Giñol Caro

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Devaluacion

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  • Jorge Moch [email protected] Twitter: @JorgeMoch

    Qu giol tan caro

    QU HARAS CON VEINTITRS millones de devaluados pesos? Y qu no haras si dispusieras de esa fortunaa diario? Recin le un encabezado que de inmediato, para usar una muletilla eufemstica, llam poderosamente mi atencin: Pea Nieto gata ms de 23 millones de pesos diarios en promover imagen. Veintitrs millones. Diarios. Qu bruto. Son casi setecientos millones de pesos al mes. Ms de ocho mil doscientos millones de pesos al ao El gobierno tiene ese dinero y ms. Lo obtiene de ti y de m por la va de una cauda onerosade impuestos, de los ingresos petroleros, que cada da son menos y, por cierto, nunca vimos un clavo cuando hubo excedentes, que los hubo y abundantes; habra que volver a preguntar a los desperdiciados presidentuchos de la derecha, Vicente Fox y el inefable Caldern, qu pas con ese guardadito. Al menos en la teora el dinero pblico que administra (o dice administrar pero ms bien dilapida) el desgobierno federal estara destinado a gestionar el bienestar de los mexicanos. En realidad se usa una buena parte del pastel del erario para apuntalar la cada imagen del presidentucho actual, a mi juicio (y esta es una competencia sumamente reida) uno de los peores en la historia reciente, y de esa comedia de errores y mala entraa a la que llama su gobierno. Segn la nota del portal Regeneracin del 31 de agosto (puede consultar), slo en 2013 el gobierno federal encabezado por Enrique Pea Nieto gast $8,161,770, 224.00, en el 2014 $7,315,967,646.00 y en los primeros 7 meses del 2015 ha gastado $6,247,309,544.00. En total, la actual administracin federal ha gastado en comunicacin social $21,725,047,414.00; en promedio, el gobierno federal ha gastado 700 millones de pesos mensuales en propaganda oficial, lo que equivale a un gasto diario de 23 millones de pesos. En un pas como el nuestro, con tanta gente pobre, con tanta precariedad en las calles (vase una escuela rural, por ejemplo, o una clnica hospitalaria del extrarradio de cualquier ciudad), con tanta tara social nacida precisamente de la pobreza (que engendra ignorancia que engendra pobreza y as la maldita sierpe se muerde la rediviva cola) gastarse el tesoro pblico en cualquier cosa que no sea satisfacer las elementales necesidades de una poblacin depauperada es muy cuestionable. Hacer el gasto, en cambio, en cosmtica de imagen y divulgacin amigable de los logros de

  • gobierno (que no son logros, sino simple cumplimiento de sus naturales obligaciones) es ya de plano un acto criminal. Sobre todo en el contexto de una administracin a la que se vincula tanto con Televisa que es voz popular decir que Pea fue impuesto por el consorcio.

    Porque son las televisoras segn el informe, sobre todo Televisa y TVAzteca, las grandes beneficiarias de un reparto tan discrecional: solamente entre esas dos empresas acaparan el 50 por ciento del dinero pblico destinado a televisin. No es de extraar que sean los lectores de noticias de esas empresas algunos de los ms frreos defensores del jugoso inepto de Los Pinos: hay que cuidar el negocio.

    Cuntas escuelas levantaran 23 millones de pesos si no se cocinara el caldo de la corrupcin entre el desgobierno federal y sus proveedores favoritos, de sa que al final de la trcala significa casas lujosas? Quien est ms o menos empapado de costos en el mundillo de la construccin, podr decirlo. Si hablramos de un plantel modesto pero decente, quiz podramos terminar una: trescientas sesenta y cinco escuelas modestas pero completas por ao. Si Pea en lugar de embellecer su maltrecha imagen, hubiera abrazado un proyecto tan maravillosamente loco, a tres aos de su imposicin, hoy podra presumir de haber dotado al pas de mil 095 escuelas. Ms de mil escuelas en la mitad de un sexenio. sa hubiera sido una proeza en un Mxico neoliberalrrimo que hoy se ahoga entre espasmos devaluatorios, crisis de gobierno y estertores violentos.

    Muchas veces hemos escuchado en los ltimos aos que la salvacin del pas est en la educacin, en la cultura de la gente, en los nios antes de que se conviertan en la siguiente hornada de ninis. Pero nunca, que yo recuerde, se ha dicho que esa salvacin est en los anuncios del gobierno. Ni en su teatrito de marionetas mediticas. Ni mucho menos en la reputacin de un presidente a todas vistas corrupto.

    Al que adems, a estas alturas, ya nadie le cree nada.