4
62 [210] REVISTA DE EDUCACION - ESTUDIOS LVIII . 169 han penetrado más y con mayor finura en el aná- lisis de estos medios y les han asignado un puesto y un sentido en el contexto general de la vida del individuo. La práctica escolar actual, por otra par- te, ha dado la pauta para nuevas formas de asis- tencia más adecuadas a nuestra situación actual y en donde el educando tiene un puesto preeminen- te. Por último, dentro de la pedagogía misma ha ido adquiriendo cada vez mayor relieve una teoría de la «orientación vital» con diversas derivaciones prácticas. Bástenos con remitir a todos estos mo- vimientos. Hacia una psicopedagogía y una semántica de la imagen JESUS GARCIA JIMENEZ Director técnico de Comunicación Social en el GESTA (Ministerio de Información y Turismo) Las modernas técnicas de difusión han provo- cado, desde su vertiginoso desarrollo técnico, un generoso aparato bibliográfico, rico en matices. En su conjunto podría, con notable esfuerzo, siste- matizarse en los principios generales, de la que Erich Feldmann, catedrático de Sociología en la Universidad de Bonn, ha bautizado con el nom- bre de Bildwissenschaft o «Ciencia de la Imagen». Esta nueva ciencia nos lleva a la consideración de una nueva Gnoseología empírica, que elabora y recrea una teoría del conocimiento a base de subrogados, determina la evolución y sentido de la conciencia sicológica y plantea unos presu- puestos nuevos en el ritmo, profundidad y per- cepción del mensaje. En su aspecto sicopedagógi- co se han realizado ya estudios serios, como los de Robert Lefranc, H. Canac, H. Dieuzeide, M. Egly, J. Guenot, G. Mialaret, J. Bosquee, Robert M. Diamond, etc. ¿Pueden considerarse hoy por hoy como defi- nitivos? Creo que no. Se adivina un cambio cua- litativo en las técnicas de expresión. La misma televisión es todavía una técnica de comunicación demasiado joven. Más aún: su ritmo de desarro- llo ha superado con mucho el de las restantes técnicas de expresión conocidas. Significa esto que propiamente, como diría Arnheim, «la tele- visión busca todavía su forma», y todo cuanto nos muestra puede, desde un punto de vista científico, aceptarse con algunas reservas de provisionalidad. Las encuestas que se han efectuado en diversos países sobre televisión educativa y escolar no pa- recen mostrar unos resultados idénticos, y en muchos casos ni siquiera acordes. Existen, con todo, unas líneas generales, sobre las que cabe fundamentar la temática general de una psico- pedagogía de la imagen, susceptible de perfec- cionamientos ulteriores. Para valorar objetivamente el papel que corres- ponde a la imagen en la explicación de los fenó- menos, deberíamos entrar primero en la discusión de dos aspectos característicos: la imagen como «documento» y la imagen como «expresión del ser». La semejanza de la imagen con el objeto que representa no es necesario que se convierta en una identidad de figura y de forma. Basta que aquélla reproduzca al objeto en sus signos más característicos, de tal manera que a través de ella sea posible reconocerlo. Parece que la esencia verdadera de la imagen radica en su condición de original; en su Originalität, como decía Karl Ruf. Entendemos por «originalidad» el principio fontal de procedencia que determina la relación necesa- ria entre la imagen y su objeto directo. La seme- janza (die Aenlichkeit) no basta por sí sola para explicar suficientemente esta relación. Dos seres que entre sí son semejantes, no tienen por qué ser, en virtud de esa misma razón, imanes recí- procos. Dos gemelos, de extraordinario parecido, muestran una evidente semejanza. Sin embargo, a nadie se le ocurriría afirmar que el uno es la imagen del otro. De aquí se deriva una conclusión. Tanto en el orden ontológico como en el lógico, la imagen es posterior al objeto que representa (y esto por su propia naturaleza). Sin embargo toda imagen se nos muestra no sólo referida, sino umbilicalmente vinculada a su objeto correspondiente. La imagen es una realidad esencialmente relativa. Viene de- finida en función de su vinculación al objeto. Pero este vínculo no tiene por qué ser necesariamente natural. Puede también ser convencional. Nace de aquí toda la razón de ser de la simbologia y del diálogo, de la plástica y de los usos sociales. En todo acto de reconocimiento se da un proceso na- tural de vinculación, en el cual el objeto recono- cido halla en la mente del sujeto reconocedor su expresión icónica correspondiente. (Llamo «icóni- ca» a la expresión propia de la imagen. No po- seemos en castellano ningún adjetivo que pueda expresar cabalmente esta referencia). Es este una

Hacia una psicopedagogía y una semántica de la imagen · La totalidad del proceso de vinculación entre la imagen y el ser representado puede fijarse, se-gún el modo tradicional,

  • Upload
    others

  • View
    3

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Hacia una psicopedagogía y una semántica de la imagen · La totalidad del proceso de vinculación entre la imagen y el ser representado puede fijarse, se-gún el modo tradicional,

62 [210] REVISTA DE EDUCACION - ESTUDIOS LVIII . 169

han penetrado más y con mayor finura en el aná-lisis de estos medios y les han asignado un puestoy un sentido en el contexto general de la vida delindividuo. La práctica escolar actual, por otra par-te, ha dado la pauta para nuevas formas de asis-tencia más adecuadas a nuestra situación actual y

en donde el educando tiene un puesto preeminen-te. Por último, dentro de la pedagogía misma haido adquiriendo cada vez mayor relieve una teoríade la «orientación vital» con diversas derivacionesprácticas. Bástenos con remitir a todos estos mo-vimientos.

Hacia una psicopedagogía y unasemántica de la imagen

JESUS GARCIA JIMENEZDirector técnico de Comunicación Socialen el GESTA (Ministerio de Información y Turismo)

Las modernas técnicas de difusión han provo-cado, desde su vertiginoso desarrollo técnico, ungeneroso aparato bibliográfico, rico en matices. Ensu conjunto podría, con notable esfuerzo, siste-matizarse en los principios generales, de la queErich Feldmann, catedrático de Sociología en laUniversidad de Bonn, ha bautizado con el nom-bre de Bildwissenschaft o «Ciencia de la Imagen».Esta nueva ciencia nos lleva a la consideración deuna nueva Gnoseología empírica, que elabora yrecrea una teoría del conocimiento a base desubrogados, determina la evolución y sentido dela conciencia sicológica y plantea unos presu-puestos nuevos en el ritmo, profundidad y per-cepción del mensaje. En su aspecto sicopedagógi-co se han realizado ya estudios serios, como losde Robert Lefranc, H. Canac, H. Dieuzeide, M.Egly, J. Guenot, G. Mialaret, J. Bosquee, RobertM. Diamond, etc.

¿Pueden considerarse hoy por hoy como defi-nitivos? Creo que no. Se adivina un cambio cua-litativo en las técnicas de expresión. La mismatelevisión es todavía una técnica de comunicacióndemasiado joven. Más aún: su ritmo de desarro-llo ha superado con mucho el de las restantestécnicas de expresión conocidas. Significa estoque propiamente, como diría Arnheim, «la tele-visión busca todavía su forma», y todo cuanto nosmuestra puede, desde un punto de vista científico,aceptarse con algunas reservas de provisionalidad.Las encuestas que se han efectuado en diversospaíses sobre televisión educativa y escolar no pa-recen mostrar unos resultados idénticos, y enmuchos casos ni siquiera acordes. Existen, contodo, unas líneas generales, sobre las que cabefundamentar la temática general de una psico-pedagogía de la imagen, susceptible de perfec-cionamientos ulteriores.

• Para valorar objetivamente el papel que corres-ponde a la imagen en la explicación de los fenó-menos, deberíamos entrar primero en la discusión

de dos aspectos característicos: la imagen como«documento» y la imagen como «expresión delser».

La semejanza de la imagen con el objeto querepresenta no es necesario que se convierta enuna identidad de figura y de forma. Basta queaquélla reproduzca al objeto en sus signos máscaracterísticos, de tal manera que a través deella sea posible reconocerlo. Parece que la esenciaverdadera de la imagen radica en su condición deoriginal; en su Originalität, como decía Karl Ruf.Entendemos por «originalidad» el principio fontalde procedencia que determina la relación necesa-ria entre la imagen y su objeto directo. La seme-janza (die Aenlichkeit) no basta por sí sola paraexplicar suficientemente esta relación. Dos seresque entre sí son semejantes, no tienen por quéser, en virtud de esa misma razón, imanes recí-procos. Dos gemelos, de extraordinario parecido,muestran una evidente semejanza. Sin embargo,a nadie se le ocurriría afirmar que el uno es laimagen del otro.

De aquí se deriva una conclusión. Tanto en elorden ontológico como en el lógico, la imagen esposterior al objeto que representa (y esto por supropia naturaleza). Sin embargo toda imagen senos muestra no sólo referida, sino umbilicalmentevinculada a su objeto correspondiente. La imagenes una realidad esencialmente relativa. Viene de-finida en función de su vinculación al objeto. Peroeste vínculo no tiene por qué ser necesariamentenatural. Puede también ser convencional. Nacede aquí toda la razón de ser de la simbologia y deldiálogo, de la plástica y de los usos sociales. Entodo acto de reconocimiento se da un proceso na-tural de vinculación, en el cual el objeto recono-cido halla en la mente del sujeto reconocedor suexpresión icónica correspondiente. (Llamo «icóni-ca» a la expresión propia de la imagen. No po-seemos en castellano ningún adjetivo que puedaexpresar cabalmente esta referencia). Es este una

Page 2: Hacia una psicopedagogía y una semántica de la imagen · La totalidad del proceso de vinculación entre la imagen y el ser representado puede fijarse, se-gún el modo tradicional,

169 . LVIII HACIA UNA PSICOPEDAGOGIA Y UNA SEMANTICA DE LA IMAGEN [2111 63

de los puntos de contacto entre la Gnoseología yla Sicología.

La naturaleza convencional de la función delvínculo se da por imperativos de la expresión hu-mana, en el caso de contenidos de suyo abstractos,que deben expresarse de un modo material comoobjeto sensible de la percepción.

A pesar de darnos una especie de conocimientosubsidiario de la realidad, el proceso cualificadopor lo convencional opera activamente en elcampo de la comunicación humana, en el cual lasimágenes de realidades abstractas constituyenpuentes hacia contenidos espirituales.

La totalidad del proceso de vinculación entrela imagen y el ser representado puede fijarse, se-gún el modo tradicional, en el juego de una doblerelación:

a) Relación que va del ser a la imagen.b) Relación que va de la imagen a la razón

gue la percibe, la comprende como imagen y porsu medio llega a la realidad del ser.

El éxito final de este proceso nos da la clasifi-cación académica de «verdad ontológica» y «ver-dad lógica», o como Ruf las denomina, seinsmäs-sigen Wahrheit y erkenntnismässigen Wahrheit.

El conocimiento humano tiende hacia la cap-tación de las características del ser, de hechosiguiendo la pedagogía que impone la imagen,convertida en el más imperioso medio de comu-nicación. Esas características han de ser «ma-quilladas», «caracterizadas», «revestidas» de unaforma material e «icónica» mas o menos expre-siva, cabal y feliz para que puedan ser objetodirecto de la percepción censorial. Solamente pue-de afirmarse de una imagen que es verdadera-mente cabal cuando llena las exigencias de esanoble función de reflejar, por una parte, en modomaterial sensitivo, la forma de aparición del ob-jeto, y en cuanto fuente verdadera y real de co-nocimiento permitir, por otra, el acceso al ser ensí mismo y a su contenido espiritual.

Se corren en este proceso expresivo inevitablesriesgos de excepción. La imagen a veces cumplefunciones de «disfraz». Si la imagen expresa laforma exterior de la aparición del objeto del me-jor modo posible y la razón capta la imagen encuanto imagen, podemos hablar de una verdaddocumental. Si la imagen no sólo expresa la for-ma exterior de la aparición, sino el contenido in-terior del objeto representado, podemos hablar deuna verdad expresiva. Fácilmente se comprendeque solamente es imagen cabal y perfecta la quelogra cubrir este segundo objetivo, ya que el ob-jeto directo del conocimiento humano no es laaparición exterior y sensible, sino la naturalezamisma del ser.

VALOR EXPRESIVODE LAS TECNICAS DE LA IMAGEN

La evolución de la técnica, que permite captarno ya el producto objetivado de la función comu-nicativa por imagen, como ocurre en el caso del

cine, sino el mismo hecho de la comunicación enuna forma inmediata, instantánea, presencial yviva, como ocurre en la televisión «en directo>,ha llevado al sujeto a considerar la insobornabi-lidad de la técnica, convertida de este modo engarantía para un conocimiento verdadero y parauna comunicación real interhumana. La perfectasincronización entre el ser y su percepción haeliminado el intervalo temporal, en el que siem-pre cabía la sospecha de que manos cautelosasmanipulasen en la falsificación de la percepcióndel ser. Han nacido de esta sospecha incontablessistemas filosóficos.

De este hecho puede deducirse fácilmente unaconsecuencia: la televisión es, en el ámbito de lastécnicas de la imagen, la que cuenta con mayoresgarantías de verdad documental. Pero ¿podráafirmarse otro tanto de la verdad expresiva? ¿Al-canzará esa garantía por igual al campo psico-lógico y al campo gnoseológico? Creo que no.

La verdad expresiva sigue siendo un grave pro-blema no sólo para la televisión, sino para todasy cada una de las técnicas de comunicación socialal uso. La verdad de la imagen televisada (y a for-tiori de la imagen cinematográfica) se refiere a laexpresión del sujeto que la define y manipula y noa la expresión misma del núcleo del ser. Su valordocumental acerca la imagen, sólo desde un pun-to de vista psicológico, al medium quo del cono-cimiento; pero se mantiene insalvable la largadistancia que en el orden ontológico media entreel objeto caracterizado en la imagen y el sujetoque la capta como forma expresiva de otro sujetocomunicante. El núcleo del ser permanece inac-cesible.

Las técnicas, renunciando a mayores dignida-des, limitan su influencia y caracterizan su pro-ceso comunicativo, haciendo de la imagen unmedium in quo que, a través del tamiz de un su-jeto reconocedor, hace posible un reconocimientoválido, aunque parcial y provisional, del objetode la comunicación.

Esto nos lleva al planteamiento de un nuevoproblema: ¿Qué lugar ocupa en la Psicopedagogíade la imagen este carácter documental? ¿Debemoscondenar a las técnicas audiovisuales a la simpletraslación, en el ambito del conocimiento, de ma-teriales brutos? ¿Cabe esperar una ampliación enlas posibilidades pedagógicas que rebase, o almenos ilumine y transforme, su simple designiognoseológico? De la respuesta a estas preguntasdepende en una buena parte el planteamientogeneral de la Psicopedagogía de la imagen.

H. Canac, Secretario general de la Escuela Nor-mal Superior de Saint-Cloud, en las inmediacio-nes de París, ha insistido recientemente en dosaspectos nuevos de la función de la imagen: lafunción analítica y la función poética. Del cuida-doso desglose de esta función doble, que no tienepor qué mostrarse como base preceptiva de doscometidos dispares, sin relación directa ni solu-ción de continuidad, pueden deducirse los prin-cipios normativos más indispensables para una

Page 3: Hacia una psicopedagogía y una semántica de la imagen · La totalidad del proceso de vinculación entre la imagen y el ser representado puede fijarse, se-gún el modo tradicional,

64 [2121 REVISTA DE EDUCACION - ESTUDIOS LVIII . 169

estética de la expresión de la imagen formativao auxiliar de la educación.

A primera vista la imagen nos ofrece excesivasfacilidades para el pensamiento abstracto. La pa-labra queda progresivamente despojada de todosu peso carnal, de su adherencia bruta al objetoexpresado, tan sensible en los modos primitivosde lenguaje (onomatopeya, escritura pictográfi-ca...), para convertirse en signo abstracto y ar-bitrario, perfectamente apto para expresar elpensamiento riguroso, fundado en conceptos per-fectamente definidos, trabados firmemente. Peroen contraposición a la palabra, ¿la imagen no es,por su propia naturaleza, el calco físico de unobjeto material, su analogado, su reproducción fí-sicamente ortogonal? ¿No nos ofrece con frecuen-cia en un relieve acrecido y una presencia másque real la misma figura geométrica que su mo-delo y las mismas apariencias sensibles?

Al parecer, la imagen no es especialmente aptapor sí sola para lograr una concordancia del dis-curso sobre el plan del pensamiento abstracto,rigurosamente vinculado y altamente simbólico.

El pensamiento por imágenes resulta ser enuna buena medida el retorno a modos de expre-sión más primitivos, globales, poco diferenciados,que encuentra sus dimensiones potenciales en lamarcada adherencia a un objeto inmediato, sen-sorial y corpóreo y hace posible, a través de ella,el insertar en el proceso de la expresión del pen-samiento una lógica de carácter analítico.

No es aconsejable forzar, sin embargo, la opo-sición entre palabra e imagen, y cada vez en laevolución del lenguaje humano tienden estos dostérminos a una mayor nivelación e interacción.Los poetas, novelistas y guionistas de radio sabenmuy bien restituir a las palabras su carga eficazde pintoresquismo, su contenido eicónico» y suscambiantes posibilidades de sugestión afectiva.Un testimonio claro puede ser el éxito resonantede esa fácil presse du coeur que se vende cadasemana en los quioscos de prensa a razón de 'mi-llones de ejemplares.

Pero esta nivelación ¿será producto de un per-feccionamiento del lenguaje humano simplemen-te? El problema de la semántica de la imagen esun fenómeno plural, que debe analizarse desdesus dos vertientes temporales. Ha coincidido conun creciente lenguaje «visual» e eicónico» el des-arrollo progresivo de la instrumentación de lacomunicación interhumana. La electromecánicanos ha puesto al borde mismo de una era, quese nos ofrece como la era de la comunicación in-tuitiva, la era de lo «audiovisual». Faltaba úni-camente la potenciación económica de los descu-brimientos existentes para hacer posible esaespecie de proletarizaeión fabulosa de las comu-nicaciones por imágenes, y esto ha venido a ofre-cérnoslo recientemente la serie de descubrimien-tos de los «Lasers». Mediante ellos, el «videofón»y la televisión transistorizada cabe ya estableceruna poderosa gama de medios para lograr la co-municación por imágenes a escala diaria e inter-

individual. Esto parece ya un hecho. Sin embar-go, la vinculación de palabra e imagen, palabray sugestión emotiva, se remonta a los orígenesmismos del lenguaje humano y se muestra ensus inicios como un fenómeno independiente delsentido evolutivo de los instrumentos de comu-nicación humana.

El estudio histórico de los fenómenos que fun-damentan la posibilidad de una semántica de laimagen debe aclarar primero un problema meto-dológico. Debe plantearse la cuestión de si se dao no una recurrencia en los fenómenos socio-culturales. Como observa Pitirim A. Sorokin, estámuy difundida la opinión de que la historia nun-ca se repite, que siempre es nueva y original,que no hay dos objetos, valores, grupos o hechossocioculturales semejantes el uno al otro ni enel tiempo ni en el espacio. Esto no representasino una fórmula abreviada de la concepción uni-cista de los fenómenos socioculturales e históri-cos. Desde esta posición no es posible una cienciasocial generalizadora o nomotética. Pero la ex-periencia directa nos muestra la existencia deeste tipo de fenómenos.

Desde este punto de partida cabe plantearse elproblema de si esta decisiva orientación de la co-municación humana hacia los elementos audio-visuales no será, como observaba recientementeun catedrático de la Universidad de Chicago, unaprueba de la existencia de una recurrencia socio-cultural. Con otras palabras: si la civilización«icónica», a la que parece que estamos inexora-blemente abocados, no comportará una regresióna fenómenos pretéritos, que entroncan con losorígenes mismos del lenguaje humano, origina-riamente audiovisual.

Sobre aquellos fenómenos que pertenecen alámbito de la Antropología no cabe proyectar lascategorías de una lógica discursiva, deducida em-píricamente del sistema de comunicaciones porimágenes que hoy utilizamos normalmente. Se daen aquella comunicación «icónica», como obser-van Salomon Reinach, Luquet y Frobenius, unasemántica especial, nacida, por una parte, delprincipio de asociación «por participación», y, porotra, del carácter no decorativo, sino tabú de lasimágenes.

La Semántica de la imagen debe anclarse en elestudio reposado de sus tres funciones caracte-rísticas: documental, analítica y poética.

La imagen, incluso la que se asocia a los modosde expresión más concreta y figurativa, a niveldel mundo de lo físico, cuenta con la propiedadde refrescar y rejuvenecer el contenido, en opo-sición al pensamiento puramente verbal, acecha-do sin tregua por la inercia propia del lenguajeoral, rico en clichés y redundancias y amenazadocontinuamente por la esterilidad de un formalis-mo psitäcico.

Nos interesa ahora sobre todo dejar bien senta-das las propiedades que la imagen encierra nosólo para expresar situaciones concretas y climasafectivos, sino también, a su manera, nociones

,

Page 4: Hacia una psicopedagogía y una semántica de la imagen · La totalidad del proceso de vinculación entre la imagen y el ser representado puede fijarse, se-gún el modo tradicional,

169 . LVIII

HACIA UNA PSICOPEDAGOGIA Y UNA SEMANTICA DE LA IMAGEN [213 ] 65

claras, procesos mentales lógicos e incluso tesisabstractas.

Por lo que toca al objeto, inseparable de uncontexto más o menos confuso, la imagen noconstituye solamente una reproducción parcial,abstracta y esquemática, a medio camino entreel objeto y su concepto. Sería ésta una visión ex-cesivamente pobre y raquítica de su naturalezay de su función expresiva. La imagen adopta di-versas formas que enriquecen la visión del ob-jeto: un primer plano lo hace susceptible deanálisis y permite la valoración de sus elementoscaracterísticos más concretos; en cambio, unaimagen panorámica nos brinda una visión deconjunto que ofrece la posibilidad de dominarcon el ojo humano, junto a los detalles difumi-nados, la totalidad orgánica de las estructurasesenciales; por ejemplo, una fotografía aérea.Dos imágenes yuxtapuestas resaltan y hacen sen-sible un contraste elemental; una serie de imá-genes encadenadas deja claramente al descubier-to una progresión; imágenes en ralentí analizanlas fases de un movimiento «supraliminal» parael ojo del observador (por ejemplo, el galopar deun caballo o la belleza y el equilibrio en el saltode un atleta); una imagen acelerada vincula lasfases dispersas de procesos lentísimos, incapacesde ser percibidos sin solución de continuidad;por ejemplo, el desarrollo de una flor.

Supone todo esto un rico inventario de posibi-lidades, que en manos de un hábil productoraudiovisual se convierte en auténtico lenguajeordenado, con su estilo propio, sus reglas funda-mentales, su semántica, en suma. Pero ¿cuálesson las últimas posibilidades de esta semántica?¿Se llega al terreno de lo real por el camino fácilde lo descriptivo? No. La imagen se ha convertidoya de hecho, como hemos visto, en un instrumen-to de análisis y de estructuración de lo real, ca-mino hacia un tipo de conocimiento que no porestar integrado por formas concretas excluye enabsoluto el juego de articulaciones lógicas; alcontrario, esa ordenación de imágenes concretaspermite el acceso a una red coherente de nocionesgenerales. Gracias a esta propiedad de las imá-genes se ha llegado a la creación de una simbo-

logia cinematográfica, y de ella podríamos extraerabundantes ejemplos.

La posibilidad y la eficacia de una DidácticaAudiovisual deben partir del análisis de esta do-ble vertiente de la imagen: su riqueza documen-tal y su ascendiente físico, por una parte, y, porotra, su capacidad expresiva y real de elevarsehasta el esquema de las ideas puras. La existen-cia de magníficos films de matemáticas y deemisiones notables sobre exploración endosc(5-pica del cuerpo humano pueden ser una demos-tración práctica de la aptitud que la imagen en-cierra para servir de soporte a formas de pensa-miento de alto nivel científico.

Para concluir este esbozo sumario de las posi-bilidades de una Psicopedagogía y una Semánticade la imagen debemos advertir que los modernosmedios de comunicación de masas, erigidos de he-cho en fabulosos instrumentos audiovisuales, cul-tivan un tipo singular de enseñanza difusa, en laque cabe una buena parte a la didáctica de laimagen. Me refiero sobre todo, como es natural,al cine y a la televisión. El auditorio heterogéneoy anónimo de estas poderosas técnicas no permi-te una enseñanza programada sobre las estruc-turas docentes tradicionales. Esto, que a primeravista parece una limitación, y en buena parte loes, ha venido a proporcionarnos de hecho un ter-cer valor de la imagen: su función poética.

El cine y la televisión, escuelas de modales yfábricas de sueños (usine à sognes), han venidoa proporcionarnos un «mundo autocreado» (asíllama Feldmann al mundo del cine), que nos per-mite vencer el espacio y el tiempo, domeñarlo anuestra voluntad, marcarle un ritmo preciso, re-vivir en las cosas su primitiva elocuencia amorosay exaltar hasta su cúspide más poética todo lotrivial, ordinario y grosero de la desnuda realidadde los seres.

Nace de esta función poética de la imagen laautora de un humanismo nuevo, que permite lareeducación del corazón humano. Todo un terce-ro y nuevo mundo de esta presentida Semánticade la imagen, llamada a una revolución en nues-tros sistemas pedagógicos y a una fundamenta-ción del lenguaje humano en nuestra sociedaddel futuro.