7
FAN Rubén Mesías Cornejo. 1. Mundo de sombras. “ En miríadas de cápsulas amargas se posó mi placer, le urgía conocer la alegría evidente, que en el limbo busqué, aunque ese abismo no encontré el misterio del ser” Complacido quedó el vate de haber conseguido, por fin, escribir una idea que hacía tiempo le surcaba la mente. Tal vez si terminaba el poema se atrevería a enviarlo a un concurso literario, aunque en su fuero interno temiera descubrir ante aquellos lectores graves y serios la esencia de su pensamiento fatalista, él era el único que presentía esas palpitaciones que le venían de los recodos más remotos de su alma cuando se abandonaba tiernamente en los brazos de su íntimo Morfeo: el duermevela. Cuando se encontraba en medio de este trance percibía como sus defensas conscientes se enconaban contra su alma, golpeándola como las olas del mar lo hacen con el bañista que osa adentrarse en aguas profundas sin percatarse del peligro que existe allá, en altamar. Su audacia se volvía contra sí mismo y debía sucumbir; lo mismo le pasaba al vate mientras indagaba en la honda fosa de su sueño, el por qué de esa lúcida consciencia que no se embrollaba en la trama del sueño, y cada vez que se despertaba se preguntaba cómo no había perdido la razón todavía. Cierta noche, decidió trasnochar para alejar de sí el riesgo de esas pesadillas recurrentes; la narradora de noticias cerró su presentación anunciando como última función una

Fan

Embed Size (px)

DESCRIPTION

cuento

Citation preview

FAN

Rubn Mesas Cornejo.1. Mundo de sombras. En miradas de cpsulas amargas se pos mi placer, le urga conocer la alegra evidente, que en el limbo busqu, aunque ese abismo no encontr el misterio del ser

Complacido qued el vate de haber conseguido, por fin, escribir una idea que haca tiempo le surcaba la mente. Tal vez si terminaba el poema se atrevera a enviarlo a un concurso literario, aunque en su fuero interno temiera descubrir ante aquellos lectores graves y serios la esencia de su pensamiento fatalista, l era el nico que presenta esas palpitaciones que le venan de los recodos ms remotos de su alma cuando se abandonaba tiernamente en los brazos de su ntimo Morfeo: el duermevela.

Cuando se encontraba en medio de este trance perciba como sus defensas conscientes se enconaban contra su alma, golpendola como las olas del mar lo hacen con el baista que osa adentrarse en aguas profundas sin percatarse del peligro que existe all, en altamar. Su audacia se volva contra s mismo y deba sucumbir; lo mismo le pasaba al vate mientras indagaba en la honda fosa de su sueo, el por qu de esa lcida consciencia que no se embrollaba en la trama del sueo, y cada vez que se despertaba se preguntaba cmo no haba perdido la razn todava.Cierta noche, decidi trasnochar para alejar de s el riesgo de esas pesadillas recurrentes; la narradora de noticias cerr su presentacin anunciando como ltima funcin una pelcula llamada Hammett. El nombre sonaba bien, tena la eufona de un balazo a quemarropa, y eso atrajo su atencin haca la pequea pantalla: los crditos aparecieron: Wenders, productor; Coppola, productor. Los primeros cuadros mostraban la dura vida que llevaba Hammett desempleado, intentando hacerse conocido como escritor; una somera luz en blanco y negro rotulaba el cuarto del escritor novel con el clsico abigarramiento de una buhardilla; un nuevo plano, dirigido hacia los ojos de Hammett, haca pensar en lo que estaba imaginando:Un hombre y una mujer negocian, ambos desconfan el uno del otro, ambos tienen las manos movindose nerviosamente dentro de los bolsillos. De pronto un revolver refulge en la mano de l, sus nervios lo han traicionado, ella sonre misteriosamente, al parecer no teme el can del Colt que le apunta; l vacila, no sabe si disparar o amedrentarla, su indecisin le cuesta cara, cuatro manos enguantadas surgen de la sombra y empiezan a estrangularlo, entonces su cuerpo cae al agua y flota durante algunos minutos antes de hundirse para siempre. Pobre detective, se iba bien lastrado al otro mundo.

Sin embargo, la pelcula fue abandonando su planteamiento original para tratar el guion con una extrema parsimonia que tambin afect el ritmo de los encuadres, se perdi la poesa del misterio, y se instauro un clima surrealista que perjudicaba la intensidad de la trama. Hammett resolva el caso por compromiso, no por conviccin. Ese enfoque de la situacin lleg a aburrir al vate, pues l no conceba que Hammett actuase as; de ese modo, casi sin quererlo cay en el duermevela que pareca estarlo esperando.

A ratos abra los ojos, y vea a la misteriosa dama del film confesando su crimen con un cinismo calculado que azoraba al detective. Cerr los ojos, y volvi a su sueo: era un detective e investigaba un caso de desaparicin, eso le haba obligado a visitar un barrio srdido, suburbano. Estaba recorriendo la calle limpia de rumor humano, pero llena de desperdicios con evidente perplejidad, aunque tal vez fuera lo avanzado de la hora lo que le haca aprensin, entonces percibi un leve rumor que trascendi las paredes de una casa situada en la manzana prxima. Corri y se detuvo ante la primera puerta de la cuadra, el rumor de pasos era cada vez ms fuerte y repercuta en la puerta de la calle, y aunque saba que deba derribarla para entrar no se decida a hacerlo, pero la puerta decidi por l, y se abri sola; entonces pudo entrar.

Ms all del umbral prosperaban las tinieblas ms densas, pero sus ojos se fueron acostumbrando poco a poco a esa oscuridad, y logr distinguir, gracias a una plida transparencia, el inconfundible perfil de una mujer joven y no demasiado alta, que pareca estarlo observando. Y empez a acercarse, pero mientras lo haca la tensin que embargaba su corazn aument, el sudor apareci coagulado sobre sus labios. La mujer no se mova, y su rostro tena esa expresin esttica e impoluta de los dolos, adems pareca conocer al detective y le esperaba, cual una esfinge completamente ajena a la dimensin del tiempo que recorre la humanidad, sobre su rostro minervico caan los mechones azabache de una cabellera larga e hirsuta quin sera ella? Era la pregunta que se resolvi cuando el detective se atrevi a enfocarle el rostro con la linterna que llevaba consigo, pero l no era el nico que buscaba respuestas, tambin ella quera saber quin era l, y estaba preparada para ello; los conos de luz se enfrentaron y ambas caras fueron reveladas, pues la luz tiene la potencia de la verdad, y de improviso descubri la identidad de la fmina: su mscara de cabellos se corri a las orillas de su rostro, y la blanca faz surgi: era Ins, la chica que le serva su caf vespertino en un puesto del cual era un cliente habitual; ahora saba quin era ella, pero no quiso voltear la espalda sin decirle nada ms interesante que un simple saludo, que ella no correspondi, pues los rasgos de su rostro se comprimieron de tal modo que forjaron una careta de indiferencia e ensimismamiento que le hizo perder el control, fue entonces cuando sus palabras se tornaron oscuras, incoherentes, y su rostro adquiri el color de la sangre, su furia era tal que lleg a proferir palabras obscenas que traslucan que se haba dejado llevar por sus deseos ms protervos. Por toda respuesta, ella bosquejo una sonrisa que dejo traslucir sus dientes pequeos y nacarados, pronto la sonrisa se tradujo en carcajada.

De pronto, le despert el montono teclear de una mquina de escribir que reverberaba en la mampostera de la sala. Abri los ojos, todava se encontraba molesto, y rumiaba imprecaciones por doquier, aquel sueo intermitente le haba dejado terribles dudas sobre su significado y consecuencias, y tambin sobre su cordura. Molesto, presion el botn de control del control remoto, reduciendo la imagen a un triste puntito luminoso en proceso de extincin que pronto se fusion con el color verdoso de la pantalla. Su accin fue tan instintiva que ni siquiera infiri de donde podra venir aquel singular ruido que le haba despertado: era el ltimo cuadro del film que estaba viendo, y los tipos de la mquina escriban apresuradamente THE END sobre la pantalla, en fin, aquello no importaba demasiado. Le interesaba nicamente saber cmo haba podido vencer sus escrpulos permitiendo que un pensamiento lbrico aflorase en el mundo de sus sueos.Se sirvi un vaso de agua que palade como si fuera un lquido espirituoso, hacerlo lo refresc muchsimo y le tranquiliz para emprender la tarea de escudriar sus actos pretritos, esperando encontrar en ellos la trama de su sueo de hoy, en ese instante pens que la mezquindad de su ayer podra justificar aquel desvaro onrico, pues no encontraba ningn retazo de pasin arrebatada en su pasado, siempre haba sido una persona educada y tranquila, a pesar de ello saba de la existencia de cierta clase de experiencias que se sienten abortadas por la ausencia de algo que las culmine, ese algo sobrevive y fructifica en la mente del artista, del perfeccionista innato que construye su universo perfecto en el mundo de los sueos, all el sosegado y amable vate se haba apropiado de una personalidad paralela para invadir la privacidad de una mujer a la que deseaba secretamente.Haba descubierto esto apenas una semana atrs, cuando la providencia quiso que ambos se encontraran transitando por una estrecha y antigua callejuela. El campo visual de ambos estaba despejado de estorbos evidentes, as pues el encuentro apareca como inexorable y adecuado para una conversacin trascendental ( eso, al menos, era lo que pensaba el vate) que transformara su relacin de simples conocidos en una latente necesidad de verse y de hablar y de lamer algo de esa felicidad que sosiega un poco las turbulencias del alma humana, sin embargo cuando estuvieron frente a frente, nada importante pas, salvo el intercambio de un mudo saludo que no exigi mayor esfuerzo que una leve inclinacin de cabeza, entonces las candilejas de su ilusin menguaron su luz teatral ante la inefable expresin de ella: era un rostro glido e inmutable que pareca vivir en una perpetua hibernacin emocional, por eso se olvid de aquel rostro y dej que la vulgar prosodia de la calle invadiera sus odos con renovado vigor, de ese modo se entretuvo un poco hasta que Ins dobl la esquina apremiada por el reclamo de su trabajo. Silenciosamente el vate continu su camino, sin advertir siquiera que se estaban despidiendo de ella haciendo una barroca genuflexin que le dedico a escondidas de los dems.Ella desapareci tragada por la puerta del mercado, y el proceso de elucubracin del vate continu; exista la posibilidad de que Ins hubiera olvidado su nombre, despus de todo ella atenda a muchos clientes durante su jornada, y le resultaba imposible recordarlos a todos, entonces deba colegir que la memoria de la chica era porosa y con una enorme capacidad para el olvido selectivo, lo ms amable sera suponer que no le haba reconocido pues ahora recordaba haber notado en su rostro esa perplejidad que aflora en quienes saludamos por equivocacin, y que nos devuelven el saludo fundando eso en la duda que surge ante un rostro vagamente conocido.Por otro lado, le preocupaba que Ins tuviera una participacin activa en el sueo en aquel sueo, le sorprenda que sus pensamientos ms ntimos hubieran podido fluir hacia afuera de tal modo que Ins hubiera podido entrar en contacto con ellos qu pensara Ins cuando lo viera?

De pronto, record que en el sueo su timbre de voz se haba alterado notablemente, su voz natural era abaritonada, y con aptitud para cantar canciones meldicas, en cambio aquella voz onrica sonaba ronca y sinuosa, cuando rememor esto se tap la boca con ambas manos, asustadsimo pues se crea el juguete de un diablico ventrlocuo.Puso punto final a las conjeturas, era bastante arduo seguir construyendo un edificio de especulaciones, ms an cuando uno mismo quiere resolverlo y tiene poca paciencia para los rompecabezas, por ello decidi reunir todas sus dudas, miedos y aprensiones en una pregunta directa Acaso soaste conmigo ayer?. Esa interrogacin y la consecuente visita lo esclarecera todo. Maana sera el da para hacerla.2. Mundo de luzAl da siguiente, el vate se levant de su cama, obsesionado de antemano por la idea de su encuentro, algo que su mente haba concebido como una cita definitiva sobre un hecho concreto que haba ocurrido entre ambos aunque se hubiera dado en la brumosa zona de los sueos. En este momento, todos sus pensamientos estaban dirigidos hacia ella, y hubiera querido invadir su mente de nuevo para saber que estaba sintiendo al respecto, quizs sera necesario un nuevo sueo para saber que estaba pensando Ins con plena exactitud, pero pronto comprendi que la reiteracin de la experiencia podra sumirlo en la locura, as que decidi echarla en saco roto.A pesar de este rapto de prudencia lo calm por un momento, el paso de las horas nutra su ansiedad por tener aquel rostro tan fro ante s , ansiaba verlo conmovido por la evocacin de aquel sueo comn y de su proceloso epilogo. Daba por sentado que Ins lo recibira con cierta neutralidad de sentimientos, producto de la poca confianza que exista entre ambos, aunque l hubiera transgredido este pacto de respeto con su insinuacin onrica. En fin, todo era cuestin de aparecerse en el puesto, a una hora cercana al crepsculo, cuando los parroquianos empezaban a ralear, y por ende disminua su carga de trabajo, entonces podra aprovechar eso y hablar con ella.

Al promediar las cinco y cuarenta y cinco de la noche, el vate penetr en el barullo del mercado, adentro todava se conservaba el fervor comercial del da que empezaba a declinar. La gente serpenteaba con curiosidad los puestos que todava se encontraban abiertos. El vate alzo la mirada hacia el cielo raso, y contempl distradamente las vigas metlicas que lo sostenan, a travs de los intersticios que separaban las grandes placas que lo constituan, observ cmo los colores del crepsculo iban fundindose en un color nico conforme el sol se iba poniendo. Por los pasadizos corra un viento helado que atera al vate mientras caminaba con evidente apresuramiento como si huyera de las bocanadas de fro que lo estaban acosando, a pesar de todo, el fro mantuvo su ventaja y su aprensin se fue incrementando cuanto se acercaba a las inmediaciones del puesto.