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Facultad de Ciencias Naturales y Museo. U.N.L.P
Cátedra de Etnografía II - 2011
Traducción: Srta. Mariana Verdile - Material exclusivo para uso interno.
EVANS-PRITCHARD, E.E. (1953). “EL ROL DEL SACRIFICIO DEL GANADO ENTRE LOS NUER”.
AFRICA, THE JOURNAL OF THE INTERNATIONAL AFRICAL INSTITUTE, VOL. XXIII, NRO.3.
En mis dos libros sobre los Nuer di cuenta de la importancia del ganado en su economía y vida social. Apenas
mencioné su rol en la religión, porque no quería alejarme mucho de los temas que estaba discutiendo
entonces. Resumo muy brevemente lo que allí fue dicho, antes de discutir su importancia religiosa.
Los Nuer son, en gran medida dependientes de la leche de sus rebaños, y en su ambiente hostil, probablemente no podrían vivir sin ellos, solo el ganado podría sobrevivir sin el cuidado y protección de sus
dueños. Sus cadáveres también proporcionan a los Nuer carne, herramientas, ornamentos, escondites para
dormir1 y otros objetos de uso doméstico. Su estiércol secado al sol provee combustible para las grandes
nubes humeantes que dan protección contra los mosquitos al hombre y a los animales por igual. Las mujeres
están más interesadas en las vacas, y esto es natural porque ellas se encargan de ordeñarlas y del trabajo
lechero. El interés de los hombres en las vacas se debe a que estas les sirven para obtener esposas, y por la
misma razón se interesan en los bueyes2 ya que estos les proveen un medio para exhibirse socialmente, y esta
es la cuestión que estoy por discutir- son un medio de sacrificio. Pero para todos los Nuer -hombres, mujeres
y niños- el ganado es su gran tesoro, una fuente constante de orgullo y alegría, pero también el motivo de
mucha preocupación, ansiedad, y disputa; bueyes y hombres son íntimos compañeros desde el nacimiento
hasta la muerte. Por tanto, no es difícil de entender, que los Nuer le den a su ganado ferviente atención, y no es sorprendente que hablen más del mismo que de cualquier otra cosa y tengan un vasto vocabulario
relacionado a él y a sus necesidades. Sin embargo, aunque ellos están mucho más ligados a sus bestias
debemos tener cuidado de poner en las mentes de los Nuer la sentimentalidad sobre los animales que tan a
menudo encontramos en nosotros mismos. De hecho, los consideran como criaturas bastante estúpidas.
Aunque no repita todo lo que anteriormente mencioné sobre el valor que tiene el ganado para los Nuer en
asuntos mundanos, particularmente en relación a la producción de leche y de su uso como pago para dote de
la novia, me limito a considerar su importancia religiosa, sin olvidar por un momento que el mismo está
ligado con sus usos seculares. Si no tenemos en cuenta esto, no será entendido el rol central que juega el ganado en el sacrificio. Sin embargo, si el ganado se usó sólo como alimento y para obtener esposas, los
autores que han escrito sobre los Nuer y también sobre otros pueblos nilóticos, en general, podrían haberse
contentado sólo con poner atención al gran interés que estas personas tienen por su rebaño. Pero la figura del
ganado es tan prominente en sus vidas, no vinculadas directamente con su mantenimiento o su uso para
propósitos prácticos, que los observadores Europeos han percibido que en la relación entre hombre y ganado
hay algo más que lo que se expone/establece en términos simples de cría y explotación. Incluso, algunos
escritores sugieren que el ganado es venerado3. Yo sólo menciono a aquellos autores que se refieren
específicamente a los Nuer. Marno dice que podemos hablar de la veneración (Verehrung) del ganado, y que
el más grande y mejor buey (Stier) de una manada se considera como el genio guardián de la misma
(shützende Genius), y que ellos se refieren a este animal con el mismo nombre, Nyeledit, que los Nuer asignan
a la concepción de Ser Supremo y al trueno,4. Así mismo, el señor Jackson, nos dice que el toro que el joven recibe de sus padres en la iniciación ‘es una especie de espíritu guardián de su propietario a quien invoca en
tiempos de stress y dificultad’, y en otro lugar él habla de este toro como el ‘espíritu tutelar’ de su
propietario.5 El Capitán H. H Wilson dice acerca de los Nuer que, como otros pueblos nilóticos del Nilo
Blanco, ‘la religión que poseen está centrada en la vaca’;6 y, el Profesor Westermann escribe que ´la unión de
1 N.d.T. muchos pueblos africanos tienen la costumbre, cuando no tienen otra protección, de dormir dentro de la carcaza de animales
muertos, no solo para protegerse de las inclemencias del tiempo, sino de los insectos y de todo tipo de alimañas 2N.d.T, La diferencia entre un toro y un buey es que el buey es el mismo toro pero castrado, se les cortan los testículos para que se hagan
mas fuertes y se puedan usar en trabajos pesados 3N.d.T. Venerar: Respetar en sumo grado a alguien por su santidad, dignidad o grandes virtudes, o a algo por lo que representa o recuerda
4 Ernst Marno…, “Nyedelit” podría ser una transcripción defectuosa de “nhial e dit”, “el cielo es grande”, pero esa expresión no tendría
ningún sentido si es aplicada a un toro, y ciertamente no es usada en referencia a un Dios o al trueno. 5 H.C Jackson, “The Nuer of the Upper Nile Province”, Sudan Notes and Records, vi, 1923, pp.94 and 96.
6 The Anglo-Egyptian Sudan, editado por Lieut.-Col. Count Gleichen, i, 1905, p.140.
un hombre con sus vacas y de del niño con el toro que su padre le entrega, casi podría ser llamado religiosa’.7
No hay, sin embargo, evidencia alguna de que todo el ganado sea venerado o que ellos mismos sean
considerado, en modo alguno, como espíritus guardianes, y (en tanto que puede ser cierto que la religión Nuer
‘está centrada en la vaca’ o que su unión al ganado ‘casi podría ser llamada religiosa’, en la medida en que
podemos decir que, como Marianne Schmidl hizo en su interesante trabajo sobre el tema8, ‘la condición
Sagrada del Ganado’, esta condición se debe a una razón diferente.
Otro autor que escribe sobre los pueblos Nilóticos y un muy experimentado antropólogo, el Profesor C.G.
Seligman,dijo acerca del ganado Nilótico que ‘es difícil describir su importancia para sus amos o el amor y
cuidado que estos últimos tienen por sus bestias, pero ciertamente no es una exageración decir que equivale a
lo que los psicólogos llaman “identificación”.9 Lo que principalmente parece haber persuadido al Profesor
Seligman a usar esta palabra es la costumbre Nilótica de tomar nombres personales de su ganado en adición a
los nombres personales que les son dados poco después de nacer. He discutido en otro lugar10 la importancia
social general de los nombres y otros modos de dirigirse entre los Nuer y aquí hablo sólo de sus nombres-
ganado y principalmente de sus nombres-buey, hecho de gran importancia.
Estos nombres son con frecuencia nombrados en escritos sobre los Nuer como nombres-toro, pero nombres-
buey (usando la palabra ‘buey’ para denotar a un toro castrado) es una designación más correcta.11 Los Nuer
siempre hablan de tales nombres como cot thak, el nombre de un buey, y thak es un animal castrado en
contraste a un tut, un animal entero. Es cierto que cuando un joven toma su nombre de una bestia, esta podría
estar entera, aunque podría castrarse más tarde, por lo que no se le dará ni tomará su nombre de él, , en caso
de que estuviera previsto su uso como semental.
Los Nuer pueden no castrar a un ternero macho hasta que esté cerca de los 2 años, pero hacen eso antes de
que comiencen a copular con las vacas. No es por pedantería que hago esta distinción: tiene una apropiación
lógica, y quizás psicológica, pertinente a la ecuación hombre- buey en el sacrificio
Los nombres–buey son, esencialmente, los nombres de los hombres, varones que han pasado a través del rito
de iniciación a la edad adulta. Los niños pueden tener nombres-buey en juego, pero sólo imitando a sus
mayores. Igualmente, las solteras pueden tomar nombres-buey, de toros paridos por las vacas ordeñadas por
ellas, pero son usados, principalmente, sólo entre las niñas y en la naturaleza de un juego, copiando a sus
hermanos; y los nombres son de corta duración y tienen poca circulación. Las mujeres casadas usan nombres-vaca entre ellas, pero, aquí otra vez, esto es similar y no tiene ninguna de la importancia de los nombres-buey
de los hombres. Quizás aquí otra vez la distinción entre los nombres-copia de los niños, niñas y mujeres y
aquellos tomados por los hombres puede ser importante por su relación lógica, que concierne a nuestra
presente discusión, al hecho de que los hombres, y no los niños o las mujeres, son los agentes sacrificadores.
Los dos lados de la ecuación estándar son el humano masculino y el bovino masculino, hombre y buey.
Cuando un niño es iniciado a la adultez su padre le da, en signo de su hombría, un buey o, como he explicado,
un ternero el cual luego será castrado; y este buey, el cual describe como ‘thak gareda’, ‘el buey de mi iniciación’ se vuelve su dil thak, lo que he dicho sobre su buey favorito (Marno’s Lieblingsstier, toro
favorito), aunque la palabra dil tiene generalmente el sentido de ‘puro’, ‘verdadero’, ‘perfecto’ o
‘aristocrático’. Es el buey de la perfección. Es el amigo y compañía del joven. El joven juega con él, lo
acaricia. Compone poemas sobre él y los canta para él, consigue a un niño pequeño para llevarlo alrededor del
campamento en la mañana o la tarde mientras salta detrás cantando poemas. Camina entre el ganado
tañendo/repicando una campana-ganado, y cantando sobre sus parientes, sus amores y su ganado, y alaba este
buey por sobre todos los otros bueyes. Hace borlas para colgar de uno de sus cuernos, y ama verlo lanzar las
borlas en el aire con un movimiento de su cuello. Adquiere una campana de hierro para colgar alrededor de su
cuello, y sin música, a menos que el buey este deprimido, es más dulce a sus oídos que su tintineo en las
pasturas. Va al borde del campo para encontrarlo cuando regresa del pastoreo a la tarde. Nunca está cansado
7 Ray Huffman, Nuer Custom and Folk-Lore, 1931, p. vii.
8 Mariana Schmidl, ‘Die Grundlagen der Niloten-kultur’, Mitteilungender Anthropologischen Gesellschaft in Wien, 1xv. Band, Wien,
1935. Ver también Johannes Weissenborn, Tierkult in Afrika, 1904, p.16. 9 C. G. y B. Z Seligman, Pagan tribes of the Nilotic Sudan, 1932, p. 169.
10 E. E. Pritchard, ‘Nuer Modes of Address’ Uganda Journal, xii, 1948.
11 En toda la literatura sobre los Nuer ‘buey’ o ‘novillo’ o ‘toro castrado’ debería, al menos en la mayoría de los casos, ser sustituido por
‘toro’.
para describir estos momentos, y mientras hace esto y baila, él puede alzar sus brazos imitando los cuernos
del buey. Si el buey muere, él está abatido; y si él muere, el buey debe ser sacrificado en su ceremonia
mortuoria.
Ahora el joven también entra a través de su buey, en una nueva clase de relación con Dios, los espíritus
guardianes de su familia y linaje, y los fantasmas de sus ancestros. Cuando lo ha atado en el kraal12 por la noche puede acariciarlo, quitando las garrapatas de su vientre y escroto, sacando el estiércol adherido de su
ano; y puede, al mismo tiempo, frotar ceniza sobre su espalda. Normalmente, pienso que hace esto
simplemente porque el buey, quien ha sufrido de parásitos durante todo el día, obtiene placer de que su
espalda sea frotada, pero me dijeron que ocasionalmente él puede pronunciar una oración o invocación
mientras lo hace, hablando con Dios o con los fantasmas. Discuto este punto más adelante. Aquí sólo quiero
decir que, si bien no es hasta que un hombre se casa, tiene hijos y un hogar independiente, que sacrifica
animales, se los dedica a los espíritus, y en otras maneras hace uso formal de ellos para propósitos religiosos,
sin embargo, el buey que un padre le da a su hijo en la iniciación lo provee, a través de lo que el Profesor
Seligman denomina ‘identificación’ con él, de un medio directo de comunicación con el mundo espiritual. Es
más que una posesión, inclusive más que una parte de su personalidad social –es un punto de encuentro entre
el alma y el espíritu, y tiene, por lo tanto, un carácter sacramental.
De los colores, su distribución, la forma de los cuernos, y otras peculiaridades del buey de su iniciación, el
joven toma, o le es dado por sus compañeros, su cot thak, su nombre-buey. Puede ser la misma palabra que
aquellas indicadas por las marcas del buey, pero generalmente combina el nombre de las marcas con un
prefijo descriptivo de algo relacionado con el buey. Por ejemplo, un hombre cuyo buey preferido es negro y
blanco (rial) puede llamarse a sí mismo Luthrial o Leurial, siendo luth una gran campana-ganado y lue una
larga bola unida a uno de los cuernos. Al principio, sólo sus compañeros de edad pueden saber su nuevo
nombre, pero las personas mayores pronto llegan a conocerlo también, porque escuchan a sus compañeros de
edad saludarlo por ese nombre y también lo escuchan a él gritarlo cuando se muestra con el buey en los campos de ganado que se forman poco después de la iniciación. También, los jóvenes cercanos a la misma
edad gritan sus nombres-buey, con mucho embellecimiento, el uno al otro en las danzas, a menudo después de
un combate a duelo con garrotes, y cuando en un baile, dos hileras de jóvenes se ponen de pie frente a frente y
pronuncian los nombres-buey el uno sobre otro en preparación de un espectacular salto en el aire al unísono.
El llamado de un joven por el mismo nombre, o derivado de, aquello por lo que a su buey favorito se refiere
es quizás el más sorprendente ejemplo, y evidencia para, lo que el Profesor Seligman denomina
‘identificación’. De hecho, escuchando un poema Nuer, con frecuencia uno está en duda si se está hablando acerca de un buey o de un hombre. Las representaciones nunca son lo bastante delimitadas. Algo diferente,
aunque relacionado y también muy sorprendente, es la costumbre llamada thak moc, el grito de (nombre del)
buey. Un hombre grita el nombre de su buey favorito –el nombre del buey, no su nombre-buey que puede ser
una elaboración del nombre del buey- cuando arroja sus lanzas a un enemigo o a su presa cuando está cazando
o pescando; por ejemplo, ‘ma rial’ ‘negro-y-blanco (buey)’, o ‘thakda ma rial’, ’mi buey negro-y-blanco’. En
algunos de mis escritos anteriores, he traducido moc por ‘invocación’ o ‘invocar’, siguiendo la traducción de
Driberg de Lango gwongo,13 pero evito hacer eso a causa de la religión Nuer, en parte porque he usado esas
palabras para traducir otra palabra Nuer, lam, pero también porque en realidad nada es invocado, y es
precisamente el uso de las palabras en conexión con los bueyes lo que ha conducido a la errónea conclusión
de que el buey favorito es una especie de ‘espíritu tutelar’. El buey no es llamado, sino aclamado. No es una
invocación sino un grito de emoción y triunfo como artillero que golpea a su enemigo o presa. Que el buey no
sea llamado para ayudar está concluyentemente demostrado por el hecho de que en las mismas circunstancias un Nuer puede en cambio gritar ‘tet cueda’ seguido por un término de parentesco, que usualmente refiere a la
hermana de la madre: ‘tet cueda malene’, ‘mi mano derecha, la hermana de mi madre’. Los Nuer no recurren
a las hermanas de sus madres por ayuda, sino usando una emotiva exclamación, en las cuales las ideas de
fuerza (la mano derecha) y buena voluntad (la hermana de la madre) están combinados; y cuando gritan los
nombres de sus bueyes, la exclamación es una declaración triunfante de uno mismo, por lo que el buey se
12
N.d. T. Kraal /craal o kraul) es una palabra africana y danesa para definir un recinto para el ganado localizado en un asentamiento
africano o villas, rodeado por una empalizada, muro de adobe o cualquier otra construcción circular de defensa.
13
J.H. Driberg, The Lango, 1923, pp.109-110: ‘Aquel que toma una lanza hostil sobre su escudo invoca por el nombre de su toro favorito
perteneciente a su padre o a su tío materno (gwongo twon)’
erige como símbolo. También un hombre puede gritar el nombre de su buey en ocasiones cuando no hay duda
de éxito o fracaso: mientras esgrime su lanza como si golpeara a la danza, haciendo saltos espectaculares en el
aire (rau), y a veces, haciendo la invocación de sacrificio. Es a la vez la libre expresión y demandar la
atención sobre sí mismo.
Hay que tener en mente, que un hombre normalmente retiene su nombre-buey y continúa siendo llamado por él y también grita el nombre del buey del cual ha derivado mucho tiempo después de que este no está más en
su poder. Un hombre puede separarse, aunque siempre con pesar, de un buey favorito por matrimonio o
sacrificio, o el mismo puede morir. Entonces es reemplazado por otro favorito, aunque cuando un hombre es
mayor y tiene su propio rebaño puede no identificarse a sí mismo de la misma manera o en la misma medida
como cuando era joven con cualquier buey en particular. Si otro buey toma el lugar del primer favorito, el
buey de la iniciación, su dueño puede tomar, o serle dado, un nuevo nombre-buey derivado de este segundo
buey; entonces el nuevo nombre toma el lugar del anterior o son usados ambos; pero la mayoría de los
hombres mantienen toda la vida el nombre buey que adquieren en el momento de su iniciación. Es el nombre
de este buey el que un hombre grita en la guerra, la caza, la danza y los saltos, y en las invocaciones de
sacrificio, y por el cual, de una u otra forma, es guiado por sus compañeros; aunque haya partido hace tiempo.
Fundamentalmente, por eso, no es en sí mismo el buey de la iniciación con el cual hay ‘identificación’ sino con el buey, con la idea de bueyes. El buey de la iniciación es el prototipo de la relación hombre-buey, y es un
tipo de punto focal en el cual los sentimientos que un Nuer tiene hacia el ganado convergen y desbordan en
demostración a través de gestos y palabras. Cuando el buey hace mucho tiempo que está muerto la relación
continúa porque, en última instancia, no es una relación entre un hombre y una bestia en particular, que sirve
sólo, como un primer favorito o como un reemplazo, para expresar, desde que los corazones de los hombres
son pequeños, a través de una relación particular y personal de posesión, una relación general del ser humano
con el ganado la cual, estoy a punto de sugerir, deriva de la ecuación sacramental del hombre y la bestia en
sacrificio. Por lo tanto, cualquier buey serviría para este propósito, o, en realidad no todo buey–sólo la
memoria, mejor dicho la idea de un buey.
Podemos preguntarnos por qué la identificación es con bueyes y no con toros. Se podría esperar que un
hombre, que es en sí mismo un ‘tut’, un toro, no sólo en el sentido general de ‘masculino’, sino también en
una metáfora común del discurso derivado expresamente del ganado, tomaría su nombre de un toro en vez de
un buey. La respuesta de sentido común es que los Nuer castran a todos, menos unos pocos de sus toros, de
manera que no habría suficientes animales enteros para distribuir, y esta puede ser la explicación correcta.
Inclusive si no lo es, o no es suficiente explicación, debemos tomarla aquí como una propuesta de que la
ecuación es entre hombre y buey, y buscar sólo mostrar cómo está expresado en el ritual, y en especial en la
situación de sacrificio. Pero quizás sea necesario remarcar que la evaluación Nuer de los toros y los bueyes no
es la nuestra. Nuestra representación de un buey, en contraste con un toro, es una bestia dócil, inferior y
ligeramente despreciable, destinada al matadero. En la representación Nuer un buey gordo es una cosa de grandeza y belleza. Son los bueyes los que despiertan su admiración. Los toros evocan intereses utilitarios,
más que emoción y atención estética.
Los hechos que he relatado hacen entendible que el Profesor Seligman haya hablado de ‘identificación’ de los
hombres con sus bueyes favoritos. Si él hubiera tenido, ya sea de primera mano o un conocimiento más
amplio de los Nuer, sin duda hubiera elaborado su tema, especialmente aprovechando las ceremonias de
iniciación para ilustrarlo.
Un joven tiene su grito y su nombre personal por las marcas y rasgos del buey que su padre le da en la
iniciación. Los niños se hacen hombres por los ritos de iniciación, y esto significa, entre otras cosas, un
cambio sobresaliente en su relación con el ganado. Ahora dejan de cuidar a los terneros, ovejas y cabras, y de
realizar los servicios más humildes del kraal y del establo. En cambio se ocupan del ganado adulto. El cambio
más marcado es que antes de la iniciación ayudaban a las mujeres a ordeñar las vacas, ahora dejan de ordeñar
por completo. Pero estas variaciones evidentes y externas son acompañadas por una transformación más
profunda y escondida, hombres y bueyes engendran una relación de intimidad en un plano diferente de aquel
de la simple proximidad y asociación, sin embargo cercana, por lo que se produce, en algún sentido, una
ecuación entre hombre y buey. Tal parecería ser la interpretación de algunas muy peculiares, aunque
excepcionales, características de los ritos de iniciación. He descripto estos ritos y discutido su significado
social en otro lugar14; aquí sólo prestaré atención a aquellas características que tienen especial relevancia para
nuestro problema inmediato.
Los ritos dirigen nuestra atención a través de la relación entre hombres y ganado. Es el Hombre del Ganado,
el wut ghok, que se erige en una relación ritual especial, que abre y cierra los períodos de iniciación. Durante
el período de iniciación, los iniciados no pueden tener ningún contacto con el ganado, que son un riesgo para ellos hasta que sus heridas hayan sanado, y formalmente hayan pasado su aislamiento. Inclusive, la
prohibición se extiende a frotar sobre sus cuerpos la ceniza de estiércol de ganado, una práctica común a todos
los Nuer, hombres y niños, aunque el hecho de que tomen leche sugiere que, realmente, el tabú concierne a su
relación con los bueyes en vez del ganado en general, al igual que el tabú sobre las mujeres que toman leche
durante sus períodos, concierne a su relación con las vacas y no con el ganado en general. En el rito terminal
de la iniciación, cuando los iniciados están ‘relajados (lony rar, el verbo lony es el que se utiliza para aflojar
al ganado de sus clavijas inmovilizadas) restablecen su contacto con el ganado. Son apedreados por sus
mayores con bosta de ganado (buk ka war). Luego se enjuagan en el arroyo. En su regreso a la granja
“golpean”15 al ganado con arroz salvaje, y después se frotan a sí mismos con cenizas de estiércol de ganado.
Pasan el resto del día saltando y cantando detrás de los bueyes que les son dados por sus padres, y
posiblemente, si son afortunados, también por sus tíos paternos y maternos, que son los primeros bueyes que pueden ser llamados como propios. El hecho de que luego de la iniciación haya un tabú sobre los hombres
ordeñadores también parece ser un punto de oposición entre mujeres y vacas por un lado y hombres y bueyes
por el otro, y más allá enfatiza la ecuación hombre y buey.
Quizás uno pueda sentir que fue atribuyendo a los hechos una importancia simbólica que la evidencia no
sostiene, sino que va más lejos, y es muy llamativo, las observaciones lo empujan a uno a la interpretación
sugerida. De esta manera, el nombre de las danzas celebradas en las ceremonias de iniciación es ruath, la
palabra para ternero-toro desde el momento de su destete, es decir un toro, normalmente destinado a ser un
buey, que ha roto su límite de la misma manera como en la iniciación un joven corta, podríamos decir, una cuerda de mandil16, con (la) cual antes fue atado a su madre, especialmente en la cuestión de la comida, como
indican algunos de los simbolismos de los ritos, que no necesitamos discutir aquí. Uno dice ‘ba ruath puot’,
‘el (baile) ternero-toro se lleva a cabo’ –o puede ser la forma plural ruedh, ‘la (danza de los) terneros-toro se
lleva a cabo’. También uno habla de ‘bul ruedhni’, ´la danza de los terneros-toro’, y de ‘bul ruath dholi’, una
frase que puede ser interpretada como ‘la danza de los niños ternero-toro’; y las canciones obscenas cantadas
en estas ocasiones son conocidas como ‘dit ruadha’, ‘canciones ternero-toro’. La metáfora en estas canciones
parece ser clara: los iniciados son equiparados con un toro joven, aunque nunca escuché que, explícitamente
los Nuer hagan la comparación. Antes de la iniciación un niño es un ternero pequeño (dou), durante la
iniciación es un ruath, un toro inmaduro, y luego de la iniciación él es un tut, un toro; y uno puede hablar de
un hombre iniciado de cualquiera de las dos formas wut, hombre, o tut, toro. Más allá, entre los cortes de las
marcas de la edad adulta y su aparición ceremonial de aislamiento (o exclusión de la vida normal) es conocido como cot, que parece ser la misma palabra que aquella usada para una vaca o buey sin cuernos. Que es
probablemente la misma palabra y que la metáfora es una similitud evidente, está demostrado por mi
comentario acerca de un Nuer para explicar su uso en referencia al iniciado que ‘son como ganado sin cuernos
en ese momento’, por lo que supongo que se quiso decir que están en la posición desvalida de una bestia sin
cuernos. También es sorprendente que los Nuer comparen el corte (ngat) de uno de los cuernos de un buey
favorito (es un animal entero en ese momento) por lo que crecerá en contra el corte en un ángulo de fantasía,
generalmente en una curva a través del hocico (ma gut), a la iniciación de los jóvenes. Ellos dicen que la
operación, que es llevada a cabo antes de la castración y parece causarle mucho dolor al animal, es el gar, las
marcas del corte de la edad adulta, de los toros jóvenes. Si la operación todavía no ha sido llevada a cabo
antes de que un padre le entregue un toro joven a su hijo en la iniciación, es probable que sea uno de los
primeros actos del joven hombre en el período inmediatamente siguiente a su propia iniciación. Aquí parece
14
‘The Nuer: Age-Sets’, Sudan Notes and Records, 1936. Desde que este artículo fue escrito obtuve mucha más información que no ha
sido publicada. 15
N.de T: las “” son nuestras.
16 N.d.T. Mandil: Prenda de cuero duro de caballo, utilizada por los herreros para protegerse la parte delantera del cuerpo mientras
ponen herraduras a un caballo
haber otra correspondencia. Poco después de su iniciación, los jóvenes, si pueden obtener el metal, fijan
brazaletes en sus brazos izquierdos con tanta fuerza como para hacerlos, para el momento de su uso,
incapaces de usar; y es, creo invariablemente, el cuerno izquierdo de los bueyes que similarmente los hacen
inútiles por deformarlos. Frecuentemente los Nuer imitan con sus brazos los cuernos formados y no formados
de un buey, y cuando a veces yo hice lo mismo y cometí el error de usar mi brazo derecho para representar el
cuerno formado, siempre fue recibido con gritos y risas.
Esta comparación de jóvenes con novillos en las ceremonias de iniciación se hace en lo que, probablemente,
sea la mayor crisis emocional de la vida de un Nuer. Puro terror por la experiencia traumática que deben pasar
–por la valentía que enfrentan aunque ‘están aterrorizados en sus corazones’- y la agonía que tienen que
soportar antes de que las heridas estén sanadas, son sucedidas por la felicidad y el júbilo supremo de haber
entrado a la edad adulta buscada por tanto tiempo –la vida de los rebaños, los bueyes favoritos, la lanza, el
tiempo de ocio, hacer el amor y el cortejo, cantar y bailar.
Sin duda, el uso de la palabra ‘identificación’ por parte del Profesor Seligman podría ser apoyado por otros
ejemplos que podrían ser interpretados como comportamiento simbólico. Por ejemplo, temprano en la vida los
Nuer retiran sus incisivos inferiores y sus mandíbulas tienen por lo tanto cierto parecido a aquellas del
ganado, a las que les faltan los incisivos superiores. Nunca escuché que un Nuer dijera que remueven sus
dientes con el fin de parecerse al ganado, sólo que no quieren parecerse a las hienas; y podría resultar
extravagante citar esto como una ejemplificación más de ‘identificación’ si no fuera porque los Dinka
sugieren que ellos remueven sus dientes por esa razón17. Si tuviéramos que seguir al Profesor Seligman
deberíamos, sin embargo, buscar debajo del nivel de la conciencia, aunque por el significado de esta
costumbre, en el proceso simbólico de inconsciencia la eliminación de los dientes es sinónimo de castración18
-un ejemplo más de ‘identificación’ con el buey favorito.
Podrían mencionarse otros ejemplos y el asunto podría ser discutido largamente –de hecho, requeriría una
larga discusión suponiendo que sea tratado por completo- pero he dado suficiente información, rodeada de
cierta especulación, para mostrar la manera en que los Nuer expresan simbólicamente su relación con su
ganado. De hecho, es cierto, que uno fácilmente puede imaginar lo que no está allí. Las expresiones y
pensamientos humanos, inevitablemente son construidos a partir de la experiencia de los hombres del mundo
que los rodea, y no necesariamente nosotros tenemos que buscar explicaciones subliminales por las imágenes
que él emplea. Una persona puede hablar de él mismo o ella misma como un perro, una perra, una tortuga, un
cerdo, un conejo, etcétera, sin inconsciencia, o incluso parcialmente inconsciente, comportándose o
imaginándose que se comporta, como si fuera una de estas criaturas. No hay nada que debiera sorprendernos en los Nuer hablando metafóricamente de los niños con la misma palabra (ruath) que usan para los novillos y
para los machos jóvenes de otros animales, y de los hombres con la misma palabra (tut) que usan para toros
adultos y para los machos adultos de otras especies animales. Es natural que en los discursos y los gestos, –
sería extraordinario si no fuera así- que los Nuer usen su ganado como símbolos. No obstante, alguna de la
evidencia que he presentado, sugiere que hay más que eso. Sin embargo, quiero separar cualquier
consideración psicológica del asunto. Si el uso de la palabra “identificación” por parte del Profesor Seligman
es correcta es una pregunta que se enmarca en términos psicológicos, (y) plantea un problema que se
encuentra fuera tanto de mi propia competencia como del alcance de este artículo. No estamos interesados en
procesos psicológicos individuales, que en la literatura del psicoanálisis suelen ser también más o menos
anormales, sino con una identificación moral, una participación impuesta sobre el individuo por su cultura e
inextricablemente ligada a los valores religiosos. En lo sucesivo, cuando hable de identificación ha de
entenderse en este último sentido, y no en cualquier sentido psicológico.
El carácter estrictamente social de los hechos que he relatado no requiere demostración, pero, antes de discutir
su significado religioso, debo dar una breve reseña del uso simbólico que expresan la identificación colectiva
de los clanes y linajes con sus rebaños. Hasta ahora hemos estado discutiendo la ecuación del hombre con el
buey. Los títulos honoríficos de los clanes y los linajes nos introducen a la ecuación de la idea de un grupo
social y la idea de continuidad de su rebaño ancestral.
17
Major G.W. Titherington, ‘The Raik Dinka of the Bahr el Ghazal Province’, Sudan Notes and Records, 1927, p.205: ‘la sugerencia de
como una fila de dientes frontales es suficiente para una vaca debería bastar a un hombre, probablemente no fue serio (serious)’ 18
C.G. Seligman, ‘The Unconscious in Relation to Anthropology’, The British Journal of Psychology, xviii, 1928, pp. 382-7.
El día cuando, por el corte de las líneas de su frente, un niño se convierte en un hombre, hay mucha más
alegría por parte de sus parientes, y especialmente de su padre y parientes paternos, y hablando con los Nuer
sobre los eventos de este día, me han dejado la impresión de que lo que es predominante en la mente de los
hombres mayores, particularmente en la iniciación del hijo mayor, es que la continuidad de la familia y el
linaje está ahora asegurado. La iniciación es el umbral para el casamiento y el nacimiento de los hijos quienes
recordaran a sus antepasados. Pues tan pronto como el período de curación y aislamiento ha terminado, los
iniciados se embarcan en una vida sexual plena que conduce al noviazgo, al matrimonio y a la procreación.
Un iniciado es parte de su linaje y su clan, y su iniciación es vista en términos de su vida colectiva. Su nueva
relación con el ganado no es, entonces, personal, aunque sea importante, sino que la relación personal es incorporada en una relación más general de linaje.
Los Nuer conciben a los ancestros de un clan, al igual que a los ancestros componentes de su linaje, como
poseedores de rebaño, los descendientes de los cuales han tenido y continúan teniendo, una relación constante
con los descendientes de sus dueños originales. Sin duda, este rebaño ancestral es ficción, porque el ganado es
constantemente dispersado y reemplazado por otros en el casamiento, pero conceptualmente es una
colectividad perdurable. Idealmente hay un constante lazo, el clan y su rebaño forman una comunidad
conjunta por generaciones, tanto es así que la común, quizás la más común, explicación de la división en los clanes es la pelea de los toros de los ancestros de (las) partes divididas. La escisión social en la tradición es
representada por la escisión en el rebaño.
La unidad de los clanes y los linajes está representada por los nombres de las lanzas ancestrales (a la que le
voy a dedicar un artículo aparte) y en los títulos honoríficos, principalmente derivados de los nombres de las
vacas, que simbolizan el rebaño ancestral. En ambos casos, estamos lidiando con ideas y no con lo real, con la
idea de un clan-lanza transmitido como una herencia, y con la idea de que el rebaño presente de los miembros
de los clanes y linajes son descendientes de un rebaño ancestral; y las dos ideas juntas expresan
simbólicamente la unidad del clan o linaje. Los Nuer dicen que ‘mut kene paak jalke kel’, ‘la lanza y el título honorífico van juntos’; si un hombre tiene un determinado clan-lanza debe tener uno o más títulos honoríficos
que vayan con él. Ambos han llegado juntos de tuok nath, los comienzos de los Nuer. El paak, una palabra
encontrada en la mayoría de las lenguas Nilóticas19, puede ser descripto como un título honorífico usado a
modo de saludo o ubicación (de la persona). Comúnmente es usado en ocasiones ceremoniales, como en
visitas formales, en danzas, en matrimonios, en ceremonias de iniciación. Por otro lado, tiene sobre todo un
uso complementario que expresa una relación formal de reserva, como una suegra a la esposa de su hijo, y
entonces es principalmente el modo de dirigirse de una mujer.
El título compuesto de gat, hijo (de), o nya, hija (de), seguido de una palabra que usualmente refiere a una
vaca, se dice que es una de cuya leche el antepasado del clan o linaje fue alimentado en la infancia, aunque
puede referirse al lugar donde el clan o el linaje se dice que se originó, o a algún objeto conectado con el
ancestro, o con su tótem. Los Nuer a veces dicen que los clanes o ‘ba paak ka kwi yangdien’, ‘son saludados
por referencia a sus vacas’, o ‘ba paak ka kwi ciengdien’, ‘son saludados por referencia a sus pueblos
(originales)’, pero como el saludo generalmente se refiere a una vaca, las expresiones ‘paak’, ‘título
honorífico’, y ‘paakene yang’, ‘título honorífico de vaca’, son usadas como sinónimos. Con frecuencia, las
palabras son sumamente difíciles de traducir, o inclusive descubrir el significado, especialmente cuando se
relacionan a las vacas, porque aquí el lenguaje Nuer prolifera en simbolismo en las exuberantes elaboraciones
de la imaginación o fantasía; y las representaciones de las vacas ancestrales, de la casa ancestral, tótem y
espíritu totémico, algunas veces está fusionados en el título, que son construidos a partir de una serie de
residuos, todos los cuales derivan y expresan valores del linaje. He enumerado y discutido algunos de estos títulos honoríficos en otro lugar20 y aquí no hay necesidad de una consideración detallada de ellos. Sólo
debemos notar el lugar central que tiene en ellos la idea de la vaca, la vaca se erige para su rebaño, y por lo
tanto, también para el linaje de sus maestros.
19
En las lenguas de los Anuak y de los Luo de Kenia paagha y paak tienen (much) el mismo significado que la palabra Nuer; en Shilluk
el verbo pako significa ‘agradecer’; y en Lango el verbo pako significa ‘dar un alias de afecto’ (E.E. Evans-Pritchard, The Political
System of the Anuak, 1940, p.29; ídem, ‘Luo Tribes and Clanes’, J. Rhodes-Livingstone Institute, 1949, p.31; D. Westermann, The Shilluk
People, 1912, p. 277; J.H. Driberg, The Lango, 1923, p. 403) 20
‘The Nuer: Tribe and Clan’, Sudan Notes and Records, xvii, 1934, pp. 25-29.
No debe sorprendernos que se haga referencia a una vaca y no a un buey o a un toro. No sería apropiado hacer
referencia a un buey, ya que, según tengo entendido, la cuestión de la utilización del símbolo de los rebaños
es expresar en una simple representación la idea de la unidad del linaje y su ganado, el ganado que sostiene el
linaje mediante su leche (la vaca succiona el antepasado) y por alumbramiento constante provee la riqueza
para la dote matrimonial, por el que los hijos nacen y continúa el linaje, y como medio de mantenimiento de
la comunicación con Dios, tanto como el espíritu creativo universal y en la refracción o refracciones
particulares por el que es alegórico al linaje y a sus familias, y con los fantasmas ancestrales. Los machos no
responden a los requisitos del simbolismo. La gran mayoría de los toros son castrados, y si después no son
dados en el matrimonio, los que sobreviven a las diversas enfermedades infecciosas son sacrificados; y de los machos restantes no se piensa que sean como los miembros masculinos de un linaje humano, una línea de
descendencia. Al trazar de nuevo el linaje de una bestia, hecho que los Nuer pueden realizar para varias
generaciones, lo hacen por las posiciones de las presas y no por la ubicación de los toros: un buey de ciertas
marcas nació de una vaca de ciertas marcas, y a su vez esta última nació de una vaca de otra marca. La
descendencia en el rebaño es, por así decir, trazado matrilinealmente, y las vacas son vistas como los
elementos estables, que alumbran sus crías y estas a su vez dan a luz a otras crías, y así proveen el nexo
continuo y constante entre el rebaño y el linaje. En consecuencia, si en el matrimonio la mayor parte de un
rebaño se dispersa y sólo se conserva un núcleo, algunas vacas se mantienen de manera que el rebaño pueda
ser construido de nuevo a través de ellas. Por lo tanto es la vaca del antepasado, y no su toro, la que
proporciona el símbolo de continuidad y solidaridad de sus descendientes y la que es incorporada en los
títulos honoríficos de los clanes y linajes. Por lo tanto, puede considerarse a la ecuación del linaje genealógico, como una expresión estructural de la
ecuación hombre-buey. Una no deriva de la otra, pero forman parte de una representación única y compleja
que encuentra su expresión más lógica en el rito del sacrificio.
Las palabras introductorias habladas en los sacrificios de tipo obligatorio son nombres-lanza de los clanes de
los oradores (el uso de clan o linaje es indistinto). Así, un hombre del clan Jinaca dice en voz alta ‘ut gwara,
mut gha’, ‘lanza de nuestros padres, lanza del muslo’ La lanza de sacrificio que se agita vigorosamente en la
invocación, representa la lanza del ancestro y, por lo tanto, el clan como un todo. El sacrificio es en el nombre
del clan, y el animal es herido con la lanza por un gwan bzlfhni (maestro de ceremonia) que oficia como
representante en nombre de una de sus familias. Pero, como hemos señalado, el nombre del buey del orador
también puede ser gritado en las invocaciones de sacrificio como ‘tkakda ma rol cara ', `Mi buey negro con la
pata delantera blanca‘. El nombre del buey representa el nombre del hombre; y el nombre de la lanza, junto con el nombre de la vaca, representan la relación del clan con su rebaño ancestral erigido para el clan. Los dos
símbolos, el nombre del buey y el nombre de la lanza representan dos aspectos de la relación de sacrificio
entre los hombres y el ganado, lo personal y lo colectivo, o como lo he descripto anteriormente, la ecuación
hombre-buey, y la ecuación del linaje genealógico. Uno u otro aspecto se enfatizan de acuerdo a la naturaleza
del sacrificio.
Si esta conclusión requiere de una demostración para ser aceptada, las bases de la misma serán fácilmente
concedidas por los hechos que hemos examinado: la relación de los hombres con el ganado en el contexto de
un buey-favorito, en el ritual de iniciación, en el símbolo de la vaca de los clanes y los linajes, y así
sucesivamente-, lo que demuestra que estamos tratando con relaciones entre hombres y ganado dentro de una
compleja matriz de pensamientos y experiencias que incluyen algo que se encuentra más allá del uso del
ganado como alimento y dotes matrimoniales. Esto es expresado por la idea o ecuación de identificación, una
equivalencia entre los hombres y el ganado; y solamente en el plano de la vida social en la que existe algo que puede ser llamado equivalencia es donde los hombres y el ganado son cosas del mismo orden, de manera que
uno puede ser sustituido por el otro, a saber, en el sacrificio. En los matrimonios y en los pagos por
homicidio, en los cuales el ganado se paga en compensación de la pérdida de una hija o un hijo, las reses no
ocuparán el lugar del hijo o de la hija. Sino que son un medio por el que se produce la sustitución de una
mujer (hija) por una mujer (esposa) y de un hombre (los muertos) por un hombre (un hijo nacido de una mujer
casada con el ganado del homicida). Solamente es en el plano religioso, en el sacrificio, que existe
identificación, o en otras palabras, relación con Dios. No puedo discutir aquí el significado particular y
general del sacrificio de los Nuer, pero puedo decir que los sacrificios más comunes y típicos, son
sustituciones de las vidas de los bueyes por las vidas de los hombres. Esto no sólo es evidente en lo que dicen
los Nuer, sino que también se indica en los propios ritos, y, sobre todo en el rito de la consagración.
En el sacrificio el animal se consagra con las cenizas, tiene una invocación hablada sobre él, y es clavado con
la lanza. Lo que nos concierne aquí es el ‘buk’, la consagración: la colocación, y por lo general, el frotar
ligeramente las cenizas por la espalda. ¿Cuál es el significado de este acto? Está claro que es un rito de
consagración, la vida del animal es ofrendada a Dios; pero en la mayoría de los sacrificios más comunes, los
expiatorios, el animal también es santificado por el sacrificio en sustitución por la vida de un hombre. Parece
ser, por lo tanto, que la imposición de la mano derecha en la espalda del animal identifica al hombre o a aquel
en nombre de quién está actuando, con la bestia. Debo confesar que no es una interpretación alcanzada
enteramente por la observación, sino tomada de estudios de Hebreos y otros sacrificios, porque parece tener
más sentido que cualquier otro como explicación de los hechos de los Nuer. Para los Nuer, la mano derecha
representa a la persona entera y colocándola sobre el animal el oficiante se identifica con él. Si esto es así,
entonces es él mismo quien se ofrece; o dicho de otro modo, en el sacrificio las representaciones del hombre y del buey se fusionan.
La sugerencia de que la colocación de la mano sobre el buey en el sacrificio es una identificación del oficiante
con la ofrenda podría, sin embargo, ser descartada sin que el argumento se viera afectado de manera vital.
Porque no hay duda de que en los sacrificios expiatorios de cualquier tipo, el buey es sustituido por el hombre
y que, por lo tanto, es posible hablar de un ritual de equivalencia entre el hombre y el buey, es en este sentido,
la identificación del hombre con el buey. La interpretación de la imposición de la mano se limita a reforzar la
idea de identificación, pero ésta es secundaria y la idea de ninguna manera depende de ello. La interpretación particular está subordinada a una explicación que surge del carácter global del acto de sacrificio.
Cabe preguntarse, sin embargo, cómo el hecho de que en un sacrificio expiatorio un buey sea sustituido por
un hombre afecte a la relación general de los hombres con el ganado. La respuesta es que todo el ganado está
reservado para el sacrificio. No es sólo que en una ceremonia especial, un buey en particular represente a un
hombre en particular, la equivalencia es de carácter general entre un rebaño y su linaje de maestros, y entre
hombres, como hombres, y entre el ganado, como ganado.
La palabra utilizada para el asesinato de la bestia en el sacrificio es ‘nak’ y esta es también la palabra utilizada
ordinariamente para ‘matar’, es decir que no hay una palabra especial para denotar asesinato en el sacrificio
que distinga ese tipo de asesinato de los que se producen en otras circunstancias- el asesinato de un animal por
alimento, por protección, o el asesinato de un hombre en una riña o disputa. Era en gran parte a causa de una
falta similar de diferenciación verbal notable que Robertson Smith sostuvo que entre los Hebreos todas las
masacres eran sacrificios hasta que el código de Deuteronomio disoció las dos ideas de masacre por comida y
asesinato por sacrificio.21 En el caso de los Nuer no creo que tenga gran significado que la misma palabra sea
utilizada tanto para matar en un sacrificio como en otros asesinatos. El mero acto de asesinar es cubierto
adecuadamente por la misma palabra, porque en un sacrificio no se trata del asesinato en sí mismo, el que es importante, sino del kam yang, la entrega del animal a Dios.
Sin embargo es un hecho que todo el ganado se reserva para el sacrificio. En este punto se necesita cierta
cautela. Los Nuer son muy aficionados a la carne y si un animal es asesinado en un sacrificio o si su deceso se
produce por muerte natural, su carne es comida. Todo el ganado, ovejas y cabras “van a la olla”22. Además es
muy notable que en ceremonias que no son ocasiones de calamidades, la mayoría de las personas muestren
más interés en el festival que en cualquier otro aspecto de la ceremonia. Los individuos demuestran su deseo
por la carne sin reservas y es el carácter festivo de los sacrificios lo que les da gran parte de su significado en
la vida de los Nuer. Esto, quizás, sea más notable en los casamientos, cuando aquellos que obtienen la carne no son aquellos quienes sacrificaron al animal; y también en ocasiones donde los hombres luchan por la
carne. Más aun, los propios Nuer reconocen que algunos hombres están muy ansiosos por sacrificar un buey,
una oveja o una cabra a la menor excusa de deseo de carne en vez de que el incentivo para el sacrificio sea la
imperiosa necesidad de ayuda espiritual. De todos modos, el hecho de que los Nuer acusen a los hombres de
realizar sacrificios innecesarios para tener un festival de carne demuestra por sí mismo que los animales no
deberían ser sacrificados excepto en la ceremonia de sacrificio, y en efecto hay un sentimiento muy fuerte que
asciende a un mandato moral, los animales domésticos –ovejas y cabras, así como también el ganado- ;
aunque es sólo el ganado el que no puede ser sacrificado excepto en la ceremonia de sacrificio y, salvo en
circunstancias muy especiales, este nunca es sacrificado para la alimentación, un hecho importante ,
21
The Prophets of Israel, 1902 ed., p. 368. 22
N.de.T: las “” son nuestras.
remarcado por Ernst Marno casi un siglo atrás.23 Este mandato explica por qué no se espera que los Nuer
sirvan carne a sus invitados, y de hecho esto no sucede.
Las circunstancias especiales en las que el ganado es asesinado para alimentación, se dan en períodos de
hambruna severa conocidos como ‘nak’, o en algunas partes de Nuerlandia los campos de kanar o cuel.
Dentro de mi corta experiencia, en 1931, un año de gran hambruna, los Lou Nuer mataron una gran cantidad de bueyes para alimentación, y durante un período de hambre en Nuerlandia del Oeste en 1935, un gran
número de bestias fueron sacrificadas para mantener a las personas vivas. El señor Howell dice que en el
Valle de Zeraf en 1943, también en tiempo de hambruna, los animales estaban siendo sacrificados para
alimentación.24 Los Lou Nuer, incluso tiene una reputación de la cual se avergüenzan, matar bueyes cuando
tienen hambre, sin esperar hasta enfrentarse a la inanición, la frecuencia con que se produce esta situación no
se sabe y no puede ser conocida. Si no es un fenómeno moderno, podemos suponer que era mucho menos
probable que hayan surgido antes de que la peste bovina redujera los rebaños, y la paz impuesta evitara su
rehabilitación, por lo que la producción de leche estaba disminuida.25
Los campos de Nak, se denominan de este modo presumiblemente porque fueron construidos con el propósito
expreso de matar (nak) a los bueyes. Los jóvenes, solamente en algunos años, forman los campos al comienzo
de la estación seca; llevan a los bueyes que son sacrificados uno por uno y se atiborran con la carne de los
mismos. Sin embargo, desde que el ganado es escaso, dos jóvenes comparten un solo animal, aunque queda la
sensación de que debería haber un buey para cada hombre. Todavía existen dudas sobre el significado preciso
de esta costumbre. Cuando publiqué un informe sobre el sistema de grupos de edad26, consideré que no
formaba una parte integral del rito de iniciación pero que se conectaba accidentalmente con él. Pude haber
cometido un error en esta conclusión y mis investigaciones posteriores revelan características que me inclinan
a aceptar las aseveraciones del señor Howell, que hay un proceso en el sistema de grupo de edades.27 Sin duda
existe algo más en el nak que matar a los bueyes simplemente para festejar: su significado ritual es claro a
partir del hecho de que los jóvenes que participan son apartados. A las niñas no se les permite ingresar, o en todo caso dormir en los campamentos. La abstinencia se impone en el momento en el que la compañía de las
niñas y sus favores son de interés para el jefe Nuer, ni los jóvenes pueden asistir a los bailes, que por lo tanto
no tienen lugar en este momento. Además, no pueden tener contacto de ningún tipo con el rebaño más que
con los bueyes con los que serán apartados. A su vez, es preciso señalar que el préstamo de bueyes por los
parientes y vecinos de los jóvenes cuyas familias no son capaces de proporcionarles animales adecuados, no
se trata de un préstamo ordinario sino que posee un carácter peculiar de ritual. Si un joven solicita un animal,
el propietario del mismo no rechazará el pedido, no sólo por razones sociales sino también, como dice el
señor Howell porque ‘el dueño no correría el riesgo de contaminación espiritual, como resultado de
enfermedad, o incluso de la muerte entre los miembros de la familia’.28 Ni podrá exigir reembolso durante
algunos años. Estos hechos, considerados a la luz de la gran oposición, por decir por lo menos, que los Nuer
matan a un buey sólo por sacrificio, sugieren fuertemente que la masacre a esta escala posee un significado religioso aún por descubrir. Es posible que más investigaciones puedan establecer que los bueyes son
consagrados antes de ser asesinados en estos campamentos. Es significativo que no sólo el sacrificio sea
obligatorio, sino también que cada uno de los jóvenes debe proporcionar un buey para la masacre, un buey
por un hombre, parece que de nuevo estamos en presencia de la equivalencia de un hombre con un buey, lo
que es la base de este sacrificio peculiar; y puede verse fácilmente que la muerte del buey durante la
culminación del rito es un acto sacramental, apropiado para la configuración de la iniciación. Sin embargo,
esto debe ser objeto de posteriores investigaciones.
Excepto en raras ocasiones cuando la calamitosa necesidad de la costumbre obliga a que lo hagan, los Nuer no matan al ganado salvo en el sacrificio, y matarlo de otro modo es considerado una falta. Esto se demuestra
claramente, por los hechos que ya he mencionado, y por la afirmación de que un buey muerto simplemente
por el deseo de la carne puede cien (maldecir) a su asesino, ya que posee cuong (derecho) en la materia.
Quizás los Nuer no tomen esto muy seriamente, sin embargo lo que ellos dicen es un indicio de cómo se
23
Op. cit., p. 348. 24
P.P. Howell, ‘The Age-Set System and the Institution of “Nak” among the Nuer’(con una nota de E.E. Evans-Pritchard), Sudan Notes
and Records, xxix, 1948, p.180. 25
E.E. Evans-Pritchard, The Nuer, 1940, pp. 19-20. 26
‘ The Nuer Age-Set’, Sudan Notes and Records, xix, 1936 27
P.P. Howell, op. cit. 28
Ibid., p. 176
refieren al asunto. Los Nuer temen enormemente a la cien (maldición) y sostienen que opera solamente
porque Dios es permisivo, viendo que se ha cometido una injusticia. El hombre no tiene derecho a tomar la
vida del buey y si lo hace comete una falta. En las invocaciones de sacrificio, los Nuer explican a Dios por
qué la vida del buey está siendo tomada, también pueden dirigirse al buey y decirle por qué está siendo
asesinado, no es que piensen que el animal entienda. Se están justificando a sí mismos por tomar su vida.
Consecuentemente pienso que es posible- lamento mucho no haber investigado más el asunto- que incluso
cuando el ganado es asesinado para alimentación en tiempos de hambruna, algo se le debe decir a Dios y
quizás al buey, para excusar el acto. Y puede ser que también sean consagrados antes de la muerte, tal vez no
sería admisible hablar de esos asesinatos como sacrificios incluso aun suponiendo que así fueran, porque no tenían una intención sacramental. Nuevamente en este punto, se necesita más investigación. De cualquier
manera, lo que puede decirse a partir de nuestro conocimiento presente, es que además de los animales
destinados formalmente a los actos de dedicación o consagración, todo el ganado, y también las ovejas y las
cabras, se reservan o se apartan para el sacrificio y sus vidas no deben ser tomadas, excepto bajo
circunstancias especiales que he mencionado, para cualquier otro propósito; y en este sentido podemos hablar
del ganado como sagrado. Si hacemos esto, debemos notar que no son sacrificados porque se consideran
intrínsecamente sagrados, o por motivos ajenos a las razones de sacrificio, se consideran sagrados sólo porque
son reservados para el sacrificio, en el sentido definido por ese propósito.
Aquí deben discutirse dos puntos. En los sacrificios los Nuer hablan siempre de un ofrecimiento como ‘yang’.
En el uso ordinario esta palabra significa ‘vaca’, en contraste con tut, ‘toro’, u thak, ‘buey’, y además es
utilizada con un sentido más general para la designación de cualquier animal doméstico bovino de ambos
sexos cuando lo que se pretende es indicar que se trata de un animal de la especie bovina, no un ovino u otro
animal de otra especie diferente; muchos hablamos de una vaca cuando en realidad puede tratarse de un toro o
de un becerro. Por lo tanto, uno puede hablar de un toro como yang ma tut o como “vaca macho”. La palabra
se utiliza en este sentido, más general en las invocaciones sacrificiales. El oficiante le dice a Dios kene
yangdu, ‘tomar tu vaca’ tanto si se trata de un animal macho o hembra. De hecho, normalmente el animal es
un buey. Los Nuer no matan a vacas fértiles, excepto en ceremonias mortuorias para personas mayores, y
probablemente sean vacas que hayan muerto por causas naturales antes de que sean demasiado viejas para el
parto. De manera que, generalmente, se sacrifican vacas estériles, que son consideradas como machos, del mismo modo los Nuer hablan que una mujer estéril se ha convertido en un hombre. Debido a que los Nuer
mantienen muy pocos animales enteros, y no los matan en sacrificio, a menos que hayan envejecido, como
con los bueyes, rara vez se encuentra a un toro adulto siendo sacrificado. Y si un ternero joven es requerido
para el sacrificio es castrado antes de ser asesinado. Por lo que uno puede decir -de otro modo es difícil
entender por qué un toro debe ser castrado antes de su sacrificio- que el sacrificio ideal es el de un buey y que
la equivalencia sacramental en el sacrificio es el hombre con el buey, aunque ‘buey’ puede ser considerado
como representativo del ganado en su conjunto y en un sentido más amplio como equivalente de los hombres
con el ganado. Así es que debemos preguntarnos –segundo punto a discutir- cómo esta conclusión puede ser
aceptada en vista del hecho de que es más general en la práctica del sacrificio que se tome una oveja o una
cabra antes de disponer de un buey o una vaca de los rebaños. De cualquier manera cuando una oveja o una
cabra son sacrificadas se consideran sustitutos del ganado. No se sacrifican por derecho propio, y en el contexto sacrificial nunca se menciona a las ovejas o a las cabras como tales, sino que siempre se habla de
ellas como yang o vaca (en sentido general de animal bovino). En todos los sacrificios importantes deben
ofrecerse una vaca o un buey y en los sacrificios menores se utilizan cabras u ovejas en su lugar, se ofrecen en
lugar del ganado, y si es un hombre capaz de pagar sólo ofrece ganado. Como las ovejas y las cabras son
sustitutos del ganado, tampoco deben ser asesinadas a excepción del sacrificio; pero existe una diferencia
importante: la equivalencia del sacrificio siempre se da entre el ran y yang, hombre y vaca (animal de especie
bovina) y nunca entre hombre y oveja o entre hombre y cabra, incluso si lo que está siendo asesinado es una
oveja o una cabra; porque incluso entonces la equivalencia ideal se preserva en el discurso. En este contexto,
la oveja y la cabra son bueyes porque toman el lugar de este último. Se le pide a Dios que éstas sean aceptadas
como si fueran bueyes. También esto se da en caso de que se ofrenden frutas, tabaco, perlas u otros objetos en
sacrificio. El objeto siempre es referido como una vaca (o animal de especie bovina) en el contexto del
sacrificio y no por el vocablo con el cual sería designado en otra situación, en el sacrificio los objetos así como las ovejas y las cabras, son considerados sustitutos del ganado en ocasiones de pequeña importancia, o
urgencia o pobreza.
Por lo tanto podemos concluir, que las observaciones que hemos mencionado anteriormente con respecto a la
relación entre el hombre y su buey favorito, el ritual de iniciación, y así sucesivamente, deben ser vistas a la
luz de la identificación del hombre con el ganado en los sacrificios. Un Nuer no ve a su ganado como lo hace
un criador o un granjero, la relación del primero con sus animales es más complicada por la reserva para el
sacrificio. Y no es simplemente que él no deba matar al ganado excepto en sacrificio ya que si lo sacrificara
por la carne disminuiría sus recursos para alimentación, matrimonio y propósitos religiosos. No es
simplemente un mandato negativo. Se trata de una medida positiva. No es ‘tu no debes matar’ sino ‘has el
sacrificio’, no se trata de que deban matar solo por el acto de sacrificio sino que deben sacrificar para matar.
No hay que dejarse engañar por esta conclusión y suponer que los Nuer en su vida cotidiana tratan a sus
animales de una manera ‘religiosa’. Si decimos que los animales son sagrados, es sólo en el sentido muy
especial de ser reservados o apartados para el sacrificio, y no en el sentido de que son venerados o se crea que
posean en sí mismos algún poder espiritual. Tampoco los Nuer theck los respetan, ni siquiera a aquellos
dedicados a los espíritus. Comúnmente los Nuer piensan al ganado desde un punto de vista práctico de pastor,
saben que dependen de él para alimentarse, dependen por completo del ganado para el matrimonio, tan
valioso, y como he dicho antes, piensan al ganado como animales estúpidos que requieren de su constante
atención. Tratan a los animales dedicados a los espíritus de una manera diferente del resto del rebaño. Su leche es utilizada aunque únicamente por los miembros de la familia, como la leche de otras vacas; y muchas
veces he observado a un hombre dar una palmada a la vaca en su grapa cuando estaba molesta o era lenta.
Tampoco debemos olvidarnos que el ganado proporciona leche, carne y las demás exigencias de la vida
práctica, y no es probable que lo hagan, ya que de alguna manera piensan en el ganado como lo hacemos
nosotros; ni que son un medio para adquirir esposas, validando al matrimonio y legitimando a los niños, y en
este punto no es difícil ponernos en cierta medida en lugar de los Nuer una vez que su matrimonio y sus
arreglos familiares nos han sido descriptos; ni que confieren estatus y prestigio y que un cierto tipo de amistad
e intimidad puede ser obtenida entre el hombre y el animal; esto tampoco es desconocido para nosotros. Los Nuer por sí mismos enfatizan estos usos, cuando hablan de su ganado, como lo que les da valor, los hacen
preciosos a sus ojos y por lo tanto no somos propensos a pasarlos por alto. Íbamos a subestimar su
importancia, no debemos fallar en la comprensión de uno de los elementos del sacrificio, apreciar que es lo
que entrega un Nuer en un sacrificio -lo más preciado que posee. Pero incluso aquí no se trata de algo
enteramente racional. Las vacas y los bueyes no tienen un valor económico y ellos y sus productos no se
venden en el mercado. Tampoco el matrimonio es una compra. Todo tipo de intereses personales,
emocionales, sentimientos sociales, los vínculos sociales y las tradiciones y costumbres están involucrados
incluso en este nivel. Pero sería una equivocación de gravedad olvidar el rol religioso que tiene el ganado para
los Nuer. Esto es fácil de hacer por dos razones: en primer lugar, debido a que los Nuer son en sí más
reticentes al hablar de su ganado a este respecto, tienden a ser reservados en la discusión de asuntos
religiosos, e incluso puede decirse que un cierto secreto se adhiere a ellos, y aquellos a quienes un europeo tiende a conocer mejor, los hombres jóvenes, poseen menos conciencia de la función sacramental del ganado
que las personas mayores. Este interés en el ganado vacuno es menor en la superficie, es menos obvio. En
segundo lugar porque no tenemos experiencia propia y directa de una concepción similar de los animales en
nuestra cultura. Estamos, por lo tanto, inclinados a la razón de que el ganado tiene un significado ritual porque
tiene un gran valor práctico. Si esto fuera realmente de esta manera la vaca y no el buey, podría ser objeto de
identificación; pero aparte de esta consideración un intento de interpretar la importancia religiosa del ganado
en este circuito de un solo sentido de razonamiento, cambia el sentido de la relación entre el hombre y el
ganado. Se convierte a los animales en sí mismos en el centro de la atención religiosa y nada puede estar más
lejos de la verdad.
La importancia religiosa del ganado es de un tipo diferente. El ganado es necesario para los Nuer no
solamente para la alimentación y el matrimonio sino también para la salvación, para la santificación de sus
compromisos sociales, y para superar el mal en su doble carácter: enfermedad y pecado. Como lo enuncia el
libro del profesor Westermann, ella (la vaca) fue ordenada (por Dios) para la salvación de las almas.29 Esto se
refiere a la función soteriológica30 del ganado así como también a su economía, dote matrimonial y a sus otras
funciones. No se trata sólo de que, en los sacrificios Nuer, algo que por otras razones es valioso obtener,
mediante la consagración y la muerte sacramental, un significado religioso, que por tanto sería secundario y
29
‘ The Nuer Language’, Mitt. des Sem. für Orient. Sprachen, 1912, pp. 116-17 30
N.d.T.; relativo a la salvación
derivado de un momento del acto de sacrificio inmediato. El papel del sacrificio está siempre latente en el
ganado vacuno, que en el sacrificio está siendo utilizado para un propósito ordenado para el cual son
apartados; y por lo tanto, su importancia religiosa es intrínseca y primaria. Esta es la razón por la que el
frotamiento de las cenizas en la espalda del buey mientras se profesa alguna oración corta o invocación es un
rito, que puede realizarse en cualquier momento. El animal ya está destinado para el sacrificio. La situación
de sacrificio está presente, por así decirlo, en el acto, aunque ningún sacrificio se esté llevando a cabo
verdaderamente.
No estoy sugiriendo que los Nuer tengan el carácter de sacrificio de su ganado siempre en cuenta. Claramente
no. Tampoco poseen, cualquiera de las otras funciones del ganado bovino siempre en mente, por ejemplo, la
leche o el valor de la carne. Cuando los Nuer miran a su ganado, no piensan más que en la mantequilla y en la
carne de res hervida, como nosotros cuando vemos una manada de vacas pastoreando. Pero la situación de
sacrificio está siempre presente potencial e intencionadamente, esto es lo que hace la diferencia entre la
mentalidad de personas que simplemente se dedican a los lácteos y a la ganadería y la mentalidad del ganado
que poseen los Nuer. Algunos esfuerzos de la imaginación son necesarios para ponernos en el lugar de los
Nuer con respecto a esto. Todas las grandes ocasiones sociales de sus vidas, son ocasiones de sacrificio y cada
tumba, peligro o infortunio que se cruza en su camino se enfrenta con un sacrificio; y en caso de enfermedad, la vida de los bueyes, sobre todo, se interpone entre ellos y la muerte. Su salvación en todas las crisis depende
del pequeño rebaño con el que comparten su hogar. Por lo tanto, cuando tratamos de estimar lo que el ganado
es para los Nuer y cómo ellos lo ven, sería fatal no reconocer, que entre otras cosas, son los medios por los
cuales los hombres pueden entrar en comunicación con Dios y obtener por la oración y el sacrificio la ayuda
divina, sin la cual se sienten impotentes y especialmente en todas aquellas condiciones críticas por el
sacrificio; porque, como dice el Padre Crazzolara, el ganado forma ‘el vínculo entre lo sensible y lo
trascendental’ (el aglutinante entre lo erótico/lo sensual y el mundo de lo erótico/sensual).31 Su ganado, en el
cumplimiento de su rol, protege al hombre y a su familia del desastre, concibiéndolos colectivamente como
un rebaño que desde el principio de los tiempos ayudó a sus padres en peligro, actuando en cada generación el
mismo servicio de sacrificio. En tiempos del ancestro de su clan, la ‘vaca‘, dio su vida por su salvación y lo
mismo ocurre con sus descendientes de hoy, y ocurrirá con sus descendientes de mañana. Es allí donde surge
la identificación del hombre con el buey, del linaje de las vacas, y de los hombres con el ganado.
Resumen
El rol del ganado en los ritos de sacrificio entre los nuer
Muchos autores han notado la relación especial que existe en ciertos grupos nilóticos con su ganado; algunos
han sugerido que esa relación es de carácter religioso y que el ganado es venerado como un objeto sagrado.
En este artículo, que trata la significación religiosa del ganado para los nuer, el autor admite que los empleos
del ganado, en tanto prácticas económicas, alimento, el precio de la novia, el otorgamiento de prestigio, etc.,
no deberían ser descuidados. Sin embargo, señala que hay un sentido en el que podemos decir que los nuer se
identifican con sus bueyes, esto es particularmente verdadero para el buey que un hombre joven recibe de su padre en el momento de la iniciación. Este animal, del que recibe su “nombre de buey” (‘ox-name’), no
deviene solamente su posesión más preciosa, sino que le da un medio a través del cual puede entrar en
relaciones especiales con Dios y los espíritus de los ancestros. Sin embargo, será más exacto decir que un
hombre nuer no se identifica tanto con un buey determinado, sino con una concepción de buey. Un
paralelismo se establece entre el hombre y el buey que se expresa por ciertas características de los ritos de
iniciación, en muchas acciones simbólicas y títulos de cortesía. Además, los clanes y los linajes son
identificados colectivamente con sus rebaños, la concepción de un agrupamiento social es puesta en paralelo
con la idea de la continuidad de los rebaños de los ancestros del grupo, aunque los animales que constituyen
este rebaño sean dispersados continuamente y se reemplacen por otros. La relación entre el clan y el rebaño
31
P.P. Crazzolara, “Die Bedeutung des Rindes bei den Nuer”, África, vii, 1934, p.320
de sus ancestros se expresa por los títulos honoríficos que, generalmente, incluyen alguna alusión a una vaca
(la vaca representante de la manada). Las identificaciones de un hombre con un buey y de un clan con un
rebaño encuentran su expresión lógica en los ritos de sacrificio, a medida de los cuales el ganado reemplaza a
los hombres. Esto está claramente definido en términos de la invocación y en los ritos, especialmente en los
ritos de consagración, en los que la identificación del hombre que realiza el sacrificio (o de parte del que
ejecuta el sacrificio) con el animal objeto de sacrificio, es completa. Pero el hecho de que, teóricamente, todo
el ganado está reservado para los ritos de sacrificio y no debería matarse con otros fines, lleva más lejos el
paralelismo entre el hombre y el buey para englobar una relación general entre hombres y el ganado.
Un buey es el animal sacrificatorio por excelencia y, aunque los corderos, las cabras y los otros objetos como
el tabaco, son ofrendas, la ceremonia del sacrificio es siempre designada por una expresión que quiere decir
‘ganado’.
Es posible que la matanza de bueyes en los campamentos nak y su consumación por un grupo de gente joven, que están obligados a estar aislados e impedidos de tener algún contacto con las manadas, tengan una
significación ritual y alguna relación con la iniciación, pero este tema exige un estudio más profundo.
En lo que concierne a los nuer, el ganado es un medio de salvación, por el cual pueden entrar en
comunicación con Dios y obtener, por el sacrificio, la ayuda divina y su protección contra el mal.