46
95 C y E Año I Nº 2 Primer Semestre 2009 ReOriente Economía global en la Era Asiática Conclusiones historiográficas e implicaciones teóricas André Gunder Frank Abstract André Gunder Frank states into the last chapter of his book ReOrient. Glo- bal economy in the Asian Age, that the real-world history continuously and (cyclically?) alternates across an imaginary Western/“Orientalist” divi- sion. In this provocative chapter, Frank disagrees with the majority of the West- ern social theory and most part of the oriental as constructed on the basis of ethnocentric perspectives. Against the Afro-asiatic Orientalism and the Euro- pean exceptionality, Frank argues that the Afro-asiatic economic and financial development and its institutions were superior to the European standards for centuries and that the comparative studies do not consider in a substantial manner the global totality and the world Resumen André Gunder Frank sostiene en este, el último capítulo de su libro Re- Orient. Global economy in the Asian Age, que la historia real-mundial al- terna continuamente y ¿cíclicamen- te? según una división imaginaria Occidental/“Orientalista”. En este escrito sumamente provocativo, Frank discute con casi la totalidad de la teoría social occidental y buena parte de la oriental en tanto teorías construidas sobre la base de pers- pectivas etnocéntricas. Contra las tesis del orientalismo afroasiático y de la excepcionalidad europea, Frank argumenta que el desarrollo econó- mico y financiero afroasiático y sus instituciones fueron durante siglos superiores a los estándares europeos

Frank, André G., 2009 ReOriente. Economía Global en La Era Asiática

Embed Size (px)

DESCRIPTION

En este articulo, se explica que Europa fue inferior en algún momento respecto a Ásia y África, por ende, su desarrollo se debió al saqueo de estas tierras que ofrecieron un sinfin de recursos que permitieron desarrollar a Europa hasta convertirse en el centro hegemónico del capitalismo industrial

Citation preview

  • 95

    CyEAo I

    N 2Primer

    Semestre2009

    ReOriente Economa global en la Era AsiticaConclusiones historiogrficas e implicaciones tericas

    Andr Gunder Frank

    AbstractAndr Gunder Frank states into the

    last chapter of his book ReOrient. Glo-

    bal economy in the Asian Age, that

    the real-world history continuously

    and (cyclically?) alternates across an

    imaginary Western/Orientalist divi-

    sion. In this provocative chapter, Frank

    disagrees with the majority of the West-

    ern social theory and most part of the

    oriental as constructed on the basis of

    ethnocentric perspectives. Against the

    Afro-asiatic Orientalism and the Euro-

    pean exceptionality, Frank argues that

    the Afro-asiatic economic and financial

    development and its institutions were

    superior to the European standards

    for centuries and that the comparative

    studies do not consider in a substantial

    manner the global totality and the world

    ResumenAndr Gunder Frank sostiene en este,

    el ltimo captulo de su libro Re-

    Orient. Global economy in the Asian

    Age, que la historia real-mundial al-

    terna continuamente y cclicamen-

    te? segn una divisin imaginaria

    Occidental/Orientalista. En este

    escrito sumamente provocativo,

    Frank discute con casi la totalidad

    de la teora social occidental y buena

    parte de la oriental en tanto teoras

    construidas sobre la base de pers-

    pectivas etnocntricas. Contra las

    tesis del orientalismo afroasitico y

    de la excepcionalidad europea, Frank

    argumenta que el desarrollo econ-

    mico y financiero afroasitico y sus

    instituciones fueron durante siglos

    superiores a los estndares europeos

  • 96

    CyEAo IN 2PrimerSemestre2009

    RE

    OR

    iEn

    TE

    . EC

    On

    OM

    A G

    LO

    BA

    L E

    n L

    A E

    RA

    ASi

    T

    iCA

    economic system. Rethinking history,

    into the terms proposed by the author,

    involves abandoning the conception

    that it had occurred along a series of

    modes of production; questioning the

    idea that it had occurred a historical

    cut around 1500, that was followed by

    an European hegemony over the whole

    world, and then by a Western one; and

    posing the right questions on the totali-

    ty of the world economy/system and not

    only on some part of it, were it British,

    European, Western, and nowadays

    from East Asia.

    y que los estudios comparativos en

    lo sustancial no consideran la tota-

    lidad global y el sistema econmico

    mundial. Repensar la historia, en los

    trminos propuestos por el autor, im-

    plica abandonar la concepcin segn

    la cual se habran sucedido a lo largo

    de ella una serie de modos de produc-

    cin; implica cuestionar la idea de un

    corte histrico en torno al 1500, que

    habra sido seguido por una hegemo-

    na europea y luego una occidental

    sobre el resto del mundo, y dirigir las

    preguntas hacia la totalidad de la eco-

    noma/sistema mundial misma y no

    slo a alguna parte de esta, ya sea bri-

    tnica, europea, occidental y/o ahora

    del Este asitico.

    (1929-2005) German economist and

    sociologist, one of the founders of the

    Dependency Theory and the World-System

    Theory in the 1960s.

    PhD in Sociology (University of So Paulo-

    Brazil). Researcher at the Laboratory of

    Public Policies (LPP) and at the Ctedra

    UNESCO/UNU on Globalization and

    Sustainable Development (REGGEN).

    Andr Gunder Frank(1929-2005) Economista y socilogo

    alemn. Fue uno de los creadores de la

    Teora de la Dependencia y de la Teora

    del Sistema-Mundo en los aos sesenta.

    Carlos Eduardo MartinsDoctor en Sociologa (universidad

    de So paulo-Brasil). investigador del

    Laboratorio de polticas pblicas (Lpp)

    y de la Ctedra unESCO/unu sobre

    Globalizacin y Desarrollo Sustentable

    (REGGEn).

  • 97

    CyEAo I

    N 2Primer

    Semestre2009

    An

    DR

    G

    un

    DE

    R FR

    An

    K

    Palabras clave1| Asia 2| Capitalismo 3| Colonialismo 4| Economa Global 5| Eurocentrismo

    6| Europa 7| Teora de la Dependencia 8| Feudalismo 9| Globalizacin 10| Hegemona

    11| Historia 12| Holismo 13| imperialismo 14| Modo de produccin

    15| Sistema-Mundo 16| Teora Social

    Keywords1| Asia 2| Capitalism 3| Colonialism 4| Global Economy 5| Eurocentrism 6| Europe

    7| Dependency Theory 8| Feudalism 9| Globalization 10| Hegemony 11| History

    12| Holism 13| Imperialism 14| Mode of Production 15| World-System

    16| Social Theory

    Cmo citar este artculo [Norma ISO 690]

    FRAnK, Andr Gunder. ReOriente. Economa global en la Era Asitica. Conclusiones

    historiogrficas e implicaciones teoricas. Crtica y Emancipacin, (2): 95-140, primer

    semestre 2009.

  • 98

    CyEAo IN 2PrimerSemestre2009

    RE

    OR

    iEn

    TE

    . EC

    On

    OM

    A G

    LO

    BA

    L E

    n L

    A E

    RA

    ASi

    T

    iCA

    Andr Gunder Frank: el intelectual insurgenteCarlos Eduardo Martins

    Andr Gunder Frank naci en Berln en 1929. Su padre era un novelista pacifista que lo llev al exilio en Suiza para escapar del nazismo cuan-do apenas tena cuatro aos, para instalarse a partir de 1940-1941 en Estados unidos, inicialmente en Hollywood.

    Frank experiment fuertes contrastes en su vida, entre el ambiente hollywoodense del crculo laboral paterno, la experiencia en la escuela pblica, el trabajo en fbrica o en actividades de baja remu-neracin y el estudio de ciencias econmicas en una universidad de elite (Swarthmore College, pennsylvania). Asumi inicialmente una perspectiva keynesiana y cuando cursaba el doctorado en Chicago entr en conflicto con el enfoque neoliberal de sus profesores, entre ellos Milton Friedman. Al mismo tiempo que aprobaba los exme-nes con distinguido, era invitado a retirarse del programa en funcin de su incompatibilidad con el mismo. Se dirigi entonces a la uni-versidad de Michigan, donde retom sus estudios, pero los abando-n provisoriamente para convertirse en beatnik en la ciudad de San Francisco. Reingres luego a la universidad de Chicago a travs del Centro de investigacin Bert Roseliz sobre Desarrollo Econmico y Cambio Cultural, aproximndose a los antroplogos. En 1957, en su disertacin doctoral, desarroll el concepto de productividad gene-ral, posteriormente conocido como productividad total, que tendr importancia en la medicin del crecimiento econmico y de la valora-cin de la contribucin del capital humano.

    Entre 1957-1962 fue profesor asistente en Michigan, iowa y Wayne State. En 1958 fue durante tres meses investigador visitante del Center for internacional Studies (CEniS) del Massachusetts institute of Technology (MiT), donde se encontr, entre otros, con Walt Whitman Rostow y Bem Higgins. En 1960 inici un viaje por el Tercer Mundo que lo influenciar profundamente, conociendo Cuba por invitacin de Ernesto Che Guevara, as como Ghana y Ghinea, en frica. En 1962 se convirti en profesor de teora antropolgica, participando en la construccin de la universidad de Brasilia (unB) en Brasil. La unB

  • 99

    CyEAo I

    N 2Primer

    Semestre2009

    An

    DR

    G

    un

    DE

    R FR

    An

    K

    ser una de las primeras fuentes de la teora de la dependencia, donde Frank ense junto a Theotonio dos Santos, Ruy Mauro Marini y vnia Bambirra, que inicialmente fueron sus alumnos. En el perodo brasi-leo polemiz con las tesis del partido Comunista de lnea sovitica, el estructuralismo cepalino, la teora de la modernizacin y las teoras liberales. Cuestion las ideas segn las cuales el desarrollo de Amrica Latina deba estructurarse en torno a una burguesa industrial revolu-cionaria, afirmando que la regin nunca haba sido feudal sino capita-lista desde sus orgenes coloniales, no habiendo papel a cumplir por una burguesa nacional. Esta es integrada al imperialismo y al gran capital internacional, que ejerce un papel negativo y descapitalizador sobre la expansin de la regin, como analiza en su libro ya clsico Capitalismo y subdesarrollo en Amrica Latina (1967). El subdesarrollo latinoamerica-no no deba ser entendido como expresin de las sociedades tradiciona-les, sino como producto de su integracin al desarrollo de la economa mundial, cuya expansin apenas podra generar en los pases depen-dientes el desarrollo del subdesarrollo. Segn Frank, desde una perspec-tiva propia aunque fuertemente influenciada por el maosmo, para los pases dependientes, el desarrollo deba establecerse en desconexin de la economa mundial capitalista, en funcin de la organizacin paralela de una economa nacional e internacional socialista.

    Al ao siguiente del golpe militar en Brasil de 1964, Frank se traslad a Mxico, donde se convirti en profesor de la Escuela na-cional de Economa de la universidad nacional Autnoma de Mxico (unAM), luego a Canad entre 1966 y 1968, para ejercer como pro-fesor visitante en el Departamento de Historia y Economa de la Sir George Williams university de Montreal. En 1968 se instal en Chile, integrndose al Departamento de Sociologa de la Facultad de Econo-ma de la universidad de Chile. All se vincula al Centro de Estudios Socioeconmicos (CESO) e inicia su transicin del enfoque de la teo-ra de la dependencia a la teora del sistema mundial, con el clebre ensayo: La dependencia ha muerto: viva la dependencia y la lucha de clases (1972). para Frank, la dependencia estaba viva, pero la teora de la dependencia no constitua una alternativa poltica a la dependencia. La cuestin de su liquidacin deba ser puesta en el contexto de la su-peracin de la acumulacin mundial capitalista. Sealaba que la eco-noma mundial estaba ingresando en un ciclo Kondratiev depresivo, lo cual llevara a la reintegracin de los pases socialistas a esta economa. Despus del golpe militar chileno, Frank se dirigi a Europa. Se vincu-l al instituto Max planck de Starnberg, Alemania, entre 1974 y 1978, y posteriormente se dirigi a norwich, inglaterra, para instalarse, entre 1983 y 1994, en la universidad de msterdam, Holanda.

    [email protected]

    [email protected]

    [email protected]

    [email protected]

    [email protected]

    [email protected]

  • 100

    CyEAo IN 2PrimerSemestre2009

    RE

    OR

    iEn

    TE

    . EC

    On

    OM

    A G

    LO

    BA

    L E

    n L

    A E

    RA

    ASi

    T

    iCA

    Su nfasis en el anlisis del sistema mundial capitalista se expres inicialmente en sus escritos, Acumulacin mundial: 1492-1789 (1978) y Acumulacin dependiente y subdesarrollo: repensando la teora de la dependencia (1978), donde buscaba comprender su larga dura-cin, iniciada en el siglo Xvi. Analiza la crisis de la economa mundial y la deuda externa y seala la especificidad que rige la emergencia de los tigres asiticos, enfatizando su vinculacin con las grandes reformas sociales en libros como Crisis in the world economy (1979) y Crisis in the Third World (1979), conocidos en la edicin espaola en dos volme-nes como La crisis mundial (1979-1980).

    En los noventa, Frank radicaliz esta perspectiva. Ense- en Toronto, Miami, nebraska y Calabria, y defendi la tesis segn la cual habra habido un nico sistema mundial en los ltimos 5 mil aos. Este se habra iniciado en Asia Central a travs de la confluencia entre Egipto y la Mesopotamia, y articulado a travs de la ruta de la seda. Frank abandona entonces conceptos como el de modo de pro-duccin, que ahora ve como eurocntricos, y afirma que la acumula-cin del capital siempre fue el motor de este sistema econmico, cuyo protagonismo es largamente asitico. Regido por las estructuras del centro y de la periferia, y por ciclos de aproximadamente 400-500 aos que dislocan sus liderazgos a partir de las luchas por su direccin, el sistema mundial solamente sera liderado por Occidente a partir del si-glo Xviii. Es desde esta perspectiva que Frank escribi ReOrient. Glo-bal economy in the Asian Age (1998), a la que considera su pera magna y donde prev la recentralizacin asitica del sistema mundial en el si-glo XXi en torno al liderazgo chino. A diferencia del resto de la obra de Frank, ampliamente difundida en Amrica Latina, este libro nunca fue traducido de su versin original inglesa al castellano ni al portugus, por lo que CyE ofrece a sus lectores la traduccin castellana del ltimo captulo, Conclusiones historiogrficas e implicaciones tericas.

    polmico, inquieto, provocativo, Frank muri a los 76 aos, despus de una larga batalla contra el cncer, dejando una vasta obra compuesta por 36 libros y 880 artculos, publicados en 27 lenguas.

    [email protected]

    [email protected]

    [email protected]

    [email protected]

  • 101

    CyEAo I

    N 2Primer

    Semestre2009

    An

    DR

    G

    un

    DE

    R FR

    An

    K

    ReOriente. Economa global en la Era Asitica1Conclusiones historiogrficas e implicaciones tericas

    Los macrohistoriadores [] enfocan su atencin en los cambios

    a gran escala en las vidas de millones y en cientos de millones de

    personas algunos de los cuales no estn al tanto de las fuentes

    contemporneas. Un conjunto de preguntas y respuestas guan

    lo que el macrohistoriador descubre [] [y] le otorgan su sentido

    a la macrohistoria [] preguntando cuestiones apropiadas a la

    actual escala geogrfica de la interaccin humana [] emergen

    patrones reales del pasado que se les escapan a los historiadores

    que se interesan slo en una nica parte del mundo. Esta es la ra-

    zn para que aspectos diferentes de las realidades pasadas emerjan

    diferentes en la escala de la observacin histrica.

    Acknowledgement en Praemium Erasmianum

    William Mcneill

    Es tiempo de extraer algunas conclusiones y sugerir algunas implican-cias de nuestro anlisis. Ser relativamente fcil concluir de la eviden-cia presentada aqu que un nmero importante de las ampliamente sostenidas proposiciones tericas, o casi suposiciones, no son sosteni-das por la evidencia histrica. Ser ms difcil comenzar a extraer de esta evidencia las implicaciones para proposiciones alternativas.

    Las conclusiones son doblemente problemticas: la evi-dencia histrica contra estas proposiciones tericas ampliamente sos-tenidas es tan abundante y sistemtica que las invalida empricamente por completo. Sin embargo, estas proposiciones forman la propia base y el corazn de la teora social de los siglos XiX y XX. por eso, el hecho de que estas proposiciones son en s mismas totalmente insostenibles

    1 Traduccin del ingls: Claudia Bacci. Revisin tcnica: Horacio Tarcus. Fuente: Frank, Andr Gunder 1998 ReOrient. Global economy in the Asian Age (university of California press), Captulo 7, pp. 321-357.

    [email protected]

    [email protected]

  • 102

    CyEAo IN 2PrimerSemestre2009

    RE

    OR

    iEn

    TE

    . EC

    On

    OM

    A G

    LO

    BA

    L E

    n L

    A E

    RA

    ASi

    T

    iCA

    tambin le quita sustento histrico y emprico a esta teora en s misma. De este modo, esta teora resulta ser nada ms que ideologa euro-cntrica. Dado que esta ideologa ha sido utilizada para legitimar y apoyar al colonialismo y al imperialismo, la falsedad de estas proposi-ciones tambin expone al Emperador Eurocntrico sin sus ropajes. En este captulo conclusivo le quitaremos una prenda despus de otra a este emperador ideolgico.

    Las implicancias son tambin al menos dobles: una es que necesitamos dar forma a una nueva teora social que se ajuste mejor a la evidencia emprica. La otra es que debemos formar esta teora al menos en parte inductivamente a travs del anlisis de la evidencia histrica misma. As, necesitamos tambin preguntarnos qu impli-caciones puede tener la evidencia para una alternativa ms realista de la teora social. no obstante, aqu slo podemos comenzar a indagar en las implicaciones para la construccin de una teora social global ms realista. Aquellos que rechazan alguno de estos procedimientos, o ambos, pueden hacerlo bajo la acusacin de que no son otra cosa que un razonamiento circular. Y es cierto.

    Conclusiones historiogrficas: el Emperador Eurocntrico no tiene ropa

    El modo de produccin asitico

    perry Anderson (1974: 548) pidi que a la nocin de Modo de produc-cin Asitico (MpA) se le diera el entierro decente que se mereca. Esto es muy decente de su parte, ya que el MpA difcilmente merece siquiera eso. no precisamos entrar en la controversial y controvertida historia de este concepto para ver en las evidencias que en primer lugar este nunca tuvo la menor base en los hechos. Digo en primer lugar, porque antes de que el MpA fuera inventado, el mundo ya saba que el mundo real no era de ese modo en absoluto. Diversas citas a travs de este libro testifican (incluso en Europa) el conocimiento de los avances y desarrollos econmicos, polticos, sociales y culturales en Egipto y en Asia Occidental, Oriental y del Sur. En 1776, Adam Smith testific que China e india estaban adelantadas respecto de Europa en todos los aspectos, incluso en el tecnolgico. por qu entonces dijo tambin que China no haba cambiado en cinco siglos? por supuesto, eso no era cierto; pero si lo hubiera sido, eso significara que China estaba tan avanzada y tanto antes que Europa haba sido incapaz de alcanzarla ni siquiera en cinco siglos de su propio desarrollo. En rea-lidad, China estaba mucho ms desarrollada y, como hemos visto, su economa continu expandindose y desarrollndose. Lo mismo ocu-

    [email protected]

    [email protected]

  • 103

    CyEAo I

    N 2Primer

    Semestre2009

    An

    DR

    G

    un

    DE

    R FR

    An

    K

    rri en la mayor parte de Asia. Hemos observado que, lejos de una Asia estancada, la poblacin, la produccin y el comercio se expandieron rpidamente; y que las instituciones econmicas y financieras genera-ron o al menos permitieron esta expansin.

    por eso, la descripcin de Marx sobre China como una momia preservada en un atad hermticamente cerrado [] vege-tando en el filo de los tiempos no tiene en realidad absolutamente ninguna base. ni tampoco la idea de que un supuesto MpA rein en in-dia, persia, Egipto, o en ningn otro lugar. Esto no es ms que Orien-talismo pintado de rojo, como Tibebu (1990) remarc acertadamente.

    El punto de vista de Marx de que en lneas generales, los modos de produccin asitico, antiguo, feudal y burgus moderno pueden ser designados como pocas que marcan el progreso en el desarrollo eco-nmico de la sociedad era una ficcin puramente ideolgica y no te-na fundamento en los hechos o en la ciencia (las citas de Marx son de Brook, 1989: ii, 5). nunca ha habido tales pocas, y la sola idea de transiciones unilineales de un modo de produccin a otro, sean ellas de fundamento societal o mundial, solamente desvan la atencin de los procesos histricos reales, que han sido mundiales pero tambin horizontalmente integradores y cclicos.

    De aqu que, la importancia del anlisis de Marx de Asia es [] que este funcionaba como una parte integral del proceso a tra-vs del cual l construy su teora del capitalismo (Brook, 1989: 6).

    La importancia del Orientalismo para el estudio del marxismo

    reside [] [en] la nocin de que, en contraste con la sociedad

    occidental, la civilizacin islmica [y otras orientales] es esttica

    y cerrada en torno a sus costumbres sagradas, su cdigo moral

    formal y sus leyes religiosas (Turner, 1986: 6).

    Llegados a este punto, la completa teora del capitalismo de Marx estaba viciada tanto por su falta de sustento debido a sus fbulas euro-

    La descripcin de Marx sobre China como una momia preservada en un atad hermticamente cerrado [] vegetando en el filo de los tiempos no tiene en realidad absolutamente ninguna base.

  • 104

    CyEAo IN 2PrimerSemestre2009

    RE

    OR

    iEn

    TE

    . EC

    On

    OM

    A G

    LO

    BA

    L E

    n L

    A E

    RA

    ASi

    T

    iCA

    cntricas acerca de un supuesto MpA como por sus igualmente euro-cntricas suposiciones de que Europa era diferente y de que lo que suceda all deba haberse originado all. Hemos visto que tal cosa no se haba originado realmente en Europa ni mucho menos por alguna su-puesta transicin del feudalismo al capitalismo. El proceso histrico fue universal y abarcador a niveles mundiales incluyendo Europa.

    para otra crtica severa, tanto terica como empricamente, de la nocin de MpA, ver islamoglu-inan (1987) y varias de las contribu-ciones al libro que ella edit sobre el imperio Otomano. Este ilustra los esfuerzos ciegos para forzar a encajar la evidencia en esta categora pro-custiana, e incluso los intentos rebeldes de escapar de esta que, ms que ayudar y ampliar la propia evidencia de las contribuciones, la obstaculi-zaron y tergiversaron. Su libro tambin ilustra vivamente no slo cun restrictiva es la categora de MpA sino cmo tambin lo son las de un modo de produccin capitalista, el sistema-mundo moderno de base europea de Wallerstein y la idea de su incorporacin por los otomanos o cualquier otra regin de Asia, a lo cual regresaremos ms adelante.

    La excepcionalidad europeanos opondremos a esta pretendida excepcionalidad europea en base a seis argumentos relacionados.

    primero, las tesis del orientalismo afroasitico y de la ex-cepcionalidad europea tergiversan emprica y descriptivamente cmo funcionaban las economas y sociedades asiticas. no slo el pretendido MpA y el despotismo oriental, sino tambin los alegatos acerca de carac-tersticas no racionales y contrarias a la bsqueda de beneficio, as como otros rasgos supuestamente pre-/no-/anti-comerciales/productivos/capi-talistas de Asia fallan, como ha sido demostrado por nuestra revisin de la participacin de Asia en la economa mundial. De hecho, el desarrollo econmico y financiero afroasitico y las instituciones no slo estaban a la altura de los estndares europeos, sino que en el 1400 los excedan am-pliamente y continuaron hacindolo en 1750 e incluso en 1800.

    Segundo, entre los siglos de 1400 hasta al menos el 1700 as como anteriormente, no haba nada excepcional en Europa, a no ser la excepcional marginalidad europea, muy lejos de la posicin peninsular en el mapa y con un rol igualmente menor en la econo-ma mundial. Esto le habra permitido alguna ventaja de retraso (Gerschenkron, 1962). ninguna de las pretendidas excepcionalidades europeas de superioridad est confirmada por la evidencia histri-ca, ni de la propia Europa ni de algn otro lugar, tal como Hodgson (1993) advirti cuatro dcadas atrs y Blaut (1993; 1997) demostr de forma inequvoca recientemente. por lo tanto, los factores realmente

  • 105

    CyEAo I

    N 2Primer

    Semestre2009

    An

    DR

    G

    un

    DE

    R FR

    An

    K

    crticos en la participacin y el desarrollo econmico europeo han sido tambin tanto emprica como tericamente tergiversados por prcti-camente toda la historiografa y la teora social recibidas desde Marx y Weber hasta Braudel y Wallerstein. no importa cul sea su intencin o color polticos, su historiografa y su teora social, tanto la de Tawney como la de Toynbee, y polanyi o parsons y Rostow estn desprovistas de los fundamentos histricos desde los cuales sus autores afirman ha-berlas derivado. As como Asia no estaba estancada en el barro, Europa no se levantaba sobre sus propios pies.

    Tercero, el mtodo comparativo en s mismo sufre de un holismo inadecuado y de una especificidad fuera de lugar. En el peor de los casos, y Marx estaba entre aquellos cuyos anlisis eran muy defectuosos, algunos rasgos fueron bastante arbitrariamente de-clarados como esenciales (para qu?) pero ausentes en todos lados excepto en Europa. En el mejor, los observadores occidentales (es de-cir, incluyendo tambin algunos de Asia y otros lugares) comparan los rasgos civilizatorios, culturales, sociales, polticos, econmi-cos, tecnolgicos, militares, geogrficos, climticos en una palabra, rasgos raciales occidentales con los orientales y encuentran los ltimos como carentes de este o aquel criterio (eurocntrico). En-tre los escritores clsicos, Weber dedic el anlisis ms notable a las comparaciones de estos factores, y especialmente a adornar las nocio-nes marxistas acerca de las costumbres sagradas, cdigos morales y leyes religiosas orientales. Sus numerosos seguidores han embelleci-do luego esta aproximacin comparativa con rasgos an ms peculia-res. incluso si estas comparaciones fueran empricamente acertadas, y hemos observado que la mayora de ellas no lo son, tenan y todava tienen dos importantes puntos dbiles: uno es cmo dar cuenta de los pretendidos factores significativos que habrn de ser comparados; otro es la eleccin de comparar estos rasgos o factores en primer y en ltimo lugar. Con todo, la eleccin de cules rasgos o factores comparar est basada en la decisin previa, implcita o explcita, de que las caractersticas europeas son significativas, distintas, y por ello es vlido compararlas con otras. Examinaremos estas decisiones y elecciones implcitas a su turno.

    Cuarto, la suposicin a veces explcita pero mayormente implcita es que las bases y mecanismos institucionales de produccin y acumulacin, intercambio y distribucin, y su operacin funcional estn determinados por la herencia histrica tradicional y/u otros desarrollos locales, nacionales o regionales. Este tipo de anlisis ni siquiera contempla la posibilidad de que los factores considerados sean respuestas locales, nacionales o regionales a la participacin en un ni-

  • 106

    CyEAo IN 2PrimerSemestre2009

    RE

    OR

    iEn

    TE

    . EC

    On

    OM

    A G

    LO

    BA

    L E

    n L

    A E

    RA

    ASi

    T

    iCA

    co sistema y proceso econmico mundial. Sin embargo, como hemos argumentado y demostrado, la acumulacin, produccin, distribucin y sus formas institucionales a travs de Asia, frica, Europa y las Am-ricas se adaptaban a y reflejaban su interdependencia comn. Cierta-mente la forma institucional y la vitalidad de todos los entrepts2 como Ormuz y Malaca, y muchos de los otros puertos y cruces de caravanas lo eran en funcin del incremento y disminucin de su participacin en la economa mundial. pero de este modo eran sus regiones interio-res productivas y comerciales. Mi anlisis de la agricultura mexicana entre 1520 y 1630 mostraba cmo las sucesivas formas instituciona-les de reclutamiento y organizacin laboral eran respuestas locales a la economa mundial y a las exigencias cclicas (Frank, 1979). En los captulos 2, 3 y 4 observbamos adaptaciones institucionales y desa-rrollos anlogos sobre la frontera bengal (Eaton, 1993), China del Sur (Marks, 1997), el Sudeste Asitico (Lieberman, 1995) y el imperio Oto-mano (islamoglu-inan, 1987). incluso las variables civilizacionales o culturales relacionadas no son tan determinantes o independientes como derivadas y dependientes de las estructuras y procesos econmi-cos mundiales. Todos los intentos por considerar o explicar el alcance local, nacional o regional de desarrollo, principalmente en trminos de sus respectivamente supuestos determinantes culturales o de cla-se, son demasiado limitados en su alcance. Omiten la transformacin fundamental en la economa martima mundial, de la cual las econo-mas locales a menudo son solamente variaciones y manifestaciones superficiales. En definitiva, todos los intentos por dar cuenta de rasgos y factores de desarrollo sobre la base slo o incluso primeramente de los antecedentes locales y en ausencia de su funcin en el sistema/eco-noma mundial slo pueden ocasionar la omisin de factores que son esenciales para cualquier explicacin satisfactoria.

    por lo tanto, mi quinta objecin es que incluso los mejo-res estudios comparativos infringen el canon del holismo, porque no estudian la totalidad global y el sistema econmico mundial de los cuales los factores a ser comparados son o pueden ser derivados. Eso significa que precisamos construir tambin una teora y un anlisis holstico de esta economa global y del sistema mundial, as como de su propia operacin y transformacin, porque estos tambin dan forma y generan por s mismos las formas institucionales. una ilus-tracin vvida de que necesitamos una aproximacin tan completa-mente diferente es la cuestin referida a los nuevos abordajes de la

    2 n. de la T.: puestos comerciales coloniales. En francs en el original.

  • 107

    CyEAo I

    N 2Primer

    Semestre2009

    An

    DR

    G

    un

    DE

    R FR

    An

    K

    historia europea publicados en 1995 en el peridico turco Metu. El peridico ofrece una Theory of the rise of the West de John A. Hall y una discusin de varios colegas turcos. Hall (1995: 231-232) admite algo ms que un toque de megalomana en ser capaz de ofrecer un relato completamente nuevo del ascenso de Occidente en el cual l resolver el problema de Max Weber en trminos enteramente diferentes. l comienza con su propio anlisis de China y cortas referencias al islam y a la india indo/budista, que todava compara desfavorablemente con Europa, como haba hecho antes (Hall, 1985). Supuestamente, el desarrollo econmico fue imposible en China de-

    bido al estado imperial; en india debido al sistema de castas hind; y bajo el islam debido al tribalismo nmada pastoral. Supuestamente, todos carecan del insustituible Estado europeo y del sistema inter-estatal. As Hall regresa al mismo viejo argumento de la excepciona-lidad europea, salvo que le otorga al final un ligero nuevo giro. uno de sus comentadores turcos hace casi una defensa de Mr. Hall. Creo que la mayora de los contra-argumentos se basan en un malentendi-do (Metu, 1995: 251). por desgracia, los contra-argumentos de sus colegas turcos no hacan ms que tomar excepciones frente a algu-nas de las excepcionalidades europeas y comparaciones de Hall. Ellos mismos no tenan explicaciones alternativas o siquiera un enfoque para ofrecer, menos an uno holstico que no slo comparara sino que relacionara europeos y otomanos al interior de un nico sistema mundial. Esta tarea apenas ha comenzado aqu!

    Finalmente, los anlisis que comparan las sociedades oc-cidentales y orientales estn por ende viciados por su eleccin de los rasgos o factores a ser comparados, a menos que esa eleccin sea para empezar ella misma derivada del anlisis del completo sistema/economa mundial. Y por supuesto, no es el caso. Con ms razn si la eleccin de los propios rasgos y factores a ser comparados se deriva de focalizar solamente en una parte del mundo, sea esta Gran Breta-

    Incluso los mejores estudios comparativos infringen el canon del holismo, porque no estudian la totalidad global y el sistema econmico mundial de los cuales los factores a ser comparados son o pueden ser derivados.

  • 108

    CyEAo IN 2PrimerSemestre2009

    RE

    OR

    iEn

    TE

    . EC

    On

    OM

    A G

    LO

    BA

    L E

    n L

    A E

    RA

    ASi

    T

    iCA

    a, Europa, Occidente, o cualquier otra. Es decir, el propio diseo del anlisis, desde Marx y Weber a Braudel y Wallerstein, padece el des-acertado prosasmo de buscar el explanandum con una lupa o incluso un microscopio, pero slo bajo farol europeo. La verdadera tarea es primero tomar un telescopio para obtener una visin holstica de la totalidad global y de su sistema/economa mundial. Slo as se pueden sacar a la luz aquellos rasgos pasivos, o los factores ms verosmilmente activos, y luego precisaremos considerarlos con gran cuidado con una lupa. En la segunda parte de este captulo nos dedicamos a la discusin de las implicancias de esta tarea. pero primero, hay algunas conclusio-nes derivadas referidas a lo que no se debe hacer, porque hacerlo impide ver la historia como realmente fue en su totalidad global.

    Un sistema mundial europeo o una economa global?Al contrario de las errneas afirmaciones de Braudel y Wallerstein, en-tre tantos otros, nuestro anlisis tambin conduce a la inevitable con-clusin de que los comienzos de la historia moderna fueron moldeados por una economa mundial funcional desde mucho antes, y no slo por la expansin del sistema-mundo europeo. Ya he demostrado en otro lugar cmo el modelo y la teora de Braudel y de Wallerstein son contradichos por sus propias evidencias y anlisis (Frank, 1994; 1995). Mucho ms abrumadora an es la evidencia histrica revisada a lo lar-go del presente libro: el Captulo 2 muestra cmo la divisin del trabajo mundial fue hecha funcional por medio de relaciones comerciales esla-bonadas y (des)equilibrios. El Captulo 3 muestra cmo el dinero fue el alma que corra por el sistema circulatorio alrededor de todo el mundo y lo haca rodar. El Captulo 4 muestra no slo cmo Asia era pre-ponderante en esta economa global, sino que adems sostiene que su tecnologa y sus instituciones y procesos econmicos fueron derivados de y adaptados a la economa mundial misma. El Captulo 5 muestra cmo ciclos comunes y otros procesos moldearon simultneamente las suertes y desgracias de economas, regiones y polticas distantes pero vinculadas alrededor del mundo. El Captulo 6 procura analizar cmo la estructura y la transformacin de esos vnculos generaban ellas mis-mas las conectadas Decadencia de Oriente y Ascenso de Occidente. por ello, es slo vanidad eurocntrica intentar dar cuenta o esperar explicar cualquiera de estos acontecimientos, procesos y sus relaciones dentro del marco ya sea de las economas/sociedades nacionales o incluso por la sola expansin de un sistema-mundo europeo.

    por lo tanto, el sistema/economa mundial real tampoco puede ser reducido en la estructura procustiana del moderno sistema-

  • 109

    CyEAo I

    N 2Primer

    Semestre2009

    An

    DR

    G

    un

    DE

    R FR

    An

    K

    mundo eurocntrico de Wallerstein, puesto que el sistema/economa mundial globalmente abarcador no tiene un nico centro sino cuanto ms una jerarqua de centros, probablemente con China en la cima. Consecuentemente, sera tambin difcil establecer la existencia de una estructura unitariamente centrada de relaciones centro-periferia, aun-que existe evidencia de tales relaciones sobre bases intrarregionales y quizs algunas interregionales. Es dudoso que haya semi-periferias en el sentido de Wallerstein; pero nunca ha sido muy claro qu es lo que se supone que estas sean.

    A pesar de ello, el posible contraataque de que por eso no hubo realmente tal (total) economa/sistema mundial no es aceptable. por el contrario, hubo claramente una economa/sistema mundial, y efectivamente slo una. Tena una divisin del trabajo global y vncu-los comerciales y financieros, especialmente a travs del mercado de valores mundial. Es ms, esta economa/sistema mundial parece tener tambin una estructura global y una dinmica propia, que todava re-siste mucho ms anlisis. De ese modo esta tercera conclusin acerca de la economa global es enteramente consistente no slo con la evi-dencia histrica sino tambin con las primeras dos conclusiones.

    1500: Continuidad o ruptura?Otra conclusin derivada pero ineludible es que la supuesta ruptura antes y despus del 1500 nunca ocurri. Los historiadores a menudo marcan una ruptura en la historia mundial en el 1500 ver por ejem-plo Stavarianos (1966) o Reilly (1989). incluso las innovadoras pro-puestas de Bentley (1996) de derivar la periodizacin en la historia mundial no slo de Europa sino de los procesos mundiales marcan todava el 1500 como el comienzo del ltimo perodo. Historiadores y tericos sociales de Europa, tanto de generaciones anteriores como contemporneos, sealan esta misma ruptura. As lo hacen teri-cos del sistema-mundo como Wallerstein (1974), Sanderson (1995) y Chase-Dunn y Hall (1997). El supuesto de que habra habido un corte profundo alrededor del 1500 ya estaba reflejado en las opiniones tanto de Adam Smith como de Marx acerca de que 1492 y 1498 eran los dos aos ms importantes en la historia de la humanidad. Quizs lo fue-ran directamente para los pueblos del nuevo Mundo, e indirectamente para los de Europa. Sin embargo, Braudel (1992: 57) discute el supuesto de Wallerstein acerca de esta ruptura en Europa, viendo ms bien una continuidad hasta al menos el 1300, e incluso desde el 1100.

    En efecto, incluso Wallerstein (1992) se refiere al amplio acuerdo acerca de que la larga fase expansiva A desde 1050 a 1250 fue seguida por la fase contractiva B desde 1250 a 1450 e inmediatamen-

  • 110

    CyEAo IN 2PrimerSemestre2009

    RE

    OR

    iEn

    TE

    . EC

    On

    OM

    A G

    LO

    BA

    L E

    n L

    A E

    RA

    ASi

    T

    iCA

    te despus de esta por otra fase expansiva A en el largo siglo Xvi desde 1450 hasta 1640. La evidencia anterior sugiere, sin embargo, que esta extensa fase expansiva ya haba comenzado en buena parte de Asia para el 1400, y que dur hasta al menos 1750. El largo siglo Xvi eu-ropeo de Wallerstein probablemente fue una expresin tarda y ms transitoria de esta expansin econmica mundial. De hecho, los viajes de Coln y de vasco da Gama probablemente deberan ser considera-dos como expresiones de esta expansin econmica mundial, que los europeos quisieron atribuirse a s mismos en Asia. por lo tanto, la con-tinuidad a travs del 1500 era en realidad mucho ms importante y es mucho ms significativa tericamente que cualquier supuesta ruptura o nuevo despegue.

    De este modo, sugiero que no es apropiado o siquiera ne-cesario, como sostiene el argumento comn, considerar los inicios de la historia moderna y contempornea como el resultado y/o el preludio de una ruptura histrica significativa. La muy difundida tesis de la dis-continuidad es mucho menos una contribucin, y mucho menos una necesidad, que un impedimento para comprender el proceso histrico del mundo real y de la realidad contempornea. Esta engaosa tesis de la discontinuidad ha sido presentada de diversas formas, incluyendo el nacimiento del capitalismo, el ascenso de Occidente, la incorpo-racin de Asia en la economa-mundo europea, para no mencionar el supuesto racionalismo occidental y la misin civilizatoria. prefie-ro dejar a la consideracin filosfica de otros si la historia moderna y contempornea es o no un vehculo o manifestacin del progreso, unilineal o de cualquier otro tipo.

    Aqu prefiero reconsiderar y cuestionar la validez cient-fica o la utilidad analtica, tanto aqu en Europa como all en Asia, de tales conceptos relacionados con el tiempo y trminos como pro-tocapitalismo o protoindustrializacin, o de proporcin como las cuantitativas del tipo de capitalismo especulativo/aventurero, se-mifeudalismo o protosocialismo. Las interminables controversias acerca de las supuestas transiciones de una a otra de estas categoras en tiempos particulares pero diferentes en todas partes del mundo son literalmente un callejn sin salida que no puede conducir ni a la ms mnima elucidacin. Solamente el anlisis de la continuidad estructu-ral y dinmica del nico mundo (sistema) puede iluminar los cmo, por qu y para qu del desarrollo, ascenso, o cada de cualquier parte del mundo (sistema), sea en Europa, Amrica, frica, Asia, Oce-ana y/o cualquier otra parte.

  • 111

    CyEAo I

    N 2Primer

    Semestre2009

    An

    DR

    G

    un

    DE

    R FR

    An

    K

    Capitalismo?ltimamente (es decir, desde Marx), la fascinacin, como Braudel (1982: 54) la llam, con el 1500 como fecha de un nuevo despegue que establece una presunta ruptura con el pasado es mayormente una fun-cin del supuesto de que esta condujo a un nuevo, previamente des-conocido o al menos nunca antes dominante, modo de produccin capitalista. Esta era por supuesto la posicin desde Marx y Sombart a Weber y Tawney, y es todava la posicin compartida por muchos de sus seguidores contemporneos. Esta es todava la posicin de los tericos del sistema-mundo desde Wallerstein (1974) y Frank (1978)

    a Sanderson (1995) y Chase-Dunn y Hall (1997). incluso Amin (1991; 1993) y Blaut (1993; 1997), crticos vehementes del eurocentrismo, de-jaron repentinamente de desechar al 1500 como el amanecer de una nueva era del capitalismo producido (y transmitido) en Europa. Todos los anteriormente citados marxistas, weberianos, polanyistas, mun-do-sistmicos, para no mencionar a la mayora de los historiadores econmicos y de los otros, se negaron rotundamente a perseguir la evidencia y los argumentos para examinar la vaca sagrada del capitalis-mo y su pretendido peculiarmente excepcional o el excepcionalmente peculiar modo de produccin.

    En consecuencia, la sola sugerencia de que quizs sus con-vicciones podan o aun deberan estar abiertas al debate es rechazada de plano como una hereja inaceptable. Habiendo planteado esta here-ja con escaso efecto anteriormente (Frank, 1991a; 1991c; Frank y Gills, 1993), no merece la pena insistir ms en la discusin aqu. Baste sealar que la misma evidencia y argumentos que sostienen la primera de las cuatro conclusiones delineadas anteriormente tambin tienen con-secuencias para la idea de capitalismo. Esas conclusiones refutan el MpA y la excepcionalidad europea, pero afirman una economa mun-dial y su continuidad a travs del 1500. no obstante eso, los tericos del sistema-mundo y Blaut aceptan la primera de las dos conclusiones acer-

    La continuidad a travs del 1500 era en realidad mucho ms importante y es mucho ms significativa tericamente que cualquier supuesta ruptura o nuevo despegue.

  • 112

    CyEAo IN 2PrimerSemestre2009

    RE

    OR

    iEn

    TE

    . EC

    On

    OM

    A G

    LO

    BA

    L E

    n L

    A E

    RA

    ASi

    T

    iCA

    ca del MpA y de la excepcionalidad europea, pero rechazan las siguien-tes dos (que afirman la continuidad de la economa global y rechazan la ruptura del 1500). Braudel, a su vez, tambin rechaza la ruptura en el 1500 y reconoce de facto una economa global, aun cuando esta no encaja en su modelo de una economa-mundo europea. Con todo, las cuatro conclusiones tomadas en su totalidad vuelven inexorablemente cuestionable, por decir lo mnimo, el propio concepto de un modo de produccin capitalista y la supuesta significacin de su pretendida pro-pagacin desde Europa hacia el resto del mundo. Evidentemente, esas primeras cuatro conclusiones cuestionan la propia significacin impu-tada a los diferentes modos de produccin, incluyendo por supuesto al feudalismo y al capitalismo, para no mencionar a cualquier pre-sunta transicin entre ellos. En primer lugar, estas categoras fueron derivadas de las estrechas anteojeras societales o incluso nacionales. De all en adelante, esta conceptualizacin aceptada por la mayora ha seguido distrayendo nuestra atencin de las mucho ms significativas estructuras y procesos sistmicos mundiales, que engendran por s mis-mas las formas organizacionales que fueran engaosamente llamadas como modos de produccin feudales y capitalistas.

    Como hemos visto, no slo no haba all ninguna pro-gresin unilineal desde un modo de produccin a otro, sino que todas las formas de relaciones de produccin estaban y permane-cieron ampliamente entremezcladas incluso al interior de una ni-ca sociedad, para no mencionar a la sociedad mundial como un todo. Muchas relaciones de produccin diferentes han despachado productos que fueron competitivos en el mercado mundial. Sin em-bargo, no ha sido tanto una relacin u otra, y menos todava algn modo de produccin, lo que ha determinado el xito y el fracaso de los productores particulares. En cambio, las presiones competitivas y las exigencias del mercado mundial han sido y continan siendo mu-cho ms determinantes de la eleccin y adaptacin de las relaciones de produccin mismas.

    La discusin incesante acerca de un no-, pre-, proto-, floreciente-, fulminante-, decadente-, post-, o cualquier otro estadio y cantidad o calidad de capitalismo o de su carencia nos ha conducido por caminos alejados y nos ha desviado del anlisis del mundo real. un ejemplo reciente fue mencionado en el Captulo i: Gates (1996), en su Chinas motor, acierta en examinar las relaciones entre el mercantilismo y el matriarcado durante mil aos. Sin embargo, su continuada insis-tencia en utilizar las categoras de modos de produccin tributario y capitalista especulativo/aventurero y sus incmodas relaciones obsta-culiza su anlisis de los asuntos del mundo real en vez de iluminarlos.

  • 113

    CyEAo I

    N 2Primer

    Semestre2009

    An

    DR

    G

    un

    DE

    R FR

    An

    K

    La revisin en el Captulo 1 del capitalismo mercantil de van Zanden tambin impugna la controversia acerca de que este representa una articulacin de modos de produccin distintiva entre modos de reproduccin no-capitalistas y el uso del trabajo fuera del sistema y de otro dentro del mercado mundial de la economa-mundo. Con todo, el aspecto oculto pero ms revelador de esta discu-sin es que, independientemente de qu lado del debate sustenten los disertantes, todos ellos recurren a estos trminos (citados previamen-te) una y otra vez. pero todos los usan sin las comillas, porque acuer-dan ampliamente sobre el significado y los referentes de lo que es pre-tendidamente excluido por estos trminos. Ciertamente, van Zanden y otros incluso nombran a varios de ellos: esclavos, campesinos, aquellos que trabajan en el hogar, en la industria familiar, en frica Occiden-tal y en el Este asitico (van Zanden, 1997: 260). En esta discusin y en la literatura relacionada a la que refiere, todos estos productores e incluso comerciantes permanecen fuera del universo del discurso en el cual reconocidamente, la Repblica Holandesa se convirti en el ms grande mercado primario del mundo que hemos conocido jams; as, msterdam fue tanto el depsito central del comercio mundial como el mercado principal de dinero y capital del puesto de control de la eco-noma-mundo europea (Lis y Soly, 1997: 233, 211, 222). por supuesto, en la economa mundial real, msterdam y los pases Bajos no fueron ninguna de las dos cosas. pero para todas estas discusiones sobre el tpico de los modos de produccin, la economa mundial real de la cual msterdam era slo una base extranjera no existe.

    De hecho, la intervencin de Wallerstein (1997: 244) enfa-tiza incluso que no nos detengamos en las nimiedades de la unidad de anlisis!. pero el asunto ms importante en toda esta discusin es precisamente la unidad de anlisis, de la cual todos los participan-tes hacen caso omiso es decir, la economa mundial y no su pequea parte europea. En el momento en que reconocemos esto, la entera discusin acerca de los modos de produccin palidece por su insig-nificancia e irrelevancia: se convierte en nada ms que una distraccin del asunto real, que es el anlisis holstico de la totalidad, que todos estos participantes estn tan determinados a evitar.

    por consiguiente, es mucho mejor cortar el nudo gordia-no del capitalismo de una vez. Ese fue mi razonamiento en Frank (1991a; 1991c; 1994; 1995) y Frank y Gills (1992; 1993); y ha sido bien expresado por Chaudhuri (1990: 84) cuando escribi bajo el ttulo Asia before Europe: la incesante bsqueda de los historiadores modernos por los orgenes y las races del capitalismo no es mucho mejor que la bsqueda del alquimista por la piedra filosofal que transforma el

  • 114

    CyEAo IN 2PrimerSemestre2009

    RE

    OR

    iEn

    TE

    . EC

    On

    OM

    A G

    LO

    BA

    L E

    n L

    A E

    RA

    ASi

    T

    iCA

    metal en oro. Ciertamente, tal es el caso no slo para los orgenes y las races, sino para la propia existencia y sentido de capitalismo. As que mejor olvidmonos de l y continuemos con nuestra indagacin en la realidad de la historia universal.

    Hegemona?La nocin de una hegemona europea seguida de una occidental so-bre el resto del mundo est implcita en la mayora de los escritos y percepciones histricas, cientfico-sociales y de divulgacin. La he-gemona poltica es explcita en buena parte de la literatura reciente en relaciones internacionales, desde Krasner (1983) y Keohene (1984) hasta Modelski y Thompson (1988; 1996). La hegemona econmica es explcita en Wallerstein y sus seguidores. He expresado anterior-mente mis dudas acerca del dudoso estatus terico de tal hegemona (Frank y Gills, 1992; 1993; Frank, 1994; 1995). La evidencia presentada en los captulos 2, 3 y 4 es suficiente para enterrar en el olvido cual-quier reclamo de veracidad histrica de semejante hegemona poltica, econmica, o poltico-econmica, o incluso cultural, de alcance (total) mundial, por cualquier parte de la totalidad de Europa antes del 1800. En ningn momento de los cuatro siglos bajo revisin hubo ninguna economa o Estado capaz de ejercer algn grado significativo de hege-mona, o incluso de liderazgo, sobre la economa, las relaciones polti-cas, la cultura, o la historia del mundo como un todo. Si la economa mundial tuvo alguna base productiva y comercial regional, esta estuvo en Asia y estaba centrada en todo caso en China. Europa era absoluta-mente marginal a todo inters y propsito.

    Menos capaz an era cualquier parte de Europa para ejercer algn poder hegemnico o liderazgo econmico en o sobre el mundo. Ciertamente, esto no era posible para la pennsula ibrica o la pequea portugal, con un milln de habitantes en el siglo Xvi, ni para los pequeos pases Bajos en el siglo Xvii, o siquiera para la Gran Bretaa en el siglo Xviii. La sola nocin de tal liderazgo econmi-co o poder poltico o incluso el balance de poder (como por ejemplo despus de la paz de Westfalia en 1648) es en s misma slo el efecto de una ilusin ptica desde la perspectiva miope de una economa/sistema-mundo europeo. Es liso y llano eurocentrismo. Las econo-mas y/o Estados antes mencionados dudosamente pueden haber sido grandes peces relativamente exitosos en la pequea Europa y/o en el charco econmico regional del Atlntico es decir, si descontamos a los Habsburgo, Rusia, y otros imperios. Sin importar la evidencia, las economas europea y atlntica, para no mencionar sus polticas, no eran ms que lugares atrasados en la economa mundial. no ejercan

  • 115

    CyEAo I

    N 2Primer

    Semestre2009

    An

    DR

    G

    un

    DE

    R FR

    An

    K

    ni siquiera un liderazgo tecnolgico significativo. Los Estados euro-peos eran en conjunto jugadores de escasa importancia en el tablero de ajedrez de los imperios de los Ming/Qing, Mughals, Otomanos, e incluso los Safvidas3. En vista de la evidencia, no deberamos revisar y corregir por completo el concepto de hegemona?

    El ascenso de Occidente y la Revolucin IndustrialEntonces, cmo fue que Occidente ascendi si no haba nada excep-cional acerca de l o de su modo de produccin, e incluso no animaba ninguna esperanza de hegemona antes de 1800? La conclusin inelu-dible es que debe haber habido otros factores en el asunto o que algunas circunstancias todava no especificadas permitieron o hicieron funcio-nar estos factores al interior de aquellos. Hemos visto que la mayora de los esfuerzos para localizar esta cuestin han sufrido hasta aqu de una concrecin mal emplazada, porque buscaban esos factores slo bajo el farol de Europa. A pesar de eso, desde que Occidente era parte inherente de la economa global mundial, no poda elevarse sobre s mismo o por sus propios medios. En cambio, semejante ascenso de Occidente debe haber ocurrido dentro de la economa mundial misma. En consecuencia, es intil buscar las causas de este ascenso solamente o incluso primordialmente en Occidente o en alguna parte de este a menos que el provecho de hacerlo sea solamente ideolgico, es decir, darse palmaditas en la espalda a s mismos y achacar de incompetentes a todos los dems.

    Las implicaciones de las seis conclusiones precedentes y la evidencia de la cual fueron derivadas es que la totalidad del problema de el ascenso de Occidente debe ser reconceptualizada y reformula-da. La evidencia sugiere que la pregunta debe ser dirigida a la totalidad de la economa/sistema mundial misma y no slo a alguna parte de esta, ya sea britnica, europea, occidental y/o ahora del Este asitico. S que me expongo al cargo de razonar circularmente si sealo tambin que la evidencia histrica no es compatible con ninguna de las muchas causas europeas/occidentales singulares o mltiples de su ascenso. no obstante, no es por nada que la Revolucin industrial era ya una naranja tres veces exprimida hace casi un siglo y que renda todava suficiente jugo para controversias interminables dentro del estrecho paradigma de un proceso o acontecimiento britnico o europeo.

    por lo tanto, en Europa, el ascenso de Occidente no fue un caso de pararse sobre sus propias botas. Ms acertadamente, el

    3 n. de la T.: Dinasta del imperio iran entre los siglos Xvi y Xviii.

  • 116

    CyEAo IN 2PrimerSemestre2009

    RE

    OR

    iEn

    TE

    . EC

    On

    OM

    A G

    LO

    BA

    L E

    n L

    A E

    RA

    ASi

    T

    iCA

    ascenso de Occidente debe ser visto como algo que ocurri en ese momento de la economa/sistema mundial por el compromiso con la sustitucin de importaciones y las estrategias de promocin de la ex-portacin (en el estilo de las economas de industrializacin reciente) para treparse a los hombros de las economas asiticas. La (cclica?) declinacin de las economas asiticas y de las hegemonas regionales facilit esta escalada europea. Las tesis de Rostow y otros acerca de que hubo un salto repentino en las tasas de acumulacin de capital britni-cas han sido impugnadas hace mucho.

    La nica solucin es cortar el nudo gordiano eurocntrico y abordar la cuestin desde una perspectiva paradigmtica diferente. Ese es con mayor razn el caso si consideramos la controversia pos-terior acerca de si hubo una revolucin industrial o solamente una evolucin y expansin que era mundialmente econmica.

    Categoras vacas y lechos de ProcustoEspero que me sea permitido agregar que tanto la evidencia revisada anteriormente como el abordaje ms holstico invocado en analizar-la aqu sugieren algunas conclusiones adicionales acerca de lo que no se debe hacer. Tanto la historiografa como la teora social, para no mencionar al buen sentido comn, han sufrido demasiado ya gracias a los ms arcanos intentos de encajar la evidencia asitica en el lecho de procusto de las teoras y modelos (eurocntricos) recibidos. Esto ha sido largamente evitado, como fue sealado anteriormente, acerca del contenido emprico y del sentido cientfico ya en sus orgenes euro-peos. Los intentos de extenderlos a todas partes han sido todava ms nefastos. De ese modo, por ejemplo, han resultado los debates de largo aliento acerca de la evidencia a favor y en contra del MpA, incluyendo muy recientemente la serie de contribuciones de estudiosos chinos edi-tadas por Brook (1989) sobre The Asiatic mode of production in China. De modo semejante, ha habido debates incesantes, demasiados inclu-so como para mencionarlos, acerca del feudalismo aqu o all, antes y ahora. El lado opuesto de la misma moneda fue el debate en curso acer-ca del capitalismo y acerca de si este fue autctono o importado/im-puesto, promovido, forzado, o incluso eliminado en Asia por la llegada del colonialismo e imperialismo europeos. Sealamos en el Captulo 2 cmo la adhesin a estas categoras vacas y a estos lechos procustianos vici la investigacin sovitica sobre las regiones de Asia Central.

    Las analogas de nuestros das son preguntas acerca de si y cundo la moderna economa-mundo/sistema europea incorpor, margin, y/o desvi esta o aquella parte de Asia y frica. Recientemen-te, por ejemplo, pearson (1989) dedic un libro entero a introducir o sa-

  • 117

    CyEAo I

    N 2Primer

    Semestre2009

    An

    DR

    G

    un

    DE

    R FR

    An

    K

    car por la fuerza a la india del lecho de procusto de la economa-mundo europea de Wallerstein. Eso condujo a pearson a considerar cmo esa economa-mundo est o no ligada por el comercio de prioridades y/o lujos y qu productos bsicos califican o no en cules de estas denomi-naciones. Esto a su vez define los lmites de la economa-mundo europea, cules fueron o no esos lmites en diferentes momentos, y si el Ocano ndico califica por s mismo como una economa-mundo. Debatir la cuestin de las necesidades/lujos es una prdida de tiempo generada por una distincin ms que intil, que ya haba sido desechada por arquelo-gos como Schneider (1977) para la antigedad; para las reseas, ver Frank

    y Gills (1993) y Frank (1993). intiles son tambin las distinciones entre sistemas-mundo e imperios-mundo, y los intentos de encajar las partes del mundo real dentro de estas categoras (Frank, 1993).

    Totalmente alarmante es la pregunta que pearson, y tam-bin palat y Wallerstein (1990), hacen acerca de cundo la economa-mundo europea incorpor a la india y al Ocano ndico y sobre su posible economa-mundo separada. Esta pregunta es anloga a aquella acerca de cundo debe dejar uno de pegarle a la esposa (la res-puesta es no estoy casado). Toda la cuestin es literalmente ni aqu ni all, puesto que no hay una economa-mundo europea separada de una economa-mundo del Ocano ndico. Ante todo, la ms reciente incorpor a la anterior y no al revs (Frank, 1994; 1995). pearson y otros estn mirando bajo el farol europeo, cuando deberan buscar iluminacin en la parte asitica de la economa mundial. La nica res-puesta es comprender que Europa y Asia, y por supuesto otras partes del mundo del mismo modo, han sido parte inherente de la misma nica economa mundial desde hace siglos, y que fue su participacin comn en ella la que conform sus fortunas separadas.

    Cada uno de estos debates tiene sentido slo en trminos del MpA, feudalismo/capitalismo, sistema-mundo, categoras de teoras generalmente aceptadas. no obstante estas categoras son

    La nica solucin es cortar el nudo gordiano eurocntrico y abordar la cuestin desde una perspectiva paradigmtica diferente.

  • 118

    CyEAo IN 2PrimerSemestre2009

    RE

    OR

    iEn

    TE

    . EC

    On

    OM

    A G

    LO

    BA

    L E

    n L

    A E

    RA

    ASi

    T

    iCA

    algo ms que lechos de procusto. Adems son intiles para el anlisis y la comprensin de la historia mundial. Su nico uso real ha sido estrictamente ideolgico. Los debates que generaron son anlogos a aquellos acerca de cuntos ngeles pueden bailar en la cabeza de un alfiler. La respuesta equivocada a veces conduce a la hoguera o al pelotn de fusilamiento. pero la respuesta correcta no conduce a ningn lugar, al menos con base cientfica. por cierto, estas cate-goras son algo peor que cientficamente intiles, ya que su slo uso nos desva de cualquier anlisis real y de la comprensin de la reali-dad mundial. La nica solucin es cortar el nudo gordiano de una vez y deshacernos de todas estas categoras eurocntricas, las cuales solamente nos conducen a debates impenetrables y nos ciegan a los procesos histricos reales.

    Considerando mi obra anterior, son de especial inters para m, y quizs para muchos de mis lectores, las nociones de de-sarrollo, modernizacin, capitalismo, e incluso dependencia o como quieran llamarlas. Todas son categoras procustianas o va-cas, porque el pecado original de Marx, Weber, y sus seguidores fue buscar el origen, la causa, la naturaleza, el mecanismo, y por cierto la esencia de todo esto, esencialmente en la excepcionalidad europea en vez de en la economa/sistema mundial real. Todas es-tas presuntas excepcionalidades esenciales, cualquiera sea su deno-minacin, fueron derivadas de la misma perspectiva eurocntrica que, ante la evidencia revisada en este libro, no tena absolutamente ningn fundamento en la realidad histrica es decir, en la historia universal, como realmente fue. Se derivaban todas del etnocen-trismo europeo/occidental, que fue propagado alrededor del mundo Oeste y Este, norte y Sur como parte inherente del colonialismo e imperialismo cultural occidentales.

    La versin occidental puede ser encapsulada en una selec-cin o combinacin de ttulos de teoras generalmente aceptadas, como Los estadios del crecimiento econmico4, desde La transicin de la sociedad tradicional5 a La sociedad del xito6 (Rostow, 1962; Lerner, 1958; McClelland, 1961). Desarrollo por modernizacin era hacer-lo a mi manera, como en la cancin de Frank Sinatra. Dependencia era una reaccin que negaba la eficacia de aquel camino, slo para afir-mar que desengancharse poda ofrecer otro camino esencialmente

    4 n. de la T.: The stages of economic growth.

    5 n. de la T.: The passing of traditional society.

    6 n. de la T.: The achieving society.

  • 119

    CyEAo I

    N 2Primer

    Semestre2009

    An

    DR

    G

    un

    DE

    R FR

    An

    K

    hacia la misma cosa, como recientemente he reconocido bajo el ttulo El subdesarrollo del desarrollo7 (Frank, 1991b; 1996).

    La versin oriental y lamentablemente tambin la mar-xista occidental debata esencialmente lo mismo bajo la terminologa de la transicin del feudalismo al capitalismo. Ese debate era todava ms estril que el occidental aunque slo sea porque involucraba debates interminables (literalmente) acerca de las categoras de capitalismo y feudalismo y socialismo y as, y acerca de si este o aquel pedazo de realidad local, regional, nacional, sectorial, o lo que sea, encaja o no dentro de la categora procustiana. por supuesto, dado que estas categoras estn realmente vacas es decir, desprovistas de cualquier significado en el mundo real, estos debates deben ser interminables hasta que nos despojamos de estas categoras en s mismas. Esto sera obvio, excepto porque las categoras mismas a menudo impiden a los controversistas ver la realidad como realmente es. Y cuando lo hacen, ellos tratan de estirar, doblar y combinar estas categoras para acomo-dar la realidad. Todas las modalidades de variaciones y combinaciones de articulacin de los modos de produccin semifeudal, precapi-talista, no capitalista y protosocialista fueron inventadas porque podan ofrecer una va no alineada, tercera o cualquier otra forma de replicar o no aquello que Occidente hizo o el modo en que lo hizo (las mismas categoras a su vez obligaron a marxistas, neo-marxistas y tericos de la dependencia a discutir si el capitalismo es o no es el camino de derecha o de izquierda que se deba seguir). Bergesen (1995) argumentaba de modo correcto que es igualmente intil esti-rar la categora procustiana del sistema-mundo capitalista moderno euro- u occidental-cntrico, y/o tratar de manipular la realidad para que encaje dentro del lecho procustiano de Wallerstein. Sobre la base de la evidencia presentada aqu, debemos acordar con ello.

    Este debate tan sobre cuntos ngeles pueden bailar en la cabeza de un alfiler se deriva del pecado original del etnocentris-mo europeo. Este fue venerado en y como ciencia social por Marx, Weber y la mirada de seguidores que se esforzaron por el tradicional y estrecho camino del desarrollo o incluso por aquellos que se rebela-ron contra aqul y huyeron. Sin embargo, todas estas visiones fueron y lamentablemente la mayora todava contina siendo confinadas por las mismas anteojeras eurocntricas, que les impiden ver el mundo real que se encuentra all afuera. Lamentablemente, y peor an, los no-occidentales se han embebido y atragantado con buena parte de la mis-

    7 n. de la T.: The Underdevelopment of Development.

  • 120

    CyEAo IN 2PrimerSemestre2009

    RE

    OR

    iEn

    TE

    . EC

    On

    OM

    A G

    LO

    BA

    L E

    n L

    A E

    RA

    ASi

    T

    iCA

    ma (no) cientfica comprensin europea de ambos mundos y de su propia historia. Esto ha sido quizs ms dramticamente visible en los debates y persecuciones acerca de la ortodoxia marxista en Rusia y su colonizada Asia Central (ver Captulo 2), China (maosmo, la Revo-lucin Cultural, la Banda de los Cuatro, los gatos negros y blancos), india (con sus variedades de partidos comunistas e intelectuales), el mundo rabe, frica y Amrica Latina.

    no es que alguno o todos ellos se encuentren libres de su propio etnocentrismo. paradjicamente, el etnocentrismo mismo pa-rece ser universal y tambin aparece universalmente, o al menos uni-versalmente exacerbado por crisis econmico-polticas. Es slo que la mayora de los otros etnocentrismos no han tenido ltimamente la oportunidad de esparcirse, y de que se les permita imponerse por s mismos. Los etnocentrismos occidentales lo han hecho por la fuerza de su dinero y armas. Los marxistas fueron propagados en reaccin a los anteriores y con el apoyo del poder sovitico y chino. En reaccin a am-bos y a las crisis econmico-polticas, los etnocentrismos afro-, indo-, islmico-, y s, de nuevo ruso-, chino-, y otros, se estn expandiendo ahora y ofrecen la salvacin a travs de la doctrina Sinatra: Hazlo a mi manera o A cada uno lo suyo. Muchos recibieron bien al menos algunos de estos antdotos al veneno del euro/occidental-centrismo. Sin embargo, estos no son remedios la unidad en la diversidad es el nico remedio!.

    no existe modo de ver lo que ocurre a la distancia de nin-gn otro lugar en el mundo dejado completamente solo usando la perspectiva europea o china o cualquier otra perspectiva microscpica. por el contrario, cualquiera de estas visiones slo es posible desde una perspectiva telescpica capaz de abarcar el mundo entero y sus partes, incluso si los detalles ltimos permanecen poco claros desde lejos. no es slo que todas las perspectivas, en trminos europeos o de cualquier otra excepcionalidad, estn condenadas a la ceguera. As ocurre con aquellos que usan la perspectiva de un mundo-economa/sistema de base europea (o algn anlogo chino-, islmico- o afrocntrico simi-lar). El solo intento de encontrar el desarrollo del capitalismo, el as-censo de Occidente o la edad de oro islmica bajo la luz vertida por las luminarias callejeras europeas (o chinas, o musulmanas) slo ciega al espectador.

    para la historia y la teora social, por consiguiente, la tarea ms importante y la ms desatendida es prestar atencin al pedido ps-tumamente publicado de Joseph Fletcher de hacer una macrohistoria y anlisis integrados horizontales. Su pedido es un modesto esfuerzo para ayudar a remediar este descuido por el perodo de la modernidad

  • 121

    CyEAo I

    N 2Primer

    Semestre2009

    An

    DR

    G

    un

    DE

    R FR

    An

    K

    temprana desde el 1500 al 1800. Recordemos que el mundialmente fa-moso historiador Leopold von Ranke llamaba al estudio de la histo-ria como realmente fue. no obstante eso, Ranke tambin dijo que no existe la historia sino es historia universal. Solamente la histo-ria mundial puede mostrar cmo fue realmente. pero no hay modo de comprender la historia mundial o siquiera una parte de esta sin abandonar las anteojeras del tnel de visin eurocntrico, que todava nos confina a la oscuridad, porque no hay ninguna luz al final del tnel eurocntrico. El legendario chiste dice que no se puede encontrar la visin perdida slo porque el farol bajo el que uno se encuentra provee algo de luz. En este caso, sin embargo, no slo fue perdida la visin en algn lugar, sino que la luz brillante bajo la cual encontrarla tambin est en otro lugar. Y esto no es un chiste.

    para concluir, lo que necesitamos es una perspectiva eco-nmico/sistmica mundial y una teora mucho ms global y holstica. Ellas pueden permitirnos ver primero que la decadencia de Oriente precede al ascenso de Occidente, luego cmo los dos pueden haber estado relacionados, y finalmente por qu tuvo lugar el viraje econ-mico/sistmico mundial. Lo ltimo ha sido microscpicamente mal apreciado como un proceso que fue supuestamente interno a Occi-dente, cuando debera haber sido telescpicamente observado como un proceso de alcance mundial. As, este catlogo de ocho conclusio-nes historiogrficas y tericas relativamente fciles de construir, acerca de qu proposiciones generalmente aceptadas no tienen fundamento en la evidencia, nos conduce a la tarea mucho ms difcil de extraer implicancias para la construccin de una teora y anlisis que es o al menos podra ser compatible con la evidencia.

    Implicancias tericas: a travs del espejo globalSi las teoras generalmente aceptadas son insatisfactorias porque es-tn basadas en mala historiografa eurocntrica, entonces qu ha-cemos? La respuesta obvia es comenzar por hacer una historia mejor no-eurocntrica. pero para lograrlo, parece que necesitamos una perspectiva mejor ms holstica, si no una teora. La economa/sis-tema-mundo de Braudel y Wallerstein, y Frank (1978), dio un paso en la direccin correcta al desprenderse de la mayor parte de la totalidad de lo que hacan las anteriores historias y teoras nacionales y socie-tales. Sin embargo, como hemos visto, no fueron lo suficientemente lejos y se han convertido ellos mismos en un obstculo para avanzar ms all. El artculo de John voll (1994) sobre un sistema mundial isl-mico-cntrico podra ser un paso en esa direccin; sin embargo, es un paso muy pequeo y es l mismo excesivamente ideolgico y confinado

  • 122

    CyEAo IN 2PrimerSemestre2009

    RE

    OR

    iEn

    TE

    . EC

    On

    OM

    A G

    LO

    BA

    L E

    n L

    A E

    RA

    ASi

    T

    iCA

    a la ideologa musulmana. El afrocentrismo, lamentablemente, no es ms que ideologa. El sistema comercial tributario chino-cntrico de Hamashita (1988) podra ser otro paso en la direccin correcta. igual ocurre con el discurso de Chaudhuri y otros acerca de una economa-mundo del Ocano ndico y con el trabajo de Reid sobre el del Sudeste Asitico. A pesar de eso, como han mostrado los captulos precedentes, todas estas bienvenidas iniciativas son todava muy limitadas porque son tambin muy restrictivas. Todas estas piezas del rompecabezas son componentes necesarios de la imagen completa. no obstante eso, nin-guna de ella de modo individual, o incluso todas ellas puestas juntas, pueden revelar la totalidad, puesto que la totalidad es ms que la suma de sus partes y da forma a las partes mismas!

    Solamente una historia mundial holstica universal como realmente fue puede ofrecer los fundamentos historiogrficos para una mejor teora social. Quizs semejante historia holstica necesita en s misma ser provista de elementos de una teora social alternativa ms holstica. Ambas debern ajustarse mejor a los problemas histo-riogrficos y tericos planteados anteriormente, los cuales, entre otros, continan siendo discutidos.

    Holismo vs. parcialidadLa actualmente de moda tesis de la globalizacin sostiene que los aos noventa marcan la nueva ruptura de este proceso de alcance mundial. De mala gana, algunos observadores ven lo mismo desde 1945 o inclu-so durante el entero siglo XX, o a lo sumo desde el siglo XiX. pero, este libro demuestra que el globalismo (incluso ms que la globalizacin) era algo normal en la vida de todo el mundo desde por lo menos el 1500, exceptuando unas muy escasas y desperdigadas islas en el pac-fico (aunque slo por poco tiempo). unos pocos observadores, como Mcneill (1963; 1990), Hodgson (1993), Wilkinson (1987; 1993), Frank y Gills (1993) y Chase-Dunn y Hall (1997) argumentan que al menos la ecumene o sistema central mundial ya estaba funcionando como una nica unidad mucho antes de ello.

    De este modo, cmo observar esta totalidad global hols-ticamente, sea antes o despus del 1500? En escritos previos (Frank y Gills, 1993) he sugerido la analoga del banco de tres patas. Descansa de manera igual sobre patas ecolgico/econmico/tecnolgicas, poder poltico/militares, y socio/cultural/ideolgicas. El ms desestimado de ellos, tambin en mi propio trabajo, ha sido el componente ecolgico. Despus de eso, el fundamento ms desestimado ha sido el econmico, a pesar de la historia econmica. La estructura poltico-econmica de la economa/sistema mundial requiere mucho ms anlisis que el

  • 123

    CyEAo I

    N 2Primer

    Semestre2009

    An

    DR

    G

    un

    DE

    R FR

    An

    K

    recibido. Los historiadores econmicos lo han desestimado por com-pleto. Los economistas lo han confundido con las relaciones econmi-cas internacionales entre inexistentes economas nacionales. Los estudiosos de las relaciones (polticas) internacionales han hecho lo que ellos dicen, es decir, analizar las relaciones entre Estados nacin como sus bloques de construccin bsicos. Los analistas del sistema-mundo han confirmado ellos mismos que slo una pequea parte de la economa/sistema mundial real anterior a 1750 estaba centrada en Europa. Esto es algo, aunque no mucho ms, de lo que los economis-tas econmicos y polticos ya estaban haciendo. Estudiosos de Asia del

    Este, Sudeste, Sur, y Oeste, para no mencionar a Asia Central y frica, raramente han buscado encajar a sus regiones en una economa mayor. incluso cuando lo han hecho, sus esfuerzos han sido tambin mayori-tariamente euro-centrados. Las excepciones recientes son Chaudhuri (1991) y Abu-Lughod (1989), cuyas limitaciones seal antes. De este modo, a falta de suficientes pioneros para seguir y construir, este libro ha sido tambin incapaz de dar ms que unos pocos pasos preliminares para observar a la economa mundial como un todo. Se necesita mu-cho ms trabajo, pero desde una perspectiva realmente global holstica mundial sistmica, y no slo desde esta o aquella limitacin regional, incluyendo la regin europea. por otra parte, la discusin ha estado muy limitada aqu a la parte econmica de la pata ecolgico/econmi-co/tecnolgica, y se hace escasa mencin a las otras dos patas, y mucho menos a cmo combinarlas en un anlisis global.

    Regularidad/similitud vs. especificidad/diferenciasLos historiadores en particular, y los tericos sociales en general, estn acostumbrados a identificar y a enfatizar los rasgos particulares espe-cficos y nicos de cada civilizacin, cultura o sociedad y sus res-pectivos procesos histricos y acontecimientos. Este es el inventario de los historiadores, especialmente cuando son social o econmicamente

    Solamente una historia mundial holstica universal como realmente fue puede ofrecer los fundamentos historiogrficos para una mejor teora social.

  • 124

    CyEAo IN 2PrimerSemestre2009

    RE

    OR

    iEn

    TE

    . EC

    On

    OM

    A G

    LO

    BA

    L E

    n L

    A E

    RA

    ASi

    T

    iCA

    apoyados y alentados a hacer historia nacional y local por razones polticas e ideolgicas de Estado. Los cientficos sociales dedican supuestamente ms esfuerzos a hacer generalizaciones. pero muchos de sus tipos ideales y su prctica comparativa, para no mencionar sus divisiones disciplinarias, los conducen tambin a enfatizar especifici-dades y diferencias ms que regularidades y similitudes en el objeto, y sobre todo en el sujeto, de sus anlisis. Cuando son presionados, la mayora de los cientficos sociales considerarn de ipso, si no tambin de jure, que las diferencias importan ms que las regularidades y simi-litudes, y que su trabajo consiste en analizar las primeras antes que las ltimas. O bien, podran no comprometerse en su anlisis comparati-vo favorito multivariado y factorial.

    una de las implicancias de esta revisin de la historia mun-dial de la modernidad temprana es ms bien la opuesta: las regula-ridades son a la vez ms comunes y ms importantes incluso que las diferencias reales, para no mencionar las numerosas presuntas dife-rencias que no son siquiera reales. Muchas de las presuntas diferencias Oriente es Oriente y Occidente es Occidente: y los dos no se encuen-tran nunca son, en el mejor de los casos, manifestaciones institucio-nales y/o culturales de la misma estructura y proceso funcional. En el peor de los casos, como esta muy conocida cita de Rudyard Kipling, son taparrabos meramente ideolgicos para el ejercicio de groseros in-tereses coloniales poltico-econmicos.

    An ms importante sin embargo lo que surge de nuestra revisin de la historia mundial de la modernidad temprana es que muchas de estas diferencias especficas son ellas mismas generadas por la interaccin estructurada en una economa/sistema mundial co-mn. Lejos de ser apropiada o necesaria para comprender esta o aquella especificidad aqu o all, la diferenciacin se convierte en un obstculo para dar cuenta de ella y abarcarla. Solamente una perspectiva holsti-ca sobre y de la totalidad global, que es ms que la suma de sus partes, puede ofrecer una adecuada comprensin de alguna parte y del cmo y el porqu esta difiere de otras! Lamentablemente, esta circunstancia del mundo real limita mucho la utilidad cientfica distinta de la ideo-lgica de las sucesivas historias locales o nacionales. Tambin plantea serias limitaciones a los anlisis comparativos de las series temporales y los cortes transversales, los cuales son restringidos a un proceso arbi-trariamente seleccionado, es decir diferenciado. Todos estos factores del anlisis multivariado, e incluso ms la identificacin de los presun-tos rasgos especficos de tal o cual factor, vulneran los cnones cien-tficos del holismo y por ello pierden el barco del mundo real global. Sin dudas, no obstante eso, combinar particularismos historiogrficos

  • 125

    CyEAo I

    N 2Primer

    Semestre2009

    An

    DR

    G

    un

    DE

    R FR

    An

    K

    y/o un control cientfico de variables con un anlisis verdaderamen-te holstico es ms fcil de decir que de hacer. Desgraciadamente, casi nadie trata o es consciente de que esto debe ser hecho!

    Continuidad vs. discontinuidades El argumento ms peculiar acerca de la particularidad histrica es la muy difundida nocin de que el presente y/o el pasado reciente marcan un nuevo despegue discontinuo. Como ya ha sido sealado, la ltima fruslera de ese estilo es la supuesta novedad de la globalizacin. Muy especialmente, esta visin tambin supone una discontinuidad histri-ca central entre los tiempos medieval y moderno. Las disputas pueden ser acerca de si esta discontinuidad data del 1100 d.C., 1300, 1500, o el 1800; pero existe un acuerdo ampliamente generalizado de que el proceso histrico mundial cambi radical y cualitativamente gracias al ascenso de Occidente y el capitalismo.

    El argumento aqu ha sido que la continuidad histrica fue mucho ms importante que cualquiera de todas las discontinuidades. La percepcin de un nuevo despegue importante, el cual supuestamente significa una ruptura discontinua en la historia mundial, est en buena medida (mal) informada por la posicin de superioridad eurocntrica. una vez que abandonamos este eurocentrismo y adoptamos una pers-pectiva ms globalmente holstica mundial o incluso pan-eurasitica, la discontinuidad es substituida por mucha ms continuidad. O a la inversa? una vez que consideramos la totalidad del mundo ms hols-ticamente, la continuidad histrica aparece ms vasta, especialmente en Asia. En efecto, como ha sido sugerido en los captulos precedentes, el propio ascenso de Occidente y el renovado ascenso de Oriente aparecen entonces derivados de esta continuidad global histrica.

    La teora admitida por la mayora atribuye la Revolucin industrial y el ascenso de Occidente a su pretendida excepciona-lidad y superioridad. La fuente de estas supuestas atribuciones es buscada a su vez en la tambin pretendida preparacin del antiguo o incluso primitivo Occidente para el despegue. Este argumento con-funde el lugar y pierde la concrecin de la continuidad y la trans-formacin por buscarlas en la propia Europa. As las causas de la transformacin nunca pueden ser comprendidas en tanto sean exami-nadas slo bajo las luces callejeras de Europa, en vez de buscarlas bajo la iluminacin global mundial en el sistema como totalidad. puesto que la evidencia comparativa y relacional histrica del mundo real exa-minada anteriormente muestra que, contrariamente a la ms aceptada historiografa y teora social, no fue el supuesto desarrollo europeo previo el que equilibr a Europa para el despegue despus de 1800. Es

  • 126

    CyEAo IN 2PrimerSemestre2009

    RE

    OR

    iEn

    TE

    . EC

    On

    OM

    A G

    LO

    BA

    L E

    n L

    A E

    RA

    ASi

    T

    iCA

    decir, el ascenso de Occidente despus del 1800 no fue realmente el resultado de la ininterrumpida preparacin europea desde el Rena-cimiento, y mucho menos gracias a alguna raz griega o juda all pre-sente. Ciertamente, la industrializacin no fue siquiera el crecimiento continuado de la proto-industrializacin europea. El mismo proceso no gener el mismo resultado en Asia y especialmente en China, donde la proto-industrializacin estaba an ms desarrollada, como mues-tran pomeranz (1997) y Wong (1997) para apoyar sus argumentos si-milares acerca de que la Revolucin industrial fue un despegue nuevo y distinguible, a cuyas explicaciones debemos agregar otros factores.

    La Revolucin industrial fue un acontecimiento no pre-visto, que tuvo lugar en una parte de Europa como resultado de la estructura persistentemente desigual y de un proceso asimtrico en y de la economa mundial como un todo. Ese proceso de desarrollo mundial, sin embargo, tambin incluye nuevos despegues en algunas de sus regiones y sectores que pueden parecer discontinuos. puede ser ciertamente que el caso de la Revolucin industrial, como la revolucin agrcola anterior a esta, fuese una inflexin en un desarrollo global continuo, el cual marca un despegue en un vector y direccin que es diferente del previo y es quizs irreversible un cortocircuito del cata-clismo total, que puede encontrarse al final del vector. De este modo, la estructura sistmica global y la continuidad que gener el ascenso de Occidente marcaron un despegue en Occidente, que no qued en su posicin marginal anterior. En vez de ello, hubo un despegue dis-continuo de la economa global en una direccin ms industrial y un cambio de posicin de Occidente dentro del sistema econmico mun-dial como un todo.

    El ascenso del Este de Asia a la prominencia econmica mundial hace ms urgente enfocar en la larga continuidad histrica de la cual este proceso es una parte. La ahora supuesta discontinuidad pero en realidad ascenso renovado de Oriente debe ser visto tambin como parte inherente de la estructura fundamental y la continuidad en el desarrollo mundial. Reconocer y analizar esa continuidad revelar mucho ms que el enfoque miope sobre las pretendidas discontinuida-des. Quizs sera mejor referirse a dos importantes inflexiones en los inicios de la modernidad en un proceso histrico esencialmente conti-nuo y a la dinmica dentro de la misma economa mundial y sistema: uno fue el intercambio colonial luego de la incorporacin del nuevo Mundo al viejo despus del 1500. La otra fue el cambio demogrfico y el crecimiento de las tasas de productividad econmica y quizs de las presiones ecolgicas sobre los recursos entre Asia y Europa, los cuales generaron la Revolucin industrial hacia el 1800. Ambos, sin embar-

  • 127

    CyEAo I

    N 2Primer

    Semestre2009

    An

    DR

    G

    un

    DE

    R FR

    An

    K

    go, eran solamente inflexiones generadas por un proceso de desarrollo econmico mundial. En los dos casos, los europeos estaban actuando ms como instrumentos que como iniciadores del desarrollo global.

    Integracin horizontal y separacin verticalOtra alternativa metodolgica se plantea entre hacer la historia vertical convencional a travs de un tnel del tiempo en una localidad grande o pequea especfica o a travs de una cuestin particular (por ejemplo, las cuestiones de poltica, cultura, o mujeres) en una localidad especfi-ca, o hacer en cambio, o al menos tambin, la historia horizontal global-mente y el anlisis recomendado por Fletcher (1995). Este autor seal con consternacin que la mayora de los historiadores estn atentos a las continuidades verticales (la persistencia de la tradicin, etc.) pero ciegos a las horizontales [] Sobre el 1500 no veo ms que historias compartimentadas (Fletcher, 1995: 39-40). Esta perspectiva metodo-lgica y sus anteojeras han empeorado con la introduccin de las reas de estudios en Amrica y en otras universidades, lo que produce una visin microhistrica, e incluso parroquial (Fletcher, 1995: 39).

    Si esta praxis es deficiente, su elevacin a pauta terica y metodolgica es todava peor. En mi libro (Frank, 1978) reprocho a pe-rry Anderson haber escrito que y hacer como si no existe algo como un medio temporal uniforme: puesto que los tiempos del Absolutismo principal [] eran, precisamente, enormemente diversos [] ninguna temporalidad nica lo cubre [] Sus fechas son las mismas: sus tiempos estn separados (Anderson, 1974: 10). Esa perspectiva y orientacin terica y la mxima de Anderson son en s mismas una garanta meto-dolgica para el fracaso en comprender cualquiera de los absolutismos y cualquier otra cosa cuyas fechas son las mismas. Yo ya encenda la alarma contra el intento de Anderson de hacer de la necesidad empri-ca una virtud historiogrfica en Frank (1978). Ms bien alegaba, como repeta anteriormente en el Captulo 5, que la contribucin esencial (porque es a la vez la ms necesaria y la menos realizada) del historiador para la comprensin histrica es relacionar sucesivamente diferentes cosas y lugares al mismo tiempo en el proceso histrico (Frank, 1978: 21); esto es metodolgicamente anlogo a y derivado de mis mximas en la primera de las tres implicancias antes mencionadas relativas al holismo, regularidad/similitud y continuidad.

    Fletcher hara la misma admonicin, como se cita en el epgrafe del Captulo 5, donde apoya una macrohistoria integradora horizontalmente de la mayor parte del mundo que sea posible. Su metodologa es conceptualmente simple, aunque no es fcil de poner en prctica: primero uno busca los paralelismos histricos [] y luego

  • 128

    CyEAo IN 2PrimerSemestre2009

    RE

    OR

    iEn

    TE

    . EC

    On

    OM

    A G

    LO

    BA

    L E

    n L

    A E

    RA

    ASi

    T

    iCA

    determina si ellos estn causalmente relacionados (Fletcher, 1995: 38). Lamentablemente, Fletcher no vivi lo suficiente para hacerlo l mismo. Sin embargo, Teggart (1939) ya haba emprendido la tarea cuando es-cribi Rome and China: A study of correlations in historical events. An cuando Braudel (1992), a pesar de su excepcional sensibilidad para la coyuntura, la longe dure, y la perspectiva del mundo, fracas en hacerlo en referencia a los acontecimientos de 1762, 1772 y 1782, como se seal en el Captulo 5. l los analiza en captulos diferentes aunque verticalmente organizados, aun cuando su simultaneidad global lo de-safiaba. O al menos lo habra hecho si hubiera organizado su perspec-tiva del mundo ms horizontalmente y menos verticalmente.

    As lo hice para esas mismas fechas (para usar la termi-nologa de Anderson) en mi World accumulation 1492-1789 (Frank, 1978), incluso antes de saber lo que Teggart, Fletcher o Braudel dije-ron e hicieron. Con la ayuda de algunos datos adicionales provistos por Braudel, proced todava ms all en mi crtica de su libro (Frank, 1995) y nuevamente en el Captulo 5 antes mencionado. Esto mues-tra que, si slo estamos dispuestos a observar, cada uno de estos aos 1762, 1772 y 1782 estaban marcados por recesiones mundiales que generaron y pueden explicar muchos de los acontecimientos econmi-cos y polticos que Braudel, Wallerstein y yo observamos. no obstante eso, ellos pueden ocasionar incontables libros sobre la decadencia de Oriente como parte de la estructura, operacin y transformacin de la economa/sistema mundial en s misma. La tercera explicacin se combina con las otras dos en un anlisis demogrfico/econmico/ecolgico de la estructura global y regional y el proceso de desarrollo mundial, lo cual ayuda a explicar la diferenciacin que ocurri entre Asia y Europa alrededor del 1800. pomeranz (1997) est trabajando sobre una explicacin relacionada, ms ecolgica tambin.

    Esta explicacin sugiere que el siglo XiX y al menos la pri-mera mitad del XX son considerados una fase B para Asia. Dada la preponderancia previa de Asia, fue esta tambin una fase B para la economa mundial? Si as fuera, cmo consideraremos la enorme ex-pansin de productividad, produccin y comercio para no mencionar de poblacin que tuvo lugar en Occidente durante ese tiempo? Desde un punto de vista occidental, los dos siglos pasados parecen una extensa fase A, la cual al menos en Occidente sigue a una larga fase A en Oriente. Significara esto que una fase A en un rea previamente margin