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Larraín, Jorge (1997). La trayectoria latinoamericana a la modernidad El autor plantea que Latino America si existe un tipo de modernidad y que esta corresponde a un tipo específico y propio debido a sus características culturales, económicas, política, etc. y también debido a su propia historia como región “Por eso nuestra modernidad no es exactamente igual que la europea; es una mezcla, es híbrida, es fruto de un proceso de mediación que tiene su propia trayectoria; no es ni puramente endógena ni puramente impuesta; algunos la han llamado subordinada o periférica” (pág.315) Históricamente la modernidad proviene del viejo continente y se ha ido expandiendo al resto del globo a distintos ritmos y de distintas maneras. Larraín plantea que Latinoamérica ha intentando tomar, o que constantemente está comparándose, con la modernidad europea o la modernidad norteamericana lo que claramente se convierte en un problema al no poder solucionar y avanzar a un ritmo propio, imponiéndose creencias, costumbres y usos que no corresponden al contexto latinoamericano “Este error fue impulsado en los años cincuenta por algunas de las teorías de la modernización de origen norteamericano, que pensaban que estábamos en tránsito desde la sociedad tradicional a la sociedad moderna y que constituían a las propias sociedades industriales avanzadas en el modelo ideal que los países atrasados alcanzarían inevitablemente, siguiendo una ruta de transición que repetía las mismas etapas ya recorridas por ellas” (pág. 316) El autor plantea que existen cinco formas o caminos hacia la modernidad, las que se enmarcan geográficamente en distintas latitudes y por ende en distintos contextos y culturas. La Norteamericana, que por temporalidad e influencia es la más cercana a la Europea, y por ende recibe de manera mucho más directa las ideas de la modernidad, aunque estas no son puestas

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Larran, Jorge (1997). La trayectoria latinoamericana a la modernidad

El autor plantea que Latino America si existe un tipo de modernidad y que esta corresponde a un tipo especfico y propio debido a sus caractersticas culturales, econmicas, poltica, etc. y tambin debido a su propia historia como regin

Por eso nuestra modernidad no es exactamente igual que la europea; es una mezcla, es hbrida, es fruto de un proceso de mediacin que tiene su propia trayectoria; no es ni puramente endgena ni puramente impuesta; algunos la han llamado subordinada o perifrica (pg.315)

Histricamente la modernidad proviene del viejo continente y se ha ido expandiendo al resto del globo a distintos ritmos y de distintas maneras. Larran plantea que Latinoamrica ha intentando tomar, o que constantemente est comparndose, con la modernidad europea o la modernidad norteamericana lo que claramente se convierte en un problema al no poder solucionar y avanzar a un ritmo propio, imponindose creencias, costumbres y usos que no corresponden al contexto latinoamericano Este error fue impulsado en los aos cincuenta por algunas de las teoras de la modernizacin de origen norteamericano, que pensaban que estbamos en trnsito desde la sociedad tradicional a la sociedad moderna y que constituan a las propias sociedades industriales avanzadas en el modelo ideal que los pases atrasados alcanzaran inevitablemente, siguiendo una ruta de transicin que repeta las mismas etapas ya recorridas por ellas (pg. 316)

El autor plantea que existen cinco formas o caminos hacia la modernidad, las que se enmarcan geogrficamente en distintas latitudes y por ende en distintos contextos y culturas.La Norteamericana, que por temporalidad e influencia es la ms cercana a la Europea, y por ende recibe de manera mucho ms directa las ideas de la modernidad, aunque estas no son puestas en prctica hasta que cae el dominio colonial ingls sobre norteamrica.La siguiente modernidad corresponde a la Africana la cual se inicia con la colonizacin europea sobre el territorio africano y se imponen los modos de vida y costumbres inglesas sobre la poblacin nativa. Adems tiene como principal problema el de la administracin territorial, que crea fronteras netamente geogrficas, sin considerar divisiones anteriores dadas por las relaciones entre culturas y tribus.Le sigue la modernidad Japonesa, lo que resulta interesante ac, es que esta surge como contraposicin a la colonizacin europea, al contrario de las dos anteriores, en cuanto las clases dominantes intentan impedir el proceso de colonizacin inglesa sobre Japn.La modernidad Europea, como origen de todo estos procesos, se inicia incipientemente en el siglo XVI y tiene su consolidacin junto con la Ilustracin. Dentro de esta modernidad Larran identifica cinco diferentes fases o etapas

Y por ltimo llegamos a la modernidad latinoamericana, la cual se inicia con los procesos independentistas en el sur del continente, y que para larrain se presenta como una modernidad ms tarda y problemtica en su desarrollo.

La modernidad latinoamericana comienza en cambio ms tarde, a principios del siglo XIX, con la independencia, porque Espaa y Portugal lograron impedir su expansin durante tres siglos. No se da un trasplante cultural casi sin trabas desde Europa como en Norteamrica, pero s una influencia importante de las ideas matrices de la Ilustracin que deben enfrentar y readecuarse a un polo cultural indo-ibrico bastante resistente (pg. 319)

Larran identifica cuatro fases en la trayectoria a la modernidad latinoamericana, marcadas por cambios econmicos, polticos, culturales y sociales. Tambin identifica caractersticas transversales a la modernidad tarda latinoamericana como por ejemplo el clientelismo, el autoritarismo, racismo, poco desarrollo de la sociedad civil y ciudadana, marginalidad, economas informales, una institucin poltica frgil, despolitizacin, etc.

La modernidad latinoamericana no es ni inexistente, ni igual a la modernidad europea, ni inautntica. Tiene su trayectoria histrica propia y sus caractersticas especficas, sin perjuicio de compartir muchos rasgos generales. La trayectoria latinoamericana hacia la modernidad es simultneamente parte importante del proceso de construccin de identidad: no se opone a una identidad ya hecha, esencial, inamovible y constituida para siempre en el pasado, ni implica la adquisicin de una identidad ajena (anglosajona, por ejemplo). Tanto la modernidad como la identidad en Amrica Latina son procesos que se van construyendo histricamente y que no implican necesariamente una disyuntiva radical, aunque puedan existir tensiones entre ellos. Los rasgos de nuestra modernidad que hemos explorado, tanto los generales como los especficos, constituyen, para bien o para mal, elementos importantes de nuestra identidad de hoy (pg.332)

Marn Bravo, lvaro y Morales Martn, Juan Jess (2010). Modernidad y modernizacin en Amrica Latina. Pp. 1-20.

Los autores de este texto llevan a cabo una revisin de la modernidad en Amrica Latina y de qu forma est se presenta en el continente y como esta se inserta dentro de la modernidad.Entienden a la modernidad en Latinoamrica como un proceso histrico lleno de variantes y matices dados por sus propias caractersticas sociales, econmicas, culturales y polticas; y a la vez siempre a la sombra de la modernidad europea.

Amrica Latina inici entonces una relacin histrica con el otro cultural. Una correspondencia que en ocasiones ha significado entender la modernidad de una manera diferente, no viva, no autctona, no original, cuando Amrica Latina representa por s misma una cultura propia. No es un fragmento o una prolongacin de Europa o del mundo occidental a pesar de compartir un pasado comn, tradiciones, lenguas: es una cultura propia. () . De ah lo problemtico, porque nunca ha habido un consenso de aceptar esa identidad colectiva, ya que muchas veces se ha privilegiado el componente europeo u occidentalizador, otras veces el hispnico y otras tantas el indigenista. (pg. 4)

Para Marn y Morales en latinoamrica existe una crisis de sentido, hacindose la pregunta de que si en Amrica Latina existe modernidad, o solo un proceso de modernizacin (pg. ). En ese sentido plantean que en Amrica Latina, modernidad y modernizacin han ido de la mano y si han existido, pero con diversos problemas que lo llevan a no constituirse plenamente, siendo un proyecto inacabado, pero si con reales posibilidades de concretarse.

"La va latinoamericana al desarrollo econmico es la que ms se ha privilegiado, an siendo una regin perifrica y retrasada frente a los centros econmicos. Sobre este camino es el que ms empeo se ha puesto histricamente. Cosa bien distinta, sin embargo, ha sido la modernizacin poltica y cultural que no ha terminado de generar democracias participativas asentadas ni el establecimiento de esferas civiles y pblicas consolidadas." (pg. 11).

Para los autores, como decamos, la modernidad latinoamericana se encuentra inconclusa pero en vas de desarrollo y plantean que se debe configurar desde una propuesta crtica,

"nuestra propuesta sinttica pasa por aglutinar de forma crtica algunos aspectos de estos discursos -pasados y presentes-, pero que, en definitiva, posibiliten la coexistencia de contradicciones propias del discurso moderno y de la historia estructural latinoamericana: integracin en el programa cultural de la modernidad como tambin en el proceso histrico de la modernizacin- que permita una diferenciacin de la diversidad y peculiaridad de esta realidad. Porque una de las premisas de la modernidad es justamente esta: la supervivencia de la diferencia. (pgs. 14-15).Amrica Latina, con todo, debe aspirar a convertirse en una ciudad de ciudadanos, no conformndose, por tanto, en ser una sociedad de trabajadores, una sociedad de consumidores, en una sociedad de creyentes o en una sociedad de clientes. Esta podra ser, sin duda la gran aspiracin de programa cultural de la modernidad latinoamericana. (pg. 16).

Brunner, J.J (1992). Escenificaciones de la identidad latinoamericana. 69-87

El autor plantea y reflexiona en torno a los conceptos de identidad latinoamericana, o identidad nacional, entendindose como conceptos creados y moldeados a travs del lenguaje.Para Brunner, siguiendo lo planteado por Richard Rorty, en la medida en que se crean y utilizan conceptos se crean objetos y realidades, y para el caso del tema de estudios de Brunner, las identidades se crean y transforman a travs del lenguaje.

Tambin las identidades colectivas pertenecen a esa clase de objetos que son creados por la manera como la gente habla de ellos. En verdad, tales identidades -de pueblos, etnias, naciones o continentes- carecen de sustancia; no estn ah afuera, como algo que pudiramos aprehender ms all de nuestras maneras de hablar de ellas. Ms bien estn suspendidas ntegramente sobre la fina red de las palabras que las nombra; su sustancia son discursos, interpretaciones. Por decirlo de alguna forma, las identidades y sus signos estn entre nosotros al modo en que lo estn todos aquellos sentidos que hacemos existir -o mantenemos y transformamos- por medio de conversaciones, textos, producciones discursivas y comprensiones (pg. 69).

Brunner tambin parte de la premisa del concepto de identidad personal propuesto por Erik Erikson, la cual se entiende como una identidad en un proceso simultneo de reflexin y observacin, en cuanto se construye en referencia al constante juicio de los otros y en la propia percepcin.

As el autor continua y plantea que existen diversas formas de identidad, identificando cuatro identidades: identidad como origen, identidad como evolucin, identidad como crisis e identidad como proyecto.

La identidad como origen hace referencia a la posibilidad de demarcar ciertos espacios o territorios tanto geogrficos como culturales, con el fin de buscar una identificacin o una diferenciacin con el resto."Responder a la pregunta "de dnde venimos" ha sido siempre una fuente del hablar sobre la identidad. Histricamente se ha hablado, y hoy se sigue hablando, de una identidad latinoamericana -o nacional- para consagrar prcticas que recortan una realidad que as se desea especificar contra el fondo del drama histrico por medio del cual hombre y pueblos se apropian de la naturaleza y dotan de un sentido peculiar, creando un mundo de vida, una cultura. Dicho recorte no es, por cierto, geogrfico en primer lugar; pero en l la geografa juega un papel esencial, como escena de identidad." (pg. 72)

La identidad como origen cuenta la fbula, es decir, crea la realidad de una Amrica que necesita ser nombrada para as ser recortada del caos -la confusin- de las cosas y del tiempo (pg. 73)

En segundo lugar, la identidad como evolucin, la cual Brunner la plantea como "un drama del tiempo; responde a la pregunta por el destino de nuestro origen entreverado en el drama de las civilizaciones." (pg. 74), y hace relacin al origen de la cultura latinoamericana como producto la hibridacin de las diversas culturas de la poca: indgenas, negros, espaoles, mestizos, etc.

En este caso se busca afirmar algo as como una personalidad cultural de Amrica Latina (o de sus sociedades nacionales) frente a culturas con componentes similares pero con desarrollos diversos, como pueden ser la cultura europea o la cultura norteamericana. La naturaleza juega aqu un papel menor; todo, en cambio, se juega en el terreno de la evolucin histrica. (pg. 74)

Contina con la identidad como crisis, la que parte de la idea de que somos una cultura bajo la dominacin de grupos hegemnicos que nos inyectan de tradiciones que no corresponden a esta cultura, por lo que as nace una identidad como crisis con el fin de fundar un discurso crtico frente a las alienaciones y subordinaciones impuestas por las relaciones de colonialismo, dependencia y penetracin fornea (pg. 76).

Ms que la evolucin histrica, aqu son las coyunturas lo que interesa. Entre el origen y el destino, son las estructuras distorsionadas de la sociedad las que determinan el curso de una identidad negada. La naturaleza se ha vuelto ausente e irrumpen en la escena los grupos, las clases, y las naciones; ahora las relaciones sociales son todo: sus jerarquas, sus asimetras, las hegemonas que ellas fundan o impiden. La identidad es hablada como drama del poder de la sociedad. (pg. 76)

Y por ltimo plantea la identidad como proyecto, la que se busca una forma de construir una identidad como meta y a la vez un futuro para amrica latina, ver hacia dnde nos dirigimos y de qu modo nos dirigimos.

...se habla de la identidad como proyecto; como manera de llegar a hacer presente lo que est por hacerse, solo que esta vez en trminos propositivos. Se trata pues de una meta a alcanzar mediante especficas operacionales de constitucin de una realidad (nacional o regional) en trminos de sus propias potencialidades. (...) Aqu la identidad es frontera, horizonte. Utopa, en ltima instancia." (pg. 78)

"La identidad como proyecto responde a la pregunta 'hacia dnde vamos' o, ms exactamente, hacia dnde queremos y debemos ir'. Conforma pues un mbito en que convergen las posiciones anteriores, cada una alumbrando, con su propia manera de hablar, la identidad posible, buscada, deseada de Amrica" (pg. 79).

Salinas, Claudio. Melodramas, modernidades e identidades en el cine latinoamericano actual: de amores perros a Sbado. Aisthesis [online]. 2010, n.48 pp. 112-127.

El cine hecho en nuestras latitudes opera como un dispositivo de proyeccin social, como un mecanismo en el que se construyen y reelaboran nuestras realidades. articula tambin discursos y narrativas sobre como creemos que somos y en que nos podemos convertir (funcin performativa). Escenifica fatalidades, traiciones, marginalidades, engaos, amores y contradicciones sociales epocales y configura sobre todo, ciudades e imaginarios latinoamericanos que nos remiten a una serie de heterogneas de la relacin de nuestras naciones con los procesos de modernizacin siempre en curso. la imagen del cine se constituye como proyeccin del mundo. En este caso, de nuestro mundo. (pg. 113)

Con este prrafo el autor inicia el texto y da luces de sus primeras ideas: la importancia del cine (y toda industria cultural en general) como elemento (o al menos intento) de representacin de la identidad latinoamericana. Y en ese sentido el gnero del melodrama es el que el autor considera, y selecciona, como el ms acorde para revisar la identidad latinoamericana a travs del cine: Lo melodramtico hace ingresar narrativamente a nuestras sociedades en la modernidad perifrica. Lo melodramtico hace comparecer a nuestras naciones ante una modernidad que se nos revela sentimentalmente, afectivamente por medio de historias de amor y desencuentros, engaos y traiciones, pasiones y excesos de todo tipo. (pg. 115)

De esta manera el autor propone analizar tres pelculas a travs de lo melodramtico, con el fin de ver como se representa la modernidad y la identidad, especficamente, en cada una de estas pelculas (Amores perros de Alejandro Gonzlez Irritu (Mexico), Whisky de Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll (Uruguay), y Sbado de Matas Bize (Chile))

El autor se realiza una serie de preguntas que van guiando el anlisis de las pelculas: Cmo aparece lo melodramtico en las tres pelculas seleccionadas? Qu aspectos de lo melodramtico es posible advertir en estas representaciones audiovisuales? A qu cotidianidad y modos de vida nos reenvan? Qu tipo de modernidad acontece en estas narraciones? Cules estructuras del sentimiento operando distinguimos? Finalmente, qu identidades o qu posiciones identitarias se despliegan? (pg. 119)

Y as parte analizando Amores perros, en la que segn el autor lo melodramtico cruza transversalmente a la sociedad y los personajes sin discriminacin y en la cual adems siempre hay algn hecho fatal que les impide la felicidad a los personajes: Evidentemente todos los episodios intentan contornear distintas escenas de la vida privada de la sociedad en Ciudad de Mxico. Todos estn cruzados por la fatalidad que se cierne sobre los personajes impidiendo el amor duradero, fidelidades duraderas. Se trata por tanto de vidas perras -como sugiere la metfora del nombre de la pelcula o el ingreso del drama del hombre comn a la modernidad. La redencin de unos personajes demasiado humanos no est permitida en esta pelcula (pg. 120).

La siguiente pelcula corresponde a Whisky, de la que el autor plantea que en esta se refleja el auge del emprendimiento hipermoderno en detrimento del viejo orden de produccin econmica a la vez que tambin refleja relaciones sociales rutinarias propias del momento.

"Herman, simbolizando lo hegemnico, lo exitoso, lo emprendedor, mira con abierta lstima a su hermano, quien simboliza lo residual, lo que probablemente se convierta en una pieza de museo (lo arcaico). Nada de contrahegemonas, ni de emergencias. Pese a esta derrota definitiva del viejo sistema de produccin, Jacobo intenta un ltimo artificio para no aparecer en la escena cotidiana como un perdedor. Claramente es un acto desesperado de negacin de que su mundo y el de sus padres han hecho caput." (pg. 122).

"Este teatro de las apariencias (...) es sostenido por solo tres personajes distinto a la historia coral que se puede ver en Amores Perros. Los tres personajes sostienen una narracin caracterizada por la exhibicin de una serie de relaciones sociales rutinarias: la rutina de la produccin, la rutina de la vida, y la rutina de los afectos. Si se permite un neologismo, se trata de la rutinizacin de la vida cotidiana." (pg. 123).

Y por ltimo, la pelcula Sbado, en la cual las relaciones sociales, y especficamente las relaciones filiales corresponden a relaciones livianas, plantea que no hay contradicciones en estas vidas, lo que se entiende es que no hay problemas, no hay compromisos, la vida solo es estar y existir.

"La aceptacin del orden se cuela por Sbado y lo que es ms peligroso, el orden de las relaciones amorosas, filiales, tambin lo hace. No hay contradicciones, pues se trata de un fluir incesante, puro destino sin redencin, sin vidas ejemplares. Se trata de subjetividades arrojadas al teatro de lo cotidiano, sin filtros" (pg. 125).

El amor se vuelve lquido, la modernidad exhibe su liviandad. Lo melodramtico ya no puede operar con aspiraciones pedaggicas para el reconocimiento en la pantalla de una nacin toda. Tampoco puede jactarse de ser una escuela para domesticar los sentimientos. Se trata, por tanto, de una pedagoga sin moraleja, pues no se espera nada de nadie" (pg. 125).

Ya, a modo de cierre, el autor reflexiona con respecto al melodrama a modo general, y en lo particular con respecto a las pelculas analizadas, y dice:

"Despus de estos desarrollos podemos puntualizar algunas cuestiones. Primero, el melodrama y lo melodramtico no pueden concebirse slo como gnero, ms bien debe acudirse a la nocin de estructura narrativa y de matriz simblica o cultural. (...) En segundo lugar, las pelculas muestran una imagen de la poltica en la que el conflicto de clase aparece como un accidente o, en su defecto, como una aceptacin del orden contemporneo. (...) En tercer lugar, si bien cada cinta utiliza el lenguaje del cine para sus propios fines, debemos convenir en que son un buen material para observar de manera conjunta algunos problemas de nuestras sociedades; claro, desde el lugar de la representacin, es decir desde una manera especfica y particular de pensar lo social y el mundo que habitamos" (p. 126).

Althusser, L. Ideologa y aparatos ideolgicos de Estado. Pp. 21-55.

En este texto, Althusser, revisa el concepto de ideologa y su funcin y modos de accin con respecto a la mantencin de las estructuras especficamente el Estado y los modos de produccin.Althusser estudia la ideologa porque considera que es importante tener claros esos conceptos dentro de la teora marxista, porque negar la ideologa es tambin negar las lgicas sociales organizativas dentro de la concepcin del comunismo como sociedad y dice:La ideologa, no es, por lo tanto, una aberracin o una excrecencia contingente de la Historia: constituye una estructura esencial en la vida histrica de las sociedades. Por lo dems, solamente la existencia y el reconocimiento de su necesidad pueden permitir actuar sobre la ideologa y transforma en instrumento de accin reflexiva sobre la Historia (pg. 16)Despus dice que el concepto ideologa poco tiene que ver con el tema de la conciencia, como se planteaba desde el Idealismo, es de hecho, segn Althusser, de naturaleza inconsciente (pg. 17). Y contina diciendo que La ideologa es sin duda, un sistema de representaciones, pero estas representaciones, la mayor parte del tiempo, no tienen nada que ver con la : son la mayor parte del tiempo imgenes, a veces conceptos, pero, sobre todo, se imponen como estructuras a la inmensa mayora de los hombres sin pasar por su . Son objetos culturales percibidos-aceptados-soportados que actan funcionalmente sobre los hombres mediante un proceso que se les escapan (pg 17).Althusser plantea que los modos de produccin determinan las relaciones sociales, y que los modos de produccin deben asegurarse su continuidad a travs de de la reproduccin de sus condiciones de produccin y de la reproduccin de la fuerza de trabajo. Para esto el Estado hace uso de los aparatos del Estado (polica, ejrcito, milicia) pero sobre todo utiliza los aparatos ideolgicos del estado los que son finalmente los encargados de reproducir los mecanismos de produccin y el orden de clase. Los aparatos ideolgicos de Estado (AIE) pueden ser de diversa ndole: religiosos, familiares, escolares, jurdicos, cultura, mediticos, etc. y todas corresponden a facetas del Estado, al no haber diferencia entre el mbito pblico y el privado, ya que plantea que el Estado, al estar cooptado por una clase dominante, que en el caso de las sociedades capitalistas corresponden a la burguesa, por ende no existe diferencia entre estos dos campos."El dominio del Estado queda afuera, ya que ste queda ms all del Derecho: el Estado, que es Estado de la clase dominante, no es ni pblico ni privado; es, por el contrario, la condicin de toda distincin entre lo pblico y lo privado. Decimos lo mismo a partir, esta vez, de nuestros aparatos ideolgicos de Estado. Poco importa si las instituciones que los realizan son pblicas o privadas. Importa su funcionamiento. Las instituciones privadas pueden funcionar perfectamente como aparatos ideolgicos de Estado. Basta un anlisis cuidadoso de cualquier AIE para demostrarlo. Pero vamos a lo esencial. Lo que distingue a los AIE del aparato (represivo) de Estado es esta diferencia fundamental: el aparato (represivo) de Estado funciona con violencia, mientras que los aparatos ideolgicos de Estado funcionan con ideologas" (pg. 37).Althusser plantea que el ms grande AIE, es la escuela, que ha superado los antiguos aparatos de la iglesia y la familia:"La escuela recibe a los nios de todas las clases sociales desde los jardines infantiles, momento desde el cual -con viejos mtodos lo mismo que con nuevos- les inculca durante muchos aos -justamente los aos en que el nio es ms y se halla aprisionado entre el aparato ideolgico familiar y el escolar- tomados de la ideologa dominante (el idioma materno, el clculo, la historia, las ciencias, la literatura) o simplemente la ideologa dominante en estado puro (moral, educacin cvica, filosofa)" (p. 46).