Flagelo de La Corrupcion

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    Liberabit. Revista de Psicología

    ISSN: 1729-4827

    [email protected]

    Universidad de San Martín de Porres

    Perú

    Salgado Lévano, Cecilia

    El flagelo de la corrupción: conceptualizaciones teóricas y alternativas de solución

    Liberabit. Revista de Psicología, núm. 10, 2004, pp. 27-40

    Universidad de San Martín de Porres

    Lima, Perú

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=68601005

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     EL FLAGELO DE LA CORRUPCIÓN:CONCEPTUALIZACIONES TEÓRICAS Y 

     ALTERNATIVAS DE SOLUCIÓN

    Cecilia Salgado Lévano*

    RESUMEN

     El presente trabajo se plantea como primer objetivo brindar una breve revisión sobre las conceptualizaciones teóricas básicas dela corrupción. El segundo objetivo está dirigido a abordar cuáles son los aspectos metodológicos y estratégicos que se puedenimplementar para su control.

     Y como tercer objetivo se busca brindar algunos elementos de juicio que se constituyan en herramientas que posibiliten laimplementación de futuros planes de acción, para lo cual se sugiere un Plan Nacional de lucha contra la Corrupción que con-temple (1) Aspectos legales y jurídicos, (2) Creación de un entorno ético (en la familia, la escuela, el trabajo y los medios decomunicación) y (3) Participación de la sociedad civil; que puedan servir de base para la ejecución de un abordaje integral con-tra este grave flagelo que sacude la humanidad.Palabras Claves: Corrupción, Etica, Control

     ABSTRACT

    The present work it is considered as the first objective to offer a brief review on the theorical basic conceptualizations of thecorruption. The second objective is directed to approach which are the methodological and strategic aspects that can be imple-mented for its control. And the third objective is to offer some facts that constituted tools that make possible the implementation of future actionplans, for which is suggested a National Plan of struggle against corruption which should contemplate (1) Legal and juridicalaspects, (2) The creation of an ethical environment (in the family, the school, the work and the mass media) and (3) The parti-cipation of the civil society, that could be used as a base for the execution of an integral boarding against this serious scourgethat shakes the humanity.Key Words: Corruption, Ethics, Control.

    INTRODUCCIÓN:

    La corrupción se constituye hoy en día, en uno de losmás serios problemas sociales que no conoce diferen-

    cias sociales, económicas, políticas, culturales, étni-cas, capaz de haber traspasado todas las fronteras, has-ta constituirse en un grave flagelo mundial.

    Como bien señala Olivera (2004) hay casos de co-rrupción en países del tercer mundo y del primermundo, en naciones ricas y en naciones pobres, consociedades estructuradas o desestructuradas. El pro-blema se agrava cada día más, porque las modalidades

    de la corrupción son diversas y se multiplican, ade-más de las ya reconocidas en los Códigos Penales(Enriquecimiento Ilícito, Peculado, entre otros), sur-

    gen modalidades nuevas asociadas al avance del cri-men organizado, los avances tecnológicos y la globa-lización. Unido a ello, la corrupción no se queda a ni-

     vel de los Gobiernos y áreas de poder visible, sinoque está llegando a las organizaciones y colectivida-des sociales, es decir instituciones tutelares de la so-ciedad, entidades empresariales y financieras, asocia-ciones de todo tipo (educativas, deportivas, etc).

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    Sin embargo, podríamos preguntarnos qué es co-

    rrupción. Al respecto, el Banco Mundial y el FondoMonetario Internacional la definen como el abusodel cargo público para la obtención de ganancias pri-

     vadas. Sin embargo, esta definición carece de unapieza básica del mecanismo de la corrupción: el abu-so del cargo público se realiza a favor o en contra dealguien. (Citado por Peyrolón, 2004).

     En términos societales, la corrupción va más allá, tal y como lo propone Medinaceli (2002) no respetaruna señal de tránsito, no pagar la entrada a una fiesta,recibir dinero para "agilizar" un trámite, no respetaruna "fila", son actos de corrupción que sólo se dife-

    rencian por el costo social que ocasionan.

    Por ello, creemos que una definición más completaes la que plantea Olivera (2004) entendida como unaacción social ilícita o ilegítima encubierta y delibera-da con arreglo a intereses particulares, realizada víacualquier cuota de poder en espacios normativos ins-titucionalizados y estructurados, afectando deberesde función, intereses colectivos y/o la moral social.

    Se debe señalar que cuando el incremento de la co-rrupción sobrepasa ciertos niveles críticos, se agu-diza el nivel conflictivo y aumenta la probabilidadde que el orden social se vea subvertido mediantegolpes de estado o revoluciones. Por ejemplo, lacorrupción de los Borbones, los Romanoff y ladinastía Manchú, creó condiciones favorables paralas revoluciones francesa, rusa y china, respectiva-mente. Así pues la acumulación de actos corruptosaumenta la probabilidad de aparición de actos sub-

     versivos (Citado por Gonzáles, 1999).

    Particularmente en América Latina nos enfrentamosante un problema de larga data, que estuvo oculto bajolas redes de impunidad, terror y mentira tejidas por las

     viejas tiranías o por las dictaduras de las décadas de losaños 70, 80 y 90. Actualmente muchos países se vensacudidos por numerosos casos de corrupción quesalen a la luz pública, demostrando la experiencia queésta se produce independientemente de la ideología delpartido que gobierne o del sistema político particular:democracia, monarquía, república, estado federal, entreotros. (Citado por Caplansky, 2001).

    Se puede considerar la corrupción de los gobernantes

    como producto de un estado alterado de concienciaque se produce en el ejercicio del poder. En este es-tado, el o las personas pierden las perspectivas básicasde su gestión. Se produce un fenómeno regresivoque adquiere las formas de una voracidad desborda-da. La discriminación entre poder y omnipotencia sediluye, alejándose las posibilidades del sostén de larazón (Citado por Morales, 2001).

     En nuestro país se constata que la corrupción tieneuna larga historia, por ello algunos hombresreconocidos, han exclamado frases como por ejem-plo el ex presidente Riva Agüero que afirmaba "En

    el Perú lo que no da asco, da risa". Más tarde laindignación de González Prada estallaría en aque-llo de que "En el Perú donde se pone el dedo saltala pus", y más recientemente, halla su colofón en lafrase de Pablo Macera "El Perú es unburdel"(Citado por González, 1999).

    Lo más grave es que en el Perú, la corrupción nosólo denota una ausencia de sentido de nación,sino que progresivamente pone en riesgo la viabi-lidad del país. Sin lugar a dudas, la corrupciónempobrece a la nación, la debilita en tanto proyec-to y la empobrece materialmente haciendo máspobres a los pobres (INA, 2001).

    Particularmente, en los últimos años, nuestranación ha sido golpeada por una de sus más fuertesolas de corrupción que ha reflejado inequívocamen-te una profunda quiebra de los principios éticos. Sibien es cierto, esta situación no es nueva, tal comolo sostienen diversos científicos sociales, si involu-cra niveles antes nunca visto, especialmente en losque ocupan los puestos del más alto nivel en la vidade una nación, como son Congresistas, Ministros de

     Estado, Miembros del Poder Judici al, Jurado

    Nacional de Elecciones, Ministerio Público,Miembros de las Fuerzas Armas y Miembros de lasFuerzas Policiales, entre otros.

    Por ejemplo, de acuerdo a los resultados obtenidosen la Segunda Encuesta Nacional de Corrupción -2004- se halló que para la población, las institucio-nes encargadas de luchar contra la corrupción sonel Poder Judicial, la policía, el Congreso y el

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    Gobierno Central. Paradójicamente, también con-

    sidera que las instituciones con mayores problemasde corrupción son las que deberían luchar contraella, es decir, los que deberían estar a la vanguardiade una actitud ética y transparente están siendo másbien afectados profundamente por esta lacra social(Citado por Ugaz, 2004).

    Como muy bien señala Rodríguez (1999) toda estono deja de ser un panorama desolador. Cuando lospueblos, las personas, dejan de confiar en el sistema,crece el sentimiento de impotencia frente a éste y co-mienzan a florecer todos los síndromes asociadoscon la desesperanza. De esta manera el entramado

    social comienza a resquebrajarse y se llega a poner demoda el tristemente célebre "sálvese quien pueda",fórmula infeliz que se refiere a la pérdida de la soli-daridad social y su reemplazo por el reinado del ego-ísmo individualista.

    Según Rodríguez (1999) no es prudente desaten-der las diferentes formas de impunidad, ya que lospueblos latinoamericanos, como otros del mundo,están siendo acosados por un estado de indefen-sión, en lo que se refiere a su seguridad. La impu-nidad que se produce por los casos de corrupciónes la que hiere a la sensibilidad colectiva y facilitala aparición de un imaginario social en donde "todoestá permitido", ya que si los que roban millonesde dólares no son inculpados, ¿Por qué razón yono me puedo llevar unas hojas de papel de la ofici-na a mi casa para que las usen mis hijos?.

    Osorio (1992) señala que esta peligrosa forma de im-punidad viene dada, por aquellos casos en que, sien-do conocidos los autores, no se les persigue por razo-nes de orden político, siempre abusivas y propias de

     Estados en que la libertad ha sido cercenada, la pren-sa amordazada, los tribunales prostituidos y el poder

    entregado en manos de una minoría sostenida por lacoacción, el miedo y la cobardía general" (Citado porRodríguez, 1999).

    Lo más grave, es que se va constituyendo un senti-miento de desesperanza generalizada que cruza todoslos niveles y todas las personas, sentimientos no sólopropios de nuestras realidades, sino que empiezan acaracterizar a otras naciones. Por ejemplo, de acuerdo

    a Transparencia Internacional (2003) en una nueva

    encuesta de opinión pública se halló que en 33 de 47países de todos los continentes, se mencionó a lospartidos políticos como la institución en la cual losciudadanos querrían eliminar la corrupción en pri-mer término.

     Al respecto, creemos que ello ocurre, porque los par-tidos políticos planean acciones económicas, sociales

     y políticas que no conciertan la pluralidad nacional,que no logran involucrar como co-partícipes a losciudadanos en general, por ende sus planteamientostienen poca vida y poca proyección nacional por la es-casa representación de las mayorías. Por lo tanto, só-

    lo un profundo movimiento de integración nacional,que signifique renuncias de tiendas políticas, renun-cias de aspiraciones grupales, interpretación de lasesencias del ser Nacional, podrá lograr que se concre-ten verdaderos Proyectos Nacionales.

    Sabemos que el Proyecto Nacional reviste la mayorde las importancias en la vida de un país, más aún siexiste una crisis permanente y la ausencia de unaidentidad nacional, como ocurre en el Perú. Deacuerdo a Morales (1984) el Proyecto Nacional deberesponder a las preguntas ¿Qué queremos ser?,¿Adónde vamos como País?. Para poder descubrirlotenemos que apoyarnos en las respuestas a las pre-guntas ¿Qué hemos sido?, ¿De dónde venimos?,¿Qué somos? y ¿Qué estamos siendo?.(Citado porSalgado, 2000).

     Ahora bien, como podríamos construir el ansiadoProyecto Nacional, si precisamente nos hundimos enuna vorágine de desintegración, de corrupción, deindividualismos ansiados de obtener más y más poder.Tal y como lo plantea Aroca (2004) no se puede pre-tender una óptima relación del ciudadano común conlas reglas institucionales si aquel se encuentra fuera o

    se siente fuera de los propósitos de la sociedad.

     Así pues, de acuerdo a González (1999) una de lascausas de la corrupción es la ausencia de un pro-

     yecto nacional y de lealtad del ciudadano hacia unasociedad organizada, por lo que urge cancelar estaspautas de conducta que constituyen los "costos es-condidos" que sabotean cualquier proyecto de de-sarrollo nacional.

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    Particularmente, en nuestro país la función pública se

    ha utilizado para la satisfacción de intereses particula-res que afectan los deberes de función, los interesescolectivos y la moral social. A su vez, la cultura admi-nistrativa ha sido erosionada por sucesivos gobiernos.La instrumentalización política de las principales ins-tituciones públicas, agravada por la falta de institucio-nalización de una carrera administrativa, las bajas y /oarbitrarias y desiguales remuneraciones, el inadecua-do sistema de captación de personal y la ausencia deun sistema de recompensas y méritos acorde con eldesempeño honesto y eficiente, han originado unaprofunda desmotivación y desmoralización entre losfuncionarios públicos (INA, 2001).

    Fácilmente se puede constatar la violencia moral su-frida por la nación como producto de la corrupciónorganizada desde el corazón mismo del poder del

     Estado. El daño ocasionado a la moral pública ha si-do enorme, y trasciende el destino de varias genera-ciones. En la esfera pública, la corrupción ha produ-cido una desconfianza generalizada frente a las ins-tituciones estatales. Esta ausencia de credibilidad so-cial es uno de los costos más graves de la corrup-ción, porque quebranta la relación entre el ciudada-no y el Estado, y privatiza la vida pública. El indivi-duo o el grupo social toma en sus manos las funcio-nes delegadas en el poder público en el momento enque desconfía de la imparcialidad de las institucio-nes estatales. Asimismo aparecen sectores socialesprofundamente cuestionados por su comporta-miento en el espacio público, como la clase política,ciertos estamentos militares y policiales, algunosgremios empresariales y algunos medios de comu-nicación social (INA, 2001).

    Podríamos preguntarnos por qué en las últimas déca-das ha avanzado tanto la práctica de la corrupción ennuestro país. Al respecto el INA (2001) propone una

    serie de razones. En primer lugar, la creciente per-meabilidad en extendidos sectores de la población,que la consideran como una conducta "natural" en eluso de las cuotas de poder dentro del Estado y en la

     vida cotidiana.

     En segundo lugar, el sistema de creencias morales y dehábitos de conducta se ha resquebrajado, trastocandolos roles sociales. Las sensibilidades frente a la corrup-

    ción han oscilado entre la complacencia, la tolerancia y 

    la resignación en gruesos sectores de la población. Nohay hábitos y costumbres de honestidad suficiente-mente asentados y la ley no representa para la ciudada-nía la objetivación de valores sociales aceptados.

     En tercer lugar, el utilitarismo exacerbado, aunado alculto de la viveza, ha generado un fuerte debilita-miento del sentido de lo público y ha conducido auna perspectiva que privatiza el espacio y la funciónpública. Ello explica la falta de compromiso con unaética pública inspirada en valores ciudadanos.

     En cuarto lugar, es preciso considerar, que la corrup-

    ción generalizada se inserta de un lado, en un proce-so de movilidad social a cualquier costo, sin sanciónmoral, y de otro, en la complicidad de un importan-te sector de la clase dirigente.

     En quinto lugar, se constata, que la política de entre-tenimiento de los medios de comunicación ha dejadode lado consideraciones éticas sobre los contenidosofrecidos a la ciudadanía, y ésta ha retroalimentadocon su pasividad e inercia dicha situación.

     En sexto lugar, en la esfera política se percibe el di- vorcio entre la ética y la gestión pública. La acciónpolítica fija sus propios fines que debe perseguir acualquier precio. La crisis y devaluación de los parti-dos políticos ha contribuido a forjar una construc-ción social que disocia la política de la ética. El poderno se comprende como un medio de servicio.

    Por todo lo expuesto, queda claro que en un mediodonde prima la corrupción, como muy bien lo plan-tean Salama & Valier (1995) la búsqueda de enrique-cimiento personal hace saltar en mil pedazos la cohe-sión del país, sumergiéndolo en un caos de violencia

     y pobreza.

     Así pues, se puede considerar a la corrupción comoaquella que socava la legitimidad de las institucionespúblicas, atenta contra la sociedad, el orden moral y la justicia, así como contra el desarrollo integral deuna nación (Citado por Noli, 2004).

    La supuesta "normalidad" de esta situación es grave, ya que como se refleja en la Segunda Encuesta Na-

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    cional sobre Corrupción (2004) llevada a cabo en

    nuestro país, dos de cada tres peruanos entiende queel problema de la corrupción es grave, pero cada vezmás tolerable. Lo preocupante pues es que la corrup-ción empieza a tener índices altos de aceptación (Ci-tado por Gutiérrez, 2004).

    De acuerdo a Ugaz (2004) la revelación más impor-tante de dicha Encuesta Nacional es que la corrup-ción en el Perú no es un problema de buenos o ma-los funcionarios, ni solamente de organizaciones cri-minales, sino que tiene que ver con la cultura delpaís, al punto que ni siquiera se percibe que muchosactos son corruptos. No de otra manera, se explica

    que el 76% de la población mantenga y una actitud detolerancia frente a la corrupción.

     En tanto no seamos capaces de disminuir radical-mente este grave problema, seguirá anulado la con-fianza y credibilidad en las instituciones que tienenque ver con las riendas de nuestra nación, la des-confianza entre nosotros mismos, la desesperanzasistemática, la "viveza criolla", la quiebra y el irres-peto a los principios éticos y morales en todas lasdirecciones, desde el que ostenta más poder hasta elque no lo tiene.

    Después de haber revisado brevemente algunas con-ceptualizaciones teóricas básicas sobre la corrupción,es importante en segundo lugar, abordar cuáles sonlos aspectos metodológicos y estratégicos que se pue-den implementar para su control.

    Para desarrollar este punto, nos basaremos en Suárez(2001) quien refiere que la corrupción es un fenóme-no del que se aborda mucho, se publica en los mediosperiodísticos otro tanto, pero se posee muy poco co-nocimiento sistemático, confiable, válido y relevantepara la acción eficaz, tanto en el corto, como en el

    mediano o largo plazo.

    Una política que pretenda ser realmente global, in-tegradora y eficaz, deberá plantearse transforma-ciones en el plano socio-cultural, intentando mo-dificar valores, normas, actitudes, comportamien-tos, tramas de relaciones y estructuras que signifi-cará la necesidad de conocimientos, en una serie deplanos de los más variados.

    La elaboración de políticas de minimización de la co-

    rrupción puede seguir criterios diferentes. Sin em-bargo, es posible destacar dos ejes conceptuales im-portantes. El primero, se refiere al grado de informa-ción disponible sobre la realidad a transformar. El se-gundo, el grado de desarrollo de los marcos referen-ciales, en función de los cuales la realidad puede in-terpretarse. Suponiendo dicotomizables en valorespolares cada uno de los dos ejes mencionados, es po-sible detectar cuatro situaciones, a saber:

    La situación 1 es la que podría denominarse ideal pa-ra la elaboración de políticas como la propuesta en lamedida en que conjuga un alto grado de elaboración

    del marco referencial como también de una alta cali-dad de la información disponible, tanto en confiabi-lidad como en relevancia. Estas situaciones son pocofrecuentes, dado el incipiente avance que se ha reali-zado sobre la corrupción.

    Hay en cambio, a veces, situaciones parecidas a lasdesignadas por el número 3, es decir donde existe unalto grado de desarrollo de los marcos referencialespor sobre el bajo grado de información disponibleacerca de la realidad. En muchas circunstancias, si-tuaciones de este tipo sólo pretenden hacer uso demarcos referenciales en forma casi independiente dela realidad circundante, respecto a la que se posee unescaso grado de información. Generalmente, estasexperiencias se caracterizan por un alto grado deacontextuación y falta de adaptación del marco refe-rencial a la realidad que pretenden interpretar.

    De la misma manera, es factible detectar situacionesdel tipo 2 que, careciendo de un marco referencialadecuado para interpretar la realidad, sólo intentancentrar un pretendido diagnóstico en la acumulaciónde "toda" la información disponible, acumulandomontañas de datos que no se interrelacionan entre sí.

    Sin embargo, la más frecuente es la situación tipo 4,es decir que el grado de información disponible esbajo y también existe un marco referencial de pocodesarrollo teórico.

    Precisamente, teniendo en cuenta que es ésta la más fre-cuente, Suárez (2001) propone una modalidad operativaque consiste en la elaboración de políticas de lucha con-

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    tra la corrupción basadas sobre la experiencia acumulada

    en la construcción del marco referencial previo, en desa-rrollo y con un cierto conocimiento de la realidad. Dichaexperiencia, permite detectar situaciones problemáticasy anunciar ciertas propuestas de políticas de minimizaciónde la situación bajo consideración y de fortalecimientode la base solidaria y honesta de la sociedad.

     Esta mecánica favorece el impulso de ciertas accionesinmediatas en el terreno operativo; la justificación dedichas acciones se halla relativamente fundamentadaen hechos evidentes, detectados como situacionesproblemáticas. Al mismo tiempo y mientras la reali-dad se va transformando, reordenando y reorientan-

    do, es posible desarrollar acciones tendientes a laconstrucción de indicadores a fin de profundizar elestudio, realimentar la formulación de políticas defortalecimiento social y reformular y precisar el mar-co referencial del encuadre.

    También resulta valioso incorporar al modelo otrasexperiencias ya realizadas, sobre todo en el caso deaquellos países que poseen una fuerte tradición en elcontrol de la corrupción. Así mismo, dado que la co-rrupción no es un concepto unidimensional sino porel contrario es altamente multidimensional, es con-

     veniente explorar sus diferentes manifestaciones endiferentes esferas institucionales donde apareceránsituaciones que le dan peculiaridades.

    Teniendo en cuenta su especificidad institucional y na-cional y su multidimensionalidad es que se estima de lamayor importancia incorporar la idea de configuracio-nes diferenciadas que podrían dar lugar a la construc-ción de perfiles de corrupción; elemento fundamentalpara diseñar programas adecuados para controlar cadatipo o perfil de corrupción y no caer en la trampa de losprogramas indiferenciados de escasa eficacia.

    La estrategia de acuerdo a Suárez (2001) podría sercomenzar por lograr una comprensión lo más rele-

     vante posible del fenómeno e identificar sus dimen-siones más significativas. Para ello sería convenienterealizar varios estudios de casos en distintas esferasinstitucionales. Estos estudios no sólo deberían bus-car mayor precisión conceptual, sino lograr captarcuales son los tipos de los actores institucionales más

     vulnerables, sus lógicas de acción, las coaliciones más

    probables. Actores en este contexto son los que pro-

    ducen la corrupción, los que la padecen pasivamente,los que la denuncian y los que tratan de impedir suconocimiento, cualquiera fuera su motivación.

     En tercer lugar, después de haber revisado las princi-pales consideraciones metodológicas que se deben te-ner presente al elaborar medidas de lucha contra lacorrupción, creemos que es importante y enriquece-dor brindar algunos elementos de juicio que se cons-tituyan en herramientas que ayuden a la implemen-tación de futuros planes de acción.

    Consideramos que en la medida que se analicen y se

    confronten con nuestra propia realidad y con las rea-lidades de otros países, los investigadores interesadospodrán plantear alternativas de solución que puedanservir de base para la ejecución de un abordaje inte-gral de lucha contra la corrupción.

     En tal sentido, de acuerdo a la revisión de la literatu-ra científica, se asume como de vital importancia quecada país implemente un Plan Nacional de Luchacontra la Corrupción, que aborde este grave proble-ma de manera integrada y no aislada.

    Tal como lo postula Olivera (2004) una propuesta delucha contra la corrupción que plantee con una basecientífico-social, reales políticas anti-corrupción, im-plica entre otros aspectos, la formulación de planesnacionales anticorrupción.

    Por su lado, el INA (2001) propone tener en cuentacuatro requisitos fundamentales y cuatro lineamien-tos centrales para su elaboración:

     El rechazo a la impunidadLa construcción de una alianza político-socialcontra la corrupción a largo plazo basada en laarticulación de intereses

     El fortalecimiento del liderazgo público y priva-do mediante la construcción de la voluntad po-lítica

     Establecimiento de un coto a la corrupción sis-temática.

     A su vez propone como lineamientos: Institucionali-zar la lucha contra la corrupción, fortalecer la éticapública, fomentar la transparencia y el rendimiento

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    de cuentas e impulsar la vigilancia ciudadana. Sin

    embargo, se debe tener en cuenta que, aplicada porseparado, ninguna de las recomendaciones dadas enlos lineamientos podrá llevarnos a los resultados aque aspiramos, por tanto, es necesario responder demanera integral al problema de la corrupción.

    De este modo, el INA (2001) plantea la creación de unainstitución autónoma encargada de la tarea especializa-da de promover y supervisar la lucha contra la corrup-ción, que esté facultado para (a)Formular anualmentelas políticas preventivas anticorrupción, señalando losaspectos prioritarios de las mismas que orienten el siste-ma educativo y la colaboración debida de los medios de

    comunicación social en la formación cultural, moral y democrática de la ciudadanía y (b)Elaborar el plan deacción anual de lucha contra la corrupción a ser desarro-llado por la administración del Estado con la colabora-ción y vigilancia de la sociedad civil, destinado a fortale-cer los mecanismos para prevenir, detectar, sancionar y erradicar la corrupción, entre otras funciones.

     Ardouin et.al. (2000) afirman que una campaña paramejorar el ejercicio del poder debe complementar elacostumbrado fortalecimiento de la capacidad y lasleyes con la formación de un órgano coordinado a ni-

     vel nacional que sea responsable de diseñar y seguiruna estrategia anticorrupción, conjuntamente conuna supervisora integrada por ciudadanos.

     A continuación, desarrollaremos algunos elementosespecíficos que contemplaría este Plan Nacional, enprimer lugar los aspectos legales y jurídicos, en se-gundo lugar la creación de un entorno ético y en ter-cer lugar la participación de la sociedad civil.

     ASPECTOS LEGALES Y JURÍDICOS Abordar el tema de la corrupción, es impensable sientre el conjunto de alternativas no se consideran los

    aspectos legales y jurídicos que ayudarían a su control y minimización

    Para comprender el por qué es útil citar a Concepción& Grullón (2003) quienes señalan que la corrupciónes (a) un problema de carácter legal, por cuanto la au-sencia de leyes o la existencia de leyes débiles y atrasa-das permiten que ciertos comportamientos no puedanser perseguidos y sancionados o no puedan serlo ade-

    cuadamente, (b) un problema de gestión, por cuanto la

    ausencia de controles o la existencia de controles obso-letos promueven la existencia de sistemas caracteriza-dos por el dispendio, la ineficiencia y la corrupción, (c)un problema de carácter económico, por cuanto losbajos salarios que normalmente se paga a los funciona-rios y empleados públicos constituyen un aliciente im-portante a las prácticas corruptas y (d) un problema decarácter administrativo, por cuanto la existencia de es-tructuras y procesos administrativos arcaicos y anacró-nicos dificultan la relación entre el estado y el contri-buyente o el ciudadano, promoviendo con ello la exis-tencia de mecanismos alternativos, informales e ilega-les, a través de los cuales se supera esa dificultad.

     Ante esta situación Peyrolón (2004) plantea que unamedida es encarecer el comportamiento corrupto, locual supone:

     Eliminar en la medida de lo posible los mono-polios de decisión en el sector público.Disminuir el grado de discrecionalidad de laque dispongan los cargos públicos.Crear mecanismos de control eficaces y fomen-tar la transparencia en las instituciones públicas.

     Vigilar el cumplimiento de las sanciones que seimpongan a los corruptos.

     Este autor señala que encarecer relativamente la víacorrupta también se alcanza abaratando el camino dela legalidad. La excesiva burocracia, las rígidas regula-ciones, la demasía en las condiciones y requisitos quese exigen para los negocios son ejemplos de caracte-rísticas institucionales que encarecen las actuacioneslegales y fomentan la corrupción. Simplificar y abara-tar tareas legales encarecerá relativamente la corrup-ción y disminuirá su ejercicio.

    Por su parte, Ardouin, et.al. (2000) indican que lassoluciones comienzan con la mejoría de los sistemas.

     Es menester tanto regular cuidadosamente los mono-polios, como mejorar la transparencia y delimitar ladiscrecionalidad oficial. Se tiene que aumentar laprobabilidad que se atrapen los corruptos y los casti-gos por corrupción tienen que ser mayores.

    CREACIÓNDEUNENTORNO ÉTICODe acuerdo a Noli (2004) para salir del estado de co-rrupción, en el cual nos encontramos debemos tener

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    un cambio de actitud ética, una actitud critica donde

    se vuelvan a priorizar y rescatar determinados valores,por encima de otros. Es un cambio de actitud de la so-ciedad frente al estado, a partir de esa toma de concien-cia moral, será eficiente cualquier disposición quetienda a reprimir esa situación, de lo contrario cual-quier cambio que se pretenda implementar será inútil.

     El INA (2001) promueve la Ética Pública, en dondela meta sea combatir la actual cultura de corrupción y construir una visión factible de la ética pública que seplasme en una cultura de la honestidad, transparencia

     y respeto en los diferentes ámbitos, tanto de la fun-ción estatal como social en general. La construcción

    de una ética pública en el Perú involucra a todos losmiembros de la sociedad que comparten los espaciosprivados, como la familia, y en particular ciertos es-pacios públicos, como la escuela, el trabajo y los me-dios de comunicación.

     A continuación, desarrollaremos cada uno de ellos.

    La familia

    Se considera trabajar desde la familia porque constitu- ye el ámbito de formación ética primigenia. La vida fa-miliar es el primer lugar de la socialización del niño,del aprendizaje de las reglas de la vida en sociedad, deldespertar de la conciencia moral, de la educación endiscernimiento del bien y del mal (INA, 2001).

    González-Malaxechevarria (1998) señala que la lu-cha contra la corrupción comienza en la familia, yaque el verdadero fundamento de la lucha contra laslacras morales en las que se asienta la práctica de lacorrupción, está en la aceptación y práctica, a nivelindividual, familiar y ciudadano de las normas éticas.

    Según este autor, se debe recalcar a los hijos, queser íntegro es pertenecer a un cuerpo de élite mo-

    ral; y se debe incluso proyectar en ellos un sentidosenequista, estoico de la vida: aunque ser integro,ser honrado, ser honesto en la sociedad políticacontemporánea es, frecuentemente, arriesgado. In-cluso, a veces, es colocar en situación de peligro la

     vida misma. Si no se logra constituir familias éti-cas, no se conformarán sociedades éticas, ni paísesde ciudadanos éticos. El fundamento de la sobera-nía de la Patria, pasa por asegurar la existencia de

    familias honradas. Hay que enseñar, a los hijos que

    ser íntegros es una noble manera de defender la so-beranía nacional.

    La escuela

    Según el INA (2001) es importante abordar el papelque cumple la escuela, en la lucha contra la corrup-ción, ya que su rol es primordial, sobre todo en el re-conocimiento y el respeto hacia unos y otros, en laapertura hacia un mundo que está por construir, en elaprendizaje del trabajo en equipo y en la difusión deuna cultura de la responsabilidad, de la solidaridad y de

     valores éticos compartidos. La escuela está llamada nosólo a instruir, sino también a educar, tanto a través del

    currículo explícito (las materias que se enseñan y la di-dáctica disciplinaria), como a través de todo lo implíci-to (las relaciones, los espacios de intercambio, las acti-

     vidades informales, la didáctica en general).

     Entre diversas actividades propone:Revalorar y dignificar la carrera del maestro,contemplando niveles de ingresos dignos y faci-lidades para su superación profesional.Incorporar en la estructura curricular vigente, enel Área Personal Social, un conjunto de compe-tencias y capacidades directamente relacionadascon la probidad y la ética enel respeto y manejodelo público. De preferencia aplicando el Sistema deCasos, por ser hoy día considerado como el másefectivo para el tratamiento de los temas éticos.

     Elaborar de forma compartida (cuerpo docente,administrativo y educandos) códigos de ética y deconducta escolar, que sean aplicados y trabajadosdesde diversos Proyectos Educativos escolares.Desarrollar programas que promuevan la for-mación vivencial cotidiana de probidad e inte-gridad en el manejo de lo público que involu-cren a la escuela y la comunidad. Estos progra-mas serán espacios privilegiados para el aprendi-

    zaje y ejercicio de los valores ciudadanos.

     A continuación, presentamos el aporte de Montero(2001) quien plantea un conjunto de pasos especial-mente diseñados para contribuir desde la educaciónescolar a la erradicación de la corrupción, dichos pa-sos están descritos en un orden lógico y no respondennecesariamente al orden cronológico de ejecución.

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    Primer paso: Filosofía

     En primer lugar se tiene que reflexionar y definir laFilosofía de la educación que va a inspirar y funda-mentar el trabajo:

    ¿Por qué y para qué van a trabajar los educado-res en la erradicación de la corrupción?¿Qué es corrupción y cual es la corrupción quese desea erradicar?

    Segundo paso: Antropología En el contexto de la filosofía, se tiene que plantear tam-bién la Antropología subyacente que orientará la tarea:

    ¿Qué perfil de hombre y mujer tienen losalumnos y alumnas y cual es el perfil que se

    propone y se desea alcanzar?¿Qué hay en nuestras culturas que tenga rela-ción con la corrupción y con las potencialida-des humanas y culturales, en general, para suerradicación?.

    Tercer paso: SociologíaLa dimensión social del problema de la corrupción y lasmúltiples y complejas relaciones que hay entre sociedad y corrupción, obligan a considerar atentamente los aportesde la Sociología de la educación para encarar el trabajo.

    ¿Cuáles son los efectos sociales de la corrupción?¿Cuál es el diagnóstico de nuestra sociedad conrespecto a la corrupción?¿Qué modelo de sociedad se desea?¿En qué medida la educación escolar puedecontribuir al cambio de una sociedad que pre-senta un grave nivel de corrupción?

    Cuarto paso: PsicologíaPretendiendo educar y formar a las niñas, niños y adolescentes para contribuir con ello a la erradicaciónde la corrupción, se tiene que incorporar los elemen-tos que aporta la Psicología de la educación.

    ¿Cuál, cómo es la psicología de la corrupción y 

    los corruptos?¿Cuáles son los efectos psicológicos de la co-rrupción en la personalidad de cada uno de losalumnos y alumnas?¿Cómo lograr la prevención psico-social de lacorrupción en los alumnos y alumnas?¿Cómo hacer para que las niñas, niños y adoles-centes internalicen los valores antagónicos a lacorrupción?

    ¿Qué consideraciones se deben recoger de la Psi-

    cología evolutiva para realizarcorrectamente la pe-dagogía y la didáctica a las alumnas y alumnos se-gún edad, desarrollo, posibilidades y expectativas?

    Quinto paso: AxiologíaLa corrupción es un mal para las personas y para lassociedades. Es un antivalor. De acuerdo al principiode la "polaridad", característica de todo valor, a ese an-tivalor se contrapone uno o muchos valores. La Axio-logía de la educación brinda las pautas a seguir paraeducar a las niñas, niños y adolescentes que viven enel contexto de una sociedad con alto índice de co-rrupción. Los educadores deben clarificar:

    ¿Por qué la corrupción es un mal, un antivalor?¿Cuáles son los valores antagónicos, contra-puestos, a cada una de las manifestaciones másfrecuentes de la corrupción?

    Sexto paso: Teleología Es necesario ponerse de acuerdo, con la mayor preci-sión, posible sobre cual o cuáles son los fines que seproponen con este proyecto de educar para la erradi-cación de la corrupción. El fin, los objetivos y las me-tas orientarán la dirección de los pasos, el camino aseguir, el ritmo y los recursos que se necesitan parallegar a ellos. ¿A dónde se desea llegar?, ¿A dónde sedesea que lleguen las alumnas y alumnos?:

    ¿A predisponerse en contra de la corrupción?¿A prevenir para que no se contaminen con lacorrupción?¿A consolidarse como personas sanas e inco-rruptibles?¿A que se comprometan en la lucha contra lacorrupción?¿A desarrollar un modelo de humanización, so-cialización, personalización?

    Séptimo paso: Pedagogía

    Se llega aquí a la definición de la acción educativaen su aplicación directa. La complejidad del pro-

     yecto necesita nutrirse de los aportes de distintaspedagogías específicas. Pedagogía de los valores,Pedagogía moral, Pedagogía social, Pedagogía po-lítica, Pedagogía de la afectividad, Pedagogía parael desarrollo de la inteligencia, etc. Desde todas y cada una de ellas, se dará respuestas a preguntascomo:

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    ¿Cómo lograr que las alumnas y alumnos asimi-

    len e internalicen los valores antagónicos a lacorrupción?¿Cómo lograr que construyan su personalidadmoral?¿Cómo lograr que se eduquen, formen y capa-citen para ser personas sanas e incorruptibles?¿Cómo lograr que intervengan activa y crea-tivamente en la sociedad para promover laerradicación de la corrupción y la salud éticade nuestra sociedad?¿Cómo lograr que su educación familiar, social,cívica y política se sume a la construcción de unpaís incorrupto?

    ¿Qué tipos de aprendizajes deben realizar?¿Aprender qué?

    Octavo paso: Estrategias1. Estrategia de objetivos:

    La complejidad del tema y la diversidad de susdestinatarios hacen recomendable delimitar estra-tégicamente los objetivos que se proponen parallegar al fin. Antes de comenzar el trabajo con lasalumnas y alumnos se debe preguntar qué se pre-tende, hasta dónde se desea llegar en este procesode educación, formación, capacitación, preven-ción y cambio, teniendo en cuenta como punto departida la realidad en que se vive y la realidad(edad, nivel escolar, etc.) de cada alumna o alum-no. Y así se debe preguntar:

    ¿Se desea que cambien sus actitudes ante la co-rrupción?¿Se desea cambiar sus motivaciones?¿Se desea que cambien sus conocimientos (deconceptos, hechos, procesos, valores en juego)sobre la corrupción y sus valores antagónicos?¿Se desea que cambien sus comportamientos y hábitos?

    ¿Se desea que adquieran competencias (persona-les, sociales, políticas, religiosas. . . ) para defen-derse de la corrupción o para luchar contra ella?¿Se desea que construyan su personalidad moral?

    2. Estrategia de programa y contenidos:La urgencia de la tarea y la necesidad de concretartodo lo dicho en un programa sencillo (no sim-ple), práctico (pero con fundamentos teóricos de

    garantía), y operativo (no abstracto ni meramente

    intencional o discursivo) obliga a elegir estrategiasque permitan llegar al fin propuesto con los re-cursos humanos y pedagógicos disponibles (quegeneralmente son escasos).

    La estrategia propuesta es la de:Concretar la definición de corrupción, más queen ideas abstractas, en rasgos concretos, en losrasgos más frecuentes y significativos que carac-terizan a la corrupción, que dan el perfil másaproximado de lo que sucede en la realidad.

     Analizar los efectos desastrosos que estos rasgosde corrupción producen en las personas y en la

    sociedad, de manera que luego se pueda hacerque las alumnas y alumnos "experimenten" y tengan "experiencia" pedagógica de ellos, en lamedida de proporción e intensidad que dichaexperimentación y experiencia sean educativas.

     Analizar y proponer los valores antagónicos a ca-da uno de esos rasgos de la corrupción, que se handescubierto, descrito y analizado anteriormente.

    Noveno paso: DidácticaCon la ayuda de la Didáctica, teniendo en cuenta elcurrículo explícito de cada curso o grado y los currí-culos ocultos activos en los respectivos contextos, seelegirá la metodología para la realización de este planestratégico en programas y unidades concretas, paracada uno de los temas presentados.

     Esos programas estarán expresados en fichas técnicasque sugieran actividades con sus objetivos correspon-dientes y con la descripción de sus procesos y la in-clusión de sus alternativas de evaluación.

    Décimo paso: Evaluación

    Dado que en educación generalmente los procesosson largos y costosos, la ética profesional y la conve-

    niencia demandan la evaluación permanente de losprocesos y de los resultados. Se refiere a dos objetosde evaluación diferentes: de la evaluación de este pro-

     yecto en sí mismo y como tal, y de la evaluación delproceso y resultados educativos que se obtendrán consu ejecución sucesiva. Se necesita concretar:

    ¿Cómo se va a evaluar la calidad del proyecto?,¿Con qué criterios?¿Cómo se va a evaluar los procesos de ejecución

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    del proyecto y sus respectivos programas en cada

    uno de los colegios y escuelas donde se realizará?¿Cómo se va a evaluar el nivel de logro de cadauno de los objetivos propuestos (cambio de ac-titudes, motivaciones, conocimientos, adquisi-ción de competencias, etc. . ya sea sobre las ca-racterísticas y rasgos de la corrupción, sobre los

     valores antagónicos que se proponen para serasimilado) en dichas instituciones, según curso,tiempo de aplicación, recursos activados, etc.?¿Cómo se va a evaluar a los educadores que eje-cuten el proyecto y sus respectivos programas?

    El trabajo

    Lizardo (2004) plantea que aún cuando se ha seña-lado que las razones para el surgimiento y la propa-gación de la corrupción deben buscarse fundamen-talmente en errores institucionales de los sistemasadministrativos, también pueden ser de gran ayudainstaurar códigos éticos, para impedir o combatirel surgimiento y la difusión de corrupción. Sólo através de códigos éticos, coordinados y discutidoscon el personal en un proceso permanente, es po-sible lograr que el personal se identifique con lasreglas de una gestión de la función pública esen-cialmente técnica y políticamente imparcial Ade-más, este método permite introducir en los pro-pios funcionarios mecanismos personales tales quelos inhiban de incurrir en actos de corrupción. Sinembargo, las medidas implementadas sólo podránser exitosas, si los empleados y funcionarios queobserven una conducta conforme a la ley, recibenun adecuado reconocimiento a esa gestión.

    Por su parte, González (1999) señala que se deben di-rigir esfuerzos para incrementar del nivel de eticidaddel empleado público, lo cual requiere tener en cuen-ta que la honradez de la persona está condicionada por:

    La necesidad es decir, la medida en la que sus

    necesidades básicas de alimentación, vestido, vi- vienda y otras están satisfechas. Recordemos lafrase de Maslow "No se puede hablar del espíri-tu a un estómago vacío".La disposición, que es el resultado del conjuntode influencias éticas o antiéticas recibidas a lolargo de la existencia y que contribuyen a unmayor o menor grado de diferenciación de suconciencia moral.

    La oportunidad es decir, la medida en la cual se

    lo ubica en una situación en que puede cometeractos corruptos con la garantía de la impunidad.

    Un planteamiento más amplio fue propuesto en 1995por la Comisión Nolan en el Reino Unido (Citadopor Roncal, 2004) quienes señalan 7 principios diri-gidos a guiar toda administración moderna. Dichosprincipios deben regir la relación entre los funciona-rios públicos y los particulares, basados en la neutra-lidad, integridad, objetividad, rendición de cuentas,sinceridad, honestidad y liderazgo.

    Neutralidad: Quienes ocupan cargos públicosdeben tomar las decisiones basadas en el interés

    público. No deberían hacerlo guiados por posi-bles beneficios materiales o financieros, ni segúnel bienestar de sus familiares, amigos o conocidos.Integridad: Los funcionarios públicos no pue-den aceptar ningún tipo de prestación financie-ra o de cualquier otra índole proveniente de or-ganizaciones o personas, que comprometa susresponsabilidades como funcionario público.Objetividad Los funcionarios públicos deberánrealizar sus tareas de acuerdo a las normas quela regulan. Esto deberá aplicarse en toda activi-dad desarrollada, tal como un nombramiento, laadjudicación de un contrato o la recomendaciónpara una persona.Rendición de Cuentas: Los funcionarios públi-cos deben rendir cuentas por sus acciones y de-cisiones que afecten a la colectividad y deben es-tar dispuestos a someterse a la revisión y análisisde sus acciones.Sinceridad: Los funcionarios públicos deben sertan sinceros como les sea posible, con respectoa las decisiones y acciones que tomen. Deberíanexplicar la razón de sus decisiones y restringir lainformación sólo cuando el interés público asílo requiera.

    Honestidad: Los funcionarios públicos tienen laobligación de declarar cualquier interés privadorelacionado con sus responsabilidades públicas,

     y deben tomar todas las medidas que sean nece-sarias para resolver cualquier conflicto que sur-

     ja a fin de proteger el interés público.Liderazgo Los funcionarios públicos deben pro-mover y respaldar estos principios mediante elbuen ejemplo y el liderazgo.

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    Los medios de Comunicación

    Los medios de comunicación tienen un rol impor-tante que cumplir en la lucha contra la corrupción,sin embargo, no lo logran hacer a cabalidad, y más delas veces, se comprometen poniendo sus intereses depor medio sin llegar a defender plenamente los dere-chos ciudadanos.

     Al respecto, Aroca (2004) indica que los medios decomunicación tienen mucho que ver con el proble-ma: ellos denuncian el escándalo y explotan la noticiapero no evalúan los efectos negativos de ésta, ni pro-mueven el interés colectivo en el caso. Luego de untiempo en el aire, la noticia pierde efecto en el públi-

    co y el tema se desecha.

    Gonzáles (1999) sugiere que la implementación deuna campaña de moralización requiere el pleno apo-

     yo de los medios de comunicación de masas y de laestructura educativa. Los mensajes propalados porlos medios requieren ser percibidos, elaborados, re-transmitidos, explicados y prestigiados por los líderesde opinión pública en cada zona del país. El receptorúltimo del mensaje es el grupo de educandos en to-dos los niveles, incluyendo el de la capacitación deadministradores públicos. Esta campaña moralizado-ra no debe ser de corta duración, sino prolongarse alo largo de los años, hasta llegar a ser una parte nor-mal de todos los procesos educativos, sociales, cultu-rales, para crear condiciones éticas irreversibles.

     A su vez, el INA (2001) plantea que los medios decomunicación, tienen una enorme influencia (sobretodo el audiovisual) en todos los ámbitos de la vidasocial. Para cumplir con su misión de información,de opinión y promoción de cultura, los medios decomunicación deberán no sólo estimular el sentidocrítico de las personas, sino también ser críticos con-sigo mismos, y tomar conciencia de su rol como for-

    madores de la conciencia pública. Entre las diversasactividades se plantean:

     Abrir un debate nacional sobre la política del Estado respecto a la regulación de las concesio-nes y el uso del espacio radioeléctrico, teniendopresente la experiencia reciente en el Perú y lalegislación de otros países del continente.Que los medios de comunicación hagan suyaslas recomendaciones del Plan Nacional Antico-

    rrupción y desarrollen un plan de comunicacio-

    nes de fomento de la ética, la integridad y los va-lores de la persona.Considerar mecanismos de vigilancia ciudadanapara hacer valer el deber de cooperación de losmedios con la formación ética, cultural y demo-crática de la ciudadanía y la contribución que enesta materia debe brindar la publicidad en gene-ral.

    PARTICIPACIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL

    De acuerdo a Lizardo (2004) una de las razones fun-damentales por las cuales las estrategias anticorrup-ción no han tenido resultados positivos se debe, en

    buena parte, a la falta de un elemento fundamental enla vida de todo país: la participación activa de la socie-dad civil. Por eso, debe quedar establecido que no sepuede combatir a la corrupción a través de reformasadministrativas aisladas, así pues el ciudadano y la so-ciedad quedan convocados a participar activamenteen la reforma administrativa y en la lucha contra lacorrupción, lo que es una condición esencial para quese introduzca un cambio fundamental.

    Muchos de los integrantes de una sociedad civil tie-nen un interés especial en lograr un sistema de inte-gridad efectivo, incluyendo el sector privado, líderesreligiosos, los medios de comunicación, profesiona-les y, sobre todo, el ciudadano común que sufre lasconsecuencias diarias de la corrupción. Por ello, nocabe duda de que la sociedad civil constituye un ele-mento fundamental en toda estrategia exitosa contrala corrupción. Algunas de las soluciones se encuen-tran dentro de la misma sociedad, por ejemplo la ne-cesidad de cambiar la apatía o tolerancia pública conrespecto a la corrupción. Sin embargo, la sociedad ci-

     vil es parte del problema. La idea de que las activida-des del Estado se desarrollan en una esfera completa-mente ajena a la esfera de las actividades privadas es

    errónea. El punto de contacto entre el sector privado y el público es el punto en el cual nace la corrupción.(Citado por Lizardo, 2004).

    Según este mismo autor, todo intento de estableceruna estrategia contra la corrupción que no incluya ala sociedad civil está ignorando a una parte del pro-blema y al mismo tiempo a una de las herramientasdisponibles más útiles y poderosas para atacarlo. De

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    hecho, en muchos países donde la corrupción predo-

    mina, la sociedad civil es débil, apática o se encuentraen las primeras etapas de movilización y organiza-ción. Pero de ninguna manera éstas son razones paraignorar su papel, dado que la simple participación dela sociedad civil en crecimiento puede, por sí misma,fortalecer y estimular el desarrollo de una estrategiacontra la corrupción.

    Por otro lado, Ardouin et.al. (2000) consideran que otraalternativa es que el gobierno desafíe a quiénes estánfuera de éste, para unirse y ser parte de la solución. Sepuede recoger el conocimiento de los ciudadanos sobrelos sistemas corruptos, a través de encuestas y entrevis-

    tas realizadas en forma anónima, solicitándoles que seconcentren en la forma cómo funciona el sistema y noen actos y en individuos corruptos específicos. Estos re-sultados pueden servir de base para un diagnóstico delos sistemas corruptos, el mismo que sugerirá las alter-nativas de solución, contribuyendo de esta manera, losgrupos de ciudadanos a ayudar a su gobierno a empren-der las reformas sistemáticas que sean necesarias.

     Específicamente, en nuestro país, de acuerdo al INA (2001) no ha existido un movimiento ciudadano es-pecializado en la lucha contra la corrupción. Sin em-bargo, a partir del 2000 han surgido diferentes inicia-tivas ciudadanas en esta materia. Se las puede clasifi-car como organizaciones nuevas y especializadas en lalucha contra la corrupción. Por ello, urge que se es-timule la participación de la sociedad civil y de las or-ganizaciones gubernamentales en los esfuerzos desti-nados a prevenir y combatir la corrupción. Para elloeste organismo plantea, entre diversas acciones:

    Realizar Campañas Nacionales de Promoción, Educación y Difusión, que por un lado busquen(a) establecer Estímulos Nacionales orientadosa premiar cada año a las instituciones, funciona-rios y organizaciones de la sociedad civil o per-

    sonas individuales más destacados en la luchacontra la corrupción y la promoción de la éticapública y (b) promover Convenios de Integri-dad suscritos por los postores en licitaciones y concursos del Estado promovidos por todas lasinstancias públicas y por los gremios empresa-riales de la localidad.Impulsar la constitución de Veedurías Ciudada-nas de Comunicación Social, promovidas por

    facultades de comunicación de las universida-

    des, organizaciones no gubernamentales, aso-ciaciones de consumidores y usuarios y la De-fensoría del Pueblo, entre otras instituciones.

     Apresiación final

    Creemos que es difícil pretender brindar a través deestas líneas planteamientos alternativos sólidos y aca-bados, comprobados empíricamente dirigidos al con-trol y erradicación de la corrupción, sabemos que sibien es cierto, no existen recetas ni fórmulas mágicasdedicadas a tal fin, en la medida que se implementenprogramas integradores, construidos sobre sólidasbases científicas con rigor metodológico, y no de

    acuerdo a voluntades políticas de turno, podremosempezar a construir un futuro más promisorio, llenode posibilidades, de lo contrario, el flagelo de la co-rrupción seguirá minando nuestras economías, nues-tras esperanzas, nuestros sueños y más aún nuestrasposibilidades de vivir dignamente.

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