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Ése que te sonríe En estos días puedes ver donde quiera que desvíes la mirada a ése que te sonríe. Fíjate el esfuerzo que hace para aparentar que es tu amigo, que le importas, que por ti se dejaría cortar una mano en su escritorio de presidente municipal o el pellejo en la curul defendiendo tu nivel de vida, tu salud, tu seguridad y tu trabajo. Aún a pesar de su jeta de ratero, fíjate cómo fuerza los músculos de la cara para que la sonrisa refleje la sinceridad y la empatía que jamás ha experimentado en su vida. Anda, sé misericordioso, reconoce al menos que ha hecho su mejor esfuerzo con todo y sus elocuentes ojillos de reptil, de politicastro logrero, de yúnior del sistema o de simple vividor, chacal, parásito. Mira cómo todo eso busca disimularlo el celofán de su sonrisa. Ése que te sonríe desde el panel trasero del camión urbano, fíjate cómo le resplandece la dentadura a pesar de los humos del diesel que vomita el escape, mira cómo esa sonrisa triunfa, llevando su mensaje de aparente concordia por encima del tráfago infernal de la ciudad, de la acrimonia de los conductores y del smog y el ruido. Ese que te sonríe está allí, contigo, para ti. Por ahora. También, cada que puede, ése que te sonríe te va a hablar, te va a saludar, campechano, como tu cuate, como tu vecino, como un primo buena onda o un tío bonachón. Allí en la tele, en la radio, hasta en internet si te asomas: siempre rondándote, siempre sonriente, míralo en carteles, afiches, mantas gigantescas y anuncios espectaculares; allí en grandes inserciones en las páginas de periódicos y revistas y hasta en la pantalla del cine, antes de que empiece la película. Ése que te sonríe lo hace también desde una camiseta, una taza, la portada de un cuaderno que te fueron obsequiados aunque no milites en el partido que lo patrocina e incluso si te desagradan su sonrisa o las siglas que lo cobijan. En realidad no te conoce y probablemente le importas un carajo, pero por ahora te sonríe, míralo, todo el tiempo, amiguero y jovial: apuesto que si ahora mismo entraras a su despacho, te recibiría con esa sonrisa diáfana y todo oídos, atento a tus señalamientos de lo que va mal en tu comunidad; receptivo (pero de modo consecuente, paternalista, “está bien, usted no se me preocupe, le vamos a ayudar con la hospitalización de su niño, le vamos a agilizar el trámite, le vamos a conseguir el trabajo, las medicinas, las láminas para su techo, su despensa…”) a tus peticiones. Ése que te sonríe jura que le importa tu miedo, aunque sea parte de la violencia que lo causa. Ése que te sonríe asegura que le importa tu familia, aunque más de una vez haya recibido dinero de las mafias de la trata, el narcotráfico, la extorsión y el secuestro (y eso concediendo generosamente que él mismo no forme parte de ellas), pero eso por ahora ha quedado atrás. Ahora mismo y en los pocos días que faltan para que vayas a tratar de ejercer tu derecho a elegir, lo que importa es su sonrisa, el paquete de promesas, la súbita rabia con que, mira, él también señala como tú todo lo que va mal en tu comunidad. Aunque se trate, precisamente, de los problemas que él mismo causó o simplemente pasó por alto si alguna vez ya estuvo, como suele pasar, enquistado en un puesto de gobierno, mamando del presupuesto, viviendo a todo tren, mandándote a la mierda cuando apareciste con un reclamo o gritando una

Ése Que Te Sonríe, Politicos

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  • se que te sonre

    En estos das puedes ver donde quiera que desves la mirada a se que te sonre. Fjate el esfuerzo

    que hace para aparentar que es tu amigo, que le importas, que por ti se dejara cortar una mano

    en su escritorio de presidente municipal o el pellejo en la curul defendiendo tu nivel de vida, tu

    salud, tu seguridad y tu trabajo. An a pesar de su jeta de ratero, fjate cmo fuerza los msculos

    de la cara para que la sonrisa refleje la sinceridad y la empata que jams ha experimentado en su

    vida. Anda, s misericordioso, reconoce al menos que ha hecho su mejor esfuerzo con todo y sus

    elocuentes ojillos de reptil, de politicastro logrero, de ynior del sistema o de simple vividor,

    chacal, parsito. Mira cmo todo eso busca disimularlo el celofn de su sonrisa.

    se que te sonre desde el panel trasero del camin urbano, fjate cmo le resplandece la

    dentadura a pesar de los humos del diesel que vomita el escape, mira cmo esa sonrisa triunfa,

    llevando su mensaje de aparente concordia por encima del trfago infernal de la ciudad, de la

    acrimonia de los conductores y del smog y el ruido. Ese que te sonre est all, contigo, para ti. Por

    ahora.

    Tambin, cada que puede, se que te sonre te va a hablar, te va a saludar, campechano, como tu

    cuate, como tu vecino, como un primo buena onda o un to bonachn. All en la tele, en la radio,

    hasta en internet si te asomas: siempre rondndote, siempre sonriente, mralo en carteles,

    afiches, mantas gigantescas y anuncios espectaculares; all en grandes inserciones en las pginas

    de peridicos y revistas y hasta en la pantalla del cine, antes de que empiece la pelcula.

    se que te sonre lo hace tambin desde una camiseta, una taza, la portada de un cuaderno que te

    fueron obsequiados aunque no milites en el partido que lo patrocina e incluso si te desagradan su

    sonrisa o las siglas que lo cobijan. En realidad no te conoce y probablemente le importas un carajo,

    pero por ahora te sonre, mralo, todo el tiempo, amiguero y jovial: apuesto que si ahora mismo

    entraras a su despacho, te recibira con esa sonrisa difana y todo odos, atento a tus

    sealamientos de lo que va mal en tu comunidad; receptivo (pero de modo consecuente,

    paternalista, est bien, usted no se me preocupe, le vamos a ayudar con la hospitalizacin de su

    nio, le vamos a agilizar el trmite, le vamos a conseguir el trabajo, las medicinas, las lminas para

    su techo, su despensa) a tus peticiones. se que te sonre jura que le importa tu miedo, aunque

    sea parte de la violencia que lo causa. se que te sonre asegura que le importa tu familia, aunque

    ms de una vez haya recibido dinero de las mafias de la trata, el narcotrfico, la extorsin y el

    secuestro (y eso concediendo generosamente que l mismo no forme parte de ellas), pero eso por

    ahora ha quedado atrs. Ahora mismo y en los pocos das que faltan para que vayas a tratar de

    ejercer tu derecho a elegir, lo que importa es su sonrisa, el paquete de promesas, la sbita rabia

    con que, mira, l tambin seala como t todo lo que va mal en tu comunidad. Aunque se trate,

    precisamente, de los problemas que l mismo caus o simplemente pas por alto si alguna vez ya

    estuvo, como suele pasar, enquistado en un puesto de gobierno, mamando del presupuesto,

    viviendo a todo tren, mandndote a la mierda cuando apareciste con un reclamo o gritando una

  • exigencia afuera de sus oficinas. Hoy todo aquello queda en la bruma de los malos recuerdos y te

    reitera, sonriente, que lo que importa es el futuro a la vuelta de la esquina, lo que viene en el

    calendario. Quiere que camines con l, quiere que caminemos juntos hacia un horizonte luminoso.

    Como su sonrisa. Como sus promesas de campaa. Como las cuentas de la mquina registradora

    de los consorcios mediticos que reproducen su estampa (lo adoran las televisoras, sabes?) y

    como sus propias cuentas cada que cierra un negociazo desde el poder y a veces, si la sagacidad lo

    permite, usando prestanombres, parientes, amigos. Entre los que desde luego t no te

    encuentras. Pero eso no importa, ya viste qu padre su lema de campaa?: Adelante. Contigo.

    Por ti.

    Bueno, no por ti; en realidad es por tu credencial de elector: se que te sonre te necesita por tu

    voto. Nada ms. Y pasadas las elecciones volvers a ser el enemigo, el obstculo, la intransigencia.

    Y lidiar contigo por medio de policas, granaderos o soldados. Pero eso ser despus. Hoy no. Hoy

    es tu amigo, tu salvador, tu promesa con patas.

    Mralo. Mralo cmo te sonre