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ESTUDIANDO EL HIPNOTISMO. MANUEL FILOMENO DE MIRANDA DIVALDO FRANCO
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ESTUDIANDO EL HIPNOTISMO
MANUEL FILOMENO DE MIRANDA/DIVALDO FRANCO
Libro: En los Bastidores de la Obsesión
Fuimos informados Por el hermano Saturnino de que, en el proceso
de desobsesión, en el que nos empeñábamos al lado de la familia
Soares, sería necesario coger mejores lecciones en torno al problema de
la hipnosis espiritual practicada por Entidades Vengadoras de la
Erraticidad, antes de tomar conocimiento detallado de las tareas que se
realizaban en el Anfiteatro. Para tal cosa, recibiríamos, en primera
oportunidad, la visita de sabio Mensajero Espiritual que venía a
nuestros trabajos e, utilizándose de la mediúmnidad del hermano
Morales, que nos daría lucido mensaje sobre la Hipnología.
Anunciada la noche de los trabajos en que recibiríamos al bendecido
Instructor, nos preparamos convenientemente y, llegado el momento,
tras la apertura de los trabajos, que fue procedida por el hermano
Petitinga, y las instrucciones normales, el médium, en trance
sonambúlico, comenzó a hablar.
Hechas las saludaciones iniciales y acostumbradas, la Entidad, que
irradiaba bondad y simpatía, comenzó a expresarse con inolvidable
inflexión de voz: —Hermanos en la fe restaurada: «que Jesús, el
Divino Benefactor, nos bendiga y nos guarde, dándonos Su paz e
inspiración! «Desde tiempos inmemoriales que son conocidas
algunas de las prácticas de Hipnotismo moderno, que ocupaba en las
religiones de los pueblos de la antigüedad oriental lugar de relevo,
aunque con nomenclatura diversa. “El Egipto faraónico, a través de sus
sacerdotes, que pesquisaban los más variados fenómenos psíquicos con
los recursos de que disponían, dedicó diversos templos al sueño, en los
cuales se realizaban las experiencias hipnológicas de expresivos
resultados. Los taumaturgos caldeos practicaban con finalidades
terapéuticas, logrando respetable suma de beneficios.
Y las diversas literaturas referentes a la hipnología conservan aún hoy
fragmentos históricos de su viaje multisecular a través de incontables
civilizaciones que quedaron en el pasado... «Se debe, sin embargo, a
Frederico Antonio Mesmer el gran impulso que lo trajo a los tiempos
modernos.
Todavía, merece considerado que Paracelso, autor del concepto y teoría
del fluido, anteriormente ya se interesara por experiencias magnéticas,
que serían posteriormente desdobladas por Mesmer. Consideraba
Mesmer el fluido como siendo el medio de una influencia mutua entre
los cuerpos celestes, la tierra y los astros», afirmando que ese fluido se
encuentra en todas partes y llena todos los espacios vacíos, poseyendo
la propiedad de «recibir, propagar y comunicar todas las impresiones
del movimiento». Y elucidaba: «El cuerpo animal experimenta los
efectos de ese agente: y es insinuándose en la substancia de los nervios
que el los afecta inmediatamente».
«Formado por la Universidad de Viena, el ilustre médico defendió la
tesis que intitulo: «Influencia de los astros en la cura de las
enfermedades», a través de la cual exponía su teoría del fluido,
inspirada, sin duda, en el tradicional concepto del fluido universal.
«Fijado en tal opinión, concluía que las enfermedades provienen de la
ausencia de ese fluido en el organismo, fluido que pasa, entonces, a ser
el alma de la vida. “Utilizándose de 27 proposiciones o aforismos,
estableció las bases de su pensamiento y se transfirió de Viena para
Paris, al final del siglo 18, dando inicio, mientras tanto al fuerte
preconcepto académico entonces reinante, sus prácticas, que tenían de
cierto modo un carácter burlesco, teniendo em vista la forma bizarra
con que se presentaba, sin la preocupación de atender a la seriedad de
una labor de orden científico. “Comprensiblemente, el aparato algo
teatral conseguía influenciar a los pacientes que buscaban el auxilio ».
Haciendo una pausa, como la de coordinar históricamente los
conceptos, prosiguió, con expresivo énfasis: — “Avanzando de sorpresa
a sorpresa, en las experiencias magnéticas al lado de portadores de
disturbios nerviosos, creo Mesmer la (tina de las convulsiones» (*),
alrededor de la cual podían ser atendidas simultáneamente hasta 130
personas. “Allí se reunían paralíticos, neurópatas de clasificación
compleja que, en contacto con el fluido magnético, eran acometidos de
convulsiones violentas de las cuales salían con los nervios relajados,
liberados de las enfermedades que los consumían.
(*) La “Tina de las convulsiones” o baquet (en francés) se constituía de
amplia caja de madera con dimensiones gigantes, de forma circular y
llena de láminas de hierro. Sobre las láminas eran colocadas garrafas
llenas de agua adredemente magnetizadas. Esas garrafas se
asemejaban a vasos comunicantes, por estar interligados y el líquido
pasar a través de todas. De la tina, por aberturas asimétricas, salían
innumerables barras delgadas y largas de hierro, muebles, que los
pacientes aplicaban sobre los órganos enfermos. Los pacientes
formaban diversas hileras en torno del baquet, de forma poder a un solo
y mismo tiempo beneficiarse de los resultados magnéticos. Más allá de
eso, se dejaban atar a la cintura por una cuerda, unos a los otros, y se
daban las manos con la finalidad de formar un anillo de fuerza, a fin de
ampliar la acción del fluido.
“Acatado por unos, perseguido por otros, Mesmer terminó por
abandonar Paris y se transfirió para Nursburg, en el lago de Constanza,
algo convalido y desprestigiado. « Sus experiencias, sin embargo,
llamaron la atención de hombres ilustres e interesados en la búsqueda
de métodos capaces de disminuir las aflicciones humanas. Entre esos, el
Marqués De Puységur, (1) en 1787; mientras magnetizaba un campeón
de nombre Víctor Race, fue sorprendido por extraña ocurrencia: el
paciente adormeció y en ese estado presento admirable lucidez, siendo
capaz de producir eficiente diagnóstico a respecto de males orgánicos
que lo afligían y sugerir segura terapéutica. El sueño era ameno, sin
convulsión ni tormento, entrañando el inicio del período denominado
entonces sonambulismo. «El hecho, digno de estudios, se tornó de
súbito instrumento de charlatanismo y fue denominado como
maravilloso, dando margen a especulaciones naturalmente ridículas e
indignas. Todavía, se estaba en el camino cierto, a pesar de las veredas
falsas. La Academia, convocada para opinar a través de encuestas
conducidos con mala fe, llego a la conclusión de que todo no pasaba de
burla, y cerró, desde entonces, «ojos y oídos» a los aventureros,
relegándolos al más amplio desprecio.
(1) EL Marqués De Puységur, dominado por sentimientos
humanitarios, magnetizó un árbol en su propiedad de Busancy con
el objetivo de auxiliar a los pobres que, tocando en el antiguo
vegetal, se decían mejorar a través de sus recursos benéficos.
Mesmer, por su vez, interesado igualmente en la más amplia
difusión del magnetismo, también como en la colecta de resultados
espectaculares, instruyo a su empleado, tornándolo su cooperador
para atender a la clientela en un crecimiento espantoso. Además
del baquet que atendía a número colectivo, había la aplicación del
magnetismo individualmente, hecho de manera bastante grosera,
mas, aun así, de resultados sorprendentes... “Pesquisidores
conscientes, no en tanto, no desanimaron y, de entre esos, el Barón
De Potet y Carlos Lafontaine se hicieron los más notorios por los
libros que escribieron y los espectáculos públicos a los que se
presentaran, exhibiendo los resultados de sus investigaciones,
aunque no fuesen realmente científicos. «No en tanto, el
descubrimiento de Puységur vino influenciar poderosamente al
sacerdote portugués José Custodio de Faria, nacido en Concolim de
Bardez, en África Portuguesa y residente en Paris, que, gracias a su
notable trabajo, pasó a ser llamado en Francia l’abbé de Faria, que
consiguió, con inauditos esfuerzos, liberarse de todas las prácticas y
formas hasta entonces vigentes, estableciendo que el fenómeno
procedía de la sugestión, dependiendo, evidentemente, del paciente.
Desconsideró las presentaciones ridículas, sin conseguir, no en
tanto, despertar la atención de los sabios y académicos... “Las
experiencias de De Puységur conducirían el fenómeno al campo de la
transposición de los sentidos, visión a distancia y a través de cuerpos
opacos, etc... “Todavía, al cirujano inglés James Braid se debe la
introducción del termino hipnotismo en lugar de magnetismo y
nuevas conclusiones sorprendentes en el sector de las pesquisas,
teniéndose en vista ser el espiritualista. Asistía el a una sesión de
Lafontaine, para averiguar lo que había de real en el debatido
problema de la magnetización, cuando se sintió despertado para
algunos de los fenómenos más modestos, lo que lo llevó a realizar, el
mismo, incontables experiencias, en el transcurso de las cuales, tras
a conseguir el sueño provocado en sus «sujetos», deparó con los
estados de catalepsia y letargia, encontrando nuevo campo para
experimentaciones valiosas. Estábamos fascinados. Era una síntesis
histórica del Hipnotismo, entonces aplicado en nuestros trabajos
espirituales, y que hoy tiene amplio curso entre médicos y
odontólogos, reflexologías y psiquiatras, constituyendo preciosa
disciplina creadora de estudios profundos y complejos. El Instructor,
tras ligera reflexión, dio curso a exposición fluente y clara: — “En el
año de 1878, sin embargo, el Profesor João Martinho Charcot
profirió una serie de conferencias en el Hospital da Salpêtrière,
modificando en la Academia la rehabilitación del desdeñado
Magnetismo, ahora presentado con nomenclatura diferente:
Hipnotismo, expresión compatible, sin duda, con las experiencias en
curso. Todavía, el eminente profesor Charcot, lidiando
exclusivamente con histéricas internadas en el Hospital de la
Salpêtrière, llegó a la conclusión apresurada de que el hipnotismo
es una neuropatía de carácter automatista, que se manifiesta en el
enfermo a través de tres fases distintas: catalepsia, letargia y
sonambulismo, relegando el fenómeno hipnótico a un plano de
descrédito y mismo de objeción. “Mientras el Profesor Charcot
pontificaba en la Universidad da Salpêtrière, acusado por el
Profesor Pedro Janet de apenas haber hipnotizado sensitivas ya
condicionadas por estudiantes que practicaban el sonambulismo en
ausencia del maestro, creando en los perceptores un estado de
automatismo patológico lamentable (2), se destaca en la Escuela de
Nancy o Dr. Liébault, que desde 1860 aplicaba los recursos
hipnológicos diariamente em su clínica, con resultados expresivos,
discordando terminantemente de la conceptuación histeropata de
los maestros de Salpêtrière... La Escuela de Nancy reunió hombres
notables, de entre los cuales el profesor Bernheim, que fuera atraído
a (2) ese mismo Profesor Pierre Janet publicara, en 1889, un libro
Intitulado “Automatismo psicológico”, a través del cual, entre
diversas conclusiones, intenta desmoralizar a los médiums,
situándolos entre los histéricos, en la condición de simples
automatista. Hipnotismo, a través de uno su cliente para el cual
fallaran todos los recursos, y se curara con una única sesión de
hipnosis en la clínica del Dr. Liébault. (3) A partir de ese momento,
quedaron definitivamente establecidas las dos corrientes
preponderantes en la Hipnología: la de que el fenómeno hipnótico
encuentra mejor campo y es específico en los histéricos, y aquella
que afirma lo opuesto, estableciendo que las personas portadoras de
cerebro normal, capaces de mejor concentración en las ideas que se
les sugieren, son las realmente hipnotizables. Corrientes de
pensamientos diversos, estandarizadas según los múltiples
experimentadores, han sido presentadas, creando opiniones
esdrújulas y no pocas veces ridículas. La verdad, sin embargo, es que
las dos Escuelas francesas, la de Salpêtrière, en la cual pontificaban
los conceptos de la histeropatia, y la de Nancy, afirmando la
legitimidad de la sugestión en todos los individuos, merecerían de la
posteridad estudios más acentuados y mejor consideraciones,
aunque la gran mayoría de los pesquisidores haya discordado de
Charcot, Pedro Jauet, Babinski, sus más ilustres representantes.
(3) Allan Kardec, el eminente Codificador, acentuó que: “São
extremamente variados los efectos de la acción fluídica sobre los
enfermos, de acuerdo con las circunstancias. Algunas veces es lenta y
reclama tratamiento prolongado, como en el magnetismo ordinario;
otras veces es rápida como una corriente eléctrica. Hay personas
dotadas de tal poder que operan curas instantáneas en algunos
enfermos, por medio apenas de la imposición de las manos, o hasta
exclusivamente por un acto de voluntad. Entre los dos polos extremos de
esa facultad hay infinitos matices. Todas las curas de ese género son
variedades del magnetismo y solo difieren por la intensidad y por la
rapidez de la acción. El principio es siempre el mismo: el fluido, a
desempeñar el papel de agente terapéutico y cuyo efecto se alla
subordinado a su cualidad y a la circunstancias especiales”. La Génesis,
de Allan Kardec, 14ª edición — Capitulo XIV —Ítem 32 — FEB. — Nota,
do Autor espiritual.
«El Profesor Carlos Richet, a cuyo trabajo tanto deben las ciencias
fisiológicas y psicológicas, el eminente catedrático de la Universidad de
Paris, realizó estudios sistematizados, expuso con lealtad los resultados
obtenidos y consiguió interesar a los más eminentes estudiosos do su
tiempo, entre los cuales el propio Profesor Charcot, que tras las
conclusiones del maestro fisiologista resolvió estudiar en profundidad
el Hipnotismo»... Y dando diversa inflexión a la voz, el Benefactor, en el
cual se alineaban conocimientos valiosos y experiencias de alto realce,
adujo: — «Lo que nos importa, entretanto, considerar, es el mecanismo
como se efectúan las intervenciones hipnológicas entre los individuos
encarnados, y más particularmente entre desencarnados y encarnados,
en los procesos dolorosamente obsesivos, tanto como en la reciprocidad
del intercambio entre los despidos de la indumentaria carnal. «Las
ondas mentales exteriorizadas por el cerebro mantienen firme
intercambio en todos los cuadrantes de la Tierra y fuera de ella. Los
Pensamientos actúan sobre hombres y mujeres desprevenidos y la
sugestión campea victoriosa atrayendo fuerzas positivas o negativas
con las cuales sintonizan, en lacerantes connubios de los cuales nacen
presiones y surgen permisos de libertad, por donde transitan opiniones,
aspiraciones, ansias... «Merece recordado concepto del Nazareno: Donde
estuviera el tesoro ahí el hombre tendrá el corazón», lo que equivale a
decir que cada ser respira el clima de la provincia en que sitúa los
valores que le sirven de retentiva en la retaguardia o que se constituyen
alas de liberación para el futuro. «Pensamiento y voluntad —son las
dos palancas de propulsión al infinito y, al mismo tiempo, los dos hilos
de esclavitud en los reductos infelices y pestilencias del «inferno» de las
pasiones. «Pensar y actuar, identificándose con los factores de la
atención, constituyen la fórmula mágica del comportamiento individual
al principio, y colectivo luego después, en que, ora por instinto gregario,
ora por afinidad psíquica, se reúnen los comensales de esta, o de aquella
idea. «Cielo o infierno, por tanto, son dependencias que construimos en
nuestro íntimo, vitalizadas por las aspiraciones y mantenidas con largo
esfuerzo por las actitudes que imprimimos en el día a día de la
existencia. “Por tales procesos, provincias de angustia y regiones de
suplicio, oasis de ventura e islas de esperanza nacen en lo recóndito de
cada mente y se multiplican al imperio de incontables voluntades que se
reúnen, en todos los departamentos del planeta.
Inicialmente, el hombre se convierte en el ángel o en el demonio, que el
propio elabora por fuerza de la idea superior o viciada en que se
complace, sintonizando, por un proceso natural de afinidades, con otras
mentes encarnadas o no, que vibran en las mismas fajas-pensamiento,
produciendo procesos de hipnosis profunda que se despersonalizan y se
nutren, sustentados, recíprocamente, por fuerzas vitales de fácil
manipulación inconsciente, que gravitan em todas partes.
En ese sentido, conviene considerar las lecciones superiores del
Espiritismo, que ofrece panorama de elevada estructura mental y
moral, facultando registros de ideas superiores capaces de mantener
una higiene psíquica libertadora de toda conexión con las Entidades
infelices del Mundo Espiritual Inferior o con las vibraciones que pairan e
la Tierra misma, y que proceden de vigorosas mentes aun esposadas
que se imantan unas a las otras, realizando intercambio dañoso, de
largo curso y de imprevisibles consecuencias. «En todo proceso
hipnológico, pues, conviene examinar la cuestión de la sintonía y de la
sugestión, con razones poderosas, sino imprescindibles para la
consecución de los objetivos: la fijación de la idea invasora. «El Profesor
José Gasset, por ejemplo, el excelente maestro de Montpelier, inspirado
en las observaciones realizadas em torno del polígono cerebral que
también servirá de base a Wundt y Charcot, afirmaba haber descubierto
allí el centro de la conciencia, el núcleo de la voluntad, colocando,
inmediatamente abajo, el centro de Broca, responsable, por los
encargos de lenguaje y los responsables por la visión, audición,
gustación, etc... Imaginaba, entonces, un punto de referencia que
pasaba a ser el centro del psiquismo superior, encargado de los
fenómenos conscientes y en el polígono propiamente dicho el campo del
pensamiento y de la voluntad, encargado de todas las tareas del
automatismo psicológico. Elucidaba, en consecuencia, que toda
sugestibilidad que dimana del operador se transmite
inconscientemente tomando posesión del campo cerebral, en el
polígono del hipnotizado. La voluntad dominante se encarga de
conducir la voluntad dominada, como si el alma de quien hipnotiza
substituyese momentáneamente el alma del que fue hipnotizado». De
esa forma, el hipnotismo puede ser denominado, como quieren algunos
experimentadores, «El anestésico de la razón». “Ya el psicólogo inglés
Guillermo Mac-Dougall, igualmente fascinado por el asunto, aseveraba,
examinando el problema de la sugestión en la hipnosis, que esta es un
medio de transmisión del pensamiento, teniendo como resultado la
convicta aceptación de cualquier mensaje propuesto independiendo de
análisis por el paciente con examen lógico para su aquiescencia. Esto es:
el operador imponiéndose al sujeto, que lo recebe sin reacción
proveniente de examen previo. “En buen vernáculo, sugestión es «el
acto o efecto de sugerir. Inspiración, estímulo, instigación. Idea
provocada en una persona en estado de hipnosis o por simple
telepatía”. «La sugestión es, por tanto, la inspiración incidente,
constante, que actúa sobre la mente, provocando la aceptación y la
automática obediencia. «Por esa razón, Forel informa que los cerebros
sanos son más fáciles de aceptar la sugestión, y Emilio Coué, discípulo
de Liébault, prefiere considerar que los pacientes capaces de auto-
sugestionar-se son mejores para que con ellos se logren resultados más
explícitos e inmediatos. «Otros autores, como es el caso del insigne
Pavlov, el «padre» de los reflejos en los animales y en el hombre,
elucidan que el sueño no natural hipnótico y la inhibición constituyen la
misma cosa, dejando trasparecer que, en el momento em que esa
inhibición se generaliza, permaneciendo a causa preponderante, tiende
a explayarse, facultando al hipnotizado aceptar a sugestión que
prepondera. «Ocurre, entretanto, que todos los seres tienen una
tendencia ancestral, natural, para la obediencia, lo que se transforma
en un condicionamiento inconsciente para aceptar toda orden exterior,
cuando no se tiene una lucidez equilibrada y firme capaz de neutralizar
las ideas externas que son sugeridas. «En el fenómeno hipnológico hay
otro factor de grande valía que es la perseverancia, la constancia de la
idea que se sugiere en aquel que la recibe.
Lentamente al principio tiene inicio la penetración de la voluntad que,
si es continuada, termina por dominar al que se le somete. «Los
modernos psicoanalistas y reflexologístas sitúan sus observaciones, los
primeros en los reflejos condicionados, que pretenden ser un «estado de
inhibición difusa somática cortical» con la presencia de un punto de
vigilia, en cuanto los segundos se refieren a un «proceso regresivo
particular que puede ser iniciado por privación sensor-motora ideática
o por estimulación de una relación arcaica con el hipnotista». Los
conceptos emitidos con sabiduría y en síntesis prodigiosa,
considerándose la inmensa variedad de opiniones en torno al
Hipnotismo, nos deslumbraban. ¡Qué mundo extraño e inmenso, el de la
mente! ¡Cuántos paisajes desconocidos para nosotros! Los propios
estudiosos de los fenómenos psíquicos, en la Tierra y más allá de la vida
física, se encontraban empeñados milenamente en la elucidación de las
cuestiones palpitantes de la vida mental, encontrando, solo ahora,
algunos puntos despertando para elucidaciones de los procesos de
intercambio entre hombres y espíritus desencarnados y encarnados. Me
dejaba arrastrar en consideraciones, en la pausa que se hiciera
espontanea, cuando la Entidad Abnegada prosiguió: — «Expuesto esto,
hermanos míos, examinemos el problema de las obsesiones entre los
desencarnados y encarnados, en la esfera física. «En todo proceso de
imantación mental, del cual resultan los sucedáneos de la obsesión
simple, de la fascinación y de la subyugación — conforme la
clasificación perfecta de Allan Kardec —, hay siempre factores
predisponentes e preponderantes que se pierden en el intrincado de las
reencarnaciones. «Toda víctima de hoy es verdugo del ayer, tomando el
lugar que le cabe en el concierto cósmico. «Así considerando, en casi
todos los procesos de locura — excepción hecha no solamente a los
casos orgánicos de ataque microbiano a la masa encefálica o
traumatismo por choques de objetos contundentes —enfrentamos con
rigurosas obsesiones en las que el amor desequilibrado y el odio
devastador son agentes de poderosa actuación. «Cuando hay un proceso
de obsesión de esta o de aquella naturaleza, el paciente posee los
condicionamientos psíquicos —recuerdos inconscientes del débito a
través de las cuales se vincula al perseguidor —, que facultan la
sintonía y la aceptación de las ideas sugeridas y constringentes que
llegan del plano espiritual.
Si el paciente es experimentado en las disciplinas morales, aunque los compromisos negativos de que padece, consigue, por la conquista de otros méritos, sino contrabalancear las antiguas deudas por lo menos granjear recursos para rescatarlas por otros procesos que no los de la obsesión. “Las Leyes Divinas son de justicia, indudablemente; no en tanto, son también de amor y de misericordia. El Señor no desea la punición del infractor, antes quiere su reajuste al orden, al deber, para su propia felicidad. «De ese modo, cuando la entidad perseguidora, consciente o no, se vincula al ser perseguido, obedece al impulso automático de sintonía espiritual por medio de la cual establece los primeros contactos psíquicos, en el centro de la idea, en la región cortical inicialmente y después en los recónditos del polígono cerebral, donde comanda las directrices de la vida psíquica y orgánica, produciendo allí lesiones de esta o de aquella naturaleza, cuyos reflejos aparecen en la distrofia y desarticulación de los órganos ligados a la sede atacada por la fuerza invasora del pensamiento. «De ese centro de comando, en la que el huésped se sobrepone al hospedero, las alienaciones mentales y los disturbios orgánicos se generalizan en largo curso, que la muerte del obsesado no siempre interrumpe. «La conciencia culpable es siempre puerta abierta a la invasión de la justa o arbitraria penalidad. Y el remordimiento, que le constituye dura clave, faculta el surgimiento de ideas fantasmas apabullantes que conllevan a los procesos obsesivos de rescate de las deudas. «Invariablemente, en la obsesión, hay siempre el aprovechamiento de la idea traumatizante — la presencia del crimen practicado —, que es utilizada por la mente que se hace perseguidora deleitarse, desplegando el desdoblamiento de las fuerzas deprimentes en latencia, del deudor, las cuales, desgobernadas, gravitan en torno de quien las elabora, siendo consumido por ellas mismas, paulatinamente.
En las actividades de la obsesión de espíritus a espíritus desencarnados, aquellos verdugos, conocedores de las limitaciones y de los errores de los recién llegados de la jornada carnal, después de haber seguido durante años, como sicarios implacables, se utilizan de ardiles con los que los desasidos llenan de pánico , e por procesos de sugestión, aplicados con vehemencia en los centros periespirituales, consiguen producir lamentables condicionamientos de alteración en la forma de las víctimas que se les demoran en las garras, dominándolas, por fin, em
demorado curso de venganza ultriz y devastadora. «Las ideas plasmadas y aceptadas por el cerebro, durante la jornada física, crean en los paneles delicados del periespíritu las imágenes más vitalizadas, de que se utilizan los hipnotizadores espirituales para recomponer el cuadro apabullante, en cuyas mallas el imprudente se ve cogido, derrapando para el desequilibrio psíquico total y dejándose revestir por formas animalescas grotescas — que ya se encuentran en el subconsciente de la propia víctima — y que estrujan, infelices, como el látigo de la justicia no necesitado de correctivo. «En el sentido opuesto, las ideas superiores, alimentadas por el espíritu en excursión victoriosa, condicionan la liberación, concediendo «peso específico» a su periespíritu, que puede, entonces, librar más allá y por encima de las vicisitudes groseras del enlace carnal. «Con mucha sabiduría, Allan Kardec enuncio que: «Relativamente las sensaciones que vienen del mundo exterior, se puede decir que el cuerpo recibe la impresión; el periespíritu la transmite y el Espíritu, que es el ser sensible e inteligente, la recibe. Cuando el acto es de iniciativa del Espíritu, puede decirse que el Espíritu quiere, el periespíritu transmite y el cuerpo ejecuta — elucidando, en admirable síntesis, el poder del pensamiento en la vida orgánica y de las sensaciones en el Espíritu (4). Amplio silencio se explayó por la sala. Todos sumergidos en meditaciones, en cuanto el angélico Instructor propicio una pausa para reflexión de los oyentes. Y como haciendo las elucubraciones para finalizar, arremato: — “Por esa razón, la vitalización de ideas edificantes construye el cielo generoso de la felicidad, tanto cuanto la mentalización deprimente genera el infierno de la aflicción lo que pasa a gobernar el comportamiento del espíritu. «Es en ese particular que se abultan las lecciones soberanas del Maestro Galileo, con clamando al hombre al ajustamiento a la vida, respetando las directrices bendecidas, a través de las medidas de la gentileza, de la compasión, de la misericordia, del amor indistinto y del perdón incesante. «Reverenciamos hoy en la Tierra, felizmente, el Espiritismo con Jesús, verdadera fuente de ideas superiores y ennoblecidas que libertan el espíritu y lo conducen a las verdaderas causas en que deben residir sus legítimos intereses, haciendo que la duda sea alejada, en lo que dice respecto a la vida verdadera, y trabajando contra el egoísmo, factor infeliz de casi todos los males que afligen a la Humanidad. «Si alguien incide en error, que se levante del equívoco y recomience el trabajo de la propia dignificación.
(4) “Obras Póstumas” — Allan Kardec — 11ª edición —
“Manifestaciones de los Espíritus” — Ítem 11 — FEB. — Nota del Autor
espiritual.
El error representa lección que no puede constituir látigo, más si deseo
de ennoblecimiento por la oportunidad que faculta para la reparación y
el rehacimiento.
«El intercambio permanente de los Espíritus de una con otra esfera de
la vida objetiva, seguramente, ofrece al hombre la visión por venir de lo
que, desde ya, le está reservado. No en tanto, para decirse alguien
espírita no basta que se haya adentrado en los conceptos espiritistas o
participados de algunas experiencias prácticas de la mediumnidad... Es
imprescindible incorporar al modo de vida los ensañamientos de los
Espíritus de Luz, tomando parte activa en la jornada de redención del
hombre, por todos los modos y por todos los medios al alcance, para que
triunfen los postulados de la paz, de la justicia y del amor entre todas
las criaturas. «E ese particular, el amor, conforme nos lo legó Jesucristo,
posee la fuerza sublime capaz de preservarnos de nosotros mismos,
aun jornaleros del instinto, enseñándonos que la felicidad tiene sus
bases en la renuncia y en la abnegación, enseñándonos más amplia
visión de responsabilidad y deber en la dirección del futuro. «Día
vendrá, no muy lejano, en que el dolor batirá en retirada,
definitivamente, y el intercambió del bien, por la fuerza creadora del
amor que se origina en los Dínamos Mentales de la Divina Providencia,
envolverá vigorosamente a todos los seres y los conducirá a la dirección
de la tranquilidad plena, en cuyo camino ya nos encontramos desde
ahora... «Confiemos, pues, en la victoria final del bien y desde luego nos
entreguemos al Sumo Bien que cuidará de nuestro propio bien». Se calló
el Amigo Espiritual. Suaves vibraciones como que carreadas por manos
invisibles invadieran la sala, y ondas de inmensa tranquilidad nos
dominaban a todos. Profiriendo expresiones de despedida cariñosa y
dejándonos con lágrimas que fluían abundantes de los ojos, el
Venerando Mentor se desligó del médium y la sesión fue cerrada Un
silencio de emociones indescriptibles nos acompañó a todos de retorno
al hogar, para el necesario reposo, en cuanto la noche serena
salmodiaba canciones em hilos estelares, estudiando en el Infinito.
Traducido por Mercedes cruz