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Evaluación del deterioro neuropsicológico en
gerontes asistentes a la universidad del adulto
mayor
Colectivo de Autores
Edición: José Angel Morejón Sardiñas
Corrección: Fernando Gutiérrez Ortega
Diagramación: Roberto Suárez Yera
Luis Felipe Herrera Jiménez, Osana Molerio Pérez, Nela García Medina, Teresa García Simón, Zaida I. Nieves Achón, 2013
Editorial Feijóo, 2013
ISBN: 978-959-250-627-5
Editorial Samuel Feijóo, Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, Carretera a Camajuaní, km 5 ½, Santa Clara, Villa Clara, Cuba. CP 54830
RESUMEN
La presente investigación se realizó con el objetivo de evaluar el deterioro
neuropsicológico en adultos mayores asistentes a la universidad del adulto
mayor en el municipio de Santa Clara. La muestra estuvo integrada por 60
personas, quienes conformaron dos grupos de 30 miembros cada uno. En el
primero se agruparon gerontes con riesgo a presentar deterioro
neuropsicológico, por su estado actual de salud y antecedentes y el segundo
se formó por adultos mayores con las mismas características muestrales pero
sin riesgo manifiesto de deterioro neuropsicológico. La investigación se efectuó
en el período comprendido de octubre de 2007 a abril de 2009.
La evaluación neuropsicológica se fundamentó metodológicamente en los
postulados de A.R. Luria y sus seguidores; incluyó una entrevista
semiestructurada individual a cada participante, la revisión exhaustiva de las
historias clínicas, la aplicación del minimental test de Folstein en su adaptación
española, la prueba de Lateralidad, el Neuropsi de Ardila, Roselli y Ostrosky, el
test multivariado de memoria de L. F. Herrera, el Inventario de ansiedad rasgo–
estado (Idare), el inventario de depresión rasgo estado (Idere).
En el procesamiento de los resultados se empleó el test no paramétrico U de
Mann Whitney y la valoración cualitativa de la información obtenida. Entre los
principales resultados se destaca haber comprobado la efectividad d ela
metodología empleada. Además se constató la existencia de diferencias en
cuanto al funcionamiento neuropsicológico de los adultos mayores incluidos en
el grupo de personas en riesgo de presentar deterioro neuropsicológico y los
gerontes sin estos antecedentes. Las afectaciones neuropsicológicas más
notables se encontraron en los miembros del grupo con antecedentes de riesgo,
afectándose los sistemas funcionales vinculados con las funciones
visoespaciales, visoconstructivas, atencionales, mnémicas voluntarias e
involuntaria y ejecutivas. En los procesos afectivos predominó la combinación
de manifestaciones de ansiedad y depresión a nivel patológico. Las funciones
lingüísticas y de orientación fueron las mejor conservadas.
En los adultos mayores del grupo dos se apreció un mayor declive de las
funciones ejecutivas. También se encontraron manifestaciones de depresión y
ansiedad a nivel patológico. Resultaron mejor conservadas la capacidad
lingüística denominativa-repetitiva y la orientación.
El grupo de edades más representado fue el de 60 a 64 a ňos. Predominó el
género femenino, el nivel escolar medio: el estado civil soltero o divorciado y el
color de la piel blanca. Se apreció una elevada combinación de antecedentes de
riesgo de deterioro neuropsicológico y una incidencia significativa de hábitos
tóxicos incluyendo el consumo de variados fármacos, entre los que sobresalen
las benzodiazepinas, neurolépticos y antidepresivos. La participación en las
actividades de la universidad del adulto mayor favorecen un mejor desempeño
neuropsicológico, en especial de las funciones mnémicas y de la orientación.
ÍNDICE Pág.
Introducción……………………………………………………………. 7
Capítulo I. Características generales del proceso de
envejecimiento humano………………………………… 12
1.1 Aspectos generales del envejecimiento………………………. 12
1.2. La exploración neuropsicológica en la tercera edad……….. 24
Capítulo II. Estrategia metodológica de la investigación………. 30
2.1. Características de la investigación, contexto y muestra …… 30
2.2. Descripción de las técnicas empleadas………………………… 33
2.3 Procedimientos ……………………………………………………..46
2.4. Definición conceptual y operacional de variables……………….48
Capítulo III. Presentación y discusión de los resultados……………50
3.1. Resultados del análisis documental……………………………....50
3.2 Resultado del Minimental Test ………………………………….. 53
3.3. Resultados de la Prueba de Lateralidad………………………….56
3,4. Resultados del Neuropsi …………………………………………. 57
3.5. Resultados oel Test Multivariado de Memoria ………………..71
3.6. Resultados del Inventario de Ansiedad Rasgo–Estado
(IDARE) …………………………………………………………….. 76
3.7. Resultados del Inventario de Depresión Rasgo–Estado
(IDERE) ……………………………………………………………..79
3.8. Análisis integrador de los resultados ……………………………81
Conclusiones…………………………………………………………….83
Recomendaciones………………………………………………………86
Bibliografía……………………………………………………………….87
INTRODUCCIÓN
Los cambios demográficos que se han producido a nivel internacional en las
últimas décadas señalan un incremento notable de las personas con más de
sesenta años. Este aumento de mujeres y hombres de mayor edad es más
notable en las naciones con más desarrollo socioeconómico, donde la tasa de
mortalidad infantil ha disminuido grandemente y ha aumentado la esperanza
de vida ah aumentado. Indudablemente la realidad poblacional actual impone
nuevos retos de orden social, sanitario, económico y familiar, existiendo
preocupación en muchas organizaciones internacionales por responder a
estas nuevas exigencias con políticas equitativas y una atención integral al
adulto mayor que este fundamentada científicamente.
Mientras la población mundial de setenta años (aumenta en 2,5 %) envejece la
población total crece en una tasa anual de 1,7 %. Cada día la humanidad la
componen más personas envejecidas; y hoy asistimos a la feliz realidad de
muchos países que la expectativa de vida está próxima a los sesenta años. El
grupo de personas de sesenta años o más crece con mas rapidez en el mundo.
Hace 35 años este sector de la población se calculaba en 215 millones, pero en
los próximos 35 años se pronostica que en al alcance las cifras de 1 075
millones, es decir, que se quintuplicará. En 1950 había un adulto mayor por
cada 12 personas y se calcula que para el año 2025 esa proporción será de
uno por cada siete. (Uriarte, 2005).
La llamada tercera edad, también conocida con los términos de vejez, adultez
mayor o tardía, ha sido abordada en la literatura de manera aislada o como
fase de involución y no como una auténtica etapa del desarrollo humano. Se
ubica alrededor de los sesenta años, asociada al evento de la jubilación laboral.
En nuestros días se habla de una cuarta edad para referirse a las personas que
pasan de los 80 años. Por ello aparecen expresiones acerca de viejos jóvenes
o adultos mayores de las primeras décadas, y de los viejos – viejos o ancianos
añosos para marcar la idea de cambios. En realidad se aborda como una sola
etapa: la del adulto mayor de la tercera edad o de los ancianos (Orosa, 2003).
El adulto mayor en Cuba ocupa más del 12 %, y se espera que para el año
2025 uno de cada cuatro cubanos sea adulto mayor. De esta población sólo el
1 % se encuentra en instituciones, el 9 % vive solo y el resto convive con
familiares (Álvarez, 2001).
El ministerio de salud pública incluye la atención a los mayores dentro de sus
programas priorizados, visto como uno de los cuatro programas que deben
cumplir los médicos de la familia, quienes promueven la existencia de los
llamados círculos de abuelos. En cada policlínico existen los llamados
gabinetes gerontológicos que cuentan con la participación de un gerontólogo,
un trabajador social, un psicólogo y una enfermera (CITED, 1997).
El equipo multidisciplinario de atención gerontológico (EMAG) tiene como
propósito mejorar la calidad de la atención al adulto mayor. Esto se puede
lograr si se mejora la expectativa y la calidad de vida, manteniendo la
percepción de bienestar y con ello la autonomía, independencia y
funcionabilidad del anciano.
La evaluación psicológica que se realiza tiene el objetivo de pesquisar
alteraciones psicoafectivas y cognitivas que repercutan o limiten la
funcionabilidad del adulto mayor. Esta evaluación de los aspectos cognitivos y
afectivos se realiza con la escala psicoafectiva y el Minimental test al inicio del
ingreso y en reevaluaciones cada tres meses, requiriendo profundización en
cada caso. La profundización conlleva la aplicación de otras técnicas
neuropsicológicas que permitan detectar de manera objetiva no sólo
alteraciones corticales, sino también subcorticales. Es complejo, en ocasiones
establecer límites entre el envejecimiento normal, el deterioro cognitivo leve y la
demencia (por ejemplo Alzheimer en fase inicial) (Donoso, 2001).
La Neuropsicología, como disciplina científica vinculada con la práctica clínica,
es la encargada de estudiar los sistemas funcionales-relacionados con la
actividad de las diferentes estructuras corticales especialmente, aquellas
personas con daño cerebral. Su objetivo esencial es estudiar las relaciones
existentes entre la actividad cerebral y las funciones psicológicas superiores
(gnosias, praxias, lenguaje, memoria, etc.). Como aborda las funciones
corticales superiores humanas, una de sus principales fuentes de
conocimientos proviene del estudio minucioso de la desorganización de esas
funciones complejas, cuando el cerebro es afectado por lesiones orgánicas de
distintas etiologías (Luria, 1982).
El objeto de la Neuropsicología por muchos autores es llevado al plano del
análisis de la relación entre cerebro y conducta (Kolb, Wishaw, 2003). Como
especialidad abarca una esfera interdisciplinaria, al estudiar tanto la
organización cerebral, como la estructura psicológica de las funciones mentales
humanas, y en consecuencia, la aplicación de cualquier batería de test
neuropsicológica, en los centros más adelantados del mundo, es el
complemento indispensable de la indagación del cerebro por métodos tales
como (Tomografía axial computarizada (TAC), electroencefalograma (EEG),
Potenciales evocados (PE), resonancia magnética (RMN), y otros (Portellano,
2005).
La evaluación neuropsicología permite conocer cómo los cambios patológicos
cerebrales, tanto desde el punto de vista anatómico como funcional se reflejan
en los procesos psíquicos. Mediante los test neuropsicológicos, es posible
precisar clínicamente tanto la naturaleza cualitativa del síndrome
neuropsicológico producido por la lesión cerebral como sus características
cuantitativas; a saber, leve, moderado o grave, que resulta imprescindible para
a posteriori implementar la rehabilitación correspondiente que repercutirá en el
mejoramiento del estado y calidad de vida del paciente. De lo anterior se
desprende el impacto teórico-práctico que la Neuropsicología Clínica ha
producido en los países que llevan la vanguardia en el tema Estados Unidos,
Francia, Alemania, España, entre otros. (Kolb, Wishaw, 2003, Portellano,
2005; Attix, Welsh, Bohmer, 2006).
Entre las investigaciones de autores cubanos que han contribuido al estudio del
adulto de la tercera edad en el contexto de diversos fenómenos con los que se
vinculan, se encuentran especialistas del CITED, del Instituto de Neurología y
Neurociencia de La Habana, Universidad de La Habana y la Universidad
Central Marta Abreu de Las Villas, específicamente, la facultad de psicología,
donde se desarrolla una línea de investigación sobre la tercera edad (Oroza,
2003; García, 2007).
Una alternativa para enfrentar los problemas que aparecen en la tercera edad y
propiciar la conservación de las funciones psíquicas es la denominada
Universidad del Adulto Mayor. Las Universidades del Adulto Mayor (UAM) son
instituciones educativas que desde hace más de una década, organizan
actividades orientadas a las personas jubiladas; si bien su expansión está en
aumento continuo en diferentes naciones del orbe, esta no se corresponde con
desarrollos teóricos ni investigaciones, que aborden estas experiencias, pues
los objetivos de sus programas no han estado en función del desarrollo
intelectual y personológico de los alumnos, sino en función de favorecer la
integración y permanencia de las personas de mayor edad en las estructuras
sociales y contribuir de algún modo a la salud de la población mayor mediante
el desarrollo de conductas de auto cuidado y prevención.
La transición de trabajador a jubilado es uno de los cambios más importantes
que tiene lugar en los últimos años de la vida (Buendía, 1994).
En Cuba desde el año 2001 se organizan en la Facultad de Psicología de la
Universidad de La Habana en coordinación con la Central de Trabajadores de
Cuba, las primeras aulas para atender a los adultos mayores. En el curso 2001
–2002 se crea esta modalidad educativo–terapéutica en la Universidad Central
Marta Abreu de Las Villas y con posterioridad en todo el territorio nacional
(García, 2007).
La presente investigación desde el punto de vista teórico puede aportar
generalizaciones sobre las características neuropsicológicas de dos grupos de
adultos mayores. Uno de estos grupos con antecedentes patológicos que los
llevan a considerarse como riesgo de deterioro neuropsicológico y otro sin
estos antecedentes. Desde el punto de vista práctico la profundización en esta
temática puede aportar datos de interés para lograr una mejor atención integral
al adulto mayor, ofreciendo características neuropsicológicas, tanto de los
procesos afectados como de los mejor conservados, que pueden ser muy útil
en la atención diferenciada a los gerontes que asisten al programa de la
universidad del adulto mayor.
Como problema científico de investigación se plantea:
¿Cómo evaluar de forma flexible y dinámica el deterioro neuropsicológico en
gerentes que asisten a la universidad del adulto mayor con y sin riesgo de
presentar deterioro?
Objetivo general:
Evaluar el deterioro neuropsicológico en gerontes que asisten a la universidad
del adulto mayor con y sin antecedentes de riesgo.
Objetivos específicos:
1. Describir las principales particularidades neuropsicológicas de los
gerontes en estudio, precisando las funciones dañadas y conservadas.
2. Valorar si existen diferencias entre el funcionamiento neuropsicológico
de un grupo de adultos mayores con riesgo de presentar afectaciones
neuropsicológicas y uno similar sin antecedentes de riesgo asistentes a
la universidad del adulto mayor.
3. Precisar características sociodemográficas de la muestra en estudio.
Capitulo 1
Características generales del proceso de envejecimiento humano.
1.1 Aspectos generales del envejecimiento
El proceso de envejecimiento humano se despliega en una secuencia de
complejos cambios que tienen lugar en distintos niveles: biológico, psicológico
y social. El envejecimiento no constituye un proceso simple o unitario, sino un
haz de procesos asociados entre sí; aunque no necesariamente sincrónicos
que se asocian a la vez con la edad cronológica, más sin coincidir con ella e
incluso sin variar en conexión mecánica con ella.
El envejecimiento es un proceso progresivo no imputable a las enfermedades,
que afecta a todos los sistemas orgánicos produciendo cambios histológicos
metabólicos, bioquímicos, fisiológicos y psicológicos (Portellano, 2005).
A nivel de sistema nervioso es reconocido que el peso del cerebro disminuye
entre el 10 % y el 20 % por la consecuencia principal de pérdida de lípidos y
proteínas. Las circunvoluciones encogen estrechándose las crestas y
ampliándose los surcos. Se incrementa el volumen de los ventrículos laterales,
igual que la cantidad total de líquido cefalorraquídeo; el agua intracelular
disminuye. El flujo sanguíneo puede descender y la resistencia vascular se
incrementa. El consumo de oxígeno, glucosa, lípidos y proteínas totales
disminuye. Hay cambios en los neurotransmisores como deficiencia de la
dopamina y un aumento de la monoaminooxidasa (MAO) que lleva a un
deterioro de la actividad motora (Uriarte, 2005).
Para hablar de personas envejecidas generalmente se tiene en cuenta que
estas hayan cumplido 60 años de edad o mas; sin embargo, aunque la edad
cronológica sea un factor irrefutable para determinar el envejecimiento, este
indicador es solo uno entre varios factores que es preciso tener en cuenta a la
hora de referirse a este proceso. Entre los factores asociados al envejecimiento
están los ambientales, genéticos, psicológicos, entre otros.
De acuerdo con la diversidad de factores y a pesar de ella, los criterios
prevalecientes para catalogar a un sujeto como anciano o mayor se basan
fundamentalmente en parámetros cronológicos. La Organización mundial de la
salud (OMS) en 1963 dividió las etapas de la vida del siguiente modo:
De 0 a 44 años---- infancia y juventud.
De 45 a 59 años---- edad media o madura.
De 60 a 74 años---- ancianidad temprana.
De 75 a 89 años---- ancianidad propiamente dicha.
De 90 años en adelante----longevidad.
En la asamblea mundial de envejecimiento, celebrada en Viena (1982) la
Organización de naciones Unidas (ONU) tomó la edad de 60 años como límite
inferior de la vejez. Para la OMS, actualmente, las personas ancianas pueden
dividirse en tres categorías:
Los viejos jóvenes (young old): De 60 a 75 años.
Los viejos (old): De 75 a 90 años.
Los muy viejos (oldest-old): Más de 90 años.
La capacidad para tratar e interactuar adecuadamente con el ambiente
depende en gran medida de nuestra habilidad para detectar, interpretar y
responder de forma adecuada a la información que llega a nuestros sentidos.
Por tanto es importante tener en cuenta cómo cambian los procesos
neuroperceptivos y de ejecución con el envejecimiento, en el momento de
evaluación de cualquier adulto mayor.
Se sabe que la percepción no es un resultado inmediato de la estimulación o
sensación, sino una es consecuencia de la actuación de una serie de procesos
implicados, mediatizados neurofisiológicamente, que desarrollan y transforman
activamente los estímulos ambientales, y que condicionan la interpretación más
o menos automática que la persona efectúa de la información que recibe. Este
principio debe ser tenido en cuenta a lo largo del análisis sobre los procesos
perceptivos en las modalidades visual y auditiva.
Se ha constatado amplia y reiteradamente, que los ancianos son más lentos en
sus habilidades psicomotoras (Birren y Fisher, 1995); y para dar cuenta de este
enlentecimiento asociado con la edad se han propuesto numerosas hipótesis y
teorías que difieren en el tipo de criterios o estrategias implicadas. Esta
limitación en la ejecución, puede llegar a tener efectos importantes sobre la
vida diaria de las personas mayores. Como causa de este enlentecimiento, se
ha propuesto la disminución en la eficacia de los órganos sensoriales y/o del
sistema nervioso periférico (discriminación sensorial, pérdida del poder de
contracción muscular o la velocidad del movimiento puro); en contraposición,
las explicaciones centrales atribuyen el enlentecimiento a algún proceso interno
de nivel superior, (difieren en señalar de qué proceso específico se trata) pues
al parecer tiene que ver con los procesos que tienen lugar entre la captación
del estimulo y la emisión de la respuesta, según el consenso de investigadores.
Superada la base sensoperceptiva, el procesamiento de la información tiene
que ver con el filtro y el almacenamiento de la información, o sea, procesos de
atención y memoria.
La atención es la base del conocimiento y de la acción. La condición
fundamental para el inicio de la atención es el estado de alerta sostenido por el
sistema reticular activador ascendente, que gracias a sus relaciones con los
núcleos intralaminares del tálamo, ejerce una influencia excitante sobre el
conjunto del cerebro, y, en especial sobre el córtex cerebral. La reacción de
alerta está, en la base de los procesos atencionales, y permite al organismo
activar una reacción de orientación en función de los estímulos que recibe;
este estado de alerta donde intervienen la amígdala, hipocampo y el lóbulo
frontal, le permite al cerebro estar en condiciones óptimas para tratar la
información. En ocasiones las confusiones reflejan patologías cerebrales
difusas, y fugaz (temporal, derecha).
Se distinguen tres tipos de atención que no son totalmente independientes
entre sí (sostenida, dividida y selectiva), y de una función que consiste en el
cambio de atención (foco de atención). Así requerimos de atención sostenida
para mantener la atención en la tarea que se está realizando; para atender dos
tareas a la vez necesitamos de la atención dividida; y para seleccionar señales
de todo un conjunto de estímulos se requiere de atención selectiva. Cuando
hablamos de cambios de una tarea a otra –centrándonos primero en una y
luego en la otra– hablamos de cambio de atención (Allegrí, Harris, 2003).
El proceso de mantener la atención no cambia con la edad. Viejos y jóvenes no
difieren en cuanto a la velocidad con que disminuye esta precisión, pero si se
cometen más errores a medida que transcurre el tiempo. Las diferencias están
en el nivel de partida de la precisión de la detección, pero no en su evolución a
lo largo de una tarea de vigilancia. La causa exacta de la diferencia con la edad
en la precisión de la detección en tareas de vigilancia no se conoce. Las
diferencias con la edad, en cuanto a la vigilancia podrían explicarse por la
mayor susceptibilidad a la distracción que presentan las personas mayores.
La atención dividida en las personas mayores presenta una capacidad
disminuida sobre todo cuando se presta atención a varias tareas al mismo
tiempo, y a más tareas, implicadas mayor dificultad. Con la edad este tipo de
atención se deteriora solo en algunos casos.
La atención selectiva cumple función de filtro y se encuentra entre las más
básicas de la atención, resultando esencial para el aprendizaje. Las diferencias
en el nivel de ejecución entre diferentes edades depende de la naturaleza de la
tarea, cuando hay que seleccionar información relevante en un contexto de
mucha información irrelevante, entonces aparecen diferencias con la edad, que
perjudican a los ancianos; no así cuando la tarea es sencilla (Buendía, 1994;
Smith, Kosslyn, 2008).
En relación con el cambio de foco de atención, la eficacia con que se realiza
parece disminuir con la edad, aunque algunos investigadores han puesto en
entredicho esta disminución tradicionalmente aceptada. Los ancianos necesitan
más tiempo para tomar decisiones atencionales, pero con un tiempo de
preparación adecuada, muchas diferencias de edad desaparecen.
Un proceso psíquico muy asociado al proceso de atención lo es la memoria.
Esta constituye el proceso psíquico que funciona como indicador tradicional de
envejecimiento; esto está reconocido tanto por científicos como por el saber
popular.
No se debe afirmar que la memoria de las personas empeore con la edad, ni
que el olvido sea una consecuencia inevitable del envejecimiento. Además, las
pequeñas pérdidas que se producen en la etapa adulta son fácilmente
compensadas por el uso de otras estrategias cognitivas como por ejemplo: la
de prestar más atención inicial al material. Las tres estructuras de la memoria
se ven afectadas de forma diferente; la memoria sensorial, y la memoria a corto
plazo no sufre cambios significativos. Sin embargo, en la memoria a largo plazo
en ancianos no enfermos, hay una pérdida que parece no estar tanto en la
capacidad para almacenar información, como en la habilidad para recuperarla
(Attix, Welsh – Bohmer, 2006).
Cuando se producen alteraciones en la memoria en la vejez, las hipótesis
explicativas, se han centrado en factores ambientales (cambios en el estilo de
vida o en la motivación), déficit del procesamiento de información (el área que
ha recibido más investigación y que utilizaremos enseguida en nuestra
exposición) y factores biológicos (deterioro en determinadas partes del cerebro,
como los lóbulos frontales). Esta última explicación resulta útil en los casos de
enfermedad física o mental, pero en personas mayores con buena salud se
producen déficit de memoria que no parece completamente explicable por
factores biológicos.
El conocimiento sobre la relación entre memoria sensorial y edad procede
fundamentalmente de los trabajos realizados sobre la memoria visual (icónica).
Por el contrario, la información sobre la relación entre le memoria sensorial
para el sistema auditivo y el envejecimiento a penas existe. Con la edad
sabemos que se producen cambios diversos en el sistema visual y a pesar de
ello, no se han demostrado déficit consistente a medida que aumenta la edad ni
en la capacidad para identificar estímulos visuales presentados brevemente, ni
en la persistencia de la información almacenada en el registro sensorial.
En relación a la transferencia desde el registro sensorial a la memoria primaria
y/o secundaria parece ser que los ancianos necesitan más tiempo que los
jóvenes para extraer la información de letras sencillas, pero la cuestión práctica
que se desprende de estos datos estriba en si una pérdida modesta en
memoria sensorial contribuye de forma significativa a las dificultades de
aprendizaje y de recuperación de la información que experimentan los
ancianos. La mayoría de los investigadores están de acuerdo con que el
envejecimiento solo tiene efectos pequeños y carentes de importancia sobre la
memoria sensorial.
En la memoria a corto plazo, como sistema de capacidad limitada que
mantiene la información en la conciencia, se han reportado cambios en el
proceso de fijación. La recuperación de la memoria a corto plazo suele
evaluarse con la tarea de búsqueda en memoria. En esta tarea se pide a los
sujetos que mantengan en la mente una serie de ítems que no sobrepasan la
amplitud de la memoria a corto plazo. Luego se les presenta un ítem de prueba
y tiene que decidir si ese ítem estaba o no presente en el conjunto original que
permanece en la memoria a corto plazo.
Este proceso de recuperación también empeora con la edad puesto que se
recupera más lentamente (en la tarea de velocidad de búsqueda). Además, los
ancianos cometen significativamente más errores que los jóvenes en dicha
tarea de búsqueda. En la memoria a corto plazo el declive más acusado
aparece a partir de los 70 años.
La memoria a largo plazo es potencialmente ilimitada, implica mecanismos muy
variados y de gran extensión temporal. Intervienen en todo el proceso de
recuerdo activamente, además de ser el sistema que mantiene de forma
permanente la información. Es el almacén de nuestra experiencia pasada y en
ella se mantiene lo que previamente denominábamos contenidos de la
memoria: recuerdos del pasado, nuestro conocimiento sobre el mundo y sobre
cómo hacer las cosas, e incluso la información sobre cómo funcionan nuestros
procesos de pensamiento.
Una ejecución pobre en tareas de memoria puede radicar en diferentes
mecanismos. Se puede fallar en codificar o asimilar el material que se aprende.
Podría haber problemas para mantener almacenada la información codificada.
El material tras ser codificado y almacenado puede resultar inaccesible. O la
clave del déficit puede estar en los procesos organizativos que se producen en
la interacción entre codificación y recuperación.
El rendimiento de la memoria a largo plazo se muestra claramente más
afectado por la edad, de manera que presenta una disminución significativa de
la juventud a la adultez y a la vejez. Los esfuerzos de los investigadores se han
dirigido a tratar de identificar las razones de esta disminución, intentando ver en
qué medida se ven afectados por el envejecimiento los diferentes procesos que
intervienen en la memorización (codificación, almacenamiento y recuperación).
Hay diversas evidencias que parecen dar razón a quienes defienden que los
problemas de memoria de los ancianos radican en la dificultad para recuperar
la información almacenada. Por una parte, cuando se han comparado los
resultados obtenidos por los ancianos en tareas de reconocimiento frente a
tareas de recuerdo, se han producido menos diferencias en comparación con
los jóvenes en el primer tipo de tareas que en el segundo. En una tarea típica
de reconocimiento, se presentan sucesivamente dos grupos de dibujos o de
palabras y se pide a los sujetos que indiquen si los dibujos o las palabras del
segundo grupo son nuevas o estaban incluidas en el primer grupo. En las
tareas de recuerdo, se pide a las personas que aprendan una lista de palabras,
para después recordarlas de forma espontánea. Se cree que el reconocimiento
exige poco esfuerzo de recuperación, mientras que el recuerdo exige más.
Verhaeghen, Marcoen y Goossens, 1993).
Tanto los recuerdos semánticos como los episódicos se acumulan a lo largo de
la vida, y los ancianos pueden ir aumentando su base de conocimiento de
forma progresiva, por lo que en muchas situaciones pueden compensar los
declives en la eficiencia del sistema de memoria, apoyándose en el
conocimiento almacenado. De ahí que en situaciones en las que está
involucrado el conocimiento del mundo, los ancianos pueden recordar tan bien
como los jóvenes.
Desde una perspectiva ecológica también se ha estudiado la memoria. Este es
un campo relativamente nuevo y se distinguen áreas como la memoria para
materiales y sucesos significativos, y la metamemoria. Esta última se refiere a
cuánto conocemos sobre las propias habilidades y capacidades mnemónicas y
sobre las estrategias que se pueden aplicar. Conocerla es muy importante
puesto que la confianza en las propias habilidades influye en la cantidad de
preparación o el esfuerzo que se pone en tratar las tareas cotidianas.
Los ancianos tienden a percibirse a sí mismos como menos eficaces en
comparación con los jóvenes; sin embargo, en lo que respecta al conocimiento
sobre el funcionamiento de la propia memoria, las diferencias de edad son
mínimas.
La propia actitud que un anciano tenga hacia los cambios de su memoria es tan
importante como los cambios en ellos mismos. Algunas personas continúan
aprendiendo cuando envejecen y siguen empleando sus capacidades
cognitivas al máximo sin utilizar el envejecimiento como una excusa para la
desgana mental. Otros ancianos abandonan cualquier aprendizaje nuevo y no
intentan actividades cambiantes porque dicen que ya no están para esas
cosas.
Los estereotipos negativos sobre el envejecimiento contribuyen a que las
personas ancianas tengan poca confianza en sus capacidades mentales. La
falta de confianza en uno mismo socava las capacidades mnemónicas de
diversas maneras: aumenta la ansiedad y/o la depresión por las pérdidas de
memoria real o imaginada, lleva a utilizar expectativas no realistas para evaluar
las propias capacidades, conduce a un menor esfuerzo de memoria y
desanima en la búsqueda de estimulación intelectual.
La diversidad de resultados encontrados, especialmente en la investigación
sobre el envejecimiento de la memoria, hace que no se pueda documentar el
declive de la forma consistente. Esto nos lleva a ser cuidadosos a la hora de
interpretar los hallazgos de cualquier experimento sobre el envejecimiento de la
memoria. Funcionalmente declive no debe confundirse con déficit. Aunque una
disminución en el funcionamiento diario habitual puede resultar trivial, porque el
punto máximo de funcionamiento en la juventud se sitúa muy por encima del
nivel de supervivencia. No se puede decir que las personas mayores tengan
mala memoria sino que los jóvenes tienen una memoria excelente (Vega y
Bueno, 1996).
Con el estudio de la inteligencia, existe un consenso generalizado entre los
investigadores en distinguir dos factores básicos: inteligencia fluida y
cristalizada. Ambas implican características básicas de la inteligencia:
percepción de relaciones, abstracción, razonamiento, formación de conceptos y
resolución de problemas. No obstante, reflejan diversos procesos de
adquisición, están incluidos por distintos antecedentes, se manifiestan en
diferentes instrumentos de medida y por último presentan distintas pautas de
cambio en el curso del desarrollo adulto.
Resultados de la escala Weschler proporcionan un marco explicativo respecto
al rendimiento verbal y manipulatorio. El rendimiento en test de la escala verbal
(vocabulario, información, etc.) suele incrementarse con la edad, ya que
corresponde a medidas de la inteligencia cristalizada. Por el contrario, en los
test de la escala manipulativa (de rendimiento perspectivo, matiz) suele
aparecer un decremento en el rendimiento con la edad, porque se trata de
medidas de la inteligencia fluida (Buendía, 1994).
El aprendizaje y la memoria están muy relacionados, no es posible su
observación directamente, por lo que deben ser inferidas a partir de la
ejecución de las personas. Por ello cuando evaluamos el aprendizaje de un
material, se hace a partir del recuerdo del mismo, y no es posible recordar
información donde previamente no se haya aprendido.
Parece existir un declive claro en el área del aprendizaje verbal después de los
60 años, tal como se ha obtenido de todos los estudios transversales de
aprendizaje verbal realizados, incluso en estudios longitudinales de Baltimore,
aunque se debe decir que las diferencias interindividuales aumentaban con la
edad. Para estudiar el aprendizaje verbal se utilizan tareas de aprendizaje
serial y de pares asociados, se investigan así los procesos relacionados en el
aprendizaje memorístico o de rutina, el sujeto debe repetir información
específica que le presenta el experimentador.
La experiencia también juega un papel clave en el mantenimiento y en la
posible mejora de los niveles de ejecución cognitiva en la vejez. La práctica y
la experiencia es un dominio determinado de actividad cognitiva exigente, está
asociado con niveles de ejecución continuado en tares de memoria o de
resolución de problemas relacionadas con el dominio específico de la
actividad.
Si la salud física se deteriora es más difícil aprender y recordar lo que se
aprendió previamente. Los adultos mayores que tienen salud presentan buen
funcionamiento cognitivo. De hecho, los adultos y ancianos que realizan
actividad física regularmente, reaccionan más de prisa, tienen la memoria a
corto plazo más eficiente y razonan de forma más precisa que las personas
sedentarias de su misma edad.
La nutrición deficiente se ha visto relacionada con los desórdenes severos de
memoria. Los ancianos con buena salud y que tiene niveles bajos en sangre
de vitamina C y B12 ejecutan pobremente en tareas de memoria. De la misma
manera les sucede a los ancianos que tienden a tomar diversos
medicamentos, como por ejemplo, el diazepán un tranquilizante prescrito para
la tensión y ansiedad, que altera el desempeño de la memoria. Es conocido
que el organismo de los ancianos metaboliza los diversos tipos de
medicamentos de manera diferente de cuando era joven, por lo que se puede
pensar en su participación probable en el menor rendimiento cognitivo de los
adultos mayores. Y ni hablar de los daños por consumo de alcohol que van
desde el daño al Sistema Nervioso Central hasta las amnesias.
Por otra parte se encuentran estados de ansiedad y depresión que pueden
dificultar también el buen funcionamiento de la memoria. La ansiedad hace
que las personas se preocupen y se centren en sí mismas en lugar de la tarea,
pues al retirar esta la atención de la tarea, puede disminuir las puntuaciones
en ellas.
Por su parte los ancianos que sufren depresión después de tratamiento han
encontrado mejoras en la memoria. La conexión entre depresión y memoria
puede operara de forma indirecta en el sentido de que las personas mayores
deprimidas se preocupan más por los lapsos de memoria y se quejan más que
quienes no tienen depresión. Esta mayor atención a los problemas de memoria
puede conducir a declives reales de la memoria.
La depresión en el anciano puede tener diversas formas de presentación, y no
es como piensan algunos que es normal padecerla en esta etapa; aunque sí es
una condición frecuente, que si no es detectada y tratada tiempo trae enorme
sufrimiento a quien la padece, a sus familiares y amigos (Valdés, 1997).
El episodio depresivo puede ser calificado como leve, moderado, o grave,
según la gravedad y la cantidad de sus síntomas (CIE -10, 1992).
Un cuadro depresivo frecuentemente se manifiesta como un aparente
compromiso global de funciones intelectuales, que tiene la apariencia de un
severo cuadro demencial, fenómeno que se denomina seudodemencia
depresiva. Más aún, en los estadios iniciales de un proceso demencial es
usual encontrar un componente depresivo, que hace del paciente un ser más
afectado de lo que realmente está: al suprimir la depresión, el cuadro
demencial mejora, ya que era la resultante de dos procesos simultáneos
superpuestos (Ardila, 1990).
El paciente con un cuadro depresivo severo tiende a mostrar un deterioro más
rápido que aquel que está libre de depresión, puesto que el deprimido tiende a
aislarse, a no comunicarse y a disminuir notoriamente su actividad, lo cual es
un factor decisivo en la velocidad de instalación de un proceso de deterioro.
El daño en las regiones prefrontales de la corteza cerebral trae consigo una
multiplicidad de cambios sutiles en el estilo de conducta del paciente. Este
daño de las regiones frontales del cerebro (derecho e izquierdo), se ha
designado en ocasiones con los términos psicopatológicos; al síndrome frontal
derecho se lo ha llamado cuadro de seudo psicopatía, mientras que al
síndrome frontal izquierdo, cuadro de seudo depresión.
En el paciente anciano es fundamental la diferenciación entre la demencia y el
deterioro cognitivo leve, asociado a la edad; para ello la evaluación
neuropsicológica es fundamental, no solo para realizar el diagnóstico, sino
también para conocer las capacidades alteradas y las preservadas, lo que
permitirá establecer un pronóstico y diseñar los objetivos de intervención.
La demencia es un deterioro adquirido, crónico y generalizado de las funciones
cognitivas, que afecta a dos o más áreas: memoria, capacidad para resolver
problemas, utilización de habilidades en la vida cotidiana, actividades
perceptivo–motoras (Portellano, 2005).
1.2. La exploración neuropsicológica en la tercera edad
El creciente incremento de la longevidad hace necesario que la
Neuropsicología se interese de forma especial por la tercera edad para
contribuir a mejorar la calidad de vida de los ancianos.
Luria, iniciador de la neuropsicología con fundamento dialéctico señaló como
tarea fundamental de la psicología el estudio de las particularidades
neuropsicológica de los niños que no llegan a dominar el programa escolar.
Su pensamiento estuvo guiado por la influencia de los trabajos del psicólogo
Vigotsky (1960). Sus conclusiones teóricas produjeron un cambio sustancial en
los contenidos y conceptos básicos de la psicología, pues en su obra se
expresaron un conjunto de categorías y principios metodológicos generales,
aplicados a nuestra ciencia (Akhutina, 2002).
Ellas son:
Descubrió el origen social y la estructura mediadora de los procesos
psíquicos superiores.
Realizó un estudio profundo del lenguaje y el habla.
Consideró que la ciencia tiene una estructura significativa y sistémica.
La función dejó de entenderse como una propiedad directamente relacionada
con el trabajo de ciertas células altamente especializadas de uno u otro órgano
y comenzó a interpretarse como el resultado de la compleja actividad refleja,
que agrupa en un trabajo conjunto un mosaico de sectores excitados e
inhibidos del sistema nervioso, y con esto se realiza el análisis y síntesis de las
conexiones temporales, asegurando con ello el equilibrio del organismo con el
medio (Luria, 1982).
Por consiguiente, ha cambiado también de forma radical la representación de la
localización de las funciones, que se considera como la formación de
complejas estructuras dinámicas o centros combinatorios consistentes en un
mosaico de puntos muy distantes en el sistema nervioso.
La teoría sobre la localización dinámica de las funciones psíquicas formulada
por Vigotsky y desarrollada por Luria (1973), se contrapone a las ideas clásicas
de localizar estrictamente los procesos psíquicos en áreas limitadas de la
corteza cerebral. Por tanto, la tarea de Neuropsicología no es localizar los
procesos psicológicos superiores en área, sino averiguar, mediante un
cuidadoso análisis, ¿cuál grupo de zona de trabajo concertado es responsable
de la ejecución de la actividad mental compleja? ¿que contribución aporta cada
una de estas zonas del sistema funcional complejo? y ¿como cambia la
relación entre estas como parte del trabajo concertado del cerebro? en la
realización de la actividad mental compleja en las distintas etapas de su
desarrollo.
Estos hechos contribuyeron a comprender cómo se efectúa la actividad
psíquica superior del hombre. Sin embargo, para entender el carácter
específico de las funciones psíquicas superiores del hombre no basta con
reconocer el carácter reflejo de la misma; es de capital importancia entender
que son producto del desarrollo histórico social, es decir, éstos constituyen
complejos autorregulados por su origen, mediatizados por su estructura y
voluntarios por su forma de funcionamiento (Luria, 1982).
Si las funciones psíquicas superiores son sistemas funcionales complejos de
génesis social, entonces no pueden ser localizadas en centros determinados.
La base material de los procesos psíquicos es el cerebro en su totalidad, pero
como un sistema diferenciado sus partes aseguran los diferentes aspectos de
un todo.
Como un aspecto distintivo de las funciones psíquicas superiores, Vigotsky
(1960) destacó el funcionamiento en unidades integradas, sistémicas y
portadoras de su propia especificidad cualitativa que las distinguen de los
procesos que la integran. En la actualidad, el funcionamiento del cerebro,
comprende, siguiendo el enfoque de Luria (1973), tres unidades básicas y
estas son necesariamente indispensables para el desempeño de todo tipo de
actividad humana: la unidad para regular tono, vigilia y estados mentales; la
unidad para la recepción, análisis, procesamiento y almacenamiento de la
información; la unidad para programar y verificar las acciones.
Cada una de estas unidades es, en sí misma, jerárquica en estructura;
consiste por lo menos en tres zonas corticales, una sobre la otra: el área
primaria (de proyección), que recibe impulsos de la periferia y los manda a ella;
la secundaria (de proyección-asociación) donde la información recibida se
procesa o donde se preparan los programas; y la terciaria (zona de
superposición).
Para estudiar el funcionamiento de las tres unidades corticales, se debe tener
en cuenta las geniales tesis de Vigotsky (1960) sobre las posibilidades de
compensación de las funciones afectadas y de desarrollo general en estos
menores que requieren de un tratamiento. Especialmente la zona de desarrollo
próximo y la tesis sobre la base psíquica común del procesamiento, las cuales
son de gran interés para esta investigación.
Se entiende por zona de desarrollo próximo, la distancia entre el nivel de
desarrollo actual determinado por la capacidad de resolver independientemente
un problema y el nivel de desarrollo potencial, determinado mediante la
resolución de un problema bajo la guía de un adulto o colaboración con otro
compañero.
Las afectaciones que pueden presentarse en la zona de desarrollo próximo
limitan las posibilidades para asimilar y transferir la ayuda, aspecto que puede
tomar diferentes magnitudes con relación al tipo de afectación que se presente.
La concepción histórico cultural del desarrollo psíquico, (de la escuela
Histórico Cultural de Vigostky), se constituye en nuestros días, en la
construcción más acabada e integradora de la explicación acerca de la
estructura, contenido y génesis de la psiquis humana (Pérez, 2001).
Por lo general las investigaciones realizadas caracterizan al anciano a través
de rasgos comunes derivados del desgaste biológico, desamparo familiar, etc.;
pero ignoran que un anciano es también el resultado de él mismo, o que la
edad produce nuevas formaciones psicológicas (Orosa, 2003).
Para el desarrollo correcto de la labor diagnóstica tanto de la evolución propia
de la edad, como la presencia de alteraciones se han utilizado gran cantidad
de escalas e instrumentos, hasta demostrar que no existe un único
instrumento que pueda resolver todas las necesidades. Son reconocidos los
minimental test o escalas breves, escalas conductuales, funcionales, de
evaluación global. También hoy se reconocen las baterías estáticas y flexibles
acorde con las características de los grupos (Attix, 2006).
Los instrumentos de medida deben ajustarse a una evaluación individualizada y
minuciosa; deben ser fáciles de aplicar, flexibles y adecuarse a las
características de cada caso, así como a las variables sociales y culturales. La
evaluación neuropsicológica (cognitiva), debe establecer: la dominancia
hemisférica del sujeto, capacidad motora general, capacidad para manipular y
utilizar objetos, control visual, capacidad auditiva, actitud del paciente,
afectividad (ansiedad, depresión), y el coeficiente intelectual premórbido
(Perea, 2000; Ardila, Ostrosky, Roselli y Gómez, 2000)
Las consecuencias de las lesiones focalizadas del cerebro y los trastornos
provocados por lesiones callosas que ocasionan una desconexión
interhemisférica han permitido establecer la existencia de una especialización
funcional de cada uno de los hemisferios denominada dominancia.
La relación entre dominancia hemisférica y lateralidad manual según
Kinsbourne y Hiscock (citados en Ardila y Ostrosky, 1991), es la siguiente: las
personas diestras representan aproximadamente un 90 % de la población, y el
90 % de ellas muestran una dominancia cerebral para el lenguaje en el
hemisferio izquierdo. Las personas que utilizan la mano izquierda o que son
ambidiestras (alrededor de un 10 % de la población) forman un grupo
heterogéneo; entre la mitad y dos tercios de los zurdos presentan dominancia
izquierda para el lenguaje; pero aproximadamente un tercio de esta población
tiene dominancia del hemisferio derecho; y un número apreciable utiliza ambos
hemisferios.
La alfabetización puede modificar de alguna manera la organización cerebral
de la cognición. Se conoce que las variables educacionales y culturales pueden
afectar no solo la preferencia lateral, sino también el grado de dominancia
hemisférica para el lenguaje y, muy probablemente, para otras habilidades
cognoscitivas.
El nivel educacional representa una variable crítica en la ejecución de pruebas
psicológicas. Diversos estudios han demostrado una asociación similar entre el
nivel educacional y la ejecución en pruebas neuropsicológicas. Se han hallado
algunas consecuencias significativas del aprendizaje de la lectoescritura en
particular, y de la escolarización en general: cambios de la percepción visual,
razonamiento lógico y estrategias de memoria, entre otros; incluso se ha
señalado la influencia de la escolaridad sobre el pensamiento formal.
Ardila y Rosselli (1997) informaron en relación con los cambios
neuropsicológicos asociados al envejecimiento, que la variable escolarización
es aún más significativa que la edad.
Los efectos de la escolarización se han encontrado, prácticamente en todas las
pruebas, excepto: orientación espacial, dígitos en regresiones, funciones
motoras, reconocimiento de palabras. Algunas de las diferencias fueron
evidentes al comparar sujetos analfabetos con sujetos con uno o dos años de
educación. Únicamente se observaron otras diferencias al comparar grupos
educacionales extremos.
La evaluación neuropsicológica requiere especialización del profesional que la
aplica y tiempo para la administración; estas constituyen limitaciones de las
baterías completas, esto origina que poblaciones con sujetos ancianos entre
otros no sean capaces de tolerar su aplicación (Attix, Welsh – Bohner, 2006).
Por otra parte los cuestionarios breves son útiles en el diagnóstico y
seguimiento, sin embargo, no son eficaces de manera usual cuando se
emplean de manera aislada, porque son insensibles a casos leves de
alteraciones, ya que no tienen la suficiente especificidad para separa trastornos
diversos (Ardila, Ostrosky, Rosselli y Gómez, 2000).
En general, hoy día se reconoce que la Neuropsicología puede aportar
elementos de orden científico de trascendencia práctica en el análisis del
envejecimiento. Como disciplina esta rama del conocimiento tiene
precisamente como características básicas:
1. El carácter neurocientífico.
2. Estudiar las funciones psíquicas superiores.
3. Tratar, preferentemente, manifestaciones del córtex cerebral asociativo.
4. Valorar las consecuencias del daño cerebral sobre los procesos
cognitivos.
5. Utilizar modelos humanos.
6. El carácter interdisciplinario (Portellano, 2005).
En los últimos años, se ha considerado el enorme papel del análisis de las
funciones ejecutivas al evaluar el deterioro neuropsicológico. Las funciones
ejecutivas incluyen los procesos de anticipación, selección de una meta,
capacidad de secuenciar, planear y organizar la conducta. Estos elementos
son necesarios para regular una conducta socialmente apropiada. (Lezak,
2004).
CAPÍTULO 2
Estrategia metodológica de la investigación
2.1. Características de la investigación, descripción del contexto y
muestra utilizada
La presente investigación es un estudio descriptivo que se apoya en el
paradigma mixto. La muestra se seleccionó de manera intencional y estuvo
constituida por 60 adultos mayores asistentes a las aulas de la Universidad del
Adulto Mayor en el municipio de Santa Clara durante período de octubre de
2007 a abril de 2009, mientras se desarrollaba el módulo de Desarrollo
Humano. Se conformaron dos grupos, el primero integrado por 30 gerontes en
riesgo de presentar deterioro neuropsicológico por sus antecedentes
patológicos personales y otro con características similares en cuanto género,
nivel escolar y procedencia, pero sin antecedentes de este tipo de riesgo.
Se consideró como riesgo de presentar deterioro neuropsicológico a los adultos
mayores con antecedentes de:
- Presencia de antecedentes de accidentes cerebrovasculares,
traumatismos craneoencefálicos y otros trastornos neurológicos.
- Epilepsias.
- Enfermedades cardiovasculares.
- Hipertensión arterial.
- Diabetes mellitus.
- Trastornos mentales con funcionamiento a nivel neurótico.
- Asma bronquial y otras afecciones respiratorias crónicas.
- Enfermedades mioarticulares.
- Enfermedades oncológicas.
- Enfermedades renales crónicas.
Se consideró como criterio de exclusión:
- Personas con diagnóstico de algún tipo de demencia.
- Portadores de retraso mental.
- Enfermos mentales crónicos que han funcionado a nivel psicótico.
- Presentar alteraciones sensoriales (visuales, auditivas) que le dificulten
la realización de pruebas seleccionadas.
- Tener menos de noveno grado de escolaridad.
Tabla No. 1. Distribución de la muestra según la edad
Rango de Edades
en
Años.
Grupo 1. Con riesgo
de daño
neuropsicológico
Grupo 2. Sin riesgo
de daño
neuropsicológico
Total.
60 – 64 años 14 (23,33 %) 14 (23,33 %) 28 (46,66 %)
65 – 69 años 10 (16,66 %) 10 (16,66 %) 20 (33,33 % )
70 – 74 años 4 (6,66 %) 4 (6,66 %) 8 (13,33 %)
75 - 79 años 2 (3,33 %) 2 (3,33 %) 4 (6,66 %)
Total 30 (50 %) 30 (50 %) 60 (100 %)
Tabla No. 2. Distribución de la muestra según el género.
Género Grupo 1. Con riesgo
de daño
neuropsicológico
Grupo 2. Sin riesgo
de daño
neuropsicológico
Total.
Femenino 22 (36,66 %) 22 (36,66 %) 44 (73,34 %)
Masculino 8 (13,33 %) 8 (13,33 %) 16 (26,66 %)
Total 30 (50 %) 30 (50 %) 60 (100 %)
Tabla No. 3. Distribución de la muestra según el nivel escolar.
Nivel Escolar Grupo 1. Con riesgo
de daño
Grupo 2. Sin riesgo
de daño
Total.
neuropsicológico neuropsicológico
Secundaria Básica
concluido.
7 (11,66 %) 7 (11,66 %) 14 (23,33 %)
Preuniversitario o
técnico medio
concluido.
16 (26,66 %) 16 (26,66 %) 32 (53,33 %)
Universitario. 7 (11,66 %) 7 (11,66 %) 14 (23,33 %)
Total 30 (50 %) 30 (50 %) 60 (100 %)
Tabla 4. Distribución de la muestra según el estado civil.
Estado Civil Grupo 1. Con
riesgo de daño
neuropsicológico
Grupo 2. Sin riesgo
de daño
neuropsicológico
Total.
Casados 10 (16,66 %) 12 (20 % ) 22 (36,66 %)
En unión
consensual
6 (10 %) 4 (6,66 %) 10 (16,66 %)
Solteros o
divorciados
12 (20 %) 13 (21,66 %) 25 (41,66 %)
Viudo/as 2 (3,33 %) 1 (1,66 %) 3 (5 %)
Total 30 (50 %) 30 (50 %) 60 (100 %)
Tabla 5. Distribución de la muestra según el color de la piel.
Color de la piel Grupo 1. Con
riesgo de daño
neuropsicológico
Grupo 2. Sin riesgo
de daño
neuropsicológico
Total.
Blancos 18 (30 % ) 17 (28,33 %) 35 (58,33 %)
Mestizos 7 (11,66 %) 9 (15 %) 16 (26,66 %)
Negros 5 (8,33 %) 4 (6,66 %) 9 (15 %)
Total 30 (50 %) 30 (50 %) 60 (100 %)
2.2. Descripción de las técnicas empleadas
Para la evaluación psicológica de los casos se utilizaron las siguientes
técnicas:
- Entrevista al adulto mayor.
- Revisión de la historia clínica.
- Minimental test.
- Prueba de lateralidad.
- Neuropsi
- Test multivariado de memoria.
- Inventario de Ansiedad Rasgo – Estado (IDARE).
- Inventario de Depresión Rasgo – Estado (IDERE).
Entrevista psicológica
La entrevista psicológica es una de las técnicas más antiguas y eficaces de la
Psicología, por las amplias posibilidades de acercamiento al paciente, de
profundización, improvisación de acuerdo con la tarea clínica u objeto que
perseguimos con ella. Está comprobada su utilidad en el área clínica por permitir
profundizar en aspectos vivenciales y manifestaciones psicopatológicas. Además
tiene diferentes niveles de estructuración y puede ajustarse a las características
evolutivas de los sujetos (Davinson y Neale, 2000).
En la investigación la entrevista fue un elemento fundamental para el conocimiento
del estado actual de cada adulto mayor y conocer sus antecedentes patológicos,
aspectos esenciales para la conformación de los grupos muestrales.
Revisión de documentos oficiales (Historia Clínica)
La revisión de las historias clínicas fue un momento importante para profundizar en el
conocimiento de cada caso, pues se pudo precisar el criterio médico especializado y
confirmar los diagnósticos clínicos y estrategias terapéuticas establecidas para la
atención de las diferentes dolencias. Resultó muy útil para conocer los fármacos que
más se emplean en este grupo humano y su dosificación. En las historias se resume
el camino vital del enfermo, sus métodos y medios de actuar típicos, los modos de
comunicación, la solución de conflictos, el círculo de interacciones del enfermo con la
familia, en el trabajo..., además de las alteraciones en el curso de la enfermedad y
después de ella (Zeigarnik, 1979).
La Historia Clínica ofrece una visión retrospectiva de la vida de la persona cuando
queda confeccionada con rigor y resume cuidadosamente su historia personal,
revelando información sobre fenómenos psicológicos, posibles causas de las
alteraciones, evolución del paciente y aquellos rasgos de su personalidad que
resulten significativos por su carácter patologizante. En este trabajo la revisión de la
Historia Clínica fue particularmente esclarecedora pues nos ayudó a conocer las
especificidades que han matizado el proceso de envejecimiento. A cada adulto
mayor se le solicitó que llevara su historia clínica del Consultorio del Médico de la
familia, para considerar su estado de salud y conocer sus antecedentes.
Minimental Test
Para la evaluación del aspecto cognitivo se utilizó el Minimental test útil para el
juicio diagnóstico de las demencias y validado internacionalmente; sin dudas, el
más utilizado permite evaluar la orientación, el aprendizaje, el control mental
(sustracción en serie de las cifras siete a partir del número 100), la
denominación, la repetición, la comprensión de una orden triple y la copia de un
dibujo la puntuación del umbral patológico de un deterioro cognitivo es menor
que 23 puntos de un total de 35 puntos.
Teóricamente, estas escalas presentan importantes limitaciones. Por ejemplo,
no incluyen la evaluación de procesos cognoscitivos que han mostrado ser
biológicamente independientes (grupo de funciones ejecutivas) y la exploración
de los procesos de memoria y lenguaje es muy limitada. Este tipo de
instrumento resulta útil en el diagnóstico de deterioro cognitivo global, sin
embargo no debe de emplearse de manera aislada, ya que es poco sensible a
afectaciones leves, porque no tienen la suficiente especificidad para separar
trastornos que se manifiestan en la patología neurológica (Portellano, 2005).
Calificación:
Entre 35 y 24- Normal.
23 y 11-Deterioro cognitivo de leve a moderado.
10 y menos-Deterioro cognitivo severo.
Prueba de lateralidad
Una vez aplicados los instrumentos descritos anteriormente se aplicó un
cuestionario de lateralidad de Humpiery y que contó con 10 preguntas, que de
manera simplificada se denomina inventarios de Edimburgo, por Oldfield (1971)
Modificado por Hecaen y De Ajuriaguerra (1963, citado en Gil, 1999).
La puntuación uno se adjudica para una actividad ejecutada únicamente con la
mano izquierda; la puntuación 0,5 se da si las dos manos ejecutan las
actividades con la misma destreza. La cifra total que se obtiene se divide por el
número total de tareas evaluadas. Un zurdo puro recibe, por lo tanto, una
puntuación de 1.
Es importante que el examen neuropsicológico de un paciente precise si se
trata de un diestro o de un zurdo, (puro, «contrariado» o ambidiestro).
Los resultados de la aplicación fueron agrupados según la dominancia cerebral:
HI: Hemisferio Izquierdo dominante
HD: Hemisferio Derecho dominante
L. Contr: Lateralidad contrariada
.
Neuropsi
La aplicación del Neuropsi se realizó en una sesión sola por el tiempo que
requiere su aplicación. Esta prueba para evaluar funciones cognoscitivas fue
propuesta por Ardila y Ostrosky y Canseco, 1981 (citados en Ardila y Ostrosky,
1991) Y se conoce como el Esquema de Diagnóstico Neuropsicológico Ardila-
Ostrosky.
Este esquema se diseñó para evaluar un amplio espectro de funciones
cognoscitivas incluyendo: orientación (tiempo-espacio-persona), atención y
activación, memoria, lenguaje (oral-escrito), aspectos viso-espaciales y viso-
preceptúales y funciones ejecutivas.
La evaluación incluye técnicas que reflejan las características específicas de
cada una de estas funciones e incorpora hallazgos recientes de investigaciones
neuroanatómicas, de la neuropsicológica cognoscitiva y de la neurolingüística.
Así, por ejemplo, la memoria no sólo se evalúa en términos de capacidad de
repetir o evocar palabras simples, también incluye pruebas relacionadas con la
memoria semántica y episódica, pruebas que evalúan las etapas de
codificación, almacenamiento y evocación de la información. Con el objetivo de
poder diferenciar entre alteraciones corticales y subcorticales, se incluyó la
evaluación del reconocimiento espontáneo y mediante claves de la información
que permite cuantificar el tipo de errores como intrusiones y perseveraciones.
Entre los conceptos teóricos que se incluyeron para poder distinguir cuadros
corticales de subcorticales, se tomó en cuenta el hecho de que en pruebas de
memoria, los pacientes con compromiso subcortical, presentan una alteración
mayor en la evocación de información, y muestran un patrón de ejecución
inconsistente de una valoración a otra y obtienen ganancias con la
presentación de claves verbales, mientras que en los pacientes con
compromiso cortical, la mayor dificultad se observa en el registro de nueva
información y en una anomia marcada (Ardila y Ostrosky, 1991). Las pruebas
de lenguaje, por ejemplo, producen un patrón diferente en cada tipo de
patología. Alteraciones en la fluidez verbal (generar una lista de palabras) en
ausencia de afasia, son típicas en pacientes con demencias subcortical. Por el
contrario, defectos de la denominación y comprensión del lenguaje describen
más una demencia cortical (Cummings y Benson, 1984; Cummings, 1990;
citados en Ardila y Ostrosky, 1991).
Tabla No. 6. Áreas Cognoscitivas, procesos que se evalúan y calificación
Áreas cognitivas Procesos que se
evalúan
Calificación
I. Orientación Permite establecer el
nivel de conciencia y
estado general de
activación
Or. T: 3 puntos
Or. E: 2 puntos
Or. P: 1punto
II Atención y
concentración
Permite establecer la
habilidad del paciente
para enfocar y sostener
la atención
A) Dígitos en regresión 6
puntos
B) Detección visual: 16
puntos
C) Cálculo: 5 puntos
III Memoria (codificación) Proceso que permite
conservar la información
transmitida por una
señal después que se ha
suspendido la acción de
dicha señal.
A) Memoria verbal
espontánea: 6 puntos
B) Proceso visoespacial:
12 puntos
IV Lenguaje Herramienta básica de
comunicación, el análisis
de estas cuatro áreas de
funcionamiento
lingüístico aportan datos
A) Denominación: 8
puntos
B) Repetición: 4 puntos
C) Comprensión: 6
puntos
sobre tipos de afasia. D) Fluidez verbal
Semántica: 24
puntos
Fonológica: 24
puntos
V Lectura
VI Escritura
En general, los
desórdenes en el
lenguaje oral se
acompañan de defectos
para leer (alexias),
calcular (acalculia) y
escribir (agrafias).
Pueden ambas ser
afásicas o no. La
ejecución de ambas
involucra interacción de
zonas lingüísticas y no
lingüísticas. Participan
áreas del hemisferio
izquierdo y derecho
contribuyendo cada uno
con aspectos específicos
Lectura: 3 puntos
Escritura: 2 puntos
VII Funciones ejecutivas La capacidad de resolver
problemas y las
funciones ejecutivas son
términos que se han
utilizado para describir
las habilidades
cognoscitivas más
complejas. Habilidades
necesarias para poder
llevar a cabo conductas
A) Conceptuales
1) Semejanzas: 6 puntos
2) Cálculo: 3 puntos
3) Secuenciación: 1
punto
B) Funciones motoras
1) Cambio de posición
de la mano: 4 puntos
socialmente apropiadas
y ser un sujeto
independiente
2) Movimientos alternos
de las dos manos: 2
puntos
3) Reacciones opuestas:
2 puntos
VIII Funciones de
evocación
(Recuperación)
La memoria nos permite
almacenar experiencia y
percepciones para
evocarlas
posteriormente. El
tiempo para retener
puede variar desde
segundos (retención de
dígitos) hasta semanas o
años.
A) Memoria visoespacial:
12 puntos
B) Memoria verbal.
1) Memoria verbal
espontánea: 6 puntos
2) Por claves: 6 puntos
3) Reconocimiento: 6
puntos
Material y administración:
Este esquema está constituido por reactivos sencillos y cortos. La
administración es individual y para ello se requiere un conjunto de tarjetas
(láminas anexas) y el protocolo de registro. El tiempo de aplicación osciló entre
40 y 50 minutos.
Datos normativos de la prueba.
Su estandarización se realizó con 800 sujetos normales entre 16 y 85 años. La
muestra se dividió en grupos de edades a razón de 200 personas por grupos y
se estratificó la muestra de acuerdo con cuatro niveles de estudios, (0 años de
estudio; 1-4 años, bajo; 5-9 años, medio; 10-24 años, alto). No trabajaron con
pacientes demenciados, ni con antecedentes de enfermedades neurológicas,
psiquiátricas, fármaco dependientes, cerebro vasculares, Parkinson, etcétera.
Todos los sujetos estaban activos y eran funcionalmente independientes.
Se ha empleado en el Instituto de Neurología de La Habana y en
investigaciones de la Facultad de Psicología de la Universidad Central Marta
Abreu de Las Villas, en tesis de maestría y culminación de estudios regulares,
con buenos resultados (Rodríguez, 2006; Arrabal, 2007).
Calificación
La calificación aporta datos cuantitativos y cualitativos; es fácil y puede hacerse
en tiempo relativamente breve. Se cuantifican los datos crudos y se convierten
en puntajes normalizados. El sistema de calificación permite obtener un puntaje
total y un perfil individual de funciones cognoscitivas. Este perfil señala las
habilidades e inhabilidades del sujeto en cada una de las áreas cognoscitivas
evaluadas.
Teniendo en cuenta la escolaridad y edad del sujeto se puede clasificar la
ejecución del mismo en: normales, alteraciones leves o limítrofes; alteraciones
moderadas y alteraciones severas. La información y cuantificación de errores
es suficientemente detallada para hacer interpretaciones cualitativas.
Estudios psicométricos.
A) Confiabilidad Test-Retest. La confiabilidad global fue de 0.87. Estos
datos indican que las respuestas y errores son muy estables y que no
existen efectos de práctica o de deterioro en una población normal. La
confiabilidad entre examinadores fue de 0.89 a 0.95.
B) Validez de discriminación. El Neuropsi clasificó correctamente a
pacientes con demencia leve y moderada de un grupo control con una
exactitud mayor de 91,5 %, y en sujetos con daños comprobado por
TAC, clasificó con un 95 % de acierto.
El Minimental State Examination (Folstein, Folstein y Mc Hugh, 1975)
una de la escala más usadas; se comparó con el Neuropsi sobre
sensibilidad (identificación correcta de presencia de trastornos
cognoscitivos en las personas afectadas, índice de falsas negativas) y
de la especificidad (identificación correcta de la ausencia de trastornos
cognoscitivos en las personas que no están afectadas, índice de falsos
positivos) de los dos instrumentos en una población de 40 pacientes con
lesiones neurológicas documentadas con TAT, EEG, RMN. Neuropsi
identificó trastornos cognitivos en 38 pacientes y el Minimental en 16.
La evaluación del funcionamiento cognitivo es esencial no sólo para el
diagnóstico de condiciones patológicas sino también para el manejo médico y
conductual de los pacientes. En enfermedades neurológicas, psiquiátricas y
en condiciones médicas generales asociadas a enfermedades sistémicas—
como hipertensión, diabetes o trastornos renales— independientemente de la
edad mental son los primeros síntomas observables. Si se hiciera esta
detección, oportunamente en tiempo, pueden alertar al médico y otros
profesionales a fin, sobre la presencia de condiciones subyacentes y
promover el cuidado y la atención de los pacientes.
Test multivariado de memoria
Esta técnica fue creada por L. F. Herrera (1990-1994). Desde el punto de vista
teórico parte de los postulados de L. S. Vigotsky, A. R. Luria y F. Klix, sobre el
carácter activo de la memoria humana. La prueba tiene dos variantes una para
adultos y otra para niños. En este caso se utilizó la variante de adultos que
contempla tres series.
La primera serie permite la exploración del recuerdo inmediato de palabras
sencillas y conocidas; la segunda permite el análisis de la memoria mediata e
incluye 15 palabras estímulos y 20 tarjetas con representaciones de objetos
animados e inanimados y la tercera serie incluye la reproducción gráfica de las
representaciones ofrecidas en las tarjetas de la serie anterior y responder a 5
preguntas que permiten indagar sobre la memoria involuntaria al partir del
contenido de las tarjetas empleadas en la segunda serie.
Instrucciones.
Serie 1. Se le dice a la persona: Se le va a ofrecer una serie de 10 palabras
para que usted trata de memorizarla. Escuche y este bien atento pues
posteriormente debe reproducir todas las que logre recordar cuando se le
pregunte. Al finalizar de ofrecerle las palabras estímulos se le pide al sujeto su
reproducción y se anota en el protocolo, si es correcto o incorrecto lo dicho.
Serie 2. Se le dice a la persona: Ahora le ofreceremos 15 palabras, pero cada
vez que usted escuche una tiene la posibilidad de seleccionarla de 20
representaciones que están en las tarjetas situadas en frente que le facilite el
recuerdo. Cuando usted realice la selección y aparte la tarjeta debe decirnos
por qué hizo la elección. Es necesario que el experimentador separe las
tarjetas en el mismo orden que el sujeto las separó. Posteriormente, se le
pregunta cuales fueron las palabras que se le dieron de estímulos. Tanto el
argumento ofrecido en la selección de la tarjeta como la respuesta en relación
con el estímulo se ponen en el protocolo. Luego se pasa a la aplicación de la
serie número 3.
Serie 3. Se le dice a la persona que va a realizar la prueba: Ahora debes
dibujar las figuras que usted recuerde de las láminas presentadas
anteriormente para que le ayudaran a recordar. No interesa la calidad del
dibujo, lo que importa es el nombre en cada caso. No se limita el tiempo y se
le entrega una hoja de papel y un lápiz para realizar la tarea. Luego se le
realizan las siguientes preguntas.
1. ¿De que color es la pelota que usted observó hace un rato?
2. ¿De que color es el cabo del cuchillo que usted observó en una de las
tarjetas?.
3. ¿Cómo aparece el niño en una de las tarjetas: riéndose o serio?
4. ¿El reloj que usted pudo apreciar es de pared pulsera o mesa?
5. ¿De qué color es la regadera?.
Registro de datos.
La información de cada una de las series se lleva al protocolo correspondiente,
y la obtenida es valorada cualitativa y cuantitativamente. En la valoración
cuantitativa se ofrece un punto por cada respuesta correcta en cada ítems de
las tres series. Al evaluar los resultados se consideran los tipos de
contaminaciones posibles y sí la contaminación es semántica se otorga 0,5
puntos sí, es típica o fonemática no se otorgan puntos.
- La contaminación típica. Fue descrita por A. R. Luria y se refiere a la
inclusión de respuestas ajenas o pertenecientes a series anteriores. Lo más
común es que incluyan palabras que no se ofrecieron, por tanto, son
respuestas erróneas y no se otorgan puntos.
- La contaminación semántica. Descrita por Herrera, (1994). Es cuando el
sujeto que realiza la prueba no reproduce correctamente el estímulo que se le
ofreció pero en su lugar menciona un sinónimo. Ejemplo, por fuego dice
candela; por valiente, guapo, por campesino guajiro, carro por auto, por
montaña loma o por escuela colegio. Aquí se otorga la mitad del punto, es
decir 0.5 puntos.
- Contaminación fonemática. Es cuando se confunden los fonemas y la
reproducción responde a ello, es decir se ofrece un término fonemáticamente
cercano al estímulo ofrecido. Por ejemplo, pato por gato, en estos casos no se
ofrece puntuación alguna.
En general la puntuación por series se distribuye de la siguiente forma:
En la primera serie se otorga un punto por cada respuesta correcta, para un
máximo de 10 puntos con un valor promedio de 5 a 7. En la segunda serie se
otorga un punto por cada respuesta correcta con un máximo de 15 puntos y un
valor promedio de 9 a 10 puntos.
En la tercera serie se otorga un punto por cada respuesta correcta en la
reproducción de figuras al dibujarla y al categorizar correctamente las mismas
se le ofrece otro punto. De igual manera se ofrece un punto por cada
respuesta correcta en las interrogantes, teniendo como máximo 45 puntos y un
valor promedio de 28 a 30 puntos. El máximo de calificación de la técnica es
de 70 puntos. Se establecieron las siguientes categorías según el puntaje
obtenido.
Tabla No.7. Categorías de la calidad de la memoria según los resultados
obtenidos en la prueba multivariada
Categorías Calificación en puntos
Muy buena memoria (MB) 70 – 55
Buena memoria (B) 54 – 39
Dificultades en la memoria (R) 38 – 23
Marcadas dificultades en la
memoria (M)
22 o menos
Inventario de Ansiedad Rasgo y Estado (IDARE)
El IDARE es la versión al español del State-Trait Ansity Inventary (STAI) de
Spielberger (1975). Es una prueba para la investigación de dos dimensiones
distintas de ansiedad: la llamada ansiedad como rasgo y la ansiedad como
estado. En esta investigación se emplea la variante de Spilberger, R. Díaz
Guerrero, A. Martínez Urrutia, F. González Reigosa y L. Natalicio, modificada por
J. Grau y B. Castellanos, constituida a partir de criterios teóricos esencialmente
similares a los de sus autores originales. Esta prueba, (Ver anexo # 6) consiste
en un total de cuarenta expresiones que los sujetos usan para describirse, veinte
preguntas miden la ansiedad como estado (cómo se siente ahora mismo, en
estos momentos) y veinte, la ansiedad peculiar (cómo se siente habitualmente),
donde los sujetos deben marcar en cuatro categorías la intensidad con que
experimentan el contenido de cada ítem. Para responder a las escalas el sujeto
debe vincular el número apropiado que se encuentra a la derecha de cada una
de las expresiones del protocolo.
Calificación: La dispersión de las posibles puntuaciones a obtener en cada una
de las escalas varía desde una puntuación mínima de 20 hasta un máximo de
80. La calificación cuantitativa de la prueba se realiza teniendo en cuenta cuáles
son los reactivos directos (+) e invertidos ( - ) para cada una de las escalas.
Como reactivo directo se considera aquel que indica un alto nivel de ansiedad de
forma directa.
Los reactivos positivos y directos para la ansiedad en la escala de ansiedad -
estado son: 3, 4, 6, 7, 9, 12, 13, 14, 17 y 18. Los negativos e invertidos son: 1, 2,
5, 8, 10, 11, 15, 16, 19 y 20.
En la escala ansiedad-rasgo, los ítems positivos y directos son: 22, 23, 24, 25,
28, 29, 31, 32, 34, 35, 37, 38 y 40. Los negativos e invertidos son: 21, 26, 27, 30,
33, 36 y 39.
Para obtener la puntuación del sujeto en cada una de las escalas se utilizaron
los parámetros siguientes:
Ansiedad-estado:
RP RN AE 50
RP - RN + 35 = AR
RP-Reactivos positivos
RN-Reactivos negativos
Una vez obtenida la puntuación requerida se lleva a la siguiente escala:
Nivel de ansiedad:
Baja ( menos de 30 puntos)
Media (30-44 puntos)
Alta (más de 44 puntos)
Inventario de Depresión (IDERE)
El IDERE (ver anexo # 7) constituye una prueba para la investigación de dos
dimensiones de depresión, como rasgo y estado. Consiste en un total de
cuarenta y dos expresiones que los sujetos emplean para describirse; 22
preguntas miden la depresión como rasgo y 20 como estado (actualmente). La
técnica consta de dos escalas de autoevaluación separada. La escala de
depresión como rasgo incluye 22 afirmaciones, y con estas el sujeto debe
responder cómo se siente, generalmente. La escala de depresión como estado,
conformada por 20 items describe cómo se siente el sujeto en el momento en
que está trabajando con la prueba, seleccionando en ambas, de cuatro
categorías que se le ofrecen, la intensidad con que experimentan el contenido
de cada ítem.
Calificación:
Depresión como estado:
1 + 2 + 6 + 8 + 9 + 10 + 13 + 15 + 18 + 20 = Total A
3 + 4 + 5 + 7 + 11 + 12 + 14 + 16 + 17 + 19 = Total B
(A – B) + 50 =
___ Alto 43
___ Medio 35 – 42
___ Bajo = 34
Depresión como rasgo:
1 + 3 + 5 + 7 + 8 + 11 + 14 + 16 + 17 + 20 + 22 = Total A
2 + 4 + 6 + 9 + 10 + 12 + 13 + 15 + 18 + 19 + 21 = Total B
(A – B) + 50 =
___ Alto 47
___ Medio 36-46
___ Bajo = 35
2.3. Procedimientos
La investigación se realizó en tres etapas:
La primera etapa se dedicó a la búsqueda de información acerca del
envejecimiento y los cambios que en el mismo ocurren; y de los métodos y vías
usados para su investigación. Como resultado de esta búsqueda se decidió
investigar neuropsicológicamente a las personas asistentes a la Universidad
del Adulto Mayor, para conocer acerca de los cambios neuropsicológicos
asociados al envejecimiento normal y en riesgo de presentar trastornos
neuropsicológicos.
En la segunda etapa se decidió seleccionar la muestra y con esto se solicitó el
consentimiento informado de aquellas personas asistentes a las aulas de la
Universidad del Adulto Mayor y que cumplieran con los requisitos de selección.
Una vez obtenido el consentimiento informado se realizó la entrevista inicial y
se solicitó la revisión de las historias clínicas del consultorio del médico de la
familia.
Posteriormente se realizó la aplicación de las técnicas seleccionadas
aplicando el minimental test, la prueba de lateralidad, la batería de exploración
neuropsicológica breve (en español Neuropsi), la prueba multivarida de
memoria, el IDARE y el IDERE.
Las aplicaciones fueron realizadas de forma individual, y se tuvo en cuenta el
estado de salud presentado por los participantes en cada una de las sesiones;
también se cuidó que las condiciones de iluminación, ventilación y privacidad
respondieran con los requerimientos necesarios para las aplicaciones. Además
se atendió la aparición de síntomas como fatiga, agotamiento, cansancio,
mareos, etc., que atentaran de manera negativa en los resultados.
Se utilizó el horario matutino con duración de las sesiones entre 40 minutos a
una hora, y se observó en todo momento a los adultos mayores y se motivaron
para logar la implicación en el proceso.
En el transcurso de todo el proceso evaluativo y con el objetivo de conocer a
los adultos en estudio la herramienta más usada fue la entrevista, y con esto se
permitió, por su flexibilidad, acomodar el propósito de la interacción en cada
momento.
En la tercera y última etapa se realizaron las conclusiones de las sesiones con
el diagnóstico y se procedió a la elaboración del informe final.
Procedimientos estadísticos
Para el análisis de los resultados se utilizó el paquete SPSS, paquete de
programas estadísticos destinados a las Ciencias Sociales.
Los datos obtenidos en la revisión de las historias clínicas y las entrevistas
psicológicas fueron analizados cualitativamente, estableciendo relaciones y
proporciones entre las variables de interés para la investigación. Se empleó el
análisis porcentual en aquellos resultados que fue factible su empleo.
En la valoración de la información obtenidas en las otras técnicas se empleó la
técnica no paramétrica U de Mann–Whitney, que permite la búsqueda de
posibles diferencias entre las respuestas ofrecidas por los miembros de los
diferentes grupos muestrales.
Siempre se trabajó con los siguientes niveles de significación.
N/S- Diferencias no significativas p > 0,05
* - Diferencias significativas 0,01 ≤ p ≤ 0,05
** - Diferencias muy significativas p < 0,01
*** - Diferencias muy altamente significativas p < 0,001
2.4. Definición conceptual y operacional de variables
- Riesgo de deterioro neuropsicológico. Se trata de personas que
presentan cuadros clínicos que pueden afectar el sistema nervioso
provocando afecciones en la actividad psíquica. Entre estos trastornos se
encuentran los accidentes cerebrovasculares, traumatismos
craneoencefálicos y otros trastornos neurológicos, enfermedades
cardiovasculares. hipertensión arterial, diabetes mellitas, trastornos mentales
con funcionamiento a nivel neurótico. asma bronquial y otras afecciones
respiratorias crónicas, enfermedades mioarticulares, enfermedades
oncológicas, enfermedades renales crónicas y otros trastornos de curso
crónico que afecten notablemente el sistema nervioso.
- Exploración neuropsicológica. Evaluación psicológica con fines
neuropsicológicos y donde se emplean técnicas que permiten profundizar en el
estudio de las funciones de orientación, sensibilidad táctil, coordinación
visoespacial, audiomotriz, percepción, atención, memoria, lenguaje impresivo y
expresivo, pensamiento en su expresión práctico constructiva y lógico verbal.
Se incluye las funciones ejecutivas que valoran la capacidad de planificar
acciones, secuenciación y control voluntario, También se estudia la afectividad.
- Síndromes neuropsicológicos
Afasia: alteración del lenguaje producida por una lesión cortical (Ardila, 1983).
Esta alteración es caracterizada por trastornos en el lenguaje tanto oral como
escrito (Kertesz, 1985, citado en Ardila y Ostrosky, 1991).
Agnosia: con este término se designan las perturbaciones en el procesamiento
complejo; pudiéndose identificar los síndromes agnósicos aperceptivos y los
asociativos (Lissauer, 1890, citado en Ardila y Ostrosky, 1991).
Apraxia: alteración en la ejecución intencional de un gesto a consecuencia de
una lesión cerebral; en una persona que no presenta trastorno mayor de la
comprensión, ni de la vigilancia, ni del lenguaje y cuyos sistemas de ejecución
de la acción están intactos (Ardila y Ostrosky, 1991).
Amnesia: alteraciones en los procesos de la memoria, trastorno sobresaliente
de las demencias en general.
Capítulo No. 3
Presentación y discusión de los resultados obtenidos
3.1. Resultados del Análisis documental
La interpretación de los resultados obtenidos se realizó a partir de la valoración
de los datos ofrecidos en la entrevista psicológica y la revisión de las historias
clínicas. Con posterioridad se analizaron los resultados del minimental test, la
prueba de lateralidad, la batería de exploración neuropsicológica Neuropsi, el
test multivariado de memoria, el inventario de ansiedad (IDARE), el inventario
de depresión (IDERE).
Como se aprecia en la tabla No. 1, en la distribución de los miembros de la
muestra por edades se encontró que predominaron los adultos mayores
comprendidos entre los 60 y 65 años de edad para un 46, 66 %, que resulta
este subgrupo el más bonificado con las acciones de la Universidad del Adulto
Mayor y otras acciones de preparación psicológica, física y de activación de
potencialidades en esta etapa del ciclo vital. Le siguieron en orden decreciente
las personas comprendidas entre los 65 y 69 años con un 33,33 % y en una
proporción mucho menor los incluidos en el intervalo de 70 a 74 años con un
13,33 % y los comprendidos entre 75 y 79 años con un 3,33 %.
En cuanto a la distribución de los miembros de los grupos muestrales según el
sexo como aparece en la tabla No. 2, se apreció un predominio del sexo
femenino con un total de 44 mujeres para el 77,34 % del total de los
participantes, por lo que se encontró solamente un 26,66 % de hombres
distribuidos en un total de 8 miembros en cada grupo muestral. Este fenómeno
de la baja participación de hombres en el proyecto de la Universidad del Adulto
Mayor puede estar asociado al arraigo machista que aun persiste en la
sociedad cubana, reflejado en la tendencia de muchos varones de no solicitar
ayuda. También en el caso de Cuba puede estar vinculado a que las mujeres
poseen mayor nivel cultural y están más comprometidas desde sus roles
familiares con la educación de las nuevas generaciones y el cuidado de
ancianos, lo que las lleva a buscar alternativas para optimizar su labor.
En los adultos mayores estudiados predominó el nivel escolar preuniversitario o
técnico medio con un 53,33 %, seguido en igual proporción con los que habían
concluido el noveno grado y los universitarios para un 23,33 % en cada
subgrupo de escolaridad. Estos datos aparecen reflejados en la tabla No.3
situada en el capítulo anterior.
Como aparece registrado en la tabla No.4, la distribución de la muestra según
el estado civil indica un predominio de las personas solteras o divorciadas con
una representación del 41,66 %, seguido en orden decreciente por los casos
con el 33,66 %, los unidos en unión consensual con el 16..66 % y los viudos
con el 5 %. Otro dato de interés registrado en la descripción de la muestra y
reflejado en la tabla No. 4, es la distribución según el color de la piel que se
encuentra en un 58,33 % de personas blancas seguidas del 26,66 % de
mestizos y el 15 % de negros.
En la entrevista se apreció que las personas de ambos grupos tenían una
adecuada orientación alopsíquica y autopsiquica. Las principales quejas de
ambos grupos, vinculadas con su salud, estuvieron relacionadas con la
pérdida de memoria, las dificultades en la visión pues en todos los casos
necesitan espejuelos, la existencia de estados emocionales que afectan su
desenvolvimiento cotidiano como la depresión, la ansiedad y la frustración.
También, en ambos grupos se expresaron preocupaciones relacionadas con
las redes de apoyo familiar, el cubrimiento de necesidades materiales básicas
y sus posibilidades para enfrentar el futuro al conservar sus facultades
mentales. Estos elementos deben considerarse al desarrollar las actividades
de la Universidad del Adulto Mayor.
En los antecedentes patológicos de los miembros del grupo uno se encontró la
presencia de cardiopatías asociadas a hipertensión arterial en 14 personas
para un 46,66 %; de ellos 3 fueron revascularizados; en 7 adultos mayores
para un 23,33 % se encontró la presencia de diabetes mellitus; y en 6 adultos
ya habían presentado accidentes cerebrovasculares para un 20 % . Fue
significativa la presencia de antecedentes de intervenciones del interior y de
mama por enfermedades oncológicas en 9 mujeres para un 30 % de la
muestra. También se encontraron dos casos portadores de nefropatías, 4 con
artritis y 3 con asma bronquial severa. En este grupo además de las
intervenciones del corazón, del interior y de las mamas se apreciaron
antecedentes de operaciones de vesícula, apendicitis, prolapsos y hernias.
Resultó llamativa la combinación de varios antecedentes como por ejemplo
diabetes mellitus, cardiopatía y cáncer de mama o artritis, accidente
cerebrovascular e hipertensión arterial.
En el grupo dos los antecedentes de afectaciones fueron menores por propios
criterios de selección. No se encontró ningún caso sin antecedentes
significativos pues los menos complejos fueron dos adultos mayores con
cuadros de depresión y artritis. Aquí también se notaron afecciones
respiratorias como el asma pero no considerada severa en 9 casos y
afecciones circulatorias en 8.
En ambos grupos los antecedentes patológicos familiares más notables
resultaron ser: la hipertensión arterial, las cardiopatías, el cáncer, los
trastornos respiratorios, los accidentes cerebrovasculares, las enfermedades
mentales y las hematológicas.
En los antecedentes de hábitos tóxicos se encontró que el 60 % de los
miembros del grupo uno fumaban o habían fumado por más de 10 años contra
el 53.33 % de los pertenecientes al grupo dos. El 93,33 % de los miembros del
grupo uno y el 86,66 % de los del grupo dos ingieren café sistemáticamente
como mínimo tres veces al día y en más del 60 % de ambos grupos combinan
el cigarro y el café. De igual forma el 66.66 % de los miembros del primer
grupo y el 56,66 % del segundo grupo ingieren bebidas alcohólicas. Estos
datos son significativos y se vinculan con la ingestión de fármacos que
aparece seguidamente, indican que es un problema en esta edad la relación
entre hábitos tóxicos y la polifarmacia.
Entre los fármacos más empleados en la muestra estudiada están con los
hipotensores, los digitalicos, los antihistamínicos, los psicofármacos, en
particular las benzodiazepinas (nitrazepam y clordiazepoxido), los
antidepresivos (imipramina y amitriptilina), los neurolépticos
(levomepromacina, cloropromacina, haloperidol y la tioridazina). También son
empleados en menor medida los vasodilatadores (ácido nicotínico,
nicotedamida), complejos vitamínicos y los analgésicos y antiflamatorios.
En general estos datos confirman lo planteado por otros estudios realizados en
nuestro medio donde se ha señalado este mismo problema, y requieren que
se tome conciencia de las afectaciones que pueden provocar, en la calidad de
vida de estas personas la ingestión de sustancias adictivas ya sean
medicamentosas o no (Ramírez, Herrera, 2002; Uriarte, 2005; Arrabal,
Herrera, 2007).
En las historias clínicas de ambos grupos se encontró que las visitas más
frecuentes a especialidades médicas fueron a Medicina General Integral,
Medicina Interna, Oftalmología, Cardiología, Oncología, Psiquiatría, Psicología,
Neurología, Cirugía, Ginecología, Ortopedia, Reumatología, Nefrología,
Hematología y Endocrinología. Sin embargo sólo se encontraron 4 casos que
habían visitado a un Geriatra y esto hace reflexionar en relación a que no existe
cultura en la población en el período etareo estudiado, de visitar a este
especialista que está preparado para atender a los problemas de la tercera
edad. Fueron comunes los casos de personas que se atienden
simultáneamente con varios especialistas y no se observa en las historias
clínicas una valoración integral personalizada.
3.2. Resultados del Minimental Test
Tabla No. 8. Comparación de los resultados obtenidos en el Minimental
Test
Grupos
Muestrales.
Funcionamiento
Normal. (35 a
24 puntos)
No. %
Deterioro
cognitivo leve
(23 a 11
puntos)
No.
Deterioro
cognitivo
severo (10 a
0 puntos)
No. %
Total
No.
%
%
Grupo 1 7 23,33 18
60,0
5
16,66
30
100
Grupo 2 15 50,0 14
46,66
1 3,33 30
100
Total 22 36,66 32
53,33
6 10,00 60
100
Como puede apreciarse en la tabla anterior el 60 % de los miembros del primer
grupo se situaron en la categoría deterioro cognitivo leve y el 16,66 % en la
correspondiente a deterioro cognitivo severo. En general, en esta técnica 22
personas que representan el 36,66 % no presentaron alteraciones cognitivas
como se observa en la tabla anterior, de ellas 15 son integrantes del grupo dos
y 7 del uno. En el grupo dos la proporción de personas donde los resultados
indican posible deterioro fueron del 46,66 % en la categoría de deterioro leve y
de solamente 3,33 % en severo. Al comparar estadísticamente, los resultados
se obtuvo p = 0,003 < 0,05, y con esto se rechaza la hipótesis de nulidad y
existen diferencias significativas entre los grupos que indican mayores
afectaciones en los resultados del grupo uno. Los resultados más notables
según las áreas que explora la prueba aparecen seguidamente.
La orientación que permite explorar el minimental test, es la alopsíquica,
encontrándose que la mayoría de los miembros de ambos grupos respondieron
correctamente a estos ítems. Sólo en 5 adultos mayores del grupo uno, que se
corresponden con el 16,66 % que representan el 6,66 % se notaron
afectaciones en la orientación, relacionadas, básicamente, con el día del mes y
la exactitud del lugar donde se encontraban. En la memoria inmediata de tres
palabras se observó que 9 gerontes del grupo uno, que representa el 30 % del
total del grupo y tuvieron dificultades para fijar y evocar las tres palabras.
Resultó interesante que algunos casos emplearon contaminaciones
semánticas: en el caso de moneda, dijeron dinero, y por manzana, fruta.
También se encontraron contaminaciones típicas en varios sujetos del primer
grupo. Estas fallas mnémicas pueden estar vinculadas con dificultades para la
fijación y corroboran lo planteado por varios autores que han indicado lo
sensible que resulta el recuerdo voluntario inmediato en adultos mayores (Attix,
2006, Arrabal, Herrera, 2007).
Al evaluar la concentración y el cálculo se notó que en la repetición de los
números 3, 9, 2 no se presentaron dificultades en ninguno de los sujetos de
ambos grupos. Sin embargo en el conteo hacia atrás de 100, restando de 3 en
3 se observaron limitaciones en el 86. % de los integrantes del grupo uno y en
el 73.33 % de los del grupo dos. Aquí se vieron fenómenos interesantes como
el empleo de los dedos como mecanismo auxiliar o la repetición de las
operaciones en alta voz. Varias personas del grupo uno emplearon un tiempo
dilatado y en otras casos se observó que no tenían crítica de sus errores. Al
valorar el recuerdo mediatizado se encontraron dificultades en el 66. 66 % de
las personas del grupo uno y en el 53,33 % de las pertenecientes al grupo dos.
Se presentó con dato curioso que en varios casos se cometieron los mismos
errores de evocación apreciados en el ejercicio de fijación.
En el lenguaje al evaluar la denominación–repetición no se evidenciaron
dificultades significativas en la denominación, sólo que varios miembros del
primer grupo y 3 del segundo al presentarse el bolígrafo dijeron lápiz o lapicero.
En la repetición de la frase, en 7 sujetos del grupo uno se manifestó distorsión
al cambiar palabras. De igual manera al tener que realizar el ejercicio con la
hoja de papel, el 83.33 % de los miembros del grupo uno y el 40 % de los del
grupo dos presentaron algún tipo de dificultad. Fueron notables los casos que
no retenían mentalmente la orden ofrecida u olvidaban la secuencia de
ejecución y esto puede estar asociado a signos de deterioro en las estructuras
frontales como ha planteado Portellano (2005).
En la lectura se encontró que la mayoría de las personas del grupo uno, leían
con lentitud de modo diferente de los del grupo dos que lo hicieron con mayor
seguridad y rapidez. La tarea de comprensión también fue mejor ejecutada por
los miembros del grupo dos. Al tener que escribir una frase espontánea se
apreciaron limitaciones en varios casos del grupo dos, donde la habilidad
caligráfica estaba afectada por temblores y prensión, por otra parte, la
extensión de las frases fue generalmente muy corta y en muchos casos no
estaba en correspondencia con su nivel escolar. Estos resultados pueden estar
vinculados con un estrechamiento en el potencial semántico y con
insuficiencias en el control y secuenciación de las acciones, y esto puede ser
expresión evidente de deterioro.
En la esfera de construcción (copia de dos cuadrados entrecruzados) las
principales limitaciones estuvieron asociadas con la pérdida de detalles y
microescritura o macroescritura en varios casos. También, aquí las diferencias
estuvieron a favor de un mejor desenvolvimiento de los miembros del segundo
grupo muestral aún cuando en 7 casos de este último grupo se notaron
deficiencias en esta tarea. Este fenómeno de afectación de la capacidad para
copiar con exactitud un modelo ofrecido está entre las manifestaciones de
deterioro neuropsicológico más observadas en adultos mayores y es más
notable en la medida que aumenta la edad o en personas con bajo nivel
escolar y coincide con los encontrado por otros autores como ( Donasio , 2001,
Arrabal, Herrera, 2007).
3.3. Resultados de la prueba de Lateralidad
Tabla No. 9. Comparación de los resultados obtenidos en la prueba de
Lateralidad
Grupos
Muestrales
Diestros
No.
%
Zurdos
No.
%
Ambidiestros
No. %
Total
No.
%
Grupo 1 25
83,33
3
10.0
2 6,7 30 100
Grupo 2 27
90.0
2
6.66
1 3,33 30
100
Total 52
86,66
5
8,33
3 5,00 60
100
El predominio de diestros se comportó ligeramente superior en el grupo uno
con respecto al dos. De igual forma los zurdos se mostraron con valores muy
cercanos y fue mínima la expresión de ambidiestros. Estos datos se
corresponden con los indicadores generales ofrecidos por autores que han
profundizado en el estudio de la dominancia hemisférica y que señalan que
cerca del 90 % de la población es diestra (Adams, Victor,1987; Ardila,
Ostrosky, 1991).
La información contenida en esta técnica no muestra elementos de interés
vinculado con el deterioro, excepto que se encontraron más zurdos y
ambidiestros en el grupo uno, pudiera estar asociado con la zurdera
contrariada y la lateralidad no definida pero exige de mayores evidencias
científicas en relación con el deterioro neuropsicológico.
3.4. Resultados del Neuropsi
También los resultados aportados por las variables incluidas en este esquema
de exploración fueron procesados estadísticamente con el empleo de la prueba
U de Mann Whitney.
Tabla No. 10. Resultados obtenidos en las diferentes áreas que evalúa el
Neuropsi al aplicar U de Mann Whitney
Áreas exploradas Valor de U de Mann Whitney y
significación
1. Orientación ,056*
2. Dígitos en regresión ,000***
3. Detección visual ,000***
4. Resta de 20–3 ,001***
5. Memoria verbal espontánea ,001***
6. Proceso visoespacial ,000***
7. Denominación ,154
8. Repetición ,154
9. Comprensión ,009***
10. Fluidez verbal 021**
11. Lectura 002***
12. Escritura ,031**
13. Semejanzas 000***
14. Cálculo 000***
15. Secuenciación 000***
Orientación
En los grupos estudiados no se presentaron diferencias medianamente significativas
en cuanto a la orientación (autopsíquica y alopsíquica). Esto incide en las diferencias,
que algunos de los miembros del grupo respondieron incorrectamente a las
preguntas sobre la orientación alopsíquica. De forma general no se encontraron
afectaciones en la orientación autopsiquica pero sí aparecieron dificultades en
algunos ítems de la orientación alopsíquica, al confundir el día del mes y el lugar
exacto donde se encontraban. Las limitaciones en este sentido fueron más comunes
en las personas de mayor edad y con cuadros clínicos más complejos.
Dígitos en regresión
De forma diferente de muchos de los miembros del grupo dos, que lograron
reproducir series superiores a tres dígitos en todos los casos, hasta llegar a series de
cinco y hasta seis, los integrantes del grupo uno presentaron dificultades en la
concentración y estabilidad de la atencional, lentitud y tendencia a la fatiga, y esto
influyó en los bajos resultados obtenidos en esta área. En el grupo uno aparecieron
dificultades, por lo que se logró repetir solamente hasta cuatro dígitos en el 33 % de la
muestra, (diez pacientes), para lo que se necesitó en todos los casos de varios niveles
de ayuda como fue la repetición de la serie en más de una ocasión. Llegaron a repetir
series de tres dígitos el 27 % (ocho casos) y el resto solamente pudo reproducir dos
dígitos. Estas afectaciones pueden estar asociadas a insuficiencias en los sistemas
funcionales vinculados con las zonas terciarias de la región fronto–temporal, según lo
planteado por Luria (1982) y por Allegri, R. y Harris, P. (2003).
Detección visual
En la detección visual se apreciaron diferencias muy significativas desde el punto de
vista estadístico. En el grupo uno se notaron mayor cantidad de errores que aciertos
durante la identificación de las figuras en el 30 % de los casos, y presentando
defectos en la diferenciación y síntesis visual de las características informativas
esenciales que permiten reconocer la imagen que les fue presentada. Por lo general,
captaban solo una de las características, la más clara, sin relacionar esta con otras
del modelo y sin sintetizar visualmente el conjunto necesario de las mismas, y esto
condujo a cometer varios errores a la hora de identificar la figura en una serie de
alternativas. Las mayores dificultades se asociaron básicamente, a personas con
varios antecedentes de riesgo de daño (20 %), sin llegar a asumir el carácter de
agnosia óptica, aunque se aprecian diferencias con el grupo dos , quienes lograron
identificar mayor cantidad de imágenes correctas en el tiempo indicado.
En tres personas del grupo de uno, se observaron durante el reconocimiento de las
imágenes varias apreciaciones impulsivas e incorrectas, esto se manifiesta en forma
de perseveraciones visuales, donde las imágenes diferentes se comienzan a
identificar de forma idéntica. Estos fenómenos pueden estar asociados con la inercia
patológica que se presenta de acuerdo con lo planteado por Luria (1982), como el
rasgo esencial de la actividad psíquica de pacientes con lesiones en las regiones
frontales.
Resta de 20-3
También en esta área la comparación de los datos obtenidos en los grupos
estudiados, aportó diferencias estadísticas muy significativas. En los miembros del
grupo uno, existieron marcadas dificultades durante la realización de esta tarea, y que
se realizó de manera incorrecta en el 77 % de los casos. En ellos se vieron
alteraciones en la concentración, y con esto no se logró retener el resultado
intermedio de la resta. Los miembros del grupo uno, a diferencia de los del grupo
dos demandaron para el desempeño de la tarea el empleo de recursos auxiliares,
como el conteo y la repetición en forma oral del resultado intermedio, hasta
manifestando la imposibilidad de retener mentalmente la tarea, uno de ellos incluso
requirió la expresión detallada en forma oral de las operaciones, por ejemplo: (20-3 =
17; 17-3 = 14;). Estos insuficiencias pueden estar vinculadas con limitaciones fronto-
parietales y fronto-temporales. El hecho de no mantener la atención de forma continua
en la demanda, refleja problemas en la estabilidad atencional y en la síntesis
simultánea. Las personas con mayor nivel escolar (23 % de los casos) mostraron un
mejor desenvolvimiento en esta tarea. Lo que coincide con Muñoz, Paúl, Pelegrín y
Tirapu (2001) y Ardila (2000), sobre el papel de la educación premórbida de las
personas, en la aparición de alteraciones neuropsicológicas.
Los representantes del grupo dos mostraron un mejor desempeño ante las exigencias
de la tarea, selectividad y movilidad de los procesos nerviosos a nivel del segundo
sistema de señales. Una vez realizado el primer cálculo se opera con el resultado ya
reducido para la nueva resta, y esto se logra sobre la base de las huellas del
resultado, intermedio. Cuando no existió una adecuada fijación de la huella, se
produjeron fallas en la lógica de la operación a seguir, los sujetos que más cometieron
este error fueron los de mayor edad.
Memoria verbal espontánea
Los resultados obtenidos en la retención, en el 87 % de los casos del grupo del uno
se diferencian de manera sustancial de los aportados por el grupo dos. Ninguno de
estos adultos mayores logró recordar más de cuatro palabras, y con esto se
demuestra demuestra que la impresión directa de la huella se ha visto afectada. En
los gerontes del grupo se logró fijar de cinco a seis elementos como promedio. Como
se aprecia en la tabla anterior en esta comparación también las diferencias
estadísticas significativas.
En los miembros del grupo de uno la repetición en tres ocasiones de la serie de no
logró elevar significativamente, la cantidad de elementos que podían retener y el paso
de una serie a otra ocasionó en el 56 % de los casos fenómenos de perseveraciones,
como un síntoma de inercia patológica en los procesos nerviosos, característicos de
personas que sufren lesiones orgánicas del cerebro sobre todo en las regiones
anteriores de la corteza cerebral, entiéndase lóbulo frontal; en 6 de estos casos no
hay intento de rectificar el error cometido ni crítica de estos (Attix Welsh – Bohmer,
2006).
En el 27 % de los sujetos del grupo uno aparecieron contaminaciones típicas, es decir
la reproducción de palabras que no figuran en la serie propuesta, por ejemplo en uno
de los casos se sustituyeron nombres de frutas como la pera o la fresa por la naranja,
que no existía en la propuesta original, y con esto se denotó gran inestabilidad de las
huellas, donde se basan las alteraciones para hallar la palabra requerida. Lo anterior
guarda relación con el planteamiento de Luria (1982), acerca de las lesiones en el
lóbulo temporal izquierdo, donde aparece una disminución del volumen y estabilidad
de las huellas en los experimentos con presentación auditiva de una serie de
palabras.
Las bajas puntuaciones obtenidas en la memoria inmediata por parte de miembros
del grupo uno, revelan que la cantidad de información que pueden adquirir por un
corto período de tiempo es más limitada que los sujetos del grupo dos. Lo anterior
guarda relación con el planteamiento de Junqué (1999) acerca de la frecuencia de los
déficits permanentes de memoria en personas que tiene antecedentes de
afectaciones en el sistema nervioso central. Estas limitaciones también pueden estar
vinculadas con dificultades en el funcionamiento de la segunda y tercera unidad de
trabajo cortical propuestas por Luria (1982).
Proceso visoespacial
En el NEUROPSI, la copia de la figura compleja se emplea no solo para valorar
habilidades viso-espaciales (copia) sino, además, para la memoria no verbal
(inmediata y diferida), como parte de los procesos de evocación. La valoración
estadística de los resultados de esta variable aportó diferencias muy significativas
entre los grupos estudiados, a favor de los gerontes del grupo dos. En los sujetos de
grupo uno se encontraron dificultades al reproducir las unidades del dibujo propuesto
en el 47 % de los casos.
Los mayores problemas en la copia se reflejaron en seis de los casos (20 %), y estos
presentaron incapacidad para percibir el objeto como un todo único e integrar sus
componentes de manera global. Aún cuando aparecen todos los elementos, en dos
de los casos anteriores, estos carecen del establecimiento de las relaciones de las
partes que componen la figura como un todo, con ello se puede identificar como
síndromes de agnosia visual. En los integrantes del segundo grupo se apreció una
mayor calidad en las reproducciones, hasta lograr sintetizar visualmente el conjunto
necesario.
En el 26 % del grupo de uno las dificultades no tuvieron un carácter tan marcado, a
de modo diferente a las anteriores pues estas se encontraron en el tamaño, al
dibujarse algunos elementos más grandes o pequeños que en el modelo presentado,
alteraciones en el carácter de las líneas: diagonales y verticales, en algunos casos
cortas y en otros extendidas de sus puntos de conexión con diferencias de varios
milímetros. No obstante, existió un intento de analizar activamente la disposición de
los elementos de la figura en el espacio y fueron capaces de diferenciar los y esto nos
conduce a la no existencia de trastornos primarios en la orientación visoespacial.
Los resultados demuestran una mejor capacidad de planificación y estructuración, así
como capacidad perceptiva para el análisis de la figura original en los representantes
del grupo dos. La percepción de las relaciones espaciales es una de las formas más
complejas del mundo circundante y está basada en los procesos del análisis y la
síntesis visual, con esto se compromete la segunda y tercera unidades funcionales
propuestas por Luria (1982).
Denominación y repetición.
Los sujetos muestrales lograron denominar y repetir cada una de las palabras y frases
comprendidas en la tarea de forma adecuada, comprobado a través del lenguaje
expresivo y la articulación correcta de los sonidos verbales sin producirse omisiones,
cambio o inclusión de fonemas; aunque hubo algunos casos donde al repetir las
palabras omitieron la «s» final, esto se comprobó que era debido al medio
sociocultural donde vivían, estos fonemas muchas veces son omitidos por formar
parte del argot popular que prevalece en sus contextos vitales. En las variables
denominación y repetición no se notaron diferencias estadísticas entre los grupos
explorados.
No obstante, se debe decir que durante el proceso de exploración del lenguaje en
general en ambos grupos, específicamente en el empleo del lenguaje productivo
independiente y el diálogo se encontraron diferencias en cuanto a la amplitud del
vocabulario y la pronunciación de determinados fonemas, permaneciendo ciertas
quejas en la pronunciación de algunos fonemas (t, d, r). Lo anterior transcurre
conservándose la comprensión del lenguaje ajeno.
Estos resultados demuestran la conservación en la generalidad de los casos de los
sistemas funcionales asociados a estas variables, o sea, el lenguaje en su manera
más elemental y coinciden con los resultados obtenidos por Díaz y Sanabria (2005).
Comprensión
En esta variable se encontraron diferencias estadísticas muy significativas al
comparar los grupos en estudio. Se apreciaron dificultades en el transcurso de la
tarea y en la medida en que se complejizaba la instrucción, ante esto los integrantes
del grupo de uno requirieron de varios niveles de ayuda como la repetición de la
demanda y un mayor tiempo para comprender la misma. Las instrucciones de mayor
complejidad, en su estructura lógico gramatical, trajo como consecuencia
complicaciones en el entendimiento adecuado del sentido de las expresiones
completas en el grupo de estudio por ejemplo, además de tocar los círculos, toque el
cuadrado pequeño. Ante esto, la mayoría de los gerontes en el primer momento
señalaban las tres figuras por separado y no al mismo tiempo, como lo demandaba la
tarea, al arrojar diferencias con el grupo dos, donde se efectúa con la claridad y
rapidez necesarias. Estas respuestas impulsivas, en los pacientes del grupo de uno,
pueden tener lugar, al decir de Luria (1982), tanto en personas con perturbaciones
cerebrales generales como en las que padecen de alteraciones en los sistemas
funcionales vinculados con las estructuras frontales. En general, los miembros del
grupo uno, mostraron un mayor grado de impulsividad a la hora de responder la
demanda, muchas veces al comenzar a hacerla antes de que el investigador
terminara de orientarla, y siendo pobre la corrección de los errores. Ante la presencia
de niveles de ayuda como fue la repetición de la demanda, los gerontes lograron
asimilar el sentido de esta construcción gramatical, hasta comprender el significado de
sus diferentes elementos, no obstante, fue necesario repetir en varias ocasiones la
demanda, que denota afectaciones en las funciones ejecutivas según lo expuesto por
Portellano (2005). En particular, estas alteraciones muy relacionadas con la inhibición
y la precisión de los actos se observó, en muchos casos del grupo de estudio daño
cerebral predominante en los lóbulos frontales, donde resultó evidente el pobre control
emocional y exactitud en las ejecuciones en la medida que las tareas aumentaban en
complejidad, hallazgos que son reportados por Portellano (2005), Arrabal, Herrera
(2007).
Estos datos confirman un funcionamiento defectuoso de los sistemas funcionales,
relacionados con la actividad analítico-sintética, la síntesis simultánea, la capacidad
para planificar, controlar y verificar acciones pertenecientes a la tercera unidad
funcional del trabajo cortical, que, como bien es conocido, tiene su base en las
estructuras prefrontales y frontales de la corteza, y corroboran los datos planteados
por Luria (1982); Ardila y Rosselli (1997); Pineda (1996), Portellano (2005), acerca
del papel del lóbulo frontal en la regulación, planificación y verificación de las
acciones.
En el grupo testigo, se apreció mayor rapidez en el proceso de comprensión, desde
las expresiones más simples hasta las de una mayor complejidad en su estructura
lógico gramatical, y esto presupone la conservación de la comprensión de las
palabras, pero no se limita a esta condición, sino que denota una conservación en la
memoria, de las huellas de la serie de palabras que componen la oración, así como la
posibilidad de inhibir un juicio prematuro acerca del sentido de toda la expresión.
Fluidez Verbal
Los miembros del grupo de uno lograron enunciar menor cantidad de palabras en el
tiempo indicado que los representantes del grupo dos, esto demuestra la existencia de
diferencias significativas. En la primera parte de la tarea, el grupo de uno enunció
como promedio 10 nombres de animales conocidos, en cambio los miembros del
grupo dos lograron 20 palabras como promedio en el mismo intervalo. En la segunda
parte, correspondiente al total fonológico las diferencias entre ambos grupos
resultaron más evidentes. Los miembros del grupo de uno, lograron decir como
promedio cuatro palabras que comenzaran con la letra «F» y omitieron los nombres
propios y las familias de palabras. Por su parte, el grupo dos enunció como promedio
13 palabras, y con esto el total fonológico fue evidentemente superior al de los sujetos
en riesgo de presentar deterioro neuropsicológico. Se apreció además en estos
últimos la existencia de perseveraciones, nombrando varias veces la misma palabra,
esta entraba en contradicción con la demanda inicial referida a la exclusión de
nombres propios y familias de palabras. Estos resultados coinciden con los obtenidos
por Díaz y Sanabria; Quevedo y Ramos (2005), Muñoz y Melle (2004), Arrabal,
Herrera (2007).
Lectura
Esta tarea comprendió dos momentos fundamentales; el primero correspondió a la
lectura en voz alta y el segundo al análisis o comprensión del texto. Se comprobó la
existencia de diferencias muy significativas entre los resultados alcanzados por los
miembros de los grupos estudiados.
Los resultados, obtenidos durante el proceso de lectura en voz alta, no denotaron la
presencia de notables diferencias entre ambos grupos. La ausencia de grandes
perturbaciones en la lectura del texto indicado, nos presenta este proceso como
conservado, sin la presencia de alexias (literal /verbal) ni perturbaciones primarias
relacionadas con defectos del análisis y la síntesis visuales. No obstante, se puede
afirmar que en el grupo de uno, se apreciaron dificultades aisladas en cuanto a la
entonación, la fluidez, las pausas requeridas debido al no reconocimiento de los
signos de puntuación y mayor lentitud en el proceso de lectura. Al igual que cuando
analizábamos la fluidez verbal dentro de los procesos del lenguaje, el carácter de
estos síntomas puede asociarse además al nivel de desarrollo premórbido del hábito
(lectura) así como del grado de automatización de este proceso. En uno de los casos
del grupo uno donde aparecieron estas dificultades, se notó agotamiento y
disminución del estado de activación durante la realización de la tarea. Esta
información coincide con los reportes de Attix, Welsh–Bohmer (2006).
Un segundo momento correspondió a la comprensión del contenido del texto leído,
con el objetivo de someter a un análisis, y destacar sus eslabones esenciales,
relacionarlos entre sí y de esta manera comprender su sentido esencial.
En este momento se encontraron dificultades en el proceso de comprensión del texto
en el 63 % de los casos del grupo de uno (19 pacientes), que a diferencia del grupo
testigo se van a limitar a ofrecer ciertos detalles concretos, y por esto se manifestaron
mayores dificultades en el análisis detallado del contenido y la confrontación de sus
componentes esenciales. Muchos de estos casos, no logran descifrar el sentido del
texto, debido a la imposibilidad de destacar sus componentes esenciales, compararlos
entre sí, inhibir los juicios prematuros y, sobre la base de este trabajo analítico-
sintético, comprender el sentido general del fragmento.
Los sujetos del grupo dos, en cambio, en su mayoría lograron asimilar con mayor
facilidad el fragmento, al relacionar todos los detalles en un mismo conjunto y
comprender el sentido figurado del mismo, lo que refleja diferencias en cuanto a la
actividad analítico-sintética de ambos grupos.
Escritura
Esta tarea comprende dos elementos básicos dentro del proceso de escritura que
son: la escritura al dictado y la escritura por copia. Aquí el análisis estadístico aportó
diferencias significativas al comparar los grupos. De los miembros del grupo uno el 47
% de los casos presentó dificultades en la escritura (14 casos), seis de estos
cometieron errores en la escritura al dictado y ocho por copia. En la escritura al
dictado las dificultades van a radicar en el cambio u omisión de grafemas. Los errores
en la composición sonora de la palabra, en este caso las omisiones denotan
dificultades en el análisis y la síntesis auditivo-articulatoria.
En la escritura por copia, igualmente, vamos a encontrar cambios de letras (de l por n)
y omisión de letra (s) al final de artículos en cuatro de los casos. Un solo caso dentro
del grupo uno presentó una deformación evidente en el carácter de las letras, donde
algunos de los elementos aislados que conforman la misma se escriben en relaciones
espaciales inadecuadas. Este paciente presentó trauma craneal occipital, que se
puede relacionar con ciertas alteraciones visoespaciales.
Las alteraciones en la habilidad caligráfica pueden estar condicionadas, además, por
el nivel de desarrollo premórbido del hábito de la escritura y del grado de
automatización de este proceso así como la variación de este en relación con el
agotamiento que puede aparecer durante la prueba esto puede influir y transcurrir en
forma distinta al cambiar el tono general de la actividad cortical. En el 27 % de los
miembros del grupo uno se apreció al igual que en el grupo dos, una conservación de
los movimientos finos que integran la composición de la escritura y, donde existe
además una conservación del oído fonemático, que resulta esencial para el análisis
de la composición acústica de la palabra, etapa inicial de toda escritura. En estos
casos se encuentra conservado igualmente el orden necesario de los sonidos, esto
desempeña un gran papel en la escritura así como su última etapa, relacionada con la
recodificación de los elementos acústicos destacados (fonemas) en elementos ópticos
(grafemas) y con su ejecución motriz.
Semejanzas
Las respuestas fueron calificadas de acuerdo con el nivel de abstracción reflejado en
cada caso. Los dos primeros ejemplos no denotaron dificultades en ambos grupos. El
tercero con mayor nivel de complejidad plantea establecer semejanzas entre ojo y
nariz. La comparación estadística arrojó diferencias muy significativas entre los
grupos. En los gerontes en riesgo de daño neuropsicológico se encontró que cinco de
los casos no lograron establecer ninguna relación, que estos no se parecían en
«nada», que concuerda con lo planteado por Luria (1982).
De igual manera en el grupo de uno se obtuvieron respuestas que no guardaban
ninguna relación de semejanza entre ambos estímulos tales como «pueden ser de
una persona y de otra», o serán del caballo o del animal. Estas últimas se
corresponden con pacientes que sufrieron lesión en los sectores frontales de la
corteza, esto denota pérdida de la selectividad de la relación y la sustitución por una
relación secundaria, con grandes dificultades para encontrar la relación adecuada y
problemas en la abstracción y generalización, demostrando alteraciones en el trabajo
de la tercera unidad de trabajo cortical propuesta por Luria (1982).
Tales respuestas no aparecieron en el grupo, donde la mayoría de los gerontes
lograron establecer una relación de semejanza, aunque tres de sus integrantes no
llegaron a alcanzar el nivel de abstracción y solo se quedaron en un plano más
concreto. En el caso del grupo de uno se obtuvo mayor Cantidad de intervenciones
que solo describían características comunes pero no sustantivas tales como...
«ambos son redondos» o «están cerca», «son necesarios». Otros dos ejemplos que
igualmente establecen la relación de comparación sobre la base de la función o llegan
a establecer alguna semejanza, sin llegar a la generalización teórica son los
siguientes: .. «el perro y el caballo se parecen en que los dos tienen cuatro patas» y
ojo y nariz, «uno es para oír, el otro es para ver.. », hasta quedar en un nivel concreto.
Esto los diferencia del grupo dos, donde en sentido general aparecieron respuestas
que denotaron mayor nivel de abstracción describiendo características sustantivas
precisas.
Cálculo
La primera tarea implicó la resolución de operaciones mentales de cálculo, en este
caso una sumatoria de números de dos dígitos. Durante la solución de esta operación
se observó en el 20 % de los integrantes del grupo uno, la incapacidad para
ejecutarla de forma mental, requiriendo en estos casos (6) de recursos auxiliares
como el conteo manual. Dos de estos pacientes presentaron seria dificultades que
indican limitaciones evidentes en las funciones ejecutivas. También la comparación de
los datos de esta variable aportó diferencias muy significativas.
La segunda operación estuvo compuesta de varios eslabones, esto le imprime mayor
grado de complejidad que el ejercicio anterior. Aquí el 27 % de los miembros del
grupo dos demandó niveles de ayuda como la repetición y el empleo de medios
auxiliares (lápiz y papel), esto puede ser un indicador de dificultades en el cálculo
verbal y operaciones que exigen efectuar mentalmente estos eslabones aislados del
proceso oral, debido a la inestabilidad de las huellas de sus denominaciones verbales.
Varios de ellos, cuando cumplieron la primera parte del ejercicio por ejemplo:
12+9=21, continúan repitiendo esta operación y, a diferencia del grupo dos, perdían la
correcta orientación en las operaciones del cálculo intermedias. Estos indicadores
demuestran alteraciones en la síntesis simultánea, proceso complejo que se relaciona
con las estructuras frontales, con Sánchez, López y Sayazo, 1999.
En el grupo dos se encontró criterios que coincide que en todos los casos se conserva
la estructura categorial de los números y la organización espacial del cálculo.
La tercera tarea de este subtest demanda la solución de un problema aritmético
sencillo. En el caso del grupo de uno, el 40 % de los pacientes (12 casos) presentaron
dificultades. Estos sujetos demostraron imposibilidad para realizar la operación
requerida de forma «mental». e influir de acuerdo con lo planteado por Luria (1982)
en la realización de las operaciones aritméticas y en la posibilidad de captación
simultánea de todas las condiciones del problema. Los casos anteriores no pudieron
retener de primera instancia las condiciones del problema. Un ejemplo de ello es
cuando se les pregunta: «¿cuántas naranjas hay en una docena y media?» Muchos
de ellos se detienen en algunos de los elementos aislados señalando: «no comprendo
lo que quiere decir»,...«en una docena». En estos sujetos una vez ofrecidos niveles de
ayuda, y en mayor tiempo, se percibe claridad en la dirección que se debe tomar para
llegar a la solución. Por ejemplo: «en una docena y media hay 12 naranjas y media».
A diferencia de los anteriores no se aprecia el trabajo de un análisis previo de las
condiciones del problema, ninguna intención de orientarse en sus condiciones,
respondiendo de manera impulsiva a partir de la reacción directa de uno de los
fragmentos del problema, defectos que pueden surgir en la solución de problemas de
pacientes con lesiones en las áreas frontales (Luria, 1982; Quevedo y Ramos, 2005).
En el grupo dos, no se apreciaron tales deficiencias en la verificación y planificación
de las acciones mentales, ni limitaciones en el establecimiento de nexos lógico-
abstractos, esto pudiera estar asociado, en el caso del grupo de estudio a alteraciones
en el funcionamiento de los sistemas funcionales, relacionados con la actividad
analítico-sintética perteneciente a la tercera unidad funcional, que tiene sus bases en
las estructuras prefrontales y frontales de la corteza cerebral.
Secuenciación
La valoración estadística de los datos aportados en el análisis de esta variable aportó
diferencias muy significativas. En el 73 % de los casos del grupo uno, se presentaron
dificultades en el cumplimiento de esta tarea. La imposibilidad de establecer,
adecuadamente, una secuencia de elementos presentados se manifestó en estos
casos con la suma de un solo elemento de la secuencia ya fueran los círculos o los
signos de sumatoria. Unido a la pérdida de la secuencia, aparecen perseveraciones
en su ejecución y esto no se aprecia en el grupo testigo que logra efectuar la
secuenciación sin dificultades. Las acciones de esta tarea están directamente
relacionadas con las funciones ejecutivas.
La imposibilidad de llevar a cabo la secuencia de manera adecuada puede ser un
reflejo de afectación de la capacidad de planear, secuenciar y organizar la
información, según Luria (1982) Pineda (1996) Portellano (2005). se relaciona con la
forma más compleja de las funciones ejecutivas.
Los resultados obtenidos en esta prueba revelan la existencia de dificultades en las
funciones ejecutivas, en las personas en riesgo de presentar deterioro
neuropsicológico, quienes implican las capacidades mentales necesarias para
formular metas, planificar el modo de lograrlas y llevar adelante el plan de manera
eficaz, a decir de Luria, tareas propias de la tercera unidad de funcionamiento
cerebral.
Tabla No.11. Distribución de los miembros de los grupos según los
resultados generales del Neuropsi
Grupos
Muestrales
Normal
No. %
Deterioro
Leve
No.
%
Deterioro
Moderado
No.
%
Deterioro
Severo.
No %
Total.
No.
%
Grupo 1 4
13,33
18
60,0
6 20 2 6,66 30 100
Grupo 2 11
36,66
14
46,66
5 16,66 - - 30 100
Total 25
41,66
32
53,33
3 5,0 2
3,33
60
100
La puntuación total por obtener en esta prueba es de 130 puntos; la
interpretación de los resultados generales puede ser: normal o sin deterioro,
deterioro leve, deterioro moderado y deterioro severo. Para esto se toma en
cuenta la edad y el nivel de escolaridad de las personas en estudio. Los
resultados obtenidos por los adultos mayores estudiados como se aprecia en
la tabla anterior indican un predominio de deterioro leve y moderado en los
miembros del primer grupo, mientras en el segundo predominaron las personas
con deterioro leve o sin deterioro. Los dos casos del grupo uno, ubicados en la
categoría deterioro moderado son personas donde confluyen varios
antecedentes de riesgo de daño neuropsicológico. Uno de ellos había sufrido
un accidente cerebrovascular y tenía antecedentes de hipertensión; el otro
caso es una paciente diabético y con una cardiopatía.
3.5. Análisis de la información obtenida en el Test Multivariado de
Memoria.
Los datos obtenidos en la serie uno dedicada a la exploración del recuerdo
inmediato de palabras, indica diferencias significativas a favor de los adultos
mayores que no presentan riesgo de deterioro neuropsicológico, por lo que
se obtiene p = 0,00 < 0,05, por tanto se rechaza Ho. El índice de recordación
fue mayor en los integrantes del grupo 2, donde el 63, 3 % de los participantes
logró ejecutar la tarea sin dificultades; sin embargo, en los miembros del grupo
2 se encontró que sólo el 20,0 % (para un total de 6 adultos mayores) logró la
memorización en un nivel elevado; es decir, en intervalo de recordación entre
10 y 8 palabras. Los resultados generales obtenidos en esta serie aparecen
seguidamente.
Tabla No. 12. Resultados de la memorización de palabras incluidas en la
serie No 1
Grupo
Muestrales
Nivel del
recuerdo Alto
(10 – 8
puntos).
No. %
Nivel del
recuerdo
Medio (7 – 4
puntos).
No. %
Nivel del
recuerdo Bajo
(3 – 0
puntos).
No. %
Total.
No. %
Grupo 1 6 20,0 7 23,3 17
56,7
30 100
Grupo 2 19 63,3 7 23,3 4
13,3
30
100
Total 25 41,7 14 23,3 21
35,0
60
100
En los miembros del grupo estudio se notaron mayor número de
contaminaciones típicas que en el grupo testigo, quienes además mostraron
un mejor control del proceso de evocación. En general las principales
dificultades se encontraron en las personas del grupo uno con varios factores
de riesgo de deterioro neuropsicológico y mayor edad.
La información obtenida en la serie número dos dedicada a la exploración del
recuerdo mediado confirma un mejor desenvolvimiento en la prueba en los
miembros del grupo dos y esto puede ser apreciado en la siguiente tabla.
Tabla No. 13. Resultados del recuerdo mediato obtenidos en la serie
número dos
Grupo
Muestrales
Nivel del
recuerdo Alto
(15–11
puntos)
No. %
Nivel del
recuerdo
Medio (10–6
puntos)
No. %
Nivel del
recuerdo Bajo
(5– 0 puntos)
No. %
Total.
No. %
Grupo 1 9 30,0 14
46,7
7 23,3 30 100
Grupo 2 22 73,3 6
20,0
2 6,7 30
100
Total 31 51,7 20
33,3
9
15,0
60
100
Al aplicar el estadígrafo se obtuvo p= 0,001 < 0,05; por tanto, se rechaza H1, y se
encuentran diferencias significativas entre el comportamiento de ambos grupos en
relación con la productividad del recuerdo mediato. Los adultos mayores
pertenecientes al grupo muestral dos mostraron mayor eficiencia en la
actividad anémico–lógica, en la recepción, análisis, almacenamiento y
activación de del recuerdo, así como en la regulación y verificación de sus
acciones. Se apreció una merma notable en el nivel de recordación de los
estímulos ofrecidos en el grupo 1, apreciando que el 46,7 % obtuvo
puntaciones comprendidas en el nivel medio y el 23,3 % baja, observando 4
casos críticos con sólo dos palabras estímulos correctamente evocadas. Se
trata de personas con varios antecedentes de factores de riesgo de daño
neuropsicológico.
En la valoración de los resultados obtenidos en esta serie se consideró la
presencia de contaminaciones semánticas descritas por Herrera (1989),
Ramírez, Herrera (2002). Estas contaminaciones muestran alternativas en la
evocación que tienen una relación lógica con las palabras estímulos,
tratándose casi siempre de términos sinónimos por lo que tienen un carácter
inteligente y ofrecen indirectamente una medida del potencial semántico de las
personas exploradas y de su interés por ofrecer respuestas lo más exactas
posibles aún cuando no se evocan los estímulos ofrecidos. Se encontraron
respuestas como riña en vez de pelea, descanso por vacaciones y terror por
miedo entre otras. Se presentó una mayor proporción de este tipo de respuesta
en los miembros del grupo uno que los del dos. Con un 32,3 % y 17,0 %
respectivamente.
Debe destacarse que la construcción lógico semántica del argumento ofrecido
para establecer la relación mnémico mediatizada en esta serie, y el propio
éxito en la evocación del recuerdo se vio sensiblemente afectado en los casos
del grupo uno con varios antecedentes de riesgo neuropsicológico,
expresando un mayor deterioro del recuerdo. Estos datos coinciden con lo
reportado por Snyder, Nussbaum, Robins, 2006.
Los datos obtenidos en el análisis de la serie número tres aparecen reflejados
seguidamente.
Tabla No. 14. Resultados del recuerdo mediato obtenidos en la serie
número tres
Grupo
Muestrales.
Nivel del
recuerdo Alto
(45 – 31
puntos)
No. %
Nivel del
recuerdo
Medio (30–
16 puntos).
No. %
Nivel del
recuerdo Bajo
(15 – puntos).
No. %
Total.
No. %
Grupo 1 2 6,7 7 23,3 21
70,0
30 100
Grupo 2 10 33,3 12 40,0 8 30 100
26,7
Total 12 20,0 19
31,66
29
48,3
60 100
Al aplicar el estadígrafo U, de Mann Whitney, se comprobó que existen
diferencias muy significativas entre el nivel de recuerdo involuntario alcanzado
por los miembros del grupo uno y del grupo dos, y por eso se afecto en mayor
medida la memorización de los integrantes del primero. Se obtuvo p = 0,000 <
0,001, por tanto se rechaza Ho.
Como se aprecia en la tabla anterior el índice de recordación es mucho menor
en los integrantes del grupo uno, situándose el 70 % de estas personas en la
categoría de nivel de recuerdo bajo con un 26,7 % en el grupo dos. Estas
limitaciones en la capacidad del recuerdo involuntario pueden estar asociadas
con sistemas funcionales, vinculados con las estructuras talámicas y ganglios
basales (Smith, Kosslyn, 2008)
Las personas estudiadas de mayor edad presentaron índices de recordación
involuntaria más bajos, esto demuestra que esta capacidad mnémica es muy
sensible a los cambios provocados por la edad. Este fenómeno aparece en
ambos grupos pero es mucho más notable en los integrantes del grupo uno y
se agudizó en aquellos casos donde confluyen varios factores de riesgo de
deterioro neuropsicológico. Estos datos pueden asociarse con el postulado de
A. R. Luria (1982), en relación con que las últimas estructuras en formarse son
las primeras en dañarse por los efectos nocivos de patologías que afectan el
sistema nervioso central y por el proceso de involución natural; todo esto puede
ser indicador de afecciones en los sistemas funcionales vinculados con las
zonas terciarias de la región fronto–temporal.
Valoración general de los datos obtenidos en la Prueba Multivariada de
Memoria.
Tabla No. 15. Clasificación según los resultados generales de la Prueba
de Memoria
Grupos
En
Estudio
Nivel del
recuerdo
Alto (70–53
puntos)
No. %
Nivel del recuerdo
Bueno (52-35
puntos)
No. %
Nivel del
recuerdo
Regular (34-
17 puntos)
No. %
Nivel del
recuerdo
Deficiente
(17–0 )
No. %
Total
No. %
Grupo 1 0 0 7 23,3 12 40 11 36,6 30 100
Grupo 2 2 6,6 12 40,0 10 16,6 6 10,0 30 100
Total 2 3,33 19 31,66 22 36,66 17 28,33 60 100
Al comparar estadísticamente los resultados obtenidos integralmente en los
dos grupos muestrales se obtuvo p= 0,000, esto comprobó la existencia de
diferencias muy significativas en cuanto a la capacidad mnémica entre los dos
grupos, por tanto se rechazó la hipótesis de nulidad y quedó demostrado que
los miembros del grupo uno obtuvieron resultados inferiores tanto en el
recuerdo inmediato de palabras como en el recuerdo mediato y la memoria
involuntaria. Cabe destacar que el 76,6 % de los adultos mayores integrantes
del grupo uno obtuvieron puntajes por debajo de los valores medios lo que se
sitúa en las categorías correspondientes con un nivel de recuerdo regular o
deficiente. Si bien en los integrantes del grupo dos la proporción de personas
que se situaron en un nivel de recuerdo alto fue mínima se encontró que un 40
% mostraron una capacidad mnémica buena y el resto se situó en las
categorías regular y deficiente con un puntaje de 16,6 % y 10,0 %
respectivamente. Neuropsicológicamente estos resultados corroboran los
reportes de otros autores que indican que los procesos mnémicos son de los
primeros en afectarse cuando aparece el deterioro neuropsicológico normal o
patológico, y pueden estar implicados en su deterioro sistemas neurales que
tienen su base en las áreas temporofrontales y basales (Peña, 1994, Perea,
2000, Attix, 2006).
Las limitaciones en el establecimiento de relaciones lógico–abstractas para
lograr la adecuada memorización, el poco control del proceso del recuerdo
voluntario y las evidentes deficiencias en la capacidad mnémica voluntaria
reflejan afectaciones en las funciones ejecutivas y las formas más complejas
de la actividad analítico–sintética, siendo las personas de mayor edad y con
más antecedentes de riesgo neuropsicológico las más propensas a presentar
cuadros clínicos con deterioro mnémico.
En los resultado obtenidos también se confirma la idea defendida por algunos
investigadores en relación con los déficits pues muchas veces se asocian con
el envejecimiento normal pueden estar vinculados con la existencia de factores
de riesgo no controlados como la hipertensión, la diabetes (Jódar, 1994).
Un detalle interesante que mostró indicadores diferenciales fue el tiempo
consumido durante la prueba, este fuemás dilatado en los miembros del grupo
uno con un valor promedio de 40, 4 minutos mientras que en los adultos
mayores que integraron el segundo grupo se consumió como promedio de
31.3 minutos.
3.6. Inventario de Ansiedad Rasgo Estado (IDARE)
Un aspecto primordial de la evaluación neuropsicológica es la investigación de los
cambios ocurridos en la esfera emocional y en la actitud que asumen las personas
antes determinada limitación. Lo afectivo es un elemento inseparable de lo cognitivo y
lo volitivo, como ha sido planteado por el enfoque histórico cultura.
Tabla No. 16. Comparación de las manifestaciones de ansiedad como estado
en los grupos estudiados
Grupo
Muestrales.
Nivel Alto
No. %
Nivel Medio
No. %
Nivel Bajo
No. %
Total.
No. %
Grupo 1 14 46,7 11 36,7 5 16,6 30 100
Grupo 2 10 33,3 12 40,0 8 26,7 30 100
Total 2 4 40,0 23 38,3 13 21,7 60 100
Los índices obtenidos en la comparación de los resultados de la variable ansiedad
estado entre los dos grupos, revelaron la presencia de diferencias estadísticas
significativas donde se obtuvo p = 0,042 < 0,05. En el grupo uno se encontró que el
46,7 % de los casos presentaron índices altos de ansiedad como estado, mientras
que el 36,7 % resultó con niveles medios de ansiedad estado, y un 16,6 % obtiene
ansiedad baja como estado. Resultados diferentes, en cuanto a prevalencia se
notaron en el grupo dos, donde el 33 % de los casos presentó niveles altos de
ansiedad como estado, mientras que el 40 % resultó tener una ansiedad media como
estado, y el 26,7 % presentó niveles bajos de ansiedad como estado.
El elevado nivel de la ansiedad como estado refleja un funcionamiento activado del
sistema nervioso, que mantiene al organismo en la mayoría de los casos en una
situación mantenida de expectativa de inquietud, zozobra y manifestaciones
neurovegetativas; esto desencadena que en el nivel neuropsicológico se afecte el
equilibrio entre los procesos de excitación e inhibición y la estabilidad de actividad
voluntaria y funciones ejecutivas
Tabla No.17. Comparación de las manifestaciones de ansiedad como rasgo en
los grupos estudiados
Grupo
Muestrales
Nivel Alto
No. %
Nivel Medio
No. %
Nivel Bajo
No. %
Total
No. %
Grupo 1 17 56,6 11 36,7 2 6,7 30 100
Grupo 2 7 23,3 19 63,3 4 13,4 30 100
Total 24 40,0 30 50,0 6 10,0 60 100
Al aplicar el test no paramétrico U, de Mann Whitney se encontró que en el caso de
la ansiedad como rasgo un valor p= 0.000 < 0,01, esto refleja diferencias estadísticas
muy significativas y se rechaza Ho. Estas diferencias afectan más a los miembros del
grupo uno donde el 56,6 % de los casos, expresó a través de los reactivos directos
sentirse tensos, contrariados, preocupados, agitados y ansiosos. Asimismo, se
apreciaron niveles de medios de ansiedad como estado en el 36 % de los casos,
mientras que un 6,7 % presentó bajos niveles de ansiedad. Las manifestaciones más
acusadas de ansiedad en este grupo la presentaron mujeres.
En el grupo dos, conformado por los adultos mayores con un envejecimiento menos
afectado por antecedentes patológicos, se encontraron menores evidencias de
ansiedad como estado en un nivel elevado; sin embargo se apreció un predominio
del nivel medio con un 63,3 %. Estas cifras reflejan que en los dos grupos hay
manifestaciones de ansiedad y coinciden con los reportados por Arrabal y Herrera
(2007).
Evidentemente estas manifestaciones de ansiedad en su expresión patológica en el
grupo uno pueden estar asociadas a la complejidad de los cuadros clínicos de estos
gerontes y pueden estar vinculadas con anormalidades en la corteza cingulada
anterior, así como con áreas adyacentes implicadas en la integración emocional
conscientes.
Como se aprecia en los resultados antes mencionados, en los dos grupos hay una
relación dinámica entre la ansiedad como estado y rasgo que resultó más acentuada
en las personas del grupo uno, donde están las personas con riesgo de deterioro
neuropsicológico, y que puede estar relacionado con preocupaciones de esta etapa
del ciclo vital o con la idiosincrasia del cubano. Estos datos pueden asociarse también
a los postulados de Símonov (1990), quien indicó como las exigencias sociales y la
propia actividad humana pueden llevar a que las personas, donde la relación corteza
frontal y sistema límbico es deficiente, presenten alteraciones emocionales
mantenidas, hasta llegar a encontrar personas que sólo de rememorar una emoción
afectógena lleguen a presentar cuadros ansiosos o depresivos a nivel patológico.
3.7. Inventario de Depresión Rasgo-Estado (IDERE)
Tabla No.19. Comparación de las manifestaciones de depresión como estado
en los grupos estudiados
Grupo
Muestrales
Nivel Alto
No. %
Nivel Medio
No. %
Nivel Bajo
No. %
Total
No. %
Grupo 1 14 46,7 8 26,7 8 26,7 30 100
Grupo 2 7 23,3 9 30,0 14 46,7 30 100
Total 21 35,0 17 28,3 22 36,7 60 100
En el caso de la depresión como estado, se vieron diferencias significativas, y se
obtuvo p= 0,040 < 0.05. El 46,7 % de los pacientes del grupo uno presentó elevados
niveles de depresión como estado, mientras que en el 26,7 % de los casos se
observaron niveles medios de depresión como estado, y el 26,7 % niveles bajos en
esta variable. En los miembros del grupo dos se notaron valores inferiores de
depresión en su expresión elevada y media, estos indicadores se aprecian en el 23,3
% y 30,0 % respectivamente. El resto se situó en valores bajos. Si bien estos
indicadores no son despreciables en ambos grupos, resulta muy claro en este análisis
que las expresiones patológicas de la depresión al igual que la ansiedad, son más
notorias en los miembros del grupo uno, donde la comorbilidad de estos dos estados
afectivos patológicos puede ser parte de la estratificación patológica de los trastornos
que presentan trastorno de diabetes, hipertensión, accidentes cerebrovasculares y
otros y pueden estar relacionarse con afectaciones en la corteza prefrontal
ventromedial. Los casos más críticos por la agudeza de la sintomatología fueron del
sexo masculino con antecedentes de enfermedad cerebrovascular trombótica e
infarto del miocardio y pobres redes de apoyo familiar.
Las manifestaciones depresivas en estos casos se relacionan con la sensación de
pérdida de energía, los déficits motores acompañados por dificultades en la
concentración de la atención y la memoria encontradas además durante la
exploración de las funciones cognoscitivas, que obstaculizan en gran medida la
realización de actividades cotidianas y conllevan en algunos casos a la pérdida de
confianza en sí mismos y en sus posibilidades, estos resultados coinciden con los
obtenidos por Díaz y Sanabria, (2005); Arrabal, Herrera, (2007).
La variable encaminada a evaluar la depresión como rasgo arrojó diferencias
medianamente significativas entre ambos grupos, con p= 0.050. La falta de confianza
en sí mismos, unido la preocupación constante por posibles contratiempos son dos
indicadores de peso que denotaron diferencias notables por su incidencia en los
casos de personas que tienen riesgo de deterioro neuropsicológico y son menos
precisas en los adultos mayores que integraron el segundo grupo muestral. El hecho
de encontrar niveles altos y medios de depresión como rasgo en la mayoría de los
pacientes del grupo uno puede indicar que la depresión como estado puede tener de
base la depresión como rasgo. Resultó interesante que la asociación entre el nivel de
escolaridad y depresión indica que al aumentar el nivel escolar si bien existen más
alternativas para explicar las vivencias presentes en cada persona, también pueden
aparecer más preocupaciones que lo lleven a una evaluación negativa de su estatus y
expectativa futura. En los adultos mayores de edad más avanzada y mayores signos
de deterioro la expresión de la depresión fue menor que en los más jóvenes esto
puede estar dado por el hecho de que a medida que avanza la edad el deterioro
neuropsicológico disminuye la crítica sobre su funcionamiento y sus limitaciones.
Estos datos neuropsicológicamente pueden ser explicados por los aportes de A. R.
Luria (1982), Ardila, Ostrosky, (1991), Attix, Welsh-Bohmer (2006),quienes han
señalado que las disfunciones a nivel de hemisferio izquierdo en las áreas
prefrontales y frontales pueden repercutir en la aparición de estados depresivos y en
el control emocional.
3.8. Análisis integrador de los resultados obtenidos
Al valorar integralmente los resultados alcanzados en el presente estudio
resulta destacable la presencia de preocupaciones relacionadas con su
desenvolvimiento en esta etapa de la vida, en particular lo relacionado con lo
económico, redes de apoyo familiar y estado de salud. Sobresalieron
antecedentes familiares de hipertensión, diabetes, cáncer y enfermedades
respiratorias en ambos grupos.
En los antecedentes patológicos de los miembros del grupo uno se encontró la
presencia de cardiopatías asociadas a hipertensión arterial en un número
considerable de personas. De igual forma se encontró en menor medida
diabetes mellitus, enfermedades mentales, accidentes cerebrovasculares,
enfermedades respiratorias, artritis, nefropatias y anemias. Fue significativa la
presencia de antecedentes de intervenciones del corazón, del interior y de las
mamas, operaciones de vesícula, apendicitis, prolapsos y hernias. Resultó
llamativa la combinación de varios antecedentes como por ejemplo diabetes
mellitus, cardiopatía y cáncer de mama o artritis, accidente cerebrovascular e
hipertensión arterial. Lógicamente estas afecciones justifican el riesgo de
deterioro neuropsicológico.
En el grupo dos, los antecedentes de afectaciones fueron menores por propios
criterios de selección. No se encontró ningún caso sin antecedentes
significativos pues los menos complejos fueron dos adultos mayores con
cuadros de depresión y artritis. Aquí también se notaron afecciones
respiratorias como el asma y afecciones circulatorias.
En los antecedentes de hábitos tóxicos se encontró el café y el cigarro como
predominantes, seguidos de las bebidas alcohólicas y otras sustancias. Estos
datos son significativos y se vinculan con la ingestión de fármacos, donde
sobresalió el consumo sistemático de hipotensores, los antihistamínicos y los
psicofármacos. Esta problemática requiere de una valoración integral y puede
estar asociada con el deterioro neuropsicológico encontrado, esto confirma lo
planteado por Uriarte, Portellano (2005).
La exploración neuropsicológica aportó que las afectaciones de la memoria
directa, la mediata y la involuntaria son indicadores de deterioro. El recuerdo
involuntario constituyó uno de los elementos más sensibles a los cambios, y
aparecen más afectado en los casos con más signos de deterioro
neuropsicológico. También las funciones ejecutivas en particular las
relacionadas con la secuenciación, la comprensión, el cálculo y la solución de
tareas que requerían de la síntesis simultánea a nivel óptico–espacial y motor
–perceptual estuvieron dentro de las áreas más afectadas, aspecto que
coincide con lo planteado con otros autores como Luria, (1982 Portellano
(2005), Snyder (2006).
Se encontraron síndromes neuropsicológicos como apractoagnosia
constructiva, afasia semántica, apraxia ideatoria, amnesia de hechos recientes,
apraxia motora o de ejecución. Se observó además la existencia de
sintomatología afectiva relacionada con la depresión y ansiedad; con
predominio de la combinación ansiedad patológica y depresión patológica.
Los sistemas funcionales más afectados en los sujetos del grupo uno están
directamente vinculados con la actividad de las estructuras prefrontales y fronto
–temporales o fronto–parietales. Se confirma la hipótesis de A. R. Luria que
las últimas estructuras en formarse son las primeras en afectarse, estando en
esta situación las vinculadas con la solución de problemas y actividad analítico
–sintética.
Conclusiones
Se constató la existencia de diferencias en cuanto al funcionamiento
neuropsicológico de los adultos mayores incluidos en el grupo de
personas con riesgo de presentar deterioro neuropsicológico, por sus
antecedentes de salud, estado actual y los gerontes de un grupo similar
sin estos antecedentes.
Las mayores afectaciones neuropsicológicas en los miembros del grupo
uno se encontraron en los sistemas funcionales vinculados con las
funciones visoespaciales, visoconstructivas, atencionales, mnémicas
voluntarias e involuntaria y ejecutivas. En los procesos afectivos
predominó la combinación de manifestaciones de ansiedad y depresión
a nivel patológico. Las funciones lingüísticas y de orientación fueron las
mejor conservadas.
En los adultos mayores del grupo dos con mejores antecedentes de
salud se encontró que el declive de las funciones neuropsicológicas fue
más notable en las funciones ejecutivas que tienen que ver con la
síntesis simultánea, generalización, fluidez, cálculo y secuenciación de
tareas. También se encontraron manifestaciones de depresión y
ansiedad a nivel patológico. Resultó menos afectada la capacidad
lingüística denominativa-repetitiva y la orientación.
La relación de ansiedad estado y rasgo, depresión estado y rasgo fue
común en los dos grupos pero resultó más notable en los miembros del
grupo uno, esto puede estar asociado al estado general de salud que en
estos casos está más afectado.
Entre los síndromes neuropsicológicos constatados en los miembros del
grupo uno se destacan por su incidencia la apractoagnosia constructiva,
la afasia semántica, la apraxia ideatoria, la amnesia de hechos recientes
y apraxia motora o de ejecución. Se observó que las deficiencias en el
recuerdo involuntario constituyen un indicador de deterioro
neuropsicológico.
En los adultos mayores explorados, en particular los del primer grupo,
se encontraron afectaciones neuropsicológicas que comprometen el
trabajo de los sistemas funcionales de las tres unidades funcionales,
pero fueron más evidentes las dificultades en las funciones ejecutivas
que tienen que ver directamente con la comprensión, abstracción,
generalización, secuenciación, cálculo y el componente lógico verbal
voluntario, todas propias del trabajo de las áreas prefrontales y frontales
permiten la planificación y verificación de las acciones mentales.
El grupo de edades más representado en la muestra fue el de 60 a 64
a ňos, seguido el de 65 a 69. Predominó el género femenino, el nivel
escolar medio, el estado civil soltero o divorciados y el color de piel
blanco.
Se apreció una elevada combinación de antecedentes de riesgo de
deterioro neuropsicológico, sobresaliendo las personas con infartos del
miocardio y otros trastornos cardiovasculares, la hipertensión, la
diabetes, los accidentes cerebrovasculares y las enfermedades
oncológicas.
Se encontró una elevada incidencia de hábitos tóxicos, predominio la
ingestión de café, consumo de cigarrillos, alcohol y variedad de
fármacos. En estos últimos sobresalieron los antihipertensivos,
vasodilatadores, los psicofármacos del grupo de las benzodiazepinas,
neurolépticos y antidepresivos triciclícos.
Se demostró la efectividad de la metodología de exploración
neuropsicológica, empleada para evaluar el deterioro neuropsicológico
en los adultos mayores estudiados.
Recomendaciones
1. Se debe continuar la línea investigativa; desarrollar estudios que
permitan profundizar en las características neuropsicológicas de adultos
mayores en muestras más amplias y que pertenezcan a diferentes
contextos.
2. Al Tener presente el impacto social y connotación humana de la
Universidad del Adulto Mayor en la sociedad cubana actual se deben
evaluar neuropsicológicamente a los gerontes que se incorporen a la
misma para desde esta perspectiva desarrollar acciones que contribuyan a
mantener y fortalecer los procesos psíquicos e incidir en aquellas área que
son sensibles al daño neuropsicológico con un fundamento científico.
3. Se debe incorporar la evaluación neuropsicológica a las acciones de
diagnóstico e intervención con adultos mayores en instituciones de salud a
nivel primario para detectar tempranamente los casos en riesgo de
afectaciones neuropsicológicas.
4. Los resultados, obtenidos en el presente trabajo deben ser valorados por
profesionales de la salud especializados en la atención al adulto mayor con
vistas a su valoración y posible aplicación en la práctica asistencial.
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