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Fundación Praxis Freudiana 1 “LA RUPTURA DE HEIDEGGER Y FREUD”. Autor: Gustavo Adolfo Apreda. Doctor en Medicina. Especialista Consultor en Psiquiatría y Psicología Médica. Jefe de Sala del Hospital Dr. Alejandro Korn (Melchor Romero). Docente Autorizado de la Cátedra de Psiquiatría. Facultad de Ciencias Médicas UNLP. Calle 21a nº 1520 City Bell. Prov. Bs. As. Argentina Tel. (0221) 472- 2850. E-mail: [email protected] Resumen: Enfocaremos este trabajo en la ruptura que significó para la Modernidad, el pensamiento de Heidegger y de Freud, y de la interrelación entre ambos pensadores propuesta por Lacan. Heidegger va a revolucionar los dos grandes temas del pensamiento del siglo XX: la subjetividad y el lenguaje. El gran supuesto de la modernidad es el yo como sujeto. Heidegger parte desde este punto, pero su intención es pensar el ser, no el yo o el hombre; que es coherente con este “descentramiento” de la posición del yo- sujeto de la modernidad. Freud por su parte, también “descentra” al sujeto de la conciencia, a un sujeto del inconsciente (enunciado como tercera herida narcisista). Se puede conjeturar entonces, que un nuevo modo de concebir al sujeto se halla en ambos pensadores. Pero, será Lacan quien entrecruce a ambos, siendo la cuestión del sujeto el punto clave de dicho entrecruzamiento. Palabras clave: Ruptura. Subjetividad. Lenguaje. Descentramiento del yo-sujeto. Sujeto del inconsciente. Estructura significante. Introducción: Enfocaremos este trabajo en la ruptura que significó para la Modernidad, el pensamiento de Heidegger y de Freud, y de la interrelación entre ambos pensadores propuesta por Lacan. El pensamiento de Heidegger irrumpe y cristaliza con la publicación en 1927 de su obra “Ser y tiempo”, una de esas obras que como la Crítica de Kant, producen la imposibilidad de continuar pensando del mismo modo después de ellas. En los escritos anteriores, por lo menos 10 años antes, ya puede rastrearse la crítica que llevaría a Heidegger a revolucionar los dos grandes temas del pensamiento del siglo XX: la subjetividad y el lenguaje. Su punto de partida es la fenomenología de Husserl. Su pensamiento parte de lo que él llama el punto culminante de la metafísica de la modernidad: la Fundación Praxis Freudiana

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    LA RUPTURA DE HEIDEGGER Y FREUD. Autor: Gustavo Adolfo Apreda. Doctor en Medicina. Especialista Consultor en Psiquiatra y Psicologa Mdica. Jefe de Sala del Hospital Dr. Alejandro Korn (Melchor Romero). Docente Autorizado de la Ctedra de Psiquiatra. Facultad de

    Ciencias Mdicas UNLP. Calle 21a n 1520 City Bell. Prov. Bs. As. Argentina Tel. (0221) 472-

    2850. E-mail: [email protected]

    Resumen:

    Enfocaremos este trabajo en la ruptura que signific para la Modernidad,

    el pensamiento de Heidegger y de Freud, y de la interrelacin entre ambos pensadores propuesta por Lacan.

    Heidegger va a revolucionar los dos grandes temas del pensamiento del siglo XX: la subjetividad y el lenguaje.

    El gran supuesto de la modernidad es el yo como sujeto. Heidegger parte desde este punto, pero su intencin es pensar el ser, no el yo o el hombre; que es coherente con este descentramiento de la posicin del yo-sujeto de la modernidad.

    Freud por su parte, tambin descentra al sujeto de la conciencia, a un sujeto del inconsciente (enunciado como tercera herida narcisista).

    Se puede conjeturar entonces, que un nuevo modo de concebir al sujeto se halla en ambos pensadores.

    Pero, ser Lacan quien entrecruce a ambos, siendo la cuestin del sujeto el punto clave de dicho entrecruzamiento.

    Palabras clave: Ruptura. Subjetividad. Lenguaje. Descentramiento del yo-sujeto. Sujeto del inconsciente. Estructura significante.

    Introduccin:

    Enfocaremos este trabajo en la ruptura que signific para la Modernidad, el pensamiento de Heidegger y de Freud, y de la interrelacin entre ambos pensadores propuesta por Lacan.

    El pensamiento de Heidegger irrumpe y cristaliza con la publicacin en 1927 de su obra Ser y tiempo, una de esas obras que como la Crtica de Kant, producen la imposibilidad de continuar pensando del mismo modo despus de ellas. En los escritos anteriores, por lo menos 10 aos antes, ya puede rastrearse la crtica que llevara a Heidegger a revolucionar los dos grandes temas del pensamiento del siglo XX: la subjetividad y el lenguaje. Su punto de partida es la fenomenologa de Husserl. Su pensamiento parte de lo que l llama el punto culminante de la metafsica de la modernidad: la

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    metafsica de la subjetividad. El gran supuesto de la modernidad es el yo como sujeto. Heidegger

    parte desde este punto, pero su intencin es pensar el ser, no el yo o el hombre; que es coherente con este descentramiento de la posicin del yo-sujeto de la modernidad.

    Freud por su parte, tambin descentra al sujeto de la conciencia, a un sujeto del inconsciente (enunciado como tercera herida narcisista).

    Se puede conjeturar entonces, que un nuevo modo de concebir al sujeto se halla en ambos pensadores.

    Pero, ser Lacan quien entrecruce a ambos, siendo la cuestin del sujeto el punto clave de dicho entrecruzamiento. Desarrollaremos primero el planteo heideggeriano, para finalizar con la posicin freudiana y lacaniana.

    La ruptura heideggeriana:

    Heidegger plantea que toda la metafsica precedente ha sido un pensar acerca de las cosas, con las categoras de las cosas, un pensar el ente, lo que es y no el ser, es decir lo que hace ser al ente. Esta metafsica planteaba entificar al ser, con lo cual pensaba como causa de lo que es a un ente supremo (Dios, la materia, etc.).

    En la modernidad, esta entificacin del ser, se traduce en el sujeto-yo del conocimiento y del ente en objetos, es decir el mundo objetivo de la ciencia moderna. Uno es co-relativo del otro. De lo que se trata entonces, es de hacer la experiencia de pensar aquello que hace ser, sin caer en lo que es, es decir de pensar el ser en cuanto tal.

    As Heidegger enuncia la tesis: el nico ente que tiene acceso al ser, y esto lo diferencia de los dems entes, es el hombre. Este ente particular que es el hombre, participa de una doble referencia: al mundo de entes y al Ser que hace ser a dichos entes.

    Este pensador dice que el Ser del hombre, es decir su esencia no es ser sto o aquello, sino que su esencia es la existencia.

    Dicha existencia no debe pensarse en trminos de estar all, en la realidad; sino en un estar afuera, es decir afuera del mundo de entes que se le enfrenta. Por lo tanto, su esencia, no posee un significado en s mismo; el hombre requiere de hallarse en ese mundo de entes constantemente para significarse, sin hallar para s nunca una significacin definitiva; es decir una esencia inamovible o incontrovertible.

    Heidegger, reconoce que sujeto (en el sentido de yo, como lo entiende la modernidad) es un nombre derivado del ser del hombre, construdo al modo de ser de los objetos, que participa de la ontologa de los mismos, como el yo emprico kantiano, y no puede ser el nombre originario del ser del hombre. Pero, a diferencia de Kant y de toda la tradicin moderna, ningn sujeto-yo puede caracterizar dicho ser, aunque se lo denomine sujeto trascendental, como hace Kant y el pensamiento posterior hasta Husserl.

    Originariamente, en verdad, ningn substantivo puede, para Heidegger, dar cuenta del ser del hombre; es por ello, que el pensador de Friburgo, denominar dicho ser con un verbo, Dasein, que en alemn significa existir, y que est compuesto por un adverbio da, que significa ah, y el verbo ser. Literalmente existir, en alemn, se comprende como ser ah. El hombre es as

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    aquel ente donde acontece el Ser; pero no de manera absoluta, sino ah; es decir, en una situacin fctica dada, que fija las coordenadas histricas concretas en las cuales el Dasein se halla. Por ello es siempre una situacin finita (no ilimitada) de posibilidades de ser, determinada por la particular existencia histrica del hombre. La experiencia originaria, y esta es una diferencia substancial con Husserl, no es la de un sujeto pensante con total potencialidad, sino la de la cotidianeidad en la que me encuentro sin haberla decidido yo mismo, el bruto qu de la existencia, deca Heidegger; el yo que soy es secundario, una construccin posterior, as como aquello que llamo realidad objetiva.

    De esto se desprende que no hay que entender la construccin de dicho yo y la realidad como algo que el Dasein realiza a su antojo, sino que el Dasein mismo est sometido a dicho acontecer del ser en una situacin fctica determinada, a fin de definirse como un yo soy, a la vez que define que el mundo es de tal manera, y ambos quedan en una interrelacin estrecha, estructural, diremos luego.

    De manera que, por un lado, el modo en que interpreta el mundo co-implica el modo en que se interpreta a s mismo (el Dasein no es un sujeto independiente e indemne al modo como considera y trata los entes de su mundo); por otro lado, la relacin entre Ser y Dasein es de co-implicacin, estructural: sin el Ser, el Dasein no es, sin el Dasein, el Ser no acontece y no se plasma en una realidad (con lo cual, si vale decirlo, tampoco es).

    Otra de esas nociones es la de ser para la muerte. Heidegger introduce la muerte como un constitutivo del ser del Dasein. Pero en qu sentido la muerte puede serlo? Para comprender esto hay que recordar que al Dasein le cabe ms una caracterizacin como posibilidad (esencial temporalidad) que la de substancia (categora de la presencia, propia del ente).

    En este anlisis del Dasein descubre, ante todo, la contingencia de su ser. El Dasein aparece inexplicablemente en la realidad, sobrenada durante su vida en el poder-no-ser, esto es, suspendido sobre la nada, y, entre sus muchas y fortuitas posibilidades, slo una es necesaria: el morir. El Dasein es un ser para la muerte. Dentro de esta estructura fundamental en la que, segn este anlisis existencial, se mueve el Dasein, se registran dos modos opuestos de actuar, de enfrentarse con la realidad: la que Heidegger llama existencia inautntica y la existencia autntica. La inautntica es un entretenerse con las cosas, un entregarse a la trivialidad de las relaciones sociales o de los placeres estticos, un olvidar la profunda tragedia de la existencia. La autntica, en cambio, es un abrazarse con la angustia, un vivir consciente de la tragicidad del existir, una presencia constante del destino ltimo de la existencia: la nada, a travs de la muerte.

    La muerte real es la nica posibilidad que seguro se cumplir, pero cuando esto ocurra el Dasein ya no es nada; de manera que no es sta, entonces, la que entra en la constitucin del Dasein. Pero s lo es la anticipacin de la muerte como la posibilidad ms propia, en tanto es la nica a cumplirse en todo caso. La anticipacin de la muerte entra as como la posibilidad de la imposibilidad de todas las posibilidades, en tanto sta define el acabamiento de cualquier posibilidad ulterior.

    Pero esta anticipacin de la muerte es la que muestra a todas las posibilidades que el Dasein enfrenta para su eleccin, como meras posibilidades, ya que cualquier camino ser interrumpido por la muerte. Por ello

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    justamente el ser para la muerte evita que el Dasein quede preso de una de esas posibilidades, rgidamente, y pueda tejer su proyecto sobre el manojo de posibilidades que se le presentan.

    As la muerte, o su anticipacin, es la posibilidad ms propia, ms autntica, en tanto abre y cierra el circuito de posibilidades del Dasein. A partir de la anticipacin de la muerte, y entendiendo entonces las posibilidades como tales, el Dasein debe entonces decidir, si quiere ser autntico, o dejarse llevar por el se dice, es decir por la inautenticidad. A esto ltimo Heidegger lo llama la cada, de la cual el Dasein se rescata decidiendo, siguiendo, por utilizar una comparacin, la voz de la conciencia; voz que seala negativamente la cada, la existencia inautntica.

    Otro modo de decir la cada es la falta en Lacan, autor sobre el cual volveremos.

    Heidegger trata de la verdad fundamentalmente en De la esencia de la verdad y en La teora de Platn sobre la verdad. Niega que la verdad sea primariamente la adecuacin del intelecto con la cosa y sostiene que, de acuerdo con el primitivo significado griego, se dice altheia. Si descomponemos el vocablo, tenemos la raz leth- que encontramos tambin en el verbo lanthano (aunque en presente, se transforma en lanth-), y que significa estar oculto. Si consideramos que adems altheia, tiene como prefijo la a- privativa que contradice la raz, etimolgicamente altheia ser des-ocultamiento.sta es la verdad originariamente: lo que lleva a ser al ente desocultndolo. La verdad queda convertida en un elemento de la existencia, el cual encubre al ser en su estado de degradacin y lo descubre en su estado de autenticidad. El descubrimiento de lo velado es as una de las formas de ser del estar-en-el-mundo. Por eso la verdad se descubre nicamente cuando la existencia se revela a s misma en cuanto manera de ser propia. Y toda verdad no es verdadera, en tanto no haya sido descubierta. El ser de la verdad se encuentra en una relacin directa e inmediata con la existencia, y slo porque se ha constituido la existencia mediante la comprensin de s misma, es posible la compresin del ser. Por eso hay verdad slo en tanto que hay existencia, y ser nicamente en tanto que hay verdad. La apertura al ser se realiza fundamentalmente en el lenguaje. El lenguaje es la manifestacin ms plena y autntica del ser. Es el mismo ser el que nos habla se desvela en el lenguaje. La articulacin y estructura ntima del lenguaje viene del mismo ser, y nos lo manifiesta. Esto explica el nfasis de Heidegger en la etimologa de las palabras.

    Finalmente, el pensar originariamente el ser del hombre, lleva a Heidegger a trastocar la posicin del lenguaje, lo que lo acompaar en toda su obra posterior.

    El Dasein es ser en el mundo, es esencial apertura al mundo, es trascendencia finita. El Dasein est embargado por el ente en su estado de apertura. Cmo? En la disposicionalidad (en el encontrarse, en el sentido que decimos me encuentro bien) y la comprensin o interpretacin. Pero para que esto sea posible, dice Heidegger, disposicionalidad y comprensin estn determinadas, de manera igualmente originaria, por el habla. Ya en Ser y tiempo (publicado en 1927), Heidegger plantea el habla como un todo articulado, una estructura de sentido, de la cual nace la significacin. El habla (Rede, en alemn, tambin discurso), es anterior y posibilita el lenguaje (Sprache, en alemn) como la expresin verbal concreta.

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    El Habla posibilita entonces la significacin, siendo estructura de sentido. As el habla, es tan originaria como el resto de las estructuras del Dasein, y es un existenciario.

    Con lo que el lenguaje (como habla) deja de ser un instrumentum (instrumento), como lo concibe toda la tradicin, y pasa a ser un constitutivo del hombre. Es decir, el hombre no usa el lenguaje, sino que ste hace al hombre.

    Quizs sea ste uno de los momentos del pensamiento de Heidegger, si no es l momento, donde ms claramente se observa la deuda de Lacan con el pensador de Friburgo; slo bastar que con Saussure hablemos de significante y significado, en lugar de los trminos heideggerianos. Tambin habla que puede ser entendida como discurso, reaparecer, si bien transformada y enriquecida, en el planteo lacaniano.

    Vemos en todo lo que hemos dicho, como el centro ya no est en el hombre (el sujeto de Descartes, Kant y Husserl) sino en ese especial entrecruzamiento del hombre con el ser, que hace ser tanto al hombre en cuanto tal, como al mundo de entes (tanto al sujeto-yo como a los objetos).

    Vemos tambin como, frente a las dificultades de Husserl, Heidegger no intenta el mismo camino de solucin, sino que reconoce sus imposibilidades como lo ms originario del hombre. El hombre slo es en su finitud histrica, en la cual sus supuestos le abren el mundo como expresin del acontecer de una verdad que desoculta. Por esto mismo, el mundo es siempre una interpretacin del mundo, nunca definitiva, descubierta a partir de una previa precomprensin, de una articulacin significante.

    La ruptura freudiana:

    Desde la clnica, no desde la filosofa, Sigmund Freud, elaboraba una concepcin del ser humano que anticipaba la ruptura con el planteo moderno. Freud es an tributario, en gran medida, del pensamiento y el lenguaje de la modernidad, pero las consecuencias de sus propuestas lo proyectan ms all de la misma.

    Entender las vivencias y conductas irracionales del ser humano lo lleva a Freud a postular un otro escenario ms all de la conciencia, es decir lo inconsciente con efectividad para irrumpir en aqulla y modificarla.

    Freud subvierte el cgito cartesiano de la conciencia, y en palabras de Lacan enuncia: Soy donde no pienso o pienso donde no soy (en el inconsciente).

    Ese otro escenario inconsciente, que demarca los lmites y la formacin de una unidad yoica y una realidad siempre sesgadas e interpeladas por la fantasmtica propia de cada sujeto.

    Freud mismo dir despus que la humanidad tendr que aceptar la tercera herida narcisstica, aludiendo precisamente al descentramiento del Yo; quien muestra una dependencia con el acervo pulsional inconsciente, as como con la realidad.

    Es en el psicoanlisis, donde advierte el mismo Freud, el lugar diferencial que adquiere el lenguaje. Basta recordar al mismo sujeto Freud, cuando en el anlisis del Olvido de nombres propios, que realiza en la Psicopatologa de la vida cotidiana, queda preso del juego de palabras que se le imponen ocultando un deseo inconsciente, particularmente reprobable a

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    la conciencia del sujeto. Cuando luego desarrolle toda su concepcin de la sexualidad y las

    fantasas sexuales edpicas- reprimidas, profundizar an ms el lugar de ese otro escenario inconsciente, que demarca los lmites y la formacin de una unidad yoica y una realidad siempre sesgadas e interpeladas por la fantasmtica propia de cada sujeto.

    La introduccin de las instancias Yo, Ello y Supery-, as como la bsqueda de las diferencias en relacin a las implicancias del enfrentamiento de la castracin en los distintos modos de funcionamiento (distintas estructuras, diremos luego), ms an, posicionan al Yo entre los modos particulares de ser de lo inconsciente pulsional- y la realidad objetual, as como de la instancia superyoica idealizada; mostrando su interdefinicin en un todo articulado y dinmico.

    El sujeto lacaniano: Las cuestiones que hemos detallado son suficientes, al menos para

    nuestro tema, a fin de introducir el Sujeto lacaniano; pues es Lacan quien har en primer trmino esa interseccin Freud-Heidegger, en relacin al tema de la subjetividad.

    Desde diversos lugares podramos introducir al sujeto lacaniano, de hecho en su segundo seminario, el del Yo, Lacan asegura su intencin de cuestionar al sujeto; uno de esos puntos es la relacin entre lenguaje e inconsciente.

    Lacan afirma que el inconsciente est estructurado como lenguaje, y al hacer esto est asumiendo que lo que Freud descubre como el inconsciente es una estructura de lenguaje, un orden que, con Lacan, podemos llamar simblico, que, como el habla heideggeriana, es trascendente al sujeto (no es un instrumento de la voluntad de ste, es otro orden respecto de su corporalidad), pero, a la vez, inmanente al mismo, en tanto que es, en su universo de significantes, en el cual el sujeto es esto o aquello, se significa, llega a ser. De all que surja como externo-interno. ste orden, cuyas leyes difieren de aquellas que rigen la materia, imprime a lo pulsional, las leyes del significante. Es justamente, porque lo que el hombre enuncia en su discurso consciente, depende de esta estructura simblica inconsciente, por lo cual el decir consciente es modificado, segn juegos de lenguaje en los sntomas, en los fallidos, etc.- y puede ser descifrado, interpretado.

    Tenemos entonces, un sujeto que enuncia, pero a la vez se autodefine con la enunciacin misma (como en Heidegger, el Dasein pone al ente, al mundo, pero en esta significacin del mundo, se da significado a s mismo, no hay un significado del Dasein y otra del mundo); por esto, Lacan, hablar del sujeto como escindido: sujeto del enunciado y sujeto de la enunciacin.

    Nuevamente se trata de un sujeto des-substancializado, cuyo ser depende del mensaje sobre s mismo, que logra generar de acuerdo a su posicin en la cadena de significantes, dir Lacan. De all que escriba al sujeto como una S, mayscula, con una barra que lo divide: el sujeto en tanto hablante, siempre queda dividido; y denominar Otro, con mayscula, a este otro orden, que no es el otro como objeto de la realidad.

    Ahora bien, el sujeto, as entendido, como dice Lacan, recibe del Otro su propio mensaje en forma invertida -adviertan las paradojas- pero dicha

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    significacin solo puede ser capturada en trminos que Lacan denominar imaginarios o, debemos decir, imaginario-simblicos. En otras palabras, dicho decir sobre s mismo es capturado, deformado, invertido, modificado por lo que podramos llamar el eje imaginario, es definido como una construccin representacional bipolar, que tiene en un polo al Yo y en el otro los objetos de la realidad, que as surge para este sujeto.

    Concluiremos entonces, que el Yo y el mundo de los objetos, son construcciones que dependen de este juego entre la estructura significante y el sujeto; pero a la vez nada seran Sujeto y Otro si no se nos presentan en estos constructos, en estas representaciones, que son el Yo y sus objetos. Vemos como el descentramiento del Yo est presente como en Freud pero no para encontrar en l un nuevo centro, a un sujeto a la manera de un nuevo Yo, substancializado; sino una interrelacin entre un sujeto sin significacin y una estructura significante.

    BIBLIOGRAFA: 1. Carpio, Adolfo, Principios de filosofa, Ed. Glauco, Buenos Aires, 1982.

    (El captulo dedicado a Heidegger)

    2. Cruz Vlez, Danilo; Filosofa sin supuestos, Ed. Sudamericana, Bs. As. 1970. (Sobre todo Superacin de la metafsica de la subjetividad)

    3. Freud, S., Obras Completas, Ed. Amorrortu, Buenos Aires, 1986. (Los trabajos mencionados en el texto, principalmente).

    4. Heidegger, M., Ser y tiempo, Mxico, FCE, Primera edicin Argentina 1980. 5. Lacan, J., El seminario, Paidos, Buenos Aires, 1990.

    (Principalmente el 2, mejor an, del 1 al 4) 6. Vatimo, G., Introduccin a Heidegger, Ed. Gedisa, Mxico, 1990.