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www.facmed.unam.mx 10 de octubre de 2013 Año I No.10 Publicación quincenal ISSN en trámite

Gaceta Facultad de Medicina Octubre 2013

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Gaceta Facultad de Medicina Octubre 2013Ruy Perez Tamayo

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  • www.facmed.unam.mx

    10 de octubre de 2013Ao I No. 10

    Publicacin quincenalISSN en trmite

  • Al nacer la Facultad de Medicina de la Real y Pontificia Uni-versidad de Mxico, la Medicina y la Ciruga haban quedado a la altura de la ciencia espaola de su tiempo, pues el Rena-cimiento lleg tardamente a ese pas; en el siglo XVI la ciencia mdico-quirrgica haba heredado el espritu medieval.

    En 1833, hace 150 aos, al nacer el Establecimiento de Ciencias Mdicas (ECM), nuestra Medicina se encontraba en un estado lamentable. Ya casi al finalizar el siglo XVIII se haba abierto la Real Escuela de Ciruga, con lo que el quehacer qui-rrgico se haba adelantado al progreso mdico.

    El 23 de octubre se cre el ECM, a imitacin de las coles de Sant del imperio napolenico.

    Napolen pensaba que a sus ejrcitos no les eran de su-ficiente utilidad los mdicos por un lado y los cirujanos por otro, por lo que decidi formar mdicos cirujanos. As, en el Mxico independiente de la corona espaola, los estudiantes egresados del recin fundado Establecimiento tambin reci-bieron el ttulo de mdicos cirujanos.

    Con la creacin del ECM los libros de texto tambin cam-biaron; se dio la bienvenida a libros de autores franceses, principalmente, quedando atrs Hipcrates, Galeno y Avice-na, entre otros ms.

    La primera sede del Establecimiento fue el Hospital de Betlemitas, cuyas paredes cobijan en la actualidad al Museo Interactivo de Economa, en la esquina que forman las calles de Tacuba e Isabel la Catlica.

    Pero el ECM no conserv mucho tiempo su nombre, cam-biando ste a voluntad de los gobernantes; finalmente se le conoci como Escuela de Medicina o Escuela Nacional de Me-dicina. Tampoco tuvo una sede definitiva por muchos aos, debiendo peregrinar por diversas edificaciones, hasta que en 1854, cediendo los profesores sus sueldos no devengados, y dando el gobierno federal otro tanto, se adquiri el edificio que albergara al Santo Tribunal de la Inquisicin, para asen-tarse ah en la segunda mitad del siglo XVIII y los primeros aos del siglo XIX, y que actualmente ocupa el Departamento de Historia y Filosofa de la Medicina, junto con el Museo de la Medicina Mexicana, el Archivo Histrico de la Facultad de Me-dicina y la Biblioteca Doctor Nicols Len.

    La Escuela Nacional de Medicina form, durante el siglo XIX, a los mdicos cirujanos que dieron fama a la Medicina

    La Escuela Nacional de Medicina a vuelo de pjaro

    Doctor Rolando Neri Vela*

    mexicana, como Miguel Francisco Jimnez, Manuel Carmona y Valle, Jos Mara Vrtiz, Ricardo Vrtiz y muchsimos ms; varios de ellos participaron en la apertura de la Academia Nacional de Medicina de Mxico, en 1864, la que prximamente cumplir 150 aos de fructfera existencia.

    Los hospitales que recibieron a los estudiantes de la Es-cuela Nacional de Medicina durante el siglo XIX fueron el Hospital de San Andrs, el Hospital de Jess, el Hospital de San Pablo (ms tarde Hospital Jurez), el Hospital Concepcin Bistegui, la Casa de Maternidad e Infancia, el Hospital de San Hiplito y, a partir de 1905, el Hospital General de Mxico dio acogida a los mdicos cirujanos en ciernes.

    Las especialidades mdicas se iniciaron en la ltima dca-da del siglo XIX; las primeras en aparecer, llamadas Cursos de Perfeccionamiento Mdico, fueron la Oftalmologa, la Obste-tricia y las enfermedades mentales.

    Durante el siglo XIX y la primera dcada del XX la Escuela Nacional de Medicina estuvo supeditada al Ministerio de Ins-truccin Pblica y en 1910, al reabrirse la Universidad Nacional, gracias a Porfirio Daz y Justo Sierra, sta la cobij.

    A partir de entonces, la Escuela Nacional de Medicina, que en la dcada de los 40 del siglo XX -con la creacin de la Sec-cin de Graduados- se transform en Facultad de Medicina, ha sido un semillero de mdicos cirujanos que se han distribuido no slo a todo lo largo y ancho del pas, sino por el mundo en-tero, dando fama a la Medicina mexicana.

    *Jefe del Departamento de Historia y Filosofa de la Medicina, Facultad de Medicina

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    DirectorDoctor Enrique Graue Wiechers

    Secretaria generalDoctora Rosalinda Guevara Guzmn

    Jefe de la Divisin de Estudios de PosgradoDoctor Pelayo Vilar Puig

    Jefe de la Divisin de InvestigacinDoctor Jaime Mas Oliva

    Secretaria administrativaLicenciada Graciela Ziga Gonzlez

    Gaceta Facultad de Medicina

    Gaceta Facultad de Medicina, ao I, nmero 10, 10 de octubre de 2013, es el rgano informativo oficial de publicacin quincenal editado por la Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Ciudad Universitaria, delegacin Coyoacn, CP 04510, Mxico, DF, a tra-vs del Departamento de Informacin y Prensa de la Facultad de Medicina, sptimo piso de la Torre de Investigacin, Circuito Interior sin nmero, Ciu-dad Universitaria, delegacin Coyoacn, CP 04510, Mxico, DF. Telfono: 5623-2432, correo electrnico: . Editora responsable: Martha Marn y Zapata.

    Nmero de certificado de reserva de derechos al uso exclusivo del ttulo: 04-2013-052311041600-203. ISSN digital en trmite. Responsable de la ltima ac-tualizacin de este nmero: licenciada Blanca Roco Mucio Ramrez, sptimo piso de la Torre de Investi-gacin, Circuito Interior sin nmero, Ciudad Univer-sitaria, delegacin Coyoacn, Mxico, DF, CP 04510. Fecha de ltima modificacin: 09 de octubre de 2013, . Los artculos con-tenidos en esta publicacin pueden reproducirse ci-tando la fuente. Los textos son producto del trabajo periodstico, reproducen las opiniones expresadas por los entrevistados, ponentes, acadmicos, investi-gadores, alumnos y funcionarios.

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    Contenido

    La Escuela Nacional de Medicina a vuelo de pjaro

    La Medicina puede hacer una mejor civilizacin

    Slo debe dedicarse a la Medicina aquel ser humano que verdaderamente tenga la vocacin

    La educacin mdica hoy en da

    El mdico como investigador en las Ciencias Biomdicas?

    Cambiando la montaa: Zontecomapa

    Examen profesional: el principio de 50 aos de ejercicio mdico

    Y de repente me convert en mdico interno de pregrado

    Experiencia y valoracin de un egresado de la FM en el extranjero

    Los recintos de la FM a lo largo de sus 180 aos de existencia

    La prctica de la Ciruga Plstica

    Carta a un joven mexicano estudiante de Medicina

    La educacin mdica en los aos sesenta y setenta

  • Es posible potenciar la mente humana para crear sujetos ms capaces o ms felices?, la conducta humana se puede indu-cir para un equilibrio o desequilibrio social?, un chip cerebral puede modificar la saciedad, la depresin o la agresividad?, es factible hacer ciruga cerebral o extracerebral sin bistur? y los nanoimplantes del rea premotora cerebral pueden mover mquinas a distancia?

    Todo esto es posible. Un mdico en la vida real leer durante 2013 A Phase I Trial of Deep Brain Stimulation of Me-mory Circuits in Alzheimers Disease, del grupo de Andrs Lozano en Canad, y se habr contestado la primera pre-gunta, sabiendo ahora que todo se logr con un marcapa-sos cerebral a 7 volts, 130 Hertz y durante 90 microsegundos de neuromodulacin en el eje frnix-hipotlamo de cada hemisferio cerebral. Entonces surgirn ms preguntas: una persona que acuda a consulta mdica y solicite tener ms memoria para terminar la Universidad lo antes posible, y poseer ms conocimiento ser ticamente correcta? y, si se ofrece como tratamiento, por los costos de tecnologa avan-zada, quines tendran acceso, quiz slo los ms ricos? y eso no creara ms desigualdad social?

    Cuando ese joven mdico lea The Human Connectome Project y lo asocie a Neuromarketing TED-project entonces se cuestionar por qu Nestl, Coca-Cola, Disney, nuestra ropa e industrias, y mucho de nuestro saber, consciente e incons-ciente, son similares en todo el mundo, como si estuvieran direccionados. Gran parte del conocimiento de la alta depen-dencia al tabaco y al alcohol de los adictos ha sido encontrado en circuitos de cerebros de humanos voluntarios y, as hoy, conocemos las reas de recompensa y antirrecompensa del estriado ventral cerebral para receptores dopamina 1 y 2; los poderosos intereses de diversas industrias han logrado modi-ficar nuestra percepcin sensorial para asignar significados.

    Buscando comprender la supervivencia humana, se han hecho estudios sobre la naturaleza del altruismo en las espe-cies, desde diversos enfoques. Bonahan, en 1963, escribi un principio muy simple: La generosidad es la virtud primera y el egosmo la base de todos los males del mundo. La Antro-pologa y la Psicologa Social han fortalecido este concepto.

    Gran parte de la Neurociencia Cognitiva se ha enfocado en hacer instrumentos de validacin de un acto humano espont-neo, en poblacin aleatorizada, bajo una maniobra de oportu-nidad condicionada. Por dar un ejemplo, se recrea una situacin de emergencia en la que un sujeto sube una escalera; tropieza y cae al suelo. Posteriormente, lanza un quejido y pide auxilio. Se pudo comprobar que la totalidad de los sujetos, tanto si iban solos como acompaados, corrieron a socorrer a la vctima.

    Quiz la parte ms hermosa de esta escena es que la prc-tica mdica est sustentada en la generosidad humana inna-ta, que hace que una persona quiera defender del sufrimiento a un semejante; ese mdico es por vocacin y tericamente

    La Medicina puede hacer una mejor civilizacin

    Doctor Manuel Hernndez Salazar*

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    Estudi en la Escuela Nacional Preparatoria nmero 1 (San Ildefonso; 1957-1959), en donde recib una verdadera enseanza, tanto de cultura general (Historia de Mxico y Universal y literaturas Mexicana y Universal, Etimologas Griegas y La-tinas, Lgica, tica, Introduccin a la Psicologa, Msica y un idioma, en mi caso, Ingls), como de las materias optativas que me prepararan para la carrera de Medicina: Qumica Orgnica, Biologa, Zoologa Superior y Fsica. Esta estructura acadmica me dio un sustento fundamental que me ha servido, tanto cuando curs la carrera de Medicina, como posteriormente, durante mi vida profesional.

    Ingres a la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM y, para mi fortuna, du-rante toda mi carrera (1960-1966), excepto el primer ao, me toc la Recto-ra del maestro Chvez, as como los doctores Raul Fournier Villada y Donato Alarcn en la Direccin de la FM. En esos aos, tuve la fortuna de cursar una carrera de Medicina con el ms alto valor docente, que a esas generaciones nos ofrecieron una formacin de excelencia; salimos con una vocacin mdica y humanstica muy bien sustentada y con la ms alta motivacin para seguir nuestros estudios. Posteriormente, ingres al Instituto Nacional de la Nutricin

    Slo debe dedicarse a la Medicina aquel ser humano que

    verdaderamente tenga la vocacin

    puede ser cualquier humano. Entonces podramos los mdi-cos generar el conocimiento suficiente para evolucionar, sin la agresividad que nos permiti dominar la energa de nuestro planeta?, podemos progresar de una sociedad especulativa a una epistemolgica, y hasta a una civilizacin sapiens?

    La teora del Hipcrates moderno, propuesta por Roger J. Bulger, representa una amenaza a los conceptos bsicos de la Medicina, ya que este ser terico debe ser un gerente del mer-cado de la salud al servicio de intereses corporativos. El acto mdico en su paso ms delicado, el empoderamiento terapu-tico, cuando el paciente queda solo ante el otro, slo puede ser bien llevado si los mdicos lo enseamos bien a las siguientes generaciones, que nos tratarn a nosotros mismos. Podemos tenernos confianza mutua y as mejorar nuestra Praxis Medica.

    Las terapias humanitarias deben ser reconocidas y ense-adas por nosotros. Estados Unidos de Amrica y Europa las exploran desde 2004. As nacieron, ese ao, la estimulacin

    cerebral profunda del brazo anterior de la cpsula interna ce-rebral, para tratar los sntomas de depresin grave y trastorno obsesivo compulsivo refractario; en 2005, en Francia, la radio-ciruga tipo gamma knife (ciruga del cerebro sin bistur) en el tratamiento de la epilepsia lesional del lbulo temporal, y, en 2010, la estimulacin cerebral profunda de las proyecciones orbitofrontales o del hipotlamo posterior, para el tratamiento humanitario del trastorno explosivo intermitente y de la agresi-vidad resistente. Ello muestra la importancia de actualizarnos.

    La Neurociruga puede colmar la vida de una persona, las neurociencias pueden llenar las necesidades de una sociedad, pero la Medicina y sus ciencias hermanas pueden hacer una me-jor civilizacin y brillar, como nunca se ha visto, con luz propia.

    *Neurocirujano y jefe de la Divisin de Neurociencias del Centro Mdico Nacional

    20 de noviembre, ISSSTE

    Doctor Jos F. Guadalajara Boo*

    (hoy de Ciencias Mdicas y Nutricin Doctor Salvador Zubirn), en donde culmin mi for-macin como mdico (1967-1969); y as, ya con un slido conocimiento de la Medicina Interna, ingres al Instituto Nacional de Car-diologa (hoy Ignacio Chvez), en donde nuevamente mi residencia coincidi con la presencia de grandes maestros de Cardiolo-ga, de los cuales aprend los secretos de la especialidad (1969-1972). Aos despus, rea-lic otra especialidad, en Ecocardiografa, en la Unidad de Diagnstico de la Universidad de Duke en Carolina del Norte (1982), Estados Unidos de Amrica.

    Gracias a esta formacin, que desde luego inici desde que era nio en mi casa, es que

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  • Resulta innegable que, en los ltimos aos, el sistema de sa-lud y las necesidades de atencin de la poblacin han cambia-do, lo que provoca modificaciones en la forma en que se debe ensear Medicina a los jvenes que aspiran a ser parte del fu-turo, ya que la educacin representa la base de la preparacin de los doctores del maana.

    Sealar los cambios en la prctica mdica implica tambin hablar de los que han sucedido con las herramientas educa-tivas, que han evolucionado. Actualmente se ha vuelto nece-sario para todos los alumnos el acceso a internet, lo que ha dado paso a un nuevo personaje en la enseanza mdica, las Tecnologas en Informacin y Comunicacin (TICs).

    Los avances de las mismas y su implementacin, en casi todas las profesiones existentes, han sido vistos como he-rramientas eficaces y, en ocasiones, indispensables para el adecuado desarrollo de los procesos de generacin y ad-ministracin del conocimiento. De ello, la Medicina no est exenta. Es, precisamente, en el campo de la salud donde se hace ms evidente la necesidad de conocer las TICs, debido a las implicaciones humanas y sociales que tienen los pro-fesionales. El dominio y el manejo que se deben poseer es relevante, tanto para la parte asistencial (diagnstico, trata-miento, rehabilitacin, entre otros), como en la investigacin y, de forma muy importante, en la docencia.

    La educacin mdica hoy en da Doctor Luis Armando Martnez Gil*

    [] Tuve la fortuna de cursar una ca-rrera de Medicina con el ms alto valor docente, que a esas generaciones nos ofrecieron una formacin de excelen-cia; salimos con una vocacin mdica y humanstica muy bien sustentada y con la ms alta motivacin para seguir nues-

    tros estudios [].

    mi prctica profesional ha seguido el derrotero de los lineamientos con los que fui educado, tanto en la infancia como en mis estudios profesionales. Mi prctica como mdico me ha dado muchas satisfacciones, provenientes, por un lado, de la atencin directa al paciente, ya que la aplicacin de los cono-cimientos recibidos durante mi preparacin, y el trato tico y humanista que me ensearon mis profesores, los he llevado a la prctica, lo que ha culmina-do en una esmerada atencin al enfermo y se ha manifestado en la mejora, la curacin o al menos el consuelo y el soporte para el paciente incurable, lo cual, obviamente, se ha traducido en el cario y el agradecimiento de los pacientes hacia su mdico. Qu mayor pago puede recibir un hombre?

    Por otro lado, mi dedicacin hacia la ciencia me ha permitido realizar estu-dios, no con el afn de obtener un grado, sino con el objetivo de buscar una verdad; as, algunos de los estudios que he hecho y publicado, para mi han redituado una recompensa muy grande, al encontrar la verdad buscada. Finalmente, mi vocacin por la docencia me ha concedido participar y contribuir en la forma-cin de slidos mdicos y cardilogos, que ahora ya son una rea-lidad en la Medicina mexicana, muchos de los cuales han tenido grandes logros profesionales; stos no slo son logros de ellos, sino que tambin me los adjudico con satisfaccin.

    Esta experiencia me ha enseado que slo debe dedicarse a la Medicina aquel ser humano que verdaderamente tenga la vocacin: Por un lado, hacia la fascinacin de la ciencia y, del otro, el inters por el enfermo (Ignacio Chvez).

    *Cardilogo y director de Enseanza del Instituto Nacional de Cardiologa Ignacio Chvez, SS

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  • Hoy ms que nunca es necesario que todos los profesores estn involucrados en el aprendizaje y dominio de las TICs, sobre todo por el ritmo acelerado en que estn cambiando y por el boom de la informacin electrnica, lo que demanda profesionales aptos, que conozcan las herramientas adecua-das para el desarrollo de servicios especficos de seleccin, tratamiento y recuperacin de la informacin.

    En la actualidad, es muy comn que los estudiantes realicen bsquedas cientficas o bibliogrficas mediante una plataforma virtual, y si el docente no domina tal tecnologa, no podr ofre-cerles muchas opciones; por ello, los expertos hablan de una se-gunda alfabetizacin para dominar estas tecnologas que, sin duda alguna, colocarn un paso adelante a quienes las manejan.

    En el proceso de formacin mdica los dispositivos mviles como laptops, PDAs, tablets e incluso telfonos celulares con dife-rentes sistemas operativos como android o iOS, han tenido gran acogida por su fcil acceso a la informacin y por su eficiencia.

    Por otro lado, la creacin de aplicaciones o software para estos dispositivos ha revolucionado el aprendizaje y la prcti-ca clnica, ya que actualmente existen herramientas que per-miten realizar algunas actividades de forma rpida y sencilla (simuladores de electrocardiograma; esquemas de anatoma; calculadoras mdicas que permiten obtener, en cuestin de segundos, ndices, clasificaciones o escalas; listas de epni-mos; diccionarios de terminologa mdica o calculadores de dosis peditricas o para pacientes con afecciones renales o que toman diversos frmacos).

    La introduccin de las tecnologas y de la informtica den-tro del aprendizaje ha generado en diversas instituciones educativas, nacionales e internacionales, programas de pre-grado y posgrado con modalidades de aprendizaje a distan-cia y accesos en lnea.

    Nuestra Facultad ha adoptado estas herramientas y ha rea-lizado reformas curriculares que toman en cuenta su uso. La asignatura de Informtica Biomdica capacita a los alumnos en la obtencin de datos mediante una bsque-da sistemtica y dirigida, con el propsito de contar con la informacin suficiente para to-mar decisiones clnicas que colaboren con una prctica de calidad, sin olvidar la tica. Ade-ms, su enseanza va ms all, porque ayuda a los estudiantes a identificar recursos en infor-mtica, seleccionando las pginas o sitios con informacin slida, y a desarrollar estrategias de bsqueda, basadas en evidencia.

    Como resultado de la convergencia de las tecnologas se ha producido una verdadera revolucin en los mtodos de generacin, almacenamiento, procesamiento y trans-misin de informacin que, con ayuda de

    filtros, permite una recuperacin de informacin con calidad y relevancia, ante la enorme cantidad que aparece da a da.

    Incluir este curso en los primeros semestres trae consigo enormes ventajas: es una oportunidad para integrar la tec-nologa de los sistemas informticos a los tpicos clnicos relevantes, para la toma de decisiones mdicas, lo que poten-cializa la visin del estudiante sobre la computadora como he-rramienta til en la prctica clnica, y, adems, la introduccin temprana en el proceso mdico educativo y el seguimiento de los conceptos aprendidos puede ser til en la preparacin de los mdicos en los ciclos clnicos y las residencias.

    Residentes con quienes he conversado sealan la necesidad de conocer esas herramientas que ellos no aprendieron cuando eran estudiantes y, ahora, con las cargas de trabajo y los hora-rios apretados, se les dificulta tomar un curso en estas habilidades.

    Finalmente, otra ventaja es la llamada telemedicina, que permite conectarse a otras latitudes para realizar intercambio de ideas, criterios u opiniones con nuestros pares o, bien, con pacientes que pueden estar a kilmetros de distancia o que su padecimiento no les permita acudir a nuestro consultorio.

    Hoy en da no podemos negar que es indispensable saber utilizar las tecnologas, adaptarlas a nuestra prctica diaria y acti-vidades en beneficio de nuestro aprendizaje y ejercicio mdico.

    Es necesario echar un vistazo a las experiencias de otros pa-ses en cuanto a educacin mdica, a los procesos que se estn llevando a cabo y hacer un diagnstico de la formacin de nues-tros alumnos para evaluar el panorama al que se enfrentarn cuando se graden. Contar con estas habilidades les dar ven-tajas sobre otros estudiantes, sin olvidar los principios ticos que han hecho de nuestra profesin la ms humana de todas.

    *Profesor de Informtica Biomdica, Facultad de Medicina y miembro del Seminario sobre

    Medicina y Salud, UNAM

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  • Qu opciones tenemos los mdicos generales una vez que presentamos el examen profesional y cumplimos con el Servicio Social? Podemos aplicar a una residencia mdica, forjarnos como especialistas, dedicarnos a la consulta privada y trabajar en un hospital. Tambin es posible ejercer como mdico general. Sin embargo, qu ms hay despus de que obtuvimos el ttulo de mdico cirujano y la residencia no es nuestro inters?, y si lo que nos atrae es la investigacin bsica?

    Cuando terminas tu carrera como mdico te pueden surgir muchas interrogantes sobre el futuro prximo; stas fueron algunas preguntas a las que yo me enfrent al terminar mi Servicio Social y tener que tomar una decisin sobre qu hacer con lo aprendido en los ltimos seis aos de mi vida. En mi caso, siempre tuve el gusto por la investigacin bsica y, desde el primer ao de la carrera, circul por varios laboratorios conociendo diferentes reas de la investigacin Biomdica. Cuando estuve en el laboratorio del doctor Hugo Archiga Urtuzustegui descubr el mundo apasionante de las neurociencias y con el doctor Vianney Ortiz Navarrete vi que la Inmunologa est relacionada con toda nuestra fisiologa, por lo que decid, con firmeza, dedicarme a la interseccin de la Inmunologa y las Neurociencias: la Neuroinmunologa.

    Mis conocimientos mdicos me han facilitado realizar investigacin en el rea Biomdica. Por ejemplo, durante el doctorado me permiti asociar perfiles inmunolgicos a las diferentes regiones anatmicas y presentaciones clnicas de la neurocisticercosis humana o entender por qu algunas formas de la neurocisticercosis son asintomticas y resuelven la infeccin quedando una calcificacin, mientras que las formas sintomticas presentaban mltiples parsitos, viables, y su respuesta inmune no era eficiente.

    Actualmente, en el laboratorio de Neuroinmunologa a mi cargo, en la Unidad de Medicina Experimental (UME) de la Facultad de Medicina (FM) en el Hospital General de Mxico Doctor Eduardo Liceaga, buscamos modular la respuesta inflamatoria y el estrs oxidativo en la enfermedad de Parkinson con un extracto obtenido de la planta Silybum marianum. Nuestros resultados son interesantes, ya que el uso de este extracto disminuy la muerte celular por apoptosis y evit la prdida de las neuronas dopaminrgicas en la sustancia nigra, conservando los niveles de dopamina, por lo que el uso de esta planta tiene un potencial teraputico atractivo para este padecimiento. Sin embargo, an tenemos muchas interrogantes por responder y, sobre la marcha, a medida que vamos contestando algunas, surgen nuevas preguntas.

    Esta actividad tambin me ha permitido conocer investi-gadores de reas afines y de otras, como Fsica o investigacin de materiales, estableciendo una red de colaboracin inte-gral con varias instituciones, tanto de la Universidad como externas. A travs de esta cooperacin buscamos solventar

    El mdico como investigador en las Ciencias Biomdicas?

    Doctora Anah Chavarra Krauser*

    necesidades de los diferentes laboratorios, apoyndonos mutuamente y tratando de alcanzar objetivos comunes que resuelvan problemas mdicos.

    Cabe mencionar que gracias a la investigacin he participado en seminarios o en congresos, tanto nacionales como internacionales, no slo presentando los resultados obtenidos en el laboratorio, sino adems conociendo temas de investigacin Biomdica de punta, para tener nuevas ideas que podamos aplicar a las lneas de trabajo del laboratorio.

    Finalmente, puedo decir que contribuyo con un granito de arena a la formacin de fu-turos mdicos, al impartir la materia de Biologa Celular e Histologa Mdica, y permi-tiendo que estudiantes de los programas de Apoyo y Fomento a la Investigacin Estudian-til o de Alta Exigencia Acadmica, o a quienes tengan el inters, roten por el laboratorio para que revisen y discutan literatura cient-fica, y para que aprendan tcnicas de labo-ratorio, de manera que puedan descubrir la relevancia que tiene la investigacin bsica en la Medicina y cmo los mdicos podemos contribuir de manera importante a ello.

    *Profesor Titular A de Tiempo Completo e investigadora de la UME, FM

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  • La Medicina lleg a m en el momento ms indicado, ya que a partir de que inici la Licenciatura de Mdico Cirujano, mi vida tuvo otro sentido. Dej a un lado miles de banalidades por las cuales me agobiaba como buena adolescente y descubr que haba infinidad de cosas por hacer, en beneficio de la preser-vacin de la salud, la base de nuestro bienestar biopsicosocial.

    Esta carrera requiere sabidura y fortaleza para afrontar mi-les de adversidades que se presentan en el camino y es en el Servicio Social cuando, realmente, observas que todos los sa-crificios y esfuerzos que realizaste durante cinco aos y medio dan frutos, porque es el momento justo donde puedes demos-trar los conocimientos y habilidades adquiridos.

    Elegir la plaza para realizar tan importante labor era una decisin difcil e implicaba dejar por un ao las comodidades que tienes en casa, as como a tu familia, y yo no saba cul opcin sera la ms apropiada; escuchaba infinidad de alter-nativas, pero hubo una que llam mi atencin: su objetivo era disminuir la incidencia y prevalencia de la desnutricin infan-til, as como la morbimortalidad materna en el municipio de Acatepec, en la montaa de Guerrero. Sonaba bastante atrac-tivo, sobre todo cuando, por aos, escuchamos Allis vivere.

    As, junto con 13 compaeros de la Facultad, decid parti-cipar en este proyecto; pusimos todo nuestro empeo para que se cumpliera dicho objetivo. Partimos de Chilpancingo, con desconcierto y temor ante lo desconocido.

    Al llegar al Centro de Salud Rural de Poblacin Dispersa de la localidad de Zontecomapa nos llevamos sorpresas cuando vimos el recibimiento de la poblacin y cuando nos dimos cuenta que pocos entendan el espaol. En esa regin la len-gua que predomina es el mephaa (tlapaneco), lo que me llev a pensar que se generara una barrera importante en nuestra labor mdica, pero gracias al apoyo de la enfermera que nos

    Cambiando la montaa: Zontecomapa

    Vernica Argello Ramrez*

    traduca, poco a poco aprend unas cuantas palabras que me permitieron tener mayor contacto con la gente.

    Watha tsiguaa: cuntos aos tienes?; xani mbiya: cmo te llamas?; naa e kho: qu te duele?; mbarara: adis, y, la ms importante, la que siempre recordar: numma mdico: gracias mdico. Esta ltima es la que me daba la fuerza para seguir realizando, con ms empeo, mis funciones.

    Una actividad prioritaria fue elaborar censos de desnutricin entre los nios, particularmente entre los menores de cinco aos y, tambin, de embarazadas. Esta informacin nos permiti lle-var un ptimo control de la poblacin vulnerable.

    De igual forma, implementamos el programa de comple-mento alimenticio, estrictamente supervisado, para mayores de seis meses y hasta cuatro aos 11 meses, quienes acudieron diariamente al centro de salud para consumir su papilla nutri-sano o nutre fcil, otorgadas por el Programa Oportunidades y el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia municipal, y cuya preparacin verifiqu. Con ello, se logr disminuir la desnutricin en 12.13 por ciento, en 11 meses, situacin que mejorara si se construyen ms centros de salud, lo que dismi-

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  • nuira la distancia que deben recorrer los infantes para acceder al programa.

    Con las embarazadas no tuve inconveniente alguno, ya que su control prenatal fue satisfactorio, a pesar del alto ries-go; siempre tuvieron valoracin ginecolgica y realizamos visitas domiciliarias para verificar que todo estuviera en or-den. Adems, contamos con el apoyo de las parteras, pieza fundamental en la atencin del parto; con ellas formamos un equipo y gracias a ello no hubo muertes.

    Tambin, realizamos todas las actividades que todo buen pasante debe hacer, pero lo que ms me gust fueron los ta-lleres que impartimos respecto a prevencin, diagnstico y tratamiento oportuno de las enfermedades, porque eso me permiti convivir ms con la poblacin y me pude ganar su confianza y afecto.

    Sin duda alguna, si me preguntaran qu es lo que ms disfrut de la carrera, dira que fue el Servicio Social, claro, sin demeritar mis bases acadmicas. El mbito rural en nada se compara con la urbe a la que estamos tan acostumbrados; esto me hizo retomar el amor a la Medicina y sobre todo co-nocer a gente maravillosa que, a pesar de no tener un buen sustento econmico, siempre estuvo al pendiente de que nunca me faltara un plato de comida, por lo que siempre es-tar agradecida.

    Hoy en da estoy en busca de ms sueos que espero rea-lizar, pero sin duda alguna, entre ellos est volver a la mon-taa para seguir llevando a cabo ms proyectos en beneficio de la poblacin que ms nos necesita.

    *Pasante

    Pertenezco a la generacin 1957-1962 de la Facultad de Me-dicina (FM) de la UNAM. Cuando ingres, haca muy poco que nuestra escuela se haba trasladado a la Ciudad Univer-sitaria, y estudiar en ese entorno era deslumbrante. Adems, tuve el privilegio de formar parte del grupo piloto.

    Terminados los ciclos bsicos y clnicos, hice mi Interna-do en el Hospital Colonia de la ciudad de Mxico, y, poste-riormente, el Servicio Social en un centro de salud de una comunidad de escasos recursos de la delegacin Azcapot-zalco, en el Distrito Federal. En aquel tiempo, el Servicio era

    Examen profesional: el principio de 50 aos de ejercicio mdico

    Doctor Pelayo Vilar Puig*

    nicamente de seis meses, por lo tanto, al concluirlo, ha-ban transcurrido seis aos y medio de mi formacin como mdico y deba graduarme a travs del examen profesional, previa presentacin y aprobacin de una tesis, la cual termi-n en julio de 1963, titulada Lesiones cocleares producidas por la estapedectomia. Valoracin con el audimetro auto-mtico de Bekesy.

    Los exmenes profesionales se realizaban en un saln es-pecial, en el sexto piso del edificio B de la Facultad. Era un auditorio amplio, de techo alto, con una tarima sobre la cual

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  • haba una gran mesa, ocupada por el pre-sidente y el secretario del jurado, adems contaba con una urna giratoria que conte-na un gran nmero de esferas numeradas, que correspondan a los temas clnico-pato-lgicos de los que podamos ser examina-dos. Abajo y a los lados, haba un conjunto de mesas con las sillas correspondientes, don-de cada alumno era examinado en forma oral por dos sinodales.

    La mitad posterior del saln era ocu-pada por el pblico, en muchas ocasiones familiares o amigos. En mi caso le ped a mi familia que no asistiera y slo me acom-pa un amigo y compaero de la carrera, quien unos meses despus pasara por el mismo examen.

    La ceremonia era muy solemne, pues todos los profeso-res examinadores portaban toga y birrete. Me toc abordar el sangrado del tubo digestivo, que ms que desarrollar-lo, lo haba preparado. Los sinodales me llenaron de cues-tionamientos que contest de acuerdo con lo que haba estudiado durante cuatro meses, y recuerdo que algunas preguntas francamente estaban mal hechas y no tenan re-lacin con el tema.

    Una vez examinados todos los alumnos (aproximadamen-te 20), salimos al vestbulo, junto con el pblico asistente, para que el jurado deliberara. Una vez tomadas las decisiones, pa-samos nuevamente al saln y entonces nos fue entregado el resultado junto con un Juramento Hipocrtico, de suerte que los que aprobamos, nos convertimos, cada cual, en mdico cirujano, oficialmente.

    Curiosamente mi examen profesional fue un 23 de octu-bre de 1963, que coincide con el Da del Mdico, fecha elegida porque en tal da y mes de 1833, se fund el Establecimiento de Ciencias Mdicas, antecedente directo de nuestra FM. Fe-liz coincidencia que la Gaceta Facultad de Medicina me solici-tara este texto, porque en este octubre cumplo 50 aos de haberme graduado.

    Ese da fue de gran felicidad, me sent muy importante y les habl por telfono a mis padres para decirles: ya soy m-

    dico. Despus de la justificada euforia, pronto me di cuenta que el camino slo haba empezado. Ahora, cinco dcadas despus, constato que el ejercicio profesional ha representa-do un esfuerzo permanente, lleno de satisfacciones, de enor-mes retos y de un constante deseo de superacin para servir mejor a nuestros semejantes. No faltaron los sinsabores y las frustraciones, pero entre la suma y la resta, el resultado ha sido extremadamente positivo.

    Por otra parte, desde 1970 ingres como docente a nues-tra Facultad, primero como titular de la asignatura de Otorri-nolaringologa en pregrado, y a partir de 1971 en el posgrado. Ahora, desde la Direccin de la Divisin de Estudios de Pos-grado -un enorme reto- he podido enriquecerme an ms en el terreno de la educacin mdica, particularmente en la for-macin de los especialistas.

    Me considero un ser humano muy privilegiado, ya que despus de 50 aos de ejercicio profesional, mantengo esa motivacin para buscar nuevas metas con la misma ilusin que tuve al graduarme como mdico aquel lejano 23 de oc-tubre de 1963.

    *Otorrinolaringlogo y jefe de la Divisin de Estudios de Posgrado, FM

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  • Creo que realmente no te das cuenta de lo que significa hasta que tu primera guardia te hace sentir el rigor de ese ttulo. Y no es para menos, tuvieron que pasar aos de estudio de ma-terias bsicas y clnicas, de replantear tus metas, de despojarte de compaas, de abrirte paso ante miedos, de reconocer tus fallas pero tambin de sonrer por triunfos, de fortalecerte con agradecimientos, de motivarte mediante ejemplos y hasta de tratar de cambiar el sistema.

    Creo que no hay una sola experiencia que ilustre el Inter-nado; sencillamente se vive da con da: ver tu nombre en una nota que hiciste, razonaste, analizaste, que te cost, eso podra ser la mxima experiencia. O tal vez lo sea realizar un procedimiento que por mucho tiempo slo viste cmo se ha-ca o estudiaba, saber qu es, cmo se hace, qu ventajas y complicaciones puede tener, tal vez eso sea lo que te marque.

    Existen tantas cosas participar activamente en el naci-miento de un ser humano, tenerlo en tus manos y saber lo que necesita, conocer el porqu y el cmo, presentarlo a su madre y verlo acoplarse al entorno; no hay suficientes trmi-nos para darle significado a esta etapa.

    Y aunque se hayan vivido mil guardias, ninguna como aquellas que te hacen extraar tu hogar, tu cama, el sabor de la comida casera, tu familia. Y qu tal la posguardia?, letal como ella sola. Es entonces cuando me cuestiono si realmen-te valen la pena los cambios, los desvelos, el alejamiento, el estrs, las llamadas de atencin y, por qu no decirlo, hasta los insultos; sinceramente lo nico que me respondo es: Si-gue, un da ms es un da menos para la meta!

    Dicen que lo bueno del Internado es que termina, y lo repito: termina; ni porque lo escribo lo creo. Pero s, culmina ser el saca chambas, el ltimo eslabn de la cadena, el in-terncola, el MIP (mdico interno de pregrado). Todo eso concluye temporalmente para pasar a grados donde el nico que pone los lmites eres t. Estoy segura que sin todos es-

    Y de repente me convert en mdico interno de pregrado

    tos internos no se resolveran las guardias, los pendientes, la papelera, las historias clnicas, los laboratorios. Adems, no habra quien le pase el instrumental al cirujano, ni quien lle-ve al paciente a rayos X, sobre todo en la madrugada, cuan-do los sonidos de los monitores hacen eco y entre los pocos guerreros en pie est el interno.

    Realmente me gustara plasmar lo que es el Internado y no nicamente lo que es en mi percepcin. Me complacera que todas mis ideas las compartieran mis compaeros. Quiero mencionar la impotencia que se siente cuando el trabajo no es apreciado, cuando es preferible apagar las voces por una ayuda que jams lleg y donde solamente queda sobrevivir a la vida diaria del infiernado, donde los das dejan de ser los sabidos y ahora se tornan en preguardia, guardia y posguardia.

    He visto gestos de desagrado, cansancio y decepcin cuando no los respetan, cuando se escucha: ya no hacen a los internos como antes. Realmente anhelo que no simple-mente se supiera, sino que cambiara, porque apuesto que, si por una vez en los llamados hospitales de batalla no hubiera

    Yuli K. Quinto Mercado*

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  • internos, sera mayor el caos. Ojal alguna vez se dignifique lo que miles de mdicos internos de pregrado hacen y harn.

    Sin embargo, no debo sobrepasarme con la negatividad. En el quinto ao tambin se vive la felicidad, porque diariamente convivo con jvenes que estn en la misma posicin que yo y tratarlos; observar sus hbitos caseros en lugares extraos; conocer su imagen menos presentable; verlos sucumbir por cansancio; comer da, tarde y noche con ellos; apoyarnos en el trabajo y sentir el compaerismo, tiene para m un efecto benfi-co y es un impulso para continuar. Por otro lado, ver lo que viven mis compaeros que decidieron hacer el Internado lejos de casa me alegra mucho. Me doy cuenta que vale mucho la pena lo que hacemos por alcanzar la meta; estar distantes de la familia, hacer esfuerzos por ser ms independientes, construir un hogar provi-sional y maximizar la capacidad de sobrevivencia.

    En el Internado he encontrado a mi mejor aliada: yo. Cam-bi para mejorar profesionalmente y aument mi valor, lo

    que me hace sentir autntica y orgullosa de mi trabajo. For-talec lo dbil y me despoj de temores ante lo difcil. Dej de lado la desesperanza, porque aprend que lo mejor se disfruta cuando se trabaja con paciencia y se persiste en el objetivo. Aunque faltan muchas cosas por vivir y experimen-tar en este mbito, una de las mejores decisiones de mi vida fue estudiar Medicina.

    Espero que futuras generaciones de mdicos internos de pregrado vivan su Internado como el mejor de los aos, que re-cuerden que cada reto es para su formacin, para que demues-tren aqu y ahora que su tiempo no pas en vano y que tomaron las riendas de su destino.

    Deseo que mi generacin culmine con xito este ao y los que vienen.

    *Interna, Instituto Nacionalde Enfermedades Respiratorias, SS

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    Los ltimos cuatro aos y medio viv en Barcelona, Espaa. An recuerdo que antes de emprender el viaje, comenc a realizar todos los trmites necesarios para conse-guir la homologacin de mi ttulo de mdico cirujano all. A pesar de lo dificultoso y bu-rocrtico, mi primera sorpresa fue que afor-tunadamente las autoridades educativas y sanitarias de esa nacin consideraron que, de acuerdo con la revisin que llevaron a cabo de mi currculum y del plan de estudios de-tallado de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, me fuese otorgada una credencial de homologacin al ttulo universitario espaol de licenciado en Medicina, con validez para ejercer la prctica clnica en todo el pas.

    Experiencia y valoracin de un egresado de la FM en el extranjero

    Doctor Rodrigo Roldn Marn*

    Aunque inicialmente fui por una oferta de trabajo en la industria farmacuti-ca, al cabo de unos meses decid retomar mi prctica clnica como dermatlogo en esa ciudad. Tuve la maravillosa oportunidad de incorporarme a la Unidad de Melanoma del Departamento de Dermatologa del Hospital Clnic de Bar-celona, centro de referencia a nivel mundial para el diagnstico y el manejo de pacientes con cncer cutneo avanzado.

    Quiz lo primero que llam mi atencin fue que la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona estaba literalmente integrada al Hospital Clnic. La Facultad es un edificio antiguo, de 1906, y aunque es claramente distinto en cuanto a estructura, de alguna manera me recordaba al Palacio de Medicina de Santo Domingo.

    Todava recuerdo que como estudiante de la FM soaba con la oportunidad de salir y vivir una experiencia en el extranjero. Desgraciadamente, como ocurre con mucha frecuencia en Mxico, con una cierta actitud malinchista, subestima-ba mi propia formacin e imaginaba que en otros pases, gracias a los mayores re-cursos y el mayor potencial econmico, el alumnado reciba una mejor educacin.

  • La experiencia que viv me demostr que, en primer lugar, la formacin recibida en la FM es de la ms alta calidad y que un mdi-co competente, formado en Mxico, puede abrirse camino en cualquier parte del mundo. Por otro lado, si bien es cierto que en ciertos pases como Estados Unidos de Amrica, Ca-nad y algunos de Europa, los estados invier-ten ms recursos tanto en educacin como en materia sanitaria, o quiz los aprovechan me-jor, tienen una menor densidad de poblacin. En este sentido, tambin corrobor que las competencias (conocimientos, habilidades y actitudes) obtenidas durante mi formacin en Mxico no eran de ninguna manera inferiores a las de los estudiantes y los residentes del Hospital Clnic. Si de algo podemos presumir es de la cantidad de casos clnicos a los que se expone un alumno y residente en Mxico.

    Por otro lado, la situacin econmica por la que atraviesa Espaa desde hace varios aos, y que se acentu en los ltimos me-ses y provoc medidas como el alza en las cuotas en educacin superior y recortes en el presupuesto asignado tanto a ese rubro como a investigacin en universidades p-blicas, me permiti tambin valorar la rique-za e importancia trascendental de la UNAM

    en su funcin tripartita de educacin pblica laica, investigacin y difusin de la cultura.

    En resumen, la experiencia vivida en Barcelona me permiti exponerme a avances tecnolgicos de vanguardia y obtener destrezas como el uso y la inter-pretacin de la microscopa de reflectancia confocal y la tomografa de co-herencia ptica de alta definicin, que an no estn disponibles en Mxico. Al mismo tiempo, pude valorar las bases slidas obtenidas durante mi formacin en la FM de la UNAM, las cuales resultaron imprescindibles para el adecuado aprovechamiento de la experiencia en el extranjero.

    *Dermatlogo

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  • Sin duda alguna podemos decir que la his-toria de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM ha ido de la mano de los recintos con los que ha contado desde su fundacin, en 1833, hasta su lugar definitivo en la hoy Ciu-dad Universitaria, a la que se traslad en el ao de 1956.

    Todo comienza con la creacin del Esta-blecimiento de Ciencias Mdicas (ECM), en octubre de 1833, a instancias del Supremo Gobierno, el cual al clausurar la Nacional y Pontificia Universidad de Mjico y sustituir-la por la Direccin General de Instruccin Pblica, reorganiza la enseanza desde los estudios primarios hasta los profesionales. Es menester sealar que al mismo tiempo se crearon otros cinco establecimientos: de Estudios Preparatorios; de Estudios Ideol-gicos y Humanidades; de Ciencias Fsicas y Matemticas; de Jurisprudencia, y de Cien-cias Eclesisticas.

    Es durante casi todo el siglo XIX que la Escuela Nacional de Medicina, hoy FM, debe atravesar por muchos y difciles mo-mentos polticos que le afectaran directamen-te, tal es el caso de la llegada o cada de los liberales o conservadores al poder. Esto sin duda perturbara su desempeo, principal-mente por la falta de recursos econmicos

    Los recintos de la FM a lo largo de sus 180 aos de existencia

    Licenciado Jorge Zacaras Prieto Muoz*

    y por no haber contado con un local definitivo, desde el principio, para impartir sus lecciones.

    Aunado a lo anterior, cabe sealar que la institucin sufri el cambio de nombre segn el grupo en el poder, por lo que nos encontraremos con que en princi-pio se denomin ECM, despus Colegio de Medicina, luego Escuela de Medicina, ms tarde Escuela Nacional de Medicina y, finalmente, FM , nombre que con-serva hasta hoy.

    Pues bien, pasando a la materia de recintos de la institucin, diremos que al crearse el ECM en 1833, el Supremo Gobierno le concedi como local para sus funciones el ex convento de Beln o de los Bethlemitas, del cual toma posesin el da 5 de diciembre de ese mismo ao y el que conservara hasta agosto de

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  • 1834, es decir, poco menos de un ao, pues es en ese momento que el ministro de la Guerra solicita se desocupe el edificio para instalar ah el Colegio Militar; sin embargo, siguieron hasta 1835, cuando definitivamente fueron expul-sados de dicho lugar.

    Es aqu precisamente en donde empie-za el calvario y peregrinar de la Escuela, que no terminara sino hasta 1854. Pode-mos decir que la institucin permaneci cerrada en lo material, ya que sus lecciones se siguieron impartiendo en las casas parti-culares de los profesores.

    A finales de 1836, el Gobierno concedi a los profesores de Medicina el edificio del convento y hospital del Espritu Santo, en los terrenos que hoy ocupa el Casino Espa-ol, en la ciudad de Mxico. Existen varias versiones sobre este hecho histrico, sin embargo, creemos que la ms apegada a la verdad es la que da Maximino Ro de la Loza, quien comenta que este edificio se le otor-g al Colegio de Medicina hasta 1842, ya que no se haban obedecido los decretos de 1837, 1838 y 1839 que le daban ese local. Lo que se sabe con puntualidad es que en este recinto se mantuvo la enseanza terica de la Medicina y en el Hospital de San Andrs las lecciones prcticas.

    No se puede decir con precisin cunto tiempo estuvo el Colegio de Medicina en ese convento, pues los mismos historiadores de la Medicina, como Francisco Flores, no lo pueden descifrar por lo complejo de la situa-cin en el pas en ese momento.

    Para el ao de 1843 se orden el traslado de la Escuela de Medicina al Colegio de San Ildefonso, sin embargo, esto caus disgusto entre los profesores y los alumnos, por lo cual se les otorgaron algunas piezas en el Colegio de San Juan de Letrn, las cuales se utilizaron poco tiempo, ya que la Escuela de Medicina segua unida al Colegio de San Ildefonso.

    Es para 1845 en que se habla de otorgarles, a los mdicos, el edificio del ex convento de San Hiplito, el cual entre otras cosas estaba en un estado rui-noso, por lo que se le deban hacer muchas y costosas reparaciones. Esta dis-posicin no dur demasiado, ya que para el ao de 1847, en plena guerra contra los Estados Unidos de Amrica, se orden que la Escuela de Medicina se trasladara nuevamente al Colegio de San Juan de Letrn. Cabe mencionar que las lecciones tericas se impartan en este local y las prcticas en el Hospi-tal de San Andrs. Posteriormente y cansados de tantas humillaciones y des-pojos, los profesores de la Escuela de Medicina deciden comprar al Supremo Gobierno el edificio de San Hiplito, el cual estaba valuado en 50 mil pesos, que se pagaran con los sueldos devengados que nunca haban cobrado los catedrticos; esto sucedera entre septiembre y octubre de 1851.

    Este gozo slo dur hasta enero de 1853, ya que en ese ao el general Antonio Lpez de Santa Anna orden el desalojo de San Hiplito para con-vertirlo en cuartel militar.

    Lo anterior molest en demasa a los mdicos pues alegaban que legal-mente les perteneca dicho sitio, sin embargo, ningn caso se les hizo y tu-vieron que comenzar un nuevo calvario. Primero se les ofreci el edificio del hospital de Terceros de San Francisco, el que nunca se les otorg; despus llegaron, por un tiempo, a unas cuantas piezas en el Colegio de San Gregorio y, para terminar, se les orden volver al Colegio de San Ildefonso, lo cual trajo como consecuencia un alboroto mayor, ya que los alumnos fueron los que principalmente se opusieron a tal disposicin, lo que desemboc en que los profesores impartieran las lecciones en sus propios domicilios.

    Para 1854 y gracias a algunas coyunturas polticas, fue posible que los cate-drticos de Medicina optaran por comprar el edificio del Antiguo Palacio de la Inquisicin, el cual se valu en 50 mil 286 pesos. De esta manera, y en el local del hoy Palacio de Medicina, se lleg a una verdadera estabilidad, lo que trajo como consecuencia el adelanto de la Medicina mexicana. En este sitio dur la Escuela Nacional de Medicina alrededor de 102 aos (1854-1956), ya que en los primeros meses de 1956 se trasladara a sus instalaciones actuales, en la Ciudad Universitaria.

    Es de esta manera en que hemos tratado de dar una mirada rpida y ge-neral a la historia de la FM mediante los diversos recintos que ocup durante estos sus primeros 180 aos de existencia.

    Nota: Esta resea se hizo con base en los documentos propios del Archivo Histrico de la Facultad de Medicina de la UNAM y del libro: Zacaras-Prieto, Jorge y Martnez Barbosa, Xchitl. Los Recintos de la

    Escuela de Medicina de Mxico, 1833-1854. Mxico. Facultad de Medici-na, UNAM. 2010. (Archivalia Mdica, Nueva poca, No. 8), 292 pp.

    *Archivo Histrico, FM

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  • Alexis Carrel mencion, a principios del siglo XX, que algunas veces la calidad de vida es ms importante que la vida misma. Pareciera que esta frase es ftil y polmica, y por ello las institu-ciones de salud la omiten, para atender los problemas objeti-vos y concretos que enferman al hombre y ponen en peligro su vida. Pareciera ser que lo importante de todas las especialida-des mdicas o quirrgicas es slo preservar la vida.

    Sin embargo, en la sociedad actual esta frase de Carrel se concreta y hace efecto en aquellos pacientes que han sobre-vivido a un accidente o a una enfermedad, que en momentos hubieran preferido perder la vida a vivir con deformidades o grandes incapacidades, ya que son objeto de discriminaciones que conducen al aislamiento social.

    La Ciruga Plstica en su concepto integral, reconstructivo y esttico, brinda a estos pacientes la oportunidad de mejorar su calidad de vida, ya que corrige deformidades y recupera algunas funciones perdidas. De tal forma que, en esencia, es una especialidad muy completa. Requiere del entendimiento de patologas congnitas, traumticas, oncolgicas y psicol-gicas. Asimismo, es necesario un conocimiento minucioso de la anatoma de todo el organismo. Requiere adems del adies-tramiento en tcnicas quirrgicas muy sofisticadas como la microciruga, la endoscopa, la Ciruga crneo-facial, la Ciru-ga esttica, los trasplantes, y el dominio de la Ciruga general.

    Se deduce, por tanto, que no es una especialidad frvola como los medios de comunicacin la hacen ver, y que desafor-tunadamente algunos cirujanos plsticos presentan tendencia a esta superficialidad con el ejercicio de la Ciruga esttica co-mercial y el inters de conducir autos deportivos, usar ropa y relojes de marcas famosas, etctera.

    La Ciruga Plstica ha merecido un premio Nobel, por cuenta del doctor Joseph Murray, quien recibi la distincin en 1990, por realizar el primer trasplante renal entre gemelos homocigo-tos en 1954. Este evento le dio gran realce a la Ciruga Plstica.

    Ciruga Plstica, imprescindible en Mxico

    La prctica de la Ciruga Plstica en nuestro pas es indispen-sable, ya que de acuerdo con las estadsticas de 2010, en el

    La prctica de la Ciruga PlsticaDoctor Martn Iglesias Morales*

    Instituto Mexicano del Seguro Social se atendieron 403 mil 336 accidentes de trabajo, dentro de los cuales las lesiones de mano y mueca ocuparon el primer lugar, afectando al 26 por cien-to del total de trabajadores (104 mil 867), de stos, el 2.8 por ciento (2 mil 936) fueron amputaciones de mano y mueca, y el 0.7 por ciento (734) amputacin de extremidad superior. Las lesiones de cara ocupan el tercer lugar, afectando al 10.7 por ciento del total de trabajadores (43 mil 156). Lo anterior provoc una erogacin en subsidios de 168 millones 473 mil 737 dlares. Las quemaduras suceden en el 5.7 por ciento de la poblacin mexicana, lo que significa que ms de 5 millones de habitan-tes alguna vez han sufrido una quemadura. No hay datos de los pacientes que requieren reconstrucciones oncolgicas o por defectos congnitos. Adicionalmente, Mxico ocupa el tercer lugar mundial en Ciruga esttica, despus de Brasil y Estados Unidos de Amrica. Todo lo anterior representa un gran campo de trabajo para aquellos que deseen estudiar Ciruga Plstica.

    Las caractersticas que requiere un mdico para adiestrarse en Ciruga Plstica son exactamente las mismas que para cual-quier otra especialidad: responsabilidad, iniciativa, intuicin, tenacidad, etctera. No son los cirujanos plsticos mejores especialistas que un endocrinlogo, un psiquiatra, un cardi-logo, etctera.

    Actualmente la Ciruga Plstica es muy amplia, y ha pasado de ser una especialidad de cierta tendencia artesanal a una Ci-

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  • ruga llena de ciencia bsica, Farmacologa, Gentica, Inmuno-loga, microciruga, Ciruga general, trasplantes, etctera.

    Puede brindar al paciente la oportunidad de quedar como estaba antes de un accidente. Eso es maravilloso para l y para su familia.

    Comentar el caso del primer trasplante de extremidad superior que se realiz en Mxico, en el ao 2012.

    Se trata de un paciente masculino de 52 aos de edad, quien sufri amputacin de ambas extremidades superiores a consecuencia de una quemadura elctrica. La evaluacin preoperatoria report discapacidad funcional del paciente de un 60 por ciento. La funcin renal, glucosa y lpidos nor-males. El panel reactivo de anticuerpos por antgeno nico fue 33 por ciento para HLA clase I y 60 por ciento para los de clase II. Los estudios electrofisiolgicos reportaron: neu-ropata motora axonal leve de los nervios musculo-cutneo bilateral, mediano derecho y ulnar izquierdo.

    El trasplante se realiz el 18 de mayo, despus de siete me-ses de estar en la lista de espera. Se encontr un donador con muerte cerebral certificada, con grupo sanguneo O positivo y Mismatch para HLA: A, B y DR 5/6. Serologa viral negativa.

    Durante la ciruga se realiz osteosntesis con placas y tornillos de acero. Se continu con la reparacin de ambas arterias braquiales seis centmetros proximales al codo, con puntos simples de nylon 8-0, y la reparacin de la vena cef-lica en la misma manera que la arteria braquial. Se prosigui

    con la reparacin del pronador redondo, supinador largo y primer radial. Posteriormente, se reinsert el tendn con-junto de los msculos extensores de la mueca y los dedos, as como el tendn conjunto de los msculos flexores de la mueca y de los dedos. Tambin se repararon dos venas adi-cionales, en forma termino-terminal, con puntos simples. Fi-nalmente, se repararon los nervios mediano, radial y ulnar, a cinco y ocho centmetros proximales al codo. La reparacin nerviosa fue epineural con nylon 10-0. La terapia de induc-cin fue con globulina anti-timocito a dosis de 1.5 mg/kg/da, durante cinco das. El mantenimiento de inmunosupresin es a base de prednisona, tacrolimus con niveles sricos de 8 ng/dl, y mofetil micofenolato. La evolucin postoperatoria fue sin eventualidades. La rehabilitacin se inici al tercer da de trasplantado, con la frecuencia de dos veces al da. Ha tenido un seguimiento estrecho por Psiquiatra y Ciruga Plstica. Actualmente, a 15 meses postrasplante, el paciente ha recu-perado su integridad corporal y es independiente en sus ac-tividades cotidianas, con una funcin del 60 al 70 por ciento, sin presentar complicacin.

    El caso anterior muestra el trabajo interdisciplinario con-ducido por Ciruga Plstica, y la aplicacin de los conocimien-tos y las destrezas previamente mencionadas.

    *Instituto Nacional de Ciencias Mdicas y Nutricin Salvador Zubirn, SS

    Me complace dirigirme a ti como colega, no porque ya pronto vayas a ser mdico, sino porque ya eres estudiante de Me-dicina, y sta es una profesin en la que uno nunca deja de estudiar. Yo lo descubr hace poco ms de 70 aos, en la mis-ma poca de mi vida en la que t te encuentras ahora, cuando era alumno de la Escuela Nacional de Medicina de la UNAM (entonces todava no era Facultad).

    Carta a un joven mexicanoestudiante de Medicina

    Doctor Ruy Prez Tamayo*

    Muy estimado joven colega:

    Me di cuenta de que mis mejores maestros, los que ms me impresionaban, no slo por sus conocimientos sino por su sabidura, seguan siendo estudiantes. Esto fue una sorpresa, pues yo haba ingresado a la carrera de Medicina pensando que al terminarla ya no tendra que estudiar ms. Aos des-pus confirm que yo no era el nico en esa creencia, cuando el director de una sociedad de beneficencia privada, a la que

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  • yo iba a ingresar como mdico especialista, ante mi solicitud de recursos para adquirir libros y suscribirme a algunas revis-tas mdicas, dijo: Es que nosotros deseamos contratar a m-dicos ya preparados, no en preparacin.

    Nuestra profesin es tan antigua como nuestra especie. No me cuesta ningn trabajo imaginarme que hace 50 mil aos un Homo sapiens se sinti enfermo, se acerc a otro Homo sapiens y le dijo: Aydame, ste le contest: S, y procedi a hacerlo. De este sencillo, pero importantsimo epi-sodio, arranca y est hecha toda la Medicina: de la relacin mdico-paciente, o sea de un sujeto que solicita ayuda cuan-do se siente enfermo y de otro que acepta proporcionrsela.

    A lo largo de toda su existencia, la Medicina ha sufrido mu-chos cambios, pero lo que en esencia no se ha modificado es lo que le dio origen: la relacin humana entre un individuo que pide ayuda para sus males y otro que se la otorga. Hace aos, un famo-so profesor francs de la disciplina caracteriz esta relacin como una confianza (la del paciente) frente a una conciencia (la del mdico), y yo creo que as seguir siendo por mucho tiempo.

    Lo anterior viene al caso porque desde hace algunos aos se viene repitiendo la queja (no slo en Mxico sino en todo el mundo occidental) de que la Medicina y los doctores se han deshumanizado, y este lamentable fenmeno se asocia con el desarrollo creciente de la tecnologa diagnstica y terapu-tica. De hecho, se dice que fue en la segunda mitad del siglo XX cuando la superespecializacin de los mdicos, la multipli-cacin de los nuevos equipos de diagnstico (como la image-nologa, las endoscopas, las pruebas de laboratorio) y de las nuevas formas de tratamiento (como la microciruga, la radio-terapia, la quimioterapia), conspiraron para alejar cada vez ms al paciente individual de su antiguo mdico de cabecera.

    Quisiera convencerte de que esta opinin es slo una ver-dad a medias, que adems esconde una realidad que no se menciona pero que debe conocerse. En primer lugar, la llama-da deshumanizacin de la Medicina no es nada nuevo, ni tampoco es exclusiva de nuestra profesin. La indiferencia ante el dolor humano, la falta de inters en el sufrimiento del prjimo, y la ausencia de compasin para el que busca ayuda

    en otro porque no puede solo con su tragedia, fsica o mental, han formado parte del espectro del comportamiento del hom-bre desde que existe como especie, y no es propia del doctor por serlo sino por su condicin de ser humano. Igual hay, y siempre ha habido, algunos polticos, ingenieros y policas deshumanizados, otra vez no por su actividad profesional sino porque pertenecen a la especie Homo sapiens. Pero sa-bemos bien que no todos los hombres son as.

    Por otro lado, el desarrollo de la tecnologa diagnstica y teraputica mdica en la segunda mitad del siglo anterior ha sido una bendicin para los pacientes y sus doctores, porque les permite a estos ltimos hacer mejores diagnsticos y ofrecer tra-tamientos ms efectivos para muchas enfermedades que, antes de esta etapa, tenan un pronstico sombro. Acusar a la tecno-loga de la deshumanizacin de la Medicina es equivocarse de enemigo: el verdadero culpable de esta tragedia (porque no hay duda de que existe) es la masificacin de los servicios mdicos.

    El crecimiento de la demanda de atencin mdica por par-te de la poblacin siempre sorprende a los planeadores de los servicios de salud por su tamao, que rebasa no slo las instala-ciones establecidas para atenderla, sino tambin los presupues-tos asignados a ella. No es posible satisfacer las necesidades de atencin mdica de una poblacin de 110 millones de habitan-tes con esquemas y presupuestos diseados para 40 millones.

    El resultado es la enorme sobrecarga de los servicios p-blicos de salud, con la consecuente frustracin de todos los involucrados: pacientes, doctores, enfermeras, trabajadoras sociales, administradores, intendentes y otros ms. Los enfer-mos hacen colas interminables en todas las ventanillas, con-sultorios, salas de hospitalizacin, laboratorios, gabinetes, quirfanos y otros servicios ms; los mdicos deben atender a demasiados pacientes al da (la cuota en el Instituto Mexi-cano del Seguro Social lleg a ser de 30 pacientes por jorna-da de seis horas, o sea cinco pacientes por hora, es decir, 12 minutos por paciente!); las cirugas se posponen por meses y lo mismo pasa con las sesiones de radioterapia, etctera. En este laberinto enajenante naufraga la antigua relacin mdi-co-paciente, que ya no puede darse como en otros tiempos.

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  • Pero la culpa no es ni de los doctores ni de la tecnologa m-dica, sino de la masificacin de la atencin, consecuencia de la mala planeacin de las necesidades de nuestro pas. En nuestra historia no hay hroes ni villanos. El desarrollo de la disciplina en Mxico no ha sido diferente del de otras profesiones, ni del de la Medicina en otros pases con trayectoria histrica y nivel de crecimiento cultural equivalentes o comparables al nuestro.

    La calidad de la Medicina mexicana est a la altura de las mejores del mundo, pero por desgracia este elevado nivel de la prctica mdica slo es accesible a un sector privilegia-do de la poblacin que vive en unas cuantas ciudades del pas. Aunque la cobertura de la asistencia mdica de primer nivel ha alcanzado ya a ms del 90 por ciento de los ciudadanos, su cali-dad todava no es ptima en demasiados sitios. Uno de los pro-blemas de salud ms urgentes en Mxico es elevar la calidad de la atencin mdica de primer nivel que se brinda en todo el pas. La solucin a este problema no es fcil, porque sus causas son complejas: la heterogeneidad en la calidad de la educacin de los mdicos en las 67 escuelas y facultades de Medicina que hay hoy en Mxico, los bajsimos sueldos de los doctores, las en-fermeras y otro personal auxiliar que desempea estas funcio-

    nes, la limitacin de los recursos federales y estatales asignados a la salud, que hoy son (y por mucho tiempo sern) insuficientes para sostener un programa de este tipo, etctera.

    Pero no quisiera terminar esta carta en tono pesimista. Con todos sus problemas actuales, y los muchos que le esperan en el futuro, cuando t ests ejerciendo esta profesin, la Medicina seguir siendo la ms bella, la ms estimulante, la ms noble, la ms humana y la ms satisfactoria de todas, mil veces me-jor que los oficios de Creso, Scrates, Don Juan, el Rey Carlos V, Napolen o Einstein. Yo la he disfrutado de esa manera duran-te toda mi vida profesional, y si tuviera que empezar de nue-vo, otra vez escogera ser mdico. Nuestro gremio cuenta con algunas de las ms grandes figuras de la historia, como Hip-crates, Galeno, Avicena, Vesalio, Harvey, Par, Laennec, Pasteur, Bernard, Virchow, Metchnikoff, Ehrlich, Osler, Fleming, y, entre nosotros, a Jimnez, Toussaint, Chvez, Coso Villegas, Ayala Gonzlez, Celis, Costero, Zubirn, Gmez, y otros ms. Te deseo que a travs de tu carrera llegues a ser uno ms de ellos, pero que esa no sea tu meta, sino cumplir con el ltimo aforismo de Hi-pcrates, que dice: Curar algunas veces, ayudar con frecuencia, consolar siempre.

    Afectuosamente,Doctor Ruy Prez Tamayo

    *Profesor emrito, Facultad de Medicina

    Como un acto conmemorativo de la Generacin 1968-1973, en el presente texto refiero importantes acontecimientos que sucedieron en la Facultad de Medicina (FM) alrededor del periodo sealado.

    Al principio de la dcada de los sesenta, el director, doctor Raoul Fournier Vi-llada (1954-1962), impuls fuertemente la investigacin, estableci formalmen-te el Internado durante un ao, implant los cursos piloto que incrementaron la relacin maestro-alumno y se vivi la conversin de la escuela a Facultad (21 de abril de 1960). De igual forma, se aprob el nuevo plan de estudios, se proyect la descentralizacin de los servicios escolares, se imparti el curso pre-mdico y se estableci el sistema de seleccin de alumnos para el ingreso a la

    La educacin mdica en los aos sesenta y setenta

    Doctor Humberto Gasca Gonzlez*

    Universidad. Adems, se iniciaron las gestio-nes para la conservacin del ex Palacio de la Inquisicin y se cre el Departamento de His-toria de la Medicina.

    Posteriormente, y como director el doc-tor Donato G. Alarcn (1962-1966), se acord que los profesores de clnica deban tener adscripcin al servicio hospitalario, que la FM deba establecer los programas de los cursos para graduados o conjuntamente con la ins-

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  • titucin donde se impartan, se conform el nuevo reglamento de la Divisin de Estudios de Posgrado, y se design un consejero tcnico representante. De la misma forma, se seal la necesidad de incidir en la planeacin de la educacin mdica y de impartir cursos de formacin para docentes. Adems de aprobarse la creacin de las jefaturas de enseanza en hospitales.

    De 1966 a 1971 asumi la Direccin el doctor Carlos Campillo Sinz quien, desde el inicio de su gestin, expres que el plan de estudios requera aten-cin. Organizado por semestres y crditos, con materias obligatorias y op-tativas, ese plan estaba fundamentado en una concepcin humanista de la Medicina para preparar profesionales que concibieran al ser humano como un todo y que concedieran gran importancia a la enseanza prctica. En l, se fundieron materias antes dispersas y se estableci que 50 hospitales en el Dis-trito Federal recibieran alumnos para realizar sus prcticas.

    Otro acontecimiento trascendente que le toc vivir a esta generacin fue el movimiento estudiantil de 1968, fenmeno social que afect a la Facultad, a la Universidad y al pas, con mltiples y severas repercusiones.

    El doctor Jos Laguna Garca encabez la FM de 1971 a 1976, poca en la que se increment el nmero de alumnos de primer ingreso en 1974, a 5 mil 376, lo que gener problemas que involucraban no slo a las instancias edu-cativas sino a las aplicativas, como el sector salud.

    Entonces se establecieron los objetivos terminales del mdico general, se conformaron los programas de las asignaturas del plan de estudios, se plante la urgencia de estimular la investigacin cientfica en las facultades y las escuelas de Medicina y, en la nuestra, se constituy formalmente la Divisin de Investi-gacin. Se reconoci a los pasantes en Servicio Social como alumnos. Se es-tudiaron, por una comisin mixta, nuevas formas de gobierno para la Facultad, que luego se desintegraran. En sus registros aparecen formando parte de la generacin 1968, Manuel Urbina Fuentes, Roberto Prez Luna y Jaime Micher, adems de otros alumnos que luego fueron directores de la FM (Juan Ramn de la Fuente, Alejandro Cravioto Quintana, Jos Narro Robles y Enrique Graue Wiechers). Naci la Gaceta Facultad de Medicina.

    De enorme trascendencia result el establecimiento del Examen Profesio-nal Objetivo, seguido de la rplica oral, que correspondi a esta generacin.

    Otros acontecimientos fueron la aprobacin del Plan de Estudios de Medi-cina General Integral, Plan A36, y la creacin del Departamento de Medicina General, Familiar y Comunitaria.

    Por otra parte, el presidente de la Rep-blica asisti a la inauguracin de los cursos de la Universidad de 1975, al ahora auditorio Doctor Raoul Fournier Villada.

    Con fundamento en convenio celebrado entre las instituciones de salud y la UNAM, a travs de la FM, sta aplic la evaluacin de conocimientos a mdicos egresados de las facultades y las escuelas del pas, para la asig-nacin de mdicos residentes, lo cual cons-tituy el antecedente de un procedimiento que, dada su bondad, se estableci.

    La dcada de los aos setenta termin con la direccin del doctor Octavio Rivero Serrano (1977-1980), con quien se reestructu-raron los programas acadmicos, se tomaron medidas para solucionar el impacto de la pl-tora de alumnos de los aos previos, se es-tablecieron proyectos de docencia-servicio y se enfatiz en la elaboracin de programas por objetivos de las asignaturas y la imple-mentacin del Centro de Recursos de Apoyo al Aprendizaje y los Sistemas de Universidad Abierta para los mdicos generales de todo el pas. En esta administracin se remodel la Facultad y se restaur la Escuela de Medicina de Santo Domingo.

    A 40 aos de la graduacin de esta ge-neracin, las dcadas que han transcurrido en la vida de los mdicos que la integraron seguramente estn colmadas de exitosas e inolvidables experiencias ligadas a nuestra alma mter.

    *Cronista, FM

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