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FEDNA PROTEÍNAS DE FASE AGUDA EN EL CERDO BARCELONA, 4 y 5 de Noviembre de 2002 XVIII CURSO DE ESPECIALIZACION FEDNA 163 ESTUDIO DE LAS PROTEÍNAS DE FASE AGUDA EN EL CERDO Y SU RELACIÓN CON LOS RENDIMIENTOS PRODUCTIVOS Carlos Piñeiro Noguera PigCHAMP Pro Europa S.A. 1.- INTRODUCCIÓN La producción porcina actual está cada vez más influenciada por criterios de calidad. Factores relacionados con la sanidad de los animales, seguridad alimentaria, criterios medioambientales y respeto a las normas de bienestar animal son cada vez más valorados por los consumidores, y por tanto, incluidos en los criterios de producción para generar mayor confianza en el producto final. El estrés puede definirse como la respuesta biológica obtenida cuando un individuo percibe una amenaza para su homeostasis (Moberg, 2000). Durante el proceso productivo, los cerdos están sometidos a numerosos factores que pueden inducir estrés, generándose más pérdidas cuando actúan diferentes factores estresantes en combinación, debido al carácter aditivo de los efectos (Hyun, 1998). Entre los factores considerados se encuentran la relación social de los cerdos dentro de su propia camada o al ser mezclados con otros grupos, los factores ambientales relacionados con las características de la propia explotación (pautas de alimentación, espacio por animal, condiciones de manejo, temperatura ambiental, entre otros (Francisco, 1996), y las alteraciones sanitarias (Heegard, 1998). Debe diferenciarse entre el estrés no amenazante y sin consecuencias y el estrés amenazante con efecto sobre el bienestar animal, la salud o los rendimientos productivos, también llamado distrés (Moberg 2000). Una vez que percibe una amenaza, el animal reacciona con diferentes respuestas, que pueden afectar a su comportamiento, al sistema nervioso autónomo, al sistema neuroendocrino o al sistema inmune (Baumann, 1994). Es la denominada respuesta de fase aguda, que comprende un conjunto de mecanismos complejos que se inician inmediatamente después del estímulo, produciéndose cambios endocrinos, fisiológicos y metabólicos (Johnson, 1997, Hienrich, 1990). Estos cambios suponen un incremento en el catabolismo de proteínas, incremento de la gluconeogénesis, alteración del metabolismo lipídico, proteolisis con balance negativo de nitrógeno y disminución de los enzimas lipogénicos (Kushner, 1982). Todo ello tiene un coste biológico, ya que el animal destina energía que debería haberse dedicado al crecimiento o a la reproducción para atender al estrés (Moberg, 1992). La respuesta del organismo parece ser cuantitativa, existiendo correlación entre la intensidad del estrés y el cambio metabólico (Eurell, 1992, Williams, 1997).

Estudio de Las Proteínas de Fase Aguda en El Cerdo y Su

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un estudio de las proteinas en porcinos

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ESTUDIO DE LAS PROTEÍNAS DE FASE AGUDA EN EL CERDO Y SU RELACIÓN CON LOS RENDIMIENTOS PRODUCTIVOS

Carlos Piñeiro Noguera

PigCHAMP Pro Europa S.A. 1.- INTRODUCCIÓN

La producción porcina actual está cada vez más influenciada por criterios de calidad. Factores relacionados con la sanidad de los animales, seguridad alimentaria, criterios medioambientales y respeto a las normas de bienestar animal son cada vez más valorados por los consumidores, y por tanto, incluidos en los criterios de producción para generar mayor confianza en el producto final.

El estrés puede definirse como la respuesta biológica obtenida cuando un individuo percibe una amenaza para su homeostasis (Moberg, 2000). Durante el proceso productivo, los cerdos están sometidos a numerosos factores que pueden inducir estrés, generándose más pérdidas cuando actúan diferentes factores estresantes en combinación, debido al carácter aditivo de los efectos (Hyun, 1998). Entre los factores considerados se encuentran la relación social de los cerdos dentro de su propia camada o al ser mezclados con otros grupos, los factores ambientales relacionados con las características de la propia explotación (pautas de alimentación, espacio por animal, condiciones de manejo, temperatura ambiental, entre otros (Francisco, 1996), y las alteraciones sanitarias (Heegard, 1998).

Debe diferenciarse entre el estrés no amenazante y sin consecuencias y el estrés amenazante con efecto sobre el bienestar animal, la salud o los rendimientos productivos, también llamado distrés (Moberg 2000). Una vez que percibe una amenaza, el animal reacciona con diferentes respuestas, que pueden afectar a su comportamiento, al sistema nervioso autónomo, al sistema neuroendocrino o al sistema inmune (Baumann, 1994). Es la denominada respuesta de fase aguda, que comprende un conjunto de mecanismos complejos que se inician inmediatamente después del estímulo, produciéndose cambios endocrinos, fisiológicos y metabólicos (Johnson, 1997, Hienrich, 1990). Estos cambios suponen un incremento en el catabolismo de proteínas, incremento de la gluconeogénesis, alteración del metabolismo lipídico, proteolisis con balance negativo de nitrógeno y disminución de los enzimas lipogénicos (Kushner, 1982). Todo ello tiene un coste biológico, ya que el animal destina energía que debería haberse dedicado al crecimiento o a la reproducción para atender al estrés (Moberg, 1992). La respuesta del organismo parece ser cuantitativa, existiendo correlación entre la intensidad del estrés y el cambio metabólico (Eurell, 1992, Williams, 1997).

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Hasta este momento hay muy pocos parámetros objetivos que se hayan aplicado al análisis del bienestar animal y al rendimiento de las producciones porcinas. Durante los últimos años ha habido diferentes intentos para cuantificar la respuesta al estrés mediante diferentes medidas endocrinas, de comportamiento, del sistema nervioso autónomo o inmunológicas, aunque ninguna de ellas ha demostrado claramente su eficacia. Una de las razones principales puede ser la gran variabilidad individual en la respuesta, que puede explicarse, entre otros factores, por la genética, la edad o la experiencia previa (Moberg, 2000). Otro factor que complica los estudios es la dificultad en la obtención de muestras, ya que en ocasiones el propio método puede provocar estrés y producir efectos fisiológicos evaluables (sujeción, sangrado). Estos factores se hacen más evidentes en estudios desarrollados en condiciones comerciales.

Las proteínas plasmáticas cuya tasa de síntesis hepática se modifica significativamente en esas situaciones, se denominan de fase aguda (PFA). La concentración plasmática de estas proteínas puede disminuir (en cuyo caso se denominan PFA-negativas, tales como prealbúmina, transferrina, albúmina y otras), o aumentar considerablemente (PFA positivas). Entre las PFA positivas de la especie humana destacan la proteína C reactiva (CRP), el amiloide A sérico, la α1-glicoproteína ácida (GPA), algunos inhibidores de proteasas, la haptoglobina y fibrinógenos (Steel, 1994). La naturaleza de las PFA depende de cada especie (Gruys, 1994). La concentración sérica de las principales PFA positivas puede aumentar de 2 a 4 veces (GPA, fibrinógenos, haptoglobina, entre otras) o incluso decenas de veces (CRP, amiloide A sérico en el caso humano) respecto de los animales sanos.

Recientemente, se ha propuesto que la medida de diferentes PFA en la sangre de cerdos puede ser de gran interés práctico para ese tipo análisis (Saini 1991, Toussaint, 1995, Francisco, 1996). De este modo, animales o sistemas de producción en los que las condiciones de explotación, aparte de razones clínicas o subclínicas, conduzcan a un proceso de fase aguda, serían más fácilmente identificados. Las determinaciones de PFA permitirían, por comparación de distintos sistemas productivos, identificar los factores o procedimientos de explotación corrientes que provocan mayor estrés en los cerdos, lo que serviría para evaluar y mejorar los sistemas productivos. Hay algunos trabajos recientes que sugieren la utilidad de la PFA haptoglobina para identificar lotes de animales en los que la falta de higiene, la carencia de vigilancia, etc, han inducido un estrés inmunológico en los animales, caracterizado por una respuesta pobre a las vacunaciones y una reducción en la eficacia en la conversión de los alimentos (Lipperheide, 1998).

Los sistemas de inspección veterinaria deben garantizar no sólo la bondad higiénico-sanitaria de los animales que llegan a los mataderos sino también la calidad de su carne. La glucolisis post-mortem es uno de los factores que más influyen en la calidad de la carne (Moss, 1992). Si el proceso glucolítico se produce con rapidez hay una acumulación de lactato y un descenso del pH ya en los 45 minutos después del sacrificio (con pH<5,9). Esto ocurre mientras la temperatura de la canal se mantiene todavía próxima a la del animal vivo, lo que ocasiona la desnaturalización de proteínas del músculo que se traduce en carnes pálidas, blandas y exudativas (PSE). La pérdida de fluido antes y durante el cocinado produce una carne de baja calidad para el consumo. Sin embargo, si la

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producción de lactato está limitada por las bajas reservas de glucógeno en el momento del sacrificio, el pH último es alto y la carne es oscura, firme y seca (DFD) y tiene poca capacidad de conservación.

Ambas condiciones anormales de carnes PSE y DFD están influenciadas por el estrés que se produce en las etapas finales previas al matadero (Moss, 1980). Cuando el estrés se produce inmediatamente antes del sacrificio, entonces la incidencia de PSE aumenta. La carne DFD se presenta cuando el animal ha estado sometido a un estrés de duración más larga o ha ayunado, ya que ambos factores agotan el glucógeno del músculo (Moss, 1978).

Por todo ello, la posibilidad de efectuar determinaciones rápidas y fiables en matadero que garanticen la ausencia de situaciones de fase aguda debidas a mal manejo o a condiciones sanitarias deficientes parece en estos momentos particularmente interesante. Si además tenemos en cuenta la tendencia desarrollada en los últimos años por la industria de producción y transformación de la carne para desarrollar sistemas de calidad que garanticen la bondad de todos los factores relacionados con la producción, la utilidad de estas proteínas como marcadores de calidad adquiere especial interés.

Estudios recientes realizados en el laboratorio del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular y Celular de la Facultad de Ciencias (Universidad de Zaragoza), han demostrado que la inyección de aceite de trementina en cerdos (a dosis de 0,2-0,3 ml/kg de peso corporal) provoca un incremento considerable en la concentración plasmática de CRP, haptoglobina y, sobre todo, la de una nueva α2-glicoproteína que se ha denominado pig-MAP (Lampreave, 1994). Esta proteína de peso molecular 120.000 no había sido descrita antes ni en ésta ni en otras especies. Secuencias parciales de aminoácidos de la proteína purificada, al compararlas con los datos del SWISS-PROT Protein DataBase (Banco internacional de secuencias de proteínas), mostraron analogías moderadas con la cadena H-2 del inhibidor de tripsina inter-α (ITI) humano.

La proteína pig-MAP se purificó a partir de un suero de cerdo de fase aguda (Lampreave, 1994). La proteína purificada se ha utilizado para preparar antisueros (anticuerpos) específicos inyectándola en conejos. Con este antisuero se han detectado proteínas homólogas en las especies ovina, bovina, humana y en la rata. En todas ellas la proteína es de fase aguda positiva. Los genes correspondientes de las proteínas humana, porcina y de rata han sido recientemente clonados en otros laboratorios (Saguchi, 1995, Hashimoto, 1996). Tanto la proteína pig-MAP como la PK-120 (su homóloga humana) son proteínas de fase aguda tipo 1 dependientes de IL-6 (González-Ramón et al., datos no publicados). La concentración plasmática de la pig-MAP se determina normalmente en este laboratorio por inmunodifusión radial. En la inflamación experimental provocada por aceite de trementina, o quirúrgicamente, se ha observado (Lampreave, 1994) que la pig-MAP puede aumentar de 20 a 30 veces respecto de la concentración basal que varía entre 0,3 y 0,8 mg/ml (dependiendo de la edad del animal). El valor máximo se alcanza a los dos días y después disminuye hasta recuperar los valores originales a los 10–12 días de la iniciación del proceso de fase aguda.

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2.- OBJETIVOS

Los experimentos presentados se encuentran dentro del proyecto CDTI –010000-2000-27, ‘Determinación de proteínas de fase aguda en el cerdo y su relación con los rendimientos zootécnicos y calidad de canal’, y en ellos se pretende determinar:

♦ Los niveles de pig-MAP en granjas de diferente sanidad y manejo. ♦ Los niveles de pig-MAP en transportes de diferente duración y calidad.

o Larga duración y calidad excelente o estándar o Corta duración y calidad estándar

♦ Los niveles de dos PFA (pig-MAP y haptoglobina) en situaciones de estrés inducido.

3.- MATERIAL Y METODOS 3.1.- Diseño experimental

3.1.1.- Niveles de las PFA en cada momento del periodo de crecimiento-cebo bajo diferentes condiciones. Experimento 1

Se obtuvo la curva patrón desde la entrada a cebo, a las 9 semanas de vida, hasta el

periodo final del cebo; así, se tomaron muestras de 10 animales de 9, 11, 13, 15 y 19 semanas de vida de dos granjas de ciclo cerrado, una de excelente manejo y alto estado sanitario (libre de enfermedad de Aujeszky, actinobacilosis por A. pleuropneumoniae, enfermedad de Glässer por H. parasuis, sarna y con baja prevalencia del síndrome respiratorio y reproductivo porcino (PRRS) y micoplasmosis por M. hyopneumoniae ) y otra de manejo deficiente y bajo estado sanitario (elevada prevalencia de actinobacilosis por A. pleuropneumoniae, del síndrome respiratorio y reproductivo porcino (PRRS), y micoplasmosis por M. hyopneumoniae). El porcentaje de muertes era bajo en la primera granja (<2%) y elevado en la segunda (>10%).

3.1.2.- Conocer los niveles de las PFA en transporte a diferente distancia y de diferente calidad. Experimento 2 - Larga distancia. Ensayo 1

♦ Se tomaron muestras de 32 verracos a su llegada al centro de cuarentena y 30 días después, tras un viaje de larga duración (48 h) bajo excelentes condiciones de transporte (2 m2/animal, con serrín en el suelo y suplemento de agua y pienso).

♦ Se tomaron muestras de 19 verracos a su llegada al centro de cuarentena y 30 días después, tras un viaje de larga duración (24 h) bajo condiciones habituales de transporte (1,5 m2/animal, sin serrín en el suelo ni suplemento de agua y pienso).

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- Corta distancia. Ensayo 2. ♦ Se tomaron muestras de 200 animales, la mitad machos enteros y la mitad

hembras, en la nave de cebo el día anterior al sacrificio y en el matadero inmediatamente después del mismo. El viaje fue de corta duración (<1 h) siendo la distancia al matadero de 70 Km y el tiempo de espera pre-sacrificio corto (< 45’).

3.1.3.- Conocer el efecto de factores de estrés inducidos sobre la pérdida de rendimientos y los niveles de las PFA pig-MAP y haptoglobina. Experimento 3

Se determinó la influencia del estrés inducido por hacinamiento y temperatura en machos enteros y hembras entre 20 y 100 kg sobre los rendimientos productivos y PFA 3.2.- Determinaciones

Las PFA se determinaron en el laboratorio del Departamento de Bioquímica de la

Facultad de Ciencias (Universidad de Zaragoza), mediante técnicas y reactivos inmunoquímicos desarrollados en dicho laboratorio (Lampreave, 1994).

3.3.- Análisis estadístico

♦ El análisis de los niveles en granjas de diferente estado sanitario se realizó mediante el procedimiento GLM del programa estadístico SAS (1991) utilizando el animal individual como unidad experimental para la determinación de la concentración de pig-MAP en grupos de animales de igual edad.

♦ El análisis de las muestras de transporte se realizó mediante un análisis de medidas repetidas, estudiando el efecto del tratamiento y del tiempo sobre la concentración de PFA, utilizando el procedimiento GLM del programa estadístico SAS (1991).

♦ El estudio del efecto del estrés inducido utilizó el animal individual como unidad experimental en la determinación del crecimiento y la celda como unidad experimental en la determinación del consumo y el índice de transformación. El peso inicial de dos animales fue introducido como covariable. Se estudiaron los efectos principales y las interacciones entre ellos. Los datos fueron presentados en tablas como medias corregidas por mínimos cuadrados. Para el análisis de las PFA se utilizó el procedimiento GLM del SAS (1991) estudiando los efectos principales y las interacciones entre ellos.

3.4.- Resultados 3.4.1.- Niveles de pig-MAP en granjas de diferente estado sanitario y manejo. Experimento 1

Las granjas mostraron diferentes niveles de pig-MAP a lo largo del periodo estudiado en función de su estado sanitario. Los resultados se muestran en el cuadro 1. La granja de mejor estado sanitario y manejo muestra siempre niveles más bajos de pig-MAP

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que la peor, y aunque la diferencia es significativa sólo en la semana 13, hay tendencia a serlo en otras dos (semanas 9 y 15). A partir de la semana 9ª se produce el traslado a cebo en la práctica comercial (±20 kg), momento habitualmente de alto riesgo para la aparición de problemas patológicos, debido al estrés del cambio, mezcla de animales con sus problemas derivados tanto de la socialización como de la circulación de patógenos. Frecuentemente, éste es el periodo de mayores problemas en la granja de baja sanidad, con graves dificultades en la adaptación de los animales y comienzo de la sintomatología y lesiones de actinobacilosis y PRRS. Ningún incremento en la concentración de pig-MAP fue observado en la granja de alta sanidad durante el periodo estudiado.

Cuadro 1.- Concentración de pig-MAP en granjas de diferente estado sanitario Nivel sanitario Semana 91 Semana 11 Semana 13 Semana 152 Semana 19 NS Alto 1,16 0,99 0,71ª 0,93 0,82 NS Bajo 1,96 1,19 2,35b 1,15 1,24 ESM 0,20 0,08 0,08 0,06 0,08

1P = 0,065. 2P = 0,088. Letras diferentes en una misma columna indican diferencias significativas (p<0,001). ESM = Error estándar de la media; n = 19. 3.4.2.- Niveles pig-MAP en transportes de diferente duración y calidad. Experimento 2

a.- Efecto del transporte de larga distancia y de la calidad del mismo sobre las concentraciones de pig-MAP en verracos finalizadores. Ensayo 1

La calidad del transporte de larga duración tuvo un efecto sobre la concentración de pig-MAP (cuadro 2). Los resultados muestran niveles mayores de pig-MAP en los animales trasladados en un transporte de condiciones comerciales que en el transporte de excelente calidad (3,29 vs 1,40, p<0,001). Ambos resultados son considerablemente superiores a los obtenidos en la granja de alta sanidad y buen manejo del primer estudio (en torno a 1 mg/ml). Después de 30 días en el centro de cuarentena, ambos grupos de animales no mostraron diferencias en los niveles de pig-MAP (0,97 vs 0,95, p>0,05), resultando niveles muy próximos al nivel medio encontrado en la granja de alta sanidad en el primer estudio. Cuadro 2.- Concentración de pig-MAP (mg/ml) en verracos de selección tras transporte de larga

duración de diferente calidad

Calidad de transporte Llegada 30 d después Excelente 1,40ª 0,97 Estándar 3,29b 0,95 ESM 0,27 0,04

Letras diferentes en una misma columna indican diferencias significativas (p<0,001). ESM = Error estándar de la media; n = 34 y 16 respectivamente

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b.- Efecto del transporte comercial de corta distancia y del sexo sobre las concentraciones de pig-MAP en híbridos comerciales. Ensayo 2 El transporte comercial de corta duración no tuvo efecto sobre la concentración de pig-MAP en el matadero, aunque sí se detectaron diferencias entre los sexos. Los resultados se muestran en el cuadro 3.

Cuadro 3.- Concentración de pig-MAP (mg/ml) en híbridos comerciales tras transporte comercial de corta distancia (<70 km) y corto periodo de espera pre-sacrificio (<1h)

Transporte Granja (1 día pre-sacrificio) Matadero Machos enteros 1,10ª 1,21ª Hembras 0,71b 0,84b ESM 0,04 0,04

Letras diferentes en una misma columna indican diferencias significativas (p<0,001). Efecto tiempo p>0,05. ESM = Error estándar de la media; n =100.

El muestreo en la granja el día anterior al sacrificio, muestra niveles medios

similares a los encontrados en animales sanos con buen manejo (2 estudios anteriores) siendo superiores en los machos enteros que en las hembras (1,10 vs 0,71, p<0,01). Tras el transporte los niveles de pig-MAP aumentaron ligeramente en ambos sexos, aunque de manera no significativa respecto del valor en granja (1,21 vs 0,84 en machos enteros y hembras respectivamente, p>0,05). Esta situación puede estar influenciada tanto por el transporte como para el periodo de 12 h de ayuno previo a la carga y deberán efectuarse ensayos posteriores que aclaren la posible influencia de ambos efectos. 3.4.3.- Efecto del estrés inducido por hacinamiento y temperatura sobre los rendimientos productivos y los niveles de pig-MAP y haptoglobina de cerdos de cebo a.- Objetivos

Los objetivos de este ensayo fueron: i. Evaluar el efecto del estrés inducido por temperatura y hacinamiento

sobre los rendimientos productivos de cerdos en cebo. ii. Evaluar el efecto de los mismos factores de estrés sobre las

concentraciones plasmáticas de las PFA pig-MAP y haptoglobina. iii. Determinar la posible relación entre los rendimientos zootécnicos y la

concentración sérica de ambas proteínas. b.- Material y métodos i.- Animales e instalaciones experimentales

El experimento se desarrolló en las instalaciones del Centro de Pruebas de Porcino de Hontalbilla de la Junta de Castilla y León. Se utilizaron 229 híbridos comerciales LW x LD-LW con un peso inicial de 18,4±221 kg provenientes de un solo origen, la mitad machos

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enteros y la mitad hembras. Los animales fueron vacunados en origen con dos dosis de STELLAMUNE® contra la micoplasmosis y se administró medicación preventiva en agua (Doxiciclina, Doxivet, Divasa-Farmavic) antes de su traslado.

Los animales se distribuyeron en función de su sexo y peso inicial en tres tratamientos que se correspondían con niveles de hacinamiento (0,55 –HAC-, 0,75 -CON- y 1,25 –AMP- m2 por animal) asignando 4, 7 ó 9 animales a cada celda. Todos los tratamientos fueron distribuidos en tres salas con regulación de temperatura, estableciéndose los niveles de cada una en 26º C (control), en 32º C (caliente) y en 20º C (fría). Las salas eran prácticamente idénticas con suelo de cemento, tolva de un solo agujero en la parte anterior y bebedero en la parte posterior. ii.- Piensos experimentales

Se administraron ad libitum piensos de crecimiento (60-116 d) y acabado (116-158 d), basados en cebada, trigo y soja, formulados para superar los requerimientos nutricionales del NRC (1988). Los nutrientes principales de cada pienso se adjuntan en los cuadros 4 y 5.

Cuadro 4.- Perfil nutricional y de materias primas del pienso de crecimiento (60-116 d)

Ingrediente % Nutriente % Cebada 40 P. bruta 18,0 Trigo nac 35 G. Bruta 4,2 Soja 44 20,2 F. Bruta 4,0 Manteca 2,6 FND 11,9 Carbonato calc. 1,1 Almidón 41,4 Sal 0,35 A. linoléico 1,2 L-lisina 0,35 Cenizas 4,4 Fitasa 0,087 Calcio 0,60 Metionina liq. 0,057 P total 0,38 L-treonina 0,053 P disp. 0,14 Enzimas 0,050 Na 0,15 Cl colina 0,15 Cl 0,49 Otros 0,03 Metionina 0,32 Met+Cys 0,65 Lisina 1,05 Treonina 0,67 EN Mcl /kg 2375 ED Mcl /Kg 3378 P digestible 0,22

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Cuadro 5.- Perfil nutricional y de materias primas del pienso de acabado (116-158 d)

Ingrediente % Nutriente % Cebada 43,4 P. bruta 17,0 Trigo nac 31,6 G. Bruta 4,3 Soja 44 17,6 F. Bruta 3,9 Manteca 2,8 FND 11,6 Melaza 2,5 Almidón 41,1 Carbonato cálcico 1,1 A. linoleico 1,2 Sal 0,35 Cenizas 4,4 L-lisina 0,15 Calcio 0,60 Fitasa 0,085 P total 0,37 Metionina liq. 0,005 P disp. 0,14 Cl colina 0,15 Na 0,17 Otros 0,26 Cl 0,50 Metionina 0,26 Met+Cys 0,57 Lisina 0,90 Treonina 0,58 EN Mcl /kg 2375 ED Mcl /kg 3362 P digestible 0,21

iii.- Controles realizados

Se controló el peso de los animales a los 60, 74, 88, 102, 116, 130, 151 y 158 d de vida, así como el consumo de pienso en los periodos de crecimiento (60-116 d) y acabado (116-158 d). En cada control de peso se tomaron muestras de sangre mediante venopunción en la vena cava, en la parte inferior del cuello de 6 animales de cada tratamiento. Dentro de cada celda, los animales se sangraron de manera rotatoria para evitar el posible efecto inductor de estrés del propio proceso de sangrado. Con cada muestra se determinó la concentración de las PFA pig-MAP y haptoglobina. iv.- Análisis estadístico Se determinaron la ganancia media diaria (GMD), el índice de conversión (IC) y el consumo medio diario (CMD) en cada periodo y en los periodos de crecimiento, acabado y total. Los niveles séricos de pig-MAP y haptoglobina se estimaron a partir de las muestras recogidas los días de los controles de peso. Los datos se analizaron mediante el procedimiento GLM del SAS (1991) para diseños en bloques al azar. El modelo incluyó como efectos principales el nivel de hacinamiento, el sexo y la sala y las interacciones dobles y triples entre ellos. El peso inicial de los animales se utilizó como covariable y todos los datos se presentan como medias corregidas por mínimos cuadrados.

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c.- Resultados y discusión

Los resultados productivos y de PFA se muestran en los cuadros 6 a 10.

Cuadro 6.- Efecto de la temperatura y del hacinamiento sobre la ganancia media diaria (GMD, g/d), el índice de transformación (IC) y el consumo medio diario (CMD, kg/d) en la fase de crecimiento

Tratamiento 1 2 3 4 5 6 7 8 9 Sala FRIA NORMAL CALIENTE Espac./anim. (m2) 1,25 0,75 0,55 1,25 0,75 0,55 1,25 0,75 0,55 ESM

60-74 GMD 606 684 657 665 669 638 709 650 580 25 IC 1,57 1,40 1,46 1,32 1,32 1,51 1,50 1,48 1,65 0,11 CMD 0,94 0,96 0,96 0,89 0,88 0,95 1,02 0,92 0,92 0,04 74-88 GMD 774 744 714 729 713 784 817 775 825 30 IC 1,56 1,67 1,73 1,55 1,61 1,55 1,29 1,54 1,53 0,07 CMD 1,19 1,23 1,23 1,15 1,14 1,22 1,07 1,23 1,26 0,05 88-102 GMD 663 601 599 718 599 552 681 626 685 27 IC 2,08 2,16 2,24 1,95 2,13 2,39 1,91 2,06 2,02 0,13 CMD 1,29 1,31 1,34 1,39 1,29 1,30 1,36 1,30 1,35 0,05 102-116 GMD 916 911 948 937 887 911 675 603 734 33 IC 1,86 2,02 1,88 1,90 1,94 2,01 2,33 2,47 2,36 0,14 CMD 1,67 1,81 1,78 1,64 1,60 1,82 1,66 1,57 1,69 0,07 60-116 GMD 732 735 730 786 736 729 722 665 704 16 IC 1,75 1,81 1,82 1,69 1,74 1,83 1,74 1,84 1,85 0,05 CMD 1,27 1,33 1,33 1,27 1,22 1,32 1,28 1,26 1,30 0,04

ESM = Error estándar de la media. n (GMD) = 25. n (IC, CMD) = 4.

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Cuadro 7.- Efecto de la temperatura y del hacinamiento sobre la ganancia media diaria (GMD, g/d), el índice de transformación (IC) y el consumo medio diario (CMD, kg/d) en la fase de acabado

Tratamiento 1 2 3 4 5 6 7 8 9 Sala FRIA NORMAL CALIENTE Espac./anim. (m2) 1,25 0,75 0,55 1,25 0,75 0,55 1,25 0,75 0,55 ESM

116-130 GMD 976 914 830 934 899 957 984 954 968 30 IC 2,12 1,95 2,47 2,32 2,01 2,18 1,99 2,03 2,06 0,13 CMD 2,07 1,80 2,05 2,04 1,82 2,08 1,95 1,91 2,00 0,10 130-151 GMD 1022 970 833 1032 972 842 942 874 842 32 IC 2,44 2,39 2,73 2,20 2,43 2,70 2,41 2,45 2,59 0,12 GMD 2,48 2,32 2,26 2,27 2,28 2,28 2,27 2,26 2,16 0,10 151-158 GMD 1125 1053 971 884 1033 875 883 925 1131 68 IC 2,29 2,59 2,99 3,25 2,53 2,70 3,09 3,04 2,38 0,37 CMD 2,54 2,65 2,50 2,43 2,65 2,32 2,65 2,38 2,64 0,14 116-158 GMD 1024 965 856 975 958 886 947 909 934 23 IC 2,29 2,29 2,62 2,35 2,30 2,51 2,38 2,36 2,34 0,07 CMD 2,36 2,20 2,23 2,22 2,19 2,22 2,23 2,16 2,19 0,08 60-158 GMD 858 834 784 869 832 797 819 770 802 16 IC 2,03 2,04 2,19 1,99 2,02 2,15 2,04 2,09 2,09 0,05 CMD 1,74 1,70 1,71 1,64 1,63 1,69 1,68 1,63 1,67 0,05

ESM = Error estándar de la media. n (GMD) = 25. n (IC, CMD) = 4.

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Cuadro 8.- Efecto del sexo y del hacinamiento sobre la ganancia media diaria (GMD, g/d), el índice de transformación (IC) y el consumo medio diario (CMD, g/d) en la fase de crecimiento. Tratamiento 1 2 3 4 5 6 Sexo HEMBRAS MACHOS Espac./anim. (m2) 1,25 0,75 0,55 1,25 0,75 0,55 ESM

60-74 GMD 693 698 658 628 637 592 20 IC 1,45 1,36 1,45 1,47 1,44 1,63 0,09 CMD 1,00 0,91 0,97 0,90 0,93 0,92 0,04 74-88 GMD 810 708 802 737 781 747 24 IC 1,53 1,71 1,64 1,40 1,51 1,57 0,06 CMD 1,20 1,24 1,31 1,08 1,16 1,16 0,04 88-102 GMD 657 571 629 698 646 595 22 IC 2,12 2,22 2,24 1,84 2,01 2,20 0,10 CMD 1,36 1,32 1,38 1,33 1,28 1,28 0,04 102-116 GMD 832 731 822 853 870 907 27 IC 2,01 2,33 2,20 2,06 1,96 1,97 0,11 CMD 1,63 1,65 1,74 1,69 1,67 1,78 0,06 60-116 GMD 748 691 727 747 733 715 13 IC 1,76 1,87 1,86 1,69 1,73 1,80 0,04 CMD 1,30 1,28 1,35 1,25 1,26 1,28 0,03

ESM = Error estándar de la media. n (GMD) = 38. n (IC, CMD) = 5.

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Cuadro 9.- Efecto del sexo y del hacinamiento sobre la ganancia media diaria (GMD, g/d), el índice de transformación (IC) y el consumo medio diario (CMD, g/d) en la fase de acabado

Tratamiento 1 2 3 4 5 6

Sexo HEMBRAS MACHOS

Espac./anim. (m2) 1,25 0,75 0,55 1,25 0,75 0,55 ESM 116-130 GMD 859 921 924 1071 924 913 25 IC 2,24 1,98 2,23 2,05 2,01 2,25 0,10 CMD 1,88 1,83 2,05 2,16 1,86 2,04 0,08

130-151 GMD 881 913 8010 1116 963 868 26 IC 2,47 2,47 2,73 2,23 2,38 2,61 0,10 CMD 2,18 2,27 2,19 2,50 2,30 2,27 0,08

151-158 GMD 967 859 987 961 1148 998 55 IC 2,88 2,95 2,71 2,87 2,49 2,68 0,31 CMD 2,53 2,49 2,48 2,55 2,63 2,49 0,12

116-158 GMD 888 907 879 1076 981 905 19 IC 2,41 2,38 2,52 2,27 2,25 2,47 0,06 CMD 2,14 2,16 2,19 2,40 2,21 2,23 0,06

60-158 GMD 809 784 792 889 840 797 13 IC 2,07 2,12 2,16 1,98 1,99 2,12 0,04 CMD 1,66 1,65 1,70 1,72 1,66 1,68 0,04

ESM = Error estándar de la media. n (GMD) = 38. n (IC, CMD) = 5.

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Cuadro 10.- Efecto de la temperatura ambiental, de la relación espacio/animal y del sexo

sobre la evolución del peso (kg) en las fases de crecimiento y acabado. Días Espacio/animal (m2) Sala Sexo de vida 1,25 0,75 0,55 Fría Normal Calient

e Hembras Machos ESM

60 MAP 0,79a 0,83a 1,20a 0,90a 0,87a 1,05a 0,88a 1,00a 0,21 HPT1 0,46a 0,56a 0,84a 0,85a 0,35a 0,65a 0,70a 0,53a 0,16 74 MAP2 0,97a 0,68a 0,66a 1,07a 0,64b 0,60b 0,63a 0,91b 0,11 HPT 0,61a 0,68a 0,45a 0,90a 0,51b 0,32b 0,65a 0,50a 0,11 88 MAP 0,87a 0,78a 0,84a 0,83a 0,84a 0,81a 0,80a 0,86a 0,10 HPT 1,15a 0,26b 0,33b 0,51a 0,63a 0,60a 0,53a 0,63a 0,13 102 MAP 2,58a 2,51a 2,14a 2,62a 2,69a 1,91a 2,64a 2,18a 0,31 HPT 1,57a 1,70a 1,45a 1,47a 1,62a 1,62a 1,82a 1,32b 0,11 116 MAP 0,74a 0,75a 1,05a 0,65a 1,03a 0,86a 0,90a 0,79a 0,23 HPT 0,81a 0,79a 1,21a 0,69a 1,20a 0,92a 1,08a 0,79a 0,29 130 MAP 0,85a 0,63a 0,71a 0,65a 1,00a 0,54a 0,78a 0,68a 0,23 HPT 0,83a 0,82a 0,90a 0,83a 1,06a 0,66a 0,95a 0,75a 0,24 151 MAP 0,50a 0,57a 0,72a 0,65a 0,65a 0,48a 0,54a 0,65a 0,08 HPT3 0,52a 0,61ab 1,02b 0,79a 0,81a 0,54a 0,83a 0,60a 0,16 158 MAP4 0,58a 0,57a 1,27b 0,79a 0,89a 0,74a 0,59a 1,02a 0,19 HPT 0,95a 0,76a 1,78b 1,12a 1,27a 1,10a 1,07a 1,25a 0,20

1Hpt 60: P (sala fría – normal) = 0,07. 2MAP 74: P (1,25 m2 – 0,55 m2) = 0,08. 3Hpt 151: P (0,75 m2 – 0,55 m2) = 0,10. 4MAP 158: P (Hembras – Machos) = 0,08. ESM = Error estándar de la media; n = 11. Letras diferentes en una misma columna indican diferencias significativas (P < 0,05).

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Periodos de crecimiento (60-116 d de vida), acabado (116-158 d de vida) y global (60-158 d de vida)

Los animales AMP crecieron más que los animales CON y HAC (847 vs 811 y 794, p<0,05), tanto en la fase de crecimiento (60-116 d) como en la de acabado (116-158 d), aunque el efecto fue más marcado en esta última. También el índice de conversión fue mejor en los animales AMP que en los HAC, tanto en el periodo global como en los dos subperiodos (1,73 vs 1,83 y 2,34 vs 2,49, p<0,05), mostrando los animales CON resultados intermedios entre ambos. El consumo, por contra, no se vio significativamente afectado por el grado de hacinamiento, (p>0,05).

Por otra parte, la temperatura ambiental influyó significativamente en los rendimientos productivos de los animales en la fase de crecimiento, en la que los animales de la sala normal y fría crecieron más que los de la sala caliente (743 y 734 vs 703, p<0,05). No hubo diferencias en cuanto al IC y el CMD sólo fue superior numéricamente (3%) en los animales de la sala fría, tanto en los periodos de crecimiento y acabado.

Por último, los machos enteros mostraron mejor GMD e IC que las hembras en el periodo de acabado (986 vs 890 y 2,33 vs 2,44, p<0,05) y total (843 vs 792 y 2,03 vs 2,12, p<0,05) aunque sólo mejor IC en el periodo de crecimiento (1,74 vs 1,83, p<0,05) ya que la diferencia en GMD fue sólo numérica. Periodos críticos Periodo de entrada a cebo (60-74 d de vida) A lo largo del ensayo se observaron interacciones entre los efectos principales en diferentes momentos, normalmente asociados a situaciones de mayor estrés. La primera de ellas se produce en la entrada al cebadero entre los 60 y 74 d de vida (entre 18 y 27 kg de peso vivo aproximadamente), momento en el que no sólo se encuentran presentes los factores de estrés inducidos en el ensayo, sino que además los animales están expuestos tanto al estrés por el transporte y cambio de nave (con influencia posterior sobre los rendimientos productivos, según los resultados de Ekkel, 1996) como por el proceso de socialización y establecimiento de jerarquía con nuevos compañeros de celda (Hyun, 1998). Por ello, este periodo de adaptación a la entrada al cebo resulta muy importante en los rendimientos posteriores y en la aparición o complicación de determinadas patologías existentes.

La primera implica a la temperatura de la sala y al espacio por animal, donde los animales AMP crecieron mejor en la sala caliente que en la fría, mostrando la sala control resultados intermedios. Este hecho puede deberse a las necesidades de temperatura de los animales, que en este caso fueron mejor cubiertas por la sala caliente, cuyo rango de temperatura, osciló siempre entre 30 y 35 ºC (figuras 1, 2 y 3), resultando entre 18 y 25 ºC en el mismo periodo en la sala fría.

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Al analizar los niveles de ambas PFA a los 74 días de vida, se encontró la misma interacción, mostrando los animales de sala caliente niveles más bajos tanto de pig-MAP como de haptoglobina que los de la sala fría, aunque la interacción presentó un mayor nivel de significación para la pig-MAP que para la haptoglobina (p<0,01 y p=0,12, respectivamente). Este hecho es debido a la menor variabilidad de la primera, ya que en algunos animales no se encontraron niveles detectables, lo que puede ser debido bien a la mayor variabilidad individual en la síntesis de la propia proteína, como a la gran avidez de la haptoglobina por la hemoglobina, por lo que en casos de muestras de suero hemolizadas los niveles detectados pueden resultar poco fiables (Smith, 1994).

Figura 1. Evolución de la temperatura en la sala fría

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05

1015202530354045

1 6 11 16 21 26 31 36 41 46 51 56 61 66 71 76 81 86 91 96

d

Tª (º

C)

�����������������Tª maxTª min

Figura 2.- Evolución de la temperatura en la sala control

También se encontró en este periodo una interacción entre la temperatura de la sala

y el sexo, tanto para la GMD como IC, en el sentido de que los machos en la sala caliente rindieron peor que las hembras, sin diferencia en las otras salas. Este hecho, en principio paradójico, dada la buena respuesta global de los animales en esta fase a temperaturas altas, se debe principalmente al comportamiento de los machos HAC y puede explicarse por el elevado nivel que presentaban el día de la entrada tanto de pig-MAP como de haptoglobina al comienzo del ensayo (2,51 y 1,66 mg/ml de pig-MAP y haptoglobina

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05

1015202530354045

1 6 11 16 21 26 31 36 41 46 51 56 61 66 71 76 81 86 91 96

d

Tª (C

)

����������������������������������Tª max

Tª min

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respectivamente), concentración superior a la µ + 3σ, lo que supone un valor fuera de lo normal respecto de los demás grupos en el mismo momento. Una elevación de esta magnitud de las PFA ha sido descrita en situaciones de fase aguda por infecciones por diferentes autores (Lampreave, 1994, Asai, 1999), lo que en ese caso podría explicar el paradójico peor crecimiento y conversión de los machos HAC de esa sala respecto de los mismos machos HAC de las salas fría y normal.

Figura 3.- Evolución de la temperatura en la sala caliente

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05

1015202530354045

1 7 13 19 25 31 37 43 49 55 61 67 73 79 85 91

d

Tª (º

C) �����������������

Tª máx.Tª mín.

Este hecho, puede explicar también la interacción triple encontrada en este periodo

para los rendimientos productivos, ya que el crecimiento de los machos en la sala caliente HAC es peor que el de todos los demás grupos de animales.

Obviando este último grupo por la imposibilidad de separar el efecto del tratamiento, del de sufrir un proceso infeccioso de fase aguda desde el momento inicial del ensayo, el grupo de animales machos AMP en sala fría presenta el peor crecimiento de todos los grupos siendo significativamente distinto de 9 de los 18 tratamientos del ensayo.

Esta interacción también aparece en las concentraciones de pig-MAP y haptoglobina a los 74 días de vida (primer control tras el inicio del ensayo) donde los machos AMP en la sala fría presentan concentraciones de pig-MAP y haptoglobina cuatro y tres veces superiores respectivamente a la media de todo el conjunto de animales en ese momento. Este hecho sugiere una relación entre los rendimientos productivos y los niveles de las PFA que coincide con los resultados de diferentes autores (Eurell, 1992, Dritz, 1996) Periodo 88-102 d de vida

Una vez superada esta fase de adaptación, los animales mejoran sus rendimientos productivos hasta llegar al periodo entre 88 y 102 d de vida de los animales (28 d tras el inicio del ensayo). En esta fase y debido a las elevadas temperaturas exteriores (>40º C) el sistema no pudo mantener el rango de temperaturas prefijado en las salas control y fría mostrando temperaturas mínimas y máximas superiores a las programadas. Este hecho puede apreciarse en las figuras 1-3 En el mismo periodo de tiempo, se observó una

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disminución global de los rendimientos productivos que afectó menos a los animales AMP respecto de los CON y HAC, tanto en GMD (679 vs 612 y 609 respectivamente, p<0,05) como en IC (1,98 vs 2,12 y 2,22, p<0,05), aunque no hubo diferencias en la ingesta. También fue menor, aunque sólo numéricamente, en los animales de la sala caliente que en los de las salas control y fría, no detectándose tampoco diferencias entre sexos. En este periodo se observaron nuevamente interacciones, la primera entre la temperatura de la sala y el hacinamiento y la segunda entre el sexo y el hacinamiento. En la primera, los animales a mayor densidad sólo crecieron peor en las salas que más variaron su temperatura (normal y fría) no observándose efecto debido al hacinamiento en la sala caliente en ese periodo (p=0,08).

La segunda interacción, mostró que en este periodo las hembras no resultaron afectadas en función del grado de hacinamiento, pero sí los machos, en el sentido que los animales AMP crecieron más que los HAC (p<0,05) mostrando los machos un peor crecimiento que las hembras, según se disminuye el espacio por animal. Todos los grupos de animales mostraron un incremento (p<0,05) de los niveles de ambas PFA respecto de los niveles del control anterior. Entre las salas sólo hubo diferencias numéricas para los niveles de ambas PFA correspondiendo los mayores niveles a las salas control y fría (las de mayor incremento de temperatura respecto de los niveles anteriores al cambio), pudiendo relacionarse este efecto más con la intensidad del cambio que con el cambio en si mismo (Ladewig, 2000). Niveles de PFA al final del periodo de cebo (158 d de vida) En este periodo es donde cabe esperar un mayor efecto debido al hacinamiento, por lo que el estudio de las PFA parece especialmente interesante al final del periodo de cebo. Al analizar sus niveles, se observan niveles superiores en animales sometidos a estrés por hacinamiento, ya que ambas PFA mostraron niveles más elevados en los animales HAC que en CON o AMP (1,27 vs 0,57 y 0,58, y 1,78 vs 0,76 y 0,95, p<0,05, para pig-MAP y haptoglobina). Por otra parte no se encontraron diferencias debidas a la temperatura de la sala o al sexo, aunque en este caso los machos mostraran concentraciones numéricamente superiores, existiendo una interacción entre el sexo y el nivel de hacinamiento ya que en los machos, éste provocaba concentraciones crecientes de ambas PFA mientras que en las hembras no se observaba este efecto. En este caso existe además, una relación directa con la pérdida de rendimientos productivos demostrada en la fase de crecimiento y acabado debida al grado de hacinamiento (figura 4). Al estudiar el periodo global de crecimiento (60-116 d de vida), se observa un mejor crecimiento de los animales AMP y una mayor eficacia en la utilización del pienso. Así mismo se observa un mejor crecimiento de los animales de sala control respecto de la caliente sin diferencias en el IC.

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Figura 4.- Crecimiento (g/d) en el periodo de acabado y concentraciones de pig-MAP y haptoglobina (mg/ml) al final del mismo periodo

0

200

400

600

800

1000

1200

1.25 m2 0.75 m2 0.55 m2 1.25 m2 0.75 m2 0.55 m2Espacio por animal

GM

D (g

/d)

0,00

0,50

1,00

1,50

2,00

2,50

mg/

ml

GMD MAP HPT

Hembras MachosSignificación de la interacción P (GMD) < 0.01P (PFA) < 0.05

4.- CONCLUSIONES En las condiciones en las que se han realizado estos ensayos y muestreos, podemos concluir: Las PFA pig-MAP y haptoglobina incrementan su concentración en granjas de baja

sanidad con bajos rendimientos y elevada mortalidad, por lo que su utilización como una herramienta para conocer la situación y la eficacia de la producción puede ser considerada.

El transporte incrementa la concentración de estas PFA relacionándose directamente la cuantía del incremento con la calidad de aquel, pudiéndose reducir en gran medida el estrés debido al mismo con transportes de mayor calidad. El transporte comercial a matadero de corta duración no incrementa significativamente la concentración de la pig-MAP, aunque deben realizarse experimentos posteriores para conocer si esto es debido a la intensidad del factor estresante o a la falta de tiempo para incrementar su concentración.

El estrés por incremento de densidad disminuye los rendimientos productivos de los animales. Este efecto es más marcado en la fase de acabado, siendo los machos enteros más sensibles que las hembras. El estrés por temperatura influye menos en los resultados productivos de los animales, resultando más sensibles a la magnitud del cambio que al valor absoluto del factor de estrés.

Los factores de estrés tienen un efecto aditivo sobre la pérdida de rendimientos productivos, resultando siempre más sensibles los machos enteros.

La concentración de las PFA analizadas se incrementa en condiciones de estrés inducido, pudiendo ser utilizadas como marcadores situaciones de estrés que impliquen pérdida de rendimiento en granja.

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5.- IMPLICACIONES Las PFA, especialmente pig-MAP y haptoglobina, en ganado porcino se muestran como una nueva herramienta para la evaluación de sistemas productivos y de calidad. Por una parte, parece interesante su utilización en producción como una herramienta precisa para el diagnóstico de situaciones alteradas, con presencia de patologías, afectación rendimientos productivos y mayor mortalidad. Esta herramienta debe ser complementaria a las utilizadas actualmente (seroperfiles para enfermedades específicas, necropsias, análisis de síntomas clínicos, programas informáticos de análisis de producción) para aclarar cual es el origen de esa elevación (infeccioso, manejo, entre otros). Según la precisión con la que puedan ser detectadas podrían ser utilizadas como un “termómetro químico” de la explotación (Gruys, 2001). Por otra parte, su utilización en el matadero como herramienta de sistemas destinados a garantizar la calidad, también debe ser considerada, ya que podrían garantizar la ausencia de animales en situación de fase aguda, por el motivo que fuera, de la cadena de alimentación humana. El diagnóstico preciso podría hacerse posteriormente mediante los métodos clásicos (examen anatomopatológico, clínica, serología frente a patologías específicas, etc.). Igualmente puede considerarse su utilización para definir con más precisión cual son las actuaciones, medidas y normas a considerar en el bienestar animal evaluando métodos o sistemas de trabajo, no sólo mediante esquemas de comportamiento, sino añadiendo estimadores objetivos de estrés. 6.- RESUMEN La influencia de los criterios de calidad, seguridad y bienestar en la producción animal es cada vez mayor. Desde este punto de vista, es necesaria la utilización de nuevas herramientas para la evaluación de la calidad de los procesos, la detección de puntos críticos en el sistema de producción, así como garantizar, en lo posible, la ausencia de riesgos y el cumplimiento de las nuevas normativas. En estas circunstancias, cobra mayor interés la utilización de las proteínas de fase aguda (PFA) como biomarcadores. Las PFA se pueden definir como proteínas plasmáticas cuya tasa de síntesis hepática varía en situaciones de respuesta de fase aguda debida a infecciones u otros factores inductores de estrés. Son biomarcadores inespecíficos pero muy sensibles, cuya concentración se modifica incluso antes de la aparición de los síntomas clínicos, lo que les puede adjudicar un papel predictor. Las causas más habituales de elevación son infecciones, traumas y mal manejo. En ocasiones se ha demostrado la elevación sérica permanente en condiciones sanitarias deficientes (Holck, 1998). Estas características las presentan como candidatos para la evaluación del nivel sanitario de granjas y sistemas de producción en programas de medicina preventiva y para la identificación precoz de situaciones subclínicas que cursen con pérdidas de rendimiento. También se ha propuesto su posible utilidad como marcadores de calidad en matadero garantizando la ausencia de situaciones de fase aguda en matadero debidas a infecciones o mal manejo en el transporte (Taylor, 2002).

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En esta revisión se presentan tres experimentos que se diseñaron para conocer su potencial como marcadores de estrés y de pérdidas de rendimiento en condiciones comerciales de producción. En el experimento 1 se compararon dos granjas de diferente nivel sanitario y calidad de manejo, mostrando la granja de baja sanidad niveles superiores (p<0,05) de PFA que la de alta sanidad en los momentos con incidencia clínica de enfermedad. El experimento 2 constó de dos ensayos; en el ensayo 1 se evaluó el efecto de la calidad del transporte de larga distancia en verracos de selección, mostrando los animales transportados bajo condiciones excelentes niveles menores de PFA a la llegada que los transportados en condiciones estándar (p<0,0001). En el ensayo 2 los animales transportados en condiciones comerciales no mostraron incremento (p>0,05) de la concentración de PFA en el matadero, aunque sí se detectaron niveles superiores en los machos enteros (p<0,05). En el experimento 3 se indujo estrés mediante incremento de temperatura y disminución del espacio por animal en machos enteros y hembras. La disminución de espacio afectó negativamente en todos los periodos al rendimiento de los animales (p<0,05) pero debido principalmente al comportamiento de los machos enteros en el periodo de acabado (p<0,05). El estrés térmico afectó al crecimiento de los animales en la fase de crecimiento y total (p<0,05). Las PFA pig-MAP y haptoglobina mostraron niveles superiores en los mismos grupos de animales (p<0,05). Estos datos sugieren las posibilidades de las PFA como marcadores de calidad de producción, de bienestar animal y de pérdidas de rendimiento en condiciones comerciales de producción. 7.- REFERENCIAS ASAI, T., MORIM, M., OKADA, M., URUNO, K., YAZAWA, S. y SHIBATA, I. (1999) Veterinary

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