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1 FICHA TÉCNICA Solas Película Dirección: Benito Zambrano País: España Año: 1999 Duración: 95 min. Guión: Benito Zambrano Producción: Antonio P. Pérez Música: Antonio Meliveo Fotografía: Tote Trenas Intérpretes: María Galiana, Ana Fernández, Carlos Álvarez-Novoa, Antonio Dechent, Paco de Osca, Juan Fernández, Miguel Alcíbar, Pilar Sánchez, Concha Galán, Paco Tous, Rosario Lara, Pepa Faraco Premios: XIV edición de los Premios Goya Categoría Persona Mejor director novel Benito Zambrano Mejor actriz de reparto María Galiana Mejor actriz revelación Ana Fernández Mejor actor revelación Carlos Álvarez- Nóvoa Mejor guion original Benito Zambrano Premios del Círculo de Escritores Cinematográficos Categoría Persona Mejor película Mejor director Benito Zambrano Mejor actriz María Galiana Mejor actriz secundaria Ana Fernández Mejor actor secundario Carlos Álvarez-Nóvoa Mejor guion original Benito Zambrano Premio revelación Benito Zambrano Sinopsis: María malvive en un oscuro apartamento de un barrio miserable, trabaja eventualmente como chica de la limpieza y, casi con cuarenta años, descubre que está embarazada de un hombre que no la ama. Su soledad es tan grande que sólo encuentra consuelo en la bebida. Su madre, que ha consumido su vida al lado de un hombre violento e intolerante, no tiene ni siquiera el consuelo de tenerla cerca. Con motivo del ingreso de su marido en un hospital, la madre visita a María en su apartamento y conoce a un vecino viudo que vive con su perro. La relación que se establece entre estos tres náufragos alivia sus soledades y deja una puerta abierta a la esperanza.

FICHA TÉCNICA Película Dirección: Benito Zambrano …museodelamujer.org.mx/docs/cineclub/2016/Solas.pdf · La vida de Rosa depende del bienestar de los demás, por lo que su felicidad

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FICHA TÉCNICA Solas

Película Dirección: Benito Zambrano País: España Año: 1999 Duración: 95 min. Guión: Benito Zambrano Producción: Antonio P. Pérez Música: Antonio Meliveo Fotografía: Tote Trenas Intérpretes: María Galiana, Ana Fernández, Carlos Álvarez-Novoa, Antonio Dechent, Paco de Osca, Juan Fernández, Miguel Alcíbar, Pilar Sánchez, Concha Galán, Paco Tous, Rosario Lara, Pepa Faraco Premios: XIV edición de los Premios Goya Categoría Persona

Mejor director novel Benito Zambrano

Mejor actriz de reparto

María Galiana

Mejor actriz revelación

Ana Fernández

Mejor actor revelación

Carlos Álvarez-Nóvoa

Mejor guion original Benito Zambrano Premios del Círculo de Escritores Cinematográficos Categoría Persona

Mejor película

Mejor director Benito Zambrano

Mejor actriz María Galiana

Mejor actriz secundaria Ana Fernández

Mejor actor secundario Carlos Álvarez-Nóvoa

Mejor guion original Benito Zambrano

Premio revelación Benito Zambrano Sinopsis: María malvive en un oscuro apartamento de un barrio miserable, trabaja eventualmente como chica de la limpieza y, casi con cuarenta años, descubre que está embarazada de un hombre que no la ama. Su soledad es tan grande que sólo encuentra consuelo en la bebida. Su madre, que ha consumido su vida al lado de un hombre violento e intolerante, no tiene ni siquiera el consuelo de tenerla cerca. Con motivo del ingreso de su marido en un hospital, la madre visita a María en su apartamento y conoce a un vecino viudo que vive con su perro. La relación que se establece entre estos tres náufragos alivia sus soledades y deja una puerta abierta a la esperanza.  

 

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Federación Internacional de Mujeres Universitarias Federación Mexicana de Universitarias

Universidad Nacional Autónoma de México Museo de la Mujer

Bolivia 17 Centro Histórico, Ciudad de México. Cine-Club de género, 7 de junio de 2016.

Solas

Mtra. Delia Selene de Dios Vallejo♣♥

La película “Solas” transcurre en un barrio marginal de Sevilla (España) donde una madre, que viene del pueblo a la ciudad para acompañar a su marido internado en un hospital, se instala en los ratos que el acompañamiento le deja libres en casa de su hija. La hija, que abandonó la casa paterna, malvive en la ciudad sin esperanza y sin futuro. Hay otros hermanos, quienes dejaron su casa. La madre ha seguido soportando a un marido brutal, ama a sus hijos y, con su tozudez vital, intenta que las cosas se parezcan lo más posible a lo que no puede ser, porque no sabe vivir de otra manera y porque no sabe dejar de quererlos. Esta película trata de soledades y de cómo las soledades generan un movimiento centrífugo de sentimientos que, aun en la expansión de su desesperanza, son incapaces de poner conscientemente el daño por encima del amor. En ese punto se anudan el desgarro vital y el extremo deseo del cariño. La soledad resultante está cargada de energía para lo bueno y para lo malo. Nadie saldrá bien parado, a pesar del final razonablemente feliz con que Benito Zambrano cierra su película, pues esa felicidad sólo dice que la vida es una puerta abierta.

Ese poder de la imagen, esa capacidad de liberar lo que constituye el nudo emocional, contenido, de la historia, es lo que hace pensar en Benito Zambrano como uno de los mejores estrenos del cine español. Eso y su capacidad de

trascender situaciones y actitudes que bien pueden tildarse de tópicas –pero que sólo alguien que sabe a dónde quiere ir, como el capitán que atraca por vez

                                                                                                                         ♣  Catedrática  de  la  Facultad  de  Ciencias  Políticas  y  Sociales-­‐UNAM  *Secretaria  General  de  la  Unión  Nacional  de  Mujeres  Mexicanas  Asociación  Civil.  ♥  Se  agradece  el  apoyo  de  las  licenciadas:  Eva  Calderón,  Eurídice  Román  de  Dios,  Adriana  Romo  Sotres,  Pamela  Jiménez  Romo  y  Rosalinda  Cuéllar  Celis.  

 

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primera en un puerto fiado tan sólo en su saber y en las cartas marinas, llena convincentemente de intensidad– es lo que puede anotarse a la hora de apostar por él. Detrás queda una película emocionante, sobria, desprejuiciada, que ha cargado sus imágenes con una capacidad de componer la escena –yo diría de llenarla– verdaderamente convincente. Por eso escapa del costumbrismo, del color local, de la tentación del facilismo, porque la composición de la escena tiene detrás una conciencia del mundo que no se para en la anécdota ni en la pena llorosa y emotiva que el tan maleado mundillo de los perdedores procura a los espectadores compasivos. Benito Zambrano parece estar cerca de todo ello, pero no cede un ápice. Meterse en terreno tan resbaladizo y salir tan bien es una muestra añadida de talento.1

Solas: retrato de una relación madre e hija

María es una mujer alcohólica, sin sueños, y que a sus 35 años malvive gracias a eventuales trabajos como limpiadora en un barrio marginal de Sevilla. Su vida cambia cuando su madre, Rosa, vuelve del pueblo y se instala en su casa una temporada, mientras su padre se recupera de una intervención

quirúrgica en la capital andaluza. En ese periodo de tiempo, María descubre que está embaraza, pero el padre del hijo que espera no quiere saber nada del bebé. A partir de ese momento, madre e hija van retomando de nuevo su relación, aunque María no deja de echar en cara a su madre que siga aguantando los maltratos y humillaciones que le ha hecho, y le hace pasar su padre, adicto al juego y alcohólico. Surge entonces un nuevo personaje, el vecino de María, con el cual Rosa inicia una amistad, y quien finalmente se convertirá en el nexo de unión entre las dos mujeres.

Solas, además de presentarse como el título del filme, simboliza también la realidad que intenta representar el director español. Estamos no sólo ante un melodrama, si no ante una producción de corte social que intenta acercarnos a una realidad concreta. Una realidad marcada por el papel de la mujer en la sociedad y de forma particular, dentro de la institución familiar. Por un lado, Zambrano nos traslada a una Sevilla que poco tiene que ver con la identidad

                                                                                                                         1  http://www.revistadelibros.com/articulos/solas-­‐pelicula-­‐de-­‐benito-­‐zambrano  

 

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cultural trasmitida por otras películas a través de tópicos como el flamenco, los toros o la cultura gitana, sino que nos adentra en “una ciudad contemporánea cualquiera, con sus barrios marginales”.

Por otro, el director nos sumerge en las penurias y problemas de una familia desestructurada, marcada por una madre y unos hijos sometidos a un padre adicto al alcohol y al juego. En este contexto surgen sus dos protagonistas, aunque en un principio bien pudieran parecer antagonistas ya que representan valores contrapuestos durante gran parte de la cinta. Rosa y su hija María, pertenecen a dos generaciones de mujeres distintas, pero ambas están marcada por la soledad en la que están ancladas sus vidas. Rosa simboliza los valores tradicionales dentro de una sociedad patriarcal, a través del papel de madre protectora y volcada en el cuidado, no sólo de los suyos, sino de todos los que le rodean.

Rosa representa el rol femenino por excelencia –el de madre– éste se aleja de ciertos estereotipos tradicionales que podíamos ver en el cine clásico, tales como la imagen de la madre castradora, que dominaba y coartaba la libertad de sus hijos, esa mujer atada al ambiente doméstico, una ama de casa feliz, maternal y que se desvivía por sus hijos y su marido. En este sentido, el director nos muestra una mujer que se ajusta más a la imagen de mater dolorosa.

La vida de Rosa depende del bienestar de los demás, por lo que su felicidad está condicionada por la de las personas que le rodean. Ella entiende su existencia en el mundo como una forma de servidumbre hacia el resto, pero a pesar de que esto pudiera provocar la infelicidad de la protagonista, se resigna a pensar que es lo normal y siente satisfacción cuando ve en los demás la felicidad que ella no puede, ni debe, conseguir. Tal y como afirma Lucía Llorente “Cuidar y querer a su familia es lo que le hace feliz y lo que le hace sentirse realizada y completa”.

Son numerosos los ejemplos que ilustran esta actitud de la protagonista en la cinta: recordemos cuando Rosa sólo se aleja de la cama del hospital en la que se encuentra su marido, cuando el médico la obliga a irse a casa a descansar; o cuando le cura las heridas de la mano a su hija, a pesar de que ésta la trate con desprecio y la humille continuamente; o cuando ayuda a su vecino a asearse después de haber pasado una noche enfermo en la cama. Por su parte, María es una mujer despechada y desengañada por la vida, no confía en ninguna persona y no acepta la ayuda de nadie para poder salir adelante, algo que deja ver a través de frases como “nadie tiene buen corazón”, en la que tacha a su madre de ingenua por confiar en todo el mundo, refiriéndose a los hombres, quienes según ella misma afirma, sólo le han hecho daño en esta vida. Rechaza a su familia, especialmente a su padre, por maltratar a su madre y sus hijos; a su madre, por permitir que la maltratase y la sometiese durante toda su vida, y a sus hermanos, por haber podido escapar de ese calvario y por tener más suerte que ella al rehacer sus vidas. Reniega también de sus orígenes campesinos, por eso se refugia en la ciudad, aunque sus expectativas pronto se ven truncadas y malvive

 

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gracias a trabajos temporales que no requieren ningún tipo de cualificación. María está enfadada con la vida y se castiga así misma a través de su adicción al alcohol, algo que la mantiene aislada del mundo y no le permite mantener relaciones sociales con nadie.

Aún así, mantiene una relación con un hombre casado del cual se queda embaraza y, aunque en un principio piensa abortar, decide tener a su hijo –aunque lo mantendrá en secreto–. La cinta deja ver además las diferencias entre la vida en el campo y la gran ciudad, algo que se representa a través de los dos personajes protagonistas. Rosa es una mujer del mundo rural que “…vive con su marido una dictadura social, anclada en el pasado, la cual todos relacionamos con las costumbres mantenidas mayormente en los pueblos durante el franquismo”.

Durante el tiempo que Rosa está en la capital hispalense con su hija, anhela la seguridad y protección que le da el pueblo, mientras que María huye a la ciudad en busca de ese individualismo característico de las grandes urbes, donde cualquiera puede pasar inadvertido y ser transparente a los ojos de la gente. En este contexto, el punto de encuentro y unión entre las dos mujeres será el apartamento en el que vive María en uno de los barrios de la periferia sevillana. Al comienzo de la película, el apartamento se muestra oscuro y sucio –igual que la relación entre madre e hija– y con un fuerte olor a humedad, del cual nos advierte Rosa. De la misma forma que la relación entre las dos mujeres va transformándose, la imagen del apartamento va cambiando a medida que los lazos entre Rosa y María se van tejiendo –igual que el chaleco que le hace Rosa a su hija, y que le entrega justo antes de volver al pueblo–.

La labor de reconciliación entre las dos mujeres recae sobre todo en Rosa, quien a través de gestos y palabras hacen entender a María su situación y su comportamiento durante todos estos años. Así, mientras sus lazos emocionales vuelven a recuperarse, Rosa va recomponiendo el piso de su hija –al igual que su propia vida– con pequeños detalles: algunas plantas que va poniendo en distintos rincones de la casa, una mecedora que recoge de la calle, o incluso un cazo con comida en la lumbre. Todo ello hace que María vuelva a sentir eso que tanto anhelaba, el calor de un hogar o el amor de su propia madre. Además, cuando el padre de María sale del hospital y Rosa y él vuelven al pueblo, María descubre que su madre le ha dejado en el apartamento una bolsa con algunos recuerdos de una época pasada. Entre estos recuerdos destacan unas fotos de madre e hija en el pueblo, que simbolizan la reconciliación entre ambas, y que Rosa guardó durante todo este tiempo para devolvérselas a su hija, quien ahora se encargará de guardarlas. De esta forma, la relación entre madre e hija vuelve a ser lo que había sido anteriormente, ya que María logra tener las fuerzas necesarias para recordar tiempos pasados junto a su familia, de la que huyo tiempo atrás.

 

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Durante el desarrollo de la cinta surge la figura de un hombre viudo (Carlos Álvarez-Novoa), que vive solo junto a su perro en el mismo edificio que María. Este personaje es la antitesis del marido de Rosa y el padre de María, y el resto de hombres que han pasado por sus vidas. Él se convertirá en el confidente de las dos mujeres, primero de Rosa mientras está sola en la gran

ciudad, y después de María, cuando su madre vuelve al pueblo con su padre. Este hombre será también el nexo de unión entre las dos mujeres cuando estas estén separadas. Rosa y María representan así las dos caras de la misma moneda. Dos mujeres abandonadas y sometidas por el hecho de ser mujeres, aunque cada una hace frente a ese hecho de distinta forma: Rosa se resigna y sonríe para sí misma – sonríe aunque su marido la insulte y sonríe ante los gritos de su hija–, María, en cambio, se enfada con el mundo y llora y bebe hasta emborracharse y olvidarse de todo. Las dos mujeres nos acercan a las diferencias en la condición del ser humano por el hecho de pertenecer a un sexo u otro, o por pertenecer a generaciones distintas, o por pertenecer a dos mundos distintos, aunque en realidad ambas no se diferencian en casi nada. Las dos mujeres representan el estereotipo de heroína, cada una en un momento y en un contexto distinto han tenido que sobrevivir a los infortunios de la vida, muchas veces nacidos de su condición como mujer. Rosa ha tenido que vivir sometida a un hombre toda su vida, mientras que María ha intentado salir de ese túnel sin mucha fortuna. Al final de la película, María logra comprender a su madre y entender por qué ha tenido que actuar así. Gracias a ello, se reconcilia con ella y consigo misma, aliviando todo el dolor que llevaba dentro y comienza una nueva vida en la que intentará ser feliz, por ella y por su madre.

El análisis desarrollado ha permitido efectuar una aproximación a los personajes femeninos en tres de los largometrajes de Benito Zambrano. En sus películas las mujeres suelen corresponderse con personajes complejos que deben hacer frente a situaciones cotidianas. En Solas, es reseñable la evolución de María que pasa de ser una mujer frustrada a una mujer llena de sueños y esperanzas,

Además, Zambrano rompe con el catálogo de representaciones femeninas del llamado cine patriarcal y sus personajes presentan una construcción cargada de contrastes que los hacen más reales a los ojos de su público. Atrás quedan los otros roles que poco tenían que ver con la mujer real, en los que se jugaba con la dicotomía mujer buena/mujer mala, en la que, o bien se presentaba a la mujer

 

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como un ser bueno dentro del entorno domestico, o como algo malo, alejada de su entorno por su condición de mujer.

Nuestro director, además, trata temas de gran calado social y aunque en las películas aparecen ambientes domésticos, el papel de la mujer se aleja del rol tradicional y su función va más allá de lo que se espera de éstas. Las protagonistas soportan familias imperfectas, fracasan en sus relaciones de pareja, viven situaciones laborales precarias o intentan superar situaciones límite Así mismo, nuestras protagonistas tienen un gran peso dentro de la institución familiar.

Son mujeres como Rosa, las que se sacrifican y luchan por sacar a los suyos adelante, incluso se convierten en el sustento de los que las rodean, habitualmente hombres. Son mujeres con gran fortaleza, independientes, luchadoras y sufridoras.

A modo de conclusión podemos corroborar el gran peso de las protagonistas femeninas en las tres películas analizadas de Benito Zambrano, dos de ellas protagonizadas íntegramente por mujeres, y la tercera mostrando a la mujer como el ejemplo que deberían seguir los hombres. 2

La elección de las películas de Benito Zambrano no es casual. Su filmografía se caracteriza por narrar historias de la vida cotidiana, con un ingrediente de carácter social y con protagonismo principalmente femenino. Zambrano pone especial cuidado en la construcción de unos personajes que resultan completamente verosímiles, y como él mismo dice: Aunque sean personajes de ficción, para mí son, casi, como si fueran de verdad, y por eso soy muy respetuoso con su biografía y eso implica muchas cosas: no frivolizar con lo que les pasa, profundizar en sus problemas, tratar de comprenderlos. También porque entiendo que hablar de los personajes es, al mismo tiempo, hablar del ser humano, contar historias es eso: como poner un espejo delante de nosotros, un espejo en el que nos identifiquemos.

Los personajes de la película son fácilmente reconocibles, porque son reales. Los vemos todos los días: están en la calle, en los hospitales, en el piso de al lado, en nuestra propia familia, en nuestro lugar de trabajo. Son personajes construidos desde la perspectiva social del propio director, cuya procedencia social le permite una mirada privilegiada sobre los principales problemas de las familias de clases populares y de sus mujeres.

El autor da cuenta de los efectos de lo global en lo local: la emigración de las mujeres rurales en los años sesenta y ochenta, las repercusiones para la salud en las cuidadoras mayores cuidando a mayores en solitario, la precariedad laboral de las mujeres en el servicio domestico, en las empresas de limpieza, las relaciones afectivas dentro del patrón de varón dominador y sus consecuencias en las

                                                                                                                         2  file:///C:/Users/Rosalinda/Downloads/171-­‐490-­‐1-­‐PB.pdf  

 

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mujeres, las implicaciones económicas y políticas del trabajo de cuidados, el deterioro del carácter como consecuencia del capitalismo flexible, la desigualdad de género y la clase social en el sistema público de pensiones, la viudedad masculina en la vejez, la maternidad indecisa en solitario, etc.3

Uno de los principales aportes de la economía feminista fue la recuperación de un debate de larga data dentro del feminismo: aquel conocido como «debate del trabajo doméstico» que, tempranamente y en diálogo con la teoría marxista, argumentó sobre la necesidad de visibilizar el rol del trabajo doméstico no remunerado en el proceso de acumulación capitalista, y las implicaciones en términos de explotación de las mujeres, tanto por parte de los capitalistas como de «los maridos». La revitalización de este debate dentro del campo económico dio lugar a la promoción del concepto de economía del cuidado, que como tal tiene recortes difusos y es en sí mismo un objeto en permanente discusión.

En un sentido amplio, el contenido del concepto refiere a todas las actividades y prácticas necesarias para la supervivencia cotidiana de las personas en la sociedad en que viven. Incluye el autocuidado, el cuidado directo de otras personas (la actividad interpersonal de cuidado), la provisión de las precondiciones en que se realiza el cuidado (la limpieza de la casa, la compra y preparación de alimentos) y la gestión del cuidado (coordinación de horarios, traslados a centros educativos y a otras instituciones, supervisión del trabajo de cuidadoras remuneradas, entre otros). El cuidado permite atender las necesidades de las personas dependientes, por su edad o por sus condiciones/capacidades (niños y niñas, personas mayores, enfermas o con algunas discapacidades) y también de las que podrían autoproveerse dicho cuidado. Asociar la idea de cuidado a la economía implica enfatizar aquellos elementos del cuidado que producen o contribuyen a producir valor económico. Y aquí reside la peculiaridad del abordaje.

A través del concepto de economía del cuidado, la economía feminista pretende al menos dos objetivos: en primer lugar, visibilizar el rol sistémico del trabajo de cuidado en la dinámica económica en el marco de sociedades capitalistas, y en segundo lugar, dar cuenta de las implicaciones que la manera en que se organiza el cuidado tiene para la vida económica de las mujeres. El trabajo de cuidado (entendido en un sentido amplio, pero en este caso focalizado principalmente en el trabajo de cuidado no remunerado que se realiza en el interior de los hogares) cumple una función esencial en las economías capitalistas: la reproducción de la fuerza de trabajo. Sin este trabajo cotidiano que permite que el capital disponga todos los días de trabajadores y trabajadoras en condiciones de emplearse, el

                                                                                                                         3  Álvaro,  Rodríguez  Díaz  (Editor)  España  en  su  cine.  Aprendiendo  sociología  con  películas  españolas.  Ed.  Dykinson,  Madrid,  2015

 

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sistema simplemente no podría reproducirse. El punto es que, en el análisis económico convencional, este trabajo se encuentra invisibilizado y, por lo contrario, la oferta laboral se entiende como el resultado de una elección racional de las personas (individuos económicos) entre trabajo y ocio (no trabajo), determinada por las preferencias personales y las condiciones del mercado laboral (básicamente, el nivel de los salarios). De esta forma, no se tiene en cuenta ni el trabajo que esa fuerza laboral tiene incorporada (al estar cuidada, higienizada, alimentada, descansada), ni el trabajo del cual se la libera al eximirla de responsabilidades de cuidado de aquellos con quienes convive.

La economía feminista discute esta visión en varios sentidos. En primer lugar, y tal como se señaló anteriormente, advierte sobre la inexactitud (por decir lo menos) de considerar la elección de las personas en torno del uso de su tiempo como un ejercicio de preferencias y racionalidad. Por lo contrario, expresa la necesidad de tomar en consideración el rol determinante de las relaciones de género, especialmente relevante a la hora de explicar la concentración de las mujeres en las actividades de cuidado y su consecuente menor y peor participación en el mercado laboral. El concepto de división sexual del trabajo como forma generizada de distribución de los tiempos y tipos de trabajo entre hombres y mujeres es un aporte esencial en este sentido. En segundo lugar, la economía feminista contribuye conceptual y metodológicamente a visibilizar el rol de este trabajo de cuidado en el funcionamiento de la economía. Para tener éxito en la modificación del enfoque analítico y centrarlo en la reproducción social, es necesario «ubicar el proceso de reproducción social de la población trabajadora en relación con el proceso de producción de recursos, un tema central en el análisis dinámico de los economistas clásicos»

En tercer lugar, la forma que adopta la organización social del cuidado depende de los recorridos históricos de los regímenes de bienestar, en los que la cuestión del cuidado fue considerada como responsabilidad principal de los hogares (y dentro de ellos, de las mujeres). De este modo, la participación del Estado quedó reservada para aspectos muy específicos (por caso, la educación escolar) o como complemento de los hogares cuando las situaciones particulares lo ameritaran (por ejemplo, para el caso de hogares en situaciones de vulnerabilidad económica y social).4

El trabajo productivo, de carácter social, colectivo, mediante el cual se producen los bienes que constituyen, en conjunto, la riqueza social; es realizado dentro de un período de tiempo determinado, determinadas horas al día, determinada cantidad de años, siendo obviamente esto muy variable de acuerdo al modo de producción y organización social de cada comunidad. En contraposición al trabajo productivo, el trabajo doméstico debe llevarse a cabo todos los días a lo largo de la vida de una persona. Si hay personas que no lo realizan, sin importar los

                                                                                                                         4  http://nuso.org/media/articles/downloads/4102_1.pdf  

 

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motivos (posición social, razones de edad o salud) otros lo hacen por ellos, de manera que estas personas realizan un trabajo doméstico múltiple. Lo mismo ocurre con la crianza de los hijos, supuestamente a cargo de ambos progenitores, que debe cumplirse a lo largo de años, todos los días y a toda hora.

La especificidad del trabajo de cuidado es la de estar basado en lo relacional, ya sea en el contexto familiar o fuera del mismo. En el marco de la familia, su carácter a la vez obligatorio y percibido frecuentemente como desinteresado le otorga una dimensión moral y emocional. No es solamente una obligación jurídica establecida por ley (obligación de prestar asistencia o ayuda) o una obligación económica, debido a que involucra también las emociones que se expresan en el seno familiar al mismo tiempo que, dicho espacio, contribuye a construirlas y mantenerlas. Fuera del entorno familiar, el trabajo de cuidado está marcado por la relación de servicio, de atención y preocupación por los otros. El trabajo se realiza cara a cara entre dos personas y genera lazos de proximidad, en una situación de dependencia, pues una es tributaria de la otra para su bienestar y mantenimiento. De todas formas, lo que unifica la noción de cuidado es que se trata, hasta hoy, de una tarea esencialmente realizada por mujeres, ya sea que se mantenga dentro de la familia o que se exteriorice por la forma de prestación de servicios personales.

La literatura feminista utiliza el cuidado como una categoría analítica de los regímenes de bienestar que tiene la capacidad de revelar dimensiones importantes de la vida de las mujeres y los varones y al mismo tiempo capturar propiedades más generales de los arreglos sociales sobre las necesidades personales y el bienestar. El cuidado es entendido como trabajo y relación interpersonal, pero también como responsabilidad socialmente construida que se inscribe en contextos sociales y económicos particulares.5

Es indiscutible que las mujeres han sido las protagonistas históricas de los trabajos gratuitos. La economía se construyó pensando el mundo dividido en dos: la producción como algo contrapuesto a la reproducción. La producción de mercancías como aquello que tiene ligar en el ámbito de lo público, que implica flujos monetarios, donde existe el trabajo asalariado, donde actúan las clases sociales. La reproducción de personas como aquello que ocurre en el ámbito privado-domestico, donde hay actividades que sostienen a la familia y que se hacen por amor (gratis), donde reina la armonía familiar, donde no interviene la política. Esta dualidad tenía un marcadísimo carácter de género: el ámbito del trabajo asalariado era el propio de varón ganador del pan; el hogar era el ámbito de acción del “ángel del hogar”, el ama de casa.6

                                                                                                                         5  http://www.sistemadecuidados.gub.uy/innovaportal/file/57292/1/batthyany-­‐-­‐-­‐15.02-­‐-­‐-­‐la-­‐politica-­‐y-­‐los-­‐cuidados-­‐en-­‐america-­‐latina.pdf  6  La  Economía  feminista  como  un  derecho.  Red  Nacional  de  género  y  Economía.  México,  2012,  pág.  75  

 

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La gran cuidadora de la película es Rosa, cuida de su marido, del vecino y de su hija, aunque ésta no sea consciente. Rosa no cuenta con el apoyo público ni privado de nadie para cuidar a su marido. Está sola en una ciudad donde vive una de sus hijas pero no sabe nada de ella. Su papel de cuidadora no es cuestionado, a pesar de que su marido la maltrato en el pasado y en el presente con sus insultos y desprecios. Su deber es cuidar está por encima. El cuidado de convierte en el quehacer principal para Rosa desde que llega a Sevilla. El final de Solas pone fin a la tensión que ha permanecido en toda la película, sobre todo en la trayectoria de María que a través de la maternidad encuentra algo sólido a lo que aferrarse, no sin la ayuda que le ofreció Emilio en su apoyo para que tuviera el bebé a pesar que su progenitor no quería nada ni de María ni de la futura criatura. Pasados pocos años, tras la muerte de Rosa y su marido, don Emilio y María encuentran una formula fantástica para satisfacer sus necesidades de soledad a partir de la figura de nieto adoptivo. No dejamos de ver en esta solución el cuidado en su modalidad más libre en la medida que los dos personajes aceptan que necesitarse les proporciona mucha felicidad a partir de la construcción de un nuevo modelo familiar a la medida de sus miembros.7 Director del filme Benito Zambrano

Nació en Lebrija, Sevilla el 20 de marzo 1965. Es un guionista y director de cine. Fue estudiante de Arte Dramático en Sevilla y se graduó de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, Cuba.  

 

 

Filmografía del director Cortometrajes

• La última humillación (1987) • Un niño mal nacido (1989) • ¿Quién soy yo? (1988)

                                                                                                                         7Álvaro,  Rodríguez  Díaz  (Editor)  España  en  su  cine.  Aprendiendo  sociología  con  películas  españolas.  Ed.  Dykinson,  Madrid,  2015  

 

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• Melli (1990) Mediometrajes y largometrajes

• ¿Para qué sirve un río? (1991) • Los que se quedaron (1993) • El encanto de la luna llena (1995) • Solas (1999) • Padre coraje (2002) • Habana Blues (2005) • La voz dormida (2011)

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• Atlético de Madrid Anuncio del centenario8  

Fuentes de consulta

Álvaro, Rodríguez Díaz (Editor) España en su cine. Aprendiendo sociología con películas españolas. Ed. Dykinson, Madrid, 2015 La Economía feminista como un derecho. Red Nacional de género y Economía. México, 2012, https://es.wikipedia.org/wiki/Solas_(pel%C3%ADcula) http://www.filmaffinity.com/es/film145642.html http://www.revistadelibros.com/articulos/solas-pelicula-de-benito-zambrano file:///C:/Users/Rosalinda/Downloads/171-490-1-PB.pdf https://es.wikipedia.org/wiki/Benito_Zambrano http://nuso.org/media/articles/downloads/4102_1.pdf http://www.sistemadecuidados.gub.uy/innovaportal/file/57292/1/batthyany---15.02---la-politica-y-los-cuidados-en-america-latina.pdf file:///C:/Users/Rosalinda/Downloads/171-490-1-PB.pdf

                                                                                                                         8  https://es.wikipedia.org/wiki/Benito_Zambrano