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ÍNDICE DE MATERIAS

EDITORIALH. André Lanfrey

ARTÍCULOS

Año Fourvière

Fourvière, el 23 de julio de 1816P. Justin Taylor

RefundaciónH. Aureliano Brambila

Laicado marista

El futuro tendrá nuestros ojosH. Javier Espinosa

Laicado y espiritualidadHeloisa Afonso de Almeida Sousa y otros

ESTUDIOS

Legado comunicacional de Marcelino ChampagnatRosangela Florzac

Hermano Basilio Rueda H. Aureliano Brambila

Colin y Champagnat (3ª parte)H. Frederick McMahon

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L’Hermitage de Nuestra SeñoraH. André Lanfrey

DOCUMENTOS

Informe sobre Verrières H. André Lanfrey

Sentencias de La VallaH. André Lanfrey

NOTAS BREVES

El reloj solar del HermitageH. André Lanfrey

Atlantide 14H. André Lanfrey

La piedad de La Valla H. Michel Morel

Nuevos recursos del Archivo GeneralH. Colin Chalmers

IN MEMORIAM

Hermano Frederick McMahon H. Michael Green

FMS CUADERNOS MARISTASN° 34 Año XXVI Mayo de 2016

Responsable de redacción:Comisión de Patrimonio

Director de comunicación:Luiz Da Rosa

Colaboradores de este número:

H. André LanfreyH. Aureliano BrambilaH. Frederick McMahon Heloisa Afonso de Almeida SousaH. Javier EspinosaP. Justin Taylor, SM H. Michael Green

H. Michel MorelRosangela Florzac

Traductores: H. Carlos Martín, H. Fernando SantamaríaMartínez, H. Francis Filiatrault, H. Gilles Hogue, H. Jean-Pierre Cotnoir, H. Moisés Puente, Ricardo Tescarolo,Roberto Clark, H. Salvador Durante, H. Santiago Fernandes.

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Fotos de portada: capilla de Fourvière en el siglo XIX y en 2016. Fotos del H. Giorgio Diamanti

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Siendo el 2016 el año Fourvière, eraapropiado evocar como acto funda-cional de la Sociedad de María el 23 dejulio de 1816. Es tanto más importan-te cuanto que, durante mucho tiempo,los Hermanos Maristas han subesti-mado este acontecimiento al otorgarpreferencia al 2 de enero de 1817.

En un artículo muy sobrio, el P. Jus-tin Taylor, exégeta, reúne lo esencial delo que conocemos sobre esta decla-ración de intención del 23 de julio queaún deja bastantes preguntas sin res-puesta, especialmente en lo referen-te a las influencias e inspiracionesque se ejercieron sobre los primerosmaristas. Me refiero concretamente asan Pablo (2ª Corintios); tal vez a Ma-ría de Ágreda y también a los regla-mentos de las AAs (Asambleas deAmigos) y de las “pequeñas socieda-des”, pequeños grupos fervorososestablecidos en todos los seminarios.También creo que el modelo lasallistainspira sólo muy parcialmente el pro-yecto de fundación de los Hermanospor M. Champagnat. He correspondi-do brevemente con el P. Justin Taylora propósito de estos temas, sobre los

que habría que debatir más amplia-mente. Dicho lo cual, el artículo del P.Justin Taylor tiene la ventaja de pre-sentar logros sólidamente establecidospor la investigación marista sobre elacto fundacional de la compañía deMaría en Fourvière

El artículo del H. Aureliano Brambi-la sobre la refundación parece muycomplementario de lo anterior, ya queune orígenes y tradición en el conceptopatrimonio. Y esta reflexión, que sitúaal laicado como un elemento impor-tante de la revisión, nos introduce enel tema principal de este número deCM: el laicado marista.

Ciertamente, este tema ha susci-tado bastantes intervenciones, peroCM se había manifestado muy discretoal respecto. El año 2016 nos permiteofrecer un conjunto de reflexiones ytestimonios que, cada uno a su ma-nera, concretará esta realidad una y di-versa.

El artículo del H. Javier Espinosacontempla, de manera muy completa,la realidad del laicado marista, al mis-

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EDITORIAL

H. André Lanfrey

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mo tiempo que sugiere un futuroconstruido sobre el concepto de igle-sia-comunión y por lo tanto de un Ins-tituto, él mismo, comunión. Los her-manos, de hecho, no son propietariosde su carisma; y el compartirlo no esun empobrecimiento, sino una opor-tunidad de renovación. Ya no se tratasólo de “ampliar el espacio de la tien-da” sino de construir una nueva. De ahíla necesidad de repensar nuestro mo-delo institucional, con el objetivo de lo-grar una mejor organización del laica-do marista.

Heloïsa Afonso de Almeida Sousanos introduce en una problemática so-bre los laicos que responde a una pre-gunta, a menudo implícita, que sehacen bastantes hermanos maristas:¿Qué es lo que hace de un laico unapersona apasionada por la espirituali-dad marista? ¿Es su compromiso conla misión? ¿El conocimiento de la es-piritualidad y de la vida de los herma-nos? ¿Una especial llamada de Dios?

Cuatro laicos maristas (dos hombres,dos mujeres) nos ofrecen diferentesrespuestas a esta pregunta: unas conpredominio de una dimensión existen-cial; otras más especulativas. Me pa-rece que muchos lectores podrán sin-tonizar con uno u otro de estos cuatrotestimonios e incluso con varios de ellos.

Con Rosangela Florczak, MarcelinoChampagnat es considerado, de al-guna manera, fuera del universo reli-gioso: como un modelo de comuni-cadores y de liderazgo. Al leer su ar-tículo, pensé en la circular de convo-catoria de la Conferencia General delH. Seán Sammon el 7 de octubre de2004: “Un liderazgo que genera vida”.En mi opinión, los dos documentos sonnotablemente complementarios.

No me detendré en los restantesartículos ni en los documentos pro-puestos. Son más tradicionales o sondocumentos que cada cual podráapreciar según su interés.

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FOURVIÈRE, EL 23 DE JULIO DE 1816

P. Justin Taylor, SM

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Lyon, Francia, 23 de julio de 1816.Muy temprano de mañana, doce jó-venes están subiendo los 800 esca-lones que llevan hasta el antiguoSantuario Mariano de Fourvière, en lacima de la colina que domina la ciu-dad. Cinco de ellos fueron ordenadospresbíteros el día anterior; los demásno habían aún terminado sus estudiospara el presbiterado. Durante losmeses anteriores, habían formado ungrupo y hecho un compromiso. Aho-ra, estaban a punto de separarse.Pero, antes de hacerlo, han queridosellar su acto de compromiso ante lavenerada estatua de Nuestra Seño-ra de Fourvière.

1. LOS PASOS HACIA FOURVIÈRE

Su historia comienza en el Semi-nario Mayor de la Arquidiócesis deLyon, que lleva el nombre de uno desus primeros obispos, San Ireneo. Uncierto miércoles durante el año es-colar 1814-1815, un seminarista lla-mado Étienne Déclas estaba cortan-do el cabello de un compañero estu-

diante llamado Juan Claudio Courvei-lle, en la casa de vacaciones del se-minario, en las afueras de la ciudad,donde todos solían ir durante los díasde descanso. En el refectorio estabanleyendo la vida de San Francisco Re-gis (1597-1640), el gran misionero je-suita que había re-evangelizado lasregiones del centro-sur de Francia.Courveille, que venía de esa región, leconfió a Déclas que, una vez orde-nado presbítero, imitaría a San Fran-cisco Regis e iría por el campo paraayudar a los pobres, quienes teníanmás necesidad de presbíteros que losvisitaran que los que estaban en lasgrandes ciudades. “Iremos a pie,sencillamente, comeremos la mismacomida que los campesinos. Vivire-mos del pan y de la sal de la gente delpueblo. Los instruiremos y escucha-remos sus confesiones.” Le pregun-tó a Déclas si quería hacer lo mismo,y Déclas respondió: Sí.

No se dijo nada más por el mo-mento, pero de vez en cuando, du-rante el resto del año en el semina-rio, Courveille acostumbraba decirlea Déclas: “Vamos a hacer como San

A R T Í C U L O S

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Francisco Regis” y eso era todo.Luego, justo antes de que todos sefueran para las vacaciones de vera-no, Courveille se lo llevó a un lado ydijo: “Sabes, eso que hemos estadohablando durante el año, eso es enserio. Va a haber una orden quehará más o menos lo mismo que losJesuitas. Solamente, los que seránsus miembros se llamarán Maristas,en vez de llamarse Jesuitas.” Los dosseminaristas prometieron escribirse eluno al otro durante las vacaciones, ymantuvieron su palabra.

Este era un período de fermento enla Iglesia en Francia. Courveille, Déclasy sus compañeros habían nacido jus-to antes o durante los primeros añosde la Revolución Francesa, que se ini-ció en 1789. Mientras ellos eran semi-naristas, Napoleón gobernaba Franciay gran parte de Europa. Pero, desde1813, su imperio había comenzado adesmoronarse. Fue finalmente derro-tado en la batalla de Waterloo el 18 dejunio de 1815. Francia tuvo una vez másun rey legítimo, Luis XVIII, hermano deLuis XVI, quien había sido ejecutado(muchos dirían martirizado). A pesar,o quizás debido a las dificultades y per-secuciones, la Iglesia en Europa esta-ba experimentando una nueva era devigor y creatividad. Esto se expresabaen la fundación o refundación de con-gregaciones religiosas y en un reno-vado espíritu misionero, que estaba di-rigido en parte a recuperar a aquellosque se habían vuelto hostiles o indife-rentes al cristianismo.

Un momento clave fue el resta-blecimiento de la Compañía de Jesús

por el Papa Pío VII el 7 de agosto de1814. Otras sociedades también revi-vieron, en particular los Sulpicianos ylos padres Paúles. También hubonuevas fundaciones en Francia, mu-chas de los cuales habían comenza-do ya extraoficialmente: la Congre-gación de los Sagrados Corazones deJesús y María (Coudrin, 1800); la So-ciedad de las Misiones de Francia(Rauzan, 1815); los Oblatos de MaríaInmaculada (Mazenod, 1816); las Hi-jas de María (Chaminade, 1816). Lue-go vino la reactivación de las órdenesmás antiguas: Benedictinos (Gué-ranger en Solesmes, 1836), Domini-canos (Lacordaire, 1840).

Un campo obvio de reclutamientopara las congregaciones restableci-das o nuevas era un seminario comoSan Ireneo en Lyon. Durante el añoescolar de 1814-1815, el vicario ge-neral de la diócesis, Claude-Marie Bo-chard, distribuyó entre los seminaris-tas un manifiesto con el título “Pieu-se Pensée” (“Pensamiento Piado-so”) buscando reclutas entre los se-minaristas para su proyecto de unaSociedad de la Cruz de Jesús.

Bochard conocía a sus hombres ysabía cómo apelar a su generosidady aspiraciones juveniles. También ex-cluyó hábilmente a posibles compe-tidores. Él bosquejó el lamentable es-tado de la religión en Francia. Dios se-guramente quería suscitar a aquellosque responderían a las necesidadesde los tiempos, como lo había hechoen todas las épocas desde los Após-toles, hombres como San Ignacio,cuando Lutero apareció en escena, o

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San Vicente de Paul después de lasGuerras de Religión en Francia. Peroeso fue en el pasado. ¿Qué pasabacon la época actual? ¿Acaso no ha-bía un remedio para la raza humanaen “nuestros tiempos, cuando haytanta corrupción, tanta perversidad,tanta perdición?” Bochard se dirigía acada seminarista individualmente (“Ohmi hermano”). Si el Señor lo escogíaa él en este momento para hacer sutrabajo, ¿cómo respondería? Si el án-gel de Dios llamaba a su puerta, de-bería seguir el ejemplo de la “Reina delos Santos” y responder con humildady obediencia. Él así uniría sus fuerzasa las de “tantos hermanos fervientesa quienes ya está devorando el celopor la casa de Dios para esta granobra.” Bochard bosquejó la “cose-cha” que se esperaba: predicación,retiros, misiones, dirección espiritual,seminarios, colegios, escuelas…, losuficiente para comprometer el celode cada corazón, de todo tipo de es-píritu y talentos. Planteó la posibilidadde una “asociación” de presbíteroscelosos para llevar a cabo todos es-tos trabajos y la contrastó con las ór-denes religiosas, que eran, según él,inadecuadas para las necesidades delos tiempos.

El manifiesto de Bochard da unaidea de la atmósfera espiritual queprevalecía en el Seminario Mayor deLyon cuando Courveille comenzó ahablar con Déclas de sus planespara una Sociedad de María comocontrapartida de la Sociedad de Je-sús. Después de las vacaciones, alprincipio del año escolar 1815-1816,ambos comenzaron a reclutar entre

sus compañeros seminaristas. Cour-veille habló con Marcelino Cham-pagnat. Déclas habló con ÉtienneTerraillon y Juan Claudio Colin. Te-rraillon recordó cuando Déclas les dijocitando a Courveille: “Donde quieraque Jesús tiene su altar, María tienetambién el suyo... Jesús tiene su So-ciedad; convendría, pues, que Maríatenga también la suya...” Ellos se sin-tieron “fuertemente impresionados”por estas palabras y “quedaron comoestupefactos.” Al final, unos quince odieciséis seminaristas estaban por lomenos interesados en el proyecto.

Juan Claudio Colin tenía ya supropia “idea” de una Sociedad, quehasta ahora permanecía con él solo.Debe haber reconocido suficiente si-militud entre ésta y la Sociedad deMaría, para la cual estaba reclutandoJuan Claudio Courveille. En cualquiercaso, decidió que la mejor manera derealizar su propio proyecto era unirfuerzas con Courveille. Como diríamás tarde, con notable perspicaciaacerca de su propio carácter: “Nun-ca habría tenido el valor de dar a co-nocer esta idea a mi alrededor. Y mástarde, cuando la cosa era conocida,fui capaz de implicarme en ella, sin te-ner la apariencia de ser su creador.”Al mismo tiempo, su adhesión a la So-ciedad de María no representó paraél el abandono de su propio proyec-to, sino la federación del mismo conel de Courveille.

El grupo encontró un protector enJean Cholleton, profesor de teologíamoral en el seminario. Solían reunir-se en su habitación, la N° 34, en el ter-

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cer piso. En la casa de campo, sereunían en el cuarto de Cholleton, obien, cuando el tiempo lo permitía, enel jardín, entre los árboles. La tradicióndel lugar sigue asociando las arbole-das y en particular una morera, capazde cobijar cerca de un centenar laspersonas, no sólo con los inicios delproyecto Marista sino con muchosotros en ardientes reflexiones y de-bates de los seminaristas.

Courveille más tarde recordaríaque hablaban tan a menudo comopodían sobre la Sociedad de María.Terraillon también recordaría las reu-niones de los primeros reclutas. Se“inflamaban mutuamente” por lo afor-tunados que eran de entregarse al“logro de una obra tan hermosa”. Dostemas se repitieron en sus discusio-nes: su dicha en ser los “primeros hi-jos de María”, y “las grandes necesi-dades de los pueblos”. También ha-brían discutido sobre las maneras enlas que, como hijos de María, se pro-ponían satisfacer esa necesidad. Devez en cuando, Courveille les habla-ba, a menudo sobre la “necesidad deimitar a María, sobre todo en su “ine narrable humildad”. Resolvierondesde el principio no propagar su pro-yecto, sino más bien de entregarseseriamente a buscar los medios parasu feliz realización. Cada quien exa-minaría las personas que le parecie-ran adecuadas para ser miembros;Pero antes de hablar con los posiblescandidatos, todo el grupo discutía suidoneidad.

Juan Claudio Colin no fue el únicorecluta que vino a la Sociedad de Ma-

ría con su propio proyecto. Otro fueMarcelino Champagnat. Al parecer,ya había pensado en establecer ungrupo de hermanos de la enseñanzapara catequizar e instruir a los niñosde los distritos rurales, tal como a élmismo le había sucedido, y de cuyasnecesidades educativas y religiosasestaba tan consciente personalmen-te. Como Colin, no había hasta aho-ra hecho nada acerca de su proyec-to; a diferencia de Colin, hablabaabiertamente de ello en el grupo e in-sistió en que los hermanos de la en-señanza deberían formar parte de laSociedad de María. La respuesta deChampagnat a la invitación para unir-se a la Sociedad fue decir: “Siemprehe sentido en mí una atracción parala fundación de los hermanos; Congusto me uno a ustedes y, si les pa-rece, yo seré responsable de estaparte”. Según el primer biógrafo deChampagnat entre los PequeñosHermanos de María —el hermanoJean-Baptiste Furet—, Champagnatdecía a menudo al grupo en San Ire-neo: “tenemos que tener hermanos,debemos tener hermanos, para en-señar el catecismo, para ayudar a losmisioneros, para gestionar las es-cuelas para los niños”. Ellos respon-dieron: “De acuerdo, entonces asu-me la responsabilidad de los herma-nos ya que tú has tenido la idea.”

La introducción de la rama de losHermanos representó un rumbo nue-vo importante. Hasta ahora, el mo-delo histórico para la Sociedad deMaría había sido la Compañía de Je-sús. Sin embargo, el modelo para unacompañía de hermanos de la ense-

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ñanza no eran evidentemente losJesuitas sino los Hermanos de las Es-cuelas Cristianas, fundados en Fran-cia por San Juan Bautista de La Sa-lle (1651-1719).

Hay otros indicios de que el mo-delo jesuita no era el único para losMaristas. En la década de 1830 la So-ciedad de María se representaba a símisma en documentos oficiales comocompuesta de varias ramas —reli-giosos, religiosas y laicos terciarios—unidos bajo un mismo superior ge-neral. Esta composición compleja noera, sin embargo, simplemente elresultado de una evolución históricafragmentaria. Por el contrario, se de-cía que era una característica del pro-yecto original desde sus inicios, asíque debe remontarse a las discusio-nes entre los seminaristas en San Ire-neo. Este esquema en tres partes, re-cuerda a las grandes órdenes me-dievales, como los Franciscanos y losDominicos, que reunían a los frailescomprometidos en actividades apos-tólicas, a las hermanas contemplati-vas y a los laicos comprometidos.Todo esto constituía un plan para unInstituto cuya forma general estabamodelada sobre las grandes órdenes,pero cuya rama de presbíteros esta-ba modelada sobre los Jesuitas,mientras que la rama de hermanos dela enseñanza debía tener por mode-lo a los Hermanos de las EscuelasCristianas de La Salle. ¿Cuál sería elmodelo en particular para una even-tual rama de hermanas o para unaCofradía laica o una tercera orden?Tal complejidad resultaría inaceptablepara Roma.

El hablar de “ramas” no implica ne-cesariamente tener en mente la ima-gen de un árbol. En la mente de Co-lin, sin embargo, esta imagen era vivay eficaz. En 1838 dijo en una sobre-mesa: “La Sociedad se le presentó aalguien (y estas palabras las dijo conmesura, apuro y misterio) bajo laimagen de un tronco con tres ramas.”Colin volvía a menudo a la imagen delárbol con tres ramas. De hecho, tanmisteriosas referencias, a menudoexpresadas con algo de mesura,eran típicas de la forma en que se re-feriría a los orígenes de la Sociedad.¿Era Colin acaso aquel a quien la So-ciedad se presentó bajo este emble-ma y a quien fueron pronunciadas es-tas palabras proféticas? No es se-guro. En cualquier caso, los orígenesde la Sociedad de María fueronacompañados por muchas “revela-ciones y profecías”.

¿Cuál era la fuente de la inspira-ción propia de Courveille? El 18 de ju-lio de 1851, Jean-Claude Courveille,quien desde 1836 era monje bene-dictino en Solesmes, escribió lo si-guiente al padre Marista Gabriel-Claude Mayet:

[2] “La primera inspiración de la Sociedad de Maríao de los Maristas fue dada en la catedral del Puy, alpie del altar mayor donde está la estatua milagrosade la divina María, el 15 de agosto a de 1812, y esofue reiterado varias veces hasta 1814”.

Las preguntas de Mayet suscita-ron un relato más completo en fe-brero de 1852. A los diez años deedad, Jean-Claude Courveille, quienhabía nacido no lejos de la antigua ca-

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tedral en la ciudad de Le Puy, contrajoviruela, que lo dejó casi ciego (pro-bablemente a través de una cicatri-zación de la córnea), condición quelos médicos declararon incurable.Esto hizo imposible su deseo de lle-gar a ser presbítero. En 1809 fue enperegrinación a nuestra señora de LePuy y frotó sus ojos con aceite de unalámpara que ardía frente a su estatua.Inmediatamente pudo ver perfecta-mente, incluso los objetos más pe-queños en la Catedral y desde en-tonces no tuvo más problemas consu vista. En 1810, ante la misma es-tatua milagrosa, prometió a la Santí-sima Virgen entregarse por comple-to a Ella, hacer cuanto Ella quisierapor la gloria de Nuestro Señor, por suhonor y por la salvación de las almas.Toda su mente estaba en ser presbí-tero y en dedicarse, mediante la en-trega al ministerio presbiteral, al cum-plimiento de ese triple voto.

En 1812, al renovar la misma pro-mesa hecha a María al pie del mismoaltar, “oyó, no con los oídos corpo-rales, sino con los del corazón, inte-riormente, pero con toda claridad” lassiguientes palabras:

Esto es lo que yo deseo. Así como he imitadosiempre en todo a mi divino Hijo, y lo he seguidohasta el Calvario, permaneciendo en pie ante la cruzhasta que entregó su vida por la salvación de loshombres, igualmente, ahora que estoy en la gloriacon él, le imito en lo que hace en la tierra por laIglesia, de la que soy protectora y como ejércitopoderoso para la defensa y salvación de las almas.Así como en los tiempos de una horrorosa herejía,que iba a trastornar a toda la Iglesia, suscitó a susiervo Ignacio para formar una sociedad que llevara

su nombre, y los que la formaban se llamaronJesuitas, con el objeto de luchar contra el infiernoque se enfurecía contra la Iglesia de su divino Hijo,del mismo modo ahora quiero, y ésa es la voluntadde mi adorable Hijo, que en estos últimos tiempos deimpiedad y de incredulidad haya también unasociedad consagrada a mí, que lleve mi nombre y sellame Sociedad de María y que quienes la componense llamen también Maristas, con el objeto decombatir contra el infierno.

Cuando Courveille escribió a Ma-yet, él estaba recordando una expe-riencia que le había ocurrido hacía yacuarenta años. Esa experiencia habíasido poderosa e inolvidable. Por otrolado, no debemos extrañarnos si loque escribió para Mayet fue algomás bien elaborado en lugar de unsimple recuerdo. Entre tanto, su lec-tura de Santa Teresa le suministró lasexpresiones aptas para describir laexperiencia como algo “oído interior-mente pero con toda claridad.” Algosimilar también puede ser cierto delcontenido y la estructura de lo que“oyó”. En su informe a Mayet encon-tramos el paralelismo entre la Com-pañía de Jesús y la Sociedad de Ma-ría que había impactado a Terraillon.En el relato de este último, sin em-bargo, el paralelo era simbolizado porlos dos altares, a Jesús y a María,lado a lado. El paralelo en lo que es-cribió Courveille en 1852 recuerda el“Pensamiento Piadoso” de Bochard,con su referencia a San Ignacio y losJesuitas en la época de la Reforma ysu convicción de que, en una nuevasituación igual de dramática para laIglesia, Dios suscitaría una nueva So-ciedad. Courveille introdujo una notaadicional. Detrás del paralelismo en-

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tre las dos sociedades se hallaba la“imitación constante” que María ha-cía de Jesús en todo. María estabacon Jesús en el Calvario, cuando diosu vida por la humanidad. Ella estácon Él ahora en la gloria, imitandotodo lo que Él hace en la tierra por suIglesia. Así que, por supuesto, asícomo hay una Sociedad de Jesús,habría una Sociedad de María, cuyahora providencial eran “estos últi-mos tiempos de impiedad e incredu-lidad”.

La escatología está por lo tantopresente, aunque no de manera pro-minente, en el relato que Courveillehace de lo que él “oyó” de María. Laescatología era también un polo deuna expresión misteriosa que JuanClaudio Colin repitió con frecuencia enlos años venideros. Al final de 1837 —más de veinte años después de queColin dejara San Ireneo— Mayet ano-tó las siguientes palabras:

“La Santísima Virgen dijo: ‘yo fui el sostén de laIglesia en su nacimiento; lo seré también al final delos tiempos”.

Repitió estas o similares palabrasvarias veces y en una ocasión agre-gó: ‘estas palabras presidieron los ini-cios de la Sociedad’. Las atribuyómisteriosamente a “un presbítero”, sinduda Juan Claudio Courveille (quien,por aquel tiempo, nunca era nom-brado en la Sociedad que había em-pezado). Estas palabras tantas vecesrepetidas por Colin eran la manera enque recordaba lo que Courveille ha-bía dicho al grupo en San Ireneo so-bre la revelación que había recibido

en Le Puy. Colin había reducido unaalocución más larga y difusa a unamás sencilla, marcada, casi poética ymemorable. En otras palabras, la hatransformado en un “dicho”, una uni-dad de la tradición.

Un elemento importante de la fra-se citada por Colin queda todavía, sinembargo, sin explicación, y es el pa-pel de María en la Iglesia naciente. Esmuy difícil relacionar esto con algúnelemento en el relato de Courveille dela locución de 1812, a menos que su-pongamos que Colin haya entendidoque el Calvario, donde María estuvopresente, era el lugar de nacimientode la Iglesia. Que la Iglesia haya na-cido en el Calvario es en realidad unaidea que se encuentra entre algunosPadres de la Iglesia y Colin podría ha-berlo sabido. Pero él no se refierenunca explícitamente a esta noción.Por otro lado, el papel de María en laIglesia naciente después de la As-censión de Cristo se convirtió en unaimportante fuente de inspiración paraColin en su contemplación de la So-ciedad de María.

2.EL ACTO DE COMPROMISO

El año escolar 1815-1816 llegaba asu fin. Esto puso ante varios de losaspirantes maristas no sólo el objeti-vo de la ordenación presbiteral, sinotambién la posibilidad de una disper-sión, ya que cada uno se iría a su pri-mer nombramiento pastoral. Se alen-taron mutuamente con el pensa-miento que eventualmente se volve-

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rían a reunir y podrían establecer laSociedad de María en Le Puy, dondese había dado la primera idea de laSociedad y donde esperaban serbien recibidos.

El grupo también decidió elaborarun acta de compromiso, que firma-rían, prometiendo a “continuar estaobra con todas sus fuerzas”. No to-dos los que hasta ahora habían per-tenecido al grupo firmaron el docu-mento. Tres abandonaron el pro-yecto en este punto. Lamentable-mente no hay registro de los nom-bres de los firmantes. Se encontra-ban, por supuesto, Courveille mismoy sus primeros reclutas, Déclas, Te-rraillon, Champagnat y Juan ClaudioColin. Colin recordaba que el núme-ro de signatarios era de doce. Aun-que en realidad haya sido fortuito queéste fuera el número final, proba-blemente no escapó a su atenciónque era el número de los Apóstoles:en el futuro él llamaría a menudo laatención sobre las similitudes entrelos inicios de la Sociedad y los de laIglesia.

Existen cuatro ejemplares de estecompromiso. Parecen ser unos “for-mularios en blanco”, sin fecha ni fir-mas, que los nuevos miembros su-puestamente llenarían al unirse algrupo original. El texto está redacta-do en la primera persona del plural,“Nosotros”. Sus autores se identificanformalmente como “Nosotros, abajofirmantes”, lo que indicaría que nues-tro texto es un documento que seríamás bien firmado y no leído en vozalta (para esto se esperaría algo así

como: “Nosotros, aquí reunidos”). Elhecho que está redactado en latín,junto con la utilización de una serie deexpresiones formales y enfáticas,atestigua el deseo de los aspirantesa Maristas de darle el más alto gra-do de solemnidad del que eran ca-paces. Al mismo tiempo, el docu-mento revela, incluso en su insisten-cia, que sus autores no estaban ac-tuando: “a la ligera y como niños”,sino “seriamente, después de haberloreflexionado maduramente y de ha-ber pedido consejo”; revela, tam-bién, que eran todavía jóvenes y po-drían ser acusados de temeridad eimprudencia. Su propia dedicación noera, sin embargo, un voto o incluso —propiamente hablando— un acto deconsagración, sino una declaraciónde intenciones.

El acto comienza “en el nombredel Padre y del Hijo y del Espíritu San-to” y continúa: Omnia ad majorem Deigloriam et Mariae Genetricis DominiJesu honorem. Todo para mayorgloria de Dios y honor de María, Ma-dre de nuestro Señor Jesucristo.Sus autores declaran su “sincera in-tención y la firme voluntad de con-sagrarnos, en cuanto sea oportuno,a instituir la muy piadosa Congrega-ción de los Maristas (la forma origi-nal del nombre)”. El uso del término“Congregación” implicaba que tení-an en mente algo más que una sim-ple asociación o una sociedad dio-cesana. Esta intención fue confirma-da por su promesa de fidelidad aCristo “en el seno de nuestra madre,la Santa Iglesia católica romana, uni-dos con todas nuestras fuerzas a la

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13Justin Taylor, SM

cabeza de la Iglesia, el Romano Pon-tífice, y también a nuestro reveren-dísimo Obispo ordinario”. En lugar deser simplemente una afirmación delPrimado papal, esto probablementeimplica la intención de buscar laaprobación de Roma para la ‘Con-gregación de los Mariistas’, que porlo tanto debía tener una gran esferade acción. Su propia entrega era to-tal e incluso el martirio estaba con-templado. Confiaban en que “bajo elgobierno pacífico y religioso de nues-tro Cristianísimo Rey”, la Sociedadpronto sería fundada. En el contextode 1816, esto expresaba la esperan-za de que la Sociedad pronto fueraestablecida durante el reinado re-cientemente restaurado de Luis XVIII,a quien se le daba el título de “ReyCristianísimo”, título tradicionalmen-te dado a los reyes de Francia. Lasalusiones a la paz y la religión mar-caban un acentuado contraste conlos últimos años de Napoleón, mar-cados por guerras constantes y pormaltratos al Papa. También habíahabido una profecía que les animó aesperar que la Sociedad viera la luzdel día bajo el “Cristianísimo Rey”; fuea menudo mencionada o aludida enlos años siguientes. Los jóvenes noespecificaron ninguna labor apostó-lica o trabajos a los que ellos se de-dicarían pero prometieron que “en-tregaremos, nosotros y todas nues-tras cosas, a la salvación de las al-mas bajo el nombre sublime de la Vir-gen María y con su protección.”Concluyen con una cláusula, sugeri-da tal vez por su protector Cholleton,que dejan todo al mejor juicio de sussuperiores.

3.MÁS ALLÁ DE FOURVIÈRE

El lunes 22 de julio de 1816, fiesta deSanta María Magdalena, en la capillade San Ireneo, Louis-Guillaume Du-bourg, obispo de Nueva Orleans, conletras dimisorias emitidas a nombre delarzobispo de Lyon, el Cardenal Fesch,entonces exiliado en Roma (era el tíode Napoleón), confirió la ordenaciónpresbiteral a cincuenta y dos candi-datos, incluyendo Marcelino Cham-pagnat, Juan Claudio Colin, Jean-Claude Courveille, Étienne Déclas yÉtienne Terraillon. Así llegaban al finalde muchos años de estudio y forma-ción. El hermano mayor de juan Clau-dio Colin, Pedro, presbítero desde1810, se encontraba en San Ireneounos días antes de la ordenación de suhermano, pero ya se había ido el sá-bado 20 de julio, para estar de regre-so en su parroquia para el domingo.

El martes 23 de julio de 1816 vio alos doce aspirantes Maristas en Four-vière (Forum Vetus), el sitio de la ciu-dad romana y pre-romana celta deLugdunum. Aquí estaba una peque-ña capilla que era un antiguo San-tuario de Nuestra Señora, reciente-mente restaurado como lugar de pe-regrinación. Este santuario ha sido es-cenario de numerosos actos de de-dicación por parte de fundadoresreligiosos, misioneros por salir y mu-chas personas más, como atestiguanlas placas y exvotos que cubren susparedes. Hoy se ve opacada por laenorme Basílica construida entre 1872y 1884. En el altar delante de la ve-nerada estatua de la Virgen, solo

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Fourvière, 23 de julio de 181614

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Courveille celebró Misa, los otros re-cién ordenados deseaban celebrar suprimera Misa en sus parroquias. Te-rraillon, quien tenía el mejor conoci-miento de las ceremonias, le ayudó.Todos recibieron la comunión de ma-nos de Courveille. Trajeron consigo elacta de compromiso, que todos ha-bían firmado. (Este documento origi-nal, con sus firmas, desafortunada-mente ha desaparecido). Durante lamisa fue colocado en el altar bajo elcorporal, uniendo así su compromisocon el sacrificio de Cristo. ¿Habrán le-ído el Acto de Consagración despuésde la misa? Pueden haberlo hecho,pero eso no está registrado en los re-latos contemporáneos que describenlo que hicieron.

Luego cada quien siguió su cami-no. Marcelino Champagnat fue nom-brado coadjutor en La Valla, donde,en 1817, reunió a los primeros Her-manos Maristas. Juan Claudio Colinfue nombrado vicario en Cerdon,donde su hermano Pedro había sido

nombrado párroco. Pedro se adhirióal proyecto marista y trajo a Cerdona Jeanne-Marie Chavoin y su prime-ra compañera Marie Jotillon, quienessentaron las bases de las HermanasMaristas. Pronto supieron ellas delproyecto marista más amplio y de lapromesa tan solemnemente reafir-mada en Fourvière. En 1824, a Étien-ne Déclas se le permitió unirse a loshermanos Colin en Cerdon, forman-do así la primera comunidad de losPadres Maristas. Desde Cerdon, JuanClaudio Colin y Déclas comenzaron apredicar las misiones parroquiales. Seformaron grupos de laicas terciarias,de quienes las Hermanas Misionerasde la Sociedad de María tuvieron suorigen en años posteriores.

Así la Sociedad de María con susmúltiples ramas, prevista por los se-minaristas en San Ireneo y objeto desu acta de compromiso consagradaen Fourvière el 23 de julio de 1816,poco a poco iba tomando forma. Eltiempo mostró cuál sería su futuro.

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REFUNDACIÓNLa intuición fundacional de Champagnat y los desafíosde nuestro mundo en cambio

H. Aureliano Brambila

A R T Í C U L O S

1. NATURALEZA DE LA REFUNDACIÓN

Resulta bastante evidente que loque está sucediendo en la vida reli-giosa actualmente es algo de fondo,relacionado directamente con su pro-pia identidad. Es una crisis de senti-do, o mejor, de falta de sentido. Hayinseguridad personal e institucional.

Los que estamos consagradosen el estado religioso hacemos la ex-periencia de una situación incómoda.No debemos esconderla a nosotrosmismos. Hay que verla de frente.Como toda crisis, es una oportunidadde crecimiento.

Varios Institutos y muchos pensa-dores de la vida religiosa ante estacrisis hablan de “refundación”. Tam-bién en nuestra Congregación deHermanos Maristas se está dandoeste fenómeno. La Circular de nues-tro Superior General es una pruebapalpable.

Mencionar la refundación del Ins-tituto dentro de una mentalidad di-

námica del carisma, esto es, consi-derado como un proceso en continuodevenir, no impacta gran cosa. Sinembargo, hacerlo en los medios enque predominase un concepto está-tico y redondeado del carisma co-rrería el riesgo de incrementar eldesasosiego induciendo posturas re-activas que añaden gravedad a la cri-sis de identidad.

Es evidente que no se nos está in-vitando a fundar otro instituto, comoalternativa al de Marcelino, sino a re-fundar el actual. Se trata de llevar aéste hacia una ulterior realización.

Considerado así, el vocablo “re-fundación” es tan bello y exactocomo el de “reevangelización”. JuanPaulo II preconizó una “nueva evan-gelización o reevangelización” paraAmérica Latina. “Nueva por su ardor,por su fervor y por sus métodos”como solía decir él. Decididamente,la refundación del Instituto toma laruta de la reevangelización. No haypues porqué armar toda una cruza-da en su contra. Sería exponerse aluchar contra Dios.

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2.NECESIDAD DE LA REFUNDACIÓN

Parece ser que hay dos concep-ciones de la vida religiosa: la degra-datoria y la evolutiva. La primera re-duce la influencia del Espíritu en elsolo momento inicial, fundacional. Lasegunda hace de la historia del Insti-tuto un caminar animado y presididopor el Espíritu, sobre la ruta iniciadapor el Fundador. Toda la reflexión sub-siguiente, dependerá de la preferen-cia otorgada a una de esas dos con-cepciones. Abiertamente, preferimosla segunda.

La fundación de un instituto es unproceso. Marcelino murió “fundando”el instituto. En realidad el hecho fun-dacional no debería detenerse nunca.Además, el fundador no tenía todoslos esquemas mentales que le per-mitieran un desarrollo exhaustivo delcarisma recibido. Era un hombre su-jeto al tiempo y al espacio.

La expansión del Instituto resultaalgo semejante a la narración del cre-cimiento de la Iglesia en los Hechos delos Apóstoles. Las dificultades pre-sentadas por las diversas mentalida-des plantearon sin duda el dilema a losHermanos de cada época: ¿Mante-nerlo todo rígidamente (confundiendolo esencial con lo contextual), o iradaptando las cosas según las diver-sas culturas? Como en la Iglesia,también en el Instituto se dio la pre-sencia del Espíritu. Y se fue produ-ciendo esa maravillosa unidad en la di-versidad.

En realidad cada capitulo generales una refundación, pues su finalidades permitir que siga vigente el carisma.Sin embargo, en estos últimos años,las fracturas en la cultura han sido detal magnitud que las adaptaciones nor-males se muestran insuficientes.

En nuestra vida institucional hemosde evitar nostalgias paralizantes, fi-jismos atenazadores. Si el pasado seapoderase de tal manera de nuestramente que no nos diera oportunidadde avanzar en la historia, destruiría supropia fecundidad y traicionaría supropia finalidad.

3.UN INSTRUMENTOSEGURO: EL PATRIMONIOESPIRITUAL MARISTA

El patrimonio puede servirnos deguía. Tenemos lo nuestro: “lo marista”.Hemos de saber explotar al máximonuestro patrimonio espiritual. Es pre-ciso filosofar, a la luz de los orígenesy de la sana tradición de nuestro Ins-tituto, sobre temas como la oración,los pobres, la pedagogía, la cateque-sis, la comunidad, los superiores.

Una lectura simplista y acrítica dela Biblia produjo el Fundamentalismo.Esta es una postura típicamente su-perficial y pragmática. Quedarse conla cáscara y tirar la fruta. ¿No pasa-rá algo semejante en nuestras relec-turas de los orígenes maristas? Setrata de redescubrir a Champagnat,pues hemos de traducirlo, no sim-plemente repetirlo.

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“El Padre Champagnat encarna un celo evangélicoque acierta a dar respuestas adecuadas a problemasconcretos.” (Constituciones 81)

Necesitamos conocer cuáles fueronesas respuestas y cuáles fueron esosproblemas concretos. No podemosabsolutizar el actuar de Marcelino. Ensus decisiones sobre asuntos concre-tos buena parte tuvieron que ver ele-mentos meramente coyunturales. Hayque saber encontrar sus aspiracionesy deseos profundos y constantes.

El Espíritu Santo es el autor de lavida consagrada. Los fundadores hansido un lugar preferencial y original(aunque no originante) del carisma. Nose puede pues pretender reducir el es-tudio del carisma al solo estudio de lapersona del Fundador y de los prime-ros discípulos de Marcelino. Las ge-neraciones sucesivas de Hermanosgozan de un carisma que las capaci-ta para el justo discernimiento de lo au-téntico en el Instituto. Esto con el fin dedar fiel cauce a la acción del Espíritu. Deotra manera sería imposible la labor dela Institución. El carisma habría sido mo-nopolio, o al menos, exclusivo delFundador y, por lo tanto, habría muer-to con él. La supervivencia institucionalestaría basada en la sola capacidad dememoria histórica del grupo.

“Superiores o no, todos somos depositarios delcarisma del Fundador. Por ello debemos ejercer lamediación de manera recíproca, según los donesrecibidos y la función de cada uno.” (Cons040, 03)

Marcelino estaba convencido deque Dios quería su Obra. ¿Lo esta-remos también nosotros? Tanto

cuestionamiento ad extra y ad intra¿nos ha hecho daño? La duda se hainstalado en nuestras plazas.

El Espíritu regaló a la Iglesia el ca-risma de nuestro Instituto. Esta es labase de nuestro amor a la obra deMarcelino. Nuestra fidelidad al Insti-tuto es precisamente nuestra mane-ra de ser fieles a Dios.

4.LOS COMPONENTESDE LA INTUICIÓNFUNDACIONAL DE CHAMPAGNAT

La angustia del joven Vicario de Lavalla era semejante a la del jovenMontagne, era una angustia com-partida. Detrás del grito de ese mu-chacho, Marcelino percibía el grito in-menso de la juventud abandonada entodo el mundo. Apenas llegado a suparroquia se puso a trabajar de in-mediato. Era preciso responder aese grito sin importar el precio. Larespuesta que dio Marcelino Cham-pagnat a la juventud que pide auxilio,somos los Hermanitos de María.

Marcelino se dio cuenta desdemuy chico de la mirada amorosacon que Jesús envolvía a los niños ya los jóvenes. Y quiso materializarlamediante los Hermanos que fundó.

“Movido por el Espíritu Santo, Marcelino Champagnatquedó cautivado por el amor de Jesús y María a él ya los demás. Esta experiencia, unida a su apertura alos acontecimientos y personas, se convierte enfuente de su espiritualidad y celo apostólico, y lo

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hace sensible a las necesidades de su tiempo, sobretodo a la ignorancia religiosa y a las situaciones depobreza de la niñez y juventud”. (Cons002, 01)

Todas las líneas de fuerza en lavida de Marcelino tienden hacia unsolo objetivo: la fundación de un Ins-tituto que atienda a los niños y jóve-nes que las demás instituciones ecle-siales no atienden.

Si eran catequistas y maestros losque hacían falta, ¿por qué Marcelinofundó una Congregación religiosa?Seguramente porque necesitaba ca-tequistas-maestros en tercera di-mensión. Esto es, testigos vivos de lapresencia de Dios, orantes que de-dicaran toda su oración por los niñosy jóvenes, y signos de lo porvenir.

Los primeros Hermanos eran delpueblo y para el pueblo. Además, vi-vían como la gente del pueblo. Y todocon gran naturalidad, sin desplantesproféticos, y menos aún demagógi-cos. Esa fue una de las claves de suéxito.

Una de las características de lapersonalidad de Marcelino es suequilibrio: ¡Qué bien se sitúa ante larealidad!

Muy pronto Marcelino y los pri-meros Hermanos se dieron cuenta deque no debían restringir su ofertaeducativa a sólo un grupo determi-nado de niños: pobres y campesinos.Era mucho lo que ofrecían para privarde ello a los demás niños. De ahí pro-viene la preferencia de unos, sin la ex-clusión de otros.

5.DESAFÍOS YELEMENTOS A TOMAREN CUENTA, CARA A LA REFUNDACIÓN

Hemos de estar alertas al miedo ala crítica y a un enfermizo auto-aná-lisis inacabable y reiterativo. ¡Quéequivocado sería el pretender asfal-tar los jardines y huertos durante el in-vierno por su improductividad! ¿Noserá algo semejante intentar aban-donar un apostolado, por ejemplo eleducativo-escolar, alegando su bajao nula rentabilidad?

El Espíritu Santo no nos ha dejadosolos. Debemos y podemos seguirrespondiendo según nuestro carismaal mundo y a la Iglesia de hoy. Hemosde creer en la fuerza del poder de Dios.

¿Si Marcelino estuviera de nuevo fí-sicamente entre nosotros qué haría?Pues eso mismo es lo que debemoshacer nosotros.

”Hermanos Maristas, animados de un celo semejanteal suyo, continuamos el carisma del Fundadorrespondiendo a las expectativas y necesidades de los jóvenes de hoy”. (Cons081,03)

Dada la riqueza de la figura de Ma-ría, la dimensión mariana de nuestrocarisma es una invitación más aldesarrollo de una sana antropología.

Transparencia en la forma de vida:habituarnos a la comunicación devida en nuestra comunidad. Hombresque se van dejando tocar por el mis-terio de Dios. Atentos al paso del Es-píritu en sus vidas.

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¿Qué grado y qué forma de se-paración del mundo y de su culturaconviene que tenga un religioso edu-cador para que pueda educar real-mente? ¿No sería mejor insistir en suinserción que en su separación?

La nota de laicidad en nuestra vo-cación es sustancial, no adjetival.Nuestro ser religioso, como Herma-no, es completo en cuanto tipo devida evangélica. Arranca del bautismoy la confirmación. Produce y expresala santidad original de nuestro sercristiano. Es decir, representa el de -sarrollo programático de la “perte-nencia a Dios”. Hace, pues, radical-mente cierto el “tuyo soy” pronun-ciado en el bautismo.

En nuestro quehacer apostólico,en nuestra vida de comunidad, ennuestra relación con el mundo debe-ría aparecer cada vez más nítidanuestra condición de memoria de lotranscendente.

6.ALGUNOS NUEVOSPARÁMETROSPARTICULARMENTEINSISTENTES

Un cambio en la mentalidad acer-ca del seglar: el papel protagónico delos seglares de cara a la misión y a laespiritualidad marista. Un cambio deactitud para con y de la mujer. La cre-ciente interrelación al interior de la So-ciedad de María: Hermanos, Padres,Hermanas y Seglares, además de lacomunidad de vida e ideales en losorígenes.

Una comunidad de Hermanos: lu-gar de encuentro y vida de personasde todo tipo de edad, cultura, lengua,mentalidad, nacionalidad, raza,...Siel amor en ella es auténtico y visible,nuestra comunidad puede resultar al-tamente interesante para un mundocomo el de hoy, tan fracturado pre-cisamente a causa de esas mismasdiferencias.

¿No estará en la base de casi to-dos los problemas actuales de lasociedad la carencia más absoluta desentimientos de compasión y bene-volencia, esto es, de fraternidad?Hermano Marista debería escribirsecon “h” minúscula porque indicaigualdad, cercanía, interés, solicitud,cariño, acompañamiento, participa-ción. No es un título ante el cual hayaque anteponer un sonoro y solemne“Reverendo”.

¿No es el Hermano una especiede compañero de ruta de todo hom-bre? Sí, compañero, sin más que supropia experiencia de Dios que deseafraternalmente compartir. Es impres-cindible que siga existiendo la vida re-ligiosa laical masculina. Es todo unprofetismo del valor del bautismo. Nopuede ser sacrificada por razonespragmáticas.

La pobreza material no se pre-senta sola. Siempre la acompañatodo un cortejo de miserias que ha-cen del pobre social un necesitado to-tal. La paz empieza mucho antes dela existencia de un “tratado”. Este noes sino el punto final de una actitudsostenida de benevolencia en todo y

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con todos. A Marcelino le resultaparticularmente subyugante la figurade Jesucristo que se compadece delas miserias de los poquita cosa, delos afligidos, de los puestos de lado,de los niños, de los que cuentanpoco... Con este espíritu, fundó el Ins-tituto para educar cristianamente a losniños y jóvenes, en especial a los másdesatendidos”. (Cons002, 03)

La escuela católica en relación conla pública no se rige por el principio desuplencia, sino de alternatividad. Siesto es verdadero, hay que saberasumir las consecuencias. La alter-natividad obliga a la escuela católicaa poseer ciertas cualidades ineludi-bles: competencia, organización...La escuela marista debe ser bien lle-vada, como escuela. Ha de sobresalirpor la calidad de sus estudios, disci-plina, deportes... El evangelio no esalgo aparte: supone y fomenta el ver-dadero humanismo. Habría que darun no rotundo a cualquier tipo de me-diocridad que quisiera instalarse ennuestra escuela so pretexto de privi-legiar los “valores evangélicos”.

La espiritualidad apostólica es unamanera determinada de enfocar la to-talidad de la vida. Hacer experiencia deDios en lo cotidiano. El mundo es el lu-gar de la adoración de Dios. El Señoremerge en la misma densidad de lascosas, personas y acontecimientos, yes ahí donde el que vive la espirituali-dad apostólica siente que Dios quiereser escuchado, servido y amado. Elmundo, la historia, el apostolado, noson obstáculos para el encuentro conÉl, sino una mediación obligada.

7. VUELTA A LO BÁSICO

La refundación es un problema deespiritualidad, no de meras reformasestructurales, aunque éstas seantambién necesarias. El fundamentoúltimo de nuestro proyecto de vida esla fe radical que sustenta un segui-miento radical de Jesucristo. Ir a lasfuentes: Cristo es la fuente de todasantidad. Semejantes al fundador enespiritualidad, santidad, apasiona-miento. Vivimos juntos mirando haciala misma dirección: Cristo.

¿No habremos sido los Hermanoscomidos por la obra? ¿No tenía la co-munidad derecho y necesidad a unrespiro de interioridad, hecho de in-timidad grupal y de acercamiento aDios? ¿O se puede honestamente es-tar siempre en el surco de la actividadapostólica?

Todos me llaman “hermano”. Soyagente de la civilización del amor. Estamisión resulta atractiva a la juventudde nuestros días. Nuestras comuni-dades están llamadas a ser núcleosde fraternidad cristiana. La experien-cia fraternal es característica entrenosotros. “Todos ustedes son her-manos”. Se trata de vivir a fondo, y vi-siblemente, esta realidad evangélica.

Nuestro celibato genera relacionesfraternas no basadas en la carne y enla sangre, permitiéndonos vivir ente-ramente para Dios y para los demás.Desde esta vivencia nos constituimosen “tejedores de fraternidad.”

Se trata de ir a decir a todos lo que

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son: seres hechos a imagen y se-mejanza de Dios, destinados a vivircon Dios...

“¡Son ustedes más grandes de lo que se imaginan!”...

Seguimos a Jesús, al estilo de Ma-ría, desde el carisma otorgado aMarcelino Champagnat.

“El amor derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo nos hace compartir el carismade Marcelino Champagnat e impulsa todas nuestras energías hacia este único fin: SEGUIR A CRISTO, COMO MARIA, en su vida de amor al Padre y a los hombres.Intentamos alcanzar este ideal en comunidad.”(Cons003, 01)

8. EPÍLOGO

¿Estamos en la época de los his-toriadores o de los místicos? ¿Quiénde ellos efectuará la reforma (la re-fundación) de la vida religiosa, tan ne-cesaria? ¿Será cuestión de metodo-logía histórica, o de mayor fidelidad alEspíritu? En otras palabras, ¿necesi-tamos ante todo arqueólogos que es-cudriñen las trazas del ayer, o de-tectores supersensibles del soplo delEspíritu en el ayer y en el hoy? Todareforma o renovación religiosa no essimple regreso al pasado. Es másbien una actualización de la intuiciónoriginal según las exigencias del Es-píritu, dentro del contexto histórico dela Institución.

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I - INTRODUCCIÓN

Comienzo a escribir estas líneas enla paz de unos días de retiro en Cen-troamérica. He podido contemplarlos volcanes de El Salvador y Guate-mala. Majestuosos, apuntando al cie-lo. Comparto esta hermosa visióncon laicos, laicas y hermanos, que par-ticipan en los ejercicios. En el silenciodel retiro recorro rostros, lugares, ex-periencias… de estos más de tresaños en el Secretariado de laicos.

En este marco escribo estas pá-ginas. Los volcanes me recuerdan alhijo del jefe indio, el que subió a lamontaña y trajo a su padre la visión deun futuro mejor para su tribu. Los lai-

cos y hermanos con los que estoycompartiendo estos días me traen ala memoria los hermosos caminos decomunión que se han iniciado en al-gunas provincias del Instituto. El si-lencio del retiro me habla de Dios, elDios que mueve e impulsa a salir. Lapaz de estos días me ayuda a retomarlo vivido en el Secretariado, con tro-zos de esperanza y vitalidad, de bús-queda y discernimiento, de incerti-dumbres y de muchas preguntas. Loque expreso nace de este contexto.

El mañana tendrá tus ojos, nos de-cía el H. Emíli2. Nuestra mirada señalahorizontes. El futuro tendrá nuestrosojos3. El futuro lo construimos nos-otros, junto al Señor.

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EL FUTURO TENDRÁ NUESTROS OJOS

H. Javier Espinosa

A R T Í C U L O S

1 Turú, Emili Encuentro de la Conferencia interamericana de provinciales, Luján, Argentina, 2011.2 Turú, Emili idem.3 La Conferencia de religiosos de Francia reunida en Lourdes, en el 2012, expresaba: “Las Congre-

gaciones religiosas deben inventar su futuro”. José Rodríguez Carballo decía: “Soñad, Hermanos, una vidareligiosa franciscana diversa.”(Cf Avere gli occhi rivolti al futuro, en Rev. Testimoni, 13, 2012, p. 27). Meanima lo que manifiesta José María Vigil: “Si la VR tuviese visión de futuro, invertiría sus principales ener-gías y sus mejores recursos humanos en reinventar su futuro” (Cf. Llamado a la vida religiosa mundial,en ADITAL, enero 2014)

“En este momento actual, ¿seremos capaces de pensar más allá de losesquemas habituales? Estamos invitados a desinstalarnos, a pensar fuerade los esquemas conocidos” (H. Emíli Turú)1.

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II - FOCO DE LA REFLEXIÓN

Estas páginas suponen un intentode profundizar el segundo horizontedel XXI Capítulo General con una mi-rada de futuro. La llamada funda-mental del Capítulo contempla la ur-gencia de “una nueva relación entrehermanos, laicas y laicos, basada enla comunión, buscando juntos unamayor vitalidad del carisma en elmundo de hoy”. Forma parte delsueño que Dios tiene para los maris-tas hermanos y laicos, y para nues-tro Instituto4. Sueño que invita alcambio, y que en expresión del Ca-pítulo, supone un “itinerario de con-versión tanto personal como institu-cional”.

1. Piezas para un rompecabezas

El mensaje capitular tiene afirma-ciones determinantes que buscanexplicitar el segundo horizonte del XXICapítulo. Son como piezas del rom-pecabezas del futuro marista, al cualquisiera hacer una aproximación enestas páginas.

He aquí algunas de las afirmaciones:

1. “Nos sentimos impulsados porDios a salir hacia una nueva tierra,que favorezca el nacimiento deuna nueva época para el carismamarista”5.

2. “Contemplamos nuestro futuromarista como una comunión depersonas en el carisma de Cham-pagnat, donde nuestras vocacio-nes específicas se enriqueceránmutuamente”6.

3. “Una vida consagrada nueva, arrai-gada firmemente en el Evangelio,que promueva un nuevo modo deser hermano”7.

4. “Propiciar nuevos estilos de co-munidad”8.

5. “Trabajar activamente con otraspersonas que se sientan atraídashacia nuestro carisma para explo-rar nuevos caminos, a través de loscuales sus vocaciones puedan serreconocidas y alentadas en la vidade la Iglesia”9.

6. “Favorecer el desarrollo de co-munidades locales de hermanos ylaicos, en las que se comparta lavida, espiritualidad y misión ma-ristas”10.

24 El futuro tendrá nuestros ojos

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4 Cf. Hermanos Maristas, Documento del XXI Capítulo General, Roma, 2009, p. 155 Hermanos Maristas, idem p. 266 Idem, p.367 Idem, p.278 Idem, p.34.9 Idem, p.37.10 Idem, p.37.

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2. Convicciones que están de fondo

El segundo horizonte del XXI Ca-pítulo General con las afirmacionesprecedentes viene sustentado enhondas convicciones, entre las quedestaco:

A. Desde la iglesia-comuniónsomos complementarios

Todos los estados de vida están alservicio del crecimiento de la Iglesia;son modalidades que se unifican pro-fundamente en el “misterio de comu-nión” de la Iglesia y que se coordinandinámicamente en su única misión11.

Todos nacemos a la fe y entramosen la Iglesia como laicos, es decir,como miembros del pueblo cristiano,y en ese marco común somos lla-mados a vivir determinadas caracte-rísticas que pertenecen al patrimoniodel pueblo de Dios, igual que a servira la misma misión desde vocacionesdiversas. Tenemos un suelo común yeste suelo común nos sostiene a to-dos. La única misión de la Iglesia escompartida por todos. Todos conigual dignidad, que sólo la da el Bau-tismo. Todos llamados igualmente a

la santidad. Todos protagonistas, or-denados unos a otros, sin que ello su-ponga preeminencia de nadie. Mu-tuamente nos convertimos en signospara los demás.

Ni la radicalidad evangélica ni laexageración profética resultan asímonopolio de la vida religiosa. En elestado laical se encuentran personasque viven en su quehacer cotidianoesta radicalidad12. La Asamblea deMendes afirmó que “como maristassomos llamados a centrar apasiona-damente nuestras vidas en Jesu-cristo, desarrollando una espirituali-dad de seguimiento”. Todas las per-sonas cristianas estamos llamados ala radicalidad del seguimiento de Je-sús. Es así como la fecundidad delproyecto de Dios para el mundo, asícomo la plenitud del evangelio y delcarisma marista no se consigue ensolitario, sino en la complementacióny en la comunión.

B. Nuestro carisma es compartido por laicos y hermanos

El carisma marista es don de Diospara la Iglesia. Hay personas llamadasa vivir laicalmente el carisma y estas

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11 Cf. Christifideles Laici, 55, donde también leemos: “En la Iglesia-Comunión los estados de vida es-tán son modalidades a la vez diversas y complementarias, de modo que cada una de ellas tiene su ori-ginal e inconfundible fisonomía, y al mismo tiempo cada una de ellas está en relación con las otras y a suservicio”. Cf. Saenz de Ugarte, Genaro, FSC, “Mutuas relaciones”entre religiosos y seglares. Revista Tes-timonio, Chile.

12 Cf. Arnaiz, José María, La vida religiosa al interior de una familia espiritual, Rev. Vida Nueva, 1996.Y Antonio Botana así lo expresará: “Cada uno, desde su vocación, se convierte en signo para todos losdemás; donde todos están llamados igualmente a la santidad, y donde la llamada a la radicalidad evan-gélica se presenta como característica bautismal que se puede vivir en una diversidad de vocaciones cris-tianas”. (cf Familias carismáticas e Iglesia-comunión, artículo policopiado).

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13 Los Laicos de Venezuela afirman: “Hijos de Marcelino Champagnat, comprometidos en el segui-miento de Jesús al estilo de María, nos sentimos llamados por Dios a construir un mundo mejor; nos he-mos convencido que ser Laicos Maristas es una vocación y, por lo tanto, un regalo de Dios”. (cf. Comu-nicado del laicado marista de Venezuela, Los Teques, 2009, policopiado).

14 Cf. Saenz de Ugarte, Genaro FSC, “Mutuas relaciones”entre religiosos y seglares”. Revista Testi-monio, Chile.

15 “El carisma de un Instituto religioso se desarrolla y se multiplica de una manera especial cuandose vive en la condición de religioso y también en la de laico”, (cfr. Arnaiz, José María. Con ellos y con ellas.La vida religiosa al interior de una familia espiritual. Revista Testimonio, Chile).

16 Howard, Charles, Movimiento Champagnat de la Familia Marista, Roma 1991, p.401. “La espiritua-lidad tendrá que construirse desde la complementariedad, reconociendo la pluralidad de identidades, quees la que permite ahondar en la propia, en contraste con la de los otros”, dirá Estrada, Juan Antonio enReligiosos en una sociedad secularizada, Ed. Trotta, Madrid, 2008, p.103.

17 Según Arbués, Benito, “se trata de de una relación recíproca de amistad, confianza, ayuda, inter-pelación, con un nuevo sentido de Iglesia, donde se den la complementariedad de las vocaciones, la co-munión y la participación” (VI Conferencia General, Roma, 1997).

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personas se convierten en auténticariqueza para el desarrollo de la misióny la espiritualidad maristas13.

“Debemos liberar”, dirá el H. Ge-naro a los mismos fundadores. Du-rante mucho tiempo los hemos podi-do considerar como propiedad exclu-siva de la vida religiosa, perdiendo devista su dimensión eclesial. Los fun-dadores son un don para la Iglesia en-tera. No son propiedad de la vida re-ligiosa, si bien los religiosos son sus pri-meros hijos, en el tiempo. Hoy reco-nocemos la paternidad creativa y ge-nerosa de nuestros Fundadores. Y en-tendemos que desbordan el marco delos Institutos que ellos fundaron14.

El carisma marista pertenece así ala globalidad de la comunidad eclesial,y por lo mismo, lo compartimos her-manos, laicas y laicos. Más, enten-demos que nuestro carisma expresatoda su plenitud cuando es vivido pre-cisamente por las diferentes comu-nidades, grupos o asociaciones ma-ristas. Es un don que va más allá dela vida de los Hermanos15.

C. Cada vocación se reconocemás a sí misma en el encuentro con el otro

El camino compartido de hermanosy laicos ayuda a clarificar mejor la iden-tidad laical marista y la identidad del re-ligioso hermano. La identidad específi-ca se enriquece con la comunión, nodisminuye ni desaparece. La comuniónfavorece la compresión de la especifi-cidad y de la belleza de cada uno de losestados de vida. Esta fue intuición del H.Charles Howard cuando nos decía que“el compartir con los laicos espiritual-mente nos ha de revelar nuevas pro-fundidades de nuestra vocación dehermanos”16.

El hecho de que los laicos compar-tan el carisma marista, manifiesta lasposibilidades nuevas de este don. Lasnuevas concreciones del carisma quepromueven los laicos produce que loshermanos se abran a la comunión conotras formas fundamentales de vida ydescubran aún más la riqueza del pro-pio don carismático. Los maristas laicosaportan una forma nueva de vivir el ca-risma marista desde el ámbito secular17,

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18 Cf. EMM 26. Y en EMM 79: “No sólo hay lugar para unos y otros en la mesa, sino que nos nece-sitamos mutuamente al lado”.

19 EMM 14520 Cf. Estrada, Juan Antonio. Religiosos en una sociedad secularizada. Por un cambio de modelo. Ed.

Trotta, Madrid, 2008, p.116.21 Cf. Turú, Emili, Mensaje en video para los Encuentros regionales de comisiones laicales, 2012, que

también dirá: “ El compartir el carisma ofrece a la vida consagrada marista una nueva posibilidad: la demanifestar cómo establecer un auténtico diálogo de vida y amistad, entre iguales, con aquellas mujeresy hombres laicos que quieran compartir con nosotros el carisma”.

22 Cf. Arnaiz, José María, Con ellos y con ellas, Rev. Testimonio, Chile.23 Cf. Estrada, Juan Antonio, idem. p.103.

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y es así como la nueva relación permi-te fortalecer nuestra identidad especí-fica y enriquecerla desde la comple-mentariedad vocacional. Laicos y her-manos profundizamos en nuestras vo-caciones específicas a medida quenos encontramos unos con otros18.

D. Debemos repensar nuestro modelo institucional

Esta convicción viene expuestamuy claramente en En torno a la mis-ma mesa (EMM): “La experiencia decompartir el carisma nos lleva a re-pensar el modelo institucional quehasta ahora ha encarnado el carismamarista en la Iglesia. La realidad pa-rece indicar que no sólo necesitamosensanchar la tienda del Instituto, sinoconstruir juntos una tienda nuevadonde todos, laicos y hermanos, en-contremos nuestro lugar”19. Suponede inicio una nueva mentalidad en loshermanos: romper miedos, salir deesquemas paternalistas, dejar delado actitudes autosuficientes, confiaren los laicos, no considerarlos comoinvitados de piedra, superar seguri-dades y rutinas, desarrollar el diálogoy el respeto, aceptar una integraciónmás igualitaria con ellos, buscar unmarco jurídico y de gobierno.

Este nuevo modelo pasa por loslaicos y laicas maristas. Ellos y ellashacen posible nuevas formas de en-tender y vivir el carisma. Su presen-cia incide en el discernimiento de losservicios apostólicos, en nuevos len-guajes religiosos, en paradigmasnuevos para nuestra espiritualidad, enuna mejor traducción de la fraternidadmarista para nuestro mundo. El futu-ro de las congregaciones, dirá Es-trada, se juega en buena parte en sucapacidad de incorporar a los laicosa sus instituciones y de dejarse fe-cundar por sus experiencias20.

Repensar el modelo institucionalimplica estar dispuestos a modificarnuestras formas de vivir, de orar, deactuar21, a cambiar y clarificar lacomprensión teológica de la vocaciónreligiosa y de la vocación laical22 y aestar abiertos a nuevas formas devida religiosa, haciendo de los laicosprotagonistas de estos cambios23.

A lo largo de las siguientes pági-nas quisiera ahondar en algunas deestas convicciones que devienen re-ferentes de la aproximación a una mi-rada de futuro para nuestro carismamarista.

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3. Imaginando el futuro

La Teoría apreciativa24 promueveel descubrir lo mejor que existe e ima-ginar lo que puede llegar a ser, parafinalmente, construir lo que debería

ser. Desde una mirada a ciertas ex-periencias que se viven en el Institu-to y queriendo imaginar lo que pue-de llegar a ser esa nueva épocapara el carisma marista, éste sería miintento de mapa conceptual.

28 El futuro tendrá nuestros ojos

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24 Cf. Varona, Federico, Ph. D. en “Todavía es posible soñar”. Teoría apreciativa y comunicación em-presarial, San José, California, Septiembre 2003 (manuscrito).

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En este mapa haría los siguientessubrayados:

1. La nueva relación está basada en lacomunión. La comunión nace delmismo seguimiento a Jesús y del

mismo carisma que recibimos y pro-movemos todos, hermanos y laicos.

2. En la comunión nuestras vocacio-nes específicas se complementany se enriquecen.

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3. El camino de complementariedadvocacional orienta a la búsquedade un nuevo modo de ser her-mano, según expresa la llamadafundamental del Capítulo.

4. La vocación laical aparece confuerza nueva, reafirmando la lla-mada que Dios hace a laicos y lai-cas en el seguimiento radical deJesús con el espíritu marista.

5. El centro del proyecto marista nolo ocupan los hermanos, ni el Ins-tituto, ni las obras. Es en torno alcarisma, como forma peculiar devivir el evangelio, que gira nuestroser y nuestro hacer.

6. El carisma marista comprendetres dimensiones fundamentales:la misión, la vida compartida y laespiritualidad.

7. El camino de comunión se ali-menta con procesos comunesde formación, con experienciascomunitarias integradoras, conproyectos compartidos de mi-sión.

8. El proceso vocacional laical esproceso de fe que termina enexpresiones reconocidas de per-tenencia y vinculación al carismay a un grupo. Por lo tanto, laicosmaristas no son todos los laicosque se relacionan con nuestroscentros.

9. Los centros educativos como me-diación de la misión marista semantienen con estructuras nuevasde gestión que desarrollan la co-rresponsabilidad, y en donde loshermanos no aparecen como due-ños y jefes.

10. La fuerza de la misión de los her-manos y de algunos laicos ya noestá en la dirección y administraciónde las obras, sino en su presenciatestimonial, memoria del carisma ydel evangelio entre los niños y jóve-nes, así como entre los educadores.

11. El proceso de nueva relación, ba-sada en la comunión, lleva a la bús-queda de una nueva estructura ins-titucional, donde se promueva elmayor protagonismo y autonomíalaical en profunda comunión con elnuevo modo de ser hermano.

III - BÚSQUEDA YEXPLORACIÓN ENNUESTRO INSTITUTO

Existen experiencias en el Institu-to, promovidas por laicos y hermanos,que manifiestan una mirada espe-ranzada y de futuro, como queriendotocar el sueño de Dios para nuestra fa-milia religiosa. La actitud de búsque-da y exploración que suponen estasexperiencias de comunión intentanresponder a ese sueño de Dios25. To-das estas experiencias son expresión

30 El futuro tendrá nuestros ojos

25 “Queremos ser continuadores de su sueño” expresará el Documento del XXI Capítulo General, p.15.Roma, 2009. Hermosa la expresión del jesuita José Antonio García: “Dios nos quiere como somos, peronos sueña distintos”.

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de la presencia progresiva de laicosy laicas en el Instituto, que han ido de-limitando perfiles nuevos en la formade percibirse los hermanos y en lamanera de relacionarse con la voca-ción laical26.

1. El proceso vivido en el Instituto

1.1. Laicos como colaboradoresReferencia: antes de Vaticano II (1962)

Los laicos (no había casi presen-cia de laicas) compartían el trabajoeducativo sin mucha relación con lamisión evangelizadora. Eran invitadosa contribuir a la actividad educativa,de acuerdo a los fines del Instituto.Ofrecían su trabajo, pero la respon-sabilidad última recaía en los herma-nos. Los laicos aparecían como co-laboradores necesarios.

Son tiempos de mucha heroicidady audacia en los Hermanos; grandesenergías invertidas, esfuerzos ím-probos por asentar las obras. El deseo de hacer crecer las obras ibaunido a un cierto aislamiento de losprocesos sociales y políticos. El tipode presencia laical en los centros noinfluía mayormente en los estilos devida religiosa, marcados todavíapor la autosuficiencia apostólica.La dimensión pastoral estaba enmanos de los hermanos. El carismaaparecía como propiedad de loshermanos.

1.2. Sentido de “Familia marista”Referencia: XVII Capítulo General (1976)

Es en el XVII Capítulo Generalcuando aparece una propuesta en laque se habla de “la Gran FamiliaMarista, concebida como comunidadde personas que comparten un mis-mo ideal, idéntica espiritualidad eigual manera de obrar maristas en lalínea del Bto. Champagnat”.

A los miembros de la Familia Ma-rista se les hace partícipes del espí-ritu marista. En este medio, que co-rresponde a la época posconciliar, elhermano se siente más en medio delmundo, dialoga con la realidad. Lavida religiosa se hace más humana ymás evangélica a la vez. Se promue-ven numerosos frentes, tales como laencarnación, la opción por los pobres,la inserción, el compromiso a favor dela justicia y la paz, la defensa de losderechos humanos, la causa de lamujer, la ecología y otros. De variadasformas va apareciendo este nuevoperfil religioso entre los Hermanos.

1.3. Misión compartidaReferencia: Documento Misión Educativa Marista (1993)En esta época la misión marista

viene compartida con los laicos. Her-manos y laicos se sienten llamadospor Dios a una misión. Hay corres-ponsabilidad en la animación de lasobras educativas.

Por estos años se habla de Co-munidad Educativa donde todos son

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26 Cf. el documento del Secretariado de laicos: “La apertura creciente a los laicos y el proceso decomprensión del nuevo modo de ser hermano”, en edición fotocopiada, Roma 2012.

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actores del proceso evangelizador delcolegio. Hermanos, profesores, em-pleados, todos se convierten en trans-misores de valores y contribuyen al am-biente evangelizador. La acción edu-cativa no es sólo tema de mensaje ver-bal, sino que pasa por el testimonio. Eldocumento Misión Educativa Marista27

ofrece los perfiles de este período.

Este momento señalado por unaapertura significativa a la presencialaical en los procesos evangelizado-res y en dinámicas que hacen rela-ción con el carisma marista, va con-formando una forma de ser hermanomás en comunión con la Iglesia, quepotencia el suelo común del evange-lio, y que invita a determinar mejor loespecífico de la vocación de herma-no. Los laicos, como compañeros decamino, ayudan a perfilar nuevas for-mas de vida consagrada.

1.4. Ensanchar el espacio de la tienda

Referencia: XX Capítulo General (2001)Para el Capítulo esta expresión

está significando la riqueza de cami-nar juntos hermanos y laicos. “Por ellonos sentimos llamados a profundizaren nuestra identidad específica dehermanos y de laicos”, dirá el Capí-tulo28. En la tienda alargada el Insti-tuto no se autoerige en la primera ins-tancia de gobierno y de liderazgo. Se

da lugar a una responsabilidad y a unliderazgo compartidos. Se tiene lacerteza de que nuestras vocacionesse iluminan mutuamente y se enri-quecen al relacionarnos con los de-más. Al mismo tiempo se favorece lacomprensión y la belleza de cada unade las vocaciones29. Nos inspiramosunos a otros para crecer en fidelidadal carisma, descubriendo nuevos as-pectos en su riqueza espiritual y en sudinamismo para el apostolado30.

Va apareciendo un modelo devida religiosa que pretende enrai-zarse más en el Evangelio y susten-tar un seguimiento verdaderamenteradical de Jesús. Se tiene muy claroque el amor al prójimo es primero quecualquier compromiso institucional odeber piadoso. Se procura armonizarreligión y felicidad, evangelio y bien-aventuranza, seguimiento radical yautorrealización personal.

1.5. Nueva tienda Referencia: en torno al XXI Capítulo General (2009)

Aquí se habla de que el problemasustancial no es que la tienda sea de-masiado pequeña, sino que no se tienela tienda adecuada. Quizás todos juntosnecesitamos diseñar una tienda nueva,o tal vez varias, una al lado de la otra31.La nueva tienda estaría señalando lanueva comprensión tanto de la vocaciónlaical como de la vocación de hermano.

32 El futuro tendrá nuestros ojos

27 Hermanos Maristas, Misión educativa Marista. Un proyecto para hoy. Roma 1993.28 Hermanos Maristas, Documentos XX Capitulo General, 2001, Roma, n.26.29 Cf. Congregación para los Institutos de Vida consagrada y las sociedades de Vida apostólica, Ca-

minar desde Cristo, Roma, 2002.30 Cf. Hermanos Maristas, Misión Educativa Marista, 41.31 Cf. Green, Michael, Tiendas nuevas, Cuadernos Maristas, Roma, marzo 2009.

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Esta nueva tienda o estructuranueva se vislumbra en el espíritu delXXI Capítulo General, cuando hablade una vida consagrada nueva, deuna nueva forma de ser hermano, deuna nueva relación hermano-laico, deun futuro de comunión para el caris-ma marista. Parece apuntarse a labúsqueda de un nuevo rostro del ca-risma en formas nuevas que integrana hermanos y laicos, en nuevos pa-radigmas de la vivencia del carisma,que promueven estilos nuevos tantoen la manera de ser hermano comoen la vocación marista laical. Al mis-mo tiempo, la nueva tienda resulta undesafío al ensayo y a la experiencia,en una transformación progresiva delas maneras de entender las especí-ficas vocaciones32.

En síntesis, y en un marco eclesial,podemos decir que a lo largo de lahistoria ha ido cambiando la correla-ción de fuerzas entre los laicos y re-ligiosos. En una época los religiosostuvieron el monopolio de la radicalidadevangélica, la santidad y la misión. Sesentían autosuficientes y veían a loslaicos únicamente como destinatariosde su acción pastoral. Posteriormen-te, se comienza a delegar en los lai-cos aquello que los religiosos no pue-den llevar adelante. Se inicia un perí-odo en el que la vida religiosa vivepara los laicos y se preocupa de for-marlos, y algunos laicos comienzan a

trabajar y a vivir para los religiosos.Es la eclesiología de la comuniónque, en una siguiente etapa, lleva ala necesidad de unir fuerzas, y de au-mentar la colaboración y el intercam-bio de dones. En esta etapa se tomaconciencia de que la identidad de loslaicos se hace correlativa con la de losreligiosos y la de los religiosos con loslaicos. Actualmente comenzamos amirar el futuro como un horizonte co-mún. Se vislumbran estructuras nue-vas donde conjuntamente se llevenadelante las tareas, las obras, la mi-sión y la presencia carismática.

2. Experiencias iniciadas

El proceso de comunión que se havenido viviendo en el Instituto ha idocristalizando en distintas formas de ex-presar la relación entre hermanos, lai-cas y laicos maristas33. En las expe-riencias aquí recogidas los hermanosaportan el don de la vocación re-ligiosa y el carisma, unido a sucaminar espiritual y a su recorri-do comunitario, y los laicos apor-tan el don de la vocación laical,sus estilos domésticos y fami-liares, su experiencia como co-munidad cristiana y su vivenciaparticular del carisma.

Mención especial hay que hacerde las nuevas comunidades de her-

Javier Espinosa, fms 33

32 El XXI Capítulo General habla de “buscar juntos una mayor vitalidad del carisma marista en el mundode hoy”. (Cf. p. 27). Algunos autores hablan de refundar el carisma y la misma Institución que lo acoge.

33 El Secretariado de laicos ha recogido parte de estas experiencias en 3 pequeñas publicaciones:Vivir con otros el carisma marista. Comunidades compartidas de Santa María de los Andes. Sumar vidas,multiplicar horizontes. Roma, 2013.

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manos y laicos. En 1991 expresó el H.Charles que “el estímulo mutuo en elseguimiento de nuestra propia voca-ción ha de comportar eventualmen-te una mayor asociación en diversasformas, incluyendo mayor númerode voluntarios en nuestras misiones,la formación de comunidades mix-tas”34. Diez años después, en el Ca-pitulo del 2001, los observadores lai-cos afirmaban: “Hemos ido descu-briendo el reto de la formación de co-munidades inspiradoras, a través dela colaboración y vivencia de nuevasmaneras de ser marista para crearjuntos formas nuevas de ser comu-nidad”.

De manera global, podemos decirque todas estas experiencias apun-tan a formas de una nueva estructu-ra institucional donde se prioriza la co-munión de laicos y hermanos en elcarisma marista:

2.1. Comunidades ampliadasTambién llamadas comunidades

mixtas o comunidades compartidas.Sus miembros, hermanos y laicos, vi-ven a veces en la misma casa. Estascomunidades hacen una apuesta porel carisma marista vivido en el día a día,compartiendo el trabajo, la oración, lareflexión. Se acentúa la comunica-ción desde la apertura, el diálogo y laescucha. Se vive el reto de aceptar elpluralismo y construir la convivencia. Enigualdad de condiciones, hermanos ylaicos, perfilan el camino espiritual de

la experiencia, el estilo comunitario, elcompartir bienes, los horarios, la ani-mación comunitaria y el desarrollo dela propia identidad.

En el Instituto existen unas 25 co-munidades con estas características.Doce de ellas pertenecen a una solaprovincia, donde hay involucrados 28laicos y 33 hermanos. Once provinciasdel Instituto tienen alguna de estas co-munidades. Aparecen en Canadá,Costa Rica, Venezuela, Chile, Perú,Bolivia, Argentina, España, Francia, Ita-lia, Tailandia y Camboya. Cabe desta-car la comunidad mixta de Mulhousedonde son los hermanos los que vivenen la casa de los laicos; y por su sen-tido internacional e interprovincial, lacomunidad mixta del Hermitage.

2.2. Grupos maristas35

También llamados: Grupos de vidamarista, Grupos maristas de en-cuentro, Grupos de espiritualidadmarista. Estos grupos han surgido enlos últimos años y aparecen en unascinco provincias del Instituto. En unade ellas hay 17 grupos.

Los signos de identidad de estosgrupos se manifiestan en el ámbito dela vida fraterna, la espiritualidad y lamisión. Participan en ellos laicos y her-manos. El grupo viene reconocidocomo espacio privilegiado de creci-miento humano, cristiano y marista.Cada grupo se organiza con suspropios ritmos y estilos.

34 El futuro tendrá nuestros ojos

34 Howard, Charles, Circular Movimiento Champagnat de la Familia Marista, Roma 1991.35 Estos grupos vienen presentados en una publicación del Secretariado de Laicos, con título Vida

marista en grupo, Roma 2013.

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2.3. Comunidad mixtainternacional con jóvenes adultos

Es una experiencia de vida comu-nitaria con jóvenes en Willowdale, Ca-nadá. Se presenta como comunidadmixta internacional, intercultural e in-terconfesional. Tres hermanos com-parten la cotidianidad de la vida co-munitaria con doce jóvenes universi-tarios de 18 a 35 años “abiertos a ladimensión religiosa”, con algunas re-ferencias cristianas.

Intentan formar una sola comuni-dad. Todo se pone en común y en ré-gimen abierto. Las tareas domésticasse reparten entre todos. Se invita li-bremente a unirse a la comunidad enun tiempo diario de oración. Cada dossemanas hay un espacio comunitarioque viven juntos. El deseo de fondoes el de comprometerse a vivir conotros “el espíritu de familia”. Los her-manos se han enriquecido con la pre-sencia de los jóvenes. Willowdalevive la novedad respondiendo a loshorizontes de XXI Capítulo General:una nueva manera de ser hermano,un nuevo espíritu de comunión entrehermanos y laicos, y una presenciafuertemente significativa entre los jó-venes.

2.4. Grupos o comunidadeslaicales36

Referentes de estos grupos en elInstituto podrían ser los MisionerosMaristas de Ciudad Juárez (México),los grupos de misión en Australia, las

comunidades laicales de Santa Maríade los Andes. Para los MisionerosMaristas de Ciudad Juárez, organi-zamos como Asociación privada defieles, su sueño es poder decir a to-das las personas que Dios las amamucho, en especial a los niños y jó-venes que se encuentran en zonasperiféricas de la ciudad, a través delos rasgos maristas: espíritu de fami-lia, amor al trabajo, sencillez, pre-sencia amorosa y, sobre todo, la de-voción a la Buena Madre. Los gruposde misión de Australia están forma-dos por profesores que desean pro-fundizar en su ser marista con en-cuentros que promueven la dimen-sión comunitaria y la profundizaciónde la espiritualidad. Han descubiertoque para vivir el carisma marista conmayor plenitud necesitan compartir-lo con otros. Las comunidades laica-les de Santa María de los Andes si-guen un itinerario de acompaña-miento y formación para un discerni-miento vocacional.

2.5. Fraternidades delMovimiento Champagnat

En el Movimiento Champagnat, lafraternidad, formada por laicos quehan hecho la opción de vivir su vo-cación según la espiritualidad deMarcelino Champagnat, es la unidadbásica del Movimiento. Existen unas270 fraternidades en el Instituto.

La propuesta de las fraternidadesdel Movimiento Champagnat es unapropuesta comunitaria, donde se in-

Javier Espinosa, fms 35

36 Hermanos Maristas, Roma 2009, EMM 93: “La vida compartida laical, animada por el Espíritu, estácreciendo y adquirirá nuevos estilos en el futuro”.

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vita a vivir el amor y la unidad; a serabiertos y a acoger con gozo a quie-nes solicitan ingresar; a promover lacomunión en la familia, en el trabajoy en la sociedad. La propuesta tieneun tono esencialmente laical. Partici-pan de ella unos 3300 miembros.

2.6. Hermanitas de ChampagnatEsta comunidad reside actual-

mente en Guatemala. Desde su serde mujeres se han identificado con elcarisma de Champagnat y han ex-perimentado la llamada a seguirlo enla vida consagrada. Viven en co-munidad, compartiendo misión, ora-ción, tareas de la casa, experienciasde formación. Hasta ahora han ex-presado su compromiso de vida me-diante votos privados.

Ellas mismas así se definen: “Si-guiendo las intuiciones de Marcelino,dedicamos nuestras fuerzas a estarpresentes en medio de los niños y jó-venes que más lo necesiten, a quie-nes tratamos de acompañar en todassus dimensiones. Especialmente in-tentamos ser para ellos y ellas testi-gos del amor profundo que Dios lestiene. María, nuestra Buena Madre,ocupa un lugar muy importante ennuestras vidas y misión. Verdadera-mente es de Ella que seguimosaprendiendo a ser mujeres total-mente para Dios, en medio de loshermanos y hermanas”37.

2.7. Comunidadintercongregacional

Con el fin de compartir y apoyar-se en la misión tres hermanos del Sa-grado Corazón viven con los herma-nos maristas una experiencia comu-nitaria en Québec. Los hermanos delos dos Institutos se integran en lamisma casa de Valcartier y compar-ten la vida fraterna, la vida de oracióny la misma misión, proyectados hacialos jóvenes de Vallée Jeunesse.

Las dos congregaciones encuen-tran el carisma y el espíritu tan simi-lar y cercano, que el cotidiano se vivede manera muy natural. El proyectocomunitario lo elaboran en conjunto.Los encuentros comunitarios les per-miten crecer y alimentar su esperan-za. Su proyecto de misión es “ase-gurar una presencia significativa enmedio de los niños y jóvenes más vul-nerables”. Ofrecen apoyo escolar ajóvenes con problemas en la escue-la, posibilidades de inserción socio-profesional, guardería, campamentosde fin de semana…

2.8. Formación conjunta38

La formación conjunta hace rela-ción a procesos vividos conjunta-mente por laicos y hermanos. Ofre-ce promover creativamente y, dentrode la complementariedad de voca-ciones, caminos de renovación y vi-talidad carismática. El XX Capítulo Ge-

36 El futuro tendrá nuestros ojos

37 Del texto redactado por Soto, María Laura en Sumar vidas, multiplicar horizontes del Secretariadode Laicos, Roma, 2013.

38 Cf. Documento del Secretariado de laicos: Algunas orientaciones para una experiencia de forma-ción conjunta, Roma 2012.

fms Cuadernos MARISTAS34

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neral se refirió abiertamente a ella.Después de dos significativas expe-riencias a nivel internacional en Qui-to y en St.-Paul-Trois-Châteaux, va-rias provincias se animaron a intro-ducir tal formación. Realizarla en finesde semana ha sido la variante pro-movida por dos provincias que con-tinúan ofreciendo este camino decrecimiento.

La formación conjunta es procesocomunitario. Tiene una dimensión ex-periencial más que teórica. Al reali-zarla conjuntamente se expresaque, laicos y hermanos, se sienten re-cíprocamente necesitados para re-crear la identidad marista común y lasidentidades específicas.

2.9. Retiros para hermanos y laicos

Ya es tradición en algunas provin-cias el abrir uno de los retiros pro-vinciales a laicos. En otras se ha re-alizado la experiencia de compartir to-dos los retiros del año con laicos. Lohermoso es que también la animaciónde estos retiros se realiza por her-manos y laicos.

De este compartir el camino espi-ritual marista resulta una experienciade comunión que ahonda en el evan-gelio, en el seguimiento del Señor y enla vitalidad del carisma. Resulta una

experiencia natural para introducir lanueva época para el carisma marista.

2.10. AsociacionesEn algunas provincias se está re-

flexionando sobre posibilidades deasociación de hermanos y laicos paraexpresar la corresponsabilidad en laanimación de las obras educativas y lacomunión en la vivencia del carisma.La provincia de Canadá ya ha defini-do su estatuto jurídico como Asocia-ción marista de laicos. La provincia deAustralia está en proceso de constituiruna Asociación pública de fieles, conparticipación de hermanos y laicos. Lacomunidad de Mulhouse es una Aso-ciación privada de fieles. En todas es-tas formas de asociación se introdu-ce la vinculación y pertenencia laical.

2.11. Compromisos privadosA título personal, laicos y laicas,

principalmente de fraternidades delMovimiento Champagnat, sobre todode Francia, después de un procesode discernimiento, han expresadoen forma de promesas o compromi-sos, y ante la comunidad parroquial,su deseo de vivir el carisma maristaen su familia y en su trabajo.

El XX Capítulo General así comoMendes hablaron de estas diferentesformas de compromiso marista, seaen privado o como asociación39.

Javier Espinosa, fms 37

39 El XX Capítulo General se expresó así: “Que el Consejo General estudie las diferentes formas depertenencia al Instituto y que, en diálogo con los Provinciales y sus consejos, permita a los laicos vivir (adexperimentum) diversas formas de compromiso marista. A partir de estas experiencias, el Consejo ge-neral clarificará los tipos de vinculación jurídica que posibiliten, eventualmente, tomar una decisión en el21.º Capítulo general” (Cf. Hermanos Maristas, Actas del 20º Capítulo General, 2001, p. 37). Y la Asam-blea de Mendes en el 2007, 2.3: “Deseamos suscitar nuevas formas de vinculación al carisma marista.Creación de nuevos espacios de participación con sentido de pertenencia”.

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IV- REFERENCIAS DEOTROS INSTITUTOS

Podemos decir que todos los Ins-titutos han introducido procesos deasociación con laicos que se sientenllamados a vivir el carisma de la ins-titución en medio del mundo. De for-ma muy sucinta recojo algunas refe-rencias donde aparecen formas deasociación, vinculación o pertenenciainstitucional.

1. Comunidades laicasMarianistas

Desde el 2006 están reconocidascomo Asociación privada de fieles.Son comunidades de laicos que seponen al servicio de la misión de laIglesia en el mundo, según el propiocarisma marianista. Para los laicos esuna opción de vida. Estas comuni-dades forman parte de la FamiliaMarianista, en la que comparten uncarisma común desde su identidadlaical. Son comunidades autónomas.Se estructuran en grupos locales,nacionales y regionales. Los gastosde organización y funcionamientoson sufragados por sus miembros.

2.Fraternidad SIGNUM FIDEI (La Salle)

En la década de los setenta, laicosdeseosos de una vida cristiana máscomprometida solicitaron a los Her-manos de las Escuelas Cristianascompartir más estrechamente conellos no sólo el trabajo educativo, sino

también el propio espíritu. Así escomo nace la fraternidad Signum Fi-dei. El 43° Capítulo General acordó re-conocer a los Signum Fidei comoAsociados para la Misión Lasaliana.Forman parte de la Familia Lasallistay sus miembros se asocian en pe-queñas comunidades pertenecientesa un Distrito, Subdistrito o DelegaciónLasallista. Son unos 900 en una trein-tena de países. Sus miembros siguenun proceso de formación.

3. Escolapio laico (Orden de las Escuelas Pías)

Ofrece la Orden cuatro modalida-des laicales: Cooperación con la ac-tividad escolapia, para todas las per-sonas que colaboran en los proyec-tos u obras escolapias. Participa-ción, para quienes se sienten impli-cados personalmente y de formacorresponsable en la misión de lasEscuelas Pías. Integración carismáti-ca, para quienes quieren vivir aso-ciativamente el carisma de Calasanz. Integración jurídica, para las perso-nas y grupos que, desde su perte-nencia a una comunidad eclesial decarisma escolapio, plantean un vín-culo jurídico con la Orden.

La modalidad de integración jurí-dica, es pues, para personas que, conuna vivencia carismática escolapia,explicitan canónica y aún civilmente unacuerdo con la Orden. Esta integra-ción jurídica tiene como objetivos: In-tegrarse en las Escuelas Pías tempo-ralmente con un vínculo jurídico, pro-

38 El futuro tendrá nuestros ojos

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fundizando su opción laical, que pue-de ser repetido indefinidamente si lascondiciones persisten. Vivir este com-promiso destacando la opción depobreza y disponibilidad desde el es-tado de vida laical. Participar en algunaobra o proyecto con un compromisode larga duración40. Se constituyen enFraternidades escolapias.

De diversas formas aparece en losInstitutos el tipo de vinculación laical,los procesos de formación, la auto-nomía y comunión con los religiosos,la identificación con el carisma41.

V - APROXIMACIONES A LA NUEVA RELACIÓN

“Sintámonos llamados a afinar lasensibilidad para captar los gérmenesque vienen del conjunto de la vidamarista. ¿Qué intuiciones de futurohay ahí? ¿Qué signos de muerte hayque dejar? ¿Qué nos dice el Señor a

través del conjunto?”42. Estas pala-bras del H. Emíli promueven la partefinal del artículo. Son aproximacionesa la nueva relación entre laicos y her-manos, que proceden de una lectu-ra de las experiencias de comuniónque se dan en nuestro Instituto43.

Como previo, hay que afirmar quela nueva relación parte de una ma-yor conciencia de nuestra comúnvocación bautismal. En el espíritu delVaticano II, hermanos y laicos, senti-mos común la vocación a la santidad,la dignidad de hijos de Dios, el mismoSeñor, la misma fe, el mismo bautis-mo44. En el bautismo se encuentra laraíz de todas las vocaciones, y por elbautismo se habla de la dignidadfundamental de todos los miembrosdel pueblo de Dios. Tanto a religiososcomo a laicos nos mueve el segui-miento de Jesús y la referencia al Rei-no. Ahí nos encontramos todos comopueblo de Dios. Es el gran tesoro y elgran horizonte común.

Javier Espinosa, fms 39

40 Tienen fórmulas para la promesa temporal y para la definitiva. El Superior provincial, con el con-sentimiento de la Congregación provincial, acepta la promesa. Este proceso ha supuesto tiempos de for-mación, de acompañamiento personal, estar disponible a los requerimientos de la Orden y al diálogo consu comunidad de referencia, mantener una relación estrecha con los Escolapios y, de modo especial, conel Superior Mayor, desde un claro y definido proyecto de vida y misión, y establecer un acuerdo mutuofirmado, con derechos y deberes, aprobado por la Congregación. Los procesos iniciados con religiososy laicos lo interpretan como camino de refundación, que no tiene vuelta para atrás.

41 Los Viatores asociados (Clérigos de san Viator) son hombres y mujeres que comparten la misión,la vida espiritual y comunitaria con los religiosos Viatores. Están “llamados” a formar con los religiosos laComunidad viatoriana. Los Salesianos cooperadores resaltan tres pilares de su identidad: vocación, ca-rácter laical e identidad salesiana. Tras un proceso de formación que suele durar entre tres y cinco años,prometen para toda su vida seguir los ideales de Don Bosco. Los miembros de la Orden Carmelita Des-calza Seglar (OCDS) no realizan votos públicos, sino promesas de pobreza, castidad, obediencia y de vi-vir según el espíritu de las Bienaventuranzas.

42 Cf. Turù, Emili en la II Conferencia interamericana de provinciales, Luján, Argentina, 2011. En estemismo encuentro expresaba: “Debemos sacudirnos las inercias. Einstein decía: “Si quieres tener resul-tados distintos, no continúes haciendo lo mismo.”

43 Algunas de estas experiencias vienen recogidas en el apartado Búsqueda y exploración en nues-tro Instituto, de este mismo artículo.

44 Cf. Constitución sobre la Iglesia 32, Vaticano II.

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1. La nueva relación,basada en la comunión, fortalecenuestras identidadesvocacionales

Ni todos los hermanos ni todos loslaicos estamos preparados paraaceptar esta nueva relación. Medecía recientemente una laica, refi-riéndose a los hermanos, que esto esdebido a la falta de conciencia de supropia identidad. Por eso que ejerci-tarse en comunión es ejercitarse enidentidad. De otra forma, el caminode comunión nos está llevando a pu-rificar y afinar nuestras respectivasidentidades45, o en expresión de Ar-náiz, a un suplemento de identidad.La nueva relación apunta a ese for-talecimiento identitario que nos ca-pacita para hacer posible el compar-tir en profundidad y para abrirnos sa-namente a los demás.

La nueva relación está invitando areconocer la forma específica de vi-vir los laicos el carisma marista. És-tos descubren la llamada de Dios a vi-vir el carisma de Champagnat desdesu estado laical, como forma peculiar

de desarrollar la identidad cristianacomún a todos los fieles. Es una lla-mada personal a una forma especí-fica de ser discípulos de Jesús46. “Aalgunos de nosotros, Dios nos ha to-cado y nos ha dado un corazón ma-rista. Ciertamente, más que deci-sión nuestra, ha sido iniciativa deDios”47.

El camino de la nueva relación seconvierte en un reto de cambio tam-bién para la identidad del hermano.Así nos lo expresó el H. Charles: “Elcompartir con los laicos nos ha de re-velar nuevas profundidades de nues-tra vocación de hermanos”. Para el H.Emili, “supone estar dispuestos amodificar nuestras formas de vivir, deorar, de actuar”. Al respecto, de estaforma confrontaba el H. Séan a los lai-cos: “Por favor, nunca ceséis dedesafiarnos con vuestra experienciadel carisma de san Marcelino”48. ElXXI Capítulo General nos dirá quecompartir la misma herencia debesignificar hacer surgir una nueva vidaconsagrada y un nuevo modo de serhermano49. Este llamado a la nove-dad nos manifiesta que el modelo tra-dicional de vida religiosa es inade-

40 El futuro tendrá nuestros ojos

45 Balderas, Octavio lo aplica a la dimensión psicológica y dice: “La creciente coparticipación de unmismo carisma por parte de religiosos y laicos implicará necesariamente algunos cambios en la formade vivir la vida religiosa y de llevar a cabo la propia misión. En efecto, el hecho mismo de favorecer, o almenos aceptar, el crecimiento del interlocutor supone una cierta madurez humana marcada por la con-ciencia de la propia identidad y por la seguridad emocional” (Cf. Compartir los carismas y la espirituali-dad. Una vida consagrada abierta a los laicos, USG, Roma 1999, p.52).

46 Cf. EMM 1347 EMM 4 48 Cf. X Conferencia Latinoamericana de provinciales, Los Teques, Venezuela, 2004.49 En la dinámica de los Sueños del XXI Capítulo, 2009, se decía: “Se ha generado en un buen nú-

mero de hermanos un nuevo modo de “ser” consagrado con fuerte experiencia de Dios; vida sencilla ypobre; con significativa vida comunitaria abierta a los laicos; disponibilidad radical y misionera para des-plazamientos más audaces”.

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cuado para dar respuesta a los pro-blemas actuales y que la búsquedade nuevas respuestas no puede ve-nir sólo de los laicos, pero difícilmen-te se logrará al margen de ellos50.

2.Nos necesitamosmutuamente

Promover la común herencia delcarisma, profundizar nuestras identi-dades vocacionales, ser profetas defraternidad, construir una Iglesia-co-munión… nos hace sentirnos com-plementarios y necesitarnos mutua-mente al lado51. La nueva relaciónhace surgir la fuerza de la ayuda mu-tua y la riqueza de caminar juntoshermanos y laicos52. La fecundidaddel carisma se amplía en esa inter-dependencia y reciprocidad.

Las experiencias que se están vi-viendo en el Instituto reafirman la cer-teza de que nuestras vocaciones

respectivas se iluminan, se necesitany se enriquecen al compartir espiri-tualidad, misión y formación53. Enesta interdependencia, los laicos es-tán suscitando inspiración y apoyopara una vida marista renovada. Ma-réchal dice que los laicos despiertanuna vida religiosa somnolienta y traenuna frescura que da salud54. En la co-rrelación renacen, crecen y se de sa -rrollan nuestras identidades, por esonos necesitamos mutuamente.

Difícilmente podemos entenderahora la vida de los hermanos en au-sencia de los laicos y viceversa55. Losmaristas, laicos y hermanos, nosdescubrimos como don del Espíritu ala Iglesia y juntos, somos responsa-bles de impulsar y extender este donde Dios caminando hacia el futuro56.Para José Cristo-Rey, este caminode comunión es un auténtico impul-so del Espíritu y nos adviene, encierta forma, una refundación no pla-neada, y por eso, más auténtica57.

Javier Espinosa, fms 41

50 Así dirá Estrada, Juan Antonio: “La apertura a los laicos y la reestructuración interna de las con-gregaciones puede ser el germen de nuevas formas de vida religiosa, como en el pasado, pero esta vezhaciendo de los laicos protagonistas de los cambios y co-partícipes en la toma de decisiones”. (Cf. Re-ligiosos en una sociedad secularizada, Ed. Trotta, Madrid, 2008, p. 116-118 )

51 EMM 79: “No sólo hay lugar para unos y otros en la mesa, sino que nos necesitamos mutuamen-te al lado”.

52 Cf. Hermanos Maristas, Documentos del XX Capítulo General, 26, 2001. Así lo expresará el H. Char-les en la Circular citada: “Es una bendición y un gozo para hermanos y laicos, sentirnos llamados a com-partir nuestras mutuas ri quezas y a vivir juntos una aventura espiritual y apostólica fasci nante”.

53 Cf. EMM 1754 Cf. Maréchal, Claude, Compartir los carismas y la espiritualidad, USG, Roma 1999, p. 53.55 Brewoort, H. expresa: “Personalmente he aprendido mucho sobre mi vida religiosa siguiendo las

vías del Señor con mis hermanos y hermanas seglares. Son franciscanos como yo, no más, sino de ma-nera diferente. Y sólo juntos – “en maneras y formas diversas, pero en recíproca comunión vital” – so-mos capaces de actualizar el carisma franciscano en la vida y en la misión de la Iglesia” (Cf. Compartirlos carismas y la espiritualidad, USG, Roma 1999, p. 35).

56 Cf. EMM 29.57 Cf. García Paredes, José Cristo-Rey, Espiritualidad compartida, conciencia, perspectiva y praxis,

2008. Para Balderas, Octavio los laicos tienen otros esquemas y códigos que darán lugar a nuevas ex-presiones del carisma (idem, USG, Roma 1999).

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3.Nuestro futuro maristaes futuro de comunión

La nueva relación nos encamina ahermanos y laicos hacia un futuro decomunión. El XXI CG lo expresa deesta forma: “Contemplamos nuestrofuturo marista como una comunión depersonas en el carisma de Cham-pagnat, donde nuestras vocacionesespecíficas se enriquecerán mutua-mente”58. Para el H. Benito significauna relación recíproca de amistad,ayuda e interpelación, con un nuevosentido de Iglesia, donde se dan lacomplementariedad de las vocacio-nes, la comunión y la participación59.Caminar juntos hermanos y laicosdesde esta nueva relación comportaactitudes de confianza y no de sos-pecha; de corresponsabilidad y ser-vicio, y no de prepotencia; de saber-nos todos aprendices de la vida y nosabios orgullosos; de sentirnos fami-lia más allá de las diferencias y de -sencuentros.

La nueva relación nos ayuda a ha-cer posible una eclesiología de co-munión basada en la igual dignidad detodas las vocaciones cristianas y enla imagen de la Iglesia como Pueblode Dios en comunión60. Estamos lla-

mados, dirá el H. Charles, a ayudar-nos y complementarnos unos a otros,apreciando y promoviendo las voca-ciones de los demás en comunióncolaboradora; nuestras generacio-nes están llamadas a construir estenuevo modelo de Iglesia61. La Asam-blea de Mendes invitaba a promoveruna Iglesia acogedora, participativa,evangélica, profética y fraternal.

Este proceso de comunión nos lle-va a repensar el modelo institucionalque hasta ahora hemos tenido. “Larealidad parece indicar que no sólonecesitamos ensanchar la tienda delInstituto, sino construir juntos unatienda nueva donde todos, laicos yhermanos, encontremos nuestro lu-gar”62. No cabe duda de que a me-dida que vamos caminando juntos,surgirán nuevas formas de relación,cada vez más profundas, que exigi-rán nuevas estructuras que acojan eimpulsen la vitalidad63. Por eso quenuestro futuro de comunión invita a lacreatividad.

El nuevo modelo institucional nospide también una mejor organizaciónde los laicos en el Instituto que su-ponga crecer en corresponsabilidad,autonomía y comunión. Nos lo re-

42 El futuro tendrá nuestros ojos

58 Hermanos Maristas, Documento XXI Capítulo General, Roma 2009, p. 36.59 Cf. Arbués, Benito en la Conferencia General de 1997, Roma.60 Cf. EMM 144. Al respecto el H. Seán expresó en la Clausura del XX Capítulo General, 2003: “Este

compartir entre nosotros y los laicos que se sienten atraídos por el carisma de Marcelino testimonia quenuestra Iglesia es capaz de vivir un eclesiología de comunión”.

61 Howard, Charles, Documentos del XIX CG, “Seglares”, Roma 1993. 62 EMM 145.63 Para Maréchal, Claude las nuevas relaciones entre religiosos y laicos deben encarnarse en insti-

tuciones nuevas, paritarias, que deben imaginarse e inventarse (Cf. Compartir los carismas y la espiritualidad,USG, Roma, 1999, p. 57).

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cordó Mendes: “Necesitamos articu-lar el futuro de la vocación laical ma-rista y sus estructuras organizati-vas”. Parece normal pensar en inte-grar a los laicos incluso en los órga-nos de gobierno64, especialmentelos que afectan a la misión, pero tam-bién los que afectan al carisma y a lainstitución, como capítulos provin-ciales, prioridades de la Provincia, for-mación.

En este futuro de comunión, quetoca la vida, la estructura, el carisma,las identidades… nos será fácil hablarde una pastoral vocacional conjun-ta65, de comunidades laicales, deexperiencias conjuntas de herma-nos y laicos, de formación conjunta,de itinerarios de discernimiento vo-cacional para laicos, de laicos for-madores66 para ayudar tanto a suscompañeros laicos como a los mis-mos hermanos, de asambleas inter-nacionales de laicos, de disponibilidadmisionera, de centros compartidos deformación. Quizás, en ese futuro,podremos hablar de dos tiendas bienconstituidas y en comunión, o de unagran tienda que cobija a todos los

maristas. Todo ello significará afron-tar la vinculación jurídica de los lai-cos67.

4.La nueva relación en nuestras obras

Un interesante artículo de la revistaitaliana Testimoni68 motiva el inicio deeste apartado. El articulista afirma queel futuro de la vida religiosa apostóli-ca pasa inevitablemente a través dela respuesta que se dé a la relaciónentre la comunidad religiosa y lasobras. En su análisis el autor expre-sa que casi todas los Institutos devida activa toman el modelo comuni-dad-obra, que entre sus caracterís-ticas está el ser fuertemente estruc-turado, donde prima una relaciónbasada en el rol más que en la per-sona. El excesivo desarrollo de la efi-cacia y de la eficiencia hace que conel tiempo la obra continúe, pero sinresponder a su sentido fundamental.Se pone una excesiva atención en losaspectos operacionales e instru-mentales (los cuales absorben casi latotalidad de las energías) y se olvidala razón de ser de la obra. De esta

Javier Espinosa, fms 43

64 En la dinámica de los sueños del XXI Capítulo General, al proyectar el futuro de comunión, se ha-blaba de una estructura organizativa autónoma de los laicos, en comunión con el Instituto, de un conse-jero provincial laico, de un tercio de laicos en el capítulo provincial.

65 Cf. Hermanos Maristas, idem, p. 39. Arnaud, Pedro tiene una hermosa intuición: “En una perspectivaplural, ¿no sería tiempo de pensar una iniciación de varias entradas a la espiritualidad de una Congrega-ción, donde se pueda pasar de una opción de laico a otra de consagrado, viviendo sin embargo una co-mún experiencia compartida de familia?” (Cf. Un Concilio para refundar la vida religiosa en XIV Asambleade la CLAR, 2004, p.11).

66 Cf. Laicos em Veranópolis, Carta dos leigos ao 3º Capítulo provincial, 2009: “Entendemos que, emvirtude de nosso ministério laical, poderíamos contribuir efetivamente na formação dos Irmãos”.

67 Cf. Hermanos Maristas en XX Capítulo General, 2001, 47.3, que invitaba a estudiar las diferentesformas de pertenencia al Instituto.

68 Aclaración: Dispongo solamente de una síntesis fotocopiada del artículo. La revista es de los De-honianos de Bolonia.

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forma, las obras exigen un ciertotipo de religioso que no tiene otra fun-ción que la de mantenerlas y refor-zarlas. De medio de apostolado, laobra viene a ser fin.

En el modelo comunidad-obra lasrepercusiones del apostolado en lavida comunitaria son claras:

Los religiosos se sienten pertene-cer más a la obra que a la comunidad.La obra da sentido no solamente a suapostolado, sino, en general, al Ins-tituto. Alrededor de la obra, más quealrededor de la comunidad y de susvalores gratuitos, se construye lassimpatías de la gente. Poco a poco,a causa de las formalidades profe-sionales, las obras del Instituto sonasimiladas a las obras públicas. Losreligiosos se encuentran como fun-cionarios de la obra. Cuando llega laedad de la jubilación se desligan detoda presencia entre los niños y jó-venes. Su misión estaba centrada enla tarea de enseñar, aparentementesin valorar el sentido apostólico de sutestimonio, que nunca debe jubilarse.

El modelo descrito confrontanuestra forma de gestionar las obrasasí como la capacidad de afrontar ladisminución numérica, la actitud evan-gélica de promover el protagonismolaical y la visión de otra forma de serhermano. Según la respuesta que de-

mos a lo anterior puede ser que elcrecimiento institucional obstaculice lacapacidad de atracción vocacional,que se dé prioridad a los gestores so-bre los carismáticos, que se gane encapacidad organizativa y se pierda eninnovación y atención a las personas.En este caso la dinámica carismáticay espiritual de un Instituto se resien-te, así como su capacidad de inno-vación y creatividad69.

Frente al peligro al que apunta larevista Testimoni hago mención deuno de los sueños en el XXI Capítu-lo General: “Los Hermanos vivenapoyando el servicio de gestión quelos laicos realizan en las distintasobras maristas”. Este sueño nos re-cuerda el carácter secular de los lai-cos, con los que compartimos misión.El Concilio describe la condición se-cular de los laicos indicándola comoel lugar en que les es dirigida la lla-mada de Dios. Se trata de un «lugar»que viene presentado en términos di-námicos: los fieles laicos «viven en elmundo, esto es, implicados en todasy cada una de las ocupaciones y tra-bajos del mundo y en las condicionesordinarias de la vida familiar y social,de la que su existencia se encuentracomo entretejida»70. Y aquí nos sitúael H. Charles: “Nos encontramos enun momento muy importante de lahistoria de la Iglesia, un momento derenacimiento, una vuelta al estilo de

44 El futuro tendrá nuestros ojos

69 Estrada, Juan Antonio : “El proceso de institucionalización redunda a su vez en una funcionalizacióndel carisma, cada vez más suplantado por la regulación institucional. Se tiende a favorecer a los funcionariosque representan a la orden, más que a las personalidades innovadoras y que buscan nuevos caminos”(Cf. o.c. p. 97).

70 ChfL 15.

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la primitiva Iglesia cuando los laicosdesempeñaban un papel total en lamisión. Una de nuestras prioridadesahora consiste en promover ese re-nacer, con delicadeza, coraje y visión.Si no lo hacemos así, entonces ha-bremos menguado la Iglesia del fu-turo. Trabajemos todo lo que esté ennuestras manos para ayudar a quelos laicos puedan aceptar este retode ser protagonistas en la misión dela Iglesia”71.

La nueva relación adquiere a estenivel un gran significado para una nue-va forma de ser hermano en la ma-nera de vivir la comunión con los lai-cos en nuestras obras. Un interesan-te artículo de Víctor Codina72 ofrecepistas al respecto. Es un paso radicalel que se nos pide a los hermanos.

No es ya que los laicos colaborencon nosotros y se integren en nues-tro carisma, sino que nosotros nos po-nemos al servicio de ellos para traba-jar junto con ellos, e incluso bajoellos, en la misión común marista. “Espasar de ser nosotros los protago-nistas de la misión y evangelización ahacer que los laicos sean los prota-gonistas y nosotros sus colaborado-res y servidores”, dirá Codina73.

No es que con esta nueva actituddeban desaparecer nuestras obras,pero lo que sí es seguro es que la pre-sencia del hermano en ellas será di-ferente. Se dibuja así una forma deser hermano mucho más radical y co-munitaria. Una imagen más proféticadesde la experiencia de la encarna-ción y la kénosis de Jesús. De otra for-ma, una vida religiosa más centradaen Dios y más misionera, donde elhermano se convierte en memoriaespiritual y carismática más que ase-gurador de gestión y administración.

La nueva relación proyectada ennuestras obras supone para el herma-no pasar del protagonismo al oculta-miento evangélico, del centralismo a lacorresponsabilidad, de dirigir a acom-pañar y animar. El H. Alvaro Rodrígueznos recuerda que en esta nueva situa-ción, como hermanos, estamos llama-dos a ser compañeros espirituales, quepara él significa “ser buscadores de Dios,capaces de ofrecer a cada persona unapista para su propia búsqueda, guías hu-mildes y sin pretensiones, conscientesciertamente de nuestras propias inco-herencias, pero capaces de acompañara nuestros contemporáneos en su iti-nerario de fe, asumiendo sus debilida-des, sus dudas y su fragilidad”74.

Javier Espinosa, fms 45

71 Hermanos Maristas, XIX Capítulo General, 1993. Los laicos reunidos en Veranópolis, 2009, mani-festaron: “Preocupamo-nos com a vida dos Irmãos e também com a missão. Propomos que os temasadministrativos sejam mais delegados aos leigos maristas, de maneira que a vida religiosa possa ser maistestemunho e presença entre crianças e jovens”.

72 Cf. Codina, Víctor en Mutuas relaciones entre religiosos y laicos, Rev. Vida Religiosa, febrero 1997.73 Codina, Víctor, idem.74 Rodríguez, Alvaro, en La fraternidad don para la Iglesia y la sociedad, III Simposio del Instituto de

Vida religiosa, Madrid, 2012. Entre los sueños de la dinámica del XXI CG están éstos: “Los hermanos he-mos dejado la dirección de las obras educativas a favor de una mayor presencia entre los jóvenes”. “Al-gunos hermanos han llegado a ser maestros de espiritualidad”.

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5. Abrazar nuestravocación itinerante

El seguimiento a Jesús que com-partimos hermanos y laicos pro-mueve el “movernos, desprendernos,asumir un itinerario de conversión”,nos dirá el XXI Capítulo General. Es eldesplazamiento y la itinerancia deMaría y Champagnat. Es el “remarmar adentro” y “pasar a la otra orilla”del Evangelio. Y en palabras H. Emi-li: “El horizonte de la celebración de los200 años del Instituto nos estimula aabrazar nuestra vocación itinerante,tras las huellas de María”75. Es el im-pulso de Dios a salir, de nuestro últi-mo Capítulo General.

Afrontamos la necesidad de cam-biar. Necesidad compartida con otrosInstitutos y con la Iglesia. Para algu-nos autores no se trata ya del ag-giornamento conciliar, sino de muta-ción y de refundición en moldes nue-vos76. Otros hablan de la necesidadde cambiar la imagen sociológica dela vida religiosa77. Quien nos sitúa enla encrucijada entre “el futuro de

nuestras instituciones” y el conseguir“las instituciones de futuro”78. A her-manos y laicos nos está exigiendo elSeñor disposición a asumir un itine-rario de conversión.

La novedad que nos propone el úl-timo Capítulo General, que en estaexposición ha estado centrada en lanueva relación, implica cambio dementalidad, mucho discernimiento,gran disponibilidad, renuncia a segu-ridades, asumir riesgos y una pro-funda confianza en Dios. Nuestra vo-cación itinerante la compartimos lai-cos, laicas y hermanos79.

Comparto lo que expresaban loslaicos de Venezuela en uno de sus en-cuentros80: “Los laicos y laicas ma-ristas de Champagnat nos implicamosjunto a los Hermanos en el desafío deayudar a nacer la aurora de una nue-va vida marista y fortalecer la existentehaciéndola más creativa, fiel, dinámi-ca y profética”. La nueva aurora, en elespíritu del papa Francisco, nos se-ñalaría una vida marista más del de-lantal, de hacerse sierva del mundo,

46 El futuro tendrá nuestros ojos

75 Cf. Turú, Emili, en Hasta los confines de la Tierra, Roma, enero 201376 Cf. Vigil, José María en Llamado a la Vida religiosa mundial: “Todo un Titánic se está hundiendo. El

problema ya no es de reforma, de reorientación, o de puesta al día, ni siquiera de “refundación”, sino demutación, de metamorfosis, de refundición”. Así mismo se expresa José María Guerrero, En busca de laidentidad perdida. Radiografía de una vida religiosa mística y profética para hoy, Vida Nueva, 2013, p.24:“Piensan algunos y algunas que hoy la vida religiosa tiene mucho más de museo que de tienda de cam-paña. Duele descubrir, a veces, una vida religiosa encorvada sobre sí misma, más preocupada de su su-pervivencia que de extender el Reino de Dios”.

77 Cf. Arnaud, Pedro: Un Concilio para refundar la vida religiosa, 2004, p. 11: ”Se trata de pasar de laimagen de seguridad a la imagen de la inseguridad, de una vida religiosa percibida como separada, a unavida religiosa integrada y signo de comunión; de denunciar nuestra fama elitista para dar testimonio dela “kénosis” del aniquilamiento de Jesucristo”.

78 Cf. Pujol i Bardolet, Jaume, en texto policopiado.79 Para Botana, Antonio esto supone para una Congregación importantes cambios de mentalidad y

de modo de proceder (Cf. Las familias carismáticas en la Iglesia comunión, documento policopiado).80 Cf. Comunicado del laicado marista de Venezuela, Los Teques, Venezuela, 2009.

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de echarse al suelo como hizo Jesúsy ponerse a lavar los pies a la gente.Despertar la aurora de una nueva vidamarista para el H. Emili es “aceptarque la muerte forma parte de la vida”,igual que mantener una actitud debúsqueda pues “todavía no acaba-mos de ver con claridad en qué con-siste lo nuevo”81.

El futuro tendrá nuestros ojos. Lanueva época para el carisma maris-

ta, la nueva relación hermanos-laicos,la nueva forma de ser hermano, lapresencia fuertemente significativaentre los niños y jóvenes pobres, seconvierten en posibilidades desdelos ojos del corazón, desde la mira-da de un corazón marista, la quesabe descubrir la visión de un futuromejor para “nuestra tribu”, como elhijo de la historia del jefe indio. Signi-fica abrazar nuestra vocación itine-rante.

Javier Espinosa, fms 47

81 Cf. Turú, Emili, Circular Nos dio el nombre de María, Roma 2012, p. 21.

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1 Heloisa pertenece a la Provincia Brasil Centro-Norte y en la actualidad forma parte de la Comuni-dad de N. D. de l’Hermitage en Francia. Es miembra de la Comisión Internacional de Patrimonio Marista.

A principios de 1998 visité una es-cuela marista y quedé intrigada por elcomentario que me hizo una profeso-ra con la que entré en conversación.El año anterior, esta profesora habíaparticipado en un programa de for-mación para laicos maristas que du-raba un mes. Estaba muy compro-metida con su trabajo como anima-dora pastoral de un colegio marista yparticipaba activamente en la comu-nidad educativa. En aquel momento yoera la coordinadora de pastoral de laProvincia, y estábamos tratando de or-ganizar más fraternidades del Movi-miento Champagnat de la Familia Ma-rista. Cuando le pregunte si le gusta-ría participar en el movimiento, la pro-fesora me respondió muy tranquila-mente: “Ésa no es la espiritualidad quequiero para mi vida”. Me quedé des-concertada. ¿Cómo era posible?

Desde entonces me pregunto quées lo que hace que un laico se “ma-raville” ante la espiritualidad marista.

¿Qué los atrae para comprometersecon el Evangelio, siguiendo a Jesu-cristo al servicio de la Iglesia, en sin-tonía con el patrimonio espiritual deMarcelino Champagnat? ¿Será la pa-sión por la misión? ¿El conocimientode nuestro patrimonio y espiritualidadmarista? ¿La convivencia con los her-manos? ¿Será una llamada especial ypersonal de Dios que requiere una res-puesta continua a lo largo de la vida?

Sabemos que vivir la espiritualidadcristiana con un matiz carismáticoconcreto toca muchos aspectos per-sonales, institucionales, comunitarios,sociales, interculturales y relacionadoscon la comunicación. Sobre todo, laespiritualidad impregna toda la vida dela persona que quiere responder al lla-mado de Dios en un contexto con-creto.

La importancia de los laicos y laicasque trabajan en los centros maristashoy en día cae por su propio peso. Es-

ESPIRITUALIDAD MARISTAUna propuesta para laicas y laicos

Heloisa Afonso deAlmeida Sousa1

A R T Í C U L O S

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pecialmente en la segunda mitad delsiglo XX, los hermanos maristas em-pezaron a contratar profesionales noreligiosos en sus escuelas. Con eltiempo, los laicos comenzaron a asu-mir posiciones tradicionalmente re-servadas a los religiosos.

Es innegable la gratitud de los pro-fesionales laicos ante la acogida fra-ternal, el cariño y el apoyo por parte delos hermanos. Hay muchos testimo-nios de agradecimiento por la influen-cia positiva de los hermanos en la vidade los estudiantes, las familias y losmiembros del personal que han tra-bajado o trabajan en las obras maris-tas de todos los continentes.

La apertura progresiva del Institu-to Marista a los laicos es evidente enlos documentos de los últimos capí-tulos generales y en otras publicacio-nes oficiales del Instituto, por ejemploel Proyecto de Vida del MovimientoChampagnat de la Familia Marista(1985), Misión Educativa Marista (1998)y En torno a la misma mesa (2009). Lacreación del Secretariado de Laicos(2006), como parte del Gobierno Ge-neral del Instituto, fue un paso impor-tante en la construcción de “nuevastiendas” para hermanos y laicos.

Con este telón de fondo, podemosplantear varias preguntas. ¿Podría-mos decir que todos los profesionalesde las obras maristas están imbuidosdel “espíritu marista”? ¿Todos ellos co-nocen el “carisma marista”? ¿Viven la

“espiritualidad marista”? Por otro lado,¿qué es lo que atrae a un grupo depersonas que quiere vivir “al estilomarista”? ¿Qué elementos de la vidareligiosa de los hermanos inspiran alpersonal, los alumnos, padres, bene-factores y tantas otras personas queestán en contacto con el Instituto, y losmueve a vivir como “laicos o laicas ma-ristas”, hasta el punto de considerar-se “Laicos Maristas de Champagnat”?

La propuesta fundacional de Cham-pagnat es “dar a conocer a Jesucris-to y hacerlo amar”. También reco-mendó en su testamento espiritual:“Una tierna y filial devoción a nuestraBuena Madre les anime en todo tiem-po y circunstancia. Háganla amar pordoquiera cuanto les sea posible. Es laprimera Superiora de la Sociedad”2.

Para muchas personas, sin duda, elestar en contacto con los hermanosmaristas conlleva una serie de pre-guntas. ¿Por qué estos hombres sontan sensibles a las necesidades de losdemás? ¿Qué motiva a los hermanosjóvenes a dejar su propia familia, y amenudo su cultura, para dedicar suvida a los niños y jóvenes? ¿De dón-de viene la alegría y la disponibilidad deestos hombres?

La convivencia con una comunidadreligiosa marista nos permite conoceruna vida cristiana que encuentra sig-nificado en el seguimiento de Jesu-cristo, con los matices particulares quenos dejó Marcelino Champagnat.

50 Espiritualidad marista. Una propuesta para laicas y laicos

fms Cuadernos MARISTAS34

2 VIDA, p. 224

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Leonardo Boff (2013), en una desus crónicas, dice que “es propio delser humano, portador de espíritu,percibir valores y significados y nosolo enumerar hechos y acciones. Enefecto, lo que realmente cuenta paralas personas no son tanto las cosasque les pasan sino lo que ellas signi-fican para su vida y qué tipo de ex-periencias que marcan, les propor-cionaron”3.

En muchos laicos y laicas se des-pierta el interés por conocer y vivir lavida marista cuando son “tocados” oafectados por experiencias significa-tivas de acogida, de dedicación a lascausas que promueven la vida, dedesprendimiento en función de losdemás, de devoción profunda a Ma-ría y de dedicación a un trabajo quepromueve el cambio.

Algunos laicos y laicas maristashan contribuido con su pensamientoa este artículo según su propia ex-periencia de vida, tratando de com-partir algunos aspectos de la heren-cia espiritual de Marcelino Cham-pagnat que ha sido llevada adelantepor sus seguidores, y que ahora esasumida por el laicado en formaconsciente, activa y experiencial.

1. FUNDAMENTOS DE LA ESPIRITUALIDADAPOSTÓLICA MARISTA

Gustavo Balbinot4

La espiritualidad marista es fruto dela gracia de Dios y de un corazón queestá abierto a las intuiciones de Cham-pagnat. Es imposible separar la espi-ritualidad y la misión marista de “dar aconocer a Jesucristo y hacerlo amar”.Nacen juntas y existen la una para laotra. También es importante hacer no-tar que la espiritualidad marista nuncaha perdido su encanto y su fuerza des-de los orígenes hasta el día de hoy. Enlos años de la fundación tuvo que vér-selas con una serie de desafíos y re-veses, incluyendo la relación con laiglesia local, pero hoy en día sigue sien-do un itinerario de vida válido para her-manos y laicos debido a su novedady vitalidad.

La espiritualidad marista nació enFrancia en un momento histórico par-ticular, durante el cual surgieron mu-chas otras fundaciones religiosas, to-das ellas preocupadas por la educa-ción de los niños que no tenían acce-so a los programas escolares o de ca-tequesis.

“La espiritualidad Marista ha sido capaz de sacudirsemuchos de los revestimientos culturales, teológicos e

Heloisa Afonso de Almeida Sousa 51

3 BOFF, Leonardo. La dimensión de lo profundo: el espíritu y la espiritualidad (2012-08-31). Texto dis-ponible en: http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=503 (último acceso el 9 de agosto,2015).

4 Gustavo Balbinot trabaja en el área de espiritualidad de la Coordinación de vida consagrada y lai-cos de la Provincia de Río Grande do Sul. Es miembro de la Red Interamericana de Espiritualidad Marista([email protected]).

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institucionales del momento fundacional sincomprometer sus intuiciones esenciales [...]. Hoy endía es claro que la espiritualidad marista está siendoadoptada de manera fructífera y completa no sólopor los Hermanos, sino por un gran número delaicos que buscan hacer de dicha espiritualidad sumodo preferido de llegar al Evangelio”5.

La espiritualidad marista, así comootras formas apostólicas de espiritua-lidad cristiana, integra tres dimensionesfundamentales: la fe como expresióndel discipulado, la comunidad enten-dida como vida compartida y la misióna través de un servicio apostólico6. Lastres dimensiones van de la mano y,además de ser complementarias, senecesitan mutuamente para existir.

El artículo 7 de las Constituciones yEstatutos de los Hermanos Maristasnos dice: “La espiritualidad que noslegó Marcelino Champagnat tiene ca-rácter mariano y apostólico”. El ca-rácter “mariano” quizás sea más fácilde entender que el “apostólico”, yaque este último ha tenido varias con-notaciones a lo largo de la historia dela Iglesia. El hermano Mariano Varona,que animó durante casi veinte años laRed Latinoamericana de EspiritualidadApostólica Marista (RED-EAM) —queluego pasó a ser la Red Interamerica-na de Espiritualidad— ofrece una bue-na definición de lo que él entiende por“espiritualidad apostólica”:

“La espiritualidad apostólica es aquella que descubrey experimenta a Dios en las realidades cotidianas.Ella encuentra la esencia de lo sagrado en las cosasmás humanas, en la vida de la persona que escucha,sirve y ama, en los acontecimientos de la historia yen la acción apostólica. Es la espiritualidad dequienes ‘leen’ la realidad con ojos de fe, de quienesobservan los acontecimientos hasta descubrir elmensaje de Dios en ellos. Es la espiritualidad de lapersona que percibe la cercanía amorosa de Dios entodas las cosas, gracias a una experiencia de fe quetodo lo integra y unifica”7.

Es necesario entender el significa-do del término “apostólico” y otros se-mejantes, por ejemplo, el término“apostolado”. Hay muchas compren-siones erróneas del apostolado debi-do a que hemos enfatizado demasia-do algunas actitudes de los apóstolesen detrimento de una visión integral desu misión evangelizadora. González Sil-va (SIMAR 1999) cree que el adjetivo‘apostólico’ debería calificar el serviciorealizado como respuesta a la ‘reali-dad’. En otras palabras, debemos darcontinuidad a las obras que los após-toles realizaron cuando Jesús los en-vió, es decir, predicación y milagros, oen un lenguaje más cercano al nues-tro, proclamación y transformación.Según este autor:

“La historia reciente, debido a una actitud intimista,confunde las cosas más evidentes. Por ejemplo,podemos comprender el apostolado de la oración

52 Espiritualidad marista. Una propuesta para laicas y laicos

5 GREEN, Michael, Irmão Sylvestre. Relatos sobre Marcelino Champagnat. Brasília, UMBRASIL,2014, p. 31.

6 GREEN, Michael. A educação Marista a partir de 1993: sua vitalidade e seu potencial para a cria-ção de uma nova realidade. Curitiba: Champagnat, 2014.

7 VARONA, M. SIMAR 1999, p. 8.

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correctamente como la conciencia de una eficaciaintercesora que completa la acción pastoral. Sinembargo, decir que la oración es el ‘primerapostolado’ es una manipulación de las palabras. Es un ejercicio retórico, sin consistencia lógica nivalor práctico para la existencia de las personas [...]. Las obras apostólicas implican una ‘exterioridad’ que no debe entenderse como un mal necesario ocomo una pérdida de profundidad espiritual. Si realmente queremos entrar en comunicación con los hombres y mujeres a los que hemos sidoenviados, debemos hacer referencia a su lenguaje,tareas y vida cotidiana”8.

Otro peligro es confundir el acti-vismo con la espiritualidad apostólica.El problema del activismo como tal noobedece a la manera en que vivimosla espiritualidad. Consiste, más bien,en la realización de tareas sin signifi-cado espiritual, o simplemente con elfin de colmar una sensación de an-siedad. El temor de Champagnat enel período de la Fundación del Insti-tuto ante la posibilidad de que los her-manos pudieran perder el sentido “re-ligioso” de su vida desafía hoy acada uno de los que estamos involu-crados en un sinnúmero de activida-des y compromisos. A veces decimosque “la misión guía nuestro tiempo”.Sin embargo, no somos conscientesde que en realidad son las tareasconcretas las que guían nuestro tiem-po y no la misión, la cual está ligadaa la espiritualidad y sólo tiene sentidosi se vive y se desarrolla con esa in-tención.

La espiritualidad apostólica se ali-menta de la presencia de Dios en lassituaciones que encontramos y expe-rimentamos. La unidad de la vida y elejercicio de la contemplación en la ac-ción son esenciales y vitales. Los mo-mentos de oración personal que haceneco de las situaciones presenciadas yvividas, la maravilla de la presencia deDios en el mundo, el regalo de los en-cuentros personales y de las expe-riencias vitales tienen su fuente espe-cífica en Jesucristo, centro de nuestravida. La espiritualidad marista

“se centra en el amor, se basa en un profundo amorpor Jesús y en una respuesta concreta a él a travésde la práctica y la acción apostólica”9.

A partir de la vida, la oración sevuelve sincera, viva y comprometidacon las realidades que experimenta-mos y contemplamos. Es imposible vi-vir una experiencia apostólica fuera deeste marco de referencia.

Podemos contemplar la vida de unamanera más profunda a través del mé-todo de la Lectio Divina, también cono-cido como Lectura Orante de la Palabra:

“Como enseña la tradición espiritual, de la meditaciónde la Palabra de Dios, y de los misterios de Cristo enparticular, nace la intensidad de la contemplación y elardor de la actividad apostólica”10.

En este sentido, la actividad apos-tólica trasciende una simple misión

Heloisa Afonso de Almeida Sousa 53

8 GONZÁLES SILVA, Renascer no Espírito: Encontrar Deus em todas as coisas. São Paulo: SIMAR1999, p. 17.

9 GREEN, M. Ídem, p. 14.10 Juan Pablo II. Vita consecrata 94.

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social y adquiere un significado espi-ritual más claro, un sentido de amor,y por lo tanto los momentos de me-ditación, oración y celebración sellenan de vida11.

No es posible vivir y sentir a Dioscon un corazón arrogante que con-fía en sus propias capacidades ytampoco mediante el esfuerzo de ac-tuar “rectamente”, invirtiendo en ellotoda nuestra energía, siguiendo lasreglas de una vida austera, ciega yencerrada en la obediencia a la ley. Elmismo Jesús luchó contra las reglascuando éstas socavaban la vida y asílo enseñó a sus seguidores, la gen-te sencilla del pueblo. Los fariseos ydoctores de la ley, sin embargo, seirritaban con Jesús cuando defendíala vida de esta manera.

Las figuras que representan laespiritualidad apostólica no son siem-pre personajes deslumbrantes. Aque-llos que la encarnan generalmenteconsumen su vida en el servicio alReino. Pocas personas aprecian suvalor, pero su dedicación cristiana estan auténtica como el cansancio desus trabajos. Saben que basta decir:

“Señor, tu amor dura para siempre, no abandonesla obra de tus manos” (Sal 138, 8)12.

Palmes (SIMAR 1999) nos recuer-da que la espiritualidad apostólica esuna forma de espiritualidad cristianay por lo tanto no puede abarcar sóloalgunos aspectos de la experiencia yacción de Jesús, sino la totalidad desu vida y seguimiento. Dicho esto, laconnotación que se da a ciertos as-pectos particulares del Evangelio eslo que caracteriza los caminos espi-rituales y las formas de vivir la espiri-tualidad cristiana:

“La espiritualidad apostólica debe abarcar la persona entera de Jesucristo y todos los aspectos importantes del seguimiento desde la perspectiva de la misión. Cada elemento entonces adquiere nuevasconnotaciones: la experiencia de Dios ya no hará hincapié en la oración vocal y en las prácticas piadosas, sino en la oración personal y en el encuentro con Dios en la vida”13.

Este autor hace hincapié en la im-portancia de ser contemplativos en laacción, llevando la actitud de silencioy oración personal a las situacionescotidianas. José Antonio García pre-senta este movimiento en un texto ti-tulado Místicos horizontales: haciauna espiritualidad apostólica14. Di-cho autor diferencia tres etapas en ladinámica de la espiritualidad apostó-

54 Espiritualidad marista. Una propuesta para laicas y laicos

11 GONZÁLES SILVA, Renascer no Espírito: Encontrar Deus em todas as coisas. São Paulo: SIMAR 1999.12 Idem, p. 26.13 PALMES, SIMAR 1999, p 72.14 Es el capítulo 6 del libro GARCÍA, José Antonio. En el mundo desde Dios: vida religiosa y resisten-

cia cultural. Sal Terræ, 1989. Dicho capítulo está disponible en: http://maristas.org.br/drive/cvcl/2014/Tex-tos em PDF Espiritualidade Apostólica/Místicos horizontales (texto original completo)_José AntonioGarcía.pdf (último acceso: 10 de agosto, 2015).

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lica: “viaje de ida, encuentro y viaje devuelta”. García afirma que

“para los místicos horizontales, el mundo es el lugar donde adoran a Dios”,

en contraste con el estilo de vidamonástico que necesita distanciarsedel mundo. También cita el famosoaforismo de San Ignacio:

“Debemos encontrar a Dios en todas las cosas y a todas las cosas en Dios”.

Comprender la espiritualidad apos-tólica a partir de un encuentro con Diosen las situaciones concretas de lavida transforma nuestra percepción ycomprensión de los acontecimientos.La pregunta entonces será: ¿quéquiere Dios de mí ante los aconteci-mientos que he vivido o presenciado?¿Qué me dice a través de estas si-tuaciones? En definitiva, es una cues-tión de amor y responsabilidad.

García presenta el viaje de idacomo un encuentro profundo con lascosas y eventos. Debemos notar queno está hablando de una lectura pla-na de la realidad, sino de ‘ir profunda-mente más allá’. La segunda etapa,según él, está ya contenida en la pri-mera, cuando se lleva a cabo honda-mente y no sólo como una ‘visión pla-na’ de la realidad:

“Al fondo del ‘viaje de ida’, como última consistenciay sentido de las cosas, aparece Dios en su calidad de

Creador, Misterio acogedor, Padre, Libertador... Es elmomento del ‘encuentro’, cuya primera actitud porparte de la persona es la adoración”15.

Es una actitud de verdadero reco-nocimiento y adoración de Dios pre-sente en cada circunstancia. Sin estaactitud, según García, cualquier en-cuentro con Dios corre el riesgo de ha-cerse trivial.

La etapa tercera y consecuente esel ‘regreso’. No es un viaje de regre-so a casa, sino a la realidad. Despuésde encontrar y reconocer a Dios en larealidad, la confesión de su presenciay amor surge espontáneamente: “¡Túeres mi Señor!” La espiritualidad apos-tólica invita a la persona a volver a larealidad para hacer experiencia aúnmás profunda de Dios a través de nue-vos encuentros. Según Jon Sobrino, lacalidad del encuentro y la confesiónque de allí nace configura el viaje de re-greso al mundo.

Aquí podemos establecer un para-lelismo con la espiritualidad de Cham-pagnat, nuestro modelo, quien graciasa diferentes encuentros fue transfor-mado su manera de ser y de actuar enel mundo. Todo comenzó con un pro-yecto en el seminario mayor y con elepisodio Montagne que desencadenósu decisión, pero también sus otrosencuentros con los niños y con sushermanos le permitieron desarrollarmás profundamente la espiritualidadmarista que estaba llamado a vivir.

Heloisa Afonso de Almeida Sousa 55

15 Ídem.

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Como fundador, en varias ocasionesusó las expresiones como: “¡este tra-bajo es tuyo, oh Madre!” y “qué pre-ciosas para Dios son las almas”, ha-blando de los niños a los que servíanen las escuelas. Antes de llegar a estaactitud y ser capaz de reconocer aDios presente en los niños, especial-mente en aquellos que estaban en si-tuación de abandono social, tuvo ne-cesidad de un itinerario espiritual quecomenzó a la puerta de su corazón yque fue generando la convicción cons-ciente de que Dios, a quien pertene-cía su proyecto fundacional, estabavivo y constantemente presente.

Bremer (SIMAR 2000) nos pre-senta el desafío de encontrar a Dios enlas situaciones de la gente pobre. Deuna manera u otra, el llamado apos-tólico de un determinado carisma res-ponde siempre a algún tipo de pobre-za. En el caso de nuestro fundador,contemplar la ignorancia de los niñosy jóvenes acerca de Dios, además delabandono social y la falta de educaciónque estaban viviendo estos niños, lehizo lanzarse a la fundación del Insti-tuto sin perder tiempo. Uno de los ho-rizontes del XXI Capítulo General nospresenta el mismo desafío:

“Ver el mundo a través de los ojos de los niños pobres”.

Bremer afirma:

“Mirar la realidad con los ojos de Dios significa sercontemplativos, algo muy del agrado de quienes

ponen su confianza en Dios y en su proyecto de vida;pero encontrar la mirada de los pobres en Dios nosparece un tanto atrevido”16.

En contraste con la espiritualidadmonástica, la espiritualidad apostólicano vive en el aislamiento de modo ‘in-timista’, sino en comunidad y fraterni-dad. La práctica apostólica nace cuan-do Jesús envía a sus discípulos en mi-sión. Los envió de dos en dos, ycuando regresaron a la comunidad,contaron sus experiencias (Lc 10, 1-12.17). Cencini (1999, p. 62) hizo hin-capié en el aspecto comunitario de laespiritualidad apostólica cuando dijo:

“Espiritualidad, por supuesto, pero ¿en qué sentido?¿Qué tipo de espiritualidad? Si tratamos de identificaralgunas pautas en el desarrollo de la espiritualidad,creo que inevitablemente nos encontraríamos con la experiencia de la comunidad entre ellas. Esta dimensión de comunidad, fijémonos bien,considera no sólo la manera de experimentar laespiritualidad dentro, sino también fuera del grupo.En el primer sentido, la dimensión comunitaria se refiere a la forma y el estilo con que vivimosnuestra espiritualidad; en el segundo, presenta el objetivo que busca. Debemos vivir y testimoniar nuestra espiritualidad‘juntos’ cada vez más, y también compartirla fuerade nuestro grupo con la Iglesia y la sociedad”.

El maestro y profeta Karl Rahnerdice explícitamente:

“En la espiritualidad del futuro, creo que (la dimensión comunitaria) podría desempeñar un papel más decisivo como elemento de comuniónespiritual fraterna, de la vida espiritual compartida”17.

56 Espiritualidad marista. Una propuesta para laicas y laicos

16 BREMER 1999, SIMAR 2000, p. 52.17 CENCINI, 1999, ídem, p. 62.

fms Cuadernos MARISTAS34

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Teológicamente hablando, el as-pecto comunitario de la espiritualidadapostólica es vital y fundamental, encuanto a experiencia en sí misma y enrelación con la misión que realizamoscomo comunidad y como expresióndel carisma que profesamos y vivimosjuntos.

“Las personas con quienes vivimos, compartimos lavida, trabajamos y nos encontramos son unreferente esencial en nuestra vida espiritual comocreyentes y en el proceso de búsqueda de nuestrapropia identidad”18.

Al ser una espiritualidad horizontal,en la mística de la vida cotidiana, la es-piritualidad apostólica no está lejos nifuera del alcance para quienes quierenseguir a Jesús. Al mismo tiempo,nada tiene que ver con los discursosrebuscados, sino que se refiere a lasimple práctica de servir a los demásy prestar atención a la vida. Gumucioafirma (2000 SIMAR):

“Los santos anónimos caminan por nuestras calles ycasas sin saber que son santos [...]. Se comunicancon Dios confiadamente. En la vida cotidiana parecenpermanecer sintonizados con él, con una concienciahabitual y discreta de que él es el Señor de la vida.Gracias al don del Espíritu Santo, se aceptan a símismos como son, con la pequeña cuota diaria delsufrimiento y de alegría, de dones y limitaciones”.

El autor da ejemplos concretos:

“Los padres preparan a sus hijos pequeños para laperegrinación diaria a la escuela. El Espíritu Santotambién se sienta a la mesa en el desayuno einspira en la familia la secreta acción de gracias aDios por el pan con mantequilla y la leche calienteque muchos otros niños no tienen... El pan por lamañana huele a nueva vida”19.

Vivir en presencia de Dios y sentirloen todo lo que vivimos, con la actituddel misticismo horizontal, hace cantarnuestro corazón: “¡Porque Dios estáen todo, porque él es nuestro Dios!”

2.ESPIRITUALIDADMARISTA EN EL TRABAJO DIARIO

Esmeraldina Laurinda da Silva20

Las empresas dan cada vez ma-yor importancia a las competen-cias que permiten trabajar en equi-po. Varios autores describen la ca-pacidad de convivencia como unade las habilidades no cognitivasmás importantes en el desarrollo delas personas.

“Está cambiando la manera de aprender y enseñar, la forma en que trabajamos se estátransformando, y nuestra visión sobre lo que tenemos que hacer de cara a la vidaconstantemente se actualiza”21.

Heloisa Afonso de Almeida Sousa 57

18 Ídem.19 GUMUCIO 1999, SIMAR 2000, p. 85.20 Esmeralda Laurinda da Silva es la Coordinadora de Pastoral en Palmas/TO, Provincia Marista de

Brasil Centro-Norte ([email protected]).21 Psicóloga. Máster en Psicología de la Infancia y la Adolescencia de la University College of London y consul-

tora para la innovación en psicología y educación. En “Dez maneiras de preparar novas gerações para a vida”. Disponible en: http://porvir.org/porpensar/10-maneiras-de-preparar-novas-geracoes-para-vida/20140613. Último acceso: 10 de noviembre 2014.

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¿Cómo podemos traducir esto ennuestro lenguaje marista? ¿Cómo po-demos vivir esto en una institución con-fesional y lograr así un ambiente másarmonioso? ¿Cómo podemos tomaren serio las exigencias del mercadoeducativo sin perder de vista la espi-ritualidad marista? En Palmas, estadode Tocantins, los maristas trabajan enuna escuela que ofrece educación bá-sica a estudiantes con edades com-prendidas entre los dos años y medioy los diecisiete. El centro inició haceaproximadamente 17 años, y yo soyparte de su historia.

Una de mis primeras metas al lle-gar fue la de familiarizarme con la ins-titución, con su historia y misión, conla gente encargada de conducir elproceso y con los objetivos específi-cos de mi perfil de trabajo. Todoesto fue muy importante para hacer-me sentir parte de esa historia. Sinembargo, no sucedió del día a la no-che, e implicaba emprender un nue-vo camino sin tener miedo a caminar.Cada día voy conociendo más cosas,descubriendo novedades y dándomecuenta de que sé muy poco. Los li-bros, los documentos y las personasque están escribiendo esta historiame ayudaron en el proceso. Partici-pé en todas las reuniones a las quefui invitada. Leí todos los libros y do-cumentos recomendados. Sin em-bargo, me doy cuenta de que todoeste trabajo no fue suficiente para ha-cerme sentir parte de la misión. Asis-tí a experiencias profesionales, retiros,cursos de formación específicos yparticipé en los viajes que promovíanun mayor conocimiento de la historia

de la institución. Sin embargo, nadafue tan importante como el hecho deentender poco a poco la espiritualidadde las pequeñas cosas. De ahí la im-portancia del acompañamiento, sin elcual no es posible embarcarse enesta experiencia. Esta es la principaldiferencia respecto a la convivenciaen una empresa ordinaria, porque lainstitución marista no es un fin en símisma, y encontramos la trascen-dencia en las tareas cotidianas. Aun-que tiene las ‘grandiosas’ instalacio-nes de una empresa, su proyecto nose reduce a las apariencias externasy va más allá de la propia institución.

La espiritualidad implica reconciliarlas demandas del mercado educativocon el trabajo concreto que hago y, so-bre todo, mis expectativas y las de lainstitución. Siempre quise trabajar enun lugar que inspirase paz, alegría, sa-lud, educación, disciplina, buen humor,confianza, espiritualidad, espíritu de fa-milia y que trasmitiese el mensaje deJesús. Encuentro todo esto en la mi-sión marista que el fundador nos dejó,dentro de la cual me pongo al serviciode los demás: amor al trabajo, espíri-tu de familia, presencia, sencillez, hu-mildad, modestia y amor a Dios y aMaría. Vivo mi seguimiento dentro deuna empresa que trabaja en el mun-do, pero que propone algo más allá delmundo.

Desde aquel momento, me hesentido verdaderamente parte de unamisión que no es solo mía, sino quepertenece a una institución. Sueño jun-to con otras personas, y trato de ex-presar la misión de “dar a conocer a

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Jesucristo y hacerlo amar” a través demi profesión como educadora. ¡Es unreto! Para mí, esta misión pasa por laalegría de todos los días cuando me le-vanto y comienzo de nuevo para sermejor que el día anterior. A cada paso,desde que amanece en casa, mis hi-jos y mi marido saben cuánto me gus-ta hacer lo que hago; están de acuer-do con esta propuesta que quiero vi-vir, o mejor, se unen a ella, no me de-jan sola, comparten conmigo, sueñanconmigo. Esto me fortalece.

Cuando camino hacia mi rutina dia-ria, a menudo me preocupa en modoespecial esa hipocresía que trata deopacar la belleza de la misión. Erosio-na, destruye y hace que muchas per-sonas abandonen el proceso a mitaddel camino. Deshace tantos sueños ydesvía a muchos. Se confunde con elpoder y el dinero y a menudo se hacemás evidente que la misión misma. Lainmanencia intenta eclipsar la tras-cendencia. Sin embargo, encuentrofuerza en el testimonio del fundador,San Marcelino Champagnat, quiennunca dudó ante los desafíos de suépoca y siempre mantuvo una actitudde valentía, coraje, agilidad, fortaleza yfe. El hecho de saber que no estoy solame anima, porque muchas personassueñan y continúan con la misión de lamisma manera lo hago yo.

En síntesis, vivir la espiritualidadmarista en el trabajo hoy en día es unreto, como seguramente será el caso

en muchos otros lugares, pero tam-bién es agradable porque completa elsignificado de mi vida profesional ypersonal.

Vivo la espiritualidad marista en laspequeñas cosas, en las canciones quecanto, en la manera de orar, cuandohablo con los niños y jóvenes, en lasactividades de la Iglesia, en las comi-siones a las que pertenezco, en mi fa-milia, y en el trabajo de cada día. ¡ACristo por María, en todo!

3.ESPIRITUALIDADLAICAL

Layza Maria Gomes Fonseca de Oliveira22

“Los laicos maristas somos cristianos y cristianasque hemos escuchado en nuestra vida la llamada de Dios a vivir el carisma de Champagnat y, desde el estado de vida laical, respondemos a ella”(ETMM 12).

A veces nos topamos con textosque revelan profundos espacios denuestra experiencia humana. Nos ha-cen cuestionarnos acerca del signifi-cado de la vida y las decisiones quehemos tomado a lo largo del camino.En el proceso, encontramos pregun-tas y respuestas que nos hacen avan-zar. La espiritualidad es una experien-cia que nos ayuda a encontrar res-puestas, pero que suscita otras tantaspreguntas.

Heloisa Afonso de Almeida Sousa 59

22 Layza Maria Gomes Fonseca de Oliveira es Directora del Centro Juvenil Marista en Montes Cla-ros/MG y pertenece a la comisión de laicos de América ([email protected]).

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En el camino vamos tomando de-cisiones que finalmente nos permitenoptar por un estado de vida. Yo soy lai-ca. En la terminología de la Iglesia, eltérmino ‘laico’ simplemente significaque perteneces al pueblo de Dios. Eneste sentido, los teólogos antiguos ymodernos han intentado demostrarque todos en la Iglesia somos laicos,porque todos pertenecemos al pueblode Dios.

Personalmente, después de hacerexperiencia de Iglesia y conocer otroscarismas y espiritualidades, fui “sor-prendida” por una red apostólica quese llama “marista”, aunque el adjetivoresulta un tanto complejo. Si verda-deramente queremos seguir caminode Champagnat para vivir el Evange-lio, no debemos preocuparnos tantopor el adjetivo como por el sustantivo,que es el seguimiento de Cristo Jesús.Cada cristiano, en cualquier estado devida, debe seguirlo. La “vida en abun-dancia” que Jesús desea para toda lahumanidad no debe ser sólo una idea,ni puede reducirse a la imagen de unapersona, sino que se relaciona contoda la vida de Jesucristo, a quiennuestros sentidos han contemplado.Podemos también sentirla, en todassus dimensiones, poniendo nuestravida cerca de la suya y su vida cercade la nuestra. Este ejercicio de ir a Je-sús a través de mi humanidad ha nu-trido mi experiencia cristiana y maris-ta. No hay ninguna receta para vivircomo laico o laica marista. Cada uno

de nosotros debe descubrir lo que sig-nifica contemplar a Jesucristo y estarabiertos a la acción de su Espíritu, quenos dice concretamente lo que debe-mos hacer.

Hace unos días estaba pensandoacerca de mi vocación y me dabacuenta de que mi identificación comolaica marista es el resultado de un ca-mino de discernimiento personal ycomunitario. En este proceso, los ele-mentos que estructuran mi identidadhacen toda la diferencia. El testimoniode tantos laicos que viven el carismamarista con sencillez, me hizo tomarconsciencia progresivamente de mivocación23.

“La vocación laical marista, como toda vocación,nace y se desarrolla leyendo la propia vida a la luzdel Espíritu. Este discernimiento tiene diferentesetapas; por eso, se debe acompañar a cada personarespetando su ritmo”24.

Además, como mujer, esposa, ma-dre y profesional, soy parte de una ge-neración que ha abierto algunas puer-tas a las mujeres, pero me doy cuen-ta de que quedan muchas más porabrir. Dadas las circunstancias históri-cas y culturales, creo que el papel dela mujer en la Iglesia hoy en día es fun-damental. La fe ha sido comunicada,es evidente, por las catequistas, ma-dres y abuelas, que han jugado un pa-pel clave en la transmisión del cristia-nismo, aunque este hecho no sea re-conocido debido a la estructura ma-

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23 ETMM 2824 ETMM 14

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chista de la Iglesia. Creo que el Papaactual ha dicho cosas fundamentalessobre el papel de la mujer en la Iglesia.Si se tomaran en serio, cambiarían elrostro de la Iglesia tal como la cono-cemos. El Instituto marista ha dado pa-sos importantes con respecto a la par-ticipación de las mujeres en las es-tructuras de decisión. Hoy podemosdecir que hay un número significativode mujeres que tienen un vínculo pro-fesional y carismático con el Instituto.La presencia de las mujeres trae con-sigo una serie de características queenriquecen la identidad marista.

“La vivencia del carisma marista desde la perspectiva de la mujer nos invita a todos aintegrar en nuestras vidas elementos marianos como la tenacidad, la resistencia, el cariño maternal,la ternura, la atención en los detalles y la intuición en nuestra experiencia cotidiana”25.

Como mujer, siempre he encon-trado confianza y respeto para expre-sar libremente mis pensamientos ycreencias. La espiritualidad femeninavivida en cada momento ha sido cru-cial para mí como apoyo en el creci-miento de la fe. La devoción a Maríame llamó la atención cuando entré ini-cialmente en contacto con los Maris-tas, hermanos y laicos. Un Institutomasculino que tiene a una mujer comopunto de referencia y “Primera Supe-riora”, como decía Champagnat, indi-ca que realmente entiende el “RostroMaterno de la Iglesia”.

El estilo de María me inspiró desdela infancia, cuando recibí las primerasenseñanzas marianas de mi madre ymi abuela. Para mí, los rasgos de lapersonalidad de María son un caminometodológico en el discipulado. La hu-manidad, la fuerza y la presencia deMaría han sido muy importantes en miformación cristiana. La experiencia decomunidad, desde una edad muytemprana, me ha permitido experi-mentar que Dios me ama profunda-mente. Para vivir este amor me dedi-qué al servicio de las personas en di-ferentes ministerios pastorales, y ali-menté mi espiritualidad dentro de unacomunidad de fe, que me ayudó a dar-me cuenta de la presencia de Dios enlos acontecimientos, en la historia y enla vida cotidiana de las personas. Demanera especial, mi espiritualidad sur-gió de la intuición que expresa la si-guiente frase: “Buscar a Dios en todaslas cosas”, donde la palabra “cosas”significa las realidades humanas, his-tóricas y cotidianas26. En estos espa-cios, me sumergí en la belleza y en elreto de seguir a Jesús, renovando laesperanza y la utopía de construir elReino de Dios en la actualidad.

En este itinerario, viví un proceso dediscernimiento que me llevó a optarpor el matrimonio. Uní mi vida a la deun compañero que me acogió total-mente y juntos nos propusimos cons-truir un proyecto de amor en torno alcarisma que hemos heredado de

Heloisa Afonso de Almeida Sousa 61

25 ETMM 2526 STIERLI, J. Buscar a Deus em todas as coisas. Vida no convívio do mundo e oração inaciana. São

Paulo: Loyola, 1990.

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Champagnat como un don. Habíamosvivido historias muy similares de for-mación cristiana y por eso decidimosabrazar juntos nuestra misión bautis-mal dentro del carisma marista. Cons-truimos nuestro proyecto de vida al-rededor de esta fuente espiritual, ali-mentada todos los días por la palabrade Dios, revelada en el Evangelio, enla gente que encontramos y los signosde los tiempos. Después de dos añosde matrimonio, tuvimos un hijo que ledio un significado diferente a nuestrasvidas y llenó nuestra casa de luz. Secumplía así otra etapa de nuestroproyecto de vida. La maternidad mehizo experimentar un nuevo amor sinlímites, que da más de lo que esperarecibir, que cuida, conduce y ama in-condicionalmente. Experimenté el retode custodiar una vida frágil que de-pendía de mi atención y cuidado parasobrevivir. Me di cuenta de que los pe-queños gestos podían definir la del-gada línea entre la vida y la muerte y,sobre todo, cómo el amor hace la di-ferencia en la vida de un niño. La ma-ternidad ha sido una de las escuelasque me ha enseñado más sobre elarte de la vida.

Las experiencias diarias son luga-res de encuentro con Dios27. La vidacotidiana es el espacio-tiempo en elque vivo mi vocación y alimento mi es-piritualidad a partir de experienciassimples, tales como ayudar a mi hijocon sus tareas, discutir los problemasde la casa con mi esposo, compartir

las comidas alrededor de la mesa, le-erle un cuento a mi hijo, disfrutar deuna excursión con la familia, orar jun-tos antes de dormir, caminar en el par-que, ir a Misa juntos, visitar la familia ycompartir sueños y desafíos. Todoesto ha alimentado nuestro espíritu defamilia.

“De este espíritu nacen los detalles con los demásque nos caracterizan. Como Marcelino, cultivamos entre nosotros las pequeñas virtudes:perdonar las ofensas diarias, comprender las razones del otro y ponerse en su lugar, estaralegres, prever las necesidades de los demás y ser solícitos en el servicio con sencillez, ser pacientes y afables, y saber dejar paso a los otros cuando les toca actuar. De esta manera se nutre nuestra vida diaria y va ganando en profundidad”28.

En un mundo ávido de conexión ypertenencia, el hogar es un símbolomuy poderoso. Las familias y comuni-dades se convierten en lugares idea-les para que las personas crezcan, seapoyen y cuiden mutuamente y re-nueven su entusiasmo29. La dimensióncomunitaria sigue siendo fundamentalcomo fuente de mi espiritualidad, y hoyla vivo en mi familia. Es mi apoyo y micamino. Apoyo porque en casa todo loponemos en común, y mi marido y mihijo son mis primeros compañeros enla misión, pues me aceptan, acogen yayudan a vivir mi propia vocación es-pecífica. Y es mi camino porque sigoa Jesús a partir de mi comunidad fa-miliar y con ella.

62 Espiritualidad marista. Una propuesta para laicas y laicos

27 Agua de la Roca 5428 ETMM 7029 Agua de la Roca 101

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Reunirnos alrededor de la mismamesa ha sido, más allá de las refle-xiones institucionales, un espaciopara encontrarnos, compartir, inter-cambiar afecto y alegre conversación,un momento para alimentar nuestrocuerpo, espiritualidad y proyecto devida. Construimos este proyecto ennuestra experiencia como pareja,que conlleva momentos de alegría ytristeza, logros y desafíos.

“El amor de pareja transparenta la fidelidad ypasión de Dios, y recuerda la pasión y fecundidadque debe animar toda vocación cristiana. De igualmanera, el amor de los padres por sus hijos esimagen viva del amor incondicional que Dios nostiene”30.

Las páginas de mi historia perso-nal me permiten hablar de mi voca-ción como laica marista, mujer, es-posa y madre. Como laica, me sien-to parte de una comunidad interna-cional y comparto una espiritualidadque nace del carisma de Champag-nat, con una misión común que seexpresa en diversos ‘frentes’.

Cuando contemplo el camino quehe recorrido hasta ahora, siento quemi familia es una tierra fértil donde hepodido crecer y dar fruto. Me doycuenta de que todavía hay mucho porhacer, pero hay luz en mi camino yveo horizontes de esperanza frente amí. Me siento bendecida con el donde la existencia y con mis maravillo-

sos compañeros de viaje, vida y mi-sión. Proclamo no sólo lo que Dios hahecho en cada uno, sino lo que estáhaciendo en nosotros como familia ycomunidad31.

4.REPENSAR LA ESPIRITUALIDADMARISTA HOY

Fedel João Luis Gonçalves32

Quisiera proponer una reflexiónbasada en una serie de preguntasfrente al futuro. No intentaré buscarrespuestas exhaustivas, sino suscitarotras preguntas, como en una diná-mica de movimiento perpetuo. Esta ta-rea se encuentra más en el lado as-cético de la espiritualidad, pero elproceso de reflexión también nos lle-vará hacia su lado místico.

Somos herederos de la espirituali-dad de Marcelino Champagnat y losprimeros hermanos.

¿Qué significa esto para un laico marista de Champagnat?

Ésta sería nuestra primera pre-gunta. Desde el principio, el fundadorno impone una espiritualidad “clerical”a los jóvenes que se unen a su pro-yecto. Es cierto que copiaron muchasprácticas religiosas, e incluso el estilo

Heloisa Afonso de Almeida Sousa 63

30 ETMM 2231 Agua de la Roca 10632 Trabaja en el sector de Vida Consagrada y Laicado del Brasil Centro-Sur y es miembro del Secre-

tariado Ampliado de Laicos ([email protected]).

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de vida mismo, del modelo monástico,pero otros grupos de laicos cristianosen aquel momento procedieron deigual manera. En última instancia, erala espiritualidad del cristiano común,adecuada para este grupo de hom-bres que entraba en el universo de laeducación con sus retos y exigencias.

Los elementos esenciales de estaexperiencia espiritual son evidentes. Enprimer lugar, la centralidad de nuestroencuentro personal con Dios, la con-ciencia de haber sido llamados, de serparte de un proyecto que proviene delcorazón del Padre. La presencia deDios es un tema constante en la tra-dición marista que pone de relieve estepunto central. En sus primeras notaspersonales, al hermano Francisco Ri-vat, a la edad de 11 años, escribió lo si-guiente, seguramente influenciado porlas palabras de Champagnat:

“Recordaré la presencia de Dios al rezar, en las aulas, al caminar, durante el recreo, en la comida”33.

También encontramos este temaen el testamento espiritual del PadreChampagnat, escrito veinte años mástarde34.

En segundo lugar, es esencial laconciencia de participar en la misión de

Jesucristo, a quien todos los maristassiguen como hicieron los apóstoles.Este tema aparece en la fórmula deFourvière, con la cual unos presbíterosrecién ordenados prometieron queserían “buenos ministros de Jesucris-to”35, siguiendo el ejemplo del apóstolPablo. Champagnat expresó este celoa través del esfuerzo por instruir a losniños más pobres y en la invitación aalgunos jóvenes para seguirlo comohermanos.

La humildad, otro elemento ca-racterístico, fue inicialmente partede este contexto apostólico antes deconvertirse en una virtud. Para unhermano, ser humilde significa dedi-carse a educar a los niños más hu-mildes.

María es el modelo de humildadpara el hermano. Ella

“fue la primera y más perfecta seguidora deJesucristo en todas sus virtudes, principalmente en lahumildad, que es la razón por la que merececolocarse por encima de todas las criaturas”36.

La espiritualidad marista, por lotanto, la contempla como la primeraseguidora de Jesucristo y está ínti-mamente ligada a María. En los iniciosse trataba más de una “mística ma-riana” que de una “devoción”. En su

64 Espiritualidad marista. Una propuesta para laicas y laicos

33 RIVAT, Francisco. Carnet 302, p. 1.34 FURET, Juan Bautista. Vida, p. 224. El biógrafo dedica el tercer capítulo de la segunda parte a este

tema (p. 272-284). Véase también A. Lanfrey, Essai sur les origines de la spiritualité Mariste, Capítulo 3de la Parte 2 (Roma, Maison Générale des Frères Maristes, 2001, p 124-133, mimeografiado); y M. Me-sonero Sánchez, San Marcelino Champagnat, experiencia de Dios y vida mística (Lima: Universidad Mar-celino Champagnat, 2012, p 139-144.).

35 FURET, Juan Bautista. Vida, p. 32.36 RIVAT, Francisco, Carnet 308, p. 544.

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circular Una revolución del corazón, elhermano Séan Sammon nos dice:

“El nombre de María significó mucho para nuestrofundador. Marcelino se encontraba con Jesús en elmisterio de la Encarnación y allí —inseparablemente— estaba María. Por eso suespiritualidad era igualmente mariana”37.

El hecho de usar constantementelos nombres de “Jesús y María” en suscartas demuestra que Marcelino, ade-más de la dimensión devocional, teníauna espiritualidad profundamente te-ológica, la cual también era concretay sensible a las realidades humanas. Aesto el hermano Séan Sammon lo lla-ma “cristianismo práctico”:

“Marcelino desarrolló una espiritualidadprofundamente encarnada. Sabía por experienciaque una vida espiritual auténtica tiene su origen en ellugar y en la coyuntura en que nos hallamos”38.

Si nos fijamos bien en estos rasgosde la espiritualidad de Champagnat,nos daremos cuenta de su importan-cia para la vida de los laicos maristas.En términos generales, es lo mismoque nos dice Alrededor de la mismamesa en el capítulo 4:

“Espiritualidad es vivir en y desde Dios” (100);“Somos sus discípulos y queremos seguir sus pasos” (104); “María, mujer laica, es también para nosotrosmodelo de vida sencilla y laboriosa” (111).

Hay, sin embargo, un reto que to-dos debemos enfrentar. Una lecturasuperficial del espíritu de Champagnatpodría reducir la espiritualidad maris-ta a las prácticas devocionales, sin en-trar en el corazón de su dimensiónmística. Por otro lado, no es una es-piritualidad de grandes vuelos, sino dela vida ordinaria. La devoción deChampagnat a María no tiene los ras-gos pomposos de la espiritualidadfrancesa del siglo XVII. Por el contra-rio, utiliza los mismos títulos de la gen-te común, como “Buena Madre”, paraexpresar el tipo de relación cercanaque describe, por ejemplo, en su car-ta a los hermanos Antonio y Gonzaga:

“Procuren hacer que María se interese en su favor.Después de haber hecho todo lo que esté en sus manos, díganle que es peor para Ella si las cosas no salen bien”39.

Otro rasgo importante de la espi-ritualidad marista que los laicos pue-den asimilar fácilmente es su apertu-ra al contexto eclesial amplio. Cham-pagnat en realidad no inventa nuevasdevociones o fórmulas de vida espi-ritual. El Fundador comienza la Circu-lar a los Hermanos fechada en ene-ro de 1828 con una expresión que in-dica su comprensión clara de la vo-cación de los hermanos:

“Dios nos ha amado desde toda la eternidad; nos ha escogido y separado del mundo.

Heloisa Afonso de Almeida Sousa 65

37 SAMMON, Séan. Una revolución del corazón. Espiritualidad de Marcelino e identidad de sus Pe-queños Hermanos de María en el tiempo presente, p. 25-26.

38 Ídem p. 4339 Carta de Marcelino - 020

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La Santísima Virgen nos ha plantado en su jardín, ella cuida de que nada nos falte”.

En esta misma carta, su preocu-pación por las personas que necesitanla oración de los hermanos y de los jó-venes muestra su inquebrantable con-fianza:

“Haremos, pues, súplicas, oraciones, votos yacciones de gracias por todos los hombres”.

Luego pide que toda la comunidadrecite la letanía de la Santísima VirgenMaría durante nueve días consecuti-vos. Sus prácticas diarias se basabanen una mística profundamente teoló-gica. Champagnat no quería un gruposolitario atado a prácticas extrañas. Encambio, creía que los niños y jóvenesnecesitaban aprender a ser buenoscristianos y desarrollar una espirituali-dad adecuada para la vida diaria,pues no se quedarían para siempre enlos centros maristas, sino que segui-rían adelante con sus vidas, formaríanuna familia, asumirían responsabilida-des en la sociedad civil, serían parte dela comunidad eclesial, pero todo ellocon “el estilo marista”. ¿No es esto, dealguna manera, lo soñamos comoproyecto de vida para los laicos ma-ristas de Champagnat?

¿La espiritualidad maristaes adecuada para cualquier contexto?

Antes de responder debemos re-cordar que Champagnat desarrolló

su espiritualidad en el contexto socialparticular donde estudió y vivió, queera más bien ascético e incluso anti-místico40. Su espiritualidad se enmar-ca dentro del “pensamiento occiden-tal”41 y se extendió inicialmente bajoese ropaje. Esto, sin embargo, no in-valida los elementos que son capacesde trascender dichos límites. La historiade cómo el Instituto se extendió en elmundo muestra las posibilidades denuestra espiritualidad. Consideremosdos puntos en relación con este tema.En primer lugar, la espiritualidad hoy endía se enfrenta constantemente con lacultura moderna (o contemporánea) ydebe asumir las perplejidades delhombre y la mujer de hoy ante unmundo que cambia, que desmitifica latradición, que borra las fronteras y ca-rece de amarras. No significa que laespiritualidad haya desaparecido, peroha cambiado radicalmente y los mo-delos tradicionales se han vuelto ob-soletos. La segunda consideraciónno se refiere tanto a la globalización,sino a las diferencias, las realidades re-gionales, la pluralidad y la diversidad deespiritualidades. Con más o menos in-tensidad, ambas situaciones se hangeneralizado y afectan nuestra formade ser cristianos y maristas. No es unproblema aislado de las comunidadesAd Gentes, por ejemplo, sino quetoca todo tipo de trabajo en cualquierlugar. Esto nos plantea dos retos.¿Cómo nos colocamos los cristianosMaristas frente a la diversidad, frenteal otro que es no es parte de nuestratradición cultural y religiosa? En cuan-

66 Espiritualidad marista. Una propuesta para laicas y laicos

40 LANFREY, A., Essai, p. 18-20.41 SAMMON, S., Una revolución del corazón. Roma, 2003, p. 65.

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to a los no-cristianos que entran encontacto con la tradición marista y seidentifican con ella, ¿cómo puedenasumir esta forma de vida sin renun-ciar necesariamente a su propia tra-dición? ¿Es posible vivir la espirituali-dad marista dentro de otra tradición re-ligiosa? ¿Cómo podríamos mantenerla identidad de la espiritualidad maris-ta y al mismo tiempo respetar las pe-culiaridades de cada tradición?

¿Cómo podemos incluirnuevos temas en la espiritualidad marista

Tales como la desigualdad so-cioeconómica, la diversidad, los nue-vos lenguajes y la protección y de-fensa de los derechos de la niñez y ju-ventud? El hermano Seán Sammontoca algunos de estos puntos en laCircular antes mencionada42. Pare-cería que la tradición espiritual del Ins-tituto tiene una especial capacidad deadaptación porque hay una ciertapresteza en ella. Esto es evidente, porejemplo, en los espacios donde loslaicos y laicas toman parte activa enel carisma de Champagnat. La vi-vencia de la espiritualidad marista enlos espacios de comunión entre her-manos y laicos ha suscitado reflexio-nes innovadoras y nuevas experien-cias. En este sentido, la contribuciónde los laicos puede ser muy valiosaporque permite muchas otras áreasde interacción, entre las cuales unade las más significativas es la contri-bución de las mujeres, con su forma

de estar en el mundo, con su parti-cular sensibilidad y perspectiva.

Me gustaría concluir este apartadocitando el testimonio de una laicasudafricana. Un gesto profético de co-munión hizo posible un gran avancepara la comunidad marista en ese país:

“Cuando los oscuros días del apartheid llegaban a su fin, los Hermanos fueron los primeros en abrirsus escuelas a todas las razas. Me he sentido muycontenta de trabajar en un ambiente sin división de razas que me ha permitido ser testigo del ‘daltonismo ante el color de la piel’ que hay en las nuevas generaciones. Los Hermanos Maristas,profesores laicos y otros miembros del personal, los niños y sus familias, pasados y presentes, como una amplia comunidad educativa, son quienes hacen latir el corazón con este ritmo particular” (Pinceladas 26).

Retos que enfrenta la espiritualidad laicalmarista

Los dos últimos eventos generalesdel Instituto Marista —la ConferenciaGeneral en 2013 y la II Asamblea In-ternacional de la Misión Marista en2014— señalaron algunos temas quepueden inspirar nuestra reflexión sobrela espiritualidad laical marista.

En primer lugar, plantean el desafíode vivir la dimensión mística y proféti-ca como una única realidad de la vidacristiana marista. El hermano EmíliTurú comentó esto en su Conferencia

Heloisa Afonso de Almeida Sousa 67

42 SAMMON, S., Una revolución del corazón. Roma, 2003, p. 62-63.

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durante la visita a la casa de La Valla.Se refirió al sótano, un espacio abier-to, pequeño y recogido, que tomócomo símbolo místico:

“Quizás sea esto un símbolo del camino que, como Instituto, estamos llamados a recorrer: el redescubrimiento de la “vida interior”, ese espacio sagrado de encuentro con el Misterio que nos habita”43.

En Nairobi, los hermanos y laicosnos decían:

“Nuestro sueño es que los maristas de Champagnatseamos reconocidos como místicos y profetas”.

Además de los temas de la místi-ca y la profecía, la II AIMM insistió enla comunión. Se trata de una comu-nión ampliada, una nueva tiendaconstruida por hombres y mujeres,por religiosos y laicos, por adultos yjóvenes. Esta comunión trasciendefronteras y estereotipos y generanuevas formas de estar juntos, abier-tos a la internacionalidad, la intercul-

turalidad y los nuevos contextos de lamisión.

Finalmente, debemos enfrentar elreto de la formación. La espiritualidadmarista es un regalo, una experiencia deencuentro personal con el Dios de lavida. Sin embargo, necesitamos un iti-nerario formativo, mediante el cual lagente pueda lograr una experiencia defe madura, conocer los fundamentos delcarisma marista y tomar consciencia deuna posible vinculación carismática.

La espiritualidad laical marista noes estática, sino un patrimonio vivoque debemos descubrir, mantener ypromover. Esto no es una tarea indi-vidual, sino un esfuerzo de todo el Ins-tituto. Sobre todo, es la obra de la Tri-nidad en nosotros, como le sucedióa María. Esta confianza en la acciónde Dios, que Champagnat vivió mu-chas veces, también nos guía hoy endía y nos lleva hacia nuevos horizon-tes de la misión marista, hacia nuevosmodelos de comunión y nuevas for-mas de vivir nuestra espiritualidad.

68 Espiritualidad marista. Una propuesta para laicas y laicos

43 TURÚ, Emili. Despertar la aurora - Conferencia General 2013. FMS Mensaje 44, junio 2014, p. 4.

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Durante los 200 años de historia delInstituto Marista en el mundo, muchose ha dicho sobre el perfil de su fun-dador, el Padre Marcelino Champag-nat, más allá de las características co-munes a todos los hombres de fe quehan llevado a cabo obras importantespara responder a las necesidades dela Iglesia Católica. Varias de sus ca-racterísticas propias pueden ser unainspiración para las personas y orga-nizaciones en el momento actual.

Con el fin de contribuir al desarro-llo del liderazgo interno del Instituto yde ofrecer al mundo de las organiza-ciones un posible perfil de líder, qui-siera estudiar más profundamente unconjunto específico de característicaspoco exploradas de Marcelino, es de-cir, sus competencias2 y estrategias3

en el área de la comunicación. Hansido mencionadas brevemente enmuchos trabajos de investigaciónsobre Marcelino, y quisiera profundi-zar el tema partiendo de una explo-ración bibliográfica.

Al final de su artículo sobre la in-teligencia social y emocional de Mar-celino Champagnat, Consigli (2009)afirma:

“Hemos visto que Marcelino tenía un real talento en las relaciones humanas […]. Era capaz de comunicarse eficazmente”.

Mediante una visión histórica pa-norámica, quisiera esclarecer el lugarque tuvo la interacción y el diálogo enla trayectoria del fundador de losMaristas. En otras palabras, ¿qué im-

69

1 Máster en comunicación y estudiante de doctorado en la PUCRS (Universidad Marista de Porto Ale-gre, Brasil). Es profesora universitaria y consultora de comunicación organizacional y corporativa ([email protected]).

2 Según Fleury y Fleury (2001), la competencia no está limitada a un conjunto de conocimientos te-óricos y empíricos por parte del individuo, ni está encapsulada en tareas específicas. Según Zarifian(1999), la competencia es la inteligencia práctica de aquellas situaciones que dependen de los conoci-mientos adquiridos y que es capaz de transformar dichos conocimientos con una fuerza proporcional ala complejidad de las situaciones.

3 Proceso para lograr los objetivos de un proyecto.

LEGADOCOMUNICACIONALHerederos de la capacidad comunicativa deMarcelino Champagnat

Rosangela Florczakde Oliveira1

E S T U D I O S

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portancia tuvo su estilo particular deintercambio comunicativo en la con-solidación de su gran proyecto, esdecir, en la creación de un Instituto dereligiosos consagrados, dedicadosa la educación en la fe y en las cien-cias de los niños y jóvenes campesi-nos, especialmente los más pobres?

Para poder ver claramente los re-tos que Marcelino tuvo que enfrentar,necesitamos recordar brevementesu historia personal. Fue un jovencampesino con una condición finan-ciera limitada, con difícil acceso a laeducación, que vivió en un período defuerte agitación social, económica yreligiosa. Con todo, su sólida estruc-tura familiar fue una base firme parasus valores personales. Mientras losespacios públicos se volvían peligro-sos debido a la Revolución Francesay al período posrevolucionario, el es-cudo protector de Marcelino fue sufamilia. Dentro de su hogar encontróel testimonio ejemplar del liderazgopolítico justo y firme de su padre, y laconvicción religiosa de su madre y sutía, todo ello en un ambiente armo-nioso, donde la rigidez de las reglassociales, la sobriedad y la experien-cia dogmática de la fe estaban im-pregnadas de afecto y protección.

Cuando recibió el llamado a la vo-cación presbiteral, Marcelino co-menzó a enfrentar una serie de retosque habrían de multiplicarse a lo lar-go de su vida: el desfase de su edu-cación formal que hizo difícil el cami-no del seminario; la disciplina perso-nal que necesitó para desarrollarse entodas las dimensiones; la perseve-

rancia para llevar a cabo un proyec-to en el que pocos creían; la fe, la va-lentía y la confianza necesarias paradesafiar el poder clerical y asumir unanueva forma de evangelizar; fundar yalbergar un instituto religioso dedica-do a la educación en un momento deincredulidad y de absoluta falta de re-cursos.

Marcelino Champagnat, hoy san-to de la Iglesia Católica, encontró enla comunicación un recurso eficaz.¿Qué características prevalecieronen su estilo de comunicación? ¿Cuá-les son los elementos de esta comu-nicación? ¿Cuáles fueron las plata-formas comunicativas que caracteri-zaron aquel momento histórico y queél utilizó? ¿Y, finalmente, cuál es la he-rencia que ha dejado el fundador a loslíderes maristas?

1. CONTEXTOS

El contexto social, político y reli-gioso en el que Marcelino vivió y des-arrolló su proyecto definió gran par-te de sus actitudes y configuró su es-tilo de liderazgo. Su personalidad seforjó en un ambiente de conflictos detodo tipo y tuvo necesidad, sobretodo, de desarrollar competenciaspara poder articular intereses diver-sos y negociar con distintas fuerzasy poderes con tal de ver prosperar susueño. La importancia histórica de laépoca vivida por el fundador de losMaristas es indiscutible. Según Tie-cher (2012) la Revolución Francesa seconsidera como un hito que marca elfin de la Edad Moderna y el inicio de

70 Legado comunicacional de Marcellino Champagnat

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la Edad Contemporánea. De acuerdoa Fattori (2012), el siglo XVIII en Fran-cia nos hace recordar a Voltaire,Rousseau y Montesquieu, a Danton yRobespierre, y la caída de la oscuramonarquía de los Luises. Nos re-cuerda, en definitiva, la revolución ytodas sus etapas.

Aunque no se vio directamente in-merso en la agitación social antes ydurante la revolución, la educación,uno de los temas centrales del con-flicto, tocó fuertemente a Marcelino.Era la base de la igualdad, uno de losprincipios de la Revolución, la cualsostenía el derecho a la educación detodos los ciudadanos y dio origen alartículo 22 de la Declaración de losderechos del hombre y del ciudada-no aprobada en 1793:

“La educación es una necesidad de todos. La sociedad debe favorecer con todas sus fuerzaslos progresos de la inteligencia pública y poner la educación al alcance de todos los ciudadanos” (DIAS, 2007, p. 441).

La historia personal de Marcelino re-fleja la situación educativa en Francia aprincipios del siglo XIX. Como diceTiecher (ibíd., p. 26), “[...] la situacióneducativa era frágil, carecía de recur-sos materiales y estructuras físicas,dado que las escuelas funcionabancomo podían: en graneros, establos,sótanos y casas familiares”. El autorañade que en la zona rural los cam-

pesinos se hallaban delante de unmodelo de escuela caótico. Las es-cuelas eran mantenidas por la caridadpública, y la profesión de maestro noera reconocida ni remunerada.

Muchas congregaciones religio-sas dedicadas a la educación surgenen este contexto y también como res-puesta al llamado de la Iglesia Católi-ca a través del Concilio de Trento(1563), el cual pedía a los obispos ypresbíteros que se preocuparan por lainstrucción de los cristianos. En el se-minario mayor, cuando recibe la ins-piración de fundar la Sociedad deMaría4 junto con un grupo de com-pañeros seminaristas, Marcelino vi-sualiza la posibilidad de contribuir a laeducación de los niños y jóvenes. In-siste desde el principio, contradicien-do la opinión de sus futuros compa-ñeros clérigos, en la posibilidad de es-tablecer una rama de la Sociedad deMaría formada por religiosos consa-grados a Dios y dedicada exclusiva-mente a la tarea educativa.

Después de la ordenación presbi-teral, como coadjutor en La Valla, elfundador de los Maristas se enfrentacon la dura realidad que de algúnmodo había vivido en carne propia depequeño: los niños que carecían delamparo de la educación, ignorantes dela ciencia y de los misterios de la fe.Transformar aquel mundo se convirtióen la más grande misión de Marcelino.

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4 El 23 de julio de 1816 tiene lugar la promesa de Fourvière, considerada como el hito fundacional dela Sociedad de María. Al día siguiente de su ordenación, el grupo de los doce nuevos sacerdotes que sehabía comprometido a fundar la Sociedad de María celebró una misa en el Santuario de Nuestra Señorade Fourvière en Lyon y firmó la promesa, que puede ser considerada como el acta de Fundación de laSociedad de María.

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Habría de luchar hasta los últimos díasde su vida para consolidar el proyec-to del Instituto, a pesar de tantas difi-cultades en diversas áreas y de la fal-ta de apoyo por parte del gobierno, elclero y, en muchos casos, incluso desus compañeros de la Sociedad deMaría.

El 2 de enero de 1817, después delepisodio histórico del encuentro con eljoven Montagne5, Marcelino decidiófundar el Instituto de los Hermanitos deMaría. Antes de analizar más detalla-damente los elementos del liderazgode Marcelino, es importante notar al-gunos detalles de su contexto eclesial,político, religioso (espiritualidad) y co-municacional. La investigación pre-sentada por Strobino (2012) nos ayu-dará a entender mejor las estrategiasde comunicación del fundador de losMaristas, objeto principal de esta in-vestigación.

Según Strobino (2012), en el perío-do que va desde el nacimiento hasta lamuerte de Champagnat, la Iglesia es-tuvo bajo el mando de cinco papas di-ferentes. En el período revolucionario,el clero, considerado como SegundoEstado, estaba dividido entre los queseguían siendo fieles a Roma y los quejuraban lealtad a las leyes de la Revo-lución Francesa, los así llamados gali-canos. La Iglesia padecía la injerenciadel poder civil en el nombramiento deobispos. Durante la vida de Marcelino,

su diócesis de Lyon tuvo cuatro obis-pos fieles al papa y dos constituciona-listas nombrados por la Revolución.

Dos arzobispos habrían de marcarfuertemente la trayectoria del funda-dor del Instituto. El primero fue el Car-denal Joseph Fesch, tío de Napoleón,que representó la autoridad de laIglesia en la región desde el final de laRevolución Francesa. Incentivó la re-organización de los seminarios y echóa andar una especie de campaña depromoción vocacional. Los presbíte-ros recorrían las casas de los cam-pesinos para buscar nuevas vocacio-nes presbiterales. Marcelino recibió lainvitación vocacional precisamenteen una de estas giras. También reci-bió la tonsura, las órdenes menores yel subdiaconado de manos del Car-denal Fesch el 6 de enero de 1814.

Otra importante figura de autoridaden la historia de Marcelino fue el arzo-bispo Jean-Paul Gaston de Pins, quefue nombrado Administrador Apostóli-co de Lyon cuando el cardenal Feschse auto-exilió en Roma en 1814 sin re-nunciar al título de arzobispo. En mediode las dificultades iniciales para con-vencer al entonces Vicario General,Monseñor Claude-Marie Bochard, y aotros presbíteros de la región, para queapoyaran el proyecto de los Hermani-tos de María, Marcelino encontró enMonseñor de Pins el apoyo necesariopara dar los primeros pasos en la fun-

72 Legado comunicacional de Marcellino Champagnat

5 Un carpintero de Les Palais, aldea cercana a La Valla, llamó al Padre Marcelino a su casa para aten-der a su hijo, Juan Bautista Montagne, en el lecho de muerte. Marcelino se sorprendió al ver que el mu-chacho de dieciséis años ignoraba las verdades religiosas. Pacientemente, le expresó toda su solidaridady lo preparó para bien morir. Este hecho convenció a Marcelino de que no debía esperar más tiempo.Había que actuar. Allí se decidió a fundar el Instituto de los Hermanitos de María, o Hermanos Maristas.

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dación del Instituto. Monseñor Cholle-ton y Monseñor Cattet, Vicarios Gene-rales de Lyon durante el período del Ar-zobispo de Pins, entraron en la histo-ria de Marcelino como grandes parti-darios de la fundación.

Las distintas fuerzas dentro del cle-ro y sus fuertes cambios influyeron so-bre el poder de la Iglesia, locus theo-logicus del proyecto de Champagnat,y reflejaban un período convulso en lahistoria política de Francia y Europa.Cuando tuvo lugar la toma de la Bas-tilla, Marcelino en el Rosey completa-ba los dos meses de edad. Durante suinfancia, Francia tocó el vértice de losconflictos revolucionarios: la AsambleaConstituyente, la Primera República, lacondena de Luis XVI a la guillotina, laConvención, el período del Terror y elConsulado. La juventud, la vida en el se-minario y la ordenación de Champag-nat transcurrieron durante el Consula-do de Napoleón y su ascensión comoemperador de los franceses, la prime-ra breve restauración de la monarquíacon Luis XVIII, nieto de Luis XV, y el Im-perio de los Cien Días de Napoleón.

El movimiento de recristianizaciónestableció las condiciones necesariaspara la repoblación de los seminarios,que intentaba subsanar la falta depresbíteros, y para el surgimiento de lascongregaciones religiosas dedicadas a

la educación y la catequesis. Era unaépoca de profundos cuestionamientos,en la que la Iglesia, bajo las reminis-cencias del poder absoluto que osten-taba el clero en el período pre-revolu-cionario, no entendía fácilmente lasnuevas iniciativas que cristalizaban enlas congregaciones como la de los Ma-ristas. La opción apostólica y no con-templativa de Marcelino, su cristianis-mo práctico que incidía cotidianamen-te en la vida comunitaria, no encontrófácil aceptación, ni siquiera entre suscompañeros de la Sociedad de María.

Podemos afirmar, por lo tanto, quela lucha de Marcelino por legitimar elInstituto tenía que ver con varias situa-ciones, tales como el clima espiritual dela época, el ambiente interno de la Igle-sia y especialmente la estructura delclero, todo ello debido a un particularmomento histórico y político. Pero haytambién otra situación que nos ayudaa entender el escenario en el que semovía el fundador de los Maristas: elfuncionamiento de la comunicación enaquel contexto, cuyo análisis puede ha-cernos comprender mejor las habilida-des y estrategias de comunicación deMarcelino Champagnat.

Al final del siglo XIX e inicios del XVIIIhubo mucha efervescencia en el ám-bito de la comunicación en Francia6.Las necesidades que surgen con las

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6 Uno de los hechos históricos relevantes relacionados con la comunicación, y que influyó fuerte-mente durante el período en el que nació y vivió Champagnat, fue la Enciclopedia, el primer gran regis-tro impreso del conocimiento humano acumulado hasta entonces. Elaborada por varios pensadorescomo Voltaire, Montesquieu y Rousseau, entre otros, fue editada por Denis Diderot y Jean le Rondd’Alembert y publicada en Francia entre 1751 y 1780. Sus 35 volúmenes son considerados como uno delos grandes logros literarios del siglo XVIII. El hecho de comunicar el conocimiento y proclamar un nuevohumanismo suscitó conflictos entre la Iglesia y el estado. En 1759, la Enciclopedia fue incluida en el índicede libros prohibidos para los católicos romanos, lo cual no impidió que siguiera circulando.

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guerras y revoluciones son terrenofértil para la búsqueda de recursostécnicos que permiten el intercambiode información entre las tropas y losequipos de comando. Al inicio del pe-ríodo revolucionario además, Franciainstala el primer servicio de teleco-municaciones en el mundo, el telé-grafo óptico o aéreo, también llama-do telégrafo manual, inventado porClaude Chappe. Aunque lo inventó alinicio de la Revolución, el telégrafo seexpande y se consolida como mediode comunicación entre 1845 y 1865.En 1853, según Mattelart (2000), el te-légrafo deja de estar al servicio ex-clusivo de los militares y en 1867 sevuelve efectivamente accesible alpúblico en general. En este mismoperíodo, la cobertura del ferrocarrilpasa de 3.010 a 17.733 kilómetros.Lyon, la región donde vivía Marcelino,fue un importante nudo de interco-nexión ferroviaria.

A pesar del avance tecnológico, elcorreo tradicional seguía siendo elmedio preferido para entablar comu-nicación y estaba al centro de laatención y de las maniobras del po-der político. Entre las insatisfaccionesque precedieron a la Revolución Fran-cesa en la región de París estaba laviolación de la privacidad establecidapor Luis XII, el así llamado CabinetNoir o cámara negra, que era un sis-tema de censura postal. El miedo alas conspiraciones institucionalizóeste sistema que operaba en la Ofi-cina Postal Francesa y que fue abo-lido por la Revolución para ser rein-corporado luego por Napoleón Bo-naparte. Francia exportó este mode-

lo que se extendió por todo el mun-do, incluso después del reconoci-miento oficial del derecho del ciuda-dano al secreto en la corresponden-cia (Mattelart, 2000).

A pesar de los riesgos de la cen-sura, la carta, un instrumento que sedifundió desde la antigua Grecia y seconsolidó gracias al sistema postaldel siglo XV, era un acontecimientocomunicativo privilegiado que permi-tía vencer las distancias. Durantetoda su vida, Marcelino usó extensa-mente las cartas personales y circu-lares. En síntesis, éstos son algunosaspectos del contexto que vivió Mar-celino Champagnat en la sociedad desu tiempo.

Además de mostrar la situación enla que Marcelino vivió y desarrolló sugran proyecto, es necesario resaltaralgunos presupuestos teóricos queguían nuestra investigación. Los con-ceptos de liderazgo y comunicaciónsubyacen a lo largo del presente es-tudio, pero ciertamente existen variosenfoques posibles para estudiar am-bos temas en modo interdisciplinarsegún varias ciencias y áreas delconocimiento.

2. LIDERAZGO

El fuerte liderazgo de Marcelino esindiscutible. Furet (1999) muestra losrasgos que, desde su ordenación,marcan la vida pública y las relacionesinterpersonales del fundador y mues-tran el ejercicio de un liderazgo deci-dido que se coloca siempre en una

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perspectiva de servicio a la Iglesia ya los cristianos con vistas a la trans-formación de la realidad.

El estudio del liderazgo es recien-te (1930) y complejo, y requiere la in-terfaz entre varias ciencias para po-der lograr sus objetivos. No se tratade agotar el tema, pero es necesarioelegir, entre tantas opciones queofrece la ciencia, una definición de li-derazgo que nos ayude a compren-der mejor la labor de Marcelino. En unbreve estudio sobre las teorías de li-derazgo, Santana, Taghizadeh y Cun-ha (2010) sintetizan algunas de lasaproximaciones teóricas que preva-lecen en este campo.

“En este contexto, parece que en las últimas dos décadas la literatura tiende a considerar el liderazgo como un proceso que implica lainfluencia intencional de determinadas personassobre otras con el fin de crear condiciones y facilitar las relaciones, para poder llevar a caboactividades que contribuyan al logro de objetivos comunes” (ibíd., 2010, p. 4).

Según los autores, el liderazgodebe considerarse como un procesocomplejo que se establece entre el lí-der y los seguidores en modo bilate-ral y que implica múltiples dimensio-nes (psicología, conocimiento, inter-acción, etc.) en torno a las metas quedesean alcanzar. El presente estudioquiere destacar la interacción comouna dimensión importante del proce-so de liderazgo.

Chanlat y Bédard (1996) tratan elliderazgo en relación con la gestión ylo describen como una actividad re-

lacionada esencialmente con la co-municación verbal, la interacción y ellenguaje. Afirman, además, que lapersona en posición de autoridad esresponsable, en gran parte, del tipode intercambio que establece con sugrupo de influencia. La particular at-mósfera que el líder crea a su alre-dedor es de gran importancia e indi-ca la estrategia que establece a par-tir de sus competencias técnicas,habilidades y cualidades humanas ymás allá de ellas.

Consigli (2009) afirma que cuantomejor nos conocemos a nosotrosmismos, tanto más fácil es aceptarnosy cambiar. El autor sostiene que Mar-celino estaba motivado por un deseode constante aprendizaje y auto-su-peración, y que tenía una gran capa-cidad para concentrarse sobre las áre-as de su personalidad que necesita-ba cambiar. Las cartas en las que de-claraba sus intenciones, las oraciones,los reglamentos y resoluciones per-sonales manifestaban este profundodiscernimiento y auto-conocimientoque caracteriza a los grandes líderes.

Quienes están a cargo de un pro-yecto y deben movilizar un grupo enfunción de unos objetivos comunesnecesitan determinadas cualidades,entre las cuales los autores subrayanlas siguientes: equidad, capacidad deestimar a las personas, apertura deespíritu, honestidad, generosidad,valentía, sentido de responsabilidad yde juicio. Estas cualidades humanassostienen luego las habilidades téc-nicas, tales como la capacidad de es-cuchar y la calidad de la expresión.

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A estas características, que másadelante intentaremos identificar enla trayectoria de Marcelino, podemosañadir las que él mismo pide al Ar-zobispo de Pins en 1835 cuando lesolicita un presbítero para ayudarle:

“Necesitamos a alguien que supervise, anime y tome la dirección general de la casa en mi ausencia, que atienda a los que van y vienen.Alguien a quien le guste y vea la importancia y los beneficios de estar a cargo, un director piadoso, preparado, experimentado,prudente, firme y constante” (Cartas, 1997, p. 135).

Después de citar el nombre deun presbítero que podía encajar eneste perfil, Marcelino añade, comorequisitos previos para desarrollarun buen trabajo, la importancia deque el candidato aprecie el proyec-to y pueda dedicarse a la obra conalegría.

El liderazgo que se sostiene sobrebuenas habilidades y cualidades hu-manas considera la comunicacióncomo un recurso fundamental e in-tenta desarrollarla plenamente. Sinembargo, del mismo modo que losconceptos y enfoques sobre lide-razgo son múltiples y requieren unainterfaz entre distintos campos delconocimiento, la comunicación pue-de ser vista bajo diferentes pris-mas. Me parece importante explici-tar el enfoque del presente artículoen cuanto a este tema.

3.¿DE QUÉCOMUNICACIÓNESTAMOS HABLANDO?

Con su carácter polifacético y om-nipresente en la vida de los individuosy organizaciones, la comunicación

“es el resultado de un gran movimiento de emancipación social, cultural y político nacido en Occidente” dice Wolton (2006, p. 25).

El autor, que concibe la comuni-cación como la búsqueda de la rela-ción y del compartir con los demás,también dice que

“la comunicación parece tan natural que, a priori, no hay nada que decir sobre ella. Y, sin embargo, su éxito y su reinicio constante no son nada fáciles”(2006, p. 13).

Un enfoque que gana espacio enla investigación de las ciencias de lacomunicación (especialmente en elcampo que estudia la comunicaciónde las personas dentro de las orga-nizaciones), es la visión de la comu-nicación como generadora de senti-do dentro de la institución. Para el te-órico francés Genelot (2001), queestudia la complejidad en la gestiónde las organizaciones, la construcciónde significado es un proceso com-plejo, lleno de imprevistos, sutilezasy recurrencias entre el transmisor y elreceptor (GENELOT, 2001 apud CAR-DOSO, 2006).

Según este enfoque, podemossostener que los líderes interactúancon sus interlocutores a través de pe-

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ticiones de diálogo. Se rehabilita así lafigura del receptor, del otro y de lainteracción como tal. El transmisor yel receptor están en una relación re-currente y dialógica, en la que ambostienen poder y derecho de argumen-tar. Dicha perspectiva admite que

“esta igualdad de derechos y poderes no significasimetría de deseos, conocimientos y posiciones, sino mayores posibilidades y apertura en las negociación para que las posibles diferenciasy conflictos se expongan adecuadamente junto con las razones que los motivan” (CARDOSO, 2006, p. 1.139).

La comunicación se convierte en-tonces, según Marchiori (2006, p. 79),

“esencialmente en un puente de significados que genera entendimiento mutuo y confianza”.

4.LA COMUNICACIÓN EN EL LIDERAZGO DE MARCELINO

La comunicación para un líder esun elemento esencial que le permitecrear algo nuevo a través del proce-so de cooperación, establecer vín-culos y crear significados a partir dela confianza y el entendimiento mu-tuo. Con esta perspectiva analizare-mos varias evidencias históricas quenos permitirán entender las habilida-des y estrategias de comunicación deMarcelino Champagnat. A partir delos registros históricos de la vida deMarcelino, especialmente su biogra-fía oficial escrita por Jean-Baptiste Fu-ret, se puede inferir que incluso enuna época marcada por una división

hermética en base al poder y por lasacralización de la autoridad, el fun-dador se resistió a asumir una posi-ción autoritaria. Lejos de aprove-charse de su estatus como miembrodel clero y, más tarde, como superiorde la comunidad de los Hermanos,Marcelino rechazó el abuso de auto-ridad, el autoritarismo, la reprensióncon dureza, las actitudes ofensivas,los comentarios descorteses, la des-confianza, la falta de respeto y el des-acreditar el valor de las personas(Chanlat y Bédard, 1996, p. 143). A lolargo de su vida, optó por un mode-lo de liderazgo que era coherente consu proyecto de educación y evange-lización, y trabajó arduamente, juntocon las demás personas implicadas,para legitimar y dar sentido al pro-yecto que desarrollaban bajo su lide-razgo.

Para los fines de la presente in-vestigación, vamos a definir las inter-acciones de Marcelino con los her-manos jóvenes que fueron los pri-meros miembros de su Instituto, consus pares del clero (a menudo jerár-quicamente superiores) y con suscompañeros de la Sociedad de Ma-ría como comunicaciones dentro deun grupo informal. En este tipo degrupo, las personas tienden a ser ge-nerosas con las palabras, el inter-cambio suele ser intenso y se en-cuentra satisfacción en el hecho dehablar y ser escuchado. Las narra-ciones de los grupos informales secaracterizan por el amor, el afecto, elrespeto mutuo y la amistad. Estosgrupos también se caracterizan por lacapacidad de abordar abiertamente

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los problemas, sobre los cuales laspersonas involucradas son capacesde dialogar, intercambiar opiniones eincluso hablar sobre la manera en laque se establece la comunicación.

Todas estas características sevuelven evidentes en las interaccio-nes cara a cara, es decir, en lasoportunidades para expresarseabiertamente y dialogar con interlo-cutores concretos. Las cualidadesprofundamente humanas de Marce-lino sostienen sus habilidades técni-cas y estrategias de comunicación,

como sucede típicamente con losgrandes líderes.

Teniendo en mente algunas de lascaracterísticas enumeradas porChanlat y Bédard y usándolas comotelón de fondo para mostrar las ha-bilidades y estrategias de comunica-ción de Marcelino, trataré ahora deidentificar en la biografía de Furet(1999) algunos hechos y rasgos delfundador del Instituto, entre muchosotros posibles, que ponen de mani-fiesto su estilo de comunicación encircunstancias concretas.

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Evidencia encontrada en la biografía de Marcelino acerca

de sus prácticas de comunicación

Competencia/ estrategia

de comunicación

En su acción como coadjutor de la parroquia de La Valla:Como se había ganado la confianza y el aprecio de todo el mun-do, con gusto lo tomaban como árbitro de las diferencias quesurgían en la parroquia. ¡Cuántas veces restableció la armoníafamiliar, reconcilió a los enemigos, corrigió o terminó con vie-jas rencillas y devolvió al cumplimiento del deber a quienes sequejaban de su párroco so pretexto de no estar de acuerdo consu forma de obrar! Su espíritu conciliador, su carácter alegre,sus ademanes sencillos, suaves y afables le ganaban la simpatíade todos, y tanto los buenos como los malos lo querían y reci-bían gustosos, o al menos sin gran dificultad, sus advertenciasy consejos, y hasta sus reprimendas (FURET, 1999, p. 53).

En su responsabilidad de acompañar y formar a los nue-vos hermanos, cuando debe corregir al hermano res-ponsable de la supervisión de los estudiantes internosque se entretenía con el rezo del oficio:Su primer deber en este caso es velar por los niños para pre-servarlos del mal y conservar su inocencia. Si lo cumple, su ora-ción será mucho más meritoria y agradable a Dios —aunque, de-bido a su obligación, esté algo distraído— que si, descuidandoeste importante deber, la hiciera atentamente (ibíd., p. 73).

Cuando debía frenar los excesos, los castigos y los jui-cios de valor:Al enterarse de que un Hermano joven había hecho a los niñosprohibiciones demasiado tajantes, lo mandó llamar y le dijo:

– Hermano, ¿qué ha prohibido a los niños?

Mediación

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– Hablar, perder el tiempo, etc.– Pues vuelva y dígales que, aunque se les escapen unas pa-

labras, o se aparten algo de lo que les ha prohibido, no poreso cometen pecado (ibíd, p. 75).

En el acompañamiento de sus hermanos:[...] les hacía ver las faltas en que habían incurrido y rectificabalo necesario para completar las explicaciones [...]. Daba su apro-bación, elogiaba los éxitos y terminaba siempre animándolos yponderando la sublimidad de sus tareas [...] (ibíd, p. 75).

En la relación con sus feligreses de La Valla:Convencido de que para realizar el bien y ganar a los hombrespara Dios hay que conseguir su afecto y cariño, el señor Cham-pagnat se esforzó desde su llegada a Lavalla por ganarse la con-fianza de los vecinos de la parroquia. Su carácter alegre, fran-co y abierto, su aspecto sencillo, modesto, franco, bondadosoy noble a la vez, contribuyeron no poco a lograrlo. Al pasar porlas calles, al tropezarse con alguien, tenía siempre una pa-labra amable, un cumplido o una palabra de consuelo,de aliento o de encomio. Campechano con todos en laconversación, sabía ponerse a la altura de su interlocutor yamoldarse a su modo de ser, ponerse en su lugar y com-partir sus puntos de vista. Y cuando había preparado así suánimo y su corazón, concluía la charla con una palabra edi-ficante, un buen consejo o una suave reprensión, segúnlas circunstancias (FURET, 1999, p. 38).

La capacidad de animar en el momento de la homilía:No fue menor el bien que hizo el señor Champagnat con los ser-mones que con las catequesis. En el púlpito se mostraba ve-hemente. Todo en él era elocuente: el ademán, la actitudrecatada y piadosa, el tono de voz, la palabra vibrante y ani-mada; todo contribuía a impresionar y conmover a su audito-rio. Nunca subía al púlpito sin haberse preparado con el estudioy la oración. Empezó por pláticas breves. La primera se limitó aunas sencillas consideraciones. Sin embargo, dejó embelesadosa sus oyentes. Al salir de la iglesia, éste era el comentario uná-nime: “Nunca hemos tenido un presbítero que predica-se tan bien como éste”. Al extenderse esta opinión y senti-miento por la parroquia, las familias procuraban enterarse decuándo iba a predicar y acudían todos, de modo que la iglesiasiempre se llenaba.[...] Trataba estos temas con tanta vehemencia que en más deuna ocasión arrancó sollozos entre sus oyentes e hizo reflexio-nar a los pecadores más empedernidos. Sus palabras, claras,llenas de viveza y unción, impresionaron los ánimos yconmovieron los corazones.[...] “Es de Rozet, decían, por eso sus palabras son suaves yagradables como las rosas” (ibíd. p. 43 y 44).

A través del testimoniopersonal, establecerelaciones deconfianza, a partirde su transparenciay coherencia y un óptimo estadode ánimo en relación con el proyecto y lamisión.

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Creación de vínculosy búsqueda de la comprensiónmutua mediante el amplio uso de comparaciones y metáforas.

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Escucha, transparencia y fuego en la misión

En la animación de los primeros hermanos:El señor Champagnat, que los quería como a hijos, los visitabaa menudo, trabajaba a veces con ellos, los animaba y les dabaclases de lectura y escritura. Los orientaba y les comunica-ba los planes y proyectos que abrigaba (ibíd. p. 60).

La dirección de la casa de los Hermanos absorbía mucho tiem-po al señor Champagnat [...]. Pero comprendió claramente queaquello no era suficiente, ya que los Hermanos, como religio-sos y como educadores, eran principiantes y necesitaban con-tinuamente su orientación y sus consejos [...]. Estos motivos ymás aún el gran afecto que sentía por sus Hermanos, lo de-terminaron a ir a vivir con ellos [...].Así se lo manifestó al señor cura párroco, quien no escatimó es-fuerzos para disuadirlo. “¿Qué va a hacer en medio de esos jó-venes, ciertamente buenos y piadosos, pero burdos y pobres,ninguno de los cuales será capaz de atenderlo conveniente-mente?” [...]. Sabía que [...] el mejor medio de encariñarlos consu vocación [...] era darles ejemplo y practicar el primero cuan-to les decía (ibíd., p. 71).

Con su testimonio de sacrificio personal y presenciaal lado de los primeros hermanos:Otras veces atacaba con vehemencia en sus pláticas fa-miliares u homilías los vicios, abusos y desórdenes más co-rrientes en la parroquia. La embriaguez, el baile, las reunionesnocturnas, el juramento, la blasfemia y la lectura de libros per-niciosos fueron objeto de sus invectivas (FURET, 1999, p. 48).

Su acompañamiento de los hermanos en la labor edu-cativa:Pronto estuvieron en condiciones de encargarse de las clasesy así se lo hicieron saber al señor Champagnat. Éste no se lopermitió, pues quería que los primeros ensayos fueran más sen-cillos y se llevaran a cabo en un escenario más humilde. Los reu-nió un día y les dijo: “Amigos… [...] (Ibid, p. 69).Los Hermanos lo veneraban y querían como a Padre y […], aun-que lo trataban con profundo respeto, lo consideraban comouno más (ibíd., p. 72).

En el cuidado de los niños:Se ofreció a dar la catequesis y lo hizo puntualmente todos losdomingos. Y durante el invierno, casi a diario. Su modo de ex-posición era sencillo y coloquial. Primero preguntaba loscontenidos y hacía que los aprendieran de memoria los que sa-bían leer y se los repetía a quienes no sabían. Luego, por me-dio de preguntas sencillas, les explicaba el sentido. To-dos lo escuchaban con sumo gusto, pues tenía espe-cial talento para cautivar la atención y hacer com-prender cuanto enseñaba. Los ojos de su menudo audito-

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rio estaban clavados en él sin pestañear, pues conseguía cap-tar su interés y excitar su curiosidad por medio de compara-ciones e historietas relativas al tema tratado (FURET, 1999,p. 38 y 39).

En la relación con sus superiores:(Fragmento que narra los primeros años de vida de Marcelinoen la parroquia de La Valla, al darse cuenta del “triste hábito” deexcederse con el vino que tenía el párroco).Desgraciadamente, esta debilidad, tan grave en un presbítero,no podía pasar inadvertida, y el señor Champagnat, testigo deldaño que esto causaba al señor cura y del escándalo que pro-ducía en la parroquia, estaba profundamente afligido. Con res-peto y caridad, tomó los medios que estaban a su alcance paradetener el mal. Primero con fervorosas plegarias para conse-guirle la gracia de que pudiera corregirse de tan grave defec-to. Le hizo luego respetuosas advertencias y llegó inclu-so a privarse totalmente él mismo del vino para animarle con suejemplo a la sobriedad. Si no consiguió corregirlo totalmente desu mala inclinación, al menos le cupo la satisfacción de pre-servarlo de numerosas faltas y hacerle evitar muchos excesos(FURET, 1999, p. 37).

En el proyecto del Instituto:El señor Champagnat, viendo a ambos jóvenes con tan exce-lentes disposiciones, creyó llegado el momento de dar comienzoa su obra. Pero, ¿dónde encontrar un local adecuado para al-bergar a sus dos discípulos? Próxima a la casa parroquial se ha-llaba en venta una casita. No titubeó en comprarla, aunque nodisponía de dinero (ibíd., p. 59).

Al desafiar el statu quo del clero:La casa, a todas luces, no era suficiente para albergar a tantagente y urgía levantar una nueva construcción. El señor Cham-pagnat no dudó en acometerla. Sin embargo, como carecía derecursos, tuvo que construir el edificio ayudado de los Herma-nos […]. En cierta ocasión, un presbítero amigo suyo que lo ha-lló así, le dijo:- […] Amigo mío, creo que está exagerando. Pues esta ocu-pación no es adecuada para un presbítero […].- Este trabajo nada tiene de indecoroso para un presbítero, ymuchos se ocupan en cosas menos provechosas (ibíd., p. 99).

En la construcción del Hermitage:Para la prudencia humana, podría parecer una temeridad queel piadoso Fundador emprendiera, sin recurso alguno, una cons-trucción que tantos gastos tenía que ocasionar. Sólo el terre-no le costó más de doce mil francos. Por lo que, al enterarsela gente del proyecto de traslado de la comunidad y de la cons-trucción de un gran edificio, desencadenó una nueva oleada decensuras, críticas, invectivas e injurias, que superaron posible-

Capacidad de escucha;contextualizaciónconstante de la misión y de las necesidadesespecíficas de cadasituación; y su actitud deresiliencia.

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mente las de la época más borrascosa que hasta entonces ha-bía sufrido el Instituto (ibíd., p. 126).

Como coadjutor en La Valla:Pero lo que más le ayudó a ganarse el afecto y la estima de losfeligreses fue su comportamiento ejemplar, su virtud, piedad, re-gularidad y exactitud en el cumplimiento de sus deberes. Se ha-llaba siempre dispuesto y se mostraba siempre com-placiente cuando se reclamaban sus servicios o lo llamabana la iglesia o a la cabecera de los enfermos (FURET, 1999, p. 38).Estaba siempre disponible, de día y de noche, para acudir a don-de lo llamaran. A veces, ni siquiera esperaba a que vinieran abuscarlo. Cuando se enteraba de que había un enfermo, iba avisitarlo. Nada le arredraba, ni las inclemencias del tiempo, ni lalluvia, ni la nieve (Ibíd. p. 51).

En la Fundación del Instituto:Con sus propias manos fabricó dos camas de madera para losdos Hermanos, y una mesita de comedor. Luego trajo a sus dosdiscípulos a la casita, que se convirtió en la cuna de los Her-manitos de María. La pobreza más estricta se respiraba por do-quier [...]. Era el 2 de enero de 1817 cuando los dos novicios to-maron posesión de la casa y constituyeron comunidad (ibíd. p.59, 60).

Absoluta coherenciaentre lo quepredicaba y vivía;establecimiento devínculos;corresponsabilidad;igualdad en el diálogo.

Transparentabadisponibilidad y presencia.

Fuente: la autora (2013), a partir de extractos de la biografía de Marcelino Champagnat (FURET, 1999)

5.LA HERENCIA: SEIS CUALIDADES,SEIS COMPETENCIAS YSEIS ESTRATEGIAS

La capacidad de interacción esuna de las dimensiones importantesdel liderazgo. Esta investigación sos-tiene que el líder Marcelino Cham-pagnat la ponía en práctica a partir desus profundas cualidades y habilida-des humanas. Gracias a ellas pudocomunicar en modo excelente, es de-cir, conocerse a sí mismo y a los de-más, establecer un proyecto y hacerque un gran grupo de personas se

uniera a él, y compartir sus cualidadesde modo que, incluso en un momen-to de expansión, la misión permane-ciera intacta y fuera sostenida por to-dos los miembros de su Instituto.

Marcelino construyó una obra re-levante para la humanidad, que duraya dos siglos, a partir de su fe y susconvicciones. Como herencia paraquienes buscan en él un modelo, esimportante señalar las principales seiscualidades humanas que la investi-gación sobre el liderazgo ha explici-tado y que fácilmente encontramos enlos relatos sobre Marcelino, a saber:

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la capacidad de animar y apreciar a los demás, la valentía, la generosidad, la honestidad, el sentidode igualdad y la responsabilidad.

Marcelino desarrolló, afinó y apro-vechó con maestría las actitudes an-teriores. Gracias a ellas pudo des-plegar sus habilidades de comunica-ción y aplicar las estrategias que hi-cieron posible la fundación del Insti-tuto de los Hermanitos de María, el fu-turo Instituto Marista. Las cualidadeshumanas citadas son esenciales paraque el líder pueda ser un comunica-dor eficaz y efectivo.

A partir de sus cualidades huma-nas como líder (ya sea en forma in-tuitiva o intencional, no podemos sa-berlo a ciencia cierta) Marcelino des-arrolló importantes habilidades decomunicación en el ejercicio de su li-derazgo que reflejan su inteligenciapráctica en las situaciones cotidianas.Creo que las principales seis com-petencias de Marcelino en el área dela comunicación son las siguientes: elconocimiento de sí mismo; la relaciónsana con el poder, sin omnipotencia,arrogancia o autoritarismo; la capa-cidad de mediación; la escucha; lacoherencia, y una oratoria de grancalidad que incluía el uso intensivo demetáforas y parábolas.

En su misión de líder, Marcelinocontaba con cualidades humanasúnicas y competencias en el área dela comunicación que difícilmente coin-ciden en una misma persona, y porello fue capaz de poner en práctica unconjunto de estrategias de comuni-cación con mucha decisión a lo largo

de su vida. Podemos identificar cla-ramente seis de ellas en los docu-mentos estudiados:

1. Establecer vínculos a través derelaciones interpersonales de con-fianza.

2. Generar significados comu-nes para todos los participantesdel proyecto a través del inter-cambio de información y objetivos.

3. Establecer un diálogo paritarioy horizontal con todos aquellosque podían influir positiva o nega-tivamente sobre el proyecto.

4. Compartir todo con los herma-nos e implicarlos en el proyectopara desarrollar en ellos el sentidode pertenencia a la misión.

5. Dar testimonio, ser ejemplo ypunto de referencia. Dejar quelas actitudes coherentes hablenpor sí mismas y no descuidar ja-más las propias responsabilidades.

6. Actuar con absoluta transpa-rencia, sin negar o posponer lassituaciones de conflicto, ante lascuales no se cansa de dar la in-formación necesaria.

Teniendo en cuenta estos tres sis-temas, es natural que nos impresionela capacidad de Marcelino Champag-nat como líder. Si en la época actual,considerada como la era de la trans-parencia y la información, es difícilimaginar que un líder pueda reunir to-das estas cualidades, habilidades y es-

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trategias, cuánto más en la Franciapostrevolucionaria, donde los retos ydificultades eran mucho mayores.

En síntesis, consideramos rele-vante el conocimiento de este con-

junto de características que puedenservir de inspiración diaria especial-mente para los líderes del Institutomarista que llevan adelante el sueñoy el proyecto de Marcelino Cham-pagnat.

84 Legado comunicacional de Marcellino Champagnat

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Nacido en Acatlán de Juárez, Jal.,(México), el 14 de octubre de 1924; yfallecido en Guadalajara, Jal., (Méxi-co), el 21 de enero de 1996.

En la vida cristiana es clave la fi-gura de Jesucristo, quien nos reve-la quién es Dios y qué es el hombre.Esa vida consiste, ni más ni menosen una progresiva identificación conJesucristo, con sus sentimientos,con sus actitudes. (Ef 1/31). Todos,sin excepción, estamos invitados aentrar por ese camino. Se trata de laplenificación de cada ser humano se-gún el plan creador y redentor deDios.

Hay hombres y mujeres que hanquedado encandilados por la figura deJesús, y le han seguido paso a pasopor la vida, imitándolo en su forma deser y en su quehacer. Entre ellos des-cuellan, en primer lugar, María de Na-zaret, su Madre, la discípula perfecta yla primera cristiana, y luego, toda unapléyade de santos: Pedro, Pablo, Juan,María Magdalena, Francisco, Clara,Teresa, Ignacio de Loyola, MarcelinoChampagnat,….

Este último nos toca muy de cercaa los Hermanos Maristas, es nuestroFundador. Vivió la santidad y nos hablóde ella en sus conferencias y escritos:

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BASILIO RUEDA GUZMÁN1, HERMANO MARISTA DE LA ENSEÑANZA

H. Aureliano Brambila

E S T U D I O S

“Dios nos ha amado desde toda la eternidad” (Carta 010, Circular);

“Dígale a los niños que sólo Dios puede ser su felicidad; que es para él solo que han sidocreados” (Carta 019, al H. Bartolomé);

1 Para un estudio amplio sobre su persona y obra, consultar: José Flores, “Quemar la vida”, ed. Pro-greso, 1997, 312 pp., y “El estilo de una vida”, ed. Progreso, 1998, 160 pp.

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Y, luego, lega su espiritualidadapostólica marista a la Iglesia y alMundo, fundando un Instituto de edu-cadores, para trabajar en el adveni-miento del Reino de Dios, entendien-do este Reino como la configuraciónde una humanidad según los planesde Dios, donde haya felicidad para to-dos, donde se respete a todos, sin im-portar raza, color, sexo, donde hayaoportunidad para todos. La Obra deMarcelino Champagnat es un Institu-to que apuesta por la dignidad hu-mana. Donde se evangeliza educan-do, donde todo se pone al servicio dela persona del niño y del joven:

“Comprometidos en instituciones escolares o en otras estructuras de educación, nos desvivimospor el Reino, en servicio de la persona humana”(Constituciones de los Hermanos Maristas, Art. 85).

Y tras las huellas de Marcelino, ahíva la marcha de sus innumerables yvalientes discípulos que viven su espi-ritualidad apostólica: hermanos márti-res: Laurentino, Bernardo, Anselmo,...;y luego, tantos y tantos, de la vida co-tidiana, hermanos mártires incruentos:un Francisco, un Alfano, un Leoncio, unIgnacio Vázquez, y la larga fila de losque aún peregrinan por esta tierra,Hermanos Maristas de hoy, en los cin-co continentes,

“que viven su consagración religiosa, en unacomunidad fraterna y que se desviven por el Reino,evangelizando a los jóvenes en las escuelas y en otras estructuras de educación” (Decreto aprobatorio de la Santa Sede, 7 de octubre de 1986, Constituciones, p. 9, ed. Luis Vives, 1986, Zaragoza, España).

El Hno. Basilio Rueda Guzmán esuno más de esa gran multitud deapóstoles maristas, discípulos deMarcelino Champagnat, enamoradosde Jesús y de María. Ciertamente conla peculiaridad de haber sido, duran-te 49 años, educador, maestro de es-piritualidad, director espiritual, forma-dor y superior, en diversos escenariosy niveles. Si pudiésemos resumir susactitudes fontales en todos esos me-nesteres, diríamos que fueron: unavida intensa de oración, un trato im-pregnado de delicadeza mariana ha-cia todos, y una dedicación sin límitesa la atención personal de quienes lerodeaban o dependían de él.

En estas líneas que escribo qui-siera destacar la figura del Hno. Ba-silio Rueda Guzmán desde su di-mensión de Superior General de losHermanos Maristas durante dos pe-ríodos canónicos consecutivos, des-de el 24 de septiembre de 1967 has-ta el 7 de octubre de 1985.

88 Basilio Rueda Guzmán, hermano marista de la enseñanza

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“Dios nos ha llamado a ser santos. Avancen, pues, más y más en su amor; procuren vivir en paz, con ustedes mismos y con los demás, y aplíquese cada cual a lo que debe hacer, esto es, lo ordinario de la vida” (Carta 135, Circular);

“Con toda verdad podemos decir que nuestra [propia] felicidad depende de nosotros, pues no hay nada, si lo sabemos vivir, que no nos sirva para lograrla: bienes, salud, pobreza,enfermedades, penas” (Carta 180, a su cuñada, María Clermondon, viuda).

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Nada más adecuado que la per-cepción de esa vertiente de su exis-tencia. Pienso que ser Superior Ge-neral de los Hermanitos de María fuela misión de su vida:

“El Hermano Superior General, sucesor del Fundador,congrega a todos los Hermanos del Instituto en torno a Cristo. Los guía y acompaña en la fidelidad a sus compromisos. Discierne con ellos lo que facilita la adaptación de su apostolado a las necesidades de los tiempos,según el carisma del Instituto” (Const. Núm 130).

Basilio para eso había nacido.Todo lo anterior a ello había sidocomo una lenta aurora de prepara-ción, y todo lo posterior como un lar-go crepúsculo que sigue iluminandocon luces de gran serenidad:

“Me has tejido en el seno materno… me hasescogido portentosamente… tus ojos veían misacciones… calculados estaban mis días antes quellegase el primero…qué incomparables encuentrotus designios… Dios mío, qué inmenso es su conjunto…” (cfr. Salmo 138).

Desde luego, no hablo del gene-ralato como el acceso al puesto demayor dignidad ni como el uso delmáximo título jerárquico en el Institu-to. Esto carecería de hondura y sig-nificación existencial, y de densidadevangélica. Me refiero al generalatocomo a la misión de servicio total yamoroso de cobertura universal a laque Dios tenía destinado a nuestroBasilio. Dios había pacientementepreparado, equipado, formado a estehombre para que durante 18 añosfuera el sucesor de San MarcelinoChampagnat, en los momentos enor-

memente difíciles del postconcilio(1967-1985).

El Carisma Marista, ese don delEspíritu Santo dado a Marcelino enbien de la Iglesia y de la Humanidad,queda así descrito en los tres prime-ros artículos de las Constituciones vi-gentes, aprobadas por la Santa Sedeel 7 de octubre de 1986:

“Marcelino Champagnat fundó, el 2 de enero de1817, un Instituto religioso laical, o Instituto religiosode hermanos, con el nombre de Hermanitos deMaría. Él lo concebía como una rama de la Sociedadde María. La Santa Sede lo aprobó en 1863 comoInstituto autónomo y de derecho pontificio.Respetando nuestro nombre de origen, nos dio el deHermanos Maristas de la Enseñanza. (F.M.S.: Fratres Maristae a Scholis)” (Art. 1).

“Movido por el Espíritu, Marcelino Champagnatquedó cautivado por el amor de Jesús y María a él ya los demás. Esta experiencia, unida a su apertura alos acontecimientos y personas, se convierte enfuente de su espiritualidad y celo apostólico, y lohace sensible a las necesidades de su tiempo, sobretodo a la ignorancia religiosa y a las situaciones depobreza de la niñez y juventud. La fe y el deseo decumplir la voluntad de Dios le revelan su misión: Dara conocer a Jesucristo y hacerlo amar. Decía confrecuencia: No puedo ver a un niño sin que me asalteel deseo de enseñarle el catecismo y decirle cuántolo ama Jesucristo. Con este espíritu, fundó el Institutopara educar cristianamente a los niños y jóvenes, enespecial a los más desatendidos” (Art. 2)

“El amor derramado en nuestros corazones por elEspíritu Santo nos hace compartir el carisma deMarcelino Champagnat e impulsa todas nuestrasenergías hacia este único fin: Seguir a Cristo, comoMaría, en su vida de amor al Padre y a los hombres.Intentamos alcanzar este ideal en comunidad. Nos

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comprometemos por voto a vivir los consejosevangélicos de castidad, pobreza y obediencia. Estecompromiso nos convierte en testigos y servidoresdel Reino de Dios. Nuestro carácter de Hermano esuna llamada específica a vivir la fraternidad de Cristocon todos, en especial con los jóvenes, amándolosdesinteresadamente. Las Constituciones, aprobadaspor la Santa Sede, nos guían en la vivencia denuestra consagración y en la realización de lasintenciones del Fundador” (Art. 3).

Basilio Rueda Guzmán, histórica-mente se sitúa en la línea de los su-cesores de nuestro Fundador: losHermanos Francisco, Luis María,Néstor, Teófano, Estratónico, Dióge-nes, Leónides, Carlos Rafael, BasilioRueda, Charles Howard, Benito Ar-bués, Seán Sammon y Emili Turu. Esaserie de hombres encargados demantener vivo el carisma del Funda-dor, a todo lo largo y ancho de la Igle-sia y del mundo, de aglutinar a losHermanos en el seguimiento de Cris-to el Señor, y en torno de María, enbeneficio de los niños y los jóvenes encualquier situación en que se en-cuentren. Ocupó el noveno lugardentro de esa cuadrilla de discípulosseñalados de Marcelino.

Me encontraba yo en Roma, po-cos días antes de la celebración delXVI Capítulo General (1967-1968), lla-mado “de renovación”, por su im-portancia. Dada su envergadura du-raría dos años. Platicando con un Her-mano Asistente General, el Hno. PaulAmbrose, quien había sido mi supe-rior en Marian College, en Poughke-epsie, NY, (1954-1956), y que gozabade las simpatías de muchísimos Her-manos en el Instituto, yo le pregun-

taba de manera informal y amistosacómo se sentía acerca de su casi se-gura designación como Superior Ge-neral por parte del Capítulo que seavecinaba. Recuerdo que me dijocon gran sencillez marista y con hon-dura profética:

“No, Hermano, tú me conoces bien. Soy alguien muy dotado para el gobierno. Sólo que yo necesitopuntos de referencia seguros, algo así comocarreteras trazadas o rieles tendidos por dondehacer avanzar con gran empuje el convoy. En estos momentos tan difíciles que vive la Iglesia del postconcilio, se requiere en el Instituto un Hermano que sepa viajar en el mar agitado de las ideas y conduzca la embarcación a puertoseguro sin cartas claras de navegación, sin puntos de referencia inamovibles....”

Después de la elección, el Hno.Paul Ambrose presentaba a todos loshabitantes de la Casa Generalicia, alnuevo Superior General: el “petit me-xicain”, EL Hno. Basilio Rueda Guz-mán. Esto fue todo un aconteci-miento: era el primer hermano mexi-cano superior general. Alguien per-teneciente a países consideradoscomo del tercer mundo, nacido enuna población pequeña de Jalisco, enuna familia sólidamente cristiana for-mada por Don Heladio y Doña Jose-fina, sus padres, y por María Guada-lupe, Josefina y Eladio, sus hermanos.Cuya educación básica se inició ahíen Acatlán de Juárez y se prosiguióen Guadalajara, ciudad capital del es-tado de Jalisco, en donde había sidobautizado el 31 de marzo de 1925.

Todavía recuerdo que ese día desu elección, cuando pasamos per-

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sonalmente a “felicitarlo”, me dijo Ba-silio, con lágrimas en los ojos, “Pidapor mí al Señor, que me ayude...”. Sí,Basilio conmovido hasta lo más hon-do de su ser, empezaba la misión desu vida, aquélla para la que había na-cido: conducir la barquichuela deChampagnat durante 18 largos y cru-ciales años de su historia, en unmar agitado y turbulento. Su peticiónde plegarias al cielo no era retórica,ni emoción del momento, estaba vi-viendo su propio Getsemaní.

Vaticano II tenía dos años de ha-berse terminado. Ese Concilio (1962-1965) tan trascendental en la Iglesiade Dios. Irrupción del Espíritu Santoque sobrepasó toda comprensión, enese momento y hasta la fecha. A talgrado que varios obispos (aún de losparticipantes del Concilio), muchossacerdotes y religiosos, e infinidad deseglares no han podido hasta el díade hoy, asimilar todo lo que en él sedio y lo que desde ahí se nos pide.

Entre otras muchas cosas esteConcilio pidió la renovación de la vidareligiosa. Pero renovación a fondo, nosimple operación de maquillaje. Yendoa lo esencial y dejando de lado lo quesólo era polvo adherido de contextosculturales de épocas pasadas. Esta re-novación se enuncia pronto, pero suimplementación concreta conllevaenormes dificultades. En general, loshumanos somos especialistas de lo ac-cesorio, pero no de lo esencial. Este eraun momento crucial. Había que gene-rar una gran cantidad de reflexión. Fi-losofar sobre la vida religiosa. Com-prender la Iglesia hoy, y su respuesta al

mundo de hoy. Irse a lo esencial del ca-risma marista. Escudriñar las intuicionesoriginales del Fundador, para dar res-puesta a los problemas de hoy, desdelas genuinas actitudes fundacionales.

En esta magna operación, Basilioecharía mano de todo su ingenio.Aprovecharía hasta lo último todos losrecursos que le fueron otorgadospor la Providencia: su haber nacido enun hogar cristiano, su educación es-colar marista, su noviciado bajo laguía de un eximio formador (el Hno.Othonis), su formación humanísticaen sus estudios profesionales (tantoen la Normal Queretana como en elUniversidad Nacional Autónoma deMéxico), su contacto con la juventud(en el Instituto México y en el CentroUniversitario México, del Distrito Fe-deral), su pertenencia al “Movimien-to por un Mundo Mejor” del P. Ricar-do Lombardi, su contacto desde la di-rección espiritual con variadísimo tipode personas, su haber sido encar-gado de formación permanente des-de los niveles del segundo noviciadomarista (en Sigüenza y en el Escorial,España)... En una palabra, toda suvida quedaría direccionada y hábil-mente utilizada para dar cumplimientoal gran encargo: renovar la vida ma-rista mundial desde el carisma de SanMarcelino Champagnat, fundador delos Hermanos Maristas de la Ense-ñanza (1789-1840).

Propulsaría como nunca se habíahecho antes el estudio del PatrimonioEspiritual Marista. Establecería cen-tros que se abocasen exclusivamen-te a ello. Dedicaría Hermanos de

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tiempo completo a ese trabajo de in-vestigación y difusión... Se empeña-ría en engendrar un movimiento aten-to a las fuentes, para generar unamística que dinamizase e hiciese re-saltar lo fundamental... Dentro deesta área del patrimonio marista fa-voreció la unión cordial, aunque no ju-rídica, de las diversas ramas de la So-ciedad de María: Padres Maristas,Hermanas Maristas, los Seglares Ma-ristas, las Hermanas Misioneras de laSociedad de María y nosotros losHermanos Maristas. En combinacióncon los superiores generales de esasentidades estableció la fiesta de la Fa-milia Marista, que conmemora elacontecimiento de las promesas deFourvière de 1816.

Se dedicaría, hasta los límites de laextenuación, a predicar retiros y con-ceder entrevistas a miles de Herma-nos, para tenderles una mano en me-dio de tanta desorientación y confu-sión... Las fronteras de lo esencial ylo accidental, sin malicia de nadie, sehabían desdibujado... El soplo delEspíritu venía a hacer nuevas todaslas cosas, construyéndolas desdesu esencia incambiable. Y ahí estaríaBasilio, yendo de un lado al otro, in-cansable: cursos, congresos, en-cuentros... Y siempre partiendo de larealidad concreta, mediante el usometiculoso y exhaustivo de encues-tas: “Dejemos que la realidad nos digatodo lo que tenga que decirnos” so-lía decirnos con frecuencia, parafra-seando al filósofo español.

Maravillosamente supo aprove-char la plataforma de las Circulares de

que dispone un Superior General.Sus Circulares fueron magistrales,voluminosas, llenas de ideas, como lorequería el momento difícil, donde ha-cían crisis no precisamente las cos-tumbres sino las mentalidades.

“Llamadas del mundo y de la Iglesia al Capítulo General”2 de enero de 1968, en 5 partes, 523 132

Fue su primera Circular. Contenía lomedular de la misión de un Instituto: darrespuesta a Dios que habla a través dela Iglesia y de la humanidad toda. Conesto priorizaba la misión como res-puesta de la vida religiosa marista a laIglesia y al mundo. La dio al Instituto envarios tomos, en él era como una es-pecie de ansiedad el que compren-diésemos la trascendencia de la co-yuntura: se trataba nada menos que,o de saber dar esa respuesta, o de de-jar de existir por inutilidad.

“La vida comunitaria”6 de junio de 1970, 212 páginas

La comunidad religiosa, otro temafundamental abordado por Basilio.Desmitificó la comunidad negándolacomo un lugar de felicidad “hallada”y presentándola como una tarea a re-alizar, ayudados por la gracia. “Ella noes suma de egoísmos, sino suma dedonaciones”, proclamaba. Comuni-dad abierta, y con conciencia de te-ner una misión. Fue él, el primero enexpresar la idea de la espiritualidadapostólica marista, que luego su su-cesor, Charles Howard, va a retomarcon tanto brío y va hacer llegar has-ta el Capítulo General XIX que le de-dicará todo un documento.

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“Charlas sobre la oración”1 de septiembre de 1973, 81 páginas

Elemento clave de la espiritualidadmarista al que le consagró páginasmuy bellas, retiros especiales, y todoun movimiento en el Instituto. Com-prensivo, pero certero, solía interpe-larnos: “Hermano que me dices que notienes tiempo para orar, déjame decir-te que no es tiempo lo que te falta, sinoamor”. Mucho insistió en lo funda-mental: la oración está más allá de las“oraciones”, no se agota en ellas.“Orar es pensar en Dios, amándolo”,sentenciaba, con la gran Teresa de Avi-la. “Nada nos hará más sensibles almundo y a sus necesidades que mirarlocon la retina de Jesús. Y para esto te-nemos que llevar a Jesús en la mentey en el corazón, hemos de hacer nues-tros sus sentimientos y sus actitudes.El Instituto ha de llegar al pobre por estecamino, desde Jesús y con Jesús....”

“La Obediencia”30 de mayo de 1975, 160 páginas

Otra de sus circulares. La obe-diencia al Espíritu por parte de la Igle-sia, del Superior religioso. La impor-tancia de la mediación. Lo vital del diá-logo en el ejercicio de la autoridad y enla práctica de la obediencia. Lo im-prescindible de una mediación me-diada. Esto es, de una autoridad obe-diente, pues “obedecer a un desobe-diente específicamente en lo que estádesobedeciendo es en realidad des-obedecer.” Esto lo decía en relacióncon superiores eclesiásticos o religio-sos que desoían al Concilio e intenta-ban hacer prosélitos de esta actitudentre su grey o su comunidad, bajopretextos aparentemente laudables.

“El espíritu del Instituto”25 de diciembre de 1975, 74 páginas

En esta circular fue magistral y au-daz. Analizó nuestras virtudes tradi-cionalmente características de humil-dad, sencillez y modestia. Denunciócon fuerza profética las adulteracionesy los sucedáneos de esas hermosasvirtudes. Y dio un rotundo “no” al po-quiterismo y al auto-apocamiento ennombre de la humildad, o a la simplo-nería y al “ahi-se-vaísmo” en nombrede la sencillez, o la auto-castraciónapostólica y al ausentismo eclesial ennombre de la modestia.... El materialde esta circular sigue siendo válidocomo denuncia y como anuncio. Setrata de buscar la fuerza que dan esasvirtudes maristas cuando son autén-ticas, pues permiten entonces, comoen el Fundador, todas las audacias enla fe y la esperanza.

“Un nuevo espacio para María”8 de septiembre de 1976, 260 páginas

Una circular donde Basilio, sin pre-tenderlo, nos descubrió todo el secretode su dinamismo, que era profunda-mente mariano. Poseía una excelsa vi-sión de María desde un apasionadocristocentrismo. Su Circular fue unapuesta al día de nuestra devociónmariana desde los parámetros certe-ros de Vaticano II. En su elaboración in-vitó a todos los Hermanos a que le en-viaran testimonios de lo que María ha-bía representado para ellos. Esta fueuna Circular conjunta, escrita por el Su-perior General y los Hermanos. Era elalma colectiva del Hermanito de Ma-ría que se expresaba acerca de quien“lo ha hecho todo entre nosotros”, a ni-vel institucional e individual.

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“El proyecto comunitario”19 de marzo de 1978, en 2 partes, 156 páginas

Un instrumento de revitalizaciónmuy adecuado en el desarrollo deuna mística comunitaria marista. Pocoa poco las Provincias, las Comunida-des lo fueron adoptando a manera deensayo. Adquirió tal relevancia queencontró cabida en las Constitucionesde 1986:

“El proyecto de vida comunitaria es un medioimportante para construir la comunidad marista;permite ejercer la corresponsabilidad en la búsquedade la voluntad de Dios… hace referencia adeterminados puntos de las Constituciones enrelación con la situación concreta de la comunidad y a las prioridades de la Provincia… Ha de ser aprobado por el Hermano Provincial…Donde el proyecto de vida comunitaria no seaobligatorio, el Capítulo Provincial señalará el modo de sustituirlo”. (cfr. Const. 50.1 y 50.2).

“La Fidelidad”8 de septiembre de 1984, 510 páginas

Densa circular, por su tema y porsu tamaño. Efectivamente, el tema dela fidelidad lo ameritaba. Los recien-tes acontecimientos a nivel Iglesia eInstituto lo aconsejaban. Ser fieles aDios, a la Iglesia, a la Humanidad, auno mismo.... ¡No podemos fallarle aDios! El, aunque omnipotente, cuen-ta con nosotros, y a pesar de todo.Esta Circular fue su testamento comoSuperior General, “su canto del cis-ne”. Vino al final de su segundo y úl-timo período de gobierno. Estabahablando el hombre fiel, “que estabaquemando su vida por el reino”. Quehabía dejado su salud regada por elmundo, a jirones: en retiros, entre-

vistas, viajes, congresos.... Tocaba elpunto medular: ser fieles a Dios, serfieles al Espíritu en esta época pos-conciliar.... Y pensando que todos vi-víamos la fidelidad y en la fidelidad,nos volvió a invitar a que escribiéra-mos junto con él esa circular. Los tes-timonios en ella abundan y son de unahermosura y un realismo conmove-dores. ¡Dios sigue haciendo maravi-llas en las vasijas de barro y desdeellas!

La influencia renovadora que ejer-ció el Hermano Basilio Rueda, supe-rior general de los Hermanos Maris-tas, no se circunscribió a su Instituto,sino que trascendió a otras Congre-gaciones Religiosas por su valiosaparticipación en la Unión de Superio-res Generales en Roma; y en eventoseclesiales de primer orden, como el“Sínodo sobre la misión de la familiacristiana” (26 octubre – 25 noviembre,1980), en el que participó por invita-ción del Papa, Beato Juan Paulo II.

Y ya para terminar su segundomandato como Superior General (su-mando un total de 18 años con el pri-mero), lo estructura todo para que elCapítulo General XVIII (1985) le dé asu sucesor y a todo el Instituto el pun-to de referencia seguro para seguircaminando por las rutas de la vida: lasConstituciones. Y será el Hno. Char-les Howard quien al recibirlas de eseCapítulo general, someterlas a laaprobación de la Santa Sede (que lasaprueba mediante decreto del 7 deoctubre de 1986), y presentarlas alInstituto, como nuevo Superior Ge-neral, consciente de toda su trans-

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cendencia, hará una magistral des-cripción de dicho documento, que en-cierra de manera privilegiada la ex-presión escrita del carisma de Mar-celino encarnado para nuestro hoy,postconciliar y actual:

“Tengo sumo gusto de presentaros el texto de nuestras Constituciones y Estatutos, en su forma definitiva; texto que significa, a la vez,meta y punto de partida... Al leerlas, al orar con ellas en privado o en comunidad, descubriremos sus riquezas; al mismo tiempo, adquiriremos, o afinaremos, los rasgos peculiares de nuestro rostro deHermanitos de María - rostro único en el pueblo de Dios - y lo haremos atractivo, especialmente para los jóvenes a quienes nos dedicamos. Que María, nuestra Buena Madre y PrimeraSuperiora, sea nuestra inspiración y recurso en la vivencia de las Constituciones y Estatutos para que, superando todo legalismo, podamoscumplir el objetivo de nuestras vidas: amar y hacer amar a Jesucristo.” (Presentación, Constituciones y Estatutos, p. 5, ed. 1987, ed. Luis Vives, Zaragoza, España)

Y así, la misión del “petit mexicain”,como Superior General, había termi-nado. Dieciocho años de navegarsin punto de referencia fijo, llevar labarquichuela marista con la manoamorosa en el timonel y la vista en laestrella de la mañana, henchidas lasvelas de la fidelidad al soplo del Es-píritu y a la mística genuina de Mar-celino, atisbando lo prístino de sus in-tuiciones originales. Había cumplido lamisión de su vida. Lo que vendríadespués sería importante porque in-dicaría su sencillez marista de vivir de-jando el espacio totalmente abiertopara que gobierne el siguiente.

“A su regreso a México, se le en-cargó animar el Movimiento Cham-pagnat de la Familia Marista, puessiempre creyó en los seglares ma-ristas. Y luego, se le puso a la cabe-za del noviciado para que transmi-tiera el patrimonio marista existen-cialmente, formando el corazón delos novicios, ‘sus novicios’, a quienesquiso enormemente, a lo Marcelino.Estoy seguro de que estos, a medi-da de que avancen en la vida irán ca-yendo en la cuenta de la talla espiri-tual del hombre que estuvo entreellos, con tanta sencillez. Echaránentonces de menos, no con pocanostalgia, el haber sido testigos pri-vilegiados, en directo, de la grande-za de los sencillos y de la sencillez delos grandes. Convivieron los últimosaños de uno de esos hombres queaún después de muertos, sigueniluminando con luz crepuscular, a lamanera de un sol en ocaso prolon-gado y majestuoso, los cielos quenos cobijan…

Pocos días antes del fallecimientodel Hermano Basilio (21 de enero de1996), el H. Benito Arbués, SuperiorGeneral, hizo un viaje exclusivo deRoma a Guadalajara para pasarsecuatro días con el H. Basilio, cance-lando todo compromiso con el mun-do marista. En cierta manera, en lapersona de Benito todo el Instituto es-tuvo entonces presente esos cuatrodías a la cabecera de Basilio. Era deesperarse ese gesto tan fraternal.Bien sabía Benito que el Hermano Ba-silio podía perfectamente decir refi-riéndose a los Hermanos todos delInstituto, lo que un día les dijera el

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Fundador San Marcelino: “Los llevo atodos muy hondo en mi corazón”, yque los Hermanos del Instituto de losaños 1967 a 1985 de todas las lenguas

y razas podían responderle: “Basilio,también nosotros te llevamos en elcorazón. Has dejado una huella in-mensa en nuestro ser.”

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INTRODUCCIÓN

En esta parte, que se refiere aldesarrollo de Colin y Champagnatcomo maristas, nos dedicaremos aanalizar las cartas del periodo que va—más o menos— de 1835 a 1840.

Fue en septiembre de 1836, pocodespués de la aprobación oficial de laSociedad de María (rama de presbí-teros) mediante el decreto “OmniumGentium”, cuando Colin salió elegidoSuperior de la Sociedad.

A partir de entonces, los miembrosse vinculaban a la Sociedad median-te los votos religiosos, así que la

cuestión de la obediencia adquiriómayor relieve para Champagnat en surelación con Colin.

Colin demuestra que tiene influen-cia moderadora entre Champagnat yel P. Douillet, quienes durante bastantetiempo mantuvieron una relación noexenta de tirantez. Hay en Colin un in-terés continuo por recuperar a Te-rraillon para las filas maristas. Y tam-bién pone su parte a la hora de acon-sejar a Champagnat en el asunto dela aprobación oficial del Instituto de losHermanos Maristas.

El talante de superior asoma enuna carta de reproche que Colin di-

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* El H. Frederick McMahon ha fallecido el 20 de septiembre de 2015.

CHAMPAGNAT Y COLIN Maristas en su proceso de desarollo

H. FrederickMcMahon*

E S T U D I O S

Estudio en tres partes del desarrollo personal y espiritual de Jean-ClaudeColin SM y Marcelino Champagnat SM, así como la relación existente entre am-bos en sus respectivos apostolados. También se analiza su correspondencia,dado el interés de lo que revelan las cartas sobre acontecimientos y personas.

3ª PARTELo que revelan las cartas: la correspondencia de 1835 a 1840

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rige a Champagnat en agosto de1837, así como en otra que le escribeen tono de mandato en septiembredel mismo año. Lo cual no quita queen otro momento —en una carta re-lativa a un posible noviciado en LaCôte-St-André— tenga palabras de re-conocimiento para Champagnat, aun-que le advierte a la vez que sea mo-derado siempre que tenga que tratarcon el P. Douillet en aquella localidad.

Colin pide oraciones para el éxitode la misión marista de Oceanía y —en el frente doméstico— hace algunasdeclaraciones desdichadas aludiendoa que “la mejor ocupación” de los her-manos es la de servir a los presbíte-ros. Afortunadamente, Colin vuelve adarle vueltas a la idea de formar ungrupo especial, los “Hermanos José”,perteneciente a la congregación delos presbíteros, diferenciándolo biende los Hermanos de Champagnat.

Es una idea que empieza a tenercarácter de urgencia a raíz del fa-moso episodio de Verdelais, cuandoColin reprendió a Champagnat y leaplicó un correctivo por no enviar conprontitud a alguno de sus Hermanosen ayuda del padre marista de Ver-

delais. En esta ocasión se invoca el in-dicador “20 a 1”, cuando Colin diceque un hermano ayudando a un pres-bítero es veinte veces más útil, en tér-minos apostólicos, que uno ense-ñando en la escuela.

Hay más problemas por ese lado.Esta vez será con motivo del hábitodistintivo de los Hermanos Maristas ylos Hermanos José; pero todo se so-luciona cuando —en 1839— se tomala decisión de separar ambos grupospara siempre.

Colin interviene de nuevo paraaprobar otro proyecto de monseñorDevie: el noviciado de Saint Didier. Supropuesta final de poner el Instituto deHermanos Maristas en las manosdel arzobispo de Lyon no causa nin-guna alegría a Champagnat, que seencontraba ya a las puertas de lamuerte.

Partiendo de donde lo dejamos enla 2ª parte de este estudio, transcu-rre un largo período de tiempo, casicinco meses, antes de que Colinvuelva a mandar carta a Champag-nat, abordando esta vez un tema en-teramente nuevo:

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Belley, a 23 de abril de 1835“Querido cohermano:

He tardado en escribirle más de lo que yo pensaba. No quería precipitarme y deseaba ver elresultado de la nueva iniciativa del obispo con respecto a su catedral. El asunto está arreglado: doshermanos (de la Sagrada Familia) se harán cargo de la sacristía a partir del 1 de mayo. Deseo quetodo redunde en la gloria de Dios y el decoro de su culto. Por lo que a nosotros respecta, lo esenciales despojarnos de nosotros mismos, y evitar con prudencia todo lo que pudiera debilitar el espíritu

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Hasta donde podemos juzgar porel primer párrafo de esta carta, pare-ce que, durante un tiempo se estuvobarajando la posibilidad de que la sa-cristía de la catedral de Belley fueseencomendada a los Hermanos de laSociedad de María, ya fueran los Joséo los maristas. Al final, monseñor De-vie llamó a los Hermanos de la Sagra-da Familia, quienes se hicieron cargode esa tarea el 6 de mayo de 1835. Nohay que mezclar este asunto con la

idea de una eventual unión entre losHermanos de la Sagrada Familia y losHermanos Maristas, proyecto quesurgiría en el otoño siguiente

Siendo, como es, un espléndidoejemplo de exhortación al desapegode sí, este primer párrafo da a en-tender, también, que Colin se da gol-pes de pecho por no haber sido dili-gente en acudir en ayuda del obispoen su petición de sacristanes.

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1 Carta del P. Colin al P. Champagnat, O.M. 1, Doc. 336.

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de unión, tan necesario en una obra como ésta en la que nos afanamos. Si el interés particular seintroduce en nuestras diligencias, en nuestras relaciones mutuas, pronto veremos que el Espíritu deDios nos abandona y entonces, ¿qué podríamos hacer de bueno? No hay sacrificio que no debamoshacer para prevenir semejante desgracia. Recordemos que no trabajamos para nosotros, sino queesta obra es de Dios. Sólo un sentimiento debe ocuparnos: saber que tenemos que apoyarnossolamente en Dios, y procurar no ser nosotros mismos un obstáculo a lo que Él quiere de nosotros.Pida esta gracia para mí. Pidámosla los unos para los otros, y estrechemos los lazos de caridad y deunión que deben existir entre los miembros de la naciente Sociedad. Podría usted devolvernos al hermano Eugène, el cual no tendrá ocupación alguna en los Capuchinos,sino que podrá prestar alguna ayuda en el seminario. En su lugar yo le mandaré al hermano André,que parece que ya está un poco mejor, o incluso a lo mejor le envío también al hermano Marie paraque tome el santo hábito. Todo esto como usted quiera y encuentre adecuado. Podría tambiéndarme la cuenta de gastos del hermano Eugène y yo me haré cargo de ello. El hermano AnthelmeMillot quedará a cuenta de su familia.En cuanto a las Hermanas de San Antonio, no sé qué decirle. Quizá fuera bueno que fuese usted averlas para aconsejarlas sobre la forma de establecer —si fuera posible— una comunidad deHermanas en la diócesis de Grenoble, aunque mejor sería que lo hicieran en la diócesis de Lyon. Quese cumpla siempre la voluntad de Dios.Estoy muy satisfecho con el hermano Timothée. Reciba los respetuosos saludos de mis cohermanos,y lo mismo el señor Terraillon y su compañero. Soy, con el afecto más sincero y cordial, su humilde ydevoto servidor”.

Colin

“P.S. Voy a escribir a mi hermano para que se venga a Belley a pasar unos días. Si le es posible venir,el hermano Eugéne podría acompañarlo”. 1

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Es probable que —entre líneas—haya reproches a Champagnat en elpárrafo inicial. Quizás Colin pensabaque Champagnat, que disponía deHermanos, tenía que haberse mos-trado más dispuesto a ayudar alobispo de la diócesis de Colin, yaque una respuesta pronta y positivade Champagnat le habría dejado enbuen lugar con el obispo. Segura-mente Colin no era consciente deque Champagnat, en principio, seoponía a que sus Hermanos se con-virtieran en sacristanes. Este temaacabó causando graves problemasa Marcelino en 1839. Hablamos delfamoso asunto de Verdelais.

El pobre Colin tampoco fue afor-tunado a la hora de desprenderse delHermano André: todavía lo retuvohasta octubre.

Tres años antes Colin había pedidoa Champagnat que buscase informa-ción en Grenoble sobre las Hermanasde Santa Clara, el grupo de Courveille.De esta manera, se supo que las reli-giosas congregadas por Courveillellevaban en St Antoine desde 1826. Esprobable que Colin tuviera entonces al-gún contacto con ellas. En cualquiercaso, fue a Champagnat a quien se di-rigieron las religiosas en la primaverade 1835, quizás con miras a unirse conlas Hermanas Maristas, asunto que sesuscitó posteriormente.

Fue en octubre de 1835 cuandoColin escribió al hermano Marie, dán-dole consejos para la emisión de losvotos. En esta carta expresa Colin suopinión sobre los Hermanos José ylos Hermanos Maristas.

100 Champagnat y Colin – Maristas en su proceso de desarollo

2 Carta del P. Colin al Hermano, O.M. 1, Doc. 345.

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Belley, a 3 de octubre de 1835.“Querido Hermano Marie,

En lo que se refiere a ser un hermano marista o un hermano José, basta que sepa que un mismohermano puede ser, a la vez, hermano marista y hermano José. Es hermano marista cuando seafana en instruir a los niños, y es hermano José cuando trabaja en el taller o en la cocina; y esomismo vale para el Hermitage. Puede ver, por tanto, que es solamente la ocupación lo que establecela distinción”. 2

Está claro que esta distinción tos-ca y expeditiva iba a traer problemasen una situación que ya estaba bas-tante tensa, y lo iba a estar más a me-dida que crecía el número de Her-

manos. Era obvio que los dos funda-dores tenían que trabajar juntos estetema. Lamentablemente, la distin-ción entre los dos grupos de Herma-nos no se hizo efectiva hasta 1839, y

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aun entonces no se realizó a través deun acuerdo de los fundadores sino enuna asamblea de los Padres Maristas.

Mientras tanto, dentro de la ar-chidiócesis de Lyon, todavía existíandiferencias entre Colin y Champagnat,por un lado, y los presbíteros de Val-benoîte por el otro. Colin preferíaconcentrar a los aspirantes maristasen la diócesis de Belley, pero el señorCholleton, Vicario general, le quitó esaidea de la cabeza. En la carta que vie-

ne a continuación Colin pide que al-gunos de los miembros del grupo deLyon (Champagnat no estaba entreellos) dejen de pensar en fundar unacomunidad en la ciudad de Lyon. Lapalabra “noviciado”, que aparece encartas relativas a este asunto, no hade tomarse en el sentido de una casapara la formación de novicios, sinomás bien una comunidad reservadapara los presbíteros maristas, una re-sidencia donde pudieran éstos llevarun estilo de vida propio de religiosos.

Frederick McMahon, fms 101

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Belley, a 19 de enero de 1836.“Querido padre y cohermano:

Tenía deseos de escribirle y gratamente doy cauce a esta urgencia. Desde que trabajo en favor de laSociedad de María, he sentido siempre como un deber seguir los consejos del P. Cholleton yentenderme con él antes de emprender cualquier acción. En las actuales circunstancias, quiero, conla gracia de Dios, atenerme a esta línea de conducta con más lealtad si cabe. Y así, en conformidadcon sus consejos, hemos suspendido toda iniciativa tendente a adquirir un noviciado. Creo que seríabueno hacer lo mismo en Lyon, esperando la hora de la Providencia.Recordará usted que mis cohermanos habían estimado necesario que se eligiera a uno de entrenosotros para ser centro de unidad; y ciertamente esta medida parecía natural y necesaria para elbuen logro de nuestros objetivos. No quiero entrar a juzgar cuál ha sido el resultado de esta medida,pero debo decir —y lo digo con toda sinceridad— que llevo tiempo queriendo de verdad dejar enotras manos este título de Superior que se me ha dado, junto con todos los documentos queconciernen a la Sociedad, y espero ver pronto cumplido este deseo ardiente de mi corazón. Siemprehe querido que la elección del que ha de estar al frente de nosotros recayera en el señor Cholleton,pero mientras esperamos que la Providencia le exonere de su cargo de Vicario general y lo pongaen cabeza de nuestro grupo, debemos sentir la necesidad de que un miembro abnegado de laSociedad se convierta en el punto central para llevar todas las diligencias ante la administracióndiocesana y dirigir todas las nuevas obras. De lo contrario, no haremos nada sólido y nosdestruiremos a nosotros mismos. Ya nos ha sucedido en el pasado que la imprudencia y falta deunidad han retardado y dañado a nuestra Sociedad, con riesgo de hacerla imposible. Estesentimiento, esta visión de las distintas actitudes de los miembros, es lo que me hace decir queterminaremos por concentrarnos en la diócesis de Belley hasta nueva orden, y con esto expresomenos el deseo de mi corazón que la dura necesidad de las circunstancias.¿Qué debemos hacer, por tanto, si nos atenemos al éxito de nuestra Sociedad? Debemos

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En esta carta Colin manifiesta contoda claridad que desea vivamentedejar su puesto de Superior central.También es obvio que quiere que susucesor sea el Vicario general Cho-lleton, quien en aquella época no eratodavía miembro del grupo marista.

Colin decide dejar para más tarde eltema de buscar una casa noviciadopara los padres maristas tanto de Be-lley como de Lyon. Su deseo de con-centrarse en la diócesis de Belley no

deja de ser un sueño, ya que el arzo-bispo De Pins nunca permitiría que suspresbíteros se pasaran a otra diócesis.

Colin rinde un hermoso tributo aPompallier y Champagnat, pero la alu-sión que hace a los Hermanos —“elmodo en que podríamos vincularlos ala rama de los Padres”— no es ama-ble, dado que sus ideas y las deChampagnat sobre el estado y fun-ción de los Hermanos no eran en ab-soluto parecidas.

102 Champagnat y Colin – Maristas en su proceso de desarollo

3 Carta del P. Colin al P. Champagnat, O.M. 1, Doc. 358.

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entendernos más que nunca, no debemos realizar ninguna diligencia ante las administraciones deBelley o de Lyon sin antes habernos puestos de acuerdo nosotros. La certeza de que yo no hagonada sin contar con el Señor debe alejar de ustedes toda inquietud, todo temor de que yo meinterese más por los asuntos de Belley que por los de Lyon. Por lo demás, yo aquí solo quiero ver elbien general de la Sociedad, cuyo fin principal es que nos mantengamos unidos y trabajemos enconformidad con el episcopado.Por último, querido cohermano, me dirijo a usted porque es en usted y en el señor Pompallier enquienes tengo más confianza; es en ustedes dos en quienes más descubro este espíritu religioso tannecesario para el buen logro de una obra como la nuestra. Me inclino a pensar que a través deustedes se consolidará la Sociedad en la diócesis de Lyon. Piense también en poner en orden larama de sus Hermanos. Cuando tenga un momento buscaré el modo en que podríamos vincularlos ala rama de los Padres. Adelante, ánimo. Entendámonos y procuremos por todos los medios de prudencia y sumisión anuestros señores obispos dar a nuestra obra una dirección más uniforme y más fuerte. Dejemos delado todo espíritu de egoísmo, de miras particulares. Nuestros esfuerzos están consagrados a lamisma obra; debemos buscar el bien general de la Sociedad por encima de todo. Pidamos al Señorque nos ayude y nos ilumine, sobre todo en los asuntos que se nos presentan, y que nos dé elverdadero espíritu de la Sociedad, que tiene que ser un espíritu de humildad, de abnegación y deentrega. Lo mismo les estoy diciendo al señor Pompallier y al señor Cholleton.Reciba la seguridad de mi sincero afecto y respeto, con los que soy su humilde y obediente servidor”.

Colin, Superior. 3

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La frase “piense también en poneren orden la rama de sus Hermanos”probablemente se refiere a algunaforma de aprobación canónica.

La preocupación que motivabaesta carta, es decir, el disgusto rei-nante en algunos miembros del gru-po de Lyon a causa de la preemi-nencia de Belley en la gestión de los

asuntos maristas, quedó barrida antelas buenas noticias que llegaron deRoma: el Papa iba a aprobar en bre-ve la rama de presbíteros de la So-ciedad de María.

En una carta de pocas líneas, fe-chada el 1 de marzo de 1836, Colinescribe sobre temas administrativosadoptando un tono admonitorio:

Frederick McMahon, fms 103

4 Carta del P. Colin al P. Champagnat, AFM 122.28 (?) A360301C.Doc

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“No sé si ha guardado un acta, con correcciones al margen, relativa al último contrato de laSociedad. Por aquí no la encontramos. Le ruego nos la haga llegar. Me causó gran disgusto queusted depositara su acta de la Sociedad en la notaría de Saint Chamond. Era un acta confidencial queusted no podía entregar a nadie; el señor Bertholey es su propietario. Sinceramente suyo,

Colin”. 4

Belley, a 11 de abril de 1836.“Querido cohermano:

Me siento avergonzado de no haberle dado antes las felices noticias que hemos recibido de Roma. Elpasado 11 de marzo fue aprobado el asunto de la Sociedad de los Padres por la Congregación deObispos y Regulares, y, el mismo día, Su Santidad decretum Sacrae Congregationis benigneapprobavit et litteras Apostolicas in forma brevi expedire jussit (original en latín: benignamenteaprobó el decreto de la Sagrada Congregación y ordenó que se expidieran cartas Apostólicas enforma breve). Esto es lo que me señalan las seis cartas recibidas de Roma, dos de ellas de loscardenales Castracane y Sala. He estado tan ocupado que no he podido darle estas felices noticias antes. Le ruego que organiceoraciones de acción de gracias y que se lo anuncie al señor Terraillon, a quien sigo teniendo el

La carta que viene a continuaciónparece ser la respuesta a una carta deChampagnat que no se ha conserva-

do. En ella se hace referencia a otrosmensajes enviados desde Roma, quetampoco se han conservado:

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El padre Depéry era secretario delobispo de Belley y estaba en Paríspara negociar la construcción de lacatedral de la diócesis. Champagnatno estimó oportuno seguir el proce-dimiento propuesto y viajó a París porsu cuenta en agosto.

Sebastián, hermano de Colin na-cido en 1782, que había sufrido algu-nos reveses en sus asuntos, no vinofinalmente al Hermitage, sino que seretiró a la casa de un hermano mayordonde murió cuatro años más tarde.Los “ancianos inquilinos” eran hom-bres que disponían de medios parasufragar sus gastos. Se pagaban su

pensión y así colaboraban con las fi-nanzas del Hermitage.

El cardenal Castracane había es-crito carta a Colin el 11 de marzo, con-firmándole que la aprobación de laSociedad de María era cosa segura,debido especialmente al compromi-so marista con las misiones de ultra-mar en Oceanía. Colin fue lento encomunicar a Champagnat y a otraspartes interesadas el asunto de laaprobación de los Padres Maristaspor la Santa Sede. Quizá la tardanzacontribuyó a aumentar el nivel de ale-gría, hasta rebosar, en los corazonesmaristas.

104 Champagnat y Colin – Maristas en su proceso de desarollo

5 Carta del P. Colin al P. Champagnat, O.M. 1, Doc. 380.

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mismo afecto a pesar de todo. Preocúpese de ir previendo los Hermanos que pueda ofrecer para laPolinesia. Tienen que ser buenos sujetos, de probada virtud, suficientemente instruidos en las cosasde la religión y en toda clase de pequeñas tareas. Creo que la partida tendrá lugar antes de lo quepensamos, así que téngalos preparados.Me alegra saber que se está ocupando de componer sus Reglas; eso me hace feliz, aunque lamentoque no haya podido aprovechar la estancia del señor Depéry en París para tratar de obtener laaprobación de los Hermanos; la ocasión me parecía favorable. Hemos apuntado las misas que ha tenido a bien procurarnos por un total de 800 francos. Reciba misincero agradecimiento. Todavía no han regresado nuestros misioneros. Los otros padres, así comolos hermanos, le envían todo su respeto y afecto. Tengo intención de ir a Lyon a primeros de mayo;me alegrará mucho poder verle allí. No tengo tiempo de releer esta carta. Adiós, le abrazo totocorde (de todo corazón); soy con la amistad más cordial su humilde y obediente servidor”.

Colin

“P.S. Le he hablado de uno de mis hermanos que desearía ver morir en el Hermitage si usted pudieraacogerlo. Por su salvación quiero que vaya allá; tiene 55 años. Él viviría con los ancianos inquilinosque están allí, aunque sin tener que mantenerse de sus propias rentas”. 5

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Se advierte el interés permanentede Colin por la vocación marista deTerraillon, interés que acabaría mo-viendo a Terraillon a unirse al grupomarista. Observamos también el flu-jo estable de estipendio de misas. Losmisioneros de Colin y los presbíterosprofesores del seminario solían cele-brar misas por las intenciones de losdonantes de estipendios, ya que, alno realizar tareas parroquiales, no te-

nían ocasión de decir la misa a las in-tenciones de los feligreses.

Al saber que el Breve papal “OmniumGentium” (aunque aún no había recibidocopia del mismo) autorizaba a los padresmaristas a emitir los votos, Champagnatescribió a Colin para manifestar su dis-posición a hacer la profesión. Ante estegeneroso ofrecimiento, Colin, superiorprovisional, contestó:

Frederick McMahon, fms 105

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Belley, a 23 de junio de 1836“Querido cohermano:

Sin duda sabe que el Breve de aprobación de la Sociedad nos autoriza a elegir un Superior general.Mientras tanto, yo estoy lejos de querer considerarme como tal y en consecuencia actuar en calidadde ello. Hasta que procedamos a la elección, consiento en continuar siendo, como en el pasado, elpunto de unión, pero me guardaré mucho de dar órdenes o recibir votos. No es menos cierto quesus disposiciones me edifican grandemente; ya me gustaría que todos los demás cohermanospensasen y obrasen como usted; espero que con el tiempo Dios les otorgará la misma gracia. El padre Mazelier me ha escrito enviándome el Prospecto de su congregación de Hermanos. Mehabla de fusión con los Hermanos Maristas, pero querría que se conservaran algunas de sus reglas,por ejemplo la de poder enviar a un solo Hermano que viviría con el señor párroco. Espero susconsejos para darle respuesta. No sé si es el mejor momento de viajar a París. Las Cámaras cierran por esta época y los ministrosse aprestan a tomarse un descanso. En todo caso, el señor Depéry va a volver a París; marchará ellunes por la tarde. Quizá podría usted confiarle sus documentos. El verá al canónigo señor Bétempsen Lyon. Usted podría pasarle sus papeles y recomendaciones y él se encargará de entregárselos alpadre Dépery, que ya me ha dicho que gustosamente se haría cargo de ello. Usted verá qué es loque conviene hacer.Acabo de recibir carta del señor Pompallier. Todavía no ha sido consagrado, pero se estápreparando para ello. No creo que venga antes del mes de agosto. La casa de noviciado sigue siendo objeto de mi solicitud. Nos va a hacer mucha falta, si queremoscomenzar con buen pie. No importan donde tenga que estar, con tal de que la encontremos yhagamos la santa voluntad de Dios. Si conoce pronto las intenciones de los superiores de Lyon, mealegraría que me lo comunique. Parece que ahora veo menos dificultades en tener esta casa en ladiócesis de Lyon. Si la Providencia nos depara la ocasión de encontrar una, la aceptaré o, mejordicho, me prestaré gustosamente a ello. Todos los cohermanos le mandan un abrazo in cordibus

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Al alabar la buena disposición deChampagnat para emitir sus votos,Colin parece temer que algunos as-pirantes a la Sociedad no estuvierantan decididos a profesar.

Por segunda vez recomienda Co-lin el procedimiento para intentar con-seguir la autorización legal de los Her-manos de Champagnat mediante losservicios del P. Depéry. Evidentemen-te, Champagnat aún se resistió y se

fue a París por su cuenta en agosto.

En el párrafo que precede a lashabituales cortesías finales, hay unaclara referencia a la profesión religio-sa de Terraillon en la Sociedad de Ma-ría, cumpliendo lo que había prome-tido en Fourvière, en el grupo de losprimeros aspirantes.

A finales de 1836 llegó la siguientecarta de Colin. Necesitaba refuerzos:

106 Champagnat y Colin – Maristas en su proceso de desarollo

6 Carta del P. Colin al P. Champagnat, O.M. 1, doc. 396.

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Jesus et Mariae. Recemos y no cesemos de rezar. Pienso escribir al señor Terraillon a la mayorbrevedad, si consigo encontrar un momento libre. Entretanto, invítele a examinar ante Dios lo queMaría tiene derecho a esperar de él. Los Hermanos están bien y le ofrecen sus respetos y susentimiento de obediencia.Tengo el honor de ser, con cordial amistad y respeto, su humilde y devoto servidor”.

Colin, Superior. 6

Lyon, a 16 de noviembre de 1836“Querido cohermano:

Aquí estamos mi Hermano y yo desde ayer. Pensamos bendecir la Capilla de la casa el próximosábado día 19. Le ruego que nos mande al padre Besson. Me alegraría mucho que llegase elsábado, a fin de poder reunirnos todos para establecer la regla y el orden en la casa. La casa deLyon es más importante que cualquier otra, por eso estimo necesario que nos ceda al hermano Luc,quien encaja perfectamente en nuestra situación. Así que ponga en su lugar al hermano Félix yenviénoslo, si es posible.Le ruego que me pase el acta de Sociedad de los Padres de Valbenoîte, que tiene usted en supoder. Me piden prospectos de la fundación de los Hermanos, mándeme algunos ejemplares, porfavor. También quieren que envíe Hermanos a Draguignan, Departamento del Var. Deme su

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Con la aprobación de la Sociedadpor parte de Roma, se ve la importan-cia de disponer de un noviciado ade-cuado para la formación de los futurospadres maristas. Colin ya dispone deun lugar en Lyon y quiere que Champg-nat le mande a un Hermano (Luc), quedesempeñaría un excelente papel enestas circunstancias. También solicita-ba documentos relativos a los Padresde Valbenoîte, así como ejemplares delProspecto de los Hermanos.

Es evidente que, en calidad de Su-perior general de la Sociedad de Ma-ría recién elegido, Colin intervieneen todos los aspectos de la Sociedad:traslado de presbíteros y hermanos,propuestas de apertura de nuevasescuelas con los Hermanos, los asun-tos de las Hermanas, etc. Se adivinaun tono perentorio en la orden ur-gente del cambio de Hermanos, aun-que la frase “si es posible” suaviza unpoco las cosas.

Frederick McMahon, fms 107

7 AFM 122.29 A361116C.Doc.

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respuesta. Por lo que se refiere a las Hermanas que usted me solicita, ése es un asunto que sólopodemos tratar de viva voz. No sé cuándo podremos vernos. El padre Besson puede llevar susefectos personales, al menos lo esencial. Le estoy escribiendo con mucha prisa, y sólo tengo tiempode decirle que soy con respeto, querido hermano, su humilde y obediente servidor”.

Colin, Superior. 7

Belley, a 1 de marzo de 1837“Querido cohermano:Una acumulación de actividad, causada por la gripe que ha afectado a más de 80 de nuestrosalumnos, me ha obligado a retrasar la respuesta a su última carta. No obstante, he encargado a uncohermano que le pida que no se precipite con el padre Douillet, y ahora me atrevo yo a pedírselode nuevo. Una ruptura declarada hará daño a toda la Sociedad en la diócesis de Grenoble, dondeaún están recientes las imprudencias del padre Courveille. Recuerde que el espíritu del Señor essuave y que a menudo se obtiene con el tiempo lo que al principio parecía muy difícil de conseguir.Contentémonos, por tanto, con rezar hasta nueva orden. Cuando nos veamos, allá por la Pascua,tomaremos juntos las medidas de prudencia que Dios nos sugiera.Cada vez siento más la necesidad de unidad en nuestras obras, y me dedico con fuerza a conseguiresa unidad; de lo contrario, las distintas ramas de la Sociedad se harían daño entre ellas. Confrecuencia sucede que no vemos inconveniente alguno allí donde los Superiores sí que los ven. Yo lo

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En esta carta hay mensajes quehay que saber leer entre líneas. Lafrase “el espíritu de Dios es suave”parece sugerir que Champagnat semuestra abrupto en su forma de ac-tuar. “Con frecuencia sucede que novemos inconveniente alguno allí don-de los Superiores sí que los ven”: estoparece apuntar directamente a Mar-celino. El mensaje subyacente sería:“Así que, por favor, no cause másproblemas en la diócesis de Greno-ble actuando precipitadamente con elP. Douillet”. También es posible queColin quiera manifestar que si los su-periores (Colin y Champagnat) estándivididos en una cuestión, segura-mente reinará la confusión alrededor.

El tema es que los Hermanos deChampagnat habían tenido queaguantar bastante en sus relacionescon los eclesiásticos en La Côte-St-André, diócesis de Grenoble, a cau-sa de la intromisión de Douillet y su

sirvienta en la vida de los Hermanos.Sin embargo, en los primeros años dela fundación, fue el propio Douilletquien envió a once postulantes alHermitage, lo cual significa que aque-lla zona parecía propicia para el cul-tivo de vocaciones presbiterales y re-ligiosas.

Tenemos también la referencia aCourveille, donde parece haber otrarazón para evitar acciones precipita-das. Se le recuerda a Champagnat elfracaso educativo de las obras esta-blecidas por Courveille en la diócesisde Grenoble, dando a entender quea partir de ahí los Maristas, como an-teriores socios de Courveille, debenmoverse con mucha prudencia.

Lo de “a menudo se obtiene conel tiempo lo que al principio parecíamuy difícil de conseguir” es una cla-ve para comprender a Colin y su ma-nera de actuar.

108 Champagnat y Colin – Maristas en su proceso de desarollo

8 AFM 1.2.2.17 370301C.Doc.

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noto todos los días, y, sobre su relación con el P. Douillet, si la cosa no fuese igualmente dañina para larama de los Padres, me habría abstenido de darle consejos por razones que le expondré más tarde. Tengo el honor de ser, con respeto, su humilde y obediente servidor”.

Colin, Superior.

“P.S. Tengo idea de escribir el P. Terraillon expresándole mis sentimientos sobre nuestros planes paralos Padres”.8

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De nuevo insiste Colin en queacepte Champagnat los servicios delP. Depéry, en su empeño por obtenerla autorización legal de los Hermanos.Marcelino hizo caso omiso de la ofer-ta, pero, por consideración hacia lasautoridades eclesiásticas, permitióque se abriera una escuela de Her-manos Maristas en St Didier en 1836.Sin embargo, monseñor Devie yChampagnat no consiguieron llegar aun acuerdo sobre el tema del novi-ciado de Hermanos que el preladoquería tener. Esto no le gustó a De-vie, que era el obispo de Colin desde1824.

También nos encontramos de nue-vo con el asunto del intercambio deHermanos, cuestión que debe habercausado más de un dolor de cabezaa Champagnat. Adviértase igualmen-te el interés permanente de Colin porasegurarse la continuidad de Terraillonen los Padres Maristas. Terraillon ha-bía emitido los votos con ellos en 1836,pero luego se quedó como párroco enNotre Dame de St Chamond, viviendocerca de Champagnat. Colin expresatambién su preocupación por losasuntos de la diócesis de Grenoble(los desencuentros de Champagnatcon Douillet).

Frederick McMahon, fms 109

9 AFM 1.2.2.18.B A370315C.Doc

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“Querido Superior:

El P. Depéry, Vicario general de Belley, tiene que ir a París, después de Pascua. Quiere conseguirlesla aprobación de los Hermanos. Para ello solicita:1º- Una copia de los documentos enviados con este fin a París. 2º- La indicación de la Oficina donde fueron depositados esos documentos, y quiénes

son las personas a quienes fueron confiados.Por último, él piensa que el éxito sería más seguro si se presentasen los Estatutos de lasCongregaciones de Hermanos ya aprobadas. El obispo de Belley también parece dispuesto a obtener la aprobación del establecimiento de StDidier. Le ruego me conteste sobre esto a la mayor brevedadComo tenemos muchos enfermos en el Seminario, le hemos pedido al hermano Paulin, que viene deSaboya, que asuma las funciones de enfermero. Si desempeña bien la tarea, nos gustaría que sequedase. Usted verá. Pienso mandarle al hermano León; yo no creo que este joven sea capaz dehacer algo en ninguna parte, le falta virtud y juicio. Le ruego que me informe del resultado de sus diligencias en Grenoble, y que me indique el díapreciso de su cita con el P. Terraillon en Lyon; tenemos que llegar a un acuerdo sobre varias cosas. Acepte la seguridad del respeto con el que tengo el honor de ser, Padre, su humilde servidor”.

Colin, Superior. 9

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Colin muestra un tono fraterno alpreocuparse por la salud de Cham-pagnat. El grueso de la carta se re-fiere a la aptitud o no de un Herma-no (Paulin) y también de algunos as-pirantes a Hermano. Terraillon sale arelucir una vez más.

Es más que probable que elnombre de “Villot” sea un error grá-fico en lugar de “Millot”, uno de los

sobrinos de Jeanne Marie Chavoin.Colin se interesaba por él debido aese parentesco. Conocía a la fami-lia Millot desde sus primeros tiem-pos en Cerdon, de ahí su constan-te interés en el muchacho. Este jo-ven hizo los votos temporales comohermano marista en 1835, los reno-vó en 1836, pero a partir de 1837deja de aparecer en la lista de Her-manos profesos.

110 Champagnat y Colin – Maristas en su proceso de desarollo

10 AFM 1.2.2.19 A370622C.Doc.

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Belley, a 22 de junio de 1837“Querido cohermano:

El Hermano Paulin me pide que interceda ante usted en favor suyo. Yo le he respondido que sudeber era tratar este asunto con su superior inmediato; que yo no le consideraré miembro de laSociedad mientras usted no lo admita. Usted verá lo que hace. Parece que está muy arrepentido. Yono creo que sea un sujeto extraordinario. Me han presentado a un muchacho de 15 años, hermanode dos religiosas de Bon Repos. He pensado mandárselo; podrá pagar la pensión del noviciado.Me hubiera gustado que me escribiese para informarme sobre el mayor de los hermanos Villot, quées lo que hace, si está usted contento con él, qué opinión le merece. Estamos buscando un lugarpara él, y espero que no tardemos en encontrarlo. Tenga un poco de paciencia. Si usted mismo loencontrase le agradecería que me avisara. El buen Dios le recompensará por su caridad. LosHermanos se desenvuelven como de costumbre y le ofrecen sus respetos. Me parece que usted nocuida suficientemente de su salud; trate de vigilar un poco más este punto. Mis respetos al P. Terraillon.Tengo el honor de ser, con respeto, su humilde y obediente servidor”.

Colin, Superior.

“P.S. Todos los cohermanos de Belley le mandan abrazos”. 10

Lyon, a 7 de agosto de 1837“Querido cohermano:

He tardado en contestar a su carta. Pero, además de estar muy ocupado, no sé muy bien qué decirlesobre esta adquisición de la que me habla. La rama de los Hermanos no tiene todavía basessuficientes que me permitan darle una respuesta sobre la cuestión. ¿Dispondrán losestablecimientos de los Hermanos de fondos o ingresos fijos pertenecientes a la Sociedad o a cadaestablecimiento en particular? ¿O no tendrán más que el estipendio aportado por las parroquias con

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En esta carta se alude a algunacompra que Champagnat pretenderealizar. Colin se muestra un tanto in-cisivo en estas líneas, como si le pa-reciera que Champagnat se precipi-ta. En todas las instrucciones que dase puede detectar, si no un intento deorganizar la vida y trabajo de Cham-pagnat, sí al menos de asegurar quetodo esté en orden en sus asuntos.Ahora que la Sociedad de María ya hasido aprobada por Roma, Colin va to-mando mayor conciencia de las im-plicaciones que pueden surgir en lasfinanzas y propiedades de la rama delos Padres, así como de las ramas

“dependientes”: las de las Hermanasy Hermanos. Su deseo es frenar aChampagnat en los temas económi-cos, de ahí que proponga una mora-toria de tres meses.

Colin pide a Marcelino que valorela vocación marista del P. Chomel,manifestando mucha confianza en sucriterio en este terreno. Y una vezmás, Colin se interesa por la posibi-lidad de abrir otra obra apostólicapara los Hermanos, así como tambiénse muestra preocupado por lo queconsidera un exceso de ocupación en“asuntos externos” por parte de

Frederick McMahon, fms 111

11 CSG 01, 230 A 370809C.Doc.

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la pensión mensual de los niños? Hay unos cuantos puntos importantes que convendría fijar. Yentonces sería fácil responder a la cuestión que me propone. En todo caso, recemos con fervor; quizá estemos descuidando en exceso este único medio quetenemos de conocer la voluntad de Dios y acertar en nuestras empresas. Me siento impulsado aaconsejarle que suspenda todo tipo de proyectos durante tres meses, con el fin de que se ocupeúnicamente en llevar adelante y poner sobre bases sólidas su Casa Madre y sus propiosestablecimientos, y para regular sus asuntos de tal manera que, si tuviera que morir dentro de tresmeses, todo estuviese en orden. Le ruego, como amigo y cohermano, que se ocupe menos de los asuntos externos que de losasuntos espirituales, los que se refieren a la comunidad. Su salud saldrá ganando, y su espíritutambién.No creo que haya llegado todavía el momento de poner los puntos sobre las íes en lo que se refiere losestablecimientos de los Padres. Aún no ofrecemos suficientes garantías, y con ello inspiraríamosdesconfianza. El P. Chomel, coadjutor de Tarentaise, solicita ingresar en la Sociedad: le ruego analice suvocación y me diga qué piensa al respecto. Ayer estuve con el P. Paullier. En lo que se refiere al tema delos Hermanos para Fourvière, dice que los aceptará con su hábito. No pide más que dos, pero hemosaplazado el asunto hasta septiembre, tomándonos este tiempo para examinarlo ante Dios. Me gustaría saber si podemos hacer nuestro retiro el 11 de septiembre, es decir comenzarlo. Notengo tiempo para repasar esta carta. Salgo ahora mismo para Belley. Su humilde hermano,

Colin, Superior”. 11

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Champagnat. A lo mejor está inquie-to porque teme que Marcelino secomprometa demasiado en cues-tiones económicas. De todos mo-dos, sean cuales sean los motivosque le inducen a escribir esta carta,Colin, como superior religioso, brin-da una bella instrucción sobre los

beneficios de la oración y la impor-tancia de centrarse en lo espiritual:“recemos con fervor”. Argumentaque con ello saldrá ganando la saludde Champagnat. La frase “y tambiénsu espíritu”, constituye un espléndi-do remate, no exento de acento me-lodramático.

112 Champagnat y Colin – Maristas en su proceso de desarollo

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29 de septiembre de 1837“Querido cohermano:

He encontrado la forma de mandar a todos los Hermanos de Belley al Retiro. Espero que me losdevuelva a todos, o al menos me los reemplace de manera ventajosa. El hermano Timothée esabsolutamente necesario en Belley, le ruego que no lo retenga. Voy a enviarle también a un novicio,el señor Bellimaz. Me agradaría mucho que pudiera recibir el hábito a continuación del Retiro. Yollegaré al Hermitage antes de que el Retiro acabe.Le pido que acepte que mi hermano y el P. Convers vayan a St Etienne y estén allí mientras dura elRetiro. El P. Lagnier les sustituirá. La ausencia de mi hermano se prolongaría demasiado si tuvieseque ir St Etienne una vez finalizado el Retiro. Insista en la oración para que el buen Dios me proporcione la manera de poder ayudarle lo antesposible. Yo le pido esta gracia todos los días. Siento que usted lo necesita.Por motivos de compasión y caridad, así como con intención de cambiarle de destino, he permitido aljoven Millot que vaya a Belley a visitar a sus padres. Millot no es ni novicio ni teólogo. Ya he estadoocupado tratando de encontrar un lugar para él. Casualmente, no ha sido la superiora de Bon Reposla que me ha movido a tomar esta decisión; es sólo el deseo de sacarlo del Hermitage. Por lo que he sabido a través de una recta persona de fe, me siento inclinado a creer que el párrocode Tarentaise ha incurrido más de una vez en el error. Hablaremos de este tema largamente. Reciba mi cordial abrazo. Su humilde servidor,

Colin, Superior”. 12

Hay un inequívoco tono de man-dato en el primer párrafo con refe-rencia al H. Timothée. En la mente deChampagnat, las escuelas necesita-ban a los mejores hombres disponi-

bles, así que cuando Colin vuelve areclamar los Hermanos que anterior-mente tenía a su disposición, o in-cluso algunos otros más adecua-dos, demuestra que tal vez no era

12 Archivos de los Hermanos Maristas, Roma.

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plenamente consciente de las múlti-ples demandas de religiosos que lellegaban a Champagnat. Quizás, conla debida consideración por su parte,él cree honradamente que sus ne-cesidades deben anteponerse a lasde los restantes peticionarios.

Vemos de nuevo a Colin preocu-pado por Millot (el sobrino de Jeanne-Marie Chavoin), que se había retiradodel grupo de los Hermanos de Cham-

pagnat. Según Jean Coste, el joven Mi-llot, al dejar la Sociedad en 1837, se es-tableció como maestro en St-Victor-sur-Rhins, donde falleció en 1840.

La referencia al párroco de Ta-rentaise es una prueba de que Colinno vivía aislado en su torre de marfil.Estaba al tanto de los acontecimien-tos locales e incluso de lo que suce-día en lugares más alejados, comoTarentaise.

Frederick McMahon, fms 113

13 CSG 01, 235 A371028C.Doc.

mayo2016

Lyon, a 12 de octubre de 1837“Querido cohermano:

Estuve ayer con el P. Douillet. Le dije que usted no aceptaba las condiciones que él proponía. Por lodemás, me pareció que era un hombre decidido pero bueno, que puede prestar sus servicios a laSociedad. Le prometí que le escribiría a usted, rogándole que envíe Hermanos como hasta la fecha.Y le exhorto a que lo haga. Al mismo tiempo, podría usted escribirle indicándole que no está deacuerdo con sus condiciones, pero que iremos ambos a verle después de Todos los Santos, y queentonces los tres juntos trataremos de poner bases sólidas y favorables para el establecimiento deLa Côte-Saint-André y para la Sociedad. Si en esta visita no podemos fijar nada ni llegar a un entendimiento, entonces pacientemente nosdaremos un plazo de un año. Hablaremos con el Obispo de Grenoble, y el año que viene hará ustedlos cambios que quiera en la Côte. Recuerde que usted se debe a todas las diócesis, y tiene queatenderlas. Yo no vería mayores dificultades en que pronto pudiera haber un buen noviciado en laCôte, con tal de que fuera dirigido con el mismo espíritu que el del Hermitage y estuviese siemprebajo su mano.Por tanto, mande enseguida al menos un hermano a la casa de Lyon. El hermano Luc no puededesenvolverse solo. Usted ya sabe que son necesarios dos. Si el hermano Benoît no quiere volver,envíenos a alguno que sea fuerte, para poder trabajar en la huerta. Mándenos, también conprontitud, a Belley, los dos que deben ir allí. Si todavía puede prescindir del Hermano Marie, nosotrosle recibiremos con mucho gusto. Le abrazo toto corde. Su humilde servidor,

Colin, Superior”. 13

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En el asunto de Douillet se mani-fiesta la prudente intervención deColin al retener a los Hermanos deChampagnat en la diócesis de Gre-noble. Marcelino había aguantadomucho ante la injerencia del señorDouillet en la vida y misión de los Her-manos de La Côte-St-André, y esta-ba decidido a llevárselos de allí. PeroColin era consciente del fracaso quetuvo Courveille en esta diócesis y noquería acarrear más desprestigio alos Maristas en la localidad con la re-tirada de los Hermanos. Más aún, in-cluso contemplaba la posibilidad deestablecer un noviciado de Hermanosallí. Por otro lado, Douillet en perso-na se había encargado de enviarpostulantes al Hermitage, con lo cualhabía más motivos para andarse conpies de plomo. La fórmula que pro-pone Colin de dar tiempo al tiempo,tal como se subraya en esta carta,demuestra su estilo festina lente deactuar en estas situaciones.

“Recuerde que usted se debe a to-das las diócesis, y tiene que atender-las”, es decir, Champagnat tiene quegestionar bien sus asuntos con las au-

toridades diocesanas, preocupándo-se a la vez de todos sus Hermanos,estén donde estén. Puede que Colinse esté refiriendo a que los Hermanosque trabajaban en las casas de los Pa-dres estaban quizá algo descuidados.

“Por tanto, mande enseguida almenos un hermano a la casa deLyon. El hermano Luc no puede des-envolverse solo.” Colin está siempredeseoso de proporcionar a las casasde los Padres un número suficientede Hermanos, ya fueran maristas oJosé, para mantener las residenciasde los presbíteros.

Colin brinda un fino cumplido aChampagnat cuando habla de la po-sibilidad de establecer un noviciadoen La Côte St André. Sus palabras,“con tal de que fuera dirigido con elmismo espíritu que el del Hermitagey estuviese siempre bajo su mano”,son un reconocimiento a la capacidadde Champagnat para formar herma-nos. Colin, siendo como era un hom-bre que no se caracterizaba porotorgar medallas, rinde aquí su tribu-to a la valía de Marcelino.

114 Champagnat y Colin – Maristas en su proceso de desarollo

fms Cuadernos MARISTAS34

Belley, a 19 de octubre de 1837“Querido cohermano:

Esperamos a los Hermanos con tanta mayor impaciencia cuanto más grande es la necesidad quetenemos de ellos. Me sorprende que no me haya mandado ya al menos dos, el hermano André y elhermano Marie, o bien otros. Le ruego que nos los envíe enseguida, porque se aproxima la fiesta deTodos los Santos y los preparativos para la entrada de los niños hacen que los esperemosansiosamente, porque andamos sobrecargados de tareas. Le pido también que nos mande este añoa Bellimaz, el que le envié sin hábito. Déjele que traiga su ropa, porque alguna vez la va a necesitar.

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“Me sorprende que no me hayamandado ya al menos dos…” Hay unsentido de urgencia en lo referente alenvío de Hermanos a las casas de lospresbíteros maristas. El P. Lagniet,mencionado en esta carta, iba a sermás adelante un miembro relevantede la Sociedad de María como Pro-vincial, Asistente general e historiador.También Chanut es una persona sig-nificativa, porque habría de conver-

tirse en la “chispa” que provocaría elestallido de la carta que Colin escri-bió a Champagnat en 1839.

La Favorite era en esta época un in-ternado dirigido por los Hermanos Ter-ciarios de María, con Pompallier comoprimer capellán. Los jardines de estapropiedad fueron diseñados por el fa-moso Le Nôtre, uno de los más nota-bles jardineros paisajistas del siglo XVIII.

Frederick McMahon, fms 115

mayo2016

14 AFM 1.2.2.22 A371019C. Doc.

Dígale al P. Voron, de St Jean Bonnefonds, que no consigo encontrar un puesto para él; tampocopuedo mandarle de nuevo al lugar donde creo que podría desenvolverse. El P. Chanut se quedará con usted para ayudarle y el P. Lagniet se vendrá a la Favorite en calidad de capellán hasta cuando sea.Acepte la expresión de mi sincero aprecio. Su devoto y humilde servidor,

Colin, Superior”. 14

Belley, a 27 de octubre de 1837Querido cohermano:

Recuerde que el Hermano que le envío estará continuamente en medio de niños que pertenecen afamilias escogidas, y que es preciso, por tanto, que guarde un cierto porte y muestre maneraseducadas; también es necesario que tenga buena mano para la escritura, y que sea seguro encuestión moral, ya que se tendrá que acomodar en el dormitorio de los niños y debe prestarlesservicios que exigirán de él una virtud a toda prueba. ¿Puede usted contar con un novicio a quiensólo conoce por referencias? He pedido a Bellimaz porque temía obtener a otro menos apto que él,aparte de que todos estos cambios causan un trastorno a mi comunidad. Con estos datos dudomucho que el hermano Fabien pueda reemplazar al hermano Marie, quien, por otra parte, seprestaba gustoso a volver. Yo estoy dispuesto a sacrificarme para complacerle, pero es precisotambién que usted trate de darnos lo que razonablemente necesitamos, porque de lo contrario nosveríamos en un aprieto, y usted daría a los compañeros una pobre impresión de sus Hermanos si nonos manda a alguno que sea capaz. Dejo, por lo tanto, en sus manos la elección de los Hermanos

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Colin pide un Hermano que vayabien presentado, que tenga modales,que escriba bien y que sea de todagarantía en cuestión moral. Lo de “mequejaré si no nos atiende bien”, nodeja de ser una agria advertencia. Co-lin insinúa también que los Padres sellevarán la impresión de que Cham-pagnat no hace un discernimiento su-ficiente en la elección de los herma-nos que les envía. De este modo, in-troduce lo que podríamos consideraruna táctica poco limpia, al tratar de in-fluir en Champagnat con la sugeren-cia de que podría experimentar unacierta caída en el nivel de la estimaque le tienen sus compañeros pres-bíteros maristas. “Que las casas de

los Padres estén bien atendidas,aunque para ello, si es necesario, ten-gamos que fundar menos obras”. Es-tas palabras parecen dar a entenderque el servicio a las casas de los Pa-dres debe ser la labor prioritaria de losHermanos. Lo de “fundar menosobras” se refiere a las escuelas de losHermanos. Puede que Colin esté di-ciendo que los Hermanos educado-res tienen que llenar los huecos quese produzcan en la atención a las ca-sas de los presbíteros.

“Dudo que con ello cumpliera us-ted la voluntad de Dios”. He aquí unfuerte ataque a Champagnat porparte de su superior religioso.

116 Champagnat y Colin – Maristas en su proceso de desarollo

15 AFM 1.2.2.23 A371027C.Doc.

fms Cuadernos MARISTAS34

que me vaya a enviar, aunque me quejaré si no nos atiende bien y me reservaré el derecho debuscármelos de otra manera. Es de interés para la Sociedad que las casas de los Padres estén bienatendidas, aunque para ello, si es necesario, tengamos que fundar menos obras.Estoy pensando en una gran reforma en lo que atañe al gobierno y la dirección de los Hermanos, yespero de usted una obediencia verdaderamente religiosa, por su dignidad y felicidad. Pero antespidamos con fervor que el buen Dios nos ilumine y le conceda su espíritu. Por nada del mundoquerría anteponer en mis planes una onza de mis ideas, porque estoy seguro de que entonces elbuen Dios dejaría de bendecirnos. Sus ideas me parecían demasiado fijas en algunos aspectos, ydudo que con ello cumpliera usted la voluntad de Dios. La Providencia le ha enviado al P. Chanutpara ayudarle. Fórmele bien, evite tratar los asuntos de manera brusca; evite también comentariosjocosos, que a mi modo de ver se oponen enteramente al espíritu religioso.Saludos a todos los cohermanos. Escribiré al P. Lagniet para indicarle la forma de actuar en laFavorita. Mientras tanto, dígale que se dedique solamente a la cuestión espiritual de la casa, que nose meta en más asuntos. Un sincero abrazo para usted y para los Hermanos, especialmente el hermano Francisco. Soy, conrespeto, su humilde servidor”.

Colin, Superior. 15

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“Evite tratar los asuntos de manerabrusca; evite también comentarios jo-cosos, que a mi modo de ver se opo-nen enteramente al espíritu religioso”.Colin parece molesto, muestra acti-tud negativa hacia las bromas. Se leve tenso.

“Estoy pensando en una gran re-forma en lo que atañe al gobierno yla dirección de los Hermanos”. Estafrase suena hostil, aunque Colin nopasó inmediatamente a la acciónpara llevar a cabo la “gran reforma”.En realidad, fue la asamblea de los

Padres Maristas, celebrada en 1839,la que determinó la separación de losHermanos José y los Hermanos Ma-ristas. Fue una decisión que, si se hu-biera tomado antes, habría ahorradomucha tensión y quebraderos de ca-beza.

La referencia a formar bien a Cha-nut resulta cuando menos irónica, ala luz de lo que sucedería posterior-mente, ya que Chanut, con sus pro-yectos, fue el causante de un arre-bato de ira de Colin contra Cham-pagnat.

Frederick McMahon, fms 117

mayo2016

Belley, a 26 de diciembre de 1837“Querido cohermano,

Justamente el día en que voy a marchar de Lyon, ha venido a verme el P. Burgos, que llegaba segúncreo de Saint Etienne y que ha sido director del Colegio de Villefranche y de otro lugar durante doceaños, y me ha dicho que quiere entrar en la Sociedad. Tiene cuarenta y siete años y es un hombreformado y acostumbrado a manejar asuntos. Después de consultar con el P. Cholleton, quedamos enpedirle a usted que lo reciba en su casa, pensando en que le será de utilidad. Él pagará 500 francosel primer año. Después, ya pagaremos algo si sigue con ustedes. De todos modos, conviene que lediga que este hombre ha dado mucho que hablar desde el punto de vista moral. Estuvo un tiemposuspendido, pero hace ya casi un año que hizo examen de conciencia y volvió a celebrar la misa. ElCura de Ars, que fue quien le convirtió, le aconsejó que entrara en la Sociedad. Como usted podráentender, no podemos recibirle en Lyon. Pero no veo que haya dificultades para acogerlo en elHermitage, como cura retirado que se paga su pensión y alojamiento. Le dejo a usted libre paraactuar como quiera. Coméntelo solamente con el P. Terraillon. Si estima que puede recibirlo, escríbaleuna carta. Su dirección es: P. Burgos, presbítero, Glezé Saint Roch, Villefranche. Si decide norecibirlo, escríbale también para decirle que no tiene posibilidad de acogerlo en su casa.Yo creo que no habrá mayor inconveniente en aceptarlo en el Hermitage como cura retirado, y asípodría ayudarle en su correspondencia ordinaria. Me dicen que ha retornado a Dios con sinceridad.Si opta por recibirlo, dígale que no puede admitirlo en la Sociedad, ni le dé esperanzas de que un díapueda entrar. Explíquele que, por consejo de Cholleton, se le ofrece un lugar de retiro en su casa.Si ve al P. Chanut, tenga la bondad de decirle que quiero destinarle a la obra de Lyon, donde prontose hará cargo de las relaciones con el público y de la administración de los asuntos temporales.

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Aquí nos encontramos a Colin pi-diéndole a Champagnat que le hagael favor de aceptar al presbítero con-vertido por el Cura de Ars. ¿Por quéquiere Colin mandarlo al Hermitagecuando Champagnat está tan ocu-pado? Sea como sea, entre líneas seintuye una alta valoración del espíri-tu que mantenía Marcelino en el Her-mitage, un ambiente de paz y reco-lección propicio para el desarrollo es-piritual. Esta petición pone también demanifiesto que Colin confiaba en su

amigo Champagnat, que tantas ve-ces le había ayudado en el pasado.

Una vez más, sale a relucir Terrai-llon. Colin sigue empeñado en agru-par a estos dos hombres; quiereunidad entre sus compañeros pres-bíteros.

Chanut parece una estrella emer-gente. Pero en unos pocos añoscaerá en picado, y perderá el favor yla pertenencia a las filas maristas.

118 Champagnat y Colin – Maristas en su proceso de desarollo

16 Archivos de los Hermanos Maristas, Roma.

fms Cuadernos MARISTAS34

Podrá, no obstante, predicar durante la Cuaresma en Valbenoîte.Le estoy escribiendo a toda prisa. Adivine lo que no está a la vista. Le mando un abrazo de todocorazón, y soy, con el más sincero afecto, su humilde servidor”.

Colin, Superior.

“P.S. Si no quiere escribir al P. Burgos, comuníqueme sus intenciones y yo le informaré”.16

Belley, a 10 de enero de 1838“Queridos cohermanos en Jesús y María:

La última carta de Valparaíso, fechada a primeros de agosto, nos anuncia que monseñor Pompalliery nuestros demás compañeros y hermanos estaban todavía en esta ciudad, pero a punto ya dezarpar de nuevo hacia su destino. Por tanto, podemos suponer razonablemente que ya estaránentre aquellos pobres isleños, pisando aquella tierra primitiva, objeto de sus más ardientes deseos;esa tierra que en los designios de la Providencia se ha convertido en heredad de los hijos de María.A nosotros, que nos vemos privados de la dicha insigne de compartir la honrosa labor de nuestrosdignos cohermanos, nos corresponde soñar en proporcionarles operarios llenos del espíritu de Diosque, bajo los auspicios de la más tierna y poderosa de las Madres, acudan presurosos en su ayuda,dispuestos a ayudarles a roturar esa tierra estéril.

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He aquí una hermosa carta exhor-tativa de un líder religioso que llama asus miembros a unirse en fervienteoración, con la intención especial derezar por el éxito de la misión extran-jera y por el bienestar de los misione-ros. Les pide también que oren paraque el Señor le guíe en la selección delos misioneros y la atención a losasuntos de la misión.

Conviene advertir que, a pesar delas múltiples tareas que le corres-pondían a Colin como Superior ge-neral de un Instituto religioso nuevo,él da la mayor prioridad a la oracióny a las cuestiones relativas a la vidaespiritual y nuestra dependencia deDios.

Frederick McMahon, fms 119

17 AFM 1.2.2.24 A380110C.Doc.

mayo2016

El Pastor de los pastores, el Soberano Pontífice, por boca de su embajador Franzoni, Prefecto de laSagrada Congregación de Propaganda Fide, que nos escribía con fecha de 26 de diciembre pasado,nos urge a enviarles un refuerzo de apóstoles, y que lo hagamos quam optime fierit potest (delmejor modo posible). Por consiguiente, queridos hermanos, nos apresuraremos a hacer cuantoantes los preparativos para la partida de tres o cuatro padres, junto con dos hermanos catequistas.Sin duda, no es para mí pequeño consuelo ver el celo de varios de entre ustedes que solicitanardientemente formar parte de esta segunda colonia apostólica. Ciertamente, ese celo tan puro ygeneroso no es, a mis ojos, la menor señal de la protección del cielo sobre nuestra obra. Ladificultad que voy a tener no va a ser la de encontrar operarios, sino la de elegir a quiénes enviamos,porque, visto el número, no podremos dejar ir a todos los que lo piden. En esto, más que en ninguna otra cosa, es donde siento el peso de mi puesto. Aquí es dondenecesito que todos los miembros de la Sociedad se unan a mí para pedir con fervor a Jesús y a Maríaque vengan a socorrerme, que me iluminen y me den a conocer a quiénes destinan a la sublimevocación del apostolado, porque una vocación así no puede venir sino de arriba. Por eso pido atodos los miembros de la Sociedad, cualquiera que sea la rama a la que pertenezcan, que redoblensu fervor y ofrezcan especialmente a Dios por mis intenciones, desde ahora hasta la fiesta de laPurificación: 1º) Una hora de adoración ante el Santísimo Sacramento. 2º) Cada Padre, al menos unamisa; cada Hermano y Hermana, tres comuniones. 3º) Todos, tres avemarías cada día. Cada unopodrá añadir otras oraciones que su celo les inspire, tales como el ofrecimiento del Oficio y elRosario. También podrán ustedes invitar a las almas santas con quienes se relacionan a que unansus oraciones a las nuestras con el mismo fin. Con los sentimientos del más puro afecto me atrevo aconsiderarme, queridos cohermanos y hermanos, su humilde y obediente servidor”.

Colin, Superior.

“P.S. Le ruego que lea esta carta a todos los Hermanos”. 17

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Colin está afligido por el Acta de laSociedad “temiendo que usted lahubiera depositado en la Notaría deSt Chamond”. Esto quizás se deba aque el señor Viennot, un hombre deleyes, acababa de unirse a los Padresen calidad de postulante y andaría po-niendo orden en actas y documentos.Ésta es otra de las cartas de queja

con respecto a cómo se llevaban losasuntos legales en el Hermitage.

El presbítero de quien se habla,padre Besson, terminaría dedicandoabnegadamente treinta años de suvida sirviendo como capellán a los Pe-queños Hermanos de María. Éstos letuvieron siempre gran afecto.

120 Champagnat y Colin – Maristas en su proceso de desarollo

18 Archivos de los Hermanos Maristas, Roma.

fms Cuadernos MARISTAS34

1 de marzo de 1838.“Querido cohermano:

De momento no necesitamos al hermano Paulin. Me sorprendió que vinera como vino. Más aún, nocreo que sea persona adecuada para las casas de los Padres.El arzobispo desea que, durante la Pascua, el P. Besson pueda atender las confesiones en Izieux, yaque el párroco está enfermo. Besson podría ir allí tres días a la semana, si fuera posible.No sé si tiene usted la última Acta de la Sociedad, con correcciones al margen; por aquí no laencontramos. Le ruego nos la envíe. He andado muy preocupado temiendo que usted la hubieradepositado en la Notaría de St Chamond. Era un acta confidencial que sólo podía ser entregada alseñor Bittoly, que es su propietario. Con mis mejores deseos,

Colin”. 18

Lyon, a 14 de julio de 1838

“Querido cohermano:

1º) No creo que el hermano Régis esté llamado a la misión de Oceanía. Por favor, sustitúyalo lo antesposible, y encargue que se hagan hábitos y zapatos para los Hermanos que van a partir, de maneraque esté todo dispuesto para la primera ocasión que surja. Seguro que ya habrá recibido las rentasde monseñor Pompallier, nosotros se las haremos llegar a él. 2º) Le he dicho al hermano Jean François Régis que yo no decidía nada sobre su vocación al estadoeclesiástico, que si salía de la comunidad de los Hermanos se le dispensaría de sus votos. Pero querecaería solamente sobre él toda la responsabilidad de su petición.

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Colin se queja, una vez más, de lacalidad de los Hermanos que se lemandan para atender las casas de losPadres. Posiblemente alguno de lospresbíteros andaría diciendo queChampagnat no se centraba lo sufi-ciente a la hora de elegir a los Her-manos que les enviaba, y que se pre-ocupaba más en dotar a las escue-las de Hermanos competentes, re-servando para las casas de los Pa-dres a los Hermanos que no daríanbuen resultado como maestros. Ybien, ¿qué otra cosa podía hacerMarcelino, estando siempre en la te-situra de tener que proporcionar Her-manos educadores y Hermanos “deservicio”? Más aún, a la hora demandar Hermanos a las casas de los

Padres, le rondaría en la cabeza elpensamiento de aquellos jóvenes su-yos que estarían en Belley, o dondefuera, en una comunidad de extraños,a lo mejor sin nadie que los acompa-ñara o respondiera de su bienestar.

“Quizás, con el tiempo, acabare-mos formando un cuerpo de Herma-nos destinados únicamente al servi-cio de los Padres”. Ésa es la “fórmu-la mágica” que se adoptó en la asam-blea que los Padres Maristas cele-braron en 1837. Resulta extraño quetanto Colin como Champagnat tar-daran tanto en llegar a esta decisión.Sin duda, como veremos después,ambos tenían sus razones para nohaber alcanzado antes ese acuerdo.

Frederick McMahon, fms 121

19 AFM 1.2.2.25 A380714C. Doc.

mayo2016

3º) El hermano Amiens lleva enfermo desde que usted marchó de Lyon. Ha sufrido fuertes crisisnerviosas y se le ha sacado sangre del brazo. El médico ha sido el primero en recomendarle quetome aires de campo. Le ruego que lo reemplace inmediatamente, puesto que el Hermano Luctambién se encuentra enfermo. Comprenda nuestro apuro y póngase en nuestro lugar. El hermanoAdolphe nos vendría perfectamente; aquí no necesitamos novicios ni alguien que tenga la salud débil,sino a un Hermano habilidoso, inteligente y capaz de atender la cocina. Quizás, con el tiempo,acabaremos formando un cuerpo de Hermanos destinados únicamente al servicio de los Padres.Le abrazo totocorde. Soy, con respeto, su humilde servidor”.

Colin, Superior.

“P.S. Dígale al P. Besson que está invitado a hacer los votos; que podrá venir a hacer un retiro a sugusto, o bien esperar al retiro general del tiempo de vacaciones”. 19

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He aquí la famosa carta en tonomayor que Colin escribe a Cham-pagnat. Marcelino era reacio a man-dar a sus jóvenes a Verdelais, locali-dad que estaba a mucha distancia delHermitage y por consiguiente era un

lugar solitario para los hermanos.Probablemente se temía que allí lesiban a pedir que se encargaran de lassacristías, un tipo de apostolado queChampagnat no contemplaba paralos suyos. Conocía bien a Chanut (el

122 Champagnat y Colin – Maristas en su proceso de desarollo

20 AFM 1.2.2.30 A390222C. Doc.

fms Cuadernos MARISTAS34

“Belley, a 22 de febrero de 1839Estimado Padre y cohermano:

Ya van cuatro o cinco veces que le he invitado, o que le he solicitado, que mande un Hermano al P.Chanut, que está en la diócesis de Burdeos. Mi petición, reiterada con tanta frecuencia, demuestra laimportancia que doy a este acto de obediencia que yo espero de usted. Recuerde que María, nuestraMadre, a la que debemos tomar como modelo, después de la ascensión de su divino Hijo, sededicaba enteramente a las necesidades de los apóstoles, y que ése es uno de los primeros fines dela Congregación de los Hermanos y las Hermanas Maristas con relación a los presbíteros de laSociedad, a fin de que éstos, totalmente desprendidos de las preocupaciones temporales, seentreguen con mayor libertad a la salvación de las almas. Un Hermano al servicio de los Padres dela Sociedad hace un bien veinte veces mayor, a mi modo de ver, que si estuviera empleado en unmunicipio donde, a Dios gracias, no faltan hoy los medios para instruir a la juventud. Pero usted nunca ha entendido este orden y este fin de la Sociedad. Sea como sea, después de quereciba mi carta, pasará usted tres días haciendo una especie de retiro para humillarse ante Dios porhaber cumplido tan escasamente su divina voluntad en algunos aspectos hasta ahora, y luegoelegirá al Hermano, o novicio, que ante Dios estime el más capaz de viajar solo de Lyon a Burdeos,de atender los servicios y de formar a otros Hermanos en el espíritu de la Sociedad, junto al P.Chanut. No olvide que la obediencia plena y completa es siempre bendecida por Dios y que ella debeconstituir el carácter distintivo de los hijos de María. En esa obediencia encontrará su seguridad y elfundamento de su mayor recompensa. No dude del sincero aprecio con el que tengo el honor de ser, querido cohermano, su humilde yobediente servidor”.

Colin, Superior.

“P.S. Le recomiendo que no esgrima razonamientos ni dé largas a esta petición que le hago de unHermano para Verdelais. En una carta que acabo de recibir de Burdeos me insisten en que envíedos Hermanos: uno para dirigir los trabajos de la propiedad y el otro para la cocina. Ya tiene algunosnovicios. Es preciso, por tanto, que en la medida de lo posible me mande al menos un Hermanocapaz. El P. Chanut pagará los gastos del viaje”. 20

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padre marista que estaba a cargo deVerdelais) y no le agradaba la idea deque sus hermanos estuviesen bajo sudirección. Hay que contar, también,con que ya había muchas demandasurgentes de hermanos, principal-mente para atender las escuelas,que era el apostolado normal de losHermanos Maristas.

No tenemos conocimiento de queChampagnat hubiese recibido órde-nes directas de Colin en este sentido.Dice Colin: “le he invitado, o le he so-licitado”. Si Champagnat hubiese re-cibido una orden expresa, no cabeduda que habría obedecido, de la mis-ma manera que cumplió el mandatode “hacer una especie de retiro parahumillarse ante Dios”. Como en otrasocasiones, Champagnat simplemen-te se limitó a demorar la acción.

En una carta dirigida al hermanoMarie-Laurent meses más tarde (8 deabril de 1839), escribía Marcelino:“Estamos en vísperas de mandarHermanos a Burdeos”. Ése era su de-seo, pero finalmente no fue necesa-rio enviar a nadie. Colin se había alar-mado por la forma independiente deactuar de Chanut en Verdelais y aca-bó discutiendo con él. En conse-cuencia, ya no se le pidieron más Her-manos a Champagnat. El asunto aca-bó definitivamente cuando Colin de-cidió retirar a Chanut de la Sociedad.

“Un Hermano al servicio de los Pa-dres de la Sociedad hace un bienveinte veces mayor, a mi parecer, quesi estuviera empleado en un munici-pio donde, a Dios gracias, no faltan

hoy los medios para instruir a la ju-ventud”. Éste es el verdadero códigode valores de Colin: los Hermanos es-tán para servir a los presbíteros de laSociedad. Lo cual no deja de ser cier-to… si nos referimos a los Hermanoscoadjutores de los Padres. Pero los jó-venes de Champagnat, en su mayo-ría, no se habían reunido con la fina-lidad de ofrecer un servicio manual,sino para el apostolado de la educa-ción. Más aún, había algunos de ellosque no ejercían como maestros sinoque se dedicaban a tareas manuales,pero tenían muy claro que queríanpertenecer a un Instituto de Herma-nos. Colin no respetaba en grado su-ficiente la distinción entre HermanosMaristas y Hermanos José, ni pres-taba mayor atención al asunto.

Establecer un paralelismo entre elservicio de la Santísima Virgen a losapóstoles y el servicio a los Padres,como hace Colin en esta ocasión, noes realmente una comparación equi-tativa.

A pesar de todos estos problemascon Colin sobre el servicio de los Her-manos Maristas a las casas de lospresbíteros, esta incómoda situaciónaún se mantuvo un tiempo. Tanto Co-lin como Champagnat desistieron dezanjar el asunto de una vez parasiempre. Tal como estaban las cosas,Colin podía todavía acudir a Cham-pagnat para que le proporcionaseHermanos que trabajaran en las ca-sas de los Padres. Pero para Marce-lino la cuestión era más complicada.Él no deseaba que los Hermanos Ma-ristas se separasen de las otras ra-

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mas de la Sociedad, en parte porquecreía firmemente en la unión de todaslas ramas bajo un único Superior ge-neral. Al fin y al cabo, ésa era la Pro-mesa de Fourvière, que tanto amaba.En otro sentido, quería mantener a losHermanos dentro del marco de la So-ciedad para que su situación no sedebilitase. Seguramente le parecíamás seguro mantener a los Herma-nos en el árbol de una Sociedad cu-yos presbíteros había obtenido laaprobación papal recientemente. Deesa manera evitaba que los obisposdiocesanos controlaran directamen-te su obra.

A pesar de la oposición de Cham-pagnat y de algunos de los Padresmás veteranos, la mayoría de lospresbíteros maristas votó a favor dela separación de los dos grupos de

Hermanos, en una asamblea de Pa-dres celebrada en 1839. Ahora losHermanos José formarían parte dela rama de los Padres (siguiendo laidea original de la Sociedad) y esta-rían dirigidos por el superior de losPadres. También tendrían su propionoviciado, separado. Los HermanosMaristas educadores perteneceríanigualmente a la Sociedad y, en últimainstancia, estarían bajo la autoridaddel Superior general de los Padres.Pero su dirección inmediata que-daba a cargo de Champagnat y,posteriormente, de un hermano Di-rector general. A pesar de las pro-testas de los que se oponían a laseparación, en este encuentro de1839 se tomó la decisión de tenerdos grupos distintos de Hermanos.Era un tema obligado, a estas altu-ras. También era lo correcto.

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Lyon, a 29 de febrero de 1840“Querido padre y cohermano:

En mi viaje a Belley, monseñor me explicó que le gustaría que el terreno que ha comprado en StDidier fuese tomado como deducción de la cantidad que da a los Hermanos. Yo le prometí quehablaría con usted sobre ello. Como los hermanos gozarán del fruto de la tierra, pienso que estosfrutos compensarán sobradamente la parte de dinero que ha tenido que desembolsar por el terreno.También me habló del Noviciado; yo le dije que volvería a hablar con usted a ese respecto, puestoque eso le concierne a usted solo. Monseñor piensa también que usted no conseguirá la aprobaciónde sus Hermanos como no sea presentando los Estatutos de una congregación de Hermanos que yahaya sido aprobada, y pidiendo únicamente una extensión de la orden de aprobación. He recibido con gusto su respuesta y la de los Hermanos a mi carta sobre nuestros futuros arreglos.Como ya le he dicho a menudo, entre nosotros no habrá nunca ninguna dificultad. Yo haré misobservaciones y le expondré mis ideas, que estoy lejos de creer infalibles; si no le convencen, seré elprimero en renunciar a ellas.Para unir la rama de los Padres y la de los Hermanos, yo había pensado que se debía establecerentre ellos una especie de dependencia mutua, de tal manera que cada una pudiera recurrir a la

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Champagnat no estaba muy en-tusiasmado con el plan de fundar unnoviciado en St Didier. Pero eraconsciente de la buena relación quemantenía Colin con monseñor Devie

y, por espíritu de obediencia, siguióadelante con el asunto. Al final, laidea del noviciado quedó descar-tada, con harto sentimiento delobispo.

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otra en caso de necesidad. No veía dificultad alguna en que los Hermanos cambiasen de hábito altrasladarse de una comunidad a otra, sobre todo teniendo en cuenta que los Padres estabaninteresados en que ese traslado sólo se efectuara cuando hubiese una necesidad real. Me parecíaque si en el Hermitage los propios Hermanos cambian de hábito para realizar sus trabajos, esomismo se podría hacer durante el tiempo que hubieran de permanecer en nuestras casas. Tampocopensaba que hubiera dificultad en que los Hermanos educadores recibiesen algunos noviciosdestinados a nuestras casas, y ése era el motivo por el que pensaba en vincular las dos ramas entresí poniéndolas en la situación de prestarse un mutuo servicio. Pero, ya que estos artículos parece que presentaban dificultades para usted y para los Hermanos,puesto que producen repugnancia, renuncio a ellos gustosamente. Así que ya no se hablará más decambio de hábito ni de recibir en sus casas a nuestros postulantes. La Providencia proveerá. Loshábitos de los Hermanos Luc y Aurélien ya están hechos, y ellos están esperando, para tomarlos, aque yo les dé el permiso. Pero no quería dárselo hasta que usted me responda. Retrasaré esepermiso y, si a usted le parece bien, trataré de reemplazarlos lo antes posible, porque veo un graveinconveniente en tener en nuestras casas dos tipos de Hermanos. Al pensar en Hermanos que estén a nuestro servicio, volvemos a las ideas de los comienzos.Creemos que eso es conforme a la voluntad de Dios e incluso necesario para la rama de los Padres.Por lo demás, usted sabe tan bien como yo que varias veces me lo ha sugerido usted mismo, y quela mayoría de los cohermanos se declara favorable a esta medida. A causa de este cambio de hábitoy de Hermanos, veo con gran sentimiento de mi parte, una dificultad desde el principio en que losHermanos educadores vengan a parar a las casas de los Padres. Usted lo sentirá como yo, pero mástarde desaparecerá esta dificultad. A pesar de todo, mi deseo es regular tan bien las cosas que mástarde todo transcurra en paz y según el espíritu de Dios; no puedo dispensarme de decirle que,mientras usted viva, yo no puedo mezclarme en los asuntos de los Hermanos educadores y, porconsiguiente, podrá usted continuar gobernándolos según el espíritu de Dios, como en el pasado, ysi debido a sus votos siente la necesidad de obtener las autorizaciones que sean, yo se las doy encuanto de mí depende. Le ruego acepte los sentimientos de afecto y respeto con los que tengo el honor de ser su humilde yobediente servidor”.

Colin, Superior.“P.S. Saludos a los Hermanos”. 21

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El contenido de esta carta, espe-cialmente en los párrafos segundo ycuarto, rezuma respeto y afecto.

“Al pensar en Hermanos queestén a nuestro servicio” —es decir,para atender a los Padres— “volve-mos a las ideas de los comienzos”.Ciertamente, esas ideas primerascontemplaban Hermanos para elservicio de los Padres, pero Cham-pagnat convenció a sus compañe-ros de la Promesa de Fourvière deque había que incluir a los Hermanoseducadores en la Sociedad deMaría, y ellos le dijeron que se en-cargase él del cuidado de esos Her-manos. Coincidía que Marcelinotambién acogía a candidatos que noeran adecuados para la enseñanzao que preferían desempeñar otras

tareas, pero que estaban decididosa ser miembros de los Hermanos deChampagnat. Dado que en aquellosprimeros años no se efectuaba unreclutamiento de Hermanos coadju-tores en cuanto tal, los jóvenes deChampagnat iban a las casas de losPadres a ayudarles en su ministerio.

“Veo, con gran sentimiento de miparte, una dificultad desde el principioen que los Hermanos educadores ven-gan a parar a las casas de los Padres”.Estaba claro que iba a haber proble-mas y malestar en todo este tema.

Como Superior religioso, Colinautoriza a Champagnat, en la me-dida en que puede hacerlo, a ha-cerse cargo de los asuntos de losHermanos como estime oportuno.

126 Champagnat y Colin – Maristas en su proceso de desarollo

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Lyon, a 24 de abril de 1840

“Querido cohermano,

Los asuntos que me han llegado esta semana, me privan de poder ir a estar junto a usted. Así queaprovecho el viaje del P. Girard a St Etienne para que él mismo me comunique cómo va su salud.Cuídese bien. Espero ir a verle dentro de unos días. ¡Ay!, qué gran vacío va a haber si el Señor lellama para sí, fiat voluntas Dei. Este temor me lleva a la idea de poner la rama de los Hermanoseducadores en las manos del señor arzobispo. Me parece que va a ser beneficioso para todos.El arzobispo, sin duda, nombrará a un presbítero marista para que se ponga al frente, y estacolaboración de la primera autoridad redundará en bien de todos. Comunique esta idea a loshermanos Francisco y Luis María, y pidan todos al Señor que nos dé a conocer su divina voluntad.He sabido, no por medio del señor Viennot sino a través de otra persona, que tenía usted unacuenta que arreglar con Viennot por el vino que le vendió. Le aconsejo que salde esa cuenta. Viendoel elevado precio de los productos y que no se anuncia un buen año para las cosechas, aquí no nosatrevemos a realizar reparaciones para no endeudarnos demasiado. Le aconsejo a usted que hagalo mismo, llevar a cabo el menor número posible de arreglos este año, para no endeudar su casa.Por lo que se refiere a Autun, disponga usted las cosas como crea conveniente.

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Colin expone la idea de pasar larama de los Hermanos Maristas amanos del arzobispo de Lyon (encaso de que falleciera Champagnat).¿Acaso desconfiaba de su propiacapacidad para liderar la rama de losHermanos? Es posible que Colin noestuviese ansioso por añadir la di-rección de 200 Hermanos a las res-ponsabilidades que ya tenía. Por otrolado, ¿estaba interesado realmenteen los Hermanos Maristas y las es-cuelas de las aldeas? A lo mejor seacordaba de la referencia que hizoChampagnat sobre la deuda moralque tenían los Hermanos Maristascon Monseñor De Pins, cuando pre-sentó la dimisión en 1837. QuizásColin vio en esa referencia una sa-lida. Pero el planteamiento resultaba,cuando menos, extraño: cortar larama de los Hermanos educadoresal morir su Fundador para ponerlabajo control de la archidiócesis.

Seguramente Colin era cons-ciente de que Champagnat queríamantener a los Hermanos dentro delmarco de la Sociedad de María. Yprobablemente intuía que ese deseoera lo que le había llevado a Marce-

lino a aguantar las reprimendas y re-gañinas que tuvo que recibir acuenta del enojoso asunto de man-dar Hermanos Maristas a las casasde los Padres.

El Testamento Espiritual muestracon qué fuerza quería Champagnatque hubiera unión dentro de la So-ciedad, y que reinara la unidad entrelos Hermanos dentro de esa mismaSociedad. Sus Hermanos tendríanmuchas más oportunidades de so-brevivir si estaban bajo el liderazgodel Superior general de un Institutoreligioso reconocido por Roma,como era el caso de los Padres Ma-ristas. Si estuviesen sujetos a la au-toridad de los obispos en lasdiferentes diócesis, pronto tendríanproblemas para mantenerse comogrupo unido.

El Hermano Silvestre nos habladel respeto con que Champagnatrecibía a Colin cuando venía al Her-mitage. Esto era prueba de su adhe-sión al principio de un liderazgoúnico y de su deseo de que lasramas permaneciesen unidas conuna sola cabeza.

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Le incluyo aquí la carta de un párroco de París que pide un Hermano o dos. Indíqueme, por favor,qué debo contestarle.Saludos afectuosos a los Hermanos. Tengo el honor de ser, con el respeto más sincero, su humilde yobediente servidor”.

Colin, Superior. 22

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Si Colin hubiese conocido la gra-vedad de la enfermedad de Cham-pagnat (sólo le quedaban seissemanas de vida), cabe suponerque no habría molestado a su amigomoribundo hablándole de un temamenor —el vino de Viennot— ni tam-poco de un asunto de mayor al-cance, como era el del futuro de losHermanos bajo la autoridad de losobispos diocesanos correspondien-tes en lugar de tener por cabeza alSuperior general de la rama de losPadres, aprobada por Roma. Es pro-bable que Colin no estuviera entera-mente al corriente del estado desalud de Champagnat.

Lo que sí sabemos es que visitóa su amigo Champagnat pocos díasantes de su fallecimiento, ocurrido el6 de junio de 1840. Sin duda alguna,en aquella ocasión Colin vino a traerbálsamo para la mente y sosiegopara el espíritu de aquel santo com-

pañero, al que se sentía tan unidodesde los tiempos de la Promesa deFourvière.

CORRESPONDENCIA:DE CHAMPAGNAT A COLIN

Tratándose de la única carta quetenemos de Champagnat a Colin, laadjuntamos completa y con un co-mentario más amplio que el quehemos venido empleando en la ma-yoría de las cartas de Colin.

El P. Champagnat escribe al P.Juan Claudio Colin, Superior de la So-ciedad de María, residente en Belley,departamento de Ain, el 29 de marzode 1835. El objeto de la carta es infor-marle acerca de los requisitos para laadmisión en la congregación de losHermanos, aprovechando, a la vez,para hacer algunas puntualizacionessobre varios temas concretos.

128 Champagnat y Colin – Maristas en su proceso de desarollo

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29 de marzo de 1835“Padre Superior:

Los jóvenes que aspiran a entrar en la congregación deben dar esperanzas positivas de queadquirirán durante su noviciado las virtudes que demanda el estado religioso, así como los talentosrequeridos para el tipo de ocupación a la que cada uno haya de ser destinado.El noviciado dura dos años, de los cuales una parte transcurre en una casa de la Sociedad a fin deejercitarse ya sea en la instrucción o bien en la cocina, dando así pruebas de una verdaderavocación. Se exige que todos, al entrar, aporten al menos una cuarta parte de la pensión, másveinticinco francos por los libros, papel, etc. que suministra la Sociedad. No se les da el hábito hastaque hayan pagado el noviciado y completado el ajuar. Si alguno se marcha, de lo recibido sólo seretiene la parte correspondiente al tiempo de permanencia en el noviciado. Al que entra no se lepermite guardar reloj ni dinero. Tiene que entregar el ajuar al Hermano sastre, que se encarga lossábados de dar a cada uno lo que necesite, y los lunes recoge la ropa que se usó el domingo.

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Todo está guardado bajo llave.El ajuar y el primer hábito de ingreso en religión están valorados en 400 francos. Por eso, los que notraen nada pagan 600 francos. Al que no puede aportar nada, pero da muestras de una vocaciónsegura, se le hace prometer que, si finalmente se decide a abandonar la Sociedad, o si hay quedespedirlo por mala conducta, resarcirá a la Sociedad con lo que gane trabajando. Cada uno debetraer también su fe de bautismo y la partida de nacimiento.

Preguntas que debe responder el candidato antes de ser admitido al noviciado.1. ¿Cuál es su lugar de origen, su nombre y apellidos, nombre de los padres, su ocupación,

edad, lugar donde residen?2. ¿Es hijo legítimo?3. ¿Cuál es el estado o situación de los padres? ¿Viven holgadamente o pasan necesidad, de

manera que precisen de los hijos para mantenerse?4. ¿A qué edad hizo la primera comunión? ¿Le fue postergada después de haberle admitido

para hacerla?5. ¿Ha vivido siempre con los padres? ¿A qué edad dejó su casa? ¿Por qué se fue? ¿Ha

trabajado al servicio de alguien? ¿Cuánto tiempo permaneció con el mismo patrón? ¿Quétrabajo realizó?

6. ¿Hay alguna mala fama sobre la familia, a causa de la profesión o debido a algún delito?7. ¿Cuántos hermanos y hermanas tiene el joven? ¿Están bien colocados?8. ¿Se ha ganado él mismo el dinero que aporta para pagar el noviciado? ¿O hay algún familiar

o persona extraña que se lo paga? Si ha ejercido alguna profesión o ha tenido un empleo,¿por qué —me pregunto— no ha ganado nada? ¿Qué ha hecho con sus ahorros? Hay quetener consideración con el que paga de lo que ha ido guardando, o con el que no tiene nadapero ha estado sosteniendo a su padre o madre necesitados.

9. ¿Qué recursos tienen los padres?10. ¿Cuál ha sido su situación en la sociedad después de haber dejado su casa? 11. ¿Tiene buena constitución? ¿Buen temple? ¿Es robusto?12. ¿Tiene buen carácter?13. ¿Es sano corporalmente? ¿No sufre de los ganglios, dolor de estómago, malestares en el

tórax, mal aliento?14. ¿Ha habido en su familia alguno aquejado de tuberculosis?15. ¿Tiene buena vista? ¿Goza de buena reputación?16. ¿Es instruido? ¿Qué posibilidades tiene de librarse del servicio militar?17. Después de la primera comunión, ¿ha seguido frecuentando los sacramentos?18. ¿Quién le aconsejó hacerse religioso? ¿Lleva mucho tiempo pensándolo? ¿Lo ha consultado

con Dios, y con su confesor? En fin, ¿cuál es la razón que le movió a dejar el mundo?19. ¿Acaso tuvo la idea de que en religión tendría que trabajar menos que en el mundo, que

estaría más cómodo, que sólo tendría que rezar, asistir a misa, etc. etc.?20. ¿Ha estado ya en alguna otra comunidad? En ese caso, no se le podrá admitir sino por

razones muy serias.

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No sabemos por qué razón pedi-ría Colin a Champagnat los requisi-tos de admisión de su congregación.No tenemos constancia de ningunacarta en que se haga tal petición, dedonde deducimos que lo haría ver-balmente. ¿Estaba Colin interesadopersonalmente en esa información?No tenemos datos para afirmarlo.Entra dentro de lo lógico pensar queya conocería esas normas, al menosen líneas generales. ¿Se las pediríaalguna otra persona? Si así fuera,¿por qué esa persona no se las pidiódirectamente a Champagnat? Sólopodemos hacer conjeturas. En todocaso, en esta carta se pone de ma-nifiesto el interés que tenía Colin enlos Pequeños Hermanos de María.

Por lo que se refiere al asunto delcuidado de las sacristías, que indu-dablemente provenía de monseñorDevie a través de Colin: ¿había pe-dido el obispo expresamente Her-manos de María, o estaba pensandoen los Hermanos José? No hay ma-nera de saberlo, ya que no tenemosdocumentación alguna al respecto.Todo parece indicar que esta peti-ción también se habría hecho ver-balmente. Lo único que nos constaes la decisión final, comunicada porColin a Champagnat mediante cartafechada el 23 de abril de 1835.24

Marcelino expresa delicadeza,respeto y disposición a ayudar. Ve aColin como su superior religioso,

130 Champagnat y Colin – Maristas en su proceso de desarollo

23 Carta del P. Champagnat al P. Colin, Cartas de Marcelino Champagnat, p. 124.24 O.M. 1, Doc. 336, p. 758.

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21. Si el postulante no tiene la mayoría de edad, debe contar con el consentimiento de suspadres.

22. ¿Ha pedido limosna? ¿Sus padres todavía piden limosna?23. Si el postulante pide consejo sobre el Instituto en el que debe ingresar, hay que proponerle

otro que le merezca más confianza que el nuestro. Si, de todos modos, continúa mostrandopredilección por la Sociedad de María, sobre todo debido a nuestra patrona, debemosaceptarle, manifestándole qué bien hace en poner su confianza en la Madre de Dios.

24. Si el novicio no paga nada, hay que proponerle que redacte un pagaré, o que al menos firmeen el registro la promesa de pagar si deja la Sociedad. También los padres deben firmar, sies posible.

Sigo pensando que este asunto de las sacristías para nuestros Hermanos nos traerá muchosquebraderos de cabeza. Haga lo que pueda para descartarlo. Nosotros haremos lo que podamospara enviarle, por Todos los Santos, a alguno con el que pueda contar para su noviciado, si tienensuficiente número de novicios.Parece que el hermano Anthelme va cada vez mejor, bendito sea Dios. Sigo esperando sus órdenespara mandarle al hermano Joseph-Eugène”. 23

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desde que fuera designado por los“aspirantes” maristas Superior Cen-tral en 1830. No estará de más re-cordar que fue en 1836, con laaprobación pontificia de la Sociedadde María, cuando Colin fue elegidoSuperior canónicamente.

Por varios motivos, Champagnatno estaba interesado en que losHermanos se encargaran de aten-der las sacristías. No sentía inclina-ción por ese tipo de apostolado. Élera consciente de los lazos estre-chos que unían a Colin con Devie, ypor eso le pedía ayuda para evitarcompromisos con el obispo de ladiócesis de Belley.

Champagnat ofrece un Hermanopara el servicio del noviciado deColin. Pero el establecimiento de esenoviciado para la formación de losHermanos José iba a quedar estan-cado hasta el año 1839.

CONCLUSIÓN

1. Jean-Claude Colin

En las cartas que hemos anali-zado, está mucho más definido elcarácter del P. Juan Claudio Colinque el del P. Marcelino Champagnat.Para el lector moderno, la imagen deColin puede parecer la de un supe-rior exigente que no compartía elpunto de vista de su amigo en lo re-

ferente al papel de los HermanosMaristas, y se mostraba insensiblecon Champagnat a este respecto. Yquizás sea ésa también la impresiónque transmiten los comentarios quehace el autor de este estudio, miem-bro del Instituto, en el siglo XXI.

A lo mejor, si hubiese sido un Her-mano de 1850 el que hubiese co-mentado estas 49 cartas dirigidaspor Colin a Champagnat, los puntosde vista expresados habrían sidobastante distintos a los que se hanvenido exponiendo a lo largo de estetrabajo. Un religioso de 1850 estaríamucho más imbuido de los rasgosde la formación religiosa que carac-terizaban a Colin y Champagnat.Recordemos algunos aspectos de laformación que recibieron ambos enel seminario mayor de San Ireneo:

“Las reglas prescribían también que el seminaristadebe esforzarse por adquirir un buen espíritu: espíritude sencillez o de santa infancia, espíritu de obedienciaciega, espíritu de vida humilde y oculta, espíritu decaridad y apertura de corazón, espíritu de morir auno mismo y al mundo, espíritu de santa indiferenciaen las manos de Dios y de los superiores”.25

Ése era el tipo de formación querecibían los presbíteros seculares.En el caso de los presbíteros que in-gresaban en congregaciones religio-sas, podemos imaginar cuánto másrigurosa aún sería la formación encuestiones de respeto y obedienciaa los superiores.

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25 “Guía del seminarista”. (En “Voyages et Missions”, nº. 126).

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No sólo se esperaba que losmiembros mostraran deferencia ysumisión hacia los superiores, sinoque también muchos superiores lle-gaban inevitablemente a considerarsu elección ante Dios (más el voto desus compañeros) como una llamadaa ejercer el liderazgo y a exigir, sifuese necesario, estricta obedienciaa los miembros de la congregación.

Por eso es conveniente que loscomentarios que hemos hechosobre Colin basándonos en sus car-tas se lean a través del prisma deestas consideraciones. Y la descrip-ción que hacemos de los caracteresdebe interpretarse en el marco de lavida religiosa de principios del sigloXVIII. Es el viejo dicho de que nadiepone un remiendo de paño nuevo enun vestido viejo. No sería justo anali-zar las cartas de Colin con la visiónde un religioso del siglo XXI. Tene-mos que hacer algunas concesio-nes, y así obtendremos un retratomás fiel de Colin.

Aunque Juan Claudio Colin semostraba bastante puntilloso conChampagnat en ocasiones, y a pesarde que “explotó” con el famosoasunto de Verdelais, su actitud habi-tual no es la de un superior exigente.Más bien, se manifiesta como uncompañero y amigo que solicita, querazona, que persuade, y no como unsuperior dominante dispuesto a man-dar “en virtud de santa obediencia”.

Comprendiendo bien la personali-dad y el temperamento de Colin, el

lector podrá admirar la capacidad deautodominio que se adivina en lascartas que escribe a Champagnat.La mayor parte de los problemas conMarcelino viene causada por la cues-tión del envío de Hermanos para ser-vir en las casas de los Padres.Ciertamente, se puede argumentarque Colin habría evitado estos litigiossi hubiese establecido a los Herma-nos José mucho antes, pero tambiénhay que admitir que Champagnattampoco movió un dedo para que seconstituyera un grupo distinto de Her-manos vinculados a los Padres Maris-tas, debido seguramente a queprefería que sus Hermanos permane-ciesen lo más unidos posible a larama de los Padres, con el fin de pre-servarlos del control de las autorida-des eclesiásticas diocesanas. A Colin,por su parte, le interesaba mucho quefuese Champagnat el que le mandaraHermanos para ayudar a los presbí-teros porque confiaba en él, y ade-más así se liberaba de la tarea debuscar candidatos y formarlos para elservicio de los Padres, creando esegrupo especial que fue después co-nocido como los “Hermanos José”.

Hay otros muchos elementos enestas cartas que reflejan esa capa-cidad habitual de autodominio deColin. En calidad de “Centro de uni-dad” o Superior Central desde 1830,y como Superior de los Padres Ma-ristas desde 1836, Colin tenía sobresu mesa muchos asuntos que le exi-gían dedicación, quemaban susenergías y ponían a prueba sus ner-vios. Recordemos algunos de los

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temas más importantes: el naci-miento de la Sociedad de Padres ysu misión apostólica; Jeanne-MarieChavoin y las Hermanas Maristas; laTercera Orden, nueva rama reciénestablecida, en la que tenemos queincluir los Hermanos Terciarios dePompallier y el grupo de mujeres de-nominado Vírgenes Cristianas de laTercera Orden de María; el envío demisioneros al Pacífico y la atención asus necesidades a través del orga-nismo romano de la Propagación dela Fe; y, por supuesto, la autorizaciónde los Hermanos de Champagnat ylos asuntos relativos a los HermanosJosé. Colin tenía abiertos ante sí mu-chos frentes de preocupación, y poreso podemos comprender y aceptaresos momentos ocasionales de acri-tud que aparecen en sus cartas.

Dejando aparte las diferencias deopinión, los malentendidos y las rega-ñinas, la relación de Colin con Cham-pagnat se caracterizó siempre por elrespeto mutuo y la sólida amistad.Cada uno admiraba y apoyaba lalabor del otro por Cristo y su SantaMadre. Repasando las cartas quehemos analizado, encontramos aquíy allá expresiones laudatorias y afec-tuosas para Champagnat. La personaque las escribía también demuestracon ello su propia magnanimidad:

“Todas las cartas que recibo de usted me sonqueridas y agradables, pero ninguna de las que herecibido me ha dado tanta alegría como la penúltima,en la que me comunica que escribió al P. Cholleton.En ello veo su desinterés y su entrega

a la Sociedad de María”. (4 de septiembre de 1834)

“Por último, querido cohermano, me dirijo a ustedporque es en usted y en el señor Pompallier en quienes tengo más confianza.; es en ustedes dos en quienes más descubro este espíritu religiosotan necesario para el buen logro de una obra como la nuestra. Me inclino a pensar que a través de ustedes se consolidará la Sociedad en la diócesis de Lyon”. (19 de enero de 1836)

“No es menos cierto que sus disposiciones me edifican grandemente; ya me gustaría que todos los demás cohermanos pensasen y obrasen como usted; espero que con el tiempo Dios les otorgará la misma gracia”.(23 de junio de 1836)

“Me parece que usted no cuida suficientemente de su salud; trate de vigilar un poco más este punto.” (22 de junio de 1837)

“Yo no vería mayores dificultades para que prontopudiera haber un buen noviciado en la Côte, con tal de que fuera dirigido con el mismo espíritu queel del Hermitage y estuviese siempre bajo su mano”. (12 de octubre de 1837)

Estas citas nos ayudan a quedar-nos con la idea del alto grado de es-tima en que Colin tenía a Marcelino.Compañeros trabajadores de la viñadel Señor y dedicados a la causa ma-rista, Colin y Champagnat se apoya-ban mutuamente en su empeñoapostólico. Cada uno conocía bien lasbuenas cualidades y el acendradoespíritu religioso del otro.

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2. Marcelino Champagnat

La única carta que Champagnat es-cribe a Colin es un documento formalque incluye los requisitos exigidos en1835 a los que quieren hacerse Her-manos Maristas. Se advierte que estetema ha sido ampliamente desarrolla-do desde los primeros años del Insti-tuto. Y es obvio que Marcelino ha re-flexionado mucho en estos aspectosorganizativos.

Champagnat expresa el debidorespeto y su disposición a ayudar aColin, elegido Superior Central de losaspirantes maristas en 1830.

También vemos en esta única car-ta que Champagnat se opone a laidea de que los Hermanos trabajencomo sacristanes. Podemos dar vuel-tas y más vueltas en torno a las ra-zones que tendría para ello, pero enel fondo de todo la cuestión es queMarcelino sabía muy bien cuál era lalabor apostólica que quería para susHermanos. Conocía el escenario deesa misión y en qué términos habíaque llevarla a cabo.

También observamos la prudenciade Champagnat cuando ha de tratarasuntos con otras personas. Pide aColin que intervenga ante las autori-dades diocesanas, a fin de evitar elenvío de Hermanos para encargarse

de las sacristías. Colin estaba enmejor situación que él para conseguirel resultado deseado. Marcelino, quelo sabía, recurre a su amigo.

Champagnat ofrece un Hermanopara ayudar a Colin. Es otro ejemplomás de su atención con el Superior.La petición de ayuda es una cons-tante en todas estas cartas.

Al trasluz de la correspondencia deColin se refleja una figura de Marceli-no como hombre de confianza, res-petuoso y agradecido. Pero tambiénes cierto que se muestra cauteloso ylento a la hora de responder. Se com-prende perfectamente esta precau-ción: Champagnat tiene pocos Her-manos a disposición y recibe muchassolicitudes de servicio. Sometido a laspresiones de obispos y párrocos quequerían que se les atendiera, le resul-taba muy difícil satisfacer los requeri-mientos de su amigo Colin, que le pe-día Hermanos para trabajar en las co-munidades de los Padres.

Con el paso del tiempo, Colin yChampagnat llegaron a conocersemejor y a trabajar juntos en el nom-bre de María. A pesar de las contin-gencias propias de una agitada vidaapostólica, ambos constituyeron unsólido equipo empeñándose en for-mar buenos maristas y moldeándoseellos mismos como maristas por ex-celencia.

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El P. Champagnat no tenía inten-ción de separar su Instituto del de losPadres, aunque no fuera más que porel hecho de que él mismo era padremarista y, como tal, dependía direc-tamente de su superior Colin. En1837, tras la aprobación pontificia dela rama de los Padres (únicamente) yla elección de Colin como Superiorgeneral, se dieron pasos para pre-venir cualquier malentendido sobre laestructura de la autoridad. Esa bús-queda de clarificación interna trajocomo consecuencia la cuestión deregularizar la situación de Champag-nat en cuanto Superior de los Her-manos. Se le pidió a Marcelino quepresentara su dimisión y él, con lamayor humildad, se apresuró a ha-cerlo. Al propio tiempo, quiso que serecordase al arzobispo de Lyon comogran benefactor de los Hermanos ycomo superior archidiocesano quetenía un derecho moral a solicitar susservicios.

Colin devolvió de inmediato susfunciones a Champagnat, quien, du-rante dos años, dirigió el Institutocomo lo había venido haciendo en elpasado. Como sólo existía una ramade Hermanos, unos se dedicaban ala enseñanza y otros a apoyar la ta-rea de los Padres. A menudo, Colinescribía a Champagnat con el pro-pósito de pedirle Hermanos para lascasas de los Padres. Esta situacióncreó numerosos problemas prácticosy provocó fricciones de manera in-

evitable. La separación de los dosgrupos, decidida en el retiro de 1839,puso en orden las cosas. Un mesdespués de aquella asamblea, el día12 de octubre de 1839, a propuestade Colin, Marcelino presentó formal-mente su dimisión como Superior ylos Hermanos Maristas, presididospor Colin, eligieron a uno de entreellos, el H. Francisco, para suceder alFundador. De este modo, se asegu-raba la continuidad del gobierno envida de Champagnat. Es interesanteobservar que el Fundador, cuandodictó su Testamento Espiritual, el 18de mayo de 1840, declaró solemne-mente que el Instituto de los Herma-nos dependía del Superior general delos Padres.

En 1842, los Hermanos enviaronuna propuesta al Capítulo de los Pa-dres, pidiendo que reafirmaran, deuna vez por todas, la unión entre losPadres y los Hermanos bajo el mismoSuperior general. El Capítulo de losPadres aceptó la propuesta, sujeta ala aprobación de la Santa Sede. Peroen Roma siempre habían mostradosus recelos ante esta estructura múl-tiple de Sociedad con sus cuatro ra-mas de Padres, Hermanos, Herma-nas y Confraternidad de laicos. Per-miso denegado.

Parece que fue por esta épocacuando se empezó a hablar abierta-mente sobre la inviabilidad de launión. En el Capítulo general que tu-

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APÉNDICE A

Los hermanos maristas como parte de la Sociedad de María

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vieron los Padres en 1845, Colin lan-zó abiertamente la pregunta: “¿Esconveniente que el Superior generalde los Padres sea, a su vez, Superiorgeneral de los Hermanos Maristas?”.Considerando la oposición de laSanta Sede y la dificultad de que unasola persona asumiese los problemasde las dos congregaciones, los Pa-dres dieron respuesta negativa. Sinembargo decidieron que el Superiorgeneral de los Padres conservase “underecho de supervisión, que le per-mitiera presidir los Capítulos de losHermanos y, si fuese necesario, re-cordarles vigorosamente cuál era elespíritu de la Sociedad en los asuntos

temporales y espirituales”. Era unadecisión bastante imprecisa, y dehecho Colin depositaba ahora toda laresponsabilidad en el H. Francisco.

En 1852 los Hermanos Maristas sereunieron en Capítulo general paraexaminar y promulgar las Reglas quehabían sido redactadas por el H.Francisco y sus Asistentes. Colin,que presidía el Capítulo, aprovechó laoportunidad para comunicar a losHermanos que la unión de las dos ra-mas bajo un mismo Superior habíasido descartada. Ésta puede ser con-siderada la fecha de la separación ofi-cial de ambos grupos.

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En 1832 había en Belley tres Her-manos coadjutores que no estabanvinculados a los Hermanos Maristas.Pero Colin mandó a los tres a prepa-rarse para tomar el hábito en el Her-mitage durante el año 1834-1835.26

Hasta 1839 todos los Hermanos,vinieran de donde vinieran, hacían laprofesión con los Pequeños Herma-nos de María, pero llegó el momentode pensar seriamente en la distinciónentre ambos grupos. Colin propuso alos Padres el tema de la separaciónen el retiro de 1839. Champagnat y losmiembros más veteranos se mostra-ban opuestos, pero se impuso elvoto mayoritario de los Padres jóve-nes. Se decidió la separación.

No tenemos constancia de cómose efectuó la distribución. Pareceser que los Hermanos que prestabansus servicios en las casas de los Pa-dres en 1939 (algunos de ellos eranHermanos de Champagnat) conti-nuaron siendo Hermanos coadjuto-res; los demás permanecieron comoHermanos Maristas. A partir de 1840,los que aspiraban a ser Hermanoscoadjutores eran recibidos por los Pa-dres Maristas. El día 25 de septiem-bre de 1841 tuvo lugar la primera ce-remonia de profesión de estos Her-manos en Belley, en la Casa Madrede los Padres. Cuatro emitieron el

voto de obediencia y uno hizo laprofesión perpetua. Esta práctica semantuvo en el futuro.

La situación habría quedado per-fectamente clarificada si no hubiesesido necesario reconocer a los Her-manos formados por Champagnatque habían ido a Oceanía. Todos losque partieron hacia el Pacífico antesde 1839 habían hecho la profesión enel grupo de los Pequeños Hermanosde María. Por otro lado, desde 1839en adelante, y durante el generalatode Colin, se siguió enviando Herma-nos de ambos grupos a aquellas mi-siones. Sin embargo, fueran del gru-po que fueran, la función de todosellos era la de Hermanos coadjutores,puesto que ayudaban a los Padresmisioneros y vivían con ellos. Por esarazón los Padres Maristas conside-raron siempre que estos Hermanoshabían elegido el camino de Herma-nos coadjutores por el hecho mismode haberse ofrecido para ir a las mi-siones. En consecuencia, todos losque fallecieron en Oceanía figuran enla necrología de los Padres Maristas.Pero los Hermanos Maristas nuncadejaron de contar en sus filas a losHermanos que se fueron a las misio-nes después de haber hecho la pro-fesión con ellos. El P. Coste dice queno se les puede negar este derecho.No obstante, la situación de estos

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26 “Guía del seminarista”. (En “Voyages et Missions”, nº. 126).

APÉNDICE B

Los hermanos coadjutores

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Hermanos siguió siendo confusa,como se deduce de las diversas ac-titudes que adoptaron los que regre-saron a Francia. El H. Charise volviócon los Hermanos Maristas, en tan-to que los hermanos Justin y Emery,que también había hecho los votoscon los Hermanos de Champagnat,terminaron sus días como Hermanoscoadjutores en las comunidades delos Padres.

Conviene recordar, de todos mo-dos, que durante el generalato de Co-lin, y a todo lo largo del siglo XIX, el es-tatus de cada Hermano se estudiabade manera diferenciada, aunque apartir de 1839, al menos en Europa, nopodía haber confusión, ya que desdeentonces los Hermanos Maristas y losHermanos José recibieron la forma-ción en sus grupos respectivos yfueron inscritos por separado.27

138 Champagnat y Colin – Maristas en su proceso de desarollo

27 En una nota de los apuntes del P. Jeantin sobre la historia del P. Colin, leemos lo siguiente: “La pri-mera vez que se usó el nombre de Hermanos José fue en febrero de 1832. En 1833 Colin dice que losHermanos coadjutores están bajo la protección de San José de una manera especial y por eso se lla-man Hermanos José. Ese nombre vuelve a aparecer en 1835, y a partir de ahí ya no volvemos a encon-trarlo en la correspondencia del P. Colin y da la impresión de que se desvanece rápidamente”. O.M. 3,Doc. 819, p. 322 (Nota 3).

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Cuando Jesús sufrió la agonía dela cruz, sólo uno de sus apóstoles semantuvo fiel a su lado. En 1823, losdoce “apóstoles” originales de la Pro-mesa de Fourvière tuvieron mejoresresultados: tres de ellos (Colin, Cour-veille, y Champagnat) se comprome-tieron activamente en la Sociedadde María durante aquellos primerossiete años. Pero, así como onceapóstoles de Jesús permanecieron fi-nalmente en la brecha, sólo cuatro delos “apóstoles” de Fourvière se hicie-ron Padres Maristas: Colin y Cham-pagnat, junto con Déclas, que se unióa ellos en 1824, y también Terraillon,que acabó volviendo al redil en 1839.

El P. Mayet, infatigable escribanode los asuntos relativos a Juan Clau-dio Colin y los Maristas, nos da unalista, con comentario añadido, deaquellos doce hombres que hicieronla promesa de Fourvière.

Mayet evalúa a los cuatro que si-guieron fieles a la Promesa, y les ponenota. Algunos “pierden puntos” porfallo parcial en su fidelidad.

Terraillon: pierde tres puntos, porque aban-

donó la labor pero no perdió el con-tacto con la obra. Ordenado en 1816,ejerció como cura y capellán, y en1825 fue asignado al Hermitage deChampagnat, de donde se marchópara ir a predicar las indulgencias deljubileo por las comarcas a fines del

año 1826. Más tarde llegó a ser pá-rroco de St Chamond, hizo los votoscon los otros maristas en 1836, y aca-bó dejando su misión parroquial en1839 para irse a vivir con sus coher-manos. Andando el tiempo fue Asis-tente general de los Padres Maristas.

Champagnat:pierde dos puntos en el baremo de

Mayet, porque tuvo algunas dudas so-bre la Sociedad durante un período. Eljoven padre Séon tuvo que levantarlelos ánimos en lo referente a la rama delos presbíteros, y desde entonces sufe en el futuro de los Padres Maristasno vaciló jamás.

Déclas: sólo pierde un punto. Al principio no

tenía nada claro por dónde enderezarel camino de su vida, pero se unió algrupo de Colin en 1824 y ya nunca re-tiró “su mano del arado”.

Pierre Colin:obviamente, no entra en este es-

crutinio porque no formaba parte de losdoce de Fourvière aquel 23 de julio de1816. Su hermano Juan Claudio sí queestaba allí, y es el que no pierde ningúnpunto en la calificación de Mayet, por-que mantuvo viva la llama del sueñomarista en todo tiempo y lugar.

Las carreras de los otros ocho —los que “se fueron quedando en la cu-neta”— avanzaron en direccionesdistintas al estilo de vida marista.

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APÉNDICE C

La historia de los “doce apóstoles” de la Promesa de Fourvière

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Los cuatro fieles dieron cumplimien-to pleno a sus deseos adhiriéndose ala recién aprobada Sociedad de Ma-ría, en 1836, muchos años despuésde aquellos tiempos primeros de laPromesa de Fourvière (1816).

Mayet admite que no está deltodo seguro de haber completado latabla de los doce con total exactitud.La Promesa quedó perfectamente re-gistrada, pero no se elaboró la lista delos compromisarios. Dice Mayet: “Hepasado mucho tiempo investigandoconcienzudamente para averiguarquiénes fueron todos y cada uno. Se-gún mis conocimientos, éstos son losnombres (aparte de los cuatro antesmencionados):

Seyve: Ordenado en 1816, fue coadjutor

en Tarentaise, Feurs, La Valla (1823);después en Burdignes, donde pos-teriormente llegaría a ser párrocohasta su muerte (1866).

Maynard (Perrault-Maynard): Compartió habitación con Cour-

veille en el seminario mayor y se or-denó en 1822. Fue coadjutor y curaecónomo, y se retiró del ministerioactivo en 1836. Escribió dos libros, yfalleció en 1850.

Jacob: Ordenado en 1817, estaba de co-

adjutor en Feurs cuando Courveilleabrió una escuela allí (1822). Luego es-tuvo al cargo de dos parroquias de laarchidiócesis de Lyon, y murió en 1848.

Gillibert:fue secretario del cardenal Fesch

durante año y medio. Se ordenó enjulio de 1816, y llegó a ser profesor delseminario. En 1831 pasó a la diócesisde Belley, y se fue después a París. En1840 se trasladó a St Genest-Malifauxa ayudar a su hermano como coad-jutor. Falleció en aquella localidad en1862.

Motton (Mottin):recibió las órdenes en 1821 y ejer-

ció de coadjutor hasta 1827, año enque ingresó en el noviciado de la So-ciedad de la Cruz de Jesús. Al final, allíno le admitieron y volvió a ser coad-jutor hasta que se hizo jesuita, en1840. Luego trabajó en varias parro-quias hasta que falleció, en 1872.

Verrier: Ordenado en 1819, fue párroco y

profesor en Verrières. En 1820 ingre-só en la Sociedad de la Cruz de Je-sús. Tuvo fama de santidad y llegó aser co-heredero del Testamento deChampagnat, redactado en enerode 1826. Falleció en 1837. Fue el pri-mero que murió del grupo de losdoce.

Poucet: Se ordenó en 1817. En 1820 entró

en la Sociedad de la Cruz de Jesús.En 1832 fundó la congregación de lasHermanas de la Sagrada Familia, dederecho diocesano. Escribió dos li-bros de espiritualidad, y falleció en1883. Fue el último que murió del gru-po de los doce apóstoles”.

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Fuentes: las cartas del P. Colin

Una palabra sobre las fuentes uti-lizadas. La mayor parte de las cartasde Colin insertas en este trabajo pro-

cede de Origines Maristes. Las quedatan del período posterior a 1836vienen principalmente de los Archivosde los Hermanos Maristas, Roma. Ac-tualmente en estos Archivos hay co-pias de todas las cartas de Colin.

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BIBLIOGRAFÍA (somera)

1. O.M. Origines Maristes, Volúmenes I-IV.

2. Cartas de Marcelino Champagnat.

3. Archivos de los Hermanos Maristas, Roma.

4. “Guía del seminarista” (en “Voyages et Missions”).

5. A Certain Way, C. Larkin SM.

6. A Founder Speaks, John Hannan SM.

7. Biblia: Apocalipsis.

8. William Shakespeare, Macbeth y Hamlet.

9. “Testimonio para la beatificación de Marcelino Champagnat”.

10.“Voyages et Missions” (nº. 126).

11. Anonimous Apostle, P. S.W. Hosie.

12.Memorias, H. Silvestre.

13.Archivos de los Padres Maristas, Roma (CSG).

14.“Conferencias sobre la historia de la Sociedad de María”, por J. Coste SM.

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La costumbre que tenemos al ha-blar del « Hermitage » o más recien-temente de « Nuestra Señora del Her-mitage », nos ha hecho olvidar quedurante los años 1824-26, la casa quesucedía a la de La Valla se denomi-naba “El Hermitage de Nuestra Se-ñora”. Esta expresión no había sidoelegida al azar, como intentaré de-mostrarlo. Pero antes de ir más ade-lante, precisemos un detalle: hasta elsiglo XIX se escribe indistintamente enfrancés “ermitage” y “hermitage” an-tes de que se imponga la ortografía“ermitage”. Aún hoy día, numerososnombres de lugar se escriben “Her-mitage”1.

1. UN NOMBRE MISTERIOSO

La elección de la palabra “her-mitage” puede resultar sorpren-dente tratándose de una propiedadsituada al borde del Gier, en fren-

te del taller que Patouillard ad-quiere en julio de 1824, cercano aSaint Chamond y al borde del ca-mino que lleva a St. Martin en Co-ailleux. Como lugar solitario, ¡lohay mejor! Además, Champagnatabandona La Valla para fundar uncentro misionero que aloje a pa-dres y a numerosos hermanos,más cercano a las vías de comu-nicación.

Los autores de los orígenesmaristas parecen haber constata-do esta paradoja y no insisten en lajustificación sobre el uso de la pa-labra “hermitage”. El H. Jean-Bap-tiste dice sencillamente: “Despuésde haber visto y examinado todo,nada le pareció más convenientepara una casa religiosa” (Vidacap.12 p.125). El H. Sylvestre (cap.VII p. 133), apenas es más expre-sivo: “Este lugar, llamado ‘goths’yluego denominado ‘el Hermitage’ lehabía parecido uno de los más

143

1 Como, por ejemplo, la ciudad de Tain l’Hermitage en el valle del Ródano.

DEL “HERMITAGE DE NUESTRA SEÑORA” A “NUESTRA SEÑORA DEL HERMITAGE”La Sociedad de María enel itinerario espiritual del P. Champagnat (1824-1836)

H. André Lanfrey

E S T U D I O S

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adecuados para instalar la segun-da cuna del Instituto”.

Por su parte, el H. Avit (1824 §49), insiste en el hecho de ser unlugar angosto: “pero es solitario yconviene perfectamente a mis pro-yectos” hace decir a Champagnat.De hecho, la palabra “hermitage”revela y oculta a la vez el proyec-to de instalar allí el centro de unaSociedad de María cuyos promo-tores serán Champagnat y Cour-veille, sin que sepamos con certe-za por qué se escogió el vocablo“hermitage”.

2.USO DE LA EXPRESIÓN“HERMITAGE DE NUESTRA SEÑORA”

La primera mención del “Hermi-tage” se encuentra en el proyectodel folleto de mayo o junio de 1824,artículo 10 (La Regla del Fundador,p. 83): “Tan pronto como hayamosterminado la casa del Hermitage yque nuestros medios nos permitanutilizar una buena toma de aguapara contribuir a los servicios de laobra, recibiremos a los niños de lascasas de caridad”. El nombre, em-pleado como de paso, supone queya ha sido usado anteriormente. Elmismo folleto del 19 de julio de 1824(OM1, doc. 108), y firmado por el Sr.Cholleton es muy claro: “En este

momento, una casa de este insti-tuto (de P.H.M.) se alza en el Her-mitage de Nuestra Señora, cercade Saint Chamond, departamentodel Loira”.

Ciertamente, esta expresión yafue empleada por el Sr.Cholleton, vi-cario general, cuando vino a ben-decir la primera piedra de la casaen mayo de 1824. El nombre oficialde la casa nació pues entre mayoy julio de 1824 y es “el Hermitage deNuestra Señora”, a menudo abre-viado bajo la forma “El Hermitage”.

Desde el 2 de octubre de 1824un acta firmada con el Sr. Bonnand(OFM3/ doc. 648), precisa que losSres. Champagnat y Courveille hi-potecan los edificios y terrenos“que poseen en la propiedad de lafamilia Colaud (St. Martin en Coai-lleux) donde están construyendo2

un ‘hermitage’ bajo la advocaciónde Nuestra Señora3”. Es la prime-ra vez que este nombre figura enun acta civil y el notario parece re-servado en relación con tal deno-minación, absteniéndose de citar-lo como nombre propio, validandoa su modo el título dado por los dospresbíteros.

Una carta de los Pequeños Her-manos de María al Sr. Fryssinous,ministro de la Instrucción Pública,con la intención de obtener la au-

144 Del “Hermitage de Nuestra Señora” a “Nuestra Señora del Hermitage

2 Expresión del texto original: ‘ils sont après’ es equivalente a: « en train de ». (En español se indicauna acción simultánea a otra dada) N.T.

3 No se trata aún del Hermitage sino de un lugar solitario. Nombre dado de común acuerdo al pa-recer, por Courveille y Champagnat.

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torización legal (OM1/ doc. 129),muestra como lugar de redacción:“El Hermitage de Nuestra Señora,en Saint Chamond, Loira, el 15 deenero de 1825”. El 13 de diciembrede 1825, los PP. Courveille y Cham-pagnat, al contratar un préstamode 12.000 F. declaran que residen“en el Hermitage de Nuestra Se-ñora”. A principios del año 1826,durante la enfermedad del P.Champagnat, el P. Courveille abreun “Libro de cuentas de la casa delHermitage de Nuestra Señora re-lativo a los gastos del año 1826”. Ycuando escribe a los hermanosuna carta para pedir oraciones enfavor del P. Champagnat enfermo,el P. Courveille indica: “Desde elhermitage de Nuestra Señora, el 3enero de 1826” (OM1/ doc. 147). El6 de enero, el P. Champagnat sedeclara en su testamento “presbí-tero domiciliado en el Hermitage deNuestra Señora”. Residente ya enAiguebelle, el P. Courveille, en su fa-mosa carta de renuncia comomiembro de la sociedad de María,escribe el 4 de junio de 1826: “Parael Sr. Champagnat, presbítero y Pa-dre director de los Pequeños Her-manos de María en el Hermitagede Nuestra Señora, cerca de SaintChamond”.

3.EL FINAL DE UN VÍNCULO ESPIRITUAL

La carta del 29 de septiembrede 1826 en la que el P. Courveillepropone un encuentro en St. Clairde Ródano el 4 ó 5 de octubre,

está dirigida al “Sr. Champagnat,Director de los Pequeños Herma-nos de María, en el Hermitage deNuestra Señora, cerca de SaintChamond, Loira”. El tono de lacarta es muy amable. No obstan-te, en el fondo, el P. Courveille noha cambiado ya que solo atribuyeal P. Champagnat el título de di-rector de los Pequeños Hermanosde María y añade a su firma las le-tras f.d.s.g. patr., significando pro-bablemente: fratrum director su-perior generalis patrum. (OM1/doc. 165).

El encuentro Champagnat-Cour-veille del 5 de octubre, será decisi-vo, no solo a nivel administrativo yfinanciero, sino sobre todo en rela-ción con el vínculo espiritual entreambos, cuya expresión “Hermitagede Nuestra Señora” era la manifes-tación. En efecto, el 5 de octubre de1826, en la declaración de cesión desus derechos de propiedad al P.Champagnat, el P. Courveille sepresenta sencillamente como“presbítero residente en Saint Clair”y M. Champagnat como “presbíte-ro domiciliado en el hermitage, mu-nicipio de St. Martin acoailleux cer-ca de St. Chamond” (OM1/ docs.166-167). Estos documentos nota-riales no necesitan precisar el títu-lo de director o de superior del P.Champagnat; sin embargo, su au-sencia muestra que se trata sola-mente de un acuerdo administrati-vo y financiero de orden privado, sinhacer referencia a la institución.Cuando el 29 de septiembre Cour-veille preveía aún un regreso a la

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institución, el 5 de octubre ya no leserá posible. De su pretensión porgobernar, solo le quedará el dere-cho a disponer de unas habitacio-nes en el Hermitage y de ocuparlascuando lo creyera oportuno.

Para el P. Champagnat es unaconcesión bastante modesta res-pecto a un socio que le deja lasmanos libres mediando un reem-bolso de 5.000 F. y que tiene su mi-rada puesta en otro proyecto: fun-dar en la abadía Saint Antoine, enla diócesis de Grenoble, otra casa-madre de Hermanos. Solamente, el21 de mayo de 1830 (OM1/ doc.217), el P. Courveille, al dar su con-formidad a las operaciones admi-nistrativas hechas en su nombrepor Champagnat, “presbítero y su-perior en el Hermitage de losGauds donde vive”, reconocerá lanueva situación motivada por supartida y la del P. Terraillon.

4.DESAPARICIÓN DE LA PRIMERA EXPRESIÓN

A partir de septiembre de 1826, elP. J.C.Courveille ya no usa el térmi-no “Hermitage de Nuestra Señora”que va a desaparecer con cierta ra-pidez. Aún el 16 de noviembre de1826, Jean-Claude Freycon reco-

noce una deuda de 200 F. con Mar-celino Champagnat, “presbítero di-rector del centro del Hermitage deNuestra Señora, en Saint-Chamond,situado en el lugar de los Gaux” (St.Martin-en-Coailleux)4. J.C.Colin es-cribe a Champagnat el 8 de diciembrede 1826 “al hermitage de Nuestra Se-ñora, cerca de St. Chamond” (OM1/doc. 169) una carta en la que le fe-licita por haber terminado con el Sr.Courveille. Utiliza aún la misma de-nominación en una carta del 7 deabril de 1828 (OM1/doc.181). Pero el22 de mayo de 1828 (OM1/ doc.182),se dirige al “Sr. Champagnat, pres-bítero de Nuestra Señora del Her-mitage” y en adelante, ya no utiliza-rá la primera fórmulación5. Así pues,en abril-mayo de 1828, un aconte-cimiento o una información —sinduda, una nueva carta de Cham-pagnat— ha sugerido a J.C.Colincambiar la denominación.

Es verdad que, al mismo tiempo, el16 de mayo de 18286, Antoine Grata-lon, “miembro de la congregaciónde los Pequeños Hermanos de María,residente en el lugar del Hermitage deMaría7” (St Martin-en-Coailleux), nom-bra al Sr. Marcelin Champagnat comosu procurador general y especial.Pero en el Registro de los votos tem-porales (OFM3/ doc.574), firmará elacta de sus votos emitidos el 12 de

146 Del “Hermitage de Nuestra Señora” a “Nuestra Señora del Hermitage

4 Artículo Eric Perrin en Cahiers Maristes n° 325 El 25 de enero de 1830: “en el hermitage cercano a St. Chamond” (OM1/ 209). El 13 de febrero

de 1830: “En Nuestra Señora del Hermitage cerca de St Chamond” (OM1/ doc. 212). El 10 de sep-tiembre de 1830 (OM1/ doc. 220) : « sacerdote en Ntra. Sra. del Hermitage por St.Chamond »;idem el 22 de oct. De 1830 doc. 221, 222, 225, 227, 228…

6 bid. 7 Variante tal vez única del « Hermitage de Nuestra Señora ».

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octubre de 1829 “en Nuestra Se-ñora del Hermitage”y todos loshermanos siguientes harán lo mis-mo. En el Registro de las tomas dehábito (1829), (OFM 3/ 497), el H.Régis Civier firma aún su acta detoma de hábito el 13 de octubre de1829 “en el Hermitage de NuestraSeñora”. Es el primero y el único.Más tarde, todos firmarán “enNuestra Señora del Hermitage”.

En cuanto a Champagnat, sus ra-ras cartas anteriores a 1830 no per-miten afirmar qué término ha usado.Pero en su Carta nº 15, dirigida al Sr.Cattet, el 12/02/1830 utiliza « Nues-tra Señora del Hermitage »8. Final-mente, los Padres Maristas del Her-mitage, reunidos para elegir al pro-vincial (que será Champagnat), losdías 3-8 de diciembre de 1830, de-finen en el acta su identidad así: “So-cietate Sanctissimae virginis Mariaein domo ejusdem dicta de Eremoconventis (OM1/ doc.224)”.

El término « el Hermitage deNuestra Señora », nacido en 1824,desaparece pues entre 1826 y 1829.El paso a « Ntra. Sra. del Hermita-ge » señala la renovación del pro-yecto ya que desde el 13 de junio de1827, el Sr. Etienne Séon llega al Her-mitage y el Sr. Bourdin le seguirá enel verano de 1828. Es también el

momento en que Champagnat re-organiza la sociedad de hermanos:sotana, votos, método de lectura…Así, « el Hermitage de Ntra.Sra.» sig-nifica una Sociedad de María de unprimer momento y “Ntra.Sra.delHermitage”, de un segundo pro-yecto, con otras personas entre lospresbíteros e incluso entre los her-manos, ya que J.M. Granjon, primerdiscípulo y Etienne Roumésy (H.Jean-François) se han retirado.

5.BANALIZACIÓN DE“HERMITAGE” Y“NUESTA SEÑORA DEL HERMITAGE”

Las autoridades eclesiásticasno prestan atención a títulos de-masiado largos y cuyo sentidocomprenden mal. Desde el 13 deagosto de 1825 (OM1/ doc. 138), elSr. Bedoin, nuevo párroco de LaValla, menciona en un documentoque ha bendecido « la capilla deNuestra Señora del Hermitage » yel 25 de agosto (OM1/ doc. 141), elregistro del consejo de Mons. DePins indica que el Sr. Terraillon irá« al Hermitage, cercano a St. Cha-mond para la formación de losPequeños Hermanos de María»9. Aveces, se encuentra en el registrodel consejo “el ermitage de Lava-

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8 Hace lo mismo en su carta al H. Barthélemy, el 3/1/1831; la carta nº 21 al _Sr. Mondon en abril de1831 y la Carta nº 23 a A.Labrosse, el 29/8/1831. Ver también nº 24, nº 32; 36

9 El 15 de marzo de 1826 (OM1/ doc. 152), el mismo registro recuerda « el Hermitage de los Pe-queños Hermanos de María” (OM1/ doc. 152) y el 5 de julio de 1826, el consejo de Mons. De Pinspiensa organizar un retiro a los maestros «en el local del ermitage de St. Chamond”. En agosto(OM1/ doc. 158-159), el consejo diocesano habla de los « Hermanos del Hermitage ». El 28 de sep-tiembre de 1826 el mismo consejo declara: « El Sr. Courveille, habiendo tenido dificultades en el Her-mitage…” El 13 de junio de 1827, Mons. De Pins viene a bendecir « la llamada casa del Hermitage ».

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lla” (OM1/ doc. 207). Por ejemplo,el 1 de diciembre de 1830 (OM1/doc. 223) “el Sr. Fontbonne […]está autorizado para dirigirse al Er-mitage de Lavalla”.

En el plano civil, gracias a la lis-ta de las actas estudiada por el Sr.Eric Perrin (publicada en CM nº 32)podemos constatar que “el hermi-tage” tiende a suplantar “losGauds”. En la muerte de Cham-pagnat, su obra se inscribe en latoponimia, lo que es señal de unéxito no despreciable. Hoy, losmapas del Instituto Geográfico Na-cional señalan “El hermitage, con-vento”. Queda pues, intentar ex-plicar por qué Champagnat esco-gió la palabra “hermitage”.

6.¿DESCUBRIMIENTO DE UNA ANTIGUO‘HERMITAGE’ POR CHAMPAGNAT?

La elección de la palabra « hermi-tage » podría estar relacionada conun descubrimiento, en cierto modoarqueológico, por parte de Cham-pagnat. En efecto, la excelente Mo-nografía de Ntra. Sra. del Hermitage(1925) nos presenta “un hecho ex-traordinario” que podría explicar, si noel origen de la palabra, al menos laelección del lugar. Un octogenario deIzieux encontró cerca del Hermitageal H. Tibère, jardinero de la casa “y,como es normal entre personas deesta edad, la conversación discurriósobre cosas del pasado”.

“Conozco cosas maravillosas so-bre los orígenes del convento de us-tedes, dijo el octogenario a su Inter-locutor. Cuando yo era joven, todosen la región hablaban de ello. Entreotras cosas se puso a contar lo quesigue: « El Sr. Champagnat, cuandobuscaba un lugar adecuado para laconstrucción del edificio principal,examinaba atentamente el emplaza-miento actual del Hermitage. Depronto, descubre, en medio de las ro-cas y entre la maleza que la ocultan,una estatua de la Virgen que en unprimer momento, no puede extraer.Intrigado y contento a la vez, corre acasa del herrero, cuya modesta vi-vienda se alzaba, así como muchasotras, en la ribera del Gier. “Préstemeuna escalera”, le dice, “he encontra-do un tesoro”. “Lo compartiremos”,dice entonces el herrero, al que eldescubrimiento del buen Padre ledeja sorprendido. “¡Ah no!” dice elpresbítero, “este tesoro no puede re-partirse”. El Sr. Champagnat toma laestatua, la enseña a su honrado ve-cino y sube a Lavalla cargado con supreciosa carga. Algunos días más tar-de, vuelve a pasar por el mismo lugar;¡oh sorpresa!, encuentra de nuevo laestatua en el mismo sitio. Una dis-creta y minuciosa inspección le con-vence pronto de que nadie ha toca-do la estatua; ella había regresadopor sí misma a su lugar primitivo; seestá en presencia de un prodigioque disipa todas las dudas. María, vi-siblemente, acaba de intervenir paraque el buen Padre decida escogereste lugar como ubicación de la casaproyectada.”

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Ni la Vida de Champagnat por elH. Jean-Baptiste, ni las memoriasdel H. Sylvestre, ni los Anales delInstituto ni el proceso diocesano debeatificación (1888-1891) mencio-nan esta historia de la estatua via-jera. Como contrapartida, en sudiscurso con ocasión de la procla-mación de la heroicidad de las vir-tudes de Champagnat el 22 de ju-nio de 1920, el papa Benedicto XVhace alusión a esta tradición (Cir-culares t. XIV, 15 de agosto de 1920,p.386):

« La Santísima Virgen, por medio de una de susefigies que apareció, desapareció y fue finalmenteencontrada de nuevo, no fue sin duda ajena a lamultiplicación de las primeras casas de los PequeñosHermanos de María y a la buena formación que allírecibían los niños a los daban asilo”.

Se trata pues, de una tradiciónindependiente de los HermanosMaristes integrada en el dossier ro-mano y que el redactor del discur-so pontificio creyó útil conservar, le-gitimándola por el mismo hecho. Laconversación con el H. Tibère estádatada con una relativa precisión yaque este hermano (J.M.Gelin), na-cido en Chassigny-Sous-Dun (Sao-na-y-Loira) en 1824, murió en 1903.La conversación habría debido te-ner lugar incluso después del de-creto romano del 9 de agosto de1896 que concedía a Champagnatel título de venerable, título cele-

brado con numerosos triduos yque relanzó entre el público el in-terés por su memoria10. Sin em-bargo, a pesar del discurso ponti-ficio y la Monografía del Hermitage,esta tradición no ha suscitado en-tre los hermanos mucho interés.

Tal vez merece algo más deatención, ya que, en el relato deldescubrimiento de la estatua po-demos detectar un aspecto vero-símil: Champagnat pide una esca-lera a un herrero y le enseña unaestatua. Esto parece ser el puntode partida de la leyenda de la es-tatua viajera. Pero sobre todoChampagnat podría haber encon-trado entonces los vestigios de unaconstrucción que interpreta comolos de una ermita antigua. Esta hi-pótesis no carece de fundamentopues, hacia 1830, la crónica del P.Bourdin (OM2/754), detalla las ra-rezas del H. Jean-Marie Granjon,primer discípulo que, en 1826, endesacuerdo con la dirección dadaa la institución…

“Quiere construir una celda, con la forja dentro…Los hermanos comienzan las vacaciones, preguntan dónde está el H. J.M11, se les prohíbe verlo para no cansarlo”.

El H. Avit confirma el hechoprecisando: “Se construyó una ca-baña con ramas bajo las rocas si-tuadas encima del sitio donde se

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10 Panégyriques allocutions et discours prononcés à l’occasion de l’introduction de la cause de Mar-cellin-Joseph-Benoît Champagnat, prêtre mariste, fondateur des petits frères de Marie, 1896-97, Lyon,X. Jevain, 1897.

11 Es la señal del prestigio de un personaje, que pasa por ser cofundador.

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hizo la terraza grande en 1830”.Ahora bien, durante mucho tiemposuperior de los hermanos y confi-dente de Champagnat, Jean-Ma-rie Granjon habría podido reinter-pretar una información recibida delFundador para protestar contra lacrisis que afectaba a la Socie-dad12. En definitiva, la existencia deuna antigua ermita bajo unas rocasy no lejos del Gier es probablepues, aunque no se pueda hablarpropiamente de lugar solitario, po-día pasar por un pequeño rincóndel mundo, atravesado más arribapor el Gier con un desfiladero es-trecho e impracticable —ocupadohoy por un pantano— con el vallede anchura limitada y un hábitat re-ducido al caserío de La Rive, de-bajo de La Valla13.

7.EL HERMITAGE DENTRA. SRA. COMOREFERENCIA ALMODELO TRAPENSE

La elección de la palabra « hermi-tage » puede explicarse también por-que Champagnat y Courveille inscri-ben la S.M. en la tradición del mona-quismo primitivo, el de los Padres deldesierto, realzados por la tradición dela Trapa del abad de Rancé en el si-glo XVII y reanimada durante la Re-

volucion por Dom Augustin de Les-trange14 y sus monjes trapenses,quienes, habiendo huido de Nor-mandía, se liberan de la RevoluciónFrancesa, yendo hasta Rusia y Amé-rica, siendo considerados más ade-lante, bajo Napoléon, como héroesde la resistencia al despotismo.

Toda la Francia católica conoceesta epopeya trapense y no es porcasualidad si el H. Jean-Marie Gran-jon y el Sr. Courveille se dirigen a latrapa de Aiguebelle; uno en 1822, otroen 1826. En su carta de junio de 1826,éste presenta dicho monasterio comoel modelo de lo que debería ser elHermitage. Tampoco se puede igno-rar Las vidas de los Padres de losdesiertos de Oriente, un clásico de laliteratura espiritual del P. Michel AngeMarin, mínimo (1697-1767) que re-cuerda los éxitos y la doctrina ascé-tica de los anacoretas.

La Vida de Rancé por Dom Le Nainnos relata que éste, presbítero mun-dano recientemente convertido, bus-ca construir una ermita en los Pirine-os. Finalmente, eligirá la Trapa que lepermitirá asumir no solo vida solitariay vida comunitaria sino también vidaapostólica mediante sus cartas, sucaridad hacia los pobres e incluso elmantenimiento de escuelas. Rancéhace también de la Trapa un centro

150 Del “Hermitage de Nuestra Señora” a “Nuestra Señora del Hermitage

12 Es el año del alejamiento del Sr. Courveille y de Terraillon.13 Por otra parte, me pregunto si la construcción de la gran terraza en la pendiente situada encima

del valle del Gier en el invierno de 1830 (Avit, 1830, § 134) no tenía por objeto ocultar un lugar que recor-daba los orígenes y la oposición de J.M.Granjon.

14 Ver sobre todo a Augustin-Hervé Laffay, Dom Augustin de Lestrange et l’avenir du monachisme(1754-1827), Paris, Cerf, 1998, 659 p.

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de militancia. Pero está claro que, in-cluso si los monjes ya no son solita-rios como los anacoretas, deben vi-vir en un lugar solitario como lo ma-nifiesta Rancé en una carta al obispode Pamiers (Pirineos) que quiere fun-dar un monasterio:

“Una de las principales cosas será encontrar el lugardel asentamiento. Es conveniente que esté en un desierto. Nuestros antiguos estatutos nos mandan construir nuestros monasterios en lugares apartados de toda relación con los hombres […] solo es suficiente un valle por donde pase un poco de agua y donde haya una pequeña planicie de tres o cuatro ‘arpents’(350-400 m2) para la huerta que regulela vida y la subsistencia de los religiosos, con un pequeño bosque”15.

La Vida de Rancé por Marsollier (li-bro IV, cap.V) insiste mucho sobreotra característica interesante:

“Él (Rancé) no tenía en cuenta […] ni el origen de los que se presentaban, ni sus riquezas o los bienes que habrían dado a la casa si los hubiera querido acoger. No prestaba ningún interés a la ciencia ni a los talentos, ni a la fuerza, ni a la salud, ni a la belleza de la voz, ni a las demás cualidades del cuerpo y del espíritufavorables según el mundo, a menudo perjudicialescuando se trata de formar santos […] Ninguna condición humana fue excluida (de la trapa) […] pues recibió a personas de edad y enfermas […]

Como Rancé, Champagnat haelegido voluntariamente un lugar re-tirado para construir su casa, aunquecomo él, no la ha querido demasiadoalejada de los hombres y ha practi-cado una generosa acogida.

El Sr. Courveille no ha influido cier-tamente en esta elección pero hacompartido con gusto un ideal de vidaretirada de la que con gusto se haconsiderado como abad, mante-niéndose más reservado en la aco-gida a personas de toda condición16.Muchos otros indicios muestran queChampagnat ha experimentado di-recta o indirectamente la influencia delmonaquismo de espíritu trapense(‘rancéen’en el texto original): así,muchos nombres de religión de her-manos están inspirados en los de losPadres del desierto (Dorothée, Cas-sien, Arsène…) y sobre todo, enagosto de 1834 (OM1/321) en una car-ta al Sr. Cholleton, ofrecerá la pro-piedad de La Grange Payre para losPadres Maristas de Valbenoîte, puesconsidera que están demasiado in-sertos en el mundo como para pre-pararse a su misión. La hipótesis deque la palabra “hermitage” provengade la tradición trapense es seria, y eldescubrimiento de una antigua ermi-ta habría reforzado en Champagnatesta visión monástica de la S.M. mu-cho menos presente en J.C.Colin ylos Maristas de Belley.

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15 Dom Le Nain, op. cit. p.248.16 Este será uno de los grandes temas de discordia entre ellos.

El calificativo ‘rancéen/ne’ alude al ‘Réglement de l’Abbé de Rancé. (nota del traductor)

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8.SENTIDOESCATOLÓGICO DEL “HERMITAGE DE NTRA. SRA.”

Si la palabra “Hermitage” puedeproceder de una influencia trapense,la expresión completa « El hermitagede Ntra. Sra.” no procede de allípues Rancé y sus sucesores utilizanlas denominaciones clásicas parasus abadías: « Ntra. Sra. de la Trapa »o « Ntra. Sra. de Aiguebelle ». Asípues, intentando comprender el pen-samiento de Champagnat, lo mejor esinterpretar « Hermitage de NuestraSeñora.” en sentido propio: María ensoledad que llama a las almas esco-gidas por ella a compartir su vida re-tirada. Hermitage de Nuestra Señoray Sociedad de María serían en defini-tiva, términos equivalentes.

Si no es habitual imaginar a Maríacomo eremita, el Apocalipsis XII nosofrece una posibilidad en este senti-do, mediante la visión del combatecósmico entre el dragón y la mujer re-vestida del sol cuyo hijo, una vez na-cido, es arrebatado a los cielos mien-tras que “la mujer huye a un desier-to”. En el combate cósmico que con-tinúa Satán y los suyos, arrojados so-bre la tierra por Miguel y sus ángeles,se lanzan en persecución de la Mu-jer que recibe dos alas “para volar aldesierto hasta el refugio donde, lejosde la Serpiente, debe ser alimentadaun tiempo, y tiempos y medio tiem-po”. Finalmente, el dragón “despe-

chado contra la Mujer se fue a hacerla guerra contra el resto de sus hijos,los que guardan los mandamientosde Dios y mantienen el testimonio deJesús”.

En tiempos de la Revolución, elApolasipsis ha sido leído e interpre-tado con pasión y especialmenteeste capítulo. Champagnat comoCourveille están inmersos en esta tra-dición y es probable que lo hacen através de la lectura de La ciudad mís-tica de María de Ágreda, leída con pa-sión por J.C. Colin y que figura en labiblioteca de Champagnat en 1840.Ahora bien, esta santa religiosa del si-glo XVII comenta también por dos ve-ces el capítulo XII17, insistiendo en laimagen de María en soledad quecombate victoriosamente a Satán.

«Esta Mujer deberá vivir en soledad en un lugarpreparado por mí […] esta soledad adonde estaMujer acude es la de nuestra gran Reina, […] Yo le destino y le asigno un lugar solitario de una gracia excepcional” (Cap. VIII § 105) […] “ella soporta las mayores ataques de Lucifer […]que se dedica particularmente a hacer la guerra con una aversión especial a las vírgenesconsagradas a Jesucristo (Ch. X § 131)».

Al final del libro María de Ágredadescribe incluso los últimos comba-tes de María retirada en el Cenáculo(cap. VII, § 508 p. 357):

“Ellos (todos los demonios) decidieron ir a atacarlatodos juntos en su retiro, imaginando que en estasoledad la encontrarían […] menos cuidadosamente

152 Del “Hermitage de Nuestra Señora” a “Nuestra Señora del Hermitage

17 1ª parte, Libro 1, cap. VIII-X y 3ª parte, Libro 8, cap. VII.

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protegida por el que la defendía”[…] “atacarontodos juntos a la bienaventurada María en suoratorio” […] “ hicieron (§ 510) sus últimos18

esfuerzos, sirviéndose de falsas revelaciones, deilusiones, de promesas, de amenazas”…

Al final del combate (§ 516) Maríase retira a un desierto interior: “y estasituación se llama desierto porque esla única de todas las criaturas quehaya sido educada allí”. Al final del ca-pítulo, María expresa una instrucciónen la que se declara: “comandanteen jefe de estas guerras (contra Sa-tanás) después de mi Hijo (§ 529)”.Como el poder de Satanás se haacrecentado por la infidelidad de loscristianos con Jesús, continúa: “que-remos tener siempre en la Iglesia al-gunas almas que defiendan la gloriay el honor de Dios y que combatan ensu nombre contra los demonios parasu mayor confusión19”. De estemodo, en su primera exégesis Maríade Ágreda insiste más bien en Maríacomo Mujer retirada en la soledad deldesierto a la espera del cumplimien-to del plan divino; en la segunda, suimagen es más ambivalente: por unaparte, es la mujer apartada física-mente en su oratorio y espiritual-mente en su dignidad excepcional;por otra, es la luchadora por la sal-vación de la Iglesia naciente y tam-bién a lo largo de la historia.

Es verdad que, si María de Ágre-da utiliza abundantemente las pa-labras « desierto » o « soledad » ya veces « oratorio », apenas empleala palabra « ermitage ». Cerca de 35veces María recibe el título de « re-fugio ».

9.INDICIOS DE LA INFLUENCIA DE MARÍA DE ÁGREDA

Encontrar en Champagnat unafiliación segura con relación a Laciudad mística no es fácil20, en pri-mer lugar porque ha dejado pocosescritos espirituales personales, yademás porque La ciudad mística,libro muy controvertido, estaba re-servado para la lectura particularde personas instruidas21.

Sin embargo, el borrador deuna carta (1827) en la que Cham-pagnat expone sus miserias aMons. De Pins (OM1, doc. 173)poco tiempo después de su rup-tura con el Sr. Courveille, presentauna visión escatológica de la S.M.muy cercana a María de Ágreda,especialmente cuando evoca los“esfuerzos del infierno”:

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18 En el sentido de « los mayores ».19 La consagración de Fourvière refleja por entero este espíritu. 20 En el cuaderno 313 del H. François (catecismo mariano) se encuentra una referencia cierta sobre

María de Ágreda. 21 El P. Colin no quería que los padres jóvenes la leyeran.

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En la circular de enero de 1828,presenta una visión más calmada:El Hermitage es como un nuevojardín del Edén donde María, nue-va Eva y recurso ordinario cuida asus hijos preferidos. Es asimismo lanueva Jerusalén.

« Dios nos ha amado desde toda la eternidad; nos ha elegido y apartado del mundo. La Santísima Virgen nos ha plantado en su jardín, ella cuida de que nada nos falte ».

En otra carta a Mons. De Pins en1835 (L.56) insiste, como María deÁgreda, en María como ciudad mís-tica que acoge con generosidad:

« Nuestra casa se acrecienta a ojos vista […] No me atrevo a rechazar a los que se presentan, los considero como llevados por María misma”.

Ya en una carta al futuro H.Louis-Marie (1832) le había asegu-rado:

« Usted hará el bien en nuestra casa. María, nuestra buena Madre le protegerá

y después de haberla tenido como primera superiora, la tendrá como Reina en el cielo »

La expresión « primera superiora »es quizás el indicio más fuerte en fa-vor de una influencia de María deÁgreda, una expresión muy próximaque figura en la consagración a Ma-ría del monasterio de la InmaculadaConcepción de Ágreda el 22 de mar-zo de 1643, colocada como anexo enLa Ciudad mística. Muy extensa, en-cierra pasajes sorprendentes para unMarista:

« Mandamos que todas las religiosas de estemonasterio presentes y futuras se llamen María22,conservando este gran nombre si lo tienen, ytomándolo si no lo tienen, antes o después de subautismo. Y yo, (María de Ágreda) la más pequeñade tus sirvientas, abandono en tus manos el cargoque tengo de superiora de esta humilde comunidad,a fin de que ya no tengamos otra Madre y otrasuperiora que a ti, de quien queremos ser lossubordinados […] Postrados a tus pies, te pedimos,nuestra dulcísima Madre, que aceptes esta elección yque nos gobernes en adelante como nuestraProtectora especial y nuestra única Superiora.”

154 Del “Hermitage de Nuestra Señora” a “Nuestra Señora del Hermitage

22 Reglas Comunes de 1852, cap. VI: De la devoción mariana, artículo 1: « Los Hermanos se senti-rán muy felices en llevar el nombre de María, y considerarán la dicha de pertenecer a su familia como unade las mayores gracias recibidas de Dios”.

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« Monseñor,

[…] « Dios quiere esta obra en estos tiempor perversos; esta es siempre mi firme convicción. […]El suceso desgraciado que ha tenido lugar con el que parecía ser el jefe, muestra claramente los más terribles esfuerzos que el infierno entero haya (sic) engendrado jamás para destruir una obra que prevee hacerle tanto daño. Jesús y María serán siempre el sólido apoyo de mi confianza ».

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Así pues, la idea del Hermitagecomo ámbito de María donde aco-ge a sus hijos fieles podría deberalgo a María de Ágreda. Pero,¿por qué Champagnat renuncia ala expresión « Hermitage de Nues-tra Señora »?

10. UN TIEMPO DEDESIERTO ESPIRITUAL

La respuesta se encuentra ensu carta de 1827 a Mons. De Pins:el que parecía el jefe de esta obrasanta ha sido derribado por lasfuerzas del infierno. Dios quiereesta obra, de ello está totalmenteconvencido, pero “tal vez quiereotros hombres para asentarla”.Expresando casi las mismas ideasen una carta al Sr. Gardette(OM1/173) añade: “ahora más quenunca comprendo la verdad de loque dice el rey profeta: Nisi domi-num edificaverit domum in vanumlaboraverunt qui… etc ».

Champagnat reconoce puesque una primera forma de Socie-dad de María ha fracasado porquesus promotores, o no habían co-rrespondido a la voluntad divina(Courveille) o porque no habían te-nido vocación (el mismo). De estehecho, el título dado a su fundaciónha caducado. En adelante, Cham-pagnat espera una señal de Diospara comenzar de nuevo una fun-dación de la sociedad de los Pa-dres que le es entrañable peroconsidera que no es la personadestinada para llevarla a cabo. He

aquí sin duda uno de los motivosde su actitud en 1830-40, cuandoacepta sin dificultad que la funciónde coordinador, luego de superior,pase al P. Colin y que ingrese élmismo en la Sociedad de María for-mada en 1836. Su intuición de 1826se ha cumplido: Dios ha querido laS.M. con otras personas.

11. LA CAPILLA DE 1836COMO MANIFIESTO DE LA ESPIRITUALIDADPRIMITIVA

En el mísmo periodo su obra haprosperado hasta tal punto que espreciso remodelar y ampliar la casadel Hermitage. El H. Avit sitúa el ini-cio de los trabajos en el año 1835(Anales, t. 1 § 89):

« Se prolongó el ala oeste unos diez metros, demodo que se adosara a la capilla definitiva cuyosfundamentos se construyeron sobre la roca nivelada.Se elevó el ala oriental con tres pisos para colocarallí el noviciado, la enfermería y un dormitorio. Estaala no se juntaba aún con la capilla. Estaba separadade ella por la roca que todavía no estaba cortada.”

Estos trabajos se desarrollan almismo tiempo que las negociacionesentre J.C. Colin y Roma, de modo quela capilla se convierte en monumen-to que simboliza físicamente el reco-nocimiento oficial de la S.M. por elbreve Omnium gentium del 29 de abrilde 1836. Del 20 al 24 de septiembre,veinte padres reunidos en Belleyconstituyen canónicamente la So-ciedad de María eligiendo al P. Colincomo superior y emitiendo sus votos.

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Pero este acto solo es el primer mo-mento de la constitución de la S.M. yaque pronto, los PP. Colin, Convert yChampagnat se dirigen al Hermitagepara presidir el retiro de los Hermanos.El 13 de octubre, Mons. Pompallier, apunto de marchar a Oceanía, bendicela capilla y, al final del retiro, el 10 de oc-tubre, los hermanos emiten por prime-ra vez votos públicos según una fórmulaque los liga (de forma bastante ambi-gua) a la Sociedad de María23.

La nueva capilla, de la que el H.François24 nos ha dejado una des-

cripción detallada25, presenta en sudecoración la concepción de la S.M.según Champagnat. El decorador esJoseph Ravery (1800-1869), el que re-alizará en 1840 el retrato del P. Cham-pagnat. En el coro, un eje vertical re-presenta, de arriba abajo, la Trinidad,el Crucifijo, la Asunción, el altar. Un ejehorizontal, cuyo centro es el cuadrode la Asunción, está formado por diezmedallones inspirados en las letaníasde la Sma. Virgen, separados pordoce columnas. El plano siguiente nosmuestra lo esencial de la disposiciónde las obras.

156 Del “Hermitage de Nuestra Señora” a “Nuestra Señora del Hermitage

23 El ceremonial afirma que hacen sus votos al superior de la SM (P. Colin) pero el acta indica quehacen los votos al superior de los Pequeños Hermanos de María, es decir, al P. Champagnat.

24 Cuaderno de los anales del Hermitage., AFM 213/16. 25 El H. Avit afirma que en la fecha del retiro de 1836, a principios de octubre, « la capilla definitiva,

comenzada el año anterior, estaba totalmente terminada » (Anales t. 1 § 148). Pero el P. Champagnat es-cribe a Mons. Pompallier el 27 de mayo de 1838; “Hemos terminado nuestra capilla. Es muy hermosa”.

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Trinidad (en el techo encima del altar)

Angel adorador (fresco) Crucifijo (fresco) Angel adorador (fresco)

Sma.Virgen (estatua) Asunción (cuadro) San José (estatua)San Luis Gonzaga (estatua) San Francisco Javier (esta-tua)

Altar

5 medallones (frescos) 5 medallones (frescos)separados por columnas separados por columnas

Janua Coeli Foederis Arca

Stella Matutina Rosa Mystica

Regina Virginum Regina Martyrum

Sedes Sapientiae Turris Davidica

Consolatrix Afflictorum Auxilium Christianorum

El mensaje teológico vertical esclásico: en el techo un círculo de glo-ria representa a la Trinidad; el cruci-

fijo recuerda la Encarnación y la Re-dención del Verbo, adorado por losángeles. Evidentemente, el altar, lugar

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donde se renueva el sacrificio deCristo es la tercera parte de esteconjunto. En cuanto al eje horizontal,está claro que Champagnat no haelegido por casualidad las diez in-vocaciones entre las 45 que apare-

cen en la letanía. Por otra parte, esbastante fácil ver que se corres-ponden de dos en dos y forman unaespecie de escala mística que en-cuentra su expresión culminante enla Asunción.

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Lado Epístola Lado Evangelio

Sma. Virgen ASUNCION S. José

S. Luis Gonzaga S. Francisco Javier

Janua Coeli Nueva alianza entre Foederis Arca(puerta abierta) Dios y los hombres (arca fde alianza)

Stella Matutina Anuncio de salvación Rosa Mystica(una estrella) (una rosa hermosa)

Regina Virginum María modelo Regina Martyrum(lirio, corona, paloma) de las almas fieles (corona de rosas y palmas)

Sedes Sapientiae María,Madre Turris Davidica(sede coronada por una paloma) del Verbo encarnado (una torre)

Consolatrix Afflictorum María, madre y Auxilium Christianorum(viña enlazando una cruz) jefe de la Iglesia (una cruz y una espada enlazadas)

Friso de rosas La Iglesia participando Friso de rosasabrazando la nave en el misterio divino abrazando la nave

y en la gloria de María

De este modo, estos cinco nivelessimbólicos representan la historia dela salvación con María, siendo laAsunción, a la vez, origen y términode la participación de la humanidaden su salvación. Por otra parte, esprobable que, como en muchos otroscuadros, la imagen de la Asunción seinspirara en el Apocalipsis. María,con la luna bajo sus pies y una coro-na de doce estrellas en la cabeza.

Cada una de las dos series de me-dallones que acaba en la Asuncióntiene su especificidad. Del lado de la

epístola, los símbolos evocan la es-tabilidad, la fecundidad, la pureza, laesperanza. La que domina es María,madre compasiva y purísima, la In-maculada Concepción. La estatuade S. Luis Gonzaga aparece justa-mente como la del perfecto imitadorde María por su pureza. En el lado delevangelio, es más bien la imagen deMaría como jefe, como luchadora: esla torre, el arca, la espada. FranciscoJavier, el misionero por excelencia,aparece aquí como el modelo simé-trico a Luis Gonzaga. S. José comojefe de la sagrada Familia, guardian de

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Jesús y esposo de María puede fi-gurar él mismo como símbolo de laautoridad y de abnegación.

Una lectura ascendente es tambiénpertinente. Representa a la Iglesia ytambién a la Sociedad de María sufrientey luchadora, asistida de la sabiduría y delpoder protector de María, imitándola ensu doble dignidad real de virgen y demártir (Salve Regina), accediendo al cie-lo por ella y triunfando con ella. En de-finitiva, tenemos aquí la expresión per-fecta de lo que Champagnat queríasignificar desde 1824 con la frase “ElHermitage de Nuestra Señora”.

Parece como si Champagnat,construyendo su programa iconográ-fico, haya querido dar gracias a Maríapor la obra que ella había llevado a tér-mino y representar lo esencial de laespiritualidad de la Sociedad de Ma-ría, diseñada desde 1816 y expuesta fi-nalmente en el momento en el que lasociedad de Hermanos alcanza lamadurez, en el que la Sociedad deMaría se constituye en cuerpo eclesial.Por medio del arte mural, Champag-nat, gran constuctor aunque tambiéninclinado a la especulación místicamás de lo que se ha creído, consoli-da la S.M. en el corazón de la historiade la salvación y la casa del Hermita-ge en el corazón de la S.M.

Pero ¿este mensaje iconográficode Champagnat ha sido comprendi-do? Pocos indicios permiten supo-nerlo. Si el H. François describe deforma esmerada la capilla de 1836, noacompaña su descripción de ningúncomentario adicional, aún siendoverdad que para él, el Hermitage es“el gran relicario del P. Champagnat”.Más tarde, como amenazaba ruina26,la capilla de 1836 fue demolida en1875 con su decoración, sin que na-die —incluido el H. François, aúnvivo— haya juzgado útil conservar surecuerdo mediante un dibujo o con lafotografía, muy extendida ya en estaépoca. La decoración de la nueva ca-pilla (Monographie de N. D. del’Hermitage27) será completamentediferente28.

Aparentemente, los Hermanosno han apreciado la fuerte relaciónentre el decorado de la capilla y lasenseñanzas del Fundador, como si laespiritualidad marista se hubieraocultado detrás de algunos símbolosmuy conocidos como para ser in-terpretados de modo distinto al de laprimera lectura. También es verdadque tampoco se han formulado pre-guntas sobre la primera denomina-ción: El Hermitage de Nuestra Se-ñora.

158 Del “Hermitage de Nuestra Señora” a “Nuestra Señora del Hermitage

26 Se construyó muy deprisa. 27 Librito de 118 páginas editado en Saint Chamond en 192528 Realizado en 1890, contiene en el coro dos filas de santos: abajo, S. Pothin y S. Irénée, patronos

de la diócesis de Lyon, luego Pedro y Pablo, el ángel custodio y S. Miguel; arriba, en medio, la palomadel Espíritu Santo y en ambos lados, enfrentados, Sta. Anna y Sta. Filomena, S.Luis Gonzaga y el BeatoChanel, S. Juan Bautista y S. Esteban.

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CONCLUSIÓN

Una cosa es cierta: la expresión« Hermitage de Nuestra Señora », na-cida en 1824 simboliza la relaciónChampagnat – Courveille en el pro-yecto de constitución de la S.M. en ellugar llamado “des Gauds”. Por eso,la separación entre los dos hombresen 1826 ocasiona su reemplazo poruna fórmula más clásica. En definiti-va, la palabra “hermitage” hace depuente entre las dos épocas, proce-da éste de la tradición trapense (‘ran-céenne’) o (y) del sentimiento deChampagnat, convencido de queMaría ha escogido este lugar.

A este respecto, es preciso seña-lar que la casa de Lavalla nunca re-cibió un nombre con resonancia es-piritual y que Champagnat la vendiórápidamente, lo que muestra cómodistinguía la cuna del instituto y su se-gunda casa. La leyenda de la estatuadescubierta, llevada a La Valla y quepor sí misma había regresado, ex-

presa simbólicamente esta diferenciade estatuto entre los dos lugares y re-fuerza la idea de la elección “desGauds”guiado por otros motivos a losmeramente prácticos.

En definitiva, para comprenderbien la idea que tenía Champagnat dela S.M., hay que relacionar la expre-sión “Hermitage de Nuestra Señora”de 1824 con la síntesis iconográficade la capilla de 1836. Me he permiti-do formular hipótesis sobre el origende la palabra clave “Hermitage” quealgunos trabajos ulteriores podránconfirmar o desmentir. Sin embargo,creo no equivocarme al afirmar que elmensaje expresado por Champagnatde modo bastante esotérico en “ElHermitage de Nuestra Señora”, y demanera más explícita en la decora-ción de la capilla de 1836, desarrollauna visión grandiosa de la espiritua-lidad marista que merece mucho es-tudio por poco que se consienta endescifrarla con criterios espirituales yno devocionales.

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El autor de esta carta es el Sr. Ca-barat, antiguo canónigo de la diócesis deTours, nombrado superior del semina-rio menor de l’Argentière desde 1805 a1808. Era, como la mayoría de los pro-fesores, Padre de la Fe, sociedad pro-hibida por Napoléon ya que recordabademasiado a la Compañía de Jesús. Es-tos presbíteros, protegidos por el car-denal Fesch durante un período, tendránque dispersarse en 1808. El Sr. Cabaratpermanece en la diócesis como canó-nigo y vicario general encargado de losseminarios menores1. Designado paraeste cargo el 23 de enero de 1808, nopierde el tiempo, como lo indica el in-forme mostrado más adelante el cual,

según creo saber, no ha sido publicadoaún por los orígenes maristas.

El año 1808 es un momento bisagraen la historia del centro: se adivina fá-cilmente que, a pesar de las numero-sas reparaciones, presenta aún defi-cientes estructuras respecto a la vidamaterial y a los estudios y que la auto-ridad diocesana llevaba una política dedecidida normalización. M. Champag-nat, presente en Verrières desde Todoslos Santos de 1805 hasta el verano de1813, ha vivido allí el paso de una obra,en gran parte improvisada y mal con-trolada, a una estructura mucho más fir-me que señala el informe de 1808.

161

1 Sobre el Sr. Cabarat, ver André Lestenschneider, L’Argentière, Lyon, 1905 p. 77-135 et OM1/ doc.29 p. 179.

2 Luego, el Sr. Cabarat comunica algunas noticias sobre un joven, llamado Pietra, protegido del cardenal.

INFORME SOBRE VERRIÈRES Archivos del arzobispado de Lyon, caja A2 II 104

H. André Lanfrey

DOCUMENTOS

[1] « Lyon 27 junio de 1808Tengo el honor de dirigir a su alteza eminentísima el informe de las visitas quehe realizado por orden de su consejo, a los seminarios menores de Verrièresy de Roches2”.[…]

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[2] « Informe de los Seminarios menores de Verrières y de Roches - Visita del mesde mayo de 1808 »

[3] « Informe al consejo de Su alteza Eminentísima Mons. el Cardenal (arz(obispo)de Lyon, de la visita a los Seminarios menores de Verrières y de Roches, rea-lizada en el mes de mayo de 1808.

Verrières

El seminario menor de Verrières ha sido fundado en 1805 por el Sr. Perrier, pá-rroco titular de la parroquia de dicho lugar. Este eclesiástico, depositario de di-versas sumas cuya cantidad se ignora, que le habían sido confiadas a condi-ción de ser empleadas en la fundación de algún centro para la educación dela juventud, compró en 1805 la casa rectoral de Verrières por 5500 F. y un añomás tarde, la casa vecina, perteneciente al llamado Clavelon, por 4000 F.El Sr. Perier formó en estas dos casas adjuntas una escuela e internado quese ha llamado Seminario Menor una vez que el consejo las hubo inspecciona-do y le hubo confiado algunos alumnos para la carrera eclesiástica, cuya pen-sión él pagaba en todo o en parte.El último año, el Sr. Périer ha ampliado su alojamiento mandando construir unedificio de tres pisos, contiguo a la casa Clavelot donde ha dispuesto una co-cina grande y dormitorios. Este edificio con las demás reparaciones ha costa-do, según el informe del Sr. Périer, 8500 F. También ha ampliado el huerto conla compra de un huerto pequeño, vecino al de la casa rectoral, por 300 F. La casa Clavelot así ampliada solo está separada de la rectoral por un pasajede 8 pies que comunica el patio con el huerto. La casa Clavelot mide 85 piesde fachada enfrente del huerto y los edificios de la rectoral, 65 pies.Estos edificios, situados entre el patio y el huerto, disponen de lo suficiente paraun seminario menor de 160 a 180 alumnos. Cocina, comedor, sala de estu-dios y de ejercicios, dormitorios, lugares de recreo, panadería, etc. Es lástimaque las escaleras de los dormitorios sean incómodas, mal construidas y queel patio sea reducido (sólo mide 55 pies). La entrada a la iglesia se realiza sinsalir de casa. Los huertos no están cerrados todavía pero el Sr. Périer está tra-bajando ahora en la cerca.

[4] La fuente que abastece de agua a la casa está fuera, en una plaza pública, enfrente de la puerta de entrada. De este modo, los jóvenes están descontrola-dos al salir con frecuencia bajo el pretexto de ir a buscar agua. Es un incon-veniente que el Sr. Périer quiere evitar haciendo venir el agua de la fuente a supatio por medio de un canal. La población de Verrières es un lugar de paso muy

162 Informe sobre Verrières

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frecuentado. Hay muchas tabernas. Esto exige una vigilancia más rigurosa enla salida de los alumnos3.El Sr. Périer no sólo es propietario de las casas y huerto del seminario menorde Verrières; posee también un bosque de 65 ‘métrées’4 que ha comprado por12000 F. Además dispone de rentas de diversos terrenos situados en Gumiè-res y en otros lugares, con un valor conjunto de 30 a 40000 F., adquiridos poruna mujer llamada ‘la tía’ 5. Ésta ha pasado el contrato de venta al Sr. Périerde una partida de 20000 F. y hace donación de los beneficios del resto. Se ase-gura que esta mujer ha hecho estas adquisiciones 6 con el dinero que le habíasido confiado para ser empleado en los gastos de la educación de la juventud. El Sr. Périer, de 42 años de edad, es inteligente y muy activo, sobre todo en losasuntos temporales. Sería de desear que mostrase estas cualidades en el mis-mo grado para los asuntos espirituales. Desde que está en Verrières, ha des-cuidado demasiado la instrucción de los niños de su parroquia; es uno de losmotivos por los que no es querido ni apreciado de la mayor parte de sus feli-greses. Uno de los profesores se ocupa desde hace unos meses del catecis-mo de la parroquia; se está contento con su trabajo. El Sr. Périer se ha excu-sado alegando sus numerosas ocupaciones. Hay también demasiado poco in-terés por la formación espiritual de los niños que no se preparan prontamen-te a la primera comunión. La vigilancia es bastante irregular. La comunicacióncon los extraños es demasiado fácil. El número total de camas solo alcanza ala mitad del número de internos 7. El Sr. Périer se ocupa poco de los estudios;confía este asunto al primero de los profesores.Aparte del superior, hay en el seminario menor de Verrières, siete profesoresy un prefecto o vigilante general.– Profesor de 3º. El Sr. Antoine Linossier, presbítero de 46 años, capacita-

do, enfermo, solo puede caminar con la ayuda de una persona.– De 4º, el Sr. J. Bte. Nobis, tonsurado, con 29 años. Enseña su teología, vivo,

capacitado, activo.[5] – Prof. De 5º, el Sr. Chomarac, de 32 años, laico. Enseña filosofía en Puy,

André Lanfrey, fms 163

3 Las resoluciones de Champagnat en relación con las visitas frecuentes a las tabernas, se explicanbien en este contexto.

4 El término oficial es más bien « métérée ». Se trata evidentemente de una medida de superficie: unaHectárea aproximadamente.

5 Bienhechora celosa recordada en la historia del seminario de Verrières. 6 Término jurídico que significa « adquisiciones ». 7 Un gran número de seminaristas se alojan pues con las familias. Son los camaristas.

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capacidad mediocre.– De 6º, el Sr. Breuil de Roche, de 20 años, alumno de St. Irénée, capa-

citado8.

– De 7º el Sr. Crépu, 27 años, alumno de St. Irenée, capacitado, piadosoy muy edificante.

– De 8º el Sr. Bachelard, laico, 37 años. Solo ha estudiado filosofía. Tra-bajador y capacitado.

– Prof. de los principiantes, el Sr. Chappuis, laico, 21años (al margen: N(ota).El Sr. Chappuis ha abandonado Verrières en el mes de junio).

– Prefecto, el Sr. Jean Fr(ançois) Morlier (¿?) subdiácono, con 23 años.En general, los profesores de Verrières no parecen estar a gusto en este cen-tro. Solo el Sr. Linossier está contento. El Sr. Chomarat parece indiferente. Losdemás piden su retirada.

Los sirvientes de Verrières son: 1° Una cocinera de unos 40 años 2° Una ayudante de cocina de 36 años 3° Una lavandera 4° Un panadero y proveedor, viudo 5° Un joven empleado de cocina que es

estudiante al mismo tiempo.

Hay 183 alumnos, de los cuales • 15 en 3 º llamado humanidades • 16 en 4ª llamado 3º • 25 en 5º • 30 en 6º 9

• 26 en 7º • 29 en 8º • 42 principiantes

El número de sirvientes es demasiado reducido para que una casa que alo-ja tantos alumnos esté bien conservada; por eso muestra una gran suciedad.El Sr. Périer no rinde cuentas al consejo. El máximo de su pensión son 24 F.al mes. Hay 18 internos de los cursos superiores por los que el consejo paga15 F. al mes; 4 por los que paga 8 F. y por uno 3 F. al mes.El informe es poco favorable al centro de Verrières. Sin embargo, cabe estar

164 Informe sobre Verrières

8 M. Champagnat está en su clase. 9 Ver OM1/ doc. 9 (1807-8) que indica 28 alumnos en 6º, uno de ellos, Champagnat.

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«Según este informe 1º se ve quelos dos seminarios menores de Ve-rrières y de Roches tienen necesidadde mejora o de reforma. 2º que el deRoches está en mejor estado que elde Verrières, sobre todo por la moral

y que merecería ser conservado conpreferencia si fuese necesario optarentre uno u otro. 3º Si se puede re-formar convenientemente el de Ve-rrières, lo más útil para la diócesis seráconservar uno y otro”.

André Lanfrey, fms 165

10 La palabra designa en principio a los jóvenes originarios de la región de Verrières. Pero el Sr. Ca-barat parece incluir a los alumnos procedentes del campo, entre los cuales se encuentra Champagnat.

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de acuerdo en que allí se forman algunos personas [6] orientadas a la carre-ra eclesiástica, sobre todo en la clase de los originarios10, entre los cuales seencuentran algunos, que habiendo sido educados en su lugar de origen por bue-nos párrocos, conservan sus buenas costumbres de virtud y que además, mues-tran interés por trabajar con todas sus fuerzas. Pero, ¡cuántos de estos alum-nos estarían mejor formados si el seminario menor de Verrières estuviese me-jor gobernado y cuánto mal oculto que suponemos, sobre todo entre los niños,podría disminuir y curarse! Los estudios también podrían mejorarse. El Sr. Li-nossier está dispuesto a contribuir a ello, ya que parece que se han fortaleci-do un poco desde su llegada a Verrières en junio de 1806.El Sr. Périer es consciente de que el buen gobierno de una parroquia grandecomo la Verrières, y la buena dirección de un colegio tan numeroso, sobrepa-san las fuerzas de una sola persona. Por eso, ha pedido un ecónomo que, alo-jado en su casa, se encargue de la recaudación y de los gastos del seminariomenor, a quien el Sr. Périer haría llegar las rentas de todos sus terrenos, asícomo los de la tía y que rendiría cuenta de todo al Consejo. Pero él pretende-ría permanecer siempre como superior y propietario durante su vida. Esto seráobjeto de un examen ulterior”.

Sigue, p. 7-10 un informe del seminario de Roches, mucho más favorable.

CONCLUSIÓN

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Sabemos que los dos primerosHermanos Maristas se instalaron enla casa Bonner el 2 de enero de 1817y que, hasta finales de1819, lo que sellama la habitación del P. Champag-nat había sido un local dedicado aotro uso ya que el H. François nosdice1 que el primer retiro de comuni-dad tuvo lugar en 1819 “en el aula,convertida luego en habitación del P.Champagnat, en la planta baja”. Noprecisa la fecha exacta de este reti-ro, que es al parecer, el primero delInstituto, pero su toma de hábito(OFM/3, doc. 575 p. 244) tuvo lugarel 8 de septiembre de 18192, con oca-sión del retiro.

En la circular del 2 de julio de 1855,el H. François relata la distribución dela sala:

«Nuestro piadoso Fundador, después de haber com-prado en la parroquia de Lavalla la modesta casa

que ha servido de cuna al Instituto, reparó con suspropias manos una pequeña habitación de esta casapara hacer de ella el oratorio de la Comunidad na-ciente. Allí, reunía a menudo, a los pies de María, alos primeros Hermanos, para rezar con ellos y paraformarlos en los ejercicios de la vida religiosa”

Y añade:

« Un día, a lo largo de una instrucción que les impar-tía sobre la finalidad del Instituto y los medios paraalcanzar este objetivo mediante la fiel observancia delas Reglas, dejándose llevar por las inspiraciones delEspíritu de Dios que habitaba en él, dijo: « ¿Cuándotendremos la dicha de tener a Jesucristo en nuestracasa, de llevar el hábito religioso y de tener una capi-lla para celebrar allí nuestras ceremonias? ¿Cuándoveremos nuestra Congregación bien constituida, conun noviciado bien organizado y unas Reglas bien es-tablecidas? Ánimo mis queridos Hermanos, añadió:todo esto llegará. No está alejado el día en que ten-dremos el hábito religioso, una capilla, un noviciado yunas Reglas para orientarnos con todo detalle ennuestro comportamiento”.

167

1 A.F.M. 5101.302 p. 121. 2 La cronología marista indica el 8 de septiembre de 1818, pero esta fecha es poco probable. G. Rivat

ingresó en La Valla en mayo para estudiar latín. Sería sorprendente que hubiera tomado el hábito el mismoaño. Sobre los problemas de fecha de ingresos de los primeros hermanos, ver OM1/ doc. 756, nota 5.

LAS SENTENCIAS DE LA HABITACIÓN DEL P. CHAMPAGNAT

H. André Lanfrey

DOCUMENTOS

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Yo estaría tentado de datar estediscurso del 8 de septiembre de 1819,ya que está bien adaptado a una tomade hábito (laico todavía) y hace ba-lance de la situación del pequeño gru-po. Además, se comprende que el H.François, especialmente afectado,haya memorizado estas palabras. Ladisposición de esta sala y en conse-cuencia, la pintura de las sentenciashabría tenido lugar entre 1817-1819, in-cluso quizás antes del ingreso de Ga-briel Rivat el 6 de mayo de 1818 ya queél no se incluye de forma clara entre“los primeros hermanos”. Lo cierto esque las sentencias siguientes estánescritas en las paredes:

“Jesús todo mi amor, Jesús toda mi dicha.Con tu fuego celestial abrasa todo mi corazón.Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar.Solo a Dios toda la gloria.Bendita sea la purísima e inmaculada Concepción dela Bienaventurada María, Madre de Dios.”

Por otra parte, éstas se corres-ponden muy bien con el ambiente deuna sala comunitaria donde podíanrealizarse las plegarias, las instruc-ciones e incluso las ‘tomas de hábi-to’ y las promesas. En esta sala elgrupo reducido de seis discípulos,probablemente a lo largo del mes deseptiembre de 1819, siguió los ejerci-cios del retiro, eligió al H. Jean-MarieGranjon como director y comenzó aestablecer una regla. Poco después,el P. Champagnat se instalaría de no-che en este local3. Así mismo, en

1820, el retiro tendría lugar “en la ca-pillita del 1er. piso”, no estando dis-ponible4 el “aula” de 1819.

En el Instituto, no se ha olvidadoeste primer uso de la habitación queel P. Champagnat ocupó desde fina-les de 1819 hasta 1825. El 5 de febrerode 1829 vendió la casa al Sr. Coutu-rier por 1000 F. (Anales de La Valla).Adquirida de nuevo por el Instituto en1858, al parecer había servido parapoco y la habitación del Fundador seconvirtió en cuarto trastero segúncuentan los anales de la casa:

« El Hermano Gentien (director en 1874-78)encontró esta habitación llena de trastos viejos, muydeteriorada y las paredes en mal estado […] En las paredes se reconocían algunas huellas demarcos en los que se leían algunas letras, el restohabía desaparecido. Sin embargo, alguien habíatenido la precaución de copiar las palabras en untrozo de papel antes de que hubieran desaparecidopor completo y de fijar este papel con un alfilerdebajo de cada marco. El hermano Director mandóvenir al hermano Cécilien del Hermitage que reparólos desperfectos de las paredes, trazó de nuevo losmarcos y reprodujo las sentencias religiosas como elmismo Padre Champagnat las había dibujado. El Hermano Cécilien hablaba de dibujarlas adistancias iguales y de una manera más simétrica. El hermano Director le dijo: Si el Padre no tomó biensus medidas tanto peor para él; dibujad todoexactamente en el mismo lugar. Y así se hizo. A vecesse dice: “Si las paredes hablaran… Aquí las paredeshablan y nos dicen algo de lo que había en el corazón de nuestro Venerable Fundador,verdadero hogar del amor de Dios”.

168 Las sentencias de la habitación del P. Champagnat

3 Vida del P. Champagnat, 1° parte, cap. 7 p. 78. 4 AFM, Ibid.

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Estas sentencias serán renova-das hacia 1960 y en 2012-2013 la ex-ploración realizada por el Sr. JoanPuig Pey, arquitecto, ha permitidoencontrar el trabajo original y las dosrestauraciones posteriores para unade las sentencias5. Además ha re-velado que en el origen la habitaciónestaba pintada de azul cielo y queesta primera sentencia había sido re-alizada de manera cuidada con le-tras negras rodeadas de un rectán-gulo de colores naranja y rojo vivo.

1. EL PROBLEMA DE LOS PAPELES FIJADOSEN LA PARED

Sabemos que el H. Vincent, pin-toresco director de La Valla fue quiensuscitó la nueva adquisición de lacasa en 1858, habiendo encontradobienhechores para pagarla. Los Su-periores, ocupados en la construc-ción de Saint Genis-Laval y en lasgestiones por dar a conocer la con-gregación en Roma, apenas podíanprestar un gran interés a esta com-pra que aceptaron, ya que no supo-nía gasto alguno.

Según los Anales de La Valla la de-cisión habría sido tomada por el con-sejo de administración del Instituto6 el

10 agosto de 1858. El H. François es-taba entonces en Roma adonde fuecon el H. Louis-Marie el 6 de febreropara tramitar la autorización de la con-gregación y regresará el 25 de agos-to. El H. Louis-Marie, por su parte, ha-bía regresado a finales del mes deabril. Como la cronología marista in-dica que la administración general setraslada del Hermitage a St Genis-La-val el 6 de agosto, la decisión se ha-bría tomado en la nueva casa-madre.Finalmente, la compra sería autoriza-da por decreto imperial el 9 de di-ciembre de 1858 (Anales de La Valla)7.El acta de compra-venta fue firmadaen el notario Finaz en una fecha noprecisada, posiblemente en 1859.Hasta 1874 aproximadamente, la casapermaneció en el mismo estado, talvez debido a una situación de tensiónmantenida por el dinámico aunqueextemporáneo H. Vincent, mal vistopor el cura y el vicario.

El único indicio cierto de interéspor esta habitación por parte de loscompradores, cuando hicieron unavisita al lugar para la negociación dela compra en 1857 o a comienzos de1858, eran los papeles fijados en lapared. Las sentencias estaban ya bo-rradas en gran parte. Pero al menosuno de los visitantes, quizás el mis-mo H. François se acordaba de ellas.

André Lanfrey, fms 169

5 Es lástima que otras exploraciones no se hayan realizado para las demás sentencias. El examenparcial de una segunda sentencia ha presentado sin embargo, las mismas características.

6 La carta administrativa nº 3284 que anuncia esta intención de compra al prefecto del Loira es de julio. 7 Reconocidos como asociación de utilidad pública, los Hermanos Maristas estaban bajo el control

del Estado.

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Al tomarse la molestia de transcri-birlas y de guardar los papeles a laespera de una restauración, estos vi-sitantes les reconocían un valor pa-trimonial.

Sin embargo, en 1874, el H. Fran-çois vivía y estaba presente en elHermitage. Resulta sorprendenteque los Anales de La Valla o cualquierotro documento no indiquen su ac-tuación o al menos su opinión en elmomento de la restauración de lassentencias. Éstas aparecen puesmal documentadas: pintadas antesde 1819, descuidadas desde 1825 a1858, suscitan cierto interés perosolo salen definitivamente de la som-bra en 1874, sin que aparentementeel H. François contribuya de algúnmodo. Es verdad que para él, “elgran relicario del P. Champagnat” esel Hermitage, pero para los Herma-nos de las generaciones siguientes,La Valla se convierte en “la cuna” delInstituto.

2.UNA TEOLOGÍA MÍSTICASIN IDENTIDADMARISTA CLARA

Estas sentencias no son banalesinvocaciones de devoción popularsino una síntesis trinitaria, eucarísticay mariana revelando una verdaderateología mística cuya concepciónsolo cabe atribuir al P. Champagnat.

Pero ¿por qué no se encuentra enningún lugar un texto recordando laimportancia de estas sentencias en latradición del Instituto? Estamos igual-mente sorprendidos de no encontrarla divisa marista expresada en Four-vière en julio de 1816: “Todo por la ma-yor gloria de Dios y el honor de Ma-ría, Madre de N.S.J.C.”, fórmula quese emplearía de nuevo en la prome-sa de los Hermanos por cinco años:“Nosotros, abajo firmantes, por la ma-yor gloria de Dios y el honor de la au-gusta María”. En resumen, solo en-contramos una única similitud, apro-ximada, con la espiritualidad marista:

170 Las sentencias de la habitación del P. Champagnat

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Fourvière (1816)

Alabada sea la santa e inmaculada con-cepción de la bienaventurada VirgenMaría.

La Valla

Bendita sea la purísima e inmaculada Con-cepción de la Bienaventurada María, Madrede Dios.

3.LA HUELLA DE UNAPRIMERA FORMACIÓNDE LOS HERMANOS

Estas sentencias corresponden ala tradición monástica que multipli-caba en las paredes de los claustros,de las salas capitulares, de los co-rredores, incluso de las celdas, las

máximas, que invitaban a la medita-ción y podían inspirar oraciones ja-culatorias. Habrían tenido pues por fi-nalidad, dar a esta casa laica una at-mósfera conventual.

Sobre todo, ellas sugieren unaprimera fase del Instituto, durante lacual el P. Champagnat era única-

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mente el director espiritual de unaasociación informal de jóvenes laicos,y que solo revelaba progresivamen-te el proyecto marista a sus discípu-los. De ahí la formulación de una es-piritualidad elevada, pero bastantegenérica. Tendríamos un indicio deesta moderación en la fórmula delcompromiso por cinco años (OM1/doc. 168) en “la piadosa asociaciónde los que se consagran, bajo la pro-tección de la bienaventurada VirgenMaría, a la instrucción cristiana de losniños del campo”. Sin embargo, estafórmula, que databa de 1826, pare-cía haber conservado la huella delmomento en que la asociación noutilizaba aún la expresión: “Herma-nos de María”.

Asimismo sabemos, por el cua-derno de retiro del H. François, quela divisa marista: “Todo a la mayorgloria de Dios y al honor de la au-gusta María”, había sido utilizada enel retiro de 1819, aunque quizás noanteriormente. Esto nos invita a veren el discurso a los Hermanos cita-do más arriba, una verdadera reve-lación de las intenciones de Cham-pagnat: no contentarse con una sim-ple asociación sino constituir pro-gresivamente una orden religiosa. Elfinal del año 1819 sería pues un mo-mento decisivo, cuando el grupo deHermanos se definieron por primeravez con un nombre (Hermanos deMaría) y una divisa, además de la de-signación de un director y la pre-sencia de un superior.

Las sentencias escritas en las pa-redes perderían pues su interés ya

que reflejaban una fase superada dela obra; y al ocupar el local donde fue-ron pintadas, el P. Champagnat lasprivatiza en cierto modo.

Si estas sentencias, como creo, re-flejan los ejes esenciales de la ense-ñanza espiritual de los dos primerosaños de La Valla, merecen una granatención pues, a pesar de su débil im-pronta marista, muestran que M.Champagnat no invitaba a sus discí-pulos a devociones o a una religión ele-mental sino, de entrada, a una verda-dera espiritualidad, adecuada parainiciarlos en el proyecto marista. Losefectos de esta formación, se encon-trarían en grado eminente en varios deellos como el H. Louis, el H. François…e incluso Jean-Marie Granjon y daríana su obra una base sólida.

4.DOCUMENTOCOMPLEMENTARIO

Últimamente, he encontrado en elcuaderno de los Anales de la casa delHermitage (FMS 213/16), en la pági-na 30, el texto siguiente que matiza loque he escrito más arriba y aporta al-gunos complementos importantes:

“Sentencias en la habitación del P. Champagnat en LavallaAntes de que el P. Champagnat viniese a vivir con los Hermanos, en la sala, convertida en su habitación, que servía de aula y de sala de ejercicios, se habían colocado las sentenciashabituales de las aulas y algunas sentenciaspiadosas; he aquí las que aún se ven:1º- Hay que escuchar atentamente el catecismo2º- Hay que escribir sin perder el tiempo

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3º- Jesús, todo mi amor, Jesús, toda mi dicha, Con vuestro fuego celestial abrasad todo micorazón.

4º- Alabado sea el Santísimo Sacramento del altar5º- Solo a Dios toda la gloria6º- Bendita sea la santa e inmaculada Concepción

de la bienaventurada María, Madre de Dios7º- (escritura diferente) Dios me ve

(encima de la puerta)”.

Está claro que las sentencias 1 y 2se inspiran en el Directorio de las Es-cuelas de los HEC8 y dejan entreverque el método de los Hermanosejerció una influencia desde los pri-meros años. La 7ª es igualmenteclásica y en la Vida de Champagnatse encuentra una instrucción de estasentencia en el capítulo sobre la pre-sencia de Dios9.

172 Las sentencias de la habitación del P. Champagnat

8 F. P. Zind, Bto. M. Champagnat, su obra escolar en su contexto histórico, Roma, 1991, p. 359. 9 Vida del P. Champagnat, 2° parte, cap. V, p. 329.

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Muchos visitantes que llegan alHermitage no perciben una estela,ubicada en el prado muy cerca del lu-gar donde existió la famosa “capilladel bosque”, coronada por una es-tructura de hierro cuyo uso, a prime-ra vista, no resulta claro. Sin embar-go, se trata de un tesoro patrimonialnada despreciable: un reloj astronó-mico o, en términos técnicos, un re-loj de sol ecuatorial a ecuación, quepermite conocer con exactitud eltiempo real de un lugar. En el propioobjeto está indicada la fecha de su fa-bricación: 1851.

El Sr. Jean Rieu, ingeniero, profe-sor en la Escuela de Minas de StHarry, fue quien nos invitó a prestarmás atención a este instrumentomuy raro, fabricado por el abateJean-Marie Guyoux, (1793-1869) pá-rroco de Montmerle, parroquia cer-cana al pueblo de Ars, donde tambiénse encuentra otro de esos relojes ycercano también a St Didier-sur-Cha-laronne donde el Padre Champagnatfundó un establecimiento en 1836.

Basado en sus investigaciones, elSr. Rieu acaba de publicar un libro ti-tulado Los relojes de sol del presbí-tero Guyoux, sacando del olvido a unmatemático excepcional y al mismotiempo a un presbítero casi contem-poráneo de Marcelino Champagnat.El Sr. Rieu fue capaz de encontrar, ya veces restaurar, veintisiete relojesdiseñados y fabricados por el abate

Guyoux entre 1831 y 1867, que resul-tan a la vez sencillos y precisos.

Jean-Marie Guyoux, nació en Bully,al norte del Departamento del Loira,el 15 de junio de 1793. Es hijo de un al-farero y el primogénito de una fami-lia de diez hijos. He podido encontraralgunas etapas de su formación ecle-siástica: subdiácono el 18 de diciem-bre de 1820; diácono el 17 de marzode 1821 y ordenación ministerial el 17de junio de 1821, a los 28 años deedad. Por lo tanto ingresó, probable-mente, en el gran Seminario de SanIreneo en la fiesta de Todos los San-tos de 1818. Lamentablemente no sa-bemos dónde realizó sus primerosestudios y desarrolló sus dotes dematemático: probablemente en SaintJodard y posteriormente, en Verriè-res. Su nombre no aparece en las lis-tas de reclutamiento lo que sugiereque fue exento por ser un estudian-te eclesiástico.

En realidad, sigue el mismo cami-no que M. Champagnat con un de re-traso de cinco años. Probablementese encontraron en alguna ocasión an-tes de que sus destinos se separaran:de 1821 a 1869 el abate Guyoux per-manecerá en Montmerle, primerocomo vicario y posteriormente comopárroco. Cuando se restablece ladiócesis de Belley en 1823, el abateGuyoux deja de pertenecer a la dió-cesis de Lyon. En Montmerle, ade-más de ser un presbítero celoso,

NOTAS BREVES 173

N O T A S B R E V E S

EL RELOJ SOLAR DEL HERMITAGE

H. André Lanfrey

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construye sus relojes que instala enlas proximidades y que más tardeamplía hasta mayores distancias. Losrelojes más alejados son los de Jon-zieux, cerca de Marlhes, 1846 y el delHermitage en 1851. No resulta irrele-vante el señalar que Jonzieux era lapatria de M. Louis Jean Duplay, ami-go de M. Champagnat y luego pro-fesor y superior del seminario.

Hasta el presente no he encon-trado documentos maristas (texto oiconografía) que aluda a la instalaciónde este reloj de sol en el Hermitageen 1851. Pero ciertamente su pre-sencia puede explicarse fácilmente: lavida conventual, al estar regida por lostoques de campana, necesita unabuena medición del tiempo... Por su-puesto, existen los relojes de muñe-ca y mecánicos, pero son costosos,y su fiabilidad es aleatoria. En unaépoca sin medios de comunicaciónrápida, sólo un reloj astronómico pro-porciona la hora exacta del día. Poresta razón los relojes de sol del aba-te Guyoux y de otros fabricantes seencuentran aún en lugares monásti-cos, como en la abadía trapense deDombes (1863). También era un im-portante instrumento para el repiquede las campanas de la iglesia: en Jon-zieux el reloj estaba colocado en eljardín de la rectoría. Por último, era unelemento decorativo en los parquesde los castillos.

Desde su fundación, en 1817, elInstituto había prescindido de seme-jante instrumento. Por eso los pri-meros hermanos tuvieron algunosproblemas con el cálculo del tiempo.

En la vida del Fundador se nos diceque, en los primeros años, “tan po-bres eran que ni tenían dinero paracomprar un despertador. Por eso,unas veces se levantaban demasia-do temprano y otras, demasiado tar-de”. De modo que, M. Champagnat,mediante un alambre colocado entrela casa parroquial y la casa de losHermanos, tocaba una campanapara despertarlos. (Vida Cap. 6 pág.59). La presencia del Padre Cham-pagnat en medio de los hermanosdesde finales de 1819 resolvió el pro-blema. En el folleto del proyecto de ju-nio de 1824 (la regla del Fundador p.24) entre los objetos que se requie-ren para fundar una escuela, el Insti-tuto solicita: 10º “un reloj desperta-dor”. En el Hermitage, a partir de1825, vuelve a ser la campana la queregula la vida. En Los anales del Her-mano Avit (1830 § 147) se elogia al H.Jean-Joseph (J.B. Charora): « fue elencargado durante 15 años y nuncase retrasó un minuto. Siempre se oíasu campana a la hora exacta ».

Los libros de contabilidad nos pro-porcionan buena información sobre eluso de los relojes de pulsera y de pa-red. Del libro de entradas (OFM1/111/1) en enero de 1832: “recibido deFrançois Ginest (futuro H. Apollinaire)50,75 F. y un reloj de cobre”. En losgastos de 1837 (OFM 130/17) el se-cretario anota: “recibí del Sr. Cham-pagnat por el coste de un reloj de pul-sera y de un reloj de pared, la sumade setenta y ocho francos, 22 deXbre de 1837”. En los gastos de 1838(ODM, 131/20): “Para pago del reloj 37F”; y en 1841 (OFM 134/12): “para

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pago de todas las cuentas a Michou-det, relojero 34 F”. Finalmente el folletodel Instituto de 1837 (Cap. 1, p. 242)solicita por el “laboratorio” (sala de es-tudio) de los hermanos: un “reloj conla caja (40 F); un reloj de pulsera (30F). Como el coste total del mobiliariose calcula en 1370 francos, la comprade instrumentos para medir el tiempoen una escuela supera el 5%.

Siendo el reloj un objeto costoso eincluso lujoso, los superiores, en el ca-pítulo de 1852, estudian su eliminaciónde las comunidades. Pero el chistosoH. Avit (Avit 1852 § 49) echó por tierrael proyecto: se puede, en efecto,prescindir de él, incluso durante el pa-seo: “Se equivocan al reclamar relojes.Se puede prescindir de ellos inclusodurante los paseos. Basta que uno delos paseantes lleve el reloj con su cajaa la espalda, con ayuda de tirantes. Seponga delante y los demás podrán verla hora sin problemas.”. Pero en la dé-cada de 1880 lo lamentaría: Prolifera-ron tanto desde entonces que dieronlugar al abuso”.

De todos estos textos podemosconcluir, de forma un tanto impresio-nista, que en el Instituto, si el uso dela campana o del reloj (con campana)se requiere para el trabajo profesionaly la vida comunitaria, el reloj de pul-sera, objeto individual, costoso y fá-cilmente inestable, es un problemaaunque se está extendiendo de formairrefrenable. Se vive cada vez menosdependiendo del sol y del sonido delas campanas. Y, por otra parte, tam-bién baja el precio de los relojes.

Además, la instalación de un relojde sol en 1851 parece ir en contra dela tendencia general. Sin embargo,esta fecha está lógicamente vincula-da a la autorización legal del Institu-to, el 20 de junio de 1851. La crono-logía nos recuerda también quecomo agradecimiento de este hecho,el 7 de septiembre, se bendicen en elHermitage una estatua de la Virgen,instalada en el patio central y otra deSan José en el patio interior. La ins-talación del reloj astronómico sería,después de todo, complementaria ala construcción de estos dos monu-mentos: como promesa de una re-novación del fervor religioso me-diante un uso más preciso del tiem-po en una sociedad que tiende a or-denarse religiosamente. Además, suinterés educativo era significativopara los hermanos jóvenes en for-mación. Al mismo tiempo, al estar si-tuado en el jardín, el reloj de sol per-mitía a los hermanos en trabajosmanuales organizar su tiempo demanera más precisa.

Pero todo esto no son más quesuposiciones y se puede agregarotra suposición de sentido contrario:este instrumento del abate Guyouxno se habría instalado en una fechamás tardía, porque viniendo de otrolugar, en particular de San Genis-La-val donde los hermanos, en 1853,compraron el “castillo” del Montet,dotado de un parque extenso dondela presencia de un reloj de sol eraparte de la decoración habitual deuna residencia con pretensiones aris-tocráticas.

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En cualquier caso, aquí es dondenos encontramos con una historia derelojes que sugiere que la influenciadel instrumento del abate Guyoux ode cualquier otro tipo de reloj astro-nómico era débil entre los hermanos.De hecho, el H. Avit cuenta (Anales1866 § 34 32-32-34) que el H. Dacienconstruyó un reloj mecánico que seexhibió en una sala de St Genis-La-val de 1859 a 1866: “Marcaba elmovimiento diurno de la tierra, las fa-ses de la luna, la marcha de otros va-rios planetas y la salida y puesta del

sol. Un soldado, colocado sobre unarectilínea vía de tren, indicaba los mi-nutos con su espada y se girabacada hora para repetir el viaje” Sedesmontaría finalmente para esta-blecer una zapatería, y las piezas,que se depositaron en el desván,fueron saqueadas por los soldadosque ocuparon la casa durante laguerra de 1870.Lo cierto es que, in-cluso sin documentación, este relojexiste, que representa un auténticointerés patrimonial y que necesitaríaser restaurado.

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El 13 de junio de 2005, un grupo decuatro hermanos, entre los que yome encontraba, viajó de Lyon a Avi-ñón para asistir a una obra de teatrotitulada “Atlandide 14” que evocaba laguerra del 14-18 con un título basadoen la comparación entre la destruc-ción de Europa y el hundimiento de laAtlántida.

La autora de laobra, Corinne Fran-çois-Denève, se ins-piró principalmenteen la corresponden-cia auténtica de Sé-raphin Michel, Her-mano Marista, enreligión H. Aloysius,natural de Orange,

que regresó de España en 1916-1918para asistir a la guerra como enfer-mero. Cartas escritas a su cuñada An-toinette, residente en Jonquières, pue-blo al norte de Aviñón, cuyo marido fueasesinado en septiembre de 1914,esas treinta y cinco cartas, entregadaspor Henri Michel, hijo de Antoinette,fueron recogidas por el párroco deJonquières y depositadas en el archi-vo municipal de Aviñón. El H. ColinChalmers, archivero General en Roma,ha proporcionado valiosa informaciónadicional sobre el H. Aloysius.

Obviamente, la autora hace un usomuy parcial de esta correspondencia

porque su propósito es plasmar elambiente de guerra en la retaguardiay desde la óptica de las mujeres. Tresactrices comentan las noticias que sereciben del frente expresando sus in-terrogantes y su angustia ante unconflicto que les supera y que poneen duda sus certezas anteriores. Esuna evocación conmovedora de laguerra vista desde las mujeres ydesde la retaguardia, incluso lamen-tando que la autora haga que uno delos personajes represente una ideo-logía secular en fuerte contradiccióncon una correspondencia de tonomuy religioso. Pero estamos en el te-atro... y en Francia. Añadamos queesta obra, dotada de importantes ar-tículos de los promotores de esta cre-ación fue publicada por Éditions“C’est-à-dire” de Forcalquier: [email protected].

Para nosotros, Hermanos Maristases una oportunidad para recordar laescuela de Jonquières, de la que el H.Avit, en los Anales de las Casas, ha de-jado un Registro. Fundada en 1851, laescuela se transforma en escuela lai-ca en 1886. Una escuela libre creada en1889 se cerró seguramente en 1903.

En cuanto al H. Aloysius (MICHELSéraphin 1882-1963) que falleció en elSt Paul-Trois-Châteaux, después dehaber estado en México, Texas,Cuba, regresó a Francia en 1935, es-

NOTAS BREVES 177

ATLANDIDE 14

La correspondencia de un Hermano Marista llevada a escena

H. André Lanfrey

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H. Michel Séraphin

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pecialmente a Bourg-de-Péage. Du-rante la función de teatro, yo hablépersonalmente con un señor que lohabía conocido. Tuvo derecho a unabreve noticia biográfica de la que he-mos extraído la foto que sigue.

Esta obra de teatro nos revela lariqueza de un fondo que solo par-cialmente ha sido explotado porque,

además de las 35 cartas a su cuña-da, el H. Aloysius envió otras siete asu familia y 36 a su padre. El archivocontiene también 66 Cartas de Her-manos Maristas con su cohermano(1915-1929) y 17 Circulares dirigidas alos Hermanos movilizados en 1916-17(libreto Atlandide 14 p. 16). Es un te-soro patrimonial que merece ser ex-plotado por sí mismo.

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El 8 de febrero de 2015, tuvo lugaruna pequeña ceremonia para resal-tar la instalación de la estatua res-taurada de Nuestra Señora de laPiedad, en la casa cuna de los her-manos, en La Valla en Gier; ceremo-nia que se inició al terminar la misa deldomingo y en la que participaronunos 60 habitantes de Vallaud.

Según la restauradora de monu-mentos históricos de la DRAC deRhône-Alpes, esta estatua de made-ra policromada, de 96 cms de alto por81 de ancho y 38 de profundidad pue-de datar de principios del siglo XVIII.Es particularmente notable por la ele-gancia de la composición general y laexpresión de la Virgen. Desde 1905,es propiedad del ayuntamiento de LaValla y, a partir del 30 de diciembre de1982, está incluida en el inventario deMonumentos históricos.

Esta estatua, venerada por loslugareños, permaneció durante mu-cho tiempo en la capilla de Leytratubicada a 1 km, aproximadamente,del pueblo de La Valla. El mismo Pa-dre Champagnat, sus feligreses ylos primeros Hermanos peregrinabancon frecuencia a ese lugar. Ante estaestatua de María compareció el Pa-dre Champagnat para pedir por lasvocaciones en 1822. Robada en no-viembre de 1973, fue recuperada enuna tienda de antigüedades en abril

de 1974 y guardada, por motivos deseguridad, primero en la iglesia yluego en la sacristía, sin que fuera re-almente muy valorada.

Durante la renovación de la “cunadel Instituto”, los hermanos de La Va-lla solicitaron al alcalde del municipioy al párroco de la parroquia la colo-cación de esta estatua en el espacio-museo de la casa Champagnat. Seles concedió lo que solicitaban. Enese momento descubrieron que suestado presentaba una seria degra-dación y que requería trabajos deconservación y, si fuera necesario, derestauración. El señor alcalde acce-dió a emprender las negociacionespara obtener la financiación necesa-ria a la realización de estas obrasconfiadas al taller de Virginia Lamar-che-Barral de Chambost-Allières(Rhône). Los trabajos duraron variosmeses: del 24 de abril de 2014 has-ta el 5 de febrero de 2015.

Primero fue necesario proceder aun trabajo de conservación: trata-miento de la madera y consolidaciónde las partes destruidas por los in-sectos xilófagos. Después y antes deproceder a la restauración, un pro-longado trabajo de escalpelo permi-tió descubrir la policromía original delmanto y de la túnica de la Virgencombinando placas de oro, de platay azules, muy diferentes de las ma-

NOTAS BREVES 179

RESTAURACIÓN DE LA ESTATUA DE LA “PIEDÁD” O “NUESTRA SEÑORA DE LA PIEDÁD” DE LA VALLA EN GIER

H. Michel Morel

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sas azules y rojas repintadas que di-luían el relieve.

Para otras zonas donde prácti-camente no quedaba rastro de loscolores originales, fue necesario re-currir a un cierto trabajo de inter-pretación que se conformara con elestilo del barroco tardío. Así, para elcolor de la carne, en particular de losrostros de Cristo y de la Virgen, larestauradora tuvo que añadir algu-

nos toques de color: cabello, cejasy bigote más bien negros para Cris-to; marrón para las cejas de la Vir-gen.

El aspecto actual de la piedad esobviamente muy diferente de lo quefue anteriormente. Se ha ganado entransparencia, sobre todo al mejorarlos drapeados. Y se puso de relievela expresión de los sentimientos delos personajes.

180 NOTAS BREVES

fms Cuadernos MARISTAS34

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Dos conjuntos de valiosos recur-sos estarán disponibles, en breve,para los investigadores que estudianla historia fundacional del Instituto. LasCartas del Padre Champagnat y undeterminado número de los Cuader-nos del Hermano Francisco, han sidoescaneados por profesionales y losresultantes se añadirán al programainformático Archivum. Ello permitirá unmayor acceso a los documentos ori-ginales puesto que los investigadoresno tendrán que venir al archivo Ge-neral de Roma para examinarlos.

A través de un amigo y antiguoalumno de los Hermanos de Italia, elarchivista de la Casa General se pusoen contacto con una empresa espe-cializada que utiliza escáneres muy so-fisticados. Esos profesionales pudieronlograr escaneos de una calidad muysuperior a la que se puede lograr conlos escáneres de la Casa General. Elcoste de la operación fue muy mode-rado, teniendo en cuenta el tiempo yel trabajo de los expertos utilizados.

Listado de los escritos del PadreChampagnat que fueron escaneados:series 111, 112, 113, 133, 134, 137, 144.También se escanearon dos Regis-tros de la Toma de Hábito: a) 1829 –1839 y b) 1840-1858.

Se escanearon también los si-guientes Cuadernos del HermanoFrancisco: 301, 302, 303, 304, 305,

306, 307, 308, 309, 310, 311, 312, 313.

La empresa nos proporcionó trestipos de resolución de los escaneos:TIFF: la más alta calidad de escaneo.Estos no se colocarán en Archivum,pero estarán a disposición de los in-vestigadores que requieran un do-cumento escaneado en alta calidadpara su investigación. JPEGWEB: es-caneos de alta calidad y JPEG300,que proporciona una buena calidadde escaneo, suficiente para el exa-men de los documentos.

El proceso de introducción de losescaneos en Archivum es como si-gue: una página de escaneo enJPEGWEB se archiva en Archivum demodo que los investigadores puedenverificar si es el documento que ne-cesitan. Cada página escaneada deldocumento se agrega por separadoen Archivum y en formato JPEG300.Es un proceso laborioso porque al-gunos documentos son muy largos.Algunos de los Registros, por ejem-plo, tienen más de 100 páginas. Seproporcionará también una trans-cripción de cada documento en for-mato pdf. Cada documento consti-tuye un único registro de Archivum.

En un futuro próximo se seguiránescaneando otros documentos ori-ginales. Los lectores de CuadernosMaristas serán informados de la mar-cha de este importante proyecto.

NOTAS BREVES 181

NUEVOS RECURSOS DEL ARCHIVO GENERAL

H. Colin Chalmers

mayo2016

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Con el fallecimiento en Sídney delhermano Frederick McMahon, el 29de septiembre del año pasado, elmundo marista dijo su adiós a al-guien que no solamente había hechouna contribución muy valiosa enbecas maristas durante tres déca-das, sino que hizo asequible a unaamplia audiencia las riquezas de lahistoria marista. Los libros y artículosescritos por el hermano Frederickcontinuarán en el futuro, durantemucho tiempo, informando y for-mando a los maristas.

El Hermano Frederick inició suformación marista en 1947 en Mitta-gong donde hizo su juniorado y novi-ciado. Profesó el 2 de julio de 1950.Empleó sus 25 años siguientes en laenseñanza, administración y estudioa tiempo parcial, incluyendo doceaños como director de tres escuelassecundarias y como superior de co-munidad. En la Universidad de Síd-ney obtuvo su licenciatura y maestríaen inglés e historia – sus materias deenseñanza – y certificados de pos-tgrado en teología y espiritualidadpor la Catholic Theological Union.Amaba la enseñanza y se reconocíala maestría de su trabajo. Tambiénfue reconocido como administradoraltamente competente. Hizo su se-gundo noviciado en Fribourg, Suiza,en 1970. En la siguiente fase de su

vida, el hermano Frederick desem-peñó un papel importante en el lide-razgo de la Provincia, comoconsejero provincial y como ecó-nomo provincial.

La tercera fase de su vida co-menzó en 1985 al ser destinado a laCasa general para investigar y escri-bir sobre los orígenes maristas. Muypronto publicó su primer libro, Mentefuerte, corazón suave, – una brevebiografía de Marcelino Champagnat,que extrajo del largo trabajo del her-mano Stephen Farrell (Achievementfrom the Depths) y del hermano PaulSester sobre las Cartas del Fundador.Poco después, se publicó un segun-do trabajo de gran valor: un estudiocomparativo de las vidas de los cua-tro Fundadores maristas: Jean-Clau-de Colin, Jeanne-Marie Chavoin, Mar-celino Champagnat y Françoise Pe-rroton. En sus escritos, el HermanoFrederick, siempre tenía en mente asus lectores y escribía de manera quela lectura les resultase interesante yútil. Un ejemplo de ello es la guía quepreparó para los peregrinos al “Paísde Champagnat”, una guía que se si-gue utilizando hoy en día. Escribióguías similares para Roma, la Basílicade San Pedro y varios recorridos a piepor la ciudad eterna. Cuando regre-só a Australia continuaron su investi-gación, sus escritos y su enseñanza

IN MEMORIAM 183

I N M E M O R I A M

HERMANO FREDÉRICK MCMAHON (1928-2015)

H. Michael Green

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sobre Marcelino y el período de la fun-dación. Colaboró frecuentemente enCuadernos Maristas. Su último libro,publicado en 2011, Abundancia del co-razón, fue un texto de introducción alas cartas del fundador.

El Hermano Frederick McMahonfue un maravilloso compañero de

sus hermanos, un gran amigo paramuchos, un hombre ingenioso y debuen humor, un erudito y un amantede la literatura inglesa, un hermanomarista de fe profunda y corazóngeneroso. El título que dio a su pri-mer libro sobre el Fundador, unhombre de “mente fuerte y corazónsuave” le describía perfectamente.

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fms Cuadernos MARISTAS34

Tomado del panegírico que pronunció el Hermano Desmond Murphy en la misa de acción de gracias por la vida del Hermano Frederick en St Joseph’s College,

Hunters Hill, el día 6 de octubre de 2015

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