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1 Feminicidio en Guanajuato una realidad El tema de la violencia hacia las mujeres y feminicidios se ha convertido en un tema importante para el estado de Guanajuato; quien ha denunciado y señalado la problemática, principalmente, ha sido la sociedad civil, la cual ha expuesto que ambos fenómenos han aumentado, de hecho para el año de 2013 se llegaron a cuantificar 75 asesinatos a mujeres 1 , tendencia que continuo en 2014; ante esta problemática la Procuraduría General de Justicia el Estado de Guanajuato no acepta los mismos números de feminicidios, sin embargo hay similitudes, pues la procuraduría apunta que en 2013 sólo hubo 14 feminicidios y 58 homicidios dolosos, que suman 72 muertes de mujeres. La asociación denominada “Las Libres” 2 , apuntó que la violencia feminicida en Guanajuato se concentra en 23 municipios, es decir, en la mitad de la entidad: San Luis de la Paz, Doctor Mora, San José Iturbide, Dolores Hidalgo, San Miguel de Allende, Guanajuato, León, Silao, San Francisco, Irapuato, Abasolo, Pénjamo, Valle de Santiago, Salamanca, Juventino Rosas, Celaya, Apaseo el Alto, Cortázar, Salvatierra, Acámbaro, Jerécuaro, Tierra Blanca y Villagrán, siendo León el que mayor casos de feminicidios presenta. A partir del trabajo de campo que se realizó para este artículo, se encontró que la mayoría de los feminicidios en Guanajuato son llevados a cabo por los esposos, parejas, exparejas, novios y/o personas que conocían a la mujer, y un pequeño porcentaje de estos feminicidios (aún) es por el tema del narcotráfico, lo cual es similar a lo que se observa a nivel nacional. Además se encontró que los feminicidios se dan, en mayor medida, en las zonas urbanas y con mayor brutalidad y sofisticación que antaño. En consecuencia, sí queremos terminar con este tema lo que se debe atacar, en primer lugar, es la violencia contra ellas, que es lo previo al feminicidio, y la cual se realiza principalmente en su casa y/o con personas conocidas. Pero además, hay que destacar que no sólo culturalmente se legitima esta violencia, sino también institucionalmente, tal como lo deja ver el papel de la Procuraduría General del Estado de Guanajuato (PGR) y el Código Penal para el Estado de Guanajuato. Con los objetivos antes expuestos, en este trabajo se analiza la violencia y el feminicidio de las mujeres guanajuatenses. 1 http://www.animalpolitico.com/2014/04/por-1a-vez-segob-admite-una-alerta-de-genero-guanajuato-esta-en-la- mira/#axzz365MXmnkN 2 http://www.animalpolitico.com/2014/04/por-1a-vez-segob-admite-una-alerta-de-genero-guanajuato-esta-en-la- mira/#axzz365MXmnkN

Feminicidio en Guanajuato Una Realidad

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Texto que aborda la grave situación que enfrentan las mujeres guanajuatenses por las altas tasas de feminicidios que se dan en la entidad en los últimos años.

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Feminicidio en Guanajuato una realidad

El tema de la violencia hacia las mujeres y feminicidios se ha convertido en un tema importante para

el estado de Guanajuato; quien ha denunciado y señalado la problemática, principalmente, ha sido la

sociedad civil, la cual ha expuesto que ambos fenómenos han aumentado, de hecho para el año de

2013 se llegaron a cuantificar 75 asesinatos a mujeres1, tendencia que continuo en 2014; ante esta

problemática la Procuraduría General de Justicia el Estado de Guanajuato no acepta los mismos

números de feminicidios, sin embargo hay similitudes, pues la procuraduría apunta que en 2013 sólo

hubo 14 feminicidios y 58 homicidios dolosos, que suman 72 muertes de mujeres.

La asociación denominada “Las Libres”2, apuntó que la violencia feminicida en Guanajuato

se concentra en 23 municipios, es decir, en la mitad de la entidad: San Luis de la Paz, Doctor Mora,

San José Iturbide, Dolores Hidalgo, San Miguel de Allende, Guanajuato, León, Silao, San Francisco,

Irapuato, Abasolo, Pénjamo, Valle de Santiago, Salamanca, Juventino Rosas, Celaya, Apaseo el

Alto, Cortázar, Salvatierra, Acámbaro, Jerécuaro, Tierra Blanca y Villagrán, siendo León el que

mayor casos de feminicidios presenta.

A partir del trabajo de campo que se realizó para este artículo, se encontró que la mayoría

de los feminicidios en Guanajuato son llevados a cabo por los esposos, parejas, exparejas, novios

y/o personas que conocían a la mujer, y un pequeño porcentaje de estos feminicidios (aún) es por el

tema del narcotráfico, lo cual es similar a lo que se observa a nivel nacional. Además se encontró

que los feminicidios se dan, en mayor medida, en las zonas urbanas y con mayor brutalidad y

sofisticación que antaño.

En consecuencia, sí queremos terminar con este tema lo que se debe atacar, en primer

lugar, es la violencia contra ellas, que es lo previo al feminicidio, y la cual se realiza principalmente

en su casa y/o con personas conocidas. Pero además, hay que destacar que no sólo culturalmente

se legitima esta violencia, sino también institucionalmente, tal como lo deja ver el papel de la

Procuraduría General del Estado de Guanajuato (PGR) y el Código Penal para el Estado de

Guanajuato. Con los objetivos antes expuestos, en este trabajo se analiza la violencia y el

feminicidio de las mujeres guanajuatenses.

1 http://www.animalpolitico.com/2014/04/por-1a-vez-segob-admite-una-alerta-de-genero-guanajuato-esta-en-la-

mira/#axzz365MXmnkN 2 http://www.animalpolitico.com/2014/04/por-1a-vez-segob-admite-una-alerta-de-genero-guanajuato-esta-en-la-

mira/#axzz365MXmnkN

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I. Violencia hacia las mujeres en Guanajuato

La violencia de género, principalmente la familiar y la de pareja, son las que han ocasionado el

mayor número de feminicidios en Guanajuato. Desafortunadamente, no se cuentan con datos

exactos de la violencia de género en el Estado. La Encuesta Nacional Sobre la Dinámica de las

Relaciones en los Hogares (ENDIREH), 20113 deja ver una fotografía muy pobre de la violencia de

género en Guanajuato, a tal grado, que esta encuesta señala que sólo 37.3% de las mujeres

casadas han tenido un incidente de violencia; de este porcentaje, únicamente 7.3% ha sido

violentada físicamente; 2.6% sexualmente; 14.8% económicamente; y 21.4% emocionalmente.

Estas cifras no muestran la realidad que vive Guanajuato, en primer lugar, en esta encuesta

se pudo haber dado problemas metodológicos que no permitieron medir la violencia con mayor

certeza; pero en segundo, hay que señalar que las mujeres, en esta cultura machista, ven normal la

violencia hacia ellas, pues han crecido y se han desarrollado con ella, por eso no la denuncian.

En este sentido, la Directora del Instituto de la Mujer Guanajuatense (IMUG) considera que

el Instituto ha trabajado para desnormalizar la violencia y confía en que la siguiente ENDIREH pueda

dar otros resultados que sí reflejen la realidad en el Estado:

“ENDIREH 2011, que es la más reciente que existe oficial, sin duda alguna… el trabajo en favor de las

mujeres ha aumentado mucho, especialmente en el tema de denuncia… hemos venido trabajando tanto en la

prevención y atención…, lo primero que haces es que se visualice para que se desnormalice la violencia, y

que posteriormente..., a la vuelta de cuatro años, que se vuelva a hacer la ENDIREH, los resultados serán

diferentes…”

Pero además estas cifras contrastan con las otorgadas por la Directora del Instituto Nacional de las

Mujeres (Inmujeres), Lorena Cruz Sánchez, en julio de 2014, en el séptimo mes de la campaña del

"Día Naranja": “de cada 10 mexicanas, 7 sufren algún tipo de violencia..."4. Aunado a esto, en el

trabajo de campo, tanto las instituciones como las asociaciones civiles dedicadas a la violencia de

género, dejaron ver que la agresión hacia ellas no ha disminuido, peor aún, ahora se observa, en

3 www.inegi.org.mx/est/contenidos/proyectos/.../endireh/endireh2011/ 4 http://www.noticiasmvs.com/#!/noticias/violentadas-7-de-cada-10-mexicanas-denuncian-en-dia-naranja-231.html

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mujeres más jóvenes y se ha vuelto más cruel e inhumana, tal como lo señala en la entrevista la

Activista de la Sociedad Civil B:

“Lo que nosotras hemos percibido en estos 14 años que hemos venido documentando el fenómeno de la

violencia contra las mujeres y su extremo el feminicidio…, es que se ha ampliado en dos cosas: uno, en la

edad, hace 5 años todavía no veíamos el fenómeno en niñas y en adolescentes y en mujeres jóvenes; en la

mayoría de los casos eran mujeres casadas…, hoy estamos viendo casos de niñas, ya no solo golpeadas,

asesinadas, sino hasta quemadas vivas. La otra es la brutalidad, ósea hace 5, 6 años veíamos 3, 4 formas de

violencia que eran las que se repetían: los golpes, las asfixias, los balazos, las apuñaladas; hoy, hay una

diversidad de por lo menos 13 formas, y hay mujeres que les ejercen las 13 formas, además de asfixiarlas,

apuñalarlas, balacearlas, pero además… después de asesinadas…, las destazan, las tiran en bolsas de

basura. Esto es simbólico… ¿Qué son los cuerpos de las mujeres en la basura? Basura”.

Este aumento en la brutalidad de violencia no sólo se da hacia mujeres, sino también de hombres a

hombres, lo cual indica que de manera general el varón se ha vuelto más inhumano y cruel. En este

sentido la violencia cobra una nueva cara que es la brutalidad; desafortunadamente en esta nueva

realidad quien se convierte en un actor vulnerable es la mujer. Lo anterior lo apunta claramente la

Expresidenta del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Guanajuato :

“Antes como te decía se mataban… y ya, nada más con que te murieras, que ya era suficientemente grave;

pero ahora, te matan, te acuchillan, te sacan los intestinos, o sea, no están contentos con que estés muerto,

todavía te quieren destazar y más…”

La violencia en general y contra las féminas se ha vuelto más severa en las formas, lo que hace

urgente la intervención del Estado, ya que además, los asesinatos de mujeres han aumentado.

Según la asociación civil “Las Libre” en: 2011 fueron 54; 2012: 56; 2013: 75; y en 2014 iban 30 hasta

principios de julio. Aunque estas cifras, aún no colocan a Guanajuato como el Estado con mayores

muertes de mujeres en el país, sin embargo, el incremento deja ver un foco rojo que indica existe un

problema social en Guanajuato.

Hay que tener claro que los feminicidios en el estado son resultado, principalmente, de la

violencia familiar o de pareja, por ende, es ésta la que se debe erradicar. En consecuencia, para

evitar los feminicidios, es fundamental trabajar en la violencia que el hombre ejerce hacia la mujer.

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Por tanto, el primer punto es conocer los principales tipo de violencia hacia la mujer: física,

psicológica, económica, sexual, patrimonial, cada una de estas se puede definir de la siguiente

forma (Ley de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Artículo 6)5:

I. La violencia psicológica. Es cualquier acto u omisión que dañe la estabilidad psicológica, que

puede consistir en: negligencia, abandono, descuido reiterado, celotipia, insultos, humillaciones,

devaluaciones, marginación, indiferencia, infidelidad, comparaciones destructivas, rechazo,

restricción a la autodeterminación y amenazas, las cuales conllevan a la víctima a la depresión, al

aislamiento, a la devaluación de su autoestima e incluso al suicidio.

II. La violencia física. Es cualquier acto que inflige daño no accidental, usando la fuerza física o algún

tipo de arma u objeto que puede provocar o no lesiones ya sean internas, externas, o ambas.

III. La violencia patrimonial. Es cualquier acto u omisión que afecta la supervivencia de la víctima. Se

manifiesta en: la trasformación, sustracción, destrucción, retención o distracción de objetos,

documentos personales, bienes y valores, derechos patrimoniales o recursos económicos

destinados a satisfacer sus necesidades y puede abarcar los daños a los bienes comunes o propios

de la víctima.

IV. Violencia económica. Es toda acción u omisión del agresor que afecta la supervivencia

económica de la víctima. Se manifiesta a través de limitaciones encaminadas a controlar el ingreso

de sus percepciones económicas, así como la percepción de un salario menor por igual trabajo,

dentro de un mismo centro laboral.

V. La violencia sexual. Es cualquier acto que degrada o daña al cuerpo y/o la sexualidad de la

víctima y que por tanto atenga contra su libertad, dignidad e integridad física. Es una expresión de

abuso de poder que implica la supremacía masculina sobre la mujer, al denigrarla y concebirla como

objeto.

El trabajo de campo nos permitió ver que la violencia se da tanto en clases altas como bajas, tal

como lo comenta la Activista de la Sociedad Civil B:

“Yo creo, en mi experiencia, que se dice diferente y se vive diferente, no es lo mismo, una mujer de clase alta

que también vive violencia, si la condicionante es lo económico, es decir, ella no se puede divorciarse de ese

5 http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LGAMVLV.pdf

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hombre poderoso, porque a lo mejor esa mujer algo que si alcanza a ver es que, por lo menos, tiene recursos

económicos, y por lo menos dice: pues ya sé cómo es la vida aquí, pero me quedo en el estado de confort,

pequeño, que es el dinero ¿no?… muy pocos casos de mujeres de clase alta se divorcian, y es muy difícil, la

mayoría de las mujeres no tiene dinero, no van a poder pelearle al poderoso, y como las leyes hoy por hoy no

son protectoras de los derechos de las mujeres, aunque las tenemos declarativas en la vida real no son así…,

es muy difícil que una mujer gane un juicio cuando se divorcia, si además es poderoso, si además es político,

si además tiene dinero. Es mucho más fácil para las mujeres pobres, decir que viven violencia, que para una

mujer rica. Una mujer rica, tiene que cuidar incluso todo el status alrededor”.

En este sentido, la violencia hacia las mujeres y el desenlace en feminicidios, aunque se vive

diferente en cada clase social, existe en Guanajuato. Pero además, considerando la dicotomía

rural/urbano, de entrada se pensaría que es en la zona rural donde se hayan con mayor cotidianidad

ambos fenómenos, por el nivel educativo, de ingreso y de urbanización; sin embargo, las muertes de

las mujeres en Guanajuato dejan ver que son en las zonas urbanas donde se observan más estos

problemas sociales, tal como lo deja ver la Activista de la Sociedad Civil B:

“El fenómeno en todo el país, no se concentra en área rural, por ejemplo… siempre se ha querido creer que

tiene que ver con marginación, con pobreza, la violencia contra las mujeres. El feminicidio dice totalmente lo

contrario al fenómeno, la mayoría de los feminicidios son en área urbana, no son en área rural…, porque en el

caso de Guanajuato, la mayoría son en la zona industrial, ó sea donde hay más modernidad… no tiene que

ver con el número de población, porque todo mundo puede decir ¡ah claro es León!, porque es el municipio

más grande, por eso suceden más, ¡no!”.

Esto se explica, si consideramos que las mujeres en estas zonas tratan de salir de su rol tradicional,

pero además tienden, por el nivel de urbanización y con ello de mayor información, a conocer más

sus derechos. Con estos elementos, ellas se ven en igualdad al hombre y consideran que lo pueden

cuestionar, por lo que, empiezan a dejar la creencia que deben ser calladas y pasivas. Pero aunado

a esto, un gran porcentaje de mujeres en estas zonas, comparado con las zonas rurales, trabajan, lo

cual activa la inseguridad del marido. Todos estos acontecimientos llevan a que la mujer sea

mayormente violentada, pues el hombre presiona para que ella mantenga su rol social tradicional,

tal como lo permite ver la Activista de la Sociedad Civil B:

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“Los hombres están muy enojados con las mujeres que nos hemos movido de lugar…, ellos hoy están

pensando: las mujeres nunca debieron haber salido de donde las teníamos, porque están invadiendo nuestros

espacios; porque se sienten dueños de todo el espacio y entonces piensan que una forma de someternos es

con la violencia… Entonces lo que nosotras hoy tenemos claro, es eso, que los hombres hoy están más

violentos porque sienten amenazados sus privilegios y su estatus de poder ¿no?, poder político y poder

económico. Es una forma de seguir sometiendo a las mujeres vía la violencia, para que las mujeres no salgan

de los espacios, del espacio privado al espacio público, y nos les disputemos el poder político, el poder

público y el poder económico”.

Aunque esta violencia familiar y con ella el feminicidio se están dando con mayor fuerza en las zonas

urbanas, esto no indica que no exista en las zonas rurales, en ambas se da, sólo que en la primera

se está observando con mayor fuerza. Aclarado este punto, uno de los temas que observamos en el

trabajo de campo es que la violencia hacia la esposa y/o pareja sentimental puede detonar más

fácilmente con la presencia del alcohol o las drogas, tal como no lo apunta el Hombre A;

"Andando en el efecto de las drogas y el alcohol, al hombre se le puede ir hasta la mano y hasta matarla,

porque no mide sus consecuencias, porque no es él el que está reaccionando, su cerebro no está

reaccionando, él sólo trae la violencia y le puede decir: cállate, ósea aquí se va a hacer lo que yo diga y te voy

a golpear hasta que me canse, para que veas que yo mando en la casa y para que veas que tú no me puedes

decir absolutamente nada de cómo vengo, ni a qué hora llego, ni a qué hora me voy ¿sí?, y es que tú no

tienes que decirme nada, tú nada más estas para plancharme, para hacerme de comer y complacerme como

yo quiera y el día que yo quiera".

Hay que aclarar que el alcohol ni las drogas son los culpables de la violencia, sino que en algunos

varones puede desinhibir la actitud violenta y en otros la activa con mayor fuerza, tal como lo deja

ver la Coordinadora del Centro de Atención a Víctimas de Violencia Familiar (CEAVIF), organismo

que pertenece al Hospital General:

“no atribuirlo, sino que es un factor que influye, porque hay hombres violentos que no consumen alcohol y no

dejan de ser violentos, y hay otros también que son alcohólicos y son violentos, pero otros que no son

violentos cuando están alcoholizados por ejemplo, entonces realmente es como un factor que puede

precipitar”.

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En este sentido esas sustancias pueden ser el detonante en un hombre que ya es violento, lo

interesante es que tanto en el CEAVIF como en el Ministerio Público dijeron que había un mayor

número de mujeres golpeadas después del fin de semana y después de festividades, esta es parte

de la entrevista a la Agente del Ministerio Público A:

“Pues es muy variable, por ejemplo los días más llenos son los lunes, porque es cercano al fin de semana y

regularmente quincena…, por ejemplo, acaba de ser el día del padre y los señores se ponen bien borrachos y

no falta quien golpee a la señora, o al niño, o hagan cualquier cosa, y llegan y te dicen: es que vino mi

esposo se puso borracho y me pegó. O, sea cuando hay más fiestas es cuando aumenta la gente”.

Esta situación es preocupante para el caso Guanajuato, pues el alcoholismo está aumentando. Pero

además, aunado a esta enfermedad, también se está el incremento de la drogadicción en el Estado,

tal como, lo señala la Magistrada A:

“Yo le cuento de unos 6 años para acá, no le cuento muchos años; así fuerte, tan grave, no. Antes sí había

alcoholismo, siempre ha habido, pero drogadicción era un sector muy marginal, pero ahora es más abundante

porque la droga era muy cara, la cocaína era muy cara y, ahora ya con todo sintético, es más fácil tener el

acceso a las drogas, hay más vendedores de drogas, la gente la empiezan a enviciar desde muy chiquitos los

niños, desde los dilers en las escuelas, entonces el mundo cambió y no para bien en ese sentido”.

En consecuencia, la cifras dejan ver que hay condiciones estructurales que están llevando a que el

en Estado de Guanajuato siga presente la violencia de género y peor, que este aumentado, y no se

conozca de ella, pues uno de los problemas es que las mujeres la callan, pues en gran parte porque

lo ven natural, y por costumbre, pues la han vivido desde pequeñas. La Activista de la Sociedad Civil

B lo señala:

“Las mujeres que son víctimas de violencia… vienen de una historia de violencia, por ejemplo, nosotras

hemos encontrado, en nuestro trabajo cotidiano, que el origen de que las mujeres vivan violencia y la

mantengan como si fuera algo naturalizado, es el abuso sexual infantil, el origen de la violencia familiar, es el

abuso sexual infantil, que ese todavía está mucho más develado. Por ejemplo, hoy, en todas las casas puede

pasar abuso sexual infantil, y hoy las niñas, imagínate el grado de cultura, piensan que no hay que decirlo,

porque si lo dices, nadie te va creer y más si es tu abuelo, tu papá, tu tío, tu hermano, el vecino… ¿no?

Siempre es alguien que tiene más poder sobre ti, y entonces se callan. Lo que la sociedad les ha enseñado a

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esas niñas es que la violencia, se calla ¿no?..., que la violencia no hay que denunciarla, que con eso se vive

porque si no la familia se desintegra… entonces esas mujeres ya aprendieron desde la infancia a vivir con la

violencia y a callarla…”

Lo más grave no sólo es que aumente, sino que hasta se está haciendo más sofisticada, y los

hombres la han ido perfeccionando, tal como lo apunta la Directora del Centro Multidisciplinario para

la Atención Integral de la Violencia (CEMAIV) Guanajuato:

“…más bien como en aumento..., en algún momento podría, sí pensar..., que tal vez es el agresor el que se

va perfeccionando, ¿no? Tal vez ella en algún momento lo denuncia por golpes, entonces él ya se vio

sometido a un proceso penal por las agresiones que vivió pero resulta que entonces ella regresa con él, pero

para la siguiente vez el ya no la va a golpear…Entonces, te decía que el agresor se va perfeccionando, en un

primer momento era como más abierta la agresión, entonces lo denuncia por violencia física, él ya se da

cuenta que la violencia física tal vez deja evidencias, entonces la siguiente, tal vez lo que va a hacer es que

va empezar a agredirla de manera emocional, nada más, o tal vez ejercerá otro tipo de violencia económica,

algo que no deje tanto la evidencia que le hace él…”

II. ¿Por qué las mujeres viven y callan la violencia?

El origen y continuación de la violencia hacia la mujer y, en ocasiones su muerte, se encuentra,

fundamentalmente, en lo cultural y en la impartición de la justicia, por ende, en este artículo se

analizan ambas esferas, pero veamos el primer caso. La cultura como bien la describe Clifford

Geertz (1992) es la serie de códigos simbólicos que se forman socialmente y que se aprenden

desde el nacimiento, son los que dan forma a nuestra conducta diaria, a nuestro comportamiento:

cómo nos vestimos, qué vestimos, qué decimos, cómo lo decimos, qué comemos, cómo comemos,

cómo comportarnos según nuestra edad y sexo, etcétera. Esta serie de códigos forman nuestra

identidad y pertenencia, ya que somos seres sociales que buscamos estar en grupo, en comunidad,

por ello, tratamos de reproducir dichos códigos para ser aceptados y no ser excluidos de la misma.

Por tanto, es en la sociedad donde se forman los códigos culturales de cómo debe

comportarse una mujer y un hombre, estos códigos se dan de manera autoritaria y se aprenden a

partir del nacimiento y se van fortaleciendo a través de las diferentes experiencias de socialización:

en la familia, en la escuela, con los amigos, en los medios masivos de comunicación, en la religión,

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en el trabajo. Cada uno de esos espacios ocupa un lugar fundamental en la construcción de la

identidad social tanto del hombre como de la mujer. Desafortunadamente, culturalmente en México,

pues Guanajuato no es la excepción, no se forma la concepción de masculinidad y feminidad con

igualdad, se genera una diferencia entre estos dos géneros, posicionando culturalmente al varón por

encima de la mujer, creando así, una categoría diferente de ciudadanos: uno dominante y una

dominada.

Por tanto, continuaremos este trabajo descifrando los códigos culturales de ser hombre en la

sociedad guanajuatense, para después ir con el rol de la mujer.

El estereotipo del hombre machista

En este sentido, la masculinidad que es la serie de códigos culturales que definen al hombre en

sociedad, se construye y cambia de una cultura a otra, y por supuesto entre diferentes grupos de

hombres según su clase, raza, grupo étnico y preferencia sexual (Connell, 2003). El tipo de

masculinidad que predomina en México es lo que se ha llamado machismo:

“Un fenómeno cotidiano conformado por un conjunto de representaciones, elementos, actitudes,

comportamientos, creencias, prácticas y prejuicios, resultado de la cultura patriarcal más amplia como sistema

de poder y dominación, a partir de los cuales se discrimina jerárquicamente a mujeres y hombres en virtud de

su condición genérica, sistémicamente dando primacía a los hombres" (Jiménez, Serrano, 2013: 65).

Como se puede observar, en esta construcción cultural el personaje central y dominante es el

hombre, el cual a través de su vida tiene que seguir una serie de comportamientos que le van a

ayudar a reconocerse ante los demás como tal; entre ellos destaca el hecho de que no puede dejar

ver sus sentimientos, siempre debe ocultarlos y mostrarse fuerte ante cualquier adversidad, no debe

llorar y mucho menos pedir perdón; debe ser agresivo; entre más mujeres tenga "más hombre es";

en el hogar, su papel en la familia es el de proveer y poner "orden" en la casa (Castañeda; 2007).

Por tanto, si la mujer no hace lo que el hombre le dice, él puede tener “razones" para ejercerle

violencia, pues es la autoridad o "el que manda" en la familia, tal como lo deja ver la entrevista a

Hombre A:

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"…si yo le digo ¡haz esto!, en ese mismo instante lo tiene que hacer, si no, le digo: ¿no me vas a hacer caso?

Entonces es cuando se empieza a golpear a la mujer... la mujer tiene que hacer lo que yo le diga... --por eso

me case, por eso estas tú conmigo, tú eres la criada de la casa, tú eres la criada de mis hijos…”

El hombre aprende desde pequeño y, a lo largo de su vida, que debe imponerse a la mujer con

fuerza, por tanto, él ve "natural" usar la violencia para hacer valer su “autoridad” o "sus decisiones"

en su familia (Molina, 2011), tal como lo muestra la entrevista al Hombre B:

"...es que eso ya viene desde los papas, por decir, yo voy a poner mi caso, yo veía como mi papá golpeaba a

mi mamá, borracho llegaba dos, tres de la mañana con sus gritos: te levantas y te quiero ahí; a nosotros nos

ponía ahí en la sala y le pegaba... ¿sí? Y ahí se van quedando las imágenes, y uno se va quedando la idea de

que el hombre manda…, y el ser humano dice: yo quiero ser como mi papá..."

Por tanto, en este tipo de masculinidad, que es la hegemónica en México, la violencia es legitimada

como la posibilidad de demostrar en su comunidad que "tan hombre es" y ser aceptado como tal. En

consecuencia, los varones generan, en su vida cotidiana, relaciones en donde la agresión que se

ejerce a la mujer se ve de manera natural, tanto para ellos como para las mujeres. En este sentido,

la violencia en esta cultura patriarcal y machista está tan profundamente arraigada que no requiere

justificación, se impone como autoevidente (Pierre Bourdieu, 1996). Lo anterior lo explica la

entrevista a la Activista de la Sociedad Civil A:

"La verdad es que está tan institucionalizada y tan interiorizada dentro de nuestra cultura la violencia, que no

la distinguimos; normalmente me he encontrado, no con uno, con varios testimonios de mujeres que me

dicen: quiero denunciar porque ésta vez ya es demasiado. --A ver, ¿A qué te refieres? –Sí, ésta vez me

pateó, me pegó. Otras veces no pasaba nada. --¿Cómo era tu vida anterior con él?, ¿cómo era tu relación

con él?: –pues… ¿Lo normal no?, si nos gritábamos, a veces me empujaba, si me llego a ser infiel...Y

entonces te describen todo lo que es violencia y te das cuenta que ni siquiera la habían distinguido".

Lo que se observó en las entrevistas que realizamos, es que los celos son un tema muy recurrente

en la violencia, los cuales son una respuesta a un sentimiento de inseguridad, por lo que se es

proclive a sentir miedo de perder a la persona que está a su lado, ya sea su esposa o pareja

sentimental, de tal forma, que se intenta controlar la actuación de la otra persona para así "sentirla"

segura. Pero además estos celos, no sólo tiene que ver con una baja autoestima del hombre, sino

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que responden a que en esta cultura machista, el hombre ve a la mujer como objeto y, peor, la

considera de su propiedad, por ello tienen “el derecho” de “cuidar lo que es suyo”, tal como lo deja

ver el Hombre A:

“El hombre piensa: yo, no voy a dejar que sea feliz, ni que otro hombre la toque, porque ya la toque yo, --

porque ya eres mía y no quiero que otro hombre te toque, y cuidado con que otro hombre te toque porque te

mato. Aunque ya no seamos novios... ¿sí?”

Entonces, el miedo a perderla se suma a la creencia que es de su propiedad; en consecuencia, ella

no debe comportarse para llamar la atención de otra persona, ni tampoco, otro varón puede voltear a

verla, tal como explica la entrevista al Hombre A:

"...porque hay hombres que dicen: ¿qué le ves a aquel?, ¿qué le ves?, aún no están casados y que son

parejas o novios; se han dado muchos casos de que: ¿tú que le ves a mi esposa?, o ¿por qué traes una

faldita?, ¡quítate esa falda!, no quiero que te pongas esa falda. Es un dominio hacia la mujer”.

Por tanto, en esta cultura el hombre debe ser el dominante en la pareja y tiene que tener el control

de la mujer, para lo cual no sólo utiliza la violencia física para lograrlo sino también la psicológica.

Generalmente, el varón le baja la autoestima a ella y la hace sentir menos que él, de tal forma, que

la mujer crea que su única forma de sobrevivir es al lado de él. Lo anterior lo menciona el Hombre

A:

"El hombre las manipula porque le dice toda la vida: eres una floja, no sabes hacer nada; simplemente con

que le dé la comida caliente: ¡esta sopa está bien caliente!, y no sirves; es capaz hasta de tirársela, y eso

hace, que de alguna manera, que la mujer se vaya, como se le podrá decir..., su autoestima vaya bajando

(¿por qué hace esto?). Lo hace porque yo le veo más posibilidades de salir adelanta a ella que a mí.

Entonces, ¿Qué es lo que piensa?: ¡Ah no espérate!, ¡tú no vas a ser mucho más que yo!, ¡yo soy más que

tú!, ¿sí?... Ese es el macho de dominar a la mujer y no la deja superarse por miedo a que ella se vaya"

Paradójicamente, a esta situación el hombre sí puede tener varias mujeres, pues así prueba su

masculinidad, y la mujer debe callar y no decir nada ante este tema, pues él cree que no la violenta,

ya que es lo normal en los varones la infidelidad, tal como lo deja ver el Hombre B:

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“Bueno, a lo mejor para mi consideración no es forma de violentarla…, porque no la junto cuando estoy

haciendo mis infidelidades, ni la pongo a que me vea, ni la pongo a que me ayude, simplemente por eso (¿por

qué no terminar esa relación en vez de serle infiel?), pues porque tenemos la virilidad de tener esa y más

relaciones”.

Entonces, recapitulando, el hombre para ser aceptado en su comunidad como "tal" debe ser: fuerte,

no sensible, llevar la dirección de su casa, ser el proveedor, tener dominio sobre su mujer, quien la

considera de su pertenencia, y para lograr esto, puede llegar a agredirla, ya sea físicamente,

psicológicamente, sexualmente o de cualquier otra forma de violencia; por supuesto el ser infiel no

es visto negativamente, contrariamente es muestra de virilidad.

Estereotipo de la mujer en la cultura machista

La mujer en esta cultura patriarcal y machista se construye en contraparte al hombre: se considera

débil física y emocionalmente, por ello, le está permitido mostrar sus sentimientos y llorar; su papel

como esposa es hacerse cargo de los quehaceres de la casa y vivir para satisfacer a su marido y

cuidar de sus hijos, y si no cumple con esta labor puede recibir agresión, por no ser una "buena

mujer" (Castañeda; 2007), tal como lo describe la entrevista al Hombre A:

"el hombre... busca la necesidad del hombre y si no lo complace, luego pone el pretexto de: ya tienes otro;

luego, luego van los celos por delante...o si no le decimos: ya no te quiero, vete para allá; hasta la avienta

uno...; o que el hombre quiere tener relaciones, y la mujer le dice: mira que estoy cansada, que mira que esto,

que los niños me dieron mucha lata; el hombre no, no piensa en eso, el hombre busca su necesidad y dice:

vamos a hacerlo porque yo digo, y te dicen: vengo cansada, y respondes: me vale".

La mujer deber ser callada y recada, no debe confrontar al hombre y mucho menos pedirle

explicaciones de su comportamiento, tiene que ser comprensiva y amorosa; por lo anterior, si hay

violencia es culpa de la mujer porque no se sabe comportar, tal como lo deja ver la entrevista a la

Mujer A:

Page 13: Feminicidio en Guanajuato Una Realidad

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"tengo que hacer lo que él me dice sino me pega, el otro día estábamos acostados y me dijo: apaga la

televisión, yo le dije que estaba cansada y que ya me estaba durmiendo que él la apagara, pues él la estaba

viendo..., cuando menos sentí ya lo tenía encima de mí, me agarró a cachetadas y me dijo que yo era su

criada, que para eso se caso conmigo para que le sirviera a él y a su hijo... y me insultó y me aventó para que

apagara la tele...".

A diferencia del hombre, a las mujeres no les está permitido socialmente que tengan muchas parejas

a lo largo de su vida y mucho menos a la misma vez, pues convierte en una "mala mujer" y se

justifica la violencia contra ella, tal como lo deja ver la Magistrada A:

"El señor, que es muy machista, le dijo que la iba a llevar a jurar, antes de casarse, de que sí era virgen, ante

un Cristo, y entonces ella le jura que es virgen, pero ella sabe que eso no es así…, y entonces ella le platica a

su mamá y ella le dice: pues dile la verdad, dile que no eres; y pues bueno...le echa un rollo de porque no era

virgen y, además... le dijo que su vida sexual fue muy promiscua, porque era la verdad, además de que

estaba harta de tanto hostigamiento. A partir de ahí, la empezó a maltratar muchísimo, desde el punto de vista

psicológico, de hacerla sentir que no valía como mujer y cositas así... Ella era Maestra en Economía y bueno

no sé cuantas cosas que sabía, pero él le quitaba el dinero, la tenía hasta el suelo en su autoestima, que no

valía, la espiaba..., bueno hasta le dijo: el cuarto de servicio será tu cuarto…".

En concreto la labor de la mujer en esta cultura machista es cuidar a sus hijos y su esposo, es para

lo que ella "nació"; por ende, no es bien visto que la mujer quiera trabajar, ya que es sinónimo que

no quiere ejercer su rol social, aún peor, puede ser interpretado por su pareja que quiere ser mejor

que él, o conocer más hombres y dejar la relación. Es decir, el que la ella quiera ser independiente

económicamente o ayudar con los gastos de la casa es visto por el varón como una amenaza a su

dominio; por ello, él hace sentir a la mujer (si es necesario con la fuerza) que debe de conformarse

con lo que él le pueda dar y quedarse en su casa, tal como lo deja ver la Mujer B:

“Mi esposo hace unos días me golpeo, hasta el cansancio, porque había metido documentos en un Oxxo, ya

le había dicho que iba a buscar trabajo…, mi esposo es albañil, a veces trabaja y a veces no; cuando no

trabaja pues no tengo dinero para darle de comer a mis hijos (cinco), y cuando no tengo dinero tengo que

pedirle a mi suegra de comer y se molesta porque le pido, y con tal de que les de comer a mis hijos yo no le

pido para mí. Por esta situación busque trabajo, pues ya no quiero estar cerca de mi suegra, pues cuando mi

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esposo me pega entra mi suegra a decirle que sí, que me pegue, porque me lo merezco, no les doy de comer

a sus hijos, y cuando contesto que él no me da dinero para comprar mandado… me va peor”.

La mujer en este rol social machista, debe estar dedicada a su casa, hijos y principalmente a su

esposo, a quien no le debe contestar y debe de conformarse con lo que él le dé, ya sea

económicamente o sentimentalmente; si no obedece al hombre y no hace lo que él le dice, será

considerada una mala mujer, por lo que podrá recibir violencia, para así aprender a “comportarse

como debe ser”.

Como se puede observar, la conformación cultural de ser hombre y mujer en esta cultura

machista lleva a una gran agresión del varón sobre la mujer, la cual no es considera su igual, sino

alguien quien nació para servirle y cuidar de sus necesidades. Este rol social que además es

avalado, muchas veces, por las instituciones como veremos más adelante, se convierte en el

principal factor de por qué las mujeres vean la violencia como natural. Por lo descrito en este

apartado, podemos señalar que esta cultura de tipo machismo ocasiona que la mujer:

Naturalice de la violencia.

No se vea como un sujeto de derechos, igual que el hombre.

Tenga baja autoestima.

Internacionalice la culpa.

Sé resigne a la violencia.

Crea que su principal rol es el de ama de casa.

Pero no son las únicas razones internas o culturales por las que una mujer lleva a soportar la

violencia, tal como lo veremos a continuación.

Las ataduras de la mujer

Un tema muy recurrente en las entrevistas a profundidad que se hicieron fue que la mujer asume a

la violencia como algo normal, pues la ha vivido desde pequeña, y no sólo en el matrimonió, de

hecho su madre fue víctima de violencia y, por lo mismo la reproduce, lo que describe la Directora

del IMUG:

Page 15: Feminicidio en Guanajuato Una Realidad

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“Pero hay muchas mujeres que siguen pensando que así es… --Es que yo veía que mi papá le pegaba a mi

mamá. Te comento algo que a mí me impacto mucho..., para que nos demos cuenta del grado de tiene que…

la importancia que tiene esto… una señora, me dice: fíjate que cuando yo me casé y mi marido me pegó…

pues es normal, mi papá le pegaba a mi mamá, pero cuando termine en un hospital…dije no, esto no es

normal, yo nunca vi a mi mamá en un hospital. ¿Esto de que te habla?, que para ella la violencia es normal, lo

que no es normal es el grado de violencia…”

Pero si a esta cultura le sumamos el tema religioso, tenemos que las mujeres aparte de que creer

que la violencia es normal, la iglesia, principalmente la católica, siempre le ha impuesto que el

matrimonio no se debe romper hasta la muerte; por tanto ella debe soportar a su marido,

independientemente de cómo sea. La frase “es tu cruz”, tiene un fondo de resignación y de

sufrimiento donde se compara con la crucifixión de Jesucristo; en consecuencia, sí el soporto esto,

por qué una mujer no ha de soportar el dolor y sufrimiento. En esta religión el dolor, el sufrimiento se

recompensa con el cielo. Lo anterior lleva a que la mujer se resigne a la violencia, pues es lo que “le

toco vivir”.

En este asunto, hay que señalar que el Estado de Guanajuato se ha caracterizado

históricamente por ser una zona muy tradicional religiosamente hablando, de hecho, en este estado

la guerra cristera tuvo mayores repercusiones que en el resto del país (1926-1929), y en la

actualidad sigue siendo uno de los estados con mayor influencia de la iglesia católica. El último

censo 2010 del INEGI señaló que de 5, 486,372 habitantes, 5, 147,812 son católicos, 70, 052 no

presentan religión, mientras que 268,508 habitantes profesan otras religiones; es decir 93.8% dijeron

ser católicos.

Este apego religioso nos habla de una cultura tradicional que explica fenómenos como el

que en este estado no se haya legalizado el aborto y en donde la familia es lo más importante sin

que interesen los sacrificios que hay que hacer, principalmente, por parte de la mujer, la cual debe

aceptar con abnegación su vida. Como resultado de ello, en esta entidad frases como: "es tu cruz",

"Dios te lo mando", "te tocó sufrir en este mundo" son comunes y se interiorizan en el imaginario

colectivo de ellas.

Aunado a estas características, los hombres ejercen violencia psicológica contra las

mujeres, para que así tengan miedo de dejarlos, el caso más común es la amenaza de quitarles a

los hijos, agresión que ellas terminan asumiendo, y por el temor, las mujeres no denuncian, tal como

lo comenta la Directora del CEMAIV Guanajuato:

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“Si yo creo que si… porque mira la cuestión aquí es que ellas vienen con muchos temores. Muchas mujeres

llegan por ejemplo denunciándonos que él dice: que sí lo denuncio o sí lo dejo por ejemplo, me va a quitar a

los niños…; ese es un clásico. Entonces tú cuando le explicas a esas mujeres que no es así de sencillo, que

ella tendría que haber realizado actos específicos para que pueda perder a sus hijos, y que seguramente se lo

dice nada más por amedrentarla. Entonces ellas dicen: ¡ah!, entonces, ¿no me va a quitar a los niños?“ –No,

no tiene por qué quitárselos. Esta orientación les sirve a ellas para que tomen la decisión de hacer la

denuncia, porque estaban con el miedo..."

Otro tema, es que el varón no deja trabajar a la mujer por miedo a perder su posición como el

“hombre de la casa”, por lo mismo, presiona para que la mujer dependa económicamente de él, de

tal forma, que ella no cuente con recursos económicos para ser independiente con sus hijos; bajo

este situación tendrá que aguantar los tratos del esposo o pareja. Esta situación la plantea el

Hombre B en la entrevista:

"...porque he visto y he sabido de amigos ¿sí? que sus mujeres han salido mucho más adelante, y ellos se

quedan ahí, entonces ellos ven que va un paso adelante la mujer y ¿qué es lo primero que dicen?: ósea yo la

saque de trabajar, ¡ya me quería mandar ella a mí!, la justificación de la mujer era "yo gano más que tú. A

esto, el hombre responde: ¡ah no!, espérate, yo no voy a dejar que tú me humilles, una mujer no puede

humillar a un hombre...".

Por tanto, el hombre propicia las condiciones para que la mujer no trabaje y así siempre tenga que

hacer lo que él indica; acción que hace más vulnerables a las mujeres para salir de la violencia. Si a

esto se le suma la baja autoestima que tiene como consecuencia de su historia, desde pequeña y

después en su matrimonio, o que no tiene apoyo familiar, o que cree que es su cruz; es muy

complicado que ella deje a su pareja, tal como lo dice la encuesta al Hombre B:

"...porque la mujer se ve amarrada de las manos, porque déjeme decirle, ella piensa: ¿y si me deja? ¿Qué

voy a hacer yo con mis hijos?, no voy a salir con mis hijos, yo sola no la voy a hacer; y, se quedan estancadas

con el hombre aunque las trate mal, les pegue, las humille ¿sí?, la mujer ¿qué hace?, tiene que aguantarse,

porque esta con el temor de que nunca van a salir ellas solas adelante, porque están con el temor de que: si

me deja, pues yo no sé qué voy a hacer con mi niño-".

Page 17: Feminicidio en Guanajuato Una Realidad

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Como podemos ver la violencia que recibe la mujer es resultado de su infancia y de las experiencias

a lo largo de su vida, incluyendo el matrimonio. Es una víctima de cómo ha sido educada, de la

exigencias sociales y religiosas, de su entorno y, por lo mismo, ve la violencia como natural o hasta

se culpa de ello, por tanto, le es muy complicado salir de la misma. Recapitulando lo que se ha dicho

hasta entonces, podemos decir que la mujer en Guanajuato no sale de la violencia y/o la denuncia

porque ha desarrolla a lo largo de su vida una serie de conductas y sentimientos que muchas veces

conspiran contra ella misma:

Naturalización de la violencia, consecuencia de que desde la infancia ha vivido con ella.

Actitud minimizadora de la violencia, basada en el poco conocimiento de los derechos

humanos.

Baja autoestima, producto de haber vivido violencia en cualquier etapa de su vida incluyendo

el matrimonio o vivir en pareja.

Aislamiento de la familia y de su entorno social, por pena a que sea publica su realidad o

porque el hombre se lo prohíbe, por lo mismo, no se relaciona y procura no salir de su casa.

Internacionalización de la culpa, la persona se siente responsable, atribuye la violencia a una

falla suya; actitud debida especialmente a una baja autoestima y a la manipulación

constante del hombre, pues él le dice que le pega porque ella no se sabe comportar, la

mujer lo cree, pues desde pequeña se le ha inculcado cual es su papel como mujer.

No cuenta con el poder adquisitivo para ser independiente, económicamente hablando, ya

que su labor es cuidar a los hijos, por ello, el trabajo esta visto de manera negativa, pues

descuida su rol tradicional.

Aceptación de la violencia como designio divino (religión): “es tu cruz”.

Temor a las reacciones de su pareja sí lo llegase a dejar, como quitarle a sus hijos.

No tiene una familia que la apoye y/o no cuenta tampoco con la comprensión de los hijos.

Generalmente, una mujer presenta varias de estas condiciones, lo que hace que vivan en la

violencia y no la denuncien. Por eso el dato que maneja Inmujeres y la sociedad civil es que de 10

mujeres, 7 viven en violencia y sólo 1 denuncia (10%), tal como lo señala la Activista de la Sociedad

Civil B:

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“Sólo el 10%, de las mujeres que hoy viven violencia denuncian, es decir, hoy todavía sigue siendo brutal. El

dato estadístico que sigue siendo como el más contundente es de cada 10 mujeres hoy, 7 están viviendo

violencia. 7 de cada 10”.

Así que sólo 10% de las mujeres que reciben algún tipo de violencia va a denunciar, ya que es un

proceso muy complicado para ellas, pues en una lucha interna por saber qué deben de hacer. En

entrevista con la Activista de la Sociedad Civil A se observa claramente esta realidad:

“es una lucha interna importante para las mujeres, porque involucra denunciar aquello que te enseñaron o con

lo que te formaron como válido, entonces desde el principio es como hijo o hija te pego, pero es que te quiero

mucho, de verdad te quiero mucho. Y estos dobles mensajes que traemos desde nuestra formación de

infancia, adicional a todo lo que nos rodea y todo lo que nos valida. Una mujer tiene que enfrentarse entonces

a ella misma, a sus familias...; yo te puedo confirmar que creo que de diez mujeres que denuncian, ocho, no

se encuentran con el apoyo de sus familias. Y está comprobado, que cuando una mujer tiene redes de apoyo,

tiene una condición más óptima para poder presentar denuncia, desafortunadamente, los cuestionamientos

son desde los hijos, los padres, las madres, los hermanos, los familiares cercanos".

Entonces, es esta lucha interna donde se discute con el estereotipo de mujer inculcado desde la

infancia, pero además, se le suma toda la experiencia de violencia que ha vivido a lo largo de su

vida. Todo ello hace difícil la denuncia y/o facilita el perdón al varón en caso de que intente un

proceso legal, tal como lo confirma la entrevista con la Directora del IMUG:

“Entonces lo primero que te encuentras es el factor humano en ellas, la falta de autoestima, el vivir en una

situación… pues de mucha desesperanza, que no le permite a ella misma, primero que nada, autovalorarse,

ella siente que es muy poco… Y la otra cosa es porque es dependiente completamente, a veces

económicamente y emocionalmente... Entonces se enfrenta ella misma entre debo de denunciar o no debo

denunciar…”

Por todas estas condiciones, muchas mujeres son presas de esta violencia de género, la cual va en

aumento conforme pasa el tiempo. La violencia intrafamiliar consta, principalmente de tres fases:

Fase 1. Aumento de la tensión (aparición del problema)

Fase 2. Estallido de la violencia (agresión en sus diversos tipos y consecuencias)

Fase 3. Tranquilidad (reconciliación, negación del problema).

Page 19: Feminicidio en Guanajuato Una Realidad

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Después de que termina un ciclo empieza otro, pero en cada inicio de ciclo, la violencia es da con

mayor intensidad, y es cuando la vida de la mujer peligra.

Aunado a estos factores internos, cuando una mujer decide ir a la ley y denunciar, veremos

cómo, la mayoría de la veces no encuentra un camino fácil, por lo mismo continua en la violencia, la

cual va en aumento.

III. Legalidad y violencia de género

No sólo culturalmente se legitima la violencia contra la mujer sino hasta institucionalmente, en este

apartado se analiza el papel de la Procuraduría General del Estado de Guanajuato, así como el

Código Penal para el Estado de Guanajuato.

a) Procuraduría General del Estado de Guanajuato (PGR)

Como ya había mencionado previamente, sólo el 10% de las mujeres violentadas denuncian; en

otras palabras, de 10 mujeres 7 reciben violencia de género, pero de estas sólo llegan a denunciar 1.

Por lo mismo, aunque no hay una cultura de la denuncia por los temas arriba tratados, las pocas que

llegan no encuentran justicia.

Hay que mencionar que la Procuraduría General del Estado de Guanajuato (PGR) ha hecho

visible sus intenciones de mejorar en el tema de la violencia de género, muestra de ello, en 2012 se

formó la Dirección de la Unidad de Atención Integral y Especializada de la Mujer; empero, a pesar de

las acciones que se han emprendido, aún hay varios desafíos de esta institución respecto a los

protocolos y atención a la mujer violentada y asesinada.

En primer lugar, habría que mencionar que continúa el hombre violento con una gran

inmunidad, pues la actuación de los Ministerios Públicos (MP) parece que le protegen para no ser

castigado por la violencia que ejerce sobre la mujer. Como muestra de lo anterior, a la mujer que

llega con muchas dificultades a denunciar se le dan “opciones” de lo que quiera hacer con su marido

y/o pareja, como si ella fuera la juez y supiera de sus derechos, como lo menciona la Empleada del

Ministerio Público A:

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“Mira hay dos maneras, una: inicias antecedentes, que no es una denuncia como tal, nada más es para que

quede un registro, pero se le manda a hablar al señor, donde se le dice que se le impone una medida y no se

le puede acercar a la señora, se debe de salir de la casa, etc., depende de lo que pida la ofendida… Le

explicas a ella el procedimiento, se le dice: Mire aquí hay dos alternativas, una de ellas es el antecedente en

donde la investigación termina hasta que se le cite al inculpado, a su pareja, a su esposo… se le dan a

conocer los hechos que usted nos narra y ya que se le cite se le impone la medida, aquí termina todo y esto

se archiva porque no es una denuncia…Y en la denuncia pues si nos debe de traer sus testigos, debe de

venir la psicóloga, debe de revisarse el entorno social y distintos datos de prueba, y ahí es para que pasen

con un juez y el juez le imponga la sanción correspondiente. Y a veces te dicen “No yo no quiero eso, yo solo

quiero que le digan que me deje en paz”.

Entonces, una mujer que llega al MP violentada, en muchos casos, de años atrás, que va con miedo

a lo que puede suceder, y el agente del MP le dice --palabras más palabras menos--: ¿qué quiere

señora, qué se le inicien antecedentes (que se le llame la atención) o que se le encarcele? Una

mujer que es víctima de la violencia y que, en muchos casos, siente que ella, en parte, ha

ocasionado esa violencia por no hacer lo que él le dice, o que tiene pánico de las consecuencias, no

va a pedir la cárcel para él.

El papel de las leyes es ejecutarlas y si en el código penal de Guanajuato existe el castigo

por maltrato, así de simple, la mujer que llegue golpeada se tiene que abrir el caso y llevarlo al juez

para que reciba el caso y se le dé la pena correspondiente al agresor, es un tema de legalidad.

Contrariamente a esto, los agentes del Ministerio Público parece ser que se proponen asustar a las

mujeres para que mejor no denuncien, tal como lo apunta la Psicóloga de la Policía Municipal de

Guanajuato A:

“Entonces si el día de mañana llega más violentada todavía y nos dicen --bueno que tienes de ella, cuantas

veces vino aquí; ¡ah! por parte de mi área se le dio atención tantas veces, pero ella no quiso y aquí está el

antecedente donde se mandó a tal lado...; esta es una manera de decir bueno, nosotros hicimos nuestra

parte, pero también depende de las demás instituciones, y sobre todo de la persona…Pero es un trabajo en

conjunto, ¿cómo vas a animar a la señora si le vas a meter miedo?, porque muchas veces les dicen: no le

conviene ¡eh!… porque fíjese implica el divorcio, y que pelee a los niños; entonces se asustan…y a veces

ellas mismas dicen: no, mejor no…. Ellas a veces nos dicen que en el MP o en el DIF les dicen todo lo que

implica… y que van a perder esto y que ¿sí están dispuestas a ir a declarar en contra de él?, y las hacen

cambiar de opinión, y dices ¡cómo! sí de aquí se fue muy decidida… --pues sí, pero es que implica

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denunciarlo, me voy a echar encima a su familia, luego los niños y luego a él... pues ya no…; y el trabajo que

aquí se hace en el momento en que se atiende el reporte, pues se viene abajo, y dices esto no va a cambiar,

si los de acá adentro no cambiamos..."

A esto se le suma que el Ministerio Público no hace su trabajo de buscar pruebas condenatorias y se

lo deja a la mujer violentada que lo haga, lo cual no debería de ser, pues la victima está asustada,

amenazada y/o no tiene el apoyo de su familia, por lo que mejor acaba dejando la denuncia y/o

dándole el perdón al varón, ya que no puede recabar las evidencias que le piden en el Ministerio

Público o no puede conseguir los testigos; en consecuencia, se cierra el caso, tal como lo deja ver la

Expresidenta del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Guanajuato:

“…por no judicializar el tema o por no hacerse cargo de un trabajo que técnicamente no es tan fácil de realizar

porque nada más cuentas con la declaración de la víctima y va a ser difícil una consignación, pues prefieren

darle carpetazo a través de un otorgamiento de perdón, de una salida alterna, pero esto se hace ya por vicios

del sistema; pero también es que como la violencia intrafamiliar sucede en el interior de la casa nadie quiere

declarar y son asuntos desde el punto de vista técnico, como no hay pruebas, condenados a no tener éxito

porque no hay testigos, no hay nada… y está la visión de la señora y la del señor, es una contra otra y es muy

difícil para cualquier juzgador y más para un MP sostener una acusación con una sola declaración y es por

eso que muchas veces se busca una salida alterna para dar por concluido ese asunto y no tenerlo en

números, no tenerlo en estadística viva y ya lo terminas…¿Por qué? Pues porque no hay pruebas para

incriminar a esta persona, que es lo que sucede por ejemplo con secuestros del crimen organizado, el crimen

organizado amenaza a la víctima: si vas, si vuelves mato a tu familia y la la la; entonces nadie sostiene las

acusaciones, nunca nadie más va…”

Con esta actuación de los Ministerios Públicos, los varones que saben que tienen controlada a la

mujer, no les preocupa mucho que vayan a demandarlos, pues han aprendido a manipularlas, así

que les piden perdón y/o amenazan, lo que sea, para que ellas no los denuncien o retiren la

denuncia, lo cual ocurre frecuentemente. Por tanto, queda impune la violencia que se ejerce sobre la

mujer. Nuestro sistema de ejecución de las leyes no está actuando para defender a una víctima de

violencia y entender las implicaciones subjetivas y reales por la que ella atraviesa.

Con lo anterior queda claro que, en segundo lugar, está la problemática de comprobación de

la agresión, como el MP no quiere hacerse cargo de ello, sólo archiva el expediente, de lo cual

también da cuenta la Activista de la Sociedad Civil B:

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“El otro día me tocó con una señora, describió la violación de su esposo y la MP le dijo: ay pero mejor la

violación no hay que ponerla, porque esa es muy difícil… y luego mira si ahorita decimos que también vivió

violación, pues, ¿cómo la vamos a acreditar?, mejor esa no. ¡¿Ósea que qué?! ¿No? Y eso en mi cara, ósea

imagínate el conjunto. Entonces pasas con uno, con uno, con uno y lo único que te hacen es ayudarte a decir:

pues va a ser largo, pues bueno, no va a pasar nada, la verdad es que el delito de violencia intrafamiliar ni es

grave, a ver, ni siquiera va ir a la cárcel señora si eso es lo que usted quiere; entonces, la señora termina

diciendo... adiós mejor… porque lo único que va a pasar es que él otro se enoje más…”

A todas luces el MP comete dos faltas en este tema: no respetar los derechos de las mujeres y no

protegerlas de la violencia; en cualquier otro país, donde se respeten los derechos humanos, un

hombre que golpea a una mujer, no se le pregunta a ella qué castigo quiere, o no se le dice sí lo

quiere denunciar, pues es difícil y largo el proceso, simplemente se le castiga al hombre. Por tanto,

queda en el aire los siguiente cuestionamientos, ¿por qué se busca que la mujer violentada sea

quien decida qué hacer ante la situación?, ¿a quién está defendiendo el Ministerio Público con su

actuación cotidiana?. Con lo señalado previamente, pareciera que el Estado protege al agresor para

que no se le aplique la ley, lo cual deja otra pregunta en el aire ¿acaso el Estado no está

considerando un delito grave el golpear a una mujer? Por todas estas condiciones, el hombre no

tiene miedo de las recursiones de golpear a una mujer, pues depende de ella su castigo, y no de una

institución.

Aunado a ello en la procuraduría sigue faltando el tema de la capacitación, la sensibilidad, y

sigue dándose la rotación de puestos lo cual no facilita la especialización en el tema de perspectiva

de género, tal como lo señala la Activista de la Sociedad Civil A:

"En el caso de los ministerios públicos, yo voy al ministerio publico tres ó cuatro veces por semana, ha habido

cambios y rotación de personal, me he encontrado con personas preparadas para hacer su trabajo, pero esto

pareciera una moneda de suerte y en el ejercicio decimos: -Ojalá me toque una ministerio público o un

ministerio público capacitado, cuando en un ejercicio de legalidad tendrían que estarlo todos...Entonces... en

términos generales, no hay personal capacitado, no hay infraestructura especializada, no tienen protocolos o

manuales que fundamenten su actuación, sigue siento esto tan empírico, y entonces vemos que no basta que

sean abogados o abogadas...Entonces, yo creo que aquí la alternativa sería dejar de perder tiempo en la

sensibilización, buscar la capacitación y la certificación de agentes del ministerio público especializados. Una

historia distinta es el poder judicial, donde vamos a ver que son personas, hombres y mujeres con un nivel de

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expertis mayor. No dejamos de lado que también ahí ya se han empezado a invadir espacios con

designaciones políticas, pero todavía sigue privando la profesionalización, hay perfiles diferenciados".

Pero además, en quinto lugar, como lo expresa la Activista de la Sociedad Civil B, falta aún mejorar

los protocolos y el trato del personal del MP, ya que es muy difícil para una mujer denunciar; por ello,

estas instituciones deben de protegerla y ayudar a dar este paso que es muy grande para ellas;

empero, de manera contraria, como lo deja ver esta Activista, cuando finalmente una mujer decide

denunciar se enfrentan a:

"…llegan al ministerio público en la mayoría de los casos solas y tienen que enfrentarse a partir de este

momento a acreditar su dicho, porque lejos de los protocolos internacionales que dicen que el dicho de una

víctima cobra relevancia en una denuncia de esta naturaleza, nos encontramos con que se encuentran con

una espera primero, una espera importante. Segundo: con un escenario físico y de infraestructura que inhibe

la denuncia porque todo mundo pasa, todo mundo camina, y ahí lo mismo puede estar un familiar, un amigo o

un conocido del presunto responsable. Y hacer una declaración donde no terminan de saber ellas que sigue

después de eso, muchas mujeres llegan con una expectativa muy alta, porque atienden a la invitación que

hace el gobierno de denuncien, denuncien y entonces llegan, denuncian y no les explican todo lo que viene

después… Se les invita a una revisión que dura diez quince minutos del médico, si es que está, si no, tendrán

que regresar otro día, con la preocupación de ¿Y si los golpes se borran? Todavía no identificamos o no se

tiene información de que la violencia emocional tendría que ser valorada y esas huellas no se borran por

ejemplo ¿no?, entonces la mujer pasa por cuatro filtros y un adicional. Un quinto filtro es que no están en

condiciones para que las mujeres una vez pongan su denuncia cuenten con medidas de protección, si el

presunto responsable llega a enterarse esta denuncia por algún otro medio, su vida está en riesgo"

Este fue el caso de Laura Patricia Vázquez Aguilar6, quien solicitó tres veces protección del estado al

ser víctima de violencia intrafamiliar, y no se le atendió y fue asesinada por su esposo. Por tanto, la

sociedad civil en Guanajuato ha coincidido en la ineficacia de la Procuraduría en las investigaciones,

en el incumplimiento de protocolos de perspectiva de género, así como de los tratados y de la Ley

de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Elementos que han hecho impunes los

feminicidios en Guanajuato.

6 http://www.sdpnoticias.com/estados/2013/10/25/feminicidios-en-guanajuato-ahora-el-caso-de-ana-karen

Page 24: Feminicidio en Guanajuato Una Realidad

24

La asociación “Las libres”7 señala que antes de que fueran asesinadas, 23% de estas

mujeres, denunció violencia en su contra y nunca fueron escuchadas. Y de las 75 muertas en 2013

sólo 6 de los agresores están en la cárcel, con este dato, ¿cuál es el mensaje que se da a los

agresores? Como lo deja ver la evidencia presenta aquí es necesario que el Estado se haga cargo

de la protección de la mujer que denuncia.

. Pero además, en el caso de los albergues del Ministerio Público, la atención psicológica en

muchas ocasiones no es suficientes ni efectiva, y la mayoría de las mujeres que están en estos

lugares, debido a su baja autoestima y creencia cultural y religiosa piensan que deben soportar su

“cruz”, por ello, después de tres meses o un poco más en estos albergues, no presentan cambios

psicológicos importantes, así que regresan a su vida anterior, tal como menciona la Directora de

Atención a la Mujer Guanajuatense:

"...bueno de pronto hay quienes están en el refugio, y se salen del refugio a pesar de que están ahí en

atención psicológica todos los días, en todo momento y los niños, pero hay quienes regresan por diferentes

causas: no tienen apoyo de los padres, esa es una realidad, hay quienes me cuentan y que les dicen sus

propias madres: es tu cruz y Dios te va a castigar si lo dejas, es una realidad, es una realidad...Entonces ellas

tienen miedo porque piensan que una divinidad te está marcando todo este sufrimiento y tienen miedo a

tomar una decisión que a veces creen que no merecen ser felices".

Con lo señalado anteriormente, es claro, que los albergues, tal como están funcionando en la

actualidad, no dan una solución real al problema, lo que lleva a pensar que es necesaria una

reestructuración de los mismos, con el fin de lograr los objetivos para lo que fueron creados.

b) El Código Penal para el Estado de Guanajuato

Hay que aclarar que se han hecho reformas importantes al Código Penal para el Estado de

Guanajuato sobre la clasificación y la penalización del feminicidio, actualmente se le castiga hasta

con sesenta años de presión8:

7 http://www.animalpolitico.com/2014/04/por-1a-vez-segob-admite-una-alerta-de-genero-guanajuato-esta-en-la-mira/#axzz365MXmnkN 8http://www.congresogto.gob.mx/uploads/codigo/word/2/CO_DIGO_PENAL_DEL_ESTADO_DE_GUANAJUATO_con_Decreto_204_P.O._16_DIC_2014.doc

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ARTÍCULO 153-a.- Habrá feminicidio cuando la víctima del homicidio sea mujer y la privación de la vida se cometa por razones de género, considerándose que existen éstas, cuando ocurra alguno de los siguientes supuestos en agravio de la víctima: I. Que haya sido incomunicada; II. Que haya sido violentada sexualmente; III. Que haya sido vejada; IV. Que se le hayan infligido lesiones o mutilaciones, infamantes o degradantes aún respecto del cadáver; V. Que haya existido amenazas, acoso, lesiones o violencia en el ámbito familiar, laboral o escolar o cualquier otro que implique supra o subordinación del sujeto activo en contra de ella; VI. Que exista o haya existido con el activo relación íntima, de convivencia, de confianza, noviazgo, parentesco, matrimonio o concubinato; o VII. Que su cuerpo sea expuesto o arrojado en un lugar público. Al responsable de feminicidio se le impondrá de treinta a sesenta años de prisión y de trescientos a seiscientos días multa. Si concurre con el mismo u otro delito, se acumularán las penas que por cada uno se impongan. La de prisión no podrá exceder de setenta años.

Debido a la complejidad que la ley tiene para otorgar la pena, todo depende de la o él juez el castigo

que se imponga, entonces, nuevamente, entra la cultura, pues ¿qué pasa cuando el juez tiene una

cultura machista? Lo anterior lo expone la Expresidenta del Tribunal Superior de Justicia del Estado

de Guanajuato:

“... tienen muchísimos cursos, por ejemplo, el caso del campo algodonero te lo explican, porque tenemos que

cumplir con el protocolo, con las sentencias de la corte interamericana, este conoces el caso de Radilla

Pacheco, de toda la devolución de los derechos humanos, se trabaja mucho el tema, pero yo creo que sí

están capacitados, pero también es ese tema a veces de actitudes, porque hay cosas que por más que tú

quieras, por más buenas ideas que te den, si tu chip está en otro funcionamiento, tú crees en otras cosas, o

creciste con el machismo, con la violencia, son cosas que no puedes erradicar aun cuando tú sepas; pero sí

son capacitados, sí logras transformar un poco tu entorno, tu mente, pero yo creo que muchas jueces a pesar

de ser capacitadas siguen manteniendo patrones culturales bien estereotipados, o sea ese es ya un

problema”.

Pero además, como este artículo se ha mencionado, no debemos esperar a la muerte de la mujer,

debemos prevenir y, desafortunadamente, aunque tenemos la Ley General de Acceso a las Mujeres

a una Vida Libre de Violencia que contempla seis formas de violencia, el Código Penal para el

Estado de Guanajuato no señala la pena para cada una de ellas (v. cuadro 1), y, nuevamente, todo

recae en la o él Juez.

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Cuadro 1 Código Penal para el Estado de Guanajuato

CÓDIGO PENAL PARA EL ESTADO DE GTO. LEY GRAL. DE ACCESO DE LAS MUJERES A UNA VIDA LIBRE DE VIOLENCIA.

ARTÍCULO 180. A quien por medio de la violencia imponga cópula a otra persona, se le impondrá de ocho a quince años de prisión y de ochenta a ciento cincuenta días multa.

ARTÍCULO 187-a. A quien, por cualquier medio, acose a una persona a pesar de su oposición, para que ejecute un acto de naturaleza sexual, para sí o para un tercero, se le sancionará con seis meses a dos años de prisión y de cinco a veinte días multa. ARTÍCULO 221. A quien ejerza violencia física o moral contra una persona con la que tenga relación de parentesco, matrimonio, concubinato o análoga; contra los hijos del cónyuge o pareja, pupilos, o incapaces que se hallen sujetos a la tutela o custodia, de uno u otro, se le impondrá de uno a cuatro años de prisión.

ARTÍCULO 6. Los tipos de violencia contra las mujeres son: I. La violencia psicológica. Es cualquier acto u omisión que dañe la estabilidad psicológica, que puede consistir en: negligencia, abandono, descuido reiterado, celotipia, insultos, humillaciones, devaluación, marginación, indiferencia, infidelidad, comparaciones destructivas, rechazo, restricción a la autodeterminación y amenazas, las cuales conllevan a la víctima a la depresión, al aislamiento, a la devaluación de su autoestima e incluso al suicidio; II. La violencia física.- Es cualquier acto que inflige daño no accidental, usando la fuerza física o algún tipo de arma u objeto que pueda provocar o no lesiones ya sean internas, externas, o ambas; III. La violencia patrimonial.- Es cualquier acto u omisión que afecta la supervivencia de la víctima. Se manifiesta en: la transformación, sustracción, destrucción, retención o distracción de objetos, documentos personales, bienes y valores, derechos patrimoniales o recursos económicos destinados a satisfacer sus necesidades y puede abarcar los daños a los bienes comunes o propios de la víctima; IV. Violencia económica.- Es toda acción u omisión del Agresor que afecta la supervivencia económica de la víctima. Se manifiesta a través de limitaciones encaminadas a controlar el ingreso de sus percepciones económicas, así como la percepción de un salario menor por igual trabajo, dentro de un mismo centro laboral; V. La violencia sexual.- Es cualquier acto que degrada o daña el cuerpo y/o la sexualidad de la Víctima y que por tanto atenta contra su libertad, dignidad e integridad física. Es una expresión de abuso de poder que implica la supremacía masculina sobre la mujer, al denigrarla y concebirla como objeto, y VI. Cualesquiera otras formas análogas que lesionen o sean susceptibles de dañar la dignidad, integridad o libertad de las mujeres.

El Ministerio Público puede hacer mención de cualquier ley que crea necesaria dentro de sus

conclusiones, pero para pedir la pena o sanción por violencia de género sólo se puede basar en el

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Código Penal para el Estado de Guanajuato, el cual no deja claro los tipos de violencia y su castigo.

En consecuencia, se debe de realizar una reforma al Código Penal, si se prende abonar

institucionalmente a la erradicación de la violencia y a la impunidad que vive el Estado en el tema de

la violencia de género.

Otro tema preocupante, es que el proceso puede durar lo que el acusado desea ya que él

puede presentar todas las pruebas que quiera para probar su inocencia según con lo dispuesto al

artículo 20-a de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Lo cual lleva a que el

juicio sea largo, y por lo mismo muy complicado de continuar si la mujer no cuenta con recursos,

pues tiene que ir a un abogado de oficio, quien tiene mucho trabajo y no sigue el caso de manera

continua, tal como lo comenta la Magistrada A:

“yo creo que el 80% de los asuntos familiares los lleva la representación gratuita, con todos los bemoles”.

Por tanto, ante esta situación, las mujeres que no cuenta con recursos, y que han logrado ganarle a

sus miedos internos, al DIF, al IMUG, al MP, se enfrentan ahora con el juicio, el cual se convierte en

interminable, por lo que muchas de ellas, finalmente, deciden ya no continuar con el proceso.

En este sentido consideramos se deben hacer reformas al Código Penal para el Estado de

Guanajuato para vincularlo con la Ley General de Acceso a una Vida Libre de Violencia; y debe

aumentar la representación jurídica gratuita hacia las mujeres en los juzgados. Si estas medidas no

se toman los feminicidios seguirán siendo una realidad del Estado de Guanajuato

Conclusiones

En el estado de Guanajuato los feminicidios son resultado de una cultura tradicional sobre el tema

de los roles de género, por tanto la violencia contra las mujeres aumenta cuando ellas quieren salir

de dichos roles de género establecidos socialmente, por ende esto se observa con mayor fuerza en

zonas urbanas, hay que aclarar que la condición socioeconómica no es una variable que influya,

pues mujeres de todas las clases sociales son violentadas.

El que exista un incremento no sólo en la violencia de género sino en los feminicidios se

debe a la existencia de entes socializadores que continúan con la cultura tradicional como es la

iglesia e instituciones legales que reproducen y protegen al hombre que violenta a una mujer y/o la

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mata, aunado a lo anterior la ley no establece claramente los castigos que habrá según la violencia

que ejerza el hombre, la cual no sólo es física y moral.

Por tanto, si queremos que los feminicidios desaparezcan primero hay que combatir la

violencia contra las mujeres, para ello deben de transformarse los roles de género y debe de

castigarse la violencia de género por oficio; para ello deben de transformarse tanto los Ministerios

Públicos, así como el Código Penal para el Estado de Guanajuato.

Bibliografía

Bourdieu. P., 1996, La dominación masculina. Barcelona, España, Anagrama.

Castañeda, Marina, 2007, El machismo invisible, México, Ed. Taurus.

Connell, R.W., 2003, Masculinities, Berkley, University of California Press.

Geertz, Clifford, 1992, La Interpretación de las culturas, Barcelona, Gedisa.

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University Prees.

Jiménez, Lucero y Serena E. Serrano, 2013, Identidades de Género, machismo y masculinidades en

San Martín Tilcajete, Oaxaca: reflexiones en torno a la justicia social a partir de un estudio de caso.

Revista de Investigación y divulgación de estudios de género, núm. 14, época 2, año 21, septiembre

de 2013-febrero de 2014, pág. 57-77.

Paz, Octavio, 2002, El laberinto de la soledad, México, Fondo de Cultura Económica.

Molina, David y Alexánder Alonso, 2011, "La posición masculina ante la violencia intrafamiliar: una

pregunta sobre la afectividad silenciada". Revista virtual universidad Católica del Norte, núm. 32,

febrero-mayo, pag.1-20, Colombia.

Entrevistas realizadas:

Hombre A

Hombre B

Magistrada A del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Guanajuato.

Expresidenta del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Guanajuato.

Dirigente A de la Sociedad Civil.

Dirigente B de la Sociedad Civil.

Directora de la Dirección de Atención a la Mujer Guanajuatense.

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Directora del Instituto de la Mujer Guanajuatense.

Responsable de la Unidad de Prevención a la violencia de Género e Intrafamiliar del Instituto de la

Mujer Guanajuatense.

Analista de Proyectos de la Unidad de Prevención a la violencia de Género e Intrafamiliar del

Instituto de la Mujer Guanajuatense.

Responsable de Asuntos Jurídicos del Instituto de la Mujer Guanajuatense.

Empleada del DIF estatal A.

Empleada del DIF estatal B.

Coordinadora del Centro de Atención a Víctimas de Violencia Familiar.

Empleada del Ministerio Público.

Directora General de la Dirección de la Unidad de Atención Integral y Especializada de la Mujer.

Directora del Centro Multidisciplinario para la Atención Integral de la Violencia.

Psicóloga de la Policía Ministerial de Guanajuato.