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Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=89828979006 Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Sistema de Información Científica González Roblero, Vladimir Habitar la selva. La epopeya como discurso literario e historiográfico de la migración y colonización de la Lacandona Tzintzun. Revista de Estudios Históricos, núm. 58, julio-diciembre, 2013, pp. 155-178 Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo Morelia, México ¿Cómo citar? Número completo Más información del artículo Página de la revista Tzintzun. Revista de Estudios Históricos, ISSN (Versión impresa): 1870-719X [email protected] Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo México www.redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Habitar la selva. La epopeya como discurso literario e historiográfico de la migración y colonizació

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Artículo sobre historia y literatura

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Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=89828979006 Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y PortugalSistema de Informacin CientficaGonzlez Roblero, VladimirHabitar la selva. La epopeya como discurso literario e historiogrfico de la migracin y colonizacin de laLacandonaTzintzun. Revista de Estudios Histricos, nm. 58, julio-diciembre, 2013, pp. 155-178Universidad Michoacana de San Nicols de HidalgoMorelia, Mxico Cmo citar?Nmero completoMs informacin del artculoPgina de la revistaTzintzun. Revista de Estudios Histricos,ISSN (Versin impresa): [email protected] Michoacana de San Nicols deHidalgoMxicowww.redalyc.orgProyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abiertoHabitar la selva. Laepopeyacomo discurso literario ehistoriogrfico dela migraciny colonizacindela LacandonaVladimir GonzlezRoblero..................................ResumenEl texto que seleer a continuacin mira el proceso de migraciny colonizacin delaSelva Lacandonaa travs dela novela Haciael confin, novela de la selva, de Jess Morales Bermdez, y del relatohistoriogrfico "El sueo de Carlos Hcrnndcz", captulo del libroUna tierraparasembrarsueos. Historia recientede la Selva Lacandona,1950-2000, deJandeVos .Seanalizalaconstruccindiscursiva,en trminos narrativos, dedichoproceso histricoapartir de surepresentacin como epopeya,teniendo como marco lasintersec-ciones entre la historia y la literatura.Palabrasclave: historiografa, novela, epopeya,discurso, narrati-vidad, Selva Lacandona.B CeOKO de b'od;o, enHe la Uo;vee>;dad de c; eod a, y de eh;apa,fI .,1_ Correoelectrnico: [email protected]'''l'''' TZINTZUN Revistade EstudiosHistricos Nm. 58 julio - diciembre de213 ISSN 187-719X155Living the foresto Theepi e as aliteraryand historiographical discourseof migration and colonization of the Lacandona......................................................AbstractThis article explores the proccss of migration and colonization ofthe Laeandona [unglc !hrough the novel Hacia el confin, novela de laselva of Jess Morales Bermdez, and also from"El sueo de Car-los Hcrnndez" chaptcr of the book Unatierra para sembrar sueos.Historiareciente delaSelvaLacandonu; 1950-2000, deJandeVos.It analyzesthediscursivoconstruction, innarrativeterrns, ofthehistorical proccss from its rcprcscntaton ascpic,Keywords: historiography, novel, cpic, spccch, narrativo, Laean-dona junglc.Habiter la fort, I'pope comme discours litlraireet historiographique dela migrationet la colonisation dela fort Lacandone....................................................RsumLetextoque vouslirezcnvsagcleproccssus demigraton ct co-lonisationde laForet Lacandonepar rapportau remanHaciaelConfin, NoveladelaSelvaelaussi aurcit historiographique"ElSueo deCarlos Hernndez, dans lechapitrcintitul Una Tierrapara SembrarSueos de l' crivain Jess Morales Bermdez. HistoriaReciente de la Selval.acandona, 1950-2000 de Jan de Vos. On tudielaconstruction du discours narratif decemouvcmcnt historiqucdepuis sa rcprscntation comme unepop e.Mots c1s:hstorographc, reman, popc, discours, rcit, foretLacandone.156 0'l21;E 1presente trabajo reflexiona las posibles formas de acercarnos'E ala historiografa yala novela apartir de un mismo tamiz!Esta reflexin tiene su origen en dos preocupaciones.La primeradeellas esepistemolgica. Algunostrabajos que proponen acer-camientos a la novela histrica analizan la legitimidad del pasadoque representan en trminos de fidelidad con los acontecimientosreconocidos por una comunidadhistrica} otros abandonandi-cha preocupacin yse cuestionan de qu modo la ficcin se poneal servicio del pasado factual para sugerir sus lecturas, es decir, yanolesimporta entramparse en lalegitimidad sino en losmodosde leer y construir el pasado." Lo anterior brevemente enunciado,redunda en saber qu conocimientos sobre la historia construye lanovela, cmo lo hace y de qu herramientas se sirve para hacerlo.1 Dicha reflexin me ha acompaado a lo largo de los ltimos aos, y la he expuesto enlos libros El reinodela intriga. Laconstruccindel pasado enficcioneshistricassobre el Ejrci-to Zapatista de Liberacin Nacional, Chiapas, Universidad de Ciencias y Artes deChiapas,2011,325 p.,e Historial romance y tragedia. La novelstica del levantamientojzotz,il de 1869,Editorial AcadmicaEspaola, Alemania, 2011, 116 p. Enellos he abordado novelasehistoriografassobreel EjrcitoZapatistadeLiberacinNacionalyel levantamientotzotzil de 1869, respectivamente.2 Vase, porejemplo, Peter Elmore, Lafbricade la memoria. La crisisde la representacinen la novela histricalatinoamericana, Fondo de Cultura Econmica, Per, 1997, 233 p.; al-gunos de los trabajos recogidos en Conrado Hernndez Lpez (coord.), Historiay novelahistrica. Coincidencias; divergencias yperspectivasde anlisis, El ColegiodeMichoacn,Mxico, 2004, 302 p. YCasilda Madrazo Salinas et al., Historiay literatura. Dosrealidadesen conjuncin, Mxico, Universidad Iberoamericana, 2006, 203 p.3 Puede consultarse,alrespecto, Mara Cristina Pons,Memoriasdel olvido. La novela his-trica definesdel siglo xx, Mxico, SigloXXI Editores, 1996285 p.; Magdalena Perkowska,Historias hbridas. La nueva novela histricalatinoamericana (1985-2000) antelas teoras pos-modernasde la historia, Madrid, Iberoamericana-Vervuert, 2008, 371 p. YLois ParkinsonZamora, La construccin del pasado. La imaginacin histrica en la literatura americanarecien-te, Mxico, Fondo deCultura Econmica, 2004, 303 p.157TZINTZUN Revista deEstudios HistricosLaotra preocupacin esde carcterontolgico. Lacorrien-teposmoderna delahistoriasepregunta ques lahistoria, ylarelaciona conelancho mundo de laliteratura yde laficcin, noslo de la novela. Quiz lapregunta que genera lapreocupacinesla misma que en algn momento se hizo Paul Ricoeur:cul esla realidad del pasado histrico?' Este es un problema que se hanformuladosobre todo en el campo dela historia, de sufilosofa,yserelaciona con emparentarlahistoriografa conlanovela, alconsiderarlas obras de ficcin debidoa que comparten lamismaestructura narrativa: el relato. Deeste modo, separte delaideade que la historiografa, en cuanto relato, no representa de mane-ra fidedignael pasado, sino queloconstruye corno una ficcin,"echandomanodeunaseriedeestrategias defccionalzac n."Llegarnosas aentender, delamanodeestascorrientes, queelpasado es una construccin verbal, ficticia, y que un mismo acon-tecimientohistricopuedeserconstruido, porlahistoriografa,de distintas formas.Corno consecuencia de estas dos preocupaciones, he tratadode construir un modelo metodolgico que me permita acercarmeal estudioyanlisisdelanovelaqueusael pasadofactual condistintas pretensiones, as corno al estudio y anlisis de la historio-grafa. Un modelo que parte de lasiguiente premisa: historiogra-fa y novela, corno gneros de ficcin, comparten la estructura delrelato. La metodologa bebe de tres autores: Paul Ricoeur, Hayden4 Paul Ricoeur, "La realidad del pasado histrico" en: Tiempo y narracin Vol. IIII Mxico,SigloXXI, 2006, pp. 837-863.5 Vase Ankersmit, "Historiografa y posmodernismo". Respecto a la imposibilidad dereproducir el pasado, al modo rankeano, dice: "ya no tenemos textos ni pasado, sino slointerpretaciones deellos", p. 48. Vase Luis Gerardo Moreno, Historiade lahistoriografacontempornea. (de 1968 a nuestros das), Mxico, Instituto Mora, 2005, 540 p.6Hayden "White, Metahistoria, La imaginacinhistricaenlaEuropadel sigloXIXIFondode CulturaEconmica, Mxico, 2005, 422 P.I especialmente "Introduccin"; yRicoeur,Tiempo y narracin III, especficamente el captulo "El entrecruzamiento entre la historiayla ficcin", Dp. cu; Vol. III, pp. 901-918.158Habitar la selva ..White y Mijal Bajtn.' De Ricoeur recupero latriple mimesis, quesugiere que todo relato se prefigur en un tiempo vivido,se con-figura en laconstruccin del relato mismo yse refigura gracias alaslecturas que de l se hagan:" de White recupero la explicacinpor la trama, que mira a los relatos historiogrficos corno obras deficcin, yporlotanto, en el nivel delaconfiguracin, lahistoriaque construye se trama de acuerdo con modelos arquetpicos: ro-mance, comedia, tragedia o stira." Aqu, habra que agregar otramodalidad de ficcin sugerida por Ricoeur: la epopeya.DeBajtn me sirvo para pensar lanovela yla historiografacornognerosdiscursivosqueinician, dialoganoamplanloyaenunciado, en este caso,el conocimiento histrico.lO De aqu, jun-tocon laconstruccin delatrama ylanarratologa, sedespren-de que ningn relato es ticamente neutro y que esta orientacinideolgica est determinada porlosefectosdeficcin, concreta-mente por la construccin de la trama."7 White, lvetuhisora, op. Cit.; deRicoeur, op. Cii: Vals. 1 yIII, YdeMijal Bajtn, Estticade la creacin verbal; Mxico, SigloXXI Editores, 2003, 396 p.8 Ricoeur, "Tiempo y narracin. La triple 'mimesis", op. Ct., VoL 1, pp. 113-161.9 "White, "Introduccin", op. cu; pp. 13-51.10 Bajtn, "El problema de los gneros discursivos", op. Cii: pp. 248-293.11 AunqueLawrence Stone hizo notarel regresodelanarrativa histrica, despus dehaberse eclipsado con la escuela delos Anales, existen otras corrientes historiogrficasque, sintener nadaquever conel girolingsticoycon lafilosofaposmodernadelahistoria, recurrenal relato de maneraexplcita, tanto que sustextosseleencomo sifuesenliterarios. Merefiero especficamente a la microhistoria italiana ya unodesustextos paradigmticos, El queso ylos gusanos, deCarla Ginzburg. La preocupacin porla historia ylaliteratura tambin est presenteenlaescuela delos Anales,sobretodoenla generacin encabezada por el historiador Roger Chartier. Sin emparentarla nece-sariamenteconla novela ynegandoenunciados que ponenenel mismo senderoalaliteratura y a la historia como gneros deficcin, enel sentido ms comn del trmino,Chartier reconoce el carcter narrativo de la historia. La distancia de los posmodernos laasume al poner por encima los criterios de verdad del historiador. Una posicin similares la que asume Michel deCerteau. El historiador, tambin francs, considera el ejerci-cio historiogrfico a partir dedos operaciones: la primera deellas esla que mantiene ala historia enel concierto delasciencias sociales, al construir enunciados verdaderos apartir de metodologas que privilegian el criterio deverdad; la segunda esaquella queserefierealaescritura dela historiacomo unejercicio vinculadoestrechamenteala159TZINTZUN Revista deEstudios HistricosEn este marco conceptual y metodolgico realizo el anlisisde la novela Hacia el confinde Jess Morales Bermdez y del traba-jo historiogrfico "Una tierra para sembrar sueos" de Jan de Vos.Lo prefigurado: una cronologaHacer el relato de los modos en que se pobl la Selva Lacandonasera configurar el tiempo. Esa configuracin podra tornar el lugarde lo prefigurado, convertirse en sucedneo. He preferido, al con-trario, elaborarunacronologadelos movimientosmigratoriosdel siglo xx registrados por distintos historiadores y estudiosos delaselva. Lacronologa, dicen los historiadores, se distingue de lahistoriografa porque aqulla es un relato ordenado linealmente ytermina cuando el cronista deja de registrar loshechos. Esta rela-cin cronolgica de los hechos intenta alejarse de la configuracindel tiempo en trminos de la ficcin, es decir, no pretendo ordenarde manera artificial losacontecimientos, sino simplemente orde-narlos cronolgicamente corno lo sugiere la crnica y no la histo-riografa. Larelacin, breve, terminar en 1994, coincidentemen-te con la irrupcin del Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional.Coincide puesto que la novela Hacia el confin sepublic en 1992 yel captulo que se analiza de Una tierra para sembrar sueos tampo-co va ms all de los acontecimientos zapatistas: Dcada de1920: asentamientos demigrantes en la selva. Segn DeVos,basndoseencomunicacionespersonales, ya desdeestadcadahabaflujos migratorioshacialaselvay, consecuentemente, lafundacindealgunos poblados." Dcada de1930: solicitudes dedotacin ejidal en municipios como Oco-singo yMargaritas, cuyos territorios coinciden con el espacioselvtico.El marco histrico deeste proceso corresponde a la poltica agraria cons-truida en laRevolucin mexicana. Deeste modocomenza perder he-literatura. Entonces encuentra que elrelato esla formaenque secomunican losenun-ciados cientficos.12 DeVos, Dp. en; p. 154.160Habitar la selva ..gemona la finca para dar paso al ejido." Estefenmenoes consideradoel primer ciclo decolonizacin." Dcada de1960: una vez agotada la tierra, y cuando la poblacin campe-sina en la selva comenz a crecer, inici el segundo ciclo decolonizacin:se buscaron ms tierras hacia adentro, en los llamados terrenos naciona-les." Cabe sealar que un proceso aparejadoalpoblamiento dela selvapor los campesinos, fueel delos rancheros que tambin migraron a estelugar en busca deterrenos." 1960: el gobiernode Mxico, a travs del Departamentode AsuntosAgrarios yColonizacin, expropihectreas enla Selva Lacandona,otorgadas aparticulares, para establecer colonias agropecuarias acam-pesinos del norte y centro del pas." Con esto secancelaba la"coloniza-cinprivada"de losterrenosnacionales, con lafinalidadde questosfueranexclusivosparael repartoagrario. Conloanterior sepretendaatenderlademandade dotacionesde tierrade gnlposcampesinos noslo deChiapas, sino tambin deotras partes del pas. Reyes Ramos su-gierequedichapoltica tratabadenoafectar lapropiedadprivadadelterrateniente. lB Dcada de1970: El poblamiento dela selva se convirti, adems, en unapoltica decontrol del crecimiento poblacional, de control de explotacinderecursos y como paliativo deconflictos sociales originados por late-nencia dela tierra." 1970: Invasiones a fincas en la zona cafetalera. Se dieron en el contexto dela reforma agraria, al no existir ms tierras que repartir. La presin por latierra orill a campesinos acasillados a invadir fincas."13 MarcoEstradaSaavedra, La comunidad armada rebelde yelEZLN. Unestudio histricoysociolgico sobre las bases de apoyo zapatistas enlas caadas tojolabales de la selvaacandona(1930-1955), Mxico, El Colegio de Mxico, 2007, p.69.14 VaseXchitl Leyva yGabriel Ascencio, Lacandoniaal filo del agua, Mxico, CIESAS/CIHMEcH/Unicach/uNAM/FCE, 1996, pp. 60-63.15 Estrada Saavedra, op. Cii:pp. 135-137, YLeyva y Ascencio, idem.16 Estrada Saavedra, Ibid., pp. 157-168.17 Mara Fernanda pazSalinas, "Colonizacin, cultura y medioambienteenlaLacan-dona", en : XchitlLeyvayGabriel Ascencio, Colonizacin; culturaysociedad; Mxico,Unicach, 1997, p. 163.18 Mara Eugenia Reyes Ramos, El reparto de tierrasy la poltica agraria enChiapas; 1914-1988, Mxico,UNAM, 1992, pp. 93-94.19 tu, p. 95.20 Idem.; SoniaToledoTello; Fincas; poderyculturaenSimojovel; Tesisde MaestraenAntropologa Social por la Unach, 1999; Ana Bella Prez Castro,"Bajo el smbolo delaceiba: la lucha delosindgenas cafeticultores delastierras deSimojovel",en: Juan Pe-161TZINTZUN Revista deEstudios Histricos 1970: dotacin detierras en la zona lacandona, como parte dela polticaagraria. 1972: Creacin, mediantedecretopresidencial, delacomunidadlacan-dona. La preocupacin inicial serelacion con la defensa delaexplota-cin maderera, aunque despus sedijo que dicho decreto favorecera laexplotacin, en vez deprohibirla." 1974: Celebracin del Congreso Indgena. Fue convocado por el gobiernode Manuel VelascoSurezconmotivodel500aniversariodelnataliciodeFray BartolomdeLasCasas. El congresosignificel embrin delaorganizacin y lucha campesina dela dcada delos aos de1970 ypos-tenores." 1975: Fundacinde laorganizacincampesinaQuiptic, integradaporcampesinos deOcosingo.Estaorganizacin naci despus del CongresoIndgena de un ao antes, y tuvo como objetivo luchar por las tierras queocupaban colonos migrantcs a la selva." 1975: Activismodegmpos militantes en la Unin del Pueblo yPolticaPopular. Dichos gnlpos, detendencia marxista en sus distintas ramifica-ciones, asesoraron a las organizaciones campesinas, entre ellas la Quiptic,y alentaron el movimiento campesino dela dcada delos aos de1970.24 1975: Anunciode ladicesisde San Cristbal, pronuncindoseafavordelateologadelaliberacin. Sucedi en noviembrededichoao, yelpronunciamiento lo hizo el obispo Samuel Ruiz." 1980: Matanzade Wolonchn, enel municipiode Sital. Se sitaenelmarcode laluchapor latierra yel activismocampesinode ladcada;lucha y activismo en el que participaron colonos migrantcs dela selva." 1988: La Quiptic seconvierte en la Asociacin Rural deInters Colectivo(ARle). Para entonces la Quiptic se haba convertido ya en interlocutor condro Viqueira y Mario Humberto Ruiz (eds.), Chiapas;los rumbos de otra historia, Mxico,UNAM/CIESAS, 2002 (1995,1'), pp. 301-317.21 DeVos, Dp.Cit., p. 98.22 Vase Jess Morales Bermdez, "El congreso indgena de Chiapas: un testimonio", en:Anuario 1991, Chiapas, Instituto Chiapaneco deCultura, 1992, pp 242-370.23VaseMarcela AcostaChvez, "LaQuiptic TaLecubtesel. Autonomayaccinco-lectiva", en: RevistaNuevaA -airopotogia. octubre; AoN01. XIX, nm. 63, Mxico, pp.115-135, versin digitalizada, formatoPDF, disponible en: http://redalyc.uaemex.mx/src/ consulta: 28 deabril de 2009.24Para el caso, vanse Vos, op. Ct., YNeil Harvey, La rebelin de Chiapas. La lucha por latierray la democracia;Mxico, Era, 2000 (1998, 1, eningls), 301 p.25 Vase Jess Morales Bermdez, Entre speros caminos llanos, la dicesis de San Cristbalde Las Casas,1950-1995, Mxico, Unicach/Juan Pablos, pp. 145-159.26 Ibid.162Habitar la selva ..losgobiernoslocales, buscandoqueloshabitantesde laselva, quieneseran considerados invasores de la selva, dejaran de ser vistos como tales." 1994: Irrupcin armada del Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional. Lasbases deapoyo zapatistas surgieron en lasCaadas,regiones selvticas,y entre ellas se encuentran tambin campesinos que en su momento emi-graron a la selva."Varios delos acontecimientos enlistados enla cronologaanterior son narrados en lanovela y elrelato historiogrfico queanalizar en pginas adelante. No son contados con detenimiento,pues no es lo que los convoca. Aparecen mencionados en la narra-cin y sirven para entender losprocesos histricos y lashistoriasque ah se detallan.Gesta heroica: habitar la selvaLa novela Hacia el confin, novela de la selva, del escritor JessMo-rales Bermdez,y el texto historiogrficoUna tierra para sembrarsueos, Historia reciente de la Selva Lacandona,1950-2000, del histo-riador Jan de Vos, abordan, con distintos grados de profundidad,fenmenos vinculados a la Selva Lacandona en Chiapas, corno suprocesodepoblamiento, la explotacinforestal, el surgimientoy laclandestinidad de grupos guerrilleros,losconflictos socialesoriginados con lacreacin de la Comunidad Lacandona,laorga-nizacin campesina y la actividad de los catequistas vinculados ala teologa de la liberacin.El terna en el que se detiene Hacia el confin es la migracin yel poblamiento de la selva. La historia aborda los procesos en quegrupostzotziles abandonaron latierraalta de Chiapas yerraronrumbo a nuevas tierras, hacia el confin. Un captulo de Una tierrapara sembrar sueos, titulado "El sueo de Carlos Hernndez", sedetiene enel mismoproceso. Coincidentemente, el captulores-27 Acosta Chvez, idem.28VaseCarlos Tello Diaz, La rebelin de las Caadas. Origen y ascensodel EZ LN, Mxico,Planeta, 2006, 347 p.163TZINTZUN Revista deEstudios Histricospectivo del historiador, segn se deja entrever, fue provocado porlanovela, que se public un par de aos antes de lairrupcin ar-mada en 1994 del Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional; elli-bro historiogrfico apareci en el ao 2002. Ese captulo, el de mi-gracin y poblamiento de la selva, advierte que la historia del per-sonaje sobre la que seconstruye la comprensin del poblamientode la selva es la misma que, en algn momento, el protagonista -elhermano Carlos-le cont a Jess Morales Berrndez, quien la uscorno trama de su ficcin;"De acuerdo con lo que he planteado, ambos relatos seconfi-guran en clave romntica. Hayden White, al abordar la explicacinpor latrama delostextos historiogrficos, serefiereasta cornoun drama "simbolizado por la trascendencia del hroe del mundodela experiencia, suvictoriasobresteysuliberacinfinal deese mundo", donde el bien triunfa sobre elmal, la virtud sobre elvicio, sobre las tinieblas." Encuentro que esta forma de tramar serelaciona con una de las modalidades de ficcin que propone PaulRicoeur: la identidad narrativa. El hermeneuta francs dice que losrelatos historiogrficos acuden a distintas modalidades de ficcin,corno la representancia, el genio novelesco, la elaboracin de la tra-ma y la identidad narrativa." Esta ltima la ubica corno tal, debidoaquetantopersonajesindividualescornocomunidadeshistri-cas, atravs de susrelatos, secuentan historias queconstituyensu identidad; historias dignas de recordar ode olvidar." De este29 Vase De Vos, Dp.Cit., p.137.30 White,Dp. Cit., p. 19. Lasotras maneras detramar, de acuerdo con "White, sedefinendel siguiente modo: la stira: "precisamente lo opuesto al drama romntico, es un dra-ma dominado por el temor de que el hombre sea el prisionero del mundo, antes que suamo". La comedia: "mantiene la esperanza de un triunfo provisional del hombre sobresu mundo por medio dela perspectiva deocasionales reconciliaciones de las fuerzas enjuego enlos mundos social y natural". La tragedia: "no hay ocasiones festivas, salvo lasfalsase ilusorias", donde al final ocurre "la cada del protagonista yla conmocin delmundo enque vive". Ibid., pp. 18-19.31 Ricoeur, Dp. Cit., Vol. III, pp. 901-912.32 tu, pp.909-912.164Habitar la selva ..modo, tanto personajes corno comunidades edifican su historia atravs de losrelatos. Estas historias se construyen corno epopeyaspositivas o negativas. As lo dice Ricoeur:Fusionndoseasconlahistoria, laficcinconduceastaasuorigencomn enlaepopeya. Msexactamente, loquelaepopeya haba hechoen laesferadeloadmirable, laleyendadelasvctimas lo hace en ladelo horrible. Esta epopeya, en cierto sentido negativa, preserva lamemo-riadel sufrimiento, a escala delos pueblos, como la epopeya y la historiaen sus comienzos haban transformado la gloria efmera delos hroes enmemoria duradera."Ahora bien, de acuerdo con loantes dicho, Hacia el confin yUna tierra para sembrar sueiios se traman en romance y en tanto re-latos que construyen, junto a otros, la identidad narrativa de unacomunidad histrica, en este caso la que ocupa la Selva Lacando-na, constituyen la epopeya que ha significado migrar y habitar laselva. Antesdeejemplificarconpasajesdelahistoria, valgare-cordar un paratexto, en el caso de Hacia el confin, que advierte lonarrado:Hacia el confn, novela de la selva, guarda la pretensin deerigirse en el re-lato cpopyico detilla empresa humana de confrontacin con el medio ysu domeamicnto luego de mltiples avatares: quizs la ltima empresadeestetipolejanaalatecnologa contempornea yprotagonizadaporcampesinos e indios deChiapas y del pas."Tambin debernosrecordarlas preocupacionesmanifiestasporelhistoriador Jan de Voscorno un ejercicio confesional." en33 Ricoeur, op. Cit., p. 912.34 Jess MoralesBermdez, Hacia el confin, noveladela selva, Mxico, Unicach/JuanPablos, 2003, p. 9.35 DiceJan deVos sobre el procesode construccindela selvacomoobjetode suinvestigacin: "... confieso no haber podidoser siempre unobservadorimparcial... elanlisis aqu presentado posee elementos que no corresponden a la llamada' objetividadcientfica'.LaLacandona hasido'mi tema' durantemsde25aosyhablarde ellasignifica liberar sentimientos, adems deexpresar opiniones". De Vos, op. Cii: p. 9.165TZINTZUN Revista deEstudios HistricosUna tierrapara sembrar sueos, con lasquepreviene al lector ylocondiciona:Su colonizacin, a partir dela propia necesidad y dela induccin oficial,es una epopeya nica en la historia reciente deMxico. En ninguna otraparte del pas hubo el movimiento demogrfico, el efecto ecolgico yelcambiocultural queseverificaronenlaLacandonaduranteel ltimomedio siglo."Antesdecontarlahistoria, ambos autores anuncianel tra-tamiento delamisma.El lector queda condicionado o advertidoyrefigurar eltiempo atravs de una lectura que desde ya no esticamente neutra.La historia, atendiendo alosmodos de tramar que he men-cionado, configura personajes oprimidos, cados endesgracia,quienes "en busca de la necesidad"tienen que abandonar sus tie-rras en pos de otras mejores; caminan, sea dicho ya, hacia el con-fn, es decir, la Selva Lacandona.En elcaso de lanovela, lahistoria que explica el xodo deltzotzil errante, de quien se cuenta la mayor parte de la historia, tie-ne sus orgenes en el sigloXIX, en el llamado levantamiento tzotzilde 1869.3' Fue este levantamiento que enfrent a la poblacin tzo-tzil de Chamula con los ladinos de San Cristbal de Las Casas. Laderrota sufrida porlosindgenasorill a que muchos de losqueparticiparon enloshechos de guerra huyeran anteel inminentedeseo de justicia del ejrcito chiapaneco. Uno de ellos fue el abue-lo del narrador de la historia, de Ezequiel.36 tu, p. 138.37 Parauna reconstruccindel levantamiento, vanseVicente Pineda, Sublevacionesindgenas en Chiapas. Gramtica y diccionario tzeltal, Mxico, INI, 1986 (1888,1"),492 p. JanRus, 11 Guerra decastas segn quin?: Indios y ladinos en lossucesos de1869", en JuanPedroViqueirayMarioHumbertoRuz(editores), Chiapas; losrumbos de otrahistoria,Mxico,UNAM/CIESAS, 2002(1995, 1'), pp. 145-174.166Habitar la selva ..Este pasaje describe los inicios de la errancia:Cmo huboescarmcntacin deindios! Fusilados, ahorcados, capados,perseguidos, desorejados. Los caminos, llenos decadveres decompa-erosquecayeron bajolacacerademercenarios, desoldados quelostiraban comoa venados, como acoyotes, como a puercos de monte. Laputrefaccin subi fuerte y se expandi a travs de los montes, y alcanzlas veredas de la selva, los rincones del estado, las praderas de Guatema-la. Con la dilucin de lapestilencia se difum la esperanza de losviejospobladores."La migracin, que es representada por la historia del tzotzilerrante, hizo quelosindgenas, con elpaso deltiempo, fueranaparar a las fincas cafetaleras de las montaas del norte de Chiapas.Son lasfincas, tambin,escenarios de opresin yde explotacin.El castigo impecable del finquero, la obligacin de comprar en lastiendas de raya ylaescasez detierra que cultivar, aunque sea enarrendamiento, soncircunstanciasparael continuoperegrinar.Las fincas,dice el personaje de Hacia el confin:... fueron un da asiento de desdicha. All lugar defincas fue, expolio delasangre inocente. All la muerte abon los sembrados, el sudor la limpia delcaf. Ay, cunto sufrir de nuestras vidas; ay, cunto bien el abandono desus yermos! Noolvides, no, irtedeloslugares del despojo, delastierrasdelcastigo, delos hombres que nada ms se solazan enla abominacin."Son lascondiciones de lafinca donde elrelato de la novelaencuentradilogoconel delhistoriador. Una tierrapara sembrarsueostambin busca explicar lascondiciones queorillaron a losindgenas ycampesinos, no solamente lostzotziles, a migrar bs-queda de nuevas tierras. Unas de esas condiciones explicativas delxodo son lasqueseexperimentan en lasfincas. Echando manodefuentessecundarias, JandeVos, citandoaAlejandroMarro-quin, dice:38 Morales, Hacia ; Dp.Ct., p. 36.39 Morales, Hacia ; Dp.Cit., pp. 113-114.167TZINTZUN Revista deEstudios HistricosAo con ao, la mayora de los indgenas adultos se ven obligados a arrendaruna parcela alosfinquerosencondiciones muy desventajosas. Por cada 20mazorcas de sembradura, equivalentes a 2000 metros cuadrados, deben pagarun zontle demaz(56 klos). Estoes el precio dominante enla regin, perohay finqueros que cobran hasta dos zontles por cada 20 mazorcas. Pocolesimporta que la cosecha se pierda; la obligacin depagar subsiste ental casoque se pague dinero o mediante trabajo en la finca. Tambin existe la combi-nacin arrendamiento-trabajo persona, alternando una semana en la finca conuna semana en la parcela. En este caso, el propietario por regla general pagasalarios, pero tambin puede nopagarlo y exigir que el trabajo sea gratis.4DLasituacin de vida de las fincas no fue lanica causa quellev alxodo.Tambin exista laaspiracin por lapropiedad delatierra. Esta circunstancia se puede leer en la novela corno en elrelatohistoriogrficocuandodescribenel retardodelareformaagraria, el agotamientodelas tierrasylacreacin delosejidos.Con lafundacin de los ejidos los campesinos comenzaron a ad-vertir que formarparte de ellos redundara en mejores condicio-nes de vida, distintas a la que experimentaban en lasfincas."Haciael confinyUna tierrapara sembrar sueos traducenlascircunstanciasanterioresen"labsquedadelanecesidad". Loexpres Ezequiel,el personaje de ficcin cuyo referente en el pa-sado factual es Carlos Hernndez, de quien se habla en Una tierrapara sembrar sueiios. Lodijo cuandoentendique no haymazytampocoparcelas. El hambre ylatierra son lanecesidad, lo quese traduce en continuar el largo peregrinar, la errancia que marca su abuelo desde el levantamiento tzotzil de finales del sigloXIX,quetambinsellel destinodesupadreyque, ahora, tambinconstituye su sino. Quiz la necesidad sea buscar siempre lugaresnuevos que habitar.Dice Ezequiel: -S don Diego, ya lo pens -le dije-oQuieroconseguirparcela, pues me estoy muriendo de hambre aqu. Melleg la gana de tener terreno, corno los capacitados."40 DeVos, Dp. cu; pp. 145-146.41 Ibid., p. 153.42 Morales Bermdez, Dp. Cit., p. 209.168Habitar la selva ..La necesidad no es obviada por elrelato historiogrfico. Subsqueda orill a Carlos Hernndez a venderse al fnquero, con talde tener comida y parcela, soportando las actitudes de ste. La bs-queda de la necesidad deviene accin, un "vamos pues"." La fraseindica la decisin del personaje ficcionalizado en la novela y en lahistoriografa. La decisin es caminar hacia el confin, es decir, ha-cia la selva. Hemos visto, grosso modo, y de las manos del escritory del historiador, las causas de la migracin y el poblamiento de laSelva Lacandona. Por qu los dos consideran que este fenmenoconstituy una epopeya?De acuerdo con Ricoeur existen relatos que narran la historiadecomunidadeshistricas, saque nuncasedebeolvidar, bienseaporhorrendaoadmirable."Dichashistoriassonepopeyasque recuerdan la gesta heroica o las desventuras de la comunidad,mismas que estn presentes en elproceso de construccin de suidentidad.El proceso de migracin a la selva, corno hemos visto,fuecomplicado, siempre atendiendo circunstancias adversas queimpedan elasentamientoen un lugar. Finalmente, corno vimostambin,lospersonajes de las historias de la novela y la historio-grafa, concluyeron su peregrinar en el Limonar."El Limonar, localidad donde se narran las historias, en el pa-sado factual se ubica en el municipio de Ocosingo, ya en la SelvaLacandona. Supoblamiento fuedifcil: elconflicto entre suspo-bladores, ladiversidaddelenguas, ladiversidaddecreencias,laselva misma." han sido obstculos para alcanzar el bienestar,43 De Vos, Dp. cu; p. 153.44 Ricoeur, Dp. Ct.Vol. III, pp. 909-910, 997.45 Morales, Hacia...Dp. cu; pp. 209-210.46 As ocurri la llegada a El Limonar: "Erade madrugada cuando alcanzamos autobs.Horas despus bajamos enSamaria. [Cun diferente de mi primera venida! En esa oca-sin, a los tres das decamino hacia Bachajn, deb sumar siete das entre la espesura dela selva. Mis pies sufrieron llagas, tan dolorosas como el desaliento en mi pecho. Me re-compona al observar las enormes toronjas en medio de los caseros. Entre su dispendio,ni siquiera manjar para lospuercos, esperanzaba prodigalidad como para asentar conmi familia, con los buenos compaeros deEl CeibaL Pero la dificultadcreca conforme169TZINTZUN Revista deEstudios Histricospara satisfacer lanecesidad. Si llegar alaselva no fue unatareasencilla, habitarla, domearla, tampoco lo fue.Debido a laspol-ticas de entonces se buscaba, por un lado, terminar con la disper-sin de lospueblos y, por otro, repartir terrenos nacionales cornopaliativoalasdemandassociales. Con estaspolticasalaselvallegaron grupos campesinos de otras partes del pas para asentar-se en distintos lugares. Su llegada ocasion ms de un conflicto,"alimentados tambin por la presencia del ejrcito en busca de gue-rrilleros. Lacreacin de lacomunidad lacandona, que dotaba deingentes cantidades de hectreas a unas cuantas familias lacando-nas, recrudeci latensin. Desde que se form, dicha comunidaddelimit sus fronteras, y muchos de lospoblados ya establecidosse convertiran en paracaidistas. La organizacin campesina tornfuerza ante los hechos de sangre. As lo dice la novela:yms cercanoel ruidodelosmotores, y ms cercanoel sabor aceradodel pnico, y el fro y el sudor hincando sus fauces en las carnes denues-troshombres, yel descensodelbimotor, yel descensodelos policas,temerosos, desconcertados, sus armashaciael frente, ysutocartierra,y su pulsar el entorno, yel temor tcmbclcqucndolcs losdientes, ylosrifles y losrifles y losrifles, y la metralla luego, por parte delospolicas,porpartede los compaeros, yel rostrofuribundode lamuerte, ysuolor, olor a sangre, adargando a ms el ansia deexterminio."el internamos entre la espesura. Monte tras monte y tras monte se enmaraaban las sietecaadas dela selva. Durante das trasegamos sinasomo de mirada humana, sin asomodesol, conlasola vozdenuestrosescasos momentosdepalabra. Siquiera el caminono era accidentado: pequeas elevaciones, risa comparadas con la serrana ennuestrosterritorios". Ibid., p. 211.47"Todava holgbamos el suceso cuando velascos yecheverras,luego de cazar unostrescientostlacuaches, prendironlesfuegoasuscolasylos soltaronentreel puebloylas milpas, incendiandolasmilpasentoncessecas yunagrandecantidaddecasas,hasta volver lo hermoso enyermo. Ocurrademadrugada. Cundi el pnicoentrelosmoradoresycorrimoshacialos ros. Lafortuna nosfavoreci, pues grandecomosepresentaba la desgracia, pudimos salvar la vida". Ibid., p. 229.48 tu, p. 234.170Habitar la selva..As la historiografa:Pero lo que en realidad dio cohesin a esa conglomeracin de ms de 100pequeos poblados perdidos en la selva, fue la luchacompacta "contrala brecha". Ante la amenaza deser expulsados dela Zona Lacandona y,cuatro aos despus tambin de la Reserva de Montes Azules, afectadosy solidarios supieron cerrarfilas y descubrir la fuerza de la organizacin."Llegar a El Limonar, establecerse ah junto con otros centrosde poblacin fue complicado. Complicado ha sido tambin habi-tarlaselva, poblarla. Ambosrelatosdan cuenta de esa comuni-dad histrica entrminos deconflicto, depenosa sobrevivencia,y tambin en trminos de organizacin campesina y esperanza. Apesar delas dificultades, sealan lapersistenciadelabsquedade la necesidad, hasta satisfacerla.La epopeya comodiscursoEl tercer elemento que he recuperado en esta estrategia de anlisises el que se refiere a lo discursivo. As corno algunos acontecimien-tos del estado pre-narrativo de lo configurado son coincidentes enestos dos relatos, tambin lo es el modo de construir la trama, cornounaoperacin propia delanovelaperoemparentadaconlahis-toriografa corno gnero deficcin. Un aspecto de losrelatoslite-rariosehistoriogrficosesqueambossonenunciadosognerosdiscursivos, y en palabras de Bajtin, dialogan, replican o continanlo enunciado por otros." Ahora bien, este dilogo, corno se sugiere,seda entrminosdeldiscursoqueconstruye ynodelahistoriapre-narrada. Valga recordar la oposicin historia/discurso. La his-toria est ah y el discurso es la intrusin del hablante para contardeesteo aquel modolahistoria. Esprecisamente estemodo decontar la historia lo que identifico con la construccin de la trama.49 De Vos, Dp.Cit., p. 167.50 Bajtn,Dp.Cit., pp. 252 Y258.171TZINTZUN Revista deEstudios HistricosTambin es necesario decir que losrelatos, cualesquiera quesean, noson ticamente neutros."Sugieren, al lector, modosdeleer la historia, de comprenderla yquiz,el lector tendr lapala-bra, de que se acepte o niegue la sugerencia." La construccin dela trama y el resultado de dicha construccin, en relato epopyico,sondevitalimportanciaparalaconstruccindel discurso."Latrama, en este caso, eslaconstruccin de un ver-como el pasado, yen sta, es claro, juega un papel de primer orden el autor, sea no-velista, sea historiador. Entendernos entonces queel relatotieneuna dimensin ideolgica yque almismotiempo orienta laslec-turas de la historia o de losprocesos histricos cuando stos sonsu materia.Hacia el confiny Una tierra para sembrar sueiios sugieren que lamigracin y el poblamiento de la Selva Lacandona, al menos parala comunidad histrica de la que ah se habla, ha sido un aconteci-miento digno de ser recordado, vuelto a contar. Difcil, s, corno lohemos dicho, pero finalmente constituido. Losavatares de lo queello signific han sido contados, construyendo personajes que, seintuye, lograrn domear no slo el lugar habitado, sino loscon-flictos que la poltica de atencin al mismo ha suscitado.La esperanza parece ser la convergencia de estos dos relatos.As se manifiesta en Hacia el confin:Si pudiera algunapreocupacin, deriva del agotamientodemi parcela.EnLimonar noexistemspararepartir - alcanzaapenasparalos ca-pacitados-y con premuracrecen loshijos y sus familias y sus nuevoshijos.Haciadnde?LaselvaLacandonaesventurapropiciatodavapara incursionar en susentraas.Crece ladificultad para posesionarla,51 Ricoeur, op. Cit., Vol. III, p. 1002.52 Bajtn lo expresa en estos trminos: " .. .el oyente, al percibir y comprender el significado(lingstico) del discurso, simultneamente toma con respecto a ste una activa posturade respuesta: est o no est de acuerdo con el discurso (total o parcialmente), lo completa,lo aplica, se prepara para una accin, etc. " op. Ct., p. 257.53AuroraPimentel consideraquedichaconstruccinimplica, al mismotiempo, unaposicin discursiva ideolgica. Vase El relato en perspectiva, p. 31.172Habitar la selva ..porque elgobierno no desea su reparto, reservndolo para laholganzade loscaribesocomoreserva delabisfera. Por qu?Nolarazn seencuentraconel gobierno. No. GrandelabenditatierralahizoDios,para asiento en ella de loshombresverdaderos. Hacia all iremos, hacia suconfn; enlabsqueda denuestravida, de nuestrocuerpo, denuestraherencia y permanencia...54Jan de Vos, por suparte, enUna tierrapara sembrar sueos,dicequealcanzarlaselvafueunahazaa, yconcluyesuanli-sisreflexionando sobre ladeforestacin ylaposible pesadilla deloscolonosanteestascircunstancias. Busca en otros autores, es-tudiosos ellos, propuestas para que esto no ocurra, para dar pie alos que se conoce corno sustentabilidad. Analiza una propuesta alrespecto:...[Vctor Manuel Toledol propone rescatar lomejor de lamilenaria tra-dicincampesinamayayeliminarloqueenellafue corrompindosecon el tiempooquefue contraproducente en las nuevascircunstanciasdecreciente escasez de tierra cultivable. Asimismo sugiere enriquecer laexperiencia del milpero tradicional con las aportaciones de las ciencias ytcnicas en materia dedesarrollo sustentable."El ciclo mimtico se cierra con los pactos de lectura. Los rela-tosmencionadostienen una dimensin ideolgica yson produc-toresdesentido. Lecorrespondeal lectorrefigurar, darlesenti-dotambin al relato que ha ledo. Sabr l, pues, si su lectura esorientadaporlos modoscornoselepresentalareferencialidadficcionalizada,o el proceso histrico salpicado de hechos ficticios.Finalmente, no es precisamente el detenimiento en la referenciali-dadconstruida donde deba pacerse ellector, sino en el discurso,en la forma en que la historia, factual o lingstica, es presentada.Hacia el confin yUna tierrapara sembrar sueos orientan ideo-lgicamente el relato de la migracin y el poblamiento de la selva,54 Morales,Dp.Cit., p. 248.55 De Vos, Dp.Cit., p. 177.173TZINTZUN Revista deEstudios Histricosylo expresan corno epopeya, es decir, un acontecimiento histricoadmirable digno de ser recordado por la comunidad histrica quelo ha vivenciado, y digno, tambin, de ser conocido por las comu-nidades ajenas.Un campo de reflexin constituye laconvergencia de lahis-toriografayla literatura. Al acudentantohistoriadorescornonovelistas, ambos convocados, tal vez, por su vocacin hermenu-tica. Es la hermenutica de Ricoeur la que proporciona herramien-tasparael anlisisdelahistoriografaylanovelacornorelatosperteneciente, al amplio reino de la ficcin.Dicha convergencia para nada esnueva.Parientes pobresaveces, negadosotrasms, historiografa ynovela, historia ylite-ratura, han vivido en vecindad. En algn momento de la historiala novela fue sucednea de la historiografa. Tan as que llegado elsigloXIX, al calor de las ciencias sociales, los historiadoresdebie-ron desmarcarse del ejercicio literario. Leopoldo Van Ranke, viejopositivista, privilegiel usodefuentesdocumentales, reificandoel archivo con una pretensin: reconstruir el pasado tal como habaocurrido. De este modo, cual azogue, historia y literatura se bifur-caron con tal de que la primera se graduara en el mbito de lo cien-tfico. La misma escuela de los Anales, aos despus, en el siglo xx,culmin la separacin cuando, en palabras de Ricoeur, la narracinhistrica se eclips al poner en boga la larga duracin.Pareca que ningn vestigiodeloficioliterarioquedabaenlahistoriografa. Los prstamos,invisibles, no han dejado de serincesantes. A la luz de la historia positivista y de la estructural losrecursos literarios, en vez de desaparecer, quedaron en el envs.No sefueron. Sugerente esla lectura de White: la explicacin porlatrama noesotra cosa quemirarel relatohistoriogrficocomoliterario. Es aqu, enlaurdimbrequesignificala trama, dondeambos conviven en un solo reino, el de laficcin."56Paul Ricoeur, enTiempoy narracin, al analizar el tiempo narrado llama al relato 11 elreino del como si", es decir, de la ficcin, pp. 130-139.174Habitar la selva..Los relatosque he analizadoalaluzdees tecampodere-flexinpermitenmirar el pasado, los procesoshistricos, cornorepresentaciones, sin que necesariamente se entienda sta corno elvolver a presentar tal como fue, sino ms bien presentar como si hu-biera sido. La novela, aunqueparezca obvio, esel gnero de fic-cin que por excelencia encaja en loanterior; la historiografa, yano tan obvio, tambin debido a que la construccin del pasado sebasa en fuentes que parcializan la realidad, que no la aprehendencabalmente. No me convoca discutir la legitimidad del pasado deninguno de losrelatos, sino el modo en que lo reconstruyen.La idea de ficcin que es comn tanto al relato literario cornohistoriogrfico,estecomo si, esde suma importancia en larepre-sentacin delpasado. Los modosdecontarlaexperiencia eneltiempotienen dosimplicaciones. La primera de ellas serefiere alaproduccin desentido. Los historiadoresylos novelistas, enel caso de la novela histrica y de la que "usa"el pasado factual,muestranel pasadodedistintosmodos, deacuerdoconla tra-ma elegida. Dicha eleccin condiciona la construccin del pasadopues implica la elaboracin de un discurso, cuya intencionalidades producir un significado para quien lee. Los lectores de historio-grafa y de novela se preguntarn: qu me quieren decir cuandoleo el pasado corno romance o corno tragedia? Qu significa param leerlo as? En el caso que me ha ocupado,lamigracin ycolo-nizacin delaLacandona, laproduccin del sentidosehalla enlagesta heroica queresultel dominio delanaturaleza,sucon-versinal espaciohabitado. Lahistoria, deestemodo, tiene unsignificado.Aunadoaloanterior, yesteslasegunda, loslectores, sinpedirlo,110S implicarnos ideolgicamente en la lectura del pasado.Los relatos que constituyen la identidad narrativa de ciertas socie-dades sugieren lecturas de su historia. Son lecturas fragmentadaspor sus autores. Son ellos, entonces, quienes sugieren leer de esteo aquel modo el pasado, sin que ninguno de los modos se excluya175TZINTZUN RevistadeEstudios Histricosentre s. Entendernos que el historiador y el novelista miran el pa-sado de la Selva Lacandona, al menos una de sus dimensiones, lamigracin ycolonizacin, corno una epopeya. Al mirar el pasadode este modo se implica, al mismo tiempo, allector para conoceryreflexionar lahistoriacontadadelamismaforma. Los textosproducen un discurso, un modo de aludir a la realidad. El procesohistrico referido sealude corno epopeya,corno una gesta heroi-ca. Loanterior nosignificaqueel pasadofactual ashayasido,sino ms bien que as lo han entendido o configurado losautoresque hemos mencionado. Habr otros que lo reconstruyan de otromodo, ysuhistoriade ningnmodoexcluirlas analizadasenpginas anteriores.Laconstruccin desentidoyla implicacinideolgicanoson tareas exclusivas del autor ni del lector. Tambin es importan-te observar de qu modo lafuente sugiere, sin que esto condicione,el caminoqueseguirel tiempoen sutrayectodeaprehensinen el relato. Corno dijeal principio del artculo, Hacia el confin ...Y"El sueo de Carlos Hernndez" se vinculan porque, seleeen-trelneas, uno dio pie alotro.La novela surge a raz de conversa-ciones del autor con un campesino cuya historia es la misma queladelos migrantesalaselva; el relatohistoriogrficorecuperadichasconversaciones. Noesdeextraar, entonces, quelosdosse construyan corno epopeyas. Escierto que el relato delafuen-teconstituye yaun ejercicio de aprehensin del tiempo. Sin em-bargo, dicho ejercicio tambin es una fuente, laprincipal, para lahechura delos relatos del novelista ydel historiador. Con estassalvedades, lafuente, en estoscasos, sustituye al tiempo vivido,seconvierte, corno diraRicoeur, en "huella delpasado". Porlotanto, insisto, sin descuidar lacondicin,pertenece al estadio delo pre-narrativo.Es en este estado, transcurrir del tiempo que ha de aprehen-derse, dondese pre-figuralonarrado. Yestaprefiguracinest176Habitar la selva ..dadapor unaserie deaccionessimblicas inherentesalosacto-res. Lamismaantropologasimblicadicequetodaaccin hu-mana contiene significados, que la cultura misma es una telaraade significados. Desde entonces conviene observar el sendero queseguir el tiempo hacia el relato.Al referirse a la mimesis1 Ricoeur lo explica de este modo:El segundo "anclaje" que la composicin narrativa encuentra en la com-prensinprcticaresideenlos recursossimblicos del campoprctico.Esterasgodeterminar qu aspectos del hacer, del poder-hacer y delsa-ber-poder-hacer derivan delatransposicin potica. Si, en efecto,laac-cin puede contarse es que yaest articulada en signos, reglas, normas:desde siempre est mediatizada simblicamenie'"Loanterior sirve para no descuidarel papel delos actoressociales en elproceso de construccin del relato.Para lo que nosocupa, CarlosHernndez, quiensuealaselvaenel relatodelhistoriador, construye su historia apartir delo que para l ylossuyos signific poblarla. Sin pretender que Carlos Hernndez seael personajeficticio--entodocasoficcionalizado-delnovelista,tambin sabernos que las acciones humanas ah contadas sepre-figuraron al modo de la hazaa. No soslayemos entonces el papelde los agentes pero tampoco pensemos que sus acciones condicio-nen elrelato. Prrafos atrs deca que sus acciones seconviertenen sugerencias. Sucede deese modoporquelahistoria noesens mismacmica, ni trgica, niromntica. Correspondeaquienla configura otorgarle dicho sentido, de acuerdo con lasposiblesexplicaciones quelatrama, ejercicio literario,leotorga. Adems,corno se ha dicho, laeleccin de la trama se vincula a la discursi-vidad sobre el acontecimiento histrico y a las implicaciones ideo-lgicas que convierten al lector en cmplice.57 Ricoeur,Dp. cu; VoL1, p. 119.177TZINTZUN Revista deEstudios HistricosAhora bien, si nolacondiciona, sisolamente sugiere, si espapel del autor configurar el tiempo, ysi ninguna historia esti-camente neutra, por qulacolonizacin delaSelva Lacandonaaparececornoepopeya?Sin extendermetantoal respecto, bastasugerir unaposible explicacin: Jess Morales Bermdez estuvovinculado a losmovimientos indgenas y campesinos en Chiapasdesdeladcadade1970, inclusopresidi el CongresoIndgenade 1974, del que se derivaron distintas organizaciones campesinasque posteriormente lucharon por latenencia de latierra." Jan deVos, por su lado, se ha constituido corno el historiador de la SelvaLacandona; l mismo dijo, corno puede leerse al inicio del artcu-lo, quedesarrollunsentimientodepertenencia, dequerencia,hacia ella, incluso su nombre aparece mencionado en documentosrelativosalosmovimientos campesinos dela dcada de 1970 enChiapas."Estas circunstancias, lasparticularidades de los agentes per-tenecientesalopre-narrado, laconfiguracin delos relatos, in-clusolaconfiguracincornorefiguracin(si entendernosqueeltestimonio de Carlos Hernndez es un ejercicio narrativo, refigu-rado por quienloescucha yconfiguradodespusporel mismoqueloescribe)sugieren unalectura delpasado, en estecasodelamigracin y colonizacin de la Selva Lacandona, que implica alos lectores en una de varias maneras de reconocerse en el tiempo.Recepcin: 6 de julio de2012Aceptacin: 16 demarzo de201358 Morales, "El congreso...," op. Cit.59En correspondencia deSamuel Ruiz Carda,obispodela Dicesis deSan Cristbal,se lemencionacomoalguienquequera 11 exportar larevolucincentroamericanaaChiapas", vase Conzlez, El reino delaintriga..., op. Ct, p.112.178