). Otro tipo de decoración se realiza mediante incisiones profundas que crean líneas múltiples y paralelas incisas zig-za­geantes. Entre los paralelos más próximos podemos citar Kobazarra o el dolmen de Napalatza, proceden­tes de contextos abiertos y no datados.

KOBIB (Paleoantropología n." 28), año 2009

llAl:l'l.f.((R.El<.A í00'l!7.KO:\j: UN ASENTAMTENTO DEL l:IRONCEANTIGUOALAIRE LmREEN UN MED10 DE '-lO~ANA 11~

Finalmente, pese a sus reducidas dirnen>iones y deficiente estado de conservación , más interés susci­tan las cerámicas con impresiones de cuerdas por la existencia de otros fragmentos en vru'ios yacimientos más (cuevas de SantimamiHe y Anton Koba, dólme­nes de N•palatza y Otsaarte, y cofre de Urdanarre), que no habían podido ser datados de forma fehacien­te por las características del contexto de procedencia, o bien Ja cronología era relativamente amplia. · Podemos citar ahundantes paralelos durame Ja Edad del Bronce al norte de los Pbineos. con ejemplares cardad()(; en Ac¡uitania (grotte de la Gourgue d' Asque: 3.800:1o200 BP; grotte de Cllocojapo: 3.720.,100; Audejos: 3.350:!o110; Serres Castel: 3.230:1olOO, etc.). y en el centro y oeste de Francia, observándose una distribución. sino exclusivamente marítima, si al menos cierta tendencia •Llintica. Este tipt.) de cerámi­ca es uno de los elementos constituyentes de los grupos de urnas de decoración plástica del canal de La Mancha, mar del Norte y cuenca pm·isina. Las del sudoeste francés pudieran tener relaciones con el mundo del Ródano y Rhin, o con los gmpos epicor­dados procedentes de Centrocuropa (GASCÓ: 2000, 92). La procedencia oriental no se reduce a esta decoración apuntándose otros elementos (cordones simples o digitados, fondos polípodos , riruales fune­rarios, etc.) durante la transición del Bronce Antiguo al Medio (ROUSSOT-LARROQUE: 1989).

En la 7.ona norpirenaica algunos de estos recipien­tes decorados con impresiones de cuerda (a veces imitados con impresiones de punzón o con ruedecilla) se tratan de vasos carenados poüpodos (pequeñas utasses" y "jattes" carenados en el Pirineo, "bourei­lles" y "cruche a pieds" en Quercy y Grand Causses), cuya frecuencia aumenta durante el Bronce Medio. Con reservas, queremos indicar la existencia de un posible fragmento de pie en Haltzerreka.

La continuidad en la evolución de la cultura material entre los grupos calcolíticos y grupos del bronce inicial es uno de los hechos que se señala en el registro arqueológico de alguna.<> regiones, corno el sur y oeste de Francia. F.sta se sustenta en Ja posibili­dad de caracterizar el momento de transición entre 1.as dos etapas, donde el Bronce Inicial presenta en su modelo más clásico w1a síntesis estilística heredada del período CalcoHtico. por Jo que autore5 franceses

KOBIE (f'akoootJVpologfa. n." 28). ano 2009

(Laporte, Rou$sot . .. ) introducen una etapa Epicampanifonne. El campanifonne rarameme se asocia al Bronce inicial , salvo en Las Landas, donde llega a convivir (GASCO, 2000) .

En el territorio guipuzcoano existen fragmentos cerámicos que presentan impresiones de cuerdas, siendo este el ca<;o de los campaniformes mixtos marítimo~ordados (Trikuaizti T, Lam1rte -Fig. 41-, Pagobakoi1>..a y Gorostiaran) o del cordado de Amalda 11 (Fíg. 42a. 42b, 42c). La distinción entre las impre­siones de cuerda campaniformes y las de la Edad del Bronce no es fácil, habiendo señalado algunos auto· res que la orientacítSn de la torsión de la cuerd~illa no es indiferente, proponiendo para los camp3llifor­mes una incisión descendente de izquierda a la dere­cha (\) e inversa - ascendente de izquierda a derecha 0 para los recipientes con impresiones cordadas del Bronce Antiguo. Sin embargo, esto no se pt'()duce siempre (ROUSSOf-LARROQUE, 1993: 154; 1996: 517). aunque quizás sf en la mayoría de los casos. P.sto puede observar$c en los trozos campaniformes de L'UTarte, que en el mismo recipiente las impresio­nes de fa cuerda presentan ambas orientaciones. Erure los dos tipos cerámicos la diferencia más evidente es la del menor trunaño de las impresiones de cuerda campaniformes, al menos en k)s casos estudiados por nosotros

• Fig. 41. Fr.-i:wentos campaniforwes dd dolmen de Larrartc (Bcasain}

116 J.A. l.ruJJKA, X. PERALVER,A. TA~O Y E. TELLEklA

Fig. 42.a. 42b, 42.c. Fn'lgmeftlo de va.su cordudo proccxlcnlc de: Amalda JI, {A>1aterial consultado eo el centro de Cur..t<1dja, Cicstión e luvt:stigacióo de Jos )..fateriaJe5 Arq\leohh;iccs y Paleontológicos de Cfipur.kos. 0<1bicmo \'°3SC(I).

Por otra parle, el estudio de la pr0<.:edencia del sílex presenta elementos de interés, a pesar del escaso número de efectivos. Observamos que existen basica­mente cuatro variedades de sílex , estando muy esca­samente representada la geográficamente más próxi­ma, el sílex de lirbasa(2 tjemplares). Por el contrario, Ja variedad mejor representada es la del Flysch, y en ella se ha identificado Ja variedad de Gaintxurizketa, cuyos aflornmientos se prolongan más allá del Bidasoa. Finalmente, es de subrayar la presencia de sílex de Chalosse, que apuntaría evideutemente a relaciones norpirenaica.s, como se podía sugerir por Ja presencia de las cerámicas con impresiones de cuer­das descritas anteriormente. La presencia de sílex norpírenaícos ya había sido detectada anteriormente en Jos dólmenes (LandarbasoílgoiD-Akola) del nores­te de Gipuz.koa (TARRIÑO; MUJIK.6>, 2004) lo que amplia sustancialmente la información sobre esta~ relaciones e intercambios.

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8. CONSIDERACIONES FINALES

La ubicación geográfica del País Vasco y sus características (relieve de alturas moderadas frente a otras más elevadas, etc.) ha propiciado que haya sido territorio de acogida y lugar de tránsito de diferentes grupos humanos a lo largo de toda la prehistoria. Pruebas evidentes de esta movilidad se atestiguan ya en el Paleolítico, con la presencia de sílex norpirenai­cos en la Cornisa Cantábrica, o de sílex del País Vasco (variedades de Urbasa, Treviño y Flysch) a lo largo de la Cornisa o en zonas norpirenaicas, o ya durante el Neolítico con la incorporación de los sílex evaporíticos del Ebro en el litoral. Las pruebas de esta movilidad no se limitan a las materias primas líticas, sino también a otra serie de elementos (objetos y temas decorativos del arte mobiliar magdaleniense, instrumentos líticos -puntas de Sonchamp, etc.-). Esta permeabilidad se prolonga, como ya señalaran Maluquer, Delibes (1983), entre otros, a las culturas con cerámica. Este último investigador tras la selec­ción de elementos propiamente ibéricos (puntas Palmela) y otros netamente europeos (cuentas seg­mentadas, botones cónicos y arandelas tipo Igaratza) subraya "la transmisión de influencias en el doble sentido Sur-Norte y Norte-Sur, canalizadas a través de este territorio ·del País Vasco y la Ribera del Ebro".

Haltzerreka representa uno de los pocos asenta­mientos al aire libre conocido en un entorno de

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montaña y, quizás, vinculado con alguno de los dól­menes próximos (Etxegarate, Balantraleku). Este hábitat estaría relacionado con la actividad pastoril ejercida por un grupo humano procedente, probable­mente, del litoral guipuzcoano que practicaría una trashumancia estival. Los restos materiales localiza­dos apuntan, frente al conservadurismo y aislamiento que tradicionalmente se atribuye a los habitantes de los espacios de montaña, una notable permeabilidad y fluidez de las relaciones, que si bien en este caso prueban su vinculación con áreas continentales, en otros se orientan a áreas del valle del Ebro, y de forma más atenuada hacia la Meseta. La presencia de ámbar, las distintas procedencias de los sílex y otras materias primas líticas y metálicas, la notable disper­sión de las cerámicas con impresiones de cuerdas, además de otros elementos (objetos metálicos, ador­nos), permiten vislumbrar una notable y densa red de intercambios, que ya se observaba de manera más atenuada durante el Neolítico y Calcolítico. Ahora, durante la Edad del Bronce, la impresión es que aumentan las influencias y el tránsito de personas y objetos. Esto se percibe en la cultura material, pero también se traslucen algunos cambios en los rituales funerarios (construcción de cistas: Aitxu, Atxubi, Arraztarangaña, Langagorri, Bagardi, Irau IV, Llanos de Escudero, etc.), que indican una mayor compleji­dad social, y que conviven en las áreas de montaña con la reutilización de dólmenes y cuevas sepulcrales. Sin embargo, sólo un conocimiento más profundo de los asentamientos al aire libre permitirá profundizar en el futuro en estas cuestiones.

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