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ESPAÑA EN EL CONTEXTO DE ENTREGUERRAS Historia Contemporánea, Cátedra Pipkin Rupani, Sebastián Gabriel (39.158.328) Comisión: Lunes de 17 a 19 hs. Segundo cuatrimestre, 2015

España de Entreguerras (No Tocar) de Gabriel

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Contexto internacional de la guerra civil española.

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Page 1: España de Entreguerras (No Tocar) de Gabriel

España en el contexto de entreguerrasHistoria Contemporánea, Cátedra Pipkin

Rupani, Sebastián Gabriel (39.158.328)

Comisión: Lunes de 17 a 19 hs.

Segundo cuatrimestre, 2015

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Índice

Índice …………………………………………………………………………………………….. 2

Introducción ………………………………………………………………………………….. 4

Introducción ………………………………………………………………………………….. 6

Desarrollo ……………………………………………………………………………………… 8

Desarrollo ………………………………………………………………………………………. 10

Características generales del escenario de entreguerras ………………… 10

El cambio de postura francés …………………………………………………………. 10

La neutralidad británica y norteamericana …………………………………….. 11

La intervención del Tercer Reich …………………………………………………….. 13

El apoyo de Mussolini …………………………………………………………………….. 13

El acorralamiento portugués ………………………………………………………….. 14

La decisión tardía de Stalin …………………………………………………………….. 14

Las Brigadas Internacionales y otros ………………………………………………. 15

Balance de fuerzas …………………………………………………………………………. 16

¿Qué fue la guerra civil? ………………………………………………………………… 17

La “No Intervención” ……………………………………………………………………… 17

El Eje Roma-Berlín …………………………………………………………………………. 18

Conclusión …………………………………………………………………………………….. 18

Bibliografía ……………………………………………………………………………………. 20

Filmografía ……………………………………………………………………………………. 20

2

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Introducción

4

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Introducción

El presente trabajo está estructurado y fragmentado en subtítulos que

corresponden a las diferentes dimensiones y perspectivas relevantes a la hora de

definir el fenómeno de la España de entreguerras. Esta división fue hecha con el

objetivo de exponer de la forma más simple y comprensible todos y cada uno los

interrogantes planteados por la cátedra en las consignas, ello dentro de las

posibilidades que nos dejan la complejidad de los procesos que intervienen en el

caso que nos ocupa y la riqueza de la bibliografía propuesta para tal fin.

Más allá de los recortes fácticos y la línea analítica que sigue cada autor en el

camino de reconstrucción de los hechos, puede observarse que aunque algunos

de los puntos en disputa presentan hipótesis diversas e irreconciliables entre sí,

muchos parecieran poder adecuarse los unos a los otros, o hasta

complementarse, consiguiendo así una síntesis de la variedad de teorías que nos

ayuda a ilustrar el transcurso histórico de la guerra civil. Es por eso que en el

desarrollo del trabajo monográfico las diferentes perspectivas se plasmaron: o de

forma conjunta para aumentar su capacidad explicativa, indicando la autoría de las

mismas mediante el uso de notas al pie de página, o de forma comparativa,

presentando las hipótesis en su contradicción, como en el caso de la política de

“No Intervención” o de la importancia del apoyo soviético en el curso de la guerra.

Puede notarse que algunas preguntas hayan sido contestadas sin seguir el orden

posicional estricto en las que fueron planteadas en la consigna, o que más de una

haya sido contestada al mismo tiempo. Todo ello es por reforzar la claridad del

trabajo e intentar mostrar la relación entre los diferentes procesos en juego.

Se ha dado especial lugar a las principales características e intereses de los

diversos actores internacionales y sus incidencias en la guerra española, esto

debido el énfasis que hacen en el tema todos los autores propuestos por la

cátedra y con el fin de lograr un adecuado balance final y responder

satisfactoriamente las interrogantes que les siguen, las cuales requieren de una

adecuada comprensión de las diferentes intervenciones del plano internacional.

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Desarrollo

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Características generales del escenario de entreguerras

Gran Bretaña y Francia habían quedado destrozadas después de la primera

guerra mundial y su economía no se había recuperado del todo. Ambos países

sufrían constantes huelgas, disturbios y una creciente tasa de desempleo aún

antes del impacto de la Gran Depresión. Estas potencias se vieron desgastadas

por los costes que implicaba el crecimiento de sus imperios tras la absorción de

las antiguas colonias alemanas y los territorios de Oriente Medio en antaño

ocupados por los turcos otomanos1. Estas condiciones habían comenzado a

delimitar los márgenes de acción a los cuales se abstendrían estos gobiernos en

un futuro cercano.

Tanto en Alemania como en Italia el gobierno democrático parecía ser impotente

frente a los disturbios generados por los efectos de la gran guerra. El autoritarismo

era aceptado por la situación interna, especialmente en Italia, donde el país era

concebido como al borde de la anarquía por las huelgas y confiscaciones de

tierras. La Unión Soviética, que se erigía como el único bastión del socialismo

internacional, se había ganado dos grandes contrincantes en suelo europeo, por lo

que la búsqueda de una alianza con las potencias democráticas se hizo inevitable.

Las posiciones asumidas por los gobiernos británico y francés en relación a la

guerra civil española durante el período de entreguerras deberían analizarse

desde la perspectiva de la puesta en marcha de su “política de apaciguamiento”, la

cual dictaba la aceptación de demandas revisionistas de los nuevos regímenes

fascistas mientras no queden descuidados los intereses de ambos países.

El cambio de postura francés

1 La Segunda Guerra Mundial (film.), ep. 2.

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La primera reacción por parte del Gobierno francés del Frente Popular fue la del

socorro a la República española a partir de la provisión de armas. Las razones

pueden hallarse en el paralelismo republicano democrático entre ambos estados y

la posición geoestratégica española que le permitiría a Francia contar con un

territorio de tránsito con las colonias africanas, en las cuales se encontraba una

importante porción de su ejército2 (de carácter de reclutamiento, mantenido como

reserva después de la segunda guerra mundial ante el posible caso de un nuevo

alzamiento alemán). Además, Francia debía incidir ya que, si la derecha tomaba el

poder, España se vería alienada por Alemania e Italia, lo cual derivaría en que los

franceses se vieran acorralados territorialmente por los tres regímenes fascistas

en caso de un nuevo conflicto europeo3. El Gobierno se vio apoyado tanto por la

prensa como por los sindicatos y partidos de izquierda. Asimismo, se dio paso a la

creación de un Comité franco-español para la movilización de la sociedad en favor

de la República española.

Sebastian Balfour nos dice que, a pesar del afecto con la República, León Blum

estaba preocupado también por el apoyo británico, el cual parecía ser de un valor

estratégico tan alto como el paso territorial español en caso de un súbito

rompimiento de la paz en Europa. Además, las tensiones en los conflictos políticos

y sociales en torno a las medidas de ayuda parecían agudizarse dentro de

Francia, dando lugar a una división en la opinión pública entre derechas, que

rechazaban el “plan de ayuda”, e izquierdas, que mostraban su simpatía ante los

conflictos que atravesaba la República4. Después de un comienzo solidario, las

políticas francesas comenzaron a inclinarse hacia la oposición frente a la iniciativa

de Blum.

La neutralidad británica y norteamericana

El sector conservador británico, que detentaba el poder desde 1931, parecía temer

que el conflicto español obstaculizara la política de apaciguamiento con Alemania. 2 CASANOVA, Julián (2011). Europa contra Europa. Barcelona: Crítica, p.1233 HART, David (Dir.) La guerra civil española, c. 3.4 BALFOUR, Sebastian (2003). Historia de España de CARR, Raymond (Comp.) España: Península, p. 319.

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Este temor era compartido con los grupos comerciales, que en ese memento

tenían intereses muy fuertes en España, intereses en peligro por la guerra civil

detonada por el golpe de estado. Los grupos de la diplomacia, la burguesía, la

aristocracia y la jerarquía eclesiástica en general, apoyaban a los militares

rebeldes, mientras que el Partido Laborista, los sindicatos y gran parte del círculo

intelectual se inclinaban hacia la causa republicana. El Foreign Ofiice británico

terminó declarando una estricta neutralidad y pedía lo mismo al gobierno francés.

Al parecer, la opinión pública en su mayoría estaba a favor de la República,

mientras que los sectores numéricamente reducidos del poder eran partidarios de

los militares sublevados.

La falta de intervención británica también podría leerse por el pequeño número al

que se habían visto reducidas sus fuerzas armadas, las cuales tomaron el carácter

de vigilancia en función de un imperio que parecía crecer a un ritmo exacerbado5.

En el caso de Estados Unidos, Roosevelt se había resuelto por decantar el

embargo de armas hacia el conflicto español. Sin embargo, se permite que la

compañía TEXACO apoye a los sublevados enviando petróleo a pagar al contado

cuando al gobierno de la rebelión le sea posible, a una tasa del tres por ciento de

interés.

Franco había insistido con reiteradas demandas de ayuda por parte de las dos

potencias fascistas, las cuales, después de sopesar las posibles reacciones de los

otros grandes estados, optaron por ganarse un socio estratégicamente crucial

situado en la zona del Mediterráneo oriental contigua a Gibraltar, debilitando así la

posición militar francesa. Unos de los mayores problemas de los sublevados, cuya

solución sería apreciado como uno de los factores determinantes de la victoria de

la rebelión, era la imposibilidad de transportar su ejército en barco al otro lado del

5 La Segunda Guerra Mundial (Film.), ep. 2.

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estrecho de Gibraltar debido a que la mayor parte de la armada española había

optado por apoyar a la República.

La intervención del Tercer Reich

Siguiendo a Ángel Viñas, la política exterior alemana se veía beneficiada con la

ayuda a Franco. De lo que se trataba era de obstaculizar o eliminar la formación

de lo que se suponía ser un bloque izquierdista europeo bajo la dirección francesa.

La derrota de Francia sería más fácil con una España anticomunista. Se lograría

de este modo el primordial objetivo expansionista hacia Europa Central y del Este.

De lo contrario, una victoria republicana acarrearía un refuerzo de los vínculos

entre España, Francia y la Unión Soviética, limitando la extensión imperialista del

nazismo6.

Antes del golpe de estado contra la República, Hitler apenas había concedido

importancia a España. Los intereses alemanes en la península se veían reducidos

a las pequeñas sumas de dinero que se invirtieron en propaganda7.

Una de las mayores ayudas del régimen de Hitler a las fuerzas franquistas fue el

“puente aéreo” llevado a cabo con el aporte de aviones que trasladaron a más de

13 mil soldados del ejército de África junto a una gran cantidad de material. Varias

opiniones expresan que el apoyo armamentístico alemán no representó una

muestra de sus mejores ejemplares de su industria, sino una diversidad de

modelos experimentales de todo tipo8. Así, los nazis procedieron a utilizar la

guerra civil como un campo de pruebas9. El refuerzo de la Legión Cóndor constó

del envío de una serie de técnicos militares, de armamento de primera generación,

del apoyo político del régimen nacionalsocialista y de la cantidad de 15 a 18 mil

combatientes alemanes, aproximadamente. 6 CASANOVA, Julián. Óp. cit., p. 219.7 PAYNE, Stanley. 40 preguntas fundamentales sobre la Guerra Civil. C. 14.8 TOGORES, Luis y BULLÓN DE MENDOZA, Alfonso (Dir.). La intervención extranjera en la Guerra Civil Española en “Mitos al Descubierto”.9 CASANOVA, Julián. Óp. cit, p. 219

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El apoyo de Mussolini

El dictador italiano respondió afirmativamente a las peticiones de Franco una vez

en claro que ni Francia ni Gran Bretaña intervendrían y que Hitler ya había

reaccionado. Su contribución al bando franquista fue de un valor similar al del

Führer, aunque terminó sobrepasándolo después de haberse firmado el pacto de

amistad entre Franco y Mussolini, tras la creación del Corpo di Truppe Volontarie,

que habría sobrepasado los 70 mil hombres. Gracias a ambos dictadores, los

sublevados pudieron contar con una supremacía indiscutible en el combate aéreo,

por lo menos hasta la inserción de la Unión Soviética.

El acorralamiento portugués

El gobierno más desesperadamente preocupado por la posible victoria de la

República era el autoritario “Estado Novo” de Salazar. Su ayuda constó de un

número insignificante de hombres pero fue estratégicamente fundamental, ya que

el gobierno brindó refugio a varios jefes rebeldes y permitió que a través de su

territorio se comunicasen las dos zonas bajo control nacional inicialmente

incomunicadas. Portugal canalizó una enorme cantidad de armamento y material

propagandístico: los medios portugueses estaban a favor de la causa nacional.

También llegó a funcionar como puente diplomático entre las potencias

occidentales y España.

La decisión tardía de Stalin

La situación internacional parecía perfilarse en favor de los militares insurgentes.

Desde el apoyo armamentístico hasta las fuentes de financiamiento y el apego de

las potencias democráticas al Acuerdo de no Intervención, las condiciones

exteriores eran propicias para el acumulamiento de victorias de las tropas rebeldes

hasta pasados dos meses desde el estallido de la guerra civil.

La postura soviética de esos primeros meses se inscribe dentro del marco de una

política de “seguridad colectiva” antinazi, lo que la hacía buscar un entendimiento

con Francia y Gran Bretaña, implicando así una “suavización” temporal de sus

tintes revolucionarios en función de una política de conciliación. Cualquier auxilio

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al bando republicano podría fomentar la idea de que detrás de éste se ocultaba el

“comunismo internacional”. El rompimiento del Acuerdo de no Intervención por

parte de los dictadores fascistas y el empoderamiento de la posición estratégica

política y militar alemana ante una eventual derrota de la República hicieron que

Stalin se resolviera por una pronta intervención, eso sin dejar de sopesar el

posible efecto sobre la opinión británica al respecto.

La Unión Soviética fue la principal aportadora de armas a la República desde el

comienzo hasta el final de la guerra, armas que fueron pagadas con las reservas

de oro del Banco de España el cual quedó situado dentro del territorio republicano.

En su documental de Togores y Bullón de Mendoza se afirma que en 1936, la

ayuda a la República llegó a ser superior a la de los nacionalistas: los materiales

que Stalin proporcionó fueron los mejores durante la guerra (los tanques blindados

y los aviones de último modelo superaban a cualquiera de los entregados por

Alemania e Italia, permitiendo a los republicanos desde entonces dominar los

cielos de Madrid10), aunque su impacto en el combate no fue el esperado.

Las Brigadas Internacionales y otros

Algunas posiciones11 sostienen que la ayuda más fuerte no vino de la Unión

Soviética, sino de las Brigadas Internacionales con sus voluntarios comunistas y

socialistas, reclutadas y organizadas por la Internacional Comunista. Frente a

estos refuerzos fue que el apoyo material al ejército de Franco se vio intensificado

con miles de militares profesionales y combatientes voluntarios. El papel

fundamental de las Brigadas se vio plasmado en su contribución a la defensa

contra el avance sobre Madrid. Si bien se semi-integraron al combate junto al

Frente Popular, estos voluntarios dependían en gran manera de dirigentes

comunistas españoles y asesores soviéticos.

Junto al bando nacionalista también lucharon voluntarios irlandeses, rusos

“blancos”, filipinos, hispanoamericanos, rumanos, británicos e incluso turcos.

Todos ellos ingresaban a la zona de control nacional a través de Portugal,

10 PAYNE, Stanley. Óp. cit., c. 14.11 La Segunda Guerra Mundial (film.), ep. 2.

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pagando su propio viaje. Los más numerosos fueron el grupo de irlandeses

comandados por O’Duffy, los cuales fueron repatriados por diferencias con Franco

sobre el desempeño en el campo de batalla.

Balance de fuerzas

Se pueden observar disonancias ante la definición de la balanza de apoyo durante

el conflicto español, especialmente en torno al peso que tuvo la Unión Soviética en

éste: como se expuso más arriba, se aboga tanto por el papel preponderante de

las Brigadas Internacionales sobre el régimen estalinista y al revés, resaltando la

intervención de la URSS, sin la cual la larga guerra civil de tres años de duración

se hubiese visto reducida significativamente. Sin embargo, también se sostiene

que más allá de la importancia de los actores extranjeros en la guerra, su curso

era generalmente marcado por los soldados y dirigentes españoles, quienes se

posicionaban aparentemente como los determinantes del resultado12.

Si bien las líneas que trazan la incidencia extranjera en el bando republicano

parecen ser difusas, los datos sobre el apoyo a los sublevados nos dan la pista

suficiente como para justificar la asimetría en la balanza. Aunque Alemania

aportaba diseños experimentales para pruebas en suelo español, no puede

dudarse de la calidad estratégica que representó la iniciativa militar del “puente

aéreo” que ayudó a la supervivencia de la rebelión, así como el reconocimiento

internacional del gobierno de Franco y el relativo nivel de independencia del que

gozaba éste en relación con el Tercer Reich. Portugal fue fundamental por sus

concesiones de protección a líderes rebeldes y por significar un importante puente

fronterizo entre las zonas separadas de control franquista. Ni que hablar de la

enorme cantidad de hombres enviados por Mussolini en su Corpo di Truppe

Volontarie. La ayuda otorgada al bando rebelde logró definir el resultado en

beneficio de los grandes regímenes fascistas europeos.

12 TOGORES, Luis y BULLÓN DE MENDOZA, Alfonso. Óp. cit.

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¿Qué fue la Guerra Civil?

Para Casanova, la guerra civil no fue sólo un combate entre fascismo y

democracia, ni entre capitalismo y comunismo13. En ella se materializan conflictos

militares que entierran las soluciones políticas, ubicando en su lugar las armas.

Fue también una batalla entre diferentes concepciones del orden social, de la

religión, entre catolicismo y anticlericalismo, una guerra clases, de ideas y credos

en pugna dentro del ámbito internacional. Se enfrentaron en ella oscurantismo y

modernización, propietarios y trabajadores, el reconocimiento cultural de las

regiones históricas contra la unidad de la nación, Iglesia contra Estado.

La “No Intervención”

La violencia contra la gente del orden y el clero llevada a cabo por los “comités

antifascistas” y la población del bando republicano en general, si bien pesó de

forma desfavorable para los arduos esfuerzos por obtener algún tipo de socorro

extranjero, no fue el principal motivo que definió las posturas neutrales de las

potencias democráticas occidentales.

Por iniciativa del gobierno francés14, llegó a establecerse un “Acuerdo de No

Intervención” por parte de las potencias europeas. Payne describe a esta política

no como un intento de maniatar a la República, sino de ayudarla, ya que si se

respetaba el acuerdo los republicanos no tendrían más que enfrentarse a los

sublevados con ambos bandos contando sólo con los recursos del país. Pero los

resultados del Acuerdo (marcados por el temprano incumplimiento de Alemania,

Italia y Portugal) favorecieron desde un principio al sector franquista. Togores y

Bullón de Mendoza afirman que el Comité de No Intervención había sido creado

para evitar el choque entre las potencias, y para nada más. Hart nos muestra un

escenario en el que el Acuerdo era simplemente un artilugio diplomático con el

que cada país iniciaba la búsqueda de sus propios intereses, y que éste no pudo

evitar los acuerdos comerciales bélicos ni la guerra que se avecinaba.

13 CASANOVA, Julián. Óp. cit., p. 113-114.14 PAYNE, Stanley. Óp. cit.

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Sin embargo, más allá de la incidencia que quiera dársele al Acuerdo en el

resultado final de la guerra, debe tenerse en cuenta la relativa facilidad con la que

los militares sublevados obtenían créditos en los mercados occidentales,

incrementando al mismo tiempo la dependencia de la República con respecto a la

Unión Soviética, lo que fortalecía a su vez la inclinación de industriales y

banqueros capitalistas hacia la figura de Franco.

El Eje Roma-Berlín

La guerra civil española reviste de una importancia fundamental para la

consolidación de los bandos que se enfrentarían en la futura segunda gran guerra.

En efecto, aquélla significó para Hitler y Mussolini el comienzo y la estructuración

de una nueva alianza de carácter diplomático. Esta unión tomó forma y expresión

en octubre de 1936, con el establecimiento legal del “Eje Roma-Berlín”.

El documental de Hart decide atribuirle la iniciativa de la alianza a Alemania, ya

que Hitler parecería haberse decidido por la ofensiva contra las democracias y por

contrarrestar la ayuda soviética al gobierno republicano. Según su punto de vista,

ese frente común se forjó bajo términos anti-comunistas.

Conclusión

En líneas generales, se puede describir la incidencia de la guerra civil en el

escenario de entreguerras a partir de un análisis centrado en la transición de la

primera guerra mundial hacia la segunda y en el empoderamiento y

preponderancia de los regímenes fascistas europeos.

El territorio español representó desde el primer instante una zona

estratégicamente ubicada, cuya posesión o simpatía política se resume a un mejor

posicionamiento ante el posible caso del estallido de un nuevo conflicto entre los

países europeos. El paso peninsular y el acorralamiento del estado francés

implicaban un refuerzo de las condiciones bélicas en las que se encontrarían

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Alemania e Italia, así como un grave perjuicio para los planes soviéticos. Otros

autores ven en la guerra civil un mecanismo para mantener a las potencias bélicas

ocupadas mientras la Unión Soviética fortalecía su poderío militar15. “…La victoria

de Franco fue también una victoria de Hitler y Mussolini. Y la derrota de la

República fue asimismo una derrota para las democracias.”16

Estos factores, incluyendo la oportunidad de experimentación con los nuevos

modelos armamentísticos y la nueva alianza entre los dos grandes dictadores de

Europa, nos autorizan a describir a la guerra civil española como un gran paso

hacia la segunda guerra mundial.

Bibliografía:15 La Segunda Guerra Mundial, ep. 2.16 CASANOVA, Julián. Óp. cit., p. 140.

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Casanova, Julián (2011). “Una guerra internacional en suelo español”. En

Europa contra Europa. Barcelona: Crítica. Págs. 113-140.

Balfour, Sebastian (2003). “España desde 1931 hasta hoy” en Carr,

Raymond (compilador) Historia de España. España: Península.

Payne, Stanley. “¿Cómo empezó la intervención extranjera y qué

importancia tuvo?”. En 40 preguntas fundamentales sobre la Guerra Civil.

Filmografía:

Mitos al descubierto. La intervención extranjera en la Guerra Civil Española.

Directores: Luis Togores y Alfonso Bullón de Mendoza, CEU Instituto de

Estudios Históricos (52 minutos, 38 segundos). Disponible en línea:

https://www.youtube.com/watch?v=jLzNhaW-i4

La Guerra Civil Española. Capítulo 3: La guerra de los idealistas. Director:

David Hart (52 minutos, 02 segundos). Disponible en línea:

https://www.youtube.com/watch?v=VjTOsTGXZ34

La Segunda Guerra Mundial. Episodio 2: La Guerra Civil Española (20

minutos, 53 segundos). Disponible en línea:

https://www.youtube.com/watch?v=FkalqgOpfuY

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