Gram Ma 41

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AO XVI - NMERO 41 - OCTUBRE DE 2005

DIRECTORAAlicia Sisca

SECRETARIO DE REDACCINJuan Jos Delaney

CONSEJO DE REDACCINAna Benda, Rodolfo Modern, Antonio Requeni, Eduardo Sinnott y Alicia Sisca

EQUIPOJavier Barquet, Alfredo Ezequiel Marangone, Mara Laura Prez Gras y Marcos Rodrguez

DISEO DE TAPAMario Rodrguez

COMPOSICIN Y ARMADOAlfredo Ezequiel Marangone

SUMARIOESTUDIOS E INVESTIGACIONES

La Soledad de Hamlet y la Amistad con Horacio, por Cristina Garca Oliver .................................. 7 Pap Goriot, de Balzac: Comer es ser, por Violeta Bellver ..................................................................... 10 Niveles de lectura en El viejo y el mar, por Mara Laura Prez Gras ................................................. 17 Misterios arltianos: cmo ser un conservador excntrico, por Dbora Prez Louro .......................................................................................................................... 20

ENTREVISTASibhear Walshe: En la literatura irlandesa de hoy la influencia de Beckett es mayor que la de Joyce, por Juan Jos Delaney ........................................................................... 29

LRICATres estampas medievales, por Gloria Martnez .................................................................................... 35 Fractura expuesta, por Mara Paula Mones Ruiz .................................................................................. 38Gramma 41 / Octubre de 2005

FICCIONESLa hoja de papel, por Alejandra Crespo .................................................................................................. 41 Don Quijote en Villa Ortzar, por Miguel Agustn Mullen ................................................................ 42 En la mira, por Miguel Agustn Mullen ................................................................................................. 43 Noches de vigilia, por Paula Arias .......................................................................................................... 46 La despedida, por Alfredo Ezequiel Marangone .................................................................................. 47

INDICE

TEMTICO

GRAMMA 1 - 40

...................................................................................................... 51

JORNADA CERVANTINAResea ......................................................................................................................................................... 61 La aventura cervantina: del hroe arcaico al mito literario, por Mara Rosa Petruccelli .................................................................................................................... 63

MEMORIAPresentacin ............................................................................................................................................... 71 El viajero de la cruz del sur, por Hctor Pedro Blomberg ................................................................ 73

LIBROSLas Edades/The Ages, de Ricardo Feierstein, por Mara Laura Prez Gras; Barroso, un clsico del interior, de Jorge Hadandoniou, por Alfredo Ezequiel Marangone; El equipo de los sueos, de Sergio S. Olgun, y Seleccin natural, de Cecilia Szperling, por Javier Barquet; Silotaj. Al encuentro del distinto, de Patricio S. Doyle, por Pablo Delaney ............................................................................................................... 85

AGENDA

........................................................................................................................................................ 89 ........................................................................................................................................... 91

AUTORIDADES

Gramma 41 / Octubre de 2005

ESTUDIOS

E INVESTIGACIONES

Estudios e investigaciones

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LA SOLEDAD DE HAMLETY LA AMISTAD CON HORACIO

por Cristina Garca Oliver

La propuesta esencial del presente trabajo es que olvidemos por unos instantes todo cuanto sabemos, o creemos saber, acerca del carcter del Prncipe Hamlet: irresoluto, hiperreflexivo, hipersensible, incapaz de actuar, etc. para seguirlo un poco en su primera aparicin, en la Escena II del Acto I. Podramos dividir la escena en dos partes: la primera es la de la simulacin y la mentira, y sus personajes principales son el Rey Claudio y la Reina Gertrud. La segunda parte es la de la sinceridad y el afecto verdaderos, y su protagonista, Horacio. Entre ambas se encuentra el primer soliloquio de Hamlet, cabal manifestacin de su desesperacin e impotencia. La primera parte de la escena es solemne, majestuosa, pero con algo de siniestro. Imaginmosla: en el saln principal del castillo de Elsinore, est reunida la familia real, extraa familia por cierto: la madre reina Gertrud); su esposo (y nuevo Rey en lugar de su hermano, el viejo Hamlet, recientemente fallecido: Claudio), y el hijo sobrino, Prncipe Hamlet. Pero no estn solos, sino rodeados por el Consejo de Estado, los embajadores en Noruega, el Lord Chambeln Polonio y su hijo Laertes; y los Lores del Reino. El nuevo Rey inicia la escena con una apologa de su apresurada boda con la Reina Gertrud; a continuacin, luego de despachar importantes asuntos de Estado y de interesarse por el viaje de Laertes a Francia, se dirige al silencioso Prncipe:

Y t, Hamlet, deudo y tambin hijo...

A lo que responde Hamlet:Algo ms que deudo y menos que hijo.

Numerosos crticos han llamado la atencin acerca del hecho de que la primera manifestacin del joven Hamlet constituye un enigma o adivinanza, lo mismo que su carcter. Es difcil no compartir dicha apreciacin, teniendo en cuenta, adems, que en el original ingls se producen juegos de palabras intraducibles, particularmente en la aseveracin de Hamlet. Para nosotros, lo esencial radica en el esfuerzo de Claudio por hacer que Hamlet se sienta su hijo; y en el explcito rechazo de ste a esa adjudicacin. Tenemos pues a Hamlet solo, rodeado de gente, s, pero solo; aislado, extraado literalmente, vuelto extrao respecto a quienes deberan ser sus ms prximos; a un joven, en suma, confundido, perplejo, con dificultad para definirse a s mismo. Tal perplejidad se encuentra en la base del permanente autoexamen que constituir uno de los principales rasgos de su carcter. Con su reticencia, Hamlet provoca en Gertrud y Claudio una avalancha de reproches: ambos le recriminan su tristeza. Pero hay algo ms importante: los dos tratan de convencer al Prncipe de que todo lo acaecido en Elsinore es perfectamente natural: apelan al orden natural. Dice Gertrud:

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8Sabes que es natural que muera lo que vive, que atravesamos la vida hacia la eternidad.

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Escena II Acto V LA AMISTAD DE HORACIO En toda la tragedia respiramos una atmsfera tensa, angustiada, opresiva. Con la entrada en escena de Horacio, Marcelo y Bernardo tendremos el nico respiro que se nos brinda. El Prncipe Hamlet ignora an las apariciones del espectro de su padre y saluda a sus amigos con verdadera alegra, si bien expresa la perplejidad acerca de su propia persona.Me alegra veros bien. Horacio? O ya ni me conozco?

Hamlet no parece muy convencido:S, mi seora. S...Debe ser natural.

Gertrud, con evidente impaciencia, le interroga de nuevo, introduciendo explcitamente la distincin entre ser y parecer, que ser otra de las preocupaciones centrales en Hamlet:Si es as,por qu te parece tan extrao?

Hamlet responde con su primer parlamento (hasta entonces se haba limitado a asentir o disentir, con frases breves) acerca del ser y el parecer, parlamento de significado inagotable; pero en el que Hamlet expresa rechazo a la idea de que algo pueda ser diferente a lo que parece, o a la inversa; en trminos morales, en suma, un rechazo a la simulacin. El Rey Claudio har a su vez un largo discurso llevando an ms lejos el argumento de su esposa: lo ocurrido en Elsinore, la muerte del viejo Hamlet (y por lo tanto, implcitamente, la boda con su ex cuada y madre del Prncipe), no solamente entra dentro del orden de lo natural, sino que el Prncipe, al persistir en su luto, est pecando contra ese orden, es decir, contra el cielo mismo. El discurso de Claudio resulta no solamente cnico, sino tambin siniestro: se ha consumado la total inversin del orden natural y por lo tanto del orden moral: los culpables son inocentes, y los inocentes, culpables. Esta primera parte de la escena se cierra con el desesperado soliloquio de Hamlet, que concluye:Corazn, estalla ahora! Detente, lengua!

Horacio se presenta como su siervo, pero Hamlet le ruega que lo llame amigo, del mismo modo que l se siente amigo de Horacio:Mi buen amigo. Hemos de intercambiarnos esos ttulos.

Palabras que retomar Horacio, el amigo, recogiendo el ltimo suspiro de Hamlet al concluir la tragedia:As te rompes, oh corazn noble?...

Entramos en el mbito de la amistad, de la sinceridad y de la reciprocidad; el Prncipe coloca a Horacio en una relacin de igual a igual. Nos hallamos ante la nica relacin que Hamlet mantendr, profundizndola, a lo largo de toda la obra: la nica relacin sin recelos, sin segundos pensamientos. Hay dos factores fundamentales que marcan esta amistad: el Prncipe Hamlet admira a Horacio, lo admira por su ecuanimidad: probablemente vea en su amigo una condicin de la que l no se siente poseedor (ecuanimidad significa igualdad de nimo, nimo parejo o estable). En este sentido, le dirigir un emocionado y emocionante elogio, en la escena II del Acto III. Pero fundamentalmente Hamlet siente por Horacio algo que no puede sentir hacia ninguno de los otros seres humanos que lo rodean: confianza. El otro hecho importante, fruto de lo anterior, es que Horacio es la nica persona frente a la cual Hamlet jams simula. Hemos sealado ya que esta segunda parte de la escena representa un contraste con la primera: sintetizando, podemos decir:

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La soledad de Hamlet y la amistad con Horacio

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que si aqulla era el mbito de la simulacin, sta es la de la sinceridad si en aqulla Hamlet estaba aislado, en sta puede compartir: Horacio concuerda con l en que las bodas de Gertrud y Claudio fueron algo apresuradas. el contraste fundamental es que si en la primera parte se haba intentado convencer a Hamlet de que todo lo sucedido en Elsinore perteneca al orden natural, Horacio va a dar por tierra con ese intento, al revelar a Hamlet las apariciones del espectro de su padre. Tambin puede ser una dolorosa misin del amigo ser portador de malas noticias: en este caso, la de que nada es muy natural en Elsinore. Horacio se convierte de esta suerte en el confidente, consejero y protector de Hamlet. En su carcter de consejero, formular a Hamlet dos advertencias. Hamlet desoir ambas, y ello significar el inicio de la accin trgica propiamente dicha; y el principio del desenlace. La primera advertencia se refiere a la inconveniencia de que Hamlet hable con el espectro a solas, y se produce en la Escena IV del mismo Acto I. Se tiene la sensacin de que Horacio teme ms que nada por la fragilidad de su amigo: concretamente, teme que enloquezca. Hay algo en este pasaje que recuerda a la tragedia griega: Horacio acta como una especie de coro y Hamlet, al no hacerle caso, presenta casi por nica vez en toda la obra, algo de hybris. Dice Hamlet:El destino me llama y hace que cada una de las fibras de mi cuerpo sea tan robusta como los nervios del len de Nemea.

Y ante la angustia confesa de Hamlet:Si vuestra mente recela algo, seguidla en sus impulsos. Ir hasta ellos para decirles que no vengan, que os encontris indispuesto.

Pero el hroe trgico ya est plenamente determinado. El resto, lo sabemos. Es silencio. Pero antes del silencio, las ltimas palabras de Hamlet no sern ni para su madre, ni para el recuerdo de su padre, sino para Horacio. Y lo que le pide es que sea su testigo; que no se suicide, que viva:...para que puedas contar mi historia.

Y luego:Dile tambin cules fueron las circunstancias pequeas o grandes para actuar as. .. El resto es silencio.

De este modo, el dulce Prncipe muere en brazos de su amigo. A l deja encargado que nos explique lo inexplicable: quin fue Hamlet.

Un Hamlet bastante decidido, como puede observarse, y con una gran confianza en su propia fuerza. La segunda advertencia que hace Horacio a Hamlet y que marca el principio del desenlace, ocurre en la Escena II del Acto V: le aconseja no aceptar el desafo de Laertes. Dice Horacio:Perderis la apuesta, mi seor.

Mara Cristina Oliver es licenciada en Trabajo Social por la UCA y obtuvo un Master en Administracin Pblica en la UBA. Curs la carrera de Letras en la USAL. Ha publicado ensayos sobre temas literarios en diversos medios y en 1999 fund Espacio Y, Lugar Cultural, centro que dirige.

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Estudios e investigaciones

PAP GORIOT, DE BALZAC: COMER ES SERpor Violeta BellverLos literatos eruditos leern su libro para adivinar y aprender lo que usted meramente indica. Brillat-Savarin

INTRODUCCINHonor de Balzac ha sido considerado por la crtica el precursor del realismo literario francs. Su novela Pap Goriot fue publicada en cuatro entregas en folletines en 1834. Las caractersticas realistas que encontramos en esta obra son: la verosimilitud, los temas de la vida cotidiana y su observacin fiel a esta realidad, los personajes monomanacos, el narrador omnisciente que nos presenta una sociedad determinada y adems, de particular inters para este trabajo, la riqueza de los rasgos individuales de los personajes que parecen seres de carne y hueso como nosotros, o ms conviene decir, como los contemporneos de Balzac. El objetivo del presente trabajo es analizar la serie de la comida 1 en la construccin de la individualidad de los personajes y en la de la sociedad francesa de principios del siglo XIX. Trataremos de reconstruir lo que no llegamos a captar como lectores balzacianos atrasados aproximadamente 200 aos; queremos saber qu es lo que no haca falta decir a los lectores de su poca con respecto a costumbres alimenticias o culinarias y cmo estas costumbres eran una especie de signo de pertenencia a una determinada clase social.

LA

PENSIN

La pensin de la seora Vauquer en la calle Nueva Santa Genoveva admite tanto hombres y

mujeres, jvenes y ancianos. Sabemos que los personajes que viven all durante el perodo que abarca la narracin (recordemos que se inicia en 1819) son muy diversos entre s. Sin embargo, todos tienen algo en comn: tanto los huspedes internos como los externos abonaban la comida que costaba treinta francos al mes. La dieta alimenticia se centraba principalmente en la sopa y en el guiso de carnero. Esto es una proyeccin bastante evidente de la condicin econmica de este grupo de personajes, son seres con pocos recursos cuyo presupuesto en comida es reducido y que no se quejan demasiado de lo que obtienen como servicio. La sopa es comida diaria para los franceses an actualmente (ya sea de patatas con berro o ajo, de cebolla o de coles). Segn Lujn, hacia el siglo XVIII, el trmino potage reemplaz al de sopa, que se consideraba trivial y que sigue designando una preparacin regional 2 . Con respecto al guiso de carnero, plato que se sirve frecuentemente en la pensin, se sabe que el carnero es una carne barata y con muy poco desperdicio. Para que quede tierna y sabrosa se le debe dar mucha coccin y suele cocinarse en guiso con verduras, especialmente tomate. Silvia, la cocinera, dice: Hombre, todo es desgracia, en fin, tendrn ustedes que comerlo as (p. 115). Es claro que si la comida sali mal, no estn en condiciones de desperdiciarla. Mam Vauquer ordena a Silvia: Arregla el resto del carnero con papas y pon a cocer peras de las baratas (p. 22). Hay gran variedad de peras provenientes de Francia, el adjetivo baratas nos induce a pensar que

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Pap Goriot, de Balzac: comer es ser

11 suceden o son conocidos por los personajes durante el momento del almuerzo y/o la cena. El narrador no nos dice demasiado sobre el procedimiento de estas ceremonias, aunque se lee:(Eugenio) en lugar de levantarse a los postres, permaneci en el comedor sentado al lado de la seorita Taillefer, a la que dirigi de cuando en cuando expresivas miradas. Algunos huspedes estaban an sentados a la mesa comiendo nueces, y otros se paseaban [] en invierno era raro que el comedor quedase completamente despejado antes de las ocho, momento en que las cuatro mujeres se quedaban solas y se vengaban del silencio que su sexo les impona en medio de aquella reunin masculina (p. 86).

es una pera de segunda seleccin que no tiene demasiado sabor a menos que se la cocine. Esta variedad prcticamente ha desaparecido en la actualidad. Cuando se narra el episodio que tiene como centro a la viuda de Ambermesnil, (quien se fue de la pensin debindole a la seora Vauquer el dinero de los seis meses de su estada) se lee:[] la viuda emple su malicia de mujer en inventar sordas persecuciones contra su vctima, comenzando por suprimir lo superfluo que haba introducido en la mesa. No ponga usted ya ms anchoas ni pepinillos dijo la patrona a Silvia el da que se propuso reanudar su antiguo programa (p. 13).

Es incierta la focalizacin al utilizar el adjetivo superfluo, no se sabe si es desde la visin de Mam Vauquer, de la especial habitante de la pensin o del narrador. En cuanto a los pepinillos, producto de origen francs, se servan sobre todo con carnes fras como condimento, aunque tambin solan comerse como verdura. Las anchoas del Mediterrneo, sobre todo las de Colliure, son una autentica exquisitez. Dado que se conservan en salmuera, eran y son un producto fcil de comercializar. Aunque cabe suponer, que en el tiempo de la narracin hayan sido un producto destinado a la mesa de la aristocracia, por lo cual, en mi opinin, el adjetivo superfluo es sumamente subjetivo por parte del narrador (o del mismo Balzac) ya que las anchoas, al igual que los pepinillos, suponan un gasto considerable en la ajustada economa de Mam Vauquer. Cuando la polica va a la pensin a atrapar a Colln, Mam Vauquer dice: Habamos hecho provisin de judas y de patatas para veinte personas. [] Tendremos que comer patatas solas (p.120). Las judas, para Virgilio en las Gergicas el manjar vulgar, fueron introducidas en Francia desde Italia debido a que Alejandro de Mdicis envi semillas a su hermana Catalina casada con Enrique II. Esta legumbre tuvo xito porque la puso de moda una princesa, eran fciles de cocinar, baratas y adems, sabrosas. No es raro que formen parte de la comida diaria de la pensin. Gran parte de los acontecimientos de la obra

VAUTRN:

UN PERSONAJE SOBRESALIENTE

Hay un personaje que resalta especialmente por sus costumbres alimenticias en este grupo de inquilinos: Vautrn. Sabemos que toma caf gloria todas las noches con el postre y que paga por l ms de lo que debiera, especie de lujo que ninguno de los dems habitantes puede darse.3 Nos enteramos de que este caf se prepara de modo distinto al tradicional en el momento en que la seorita Michonneau derrama la pocin en l con el fin de dormirlo para descubrir su verdadera identidad4 . En Francia, la costumbre de servir caf al finalizar la comida se inici en la alta sociedad durante el siglo XVII. Ya a principios del siglo XIX era una costumbre generalizada, pero Vautrn se lo hace preparar a Silvia con crema a bao Mara en un cubilete de plata, procedimiento que no era habitual. La noche anterior al duelo que involucrara al hijo de Taillefer asistimos a una cena especial en la pensin. Vautrn convida a los huspedes vino de Burdeos con etiqueta Lafitte, el pintor paga las castaas; Eugenio acaba pagando la champaa y la duea de la pensin convida con cass y bizcochos5[] ms valdra que nos convidara usted a ese buen vino de Burdeos, del que vio una botella que muestra la nariz. Eso nos mantendr alegres aparte de que es bueno para el estmago. [] Les invito a ustedes una pequea botellarama de vino de Burdeos que el nombre de Lafitte hace doblemente ilustre, sea dicho sin

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12alusin poltica. [] Somos diecisis, baja ocho botellas. Puesto que usted se corre dijo el pintor, yo pago un centenar de castaas. [] Vamos mama Vauquer, dos de champaa. [] Por qu no me piden la casa? Dos de champaa! Pero esto cuesta doce francos! [] Si el seorito Eugenio quiere pagarlas, yo dar una copita de cass.

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Burdeos es una regin vincola que siempre tuvo facilidad para exportar debido a su ubicacin estratgica. Hacia el momento de la narracin, esta ciudad era el principal proveedor de vinos de Inglaterra y Holanda. Para ese entonces, se les peda a los bordoleses que armaran un sistema de denominaciones, el cual se rigi ms por lmites administrativos municipales que por el territorio; quizs este sea el motivo por el cual, Vautrn nos aclara sea dicho sin alusin poltica. Margaux-Pontac, Lafitte y Latour a partir del siglo XVIII establecieron la elite de la viticultura bordolesa. Los vinos de Burdeos fueron reconocidos internacionalmente a mediados del siglo XIX gracias a Napolen III. El cass que invita mam Vauquer es un licor muy perfumado obtenido por la maceracin de la grosella negra en alcohol. Se produca caseramente, y no fue fabricado hasta 1841 gracias a Claude Joly. Con la crme de Casss se aromatizaban vino, champaa, vermut, pasteles y helado. El champagne ha estado rodeado de un aura de lujo, siempre ha sido una bebida muy cara, y es por esto que la duea de la pensin no lo quiere pagar. Si lo paga Eugenio, ella invita cass, bebida mucho ms econmica que se puede tomar conjuntamente con el champagne. Todos estos indicios de tipo alimenticio suscitan en el lector dudas acerca de la personalidad de Vautrn, todas se aclaran cuando sabemos que es en realidad, Colln. En la escena en que la polica llega a la pensin para detenerlo y ste se entrega, dice:Seores dijo Colln dirigindose a sus compaeros de pensin, van a llevarme; todos ustedes se han portado bien conmigo durante mi estancia aqu y yo se los agradezco y les digo adis. Ya me permitirn que les mande higos de Provenza (p. 112).

retribucin, un agradecimiento. Provenza es el huerto ms feraz de Francia, para conservar una produccin tan perecedera como la de los higos se tendi a confitar. Los productos confitados de Apt, a partir del siglo XVIII se exportaban va Pars a los puertos europeos y a las capitales de todo el mundo. Un viaje culinario por Francia nos confirma que las frutas enteras y seleccionadas eran muy caras y constituan regalos decorativos entre los miembros de la aristocracia francesa. Por otra parte, en Nochebuena se celebra la gros souper. Se termina la cena con trece postres (que aluden al nmero de asistentes a la Mesa del Seor). En primer lugar como cuatro mendiants, rdenes mendicantes, estn las pasas de uva (dominicos), los higos secos (franciscanos), las almendras (carmelitas) y las avellanas (agustinos). Quizs en esta promesa de regalos a sus compaeros de pensin haya un vestigio de superioridad por parte de Vautrn. Es probable que ninguno de los dems pensionistas haya podido tener acceso a placeres semejantes a los higos de Provenza. La seora Vauquer no puede creer que la polica haya detenido a Vautrn porque, segn ella, era una buena persona ya que gastaba y pagaba como un prncipe. La viuda realiza una deduccin que podra plantearse de esta manera: Vautrn es quien mejor coma de todos sus inquilinos, adems pagaba siempre a tiempo y generosamente ergo Vautrn no puede ser una mala persona.6

PAP GORIOTPap Goriot no es un personaje que est muy trabajado desde el punto de vista de la serie de la comida. Claro que vive en la pensin y come lo que se sirve all. Pero hay una marcada relacin entre el hambre, el amor que tiene hacia sus hijas y lo econmico. Al principio de su estada en la pensin, Goriot no coma muy a menudo all, sala a cenar con sus hijas porque ellas aun lo reciban en sus hogares.7 Es evidente que coma platos tpicos de las cenas de la aristocracia, pero l no parece darle demasiada importancia. Se dice de l que: La sopa, el cocido y un plato de legumbres haban sido y deban ser siempre su comida predilecta. (p.13).

Es algo normal que la comida sea un medio de

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Pap Goriot, de Balzac: comer es ser

13 tre la aristocracia francesa. Delfina de Nucingen no puede menos que comer en este lugar, ya que Balzac tambin lo frecuentaba.

Sabemos que este personaje es un ex fabricante de pastas, de esta condicin se deriva su costumbre de oler el pan y as, puede deducir la harina con la cual est hecho y la calidad del producto.8 Durante una de las primeras comidas que se narran en la pensin, Goriot nos hace saber que el pan que comen est hecho con harina de Etampes de primera calidad y que se da cuenta en la blancura y en el gusto (p.29). Quizs sea por este motivo, la calidad del pan, que mam Vauquer mira atentamente a sus inquilinos cada vez que lo comen para que no agarren ms de lo que les corresponde. Conocemos cul es la monomana de Goriot: el amor por sus hijas, la paternidad. l no come si alguna de sus hijas sufre, llora: ella ha llorado y me entero ahora, en tanto que yo estaba aqu tranquilamente, comiendo como un imbcil mientras ella sufra. (p. 84); Yo no duermo, no me acuesto, no como hasta que me prueben que tu fortuna entera se ha salvado (p.125), le dice a Tasia. Ella necesita dinero para mantener su honra (a los ojos de los dems, claro est), y pap Goriot, nos demuestra una vez ms lo que es capaz de hacer por el bienestar, econmico y/o espiritual de sus hijas: Bah! Comer pan. Esto me bastaba cuando era joven, y lo mismo me ocurrir ahora. As al menos mi pobre Tasia, pasar una noche feliz. (p.136). Goriot se encuentra viejo y enfermo, sin embargo lo que menos le preocupa es la comida, quiere comer slo lo necesario para sobrevivir y no gastar ni un centavo ms en comida, as puede darle ese dinero a las hijas que lo necesitan ms que l (o por lo menos, as lo cree). Mientras Eugenio y Goriot se dirigen hacia el departamento que Delfina le ha obsequiado a Rastignac, Pap va emocionado imaginando cmo ser el momento que compartir con su hija, y no podr comer, dice, debido a la emocin de estar almorzando con ella. Por otra parte, nos hace saber que Delfina encarg la comida al dueo del Caf de los Ingleses.9 El Caf Anglais adquiere en la poca del Segundo Imperio la fama de ser el mejor restaurante del mundo. All se rene la aristocracia y las ms ilustres personalidades extranjeras. Si bien el tiempo de la narracin es anterior a este periodo, y tambin lo es, en menor medida la fecha de publicacin, es lgico suponer que hacia esta ltima fecha, el Caf ya fuera un lugar de renombre en-

LA ARISTOCRACIA PARISINAEsta clase social est representada por tres personajes fundamentales: madame de Beausseant y las dos hijas de Pap Goriot. La primera referencia que tenemos en la obra con respecto a las costumbres nos la da el narrador en el momento en que Eugenio va a cenar por primera vez a casa de su prima:[] yndose ambos a un comedor en el cual el vizconde esperaba a su mujer y donde resplandeca ese lujo de mesa que fue llevado al ms alto grado cuando la Restauracin, como todo el mundo lo sabe. Como muchos hombres estragados, el seor de Beausseant no tena ms placeres que los de la buena mesa, y se haba dado a la glotonera de la escuela de Luis XVIII y del duque de Escars. Su mesa ofreca, pues, un doble lujo: el del continente y el del contenido. [] La moda acababa de suprimir las cenas con que terminaban antao los bailes del Imperio. (Eugenio se asombraba) al ver aquel servicio de plata esculpida y las mil curiosidades de una mesa suntuosa, y observando, por primera vez cmo era atendida en silencio. (p. 67)

La historia de Pap Goriot comienza en 1819, periodo de la Restauracin de Luis XVIII, pero Balzac la escribi por lo menos diez aos despus. El matrimonio Beausseant vivi en una poca de cambios. Desde el punto de vista social y gastronmico, se haban acabado aquellos banquetes compuestos de manjares barrocos y especiados, con una lista de vinos infinita y un servicio lento y solemne. Surgan los grandes restaurantes y ya existan los chefs, entre ellos, Grimod de La Reynire 10 quien crea que haba que ensear a comer a las nuevas generaciones de ricos surgidos de la Revolucin y del Imperio. La glotonera del vizconde, mejor sera llamarla gastrolastra11 , debe haber sido una cualidad comn entre los aristcratas de la poca. Se menciona esta cualidad de Luis XVIII, que es bien conocida aun actualmente, y del duque de Escars. Pero es importante tener en cuenta que, para esa

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14 poca, el servicio de mesa ya haba cambiado. El mtodo de los buffets sucesivos que consista en poner varios platos en la mesa fue reemplazado por el de servir plato a plato, que segn Grimod es el refinamiento del arte del buen vivir, es la forma de comer caliente, largo tiempo y mucho, siendo entonces cada plato un nico centro en el que confluyen todos los apetitos. Este contexto debi influir, es una moda de glotonera profesional en la que se vean inmersos la mayora de los aristcratas franceses decimonnicos Segn E. Neirinck, a partir del siglo XIX existen dos mundos gastronmicos: el de los restaurantes donde se sirve plato a plato y el de los palacetes particulares, donde se pone en prctica un servicio bastardo, compromiso entre el servicio a la francesa y el servicio a la rusa. Segn el narrador, la moda suprimi los banquetes al final de los bailes, por lo cual es lgico suponer que los aristcratas conocan los escritos gastronmicos que afloraron en la poca, los cuales eran una suerte de manuales normativos sobre las buenas costumbres en la mesa. En la casa de Nucingen las costumbres no deben haber sido muy distintas ya que Eugenio va a cenar all y volvi a ver el lujo de mesa que haba admirado en casa de su prima (p. 82) En boca de Vautrn, mientras habla con Eugenio para persuadirlo de aceptar su idea inmoral de enamorar a Victorina leemos: Entiendo yo por sacrificio vender un traje viejo para ir al CadranBleu a comer bazofia con championes (p. 62). Vautrn nos quiere decir que esto es algo que agrada a las mujeres de la poca. Probablemente ellas aspiraban a entrar en la sociedad parisina y asistir a un restaurante de esa categora era una forma de acceder a las costumbres aristocrticas, objetivo que tambin Eugenio se plantea. El Cadrn-Bleu fue un caf restaurante que abri en 1773 en el boulevard du Temple. Muy frecuentado durante el Consulado y el Imperio; estaba especializado en bodas y banquetes. Desapareci cuando fue daado durante la Revolucin de 1848. Hay otra cita que cabe considerar en esta seccin, aunque no corresponde a la aristocracia parisina, sino a otro eslabn ms bajo de la sociedad. Se trata de cuando la seorita Michonneau se niega a irse de la pensin tras haber sido descubierta: Seores, tomemos los sombreros y vayamos a comer a la plaza de la Sorbona, a casa de

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Flicoteaux dijo Bianchn (p. 113). La casa de Flicoteaux fue un restaurante de precio fijo que fue frecuentado durante el siglo XIX por generaciones de estudiantes, periodistas y escritores con poco dinero; es una ancdota conocida que en este lugar los manteles solo se cambiaban los domingos. Segn Albert Fournier, Balzac introduca nombres reales en sus obras (de pintores, escultores, sastres, dueos de restaurantes, zapateros y floristas a la moda) hacindoles una publicidad directa para obtener ventajas materiales que necesitaba con frecuencia.

UN COMENSAL DUALRastignac es un joven de provincia que fue a la ciudad para estudiar; su monomana es entrar al crculo de la aristocracia parisina. Su familia, segn Vautrn, come ms castaas cocidas que pan blanco (p.58) Las castaas crecan principalmente en la zona de Crcega. Esta tierra es totalmente inadecuada para el cultivo de cereales, pero en sus suelos guijarrosos, cidos y poco consistentes, los castaos se desarrollaban ms que satisfactoriamente. Es probable que la familia de Eugenio viviese en una zona de estas caractersticas, para los Rastignac comprar pan blanco era caro y recurran a las castaas (que podan cultivarse en el patio de una casa de provincia) como alimento bsico en pocas difciles. Esto les permita mandarle ms dinero a su hijo, en el cual tenan depositadas todas sus esperanzas. En este discurso de Vautrn hay una frase que resume el comportamiento de Eugenio: comemos el bodrio de mam Vauquer gustndonos las buenas comidas del arrabal Saint-Germain (p. 58). El estudiante es una especie de personaje doble, no se queja de la comida que recibe en la pensin por treinta francos, pero aspira a vivir y comer como la aristocracia. Mientras comienza a adentrarse en el mundo social al que aspira, come cada vez ms seguido en casa de su prima o en la de Delfina de Nucingen, son ms que abundantes las citas que aluden a este hecho.12 Eugenio esperaba el ltimo momento para pagar deudas sagradas, como haca Mirabeau, que no pagaba el pan a no ser cuando le presentaban,

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Pap Goriot, de Balzac: comer es ser

15na una mirada con la cual pareca absorber de antemano su miel, y dijo estas grandiosas palabras: [] y como primer acto del reto que lanzaba a la sociedad, Rastignac se fue a comer a casa de la seora de Nucingen (p.158)

manu militari, la cuenta en forma de una letra de cambio (p.86). Gabriel Mirabeau, conde de Riquetti, perteneca a la alta nobleza provenzal y era gustador de la buena comida.13 Es probable que Eugenio no pudiera compararse con l, pero Balzac sin duda conoca la reputacin de Mirabeau.

METFORAS

CULINARIAS

En el transcurso de la lectura de Papa Goriot nos encontramos varias veces con metforas culinarias. Cabe citar las ms significativas ya que reflejan cmo el mundo de la cocina y la comida era algo frecuente y cotidiano en la vida de los parisinos del siglo XIX, quienes participaban activa o pasivamente del siglo de oro de la gastronoma francesa. Dichas por Vautrn: He ah la vida tal cual es y que no resulta ms agradable que la cocina, hiede tanto como sta, y hay que mancharse las manos si se quiere sacar partido (p. 60)queremos ir a advertir a Taillefer su desgracia y cometer faltas de escolapio? El horno est caliente, la harina est amasada, el pan est en la pala, maana saltarn las migas por encima de nuestra cabeza al morderlo: y quera usted impedirnos hornearlo? (p. 100)

Se advierte a simple vista que desde el comienzo hasta el final, la novela esta plagada de alusiones referidas a la comida. Al terminar de leer el libro el lector ir, angustiado, a ahogar sus sentimientos en la comida. Eugenio, hundido en el lodazal de los valores parisinos tras el entierro de Goriot, se va a cenar a la casa de Delfina, representante indiscutible de la aristocracia parisina, para evadir la verdad por medio de la comida.

A

MODO DE CONCLUSIN

Dicha por el narrador: si la estacin durante la cual una mujer disputa su amor ofreca a Rastignac el botn de sus primicias, stas le resultaban tan costosas como verdes, agrias y deliciosas de saborear. (p. 88)

DE PRINCIPIO A

FIN

Balzac, precursor del realismo literario, intenta en esta obra reflejar fielmente la sociedad de su poca. La comida y la gastronoma eran un tema muy de moda durante el siglo XIX en Francia, especialmente en Pars. El escritor realista no puede dejar de reflejar este hecho. Este trabajo ha pretendido ser una bsqueda de lo que el autor no dice, pero que sus contemporneos entendan; una reconstruccin del significado perdido. Balzac trabaj la serie de la comida en todas sus obras, aunque en algunas la trabaj ms que en otras, pero la comida no deja de ser una parte de nuestras vidas, nos caracteriza, nos representa y nos define. Como escritor que pretende pintar las dos o tres mil figuras sobresalientes de una poca14 no puede dejar de lado este tema, que adems estaba particularmente presente en la Francia decimonnica.

En el primer prrafo de la obra el narrador nos advierte:Despus de haber ledo los secretos infortunios de pap Goriot, comeris con apetito, achacando vuestra insensibilidad al autor, tachndole de exagerado y acusndole de romntico (p.1)

BIBLIOGRAFA FuenteBALZAC, Honor de, Pap Goriot, Mxico: Editorial Porra, 1999.

Bibliografa complementaria Y la ltima frase de la obra es:[Eugenio] dirigi a aquella bulliciosa colmeAA.VV., Larousse gastronomique en espaol, Barcelona: Larousse, 1996.

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16AA.VV., Un viaje culinario por Francia, Madrid: Knemann, 1998. BRILLAT-SAVARIN, Fisiologa del gusto, Buenos Aires: Andrmeda, 2005. DOMIN, Andr, El vino, Madrid: Knemann, s/f. LUJAN, Nstor, Historia de la gastronoma, Barcelona: Ediciones Folio, 1997. NEIRINCK y POULAIN, Historia de la cocina y de los cocineros: tcnicas culinarias y prcticas de la mesa en Francia de la Edad Media a nuestros das, Barcelona: Editorial Zendrera Zariquiey, 2001. REVEL, Jean Franois, Un festn en palabras. Historia literaria de la sensibilidad gastronmica desde la Antigedad hasta nuestros das, Barcelona: TusQuets Editores, 1996.NOTAS

Estudios e investigacionesPero esto cuesta doce francos! [] Si el seorito Eugenio quiere pagarlas, yo dar una copita de cass. S, su cass que purga como el mara dijo el estudiante de medicina en voz baja. (p.99) S, venga el champaa, yo lo pago aadi el estudiante. Silvia dijo la seora Vauquer, traiga los bizcochos y los pastelillos. Sus pastelillos son demasiado grandes, ya tienen barba dijo Vautrn. Respecto a los bizcochos vengan (p.100) 6 Habamos hecho provisin de judas y de patatas para veinte personas. La polica est en mi casa. Tendremos que comer patatas solas, y habr que despedir a Cristbal. [] Pues bien, Silvia, es ms fuerte que yo, yo no puedo creerlo. un hombre tan alegre, que tomaba su caf gloria por quince francos al mes y pagaba a toca teja, que gastaba y pagaba como un prncipe! (p.120) 7 Durante la mayor parte de aquel primer ao, Goriot haba comido fuera de casa una o dos veces a la semana, y luego, insensiblemente, haba llegado a no hacer esto ms que dos veces al mes. (p.14) 8 Goriot no tena igual si se trataba de trigos, de harinas, de granos, de reconocer sus cualidades y su origen, de velar por su conservacin, de prever su curso, de profetizar la abundancia o la escasez de las cosechas, de procurarse cereales a buen precio o de proveerse de ellos en Sicilia o en Ucrania. (p.49) 9 [] se ocupar de mi dicindome: Pap, coma usted esto, que esta bueno. Y entonces yo ya no puedo comer. [] y personas felices como si fuesen a comer a casa de sus hijos una buena comida que ella misma encarg delante de mi al dueo del Caf Anglais. [] Al lado de ella el acbar sera para mi dulce como la miel. (pp. 115116) 10 Y especialmente Carme, quien da nombre al siglo XIX en trminos gastronmicos: El siglo de Carme. 11 Sinnimo de glotonera indisociable de Rabelais, quien lo utiliza en Pantagruel. 12 Cito aqu las que considero ms significativas. Pasaron varios das, durante los cuales Rastignac hizo vida de disipacin: coma casi todos los das con la seora de Nucingen, a la cual acompaaba a todas partes (p.85). El seor de Nucingen se une a m para rogarle que venga a comer con nosotros sin ceremonia (p. 76) 13 La guarnicin que lleva su nombre se le atribuye a su cocinero Vileroux. 14 Frase extrada del Prlogo a la Comedia Humana.

1 Se utiliza la terminologa adoptada por Mijail Bajtin en La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento. 2 Cabra recurrir al texto balzaciano en idioma original para saber cul es el trmino que elige para poner en boca de los personajes. 3 Un rasgo de su carcter consista en pagar generosamente quince francos al mes por el gloria que tomaba a los postres (p. 8) (El subrayado es mo). 4 [] la seorita Michonneau, que haba bajado primero que nadie, derram la pocin en el cubilete de plata de Vautrn, cubilete en el cual se calentaba, al bao Mara, la crema para su caf. La solterona haba contado con esta peculiaridad de las costumbres de la pensin para llevar a cabo su cometido. (p. 105) 5 [] ms valdra que nos convidara usted a ese buen vino de Burdeos, del que vio una botella que muestra la nariz. Eso nos mantendr alegres aparte de que es bueno para el estmago. [] Les invito a ustedes una pequea botellarama de vino de Burdeos que el nombre de Lafitte hace doblemente ilustre, sea dicho sin alusin poltica. [] Somos diecisis, baja ocho botellas. Puesto que usted se corre dijo el pintor-, yo pago un centenar de castaas. [] Vamos mama Vauquer, dos de champaa. [] Por qu no me piden la casa? Dos de champaa!

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NIVELES DE LECTURA EN EL VIEJO Y EL MARpor Mara Laura Prez Gras

Los textos literarios, en general, pueden ser abordados en ms de un nivel de lectura porque sus palabras, imgenes y metforas encierran significados plurvocos. Sin embargo, hay pocos textos literarios que resisten los cuatro niveles de lectura que presenta la Biblia, el texto de la palabra de Dios. La Biblia presenta un nivel de lectura literal, un segundo nivel de lectura alegrica, un tercer nivel de lectura moral y un cuarto nivel de lectura anaggica, que es el perteneciente a la exgesis. Ejemplos de textos literarios que pueden ser ledos en todos estos niveles son El Purgatorio y El Paraso de la Divina Commedia de Dante. El texto que se analizar a continuacin, El viejo y el mar de Ernest Hemingway, es una novela corta que supera al gnero por su temtica y la profundidad con que la desarrolla. En las siguientes pginas, demostraremos que esta obra literaria es una de las que pueden ser abordadas en los cuatro niveles de lectura antes mencionados. Es considerada la suprema de Hemingway porque, detrs de su simpleza y de la prosa pura del autor, esconde un universo de enigmas para ser descifrados, y misterios que no tienen respuesta. En el primer nivel, el literal, nos quedamos simplemente con la ancdota del viejo pescador, Santiago, que est atravesando una etapa de mala suerte y, en un afn de superacin, sale a pescar en alta mar. All cree tener todo a favor: el clima, la abundancia de peces en el mar y un pjaro que le indica dnde hay pique. Pesca el pez espada ms grande que alguien haya visto

jams; pero la mala suerte parece no abandonarlo, porque es atacado por varios tiburones durante el regreso a la villa. Al volver, despus de estar tres das y dos noches mar adentro, slo le quedan el esqueleto del pescado y su cuerpo dolorido como pruebas de la hazaa. Manoln es su compaero y su nico afecto. El nio lo protege y lo quiere como a un maestro y como a un abuelo: respeta y admira su sabidura; se compadece de su vejez y lo asiste. El nio nos sirve de parmetro, de espejo, para conocer el lado humano de Santiago al principio del texto: la pobreza, la humildad, la debilidad fsica, la fortaleza espiritual y, sobre todo, la dignidad que lo caracterizan. Y, as como aparece al principio de la narracin en compaa de Santiago, la termina con l bajo su cuidado. Manoln les agrega esperanza a sus planes: el viejo se siente til porque todava tiene mucho para ensearle al nio. En un segundo nivel, la lectura alegrica nos ofrece una temtica ms universal. Santiago simboliza al hombre en constante lucha con la vida. El mar representa la vida con sus buenos y malos augurios, con las dificultades y los dolores de la batalla constante por sobrevivir. El propio Santiago reflexiona: the great sea with our friends and our enemies.1 El amigo es el pez noble que se defiende, pero que es an ms digno porque le puede servir de alimento a l y a mucha otra gente. Otros amigos son el delfn y los peces voladores que escoltan su embarcacin y le sirven de alimento para seguir teniendo fuerzas en la lucha. Y otros amigos son los pjaros que le hacen compaa y le ayudan a

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pescar. Los terribles enemigos son el hambre, la sed, el agotamiento fsico y el dolor, propios del ser humano; y los implacables tiburones, que simbolizan las desventuras que nos tocan aun cuando nuestra pelea es limpia. Este pescador es el hombre que intenta, pero fracasa, una y otra vez. Sin embargo, no se da por vencido y siempre conserva la esperanza en un maana mejor. En el tercer nivel de lectura, el moral, desciframos el cdigo Hemingway. El viejo Santiago encarna el concepto de pundonor que es tan importante en las obras de Hemingway: est debilitado fsicamente por los aos pero en sus ojos se trasluce la fortaleza del espritu. Conserva toda su habilidad de pescador, el coraje de un joven y tanto el respeto a s mismo como tambin el respeto hacia la naturaleza, hermana del hombre. Santiago es digno en la pobreza; es agradecido con el nio y el dueo del bar, quienes lo alimentan; no le guarda rencor a Manoln porque comprende que son sus padres los que le impiden embarcarse con l; es paciente con los que se burlan de su mala suerte; tiene esperanza y tiene fe. En l encontramos una actitud estoica: todo lo resiste con intachable dignidad es pos de una vocacin, de un destino al cual se siente llamado. No se permite ciertas superficialidades como la distraccin o el ocio. Trabaja duro porque cree que algn da recoger su fruto. Now is no time to think of baseball, he thought. Now is the time to think of only one thing. That which I was born for.2 Es previsor, se maneja con prudencia y hace todo lo que est a su alcance para lograr su objetivo. He ate the white of eggs to give himself strength. He ate them all through May to be strong in September and October for the truly big fish.3 Respeta la naturaleza hasta el punto de admirar al pez que persigue para matar. Y se plantea si las personas que se alimentarn de ese pez sern ms dignas que l. Incluso, llega a contestarse que no lo sern; pero justifica la muerte del pez porque se es su trabajo, su vocacin, su destino, tan ineludible como el fatum estoico. Ms tarde, flaquea su firmeza con un planteo ms cristiano y se pregunta si no es pecado matar, aun si es por trabajo, vocacin o destino, aun si es para alimentarse. Y el remor-

dimiento, el arrepentimiento, que siente Santiago por haber matado a esa maravillosa criatura de la naturaleza en vano, porque los tiburones se lo han devorado, es inmenso. Ese dolor interno, del que l admite sentirse an ms cansado que del dolor fsico, es el sinsabor de saberse culpable de una muerte intil por haber sido soberbio, por haber cometido hybris a la altura de los hroes de las tragedias griegas: You violated your luck when you went too far outside4, se dice a s mismo. I went too far5, repite ms tarde. Santiago toma conciencia de que no tendra que haber sido tan obstinado por revertir su suerte, sino que debera haber actuado con ms prudencia, acorde con su edad y posibilidades. Pasar tres das en alta mar, sin alimentos, dbil, herido, al borde del colapso, no fue prudente. La desgracia de los tiburones es entendida por l mismo como un castigo por su soberbia, como una Nmesis griega. El cuarto y ltimo nivel, el de la lectura anaggica, es el ms difcil de acceder por su complejidad simblica. La figura del pescador Santiago puede ser interpretada como imago Christi. Hay ciertos elementos que conducen a esta construccin. La descripcin del principio nos muestra un rostro delgado, demacrado, humilde, pero con ojos jvenes, ojos de eternidad. l mismo confiesa ser un viejo distinto, extrao. La figura de Cristo se representa a menudo como un pescador en las pinturas y dibujos de todas las pocas, porque la actividad de pescar es interpretada como la de salvar a los hombres de la perdicin. Incluso, el nombre Santiago adquiere significado en relacin con los Apstoles Santiago el Menor y Santiago el Mayor que eran pescadores por oficio y, luego, por fe en Cristo, se convirtieron en pescadores de almas para la salvacin. El pez est asociado con la regeneracin, con el nacimiento espiritual que se produce en el agua: el Bautismo. La palabra griega ikhthys (pez) es para los cristianos un ideograma cuyas cinco letras griegas son las iniciales de Iesous (Jess), Khristos (Cristo), Theou Uios (hijo de Dios) y Soter ( Salvador). El mar es considerado tanto smbolo de la vida como de la muerte, por eso se lo considera como el espacio de las trasformaciones, los renacimientos y la resurreccin.

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Niveles de lectura en El viejo y el mar

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El pez es tambin, junto con el vino, un smbolo del banquete eucarstico: Cristo resucitado come de l. El delfn es otro smbolo de regeneracin y ha sido utilizado para representar a Cristo y a la gloria de la paz interior. El viaje que realiza Santiago representa la bsqueda de la verdad de la Revelacin y la barca en que l navega para alcanzar su objetivo de pescar las almas simboliza a la Iglesia. El pjaro que aparece al principio para orientarlo en la pesca es un mensajero del cielo, que puede ser tanto el smbolo del Espritu Santo como el de un ngel enviado por Dios para custodiar la misin de Cristo. Hay una descripcin durante la pesca del enorme pez que nos recuerda al suplicio de Cristo durante el Va Crusis: He had pushed his straw hat hard down on his head (como una corona de pas) before he hooked the fish and it was cutting his forehead. He was thirsty too and he got down on his knees.6 Adems, se menciona varias veces durante la navegacin que Santiago est a punto de desmayarse por el dolor y el cansancio. No es casual que el sabio pescador insista tanto en enganchar al pez por el corazn. ste rgano es el centro vital y espiritual del ser humano. En la tradicin Bblica el corazn simboliza el hombre interior, que es a donde debe llegar Cristo para modificarnos. Santiago tiene un sueo recurrente de playas blancas y leones. Las playas blancas son smbolo de la pureza y la eternidad divinas. El brillo de las playas enceguece, como si estuviramos en presencia de la luminosidad celestial. Los leones simbolizan el poder y la justicia de Cristo Juez. El nio Manoln representa la inocencia, la pureza, el estado ednico anterior al pecado original. Por eso Santiago lo invoca casi con desesperacin durante la pesca. El viejo quiere que el pez se eleve de las aguas profundas y oscuras, del pecado, para que salga a la superficie y l pueda atrapar su corazn. Santiago no logra lo que se propone en una primera instancia: los tiburones, el mal, impiden su labor. Cristo debi morir para salvar a toda la humanidad. Y Santiago est dispuesto a morir. Pero no muere durante la pesca. Primero, debe cargar su cruz, el mstil del barco, y subir la pen-

diente. Cinco veces necesita detenerse a descansar. Y cuando llega a su choza se acuesta en la cama con los brazos abiertos y las manos lastimadas, llagadas, como la figura de Cristo en la cruz. Santiago no muere en ese momento, sino que Manoln se proyecta sobre l como una brisa de esperanza: saldrn nuevamente a pescar. Sin embargo, el llanto del nio al ver al viejo tendido sobre la cama nos entristece: estamos frente a la figura que sublima el dolor de toda la humanidad. Y un malestar en el pecho y la saliva espesa que Santiago sinti en la lucha con el pez nos anuncian el Sacrificio. Slo un genio de la palabra, como lo fue Hemingway, pudo haber plasmado en un texto tan breve y simple una obra maestra de innumerables enigmas y misterios universales.

NOTAS

1 Hemingway, Ernest, The old man and the sea, New York, Scribners Paperback Fiction, 1995, p. 120. 2 Idem, p. 40. 3 Idem, p. 37. 4 Idem, p. 116. 5 Idem, p. 120. 6 Idem, p. 46.

Mara Laura Prez Gras es licenciada en Letras por la USAL, donde ejerce la docencia. Integra el Equipo de Gramma

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MISTERIOS ARLTIANOS: CMOpor Dbora Prez Louro

SER

UN CONSERVADOR EXCNTRICO

Deseamos en este ensayo comentar cmo es, en lneas generales, la escritura de Roberto Arlt. Hemos elegido para este anlisis un grupo de aguafuertes inditas hasta 1996, pensadas por el autor para ser publicadas en el diario El Mundo, recopiladas por Sylvia Satta y Gastn Gallo, y reunidas bajo el sugestivo ttulo de: Secretos femeninos.1 Si bien nos ha interesado este corpus de textos periodsticos, creemos que en toda su literatura es posible rastrear los rasgos salientes que proponemos en este trabajo. Nuestro objetivo consistir en demostrar de qu manera la paradoja, no percibida durante tantos aos, usurpa la escritura arltiana y cmo una lectura cuidadosa debe reponer ciertos significados que el texto se empea en naturalizar. El Prlogo de nuestra edicin, a cargo de Guillermo Garca, caracteriza la escritura de este autor como excntrica. Este atributo, vlido por cierto en determinados aspectos, no hace ms que confirmar un modo de recepcin que ubica a este escritor, desde lo ideolgico, en un sitio marginal. Veamos ahora de qu forma se justifica esta desviacin. Debemos aclarar, en primer trmino, que el adjetivo adquiere aqu su valor original, significa que est fuera del centro. Es preciso considerar el centro como el lugar de lo aceptado, lo convencional, espacio socavado y evitado sistemticamente por la expresin arltiana. De acuerdo con lo expuesto por Garca, esta tendencia anrquica es rastreable sobre todo en los materiales con que se construye el texto, en el trabajo con los gneros y en el tratamiento de los temas. 2 Continuemos tras los pasos sealados en este paratexto a fin de justificar aquella excentricidad

planteada. En lo que a lo lingstico se refiere, casi toda la tradicin crtica de Arlt ha operado entre el remanido juicio acerca de la mala escritura y el elogio de figuras como Juan Carlos Onetti o Ricardo Piglia, quienes han ledo la desprolijidad de otra forma. Para ellos, la escritura arltiana trata de rescatar un cmulo de voces desplazadas de los sistemas literarios dominantes y de incorporar al territorio de las letras lo excntrico- lingstico: el uso del dialecto inmigratorio, el lunfardo y las jergas. Los textos que nos proponemos analizar muestran a las claras esta inclusin; frases como l (...) aguantaba la mecha, trese a muerto, no mande nada o jeta de besugo, napia largota todo un mozo narizotas (...) sin decir ni oste ni moste. Y el babln narizotas dale que dale son slo algunos (de los innumerables) ejemplos de lo expuesto. No obstante, a pesar de la tensin existente entre estos dos polos (la reprobacin o el halago), nos encontramos siempre con el mismo modo de lectura que sigue emplazando a Roberto Arlt en los mrgenes. El trabajo desde lo genrico tambin ha merecido un comentario similar. En algunos textos, este escritor echa mano a formas altamente cristalizadas con fines humorsticos, caricaturescos o para expresar contenidos extravagantes. En otros, como en las aguafuertes, surge en primer plano el problema de la hibridacin. Pensemos que, ya desde la actividad periodstica, est presente el aspecto lateral mencionado anteriormente; no solamente, a causa del alejamiento que esta tarea supone de la literatura, sino adems, puesto que esta desviacin obedece a un juicio de clase: Es un marginal, porque debe trabajar en un diario

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Misterios arltianos: cmo ser un conservador excntrico

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para ganarse la vida. 3 No debemos perder de vista en este punto la inestabilidad misma que se desprende del concepto del gnero aguafuerte. Esta lmina de la realidad le permite al autor el cruce de registros referenciales y literarios y se convierte en un espacio apto para lo hbrido. Los textos que conforman el corpus elegido dan cuenta de estas intersecciones: mutan de las cartas de lectores a la nota de opinin, de la columna humorstico ideolgica a la respuesta al pblico. El gnero por el cual opta le posibilita estos desplazamientos, pero lo inscriben, al mismo tiempo, en el sitio perifrico del que hablbamos. Cabe destacar que, si bien a travs de estas lneas en el diario El Mundo logra acceder a un nmero enorme de lectores, 4 este mbito popular no lo eleva al parnaso literario, sino que lo confirma en lo excntrico. Si pensamos en la desviacin, lo temtico tambin se impone en este anlisis. Los rituales menores entre el hombre y la mujer se emplazan en sus lneas periodsticas, codendose de este modo con los acontecimientos ms relevantes de la poca. Quiz el referente, como elemento de anlisis, se constituya en uno de aspectos ms evidentes de la marginalidad propuesta. En la narrativa de Arlt, es notoria su predileccin por los seres apartados socialmente de lo convencional, por los desclasados, por aquellos que han cado a las profundidades ms srdidas del sistema. En estos personajes, encontramos, de manera clara, la certeza de la no-pertenencia a un lugar definido dentro de la sociedad. La angustia existencial, surgida a partir de la ajenidad padecida por ellos, los ubica en las geografas de trnsito o de marginalidad. Por ejemplo, en Dilogo de pensin, el tipo arltiano del homo erraticus se presenta en su hbitat: la pensin, lugar transitorio por naturaleza. Este personaje, hombre solitario, cnico y sin familia, no solamente carece de un hogar fijo (fsica o espacialmente hablando), sino que tampoco posee un sitio social, institucionalmente aceptado, y slo espera convertido en antihroe comprender un lugar que le d sentido a su existencia. Como vemos, lo temtico subraya una vez ms la preferencia de este escritor por los mrgenes. Debemos entender este tercer punto, el referencial, como una doble desviacin: por un lado, la presencia de seres extraados, incomprendidos o enajenados y de lugares perifricos y, por otro, la incorporacin de contenidos extravagantes o inslitos a espa-

cios tradicionalmente destinados a otros tpicos. Lo importante es que en ambas direcciones la excentricidad planteada se pone de manifiesto. Queremos retomar ahora una idea esbozada en el comienzo de este ensayo: la marginalidad, leda por Garca y comentada por la mayor parte de la crtica, constituye un acierto si slo tomamos en cuenta el costado social presente en la produccin arltiana. Es decir, todo lo expuesto hasta este momento resulta parcialmente correcto y supone una mirada sesgada de la escritura de Arlt, que ignora de un modo evidente otras posibilidades de lectura. Afirmar con tanta insistencia el desplazamiento arltiano del centro denota el descuido, casual o causal, por el material semitico con el que est construido su discurso. Nos interesa comentar a continuacin esos otros aspectos presentes y capitales de las aguafuertes. Trabajaremos aqu con la definicin propuesta por Voloshinov de signo ideolgico, valorativo y material, y de lenguaje como unidad mnima de la actividad intelectual que encierra en s misma una concepcin de mundo. Debemos recordar adems la concepcin bajtiniana sobre la palabra como un espacio habitado, en el cual se desarrolla el combate entre las distintas valoraciones sociales que pugnan por usurpar el signo y as perpetuarse en el poder. Para abordar nuestra tarea, es conveniente plantearnos algunos interrogantes acerca de la materialidad discursiva que nos ayuden a desentraar su funcionamiento textual. Por ejemplo: Cuntos acentos es posible percibir dentro de los textos (de los signos que los conforman) de un autor? Un nico discurso puede ser a la vez central y excntrico? Lo que pretendemos en estas lneas es cuestionar la marginalidad arltiana como algo absoluto y reflexionar del siguiente modo: si ser excntrico supone ocupar un espacio lateral en lo literario desde lo lingstico, lo genrico y lo temtico y ser central implica convalidar los acentos dominantes del signo lingstico, es posible la convergencia de ambas posiciones en un mismo discurso? Los textos de Arlt constituyen una prueba evidente de que esta conciliacin no es impensable. Para analizar en qu aspectos el discurso arltiano se erige como hegemnico, debemos considerar la teora de Elsa Drucaroff acerca de los rdenes discursivos.5 En las lneas anteriores, mencionamos que las palabras son arena de lucha; ahora tenemos que ahondar en este tema, afirmando que los protago-

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22 nistas de este enfrentamiento son las clases sociales y los gneros. Cada uno de ellos pugna entre s por imponerle un determinado acento a las palabras, para luego naturalizarlo, para que esta valoracin sea percibida como neutra y se eternice en ellas. Para comprender mejor este planteo, definiremos a continuacin ambos rdenes discursivos: ...el Orden de Gneros Sexuales es el conjunto de discursos por medio de los cuales tiene lugar, por lo menos en principio, la lucha de los gneros femenino y masculino, por medio de los cuales se la ocluye, se la exhibe, se ejerce el poder de un gnero sobre otro, se resiste ese poder frontal o subrepticiamente. El Orden de Clases es el conjunto de discursos por medio de los cuales tiene lugar, por lo menos en principio, la lucha de las clases sociales antagnicas y los fenmenos de enfrentamiento que ella provoca, el conjunto de discursos por medio de los cuales se la ocluye, se la exhibe, se ejerce el poder de una clase sobre otra, se resiste ese poder frontal o subrepticiamente No debemos perder de vista que ambos rdenes son independientes, que por momentos se entrecruzan, pero que nunca se confunden. En este sentido, es preciso tener en cuenta que, como no existe subordinacin entre ambas instancias, a lo expuesto por Voloshinov acerca del signo ideolgico como arena de la lucha de clases, debemos sumarle de la lucha de gneros. Ahora bien, partiendo de estos conceptos intentaremos auscultar los mltiples latidos acentuales que subyacen en los signos de las aguafuertes arltianas, en tanto manifestacin de intereses de gnero antagnicos. Nos interesa trabajar con tres tpicos, desarrollados a lo largo de toda la literatura de Arlt, y, especialmente abordados en estas aguafuertes: el matrimonio, la castidad femenina y el menosprecio por las fminas. Los tres dan cuenta no slo de la situacin de inferioridad que padecen las mujeres, sino tambin de los mecanismos perversos (que cruzan tanto el Orden de Gneros, como el de Clases) que envuelven a los sujetos de ambos sexos en la telaraa social. Observemos algunos ejemplos para luego arribar a las conclusiones. En las aguafuertes, el matrimonio, primer tema que deseamos analizar, se despliega en toda su amplitud. En esas lneas, queda de manifiesto que las mujeres intentan casar (cazar?), a como d lugar, a los hombres, para poder de esta manera formar una familia y ser mantenidas por sus espo-

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sos. Esta situacin es estudiada por Drucaroff, quien la define usando la analoga del Falo contra la red.6 En esta metfora est presente la idea de trampa- noviazgo que Arlt expone en todos sus textos. En ella, queda planteada de modo evidente la complicidad entre novias y suegras que tiene como fin artero atrapar al novio incauto. Por supuesto, esta entelequia no se vincula con lo fisiolgico, pero posee, sin duda, una materialidad semitico- ideolgica potente. En La madre en el balcn, el autor textual elige determinados trminos que no hacen ms que mostrar cul es el rol de cada uno en la relacin y cmo se desarrolla el noviazgo: mientras la novia intenta llevar a la magnfica bestia (...) al matadero (Registro Civil), para no quedar agriada por el celibato como su hermana mayor, una seora gorda, con pinta de hipoptamo que buchea agua, (...), la madre vigila (...) implacable y levanta la guardia. sta parece ser la tarea ms trascendente desplegada por estas suegras que se convierten en verdaderas militares a la hora de que sus nias cumplan con su destino. Esta ltima palabra no es azarosa, ya que en las pginas arltianas la boda aparece como el fin primordial de toda mujer. Resulta curioso el modo en que opera en estas fminas el casamiento; si bien ste constituye su objetivo fundamental, las transforma en matronas de carne dura y de gesto mandn. No obstante, la condicin de las solteras7 tampoco es mejor, puesto que no han cumplido con su destino. En Mujeres despus de los veintisis aos, es posible ver que ellas poseen lindas almas de piedra y magnficos corazones de corcho, viven la epidemia en el infierno de la solteras y, como no han sido tocadas por la prodigiosa aventura del matrimonio parecen brasas cubiertas de una fina pelcula de ceniza. En estos ejemplos, se puede observar cmo el campo semntico de la muerte y la enfermedad se despliega sobre aquellas que no se vinculan con los hombres. De este modo, la evasin o el aplazo del matrimonio son vistos como una desviacin que se paga caro. Por ejemplo, en Hoy hablemos de las poetisas, la mujer que tiene intereses intelectuales, cuando cumple treinta aos, desea ser una vulgar ama de casa; estar casada con un seor que entienda de cuentas, pero ya es tarde. Volveremos ms adelante con esta aguafuerte. Tambin resulta interesante el juicio que merecen de parte del Arlt- narrador los bgamos. En La honorable profesin de bgamo, este ser es

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Misterios arltianos: cmo ser un conservador excntrico

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descripto como un hombre candoroso, tierno de corazn y animado por un extraordinario sentimiento de justicia, que lo obliga a proceder salomnicamente. Constituye casi una anttesis ligar la justicia a aquellos hombres que la violan, cometiendo un delito para la ley. Sin embargo, el bgamo goza de este beneplcito, debido a que otorga al por mayor aquello que las damas aoran: el casamiento. Es decir, como l no mancha el buen nombre de sus esposas, la engaada queda con la mercadera a salvo y su crdito sin grieta de ninguna catadura, su falta es menor. En esta concepcin, puede observarse que lo fundamental no son los sentimientos de las esposas, sino el honor de ellas frente a la sociedad. Otro asunto vinculado a la boda, que merece nuestra consideracin, es la tensin entre pasividad- actividad que atraviesa a las mujeres. Aunque en los textos arltianos se evidencia que son ellas las que quieren atrapar al novio, deben jugar la comedia de la pudibundez , esto implica desempear un rol activo (en la caza de buenos partidos), pero simular una pasividad que les haga creer a sus novios que son ellos los que actan. En Misterios femeninos, queda clara la farsa que se lleva a cabo. Debemos, para este anlisis, preguntarnos qu clase de verbo es besar; aparentemente puede ser transitivo (cuando un sujeto A besa a un objeto B o cuando un objeto B es besado por un sujeto A) o recproco, en su forma pronominal besarse (cuando dos sujetos se besan entre s). Sin embargo, es preciso aclarar que dicha reciprocidad slo existe en la gramtica y que los noviazgos de Arlt estn signados por la transitividad. En esta aguafuerte, una amiga del narrador se queja de su novio, quien ha demorado un ao en besarla, ella afirma que le hubiera agradado mucho besarlo y que la besara. No obstante, cuando al cabo de un ao, el hecho ansiado se concret, ella recibi el beso framente. Es decir, a pesar de que durante tanto tiempo ella ha estado esperando paciente y pasivamente esa demostracin de amor, en el momento en el cual se produce el contacto, finge indignarse. Resulta obvio, aunque no por eso menos pertinente, que el motivo de esta ofensa no se halla en los sentimientos de la muchacha, sino en el resguardo de su pudor, en el disfraz con que enmascaran sus palabras y sus actos. Como vemos, para que este verbo pueda ser vivido como recproco, son necesarias la cada de los estereotipos femenino-pasivo, masculino-acti-

vo y ciertas condiciones de gnero que estn lejos de estas relaciones. Este verbo es un elemento mnimo, pero nos sirve de ejemplo para mostrar cul es el rol que deben adoptar los hombres y cul, las mujeres. Nuestro segundo tema, la castidad femenina, adquiere en Arlt dimensiones inusitadas. A lo largo de sus obras, esta imposicin especulativa y, por supuesto, obligatoria se multiplica en los personajes femeninos. El primer punto a tener en cuenta es que el inters en guardar el estado casto constituye uno de los pilares de la actividad femenina que tiene como fin el casamiento. Es decir, un ingrediente fundamental de las trampas- noviazgos es el cuidado de la castidad; sin l, el pretendiente puede desgarrar la red, infamar a la novia y tener un motivo vlido para huir. En Una pobre mujer, se nos expone con claridad como un mal paso (eufemismo que curiosamente no precisa explicacin alguna y ha devenido un lugar comn dentro de la literatura popular, en el tango, por ejemplo), dado a los diez y siete aos, puede arruinar la vida de una seora que, aunque logr casarse con otro, sigue siendo una pobre mujer. Resulta interesante el modo en el que Arlt introduce las supuestas palabras de esta mujer. A pesar de que elige el discurso directo, aparente garante de una reproduccin textual impoluta, pueden verse en la frase las valoraciones sociales dominantes que reprueban el libre desempeo femenino. Ahora bien, tambin es probable que la aceptacin sumisa haya llevado a una seora a pedir ayuda diciendo: Me perdon (...) yo me resigno a todo porque s que no tengo derecho a nada. Este renunciamiento a la propia dignidad merece que nos preguntemos el motivo por el cual un ser inocente llega a ese punto. La respuesta se halla indudablemente en la falsa conciencia, mecanismo por el que las relaciones de la base aparecen invertidas en la superestructura. Qu otra cosa sino falsa conciencia puede ser el pedido para Arlt Seor hable a favor mo (...) (para volver a) ser apreciada como esposa y la humillacin padecida sirvo igual que una sirvienta, no como una esposa y as tambin me llama? Tambin es interesante observar cmo la ley no es pareja para ambos esposos. Luego de la extensa perorata litrgica que intenta hacer entrar en razones al seor y que ubica a Arlt absolutamente en el centro de la moral judeo- cristiana que equipara sexo y pecado, el narrador le pregunta a fin de que reflexione: No has enga-

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24 ado a ninguna mujer antes de casarte?. Como bien sabemos, si lo que intenta el narrador es que el hombre se ponga en el lugar de su esposa para comprenderla mejor, el interrogante debera haber sido otro, por ejemplo, Acaso t no has pecado carnalmente antes de casarte con tu mujer? Esta pregunta sera impensable para Arlt, pero la ley que nosotras no hemos inventado debera ser pareja y no tendra que ser rigurosa. Como ya hemos explicado, la preservacin de la castidad no constituye una honesta voluntad femenina, sino un deseo conveniente, una estrategia para asegurarse el tan ansiado casamiento. Debemos aclarar que, por consiguiente, son tambin las mujeres vctimas de esta imposicin y ah radica el doble mecanismo perverso en el que se encuentran: a las oprimidas del sistema se les exige que contribuyan a la perpetuacin del mismo. Ya hemos comentado, la complicidad en la que se sumergen la novia y la suegra, a esto debemos sumarle la accin de los vasallos del sistema. A la hora de resguardar la castidad de las nias se echa mano a todos los elementos disponibles, el hermanito de ella es slo un ejemplo. En El acompaante, queda en evidencia el malestar que le produce al menor la labor medianera y antimasculina que le encargan. Nuevamente se nos aclara cules son las tareas que le interesan a las mujeres y cules a los hombres. A pesar de ser pequeo, l ya es consciente de que el rol de un Lazarote o un Roldn del pudor domstico es minsculo para su hombra y siente menoscabada su dignidad de purrete porque le miran a la mocita. Lo curioso es que a tan temprana edad haya comprendido, ingenua pero certeramente, lo expuesto por Lvi- Strauss8 : la circulacin de mujeres se produce entre hombres que las poseen; de ah, el reemplazo pronominal del objeto indirecto: le miran a su hermana porque ella es de su propiedad (aunque no sea una cuestin individual, sino familiar, Todo mocoso tiene una idea exageradsima del honor de la familia y de la hermana). El tercer tema que deseamos abordar es el menosprecio de Arlt- narrador por las mujeres. La subestimacin intelectual que nos profesa en las aguafuertes, y en toda su obra en general, desaparece cada vez que se topa con una mujer sagaz. Claro que su misoginia no le permite hacer explcito el reconocimiento de esa inteligencia; no obstante, podemos leer su silencio o la ausencia de comentarios sarcsticos como un indicio de res-

Estudios e investigaciones

peto. Es posible que este respeto se encuentre vinculado, como sucede a veces, al miedo, ya que se presiente en l el temor a una enemiga que se corre del lugar previsto en el frente de batalla, se coloca al lado de su contrincante (en posesin de la pluma) y exhibe el funcionamiento de las armas propias de su bando. En Opina una soltera, esta situacin se pone de manifiesto. Esta mujer que toma la palabra para dejar al descubierto los mecanismos de sometimiento femenino, que se diferencia de las dems, no slo por ser soltera y tener treinta y cinco aos, sino tambin por trabajar y ganarse la vida, plantea con total lucidez: dnle durante dos o tres aos a una mujer oportunidad de ganarse decentemente la vida, y ver cmo esa misma mujer, a medida que se va volviendo consciente de sus fuerzas, se hace cada vez ms refractaria a dejarse engranar por una vida, donde hay diez obligaciones para una sola satisfaccin. Resulta curioso el hecho de que el narrador no comente esta carta que ha recibido, ni agreda a su emisora (como ocurre en otras) y se limite a calificarla de interesante. Mencin hecha de esta excepcin, verdadera rareza en el desprecio arltiano, en sus textos las mujeres aparecen como seres sin ninguna capacidad (excepto para las que considera tonteras menores como ocuparse de la casa y de los chicos, ya que el trabajo domstico est absolutamente invisivilizado en sus escritos). En las aguafuertes, tenemos sobradas muestras de dicho menoscabo. Por ejemplo, en La primera escaramuza, la mujercita ideal, a pesar de ser vctima de una excusa pueril que la convierte en engaada, despide a su flamante esposo desde su sitio de ama de casa sumisa diciendo: Bueno, sal querido... Que se te hace tarde. Tens pauelo limpio?. La frase evidencia que no slo no percibe el engao, sino que adems es ideal (con o sin el atroz diminutivo), puesto que, aunque piense, sin decirlo, Todos iguales... Todos, sigue desempeando el rol social y familiar asignado. En Un paquete de caramelos, otra mujer tonta (casi un epteto arltiano) es engaada por un calavera a la violeta y hasta se jacta de su esposo, un verdadero cachafaz. El texto muestra con claridad que las mujeres son capaces de quedarse junto al diablo, si el diablo tiene una sola virtud que ennoblezca su vanidad. Estpidas o engredas, las esposas son extorsionadas con regalos menores por los cuales venden su sagacidad. Y los maridos, conscientes de esta situacin, la aprovechan y sostienen: Con un ramo de violetas a

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diez guitas, le proporcions a tu mujer la ilusin de que sos capaz de matarte por ella. Volveremos ahora a Hoy hablemos de las poetisas, texto en el cual el menosprecio por la capacidad femenina se torna escandaloso. A lo largo de esta aguafuerte, es posible rastrear un sinfn de trminos cuya connotacin negativa se encuentra vinculada con las escritoras. Las llama despectivamente rimadoras, cree que son el escndalo de la tribu y una especie de enfermedad nacional, que publican en un periodiquito semanal porque son hijas de. Denomina a sus textos esperpentos, versos que salen ms tullidos que un modelo de casa ortopdica, elucubros, saetazos de su pluma. Y sugiere el casamiento como nico remedio para salvar a una poetisa incipiente, ya que ste le proveer la nica literatura conveniente para las seoras: obras ejemplares y utilsimas, como ser el Manual de la perfecta ama de casa, Manual de la cocinera o La mdica de la casa. Puede desprenderse de estos semas otro sentimiento que no sea el profundo terror de hallarse frente a una mujer que pueda desempear con maestra el mismo oficio de Arlt? Acaso la capacidad de construccin simblica que conlleva el ejercicio de la literatura provee a las mujeres de una independencia intelectual que atemoriza al narrador? Debemos creer de buena fe que este comentarista no conoce varones poetas, rmoras del arte a los que haya que sacarle el berretn verseador de la concavidad enceflica? En este texto, se vuelve a plantear la oposicin sexista entre las ocupaciones sanas y activas, propias de las mujeres, los paales y el bibern del inocente y las tareas intelectuales que, cuando son desarrolladas por estas polillas de las costumbres, se convierten en una enfermedad que precisa cura. Del maremagnum lingstico-irnico de esta aguafuerte, podemos colegir dos cuestiones: la primera es la certeza de que la literatura arltiana se emplaza, en cuanto al Orden de Gneros, en un sitio central, puesto confirma las valoraciones sociales hegemnicas, y la segunda nos conduce a pensar que Arlt puede tolerar sin herir la opinin de una mujer inteligente, pero no acepta que el otro gnero tenga acceso a las herramientas lingsticas de las que l echa mano en el enfrentamiento; es decir, su contrincante puede escribir cartas (gnero discursivo especialmente ligado a lo femenino), no obstante, su pertenencia al universo literario resulta inconcebible.

En conclusin, de todo lo expuesto podemos colegir que la literatura arltiana se establece sin inconvenientes en un mbito conservador, ya que los signos que la conforman participan, sin objecin alguna, de la ideologa dominante. Lo que nos parece ms notable para sealar es que la construccin textual arltiana es consciente del conflicto de gneros que presenta; sin embargo, Arltnarrador elude toda referencia relacionada con la discriminacin sexista. Es decir, muchos de los fragmentos citados evidencian el conocimiento del autor acerca de la situacin que afecta a las mujeres, pero, en ningn caso, se evidencia en ellos una sensibilidad que vaya ms all del reconocimiento de un statu quo que se admite como natural y que alce una voz de resistencia frente a la marginacin. Es curioso, pero Arlt acta en este aspecto como un sometido, puesto que, a pesar del reconocimiento de la tensin, intenta neutralizar la opresin femenina, alindose de esta forma con los poderosos, disfrutando as del nico espacio hegemnico que su existencia le ha posibilitado, el obtenido en el pacto entre varones. Para finalizar, debemos reflexionar sobre los modos en los que ha sido ledo Arlt. A la luz de todo lo explicado en estas lneas, no resulta extrao que, desde sectores tan dismiles, se haya insistido tanto en la excentricidad arltiana. Si existe una escritura que naturaliza la opresin, tambin se presenta una lectura que no percibe o a la que no le interesa decodificar esa voz dominante tan notoria y evidente en los textos analizados. Es cierto que se lee desde una posicin ideolgica que atae al Orden de Clases; no obstante no debe olvidarse que tambin se interpreta desde un espacio ideolgico en lo que al Orden de Gneros se refiere y que este lugar no se vincula con el sexo/ gnero del lector real, sino con una mirada orientada hacia el material semitico que exhibe el conflicto. Por ltimo, debemos mencionar que el sinceramiento en las relaciones entre los gneros y la conciencia de la lucha que el sarcasmo y la irona ponen de manifiesto, no bastan para comprender la compleja situacin que involucra a varones y mujeres. Los prejuicios morales de los cuales en apariencia se burla y la farsa burguesa que presuntamente denuncia participan de la moral que Arlt tiene profundamente internalizada. Y fue justamente esto lo que intentamos demostrar en este trabajo: el doble juego de esta literatura y la lectura parcial que de ella se ha hecho. Por un

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26 lado, los textos arltianos anan una nefasta combinacin: conciencia y silencio, situacin que slo puede ubicarlos como reaccionarios en el Orden de Gneros, y, por otro, construyen un enemigo de la libertad individual que deja al descubierto no slo su adscripcin a la moral burguesa que critica, sino tambin la ausencia de un anlisis profundo que le permita ir ms all de sus espectros misginos.

Estudios e investigaciones significativo el hecho de que en espaol, como en otros idiomas, sea imposible referirse a una mujer sin hacer alusin a esa condicin. 8 LVI- STRAUSS, Claude, Las estructuras elementales del parentesco, Mxico, Origen Planeta, 1985.

BIBLIOGRAFAARLT, Roberto, Secretos femeninos, Buenos Aires, Editorial La Pgina, 1996. BAJTN, Mijail, La palabra en la novela en Teora y esttica de la novela, Madrid, Taurus, 1992. DRUCAROFF, Elsa, Arlt: Profeta del miedo, Buenos Aires, Catlogos, 1998. --------------- Orden de Gneros/Orden de Clases. En la palabra muerde el perro en Homenaje a Ada Barbagelata, Buenos Aires, Sylvia Wendt y Marta Royo Editoras, 1994. LVI- STRAUSS, Claude, Las estructuras elementales del parentesco, Mxico, Origen Planeta, 1985. VOLOSHINOV, Valentn, El signo ideolgico y la filosofa del lenguaje, Buenos Aires, Nueva Visin, 1976.

NOTAS1 ARLT, Roberto, Secretos femeninos, Buenos Aires, Editorial La Pgina, 1996. 2 GARCA, Guillermo, Prlogo en ARLT, Roberto, Op. Cit. 3 No trataremos aqu con detenimiento la consideracin que tuvo Arlt de parte la crtica, de los popes de la literatura argentina y del mundillo editorial de su tiempo, pero entendemos que su recepcin ha estado signada por sus diferencias con el centro literario argentino. Aunque el abordaje de estas cuestiones excede los propsitos de este ensayo, sostenemos que sera interesante rastrear cmo las lecturas de clase ubicaron a este escritor en posiciones tan dismiles, como el oprobio del desclasado o la revalorizacin de la voz popular. 4 Este tabloide posea una enorme circulacin en aquel momento. Durante la poca de produccin de estas aguafuertes (desde 1929 hasta 1933) el precio de El Mundo era inferior en un cincuenta por ciento a los dems peridicos. 5 DRUCAROFF, Elsa, Orden de Gneros/Orden de Clases. En la palabra muerde el perro en Homenaje a Ada Barbagelata, Buenos Aires, Sylvia Wendt y Marta Royo Editoras, 1994. 6 DRUCAROFF, Elsa, Arlt: Profeta del miedo, Buenos Aires, Catlogos, 1998. 7 Es notoria la connotacin negativa que este adjetivo, cuyo valor denotativo es igual para el varn, adquiere para las mujeres. No slo se trata de aportar con l una valoracin desfavorable, sino tambin de definir a una persona por su estado civil. Resulta

Dbora Prez Louro es Profesora de Castellano, Literatura y Latn (Inst. Superior del Profesorado Dr. J. V. Gonzlez) y Licenciada en Letras (USAL).

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ENTREVISTAS

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IBHEAR WALSHE: EN LA LITERATURA IRLANDESA DE HOY LA INFLUENCIA DE BECKETT ES MAYOR QUE LA DE JOYCEEntrevista por Juan Jos Delaney

Estuvo fugazmente en Buenos Aires el doctor ibhear Walshe, del Departamento de Modern English en University College Cork (UCC, Irlanda). Experto en literatura irlandesa actual, ha editado Ordinary People Dancing: Essays on Kate OBrien (Cork University Press, 1993), Sex, Nation and Dissent (Cork University Press, 1997), Elizabeth Bowen Remembered (Four Courts Press, 1999) y The Plays of Teresa Deevy (Mellen Press, 2003). Junto a Brian Cliff coedit Representing the Troubles (Four Courts, 2004) y ha contribuido al cuarto volumen de la ineludible introduccin a la literatura de la Isla Esmeralda titulada The Field Day Anthology of Irish Writing. Prximamente Irish Academic Press dar a conocer su biografa Kate OBrien. A Writing Life. El profesor Walshe aprovech su primera visita al pas para dictar conferencias sobre Wilde, Joyce y John Banville en la Escuela de Lenguas Modernas de nuestra Universidad y tambin en la UBA y en la UCA. Durante la conversacin que mantuve con l dio cuenta de la situacin de la literatura irlandesa hoy, sobre la que an gravita el saludable peso de los clsicos. Habl, adems, de una Irlanda Moderna (Modern Ireland) que ha cambiado sustancialmente a la sociedad. Sobre esto se ha repetido que su ingreso en el Mercado Comn Europeo fue decisivo como tambin lo fue respecto del despertar econmico del denominado Tigre Celta; pero no pocos entendemos que fue la formidable inversin en Educacin decidida hace ms de treinta aos atrs el resorte ltimo de los drsticos cambios que estn transformando a la isla.

Qu est ocurriendo hoy con la literatura irlandesa? Sigue siendo James Joyce una gran influencia? S, creo que para los jvenes escritores irlandeses Joyce sigue siendo todava una gran influencia. Pero, al mismo tiempo, es tambin una especie de obstculo. Cmo lograr lo que l hizo como novelista? Los jvenes escritores sienten tambin esa responsabilidad de tener que escribir sobre Irlanda. Si uno es un escritor irlands, por qu necesariamente debe escribir sobre Irlanda? Y adems est el problema de que la Irlanda sobre la que se escribe est cambiando mucho. Y en cuanto a otros escritores de generaciones anteriores como Liam OFlaherty o Frank OConnor, por ejemplo, tienen ellos alguna gravitacin sobre el presente? No lo creo. Y es una pena. Otro autor perteneciente al grupo que usted menciona es Sean OFaolain que escribi historias muy buenas que estn hoy fuera de circulacin. Los escritores actuales han conocido a estos narradores en la escuela pero hoy los consideran anticuados. Comparte esa opinin? No se reeditan porque no existe un inters por sus obras, ms all de lo acadmico. A partir de los ochenta hay, creo, una reaccin contra esa tradicional manera de contar historias a lo que se suma una tendencia a escribir novelas ms que cuentos, a eludir los dialectos, los temas rurales y los ambientes puramente irlandeses. Todo eso est cambiando. Nos interesa lo urbano, la posmodernidad, la historia...

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30 Cul es el autor que ms gravita sobre la generacin actual de escritores irlandeses? Entiendo que es Samuel Beckett, cuya produccin tiene un gran peso sobre la narrativa especialmente. Es una visin distinta de la de Joyce: plantea cuestiones existenciales nacidas del pesimismo originado por la Segunda Guerra. Qu puede decirnos de Kate OBrien sobre quien usted acaba de completar una biografa? A diferencia de los viejos escritores que mencionamos, la obra de Kate OBrien, quien vivi entre 1897 y 1974, est siendo redescubierta. Sus libros se reeditan y hay un gran inters por su trabajo. Creo que la razn es que sus temas y asuntos estn situados fuera de Irlanda. Ella se ocup de los muchos que dejaron Irlanda, a diferencia de OFaolain y OFlaherty que escribieron sobre los que se quedaron. Y eso hoy no es muy popular. Joyce se fue de Irlanda, Beckett y OBrien tambin. Cuando Mary Robinson asumi la presidencia de Irlanda, en 1990, cit a Kate OBrien en relacin con el lugar que Irlanda deba ocupar en Europa. Mary Lavelle (1936), That Lady (1946) y As Music and Splendour (1958) son sus novelas ms importantes. Cmo fue su experiencia de bigrafo? Esta es la primera biografa que escrib y espero que se publique el prximo ao. El de la escritura de esta obra fue un proceso muy interesante pero necesariamente complejo en un pas tan pequeo como Irlanda donde todava vive mucha gente que conoci a Kate OBrien. Muchos de los que la trataron no queran hablar de ella: era lesbiana y eso era un problema. La escritora nunca lo dijo pero es posible descubrirlo en los libros. Me parece que si hoy estuviera viva el asunto no le preocupara. Es una biografa literaria o total? Me ocupo de su vida como un todo, aunque espero que el valor de la obra sea el de proveer datos que iluminen cada uno de sus libros. Es un estudio literario a travs de la vida. En verdad, hay muchos aspectos biogrficos de los que nada pude averigurar. S, por ejemplo que se cas pero no es mucho lo que pude averiguar sobre ese casamiento. El nfasis de mi trabajo est en la relacin vida-obra.

Entrevista a ibhear Walshe

Irlanda es un pas con una tradicin literaria muy rica. Cmo funciona el sistema educativo en relacin con esa realidad? Cuando yo era estudiante la literatura irlandesa que nos enseaban era la contempornea que se escriba en irlands (galico), y la que aprendamos en ingls era la de los britnicos, la clsica. Hoy en da hay un gran nfasis en la obra de Joyce. En mi poca tenamos que estudiar por lo menos una pieza de Shakespeare, una novela de Henry James y otra de Jane Austen, lo que no estaba mal. Pero para m no se debe leer a James cuando uno es adolescente. The Portrait of a Lady, que fue la que me toc a m, deb haberla ledo a los cuarenta, despus de saber algo ms sobre la vida. Y ahora los jvenes leen a Kate OBrien y a nuestros contemporneos. La censura en Irlanda ha desaparecido por completo. Qu narradores actuales son, a su juicio, los ms importantes? Los dos ms importantes son para m John Banville y John McGahern. McGahern, que es un excelente cuentista, parece un tradicionalista pero no lo es. Banville es un escritor moderno, experimental, un estilista. La de l es una escritura muy profunda y distinta, por ejemplo, de la de McGahern que escribe sobre la familia o el campo. Lo entrevist una vez y me asegur que los tres escritores que ms influencia ejercieron sobre l fueron Patrick Kavanagh, Kate OBrien y Samuel Beckett. Otro notorio novelista es Colm Tibn, autor de The Story of the Night (traducida aqu por Emec), y que ha publicado recientemente un trabajo brillante titulado The Master, sobre la vida de Henry James. En cuanto a poesa, ms all de Seamus Heaney y Paul