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CAPÍTULO 10 FE HUMANA Y FE DIVINA La fe es la respuesta del hombre a la autocomunicación de Dios, de cuya novedad y gratuidad participa. No por ello, sin embargo, es la fe 'una realidad absolutamente inédita para el hombre, como si se tratara de algo completamente desconocido o que, aun conocido, no ha tenido basta entonces un lugar en su existencia. Más bien al contrario; la fe humana, o sea, la fe como modo de relacionarse entre los hombres, como actitud vital y como modo de conocimiento es una realidad cons- o tantemente presente en el hombre y en la sociedad, y no resulta imagi- nable una sociedad o una persona absolutamente ajenos a ella J. Existe, por tanto, la fe como fe humana, y en esa fe humana tomamos nuestro punto de partida para situar la fe «divina», la fe cristiana, en el ámbito de la experiencia humana. La estructura de este tema se apoya en los dos aspectos enunciados ,en el título. En primer lugar, estudiaremos la fe humana en sus diversas fOill1as, el estatuto epistemológico de la fe, y su carácter de conoci- miento. A continuación nos ocuparemos de la fe con la que el hombre responde a Dios que se revela. Las dos cuestiones más importantes liga- das con este segundo sentido son la del carácter teologal (fe en Dios, fe en Cristo) y el carácter eclesial de la misma fe '. 1. La fe humana Cuando el hombre tiene fe en algo o en alguien, se dice que enton-

Fe Humana y Divina

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CAPÍTULO 10

FE HUMANA Y FE DIVINA

La fe es la respuesta del hombre a la autocomunicación de Dios, decuya novedad y gratuidad participa. No por ello, sin embargo, es la fe

'una realidad absolutamente inédita para el hombre, como si se tratarade algo completamente desconocido o que, aun conocido, no ha tenidobasta entonces un lugar en su existencia. Más bien al contrario; la fehumana, o sea, la fe como modo de relacionarse entre los hombres,como actitud vital y como modo de conocimiento es una realidad cons-

o tantemente presente en el hombre y en la sociedad, y no resulta imagi-nable una sociedad o una persona absolutamente ajenos a ella J. Existe,por tanto, la fe como fe humana, y en esa fe humana tomamos nuestropunto de partida para situar la fe «divina», la fe cristiana, en el ámbitode la experiencia humana.

La estructura de este tema se apoya en los dos aspectos enunciados,en el título. En primer lugar, estudiaremos la fe humana en sus diversasfOill1as, el estatuto epistemológico de la fe, y su carácter de conoci-miento. A continuación nos ocuparemos de la fe con la que el hombreresponde a Dios que se revela. Las dos cuestiones más importantes liga-das con este segundo sentido son la del carácter teologal (fe en Dios,fe en Cristo) y el carácter eclesial de la misma fe '.

1. La fe humana

Cuando el hombre tiene fe en algo o en alguien, se dice que enton-

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LA REVELACI6N y LA FE

general se puede afirmar que el significa?o de ambos coi~~ide en cu~ntoque tanto la fe como el creer se caractenzan por su relación con lo l~;-

id te En efecto sólo se puede creer lo que no se ve. Esta afirmaciónVI en ., .. teri alchoca directamente con el principio de eVld.encla que carac enza ,racionalismo, para el cual sólo se puede considerar como .real ~ ~omoverdadero conocimiento lo que está sustentado por la e~ldencla -. Enconsecuencia, el racionalismo relegó a la categona de res[~uo de cono-cimiento todo el campo de las creencias. El que cree, afirma es~ co:rriente, pretende errón~an::ente acceder a una verdad, pero no va mas allade una emoción o senturuento'

4• • • ,e .-#:La consecuencia del desplazarmento de la fe y del creer. ~ activi- '\1'

dades de segundo orden tiene como resultado u~a separacion en el .hombre entre lo que sabe y lo que cree. Lo que .I~porta es el saber,mientras que el creer es provisional, inestable y sin l~portanCla. Peroen realidad sucede lo contrario. Lo que al hom.bre le mtere~a verdade-ramente tiene que ver sobre todo con lo ?o eVldent~; su ongen y d~s:- ,ti o las fuerzas esenciales de la existencia, la relación con los demas,l~~ ideales, etc., todo ello depende mucho más del creer que del sa?~rfundado en una evidencia. Luego, el creer debe tener alguna relaclO,n l'"

con el conocimiento y con la unidad de toda la persona. .' ~~'"',' .La relación del creer con el conocimiento h,a sido p~esta. de relieve. ;

desde diversas instancias. Por un lado, lafilosofta de l,?-C[en~za~~ resal-tado la importancia de las hipóte~is .co.mométo?o de mve~tlgacI~n. Porotro, la filosofía personali~~a ha insistido en la Import~nCla que nene e~creer como modo de relación de la persona c?n la realidad y de las persanas entre sí. La antropología existencial, finalmente, ha mostrad~ laimportancia de las creencias como fundamento e I~pulso de la Vidahumana, la cual solamente se puede realizar en la medida en que se pro-yecta en un futuro en que se cree. Con todas estas propuestas" el cr~er,ha podido encontrar un lugar entre las ac.ti~idades hl:1~nanasmas au¡en-ticas como una forma fundamental de VIVIr,y también de conocer. . ,,~•.

~hora bien, una vez afirmada la legitimidad ep.ist~mológica. y "'.antropológica del creer, es necesario añadir que los significados conque se presenta la fe o el creer no son unívocos. En efecto, un~ des-cripción fenomenológica de los usos ~~l verbo creer pone de manifiesteuna gran riqueza de matices de l.aaccion que expres~. ~odem.os reduc?,los sentidos del creer como realidad humana a los siguientes:

FE HUMANA Y FE DIVINA

1) Creer en el sentido de opinar. Lo que caracteriza a este creer esque se basa sobre la probabilidad reconocida. Sin embargo, dentro delcreer en el sentido de opinar se pueden distinguir varios niveles 5. Y asíse puede tratar de una mera impresión (creo que mañana lloverá), o dela sospecha de algo (creo que llegaré tarde), o de una opinión propia-mente dicha (cree que tal cosa es así). Este último caso es el que corres-ponde con la opinión en sentido estricto, porque significa que el queopina afirma algo después de haberse formado un parecer sobre algúnhecho o materia cuestionable. Por eso, la opinión seria, aunque serefiera a lo inevidente, se basa sobre alguna evidencia que hace que loopinado sea verosímil. En el sujeto, la opinión va acompañada de faltade seguridad sobre el objeto del creer y, como recuerda Santo Tomás,de un cierto temor de que las cosas no sean como se cree.

2) Creer en algo, tener «creencias». Consiste en adnútir como ver-dadera la realidad de hechos, fuerzas, o sucesos por motivos insufi-cienternente fundados. Éste es el caso, por ejemplo, de creer en los ex-traterrestres, O en la quiromancia, o en las cartas astrales. Los motivosde las creencias no vienen del creer a otra persona, que a su vez es cre-íble, sino de un fondo no racional que escapa a cualquier comprobacióno análisis. Con frecuencia, las «creencias» son la desviación de una reli-giosidad inmadura, y se hallan cercanas a la superstición.

3) Creer en el sentido de poner fe en algo o en alguien, creer encuanto apostar. A este tipo de fe le acompaña inevitablemente la espe-ranza y el riesgo. Por un lado exige del que cree el compromiso dehacer lo posible para que el objeto de fe llegue a realizar lo que tieneCOmopromesa. Este es el caso, por ejemplo, de quien tiene fe en lascualidades de un deportista por las que puede llegar a ser campeón, deun estudiante, etc. Esa fe a¡¡uesta implica al sujeto que la tiene y lehace apoyar Y comprometerse en favor de aquel o aquello que todavíano es lo que se está seguro que será. Hay otras formas de fe apuestaque son apuestas vitales llenas de esperanza. Tienen que ver, muchasveces, con ideales concretos que se trata de ir incorporando a la vida através de elecciones particulares. La vida moral supone este tipo decreencias. Un ejemplo es la convicción de que la generosidad es pre-ferible al egoísmo, que el servicio a los demás es una forma de reali-zación personal, etc.

4) Creer algo (a alguien). Ahora ya se trata de una relación en laque aparece el otro que, de una u otra manera, me comunica algo. No

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dejada sin duda por otro para ser creído, aceptado, pero que no esta-blece una relación entre un «yo» Y un «tú». Así sucede, por ejemplo,con las informaciones Y los códigos. Las personas que entran aquí enrelación permanecen desconocidas. A este tipo de fe pertenece tambiénlo que podríamos llamar fe-creencia, que es distinta de las «creencias»de las que se ha tratado antes. La fe-creencia se refiere a un objeto deorden ético o religioso, al que se llega normalmente a través de la tra-dición, la cual puede implicar una referencia a Dios o a lo divino. Lascreencias de este tipo tienen una cierta consistencia en sí mismas (<<las .creencias de un grupo religioso», por ejemplo), y su dependencia del . ~.p'. -,

otro sigue siendo genérica: el otro es, por ejemplo, el sujeto colectivo .de la tradición, pero no todavía Dios.

5) Fe en Dios. La fe religiosa -creer en Dios- puede acompañaro estar en lugar del llamado conocimiento natural de Dios que tienenlas personas singulares. Acompaña a este conocif!Úento cuando se ab:e 'a una relación religiosa entre el hombre y DIOS. Otras veces, sinembargo, la fe religiosa, recibida en una tradición, es el único acceso a ,la divinidad. Este tipo de fe ya es completamente original, porque la feen Dios se caracteriza por ser absoluta e incondicionada. La fe en Dioses el elemento esencial de las religiones, las cuales dependen, de una u,'otra forma, de la creación, a partir de la cual se accede al conocimientodel Ser Supremo. Para que el hombre, que es religioso por naturaleza,'llegue a tener una vida religiosa y auténtica fe en Dios necesita reafir-mar con un segundo acto su dependencia de Dios (<<re-ligare») .'

6) Fe interpersonal. Es la fe que se establece entre personas Y que 2~;',se podría formular como «yo te Creo-creo en ti» 6. El otro aparece aquí" .máximamente personalizado: se le ve el rostro, se le conoce y se sabecuál es su actitud hacia mí, porque me da a conocer -me revela- su "intimidad, su mundo interior. La fe entre personas es una forma de r

conocimiento y de encuentro. Esta fe afecta al conjunto de la persona, <

y no sólo al asentimiento de 10 que dice. Es una forma de entrega y de, ,aceptación mutuas. El conocimiento de la pers~na que proporciona la . "': ec

fe interpersonal es de género completamente distinto al que obtlene~ ",' ,. , "ciencias corno la psicología, la medicina, la sociología, etc., que ínevi-, ~'..tablemente tratan a la persona, de algún modo, como «objeto». En . .i~,:efecto, la relación que las ciencias establecen con el sujeto que in;esti:. .",,:., '1gan, aunque se intente sinceramente que sea personal, dura solo e~ " ' 'tiempo de la investigación o del examen, o sea e~tiempo en que se esta. '~'f.,':c' r:«arrojado ahí» (ob-iectum). Sólo la fe personal tiene de manera perrna~ 'o'

., 1 ._;_.~.-;A ,.101" npr""n<l 1 <ln1iQm~ p.timolo¡Tía de «cre- "y;¡:~1.'4

FE HUMANA Y FE DIVINA

dere» , y los términos en I~~ que s,e traduce indican la implicación del~o~ en este ~JpOde relación. ASl, «credere», viene de «cor-dare»: elte~lJ~o. aleman «gIaub~n» (creer) tiene la misma raíz que «gelobe~»,partl,clplO pasado de «Iieben» (amar); la misma relación hay entre elinglés «believe» (creer) y «love» (amar) 7.

, ~) l!e en el Dios revel~do,fe en Cristo. Se diferencia de la comúnfe religiosa, o =~a fe e~ ~lOS en cuanto que ahora el hombre responde,no a un COnOCll11lent~1I1d.lrec~0de Dios que ha dejado su rastro en el.cosmos y en la co~clenCJa, S1I10a Dios que se comunica al hombrecomo un yo a un tu, entregándose y pidiendo una respuesta. Se tratapor tanto, de fe que b.rota en el encuentro entre personas. Ahora bien, lafe sobrenatural en DIOS es un caso excepcional y único de fe interper-,sonal porq.ue el yo y el tú no se encuentran aquí en el mismo plano. El«creo e~ ti» de la fe entre personas, cuando se dirige a Dios adquiere:un sentido absolutamente único, porque el «tú» que es Dios 'es el fun-damento de la verda~ y de l~ ~eali~ad, también de la realidad del sujetoq~e cree. ~or eso, ~a 1l1c.ondlclOnalIdadpropia de la fe religiosa se con-vI~rte aq~l en un dinamismo de entrega absoluta. Éste es el significado-mas propIO y natural del «creer en Cristo».

Los difer~ntes significados del creer y las diversas formas de feponen de m~mfiesto que la fe es una realidad humana que se halla pre~s~n~een la vida de los hombres, y gracias a la cual los hombres pueden.v~v~ humanamente. ~reer, en general, es necesario para vivir. Cosa

,~IStlDta es la valoración d~ las diversas formas del creer, ya que evi-dentemente, no todas contribuyen del mismo modo a la construcción ydesarrollo de una vida auténticamente humana.

, ",-El concepto preciso de fe (humana) no corresponde con todos los_~e~tl.~oSd~l creer. J:Iablando con propiedad, la fe no está detrás de la

piruon, l1Jde las SImples creencias, porque ni en una ni en otra haytropIamente otro al que se cree. Se puede afirmar que el acto especí-ICOde creer al que llamaI~os fe es un modo propio de conocer: aquel

~~r el que. se ac~ede al objeto, no en virtud de la capacidad subjetivau cap~ar 1I1tenclOnaJr:tente. lo cognoscible, sino por la aceptación de, n testigo y de su testimoruo. El que cree llega a conocer aquello que~r~e no P?r~~e sea ~vidente para él, -por intuición, experimentación

'. emostracion=-, SIllOporque se fía de otro para quien aquello sí eseVIdente.,/ ' Como consecuencia se debe afirmar que el sentido preciso de fe

SOlorf"trrpcnrvnrlo Al .. ,....~__ .. _l~. / 1" ., • ~ •

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LA REVELACIÓN Y LA FE

que respecta a la relación con Dios. Los otros sentidos de fe (opinión,«creencias», apuesta) son sentidos derivados e impropios de fe g.

2. Estructura epistemológica de la fe

Si la fe es una forma de conocimiento, ¿cómo se comprende a símisma y en relación con las otras formas de conocer propias del hom-bre'? Parece claro que la fe no puede solaparse con cualquier otro modode conocer, ni tampoco ser tan distinta de todos los demás que en nadasea semejante a ellos. Santo Tomás se ha ocupado de esta cuestión enDe Veritate, q. 14, a. 1, donde presenta y analiza cinco modos de cono-cer que se articulan en torno al asentimiento y a la investigación con losque San Agustín había caracterizado la fe (<<credereest cum assensionecogitare»). Estos cinco modos son, de menos a más, los siguientes:duda, opinión, fe, ciencia y evidencia de simple aprehensión. La posi-ción central de la fe es, al mismo tiempo, expresión de su imperfeccióny de su grandeza.

La investigación (cogitatio) y el asentimiento (assensus), en prin-cipio se excluyen uno a otro. En tanto está pendiente la investigación,no puede haber asentimiento. Cuando tiene lugar este último la investi-gación, en lo que se refiere al objeto del asentimiento, cesa porque yase ha alcanzado 10 que se pretendía. De este modo, sucede que en laduda no hay asentimiento, y las posibilidades de investigación son tota-les, aunque de hecho el que duda no realice esa investigación. En elcaso de la opinión, ya hay un cierto asentimiento, aunque acompañadcde duda y de temor de que lo contrario sea verdadero; también en estecaso la investigación está plenamente abierta, independientemente deque el que opina se interese por realizarla o no. En cuanto a la ciencia,el asentimiento es firme debido a la evidencia a la que se ha llegado pormedio del razonamiento. En el caso de la ciencia hay una investigaciónanterior que se ve mitigada después de la evidencia de la demostración.En la evidencia de simple aprehensión el asentimiento es inmediato,como lo es la evidencia,y no hay nada de investigación.

8. El análisis del creer ha sido un objetivo fundamental en autores de diversa significación comolos wittgenstenianos, los personalistas y los analíticos. Para Wingenstein la fe religiosa es una realidaddistinta de la ciencia, pero tampoco reductible a opinión vehemente. El creyente tiene un modo de,~;r.r pl mundo V la vida. Las creencias religiosas se caracterizan por ser reguladoras de la vida

. . r __ ~ A..............•n"r-;t"ipn1n o=rsonal. En esta línea. =_Ló"'-o

FE HUMANA Y FE DIVINA

~a fe ocupa en esa estru.c~ra, como ya se ha dicho, el lugar inter-medIO: Por ~n lad~, el a.sentmuento es firme, pero no por la evidenciadel o.bJeto, SI~Obajo el Imperio de la voluntad que empuja a la inteli-gencia a cubnr el trecho que lleva de la credibilidad a la fe P .

t dibilid i c. recisa-~e~ e e~a cre 1 ,1 I ad es el ~bj.eto de la investigación anterior al asen-tll;lJento, desp~es del asentnruento, la investigación continúa comobusqueda d~l intellectus fidei (teología). Como la fuerza del asenti-miento ~ro~lene = la voluntad, por firme que sea no pone un términoa la coguatta, a la investigación insatisfecha 9.

E~ s~guiente gráfico ofrece en esquema la posición de la fe en elc~noclJmento humano y sus relaciones con la cogitatio y el asentí-rruento:

EVIDENCIA

DUDA OPINiÓN FE CIENCIADE SIMPLEAPREHEN-

SIÓN

Cogitatio investigación investigación nada

(investigación)anterior al anterior,

asentimiento pero mitigada(racionabilidadv luego por lay que continúa evidencia

después de la(teología) demostración

Assensus nada cierto asenti- total y pleno, firme,miento, pero

evidencia

(juicio defirme, bajo la por la evidencia inmediata

acompañado moción de la mediatizadaasentimiento) de duda y voluntad, pues por el

de temor de que no hay razonamientolo contrario sea evidencia

verdadero objetivaI ;. I

! ., I

. II

'0 . ~e a~uerdo. con. todo lo anterior, la fe no puede ser reducida ni a la. piruon III a la cI~ncla. El asentimiento de la fe no es, como el de la o i-:~n, inseguro, Sll10total y fin~e ..Por el motivo en que.se apoya -DIosfir elador- el fund~en~o objetivo de ese asentimiento es incluso másr ~e q~e el de la CIenCIa del sujeto. Tampoco es, como afirman losa~~lOnalIst~s"co.mo el de la ciencia porque en la fe la inteligencia noe ente po~ SI rrusma a una verdad no percibida directamente, sino ue-~:sentlIIllento = .resultado .de l~ voluntad. En consecuencia, deci~osq la fe es subjetivamente inferior a la ciencia porque de hecho la fe

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LA REVELACIÓN Y LA FE FE HUMANA Y FE DIVINA

busca la evidencia en su conocer tfides quaerens intellectum) sin quepor ello la falta de evidencia afecte a la firmeza del asentimiento. Almismo tiempo, la fe como conocimiento, implica necesariamente laintervención de la entera persona que debe aceptar el compromiso quesupone llegar a la fe. Se pone así de manifiesto el carácter especial-mente humano del creer, su dimensión moral que lleva al hombre a saliral encuentro y a aceptar una verdad que no sólo ilumina su inteligencia,sino que afecta a toda su existencia.

3. Entendimiento y voluntad

de relieve con tanta claridad por Newman (<<creemos porque ama-rnos») 12 no es sino una especificación de la fe interpersonal, del encuen-tro entre personas que mutuamente se reconocen: «creo en ti-te creo».

Inteligencia y voluntad intervienen, en consecuencia, armónica-mente .en el .acto ~e ~e: la inteligencia conoce y juzga, sin llegar nunca?-.laevidencia subjetiva frente a la cual no podría resistirse, y -ante elbien que se le presenta- la voluntad decide creer. Si no interviniera lainteligencia, el acto de fe sería ciego e irracional; si no interviniera lavoluntad, o no se llegaría nunca a prestar el acto de fe, o la fe desapa-recería como tal por haberse disuelto en ciencia.. La cooperaci,ón de inteligencia y voluntad para el acto de fe no

tiene lu~ar a traves de momentos sucesivos, sino mutuamente implica-dos y situados en la unidad del acto del entero ser personal. El modoconcreto como ~e .r~lacionan será ~bjeto de consideración en los capí-n:los sobre credibilidad de revelación y racionabilidad de la fe. Aquí,sin embargo, es necesario insistir en el carácter personal --es decir, queafecta a toda la persona- del acto de fe. Creer a Dios es no sólo asen-tir a su palabra, sino entregarse totalmente a Él, dejándose afectar entoda la hondura del ser, en la totalidad de lo que se es y se tiene, deforma que de todo se hace entrega intencional, y se está dispuesto asupeditarlo todo a la fe 13.

Si la revelación cristiana fuera una pura doctrina, la fe consistiríaexcl~sivamente en conocimiento, y su manifestación propia sería laensenanza; en este caso el papel de los doctores pasaría a ser especial-mente Impo:tante. Pero la revelación de Dios es sobre todo una per-sona, Jesucnsto, y la fe es un proceso complejo desencadenado por elencu~ntro del hombre con Cristo. Consecuencia de ello es que la acciónpropia del creyente no es tanto la enseñanza como el testimonio el sertesti~o hasta el final, hasta el martirio si fuera preciso. El testimoniomed~ante la ~alabra --que es confesión, testimonio de la verdad- ymediante la VIda, brota, por tanto, del carácter personal de la revelaciónyde la fe: es para el cristiano, en expresión de Josemaría Escrivá, «loque constituye la razón de su vida» 14. Lo contrario de la fe a este nivelsería un compromiso parcial o partidario: ante la verdad parcial, frentea la que se toma partido, se responde parcialmente, con un «hasta ciertopunto». Pero en el testimonio de la fe no cabe el «hasta cierto punto»,porque eso supondría someter la verdad de Dios y de su autocomuni-

Creer a Dios que se revela se traduce, entre otras cosas, necesaria-mente en un juicio que afirma la verdad de lo revelado: «esto es así»,«amén» !O. Hacer juicios es propio de la inteligencia, y por eso en el actode fe la inteligencia interviene necesariamente y de forma insustituible.Concretamente, se puede afirmar que la inteligencia interviene en tresmomentos: 1) la inteligencia entiende la palabra que se le dirige, y gra-cias a ello el sujeto sabe lo que se le propone para que lo crea; 2) la inte-ligencia interviene para juzgar la verosimilitud, la plausibilidad y la cre-dibilidad de lo que se le propone; 3) la inteligencia interviene en el actode fe, confesando la verdad de lo revelado, pronunciando el «amén» delasentimiento.

Pero la fe no es sólo asunto de la inteligencia, como pretendeef 'racionalismo. Los racionalistas sólo admiten un creer que vaya acom-pañado de evidencia. La consecuencia es que eliminan la oscuridad que . ",=existe en la fe: no respetan su carácter libre y acaban disolviendo la fe, ,'.en ciencia o en filosofía (idealismo). La realidad es, sin embargo, que,' ~'en el acto de fe interviene también -y esencialmente- la voluntad.No hay nada que me obligue a creer, y por tanto creo si quiero. La" .voluntad consiente voluntariamente a lo que la inteligencia conoce, y si ; >I:!no quiere creer, no cree. «En las cosas de fe consentimos con la volun- ,,',:;'" I

tad y no por la necesidad de la razón, porque están más allá de la "f'

razón» 11. No basta con querer para creer, porque la fe es gracia, pero .sólo el que quiere creer acaba creyendo, por lo que sin la voluntad décreer la gracia es ineficaz,

Se puede, en consecuencia, decir con verdad creo porque quiero.Con ello se afirma la libertad del acto de fe, pero no sólo eso. El que- N

rer creer debe entenderse en un sentido amplio, que es el de ama):':«Creo porque quiero» deriva así a creo porque amo. Este matiz, puesto ,"

12. "We believe because we love»: J. H. NEWMAN, Oxford University Sermons, 236.~~. ~fr. P. ~ODRlGUEZ, Fe y vida deje, EUNSA, Pamolona 1974. nn. ()7-70

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LA REVELACIÓN Y LA FE

cación a los hombres a la categoría de lo relativo y contingente frente alo que se debe tomar partido. Refiriéndose a quienes han dado su vidapor la fe comenta un autor: «Porque dieron su vida por una persona yno por sus ideas les llamamos testigos, y no partidarios» 15. .

El creyente, por tanto, no es un partidario, sino un testigo. Ser tes- .tizo, en este sentido, supone encontrarse en la situación de quien se hae~tregado, no a una idea parcial ni siquiera a un ideal, sino a una Per-sona tal que tiene capacidad de exigir el don total y sin condiciones,de la vida y de la muerte. Sólo Dios mismo puede ser esa Persona, ycuando el hombre responde a la llamada de Dios de manera total, en veide perderse, alcanza plenitud, queda liberado del fanatismo -propio de <;

quien responde desmesuradamente a un fin parcial- porque entra en 'comunión con la Verdad y con el Amor.

La fe en cuanto acto de la entera persona, con todas sus facultades 1

y fuerzas, hace posible y da lugar a la experiencia de fe que es una per-cepción a través de la vida de la realidad creída, de la relación única conDios y del propio sujeto en cuanto afectado por una nueva situaciónsuya, por una forma plena de su estar en el mundo, con todas las con-secuencias que ese hecho conlleva, La experiencia cristiana se caracte-riza, precisamente, por ser experiencia bajo el régimen de la fe, 10 cualsignifica que la experiencia no va separada del asentimiento, ni puedeconfundirse con una vacía exaltación subjetiva.

A la experiencia de fe, particularmente, se refiere Juan Pablo ,IIcuando afirma: «Entablar diálogo con Dios significa dejarse encantar yconquistar por la figura luminosa de Jesús revelador y por el amor del.Padre que le ha enviado, Y en esto precisamente consiste la fe. Con ella,el hombre interiormente iluminado y atraído por Dios, trasciende loslímites del conocimiento puramente natural y obtiene una experienciade Él que de otro modo quedaría interrumpida» 16. El Catecismo exponesintéticamente la intervención de la entera persona --con su inteligen-.cia y voluntad- en el acto de fe al afirmar en el n. 176: «La fe es una.adhesión personal del hombre entero a Dios que se revela, Comprende ..una adhesión de la inteligencia y de la voluntad a la Revelación queDios ha hecho de sí mismo mediante sus obras y sus palabras»,

4. La fe en cuanto conocimiento

De cuanto hemos afirmado hasta ahora se concluye claramente la-<:~~~,,;~n "Mnitiv::l () noética de la fe, La fe es una forma de conoci- :::o,'\'~~

FE HUMANA Y FE DIVINA

mie~to específic~ (el conocimiento defe), verdadero conocimiento irre-ductible a cualquier otra forma de conocer como la ciencia o la opiniónP,or ~er la fe ,conocimiento, el que cre~, sabe 17, accede a la verdad no po~SI rrusm?, sino mediante el testimoruo de quien conoce directamente.Ahora bien, .el carácter de conocimiento específico de la fe ha sido con-tes~do de diversas maneras y por distintas razones a lo largo de la his-tona. .

, • La te.oría,?e la «doble verdad» (Averroes) no admite una autén-oca comUnICa~lOne~tre la verdad de la fe ~ l,averdad de la razón, y pro-p~gna la coexlst~nc¡a de dos verdades distintas que se refieren a dos.niveles de la realidad, que podrían oponerse. .

• Los «antidialécticos» (San Pedro Damiano) reaccionan frente alabus~ ,de la ra~ó?, en teología por parte de los dialécticos, y rechazan~bIen l~ posIbIlId~d de una relación entre la fe y la razón, las cualesVIenen aSI a .c~nvertIrse en modos heterogéneos de conocer. La verdadde la fe es distinta, en cuanto verdad, de la verdad de la razón,

• Ya en la Edad Moderna, la emergencia de la razón autónoma tienecomo rec?~o, un efe~to sobre la fe que, o bien se ve comprometedora~ment~ próxima a la rrusma ra~ó~ ~racionalismo y semirracionalismoi obien mcal?acItada de expresar JUICIOSsobre la realidad, quedando enton-ces reducida a la categoría de un sentimiento ante el infinito (Schleier-macher) o una mera opinión que lleva al engaño (Hume).

• La rea~ci?nfideísta coincide con los anteriores en negar el carác-~er,de conocirmento de la fe, pero ahora por distinta razón: la fe es elum~o modo de acceder a la verdad, mientras que el conocimiento (la:azon) no puede ofrecer garantía alguna de llegar a ella. El que no vivede la fe perece en el vacío (F de Lamennais).

.: • En el modernismo, la contraposición entre fe e historia lleva a lafe a ser la expresión de experiencias subjetivas que carecen de funda-mento en :1 aconte,cer ~lÍstórico científicamente conocido (distinción~ntre «Jesús de la historia» y «Cristo de la fe»).

, Todas estas teorías son el resultado de epistemologías y metodolo-gias que r~d,uce~ la reali?ad a ,un solo ?iv~l. La consecuencia es queaparece prlVllegIado.lo d~syun~lvo. Y aSI se mstaura la oposición, tanto~ntre las facultades (mt~hgenCla o voluntad; razón teórica o razón prác-tíca) c,0IJ.I0entre los objetos (la verdad o la vida), como entre los actos(~S~?tlIDlento o experiencia), Todo ello ha llevado a ver una contrapo-slcl~n entre la naturaleza de lafe y el conocimiento de la realidad. Si la__ 1 "1 ....". ""o",,,, .• .•.• .• .•

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LA REVELACIÓN Y LA FE

conocimiento, se habría cortado cualquier posible comunicación deDios al hombre y, por tanto, la fe no sería respuesta a un orden de rea-lidades entregadas en la revelación, sino un acto oscuro en el que con-fluyen reacciones de diversa índole que tienen en común el pertenecera lo no-racional.

El magisterio de la Iglesia ha present~~o, sin embargo, la fe. ~omoun asentimiento a la verdad de la revelación. Tanto en el ~onCl.ho deTrento (D. 1526) como en el Concilio Vaticano 1--este último situadoen pleno período crítico del pensa~e~to-- se enseña que por la fe s.ecree «que es verdad» (vera esse~}o dIvma;nente revelado. En ~a~onstl-rución Dei Filius se aduce también la razon: no por la verdad mtnnsecade las cosas conocidas con la luz natural de la razón, sino por la autori-dad de Dios que revela, que no puede ni engañarse ni engañamos.

a) Creer; saber, conocer

La fe sobrenatural se plasma, por tanto, sobre la estructura de la fehumana. Se llega a conocer la verdad de algo por medio de un testigo:Para que la fe tenga alcance noético, algu!e.n debe ver ~ saber por ,SI

mismo, y es su conocimiento el que es participado por quien cre~ en el,por quien le cree. Sin embargo, la fe en Dios que se revela se diferen-cia de la fe humana porque su fuente de verdad está por encima delhombre, en el nivel trascendente y divino. Por eso, la verdad reveladaes verdad-oscura, de la que tenemos noticia porque la escuchamos yaceptamos, pero no porque podamos desentrañar~a. El que. cree sabe,sin embargo, que esa verdad oscura es verdad lurrn?os~ per inteliectumloquentis, e ilumina la verdad de la raz?n. Los ffilstenos. rev~lados sepresentan al mismo tiempo en la oscundad y en la luminosidad: sonverdades ocultas en sí mismas que iluminan todas las demás.

Santo Tomás ha presentado la fe en relación con la inteligencia. El.acto de fe procede de la voluntad y culmina ~n el ent~nd~~ento 18,. y\a.fe misma es un hábito intelectual que perfecciona ~l ~}erCICIO~e la.mt~~: .ligencia. Ese hábito exige, sin embargo, una sumision de la ll1tehge~- .cia una obediencia, en terminología paulina 19. Pero el testimonio una-nime de la Escritura y de los Padres es que la fe abre posibilidades deconocimiento. «Existen un conocimiento y una inteligencia, (gnosis 2r ,.epignosis) que comienzan con la fe, y en ~os.que se puede cr~cer» .Pero este conocimiento nunca es un conocmuento meramente ~nt~lec-tual, sino que la fe cristiana, fe de discípulo, e~~e que el en~end~entodel mensaje vaya acompañado por una adhesión a la realidad VIva y

FE HUMANA Y FE DIVINA

personal de la Verdad, y por la comunión con Jesucristo, que es la ver-dad. Las cosas de la fe -y es un principio atestiguado en el cristia-.nismo anti~uo y en los Padres- sólo las puede entender el que está dis-puesto y VIve de modo coherente con esa misma fe 21 •

La dimensión cognoscitiva de la fe está en íntima relación con laverdad de la revelación. Sólo en la medida en que hay en la revelación.un contenido noético, una revelación como verdad, la fe es asenti-miento. En este sentido, la conocida distinción entre verdad bíblica yverdad filosófica abre paso a un enriquecimiento mutuo de ambos sen-tidos, si se renuncia a establecer una contraposición entre la verdadcorno fidelidad y la verdad como representación. De este modo lanoción de fe se ve complementada de forma notable al ser al mismotiempo asentimiento o confesión, y entrega fiel e in condicionada 22.

Una vez afirmada la dimensión cognoscitiva de la fe, se puede pro-fundizar en su comprensión a través de las relaciones entre el creer, elsaber y el conocer 23. y así, se puede afirmar que el saber sobre Diosrevelado, ~ el conocer a Dios -en el sentido profundo de conocer per-sonal- exigen creer en El. Al creer en Dios, alcanzamos un saber sobresu realidad, sobre su misterio, por medio del testimonio que Dios hadado de Sí mismo (fe en cuanto saber testimonial). La fe trae también unconocÍl~úento único de Dios, aquel que es propio ,de las personas y quese .mamfiesta en un trato y una familiaridad con El como con alguien aquien amamos. El creer hace posible, igualmente, el saber obrar comocr~yente, como cristiano: al vivir, por la fe, su experiencia de creyente,el Justo se convierte en experto en vida cristiana. Al mismo tiempo, tam-bién hay una relación entre conocer y saber: sin conocer a Dios, el saberproposicional queda reducido a un mero saber erudito. Finalmente tam-bién existe una:-elación entre el conocer y el saber obrar, porque elsaber obrar propio de la fe, separado del conocimiento de Dios, difícil-mente escaparía a un moralismo vacío. En resumen, el creer, el conocery el saber presentes en la fe no son momentos sucesivos de la fe sinoque entre ellos existe una «circularidad» 24. '

b) «Fides quae», «fides qua»

~ p~rtir de San Agustín se ha representado la dimensión objetivay .sUbjetlva de la fe mediante la distinción entre fides quae creditur y

21. La idea aparece ya en S. Pablo: I Co 2, 11-16. «El hombre naturalmente no capta las cosasdel Espíritu de Dios; son necedad para él. Y no las puede conocer pues sólo espiritualmente puedenSer 1I170"~rI•..••••1:'•...•.....•..•..•l-.....•.....1 L ...._L_ .... ..1 ~...:.'"-.,_ !. .1. , 1 ~ .,.. ~

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LA REVELACIÓN Y LA FE

fides qua creditur, o simplemente entre fides quae y fides qua. Lafidesquae designa el contenido de la fe en cuanto plasmado en proposicio-nes o dogmas, en un sentido, por tanto, predominantemente objetivo.Lafides qua se refiere, en cambio, al acto o conjunto de actos interio-res del sujeto mediante los cuales se decide a creer, y se mantiene enla fe.

La determinación de lafides quae, del objeto de fe, ha despertadointerrogantes en algunos autores. ASÍ, para algunos, la distancia entrelas fórmulas de fe y la realidad de Dios obliga a ser muy cautos en laafirmación de lo que es de fe o no lo es. Se ha llegado incluso a propo-ner que se renuncie a toda pretensión de determinar las verdades de lafe de una manera distinta a la bíblica. En otros casos, se atribuye al con-tenido de lafides quae una evolución que la hace depender en su signi-ficado de factores meramente históricos (historicismo). Otros la conci-v »ben como una objetivación de lafides qua o como un símbolo de reali-dades religiosas.

En otros casos, la fe es entendida fundamentalmente como fidesqua, como la mera espontaneidad de una moralidad autofundada, ocomo un movimiento no-racional de la persona en la dirección de loreligioso. Al no depender de un contenido determinado, la fe es, enton-ces, simplemente una autoposición del sujeto, resultado de su propiaespontaneidad, y en ningún caso se trataría de la fe con la que el hom-bre responde a la iniciativa 'reveladora de Dios.

Frente a posturas unilaterales se debe afirmar la mutua implicaciónde lafides quae y de lafides qua. Ciertamente, la fe es siempre en pri-mer lugar fides qua, realidad humana que la gracia hace posible y des-pierta. Es, en efecto, la respuesta con la que el h?mbre correspo.nde a laautocomunicación de Dios que se revela en Cnsto. Por eso mismo, larespuesta de la fe no es vacía, 1)0 carece de contenido, no es autodeter-minada en su forma como lo sería si la iniciativa partiera del hombre,La fe es auténtica respuesta, y lo es en cuanto la fe subjetiva es medidapor la verdad de la revelación, estableciéndose de ese modo un diálogoen el que se hallan presentes el asentimiento de la inteligencia y laadhesión personal.

Al mismo tiempo, hay que tener en cuenta que en la determinaciónde lafides quae, del contenido que se propone al hombre para que crea,la Iglesia no aspira a formular unas verdades en sí mismas, indepe~-dientes o ajenas a la realidad de los hombres. Al proponer, por mediode fórmulas dogmáticas, la verdad revelada por Dios, la Iglesia cumple

FE HUMANA Y FE DIVINA

Lo mismo que la revelación de Dios, que es «para el hombre», sólopuede reclamar el asentimiento si se expresa de un modo accesible a loshom?res de maner~ que puedan comprenderla y descubrir en ella la pre-sencia oculta de DIOSrevelador, de igual modo, la fides quae debe serpresent~da en .toda su verdad divina, sin acomodaciones que la diluyan,y. al rrnsmo tl~T?PO mostra~do su destinación humana; es decir, po-mendo de manifiesto su caracter ilurninador y redentor del hombre. Deesa forma se logra evitar el riesgo del «extrinsecismo», que llevaría apresentar unas verdades autojustificadas, sin conexión con las verdade-ras y profundas dimensiones del hombre, imagen de Dios y destinado ala comunión divina.

5. Lafe en Dios: carácter teologal de la fe

La f~ cristiana .se.relaciona con la fe humana y la fe religiosa, peroes esencialmente distinta de ellas. En la fe humana --en cualquiera desus formas-, no es lícito creer con una incondicionalidad absoluta. El~<creo~?ti» ~e !~fe interpersonal, por ejemplo, es entrega total y en laintencion definitiva. Ello no asegura, sin embargo, que el «tú» sea fiela sí mismo y a su compromiso conmigo, y siga ofreciendo las «razo-nes» -aunque fueran las «razones del corazón» pascalianas- que mellevaron a creer. Por otro lado, la mera fe interpersonal no es salvadora.En cuanto a la fe religiosa, el creer en Dios, sin más, el vivir del horn-?re reli~ioso, ya está afectado de incondicionalidad, porque Dios esmdefectIble. Pero la fe meramente religiosa es solamente teista es fe enDios conocido por el hombre a partir de la mediación del cosmos y dela concienc~a 25. Este conocimiento de Dios es cierto, pero limitado, por-que está sujeto a la corrección que le puede advenir de una autornani-festación de Dios.

La fe cristiana no es sólo teísta, sino teologal, es decir, establece~na relación inmediata entre Dios que se revela y el hombre destinata-no .de la revelaci~n. que cree 26. El concepto cristiano de fe recoge lomejor de la fe religiosa y de la fe humana. De la fe religiosa toma laobediencia y la incondicionalidad definitiva; de la fe humana toma elcarácter interpersonal. El «creo en ti» se dirige ahora al Tú único yabsoluto que ha condescendido a llamar, en Cristo, «tú» a su criatura,creada y redimida. Por eso, la fe en Dios revelado en Cristo asume ele-

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lentos de la fe humana y de la fe religiosa, pero es un tipo único y .xc1usi vo de fe. La fe en Dios revelado tiene un significado análogo ale los demás significados de la fe.

¿Cómo se expresa la fe teologal? El acto de fe es, por un lado, uncto sencillo y nítido: aquel mediante el cual el hombre dice creo al>ios que se manifiesta en Cristo. En ese acto, sin embargo, en el queueda comprometida toda la persona, hay una gran cantidad de aspec-)s implicados, de matices existenciales, que contribuyen a que la fecabe apareciendo como una opción cargada de interés, como una posi-.ilidad que afecta a la persona en el núcleo de su ser y de su vivir; noólo la dimensión religiosa del hombre, sino incluso su entero existir sebre a una realización insospechada en el encuentro con Cristo 27.

La fe es, ante todo, un acto religioso del hombre entero. Todo eliornbre queda internamente afectado en todas y cada una de sus poten-ias, y se entrega del todo intencionalmente en el acto de fe. La fentonces es absoluta, porque asiente a la verdad de Dios por ser él[uien es. Una fe de este tipo sólo la puede pedir estrictamente Dios, yólo se puede dirigir hacia Dios. De ahí proviene la adhesión y el com-iromiso de la fe que afectan al creyente en su totalidad. Esta adhesión.onduce a un abandono filial, a una relación interpersonal más íntima,lue es la filiación sobrenatural. La fe es también posesión y unión, pero10 perfectas, sino acompañadas de una tendencia hacia Dios, hacia lamión perfecta. La fe es también diálogo y encuentro -como la misma'evelación-r- que dan al hombre paso a la comunión con Dios. Es,'inalmente, expresión de la fidelidad a la Alianza: Dios certifica que.us fieles no perecerán, y el hombre se compromete a seguir apoyán-fase en Dios, y sólo en Ep8.

a) «Credere Deo, credere Deum, credere in Deum»

En el comentario al evangelio de San Juan 29, San Agustín distingueentre el «credere Deo», «credere Deum» y «credere in Deum». SantoIornás comenta también en la Summa Theologiae estos tres niveles delcreer, y a partir de él, esa fórmula se ha hecho clásica para expresar elcarácter teologal de la fe en sus diversos grados, o como dice Duroux,«todos los modos como el acto de fe se relaciona con su objeto» 30.

27. Beato. J. ESCRIVÁ, Es Cristo que pasa. n. 46: «La fe y la vocación de cristianos afectan a todanuestra existencia, y no sólo a una parte. Las relaciones con Dios son necesariamente relaciones deentrega, y asumen un sentido de totalidad. La actitud del hombre de fe es mirar la vida. con todas susJimensiones, desde una perspectiva nueva: la que nos da Dios»,

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FE HUMANA Y FE DIVINA

1) ¿Cuál es el significado de esta distinción dentro del creer? SegúnSanto Tomás, el creer se puede considerar por el lado del entendimientoo por el lado de la voluntad que mueve al entendimiento. En el primercaso -por su relación con el entendimiento- hay que situar el credereDeum y el credere Deo. Credere Deum equivale al objeto material de lafe y es el creer en Dios, creer que existe Dios. Con ello, el credereDeum tiene la función de situar a la fe plenamente en un contexto teo-lógico: «no se nos propone para creer nada que no se relaciona conDios» 31. La fe no se puede confundir con las simples creencias ni tam-poco con realidades o dimensiones de la realidad que sean ajenas aDios: es siempre relación con el Dios vivo.

2) Credere Deo, por su parte, expresa el aspecto formal del objetode fe en cuanto se refiere al motivo por el que se cree: se cree a Diosque se revela, a Dios que es la Verdad primera, a Dios cuya autoridaden cu~nto a la sabiduría y a la bondad, no tiene limitación alguna. Estaes la Idea expresada en el Concilio Vaticano 1 cuando se refiere almotivo de la fe: no es la evidencia percibida por la razón, sino «la auto-ridad del mismo Dios que revela, que no puede ni engañarse ni enga-ñamos». Hablando con rigor, solamente Dios puede aducir como moti-vo para que se le crea su propia palabra: «cree porque te lo digo yo».

. /3). Credere in Deum, finalmente, expresa el carácter voluntario ydinámico de la fe. Su núcleo (in Deum) es la traducción latina del acu-sativo griego de movimiento, ELs TÓV eEÓV, que resulta imposible detraducir al español porque sería algo así como «Creer hacia Dios». «InDeum» expresa el carácter de fin que Dios posee, mediante el cual sepone de manifiesto, a la vez, el aspecto vital de la fe que es una vida, ysu dimensión escatológica. Credere in, sólo se puede referir estricta-mente a Dios, in solum Deum, porque expresa el sentido absoluto delcre~r. Escribe H. de Lubac: «Creer en el sentido pleno de la palabra, esdecir, creer de manera absoluta, incondicional definitiva, y de unamanera que compromete irrevocablemente el fondo del ser, creer contal fe, es algo que sólo lo podremos realizar creyendo en aquel Ser per-sonal y único, a quien llamamos Dios. Tal fe no podría otorgarse a unhombre sin sacrilegio, sin idolatría y sin avasallamiento» 32.

Pero, se acaba de decir, además del aspecto de totalidad de la exis-tencia, el credere in Deum expresa también el carácter escatológico dela fe. Se puede aportar aquí la definición del articulus fidei que daban~os.medievales: «articulus fidei est perceptio divinae veritatis tendens111 ipsarn» 33. Esa idea de tendencia a la realidad y a la verdad divinas,

31. Summa Theolagiae ll-Il, q. 2, a. 2c.')") Tl __ T •. ~ _ J _ f. __.'_~'.. _ .T. 'T'.: .. :•." :_ r..T._._.

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que sólo se realizará plenamente en la escatología, es también la que seencuentra en el credere in Deum. Por eso, el «credere in» se reservapara Dios. El símbolo de la fe muestra estos diferentes sentidos delcreer de la Iglesia al confesar: «Credo in unum Deum», «et in unumDominum Jesum Christum» y «Credo in Spiritum Sanctum». Pero, encambio, respecto a la Iglesia se afirma: «credo Ecclesiam» 34.

Los tres niveles de la fe en el Dios revelado, constituyen, de todosmodos, un único y mismo acto de fe, en el que los pasos sucesi vos apa-recen formando una unidad de la que ninguno de los tres puede faltar.En teoría es posible, sin duda, que existan separadamente: que se pu- <~.i:j~~;rlJ~~idiera, por ejemplo, creer en Cristo, (<<credere Christum») y no amarle,como los demonios que «creen y tiemblan» (Sant 2, 19) 35; o creer aDios, pero sentirse alejado o no implicado personalmente por su pala-bra. Pero ésas son formas impropias de fe. La fe, en sentido teologal, vaacompañada de la esperanza y de la caridad 36. Puede, sin duda, perderel hombre la caridad sobrenatural cuando pierde la gracia por el pecado, .sin que, necesariamente, pase a un estado de indiferencia o de odio res- '.' '.pecto a Dios. Pero sucede siempre que cuando la fe se ve separada decaridad, se encuentra en un estado necesariamente violento del que setiende a salir: o bien impulsa a restablecerse como fe animada de lacaridad, o bien se debilita como fe. '

Credere Deum, Deo, in Deum pone, en último término, de mani-fiesto que el mismo Dios 'es el centro, el fundamento y el fin de todo ~1 .proceso creyente 37.

b) Credere in Christum

Una vez asentado el carácter teologal de la fe, se hace necesario pre-cisar y completar lo afirmado para ponerlo en relación con el Dios cris-tiano que es Trinidad, y, en consecuencia, mostrar que la fe con la que el ,hombre responde a Dios que se dirige a él, es fe a Cristo y en Cristo,revelador y revelación de Dios, y don del Padre en el Espíritu Santo. «Elobjeto, el fin y el testigo de la fe es el Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo,revelado en Cristo. La llamada de Dios Trino a un.a persona humana,por medio de Cristo, esto es la fe en sus principios objetivos» 38.

34. H, DELUBAC,La fe cristiana, cir., p. 219 ss. Cfr. CEe. n. 750.35. «Narn ipsum esse Christum et daemones crediderunt, nec tamen in Christum daemones creo

diderunt» (S. AGUSTIN,Sermón 144, 2: PL 38, 788).36. S, IGNACIODEAJo..'TIoQuiAcompara la fe y la caridad con la carne y sangre de Cristo, respec-

tivamente: «Revestíos de mansedumbre y convertíos en criaturas por medio de la fe, que es como larorn" '¡p] Señor. v Dar medio de la caridad, que es como la sangre» (Ad Trallianos, 8, l. Vid. la edi-

FE HUMANA Y FE DIVINA

Dicho en otras palabras, a la revelación como autocomunicación deDios-Trinidad, se debe responder con una fe que siga las mismas rutasde esa revelación. Por eso, el esquema del credere Deum, Deo, in Deumpodría especificarse como credere Christum, Christo, in Christum ycredere Spiritum Sanctum, Spiritu Sancto, in Spiritum Sanctum. Essuficiente, sin embargo, para articular el carácter trinitario de la fe limi-tarse al «credere Christum, Christo, in Christum», ya que Cristo es elque nos da a conocer el misterio del Padre y de su Amor.

Cristo, es el enviado y el mensaje. En Él, Dios sale al encuentro delos ?omb:~s, ~ en, El tienen los hombres acceso al misterio de Dios y ala vida tnrutana. Esa es la razón por la que al considerar a Cristo comoel c~ntro en el que se muestra la realidad de Dios y, al mismo tiempo, larealidad de hombre se accede a un principio fundamental de síntesis quese ve realizado en el conjunto del misterio cristiano. De este modo, elcristo~entrismo ~e ha abierto paso en la teología hasta ocupar un puestopreernmente. Cnsto es la garantía definitiva de que es Dios quien hablarealmente. Por eso, la fe se dirige a la Palabra de Dios que se nos hadado. El aspecto de Cristo-Dios -Hijo y Verbo del Padre- es aquí irre-emplazable; una fe que sólo admitiera el carácter humano de Jesús, sinreferencia alguna a la divinidad, no constituiría un caso de auténtica fecristiana, sino de pura fe histórica y humana 39.

El «credere in Christum» pone también de relieve la implicación dela eSp'eranza y de la caridad en la fe 40. Como dice San Agustín: «Creeen Cristo aquel que espera en Cristo y ama a Cristo, porque si se tienefe sin la esperanza y sin la caridad, se cree que Cristo existe, pero no secree en Cristo (Christum esse credit, non in Christum credit], Porque elque cree en Cristo (in Christum), al creer en Cristo, Cristo viene a él, ya él se une de algún modo, y lo hace miembro de su cuerpo. Todo estono ~e puede hacer si no se hallan Eresentes tanto la esperanza como lacaridad» 41. y también: Creer en El (credere in eum) significa: «Cre-dende amare, credendo diligere, credendo in eum ire, eius membris in-corporari» 42.

. Sobre el esquema del credere Deum, Deo, in Deum, pero reco-gtendo el carácter trinitario, J. Trütsch ha propuesto que la fe salvífica se

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39. «La palabra "fe" no designa un concepto universal que expresa las relaciones de los discípu-los con el mensajero religioso, tanto SI se trata de Buda, de Zaratustra, de Moisés o también de Jesús.~sta palabra se aplica a una realidad única y singular: la actitud con respecto a Jesucristo, el Hijo de

lOS hecho hombre» (R. GUARDL'JI,El Señor, Il, Rialp, Madrid 1958, p. 239),f'h}.o· AI!~o relacio;:,a las dime.nsiones coíJ!ziliva, fiducial y escato lógica de la fe con el «credere

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exponga, de acuerdo con su triple estructura, según la siguiente f0rI?u-lación: In Spiritum, cum Christo ad Patrem 43. En ese esquem~, Cnstodesigna el Cristo individual (estructura pers?nal de la fe), ~l Cl!sto t~~1(dimensión social y eclesial de l~ !e)~ y ~l Cnsto. que v~ndra (onentaclO~escatológica de la fe). La expresión indica al rrusmo tiempo que la fe esa la vez gracia y obra del Espíritu Santo, y acció~ del h?mbre llam~dopor Cristo, mediante la cual el hombre logra una inmediatez con DIOS;Esta definición, sin embargo, es adecuada para la fe como entrega, peroen ella no aparece con suficiente claridad la fe como asentimiento nitampoco el carácter de encuentro personalizador.

6. Carácter eclesial de lafe

La fe es un acto personal. Es cada hombre el que responde libre- ,mente a la iniciativa de Dios que se revela. Pero la fe no es un acto ais-·j•

lado, y por eso la presentación de la fe co~o act~ "'! aconte~iIniento per-sonal necesita ser completado con la dimensión eclesial del creer.«Creer es un acto eclesial. La fe de la Iglesia precede, engendra, con-duce y alimenta nuestra fe» 44. En el mismo acto de creer se da, en con-secuencia una doble atribución de sujeto: es la persona la que cree.ryes al mismo tiempo la Iglesia la que cree. Ya se vio en el capítulo 4 elmodo como la Iglesia -es transmisora de la revelación, con las conse-,cuencias que eso tiene para la fe. Ahora nos centramos en el sujeto delcreer, en cuanto este sujeto es también la Iglesia 45. "

Para que el acto de fe sea personal y eclesial al mismo tiempo es ,preciso que se dé una cierta identificación, del sujeto creyente con laIglesia. Esta identificación establ.ece .relacIOnes r,nut:uas entre el cre; f'

yente y la Iglesia, que se pueden sintetizar e~ los siguientes momentos, .:1. El creyente está en la Iglesia y de ella recibe el contenido y el mo~odel creer; 2. La Iglesia es la comunidad de los creyentes, commurua ,fidelium. La consecuencia es que. ~l acto de fe .del creyen~e es tal encuanto es al mismo tiempo expresión de la Iglesia que confiesa su fe., s.

a) El creyente en la Iglesia

El hombre no encuentra e identifica por sí mismo la revelación deDios, corno si se tratara de un hallazgo que es resultado de su búsqueda,individual, sino que la recibe en el seno de la comunidad creyente qu~

FE HUMANA Y FE DIVINA

es la Iglesia, y en la Iglesia es donde confiesa su fe en esa revelación.La fe tiene ya desde su principio un carácter comunitario y eclesial, nosólo porque la fe da origen a una comunidad de creyentes, sino porquela fe de la comunidad originada en Cristo y animada por el Espíritu-Santo precede y es presupuesto necesario del creyente individual.

La dimensión eclesial --comunitaria- de la fe tiene una ciertaanalogía con el carácter también «comunitario» de la revelación. ElDios que abre su misterio al hombre no es el Dios de la pura unidad,sino Dios que es Trinidad de Padre, Hijo y Espíritu Santo. La Trinidad'no es el resultado de un proceso de cada una de las Personas divinas,sino fuente original del ser mismo y del obrar de cada una de ellas. Yasí, la misión reveladora de Cristo y del Espíritu es misión trinitaria,porque en ellas se entrega el misterio mismo de Dios. De modo aná-logo, la revelación se recibe en la Iglesia, y la eclesialidad es una notaintrínseca a la fe del creyente individual. Así como Cristo es el media-dor de la revelación divina, siendo Él mismo esa revelación, así tam-bién el acceso a la fe tiene lugar a través de la Iglesia que es la «esposa»de Cristo, con el que comparte todo su ser-Iglesia.

La revelación entregada -<<la gran Tradición»- es entregada pre-'cisamente a la Iglesia que viene de Cristo a través del fundamento delos Apóstoles. «El acto mediante el cual el sujeto cree, implica que el"yo" sea un "yo eclesial" fuera del cual la fe no podría ser profesada niacogida» 46. La consecuencia, a nivel gnoseológico, de la necesariamediación de la Iglesia, es que la misma Iglesia interviene directamenteen la forma cognoscitiva del sujeto como condición sine qua non delconocimiento personal. La fe entonces realiza su noción en cuanto el'sujeto sale de sí mismo, del «aislamiento de la propia existencia», paraformar un «cuerpo» con Cristo, es decir, una unidad en la que la indi-vidualidad es expropiada en favor de la comunidad 47. De este modo, el<auditus fidei tiene lugar in Ecclesia y per Ecclesiam» 48. La afirmación1paulina «fides ex auditu, auditus autem per verbum Christi» (Rm 10,J7) podría completarse también añadiendo «in Ecclesia»: «verbum'Christi in Ecclesia». El cristianismo es necesariamente ecJesial.

b) La Iglesia, «communio fidelium»

Afirmada ya la relación íntima entre Cristo y la Iglesia, que la con-vierte a ésta en mediadora de la revelación y «seno», en el que se nacea la fe, se debe añadir que la Iglesia no es una pura realidad mística,

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LA REVELACIÓN Y LA FE

sino realización histórica y expresión de la communio de los creyentes::Si el creyente se inserta en la Iglesia para acceder a Cristo, es tambiéncierto que la Iglesia está en cada creyente que profesa la «fe común». '., "1>'

Al estar dentro de la «communio fidei», el creyente se ve liberado dei '-'<,,'~,

riesgo del particularismo y de una falsa comprensión subjetiva del mis- " '¡terio de Cristo. ' -' '.ft,

Pero la eclesialidad del acto de fe no significa sólo que el sujeto -~rt"debe hacer suya la fe de la Iglesia, sino también que, al hacerlo, la fe de " ' .. "la Iglesia se expresa y existe en el acto de fe de quien mantiene vivo su ''',' ~vínculo con la communio. Dicho de otra forma, el contenido objetivo de " ,la fe de la Iglesia, se hace vivo en el acto de fe del creyente, La fe es 'almismo tiempo obediencia a la autoridad divina atestiguada por la Igle- "sia, y libertad en la medida en que al creyente le da luz y fuerza para su'vida. Al vivir su fe, el creyente no sólo construye su propia existencia,sino que al mismo tiempo edifica la Iglesia. Esa edificación de la Igfe-sia es interior, por la caridad y la fortaleza de los vínculos sacramenta-les, y exterior. En este último sentido, hay que situar la significatividadde la Iglesia que se ve enriquecida precisamente a partir de la coheren-cia entre la fe y la vida de los creyentes.

El «creo» de la fe es el creo del individuo y, al mismo tiempo elcreo de la Iglesia. No es el credo de creyentes aislados 49. Santo Tomáslo hace notar muy bien: «La confesión de fe se entrega en el símbolo, "~ : .'como una confesión que se hace en nombre de toda la Iglesia, la cuál .):~' ';i!,

está unida a Dios por medio de la fe» 50. Es la Iglesia la que cree, la que,confiesa a la Trinidad. De ahí la expresión de los concilios: «Haec est ,catholicae Ecclesiae fidei» (IV Concilio de Toledo). En consecuencia, ,se puede afirmar que la fe del creyente es una «reditio», la «devollf-ción» que corresponde a la entrega de la fe que la Iglesia hace a cadauno de sus miembros 51.

El Catecismo expone sintéticamente el carácter eclesial de la fe 'poniendo de relieve el sentido tanto del «creo» como del «creemos». El'«creo» con el que comienza el Símbolo de los Apóstoles «es la fe dé laIglesia profesada personalmente por cada creyente, principalmente en subautismo», El «creemos» de otros símbolos, como el nicenoconstan-"tinopolitano «se refiere a la fe de la Iglesia confesada por los obispos : ~.

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49, H, DE LUBAC, Late cristiana, cit., p. 194,50, Summa Theologiae ll-Il, q, 1, a, 9 ad 3,51, En la liturgia romana del siglo IV, la redditio symboli pertenecía a la liturgia bautismal. En el

proceso de preparación para el bautismo, el domingo quinto de Cuaresma comenzaba la explicación"del Símbolo a los catecúmenos por medio de la tradiiio symboli, es decir, por medio de la entrega:'

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reunidos en concilio o, más generalmente, por la asamblea litúrgica delos creyentes» 52, En todo caso, es la Iglesia la que dice creo y creemos,y es el creyente en la Iglesia el que confiesa también su fe personal ycomunitaria en la vida y en el culto, y de esa fe da testimonio.

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