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FILOSOFÍA MORAL La acción humana es el resultado de la combinación e interacción de dos estados psicológicos, las creencias y los deseos. Las creencias indican (de forma correcta o equivocada) cómo es el mundo, y qué puede hacerse y de qué modo para cambiarlo y que sea como piden los deseos. La moral es el conjunto de creencias y deseos acerca de las acciones (propias y ajenas) que tienen efectos complejos sobre otras personas. Los seres humanos tienen sentimientos y se plantean interrogantes acerca de ciertas cuestiones morales, reflexionan racionalmente e intentan averiguar qué está bien y qué está mal, qué es correcto y qué es incorrecto, qué está permitido, qué es obligatorio y qué está prohibido. La moralidad es una práctica social común, ecléctica e incremental, que emerge espontáneamente de las acciones e interacciones de muchas personas que conviven en un ámbito social en forma de sentimientos, motivaciones y costumbres, y también una expresión teórica sistemática que facilita la práctica moral ordenándola de forma científica, fundamentándola con un método ontológico (qué conceptos morales existen), semántico (qué significan los conceptos morales) y epistemológico (cómo pueden conocerse los conceptos morales), integrando sus elementos de forma objetiva, coherente y consistente (sin contradicciones externas o internas). Las teorías morales son teorías abstractas que clasifican a los agentes, las acciones o los resultados en diversas categorías: virtuoso, vicioso, correcto, incorrecto, permitido, prohibido, opcional, obligatorio, bueno, malo, mejor, peor.Los resultados o consecuencias suelen clasificarse según su bondad (teorías del bien o el valor), las acciones según su rectitud (teorías de la corrección) y los agentes según su carácter virtuoso y sus motivaciones o intenciones. Teorías diferentes utilizan distintas categorías fundamentales e infieren las demás en función de ellas o las describen como elementos complementarios. Las teorías del bien estudian lo que es bueno, valioso, deseado; algunas defienden o promueven diversos candidatos:

Filosofía Moral

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FILOSOFÍA MORALLa acción humana es el resultado de la combinación e interacción de dos estados psicológicos, las creencias y los deseos. Las creencias indican (de forma correcta o equivocada) cómo es el mundo, y qué puede hacerse y de qué modo para cambiarlo y que sea como piden los deseos. La moral es el conjunto de creencias y deseos acerca de las acciones (propias y ajenas) que tienen efectos complejos sobre otras personas. Los seres humanos tienen sentimientos y se plantean interrogantes acerca de ciertas cuestiones morales, reflexionan racionalmente e intentan averiguar qué está bien y qué está mal, qué es correcto y qué es incorrecto, qué está permitido, qué es obligatorio y qué está prohibido.La moralidad es una práctica social común, ecléctica e incremental, que emerge espontáneamente de las acciones e interacciones de muchas personas que conviven en un ámbito social en forma de sentimientos, motivaciones y costumbres, y también una expresión teórica sistemática que facilita la práctica moral ordenándola de forma científica, fundamentándola con un método ontológico (qué conceptos morales existen), semántico (qué significan los conceptos morales) y epistemológico (cómo pueden conocerse los conceptos morales), integrando sus elementos de forma objetiva, coherente y consistente (sin contradicciones externas o internas).Las teorías morales son teorías abstractas que clasifican a los agentes, las acciones o los resultados en diversas categorías: virtuoso, vicioso, correcto, incorrecto, permitido, prohibido, opcional, obligatorio, bueno, malo, mejor, peor.Los resultados o consecuencias suelen clasificarse según su bondad (teorías del bien o el valor), las acciones según su rectitud (teorías de la corrección) y los agentes según su carácter virtuoso y sus motivaciones o intenciones. Teorías diferentes utilizan distintas categorías fundamentales e infieren las demás en función de ellas o las describen como elementos complementarios.Las teorías del bien estudian lo que es bueno, valioso, deseado; algunas defienden o promueven diversos candidatos: la felicidad, la libertad, la solidaridad… Las teorías de lo correcto estudian qué es adecuado que hagan los individuos y la sociedad respecto al bien. El utilitarismo considera que lo básico es la bondad de los resultados. La deontología considera que lo básico es la corrección de las acciones.Las virtudes son rasgos estables del carácter o la personalidad que uno mismo desea tener porque le facilitan la consecución de sus objetivos (individualmente o interaccionando con otros), o que los demás valoran positivamente en una persona porque es beneficioso para ellos. Las expectativas ajenas influyen sobre las acciones concretas, pero es muy difícil modelar voluntaria y conscientemente el propio carácter.El ser humano teoriza moralmente porque es práctico tener argumentos persuasivos para debatir con otros. La argumentación moral sirve para influir sobre los demás, manipularlos, controlarlos, motivarlos para que actúen de una determinada manera, y para justificar ante los demás las acciones propias de modo que las acepten y no reaccionen en contra del agente. Los agentes utilizanel razonamiento moral para producir argumentos subjetivos (individuales), relativos (culturales) o universales (para todos los seres humanos) para dar, negar o imponer la conformidad (aceptar o rechazar) a personas, acciones, instituciones y

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mecanismos (coercitivos o no) disponibles para imponer la conformidad. Los juicios morales por un lado analizan las normas abstractas, y por otro lado comprueban si actos concretos se corresponden con las normas. El razonamiento teórico moral puede utilizar conocimientos humanos jurídicos y económicos para proponer métodos de deliberación, de decisión, de elección.La moralidad atiende a dos necesidades humanas universales: regula los conflictos de interés entre personas, y regula los conflictos de interés de una sola persona producidos por múltiples deseos e impulsos incompatibles (no pueden satisfacerse todos simultáneamente). La moralidad es un sistema de coordinación entre los individuos que constituyen un colectivo orgánico unificado. Como existen muchos entornos y formas o estrategias de vida, diversas moralidades pueden ser adecuadas para diferentes grupos sociales. Las moralidades son relativas a la cultura, pero esto no significa que todas sean igualmente adecuadas. Que un grupo tenga una moralidad no implica que esta sea correcta, tal vez impide su desarrollo y progreso, o beneficia a unos miembros a costa de otros.Los valores no existen independientemente de las personas. Los valores son herramientas de supervivencia de los seres humanos, es absurdo concentrarse en ellos perdiendo de vista su función adaptativa. Nohay cosas buenas o malas en sí mismas, sino términos abstractos con connotaciones implícitas positivas o negativas (se supone que todo el mundo las quiere o todo el mundo las rechaza). El hecho de que todos los seres humanos quieran algo no quiere decir que la cosa sea buena en sí misma, la bondad o maldad de algo no es una característica de las cosas sino de la valoración mental de las personas respecto a las cosas. Sistemas valorativos pueden ser no adaptativos si cambia el entorno en el que evolucionaron. La gente actúa porque cree que su acción produce efectos deseados, pero es posible que esté equivocada y el resultado efectivo no sea el previsto y deseado.Los valores abstractos son guías pobres de actuación, no son objetivamente jerarquizables ni cuantificables y frecuentemente entran en conflicto unos con otros. En el mundo real las personas eligen cosas concretas frente a otras opciones también específicas en diferentes circunstancias complejas. Toda decisión implica necesariamente rechazar algo, no porque no se desee sino porque la acción humana es limitada y no puede conseguirse todo a la vez.La ciencia de la moral estudia los hechos morales como sentimientos o mecanismos emocionales que influyen sobre el comportamiento. La reflexión moral personal para decidir una acción es la interacción mental entre diversos deseos morales incompatibles y el análisis de las consecuencias de orientar la conducta en función de ellos. Los juicios morales describen valoraciones genéricas y también pueden utilizarse como herramientas con las cuales el ser humano intentainfluir sobre el comportamiento ajeno. Muchas teorías morales tienden a racionalizar los sentimientos morales, afirmando que algo es moralmente correcto si el proceso de reflexionar sobre su naturaleza y consecuencias lleva a mantener un sentimiento de aprobación hacia ello en una persona tan razonable e imparcial como sea humanamente posible en condiciones ideales de reflexión (información y tranquilidad emocional): pero la información completa es imposible, conseguir información tiene un coste y cuando uno es indiferente no actúa.

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TEORÍAS MORALES

Diversas escuelas o filosofías de la ética y la moral proponen diferentes normas y valores o modos de construirlos y justificarlos. Algunas son visiones parciales o con algún defecto lógico o empírico, a menudo basadas en definiciones y premisas confusas y mezclando la ética (normas adecuadas y universales y su ciencia) y la moral (tradiciones o impulsos normativos sentidos íntimamente).Para los realistas existen hechos morales. Los cognitivistas afirman que los juicios morales expresan creencias acerca de los hechos morales. Los emotivistas afirman que los juicios morales expresan emociones y esperan influir en las conductas ajenas (proyectivismo). Los descriptivistas afirman que los juicios morales pueden ser verdaderos o falsos; pueden ser naturalistas (los juicios morales son explicables en función de términos no morales) o intuicionistas (los juicios morales no son reducibles). Los prescriptivistas afirman que los juicios morales no son simples enunciados fácticos verdaderos o falsos, sino que contienen motivacionesrazonadas, imperativos informados y modelados por la reflexión racional y que pueden ser universalizables (para todos, no sólo para algunos) que expresan aceptación o rechazo. Los externalistas afirman que se puede aceptar un juicio moral independientemente de las propias motivaciones; los internalistas afirman que aceptar un juicio moral implica una motivación al respecto. El consecuencialismo afirma que sean cuales sean los valores que adopte un individuo o una institución, la respuesta adecuada a estos valores consiste en fomentarlos y no solamente respetarlos.El intuicionismo afirma que los contenidos de la moral y la ética son percibidos y conocidos de forma directa por las personas mediante intuiciones mentales, sin necesidad de razonamientos abstractos ni de una educación especial: la gente reconoce inmediatamente el bien y el mal. El racionalismo afirma que las personas pueden deducir el comportamiento adecuado a partir de premisas evidentes: intenta organizar las intuiciones morales en un sistema teórico lógico y consistente. El intuicionismo y el racionalismo no son necesariamente incompatibles. El intuicionismo se refiere a la moral, el racionalismo se refiere a la ética considerada como ciencia explicativa de la moral.La intuición no es garantía de conocimiento, ni de verdad ni de corrección, y puede equivocarse gravemente. Las intuiciones son procesos mentales que manipulan información de forma inconsciente y ofrecen resultados sin mostrar explícitamente cómo han sido conseguidos. Personas diferentes pueden tener intuiciones distintas, y el intuicionismono ofrece método alguno para resolver las diferencias. Las personas tienen intuiciones morales, y la ciencia ética intenta conocer su origen, funcionamiento y adecuación, no limitarse a reconocer que existen.El intuicionismo implica pluralismo: existen varios principios morales diferentes que no pueden disponerse en orden de importancia general para resolver los conflictos entre ellos. Los sentimientos morales básicos son emociones intuitivas. Las intuiciones son modos automáticos de comportamiento que no precisan de procesamiento racional elaborado. Suelen ser muy simples (lo malo y lo bueno), incapaces de captar factores o matices potencialmente relevantes: pueden ser prácticas y adecuadas en muchos casos pero no universalizables ni válidas en cualquier circunstancia. Suelen ser intensas y capaces de bloquear el análisis

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crítico de una situación. Pueden ser dominantes en personas de escasa inteligencia o que no han reflexionado acerca de los problemas éticos. Pueden ser innatas o parecerlo: los adultos no suelen recordar cómo han sido adoctrinados cuando eran niños, de modo que muchas ideas adquiridas por influencias ajenas parecen ser internas y espontáneas.Las facultades mentales humanas responsables de algunos sentimientos morales son básicamente innatas y presentes en muchos animales sociales. Proporcionan modos de comportamiento automatizados adecuados a diversos problemas de cooperación social en los entornos relativamente simples, pequeños y peligrosos de los ancestros humanos. Son independientes del análisis racional consciente, lógico y exhaustivo. Nosiempre es posible o adecuado utilizar una capacidad de pensamiento racional para llegar a conclusiones acerca de la conducta correcta a partir de premisas o axiomas éticos: tal vez falte la capacidad lógica o el tiempo para utilizarla y pensar.Muchas personas son incapaces de entender cómo la intuición moral puede explicarse de forma natural como una combinación de factores genéticos (evolución de mecanismos mentales que favorecen la cooperación social e incrementan la aptitud biológica) y culturales (proceso de aprendizaje en épocas tempranas de la vida que no deja huellas en la memoria del adulto y en el cual se reciben más órdenes y prohibiciones que explicaciones), y opinan que la ley moral (la conciencia del bien y el mal) ha sido grabada en el alma humana por la divinidad sobrenatural como órdenes para cumplir su voluntad o como una guía para alcanzar la felicidad. Todo lo moral requiere una valoración, del ser humano o de la divinidad trascendente. Algunos preceptos morales son típicos de esclavos pendientes de lo que quiere el amo, o de niños pendientes de las órdenes del padre, o de débiles amedrentadas por los fuertes, o de ignorantes y pasivos que esperan que los jefes les digan qué hacer.El perfeccionismo afirma que debe maximizarse el logro de la excelencia y propone valores objetivos universales. Es una moral de esfuerzos y logros, que anima a mejorar, a competir (con otros o con uno mismo), a no conformarse. Los perfeccionistas suelen proponer para los demás lo que ellos mismos consideran valioso y parecen ignorar que los valores concretos sonsiempre subjetivos y relativos, de unas cosas respecto a otras. Hay términos abstractos con connotaciones implícitas positivas que es muy fácil sugerir como ideales de vida, pero hay muchas personas que viven felices sin aspirar al máximo, disfrutando de las pequeñas cosas. Algunas filosofías de la vida aconsejan aceptarse a uno mismo como es y no estresarse con grandes aspiraciones. Perfeccionar una función tiene sentido evolutivo, pero solamente si los costes no son excesivos.El nihilismo afirma que la moral está vacía, que no hay valores de ningún tipo, nada es bueno o malo. Suele resultar de un exceso revolucionario: tras negar correctamente las bases religiosas o tradicionales de la moralidad, la inercia del proceso de crítica lleva a suponer precipitadamente que no tiene ningún contenido ni fundamento natural. No hay valores objetivos ni absolutos, pero sí los hay subjetivos y relativos. Que una norma sea o no adecuada es independiente de su justificación religiosa o tradicional.El escepticismo afirma que no es posible conocer los contenidos de la moral o la ética adecuada. El escepticismo es una buena herramienta epistemológica para

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no creer de forma incauta, pero es absurdo negar la posibilidad del conocimiento sin argumentos sólidos y sin criticar acertadamente teorías correctas ya construidas.El relativismo indica correctamente que las normas morales de los grupos sociales no son absolutas ni universalizables, dependen de las circunstancias y tipos de vida de cada colectivo: lo que es válido en unas circunstancias puede ser inadecuado en otras. Juzgar lasnormas sociales desde fuera es arriesgado porque no se conocen bien las múltiples interacciones de la convivencia entre personas con preferencias y capacidades diferentes en entornos diversos. El relativismo afirma equivocadamente que todas las morales son válidas: los grupos sociales pueden prosperar o fracasar en función de sus patrones culturales dominantes. El relativismo suele olvidar al individuo: existen órdenes sociales estables basados en la dominación coactiva de los poderosos sobre los débiles, o en consensos de las mayorías para controlar a las minorías.El convencionalismo afirma que no existen respuestas correctas a las cuestiones morales: sólo hay respuestas aceptadas, meras convenciones, costumbres o pactos sociales. Las convenciones no son naturales, no son iguales en todas partes y en todo momento, diversas culturas humanas aceptan normas morales diferentes. El convencionalismo ignora que las convenciones pueden ser adecuadas o inadecuadas, y a menudo en un grupo existen numerosas corrientes de pensamiento moral en conflicto; en realidad casi nunca hay pactos sociales, ni implícitos ni explícitos, sino tradiciones que son asumidas de forma acrítica o impuestas por los poderosos a la mayoría de la población. Los seres humanos no pueden otorgarse a sí mismos cualesquiera normas sociales en función únicamente de sus preferencias: la sociedad es un orden espontáneo complejo cuyas leyes de funcionamiento no pueden ser cambiadas a voluntad.

DEONTOLOGÍALa deontología es una concepción legalista de la moralidad, la ley es la ley y punto, lo que estáprohibido está mal, es incorrecto, los deberes son obligatorios, y no hay más que explicar. La deontología considera que ciertas normas son absolutas, describen prohibiciones de acciones perversas independientes de las circunstancias: ciertos tipos de actos son malos en sí mismos, y por lo tanto medios moralmente inaceptables para la búsqueda de cualquier fin, incluso de fines moralmente valiosos. La bondad de las consecuencias no garantiza la corrección de las acciones que las produjeron, lo correcto es anterior al bien. Las exigencias deontológicas suelen formularse negativamente como prohibiciones. Las concepciones deontológicas exigen a los agentes abstenerse de hacer cosas que son malas aun cuando éstos prevean que la negativa a realizar estas cosas producirá claramente un mayor daño o menor bien.Las concepciones deontológicas son no consecuencialistas, no son maximizadoras ni comparativas: las consecuencias no importan, aunque sean buenas para todos, hay que hacer lo correcto, lo que se debe hacer, aunque eso implique que se acabe el mundo. La deontología es arbitraria y rígida: pueden ser normas sectarias y punitivas basadas en creencias erróneas y prejuicios. Acciones parecidas pueden tener consideraciones morales muy diferentes. No se explica por qué algo está prohibido y otras cosas están permitidas, por qué una acción es

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incorrecta, simplemente se repite que porque está mal, está prohibido porque sí, no se puede hacer porque no. En ocasiones se recurre a la tradición, porque siempre ha sido así, o a la intuición, porque es obvio, pero acciones que parecen sermalas no lo son siempre o para todo el mundo. No hay reflexión moral, sólo insistencia terca en las prohibiciones. Todas las prohibiciones tienen la misma fuerza, no se acepta incumplir una norma para evitar males mayores.La deontología exige intencionalidad: lo que se hace sin intención no es incorrecto; como las consecuencias no importan no se tienen en cuenta los daños colaterales, los daños imprevistos o no intencionados; se permite la negligencia, cualquiera puede eludir su responsabilidad afirmando que no tenía intención de hacer daño.La deontología permite no hacer nada, no impone deberes activos arbitrarios, no obliga a hacer el bien a otros: para violar una exigencia deontológica, uno debe hacer algo malo. Evitar las acciones prohibidas (matar, mentir, torturar, secuestrar, violar, robar) es claro y fácil de cumplir, no obliga a hacer nada y distingue el dejar que ocurra un daño sin hacer nada de hacer ese daño. El cumplimiento de la ley moral deontológica es una cuestión relativamente fácil. Los ciudadanos pueden averiguar con un esfuerzo razonable cuál es la ley y qué les exige; por lo general no son sancionados por las transgresiones que puedan cometer inadvertidamente. Se espera un cumplimiento estricto de la letra de la ley, sin considerar su filosofía, su utilidad. Si se encuentran lagunas en la ley pueden aprovecharse sin ser sancionados.Las prohibiciones de algunos mandamientos morales son simplificaciones útiles (acciones cuyos resultados suelen ser valorados negativamente casi siempre por casi todo el mundo) pero que pueden fallar en algunos casosimportantes. No es posible tener en cuenta todas las consecuencias de las acciones, pero la deontología implica el absurdo de no tener en cuenta ninguna consecuencia de las acciones ni sus valoraciones, sólo las acciones mismas. La maldad o bondad no está en la acción, sino en la valoración subjetiva de la persona que recibe los efectos de la acción. La deontología sólo se fija en la acción y no en la valoración, que es donde surgen los conflictos. La deontología prohíbe demasiado (acciones prohibidas pueden ser aceptadas por todas las partes involucradas) y permite demasiado (acciones permitidas pueden producir daños no intencionados). Las morales teleológicas rechazan la noción de que existen actos correctos o incorrectos en sí mismos: la corrección de las acciones viene determinada por la valoración de sus consecuencias.

UTILITARISMOEl consecuencialismo es la teoría moral que afirma que hacer lo correcto es hacer lo que fomenta el bien. Hacer algo bueno es actuar de una forma que causa más bien (o menos daño) en el mundo del que antes había. Hacer algo malo es actuar de una forma que causa más daño (o menos bien) en el mundo del que antes había.El utilitarismo es una forma de consecuencialismo que afirma que los seres humanos deben actuar para producir la mayor felicidad del mayor número posible de personas, y pretende que esto es un método racional para la toma de decisiones morales. Los utilitaristas suelen ser activos reformadores políticos, afirmando que si la persecución de la felicidad individual y la de la felicidad general

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no coinciden hay que cambiarla naturaleza humana y la sociedad para que coincidan.El principio utilitarista es muy atractivo porque se refiere a la máxima felicidad de todo el mundo; parece razonable pero no lo es, ya que exige cálculos imposibles para personas reales. No es posible prever todas las consecuencias de todos los posibles actos individuales, sus efectos sobre todas las personas y la valoración de estas. La felicidad no puede medirse, ni cuantificarse, ni objetivarse, ni compararse entre diversas personas, se trata de algo subjetivo y relativo. La información de la que disponen los seres humanos es imperfecta y la capacidad mental de procesarla es muy limitada.Los seres humanos reales actúan teniendo en cuenta su propia felicidad y la de los más próximos, pero no teniendo en cuenta la felicidad de todo el mundo. Las personas intentan de forma intuitiva maximizar su bienestar usando la información limitada de que disponen, mediante estimaciones tácitas, locales y parciales, no realizan imposibles análisis universales de coste y beneficio antes de actuar. Actos morales de renuncia o sacrificio pueden ser en beneficio indirecto del agente aunque este no haya calculado todas las consecuencias de su acción.Si el utilitarismo funcionara perfectamente los errores serían imposibles, todo el mundo acertaría siempre al actuar, no habría arrepentimientos o efectos imprevistos de las acciones. Las personas no son infalibles y deben aprender mediante ensayos, errores y aciertos. La experiencia puede transmitirse culturalmente. La moralidad del sentido común aprendida por los seres humanospuede representar la sabiduría acumulada de la humanidad acerca de las consecuencias deseables e indeseables de las acciones.El utilitarismo es a menudo empleado como excusa para políticas colectivistas que pretenden maximizar la utilidad agregada para todos los ciudadanos de una comunidad. La utilidad social como suma de utilidades individuales es un concepto absurdo. Una persona puede comparar distintos bienes posibles y actuar según su elección, pero no es posible objetivar o medir la utilidad que obtiene una persona por cualquier acción o suceso: se trata de un fenómeno mental íntimo, subjetivo y relativo. La comparación interpersonal de utilidades es imposible: no tiene sentido comparar lo que gana uno con lo que pierde otro.Los intervencionistas no aceptan la limitación realista de ordenaciones parciales y mutuamente inconmensurables de utilidad, exigen que todas las alternativas estén perfectamente cuantificadas y ordenadas; no se conforman con promover instituciones que intenten garantizar que la acción de una persona no perjudique a otros, que haya situaciones en las que uno o varios ganan y los demás permanecen igual: es algo demasiado modesto para sus grandiosas aspiraciones. La perspectiva del utilitarista colectivista es la de un endiosado líder de la colectividad, un ingeniero social que pretende conocer perfectamente las preferencias y capacidades de sus súbditos y se siente moralmente legitimado para elegir en su nombre e imponer sus decisiones con la excusa del bien común.El intervencionista redistribuye riqueza argumentando que el rico pierdemenos de lo que gana el pobre, le es indiferente que el rico no esté de acuerdo o que pueda tener algún tipo de derecho a que los demás no interfieran coactivamente en su vida. Algunos igualitaristas son tan ignorantes que pretenden que la ley económica de la utilidad marginal decreciente de los bienes justifica la distribución porque el

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rico valora su bien marginal mucho menos que el pobre. El problema es que dicha ley se refiere a comparaciones intrapersonales de utilidad y no dice absolutamente nada acerca de comparaciones interpersonales de utilidad. Lo que hace el igualitarista es disimular su opinión particular acerca de la justicia y conveniencia de una distribución particular de riqueza intentando relacionar el concepto absurdo de utilidad social con el ideal imposible de igualdad absoluta.El utilitarista colectivista sólo parece interesarse por el colectivo en su conjunto, su suma impersonal de utilidades lo vuelve insensible a la distribución de las utilidades entre los individuos. Si una persona pudiera demostrar que obtiene más utilidad que cualquier otro por cualquier bien podría obtenerlo todo y dejar a los demás sin nada.El utilitarismo es a menudo utilizado como excusa para violar derechos individuales privilegiando los intereses particulares de grupos de presión políticamente organizados que aspiran a obtener algo a costa de los demás pero no pueden plantear abiertamente lo que pretenden y se escudan detrás de la propaganda del interés general o la ayuda a los más necesitados.Los utilitaristas colectivistas son profundamente ignorantes respecto a laeconomía. Tratan la riqueza como algo dado, como si el problema sólo estuviera en repartirla adecuadamente. La ciencia económica muestra que un utilitarismo razonable que reconozca las limitaciones del conocimiento humano recomienda una organización social basada en los derechos de propiedad y el mercado libre.Algunos utilitaristas del bienestar reconocen el fracaso de los intentos de agregar utilidades: no tratan las preferencias concretas reales de las personas sino solamente sus intereses generales y concluyen que los recursos básicos necesarios para todos los seres humanos son muy similares (alimento, vestido, alojamiento, seguridad, educación, sanidad, cultura, trabajo, ocio…). Pero de aquí deducen arbitrariamente que estos bienes deben ser proporcionados de forma coactiva y colectiva mediante redistribuciones de riqueza.

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CONTRACTUALISMO

El contractualismo ético lucha inicialmente contra la doctrina del derecho divino

pero sólo consigue sustituir un error por otro, afirmando que el pueblo contrata su

seguridad con los gobernantes imponiendo cláusulas, condiciones y limitaciones al

poder. El pueblo históricamente jamás ha contratado nada; siempre han sido unos

pocos líderes políticos (que se autodenominan representantes del pueblo sin tener

el reconocimiento explícito individual de sus representados) quienes negocian con

los monarcas absolutos para advertirles de que deben aceptar ciertas limitaciones

si no quieren levantamientos revolucionarios violentos que les expulsen del poder.

En las democracias diversos grupos organizados compiten y pactan entre sípara

controlar los resortes del poder que les permiten explotar a los ciudadanos no

organizados.

Los contratos sociales para imponer y aceptar unas normas colectivas son

inexistentes históricamente. Algunos pensadores afirman que se trata de contratos

hipotéticos, pero los compromisos hipotéticos sólo obligan hipotéticamente, es

decir no obligan a nadie a nada en absoluto. Incluso si la creación original del

gobierno se basara en un acuerdo original, este no comprometería a quienes no lo

han suscrito, como las generaciones futuras que por nacer bajo un gobierno

quedan automáticamente sometidas a sus leyes.

El mito del contrato social mutuamente beneficioso afirma que los humanos

renuncian a agredir para no ser agredidos y crean el gobierno para poner orden y

no tener que desperdiciar recursos defendiendo la persona y las propiedades de

los ataques de otros, lo cual permite entablar una cooperación estable.

Usar la fuerza contra otro consume recursos y es arriesgado. Lo hacen algunos

fuertes contra los débiles porque pueden y quieren, es un medio de vida posible a

costa de otros. Algunas normas sociales son simples compromisos de los débiles

con los fuertes por los cuales aceptan someterse y obedecer a cambio de no ser

castigados. En diversos órdenes políticos unos dominan a otros por la fuerza

aunque esta no se utilice constantemente: en vez de malgastar energías en un

combate permanente, se acuerdan situaciones de no agresión a cambio de

sometimiento, el débil consigue limitar los abusos del fuerte entregándole algo a

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cambio; no es que el débil renuncie a agredir alfuerte, que no puede hacerlo, sino

que acepta ser su esclavo total o parcialmente para evitar ser matado o

encarcelado.

Los fuertes no son necesariamente irresistibles, y si exigen demasiado a los

oprimidos estos pueden llegar a situaciones desesperadas en las que les merece

la pena arriesgar la vida luchando por su liberación. Las morales de sociedades

opresoras son asimétricas, diferentes para opresores y oprimidos, pero pueden

incluir una cierta consideración a los oprimidos para evitar que lleguen a rebelarse.

Pretender que las normas sociales que protegen a los débiles son resultado de un

pacto social es absurdo a no ser que los débiles tengan algo que aportar a cambio

de la protección. El que sea o no beneficioso aceptar una norma social particular

depende del propio poder de negociación, y la persona fuerte y con talento tiene

más poder que la persona débil y poco inteligente, que produce poco de valor y

además puede serle expropiado fácilmente. El fuerte tiene pocos motivos para

aceptar convenciones que ayuden a los débiles, es poco lo que se gana de la

cooperación con ellos y si son explotados su venganza es poco probable. Si los

débiles pueden unirse entonces quizás lleguen a ser peligrosos para los

poderosos, por eso muchas normas sociales coactivas pretenden impedir que los

oprimidos se organicen. Fuertes y débiles de un mismo grupo pueden llegar a

cooperar si los débiles aceptan luchar con los fuertes contra amenazas exteriores.

Si las fuerzas (no sólo física, sino tecnológica, y de cooperación coordinada si se

trata de grupos) son casi iguales elcombate es estéril, puede que no haya ningún

ganador ni perdedor claro y ambas partes pierden los recursos empleados en la

lucha: en estos casos pueden tener sentido los pactos simétricos de no agresión

mutua, pero no son el fundamento de la ética.

Algunas normas sociales pueden entenderse como acuerdos para la acción

coordinada y la cooperación en grupo, asumiendo responsabilidades para tener

derecho a beneficios, a conseguir una parte de lo que se consiga de la actuación

conjunta. Esta acción colectiva puede ser productiva o parasitaria, puede servir

para explotar a otros seres humanos. Los contratos pueden constituir instituciones

locales o parciales, pero no ser fundamento de éticas universales.

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Ciertas normas son convencionales. La moral es convencional, pero la ética no lo

es. La ética no trata acerca de qué normas acuerdan seguir los miembros de un

grupo, sino acerca de qué normas son adecuadas para todos los seres humanos

en cualquier grupo. Algunos pensadores proponen condiciones y contenidos de

acuerdos sociales que les parecen razonables e intuyen que todos deberían

aceptarlos libremente, pero es solamente una conjetura prácticamente imposible

de cumplir porque basta una sola persona crítica que deniegue su aceptación para

que sea inválida. A menudo se inventan contratos presuntamente libres para

imponerlos de forma coactiva.

JUSTICIA COMO IMPARCIALIDAD

Para algunos pensadores el contractualismo no es más que un recurso ficticio

para conseguir que las normas sean imparciales y justas. Las personas acuerdan

autónomamente cómo hay que estructurar lasinstituciones básicas de la sociedad

para que sean justas. La idea del contrato social es un procedimiento que

incorpora un principio básico de deliberación imparcial: cada persona tiene en

cuenta las necesidades e intereses de todos los miembros de la sociedad como

seres iguales. Un contrato puede otorgar igual consideración a cada una de las

partes sólo si se negocia desde una posición de igualdad o posición original. Las

personas deben convenir unos principios de justicia tras un velo de ignorancia, sin

conocer sus habilidades o incapacidades naturales, y sin conocer qué posición

ocuparán en la sociedad. Se supone que cada parte negocia intentando conseguir

lo máximo para sí mismo, pero como nadie conoce qué posición ocupará en la

sociedad este procedimiento consigue que cada persona considere lo mejor para

cada uno de forma imparcial. El velo de ignorancia es un artificio que pretende

persuadir a las personas de que consideren no sólo sus propios intereses sino los

de todos los demás.

Muchos pensadores que defienden la justicia como imparcialidad realizan

argumentaciones carentes de fundamento. Afirman arbitrariamente que las partes

contratantes imparciales en la posición original elegirán normas basadas en la

igualdad básica de derechos y recursos, sin prohibir las desigualdades si estas

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son beneficiosas para los más débiles. Pretenden de forma arrogante conocer la

psicología de todos los seres humanos y aseguran que no están dispuestos a

asumir el riesgo de ser uno de los perdedores de una sociedad no igualitaria, aun

cuando ese riesgo sea pequeño en comparación con laprobabilidad de ser uno de

los ganadores. Una sola persona pretende poder inferir qué decidiría cualquier

persona (miles de millones) en unas condiciones de negociación basadas en la

ignorancia.

Los errores de estos pensadores son tan flagrantes que la justicia como

imparcialidad propone normas claramente parciales y asimétricas, otorgando a los

débiles la legitimidad para vetar cualquier acción ajena que no les beneficie. El

contractualismo pretende ser imparcial pero no lo es, ya que privilegia a los más

débiles, les da derechos que los demás no tienen. Los proponentes de estas

teorías suelen ser colectivistas que muestran su rechazo personal subjetivo de la

desigualdad y buscan excusas pseudocientíficas mal justificadas para imponer la

solidaridad de forma coactiva. Pretenden fomentar el interés por los demás de

forma egoísta y cobarde, no por auténtico amor, sino por si acaso en la lotería que

se supone que es la vida me tocara a mí ser de los más débiles.

La ética basada en la naturaleza humana y los derechos naturales

(iusnaturalismo) es auténticamente imparcial, trata a todos los seres humanos por

igual. Es perfectamente posible construir normas imparciales sin necesidad de

fingir contratos irrealizables cuyo contenido es además imposible conocer con

certeza. Las normas no perjudican a los más débiles, no van en su contra,

simplemente no les privilegian, les otorgan los mismos derechos abstractos que a

los más fuertes. Los derechos especiales de los más débiles no son derechos

humanos en el sentido de que todos los humanos puedan tenerlos por igual. Se

asume quetodos los débiles lo son accidentalmente, que no tienen historia, que su

estado es un dato de partida, como si el esfuerzo, el trabajo y la inteligencia no

tuvieran nada que ver. El bienestar de los débiles es la excusa de los colectivistas

e intervencionistas que ya no se atreven a pretender directamente que quieren

eliminar o limitar derechos para organizar coactivamente la sociedad.

La propaganda insistente de los colectivistas para conseguir que cada persona

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tenga en cuenta a todos los demás persigue un imposible: la atención y la empatía

de cada persona son muy limitadas, por eso las dedica a lo más próximo y

esencial. No se puede tener en cuenta a todo el mundo y además es innecesario,

basta con no perjudicarles activamente y los demás pueden hacer lo mismo,

dedicarse a lo suyo y no entrometerse en lo ajeno, establecer solamente

relaciones voluntarias.

Los acuerdos en el mundo real se negocian utilizando tanta información como sea

posible, no con ninguna información, es completamente irracional llegar a

acuerdos a ciegas y de forma aleatoria. La vida no es una lotería: muchas

cualidades o riquezas se heredan, pero no por azar sino porque alguien las ha

producido antes y ha querido transferirlas. Si alguien no merece ser débil, la

sociedad en su conjunto tampoco es responsable de esa debilidad y por lo tanto

no tiene ningún deber para con los débiles. Alguien puede creer que su mala

situación es inmerecida, es decir que no ha hecho nada para producirla, pero

entonces o es fruto del azar, de circunstancias incontrolables de las que nadie es

responsable, o hayalgunos responsables concretos que la han causado, y es a

ellos y no a toda la sociedad a quien hay que reclamar.

Las normas éticas no son aquellas de las cuales es posible convencer a todas las

personas para que las acepten y cumplan. Las normas éticas son las adecuadas

para el progreso de todos y cada uno de los individuos: si se aceptan y cumplen,

este progreso de todos es posible; si no se aceptan o cumplen, el progreso

generalizado es imposible.

La ética no intenta convencer a los poderosos para que se abstengan de agredir,

someter y explotar a los más débiles, ni tampoco convencer a la gente para que se

sienta obligada a cumplir las normas. La ética investiga normas universales

adecuadas. El conocimiento ético puede utilizarse para conseguir al menos que

los débiles no se dejen engañar por morales particulares que sirven para

explotarles sin que se den cuenta, o para evitar que la mayoría de los ciudadanos

sean engañados por parásitos y demagogos que viven a su costa dificultando su

desarrollo.

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ORIGEN EVOLUTIVO DE LA MORALIDADLa moralidad no puede justificarse o explicarse adecuadamente a partir de hechos estáticos, pero sí que es comprensible a partir de procesos dinámicos como la evolución biológica y cultural. Las creencias morales son adecuadas en la medida en que contribuyen a la supervivencia y al desarrollo de los individuos y los colectivos que las tienen como orientadoras de la conducta. Las creencias morales expresan sentimientos morales, pero estos no son completamente arbitrarios sino que constituyen emociones que permiten la cooperación social.El placer y el dolor orientan acciones animales individuales simples que tienen efectos directos (positivos o negativos) sobre el agente fáciles de computar y prever: evitar el frío y el calor, quemarse, golpearse, caerse; saciar el hambre y la sed comiendo y bebiendo. Ciertas acciones pueden tener múltiples resultados imprevistos, no inmediatos o indirectos, más difíciles de computar. El desarrollo de la inteligencia en los animales (incremento de la memoria y de la capacidad de reconocimiento de patrones y relaciones) permite repertorios de acciones más amplios y sofisticados que pueden tener en cuenta más factores relevantes en cada situación y más consecuencias posibles de la conducta. La materia inerte no actúa en respuesta a las acciones de una persona, pero los organismos vivos sí pueden reaccionar ante las acciones de otros (defensa, huida, contraataque, cooperación, devolución de ayuda). En las especies sociales los elementos del entorno de un individuo más importantes son otros miembros de la propia especie que reaccionan sistemáticamente de forma estratégica ante el comportamiento de otros.El ser humano es un animal social, y los sentimientos morales guían la conducta del individuo en un grupo social permitiendo la cooperación productiva con sus semejantes y evitando en lo posible la conflictividad destructiva. Los seres sociales tienden de forma espontánea a adaptar sus comportamientos en un dominio consensual que facilita su supervivencia común. Sus sistemas nerviosos generan pautas de conducta que pueden describirse como normas morales que surgenevolutivamente como respuestas adecuadas a posibilidades de cooperación y conflicto.La moral es una adaptación evolutiva que incrementa la aptitud de los individuos que conviven en un grupo al hacer posible su cooperación. Los sentimientos morales influyen sobre el comportamiento del individuo de modo que su actuación consigue su propio beneficio pero aceptando limitaciones que tienen en cuenta los efectos sobre los demás y sus posibles reacciones beneficiosas o perjudiciales.La competencia evolutiva no significa hostilidad permanente de todos contra todos (a menudo los competidores no luchan directamente, sino que utilizan recursos escasos que ya no estarán disponibles para otros). La evolución mediante selección natural implica competencia, pero una forma adecuada y eficiente de competir es la cooperación. Sin sentimientos morales cada cual intenta obtener lo máximo para sí mismo sin tener en cuenta a los demás, de modo que la cooperación no es posible y las estrategias disponibles de supervivencia están muy limitadas. Los sentimientos morales permiten la generación espontánea de organizaciones sociales cooperativas complejas que incrementan enormemente el poder de acción: la unión hace la fuerza en la caza y en la defensa, la posibilidad de ayuda mutua minimiza los riesgos y mitiga sus efectos, la división del trabajo

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incrementa la productividad. La vida en solitario está libre de conflictos interpersonales, pero también es imposible la cooperación. La vida social implica renuncias y limitaciones, pero merecen la pena porque los beneficios son inmensos.Antes deldesarrollo del conocimiento científico, especialmente del concepto biológico de evolución, diversos mitos simplistas muy populares intentaban sin éxito explicar el origen de la moralidad como pactos entre individuos previamente amorales o como intentos de sintonizar la naturaleza humana imperfecta con la voluntad de la divinidad.Las normas morales más básicas no resultan de pactos voluntarios, conscientes y deliberados entre seres humanos egoístas, sin sentimientos por otros y perfectamente racionales, sino que son modos innatos de funcionamiento mental (parcialmente modificables por la cultura) que hacen posible el orden social. Las personas tienen una inteligencia consciente limitada y no son capaces de tener en cuenta todas las posibles estrategias de comportamiento propias y ajenas, sus probabilidades de éxito, sus ventajas, sus inconvenientes, sus riesgos. Además las personas no actúan si no tienen motivaciones. Los sentimientos morales son motivaciones conductuales que dirigen el comportamiento sin necesidad de reflexión consciente hacia las acciones que mantienen la cooperación social beneficiosa para todos los participantes.La moralidad humana no demuestra que los seres humanos estén en la cúspide de una cadena o pirámide evolutiva que tiene como finalidad crear al ser humano y desarrollarlo espiritualmente hacia la unificación con la divinidad. La moralidad humana no es un mecanismo de un alma espiritual virtuosa que intenta controlar el comportamiento de la persona luchando contra las bajas pasiones animales del cuerpo en el cual se ha implantado. La moralpuede implicar conflictos psicológicos en situaciones complejas porque diversos sistemas mentales proponen soluciones diferentes. Algunas imágenes distorsionadas de animales representan diversos vicios humanos, pero muchos animales reales cuidan de sus crías, se ayudan mutuamente y llegan a sacrificarse unos por otros.Ante el misterioso problema de la moralidad la mente humana precientífica, con los sistemas de búsqueda de un agente intencional como modo predominante de funcionamiento para generar explicaciones, inventa entidades trascendentes como generadores y guardianes de las normas sociales. La divinidad es un símbolo imaginario fácil de asimilar que aglutina un sistema complejo de valores, ideales y normas. La idea de la divinidad trascendente pretende explicar el origen de la moralidad pero genera muchos más problemas que los que aparentemente resuelve y ofrece respuestas contradictorias a los dilemas morales: obediencia al poderoso para evitar un castigo o a alguien que te ama y te guía; la divinidad dicta las normas pero es una entidad inaccesible o que dice cosas diferentes a personas distintas.La moralidad suele ser conservadora y respetuosa con la tradición, pero no es eterna ni inmutable (aunque puede parecerlo cuando cambia muy despacio según la escala de tiempo de la vida humana). Los principios morales están en las mentes de los individuos de un grupo, tienen mucho en común pero no son idénticos, y son parcialmente modificables mediante el aprendizaje personal, las interacciones culturales y especialmente las influencias persuasivas de

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individuoscarismáticos.Los seres humanos no se limitan a comportarse según normas morales, sino que son capaces de reflexionar sobre las normas de comportamiento que la moralidad sentida íntimamente les sugiere, y también pueden expresar estas normas mediante el lenguaje, comunicarlas, discutirlas con los demás e intentar persuadirles de la conveniencia o inadecuación de ciertas acciones. El análisis racional de la moralidad abre la posibilidad de la ciencia ética.El ser humano vive hoy en un entorno muy diferente de aquel en el cual evolucionaron sus ancestros: grupos pequeños básicamente familiares donde todos se conocían mutuamente, los peligros eran abundantes, las oportunidades escasas, el repertorio de acciones posibles muy limitado, los cambios sociales muy lentos y apenas perceptibles. La ciencia ética puede mostrar cómo el empeño irreflexivo de regular sociedades modernas extensas y abiertas (muchas personas mutuamente desconocidas, menos peligros, mayor control sobre el mundo natural, amplias oportunidades, posibilidades de acción múltiples y crecientes, cambios rápidos creativos y destructivos, división del trabajo, especialización e intercambio) según normas morales tribales ahora inadecuadas está condenado al fracaso.IUSNATURALISMOEl naturalismo supera al nihilismo, al escepticismo, al relativismo y al convencionalismo. El derecho natural o iusnaturalismo se enfrenta al trascendentalismo de la ley religiosa y al convencionalismo de las leyes positivas de los estados, afirmando que las normas éticas no se fundamentan en mandatos divinos o pactos particularesentre seres humanos. El naturalismo critica el supuesto tradicional de que la ética debe proceder de alguna fuente de autoridad fuera de la naturaleza humana: la ética surge de la propia naturaleza humana. La ética no se impone al ser humano, sino que es la expresión de la naturaleza humana y puede comprenderse como autogobierno o autonomía del ser humano.El naturalismo puede construir una ética universal basada en la naturaleza humana, que es básicamente constante frente a las convenciones cambiantes. Lo humano y artificial es más variado y cambiante que lo natural, pero esto se debe a la propia potencialidad y complejidad de la naturaleza humana. Las tradiciones parecen eternas pero cambian lentamente. Las costumbres cambian según los lugares. Las sociedades humanas y sus instituciones son variadas y pueden cambiar porque no se adecuan a la ética universal o porque muestran que la ética universal no determina unívocamente la organización social sino que deja abiertos amplios dominios en los que se manifiestan las diferencias humanas concretas y sus posibilidades creativas. El derecho natural es abstracto, no proporciona máximas concretas que especifiquen totalmente la conducta humana adecuada.El derecho natural no significa que las leyes éticas son objetivas porque están inscritas en algún lugar en la naturaleza y por lo tanto son comprobables empíricamente. Las leyes éticas son objetivas porque son aplicables a todos los sujetos éticos y pueden ser descubiertas razonando correctamente, no dependen de preferencias particulares subjetivas.

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