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............................................................................................................................................................................... REVISTA DIVERSITAS – PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 3, No. 2, 2007 249 Actualidad de la fenomenología en psicología The present of the phenomenology in psychology Resumen Si bien la fenomenología como proyecto filosófico en la versión de Husserl, abrió una serie de debates que llevaron a considerarlo un proyecto fallido, en térmi- nos metodológicos sigue ostentándose como una he- rramienta fundamental para la comprensión de los fenómenos en psicología; en esta misma disciplina, el aporte de Merleau-Ponty y su idea de la fenomenología de la percepción, proveniente de los experimentos de la Gestaltpsycologie, introduce una idea fundamental para aproximarse a entender la complejidad del fenó- meno psicológico en tanto lo concibe más allá de la pura dimensionalidad científica sujeto-objeto, y lo instaura como un proyecto de sujeto en el mundo en una relación circular y ambigua. Lacan hará una críti- ca importante de esta visión que conviene recordar; sin embargo, la contribución de Merleau-Ponty sigue presentando posibilidades explicativas y comprensi- vas en tanto reconocemos en ella un sistema de rela- ciones constitutivas que se establecen entre la con- ciencia y el cuerpo, el sujeto y el mundo, entre el yo y el otro; relaciones que hacen de la fenomenología de la percepción un trabajo de análisis del sujeto. La dia- léctica cuerpo-mundo hace de la conciencia perceptiva un medio mediante el cual el mundo es recreado y reconstituido a cada momento. En este sentido, este trabajo reintroduce el tema de la fenomenología en psicología, lo que permite salvar del pandeterminismo de la ciencia positiva y comprender al hombre como un campo abierto de posibilidades. Rebeca Treviño Montemayor* Universidad Juárez del Estado de Durango, México Recibido: Febrero 5 de 2007 Revisado: Marzo 3 de 2007 Aceptado: Mayo 4 de 2007 ............... ISSN: 1794-9998 / Vol. 3 / No. 2 / 2007 / pp. 249-261............... * Correspondencia: Rebeca Treviño M. Docente Investigadora, Escuela de Psicología y Teoría de la Comunicación Humana, Universidad Juarez del Estado de Durango, México. Correo electrónico: [email protected].

Fenomenologia y Psicologia

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Actualidad de la fenomenología en psicología

The present of the phenomenology in psychology

Resumen

Si bien la fenomenología como proyecto filosófico enla versión de Husserl, abrió una serie de debates quellevaron a considerarlo un proyecto fallido, en térmi-nos metodológicos sigue ostentándose como una he-rramienta fundamental para la comprensión de losfenómenos en psicología; en esta misma disciplina, elaporte de Merleau-Ponty y su idea de la fenomenologíade la percepción, proveniente de los experimentos dela Gestaltpsycologie, introduce una idea fundamentalpara aproximarse a entender la complejidad del fenó-meno psicológico en tanto lo concibe más allá de lapura dimensionalidad científica sujeto-objeto, y loinstaura como un proyecto de sujeto en el mundo enuna relación circular y ambigua. Lacan hará una críti-ca importante de esta visión que conviene recordar;sin embargo, la contribución de Merleau-Ponty siguepresentando posibilidades explicativas y comprensi-vas en tanto reconocemos en ella un sistema de rela-ciones constitutivas que se establecen entre la con-ciencia y el cuerpo, el sujeto y el mundo, entre el yo yel otro; relaciones que hacen de la fenomenología dela percepción un trabajo de análisis del sujeto. La dia-léctica cuerpo-mundo hace de la conciencia perceptivaun medio mediante el cual el mundo es recreado yreconstituido a cada momento. En este sentido, estetrabajo reintroduce el tema de la fenomenología enpsicología, lo que permite salvar del pandeterminismode la ciencia positiva y comprender al hombre comoun campo abierto de posibilidades.

Rebeca Treviño Montemayor*

Universidad Juárez del Estado deDurango, México

Recibido: Febrero 5 de 2007

Revisado: Marzo 3 de 2007

Aceptado: Mayo 4 de 2007

...............ISSN: 1794-9998 / Vol. 3 / No. 2 / 2007 / pp. 249-261...............

* Correspondencia: Rebeca Treviño M. Docente Investigadora, Escuela de Psicología y Teoría de la Comunicación Humana, UniversidadJuarez del Estado de Durango, México. Correo electrónico: [email protected].

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Palabras clave: Fenomenología, percepción, psicoterapia, investigación psicológica, con-ciencia, cuerpo.

Abstract

Phenomenology, as a philosophical project in Husserl’s view, opened a discussion which ledit to be considered an unsuccessful project. Nevertheless, in methodological termsphenomenology is still a basic tool for comprehensive phenomenon in psychology. In thissense, the idea about phenomenological perception is an important contribution of Mearlau-Ponty’s work, who takes it from Gestaltpsycologie experiments, introducing an essentialdevice to the understanding of the psychological phenomenon complexity, which is understoodbeyond the mere dual scientific relation known as subject-object. Lacan has made animportant criticism to this thought, however Mearlau-Ponty’s position has still certaincomprehensive possibilities in which we recognize the constitutive relation settle downbetween conscience and body, subject and world, between the self and the other; relationsthat make the phenomenology of perception an effort for an analysis of the subject. Body-world dialectics makes of the perceptive conscience a media in which the world is frequentlyrecreated and reconstituted. This paper revitalizes the importance of phenomenology forpsychology as a decisive topic to avoid the determinism of positive science and forunderstanding human-being in a wide spread world of possibilities.

Key words: Phenomenology, Perception, Pscycotherapy, psychological research, conscience,body.

la crisis que vive Europa no es la cientificidad delas ciencias, sino lo que las ciencias han significa-do o pueden significar para la existencia humana:un alejamiento de los problemas decisivos para lahumanidad auténtica hipostasiada por la búsque-da incesante e irracional de progreso y la property:“Las ciencias objetivas han creado hombres obje-tivos” (Reale, G. y Anisteri, D., 1995, p. 503). Elgermen sembrado, sin embargo, es anterior a losaños cincuenta; de hecho el libro aludido es laculminación de una serie de trabajos en los que laconstante ha sido la crítica al objetivismo y a lapretensión de la ciencia por describir el mundo yla realidad a partir de su supuesto fundante y fun-damental: el hecho objetivo, racionalmente des-crito y analizado a partir tanto de la idea deductivacartesiana como al elemento inductivo delempirismo. La crítica husserliana se centra, portanto, en desentrañar cuán poco tienen que decir-nos esas ciencias sobre nosotros mismos, cuán ale-

Introducción

Subrayar la importancia y la actualidad de lafenomenología es ante todo un ejercicio de re-flexión y de convocatoria. Destacar la presencia ypertinencia de la fenomenología en la investiga-ción y práctica psicológica es además, un intentopor recuperar esa dosis de ejercicio del pensamien-to que la disciplina psicológica contiene; de lo quese trata entonces es de proponer un ejercicio con-junto de reflexión sobre esta herramientametodológica, pero también como corriente depensamiento inaugurada por Husserl en la convul-sionada Europa de la primera mitad del siglo XX.

No es extraño que esta forma de asir e interpretaral mundo haya nacido de la crisis que vive Europaa la que Husserl (1991) denominó con el genéricode Crisis de las ciencias europeas, libro póstumoque vio la luz en 1954 y donde el autor señala que

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jados estamos del problema del sujeto concreto ycorpóreo cuando la ciencia, la forma más elevadade conocimiento que tenemos, nos conduce a plan-tearnos solo hechos concretos y objetivos, mediblesy cuantificables (Husserl, 1991).

Así nace la fenomenología como el intento por re-cuperar la razón para acometer la descripción delmundo y la realidad, pero reconociendo la incapa-cidad de la forma en la que se ha transformado larazón, esto es, la ciencia, como la forma del pen-samiento que da respuesta a los problemas funda-mentales del sujeto. Un sujeto, como lo llamaHusserl de razón y de sin-razón. Este no es desdeluego ni el primer ni el único discurso “contra” laciencia o el “exceso” de cientificidad de la mo-dernidad europea; basta recordar lo que el propioproyecto ilustrado generó una serie de corrientescríticas, cuyo común denominador fue señalar lascarencias y perversiones que el conocimiento cien-tífico significó como modelo único y universalmen-te válido para entender el mundo y hombre en elmundo. Las posturas irracionalistas, el romanti-cismo, la llamada filosofía vitalista, Nietzsche,Schopenhauer,1 entre otros, son grandes oposito-res al proyecto de la modernidad fundado por laciencia objetiva; no obstante, el mérito de Husserl(1986) es haber sido el fundador de una corrienteque pretendió en sus inicios, proponer una vía dis-tinta a partir de la misma fuente cartesiana2 delsujeto pensante. Es él quien acuña el nombrefenomenología como esa especie de nueva cienciaque trata de los fenómenos en su esencia misma.De él se desprenderán una serie de posturas quedesde la fenomenología intentarán dotar al pen-samiento moderno de una “nueva” lógica que sepropone superar las incertidumbres de la lógicaque había conducido a la pura objetividad. Rena-ce con Husserl la esperanza de restituir al siglo XXsu misión científica fundando, con recursos nue-

vos, las condiciones de su ciencia. Como proyectofilosófico, sabemos hoy que su propuesta no sóloqueda rebasada sino incluso refutada por su quizámás brillante alumno: Heidegger (2004)3 ; emperosu impronta en psicología ha de significar una re-cuperación de una riqueza incomparable.

La fenomenología significa para la psicología vol-ver a pensar en el fenómeno psicológico desde unapostura distinta a la propuesta por la ciencia posi-tiva que, obsesionada por la objetividad, se mue-ve en los parámetros de la medición, la ocurren-cia del hecho y la determinación de sus variables;aproximación que sin embargo excluye lo vivido yla experiencia que esta vivencia ha dejado en elsujeto; exclusión que a pesar de ser reintroducidacomo caso particular permanece en una situaciónde objetivación, es decir de fragmentación desdeque se piensa en ella como algo separado de lapropia subjetividad.

Para la fenomenología, esa fenomenología de laque se apropia una corriente del pensamiento psi-cológico, el fenómeno ocurre no en la interioridadmisma del sujeto, sino en la relación donde se vin-culan sujeto y mundo: en la experiencia vivida porel sujeto y la significación que esta tiene para élen un momento determinado. No es, como piensael psicólogo objetivista, que lo vivido por la con-ciencia constituya de por sí un saber de la con-ciencia, sino que en una posición que radicalizaesta postura, se preocupa por entender a la con-ciencia en la emergencia originaria, es decir en unprimer momento cuando se percibe al mundo sintematizarlo en términos de objetividad y defini-ción. En esta dimensión pre-conceptual, sujeto ymundo se hallan identificados y ningún orden lógi-co y determinante entra en juego en esta identifi-cación (Merleau-Ponty, 1975).

1 Véase como complemento de estas posturas filosóficas a Copleston Frederick (1983), Historia de la filosofía, Vol. VII de Fichte aNietzsche. México: Ed. Ariel.

2 En las palabras finales de Meditaciones cartesianas, Husserl afirma haber cumplido en lo esencial de su objetivo: “exponer la posibi-lidad concreta de la idea cartesiana de la filosofía como ciencia universal de la fundamentación” (1986, p. 226).

3 Heidegger dedica su obra fundamental a su maestro Esmund Husserl, “con admiración y amistad” dice.

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Así, la idea husserliana de la retención de la viven-cia como elemento fundante para validar una re-flexión propia de la conciencia, será el estatutodesde el cual la fenomenología en psicología, pro-piamente la propuesta por Merleau-Ponty (1963 y1975)4 ensancha el terreno de la comprensión delfenómeno psicológico en tanto rechaza la idea queel mundo sea un objeto que se posea a través delyo; es decir, la experiencia circunscrita al territo-rio del conocimiento, para abrir un horizonte don-de no hay interior y exterior, mundo-yo, sino elmundo como medio donde el yo existe. Mundo quees percibido antes que ser conocido, o mejor soloconocido en tanto es aprensible y significativomediante la experiencia perceptiva.

En este sentido, recuperar una reflexión que pien-sa a la conciencia como una articulación de la ten-sión sujeto-mundo motiva a pensar el yo y el mun-do como polos complementarios donde la idea deinterioridad y exterioridad se desecha a favor dela existencia en el mundo. El sujeto no como crea-dor y constructor de la realidad, sino como entearrojado en el mundo, el Dasein que desde la filo-sofía piensa al yo como proyecto (Gaos, 1999) enel mundo; se vitaliza en la visión de Merleau-Ponty(1975) que asume la unidad ambigua del sujeto yel mundo intrínsicamente relacionados.

Lo que a continuación se presenta es un análisisdesde la fenomenología de Merleau-Ponty, la in-fluencia de la filosofía en esta postura y la fecun-didad que esta corriente de pensamiento ha signi-ficado para la psicología, pensando sobre todo enuna época dominada por la objetividad tanto enla investigación como en la práctica profesionaldel psicólogo, quien cada vez más se ve apremia-do a recurrir a la búsqueda de medición y experi-mentación para validar su trabajo, pero tambiéna la fuente neurológica y biológica de la psicolo-gía, postura que hoy cada vez gana terreno en lamedida en que la psicología intenta afirmarse comoun saber firme, seguro y saludable-mente nutridode ciencia.

Un mundo de objetos

Acostumbrados como estamos a la práctica quehace de lo real un mundo de objetos, objetos quese van transformando y renovando a sí mismos, eldiscurso de la fenomenología parece no inaugurarnada nuevo cuando se anuncia con el célebre pos-tulado de “a las cosas mismas” que reivindicaHeidegger (2004) siguiendo a su maestro; pero ¿ira las cosas mismas no es acaso condenar a lo realal estatuto de la objetividad con la que empiezala crítica de Husserl? El consejo según el cual de-bemos volcarnos hacia el mundo en su calidad decosa para tratar de entenderlo o mejor, para in-terpretarlo, sin embargo, es en primera instancia,una crítica radical a ver el mundo como un objetoy a su observador como un sujeto que aprehendepara dominar tal mundo de cosas; la consignafenomenológica de “hacia las cosas mismas” pesea fundamentarse en el mundo como el terrenoesencial desde el cual podemos acceder a una “ver-dadera objetividad”, provocará sin embargo undiscurso absolutamente radical frente a la objeti-vidad. El proyecto de Husserl anclado como estáal proyecto cartesiano, buscará esta “verdaderaobjetividad” vuelve al cogito como elemento cen-tral que apuntala la capacidad del sujeto pensan-te. Esto es, que ese “ir a las cosas mismas”, losfenómenos, no es preciso concebirlos desde afue-ra como piensa la ciencia positiva, como si cono-cer y desentrañar esa cosa dependiera del exte-rior del sujeto, a partir de las características ycualidades de la cosa, sino -y he aquí el punto nodalde la filosofía husserliana-, como fenómenos quele aparecen a la conciencia, que le son dados a laconciencia. De lo que se trata entonces no es deconstruir un conocimiento a partir de lo que lacosa es, sino de cómo esta me es dada a la con-ciencia, o como dice Lyotard, (1989, p. 33) explo-rar esto que es dado, la “cosa misma” en que sepiensa, de la que se habla. Vemos entonces que“ir a las cosas mismas” tiene una connotación ra-dical; el conocimiento científico ha excluido, ha

4 Mearlau-Ponty Maurice (1942). L’estructure du comportement. Para este artículo se revisó la versión en inglés, The structure ofbehavior, Bacon Press Boston 1963, pero sobre todo lo referido en la Fenomenología de la percepción.

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sacado de la escena cómo le son dados a la con-ciencia los datos inmediatos del mundo real.

La esperanza de Husserl es recuperar el recursoque une al fenómeno con aquel para quien es unfenómeno, el sujeto pensante; no puede habercogitare sin cogitatum. La radicalidad de Husserlse halla no sólo en ese intento de fundar un recur-so nuevo para la ciencia, sino de conformar unamanera distinta de conocer concediéndole un pri-vilegio sustantivo al sujeto que conoce, sin el cualla realidad no existe. Radicalidad que incluso re-cusa la idea kantiana de las condiciones a prioride la conciencia. La fenomenología nace y se sos-tiene en un tono constante de interrogación deinacabamiento. Porque la idea sustantiva de la queparte es de ese algo prerreflexivo, pre-predicati-vo de la conciencia frente al mundo. El mundo seme da en toda su extensión y tratar de describirloen su objetividad es poner en su lugar algo “elobjeto” que ya no es en absoluto la cosa misma;es decir, cómo ésta me fue dada.

El alcance de la propuesta de Husserl se inserta enla psicología que al igual que la filosofía se hallaen la crisis entre el subjetivismo y el irracionalismode principios del siglo XX, pero además en el dile-ma que el método introspectivo plantea frente ala objetividad. Este método sostiene que lo vividopor la conciencia constituye un saber, pero un sa-ber interior que el que persiste por tanto la dico-tomía interior-exterior o sujeto-objeto, deducien-do que para acceder al interior hace falta la in-trospección, situación que se agrava cuando lamedicina y la fisiología avanzan y el método in-trospectivo se ve obligado a situar de facto endónde ocurre tal conocimiento de la exterioridaden el interior del individuo. Si la intención de laintrospección fue dejar de lado la objetividad paraexplorar al individuo, la consecuencia sin embar-go, fue muy distinta, de hecho el paralelismo conel objetivismo es incuestionable en tanto perma-

nece en la dialéctica sujeto-objeto; importando conello las aporías que la fenomenología señala alobjetivismo (Mueller, 1999).

En este mismo sentido se hallan las investigacio-nes empíricas y experimentales que suponen queel fenómeno psicológico debe ser aprehendidoapelando a la fisiología. Los estudios de Wundt(Mauss, 1971)5 , cercanos a la incipiente etnolo-gía, se abocan a desentrañar las relaciones de cier-tas funciones psíquicas con el cuerpo, abriendo asíel campo para la psicofisiología que desembocanen la determinación de leyes generales y en la cla-sificación de los individuos en función de algunasparticularidades culturales. Por otro lado, la críti-ca que los trabajos representados por Watson(Mueller 1999) frente a la postura biologicista deWundt y que rompe con el método introspectivo,intentan salvar a la psicología científica de la fi-siología, mediante la pretendida descripción de loshechos de la conducta, intento fallido en tanto semantiene en la introspección y el clima positivistaque busca la determinación del comportamiento através del axioma causa-efecto que vuelve al ori-gen de dónde se efectúa la respuesta a un estímu-lo en las conducciones nerviosas, concepto básicode la explicación conductista que, para la críticadesde la fenomenología, vuelve a aislar el aspectovivido dejándolo sin explicación una vez que estematizado como comportamiento de un modelofisiológico, que por lo demás ha sido ya abundan-temente discutido. Así, el aspecto biológico delque pensaron deshacerse mediante el método in-trospectivo y la búsqueda del análisis del compor-tamiento continuó en el centro del debate.

La fenomenología pudo demostrar que el anhelode explicación del fenómeno psicológico siguióencerrado en los huecos que el exceso decientificidad significó para las ciencias de lo hu-mano; el tufo positivista se siente en ambas pos-turas: la introspección supuso que el contenido de

5 En Sociología y antropología, obra donde se reúnen los distintos ensayos etnológicos de Marcel Mauss y que está precedido por unalarga introducción de Claude Levi-Strauss en la que reconoce la indiscutible influencia de Mauss y en la antropología y la sociología delsiglo XX, el autor establece el nexo imprescindible entre psicología y etnología en tanto los trabajos de Wundt le son necesarios paraaproximarse a explicar el fenómeno social que acaece entre los aborígenes en la Polinesia a los que Mauss estudió desde la visión dela psique colectiva.

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la conciencia es manifiesto y aprehensible, las teo-rías watsonianas admitían la objetividad del com-portamiento, como si los estímulos perceptivos quecondicionan esta actividad fueran percibidos ob-jetivamente. Los dos caminos han sido ya, en nues-tro siglo XXI ampliamente debatidos y rebatidos.La idea de recapitular sobre ello obedece a situar,tanto histórica como epistemoló-gicamente, lacercanía de los debates filosóficos con lainterlocución que se desarrolla en el seno de lapsicología para acceder a una nueva manera deexplicar el fenómeno que le atañe.

Contra la insuficiencia esencial del empirismo yla inducción y su afán de hallar hipótesis de cons-tancia y regularidad que no son otra cosa quecontabilizar y describir ideas que vienen peina-das y formaditas, a las que solo hace falta nom-brar para establecer como criterios fijos y segu-ros para explicar una realidad móvil, la psicolo-gía se sitúa en el mismo corazón de la interro-gación y lanza una tesis absolutamente original:la pregunta por la significación del fenómenoestudiado; la posición del sentido había sidoomitida en los métodos objetivitas, ya descritosaquí. La pregunta por el sentido, será la piedraangular de las ciencias sociales y humanas y quecoincidirán en la encrucijada que la filosofíaplantea cuando inaugura el discursofenomenológico: “Es preciso ir a las cosas mis-mas, describirlas correctamente y elaborar so-bre esta descripción una descripción de su sen-tido: tal es la verdadera objetividad” (Reale etal, 1995, p. 494). Deducir el sentido de las ex-periencias vividas, producto de las propias in-fluencias nietzscheanas y existencialistas enHusserl, es dejar de pensar en términos dualistasdel yo frente al mundo para concebir una rela-ción extensiva del ser con el mundo. Relaciónque se establece a través de la experiencia ori-ginaria y de cómo se organizan los niveles designificación de las experiencias dadas al sujetoen esta vinculación extensiva. La tarea es unainvestigación científica no de los hechos, sinode las formas de conciencia que los objetos to-man en la conciencia.

Que se diga la tarea es una investigación científi-ca que se logra a partir de las formas que los obje-tos toman en la conciencia, muestra que la filoso-fía de Husserl sigue varada en el esfuerzo por do-tar de su misión científica al siglo XX; a partir deeste nuevo recurso, de hecho esa búsqueda de “unanueva objetividad”, son reminiscencias del discursocientífico del que nunca logra desembarazarse yes el hilo conductor de la crítica Heidegger y deltipo de fenomenología al que apelará la psicologíafenomenológica. Especialmente la fenomenologíade la percepción de Merleau-Ponty, quien a partirdel concepto heideggeriano del Dasein (ser-ahí)desarrolla un modo radicalmente distinto de pen-sar en psicología. Propuesta que sin duda es unacorriente de viento fresco que ventila viejosparadigmas revelándolos en su vulnerabilidad. Estavariación fenomenológica que, en efecto recogeelementos husserlianos, especialmente a partir dela idea de intenciona-lidad, tiene sin embargo an-tecedentes no sólo de orden filosófico, sino tam-bién en una escuela fundamental para que estasea entendida: la Gestalt (Merleau-Ponty, 1975).

El breve recorrido histórico nos obliga por tantoa revisar abreviadamente este impulso predece-sor cuyos rastros aún hoy siguen señalando nue-vas rutas para la comprensión del fenómeno psi-cológico.

La psicología de la forma

La premisa que vivimos en un mundo de objetos,objetos sólidos, es una construcción de ordenaristotélico, pero también platónico, de la que nonos hemos librado, cuestión que persiste hastanuestros días y desde casi todos los territorios delsaber. No obstante, una serie de cuestionamientossurgen desde la misma ciencia, la más radical qui-zá sean las últimas y provocativas interrogantesque desde la física, interroga al campo microfísicoy se pregunta si los conceptos de masa y volumenno son una proyección de la macrofísica sobre laspartículas subatómicas, es decir una construccióna partir de la objetividad que conocemos y de lacual reconstruimos otra objetividad que posible-mente no tenga nada que ver con la conocida; a

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fin de cuentas todo este artículo no intenta otracosa que profundizar sobre este debate. En el fon-do quizá no nos hemos movido de la cuestión fun-damental que animó a los primeros pensadores ensu intento por comprender al mundo y al hombreen el mundo.

De la comprensión del hombre inserto en un mun-do de formas y de medios donde esas formas ad-quieren su significado se deriva eso que se llamala Gestaltpsycologie cuya discusión central rondala idea de qué es lo que sabemos y cómo es que losabemos. Concepto que emparenta esta teoría conla fenomenología que parte también de la ideasegún la cual no se trata de saber si lo que percibi-mos es lo real, sino que lo real es lo que percibi-mos (Piaget, 1971).

Ambas visiones atacan la postura empirista quedice que conocemos lo real a partir de nuestrossentidos, pero entonces estamos obligados a pre-guntarnos con Platón si lo que nos brindan los sen-tidos no son más que ilusiones. El mito de la ca-verna nos hace pensar que tomamos concienciade que son ilusiones sólo porque hemos sido capa-ces de salir de la cueva. Esto es, conocemos quelo real está fuera del alcance de nuestros sentidosuna vez que la idea toma lugar, y a partir de laconstrucción que hacemos de lo real “encarnada”en la idea, lo que ilusamente supusimos real erauna ilusión; sólo cuando la idea toma la suprema-cía sobre aquello que sensorialmente percibimosentonces conocemos “en verdad”. Son las ideaspreformadas en la conciencia las que permiten laconstrucción del mundo real a través de los datossensoriales.

Fenomenología y gestatalttheorie tienen en co-mún intentar salirse del campo empirista y dotaral sujeto cognoscente de un elemento central enla teoría platónica: el fundamento que la verdaddel mundo objetivo esconde una verdad supremasolo revelada en el mundo ideal. Sin embargo, lafenomenología por su parte, la fenomenología

husserliana intenta buscar la verdad en las esen-cias de las cosas, esencia que no es nada oculto dela cosa misma sino justamente en aquello que semuestra a la conciencia, mediante un trabajo re-flexivo supremo del sujeto cognoscente: la llama-da epoche (Husserl, 2001), mientras que para laGestatltheorie, la verdad de las cosas se halla enel medio como fondo que le da significación a laforma percibida en la conciencia; no obstanteambas comparten la búsqueda de la “verdaderaobjetividad” en la conciencia: para lafenomenología de tipo trascendental, para laGestatltheorie de tipo perceptiva. El desarrolloque tendrá cada una de estas posicionesepistemológicas derivará en caminos divergentes.La fenomenología se profundizará en un pensa-miento netamente ontológico en la obra deHeidegger, la Gestaltheorie, se reconvertirá en unapráctica profesional hasta lo que hoy conocemoscomo psicoterapia gestalt.

Relativo al desarrollo de la fenomenología hastael trabajo sobre ontología quizá convendría en unartículo, de corte filosófico, abundar sobre lo queHeidegger cosecha a propósito del des-fondamientode la idea platónica y de sus trabajos previos a lapublicación de Ser y Tiempo, dedicados a explicary traducir minuciosamente el cuarto tomo de laFísica de Aristóteles (Gil Villegas, 1996) que no esotra cosa que una hermenéutica de la facticidad,donde empieza a entreverse la distancia que to-mará con respecto a la fenomenología de Husserl,refutando especialmente la idea deintencionalidad, que para Heidegger aparece enel vacío, no puede haber conciencia de algo enabstracto6 . En abierto desacuerdo con Husserl,Heidegger afirmará ya desde sus cursos del 23 y24, que sólo lo que se muestre a sí mismo puedeser descrito, nada puede construirse. Además deésta se harán explícitas otras incompatibilidadesen la obra fundamental de 1927, que tal vez po-drían compendiarse en la idea central de esta obra,

6 De hecho toda la primera parte apunta hacia esta crítica expresada en la página 41 en la que se afirma “…queda indeterminado quéente se considera como fenómeno y queda en general abierta la cuestión de si lo que se muestra es un ente o un carácter del ser delos entes … (Heiddeger, 2004).

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el Dasein y que en sus palabras, es lo que incita adesplegar las auténticas posibilidades de lafenomenología para que deje atrás su pasado idea-lista y neocartesiano. Pero Heidegger irá más le-jos, poniendo en duda el fundamento de la cienciacomo conocimiento supremo y como destino lumi-noso del siglo XX (Vattimo, 1987).

Por su parte la Gestalttheorie ha tenido una am-plia repercusión en la psicología actual, de hechosu influencia se deja sentir en casi todas las áreasde la psicología: en la psicología del aprendizaje,la psicopatología, la psicología de la inteligencia,etcétera. Asimismo es de destacarse las repercu-siones de esta teoría en la psicología social y lamedicina psicosomática; para la primera significóreelaborar la idea de la determinación de las es-tructuras sociales sobre el individuo. En la segun-da, la medicina reconocía la importancia de lapsicosomática en orientar a la medicina hacia laconsideración de los equilibrios y desequilibrios delindividuo en su totalidad psicoorgánica, lo que sig-nifica una veta que enriquece la interpretacióncientífico-objetivista de la medicina actual.

No obstante, ambas teorías son el antecedenteinmediato de una versión de la fenomenología quedespliega sus auténticas posibilidades: lafenomenología de la percepción de Merleau-Ponty.Antes de ello hace falta una breve y rápida revi-sión de la guestalttheorie y los experimentos quedieron lugar a pensar el fenómeno psicológico comoel aspecto mediante el cual el sujeto se constitu-ye en un horizonte abierto de posibilidades. Cu-riosamente el tránsito de la psicología por lafenomenología es parecido al que realiza la filo-sofía. Kurt Koffka es también alumno de Husserl,quien a partir de un libro, en principio irrelevan-te: Acerca de las cualidades de la forma, deChristian Von Ehrenfels, un médico vienés, encuen-tra el espacio propicio donde llevar a cabo las ideasfenomenológicas de su maestro, con la variantepsicológica (Mueller, 1999). Sin desviarse de la pri-mera intención husserliana la fenomenología, comoherramienta que brinda nuevos recursos a la psi-cología científica, retoma la propuesta de la im-portancia de la forma y de cómo esta es percibidapor la conciencia para entender la organización

del fenómeno psíquico. Esto significa moverse tan-to de la idea objetivista que piensa que construi-mos a partir de la totalidad de elementos sensi-bles que percibimos, como de la noción platónicasegún la cual partimos de construcciones previaspara entender lo real. A la psicología de la forma,por tanto, no le interesa partir de lo construido,tampoco construir la totalidad a partir de los ele-mentos parciales que aprehendemos mediante lossentidos, sino comprender lo inmediato como par-te aislada de la totalidad y cómo esa misma partese transforma cuando se inserta en una totalidaddistinta. De manera tal que toda tentativa objeti-va por separar el objeto y el mundo en que es per-cibido, abdica cuando se admite el grado de signi-ficación que tiene lo percibido según el campo totalen que se organiza tal percepción. Los alcancesde esta posición significarán un avance sustantivoen la psicología no sólo porque pone en duda laidea de la objetividad absoluta, sino porque abreuna visión donde el punto central se halla en larelación experiencia perceptiva-realidad, y dondela realidad en su totalidad se construye y recons-truye en función de cuantos sujetos perceptivosparticipen de tal realidad.

De esa manera, la Gestalttheorie, armada con lafenomenología es capaz de proponer que la reali-dad no existe por si misma, sino sólo en relacióncon el sujeto que se inserta en ella; no es, ni cons-truida por el yo a través de la ligazón de datos quenos brinda la realidad y que asimos mediante lossentidos, ni absoluta, porque puede variar a partirdel medio donde se inscribe, el llamado Umwelt;pero además tampoco es relativa al yo, porqueese medio donde se inscribe es objetivo. Todasestas consideraciones son el resultado de una se-rie de experimentos que tanto Koffka como susseguidores realizan, uno de ellos es el famoso ex-perimento de Werthermeir consignado por Lyotard(1989) y que consiste en un sujeto que percibe larealidad a través de un espejo que la inclina 45grados. Al cabo de un tiempo el sujeto empieza apercibir la realidad inclinada modificándose laoblicuidad y recomponiendo la verticalidad a talgrado de empezar a sentir piernas y brazos ade-

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cuados para esa realidad reflejada en el espejo.Esta especie de condicionamiento fisiológico delsujeto a partir del dato sensorial, propone buscarlas formas neurológicas que condicionan la per-cepción, lo que Werthermeir llama isomorfismo ydenota el regreso de la Gestalt, a aquello que ha-bía querido evadir: el fundamento objetivista. Dehecho Werthermeir da un giro contra lafenomenología y contra la propia teoría de la for-ma una vez que se sitúa en el plano fisiológico, eintenta situar la experiencia perceptiva en las es-tructuras psíquicas de la morfología nerviosa. Así,apartándose de la primera intención por compren-der las estructuras desde el sujeto, las traslada alplano objetivo lo que significa invertir el sentidode la fenomenología al reincidir en la búsqueda deexplicación más que de comprensión.

Por su parte, la coincidencia con la fenomenología,en lo relativo a la intencionalidad de la concienciay la propuesta heideggeriana de ser en el mundoque se vislumbra en la noción de Koffka cuandohabla del Umwelt o medio de comportamiento,empieza a tener serias dificultades en tanto el ele-mento objetivo del Umwelt, se considera comoalgo que está ahí, algo dado de antemano. Estoes, volver a ceder ante aquello de lo que queríaliberarse (Mueller, 1999).

La Gestalttheorie sin embargo es el antecedentepara recapitular sobre la trascendencia de lafenomenología en psicología y será el punto deconfluencia para el riguroso y paciente análisis deMerleau-Ponty, que se ocupa de realizar una fina ycuidadosa revisión tanto de los datos experimen-tales heredados de la Gestalt, los datos clínicosde la patología nerviosa y los aportes de la filoso-fía de corte existencial; tanto la elaborada porSartre con quien entabla una seria discusión y queen otro espacio será tratada, como la de corte ale-mán, que según nuestra opinión es la que le brin-da posibilidades fundamentales para exponer unalcance sustantivo en la comprensión del fenóme-no psicológico. De hecho es esta última la que lepermite traspasar esa constante en el pensamien-to occidental que parece que ni la fenomenologíani la Gestalt logran desterrar del todo: la concep-

ción de la experiencia desde la exterioridad a par-tir de la concepción autosuficiente de lo objetivo,y su contraparte la experiencia como una expre-sión de la interioridad del sujeto.

A ello se aboca el esfuerzo de Maurice Merleau-Ponty; y lo que nos permite afirmar lo dicho antesrespecto a que quizá sea en la psicología donde lafenomenología despliega todas sus posibilidades.

La experiencia como“ser en el mundo”

Hemos revisado brevemente las dos tradicionesoccidentales que apuntan a la distinciónepistemológica de concebir la situación del hom-bre en el mundo, por un lado como sujeto de co-nocimiento que se desarrolla mediante la apre-hensión del mundo como objeto, y por otra la no-ción que piensa al sujeto cognoscente como pie-dra angular para explicar al objeto (Aguado, 2003).En el centro se halla la arraigada forma de pensaral mundo y al hombre en términos dialécticos: su-jeto-objeto, mente-cuerpo, razón-sin razón. Estaconcepción dialéctica ha sido trasladada a la vidafáctica. De hecho nos es bastante familiar pensarque la vida fáctica es una y la vida espiritual o dela conciencia es otra; pero es esto lo que ha lleva-do a una fragmentación más peligrosa, la fragmen-tación de la conciencia. Una conciencia fragmen-tada es también una conciencia reificada. YaNietzsche había anunciado la necesidad de soca-var las bases mismas de esta dialéctica para cap-tar una realidad natural donde el hombre se asu-ma como parte de una naturaleza a la que le so-mos indiferentes (Nietzsche, 1989), y Heidegger,su seguidor de alguna manera, reafirmará su pre-ocupación constante por hacer más habitable latierra mediante lo que sería posible solo a travésde una recuperación ontológica, donde la relacióndel hombre con el mundo sea establecida a partirde la auténtica manera de expresión del Ser, estoes cuando deje de confundirse con el ente. Unaexistencia auténtica que logra percibirse median-te la categoría filosófica del Da-Sein (ser-ahí) esel nombre que Heidegger acuña para señalar la

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condición fundamental del hombre en el mundo enuna relación continua que obliga a suspender la ideade pensar por separado Mundo-Ser, conciencia-cuer-po. Y es mediante el Da-sein que este pensadorintenta superar el nihilismo que aqueja a la razónque se empeña en separar y sobreestimar uno delos dos elementos que conforman las díadas men-cionadas (Vattimo, 1987).

En este mismo empeño se hallan los trabajos deMerleau-Ponty y que el mismo explicita como elesfuerzo, expresado en sus obras previas a 1960:Fenomenología de la percepción (1945), Les aven-tures de la dialectique (1955) al analizar “la dis-cordancia entre la visión que el hombre puede te-ner de sí mismo por reflexión o por conciencia y laque obtiene a través de la relación de sus conduc-tas con las condiciones exteriores de las que de-pende manifiestamente” (Póchew, 1998, p. 4).

Si bien Heidegger se pregunta si existe algo, si hayalgo, a quien le sirve y qué significa ese algo, yen-do más allá su preocupación derivará en uncuestionamiento profundamente ontológico me-diante la búsqueda del significado de lo generalno a través del Ser, sino de los entes en que semanifiesta el Ser. En el mismo sentido la propues-ta de Merleau-Ponty está dirigida en términos dereconocer que hay algo, se da el hay porque exis-timos en el mundo, y esta es la afirmación de quealgo hay y nos es dado como algo existente; esta-mos en el mundo y este es el medio natural dondehabita el hombre. Es decir, habitamos el mundo,un mundo manifiesto que percibo mediante misposibilidades manifiestas, mi cuerpo, y este mun-do es el campo de todas mis percepciones explíci-tas y de todos mis pensamientos y es ahí donde seencuentra la posibilidad de que este sea y se de,no en el alma o la razón o en la verdad como fun-damento de estos, pero tampoco en la verdad quela objetividad me permiten construir, la esenciade la verdad se manifiesta en mi relación con elmundo. De hecho el mundo es la única posibilidadde en que puedo manifestarme y conocerme.

Así, el trabajo reflexivo de Merleau-Ponty, es tam-bién un esfuerzo ontológico que mediante la su-peración objetivista, que a fin de cuentas no sale

del farragoso terreno metafísico alma-cuerpo, idea-realidad, hace aparecer la imagen de un mundo pri-migenio en el que no ha tenido lugar ningunaobjetivación, ninguna teoría del conocimiento, unmundo que se resiste a ser construido e identifica-do, enfrentado a un sujeto que ante todo es uncuerpo perceptivo y perceptible. Para tal proyectose arma de una categoría sustancial a su pensa-miento: la experiencia perceptiva.

La experiencia, como hemos visto, en la psicologíacientífico-experimental había transitado diversossenderos sin apartarse del mismo camino: la ideacientífica de que el individuo es un sujeto de cono-cimiento abierto mediante los sentidos a conocerun mundo que se le opone constituido por objetossusceptibles de ser conocidos; esta es la posicióncientífica que asume la psicología como saber quese orienta a desentrañar los secretos que ocurrenen la mente humana para enfrentarse con el mundoy consigo mismo. La experiencia surge entoncescomo la categoría central para conocer a ese suje-to de conocimiento, y transita desde la experienciasensorial, que motivó los trabajos relativos a lateoría de la cognición, de la percepción y de la in-trospección a la idea de la experiencia como ele-mento de construcción del conocimiento y encon-tramos la idea de experiencia acumulada, y los hi-tos que marca asociados con las teorías del apren-dizaje; en todo este trayecto el hilo conductor esaquel que concibe a la experiencia en su elementodicotómico, la experiencia desde el paradigma po-sitivista; un sujeto cognoscente que es afectadopor un mundo de objetos que percibe mediante laexperiencia sensorial y esta forma parte de su ca-pacidad acumulativa de saber.

Ante esa saturación de discursos y prácticas,Merleau-Ponty realiza un drástico giro, rescatan-do desde la fenomenología la idea de la experien-cia como el contrafuerte donde podemos identifi-car los boquetes e intersticios que ha dejado abier-tos la visión de concebir el fenómeno psicológicocomo dos polos enfrentados. Acude a lafenomenología y al desarrollo que plantea la filo-sofía existencial que se orienta hacia la supera-ción de la dialéctica subjetivo-objetivo y obtienede ello una visión donde sujeto y objeto, lejos de

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estar separados conforman una sola relaciónarticulada y circular. Circularidad a la cual llegamediante la categoría de ser en el mundo que, ensu caso, significa no otra cosa que reconocer quela relación constitutiva del hombre se halla, pri-mero, en saberse un organismo constituido pormente y cuerpo, conciencia y corporeidad, es de-cir, ante todo un sujeto encarnado; segundo, exis-te en un mundo que se manifiesta a través de lapercepción que tiene de él (Póchew, 1998, p. 5).

Así la propuesta ontológica de Heidegger que secentra en pensar la autorrealización del hombreen su existencia como proyecto en el mundo a tra-vés de la ruta intransitada del tiempo abierto, omejor dicho, abriéndose conforme camina, la deMerleau-Ponty permanece en una situación con-creta reconociendo la posibilidad, mediante laexperiencia perceptiva, de conjuntar conciencia-cuerpo en relación constante con el mundo y ésterecreándose y reconstruyéndose a cada momen-to. Esto es, para Merleau-Ponty un individuo; noes un sujeto de conocimiento que accede a unacualidad del mundo mediante su experiencia y estapasa a formar parte del stock de conocimientosacumulados, por así decir, sino que el individuoes, una potencia que co-nace a cada momento aun cierto medio de existencia. Y decimos co-na-cen, porque mundo y hombre nacen juntos y rena-cen en la experiencia perceptiva cada vez que seestablece un contacto entre ellos.

La vitalidad de pensarnos como unidad que nosreconocemos tanto en la experiencia de un cuer-po vivido, como la experiencia de co-existir con elmundo “coloreado” a partir de lo que representapara cada uno, no sólo entraña la idea deresignificar nuestra existencia pasada y presente,sino que acuña una nueva noción de la subjetivi-dad cuya característica fundamental será vivir enla ambigüedad; es decir una subjetividad que seconoce en el yo a condición que este yo sea nega-do en el estatuto de sujeto libre y autónomo fren-te al mundo y se afirme solo como negatividad

frente a la posibilidad abierta del mundo al que seopone, un yo que se configura y decide sobre cier-tos aspectos que el mundo le da: “Experimento lasensación como modalidad de una existencia ge-neral, ya entregada a un mundo físico y que crepi-ta a través de mi sin que yo sea su autor” (Merleau-Ponty, 1975, p. 235). Un sujeto anónimo e imper-sonal que se constituye como lo que es sólo me-diante la alteridad del mundo, un mundo está con-formado por cosas, pero también por otros comoyo que me definen y me hacen ser en el momentoen que me perciben, otros que se erigen frente amí y me hacen ser en un movimiento recíproco7 .

Esta forma de concebir al individuo existiendo enuna correlación ambigua con el mundo, nos per-mite pensar en un yo que se hace y deshace conti-nuamente en el horizonte del tiempo. Un yo quelejos de estar aprisionado en un para-sí autónomofrente a un mundo acabado y definido, nos instalaen la apertura del ser a la que accedemos median-te la experiencia perceptiva, única posibilidad deafirmarnos en nuestro yo, siempre opuesto al mun-do.

La propuesta de Merleau-Ponty es sin duda unapropuesta que rebasa el pensamiento psicológicoy se instala en la filosofía; propiamente esa formade pensar que interroga y da cuenta de un mundoinacabado donde el individuo se reconoce tambiéncomo proyecto inacabado. Pero además un indivi-duo que se niega en el solipsismo, una posición yabastante lejana ya del viejo Husserl, y que por elcontrario solo se afirma mediante la confronta-ción con lo otro, y con los otros, el mundo y lasociedad. La cercanía con los preceptosheideggerianos hacen de esta una postura que enpsicología abre una serie de posibilidades, si pen-samos en que deja abierta la perspectiva de colo-car al hombre y al mundo en una interrelación cons-titutiva y en permanente construcción. Lo que sig-nifica dejar atrás los preceptos que petrifican alyo8 para pensarlo como un proyecto en constanteconstrucción. Pensar al yo como un proyecto ca-

7 Véase todo el Capítulo dedicado al “El otro y el mundo humano” en Fenomenología de la percepción.

8 Véase Giddens A., Modernidad e identidad del yo, el yo y la sociedad en la época contemporánea, Barcelona 1985.

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paz de hacerse y deshacerse, y volverse a hacersignifica apostar por habitar la fisura que rasga ysuspende la lisa e imperativa superficie de lo defi-nido de lo ya constituido e inamovible. Su pensarsignifica para la psicología moverse de la idea decolonizar territorios mediante técnicaspsicoterapéuticas o de urbanizar espacios desco-nocidos mediante el “dominio del campo científi-co” para instalarnos en la potencia de ser con elotro, no a la manera del piadoso ponernos en ellugar de, sino que contagiados por sus capacida-des y abiertos a la experiencia, aprendamos a sa-lir de nosotros mismos y nos dejemos guiar poraquello que la experiencia perceptiva es, el librejuego del hombre en un mundo reconstruido a cadamomento. Quizá eso significaría aquello con lo queHeidegger soñaba y que gustaba de llamar hacermás habitable esta tierra (Espinoza, 2004).

La actualidad de la fenomenologíaen psicología, a manera deconclusión

Hablar de la fenomenología como proyecto quenace en la crisis del pensamiento occidental, en-tre el subjetivismo, el irracionalismo, elhistoricismo, como proyecto que intenta restituir-le al siglo XX su misión científica, como proyectofallido y rebasado por la segunda generación depensadores formados bajo su cobijo y rescatar estateoría en tanto presencia destacada en la psicolo-gía contemporánea, es desde luego un trabajo alque debe dedicársele algo más que un breve co-mentario como el que se intenta en este espacio.

Una responsabilidad de la psicología como saber,pero también como práctica, es recuperar la ri-queza de las repercusiones del discursofenomenológico Merleau-Ponty es un pensador confrecuencia olvidado en el ámbito psicológico; sinembargo, gran parte de su propuesta se halla im-plícita en la investigación y ejercicio de la profe-sión, por ello hemos querido hacer explícita esta

presencia y su incuestionable impronta en nuestrossaberes contemporáneos.

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