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Antropología Teológica Otilio Herrera FLECHA, José-Román, «Culpabilidad y pecado», en Conceptos fundamentales de ética teológica, Madrid, 1992, pp. 367-399. El autor distingue entre la culpa y el pecado, sostiene que hay una gran diferencia. La culpa, dice es un paralizador de conciencias. Para hablar de pecado, tendríamos que abordarlo desde un enfoque de diálogo con las ciencias humanas, por un lado, y desde el retorno a las fuentes, por el otro. De esto modo, se podrá “repensar esta categoría inevitable de la reflexión moral, de forma que también esa reflexión ética pueda resultar a un tiempo creíble y evangelizadora” (p. 368) Ausencia de pecado El pecado en la existencia es un desajuste doloroso y tiene una concepción pre-religiosa, pre-moral aunque todo se complica cuando entra Dios al discurso. De tanto se utilizó esta categoría para adiestrar conciencias, se dice ahora que el mundo “perdió la conciencia de pecado”, pero el autor sostiene que afirmar esto es complejo y ambiguo. Nos da una serie de categorías a considerar: Desde la insolidaridad, hemos perdido la sensibilidad de los frutos del desajuste económico y abdicamos nuestra responsabilidad. Desde la neurosis, la angustia vital termina por generar el absurdo del pecado, y podemos apoyarnos en la psicología, pero ésta no da soluciones aunque arroja luz. Desde la enfermedad, se considera el pecado como una adicción, y esto ayudaría a mirar lo complejo de esta categoría. Desde la grosería, pecado es lo mal visto. Concluye el autor que después de analizar estas categorías, la teología no queda eximida de su deber reflexivo. Presencia de pecado La noción de pecado persiste en la conciencia occidental pues hay una referencia ética del actuar. Vemos el pecado como mancha, según la cual el pecado se adhiere a las cosas, personas, u objetos que portamos. Según esta visión, bien y mal es independiente de la voluntad del hombre. Por otro lado, el pecado puede ser visto como desobediencia contra las normas establece una heteronomía. Esta visión se centra en las formas legalistas y elogia su cumplimiento, eso me hace bueno y no la Bondad. Además, visto como anatema, excluye al infractor del grupo porque su ofensa fue conocida. En esta visión

Flecha: Definición de pecado

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Resumen del texto de Flecha: culpabilidad y pecado, conceptos fundamentales de ética, pp. 367-399

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Antropologa TeolgicaFlecha, culpabilidad y pecado

FLECHA, Jos-Romn, Culpabilidad y pecado, en Conceptos fundamentales de tica teolgica, Madrid, 1992, pp. 367-399.

El autor distingue entre la culpa y el pecado, sostiene que hay una gran diferencia. La culpa, dice es un paralizador de conciencias. Para hablar de pecado, tendramos que abordarlo desde un enfoque de dilogo con las ciencias humanas, por un lado, y desde el retorno a las fuentes, por el otro. De esto modo, se podr repensar esta categora inevitable de la reflexin moral, de forma que tambin esa reflexin tica pueda resultar a un tiempo creble y evangelizadora (p. 368)Ausencia de pecadoEl pecado en la existencia es un desajuste doloroso y tiene una concepcin pre-religiosa, pre-moral aunque todo se complica cuando entra Dios al discurso. De tanto se utiliz esta categora para adiestrar conciencias, se dice ahora que el mundo perdi la conciencia de pecado, pero el autor sostiene que afirmar esto es complejo y ambiguo. Nos da una serie de categoras a considerar: Desde la insolidaridad, hemos perdido la sensibilidad de los frutos del desajuste econmico y abdicamos nuestra responsabilidad. Desde la neurosis, la angustia vital termina por generar el absurdo del pecado, y podemos apoyarnos en la psicologa, pero sta no da soluciones aunque arroja luz. Desde la enfermedad, se considera el pecado como una adiccin, y esto ayudara a mirar lo complejo de esta categora. Desde la grosera, pecado es lo mal visto. Concluye el autor que despus de analizar estas categoras, la teologa no queda eximida de su deber reflexivo. Presencia de pecadoLa nocin de pecado persiste en la conciencia occidental pues hay una referencia tica del actuar. Vemos el pecado como mancha, segn la cual el pecado se adhiere a las cosas, personas, u objetos que portamos. Segn esta visin, bien y mal es independiente de la voluntad del hombre. Por otro lado, el pecado puede ser visto como desobediencia contra las normas establece una heteronoma. Esta visin se centra en las formas legalistas y elogia su cumplimiento, eso me hace bueno y no la Bondad. Adems, visto como anatema, excluye al infractor del grupo porque su ofensa fue conocida. En esta visin se pierde la seguridad de actuar porque hay miedo de quedar avergonzado. Finalmente, visto como irresponsabilidad, se fragmenta, se diluye porque es colectiva. As prescindimos de la responsabilidad clnica y de la responsabilidad individual. Redencin del pecadoEl autor nos dice que no es la conciencia de culpa la que se fabrica un Dios salvador [sino] la certeza de la bondad de Dios la que hace surgir la conciencia religiosa de pecado [como] inadecuacin a la Santidad de Dios, una lejana opcional, terca y desafiante respecto a Dios. (pp. 376-377) Al definirlo, dice que el pecado es en el fondo una decisin de construir la propia vida desde el sueo de una autonoma suficiente y sorda. (p. 377) Hace un anlisis de ambos testamentos para mostrar la terminologa de pecado. Antropologa TeolgicaOtilio HerreraEl autor contrapone a Dios, fiel para siempre, y el hombre desgraciado/ingrato o el pueblo infiel. En el Antiguo Testamento, lo que aparta de Dios es la impiedad, la desobediencia, la injusticia y la insensatez. El pecado es percibido como desvo del camino,

rebelin contra la voluntad suprema, un delito o violacin, una perfidia, locura, mentira, maldad, insensatez. Todo esto se resuelve en una necedad que deshumaniza. En el mbito veterotestamentario hay una serie de paradigmas de pecado. Primordial, una decisin que frustra el plan armonioso de Dios. Torre de babel, engreimiento ante Dios, extraamiento ante los hombres. Becerro de oro, modifica las relaciones del hombre con las cosas. La idolatra es sustituir a Dios por cosas, abdicando a la esperanza. El autor concluye diciendo que hay una conciencia mgica manifiesta; los profetas buscan justicia y misericordia, se mira que el pecado no es privativo de Israel. En medio de todo esto, hay una esperanza. Dentro del Nuevo Testamento, el Bautista habla de pecado para hablar de salvacin. Se utilizan varias palabras para hablar de pecado: Hamarta, en conexin con el perdn, como una tragedia que es vivir lejos de Dios, la accin de Jess es cargar con el pecado. Adika, segn el AT entre los hombres. Tambin como una deuda, pero que el amor rebasa. Y poco es usado Parbasis. Jess est abierto y en busca de los pecadores y enfermos para ofrecer la salvacin gratuita que viene de Dios. El NT presenta un nuevo concepto de pecado: como una exigencia interior, sean misericordiosos como su Padre es misericordioso, dir Jess. Todo se traduce en Amor a Dios y al prjimo. El pecado ser, entonces, incredulidad en Jesucristo, un rechazo a los pobres, y no siempre refleja las desgracias intrahistricas. Pablo, por su parte, se interesa por la gran novedad de la reconciliacin operada por Jesucristo. En su analoga del nuevo adn, afirma que al principio todos ramos pecadores, la ley era una seguridad, pero la abandon porque hall la justicia ganada por la entrega de Cristo. No obstante, hay conductas que l sanciona como pecado, estas conductas rompen nuestra relacin con Dios, con los otros hombres y con nosotros mismos. Son idolatras, insolidaridad y rechazo a la Gratuidad infinita de Dios. Reflexin cristiana sobre el pecadoComienza el autor apuntando principalmente a San Agustn y ofreciendo dos concepciones complementarias: dictum factum concupitum versus aeternam legem y aversin deliberadamente ejecutada al bien inmutable y la conversin a los bienes mudables. El pecado original se entiende as como una procesualidad dinmica, como una disposicin continuada y progresiva de la libertad contra la oferta gratuita de salvacin. Tambin como obscurecimiento de la imagen de Dios en el hombre por una perturbacin de la estructura psquica, una parlisis en el proceso humanizante. Es una Distancialidad comparativa, es decir, un alejamiento de Dios y una contradiccin con el destino del hombre. Adems, es un enclaustramiento en s mismo. El pecado es efecto de la decisin personal tanto en la libertad ajena, en la marcha de la historia y en el bloqueo de la cristificacin del mundo. Esto le da al pecado tambin un efecto histrico de una decisin sobrenatural de rechazo. Finalmente, el pecado es afeccin de la estructura volitiva como una continua disposicin negativa hacia Dios. Considerando todo esto, el autor concluye que la tica no se aparta de la Soteriologa. El pecado es tambin frustracin del ser humano, para quienes lo miran como una liberacin de la opresin paterna, el autor responde que al pecar nos daamos nosotros, rompemos con el triple ideal del Seoro, la Fraternidad, y la Filialidad y nos envenenamos. As, nuestro pecado daa al mundo y la Iglesia. El Concilio Vaticano II habla de un abuso de nuestra libertad para alcanzar el propio fin al margen de Dios, pero est visto que el pecado rebaja al hombre, impidindole alcanzar su plenitud. De esto, se deriva la esclavitud comn, el pecado social o comunitario. El autor tambin aborda la situacin de los pecados graves y leves. Dice que esta distincin es una respuesta a las necesidades pastorales, surge de una interpretacin del texto de 1Jn 5,16; pero afirma que slo Dios dir y que el criterio aparece claro: el pecado es contra la caridad, contra el plan de Dios, y por ello seremos juzgados, sobre el cmo, slo Dios sabe.Cuando hablamos sobre pecado personal y estructural, muchas veces vemos el pecado segn un reduccionismo moralista de culpabilidad, responsabilidad y libertad, segn los actos cometidos u omitidos. Pero, si vemos mejor, el pecado se refiere mejor a las actitudes que brotan en el marco de una serie de estructuras de pecado. stas son mecanismos originados por la voluntad humana que escapan ya la misma, tienen efecto sobre la realidad social y se rigen por un afn de ganancia sea de dinero, poder o ambos que convierte la voluntad humana en absoluta contra la voluntad de Dios. Las instituciones y grupos sociales son los sujetos de tales actitudes pecaminosas. El pecado colinda con la concupiscencia que viene del pecado y a l se inclina. Sin embargo, el autor concluye que la conciencia de pecado vista as, lleva al empeo por el bien comn. En el ltimo apartado del texto, pecado y esperanza, se cierra la tesis principal del texto. El pecado no tiene maana, su maana es la salvacin. Esa es la revelacin de esperanza paciencia y compromiso siempre itinerante, en funcin de la escatologa: hacer presente el Reino; y que nace de la compasin por el hombre. PAGE 3