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Escritos, 1932 - 1933 - Marxists

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Escritos1932 - 1933

Tomo IVvolumen 2

TrotskyLeón

30 marzo 1933 - 19 julio 1933

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Edición OriginalWritings (1932 -33)Pathfinder Press, New York, 1972

Traducción deAlba NeiraDaniel Acosta

CarátulaRodrigo Cortés

© by Editorial Pluma Ltda.Bogotá, 1976Printed in ColombiaImpreso en Colombia

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Los sindicatos ante la embestidaeconómica de la contrarrevolución1

Declaración de los representantes de laOposición de Izquierda (bolcheviques

leninistas) al Congreso Contra el Fascismo

30 de marzo de 1933

Toda la historia moderna atestigua que el proleta-riado no es nada sin sus organizaciones de clase.

Al mismo tiempo, la experiencia demuestra que lasorganizaciones obreras pueden convertirse en un obs-táculo para la lucha revolucionaria. Más de una vez elmovimiento proletario resultó aplastado por esta con-tradicción. El ejemplo más trágico es la catástrofe deAlemania, en la que las organizaciones dirigentes, cadauna a su manera, paralizaron al proletariado desde arri-ba y lo entregaron inerme al fascismo.

El Partido Comunista se impone como fin conduciral proletariado al poder, sólo puede realizar su misiónrevolucionaria ganando a la mayoría del proletariado y,

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5por consiguiente, a sus organizaciones de masas, prin-cipalmente los sindicatos.

El partido debe librar su lucha por ganar influenciaen los sindicatos de manera tal que no frene las tareasinmediatas de la organización de masas, que no lasrompa, ni produzca en los obreros la impresión de quelos comunistas desorganizan el movimiento de la cla-se. Los principios rectores de esta lucha aparecen esbo-zados en el Manifiesto Comunista, se desarrollaron enla teoría y en la práctica del movimiento obrero y en-contraron su expresión más elevada en la obra del bol-chevismo.

El partido es la flor y nata de la clase, su élite revo-lucionaria. El sindicato abarca amplias masas obreras,de distintos niveles. Cuanto más amplias son las ma-sas que abarca, más se acerca el sindicato al cumpli-miento de sus objetivos. Pero en la medida en que laorganización gana en amplitud, pierde en profundidad.Las tendencias oportunistas, nacionalistas y religiosasque cunden en los sindicatos y en sus direcciones mues-tran que éstos no sólo reúnen a la vanguardia sinotambién a una pesada retaguardia. Así, las debilidadesde los sindicatos surgen de lo que los hace fuertes. Lalucha contra el oportunismo en las organizaciones sin-dicales significa fundamentalmente trabajar persistentey pacientemente para unir esa retaguardia con la van-guardia.

Quienes separan a los obreros revolucionarios delos sindicatos, quienes construyen, paralelamente a lasorganizaciones de masas, sindicatos revolucionarios,�puros� -según el término irónico empleado por Lenin-pero pequeños y, por lo tanto, débiles, no resuelven latarea histórica sino que renuncian a solucionaría; peor

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6aun, obstaculizan la lucha por ganar influencia en laclase obrera.

Los organizadores de este congreso integran la In-ternacional Sindical Roja, de oposición. La historia deestas organizaciones es la de la violación criminal delos principios del marxismo en el terreno sindical. LaInternacional Sindical Roja no es sino un partido co-munista, o parte de un partido comunista, con otronombre. Esta organización no vincula el partido a lossindicatos; por el contrario, lo separa de ellos. Su debi-lidad numérica no le permite remplazar a los sindica-tos en el terreno de la movilización de masas, y tam-poco puede influir desde afuera, puesto que aparececomo organización hostil y opuesta a los sindicatos.

Para justificar la política de la Internacional SindicalRoja, así como la del social-fascismo, la burocracia sta-linista apela al hecho de que la dirección de los sindi-catos alemanes se demostró dispuesta a actuar de la-cayo de Hitler, como en el pasado lo fue de losHohenzollern. Señalando el papel abyecto de Leipart yCía.,2 los stalinistas franceses se oponen a la fusión delas dos organizaciones sindicales de Francia. Aceptanla unidad con una sola condición: la dirección de lossindicatos conjuntos debe estar en manos de comba-tientes revolucionarios, no de traidores.

Con ello los stalinistas demuestran una vez más que,igual que los Borbones franceses, no aprendieron nadani olvidaron nada. Exigen que se les entregue organi-zaciones de masas con direcciones revolucionarias pre-fabricadas, y condescienden a participar en esos sindi-catos. En otras palabras, esperan que los demás reali-cen la tarea histórica que debería constituir el objetivofundamental de su propio trabajo.

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7Los dirigentes de los sindicatos alemanes, como los

de los sindicatos ingleses y norteamericanos y los delos sindicatos reformistas franceses, son -como dijo RosaLuxemburgo3 hace muchos años - �los canallas másgrandes del mundo�. La tarea más importante de laComintern ha sido, desde su fundación, echar de lossindicatos a los canallas. Pero, cuando se trató de cum-plir esta tarea, la burocracia stalinista demostró subancarrota total.

El hecho de que la Organización Sindical Roja no sehaya pasado al bando de Hitler constituye un méritopuramente negativo del que, en general, no corres-ponde jactarse en las filas revolucionarias. Pero su im-potencia, la impotencia del PC Alemán, la impotenciade la Comintern, reside precisamente en que los cana-llas como Leipart y Cía. siguen al frente de los sindica-tos de masas. En cuanto a la Organización Sindical Roja,antes de que se produjeran los grandes acontecimien-tos había demostrado ya ser un castillo de naipes.

El lugar de los comunistas está en los sindicatos.Deben ingresar en ellos con las banderas plegadas o alviento, para actuar al cubierto o al descubierto, segúnlas condiciones políticas y policiales imperantes en elpaís. Pero deben actuar, no cruzarse de brazos.

Respecto de su participación en el movimiento sin-dical, generalmente los comunistas no pueden exigircondiciones a la clase obrera o a la burocracia refor-mista. Si la clase obrera comprendiera de antemanolas ventajas de la política comunista no toleraría la pre-sencia de traidores reformistas al frente de sus organi-zaciones. Por su parte, la burocracia reformista persi-gue consecuentemente el objetivo de mantener a loscomunistas fuera de los sindicatos y por eso rechaza

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8toda condición que podría facilitar siquieramínimamente el trabajo de aquéllos. El revolucionarioproletario no inventa ultimátums arrogantes, pero ab-surdos, para justificar su deserción del sindicato; pe-netra en éste salvando todas las barreras y obstáculos.El comunista no pretende que los burócratas sindicalescreen las condiciones favorables para su trabajo; lascrea él gradualmente, en la medida en que adquiereinfluencia dentro del sindicato.

El hecho de que este congreso, que llama a prepa-rar la resistencia ante la embestida del capital y el fascis-mo, haya sido convocado por organizaciones que sonsectarias por principio -las organizaciones alemana,polaca e italiana afiliadas a la ISR- nos obliga a elevarcon redoblada fuerza nuestro llamado a todos los co-munistas auténticos, a luchar contra los métodos fata-les de la burocracia stalinista, que aíslan a la vanguar-dia proletaria y le cierran el camino a la victoria.

¡Camaradas comunistas, obreros conscientes!¡Implantad en el terreno del sindicalismo la plena vi-gencia de los principios del marxismo, tal como los for-mularon los cuatro primeros congresos de la Comintern!¡Limpiad el polvo stalinista de vuestros zapatos! ¡Vol-ved al camino de Marx y Lenin! ¡Sólo este camino llevahacia adelante!

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Declaración ante el Congreso contra elfascismo4

De los delegados de la Oposición deIzquierda Internacional (bolcheviques

leninistas)

Abril de 1933

La victoria de Hitler en Alemania demuestra que elcapitalismo no puede vivir en condiciones democrá-ticas que ni siquiera puede vestir los andrajos de lademocracia. ¡Dictadura del proletariado o dictaduraabierta del capital financiero! ¡Soviets obreros o ban-das armadas del populacho pequeñoburgués desespe-rado!

El fascismo no tiene ni puede tener programa algu-no para solucionar la crisis de la sociedad capitalista.Pero ello no significa que automáticamente caerá vícti-ma de sus propias contradicciones. No; mantendrá laexplotación capitalista arruinando el país, degradando

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10la civilización capitalista e introduciendo en grado cre-ciente la barbarie en la cultura. El triunfo del fascismoes el resultado de la incapacidad del proletariado paratomar en sus manos los destinos de la sociedad. Elfascismo vivirá mientras el proletariado no se levante.

La socialdemocracia entregó a la burguesía la Revo-lución de 1918, salvando así una vez más al capitalis-mo decadente; es exclusiva responsabilidad suya quela burguesía haya podido apoyarse en el bandidaje fas-cista en la etapa siguiente. Descendiendo cada vez másen su búsqueda del �mal menor�, la socialdemocraciavotó finalmente al reaccionario mariscal Hindenburg,quien a su vez colocó a Hitler en el poder. Aldesmoralizarlo con ilusiones democráticas en medio dela decadencia del capitalismo, la socialdemocracia lequitó al proletariado todo su poder de resistencia.

Los intentos de echar esta responsabilidad históricafundamental sobre los hombros del comunismo sonabsurdos y deshonestos. De no existir el comunismo,hace mucho tiempo que el ala izquierda del proletaria-do habría tomado la senda del anarquismo, del terro-rismo, o simplemente habría pasado a engrosar las tro-pas combatientes del fascismo. El ejemplo de Austriademuestra con toda claridad que allí donde el comu-nismo es sumamente débil y la socialdemocracia es elamo supremo de la clase obrera dentro del estado de-mocrático que creó, su política prepara, paso a paso, eltriunfo del fascismo.

Los dirigentes de la socialdemocracia alemana tra-tan ahora de adaptarse al régimen de Hitler para noperder los retazos de legalidad que les quedan y losbeneficios correspondientes5 ¡Es en vano!

El fascismo ha traído consigo una plaga de langos-

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11tas famélicas y ávidas que monopolizarán todos lospuestos y funciones. El derrocamiento de la burocraciareformista, subproducto de la derrota de las organi-zaciones proletarias, es el precio que debe pagar lasocialdemocracia por la cadena ininterrumpida de trai-ciones que se inicia el 4 de agosto de 1914.

Los dirigentes de otros partidos socialdemócratastratan de separarse de sus hermanos de armas alema-nes. Sin embargo, sería una irresponsabilidad inconce-bible creer en las palabras de los críticos �izquierdis-tas� de la internacional reformista, cuyas secciones seencuentran todas en distintas etapas del mismo proce-so. Como en la época de la guerra imperialista, en elproceso de la caída de la democracia burguesa cadasección de la Segunda Internacional está dispuesta areconstruir su reputación sobre las espaldas de otropartido nacional. Pero, en lo fundamental, todas hacenel mismo trabajo. León Blum6 apoya al gobierno fran-cés militarista-imperialista. Por lo que sabemos,Vandervelde,7 presidente de la Segunda Internacional,no ha retirado su firma del mismo Tratado de Versallesque le permitió al fascismo alemán llegar a sus dimen-siones actuales.

Todas las tesis principistas fundamentales de loscuatro primeros congresos de la Internacional Comu-nista - sobre el carácter decadente del capitalismo im-perialista, la inevitabilidad de la descomposición de lademocracia burguesa, el impasse del reformismo, lanecesidad de la lucha revolucionaria por la dictaduradel proletariado- han sido confirmadas sin atenuantespor Alemania. Pero su justeza fue demostrada �por elabsurdo�, no por el triunfo sino por la catástrofe. Si apesar de los casi quince años de existencia de la

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12Comintern la socialdemocracia pudo �llevar la políticadel �mal menor� hasta sus últimas consecuencias, esdecir, hasta el peor mal que puede concebirse en lahistoria moderna, debemos buscar las causas en elhecho de que el comunismo de los epígonos se mostróincapaz de cumplir su misión histórica.

Hasta 1923 la Comintern avanzó en todos los paísescasi sin detenerse, debilitando y expulsando a la so-cialdemocracia. En los últimos diez años no sólo nologró nuevos avances cuantitativos sino que sufrió unaprofunda degeneración cualitativa. El naufragio delPartido Comunista oficial en Alemania es la culmina-ción fatal de la �línea general� que propició las aventu-ras de Estonia y Bulgaria, la capitulación ante elKuomintang, la no menos infame capitulación ante laburocracia sindical británica, la aventura de Cantón,8

las convulsiones del �tercer período�,9 la ruptura conlos sindicatos de masas, la teoría y práctica del �social-fascismo�, la política de la �liberación nacional� y la�revolución popular�, el repudio del frente único, eldestierro y persecución a la Oposición de Izquierda y,por último, el amordazamiento total de la independen-cia de la vanguardia proletaria mediante la sustitucióndel centralismo democrático por un aparato imbécil ycarente de principios.

La esencia del burocratismo reside en su descon-fianza hacia las masas y su tendencia a remplazar laactividad revolucionaria consciente de éstas por ma-niobras por arriba u órdenes inapelables. Tanto en Ale-mania como en otros países, la burocracia stalinistacontinuamente presentó ultimátums a la clase obrera.La dirección decretaba arbitrariamente las fechas paralanzar huelgas, �tomar las calles�, las �jornadas rojas�

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13o los �meses rojos�; ordenó a la clase obrera aceptarsin critica sus consignas y zigzags; exigió que se reco-nociera de antemano y sin cuestionamiento su hege-monía en el frente único. Sobre la base de esteultimatismo monstruoso libró su lucha, falsa desde elprincipio hasta el fin e impotente frente al fascismo.

En la lucha del proletariado son inevitables los erro-res. Los partidos aprenden, seleccionan sus cuadros yeducan a sus direcciones a través de sus propios erro-res. Pero en esta Comintern no hay errores sino unsistema erróneo que imposibilita la elaboración de unapolítica correcta. Los agentes sociales de este sistemaconforman un gran estrato burocrático, armado de in-mensos recursos materiales y técnicos, independientede las masas y embarcado en una pugna furiosa por susupervivencia, cuyo precio es la desorganización de lavanguardia proletaria y su debilitamiento frente al ene-migo de clase. Tal es la esencia del stalinismo en elmovimiento obrero mundial.

Durante los últimos años, la Oposición de Izquierdaanalizó a la vista de todo el mundo, la marea fascistaen todas sus etapas y elaboró una política de auténticorealismo revolucionario. Ya en el otoño de 1929, esdecir, hace tres años y medio en el comienzo mismo dela crisis mundial, la Oposición de Izquierda escribió:

�Así como más de una vez el conflicto entre el libe-ralismo y la monarquía provocó situaciones revolucio-narias que superaron a ambos antagonistas, tambiéndel choque entre la socialdemocracia y el fascismo -elementos antagónicos de la burguesía - puede resul-tar una situación revolucionaria que superará a am-bos.

�Para un revolucionario proletario de la época de la

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14revolución burguesa sería indigno no saber apreciarjustamente el conflicto entre los liberales y la monar-quía y encerrar a ambos oponentes en una misma bol-sa. No vale un cobre el comunista que, ante los cho-ques entre el fascismo y la socialdemocracia diluye estehecho agitando la fórmula hueca del social-fascismo,carente de todo contenido.�

Se debió haber elaborado la política del frente únicoen base a esta estrategia general. En el transcurso delos tres últimos años la Oposición de Izquierda siguiópaso a paso el desarrollo de la crisis política en Alema-nia. Analizó en sus periódicos y en una serie de folletostodas las etapas de la lucha; desenmascaró el carácterultimatista de la fórmula �sólo desde abajo�; cuandopudo tomó la iniciativa de crear comités unitarios dedefensa, fomentó la actividad de los obreros en esesentido y exigió incesantemente que se extendiera esainiciativa a todo el país. Si el PC Alemán hubiera toma-do resueltamente este camino, la burocracia reformis-ta habría demostrado su impotencia para frenar la pre-sión obrera a favor del frente único. A cada paso elfascismo se habría estrellado contra un nuevo obstá-culo, mostrando así todas sus heridas. Los comités dedefensa locales habrían crecido en forma irresistible,inclusive se habrían transformado en consejos obre-ros. Por este camino, el proletariado alemán habríaasestado el golpe decisivo al fascismo y barrido a todala oligarquía dominante, porque la situación brindabalas posibilidades para el triunfo revolucionario del pro-letariado alemán.

En cambio, la burocracia alemana tomó el caminodel sabotaje a la revolución, inconsciente pero real.Prohibió a los comunistas hacer acuerdos con las orga-

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15nizaciones socialdemócratas, liquidó los organismosconjuntos de defensa creados por los obreros y a todossus militantes que seguían una política correcta losacusó de �contrarrevolucionarios� expulsándolos. Po-dría decirse que el objetivo de esa línea de conductaconsistía en aislar a los comunistas, consolidar los vín-culos entre los obreros socialdemócratas y sus dirigen-tes, sembrar la confusión y la desintegración en lasfilas del proletariado y preparar el libre acceso de losfascistas al poder. ¡Los resultados están a la vista!

El 5 de marzo, cuando el destino del proletariado yaestaba sellado, el Comité Ejecutivo de la Comintern sedeclaró dispuesto a formar el frente único desde arriba- si bien a escala nacional, no internacional - y asimis-mo, para satisfacer a la burocracia reformista, aceptórenunciar a la critica recíproca mientras durara el fren-te único. ¡Un salto desde la más increíble estupidez yla arrogancia más ultimatista hasta las concesiones sinsentido! La burocracia stalinista, que ahogó la críticadentro de su propio partido, evidentemente ha perdidola noción de lo que significa aquélla en la lucha políti-ca. La crítica revolucionaria determina la actitud de lavanguardia proletaria, el partido más crítico de la so-ciedad contemporánea, hacia todas las clases, parti-dos y agrupaciones. Que un partido comunista autén-tico renuncie a la critica siquiera por un sólo día es lomismo que si un organismo viviente se abstuviera derespirar. De todas maneras, la política del frente únicono excluye la crítica; al contrario, la exige. Suspenderla crítica sólo puede interesar a dos aparatos burocrá-ticos -uno cargado de traiciones y el otro de una seriede errores fatales- que transforman así el frente únicoen una conspiración de silencio a espaldas de las ma-

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16sas, con el solo objetivo de asegurar su supervivencia.Los bolcheviques leninistas afirmamos que jamás, enninguna situación, nos uniremos a semejante conspi-ración, sino que, la denunciaremos implacablementeante los obreros.

Al mismo tiempo que acepta renunciar a la crítica,la burocracia stalinista utiliza la actitud repugnante deWels, Leipart y Cía., que le lamen las botas a Hitler,para revitalizar la teoría del social-fascismo. En reali-dad esta teoría sigue siendo tan falsa como ayer. Losque hasta hace poco eran los amos de Alemania, caí-dos ahora bajo la bota del fascismo, lamen esa botapara ganar la indulgencia de los fascistas; esto es in-herente a la miserable naturaleza de la burocracia re-formista. Pero de ninguna manera significa que los re-formistas no hacen diferencias entre la democracia yla bota fascista y que las masas socialdemócratas sonincapaces de luchar contra el fascismo cuando el cami-no de la lucha les presenta una salida.

La política fascista se apoya en la demagogia, lamentira y la calumnia. La política revolucionaria nopuede construirse sobre otra base que la verdad. Poreso nos vemos obligados a denunciar enérgicamenteal Buró Organizativo por la forma en que convocó aeste congreso. Al mencionar en la convocatoria el po-deroso avance del fascismo, traza un cuadro falsamen-te optimista de la situación alemana. La realidad delmomento nos muestra a los obreros alemanes retirán-dose sin pelear y en completo desorden. Tal es la amargaverdad que no se puede ocultar con palabras. Para po-nerse de pie, reagruparse, unir sus fuerzas, el proleta-riado alemán, representado por su vanguardia, debecomprender qué ha ocurrido. ¡Abajo las falsas ilusio-

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17nes! Precisamente ellas condujeron a la catástrofe.Debemos decir la verdad tal cual se presenta, clara,honesta y abiertamente.

La situación alemana es sumamente trágica. El car-nicero recién comienza su obra. Millares de víctimas sesumarán a los cientos y miles de obreros del PC que yaestán en las cárceles. Severas pruebas aguardan aquienes permanezcan fieles a su bandera. Los trabaja-dores honestos de todo el mundo simpatizan plena-mente con las víctimas del carnicero fascista. Pero se-ría el colmo de la hipocresía callar ante la funesta polí-tica stalinista porque sus representantes alemanes sonahora sus víctimas. Los grandes problemas históricosno se solucionan con sentimentalismos. La ley supre-ma de la lucha es que ésta apunte al objetivo finalbuscado. Sólo la explicación marxista de lo sucedidopuede darle confianza en sí misma a la vanguardia. Nobasta con que ésta exprese su simpatía por la suertede las víctimas; debe fortalecerse para derrocar y es-trangular al carnicero.

El fascismo alemán sigue obsecuentemente el ejem-plo italiano. Sin embargo, eso no significa que Hitlertenga por delante varios años de poder, como ocurriócon Mussolini.10 La Alemania fascista inicia su existen-cia en circunstancias en que la desintegración del capi-talismo se encuentra muy avanzada, la miseria de lasmasas ha alcanzado niveles sin precedentes en la his-toria moderna y las relaciones internacionales son muytensas. El desenlace puede estar mucho más próximode lo que piensan los amos del momento. Sin embar-go, no vendrá solo. Es necesario producir un shock re-volucionario.

La prensa socialdemócrata coloca sus esperanzas en

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18las grietas que se puedan producir en el bloque guber-namental alemán. Pravda de Moscú, que hasta ayernegaba la existencia de antagonismos entre el fascis-mo y la socialdemocracia, hoy sigue esencialmente lamisma senda que ésta al ilusionarse con las diferen-cias entre Hitler y Hugenberg.11 Es innegable que exis-ten contradicciones en el bando que ejerce el poder.Pero éstas, por sí mismas, no pueden detener el avan-ce victorioso de la dictadura fascista, que depende dela situación de conjunto del capitalismo alemán. Nodebemos esperar milagros. Sólo el proletariado pondráfin al fascismo. Para que los obreros avancen por elcamino que les señala la historia, se debe producir unviraje decisivo en la dirección revolucionaria. Es nece-sario volver a la política de Marx y Lenin.

Los bolcheviques leninistas no venimos al congresoa fomentar ilusiones ni a salvar reputaciones falsas.Nuestro objetivo es allanar el camino para el futuro.Naturalmente, no nos cabe duda de que este congresorepresentará a decenas, quizás a centenas de millaresde obreros realmente preparados para la lucha. Asi-mismo no dudamos que la mayoría de los delegadosestarán seriamente dispuestos a hacer todo lo posiblepor aplastar al fascismo. No obstante, estamos profun-damente convencidos de que el congreso, por la formaen que se lo ha concebido y convocado, no tendrá unprofundo carácter revolucionario. El fascismo es unenemigo tremendo. Para combatirlo necesitamos ma-sas compactas de millones y decenas de millones deobreros bien dirigidos y organizados. Necesitamos unabase firme en los talleres y sindicatos. Necesitamosque las masas depositen su confianza en una direcciónprobada en la lucha. Este problema no se resuelve con

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19reuniones solemnes ni con discursos espectaculares.Este congreso, improvisado en muy breve tiempo,representa a grupos aislados y desvinculados, que des-pués del congreso estarán tan alejados como antes delas masas proletarias.

Los individuos �aislados� provenientes de los círcu-los intelectuales burgueses darán su toque de color alCongreso Contra el Fascismo, el mismo que le dieron alCongreso [antibélico] de Amsterdam No es un colormuy duradero. Es cierto que los obreros avanzadosagradecen enormemente la simpatía que les demues-tran los mejores representantes de la ciencia, la litera-tura y el arte. Pero eso de ninguna manera significaque los científicos o artistas de izquierda sean capacesde remplazar a las organizaciones de masas ni de diri-gir al proletariado. Y, sin embargo, ¡este congreso pre-tende dirigir! Los representantes de la intelectualidadburguesa que realmente deseen participar en la lucharevolucionaria deben partir de una clara definición pro-gramática y ligarse a la organización obrera. En otraspalabras, para tener derecho al voto en un congresodel proletariado combatiente, los �aislados� deben de-jar de serlo.

Ni el trabajo antibélico ni la marcha contra el fascis-mo requieren arte especial alguno que sea superior ala lucha general del proletariado. La organización queresulte incapaz de analizar la situación con precisión,de dirigir las batallas ofensivas y defensivas cotidia-nas, de agrupar a su alrededor a las más amplias ma-sas, de lograr la unidad en la acción defensiva con losobreros reformistas, liberándolos al mismo tiempo desus prejuicios reformistas, naufragará ante el fascismoal igual que ante la guerra.

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20El Congreso de Amsterdam ya demostró su incohe-

rencia cuando la ofensiva de los bandidos japonesescontra China. Ni siquiera en el terreno de la agitaciónlogró resultados importantes la alianza de la burocra-cia stalinista con los pacifistas aislados. Hay que decir-lo abiertamente: el Congreso Contra el Fascismo, cuyacomposición internacional lo revela como una reuniónun tanto fortuita, tiene por objeto crear la impresiónde que hay acción justamente en el momento en quelo que faltó fue la acción. Si este congreso, de acuerdocon el proyecto de sus organizadores, lanza un llama-do estéril y se contenta con eso, corre el riesgo deconvertirse, en el curso de la lucha contra el fascismo,no en una nulidad sino en un factor negativo, porqueen las circunstancias imperantes no existe crimen másgrave que engañar a los obreros respecto del verdade-ro estado de sus fuerzas y de los auténticos métodosde lucha.

El Congreso de Lucha Contra el Fascismo podría des-empeñar un papel progresista, aunque modesto, conuna sola condición: que se sacuda la hipnosis inducidapor los empresarios burocráticos que aguardan traslas bambalinas, y elabore un temario para la libre dis-cusión de los siguientes puntos: las causas de la victo-ria del fascismo alemán; la responsabilidad de las or-ganizaciones dirigentes del proletariado, y un auténti-co programa de lucha revolucionaria. El congreso seconvertirá en un factor de reanimamiento revoluciona-rio si, y sólo si, toma esta orientación.

El programa de la Oposición de Izquierda Interna-cional plantea las únicas directivas correctas para lalucha contra el fascismo. Entre las medidas más inme-diatas y apremiantes, los bolcheviques leninistas pro-

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21ponemos las siguientes:

1. Aceptar inmediatamente las propuestas de laSegunda internacional de concertar un acuerdo a es-cala internacional (el cual no excluye, sino exige, laconcreción de consignas y métodos para cada país enparticular).

2. Rechazar por principio la fórmula del frente único�solamente por abajo�, que equivale a rechazar el fren-te único en general.

3. Rechazar y repudiar la teoría del social-fascismo.4. En ningún caso ni ocasión renunciar al derecho

de criticar a los aliados circunstanciales.5. Restablecer la libertad en el seno del Partido Co-

munista, de las organizaciones que controla y de lasque integran el congreso.

6. Renunciar a la política de las organizaciones sin-dicales comunistas independientes; participar acti-vamente en los sindicatos de masas.

7. Renunciar a la infame competencia con el fascis-mo con las consignas de �liberación nacional� y �revo-lución popular�.

8. Renunciar a la teoría del socialismo en un solopaís, que nutre a las tendencias nacionalistas peque-ño-burguesas y debilita a la clase obrera en la luchacontra el fascismo.

9. Movilizar al proletariado europeo contra el chovi-nismo pro y antiversalles, levantando la bandera de losestados unidos soviéticos de Europa.

10. Realizar una discusión abierta y franca y convo-car a un congreso de emergencia en cada sección de laComintern en un plazo de un mes, con el objeto deestudiar la experiencia de la lucha contra la contra-rrevolución y elaborar un programa de acción para el

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22futuro.

11. Convocar un congreso de la Comintern demo-cráticamente preparado en un plazo de dos meses.

12. Permitir el reingreso de la Oposición de Izquierdaa las filas de la Comintern, de sus secciones y de todaslas organizaciones que controla.

La Segunda y la Tercera internacional deben iniciarla discusión, ubicando al problema de Austria en el pri-mer punto del temario. No todo está perdido en esepaís. El proletariado austríaco, si inicia de inmediato ladefensa activa, podría, con ayuda del proletariado detodos los países de Europa y mediante una ofensivaconsecuente y valerosa, arrancar el poder de manosdel enemigo; la relación de fuerzas interna garantizala victoria. Una Austria roja se convertirá inmediata-mente en una fuente de energía para los obreros ale-manes. La situación en su conjunto dará un vuelco fa-vorable a la revolución. El proletariado europeo se sen-tirá poseedor de una fuerza invencible. Y esta concien-cia es lo único que necesita para liquidar a sus enemi-gos.

A la URSS le cabe ocupar el lugar central en el com-bate por liquidar a la contrarrevolución mundial. Eneste terreno, menos que en ningún otro, los bolche-viques leninistas aceptamos la optimista política ofi-cial. Para la burocracia, todo está bien cinco minutosantes de la catástrofe. Tal fue el caso de Alemania.Aplica el mismo método en la Unión Soviética, pero lasituación del primer estado obrero está más tensa quenunca. La política, falsa hasta los cimientos, de la bu-rocracia incontrolada provocó en el país privacionesintolerables, el conflicto entre el campesinado y el pro-letariado, sembró el descontento entre las masas tra-

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23bajadoras, ató al partido de pies y manos, debilitó to-dos los pilares y puntales de la dictadura. La Revolu-ción de Octubre no necesita �amigos� que entonan fal-sos himnos y corean cada frase de la burocracia domi-nante. La Revolución de Octubre necesita militantesque digan la verdad, por amarga que sea, pero que a lavez mantengan una lealtad inconmovible en la horadel peligro.

Hacemos sonar la alarma ante el proletariado mun-dial: ¡la patria soviética corre peligro! Solo la reformaradical de toda su política la salvará. El programa deesa reforma es el de la Oposición de Izquierda de laURSS. Miles de sus mejores combatientes, con CristianRakovski a la cabeza, llenan las cárceles y lugares dedestierro de la Unión Soviética. Desde la tribuna deeste congreso enviamos un saludo fraternal a nuestrosvalientes camaradas de armas. Su número crece. Laspersecuciones, por intensas que sean, no disminuiránsu coraje. En las jornadas difíciles que se avecinan, ladictadura proletaria tendrá en ellos no sólo sabios con-sejeros sino también soldados abnegados.

El desarrollo del movimiento obrero internacional,sobre todo el europeo, llegó a un punto decisivo. ElPartido Comunista Alemán ha sido aplastado. Creer quees posible reconstruirlo sobre los viejos cimientos ycon la antigua dirección es una utopía insostenible. Hayerrores imperdonables. Ahora, el Partido ComunistaAlemán se construirá sobre bases nuevas. De los ele-mentos del viejo partido, sólo aquellos que se hayanliberado de la herencia del stalinismo se hallarán entrelos constructores. ¿Se repetirá esta sucesiónorganizativa en las demás secciones de la Comintern?La historia no respondió definitivamente todavía. Exis-

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24te un hecho cierto: queda muy poco tiempo para co-rregir los errores monstruosos. Si se pierde este tiem-po, la Internacional Comunista pasará a la historia consu glorioso comienzo leninista y su infame fin stalinis-ta.

Los bolcheviques leninistas proponemos que la ex-periencia del derrumbe del comunismo alemán sea elpunto de partida para el renacimiento de las demássecciones. Estamos dispuestos a concentrar nuestrasfuerzas con ese fin. En nombre de esta tarea, extende-mos la mano a nuestros enemigos más feroces de ayer.Ni qué decir tiene que en la lucha contra el fascismo,tanto en la ofensiva como en la defensiva, los bolche-viques leninistas ocuparán su lugar en las filas comu-nes, como lo han hecho siempre y en todas partes.

¡Bajo la bandera de Marx y Lenin, adelante, hasta larevolución proletaria mundial!

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¿Qué es la objetividad histórica?12

1° de abril de 1933

Todas las personas digieren sus alimentos y oxigenansu sangre. Pero no cualquiera se atreve a escribir untratado sobre digestión y circulación sanguínea. Noocurre lo mismo con las ciencias sociales. Puesto quetodas las personas viven bajo la influencia del mercadoy de los procesos históricos en general se consideraque basta con tener sentido común para escribir trata-dos sobre temas económicos y, sobre todo, histórico-filosóficos. En general, lo único que se le exige a untrabajo histórico es que sea �objetivo�. En realidad,cualquiera que sea el sentido de este término altiso-nante en el lenguaje del sentido común, el mismo notiene nada que ver con la objetividad científica.

El filisteo, sobre todo cuando se encuentra separadoen el tiempo y en espacio del escenario de la lucha, seconsidera por encima de los bandos en pugna por elsolo hecho de no comprenderlos. Con toda sinceridadopina que su ceguera respecto del obrar de las fuerzas

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26históricas es el colmo de la imparcialidad, ya que estáacostumbrado a usarse a sí mismo como medida nor-mal de todas las cosas. No obstante su valor documen-tal, son muchos los trabajos históricos que se escribende acuerdo con esas pautas. El autor que lima las as-perezas mediante una distribución pareja de luces ysombras, la conciliación moralizante y la simulación desus simpatías consigue fácilmente para su obra histó-rica la elevada reputación que deriva de la �objetividad�.

Cuando el tema de investigación como la revoluciónes un fenómeno que se concilia tan mal con el sentidocomún, la �objetividad� histórica dicta a priori conclu-siones inmutables: la causa de la conmoción reside enque los conservadores fueron excesivamente con-servadores y los revolucionarios excesivamente revo-lucionarios; ese exceso histórico que se llama guerracivil podrá evitarse en el futuro si los propietarios sevuelven más generosos y los hambrientos más mode-rados. Un libro escrito de acuerdo con estos lineamientoses bueno para los nervios, sobre todo en una época decrisis mundial.

La ciencia -no la �objetividad� filistea de salón- exi-ge que el autor señale los factores sociales que condi-cionan los acontecimientos históricos, por mucho queesto altere los nervios. La historia no es un vaciaderode documentos y sentencias morales. La historia esuna ciencia no menos objetiva que la fisiología. Exigeun método científico, no una �imparcialidad� hipócrita.Se puede aceptar o rechazar la dialéctica materialistacomo método histórico científico, pero es menester te-nerla en cuenta. La objetividad científica puede y debeser inherente al método empleado. Si el autor no logróaplicar correctamente su método, hay que señalar exac-

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27tamente dónde ocurrió.

Traté de basar mi Historía [de la Revolución Rusa],en los cimientos materiales de la sociedad, no en missimpatías políticas. Enfoqué la revolución como un pro-ceso, condicionado por el pasado, de lucha de las cla-ses por el poder. Mi atención se centró en los cambiosprovocados en la conciencia de las clases por el ritmofebril de su propia lucha. Observé a los partidos y agen-tes políticos bajo la exclusiva óptica de los cambios ychoques entre las clases. De esa manera, el trasfondode la narrativa está constituido por cuatro procesossimultáneos, condicionados por la estructura social delpaís: la evolución de la conciencia del proletariado en-tre febrero y octubre; los cambios producidos en elestado de ánimo del ejército; el incremento del deseode venganza campesino; el despertar e insurgencia delas nacionalidades oprimidas. Al revelar la dialécticade una conciencia de masas que supera su punto deequilibrio, el autor quiso mostrar la clave más inme-diata de todos los acontecimientos de la revolución.

Una obra literaria es �auténtica� o artística cuandolas relaciones entre los protagonistas se desarrollan,no según los deseos del autor, sino de acuerdo a lasfuerzas latentes en los personajes y en el ambiente.Existe una gran diferencia entre el conocimiento cien-tífico y el conocimiento artístico. Pero ambos tienenalgunos rasgos en común, que se definen en el hechode que la descripción depende del objeto descrito. Unaobra histórica es científica cuando los hechos se com-binan en un proceso total que, al igual que en la vidareal, se desenvuelve según sus propias leyes internas.

¿Es verídica la descripción de las clases en Rusia?Estas clases, por intermedio de sus partidos y perso-

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28neros políticos, ¿hablan su propio idioma? Los aconte-cimientos -naturalmente, sin que se los fuerce-, ¿secorresponden con su origen social, es decir, con la lu-cha de las fuerzas históricas vivas? La concepción ge-neral de la revolución, ¿choca con los hechos?

Debo reconocer con gratitud que muchos críticosenfocaron mi obra precisamente desde el punto de vis-ta de estos criterios genuinamente objetivos, vale de-cir, científicos. Sus observaciones podrán resultar jus-tas o erróneas pero son, en su amplia mayoría, cons-tructivas.

En cambio, no es casual que los críticos que se la-mentan de mi falta de �objetividad� se olvidan total-mente del problema del determinismo histórico. Enrealidad se quejan de la �injusticia� del autor Para consus adversarios, como si no se tratara de una investi-gación científica sino de un boletín escolar donde secalifica la conducta. Un crítico se ofende en nombre dela monarquía, otro en nombre de los liberales, un ter-cero en nombre de los conciliadores.13 Puesto que larealidad de 1917 no fue indulgente con las simpatíasde dichos críticos ni las reconoció, ahora les gustaríaencontrar consuelo en las páginas de la historia, asícomo algunos buscan refugiarse de los golpes del des-tino en las páginas de la literatura romántica. Pero nadamás lejano del pensamiento del autor que pretenderbrindar consuelo a persona alguna. En su libro sóloquiso interpretar el fallo del propio proceso histórico.Dicho sea de paso: las personas ofendidas, a pesar delos quince o dieciséis años transcurridos, jamás trata-ron de explicar las causas de lo que les ocurrió. Lacolonia de emigrados blancos14 no produjo una sola obrahistórica digna de ese nombre. Todavía trata de atri-

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29buir sus infortunios al �oro alemán�,15 al analfabetismode las masas, a las conspiraciones criminales de losbolcheviques. El rencor personal de los apóstoles de laobjetividad -confío en que nadie lo pondrá en duda-será necesariamente tanto mayor, cuanto más convin-centemente demuestre la narrativa histórica que sudestrucción era inevitable y su futuro carece de pers-pectivas.

Los más cautelosos de entre los críticos políticamentedesilusionados suelen ocultar las verdaderas razonesde su escozor con la queja de que el autor de la Histo-ria se permite utilizar la polémica y la ironía. Aparente-mente, creen que ese tipo de recursos no va con ladignidad del gremio científico. Pero la revolución mis-ma es una polémica que se transforma en acción demasas. Y el proceso histórico tampoco carece de iro-nía; durante una revolución, la misma puede medirseen millones de caballos de fuerza. Los discursos, reso-luciones, cartas y memorias de los protagonistas sonnecesariamente de carácter polémico. No hay nada másfácil que �conciliar� todo este caos de luchas envene-nadas según el método del justo medio; pero tampocohay nada más estéril. El autor se esforzó por definir laverdadera fuerza relativa que tuvieron todas las opi-niones, consignas, promesas v reivindicaciones en elcurso de la lucha social mediante la selección y descar-te críticos (o, si se quiere, polémicos). Redujo lo indivi-dual a lo social, lo particular a lo general, lo subjetivo alo objetivo. En nuestra opinión, en esto reside, preci-samente, el carácter científico de la historia como cien-cia.

Hay un grupo muy especial de críticos que se ofen-de personalmente en nombre de Stalin; para ellos la

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30historia, fuera de ese problema, no existe. Se consi-deran �amigos� de la Revolución Rusa, pero en reali-dad, no son sino abogados defensores de la burocraciasoviética. No es lo mismo. La burocracia se fortaleció amedida que se debilitó la actividad de las masas. Elpoder de la burocracia es un reflejo de la reacción con-tra la revolución. Es cierto que esta reacción se desa-rrolla sobre las bases sentadas por la Revolución deOctubre, pero no por ello deja de ser reacción. Los abo-gados de la burocracia son frecuentemente los aboga-dos de la reacción contra Octubre; y este hecho nocambia por que cumplan sus funciones inconsciente-mente.

Como el tendero enriquecido que se fabrica una ge-nealogía más acorde con su nueva posición, la castaburocrática que surgió de la revolución creó su propiahistoriografía. Cuenta con cientos de imprentas, perola cantidad no compensa la falta de calidad histórica.Aunque hubiera querido complacer a los amigos másdesinteresados de las autoridades soviéticas, no podíadejar de referirme a esas leyendas que quizás resultenmuy halagadoras para la vanidad de la burocracia peroque, no obstante, tienen la desgracia de contradecirlos hechos y los documentos.

Me limitaré a un solo ejemplo, que considero muyilustrativo. Dedico varias páginas de mi libro a contra-decir el cuento de hadas fabricado después de 1924 enel cual se dice que yo traté de postergar la insurrecciónarmada hasta después del Congreso de los Soviets,mientras que Lenin, aparentemente con el respaldo dela mayoría del Comité Central, consiguió que la insu-rrección se realizara en vísperas del congreso. Presen-té numerosas pruebas para tratar de demostrar -y creo

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31que lo demostré más allá de toda duda- que Lenin,separado del teatro de los acontecimientos en virtudde su situación ilegal, estaba demasiado impacientepor iniciar la insurrección, deslindándola del Congresode los Soviets. En cambio yo, que contaba con el res-paldo de la mayoría del Comité Central, traté de que lainsurrección se efectuara en la fecha más próxima po-sible al congreso, para revestirla con la autoridad deéste. Este desacuerdo, pese a su importancia, era decarácter exclusivamente práctico y circunstancial. Masadelante Lenin reconoció con franqueza que se habíaequivocado.

Mientras escribía mi Historia, no tenía a mano larecopilación de los discursos pronunciados en el mitinaniversario celebrado en Moscú el 23 de abril de 1920,en honor del quincuagésimo cumpleaños de Lenin. Enuna de las páginas de ese libro se lee el párrafo quetranscribo textualmente a continuación:

�Los integrantes del Comité Central resolvimos pro-ceder a fortalecer los soviets, convocar el Congreso delos Soviets, iniciar la insurrección y proclamar al Con-greso de los Soviets órgano de poder estatal. Ilich [Le-nin], que en esa época estaba en la clandestinidad, noestuvo de acuerdo y escribió [a mediados de setiem-bre- L.T.] que [...] era necesario disolver la Conferen-cia Democrática16 y arrestar a sus integrantes. Paranosotros, las cosas no eran tan sencillas [...] Todos losobstáculos, las trampas del camino nos resultaban másevidentes [...] A pesar de las exigencias de Ilich proce-dimos con ese criterio y el 25 de octubre se desplegóante nosotros la insurrección. Ilich nos miraba con unasonrisa intencionada y nos dijo: �Sí, teníais razón��.(Quincuagésimo aniversario de V.I. Ulianov-Lenin,

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321920, pp. 27-28)

El discurso arriba citado lo pronunció Stalin y datade unos cinco años antes de que él mismo pusiera encirculación la venenosa insinuación de que yo trato de�subestimar� el papel de Lenin en la revolución del 25de octubre. Si ese documento, que confirma plenamentemi versión (en términos más groseros, por cierto), hu-biera estado en mi poder hace un año, me habríaobviado la necesidad de aducir pruebas menos direc-tas y autoritarias. Pero por otra parte, estoy contentode que este librito, olvidado por todos, impreso en unpapel mediocre y editado de igual forma (¡1920, unaño difícil!) haya llegado a mis manos tan tarde, puesello contribuye a reforzar la �objetividad�, o más senci-llamente, la veracidad de mi narración aun en la esferade aquellos asuntos personales en discusión.

Nadie, -y me permito afirmar esto del modo máscategórico posible- nadie hasta ahora ha encontradoen mi narración una sola violación a la verdad, lo cualconstituye una de las normas fundamentales para lanarración histórica y de otro tipo. ¡Es posible cometererrores de detalle pero nunca distorsiones tendencio-sas! Si en los archivos de Moscú fuese posible encon-trar un solo documento que directa o indirectamenterefutase o debilitase mis escritos hace mucho tiempoque habrían sido traducidos y publicados en todos losidiomas. La hipótesis inversa no es difícil de compro-bar: todos los documentos que en mayor o menor gra-do representen algún peligro para las leyendas oficia-les, están cuidadosamente apartados del público. Noes sorprendente que los defensores de la burocraciastalinista que se proclaman amigos de la Revoluciónde Octubre, se vean obligados a suplir su falta de ar-

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33gumentos, con una excesiva dosis de fanatismo. Peroeste tipo de crítica altera muy poco mi conciencia cien-tífica. Las leyendas se olvidan, los hechos permane-cen.

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Prólogo a Leninismo versus stalinismo17

6 de abril de 1933

La victoria del fascismo alemán pone fin a una eta-pa de la historia política e inicia una nueva. En el trans-curso del año pasado, la burocracia stalinista, sin que-rerlo, hizo todo lo posible por facilitar el triunfo delfascismo. En sus escritos dirigidos al proletariado mun-dial, la Oposición de Izquierda (bolchevique leninista)criticó implacablemente la política de la burocracia sta-linista y respondió a todos los problemas a medida quelos acontecimientos los planteaban.

Ningún revolucionario proletario puede cerrar los ojosante la pugna entre dos fracciones que se libra feroz-mente en el campo del comunismo. El camarada OskarFischer18 cumplió una tarea importante y aleccionadoraal reunir y clasificar temáticamente las respuestas másclaras y globales que dieron la burocracia stalinista porun lado, la Oposición de Izquierda por el otro, a losproblemas teóricos y prácticos. Espero que esta ex-traordinaria colección de citas llegue a manos de todo

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35obrero consciente. No se puede avanzar sin aprenderde los trágicos errores y derrotas del pasado.

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El derrumbe del Partido ComunistaAlemán y las tareas de la Oposición19

9 de abril de 1933

El problema de la suerte del comunismo alemánocupa ahora el centro de atención de todas nuestrassecciones. Por lo que se puede colegir, la mayoría delos camaradas tiende a creer que en Alemania hablarde comunismo es hablar de un partido nuevo. Otros,en cambio, consideran que esa forma de plantear elproblema es incorrecta y sostienen que debemos man-tener la vieja consigna de �reforma� del partido segúnlos cánones leninistas. Esta es la posición de dos ca-maradas españoles, de dos camaradas alemanes, querepresentan a sendos grupos, y de un camarada ruso.No me cabe duda de que sus reparos reflejan el estadode ánimo de buena parte de la Oposición. Seria anor-mal que la necesidad de efectuar un viraje tan impor-tante no suscitara matices y diferendos en nuestrasfilas. Seria indigno de la Oposición mostrarnos incapa-ces de discutir de manera fraternal, aunque sin tapujos,

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37las diferencias que surgieron. Semejante polémica nopuede redundar sino en un mayor crecimiento de laOposición y en el fortalecimiento de la democracia in-terna. En lo que hace a la esencia de las objeciones, nopuedo estar de acuerdo con ellas pero sí comprendersus motivaciones psicológicas. El error de los camara-das mencionados reside en que parten de las fórmulasde ayer, no de los hechos de hoy. Debemos aprender acorregir y remplazar las fórmulas a la luz de los nuevoshechos.

Durante los tres últimos años nuestros cálculos sebasaron en que el PC Alemán, bajo la presión de lasmasas, seria capaz de cambiar oportunamente su polí-tica. Si definiéramos con toda precisión nuestro pronós-tico de ayer, diríamos: �Todavía no podemos evaluaren qué medida los errores, zigzags y derrotas del pa-sado han debilitado a la clase obrera alemana ni hastaqué punto el sabotaje de la burocracia stalinista, com-binado con la capitulación de la socialdemocracia, lo-gró paralizar las energías del proletariado�. Frecuen-temente expresamos nuestra esperanza de que, a medi-da que se acercaba el peligro fascista, las filas del pro-letariado se estrecharan y provocaran una capacidadde resistencia que le impidiera a Hitler copar todas lasposiciones de un solo golpe. Y cada retroceso en elavance de Hitler, aunque éste ya estuviera en el poder,redundaría inevitablemente en una mayor confianzaen las filas obreras. A su vez, el comienzo de la guerracivil provocaría la descomposición en el bando guber-namental y en el propio ejército fascista. Por su parte,las vacilaciones del enemigo incrementarían la fuerzaofensiva del proletariado, etcétera. Tal era la perspec-tiva dialéctica que nos parecía probable o que, en todo

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38caso, no quedaba excluida. Y en virtud de ello debía-mos -era nuestro deber- agotar todas las posibilidadesque brindaba la situación de ayer.

Ahora, en cambio, seria una locura dejarnos guiarpor una perspectiva que los acontecimientos han supe-rado. Los camaradas españoles preguntan �¿Es posibleque unas pocas semanas liquiden la perspectiva de lar-gos meses de guerra civil?� Claro que sí, ya ocurrió.Pocas semanas, inclusive días, lograron destruir la po-sibilidad de que se produzca esa variante tan favorablecon la que contábamos. Hitler se apropió del aparatomaterial del poder. Sin encontrar la menor resistencia,destruyó el aparato del PC, privó a los obreros alema-nes de su prensa y obligó a los reformistas a rompercon la Segunda Internacional y someterse al régimenfascista.

El brusco viraje de la situación se revela claramenteen el problema del frente único. Proponer en Alemaniael frente único de los dos partidos seria una demostra-ción de estupidez doctrinaria. En una época el aparatosocialdemócrata estaba atenazado por el yugo del fas-cismo en avance y la presión de sus propias masas,había que aprovechar esa situación. Ahora, despuésde la derrota, la socialdemocracia lame las botas deHitler y ve en ello su único medio de salvación. Si hacedos años a Breitscheid20 le pareció necesario asustar ala burguesía con un bloque con los comunistas, ahoraWels y Cía. se muestran deseosos de alejarse osten-siblemente no sólo de los comunistas sino también dela Segunda Internacional.

La propuesta del frente único hoy sólo serviría paraponer en ridículo al Comité Central comunista y ayudara la dirección socialdemócrata. En política no existen

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39las fórmulas absolutas. Las consignas son concretas,es decir, se adecuan a circunstancias específicas. (Porsupuesto que lo dicho no excluye, ni siquiera hoy, quelas organizaciones comunistas y socialdemócratas ha-gan acuerdos a nivel de fábrica, distrito, etcétera; tam-poco excluye los acuerdos con otros grupos de izquier-da que romperán inevitablemente con la social-democracia oficial.)

El obrero alemán medio, así como el comunistamedio, se siente en la situación de un viajero que hanaufragado. La oleada fascista ahogó sus organiza-ciones, su prensa, sus esperanzas en un futuro mejor.Los náufragos no piensan en construir un barco nuevosino en conseguir refugio y un pedazo de pan. La depre-sión y la indiferencia política son las consecuencias in-evitables de tamaña catástrofe. Pero el despertar polí-tico de los elementos más resistentes, firmes y valero-sos estará inevitablemente ligado a la idea de un barconuevo.

En cuanto a la caracterización de la situación en quese encuentran las capas más profundas del proleta-riado alemán, atribuyo extrema importancia al informede que las células nazis expulsaron y reemplazaron alos viejos comités de fábrica. Esta �reforma� se hizo enforma tan silenciosa que ni siquiera apareció un infor-me en la prensa extranjera. Pero acá no se trata delconsejo editorial de un periódico, ni de la CasaLiebknecht (cuartel general del PC), ni siquiera de unbloque parlamentario; es decir, no se trata de algo quesucede por arriba sino de un hecho que afecta a lapropia base del proletariado productor: la fábrica. Lafalta de resistencia ante la expulsión de los comités defábrica demuestra una aguda parálisis de la voluntad

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40de las masas, fruto de la traición y el sabotaje de lasdirecciones.

En el transcurso de los últimos años el PC Alemánhabía llegado a obtener hasta seis millones de votos.Sin embargo, no arrastró a la lucha ni siquiera a cienmil personas. Ni los militantes del partido respondie-ron al llamado del Comité Central. Esto basta parademostrar el terrible aislamiento del aparato, queaumentará día a día. A las masas no les interesan losmatices y las pequeñeces. Aprehenden los hechos ensu totalidad. Es inevitable que le vuelvan la espalda alpartido que adormeció su ansiedad con fórmulas hue-cas, con balandronadas sobre las victorias del maña-na, y luego las llevó a la catástrofe.

Las dos o tres semanas de marzo provocaron uncambio radical en la situación del PC, cambio que enépocas �normales� y �pacificas� no se hubiera produ-cido ni en el transcurso de dos décadas. En general, laépoca imperialista es una época de virajes abruptos.Hay que aprender a seguirlos atentamente para no tro-pezar y romperse la cabeza. No debemos engañarnos;tenemos que comprender la catástrofe en toda su mag-nitud, claro que no para llorar desconsolados sino paraemprender la larga y difícil obra que nos espera, segúnun plan nuevo y sobre bases históricas nuevas.

Casi todos los camaradas que no coinciden con estaevaluación se oponen a trazar una analogía entre el 4de agosto de 1914 y el 5 de marzo de 1933 pues, veanustedes, los socialdemócratas traicionaron consciente-mente al proletariado y, así, se acercaron al poder; encambio, los stalinistas �no supieron� defender al prole-tariado y dieron con sus huesos en la cárcel. La dife-rencia es por supuesto, de mucho peso y nada fortuita,

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41pero no debemos exagerar su importancia política. Enprimer lugar, la mayoría de los socialdemócratas nobuscaban, ni siquiera en 1914, hacer carrera sino �sal-var� las organizaciones proletarias, así como los diri-gentes del PC Alemán, que obedecen ciegamente lasórdenes de la burocracia moscovita, piensan antes quenada en su aparato. En segundo lugar, si en 1914 lasocialdemocracia se acercó a las sedes del poder, en1933, a pesar de su servilismo y obsecuencia, se acer-có a las cárceles. No dudamos de que, en definitiva,será aplastada y hasta tendrá sus Matteottis.21

Pero, ¿acaso eso cambia nuestra evaluación de lapolítica reformista?

Lo que repudiamos en el aparato del PC Alemán noes su �estupidez� ni su �incapacidad� (para emplear lostérminos que utilizan, de manera totalmente incorrec-ta, ciertos camaradas) sino su centrismo burocrático.Se trata de una corriente política específica basada enun estrato social especifico, ante todo en la URSS, yadapta su política a las necesidades de dicho estrato.Hasta antes de los últimos acontecimientos, seguíaabierto el interrogante acerca de qué factor se impon-dría en el seno del PC Alemán -los intereses de la buro-cracia stalinista o la lógica de la lucha de clases-. Aho-ra ya hay una respuesta definitiva. Sí acontecimientosde tanta magnitud no pudieron corregir la política delPC Alemán, eso significa que el centrismo burocráticono tiene salida. Y de allí surge la necesidad de un par-tido nuevo.

�¡Pero el problema se resuelve a escala interna-cional!�, exclaman los adversarios, transformando asíun pensamiento histórico correcto en una abstracciónsuprahistórica. El problema de la victoria del proleta-

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42riado -y no sólo el de su derrota- también se resuelve aescala internacional. No obstante ello, el proletariadoruso, que triunfó en 1917, sigue aguardando a que seproduzca la victoria en otros países. Y el proceso opuestotambién puede desarrollarse de manera desigual: a lavez que el PC Alemán oficial queda políticamente liqui-dado, en otros países, principalmente en la URSS, elpartido no pasó aún por una prueba decisiva. Los acon-tecimientos se desarrollan sin respetar el tablero de laComintern.

Pero, ¿acaso la Comintern no es la responsable de laderrota alemana? Decididamente, sí. Sin embargo, enel tribunal de la historia, igual que en un tribunal bur-gués común, el castigo no recae sobre el principal res-ponsable sino sobre el que cayó preso. Ahora, desgra-ciadamente, es el aparato del PC Alemán el que estácercado por las tenazas de la historia. La aplicación delcastigo es verdaderamente �injusta� Pero, en general,la justicia no es uno de los atributos del proceso histó-rico, y los fallos de ese tribunal son inapelables.

Pero no calumniemos al tribunal de la historia; esmucho más serio que un tribunal burgués. La liquida-ción del PC Alemán es sólo una etapa, y no la última. Silas demás secciones de la Comintern aprenden la lec-ción de Alemania se harán, con toda justicia, acree-doras a un trato indulgente por parte de la historia. Enel caso contrario, estarán condenadas. De esta ma-nera, la marcha de la historia les da tiempo para reca-pacitar a las demás secciones. Nosotros, los de la Opo-sición de Izquierda, sólo interpretamos la marcha delos acontecimientos, por eso no rompemos con la Ter-cera Internacional.

�Pero, ¿cómo podemos construir un partido nuevo

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43en Alemania sin romper con la Comintern?�, preguntanlos que, a pesar de todo, querrían obligar a las contra-dicciones del proceso histórico a ceñirse a los límitesde los estatutos formales. Debo admitir que este as-pecto de la cuestión me parece el menos importante.Cuando se nos expulsó de la Comintern y nos consti-tuimos en fracción de la misma, el problema de losestatutos no fue muy importante. Para nosotros es unacuestión de línea política, no de teneduría de libros.Por supuesto, si alguna sección de la Comintern lograreconstruirse sobre bases sanas, utilizaremos ese he-cho como punto de partida para apurar la reconstruc-ción de toda la Comintern; en ese caso nuestras rela-ciones formales también mejorarán enormemente. Si,en cambio, la burocracia stalinista lleva a la URSS a laruina, nadie se acordará de los estatutos: será nece-sario construir una cuarta internacional.

Pero volvamos a Alemania. En los primeros días demarzo, el PC Alemán contaba todavía con un aparatocentralizado, con decenas de periódicos, con miles decélulas, con decenas de miles de militantes, con millo-nes de votos. Nos declaramos parte integrante de esepartido y con ello asumimos, ante el mundo exterior,una responsabilidad por el partido en su conjunto; desdeluego, no en función del aparato stalinista sino de lascélulas de base. Con la ayuda de éstas esperábamos,antes de la catástrofe, renovar la dirección del partido.Ahora que el aparato oficial, maniatado por elultimatismo y la clandestinidad, debe transformarsecompletamente en una agencia stalinista, ni siquierase puede pensar en influir sobre él a través de un es-trato inferior del cual se encuentra totalmente aislado.

La prensa stalinista de todo el mundo habla, por

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44cierto, de la �regeneración� del PC Alemán clandestino(Rote Fahne [Bandera Roja] ilegal, volantes, etcétera).Ya de antemano resultaba claro que las organizacioneslocales, pasado el estupor inicial, empezarían a mover-se. El hecho de que el aparato de un partido tan gran-de, con tanto personal y dinero a su disposición, puedapublicar una cierta cantidad de literatura ilegal ysemilegal no tiene nada de sorprendente. Pero debe-mos repetirlo una vez más: el PC Alemán no tiene unaparato clandestino ligado a las masas. Lo que tieneson los restos de una vieja organización que, por vo-luntad de Hitler, se encuentra en la clandestinidad, queno es lo mismo. Si el PC Alemán sigue activo se debe aque Hitler recién comienza su tarea de verdugo y a quela reacción todavía no penetró profundamente en elpartido. Pero ambos procesos están planteados y sedesenvolverán de manera paralela, nutriéndose y ace-lerándose recíprocamente.

Un partido comunista clandestino necesita genteseleccionada, que comprenda la magnitud de la catás-trofe y tenga una perspectiva clara y confianza en suprograma. La selección de dichos elementos sólo pue-de hacerse en base a una crítica implacable del pasa-do. El derrumbe de la organización de los stalinistas,de por si inevitable hará surgir esos elementos y alla-nará el terreno a la creación de un partido revoluciona-rio ilegal.

�Pero -responde uno de los camaradas alemanes- sibien es cierto que el partido está muerto políticamente,organizativamente sigue vivo.� Esta fórmula revelamejor que ninguna otra lo erróneo de la posición de miadversario. Un partido políticamente muerto no puedetener una organización �viva�, puesto que la organiza-

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45ción es tan sólo una herramienta de la política. Si elpartido está muerto, debemos hacer público este diag-nóstico y las conclusiones pertinentes, para que todoslos trabajadores lo sepan. ¿Qué parte de la vieja he-rencia pasará al patrimonio del partido nuevo? ¿En quéforma se efectuará esa transferencia? ¿Cuáles seránlas etapas del desarrollo del partido nuevo? ¿Cómo se-rán las relaciones entre los constructores y los restosde la organización vieja?, son todos interrogantes degran importancia, cuyas respuestas dependerán de lamarcha de la situación en su conjunto. Pero para queesas respuestas no sean falsas ni ilusorias debemospartir de un hecho establecido irrevocablemente por lahistoria: el partido stalinista está políticamente muer-to. No podemos permitirnos ambigüedades ni engaños;Sólo servirían para desviarnos de nuestro camino.

El mismo camarada escribe: �La consigna de reformacarece de significado, puesto que ahora no sabemosqué reformar ni cómo hacerlo; pero también nos opo-nemos a la consigna de partido nuevo, puesto que paranosotros todavia no está sellada la suerte del partidoviejo�. Este camarada, a pesar de ser inteligente y buenobservador, acumula una contradicción tras otra. Si elpartido está �muerto políticamente�, quiere decir quesu suerte está sellada. El aparato no lo hará resucitar;la experiencia demuestra que un aparato puede matara los vivos pero no resucitar a los muertos. Si la con-signa de reforma del partido viejo �carece de signi-ficado�, no queda otra que la de partido nuevo.

Lo que más asusta a los adversarios es la relaciónde fuerzas: los bolcheviques leninistas proclamamosla muerte de una organización grande, que todavía escapaz de publicar diez veces más literatura, disponer

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46de fondos mil veces más grandes que nosotros. Sinembargo, proclamamos un �partido nuevo� en nombrede la pequeña Oposición de Izquierda. Plantear el pro-blema de esta manera es demostrar que se está total-mente imbuido del fetichismo aparatista. Hoy, comoayer, nuestra principal tarea es la de formar cuadros.Pero éste es un problema político, no meramenteorganizativo: los cuadros se forman en base a una pers-pectiva definida. Volver a insuflar vida a la consigna dereforma del partido significaría proponernos conscien-temente un objetivo utópico y, por consiguiente, con-denar a nuestros cuadros a sufrir desilusiones cada vezmás agudas. Con esa política la Oposición de Izquierdase convertiría en apéndice de un partido en descompo-sición, y desaparecería de la escena junto con él.

Uno de los adversarios concuerda con que el partidoviejo está liquidado y hasta reconoce en esencia que lacreación de un partido nuevo es inevitable; no obstan-te, trata de retardar el proceso. Sus argumentos pue-den sintetizarse de la siguiente manera: sólo el diezpor ciento de los militantes, los más valiosos, poseenun espíritu crítico y nos escuchan; el noventa por cien-to restante, principalmente militantes nuevos, todavíano comprende los errores del partido. De allí resultaque debemos explicar a ese noventa por ciento, paso apaso, qué ha ocurrido, y a partir de allí iniciar la cons-trucción de un partido nuevo. Este es un enfoque pro-pagandista abstracto, no político -en términos filosófi-cos: un enfoque racionalista, no dialéctico- del proble-ma.

Seria magnífico poder llevar a una gran escuela alnoventa por ciento de los jóvenes comunistas y dictar-les un curso completo. Pero, desgraciadamente, este

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47noventa por ciento ya asiste a la escuela de Hitler. Hoyhan roto parcialmente no sólo con el partido sino tam-bién con la política en general. Una parte se pasará alfascismo; otra, más numerosa, caerá en la indiferen-cia. Estos procesos se desarrollarán en el curso de laspróximas semanas y meses; la contrarrevolución, igualque la revolución, actúa rápidamente. Bajo la influen-cia de la descomposición del partido, del reflujo de lasmasas y de la esterilidad política del aparato, los mejo-res elementos del partido se preguntarán a sí mismosy preguntarán a los demás: ¿qué hacer? En esta situa-ción, presentarles la consigna de �reforma� sería bur-larse de ellos. En momentos de gran crisis no debemospartir de los cambios que se operan en el estado deánimo de la base del partido sino de los cambios ob-jetivos que se producen en la situación política. Mu-chos de los comunistas que todavía temen romper conla burocracia mañana nos culparán de engañarlos, demantener la ficción del viejo partido; se alejarán denosotros para pasarse al bando de los brandleristas ode los anarquistas. Se dice que los brandleristas yallamaron a la creación de un partido nuevo; eso revelaque, si bien son oportunistas, son políticos. Si noso-tros, con nuestro programa revolucionario, actuamoscomo doctrinarios, los políticos oportunistas nos ba-rrerán siempre.

Desde el punto de vista práctico, ¿cómo serán nues-tras relaciones con la organización stalinista alemanaen el próximo período? Este es, naturalmente, el pro-blema que más preocupa a nuestros camaradas. ¿De-bemos romper con las organizaciones locales del parti-do viejo?, preguntan nuestros oponentes. No, eso se-ría absurdo. Tenemos que captar a los revolucionarios

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48de todas las organizaciones obreras, princípalmente delas células del partido viejo, en la medida en que éstassigan existiendo. Cuando la Tercera Internacional pro-clamó su ruptura total con la Segunda, ello no les im-pidió a los comunistas seguir trabajando durante largotiempo dentro de los partidos socialdemócratas e in-clusive ganar a la mayoría del partido francés y a superiódico, L�Humanité. Nuestra política de un partidonuevo, ahora más que antes, no puede ni debe impe-dirnos trabajar en las células del partido viejo.

Veamos otra objeción: la consigna misma de parti-do nuevo pondrá a la base en contra de nosotros. Esposible que se produzcan conflictos. Pero en el pasadoya los hubo, a pesar de que la consigna era �reforma�.De todas maneras, no debemos dudar que las célulasactivas del partido viejo dedicarán más tiempo al pro-blema de las relaciones con su propio Comité Centralque al de nuestras perspectivas. En este terreno pode-mos suponer que se producirán conflictos cada vez másagudos. El Comité Central defenderá a Stalin y se de-fenderá a sí mismo; ése es su objetivo principal. Elobrero comunista exigirá respuestas honestas y pers-pectivas claras. Mientras hablábamos de reforma nollamábamos a romper la disciplina. Ahora la situacióncambió drásticamente. En las reuniones de célula pro-pondremos que se ponga fin a la distribución de la li-teratura oficial, que no vale nada; que se boicotee alaparato, que se rompa con el Comité Central. Se entien-de que lo haremos con tacto e inteligencia, teniendoen cuenta el nivel de cada célula y las circunstancias.Pero nuestra línea principal será la de partido nuevo. Ydebemos estar seguros de que a pesar de esta línea,dada la situación de ilegalidad, nuestras relaciones con

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49las células revolucionarias serán infinitamente másamistosas que en el período anterior, cuando sólo que-ríamos ser fracción.

Tampoco debemos olvidar que el problema no atañeúnicamente al PC Alemán. Es muy probable que delderrumbe político de la socialdemocracia, surja un nuevopartido �independiente�. ¿Podemos suponer, siquiera porun instante, que el aparato stalinista será capaz deatraer a la socialdemocracia de izquierda, o por lo me-nos de influir sobre ella de manera revolucionaria? Esaposibilidad está excluida de antemano. Su ultimatismo,así como su pasado al que no quieren ni pueden re-nunciar, obligará a los stalinistas a frenar el desarrollode la oposición socialdemócrata, a desempeñar el pa-pel de espantapájaros al servicio de Wels. También estefactor coloca imperiosamente a la orden del día la pers-pectiva del partido nuevo.

Tras la mayor parte de las objeciones políticas y ló-gicas subyace una posición implícita, de tipo senti-mental: el aparato stalinista sufre los golpes del fas-cismo; muchos camaradas valientes y abnegados empe-ñan todas sus fuerzas para salvar la organización; entales circunstancias, ¿es licito desalentar a los comba-tientes? Este argumento encuentra su mejor expre-sión en las siguientes líneas de un poeta ruso: �La ilu-sión exaltada es, para nosotros, más preciosa que lanegrura de la amarga verdad�. Pero la filosofía dePushkin no es la filosofía de Marx. Cuando a principiosde siglo combatimos las ilusiones pequeñoburguesas yel aventurerismo de los socialrevolucionarios, muchasbuenas personas, no sólo narodnikis22 sino también denuestra organización, rompieron indignadas con laIskra23 leninista, que, vean ustedes, se permitía criti-

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50car implacablemente al terrorismo cuando los terroris-tas morían a manos del verdugo. Nuestra respuestaera: el fin que buscamos con nuestra crítica es preci-samente arrancar a los héroes revolucionarios del te-rrorismo individual para llevarlos a la senda de la luchade masas. Lo único que el aparato ilegal, apéndice deManuilski-Stalin, puede traerle al proletariado alemánson nuevos infortunios. Debemos decirlo abiertamentey sin demora para impedir que cientos y miles de revo-lucionarios despilfarren inútilmente sus energías.

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La obediencia ciega, la disciplinarevolucionaria y la juventud24

Declaración de la Oposición de IzquierdaInternacional (bolcheviques leninistas) a la

Conferencia de la Juventud, París

10 de abril de 1933

Los obreros de todo el mundo se encuentran en unaencrucijada. Después de una serie de triunfos de lareacción imperialista, principalmente del fascismo, elproletariado tendrá que pasar por años de duras prue-bas y de luchas difíciles. Sólo se podrá asegurar la con-tinuidad del movimiento revolucionario con la condi-ción de que surjan nuevos batallones de combatientesde la joven generación, probados y plenamente conven-cidos.

La socialdemocracia, con su huida ante Hitler, de-mostró de manera concluyente que sólo es capaz deformar lacayos, no combatientes. Nada puede enseñar

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52este partido a los obreros jóvenes. Sólo la escuela deMarx y Lenin les muestra el camino para atravesar vic-toriosamente el infierno imperialista y fascista haciauna sociedad socialista.

Aunque llamamos a los obreros a agruparse en tor-no a la bandera de la Comintern, creemos que es nues-tra obligación decir con toda claridad que su revisiónde los principios del comunismo y la degeneración bu-rocrática de su régimen son un obstáculo enorme paraque su influencia se difunda entre los obreros jóvenesy dificultan la correcta educación revolucionaria de losmismos.

La revisión de los principios encuentra su peor ex-presión en la teoría del �socialismo en un solo país�,que socava el internacionalismo proletario y sirve paraencubrir en las filas obreras toda clase de tendenciaspequeñoburguesas, reaccionarias, utópicas y naciona-listas.

En una serie de documentos programáticos basadosen la experiencia de los últimos diez años, la Oposiciónde Izquierda Internacional (bolchevique leninista) de-nunció las distorsiones fatales que el centrismo buro-crático introdujo en la teoría y la práctica del comunis-mo. Es necesario que esta Conferencia de la Juventudeleve una protesta vigorosa contra el régimen burocrá-tico incluido en el partido, que ahoga la vida interna dela vanguardia comunista y cierra toda posibilidad dedesarrollo independiente de la juventud.

La obediencia ciega es una virtud útil al soldado deun ejército capitalista, no al combatiente proletario. Ladisciplina revolucionaría tiene sus raíces en el pensa-miento y en la voluntad colectivos. Un partidario delcomunismo científico no cree en las palabras; juzga

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53todo a la luz de la razón y de la experiencia. La juven-tud no puede aceptar el marxismo por mandato; debeasimilarlo por sí misma, mediante un esfuerzo indepen-diente del pensamiento. Precisamente por eso debetener no sólo la oportunidad de educarse sino tambiénla de equivocarse, para poderse elevar, a través de suspropios errores, a una concepción comunista. La disci-plina burocrática y artificial se hizo polvo en un momen-to de peligro. La disciplina revolucionaria no excluye,exige, el derecho a la comprobación y a la crítica. sólopor esta vía se podrá crear un ejército revolucionarioindestructible.

El obrero joven necesita que el partido lo dirija, perola dirección no puede ejercerse por decreto. Cuando, acada paso, se utiliza la coerción en lugar de la persua-sión, la organización pierde su aliento vital y, con ello,a la gente.

Debemos repudiar y acabar implacablemente con larepresión, la calumnia y los métodos físicos en la pug-na entre los distintos grupos y fracciones del movi-miento obrero. Estos métodos viles no tienen nada quever con el arsenal de la educación comunista. La buro-cracia stalinista los introdujo en el movimiento obreroy durante los últimos diez años envenenaron la atmósfe-ra de la vanguardia proletaria, sobre todo entre la ju-ventud, y aislaron a las organizaciones de las ampliasmasas trabajadoras.

Debemos liberar el programa revolucionario y el ré-gimen interno de todo vestigio del stalinismo y llevarnuevamente a la Comintern a la senda de Marx y Le-nin.

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El marxismo como ciencia25

11 de abril de 1933

A Sidney Hook:Estimado profesor Hook:Leí con interés su artículo publicado en The Nation

[La Nación]. El mismo me suscitó algunas dudas.1. El título de su artículo -El marxismo: ¿dogma o

método?- me causa cierta inquietud. Esa alternativano agota el problema. El marxismo no es un dogma,pero tampoco es únicamente un método; es, también,una doctrina. La dialéctica materialista es un método.Pero Marx no se limitó a formular ese método, sino quelo aplicó en dos terrenos al crear la teoría de la econo-mía capitalista (ciencia) y la teoría de los procesos his-tóricos (la �filosofía de la historia� o, mas precisamen-te, la ciencia).

2. Usted cierra su articulo con la siguiente frase:�[el marxismo] no es dogma, ni mito, ni ciencia objeti-va, sino un método realista para la acción de clase�.

¿Qué significa aquí la palabra �realista�? Objetiva-

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55mente se basa en el verdadero conocimiento real delos procesos objetivos -en todo caso sociales-; el conoci-miento de lo objetivo es una ciencia. La politica marxistaes realista en la medida en que se basa en el marxismocomo ciencia.

3. Usted dice que es tan fácil comprender la doctri-na marxista independientemente de sus objetivos revo-lucionarios como comprender las recetas de un médicoindependientemente del problema de la salud. Estacomparación es válida únicamente dentro de ciertoslímites. El único médico capaz de hacer recetas útileses el que basa su accionar en la anatomía, la fisiología,la patología y toda una serie de ciencias objetivas. ¿Có-mo es posible separar la práctica realista de la teoríacientífica? En última instancia, todo el conocimientocientífico -y no solamente en el terreno de la medi-cina- surge de las necesidades prácticas y sirve a esasnecesidades prácticas.

4. Usted dice: �De los postulados teóricos de estaciencia del marxismo resulta que la oposición revolu-cionaria a la guerra mundial de 1914 era utópica, por-que la guerra y la psicología de guerra derivaron ine-vitablemente del conjunto de factores socioeconómicosde la época�. Esta contraposición me resulta incom-prensible. La lucha contra la guerra sería �utópica� por-que la guerra surge inevitablemente de las circuns-tancias objetivas. En primer lugar, las ideas utópicastambién surgen de las circunstancias objetivas. En se-gundo término, la lucha contra los acontecimientos �in-evitables� no es necesariamente utópica, porque losacontecimientos inevitables se encuentran limitados enel tiempo y en el espacio. En el caso particular de laguerra, este acontecimiento históricamente �inevitable�

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56resultó �utópico� para el objetivo que perseguía, ponerfin al impasse imperialista.

5. Usted afirma: �El error más grave de Marx fue noatribuir mayor importancia a los coeficientes tempo-rales del proceso�. Esta acotación es justa respecto amuchos marxistas vulgares, sobre todo de la época dela segunda Internacional, pero es absolutamente erró-nea en relación al propio Marx.

Cuando las circunstancias me lo permitan volverésobre este tema para tratarlo de manera más extensa;mientras tanto, reciba mis saludos fraternales.

L. Trotsky

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Saludos a la oposición chilena26

15 de abril de 1933

Estimados camaradas:Les envío mis saludos más cordiales en ocasión del

ingreso de su partido a la Oposición de Izquierda In-ternacional (bolchevique leninista). Recibí sus docu-mentos y, con la ayuda de un camarada francés quelee español, trataré de familiarizarme con la vida inter-na de la organización. Creo que el problema sindical,para ustedes como para todos los demás, desempeñaun gran papel en la lucha contra el stalinismo. Les en-vío un proyecto de declaración sobre el congresoantifascista que propician los stalinistas. La declara-ción no abarca el problema en su conjunto sino que selimita a proclamar los principios más elementales de lapolítica marxista en el terreno sindical. Tal vez les re-sulte útil. ¿Hay camaradas en su organización que co-nozcan idiomas extranjeros? De ser así, ¿quiénes son?Podríamos enviarles documentos en francés, alemán yruso, pero desgraciadamente no en español.

Con mis mejores saludos comunistas,

L. Trotsky

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Nuevamente acerca de la discusión enNorteamérica27

17 de abril de 1933

Al Secretariado Internacional(Copia al Comité Central de la Liga norteamericana)Estimados camaradas:A ustedes les pareció que mi carta podría interpre-

tarse como si yo tomara partido por la minoría y contrala mayoría del Comité Central de nuestra sección nor-teamericana. Si esa es la impresión que tienen, meexpresé mal. Al intervenir en este problema traté dehacer caso omiso de nuestras experiencias a nivel in-ternacional (el caso del camarada Shachtman)28 y se-guir paso a paso, sin la menor interferencia a favor deuno u otro bando, el desarrollo de los conflictos in-ternos y las diferencias en la sección norteamericana.

Me parecía -y todavía me parece- que la minoríaatribuye una importancia excesiva a la conferencia na-cional: no la ve como una reunión política ordinaria deuna organización revolucionaria sino como un medio

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59para resolver la lucha interna con métodos organizati-vos, es decir, esperando obtener eventualmente unareducida mayoría en la votación. Opino firmemente queen esta etapa no existen métodos organizativos quepermitan arribar a una decisión que favorezca el desa-rrollo de la propia organización. Todo lo contrario, sólolograran avanzar políticamente si tienen cuidado de noapurar excesivamente las cosas.

También me pareció que la mayoría, como fraccióndirigente del Comité Central, demostró cierta impa-ciencia y aplicó o trató de aplicar medidas organizati-vas que, sin dar resultados permanentes, sólo servi-rían para agudizar el conflicto.

Observo con satisfacción que la mayoría, por propiainiciativa, ha dejado sin efecto la medida que privabaal camarada Abern29 de voto efectivo en ausencia delcamarada Swabeck. Y, si mal no interpreto el sentidode las últimas actas, la reacción de la minoría me re-sulta bastante inquietante.

Se trata de nuestras posibilidades en la FederaciónMinera de Illinois. A Cannon30 lo conocen bien allí; gozade cierto prestigio, debido sobre todo a su actividadsindical en el pasado. Todo parecía indicar que él debíair allá, donde había una situación prometedora. La con-tinuidad del trabajo iniciado también lo exige. Pero laminoría se opuso, planteando como alternativa la can-didatura del camarada Shachtman, y me temo que elComité Central seguirá indeciso.

La única justificación de semejante actitud de laminoría sería la existencia de diferencias profundasrespecto de nuestro trabajo entre los mineros. No creoque las críticas de la minoría sean justas, lejos de ello,critican al camarada Allard31 por no insistir lo suficiente

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60en las posiciones de la Oposición de Izquierda en elperiódico sindical que edita. Critican al camaradaCannon por aparecer como representante de los obre-ros progresistas y no como representante de la Liga.No veo en qué se basa la crítica mencionada en primertérmino; sólo he leído dos números del periódico encuestión. En uno de ellos los directores dieron granimportancia al discurso del camarada Cannon, discur-so que, desde luego, es también muy importante paranosotros. Es posible que el camarada Allard no aprove-che todas las posibilidades; pero está solo, o lo estabahasta hace poco. Además, se trata de un periódico sin-dical; el trabajo de redacción requiere gran prudencia.Me parece que la crítica dirigida al camarada Cannones producto de una intransigencia puramente formal.Creo que el camarada Cannon no debió presentarsecomo delegado de una organización política como lo esla Liga. En un sindicato, no se logra mucho con lasdemostraciones políticas, lo importante es penetrar,ganar autoridad, trabajar en sus filas, construir unaagrupación, la cual no debe utilizar el nombre de laLiga en todo momento, sobre todo mientras siga sien-do una pequeña minoría. El sindicato de masas no esun mitin de una organización política. Naturalmente,para estas cosas no hay reglas fijas; todo depende delas circunstancias concretas. Pero me parece -es muyposible que la distancia me induzca a cometer errores- que las objeciones de la minoría revelan un espíritude formalismo sectario. En todo caso, no creo que lasobjeciones sean de tanto peso como para impedirle alcamarada Cannon cumplir una tarea tan importantecomo la que está realizando entre los mineros.

Puesto que he resuelto seguir paso a paso, el desa-

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61rrollo de la lucha interna, les ruego que no piensen queesta carta es �definitiva�. Tiene por objeto complemen-tar la carta anterior, a la luz de nuevas experiencias.

L. Trotsky

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Respuesta al proyecto de resoluciónalemán32

21 de Abril de 1933

El proyecto de resolución, que desgraciadamente nolleva fecha, aclaró algunas de las diferencias (las ver-daderas y las imaginarias, es decir, las basadas enmalentendidos), pero al mismo tiempo pasó otras poralto. El objetivo de esta crítica consiste en definir lomás precisamente posible el verdadero carácter de lasdiferencias actuales.

1. La resolución afirma al comienzo que �el derrumbedel PC Alemán vació de todo contenido la consigna dereforma del mismo�. En otras palabras, que al PC Ale-mán no se lo puede regenerar. Demás está decir queesta declaración, que implica desechar la posición con-tenida por nosotros hasta el 5 de marzo, reviste unaenorme importancia para toda nuestra actividad.

El tercer parágrafo de la resolución dice: �El procesoapunta en dirección a un partido nuevo�. Esta tesiscompleta la anterior y limita mucho las diferencias. Los

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63camaradas dirigentes de la sección alemana recono-cen que el partido stalinista alemán está políticamenteliquidado y que el partido comunista alemán se recons-truirá como partido nuevo, fuera de la organización sta-linista.

2. Pero citemos más extensamente el parágrafo 3:�Aunque el proceso apunta en dirección a un partidonuevo, la consigna de la creación de éste sería prema-tura y errónea.� El sentido de esta oración depende delsignificado que se le dé a la palabra �consigna�. Se lapuede interpretar como la proclama pública de nuestranueva posición respecto del partido oficial, o como unllamado a la creación inmediata de un partido nuevo apartir de los elementos existentes. La segunda in-terpretación implicaría un aventurerismo ridículo. Nin-guno de nosotros hizo semejante propuesta. Si esa clasede malentendidos pudo existir al comienzo de la dis-cusión, el intercambio de opiniones de las últimas se-manas nos dio claridad absoluta al respecto. No se tra-ta de decretar burocráticamente la creación de un par-tido nuevo sino de proclamar abiertamente nuestraposición respecto del partido viejo y las nuevas perspec-tivas con que encaramos nuestro trabajo. No podemospermitirnos disminuir u ocultar la importancia de esteviraje. Nuestra línea es hacer propaganda por un parti-do nuevo y prepararnos para formarlo. ¿Estamos deacuerdo? El proyecto de resolución no aporta la nece-saria claridad en este sentido.

3. La resolución empieza bien, pero luego cae enuna serie de contradicciones, oscurece sus conclusio-nes fundamentales y no da directivas para la acción.La consigna de �partido nuevo�, afirma la declaración,alejará a todos los comunistas con espíritu crítico o

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64semicrítico. ¿Por qué? Obviamente porque siguen cre-yendo en la reforma del partido. Estos revolucionariosabnegados pero miopes, que a costa de enormes sacri-ficios tratarán de reconstruir el partido stalinista en laclandestinidad, recibirán con hostilidad nuestra afirma-ción de que �la perspectiva de reformar al PC Alemáncarece ya de contenido� y que �el proceso apunta endirección a un partido nuevo�. Pero nuestro acuerdocon la dirección alemana se da en torno a estas dostesis, precisamente. ¿Qué haremos, entonces? ¿Nosguardaremos estas ideas sin expresarlas en voz altapara no alejar a los partidarios de la reforma? Semejanteposición sería indigna de un marxista y no creo quesea la que sostienen los camaradas alemanes. Losembates de la experiencia convencerán a los utopistasde la reforma de que estamos en lo cierto. Cuanto me-nos tardemos en dar a conocer nuestra posición y conmás firmeza lo hagamos, mayor será nuestra autori-dad política.

4. El proyecto de resolución plantea la cuestión dela formación de cuadros. Esta consigna es, de por sí,inobjetable. Pero también es necesario dar respuestaal interrogante: ¿cuadros para qué? ¿Para la reformadel partido viejo o para la construcción de uno nuevo?Si nos refugiamos en un silencio diplomático, losstalinistas exigirán igualmente una respuesta y apare-ceremos ante la base comunista como esos oráculosque tienen dos doctrinas: una para sí y otra para los noiniciados. Es claro que los autores de la resolución nopueden ni quieren caer en semejante hipocresía.

5. Se afirma repetidas veces, tanto en el proyectode resolución como en otros documentos, que la pers-pectiva del partido nuevo es acertada pero los obreros

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65avanzados no están �psicológicamente� preparados paraaceptarla. Si se tratara de la creación inmediata de unpartido nuevo, a los obreros les faltaría preparación nosólo �psicológica� sino también política y teórica. Care-cemos de cuadros, y los cuadros existentes carecen demasas. Esa acotación sobre la �psicología� sólo puedeinterpretarse de la siguiente manera: nuestros propiosmilitantes, y hasta nuestros simpatizantes y amigos,no están preparados �psicológicamente� para un virajetan brusco en la línea. Es obvio que los autores de laresolución confunden dos problemas: la preparaciónde la vanguardia proletaria para la creación de un par-tido comunista nuevo y la preparación de nuestra pro-pia organización para dar un cambio audaz y decisivoen nuestra orientación respecto del partido viejo y elpartido nuevo. Lo que nos interesa aquí es esta últimatarea. No se origina en la �psicología�, es decir, en elestado de ánimo de las diversas capas de la van guar-dia obrera, sino en las circunstancias objetivas, la vic-toria del fascismo y el derrumbe de la política y delpartido stalinista. El estado de ánimo de los obrerosaún puede cambiar, sobre todo en el sentido de unacomprensión cada vez mayor de este hecho histórico.Pero la actitud (perspectiva política de la Oposición deIzquierda no debe partir de las fluctuaciones de lossentimientos sino de los cambios objetivos de la situa-ción.

6. Interpretar la consigna de partido nuevo en elsentido de una unificación mecánica con los elementossurgidos de la descomposición del partido viejo (brand-leristas, SAP, Leninbund) sería, además de un absurdopolítico, una burla a todo nuestro pasado. Respecto detal o cual grupo, a lo sumo puede hablarse de encarar

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66algunas actividades en común, según cómo se de lasituación. Así, por ejemplo, en el congreso antifascistadeberíamos ponernos de acuerdo con el grupo deSneevliet, con el SAP, etcétera, contra el bloque deMuenzenberg con Barbusse y la burguesía hindú.33 Noexiste el menor motivo para mezclar los acuerdos tác-ticos de este tipo con la cuestión del partido nuevo. Loúnico que podemos decir es: los acuerdos tácticos ba-sados en una estrategia correcta pueden acelerar elproceso de formación de cuadros para el partido co-munista.

7. Los documentos alemanes comparan la consignade �partido nuevo� con la consigna de un �nuevoZimmerwald�.34 Esta comparación es absolutamenteincomprensible. Zimmerwald fue un bloque circuns-tancial de marxistas y centristas. Los primeros marcha-ban bajo la consigna de la Tercera Internacional, lossegundos bajo la consigna de reforma de la SegundaInternacional. Había, por cierto, algunos elementos queeludan el problema de �¿segunda o tercera internacio-nal?� ocultando sus vacilaciones bajo la bandera deZimmerwald �en general�.

En definitiva, el acuerdo fue sólo un episodio, mien-tras que la consigna de Tercera Internacional determi-nó la política revolucionaria para toda la nueva etapa.Aquí sí hay una similitud. Un acuerdo con otro grupo,digamos el SAP, puede convertirse en un episodio (mu-cho menos importante que el de Zimmerwald) hacia laconstrucción de un partido nuevo. Pero son dos proble-mas diferentes.

8. Hablando del SAP, ¿cómo se plantea este proble-ma hoy? En la lucha por su supervivencia, los dirigen-tes del SAP, sin responder a los problemas programáti-

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67cos, se disociaron de la Oposición de Izquierda acusán-donos de abrigar ilusiones respecto del PC Alemán.Desde entonces, la marcha de los acontecimientos haeliminado su argumento fundamental. Podemos dirí-girnos al SAP para decirles: �A partir del 5 de marzo,nosotros también tomamos el problema de la creaciónde un partido nuevo. Pero un partido se crea en base aun programa. ¿Cuál es vuestro programa?� Debemosutilizar las ventajas de nuestra nueva posición. Si losdirigentes del SAP responden que la elaboración de unprograma es una tarea recién emprendida, podemosofrecerles abiertamente participar en sus discusionese inclusive proponer la creación de un órgano de discu-sión teórica común, aunque mantenemos, naturalmen-te, nuestra independencia organizativa y nuestro pe-riódico político. El problema del SAP no es, obviamen-te, el decisivo. Tampoco queremos que sustituya a otrosproblemas sino ponerlo en su justo lugar, como proble-ma secundario importante.

En síntesis, el resultado de la discusión hasta elmomento es: se han aclarado una serie de malenten-didos, reduciendo así las diferencias. No obstante, se-ría prematuro afirmar que se superaron los antago-nismos antes de recibir una respuesta clara y tajantede los camaradas alemanes sobre los problemas arribaplanteados. No sólo debemos reconocer formalmentela perspectiva de un partido nuevo, también es precisosacar las conclusiones prácticas que derivan necesaria-mente de dicha perspectiva y luchar todos juntos porsu realización.

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La Oposición de Izquierda y el SAP35

27 de abril de 1933

Estimado amigo:Recibí su carta del 20 de abril, en la que me informa

de sus discusiones con los dirigentes del SAP. Su infor-me aclara la resolución del último congreso del SAP,sobre todo en lo que se refiere a las relaciones conustedes.

Hasta el 5 de marzo los dirigentes del SAP nos re-prochaban seguir abrigando esperanzas sobre la re-generación del PC Alemán. Hoy, la marcha de los acon-tecimientos liquidó esta diferencia. Consideramos queel aparato stalinista alemán está condenado a muertey llamamos a la formación de cuadros para la creaciónde un partido nuevo. Por lo tanto, en el terreno denuestras relaciones con el SAP, el problema debe redu-cirse al programa, la táctica y el régimen del partidonuevo. Es obvio que lo que se necesita no son fórmulasgenerales abstractas sino la constatación, sobre el pa-pel, de todas las experiencias de los últimos años en

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69las que participaron ambas organizaciones. Nuestrapreconferencia de febrero de este año redactó, en len-guaje telegráfico, las conclusiones de esa experiencia(debemos corregir esas tesis en lo que hace a la cues-tión de nuestra actitud hacia el PC Alemán). Lo que lecorresponde a los dirigentes del SAP es efectuar co-rrecciones, agregados o críticas de tipo programático.

Sin embargo, los argumentos que esgrimen son en-teramente distintos. Reconozco que encaro de malagana este problema, ya que me concierne de manerapersonal. Pero los problemas de política revolucionariaestán por encima de las consideraciones de carácterpersonal; es necesario responder a los argumentos talcual los plantean los aliados o enemigos potenciales.Según los dirigentes del SAP, la Oposición de Izquierdaestá demasiado ligada a la personalidad de Trotsky,depende demasiado de él, etcétera... Parecería que lasección alemana no hace nada sin la guía de Trotsky,etcétera... La concentración de una organización entorno a un solo individuo presenta grandes problemas,etcétera...

En primer lugar, quiero rectificar este panorama dela vida interna de la Oposición. No hablaré de las expe-riencias pasadas de la sección alemana, ni de sus se-rias diferencias y sus crisis internas, en las que yo des-empeñé, en el mejor de los casos, el papel de asesordesde afuera. Ahora está sobre el tapete el problemadel partido nuevo en Alemania. La Oposición de Iz-quierda es la única organización que discute este pro-blema a la vista de todos. La mayoría de los dirigentesde la sección alemana mantienen diferencias con elSecretariado Internacional y conmigo, y libra una cam-paña enérgica, en la que me acusa de recurrir a

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70�sofismas� y a la �diplomacia�, y de otros pecados, todoen completo acuerdo con las reglas del juego. Tengo lafirme esperanza de que la discusión culminará con laelaboración de una posición común. Pero en todo caso,no hay nadie en el SAP ni en la KPO (brandieristas) quepolemice contra Walcher-Froelich o contra Brandler-Thalheimer36 de la misma manera en que los camara-das de nuestra sección alemana polemizan conmigo ocon el Secretariado Internacional de la Oposición deIzquierda. De ningún modo quiero idealizar a la Oposi-ción de Izquierda en la situación en que se encuentra.La falla principal de nuestra organización es su debili-dad. Esta y su falta de contacto con las masas creancondiciones tales que es posible, inclusive inevitable,que las personalidades individuales ejerzan una influen-cia excesiva. Para ello existe un solo remedio: cons-truir una organización más fuerte y masiva. Si las po-siciones y métodos fundamentales de la Oposición deIzquierda son correctos, la creación de tal organiza-ción es cosa segura o, al menos, plenamente realiza-ble. Concentrémonos, pues, sobre los problemasprogramáticos, estratégicos, tácticos y organizativos.

¿Contra qué se defienden, en última instancia, loscamaradas del SAP? ¿Contra la influencia de una per-sonalidad especifica o contra la influencia de las ideasespecificas a las que dicha personalidad está asociada?No respondieron a esta pregunta con la necesaria cla-ridad. La resolución de la conferencia del SAP afirmaque existen muchos puntos de acuerdo entre el SAP yla Oposición de Izquierda y la KPO; Llama la atenciónla falta de precisión del término �muchos puntos� Esono es marxismo. Una organización responsable ante lavanguardia obrera tiene la obligación de afirmar con

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71toda claridad y exactitud en qué concuerda con otrasorganizaciones y en qué disiente con ellas. No puedehaber política revolucionaria sin ideas formuladas enforma clara y precisa. La situación se complica aun máscuando la resolución proclama al mismo tiempo su so-lidaridad con la Oposición de Izquierda y con losbrandleristas. Esta declaración disminuye enormementeel valor de la resolución, puesto que entre losbrandleristas y nosotros median diferencias irreconci-liables.

Durante los dos últimos años Alemania fue la clavede la situación mundial. Respecto de los problemas tác-ticos (no así de los estratégicos), puede parecer a ve-ces que entre los brandleristas y nosotros no habíagrandes diferencias. Desde entonces, la vanguardiaproletaria alemana permitió que esa clave se escaparade sus manos. Ahora el centro de atención es Austria.Pero, a pesar de ello, el problema de Austria es decarácter episódico. En verdad, la clave principal de lasituación del proletariado internacional está en la URSS.Suponemos que los camaradas del SAP conocen la po-lítica del centrismo burocrático y los peligros que en-traba. ¿Están se acuerdo con nosotros? Si concuerdan,aunque sea en general, ¿cómo pueden estar de acuer-do con los brandleristas, que apoyan la política de Stalinen la URSS (lo que en la práctica significa que apoyantambién su política en el resto del mundo), y que másde una vez nos han tachado de contrarrevolucionarios?Al no plantear una posición sobre los problemas másimportantes y apremiantes, los dirigentes del SAP danla impresión de querer mantener a los bolcheviquesleninistas a su izquierda y a los brandleristas a su de-recha y así, al separar los dos flancos, conservar su

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72independencia (lo que no es una calamidad) y su faltade precisión (¡lo que está muy mal!.).

Esa táctica puede parecer muy �astuta�. En realidades funesta. Significaría la continuación de la política deSeydewitz37 en una nueva situación. Verdaderamenteno lo digo por afán polémico. Estoy dispuesto a hacertodo lo posible por fomentar el entendimiento y la co-laboración con los camaradas del SAP. Pero la primeracondición para ello es llegar a un entendimiento políti-co honesto.

Los dirigentes del SAP suelen criticar a la Oposiciónde Izquierda por plantear demasiado mecánicamenteel problema de la política centrista en China, el ComitéAnglo-Ruso, la política de la Comintern en España, lapolítica de Stalin en la URSS, etcétera. En realidad, nose trata de criterios arbitrarios ni de distintas profesio-nes de fe. Toda la cuestión se centra en un solo proble-ma: el de la política que aplica la fracción centristadirigente en los distintos países y bajo condiciones di-ferentes. Hemos señalado los problemas más impor-tantes de los últimos diez años para contraponer de lamanera más tajante, sobre la base de estas experien-cias, la política marxista a la centrista. Obviamente,ponemos en primer plano los hechos y problemas polí-ticos actuales. Pero la educación de los cuadros revolu-cionarios requiere coherencia en el pensamiento revo-lucionario. En la política centrista hay un hilo conduc-tor que va, sin solución de continuidad, desde la expe-riencia con el Kuomintang, la aventura de Cantón, elbloque con los rompehuelgas ingleses hasta... la ca-tástrofe alemana.

En el SAP como en otras organizaciones hay milesde obreros para quienes esta continuidad no resulta

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73tan obvia; jamás estudiaron ni se pusieron a pensar enla política de Stalin en China, en Bulgaria, en España.Exigirles que reconozcan de manera puramente formallo correcto de nuestra posición respecto de los proble-mas enumerados más arriba no tendría sentido. No sepuede realizar de un solo golpe un largo trabajo depropaganda. Pero sí es correcto que exijamos a los di-rigentes que asumen la responsabilidad e iniciativa deformar un partido proletario independiente que expli-quen su actitud hacía los problemas fundamentales dela estrategia proletaria, y que no lo hagan en formaabstracta y general sino en base a la experiencia vivade la generación actual del proletariado mundial. A losdirigentes tampoco les planteamos mecánicamente losproblemas. Los decimos: �Antes de llegar a una reso-lución definitiva sobre nuestra colaboración, que noso-tros deseamos lo más estrecha posible, es necesariotener la plena seguridad de que compartimos una mis-ma posición respecto de los problemas fundamentalesde la estrategia proletaria. He aquí nuestras posicio-nes, formuladas al calor de la lucha en distintos paí-ses. ¿Cuál es su actitud hacia estos problemas? Sí us-tedes no tienen posiciones definidas al respecto, trate-mos de estudiarlos juntos, empezando por los proble-mas políticos más inmediatos y candentes.� Creo queesta forma de plantear la cuestión no esconde ni pizcade sectarismo. En general, los marxistas no puedenplantearla de otro modo. Es preciso agregar que esta-mos dispuestos a colaborar en la acción sin esperaruna respuesta definitiva a todos los problemas en dis-cusión.

Los camaradas del SAP creen que se Impone unarápida convocatoria a una conferencia de todas las or-

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74ganizaciones y grupos comunistas existentes. Si llega-ra a reunirse, creo que la Oposición de Izquierda parti-ciparía para explicar sus puntos de vista; pero sería unerror esperar que esa conferencia sirva seriamente parainiciar el trabajo comunista. Si se tratara de ayudar alos exiliados, defender sus intereses o iniciar tal o cualcampaña política parcial, tal vez Podría cumplir unafunción práctica. Pero de lo que se trata es de la elabo-ración de las bases fundamentales conferenciasheterogéneas e improvisadas. Por el contrario, la faltade preparación política, la convocatoria apresurada enuna atmósfera de desorden, sólo servirían para correrel riesgo de aumentar el caos ideológico y la mutuaexasperación de los distintos grupos.38

En este período que se inicia, los centros dirigentesdel movimiento revolucionario alemán se encontraránnecesariamente en el exilio. Pero los camaradas expul-sados de Alemania siguen actuando como si estuvie-ran en un picnic. Ni siquiera los que comprenden enteoría la magnitud de la catástrofe se han adaptadopsicológicamente a la nueva situación. En Alemania losdistintos grupos siguen viviendo en la inercia de ayer.Esto se aplica también al SAP, la más grande y a la vezla menos firme de las organizaciones de oposición co-munista. El ala izquierda del SAP, a pesar de que susdirigentes no tienen una publicación propia, ganó lamayoría en el partido y expulsó a la fracción deSeydewitz. Este hecho demuestra mejor que ningúnotro cuál es el sentido del proceso en que está embar-cado el SAP, en el que ya hemos visto el comienzo deuna �comente vital�. Tampoco podemos ignorar que elSAP representa en bruto, aun hoy, la fuerza del comu-nismo. Además, la situación cambió radicalmente: lo

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75que está a la orden del día no son las tareas de comba-te inmediato sino la prolongada tarea de preparaciónen la clandestinidad. Cuanto más débil sea la forma-ción ideológica de la organización, menos capaz seráésta de resistir los factores de destrucción (desilusión,fatiga, represión, agitación de los otros grupos, etcéte-ra). ¡ Sólo los cuadros templados ideológicamente po-drán resistir los golpes de las fuerzas adversas en elperíodo que se inicia!

A nadie le quepa duda de que la Oposición de Iz-quierda está dispuesta a hacer todo lo posible para faci-litar un acuerdo con el SAP. Los medios técnicos paraexaminar los problemas espinosos o no resueltos noson difíciles de hallar: boletín de discusión, órgano teó-rico conjunto, una serie de discusiones en la direccióny en los grupos de base.

Creo que es necesario plantear constantemente es-tos problemas a los miembros del SAP.

L. Trotsky

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La degeneración de la teoría y la teoríade la degeneración39

Problemas del régimen soviético

29 de abril de 1933

El socialismo desarrollado hasta su culminación (co-munismo) significa una sociedad sin estado. Pero elperíodo de transición del capitalismo al socialismo exi-ge un fortalecimiento extremo de la función del estado(dictadura del proletariado). Esta dialéctica históricadel estado ha sido muy estudiada por la teoría marxis-ta.

La base económica de la desaparición progresiva delestado obrero es el alto desarrollo económico, hasta elpunto de que el trabajo productivo no exija coerción yla distribución de bienes de consumo no requiera con-trol jurídico.

La transición de la dictadura revolucionaria a la so-ciedad sin clases no puede lograrse por decreto. No sepuede disolver un estado por una orden especial; el

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77estado desaparece gradualmente, se �extingue�, en lamedida en que la sociedad socialista, poderosa yculturalmente elevada, cumple todas sus funciones vi-tales con ayuda de sus variadas y flexibles instituciones,que ya no necesitan de la coerción.

El proceso de liquidación del estado se produce pordos caminos distintos. A medida que las clases des-aparecen, es decir, se disuelven en una sociedad ho-mogénea, la coerción se va extinguiendo en el sentidodirecto del término, su utilización social desaparece parasiempre. Las funciones organizativas del estado, encambio, se vuelven más complejas, más detalladas.Penetran en campos nuevos que hasta entonces per-manecían como en el umbral de la sociedad (el hogar,la educación infantil, etcétera) y los someten por pri-mera vez al control de la mente colectiva.

Esta forma general de plantear el problema es lamisma para un solo país o para todo el planeta. Si su-ponemos que se puede construir una sociedad socia-lista dentro de las fronteras nacionales, la extincióndel estado también podría ocurrir en un solo país. Lanecesidad de defenderse contra los enemigos capita-listas que la acechan desde afuera es absolutamentecompatible con el debilitamiento de la coerción estatalinterna; la solidaridad y la disciplina consciente debe-rían rendir los mayores frutos, tanto en el campo debatalla, como en el de la producción.

Hace dos años la fracción stalinista declaró que lasclases estaban �en lo fundamental� liquidadas en laURSS, que la cuestión de quién se impondrá estabaresuelta �total e irrevocablemente�; mas aun: �hemosentrado en el socialismo�. Según las leyes de la lógicamarxista, de allí debía surgir que la necesidad de la

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78coerción de clase estaba en lo �fundamental� liquidaday que se había iniciado la etapa de la extinción delestado. Pero apenas unos cuantos doctrinarios indis-cretos trataron de plantear esa conclusión, se la califi-có de �contrarrevolucionaria�.

Pero dejemos de lado la perspectiva del socialismoen un solo país. No partamos de una construcción bu-rocrática llevada hasta el absurdo por el curso de losacontecimientos sino de la verdadera situaciónimperante. La URSS no es, por supuesto, una sociedadsocialista sino sólo un estado socialista, es decir, unarma para la construcción de la sociedad socialista; lasclases distan de estar abolidas, el problema de quiénse impondrá no está resuelto, la posibilidad de la res-tauración capitalista no está excluida, por lo tanto, lanecesidad de mantener la dictadura proletaria conser-va toda su fuerza. Pero todavía queda en pie el proble-ma del carácter del estado soviético, que de ningunamanera permanece inmutable durante toda la etapade transición. Cuanto mayor sea el éxito de la cons-trucción socialista, más sana será la relación entre laciudad y el campo y, por lo tanto, más amplio los al-cances de la democracia soviética. No se trata todavíade la extinción del estado, puesto que la democraciasoviética también es una forma de coerción estatal.Sin embargo, la capacidad y flexibilidad de esta formaes lo que mejor refleja la relación de las masas con elrégimen soviético, el cual tenderá a convertirse -no enel papel ni en un programa sino en la realidad, en laexistencia cotidiana- en un arma de la mayoría cre-ciente contra una minoría en extinción, a medida queel proletariado se sienta más satisfecho con los frutosde su trabajo y cuanto más benéfica sea su influencia

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79sobre la aldea.

El avance de la democracia soviética, aunque no re-presenta todavía la extinción del estado, significa, noobstante, la preparación de ese proceso.

El problema se concretará al considerar los cambiosfundamentales provocados en la estructura de clasedurante el período de la revolución. La dictadura delproletariado como organización para la liquidación delos explotadores era necesaria para reprimir a los te-rratenientes, a los capitalistas, a los generales y a loskulakis, en la medida en que éstos apoyaban a los es-tratos poseedores. No se puede ganar a los explotado-res para el socialismo; había que quebrar su resisten-cia, costara lo que costase. Durante la Guerra Civil fuecuando más ejerció su poder la dictadura del proleta-riado.

Para el conjunto del campesinado, la tarea era y escompletamente distinta. Es menester ganar al campe-sinado para el régimen socialista. Debemos demostrarleen la práctica que la industria estatal puede proporcio-narle bienes en condiciones mucho más ventajosas quelas que imperan en el capitalismo y que el trabajo co-lectivo de la tierra es más fructífero que el trabajo indi-vidual. Hasta tanto se realice esta tarea económica ycultural - y estamos muy lejos de ello, puesto que lamisma sólo puede resolverse a escala internacional-los roces entre las clases son inevitables y, por consi-guiente, la coerción estatal también lo es. Pero si laviolencia revolucionaria fue el método fundamentalempleado en la lucha contra los terratenientes y loscapitalistas, en la relación con los kulakis el problemaes distinto; a la vez que aplastaba implacablemente laresistencia contrarrevolucionaria de los kulakis, el es-

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80tado estaba dispuesto a negociar con ellos en el terre-no económico. No �deskulakizó� al kulak, se limitó areducir su capacidad de explotación. Respecto del cam-pesinado en su conjunto, la violencia tendría que ha-ber desempeñado un papel auxiliar y siempre decre-ciente. Las conquistas reales obtenidas en la industria-lización y en la colectivización tendrían que haberseexpresado en la moderación de las formas y métodosde coerción estatal, en la creciente democratizacióndel régimen soviético.

El régimen político de la dictadura y sus basessociales

En Pravda del 30 de enero de 1933 leemos: �El Se-gundo Plan Quinquenal erradicará de nuestra vida eco-nómica los últimos vestigios de elementos capitalistas.�De este pronóstico oficial surge claramente que el es-tado debería extinguirse totalmente en el curso delSegundo Plan Quinquenal, ya que si quedan liquidadoslos �últimos vestigios� (!) de la desigualdad de clase elestado no tiene razón de ser.

En realidad observamos un proceso diametralmenteopuesto. Los stalinistas no se atreven a afirmar que ladictadura del proletariado se ha vuelto más democráti-ca en los últimos años, por el contrario, no se cansande demostrar la inevitabilidad del incremento de la coer-ción estatal. La propia realidad es más importante quetodas las previsiones y pronósticos.

Si evaluamos la realidad soviética tal como se la vea través del lente del régimen político - esta evalua-ción, aunque insuficiente, está totalmente justificaday es en extremo importante -, el panorama que se nospresenta, además de ser triste, no presagia nada bue-

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81no. Los soviets perdieron sus últimos vestigios de vidaindependiente, han dejado de ser soviets. El partido noexiste. Con el pretexto de la lucha contra la desviaciónderechista, se aplastó a los sindicatos. En repetidasocasiones nos hemos referido al problema de la dege-neración y amordazamiento del partido y de los so-viets. Ahora consideramos necesario dedicar algunaslíneas a la suerte de las organizaciones sindicales bajola dictadura soviética.

Dentro del sistema estatal soviético, la independenciarelativa de los sindicatos es un contrapeso necesario eimportante frente a la presión del campesinado y de laburocracia. Mientras existan las clases los obreros tie-nen necesidad de defenderse, inclusive en un estadoobrero, por medio de sus organizaciones sindicales. Enotras palabras: los sindicatos siguen siendo sindicatosmientras el estado sigue siendo estado, es decir, uninstrumento de coerción. La �estatización� de los sindi-catos sólo puede producirse paralelamente a la�desestatización� del propio estado: en la medida enque la liquidación de las clases quita al estado sus fun-ciones coercitivas, disolviéndolo en la sociedad, los sin-dicatos pierden sus funciones clasistas y se disuelvenen el estado �en extinción�.

Los stalinistas reconocen de palabra esta dialécticade la dictadura, incorporada al programa del PartidoBolchevique. Pero en la actualidad las relaciones entrelos sindicatos y el estado se desarrollan en un sentidodiametralmente opuesto. El estado no sólo no se ex-tingue (pese a la proclama de liquidación de las cla-ses), no sólo no modera sus métodos (pese a los éxitoseconómicos), sino que, por el contrario, se convierteen grado cada vez mayor en instrumento de coerción

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82burocrática. Al mismo tiempo, los sindicatos, transfor-mados en oficinas de funcionarios, han perdido total-mente la posibilidad de cumplir el papel de amortigua-dores entre el aparato estatal y las masas proletarias.Peor aun: el aparato de los propios sindicatos se con-virtió en un instrumento de creciente presión sobre losobreros.

La primera conclusión de lo antedicho es que la evo-lución de los soviets, el partido y los sindicatos sigueuna curva descendente, no ascendente. Si aceptára-mos a ciegas la estimación oficial de la industrializa-ción y la colectivización, tendríamos que reconocer quela superestructura política del régimen proletario evo-luciona en una dirección diametralmente opuesta a laevolución de su base económica. ¿Significa esto quelas leyes del marxismo son falsas? No: lo que es falso,falso hasta la médula, es la estimación oficial de lasbases sociales de la dictadura.

Podemos formular el problema de manera mas con-creta, si lo planteamos así: ¿Por qué entre los años1919-1921 - cuando las viejas clases poseedoras se-guían peleando armas en mano, cuando contaban conel apoyo activo de las potencias intervencionistas detodo el mundo, cuando los kulakis armados saboteabanal ejército y el aprovisionamiento del país - se le per-mitió al partido discutir libremente problemas tan apre-miantes como la paz de Brest-Litovsk40, los métodosde organización del Ejército Rojo, la composición delComité Central, el problema sindical, la transición a laNEP, la política nacional y la política de la Comintern?¿Por qué ahora -ya derrotada la intervención, aplasta-das las clases explotadoras, luego de haber logradoéxitos en la industrialización y colectivizado a la abru-

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83madora mayoría del campesinado- se le prohíbe al par-tido discutir los ritmos de industrialización y colectivi-zación, la relación entre la industria pesada y la ligerao la política del frente único en Alemania? ¿Por qué seexpulsa y se persigue al militante del partido que exi-ge, estatutos en mano, que se convoque al congresode la organización? ¿Por qué se encarcela al comunistaque osa expresar dudas respecto de la infalibilidad deStalin? ¿Cuál es la razón de que se ejerza el poderpolítico de manera tan monstruosa, terrible e intolera-ble?

El peligro de estar rodeados por gobiernos capitalistasnada explica por sí mismo. De ninguna manera quere-mos subestimar la importancia del cerco capitalista parala vida interna de la república soviética; la propia ne-cesidad de mantener un poderoso ejército es una granfuente de burocratismo. Pero el cerco hostil no es unfactor nuevo: existe desde el nacimiento mismo de larepública soviética. Si en el país imperara una situa-ción sana, la presión del imperialismo sólo serviría parafortalecer la solidaridad de las masas y especialmentepara crear lazos indestructibles en la vanguardia pro-letaria. La penetración de agentes foráneos, por ejem-plo los ingenieros saboteadores, etcétera, de ningunamanera justifica ni explica la intensificación general delos métodos coercitivos. La sana comunidad de intere-ses sería capaz de rechazar a cualquier elemento hos-til con la mayor facilidad, así como un organismo sanorechaza las toxinas.

Podría intentarse demostrar que se incrementó lapresión externa y que la relación de fuerzas a escalainternacional varió en un sentido favorable al capi-talismo. Pero aun sí olvidamos por un momento que la

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84política de la Comintern es una de las causas del debi-litamiento del proletariado mundial, sigue siendo inexo-rablemente cierto que la intensificación de la presiónexterna solamente puede provocar la burocratizacióndel sistema soviético en la medida en que se combinecon el crecimiento de las contradicciones internas. Silos trabajadores están atenazados por el sistema depasaportes y el campesinado por el de departamentospolíticos, la presión externa inevitablemente debilitaráaun más la cohesión interna. Y, viceversa, el crecimientode las contradicciones entre la ciudad y el campo ten-derá a incrementar irreversiblemente el peligro quesignifican los gobiernos capitalistas exteriores. La com-binación de los dos factores lleva a la burocracia a ha-cer concesiones cada vez mayores a la presión externay a reprimir cada vez más a las masas trabajadoras desu propio país.

La explicación oficial del terror burocrático�Para algunos camaradas -afirmó Stalin en el plena-

rio de enero del Comité Central - la tesis de la liquida-ción de las clases, de la creación de una sociedad sinclases y la extinción del estado justifica el relajamien-to de la disciplina (?) y el ablandamiento (?); justificala teoría contrarrevolucionaria de la lenta extinción dela lucha de clases y el debilitamiento del poder del es-tado.� En este caso, como en muchos otros, Stalin sesirve de expresiones vagas para compensar los vacíoslógicos. Se supone que la �tesis� programática de laliquidación de las clases en el futuro no significa hastaahora la extinción de la lucha de clases en el presente.Pero no se trata de una tesis teórica sino del hecho,proclamado oficialmente, de la liquidación de las cla-

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85ses. El sofisma de Stalin consiste en ligar la idea delfortalecimiento inevitable del poder del estado en laetapa de transición que media entre el capitalismo y elsocialismo - idea de Marx que Lenin desarrolló paraexplicar la necesidad de la dictadura proletaria en ge-neral - a un período determinado de la dictadura, des-pués del hecho supuestamente consumado de la liqui-dación de todas las clases capitalistas.

Para explicar la necesidad de un mayor fortale-cimiento de la máquina burocrática, Stalin afirmó en elmismo plenario: �La clase de los kulakis ha sido derro-tada, pero los kulakis no han sido totalmente liquida-dos�. Según esta fórmula, parecería que para liquidar alos derrotados kulakis -o como dice Stalin, �liquidar losvestigios de las clases moribundas�- se requiere unadictadura más concentrada. La expresión más acabadade esta paradoja del burocratismo la dio Molotov, quegeneralmente denota una tendencia funesta a desa-rrollar hasta su culminación las ideas de Stalin. Así, enel plenario de enero afirmó, �A pesar de que las fuer-zas de los vestigios de las clases burguesas de nuestropaís se disipan, la resistencia, cólera y furia de las mis-mas aumentan, superando todos los limites�. ¡Las fuer-zas se disipan, la furia crece! Aparentemente Molotovno sospecha que la dictadura es necesaria para en-frentar la fuerza, no la furia; la furia que carece defuerza armada deja de ser peligrosa.

�No puede decirse -reconoce Stalin a su vez- queestos ex sectores puedan provocar cambios en la ac-tual situación de la URSS con sus maquinaciones dañi-nas y tramposas. Son demasiado débiles e impotentespara resistir las medidas del poder soviético.� Pareceobvio que si todo lo que queda de las ex clases son �ex

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86sectores�, que si éstos son demasiado débiles comopara �provocar cambios (!) en la actual situación de laURSS�, lo inminente debería ser la extinción de la lu-cha de clases y, con ello, la mitigación del régimen. No,responde Stalin: �los ex sectores todavía puede recu-rrir a ardides�. Pero la dictadura revolucionaria es ne-cesaria para hacer frente a peligro de la restauracióncapitalista, no a ardides impotentes. Si en la lucha con-tra poderosos enemigos de clase hubo que emplear unpuño de hierro, frente a los �ardides� de ex sectoresbastará con el meñique.

Pero aquí Stalin presenta un nuevo argumento. Losvestigios moribundos de las clases derrotadas apelan alos estratos atrasados de la población y los movilizancontra el poder soviético�... Pero, ¿acaso los estratosatrasados han crecido durante el Primer PlanQuinquenal? Diríase que no. ¿Sucede entonces que suactitud hacia el estado cambió negativamente? Eso sig-nificaría que el �máximo fortalecimiento del poder delestado� (más correctamente, la represión) hace faltapara combatir el creciente descontento de las masas.Stalin agrega: �Es posible que con la movilización delos estratos atrasados de la población, despierten yresuciten �fragmentos� de la oposición contrarrevolu-cionaria trotskista y derechista�. Ese es su argumentofinal: puesto que es posible (hasta ahora, sólo es posi-ble) que despierten los fragmentos (¡tan sólo fragmen-tos!)... hay que apelar a la máxima concentración de ladictadura.

Atrapado sin salida en la maraña de los �fragmentos�de sus propias ideas, Stalin agrega sorpresivamente:�Desde luego, no tenemos miedo�. Entonces, ¿a quéasustarnos y asustar a los demás si �no tenemos mie-

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87do�? ¿Y para qué emplear un régimen de terror contrael partido y el proletariado si sólo se trata de fragmen-tos impotentes, incapaces de �provocar cambios en laURSS�?

Toda esta confusión acumulada que culmina en lamás pura estupidez es consecuencia de la incapacidadde decir la verdad. En realidad, Stalin-Molotov debie-ron haber dicho: debido al creciente descontento delas masas y a la creciente inclinación de los obreroshacia la Oposición de Izquierda, es preciso intensificarla represión en defensa de las posiciones privilegiadasde la burocracia. De esa manera todo hubiera resulta-do claro.

La extinción gradual del dinero y la extincióngradual del estado

Podemos desenredar desde otro ángulo el nudo decontradicciones en que se enredaron la teoría y la prác-tica del centrismo burocrático si trazamos una analo-gía entre el papel del dinero y el papel del estado en laépoca de transición. El dinero, al igual que el estado,es una herencia directa del régimen capitalista. Debedesaparecer, pero no se lo puede abolir por decreto,sino que se extingue gradualmente. Las distintas fun-ciones del dinero, como las distintas funciones del es-tado, mueren de diferentes muertes. El dinero, en tan-to que medio de acumulación privada, usura y explota-ción, desaparece paralelamente con la liquidación delas clases. Como medio de intercambio, como normade medida del valor del trabajo, como regulador de ladivisión social del trabajo, el dinero se disuelve gra-dualmente en la organización planificada de la econo-mía social para convertirse finalmente en un vale, en

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88un cheque para el cobro de una cierta porción de losbienes sociales con el fin de satisfacer las necesidadesproductivas y personales.

Este paralelismo de los procesos de extinción gra-dual del dinero y del estado no es fortuito; ambos po-seen la misma raíz social. El estado permanece comotal mientras debe regular las relaciones entre variasclases y estratos, cada uno de los cuales hace sus cuen-tas y trata de obtener sus ganancias. El reemplazo fi-nal del dinero como norma de valor por el registro es-tadístico de las fuerzas productivas existentes, delequipamiento, de las materias primas y las necesida-des no será posible sino en la etapa en que la riquezasocial liberará a todos los integrantes de la sociedad dela necesidad de competir entre sí por la comida.

Esta etapa está todavía distante. El papel del dineroen la economía soviética no sólo no ha llegado a su finsino que en cierto sentido recién está por alcanzar laplenitud de su función. El período de transición en suconjunto no significa la limitación del movimiento demercancías sino todo lo contrario, la extrema expan-sión del mismo. Todas las ramas de la economía setransforman, crecen y deben determinar sus relacio-nes recíprocas, tanto cuantitativa como cualitati-vamente. Muchos bienes que bajo el capitalismo sonaccesibles a unos pocos deben producirse en cantidadesinconmensurablemente mayores. La liquidación de laeconomía campesina, con su consumo interno y sueconomía familiar, significa la transición al terreno delmovimiento social (monetario) de toda la energía pro-ductiva que actualmente se Consume dentro de los li-mites de la aldea y de los muros de la vivienda particu-lar.

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89El estado socialista debe hacer el inventario com-

pleto de todas las fuerzas productivas disponibles yaprender a distribuirlas y utilizarlas de la manera másprovechosa para la sociedad. El socialismo no arroja desu seno al dinero como medio de contabilidad econó-mica creado por el capitalismo sino que lo socializa. Nopuede siquiera pensarse en la construcción socialistasin incluir en el sistema planificado el interés personaldel productor y el consumidor. Y este interés sólo sepuede manifestar activamente si se dispone de un armaflexible y digna de confianza: de un sistema monetarioestable. Es absolutamente imposible aumentar la pro-ductividad del trabajo y mejorar la calidad de las mer-cancías sin un instrumento de medición preciso, quepenetre libremente en todos los poros de la economía,es decir, sin una unidad monetaria estable.

Si la economía capitalista, cuyas fluctuaciones co-yunturales antieconómicas la llevaron a una situaciónde inestabilidad, necesita un sistema monetario esta-ble, tanto más necesario resulta para preparar, organi-zar y regular la economía planificada. No basta conconstruir nuevas empresas; el sistema económico debeasimilarías. Esto significa poner a prueba, adaptar yseleccionar a la luz de los hechos. El control masivo,nacional, de la productividad no puede realizarse Sinoa través del rublo. Elaborar un plan con una valuta[comercio exterior] inestable es lo mismo que trazarlos planos de una máquina con un compás flojo y unaregla torcida. Esto es exactamente lo que está ocu-rriendo. La inflación del chervonets es una de las con-secuencias y a la vez uno de los instrumentos másperniciosos de la desorganización burocrática de la eco-nomía soviética.

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90La teoría oficial de la inflación está en el mismo pla-

no que la teoría oficial de la dictadura analizada másarriba. �La estabilidad de la valuta soviética - dijo Stalinen el plenario de enero - está garantizada en primerlugar por la tremenda cantidad de bienes de que dis-pone el estado y que éste pone en circulación a preciosfijos�. El único significado que puede tener esta frase -si es que significa algo- es que el dinero soviético hadejado de ser dinero; ya no sirve para medir valores yfijar precios; el poder gubernamental fija los �preciosestables�, el chervonets es sólo la medida del debe yhaber de la economía planificada. Esta idea es en todoparalela y equivalente a la de la �liquidación de lasclases� y la �entrada en el reino del socialismo�. Sinembargo, Stalin, coherente en su ambigüedad, no seatreve a rechazar por completo la teoría de la reservaoro. No, una reserva oro �tampoco es dañina, pero suimportancia es secundaria. En todo caso, es necesariapara el comercio exterior, donde el pago debe ser enespecie. Pero el bienestar de la economía nacional sólorequiere precios estables fijados por el secretariado delComité Central o por sus personeros.

Cualquier estudiante de economía sabe que el nivelde pérdida del poder de compra de las letras de cambiodepende no sólo de la cantidad de vueltas de la im-prenta sino también de la �cantidad de bienes�. Estaley es tan válida para la economía planificada comopara la capitalista. La diferencia reside en que en laeconomía planificada se puede ocultar la inflación, o almenos sus consecuencias, por un periodo mucho máslargo. ¡Tanto más terrible será, pues, la rendición decuentas! En todo caso, el dinero regulado por los pre-cios fijos impuestos administrativamente a los bienes

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91pierde su capacidad de regular esos precios y, por con-siguiente, de regular los planes En este terreno, comoen otros, para la burocracia �socialismo� significa libe-rarse de todo control partidario, soviético, sindical,monetario...

Hoy la economía soviética no es monetaria ni plani-ficada. Es una economía casi puramente burocrática.La industrialización exagerada y desproporcionada so-cavó las bases de la economía agrícola. El campesinadotrató de hallar la salvación en la colectivización. Laexperiencia no tardó en demostrar que la colectivizacióndesesperada no es colectivización socialista. El poste-rior derrumbe de la economía agrícola fue un duro gol-pe para la industria. Los ritmos aventureros y exagera-dos exigieron intensificar aun más la presión sobre elproletariado. La industria, liberada del control materialdel productor, adquirió un carácter suprasocial, valedecir, burocrático. El resultado fue que perdió la capa-cidad de satisfacer las necesidades humanas, siquieraen el grado en que lo había logrado la industria capita-lista, menos desarrollada. La economía agrícola con-traatacó, sometiendo a las ciudades indefensas a unaguerra de desgaste. Bajo el peso constante de la des-proporción entre sus esfuerzos productivos y el em-peoramiento de las condiciones de vida, los obreros,los campesinos de las granjas colectivas y los que tra-bajan individualmente pierden interés en su tarea ysienten cólera contra el estado. De esto, solamente deesto, no de la malicia de los �fragmentos�, surge lanecesidad de introducir la coerción en todas las unida-des de la vida económica (fortalecimiento del poder delos administradores de fábrica, castigo al ausentismo,pena de muerte para la expoliación de las propiedades

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92de las granjas colectivas por sus integrantes, medidasde guerra para las campañas de siembra y recolección,obligación de los campesinos que trabajan individual-mente de prestar sus caballos a las granjas colectivas,el sistema de pasaportes, división política de las al-deas, etcétera). El paralelismo entre la suerte del es-tado y la del dinero se nos aparece ahora bajo una luznueva y poderosa. Las desproporciones en la economíaempujan a la burocracia hacia el incremento de la in-flación del papel moneda. El descontento de las masasfrente a los resultados materiales de la desproporcióneconómica empuja a la burocracia hacia la coerción sintapujos. La planificación burocrática se libera del con-trol del valor, así como el aventurerismo burocrático selibera del control político. El repudio a las �causas objeti-vas�, es decir, a los limites materiales de la aceleraciónde los ritmos, así como el rechazo al respaldo en oro dela moneda soviética, constituyen delirios �teóricos delsubjetivismo burocrático.

Si el sistema monetario soviético se extingue, lo haceen un sentido capitalista, no en un sentido socialista: através de la inflación. La moneda deja de ser un instru-mento funcional de la economía planificada para con-vertirse en la herramienta de su desorganización. Pue-de decirse que la dictadura del proletariado se extin-gue gradualmente en la inflación burocrática, es decir,en el extremo incremento de la coerción, la persecu-ción y la violencia. La dictadura del proletariado no sedisuelve en una sociedad sin clases; degenera en laomnipotencia de la burocracia sobre la sociedad.

Toda la falsedad de la política del centrismo, tantoen el campo de la economía soviética como en el delmovimiento proletario internacional, se resume en la

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93inflación monetaria y en el despotismo burocrático. Elsistema stalinista está agotado y destinado a morir. Suderrumbe se aproxima inevitablemente, así como lle-gó la victoria del fascismo en Alemania. Pero el stali-nismo no es un fenómeno aislado; es una excrecenciaparasitaria en el tronco de la Revolución de Octubre.La lucha por la salvación de la dictadura del proleta-riado está inseparablemente ligada a la lucha contra elstalinismo. Esa lucha ha llegado al momento decisivo.La culminación se acerca. Y todavía no se dijo la últimapalabra. La Revolución de Octubre sabrá encontrar re-cursos para defenderse.

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¿Qué debe hacer la Oposiciónsocialdemócrata austríaca?41

3 de mayo de 1933

Varios socialdemócratas austríacos, cuyas posicio-nes son contrarias a las de la dirección, me han hechoel honor de solicitarme consejos políticos o respuestasa preguntas concretas. Estoy totalmente dispuesto aresponder las preguntas, dentro de los límites impues-tos por la distancia que me separa de la escena de lalucha.

1. Aparentemente, entre los socialdemócratas deizquierda austríacos cunde la idea de que todo estáirremediablemente perdido. Este tipo de juicios pesi-mistas apriorísticos son teóricamente erróneos y polí-ticamente ilícitos. Es cierto que se ha dejado escaparla oportunidad más favorable para la lucha. No obstan-te, se puede luchar en condiciones menos favorables ylograr la victoria. Los pesimistas invocan el estado deánimo de las masas. Es verdad que la cúpula hizo todolo posible por desanimar y desmoralizar a los obreros.

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95Pero el espíritu de las masas es una magnitud variable.Una fracción de izquierda combativa, capaz de inspi-rarles esa combatividad a las masas, puede provocarun cambio en el estado de ánimo de las masas si elevasu voz oportunamente. El conflicto entre los nazis y elgobierno puede proporcionar a los trabajadores unaoportunidad para intervenir. Un revolucionario jamásdebe dar por perdida una posición mientras la mismano caiga en manos del enemigo.

2. Fiel a sus tradiciones, la dirección socialdemó-crata capituló totalmente ante Dollfuss, es decir, anteel fascismo.42 Sólo la oposición socialdemócrata puedeprovocar un cambio brusco en el estado de ánimo delas masas trabajadoras. Pero para ello debe ponerse ala altura de su tarea histórica. ¿Lo hará? Es inútil espe-cular. La acción decide.

3. Uno de los corresponsales escribe: �Usted sin dudaexigirá que ingresemos a su organización. No, hoy elproblema no se plantea de manera tan abstracta. Laorganización de la Oposición de Izquierda (bolcheviqueleninista) cuenta con un programa internacional preci-so, probado en grandes acontecimientos históricos enuna serie de países (URSS, China, Gran Bretaña, Espa-ña, Alemania, etcétera). Sería, desde luego, una gransatisfacción para nosotros que la marcha próxima delos acontecimientos sirva para acercar la oposición so-cialdemócrata a nuestra organización. Por nuestra par-te, estamos dispuestos a hacer todo lo posible parafacilitar y acelerar este acercamiento: discusiones fra-ternales, crítica recíproca, etcétera. Pero será una ta-rea a plazo relativamente largo. Para señalar las tareaspróximas, inmediatas de la oposición socialdemócrataaustríaca debemos, ante todo, analizar la situación ac-

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96tual de Austria y la de la socialdemocracia de este país.

4. La oposición socialdemócrata sólo puede provo-car un cambio en el estado de ánimo de los obreros sidemuestra inmediatamente que no se limitará a la crí-tica literaria y que no está dispuesta a capitular ante ladirección del partido, que a su vez capitula ante Hitler.En otras palabras, debe romper con las tradiciones opo-sitoras de Max Adler,43 cuya impotente crítica de �iz-quierda� sólo sirve para fortalecer y apuntalar a OttoBauer y Cía. La lucha revolucionaria requiere una opo-sición que no vacile, en aras de la disciplina, los esta-tutos y la unidad del partido, en el cumplimiento deesta tarea.

5. La oposición se plantea la tarea de �salvar el par-tido�. ¿Qué debemos entender por ello: la tradición delaustro-marxismo, su trayectoria política, su aparatoburocrático? Al contrario, es necesario poner fin a todoeso lo más rápida y completamente posible. Es imposi-ble salvar a las masas socialdemócratas de la desinte-gración y de la degeneración política sin proclamar unalucha sin cuartel contra Bauer y Cía. Esta lucha condu-cirá inevitablemente a la ruptura. Se trata de consu-mar esa ruptura de la manera más provechosa para larevolución proletaria.

6. ¿Significa esto que la oposición socialdemócrataaustríaca debe irse inmediatamente del partido paracrear uno nuevo? No es ésa mi opinión. Mientras laoposición no se haga sentir entre las masas obreras -ytodavía no lo ha hecho- semejante ruptura sólo ayuda-ría a Bauer y Cía. Aquí, también, el primer paso debe-ría ser decir las cosas como son.

7. Desde este punto de vista, el proyecto de decla-ración de la oposición socialdemócrata que recibí es

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97totalmente inadecuado. El documento critica a la di-rección del partido en lugar de anunciar a las masaspartidarias que librará una lucha sin cuartel contra lamisma. Es necesario pronunciar la palabra traición.Posiblemente se haya abusado mucho de este térmi-no. Pero en esta situación los obreros austríacos lo ve-rán bajo una nueva luz, sobre todo si lo emplean lossocialdemócratas de izquierda. Hay que decir que Bauer,Dauneberg, Seitz y Cia.44 (y llamarlos a todos por susnombres) han traicionado al proletariado austríaco dela misma manera en que Wels y Cía. traicionaron alproletariado alemán. Sólo esa declaración franca y ca-tegórica dará a los obreros claridad sobre la intervenciónindependiente de la oposición y a la vez les dará con-fianza en la seriedad de sus intenciones.

8. Las formulaciones políticas fundamentales deldocumento son ambiguas, muestran una tendencia acontemporizar y corren el riesgo de confundir a los tra-bajadores.

a)La declaración exige el reemplazo de la repúblicaburguesa por una democracia obrera. ¿Qué es una �de-mocracia obrera�? Se puede luchar por la restauraciónde la democracia burguesa o por la dictadura del prole-tariado, la consigna de �democracia obrera� es un enig-ma que la política revolucionaria no tolera.

b)En ningún lugar de la declaración se dice que,cualquiera que sea la consigna política (democracia odictadura), la misma es irrealizable en las circunstan-cias imperantes sin el concurso del poder armado delos obreros.

c)La declaración no levanta la consigna de consejosde obreros y soldados; el sabotaje del aparato oficialde la socialdemocracia y los sindicatos sólo servirá para

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98aplastar a los consejos obreros; en cambio esta con-signa acercaría al ejército a los trabajadores.

La situación puede cambiar en poco tiempo. Muchode lo que se dice arriba puede cambiar rápidamentePero hay algo que puede afirmarse con certeza: todaslas medidas a medias, toda palabra que la oposiciónsocialdemócrata no diga, beneficiarán inevitablementeal partido y, en última instancia, también al fascismo.

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Prólogo a la edición búlgara de Elsocialismo en un solo país45

6 de mayo de 1933

Estimados camaradas:Naturalmente, acojo de buen grado vuestra inten-

ción de publicar en un folleto el trabajo El socialismoen un solo país, que apareció como suplemento delúltimo tomo de mi Historia. En realidad, este trabajono agota el problema desde el punto de vista teórico.No obstante, la historia lo ha resuelto en todos susdetalles. Esta demostró cómo enfocaba el partido deLenin el carácter internacional de la revolución y cómola burocracia stalinista transformó imperceptiblemen-te esa posición en su opuesto.

La crisis que azota actualmente a la economía sovié-tica y al régimen stalinista surgió de la teoría del socia-lismo en un solo país. Por eso, este trabajo no es unapolémica abstracta y dogmática sino que se refiere aun problema de vida o muerte para el régimen sovié-tico y la clase obrera mundial.

L. Trotsky

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Lecciones del Primero de Mayo enAustria46

Reflexiones desde lejos

7 de mayo de 1933

El Primero de Mayo los obreros vieneses demostra-ron que a pesar de la decepción, la traición y la desilu-sión, realmente quieren pelear. Una vez más quedóclaro con qué facilidad los burócratas y semiburócratas,tanto los oficiales como los de la oposición a medias,ocultan su propia falta de decisión tras el pretexto del�estado de ánimo deprimido� de las masas. Los obre-ros quieren pelear. Esta es la conclusión más impor-tante y debe servimos de punto de partida.

La política del Partido Socialdemócrata para el Pri-mero de Mayo consistió en buscarse un pretexto anteel gobierno, en el caso de que las masas salieran a lalucha y fueran derrotadas; ante las masas, en el casode que salieran a la lucha y obtuvieran la victoria. Esdifícil concebir una política más desleal e indignante.

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101Es desleal porque da a las masas la ilusión de poseerun partido y una dirección; es indignante porque, en lahora más difícil, abandona a las masas, acostumbra-das a una dirección centralizada, obligándolas a bus-carse una salida por sus propios medios.

La política del Partido Socialdemócrata excluye laposibilidad de una victoria del proletariado. Al mismotiempo, excluye la posibilidad de que se imponga nin-gún régimen estable. El proletariado seguirá en estadode conmoción y esperará una solución revolucionaria.La burguesía vive temiendo la guerra civil. Las masaspequeñoburguesas se ponen cada día más nerviosas.Las medidas policíaco-militares demuestran día a díauna insuficiencia creciente. La gran burguesía se con-vence cada vez más de que no podrá mantener su sis-tema sin recurrir a la dictadura fascista. De esta ma-nera, la política doblemente desleal, charlatana y co-barde de la socialdemocracia paraliza al proletariado ylleva agua al molino del fascismo.

Los semiopositores del tipo de Max Adler (¿puedeBauer todavía contarse entre ellos?) encubren y prote-gen �desde la izquierda� esta política desleal. Las ma-sas tienen todavía la esperanza de que la cúpula arre-glará las cosas, de que la oposición no tardará en se-ñalar el camino de la lucha. De esta manera se pierdensemanas y meses irrecuperables.

El ala izquierda de la oposición socialdemócrata tra-tó de actuar por primera vez llamando a las masas arealizar una manifestación en el centro de la ciudad. Elllamado no obtuvo respuesta; no pudo haberla obte-nido porque una organización anónima no puede diri-gir. Los obreros quieren saber con qué bueyes estánarando.

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102No es cuestión de personas sino de la bandera, del

programa, de la consigna, de la organización. Algunossocialdemócratas de izquierda que quieren luchar sesienten molestos porque no tienen �nombre�. Este secrea en el curso de la lucha. Mientras los socialdemó-cratas de izquierda no aparezcan con un programa delucha, sus llamados no tendrán eco.

El Partido Comunista se encuentra paralizado por lapolítica criminal de la burocracia stalinista en Alema-nia, por la teoría y la práctica del social-fascismo, porel tremendo embrollo del problema del frente único,por el régimen de simulación y falsía.

Los bolcheviques leninistas deben buscar vincula-ciones con los elementos auténticamente revoluciona-rios del Partido Comunista y de la oposición social-demócrata. No es cierto que en Austria todo esté per-dido. Los obreros quieren pelear. Todavía es posible quese produzcan grandes conmociones y transformacionesen el seno de las masas. En esas circunstancias, unapequeña organización que sabe lo que quiere puededesempeñar un gran papel histórico.

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Acerca de la política exterior de laburocracia stalinista47

12 de mayo de 1933

En el este, el gobierno soviético está dispuesto avender los derechos que posee sobre el FerrocarrilOriental de la China.48 En el oeste está revalidando elviejo tratado germano-soviético, esta vez con la firmade Hitler.49 En toda su política exterior, el gobierno deStalin-Molotov se inclina ante el imperialismo y el fas-cismo.

El abandono del Ferrocarril Oriental de la China nosignifica simplemente que el estado obrero pierde unaimportante posición económica y estratégica; implicaponer en manos del imperialismo japonés un armaimportante, que éste utilizará mañana contra China ytambién contra la Unión Soviética.

El acuerdo con Stalin fortalece la posición de Hitlery no dejará de quebrantar la moral de los obreros ale-manes. �Sí el poderoso estado obrero se ve obligado abuscar la amistad de la Alemania fascista, eso significa

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104que la posición de los nazis es sólida.� Esto es lo quepensará todo obrero alemán consciente. Mientras laburocracia de la Comintern afirma que la victoria deHitler es un incidente pasajero y pone a la orden deldía (en el papel) la huelga general y la insurrección, laburocracia soviética considera indispensable estable-cer relaciones �normales� con la dictadura fascista ale-mana. Las acciones de Litvinov-Jinchuk caracterizan laposición de los stalinistas mucho más exactamente quela literatura barata de Manuilski-Kuusinen.50

Las maniobras más recientes de la burocracia sovié-tica provocaron revuelo en los círculos revolucionarioseuropeos, no sólo en los grupos de oposición sino tam-bién en los partidos oficiales. La palabra �traición� apa-rece más precisamente si no en los artículos, al menosen conversaciones y en la correspondencia.

Esas reacciones no son difíciles de comprender des-de el punto de vista psicológico; pero no podemos aso-ciarnos políticamente a ellas. La cuestión de las rela-ciones entre el estado soviético y el imperialismo esesencialmente un problema de relación de fuerzas.Aplastada la revolución china en Oriente y la poderosavanguardia obrera europea en Occidente, la relaciónde fuerzas viró bruscamente en detrimento del estadosoviético. A ello debe agregarse la desastrosa políticainterna, el debilitamiento de los vínculos entre el pro-letariado y el campesinado, entre el partido y el prole-tariado, entre el aparato y el partido, entre el aparato yel dictador. Cada uno de estos factores obliga a losburócratas centristas a reprimir a la Oposición y retro-ceder ante Hitler y el Mikado.

La burocracia stalinista es plenamente responsablede esta política oportunista y aventurera. Pero las con-

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105secuencias de esta política ya no dependen de sus de-seos. Es imposible retirarse voluntariamente ante unarelación de fuerzas desfavorable. ¿Qué política puedeesperarse del gobierno soviético hacia la Alemania fas-cista? ¿Ruptura de relaciones? ¿Boicot? Estas medidasno tendrían sentido sino como preludio a la acción mi-litar. Hace dos años planteamos esta perspectiva, noaislada sino directamente ligada a un cambio radicalen la política para la URSS y para Alemania., es decir,contando con el fortalecimiento del estado obrero y delproletariado alemán.51 El curso de los acontecimientossiguió el camino opuesto. Aplastados los obreros ale-manes, debilitado el estado obrero, una política de gue-rra revolucionaria hoy sería aventurerismo puro.

Sin esa política, es decir, sin la preparación directade la guerra revolucionaria y la insurrección en Alema-nia, la ruptura de relaciones diplomáticas y el boicoteconómico serían gestos impotentes y lastimosos. Escierto que la falta de pedidos rusos incrementaría elnúmero de desocupados alemanes. Pero, ¿acaso nohubo suficiente cantidad de desocupados para una si-tuación revolucionaria? Lo que faltó fue un partido re-volucionario y una política acertada. Esa carencia per-siste hoy, duplicada. No podemos evitar el considerarquién se beneficiaría en Alemania con las represaliaseconómicas, los fascistas o el proletariado. Es claro queel problema coyuntural no se soluciona con pedidossoviéticos. Por otra parte, la ruptura de vínculos eco-nómicos con Alemania sería un golpe duro para la eco-nomía soviética y, por consiguiente, un golpe todavíamás duro para el estado obrero.

Repetimos. La fracción stalinista es directa e inme-diatamente responsable del derrumbe de la revolución

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106china, de la destrucción del proletariado alemán y deldebilitamiento del estado obrero. La lucha contra lamisma debe realizarse según estos lineamientos fun-damentales. Es necesario librar al movimiento obreromundial de la lepra del stalinismo, luchando contra laraíz del mal, no contra los síntomas de sus consecuen-cias inevitables.

Como marxistas, nos mantenemos en el terreno delrealismo revolucionario en lucha contra el centrismoburocrático. Si la Oposición de izquierda estuviera eneste momento a la cabeza del estado soviético, susmedidas prácticas inmediatas tendrían que partir de larelación de fuerzas legada por diez años de políticastalinista de los epígonos. Se vería obligada a mante-ner relaciones diplomáticas y económicas con la Ale-mania de Hitler. Al mismo tiempo, prepararía el con-traataque. Es una gran tarea que requiere tiempo, unatarea que no puede realizarse con gestos espectacularessino con un cambio radical de rumbo en todos los te-rrenos.

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Una explicación52

13 de mayo de 1933

Creo que sus informes sobre las negociaciones rela-tivas a mi retorno a Moscú son el eco de la carta fecha-da el 15 de marzo que envié al Buró Político del PartidoComunista soviético. Allí repetí una vez más lo que misamigos y yo, con Rakovski a la cabeza, afirmamos másde una vez durante estos años de represión contranuestra fracción. Combatimos la política de la burocra-cia stalinista, pero siempre al servicio de la repúblicasoviética y estamos dispuestos a realizar cualquier ta-rea que sirva a sus intereses, con la condición de quese nos respete el derecho a defender nuestros puntosde vista dentro de los marcos del estatuto del partido yde la constitución soviética. Consideré necesario re-afirmarlo, en vista tanto de las dificultades internas dela URSS (que no son resultado de los métodos de laeconomía planificada en sí sino de la mala dirección dela burocracia stalinista) como de los peligros externos:el rabioso militarismo japonés por un lado y la Alema-

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108nia fascista por el otro. Si los enemigos de la UniónSoviética incluyen en sus cálculos nuestras diferenciasinternas, cometen un error. Ese era el significado demi carta, que mantiene toda su validez, cualquiera quesea la actitud del grupo dirigente hacia la misma

León Trotsky

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Saludos a The Red Flag53

19 de mayo de 1933

Estimados camaradas:Ustedes comenzaron a publicar una pequeña revis-

ta mensual, The Red Flag [La bandera roja]. Es unmodesto avance al que esperamos que sigan otros.

El avance del comunismo en Gran Bretaña no co-rresponde con el grado de decadencia del capitalismobritánico. Las tradiciones conservadoras de la políticabritánica, incluida la política de la clase obrera, no bas-tan por sí mismas para explicar el fenómeno. Solo de-cimos la verdad y nadie puede desmentirnos cuandoafirmamos que el factor que más ha contribuido a de-tener el avance del comunismo británico en los últimosaños ha sido, desgraciadamente, la dirección del Parti-do Comunista británico. Desde luego, ésta no actuópor cuenta propia; obedeció ciegamente las órdenesde los líderes de la Comintern, lo que no libra a la bu-rocracia comunista británica de su responsabilidad niminimiza los daños que causó.

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110El estudio crítico de la política que aplicó el Partido

Comunista británico en los últimos ocho o diez años esuna tarea sumamente importante para la educación dela propia Oposición de izquierda. Deben estudiar y di-gerir cuidadosamente las publicaciones oficiales delpartido correspondientes a este período para analizarsu línea respecto a los principales problemas estra-tégicos: su actitud hacia el Partido Laborista, hacia lossindicatos, hacia el Movimiento Minoritario,54 hacia larevolución colonial, hacia la política del frente único,hacia el Partido Laborista Independiente [ILP],55 etcé-tera. La mera selección de las citas más importantes ysu publicación en orden cronológico revelaría no sólolas flagrantes contradicciones de la �línea general� sinotambién la lógica interna de dichas contradicciones, esdecir, los violentos cambios de rumbo de la burocraciacentrista entre el oportunismo y el aventurerismo. Cadauno de estos zigzags tácticos empujó a los comunistassimpatizantes y amigos en potencia a la izquierda, a laderecha y finalmente al pantano de la indiferencia.Podemos decir sin exagerar que el Partido Comunistabritánico se convirtió en un pantano político y sólomantuvo su influencia sobre el sector de la clase obre-ra que cayó en él empujado por la descomposición delcapitalismo y del reformismo.

Además de la nueva publicación impresa, disponenustedes de un boletín mimeografiado (¡muy bienmimeografiado!), The Communist [El comunista].

Sería muy oportuno que dedicaran el mayor espacioposible de esta publicación al examen de la política delPartido Comunista británico según los lineamientosseñalados más arriba y también a la discusión de losproblemas en debate en el seno de la propia Oposición

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111de izquierda. Mientras trabajamos pacientemente paraampliar nuestra influencia entre los obreros, debemosabocarnos a la educación teórica y política de nuestraspropias filas. Nos espera un camino largo y trabajoso.Necesitamos, para ello, cuadros de primera línea.

Les deseo éxito, de todo corazón.

León Trotsky

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La plataforma del grupo Brandler56

22 de mayo de 1933

En el número 5 de Gegen den Strom [Contra la co-rriente], publicación del grupo Brandler-Thalheimer quese edita en Estrasburgo, aparecen las tesis para la lu-cha contra el fascismo y otras declaraciones progra-máticas. Este número es muy importante para determi-nar el carácter de este grupo. ¿Qué aprendieron losbrandleristas de la catástrofe? ¿Han avanzado?

Digámoslo de entrada: las tesis plantean una seriede ideas fundamentales, sobre todo en el terreno de lacrítica al régimen partidario, a la política del �frenteúnico sólo desde abajo� y a la teoría del social-fascis-mo. Pero aparte de estas críticas (que hay que repetircon insistencia a pesar de su carácter elemental), Gegenden Strom sigue siendo una publicación oportunista,tanto por lo que dice como por lo que deja de decir.

1. Las tesis acusan muy acertadamente a la buro-cracia stalinista de minimizar la importancia de la de-rrota. Pero los brandleristas no sacan de su propia eva-

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113luación de la catástrofe las conclusiones pertinentesrespecto del partido. Igual que en el pasado, manifies-tan su deseo de volver al partido, es decir, actúan comosi no hubiese habido catástrofe. De esta manera ayu-dan a los stalinistas a ocultar la importancia y la mag-nitud políticas de la derrota.

2. �No es el comunismo el que ha sido derrotado -afirman - sino la táctica ultraizquierdista, el régimenburocrático, el método utilizado hasta ahora por la di-rección (...]� El problema aparece así planteado demanera doctrinaria, no política, como si se tratase deuna pugna entre principios abstractos y no entre fuer-zas políticas vivas. Por supuesto, el comunismo, comodoctrina, no ha sido derrotado, pero silo fue el partidoalemán, que utilizó una táctica errónea y un régimenburocrático y llevó al proletariado a la catástrofe.

3. La �política ultraizquierdista� naufragó. ¿De dón-de surge esa política? ¿Cuál es su contenido social?¿Quién la fomenta? Como en el pasado, ni una palabraal respecto. Sin embargo, los brandleristas reconocenque la política errónea de la Comintern, que la llevó ala ruina, se aplica desde hace diez años. ¿De dóndeproviene esta perseverancia sin precedentes en laaplicación de una �política ultraizquierdista� incorpórea?

4. Por otra parte, ¿es cierto que la política de laComintern de los epígonos fue siempre�ultraizquierdista�? Los cinco años de sometimiento delPartido Comunista Chino al Kuomintang, ¿se debierona una política ultraizquierdista? ¿Cómo caracterizamosla política del Comité Anglo-Ruso, que fue la ruina delmuy prometedor Movimiento Minoritario de los sindi-catos británicos? ¿Fue ultraizquierdista la política de laComintern en la India y en Japón (partido obrero y

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114campesino en ambos casos)? ¿No es obvio, acaso, queel programa de �emancipación nacional� era y es unaadaptación oportunista grosera a la psicología chovi-nista de la pequeña burguesía alemana? ¿Se puedecaracterizar como ultraizquierdista la política actual deformar bloques con pacifistas burgueses, demócratasaislados, etcétera: el Congreso Contra la Guerra, elCongreso Contra el Fascismo, la Liga Antiimperialistay, en general, todo el trabajo que realiza el minis-terio de fantochadas y charlatanería de Muenzenberg?¿Se puede tachar de �ultraizquierdista� la declaraciónde la Comintern del 5 de marzo, en la que afirma quese abstendrá de criticar a la socialdemocracia mientrasdure el frente único?

5. Las tesis afirman que la política ultraizquierdistade todas las secciones se aplica siguiendo las órdenesdel Buró Político de la Unión Soviética. ¿Y qué pasa conla política dentro de la URSS? ¿Acaso elultraizquierdismo no se manifiesta también allí? ¿Aca-so la colectivización al cien por ciento y la indus-trialización exagerada no reflejan una política ultra-iz-quierdista? ¿Y puede negarse que el período de aven-turerismo económico en la URSS estuvo precedido porun período de oportunismo económico?

6. Según las tesis, el Buró Político del PCUS no estáen situación de dirigir directamente la política a aplicaren varias decenas de países. Eso es de por sí irrefuta-ble, pero no explica la naturaleza del mal que carcomea la Comintern. Si no se tratara más que de la lejaníadel Buró Político, la falta de tiempo, de información yde conocimiento de la situación de los diversos países,habría una amplia variedad de errores; pero aquí no setrata de errores empíricos aislados sino de una política

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115falsa hasta la médula. ¿Cuál es su esencia? ¿Qué de-termina su persistencia y su relativa coherencia?

7. ¿Qué opinan sobre el sistema que permite al se-cretariado del Buró Político dirigir a varias decenas departidos? ¿Es un hecho fortuito o una aberración? Losbrandleristas hablan mucho de burocratismo pero nocomprenden bien el significado del término. El buro-cratismo, que no constituye una serie de aberracionesfortuitas aisladas sino un poderoso sistema, es el méto-do de pensamiento y acción de la burocracia, o sea, deun estrato social especial que puede y debe entrar enconflicto con la vanguardia proletaria. ¿Cuál es la fuen-te principal del burocratismo de la Comintern, si no laburocracia soviética?

8. Los brandleristas se ven obligados a soslayar esteproblema central porque, por su carácter y por su espí-ritu, constituyen un pequeño sector, desplazado y mal-tratado, de esta misma burocracia. Combaten el�ultraizquierdismo�, pero no dicen nada del oportunismode la burocracia pues ellos mismos compartieron y com-parten sus errores derechistas.

9. Las tesis afirman que el comienzo de la políticaerrónea de la Comintern coincide aproximadamente conla época en que Lenin debió abandonar su trabajo. Pero,¿no saben los brandleristas que el cambio en la líneageneral - hacia la derecha y hacia la izquierda del mar-xismo - se efectuó con la ayuda de una sola palancaideológica, la lucha contra el trotskismo? Dejando delado los detalles personales, las falsificaciones, la cam-paña de provocaciones, etcétera, para ir directamentea la esencia del problema, la revisión de la metodolo-gía de Marx y Lenin se realizó bajo la égida de la luchacontra el trotskismo. Los brandleristas todavía no lo

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116entienden. Creen que la lucha contra el trotskismo fue�en y para sí� correcta, pero que, encubierto en estalucha que constituyó el contenido principal de la ideo-logía del partido durante muchos años, sucedió algunaespecie de milagro que provocó un retroceso desde lalínea de Lenin hacia la línea del �ultraizquierdismo� (enrealidad, del centrismo burocrático).

10. Si los brandleristas fueran marxistas e inter-nacionalistas no podrían proclamar la inviolabilidad dela política de la burocracia centrista en la URSS y exigirla misma inviolabilidad para sí en Alemania. Aquí no setrata de la autonomía de las secciones nacionales (re-conocemos plenamente la necesidad de que esa auto-nomía exista) sino de una falsa evaluación de los gru-pos internacionales dentro de las filas del comunismo.

11. Las tesis afirman que fuera de la organizaciónde Brandler no existen otras fuerzas capaces de recons-truir el partido alemán y la Comintern. Aun si se estu-viera dispuesto a aceptar esta pretensión desmesuradapara Alemania (todo lo dicho demuestra que nosotrosno la aceptamos de ninguna manera), ¿qué pasa con laInternacional Comunista? Los brandleristas tienen ra-zón cuando afirman que durante los últimos diez añosla Comintern siguió un proceso sistemático de descom-posición. Pero, ¿por qué la internacional de losbrandleristas [IVKO] siguió un proceso de descom-posición durante los dos o tres últimos años? En 1929representaba una fuerza importante, pero hoy sólo que-dan fragmentos de ella. La razón es que en la épocadel imperialismo una corriente oportunista no es capazde crear una organización internacional vigorosa y, porconsiguiente, es igualmente incapaz de regenerar laInternacional Comunista.

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117Estas tesis contienen una serie de consideraciones

tácticas erróneas o ambiguas a las que posiblementenos referiremos más adelante. Por el momento, sóloquisimos demostrar que, desgraciadamente, la catás-trofe alemana no les enseñó nada a los brandleristas.En el terreno táctico tienen razón en la medida en quese trata de luchar contra los zigzags ultraizquierdistas,pero comparten todos o casi todos los zigzags dere-chistas del stalinismo y, lo que es peor, son incapacesde elevarse de los problemas tácticos a los estratégi-cos. Para ellos la política de la Comintern es una sumade políticas nacionales. Ni siquiera hoy pueden com-prender las corrientes fundamentales del movimientoobrero mundial y ubicarse entre ellas. Por eso la co-rriente de los brandleristas no tiene futuro.

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Zinoviev y Kamenev capitularonnuevamente57

23 de mayo de 1933

De modo que han vuelto a capitular. La prensa so-viética lo informa triunfalmente y TASS difunde la ca-pitulación por todo el mundo. Es difícil de concebir unhecho que condena tan implacablemente no sólo a loscapituladores sino también al régimen que exige se-mejantes sacrificios. Los espinazos rotos ya no sirvende puntales. El aparato stalinista se ha convertido enuna máquina rompehuesos.

Zinoviev y Kamenev fueron condenados a la expul-sión y al exilio hace un par de meses, no por sus pro-pias actividades de oposición sino por �estar en conoci-miento y retener la información� de la actividad opo-sitora del ala derecha. Esta fue sólo la razón formal. Laverdadera razón era que, en una atmósfera de descon-tento general, Zinoviev y Kamenev constituían un pe-ligro. Es cierto que ya habían capitulado en enero de1928. Pero, ¿ante quién? Ante la burocracia anónima

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119que usurpaba el nombre del partido. Hoy esa clase decapitulación carece de valor. Ahora, para gozar del de-recho a vivir y respirar políticamente, es menester re-conocer la infalibilidad de Stalin. Zinoviev y Kamenevsimplemente no podían forzarse a semejante postraciónmoral. Su asociación con Lenin había sido demasiadolarga, y conocían demasiado bien a Stalin, su papel enel pasado y su calibre moral. El juramento de fidelidada la persona de Stalin se les atragantó. Ese fue el mo-tivo de la expulsión.

No es difícil imaginar lo que sucedió después traslas bambalinas. Hace tiempo ya que el aparato vienecayendo en la cuenta de que la dirección de Stalin re-sulta demasiado onerosa. El propio Stalin lo entiendeasí. Desde luego, sus capitulaciones no se produjeronsin las mediaciones e intercesiones, además de lasexhortaciones cínicas de los llamados �viejos bolche-viques�. �Reconozcan su genio - eso hoy en día cuestamuy poco- y vuelvan a Moscú; después de todo, esmejor estar en el partido.� Y Zinoviev y Kamenev �re-conocieron� es decir, se hundieron finalmente en el abis-mo. Su destino personal es profundamente trágico. Siel historiador del futuro trata de mostrar cómo las gran-des convulsiones históricas destruyen implacablemen-te a los individuos, utilizará el ejemplo de Zinoviev yKamenev.

En la época de su primera capitulación podían se-guir manteniendo algunas ilusiones: �trabajar en elpartido��, ��mantener el contacto con el partido �influiren las masas�. Hoy no queda ni rastro de tales ilusio-nes. Zinoviev y Kamenev no vuelven de la oposición alpartido sino del exilio a Moscú. Stalin necesita su re-torno, por la misma razón que necesitó la presencia de

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120Bujarin y Rikov en la tribuna durante la celebración delPrimero de Mayo: para llenar el vacío en torno al líder,y si esto no es posible, al menos para ocultar ese va-cío.

El fracaso de la primera capitulación de Zínoviev yKamenev, de carácter político, fue una prueba dura, ypor ello más efectiva, de cuán correctas son las posi-ciones de la Oposición de Izquierda: sólo se puede ser-vir al partido sirviendo a sus ideas, no a su aparatodegenerado. La segunda capitulación, de carácter per-sonal, fortalece esta misma conclusión desde otro án-gulo. Igual que el héroe de Gogol, Stalin recolecta al-mas de muertos a falta de personas vivas. El rescatede la herencia bolchevique, la educación de los nuevoscuadros revolucionarios, no es sólo el objetivo históri-co sino también el alto privilegio de la Oposición deIzquierda.

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¿Qué le ocurrió a Rakovski?58

25 de mayo de 1933

El problema de la suerte de Rakovski está envueltoen un trágico misterio. Ya no se encuentra en Barnaul,adonde se lo había deportado. En base a informes pro-venientes de dos fuentes distintas -una de la oposi-ción, la otra �oficial�, vale decir, ligada al stalinismo-puede afirmarse que Rakovski, que se hallaba enfer-mo, fue trasladado de Barnaul a Moscú. Según la pri-mera fuente, Rakovski murió en un hospital del Kremlin.La fuente �oficial� difunde la especie de que Rakovskifue operado y curado. Indirectamente, a través de L�Humanité, Stalin negó el informe de la muerte deRakovskí, pero la cúpula nada dijo sobre la suerte quecorrió después. Un despacho de Reuter fechado enMoscú dice que �Rakovski ejerce la profesión médicaen el distrito de Iakutsk�. La agencia Reuter no podríahaberlo inventado; indudablemente escuchó el rumoren Moscú.

¿Cómo vincular estos hechos? El traslado de Rakovskide Barnaul al hospital del Kremlin indicaría que se le

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122está brindando una atención médica extraordinaria. Sies así, ¿por qué después de la operación no se lo tras-ladó al sur, como vienen exigiendo los médicos desdehace tiempo, ni a Barnaul, sino al circulo polar, dondeimperan condiciones fatales para su organismo? Notenemos informes que permitan desentrañar esta con-tradicción. Nos vemos obligados a exponer una hipóte-sis que estará sujeta a verificación. En todo caso, loshechos previos la respaldarían.

La enfermedad de Rakovski coincidió a la vez conuna nueva oleada de furia antitrotskista y con las ne-gociaciones secretas que culminaron en la última capi-tulación de Zinoviev y Kamenev. Del contenido de lasdeclaraciones de éstos surge claramente que Stalinnecesita testimonios de peso para utilizarlos contra laOposición de Izquierda. Cuesta decirlo, pero es proba-ble que los stalinistas hayan utilizado la enfermedadde Rakovski para exigirle algún tipo de declaración. Esprobable que se persiguiera este fin cuando se trasladóa Rakovski al hospital del Kremlin, sólo accesible a losprivilegiados, y se le brindó una atención con la que undeportado ni siquiera puede soñar. Se dice que la ope-ración tuvo éxito. Luego -y esto coincide plenamentecon el carácter de Stalin- le debe de haber presentadola cuenta política. Rakovski -y esto coincide plenamen-te con su carácter- debe de haber rechazado la cuentacon indignación. Por eso el viejo guerrero no fue envia-do nuevamente a Barnaul sino al Círculo Polar.

No encontramos otra explicación. Los stalinistas tie-nen todos los medios para refutar nuestra hipótesis.Aguardaremos impacientes a que lo hagan; o quizásnuestra hipótesis resulta demasiado... optimista, y alos stalinistas les convendrá permanecer en silencio.

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Hitler y el desarme59

2 de junio de 1933

La rutina diplomática tiene sus ventajas mientraslos hechos se desarrollan por sus viejos cauces. Antehechos nuevos de gran magnitud, está perdida. Es su-mamente peligroso subestimar al enemigo simplementeporque su sistema rompe la rutina. ¡ Afirmar que Hitleres un demagogo, un histérico y un actor es cerrar losojos para no ver el peligro! Se necesita algo más quehisteria para tomar el poder, y debe haber método enla locura nazi. ¡ Ay de quienes no perciban este hechoantes de que sea tarde! Los dirigentes de las organiza-ciones obreras alemanas se negaron a acordarle impor-tancia a Hitler: al tachar su programa de reaccionario yutópico resultaron incapaces de evaluar su fuerza. Hoy,como fruto de su horrendo error, sus organizacionesestán hechas pedazos. El mismo error podría repetirseen el terreno de la política mundial.

El 17 de mayo Hitler respondió a Roosevelt y a lasgrandes potencias con su discurso de paz ante el

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124Reichstag. Hasta ese momento muchos creían que Hitleratacaría violentamente el Tratado de Versalles y quetrataría de hacerle a Europa lo mismo que hizo con eledificio del Reichstag, la literatura marxista y las tien-das judías. Nadie sabía de dónde vendría el rayo nidónde golpearía. ¿Pudo alguien predecir con veinticua-tro horas de anticipación que los sindicatos serían aplas-tados según todas las reglas que rigen el asalto de losgángsters a un banco? Y, de repente, se escucha elarrullo de la paloma.

El discurso de Hitler en el Reichstag, en virtud deinesperado pacifismo, dejó atónitos a todos los ob-servadores. Así logró su objetivo más inmediato. Siem-pre resulta conveniente tomar al enemigo por sorpre-sa. En esta ocasión Hitler logró su primer éxito y dejó asus adversarios en una posición francamenteembarazosa. Diplomáticos de gran experiencia se tran-quilizaron a medias ante un par de frases pacifistasastutas, después del susto que les provocaron los san-guinarios rugidos de Papen. John Simon observó congratitud en el discurso del canciller el tono moderadodel estadista. Lo propio hizo Austen Chamberlain60 ElMorning Post, al trazar el contraste entre Hitler y Papen,descubrió que la declaración tenía �la suave tonada delsur� y toda la prensa afirmó que la atmósfera se habíavuelto, repentinamente, menos tensa. Al mismo tiem-po, todos analizaron y explicaron la suave tonada enestos o parecidos términos: Mussolini, diplomático as-tuto, hizo entrar en razón a Hitler, la presión de Was-hington indudablemente tuvo su influencia y, en con-secuencia, es obvio que la política de desarme cuentacon mejores posibilidades. ¡Gran error! El secreto psi-cológico de tanto griterío es fácil de descubrir: el que

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125espera encontrarse con un loco agitando un hacha y,en cambio, se encuentra con un hombre portando unapistola al cinto no dejará de experimentar una sensa-ción de alivio. Pero no por ello es menos peligrosa lapistola que el hacha.

Al mismo tiempo, no faltan los desconfiados paraquienes la declaración de Hitler es sólo una maniobracircunstancial provocada por la reacción desfavorableque suscitó el discurso de Papen: engañará a la opi-nión pública durante un par de semanas; después, ve-remos. ¡Demasiado simplista! Es posible que la arengaamenazadora de Lord Hailsham61 en respuesta al dis-curso de Papen haya motivado la intervención de Hitler.Pero todo esto tiene que ver con el orden y el tono delas declaraciones, vale decir, solamente con el aspectotécnico. Sin embargo las fintas diplomáticas ocultanfactores y planes mucho más profundos. Aceptar a piejuntillas la declaración de pacifismo de Hitler sería tanfalso como aceptar a la ligera, sin comprender sucontenido la caracterización de �demagogo�. El proble-ma político consiste en establecer las conexiones in-ternas entre la declaración de Hitler y sus verdaderosplanes, vale decir, en tratar de descubrir de qué mane-ra la Alemania fascista espera lograr los objetivos queno puede nombrar ni nombrará. Ya el pasado demostrócon suficiente claridad que si hay mucho de fantásticoy delirante en la política del nacionalsocialismo, eso nosignifica que Hitler sería incapaz de sopesar la reali-dad: su fantasía y su delirio se adecuan perfectamentea sus verdaderos objetivos políticos. Este es nuestropunto de partida para evaluar la política del nacional-socialismo, tanto la interna como la exterior.

Las ideas filosóficas e históricas en las que se basó

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126el discurso de Hitler sobre el desarme son de una me-diocridad realmente lamentable. La necesidad de re-adaptar las fronteras nacionales de Europa a las fron-teras de sus razas es una de esas utopías reaccionariasde las que el programa nacionalsocialista está repleto.La Europa contemporánea no se descompone económicay culturalmente en virtud de sus fronteras nacionalesimperfectas sino porque el viejo continente está recor-tado en todas las direcciones por muros aduaneros,separado por el desorden de los sistemas monetariosvíctimas de la inflación, aplastado por el militarismoque Europa necesita para garantizar su desmembra-miento y su decadencia. Si se corrieran las fronterasinternas unas decenas o cientos de millas, en una uotra dirección, la situación cambiaría poco, aunque elnumero de víctimas humanas superaría ampliamentela población de las zonas en disputa.

Cuando los nacionalsocialistas aseguran que renun-cian a la �germanización� no quiere decir que renun-cien a las conquistas, porque una de las ideas centra-les y más importantes de su programa es la ocupaciónde inmensos territorios �en el este� para enraizar allí aun fuerte campesinado alemán. No es casual que lasdeclaraciones pacifistas, al abandonar repentina e ines-peradamente el terreno de la separación �ideal� de lasrazas, adviertan en tono semiamenazante que la�superpoblación de Europa occidental� puede ser ori-gen de futuros conflictos. Hitler propone una salida alproblema de la superpoblación de Europa, principal-mente la de Alemania: el este. Cuando, al lamentar loinjusto del trazado de la frontera germano-polaca, de-claró que no habría dificultad en encontrar �en el este�una solución capaz de satisfacer tanto �los reclamos

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127de Polonia� como �los derechos legítimos de Alema-nia�, lo que tenía en mente no era otra cosa que laanexión de territorios soviéticos. En este sentido, re-nunciar a la germanización significa afirmar el princi-pio de la posición privilegiada de la �raza� germanacomo casta señorial en los territorios ocupados. Losnazis se oponen a la asimilación, no a la anexión. Pre-fieren exterminar a los pueblos �inferiores� conquista-dos antes que germanizarlos. Afortunadamente, por elmomento se trata sólo de conquistas hipotéticas.

Cuando Hitler afirma con indignación que se ha trans-formado al gran pueblo alemán en una nación de se-gundo orden, y que ello viola los intereses de la solida-ridad internacional y el principio de la igualdad de lospueblos, simplemente trata de impresionar. Toda la fi-losofía de la historia de los nacionalsocialistas parte dela desigualdad supuestamente fundamental de las na-ciones y del derecho de las razas �superiores� a piso-tear y exterminar a las �inferiores�. Por supuesto, losalemanes ocupan un lugar prominente entre estos pue-blos superiores. Visto en su conjunto, el programahitleriano para la reconstrucción de Europa es unamezcolanza utópico-reaccionaria de mística racial ycanibalismo nacional que no resiste la menor crítica.Sin embargo, el objetivo primario de la dictadura fas-cista no es realizar este programa sino restablecer elpoderío militar de Alemania. Sin ello es imposible ha-blar de programa alguno. Sólo desde este punto devista el discurso de Hitler sobre el desarme presentacierto interés.

El programa de Hitler es el programa del capitalis-mo alemán, agresivo pero maniatado por el Tratado deVersalles y por los resultados de la guerra mundial.

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128Esta combinación de fuerza potencial y debilidad realexplica el carácter extremadamente explosivo del nacio-nalsocialismo y la gran prudencia de los primeros pa-sos tendientes a lograr dichos objetivos. Hoy Hitlerpuede hablar de aflojar y desatar gradualmente losnudos, no de hacerlos pedazos.

Cualquier revisión de los tratados, sobre todo de lascláusulas referidas al sistema armamentista, significaríauna modificación en la relación de fuerzas: Alemaniatendría que fortalecerse, Francia que debilitarse. Fuerade esto, el problema de la revisión no le importa paranada a Alemania. Por otra parte, resulta bastante claroque los gobernantes franceses no aceptarán ningúncambio que debilite su posición en beneficio de Alema-nia. Es por eso que los nazis consideran que toda polí-tica basada en un cambio de la situación internacionalde Alemania a través de un acuerdo con Francia esilusoria y fantástica. De esta convicción que, como ve-remos más adelante, constituye la base de toda la ac-tividad política de Hitler surge la inevitabilidad de unnuevo conflicto entre Alemania y Francia. Pero no hoy,ni mañana. Esta es la �corrección� respecto del proble-ma del tiempo que aparece en la declaración de Hitlery en este sentido no es sólo un �ardid�. Cuando Goeringincendió el Reichstag62 arriesgó tan sólo las cabezas desus agentes. El incendio premeditado de Europa es unaempresa un poco más ardua. Alemania no está en con-diciones de ir a la guerra. Está desarmada. No es unafrase; es un hecho. Una banda de estudiantes con susgafas y de trabajadores desocupados portando el bra-zalete con la esvástica no puede sustituir al ejércitoHohenzollern. Es cierto que Hitler podrá violar parcial-mente tal o cual obligación armamentista. Pero no to-

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129mará ninguna medida a gran escala susceptible dehacerle violar las prohibiciones de Versalles en formaabierta y flagrante. Sólo una �afortunada� combina-ción de circunstancias, por ejemplo algún roce entrelos estados fuertemente armados de Europa, le permi-tiría al nacionalsocialismo adoptar en un futuro próxi-mo medidas drásticas en el terreno de la política exte-rior. Faltando esto, Hitler se verá obligado a limitarse alas grandes maniobras diplomáticas y al contrabandomilitar en pequeña escala en el interior.

A pesar de su aspereza, la lucha de los nazis enAustria y en Danzig no entra en conflicto con el pro-grama de acción reseñado más arriba. En primer lugar,el crecimiento del nacionalsocialismo en Austria es unhecho inevitable, sobre todo después de la victoria delos nazis en Alemania. Las reacciones en otros paísescontra la hitlerización de Austria sólo fortalecerán laoleada fascista. Al ganarse a Austria desde adentro,Hitler se crea una base de apoyo auxiliar bastante im-portante. Las complicaciones internacionales a que estodará lugar no se conciliarán fácilmente con el Tratadode Versalles. Evidentemente, Hitler sabe que su políti-ca puede estrellarse no sólo contra argumentos saca-dos de un texto sino también contra el argumento dela fuerza. Le es necesario mantenerse en una posiciónque le permita batirse en retirada, y tendrá tiempopara ello sí convierte sus posiciones en Austria y enDanzig en moneda para las transacciones internacio-nales.

Su fuerza potencial no compensa la debilidad actualde Alemania. Sí la Alemania de los Hohenzollern asu-mió la tarea de �organizar Europa� para proceder des-pués a un nuevo reparto del mundo, la Alemania con-

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130temporánea, arrojada por la derrota al fondo de la esce-na, se ve obligada a asumir una vez más las tareas quela Prusia de Bismarck realizó hace muchos años: lograrel equilibrio de Europa como etapa previa a la unifica-ción de todos los territorios germanos. El programapráctico de Hitler está limitado actualmente por el ho-rizonte europeo. Los problemas continentales yoceánicos están fuera de su campo visual y sólo le preo-cuparán en la medida en que afecten a los problemasinternos de Europa. Hitler habla exclusivamente entérminos defensivos: lo cual corresponde perfectamentea la etapa que debe atravesar el militarismo alemán enel proceso de su renacimiento. Si el principio militar -un buen ataque constituye la mejor defensa- es justo,no lo es menos el principio diplomático -la mejor ma-nera de preparar el ataque es cuidar la defensa-. Apropósito recuerdo que Brockdorff-Rantzau,63 hombreamante de las paradojas, me dijo una vez en Moscú: Sivis bellum para pacem [Si quieres la guerra prepáratepara la paz].

Hitler cuenta con el apoyo de Italia y, con ciertaslimitaciones, lo tiene asegurado, no tanto por la seme-janza de los respectivos gobiernos -es bien sabido quela concepción del Tercer Reich germánico puro es unplagio a los latinos - como por el paralelismo de mu-chas de sus respectivas aspiraciones nacionales. Perono le alcanzará al imperialismo alemán la muleta ita-liana por sí sola, para ponerse de pie. Sólo el apoyo deInglaterra le puede dar a la Alemania fascista la nece-saria libertad de movimiento. Por eso, ¡nada de aven-turas, nada de declaraciones con resabios aventure-rístas! Hitler es consciente de que todo golpe contraOccidente (un golpe contra Polonia golpearía de rebote

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131a Occidente) estrecharía inmediatamente los vínculosentre Inglaterra y Francia y obligaría a Italia a desple-gar una gran cautela. Cualquier acto prematuro, impru-dente, arriesgado de venganza política provocaría enseguida el aislamiento de Alemania -dada su impoten-cia militar- y le impondría una nueva capitulación hu-millante. Los nudos del Tratado de Versalles se ajus-tarían aun más. Un acuerdo con Inglaterra requiereuna dosis de autolimitación. Pero París -y justamentede París se trata- bien vale una misa.64 Así como elacuerdo con Hindenburg, logrado por intermedio dePapen, permitió a Hitler realizar su golpe de estadomediante una interpretación de la Constitución de Wei-mar, un acuerdo con Inglaterra, por intermedio de Ita-lia, permitirá a Alemania violar y destruir �legalmente�el Tratado de Versalles. Es necesario interpretar en estesentido la declaración pacifista que el canciller pronun-ció ante el Reichstag el 17 de mayo. El pacifismo deHitler no es una improvisación diplomática fortuita sinoun componente vital de la gran maniobra destinada acambiar radicalmente la relación de fuerzas en favorde Alemania y sentar las bases para la ofensiva euro-pea y mundial del imperialismo germano.

Esta es sólo una parte, la parte negativa, del pro-grama de Hitler. Al abstenerse de realizar actos de ven-ganza prematuros, en esencia sólo continúa la políticade Stresemann;65 pero no basta para lograr el apoyoactivo de Inglaterra. La declaración del 17 de mayoindica claramente cuál es el otro aspecto, el positivo,del programa nazi: la lucha contra el bolchevismo, notanto la disolución de las organizaciones proletariasalemanas como la guerra contra la Unión Soviética. Enestrecha ligazón con el programa de expansión hacia

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132el este, Hitler asume la tarea de proteger de la barba-rie bolchevique la civilización europea, la religión cristia-na, las colonias británicas y otros valores morales ymateriales. Al lanzarse a esta cruzada espera obtenerpara Alemania el derecho de armarse. Hitler está con-vencido de que en la balanza británica pesa menos elpeligro que representa el fascismo alemán para Euro-pa occidental que el peligro de los soviets bolchevi-ques en Oriente. Esta caracterización es la clave másimportante para comprender la política exterior de Hitler.

La más importante, mas no la única. La dictaduranacionalsocialista aprovechará no sólo la contradicciónentre Occidente y Oriente sino también los antagonis-mos que se desarrollan en el seno de Europa occiden-tal, y que son bastante numerosos. Al oponerse a laresurrección de Austria-Hungría, Hitler compromete aAlemania a dedicar una atención especial a los �jóve-nes estados nacionales de Europa�. Busca palancas auxi-liares para restablecer el equilibrio europeo, proponiendopara ello que los estados pequeños y débiles se agru-pen en torno al vencido, no al vencedor. Así como ensu política nacional el nacionalsocialismo reunió bajosu bandera a todos los sectores desesperados y arma-dos para someterlos mejor a los intereses del capitalmonopolista, en su política exterior Hitler tratará decrear un frente único de los vencidos y damnificadospara aplastarlos tanto más implacablemente en el fu-turo bajo la bota del imperialismo alemán.

Hitler aceptó de tan buena gana el programa inglésde reducción de armamentos, sólo porque cuenta, deantemano y con plena certeza, con el fracaso del mis-mo. No necesita desempeñar el odioso papel de se-pulturero de las propuestas pacifistas; prefiere que otros

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133cumplan esa función. Por esa misma razón no le esca-tima al presidente norteamericano un �cálido reco-nocimiento� por su declaración en favor de la limita-ción de armamentos. Cuanto más y mejor conozca elmundo el programa armamentista, cuanto más estre-pitoso sea su inevitable fracaso, más incuestionableserá el derecho de Alemania a rearmarse. No, Hitler nose apresta a derogar Versalles mediante la violencia -¡para ejercer la violencia es necesario ser poderoso! -.Pero cuenta firmemente con la perspectiva de que ape-nas fracase el plan británico que él �apoya�, Inglaterrae Italia apoyarán con todas sus fuerzas el derecho deAlemania a fortalecer su defensa... contra el Este. ¡Nadamás que defensa y sólo contra el Este!

Un lector escéptico, o simplemente cauteloso, diráque nuestra interpretación del programa de Hitler es,en el mejor de los casos, una hipótesis plausible, peroimposible de verificar. Respondemos: el programa sur-ge de la lógica inexorable de las circunstancias, y tra-tándose de problemas políticos de gran magnitud siem-pre hay que suponer que el adversario hará la jugadamás fuerte. La dificultad de documentar la hipótesisque desarrollamos más arriba reside en que la literatu-ra de oposición al nacionalsocialismo es en extremoabundante y contradictoria, mientras que la actividaddel gobierno es, en la actualidad, escasa y de objetivosa corto plazo. El autor conocía muy bien esta dificultadcuando se puso a trabajar. Pero, en el momento opor-tuno, debido a un feliz accidente, llegó a sus manos undocumento político de extraordinario valor.

Nos referimos a una �Carta abierta� de Hitler a Papen,publicada en forma de panfleto el 16 de octubre de1932. Esta �Carta�, cuyo tono es fuertemente polémico,

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134no llamó la atención fuera de Alemania. ¡Los dirigentesdel nacionalsocialismo hablan y escriben demasiado!No obstante, la misma tendría que haber llegado algabinete de trabajo de todo diplomático o periodistaque se ocupe de estudiar la política exterior de Alema-nia. Recordemos la situación política que existía en elmomento de publicarse el panfleto. Papen era canci-ller. Hitler, en la oposición, estaba a la expectativa: esdecir, el lapso que va del 13 de agosto, cuandoHindenburg se negó a nombrarlo jefe de estado, al 30de enero, fecha en que el mariscal se vio obligado aentregarle el mando de Alemania. La �Carta abierta�no iba dirigida a las masas sino a las clases dominan-tes y su objetivo era demostrarles que los métodosburocráticos no bastaban para salvar el régimen socialde Alemania, que sólo los nacionalsocialistas tenían unprograma serio en el terreno de la política exterior; porúltimo, que a él, Hitler, la resignación cobarde le eratan ajena como el aventurerismo. La carta no es deningún modo sensacionalista; al contrario, se trata deun documento sumamente sobrio. Podemos suponerque hoy Hitler gustosamente tiraría su panfleto en elincinerador, de allí que sus adversarios deban prestar-le mucha atención.

�Es absurdo creer -explicar Hitler a Papen- que lapotencia que nos desarmó se desarmará hoy a si mis-ma sin nada que la obligue a ello.� En otras palabras,es igualmente absurdo suponer que un buen día Fran-cia consentirá en el rearme de Alemania. El inmensopredominio militar de Francia le evita a ésta la necesi-dad de llegar a un acuerdo con un enemigo vencidosobre la base de la igualdad de derechos. Cualquierpropuesta de acuerdo militar con Francia a cambio de

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135armamentos no sólo será recibida con gran frialdad sinoque inmediatamente llegará a conocimiento del estadoque podría resultar afectado; Hitler se refiere, desdeluego, a la Unión Soviética. Alemania sólo puede pre-tender el derecho a rearmarse en el marco de un �au-téntico restablecimiento del equilibrio europeo�. Ingla-terra e Italia desean que el mismo sea un hecho; Fran-cia no, de ninguna manera y bajo ninguna condición.�¡Es inconcebible pensar que se puede compensar laenemistad y discordia con Inglaterra e Italia mejoran-do las relaciones con Francia!� La tesis fundamental dela política exterior de Hitler, que tacha de moribundasa las ideas o, si se quiere, a las ilusiones de Locarno,66

es todo lo clara que se podría desear. En la declaracióndel 17 de mayo no encontraremos, desde luego, unaafirmación tan clara. Pero la declaración de ningunamanera contradice la �Carta abierta�; todo lo contra-rio, desarrolla su programa y lo aplica a una etapa es-pecífica.

El objetivo de la política alemana es restablecer lasoberanía militar del estado. Todo lo demás es un me-dio tendiente a lograr ese fin. Pero de ninguna maneraes necesario que los medios sean construidos a ima-gen y semejanza del fin. Alemania no debe presentarleal mundo un programa propio de desarme, menos aunen esta conferencia. Por dos razones: ninguna conferen-cia es capaz de adoptar una resolución que cambiesustancialmente la relación de fuerza; al exigir el dere-cho a rearmarse. aunque sería una demostración defuerza platónica. permitiría a Francia suprimir el pro-blema de su propio desarme y, lo que es peor, la acer-caría a Inglaterra.

Según Hitler, esto último ya ha ocurrido en parte,

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136gracias a la política irresponsable de Papen. Inglaterrase ve obligada a apoyar a Francia mucho más de lo quedesearía. Debe reconocerse que cuando Hitler acusa al�Club de los Caballeros� 67 y al canciller del Reich dediletantes y aventureros, la crítica, además de mor-daz, es muy convincente. Los barones y burócratas�nacionales� no tienen ninguna política exterior. Cuan-do amenazan con un arma inexistente es porque lasituación nacional los obliga; están dispuestos a utili-zar al movimiento nacionalista, pero impidiéndole cre-cer. Inspirándose indudablemente en Bismarck, Hitlerni siquiera le ahorra golpes al último Hohenzollern;Papen y sus colegas son sólo los herederos e imitadoresde la política histriónica de Guillermo II, pero con unadiferencia fundamental: el kaiser tenía un ejército deprimera, mientras que ellos sólo tienen el recuerdo delmismo. Aquí Hitler da en el blanco.

Después de todo esto, no resulta difícil comprenderlo equivocado que estuvo el sector de la prensa y ladiplomacia que trató de descubrir el verdadero progra-ma del gobierno alemán en los discursos retóricos dePapen acerca de lo hermoso que es morir en el campode batalla. No debe olvidarse que Papen, que durantesu breve reinado fue tratado por los nazis como uncapitán de dragones, se siente constantemente some-tido a prueba. El 13 de mayo habló en vozdesusadamente alta para ponerse a tono... pero erró elcálculo. Cada cual puede opinar lo que quiera sobre losgustos de un anciano capitán de dragones que, entresu dosis de diurético y su vaso de agua mineral, sededica a explicarle a la juventud las ventajas de lametralla sobre la arteriosclerosis; pero hay un hechoque nadie puede discutir: el discurso de Papen no oculta

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137ningún programa. El �pacifismo� del actual canciller esmucho más peligroso que los discursos beligerantesdel vicecanciller.

Aquí, de paso, encontramos la explicación de la con-tradicción tajante entre la declaración de Hitler y lapolítica que siguieron anteriormente Neurath, Nadolny68

y los otros. Hitler llegó a la cancillería a costa de acep-tar un ministerio de barones y consejeros reales. Lacamarilla que rodea a Hindenburg se consuela con laidea de seguir con su política bajo Hitler. Es muy pro-bable que las amenazas provocadas en el exterior comoreacción al discurso de Papen por fin le hayan dado aHitler la posibilidad de tomar el timón de la políticaexterior. No fue la Wilhelmstrasse la que le dictó alcanciller el discurso del 17 de mayo. Al contrario, fueHitler el que puso coto a las fantasías de los barones ya los consejeros privados de la Wilhelmstrasse.

Pero volvamos a la �Carta abierta�. La misma atacacon brusquedad inusitada la consigna de Papen sobreel armamento naval. Aun si Alemania tuviera los me-dios -y no los tiene, dice el panfleto - no se le permitir-la convertirlos en buques de guerra y no le alcanzaríanlas fuerzas para violar la prohibición. Bastó la consignade armamento militar para que Inglaterra se acercaraa Francia. Ahí, dice el panfleto, ahí tiene usted los resul-tados �¡de su política exterior verdaderamente nefas-ta, Sr. von Papen!�

La lucha por el armamento de Alemania en tierra yen el mar debe basarse en una idea política clara. Hitlerla llama por su nombre: la necesidad de �fortalecer ladefensa frente al peligro latente del Este es relativa-mente fácil de explicar�. Ese programa tiene asegura-da de antemano la simpatía de las �personas con clari-

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138dad de miras� de Occidente -obviamente, no de Fran-cia-. Es sólo desde el punto de vista de �la defensa quenecesitamos frente a Oriente�, en relación al Mar Báltico,que puede convencerse a Inglaterra de que acepte �co-rrecciones� en los párrafos del Tratado de Versalles re-feridos a cuestiones navales. Porque no hay que olvi-dar que �en la actualidad, es importante para el futurode Alemania demostrarle plena confianza a Inglaterra�

El movimiento nacional alemán puede y debe exigirel rearme, pero el gobierno alemán de ninguna mane-ra ha de insistir en esa exigencia. Hoy debe exigir puray exclusivamente el desarme de los vencedores. Es evi-dente para Hitler que la conferencia sobre desarme estácondenada a fracasar. Tres meses antes de llegar alpoder escribió: �No habría necesidad de que la dele-gación alemana participe interminablemente en la co-media sobre el desarme que se está montando en Gine-bra. Bastaría con explicar claramente a la faz del mun-do que Francia no desea desarmarse; luego abandona-ríamos la conferencia declarando que la paz de Versa-lles ha sido violada por las propias potencias firmantesy que, dadas las circunstancias, Alemania debe reser-varse el derecho de sacar las conclusiones pertinen-tes.� La declaración del canciller Hitler sólo sirve paradesarrollar esta melodía. La negativa de los vencedo-res a desarmarse significaría �la liquidación definitiva,moral y real, de los propios tratados�. Alemania lo in-terpretaría como un deseo de �expulsaría de la confe-rencia�. En ese caso, le resultaría difícil �seguir per-teneciendo a la Liga de las Naciones�. ¡La �Carta abier-ta� es ciertamente indispensable para comprender laclave de la estrategia de Hitler!

El abandono por Alemania de la Liga de las Naciones

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139separaría a Francia, por un lado, de Inglaterra y Esta-dos Unidos por el otro. Así se crearía la primera premi-sa para el restablecimiento de un �equilibrio europeo�en el que Alemania ocuparía necesariamente un lugarde importancia creciente. Con el acuerdo de Inglaterrae Italia, Hitler tendría la posibilidad de rearmar Alema-nia, no con pequeñas medidas de contrabando, sinocon grandes �enmiendas� al Tratado de Versalles. A lavez desarrollaría el programa de �defensa� contra elEste. En dicho proceso se llegará inexorablemente aun punto crítico: guerra. ¿Contra quién? Si la línea delEste no resulta ser la de menor resistencia, la explo-sión podría darse en otra dirección. Porque si bien to-davía es posible discutir en qué medida los medios ofen-sivos se diferencian de los defensivos, ya no cabe lamenor duda de que los medios militares adecuados paraOriente son igualmente adecuados para Occidente.

Hitler se prepara para la guerra. Su política eco-nómica está dirigida a obtener la máxima independen-cia económica de Alemania en caso de guerra. El servi-cio de trabajo obligatorio también debe subordinarsea los preparativos militares. Pero el carácter mismo deestas medidas demuestra que no es un plan a realizar-se mañana. El ataque a Occidente en un futuro más omenos inmediato sólo podría realizarse con la condi-ción de una alianza militar de la Alemania fascista conlos soviets. Pero sólo los sectores más turbulentos dela guardia blanca de emigrados puede creer en seme-jante absurdo o tratar de amenazar con eso. El ataquecontra Oriente sólo puede realizarse con el apoyo deuna o varias potencias occidentales. Esta variante es,en todo caso, la más probable. Pero tampoco en estecaso el período de preparación podrá medirse en se-

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140manas o meses. El pacto de las cuatro potencias,69 queno resolverá nada de antemano, podrá a lo sumo ga-rantizar el contacto entre los estados más grandes deEuropa occidental. Servirá de garantía contra los peli-gros de segundo orden, pero no contra los antagonis-mos fundamentales. Hitler tratará de extraer del pactotodas las ventajas posibles para atacar al Este. Lareglamentación del pacto determinará a lo sumo el diezpor ciento de su suerte. Su verdadero papel históricoestará determinado por las relaciones y agrupamien-tos reales de sus protagonistas, sus aliados y sus ad-versarios.

Hitler está dispuesto a no lanzar acciones militarescontra Francia ni Polonia en los próximos diez años. Enla declaración fijó un plazo de cinco años para que seacuerde la plena igualdad de Alemania en materia defuerzas armadas. Desde luego, no es necesario reves-tir a este plazo de un carácter sacrosanto. Pero estostérminos indican cuáles son los limites temporales quese impone la cúpula fascista antes de lanzarse a lavenganza.

Desde luego, es posible que las dificultades inter-nas, la desocupación, desesperación y ruina de la pe-queña burguesía lleven a Hitler a acometer accionesprematuras que él mismo, al analizarías fríamente, con-sideraría perjudiciales. En la política real hay que ba-sarse no sólo en los planes del adversario sino tambiénen las complicaciones que pueden surgir en la propiasituación. El proceso histórico de Europa no obedecerásumisamente el orden de marcha elaborado en la CasaMarrón de Munich. Pero esta orden de marcha, des-pués de la toma del poder por Hitler, se ha convertidoen uno de los factores más importantes del proceso

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141europeo. Se modificará el plan de acuerdo a los aconte-cimientos. Pero no se pueden comprender las modifi-caciones sin tener en cuenta el plan en su conjunto.

El autor de estas líneas no se considera guardiándel Tratado de Versalles. Europa necesita una nuevaorganización. Pero, ¡ay de Europa si el fascismo realizaesta tarea! Si así ocurre, el historiador del siglo XXtendrá que escribir: La decadencia de Europa se iniciócon la guerra de ~914. Se la bautizó �guerra por lademocracia�, pero no tardó en conducir a la dominacióndel fascismo, que se convirtió en el instrumento paraconcentrar todas las fuerzas de Europa con el fin dellevarla a una �guerra de liberación�... de los resultadosde la guerra anterior. Así, el fascismo, expresión delcallejón sin salida de Europa, fue a la vez el instru-mento de la destrucción de sus conquistas económicasy culturales. Sin embargo, esperamos que a este viejocontinente le queden todavía suficientes fuerzas vita-les para abrirse un nuevo rumbo histórico.

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El cuatro de Agosto70

4 de junio de 1933

Los que son incapaces de responder a los argumen-tos fundamentales se ocultan tras consideraciones detipo secundario. Tanto los brandleristas como los sta-linistas se enfurecen por nuestra comparación del 5 demarzo de 1933 con el 4 de agosto de 1914. Si dejamosde lado los arranques de indignación moral, o los sim-ples insultos, todas las objeciones se reducen a lo si-guiente: a) en 1914 la socialdemocracia apoyó al go-bierno de Guillermo II; la burocracia stalinista jamásdio el menor indicio de que va a apoyar al gobierno deHitler; b) el Partido Comunista Alemán sigue traba-jando, publicando, en fin, luchando; seria un error �sub-estimar� sus fuerzas. La socialdemocracia no muriódespués del 4 de agosto; siguió existiendo, inclusivellegó al poder.

Ninguna analogía histórica es válida fuera de ciertoslimites que la justifican. Sabemos perfectamente bienque el PC Alemán stalinista es distinto de la socialde-

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143mocracia prebélica y que el 5 de marzo -tanto por sucarácter como por sus resultados - es distinto del 4 deagosto. Utilizamos la analogía para decir que, así comoel rol progresista del partido de Bebel71 llegó a su fin enel umbral de la guerra, el papel revolucionario del PCAlemán llegó a su fin en el umbral de la dictadura fas-cista. Quienes complican esta analogía con considera-ciones que no guardan relación con el problema de-muestran su incapacidad para razonar en términos his-tóricos concretos, es decir, para pensar dialécticamente.

Lenin comparó la paz de Brest-Litovsk con la paz deTilsit.72 No es difícil refutar esta analogía con decenasde verdades elementales: Prusia luchaba por su inde-pendencia nacional, los soviets por defender un nuevorégimen social; la paz de Tilsit fue firmada por la mo-narquía, la de Brest-Litovsk por el partido del prole-tariado, etcétera. Pero ninguno de estos lugares comu-nes se refiere a la esencia del problema que nos intere-sa. Nos vimos obligados a firmar la paz de Brest Litovskpara no sucumbir completamente ante el enemigo yreagrupar nuestras fuerzas a fin de seguir luchandopor la libertad. En este sentido se puede hablar de una�paz de Tilsit�.

Los stalinistas y los brandleristas rechazaron tam-bién la analogía entre el régimen prefascista en Alema-nia (gabinetes �presidenciales�) y el bonapartismo.Enumeraron docenas de rasgos que diferenciaban alrégimen Papen-Schleicher del bonapartismo clásico,ignorando siempre el rasgo fundamental que los hacíasimilares: la preservación del equilíbrio entre dos cam-pos irreconciliables. No hay nada peor que el pensa-miento pseudomarxista que, presuntuosamente, sedetiene precisamente en el punto donde comienza el

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144meollo de la cuestión. La analogía con el bonapartismo,precisada y concretada, no sólo clarifica el rol del últi-mo gabinete Giolitti73 en su maniobra con los fascistasy los socialistas, sino que también da luces sobre elactual régimen transicional de Austria. Ahora ya sepuede hablar de la necesidad lógica de un periodo detransición �bonapartista� entre el parlamentarismo yel fascismo. El ejemplo de Austria demuestra la enor-me importancia que tiene, o mejor, que debería tener,la demarcación exacta entre el bonapartismo y el fas-cismo para la aplicación de la práctica política. Pero elpensamiento formalista en lugar de hacer un análisissocial, repite criterios prefabricados y sustituye lasanalogías concretas y ricas en contenido por débilespalabras carentes de sentido. Por ello, al igual que elbuey de la fábula rusa que se encontraba siempre anteuna nueva puerta, tales elementos son sorprendidos ygolpeados por cada nueva situación histórica.

�La socialdemocracia no murió después del cuatrode agosto.� ¿Tratan los sofistas de afirmar que la con-signa del nuevo partido, proclamada después del cua-tro de agosto, era falsa? Obviamente no lo hacen, peroes precisamente allí donde radica el problema. La so-cialdemocracia continuó existiendo después del cuatrode agosto pero únicamente como partido laborista de-mocrático de la burguesía imperialista. Su función his-tórica había cambiado. Fue eso tan solo lo que justificóel nacimiento de la Tercera Internacional.

¿Intentan ellos decirnos que el Partido ComunistaAlemán seguirá siendo una organización de masas apesar de la catástrofe que lo borró para siempre de lamente del proletariado como partido revolucionario?Pensamos que nada puede justificar una hipótesis tal:

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145ella descansa sobre una analogía formal y abstractacon el destino del reformismo. La vieja socialdemocra-cia agrupaba a elementos revolucionarios junto con ele-mentos oportunistas. El 4 de agosto terminó de elimi-nar a las tendencias revolucionarias y determinó sutransformación en un partido demócrata conservador.El Partido Comunista Alemán planteó una tarea revo-lucionaria para sí mismo y para las masas, y por esodebió luchar siempre encarnizadamente contra la so-cialdemocracia. Precisamente en este terreno demostrósu bancarrota ante la prueba decisiva. No se regenera-rá como partido revolucionario. ¿Podrá seguir existien-do de otra forma, con otras funciones políticas? Tal vez,pero no como organización de masas del proletariadoalemán sino solamente como agencia de la burocraciastalinista. No le queda otra posibilidad política.

Ya en la mañana del 5 de marzo el que comprendíala catástrofe y cuál fue la política que la provocó, podíay debía formular este pronóstico. En ese momento ha-bía tan sólo una objeción válida: el partido todavía puedesalvar la situación si, bajo la influencia de la terriblederrota, efectúa un cambio claro y brusco de su políti-ca y de su régimen, empezando por reconocer clara yhonestamente sus propios errores. Ya entonces, en basea todo lo ocurrido, creíamos imposible que se produje-ra el milagro del despertar crítico del partido; pero,aun en el caso de que hubiera ocurrido, el Partido Co-munista Alemán no se habría salvado como organiza-ción; algunos crímenes políticos son imperdonables.Pero hoy ya no sirve especular sobre el tema. La prue-ba ya pasó. Ya ni puede hablarse del despertar políticodel partido oficial. Al contrario, la burocracia ahogó losúltimos chispazos de pensamiento crítico. Nada ilustra

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146mejor el derrumbe del PC Alemán que el hecho de que,al día siguiente de la gran catástrofe, en lugar de efec-tuar un análisis teórico de los acontecimientos, hizotodo lo posible por impedir la clarificación medianteuna verdadera campaña de insinuaciones, calumnias,provocaciones y persecuciones.

Otra objeción podría ser el ejemplo de 192374 cuan-do el partido tampoco cumplió con su deber pero no sederrumbó. No negamos la importancia y las leccionesde ese ejemplo; pero hay que sacar las conclusionesadecuadas. En primer lugar, la forma, los alcances ylas consecuencias de la derrota de 1923 no puedencompararse con los de la catástrofe de 1933. En segun-do lugar, los obreros no olvidan el pasado; ahora elpartido tendrá que pagar por todos los crímenes cometi-dos, incluyendo la capitulación de 1923. Finalmente,el Partido Comunista Alemán exigió en 1923 un cam-bio general de su aparato dirigente que es lo más im-portante, desde una perspectiva política. El problemano radica en si el Comité Central era mejor o peor queel anterior sino en el hecho de que el presidium de laComintern se haya visto forzado a responder al des-contento y la protesta general en el partido, expul-sando a la dirección brandlerista para calmar los áni-mos. Una maniobra tal ya no es posible: el aparato sehalla completamente desvinculado de las masas y nohay caso en corregirlo a través de las elecciones; antelos ojos de las masas, el presidium de la Cominternestá excesivamente ligado al aparato de Thaelmannpor su lucha contra la Oposición. El hecho de que laburocracia stalinista no sólo niegue los errores que con-dujeron a la derrota, sino que niega también la derrotamisma, sólo sirven para agravar sus errores y llevarla

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147a la ruina total.

Ahora el problema no consiste en tratar de preser-var a un aparato desvinculado de las masas, lo cualsería una tarea reaccionaria y utópica, sino en salvar alos mejores elementos proletarios del estado de indife-rencia, desconcierto y pesadumbre y en sacarlos de suempantanamiento. Es absolutamente imposible lograreste objetivo tratando de inspirar vanamente la fe enun milagro. Es necesario presentar un balance honestodel pasado y conducir las fuerzas de los obreros avan-zados hacía la construcción de un partido bolcheviquepara una nueva etapa histórica.

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Entrevista concedida a GeorgesSimenon75

6 de junio de 1933

Preguntas de Georges Simenon¿Cree usted que el problema racial será un factor de

primera importancia en la determinación de los acon-tecimientos que sucederán al período actual de turbu-lencia social? ¿Lo será el problema económico? ¿El pro-blema social? ¿El problema militar?

¿Puede considerarse que el conjunto de dictadurasconstituye el comienzo de un reagrupamiento de lospueblos, o será sólo un fenómeno pasajero? ¿Qué ocu-rre con el conjunto de democracias occidentales?

¿Cree usted que es posible avanzar dejándose llevarpor la corriente, o cree que es necesario que se pro-duzca una conmoción violenta?

¿Cuánto cree usted que durará esta situación flui-da?

Respuestas de León Trotsky1. No, de ninguna manera creo que el problema ra-

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149cial será determinante en el período próximo. La razaes un factor puramente antropológico: heterogéneo,impuro, una mezcolanza (mixtum compositum). La his-toria se valió de ese material para crear las naciones,productos semiacabados... El destino de la nueva eraestará determinado por las clases, los agrupamientossociales y las corrientes políticas que se basan en lasmismas. De ninguna manera niego la importancia delas características y diferencias raciales, pero creo queresultan superadas por la tecnología del trabajo y porel pensamiento. La raza es un elemento pasivo y está-tico, la historia es dinámica. ¿Cómo es posible que unelemento relativamente fijo determine la acción y eldesarrollo? Todos los rasgos que distinguen a las razasdesaparecen ante la máquina de combustión interna,ni qué hablar de la ametralladora.

Cuando Hitler se preparaba para implantar una for-ma de gobierno adecuada a la raza germánica del nor-te no se le ocurrió nada mejor que plagiar a la razalatina del sur. Mussolini, en la época en que luchabapor el poder, utilizaba la teoría social (si bien poniéndolapatas arriba) de un alemán, el judío alemán Marx, alque uno o dos años antes aún llamaba �nuestro maes-tro inmortal�. Ya que hoy, en pleno siglo XX, los nazisse proponen ignorar la historia, la dinámica social y lacultura para referirse a la �raza�, ¿por qué no dar unpaso más atrás? ¿Acaso la antropología no es parte dela zoología? ¿Quién sabe si los racistas no irán a buscarlas inspiraciones más elevadas para su obra creadoraen el reino de los antropoides?

2. No comparto el criterio de clasificar las nacionesen democracias y dictaduras. Exceptuando a una redu-cida capa de políticos profesionales, las naciones, pue-

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150blos y clases no viven de la política. Las formas degobierno son simplemente los medios para realizar ta-reas específicas y principalmente económicas. Natu-ralmente, una cierta similitud en las formas estatalesfavorece la comparación. Pero en última instancia lodecisivo son las consideraciones materiales: los inte-reses económicos y los cálculos militares.

3. ¿Considero que el grupo de dictadores, tanto fas-cistas (Italia, Alemania) como cuasi-bonapartistas (Po-lonia, Yugoslavia, Austria) durará poco? Desgra-ciadamente, no puedo compartir un pronóstico tan op-timista. El fascismo no es producto de la �psicosis� ode la �histeria� (como gustan consolarse los teóricosde salón al estilo del conde Sforza),76 sino de una pro-funda crisis económica y social que carcome impla-cablemente las entrañas de Europa. Esta crisis cíclicaindudablemente dará lugar a un reanimamiento coyun-tural, aunque la recuperación será menor de lo que sesupone. La situación global de Europa no mejorarámucho. Después de cada crisis, las empresas más pe-queñas y débiles se debilitan aun más; las más fuertesse fortalecen. En comparación con los gigantes econó-micos estadounidenses, la Europa fragmentada apare-ce como una combinación de empresas pequeñas, re-cíprocamente hostiles. La situación actual de Europaes muy difícil; el mismo dólar esta de rodillas. Sinembargo, a consecuencia de la crisis imperante, la re-lación mundial de fuerzas cambiará a favor deNorteamérica y en detrimento de Europa.

El hecho de que el viejo continente en su conjuntopierda la posición de privilegio que otrora ocupó, pro-voca una tremenda agudización de los conflictos entrelas naciones europeas y entre las clases de dichas na-

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151ciones. Es evidente que ese proceso alcanza distintastensiones en cada país; pero me refiero a una ten-dencia histórica general. En mi opinión, el incrementode las contradicciones sociales y nacionales explica elsurgimiento y la relativa estabilidad de las dictaduras.

Para aclarar mi idea me tomaré la libertad de refe-rirme a la respuesta que di hace algunos años a lasiguiente pregunta: ¿por qué la democracia dará lugara la dictadura, y por cuánto tiempo? Permítame citartextualmente un artículo del 25 de febrero de 1929:

�Se suele decir que en estos casos se trata de na-ciones atrasadas o inmaduras. Esta explicación no esmuy adecuada para Italia. Pero aun cuando resulteadecuada, no explica nada. En el siglo XIX se conside-raba una ley que los países atrasados ascendieran ha-cia la democracia. ¿Por qué, entonces, el siglo XX loslleva por el camino de la dictadura?... Las institucionesdemocráticas se muestran incapaces de soportar laspresiones de los antagonismos contemporáneos, ya seainternacionales, nacionales, en la mayoría de los casosambas cosas a la vez. ¿Es esto bueno o malo? Seacomo fuere, es un hecho.

�Si hacemos una analogía con la electricidad, pode-mos definir la democracia como un sistema de fusiblese interruptores destinados a defender el circuito con-tra los choques violentos engendrados por las luchasnacionales o sociales. Ninguna época de la historiahumana estuvo tan llena de antagonismos como lanuestra. La sobrecarga de corriente tiende a aparecercada vez en más lugares del sistema europeo. Bajo laexcesiva tensión de los antagonismos de clase e inter-nacionales, los tapones de la democracia saltan o sefunden. Esta es la esencia del corto circuito de la dicta-

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152dura. Lógicamente, los tapones más débiles son losprimeros en ceder.�

Cuando escribí estas líneas todavía había un gobier-no socialdemócrata a la cabeza de Alemania. Es obvioque el curso de los acontecimientos en ese país, al quenadie puede calificar de atrasado, de ninguna maneracontradice mi evaluación.

Es cierto que en esa misma época el movimientorevolucionario español barrió no sólo a la dictadura dePrimo de Rivera sino también a la monarquía. Es inevi-table que en el torbellino del proceso histórico se denhechos que van contra la corriente. Pero la penínsulaibérica dista de haber hallado su equilibrio interno, elnuevo régimen debe demostrar su capacidad de per-manencia.

4. Es indudable que el fascismo, sobre todo elnacionalsocialismo alemán, amenaza a Europa con con-mociones bélicas. Hablo como observador, y posible-mente me equivoque, pero me da la impresión de queen general se menosprecia la magnitud del peligro. Sise contempla la perspectiva, no de los próximos mesessino de los próximos años -en todo caso, no de déca-das-, considero absolutamente inevitable que la Ale-mania fascista provoque una guerra. Esto será posi-blemente lo decisivo para el futuro de Europa. En todocaso, próximamente publicaré un artículo más extensosobre este tema.

Quizás usted considere que el cuadro que trazo esdemasiado sombrío. Me limito a sacar conclusiones delos hechos; no me dejo arrastrar por la lógica de lospartidismos y antipartidismos sino por la lógica del pro-ceso objetivo. La nuestra no es una época de paz, cal-ma y prosperidad; confío en que nadie lo dude. Pero mi

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153caracterización sólo puede resultar pesimista para quie-nes miden el curso de la historia con una vara dema-siado corta. Todos los grandes períodos históricos pa-recen sombríos cuando se los mira de cerca.

Hay que reconocer que el mecanismo del progresoes muy imperfecto, pero no hay razón para suponerque un Hitler, o una combinación de hitleres, podráhacer marchar siempre, o siquiera por una década, elmecanismo hacia atrás. Romperá muchos engranajesy palancas. Obligará a Europa a retroceder durante al-gunos años. Pero no dudo que, en definitiva, la huma-nidad encontrará la salida. Toda la historia pasada res-palda esta afirmación.

[Una vez que Trotsky hubo respondido a las pre-guntas por escrito, se entabló el siguiente dialogo rela-tado por Simenon]

�¿Quiere hacerme más preguntas?�, inquirió Trots-ky amablemente.

�Una sola, pero temo que sea indiscreta.�(Sonríe y me indica con un gesto que prosiga.)�Algunos diarios afirman que hace poco vinieron a

verlo unos agentes enviados por Moscú para pedirleque vuelva a Rusia.�

Su sonrisa se hace más amplia.�Es falso, pero conozco el origen de ese rumor. Se

trata de un artículo mío, publicado por la prensa norte-americana hace un par de meses. Yo diría, entre otrascosas, que dada la situación existente en Rusia, esta-ría dispuesto a servir al país si lo amenaza cualquierpeligro.�

(Está tranquilo y silencioso.)�¿Volvería usted al servicio activo?�Asiente con la cabeza...

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La falsificación más reciente de losstalinistas77

Publicado el 9 de junio de 1933

Hace un año Moscú puso en circulación un nuevochisme: una vez, Lenin llamó �Judas� a Trotsky. ¿Cuán-do? ¿Dónde? ¿Por qué? Al principio a los stalinistaseuropeos les molestaba tener que difundir esa clase desandeces entre la vanguardia obrera. Pero cuando unnuevo crimen -la derrota del proletariado alemán- pasóa engrosar el inventario de hazañas de la burocraciastalinista, tuvieron que recurrir a medidas más fuer-tes. Fue entonces que el chisme sobre �Judas� empezóa circular con mayor frecuencia.

¿En qué se basa? Dos años antes de la guerra, enun momento en que estaba muy exacerbada la luchaentre los exiliados, Lenin, en un arranque de ira, escri-bió una nota donde llamó a Trotsky �Iudushka�. Cual-quiera que conozca la literatura rusa, sabe que�Iudushka� (Golovlev) es un prototipo literario, el hé-roe del escritor satírico ruso Saltikov-Shatshedrin. En

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155las luchas de los exiliados de aquellos tiempos apare-cían �citas� de Saltikov en casi todos los artículospolémicos. En el caso que nos interesa ni siquiera eraun articulo, sólo una nota escrita en un momento deira. De todos modos, Iudushka Golovlev no tiene nadaque ver con el Judas del Evangelio.

Respecto de las exageraciones inevitables que em-pleaba Lenin en sus cartas polémicas, Stalin, al asumirla defensa de Zinoviev y Kamenev por su conducta enoctubre de 1917,78 dijo en un artículo que escribió en1924: �Lenin suele adelantarse a los acontecimientosen sus cartas, muestra cuáles son los errores suscepti-bles de ser cometidos y los critica por adelantado, paraadvertir al partido y defenderlo de los errores, o sinoexagera las bagatelas, �convierte los mosquitos en ele-fantes� con el mismo fin pedagógico... El que de esascartas de Lenin (y no son pocas) saque la conclusiónde que existían diferencias �trágicas�, y el que haga ungran alboroto por eso, demuestra que no comprendelas cartas de Lenin, que no conoce a Lenin.� (¿Trotskis-mo o leninismo?, 1924). Estas deducciones de Stalin,que realmente no sirven para justificar la conducta deZinoviev y Kamenev en octubre de 1917 -allí no setrataba de una �bagatela� ni de un �mosquito� -, sípueden ser aplicadas perfectamente al episodio de ter-cera categoría que motivó la nota de Lenin desde elexilio sobre Iudushka Golovlev.

Todos saben que en el exilio Lenin y Trotsky prota-gonizaron choques violentos. Pero eso ocurrió añosantes de la Revolución de Octubre, la guerra civil, laconstrucción del estado soviético y la fundación de laInternacional Comunista. Es de suponer que las verda-deras relaciones de Lenin con Trotsky se reflejan en

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156documentos posteriores y de mayor peso que una notaprovocada por un conflicto entre exiliados. ¿A dóndequieren llegar los calumniadores profesionales que traena colación la comparación con �Judas�? ¿Quieren de-mostrar que Lenin no confiaba políticamente en Trots-ky? ¿Que no confiaba en él moralmente? De los cientosde citas relevantes de Lenin, reproduciremos dos o tres.

El 1° de noviembre de 1917, en una sesión del comitépartidario de Petrogrado, Lenin dijo: �Ni siquiera valela pena mencionarlo. Hace mucho que Trotsky vienediciendo que la unificación [con los mencheviques] esimposible. Trotsky lo comprendió y, desde entonces,no hay mejor bolchevique que Trotsky.�

Durante la Guerra Civil, cuando Trotsky debía tomarpor su cuenta resoluciones de extrema envergadura,Lenin, por propia iniciativa, le entregó una hoja de pa-pel en blanco, con la siguiente inscripción en los últi-mos renglones: �Camaradas, conociendo el carácterestricto de las órdenes del camarada Trotsky, estoy tanconvencido, tan absolutamente convencido de que laorden dada por el camarada Trotsky es correcta, opor-tuna e indispensable para la causa, que la suscribo sinreservas. V. Ulianov/Lenin.�

Si la primera de las dos declaraciones constituyenuna evaluación política clara, la segunda revela el nivelde su confianza moral. Es casi innecesario citar aquílas decenas de ocasiones en que Lenin expresa su ac-titud hacia Trotsky, o reproducir la correspondenciaentre Lenin y Trotsky referida al problema nacional o almonopolio del comercio exterior. Nos limitaremos areproducir la carta que N.K. Krupskaia,79 la compañerade Lenin, dirigió a Trotsky pocos días después de lamuerte de Lenin: �Querido Lev Davidovich, le escribo

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157para contarle que aproximadamente un mes antes desu muerte, cuando leía su libro, Vladimir Iilich se detu-vo en el capítulo en que usted hace la caracterizaciónde Marx y Lenin y me pidió que se lo leyera otra vez;escuchó muy atentamente y luego lo leyó él mismo. Yhay otra cosa que quiero decirle. La actitud de V.I. ha-cia usted, desde el momento en que vino a vernos enLondres después de escapar de Siberia, no cambió hastasu muerte. Le deseo, Lev Davidovich, fuerza y salud, yle abrazo cálidamente. N. Krupskaia.

Los agentes de Stalin habrían sido más prudentes sino hubieran planteado el problema de la confianzamoral. Desde su lecho de enfermo, Lenin instó a Trots-ky a no llegar a un acuerdo con Stalin: �Stalin hará uncompromiso sucio, luego lo engañará�. En su testa-mento, Lenin instó al partido a sacar a Stalin del pues-to de secretario general debido a su deslealtad. Por fin,el último documento que dictó Lenin antes de sufrir susegundo ataque fue la carta a Stalin, donde rompe �to-das las relaciones personales y partidarias� con él.

¿Algo más, señores calumniadores?

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El cretinismo diplomático yparlamentario80

La lucha contra el fascismo en Austria y elcongreso del teatro Pleyel de París

13 de junio de 1933

El marxismo es fuerte porque reconoce la realidad.En boca de un marxista el término �cretinismo parla-mentario� no es un insulto sino la caracterización deun sistema político que emplea frases jurídicas y mo-rales, haciendo de ellas un rito, en lugar de analizar larealidad social. La fuerza del bolchevismo residía enque, siguiendo a Lenin, aplicó el método del análisismaterialista con la mayor honestidad teórica a todoslos problemas de nuestra época, sin permitir que eloptimismo le impidiera decir las cosas como son, sinadmitir ilusiones consoladoras.

Respecto de los problemas fundamentales de la po-lítica revolucionaria -en cuanto a su método-, el stali-nismo es no sólo la negación del leninismo sino su peor

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159caricatura. Lo vemos nuevamente en el caso de Aus-tria. Se diría que la ilegalización del Partido Comunista,que no suscitó la menor protesta de parte de los obre-ros austriacos, debería haber obligado a los organi-zadores de derrotas internacionales de la clase obreraque residen en Moscú a reflexionar sobre los lamenta-bles resultados de su política. Si el Partido ComunistaAustriaco legal, que poseía su propio órgano de pren-sa, resultó incapaz de oponer la menor resistencia a larepresión puramente policíaca del bonapartismoaustriaco, ¿cómo hará para resistir los ataques de lasbandas fascistas? Sin embargo, Pravda de Moscú ca-racteriza la ilegalización de la sección austriaca de laComintern, que se produjo sin que nadie opusiera re-sistencia, como una �victoria� o, en el peor de los ca-sos, como un preludio inmediato a la victoria. �El mo-vimiento antifascista austriaco crece día a día� (!),dicePravda del 28 de mayo. �Pese al sabotaje de los diri-gentes de la socialdemocracia austriaca, en todos lospaíses se realizan amplios preparativos para el congre-so antifascista europeo� [el subrayado es nuestro. LeónTrotsky]. De la misma manera, el movimientoantifascista que �crecía día a día en Alemania� desapa-reció repentinamente el 5 de marzo y nadie sabe dón-de fue a parar. Esta gente, además de no aprendernada, siempre modela su optimismo según el mismopatrón. No son revolucionarios; son curas que repitentalo cual mentira piadosa junto al lecho del moribundo.

Pero veamos precisamente en qué forma se mani-fiesta el movimiento antifascista. Mantuvo silencio antela ilegalización del Partido Comunista austriaco. ¿Porqué? Porque este movimiento, que �crece día a día�, seencontraba muy ocupado en una tarea más importan-

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160te: la preparación del congreso de Barbusse en París.¡Este ejemplo de cretinismo parlamentario tiene queabrirles los ojos hasta a los obreros más atrasados! Eserróneo creer que para el cretinismo parlamentario senecesita un parlamento; basta una tribuna oculta, unforo alejado de la arena de la lucha donde se pronun-cien falsos discursos, se levanten fórmulas estériles yse concreten �alianzas� de un día con periodistas, paci-fistas, iracundos, tenores y barítonos.

Desde luego, es estúpido creer que �en todos lospaíses se realizan amplios preparativos� para la fanto-chada de París. No debe ser muy grande el interés quesiente el proletariado austriaco -aplastado por la des-ocupación, la policía, las bandas fascistas, la traiciónsocialdemócrata y la impotencia del Partido Comunis-ta- por el lirismo de Barbusse, la retórica de Bergery81

y las maniobras mezquinas de Muenzenberg. La situa-ción austriaca apunta, no en diez años ni en cinco sinohoy mismo, al aplastamiento total del proletariado.¿Esperan cambiarla con un mitin internacional en Paris?Al hablar del Congreso de París en tono jactancioso,Pravda revela su verdadero significado; desvía la aten-ción de la realidad hacia la ficción; de la conquista delas masas hacia el juego parlamentario; del choqueentre clases irreconciliables a la colaboración con los�diletantes�; de las calles de Viena hacía un lujoso sa-lón en un elegante barrio de París; de la guerra civilhacia la retórica vacua. En otros términos, de los mé-todos bolcheviques al cretinismo parlamentario.

El diario Rundschau82 que publica la burocracia sta-linista en Basilea, y que parece destinado específi-camente a impedir que los obreros alemanes aprendanlas lecciones pertinentes a la catástrofe, en su numero

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16117 considera el mencionado artículo de Pravda comouna gran revelación. ¡Coraje, proletarios de Austria:Barbusse, aliado con vuestro Renner (véase el diarioLe Monde de Barbusse) os están cuidando! Y, como siquisiera completar el panorama de decadencia políti-ca, la misma edición de Die Rundschau presenta, enprimera plana, un artículo sobre las relaciones actua-les entre Alemania y Austria. Un filisteo �revoluciona-rio� nos dice que �por primera vez� (!) en la historia delas relaciones entre ambos países, �Hitler tomó repre-salias contra Austria para obligar al gobierno a adoptardeterminadas medidas de política interna�. ¡Por prime-ra vez en la historia de las relaciones entre ambos es-tados! El artículo termina con la siguiente frase nota-ble: �Jamás, desde la creación del imperio, fueron tanmalas las relaciones entre Alemania y Austria. Ese esel resultado de la política exterior de Hitler.� Resultaintolerable leer esta filosofía, digna de un Privatdozent(profesor) conservador. La política de Hitler en Austriaobedece a su realismo contrarrevolucionario. Le mue-ve el piso al inestable bonapartismo austríaco y así segana a las masas pequeñoburguesas. Con tozudez yperseverancia, Hitler cambia a su favor la relación defuerzas. No teme deteriorar sus relaciones con Dollfuss.Así se diferencia -y con provecho para sí- de Otto Bauery de... la burocracia stalinista, que no analiza las rela-ciones entre Alemania y Austria desde el punto de vis-ta de la lucha de clases sino desde el punto de vista delcretinismo diplomático.

El entusiasmo que muestra Moscú ante el congresoparisino que ha de remplazar a la lucha de clasesaustriaca, y la indignación que muestra Basilea ante lapolítica de Hitler -quien en su campaña contra las ma-

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162sas austriacas no teme enfrentarse al propio Dollfuss(�no hay animal más fuerte que el gato�, dice el ra-tón)- se complementan como dos formas de cretinismo,el parlamentario y el diplomático. Una parte muy pe-queña puede servir para determinar el todo. En mu-chos casos, un síntoma puede servir para determinarla enfermedad con toda precisión. En base a estos dosartículos, el de Pravda y el de Die Rundschau, se pue-de afirmar: si bien la burocracia centrista dispone demedios suficientes como para alquilar lujosas salas enParís y publicar pesados periódicos en Basilea, el cen-trismo burocrático como corriente revolucionaria hamuerto, se descompone ante nuestra vista y envenenala atmósfera.

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Entrevista concedida al New York WorldTelegram83

13 de junio de 1933

Ya que me piden una opinión sobre la conferenciaeconómica, les diré que no me hago ilusiones en cuan-to a sus resultados. Si algo nos enseñan las innumera-bles conferencias de los últimos años, es que las ver-daderas contradicciones no se pueden resolver mediantelas fórmulas generales que inevitablemente constitu-yen la esencia de tales conferencias. Hay que actuar.

Una acción necesaria debiera ser la normalizaciónde relaciones entre Estados Unidos y la URSS. Si vues-tro nuevo gobierno se lanza por esta senda será unpaso importantísimo, tanto desde el punto de vista dela política internacional como del de la economía.

El pacto de las cuatro potencias no arregla nada. Elverdadero plan de Hitler consiste en buscar el apoyode Italia e Inglaterra para la guerra contra la UniónSoviética. Hay que ser ciego para no verlo.

La normalización de relaciones entre Washington y

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164Moscú seria un golpe mucho más terrible a los planesbélicos de Hitler que todas las conferencias europeasjuntas.

Igual importancia puede atribuirse a la colaboraciónentre Estados Unidos y la Unión Soviética en el LejanoOriente. La conducta actual de Japón de ningún modorevela que esté fuerte. Por el contrario, las medidasaventureristas de Tokio recuerdan la conducta de laburocracia zarista en los primeros años de este siglo.

Pero son justamente estas sangrientas operacionesde las camarillas militares irresponsables las que inexo-rablemente engendran tremendas conmociones mun-diales.

Las relaciones entre Washington y Moscú no deja-rían de afectar a Tokio y, con una política acorde conlas circunstancias, podrían frenar a tiempo el desarro-llo automático del aventurerismo militar japonés.

Desde el punto de vista económico, la normaliza-ción de relaciones entre la URSS y Norteamérica daríaresultados positivos. El amplio plan económico de laUnión Soviética no puede basarse en lo inmediato enla Alemania fascista, con la cual sostiene relacionesque se volverán sumamente inestables.

De esta manera, la colaboración económica entreambas repúblicas, la euroasiática y la norteamericana,la suma de cuyas poblaciones alcanza los trescientosmillones de habitantes, adquiere una importancia muygrande.

La colaboración debería basarse en un plan, contro-lado desde arriba y con un alcance de varios años.

La presencia de un representante de Estados Uni-dos en Moscú daría a Washington la posibilidad de con-vencerse de que, a pesar de las tremendas dificultades

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165transitorias que atraviesa el comercio, la Unión Sovié-tica constituye, quizás, la inversión más segura para elcapital.

Mucho me complacería que hicieran llegar estas sen-cillas observaciones al público norteamericano.

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Las organizaciones socialistas deizquierda y nuestras tareas84

15 de junio de 1933

En todas partes la socialdemocracia atraviesa unasituación de aguda crisis. En una serie de países sesepararon de los partidos socialdemócratas sectores deizquierda más o menos importantes. Este proceso esproducto de toda la situación. Si todavía no adquiriógran desarrollo, se debe a los errores de la burocraciastalinista, que frena la diferenciación en las filas refor-mistas y cierra las puertas del comunismo a los secto-res revolucionarios. El surgimiento de partidos socia-listas independientes y organizaciones autónomas esun voto de directa y merecida desconfianza dirigidocontra la Comintern.

La burocracia stalinista califica a las organizacionessocialistas independientes como �social-fascistas deizquierda�, las más peligrosas de todas las organi-zaciones. Esa fue su actitud en el caso especifico delSAP. Cuando nadie lo esperaba, después del 5 de mar-

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167zo, la Comintern realizó una reunión extremadamenteamable con los �social-fascistas de izquierda� británi-cos, representados por el Partido Laborista Indepen-diente. Así reveló una vez más su incomprensión delproceso de descomposición de la socialdemocracia, quedesgraciadamente coincide con su propia descomposi-ción.

La Oposición de Izquierda Internacional tiene unanueva tarea por delante: acelerar el proceso de evolu-ción de las organizaciones socialistas de izquierda ha-cia el comunismo; para ello debe introducir en ese pro-ceso sus ideas y su experiencia. No hay tiempo queperder. Si las organizaciones socialistas independien-tes permanecen un largo período en su estado amorfoactual, se desintegrarán. Las tareas políticas de nues-tra época son tan apremiantes, la presión de las clasesenemigas es tan poderosa -a ello hay que agregar lasintrigas de la burocracia reformista y de la stalinista -que sólo un poderoso vínculo ideológico sobre basesmarxistas firmes puede proporcionarle a la organiza-ción revolucionaria la capacidad de defenderse de lascorrientes hostiles y de conducir a la vanguardia prole-taria a una nueva situación revolucionaria.

Esta situación, por las oportunidades que brinda, leplantea nuevas tareas a la Oposición de Izquierda. Hastaahora hemos captado militantes principalmente en basea la selección individual. En la medida en que la buro-cracia centrista conservadora impedía que nuestrasideas ejercieran una influencia directa e inmediata so-bre los partidos comunistas, esta etapa fue absoluta-mente inevitable. Sería un error pensar que ya hemosextraído todo lo posible de los partidos oficiales. Por elcontrario, el reclutamiento de grupos y organizaciones

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168locales para la Oposición de Izquierda aun nos aguar-da. Pero nuestra influencia sobre las organizacionesobreras de masas no puede lograrse por medio de unorden preconcebido. Con mirada vigilante debemosseguir los procesos vivos de todas las organizacionesobreras para, en el momento oportuno, concentrar nues-tra atención en el campo que prometa mayores éxitos.

Las organizaciones socialistas independientes y lasfracciones oposicionistas de izquierda al interior de lasocialdemocracia son organizaciones abiertamente cen-tristas o conservan dentro de sus filas fuertes tenden-cias centristas, o remanentes de ellas. Su aspecto po-sitivo es que bajo la presión de los golpes históricosque han recibido se desarrollan en dirección revolu-cionaria. El acercamiento a estas organizaciones sobreuna base clara de principios significará para nosotrosun nuevo capítulo del desarrollo de la Oposición de Iz-quierda, y por lo tanto del reanimamiento del mar-xismo revolucionario en el movimiento obrero mun-dial. Una gran organización revolucionaria internacio-nal inspirada en las ideas de la Oposición Internacio-nal, se convertiría en el centro de atracción de los ele-mentos proletarios de los partidos comunistas oficia-les.

Hay que tener en cuenta que si damos este pasohasta el final, se abrirán las posibilidades para crearnuevos partidos comunistas. En lo que concierne a Ale-mania el problema ya está resuelto -no por nosotrossino por los acontecimientos de marzo - de una formatotal y definitiva. Al respecto, las diferencias que exis-tían en nuestras filas, particularmente con los camara-das alemanes, han desaparecido por completo o hansido reducidas a un plano secundario. Todo lo que ha

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169hecho la burocracia después del 5 de marzo -publica-ción de artículos en la prensa stalinista, la resolucióndel presidium del Comité Ejecutivo de la Cominternemitida el primero de abril, el curso del Partido Comu-nista Alemán tal como se caracterizó en el congresoantifascista de París- confirma plenamente el pronós-tico que anunciaba la desintegración inevitable del Par-tido Comunista Alemán. Lo que acabamos de decir seaplica también a Austria, país donde el PC desapareciódel panorama, por orden de la policía, sin ofrecer lamenor resistencia. �El partido más antiguo de la Inter-nacional Comunista�, que salió de la escenaignominiosamente, no volverá a revivir. Sobra decir queestos hechos empeoran las perspectivas de la CominternEsta ominosa perspectiva de eliminación total de losviejos partidos comunistas debe convertirse en un mediopara abrir más aun los ojos de los mejores elementosde los partidos comunistas. Al mismo tiempo, las sec-ciones de la Oposición de Izquierda tienen que mostrarmayor iniciativa en el trabajo no sólo dentro de lospartidos oficiales sino en el conjunto del movimientoobrero.

Jamás se cumplió la transición de una etapa de lu-cha a otra más elevada sin roces internos. Algunos ca-maradas, que sienten nostalgias por las organizacionesde masas, se muestran deseosos de recoger frutos to-davía inmaduros. Otros, preocupados por la pureza delos principios de la Oposición de Izquierda, desconfíande todo intento de acercarse a las grandes organiza-ciones de masas. �Nada bueno puede venir de Nazaret.�¿Cómo nos vamos a acercar a organizaciones lideradaspor elementos centristas? Estamos dispuestos, dicen,a unirnos a los obreros de base, pero no vemos qué

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170sentido tiene acercarnos a los dirigentes centristas,etcétera. Ese planteo puramente formal del problemaes erróneo. Estos camaradas están muy presionadospor el sectarismo propagandista.

Las nueve décimas partes de los elementos que captoinicialmente la Tercera internacional eran elementoscentristas que evolucionaban hacia la izquierda. No sóloindividuos y grupos sino también partidos con sus vie-jas direcciones o parte de las mismas se ubicaron bajola bandera del bolchevismo. Era inevitable que así su-cediera. Su evolución posterior iba a depender de lapolítica de la Comintern, de su régimen interno, etcé-tera. Actualmente, en el movimiento obrero, si se ex-cluyen a las organizaciones fascistas, nacionalistas yreligiosas, se observa un predominio de las organiza-ciones reformistas y centristas; entre estas últimasincluimos, con toda razón, a la Comintern oficial. Esobvio que el renacimiento del movimiento obrero revo-lucionario se producirá a costa del centrismo. Nueva-mente, no sólo individuos y grupos sino también orga-nizaciones enteras se ubicarán bajo la bandera comu-nista. El proceso posterior de reeducación dependeráde la política general, del régimen interno y, por últi-mo, de la marcha de los acontecimientos históricos.

Muchas veces hemos hablado en nuestros artículossobre el carácter heterogéneo del centrismo; comprendea todos los matices de transición entre el reformismo yel marxismo o -que no es lo mismo- entre el marxismoy el reformismo. Es imposible comprender al movimien-to centrista únicamente a través de sus declaracionesy documentos actuales. Debemos estudiar la historiade su desarrollo y vigilar la dirección de su evolución.

El centrismo de la fracción stalinista se caracteriza

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171por una política de zigzags convulsivos o de estanca-miento, y es la organización centrista más conservadorade la historia del movimiento obrero. La razón resideen que esta vez el centrismo dispone de una poderosabase social en la burocracia soviética; los aparatos delos partidos occidentales son simples apéndices. Mien-tras que en la URSS la burguesía stalinista se ve obli-gada a defender al estado obrero contra la burguesíapara salvaguardar sus propios intereses específicos, enOccidente se ha convertido en un instrumento de des-organización y debilitamiento de la vanguardia prole-taria. Si no fuera por su dependencia servil de la buro-cracia soviética, los partidos oficiales de Occidente yahabrían encontrado la forma de acercarse al caminocorrecto o se habrían desmoronado, cediendo su lugara organizaciones más sanas.

Hoy en día, los partidos oficiales sobreviven exclu-sivamente debido a la fe en la URSS y en su dirección.Muchos comunistas honestos sienten un temor reli-gioso a la crítica y a los argumentos nuevos, temor quelos aparta del riesgo y de perder la �fe� en el liderazgode la URSS. Eso y sólo eso puede explicar el hecho deque personas maduras, muchas de ellas revoluciona-rios cabales hayan apoyado durante años una políticatan monstruosa que constituye una burla al marxismo,a los obreros avanzados y al pensamiento humano. Losque se libran del fetiche de la burocracia soviética ge-neralmente caen en la indiferencia. Es sabido que enlos últimos años los partidos comunistas perdieron másmilitantes que los que ganó la Oposición de Izquierda.

El centrismo de origen socialdemócrata se caracterizapor su evolución de derecha a izquierda, en medio deuna situación que dificulta el mantenimiento de posi-

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172ciones ambiguas. A los militantes de la mayoría de lasorganizaciones socialistas independientes les falta esaimpronta revolucionaria que en mayor o menor medi-da atraía a los militantes hacia los partidos comunistas.Por otra parte, los socialistas independientes, no co-rrompidos por el fetichismo de la burocracia soviética,libres de todo conservadurismo, pasan por una crisisinterna, buscan responder honestamente a los proble-mas planteados por nuestra época, evolucionan haciael comunismo. Todo indica que son mucho máspermeables que los stalinistas a las ideas del bolche-vismo auténtico.

Tal es la extraña combinación de circunstancias his-tóricas, en cierta manera �imprevista�, que les abre alos bolcheviques leninistas nuevas oportunidades deactividad y progreso. Debemos utilizarlas hasta el fin.

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La política del Partido en el terreno delarte y la filosofía85

16 de junio de 1933

En respuesta a los camaradas norteamericanosMartin Glee, Harry Ross y M. Martin

Estimados camaradas:La carta de ustedes plantea problemas muy impor-

tantes que, en mi opinión, no admiten soluciones ge-nerales y categóricas, válidas para todas las situaciones.Nosotros, como organización, nos apoyamos no sóloen ideas políticas específicas sino también en determi-nados métodos filosóficos y científicos. Nos basamosen el materialismo dialéctico, cuyas conclusiones afec-tan tanto a la política y a la ciencia como al arte. Sinembargo, nuestra actitud hacia cada una de estas con-clusiones es distinta. En virtud de la naturaleza propiadel arte, de ninguna manera podemos ejercer el mis-mo control riguroso sobre éste que sobre la política. Elpartido está obligado a permitir una gran libertad en elterreno del arte, a eliminar en forma implacable única-

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174mente aquello que va dirigido contra las tareas revolu-cionarias del proletariado; por otra parte, el partido nopuede responsabilizarse directamente por los distintospuntos de vista de sus militantes acerca del arte, auncuando les proporcione su tribuna. La observancia deestas dos reglas -otorgar la libertad que necesita lacreación individual y la no transmisión de la responsa-bilidad de la misma al partido- es más obligatoria enlos casos en que no se trata de teóricos del arte sino deartistas, pintores, hombres de letras, etcétera. Ade-más, el partido tiene que distinguir claramente el mo-mento en que la generalización artística se convierteen política. No obstante, sin hacer la menor concesiónen cuanto a los principios, el partido debe, en el casode los artistas, limitarse a rectificar, con firmeza perocon tacto, todas las conclusiones políticas erróneas quesurjan de sus posiciones artísticas. Marx expresó estaidea en una frase jocosa sobre Freiligrath:86 �Los poe-tas son peces raros� (Die Dichter sind sonderbareKauze). Lenin encuadraba su actitud hacia el teórico ypolítico profesional Bogdanov y hacia el artista Gorki87

según criterios distintos, a pesar de que Bogdanov yGorki mantuvieron una estrecha vinculación políticadurante cierto tiempo. En cuanto a Gorki, Lenin opina-ba que su actividad artística y su popularidad podíantraerle a la causa revolucionaria beneficios mucho ma-yores que los daños que podían producir sus declara-ciones y acciones erróneas, las que, por otra parte, elpartido siempre podía corregir con tacto y oportuna-mente.

Desde este punto de vista, la actividad filosófica seencuentra en un nivel intermedio entre el arte y lapolítica, más cercano a ésta que a aquél. En el terreno

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175de la filosofía el partido tiene una posición combativa;no así -al menos no en la misma medida- en el delarte. El argumento de que la �dogmatización� y �ca-nonización� del materialismo dialéctico en el partidoimpiden el libre desarrollo del pensamiento filosófico ycientífico no es digno de atención. Ninguna fábrica puedeproducir si no se basa en una doctrina tecnológica de-finida. Ningún hospital puede tratar a sus pacientes silos médicos no se basan en las enseñanzas de la pato-logía. Seria una locura permitir que elementos diletantesexperimenten arbitrariamente en la fábrica o en el hos-pital, so pretexto de que se autotitulan �innovadores�.Los innovadores deben ganarse el derecho a influir so-bre la tecnología y la medicina. El partido tiene quevigilar atentamente a los �innovadores� que sólo des-entierran viejas recetas críticas o cuyas investigacio-nes todavía no han producido ningún resultado con-creto. Pero ello de ninguna manera significa que el par-tido puede actuar en el terreno de la filosofía como sitodos los problemas ya estuvieran resueltos, y que nadapuede esperar de la evolución del pensamiento cientí-fico. No es fácil elaborar una línea política justa en esteterreno, sólo se lo puede lograr con la experiencia ycon una dirección flexible. Ocurre lo mismo que con elfuego de artillería: el objetivo sólo se alcanza despuésde varios tiros, algunos de los cuales no llegan y otroslo sobrepasan. Es necesario plantear la pregunta: ¿cómose reflejan las ideas filosóficas de una persona o de ungrupo en el terreno de la política y la organización?,que es de gran importancia para que el partido puedaformular una justa política de control. Así, Lenin com-batió implacablemente a Gorki en 1917, cuando todoestaba subordinado a las necesidades de la revolución.

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176Por otra parte, debe considerarse una gran vergüenzaque la burocracia stalinista transforme a Barbusse denovelista en una figura política de relieve, justamentea pesar de que en política Barbusse marcha del brazocon Renner, Vandervelde, Monnet y Paul Louis.88 Mu-cho me temo no haber dado una respuesta satisfacto-ria a todos los interrogantes planteados. Pero esperoque haya quedado claro que no puedo darla por faltade conocimiento concreto de la situación y de las cir-cunstancias de tipo personal. De todas maneras, qui-zás estas breves líneas sirvan, al menos parcialmente,para ayudarles a elaborar una política correcta en eseaspecto tan difícil e importante.

Con saludos comunistas,

L. Trotsky

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Sobre las dificultades de nuestrotrabajo89

Carta a un camarada austriaco

17de junio de 1933

Estimado camarada:Usted se queja de que el trabajo de la Oposición

austriaca avanza muy poco y acierta cuando observaque una de las razones para ello es la falta de un traba-jo sistemático -la ausencia de una buena organización-esto es, la ausencia de una disposición a adelantar lascosas. A modo de ejemplo, usted cita la asistencia irre-gular, la inadmisible impuntualidad, etcétera. Al res-pecto estoy totalmente de acuerdo con usted, ya quepienso que no existe nada peor para una empresa se-ria que el diletantismo y el desorden, máxime cuandose trata de una empresa revolucionaria.

En Austria, la situación no es muy afortunada. Porrazones que no es del caso analizar aquí, la socialdemo-cracia austriaca arrastra a la mayoría del proletariado.

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178El Partido Comunista no ha jugado un rol independienteen la lucha de clases, limitándose a ser la oposición delaustro-marxismo. Pero una oposición que se fundamen-ta en una base teórica falsa, está condenada a desapa-recer. El Partido Comunista agrupó a su alrededor a nopocos elementos de la bohemia vienesa y se contami-nó en gran medida de la moral de los mismos.

La Oposición austriaca ha tomado demasiadas co-sas del partido oficial. La lucha prolongada de dos ca-marillas de oposición -muy similares entre sí y en mu-chos aspectos sólo caricaturas del Partido Comunista-no sirvió más que para alejar de la Oposición de Iz-quierda a los obreros serios. Sólo el ingreso de obrerosindustriales puede dar estabilidad a la Oposición y pro-porcionarle la necesaria disciplina de trabajo sis-temático.

El Partido Comunista Austriaco no pasó a la clan-destinidad; desapareció para siempre de la escena po-lítica; no resucitará. En un futuro próximo la propiasocialdemocracia estará desmoralizada. Si la Oposiciónde Izquierda quiere cumplir su tarea histórica tendráque encontrar la forma de acercarse a los jóvenes so-cialdemócratas.

Algunos sabihondos mantienen una actitud despec-tiva hacia la oposición socialdemócrata; después detodo, son unos pocos individuos, pequeños funcionariosdesplazados, arribistas descontentos, etcétera. ¡ Esaspalabras son dignas de la dirección de la socialdemo-cracia austriaca! Es cierto que los representantes de laoposición son pocos, débiles y generalmente faltos decarácter. No obstante, dada la situación, tienen unagran importancia sintomática. Ellos revelan, de mane-ra distorsionada y debilitada, las preocupaciones de los

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179mejores obreros austriacos. ¿Cómo piensan llegar a esosobreros los que tratan despectivamente a la nueva opo-sición? De todas maneras, la Oposición de Izquierdano tiene otro camino que romper bruscamente con latradición bohemia de las células que entraron en unproceso de descomposición y concentrar toda su aten-ción en las fábricas.

En Austria la tarea no será fácil en el próximo perio-do. Los obreros fueron engañados demasiado cruelmen-te por la socialdemocracia; el Partido Comunista se hadesprestigiado; la lucha entre los distintos grupos deoposición sólo les provoca repugnancia; no es de ex-trañar que no estén dispuestos a confiar de antemanoen la Oposición de Izquierda. Hay que ganarse su con-fianza en el trabajo cotidiano, sistemático y persisten-te. En el curso de esta tarea se producirá una selecciónen el grupo que tome la iniciativa. Los escépticos ydiletantes no tardarán en quedar rezagados y desistir¡tanto mejor! Los revolucionarios serios atraerán a losjóvenes obreros y junto con ellos fundarán una verda-dera organización proletaria capaz de distribuir sus fuer-zas, aprovechar el tiempo y trabajar sistemáticamen-te. No existe otro camino.

Le deseo éxito, de todo corazón

L. Trotsky

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Una rectificación90

18 de junio de 1933

L�Humanité en su edición del 18 de junio publicó uncomunicado enviado de Moscú con el título Una manio-bra del aventurero Trotsky ¿Cuál maniobra? Como loslectores fueron abandonados en la oscuridad me per-mito dar algunas explicaciones.

1. Haciendo honor a sus métodos, los señores edi-tores de L�Humanité falsificaron el despacho de Moscú.El mismo apareció en Le Temps,91 cuyas excelentesrelaciones con Litvinov ya son bien conocidas. Perosegún Le Temps, se dice sencillamente que la supues-ta �declaración del señor Trotsky no corresponde conla realidad.� L�Humanité le añade el siguiente comen-tario: �...y está evidentemente inspirado por el deseodel aventurero de desviar al lector.�

2. Pero, ¿de qué declaración de Trotsky están ha-blando? No lo dicen. Se supone que fue una decla-ración hecha a algunos periodistas turcos y reproduci-da por Die Vossische Zeitung, antiguo periódico liberal

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181que se volvió hitlerista. Sin embargo, hay otras afir-maciones del camarada Trotsky que los señores edito-res de L�Humanité no pueden ignorar: las que hizo paraun periodista francés y que se reproducen en Paris-Soir en su edición del 15 de junio. ¿Qué decía estaentrevista?

�Algunos periódicos afirman que recientemente us-ted ha sido visitado por agentes enviados de Moscúcon el fin de pedirle su retorno a Rusia.� Y Trotsky re-plicó: �Eso no es cierto, pero conozco la fuente de esetipo de noticias. Es un artículo mío que apareció en laprensa norteamericana hace dos meses. Yo habría di-cho, entre otras cosas, que dada la actual situación enRusia, estaría dispuesto a servir nuevamente al país sícualquier peligro lo acechase.�

Es muy claro. Pero, ¿por qué la agencia TASS sesintió obligada, dos días después de la aparición deesta entrevista, a publicar una versión falsa de unadeclaración que nunca había sido hecha? Quizá unaexplicación plausible para este interrogante se podríaencontrar mirando las dificultades que acosaron a Staliny que provenían de sus propios seguidores.

3. Hace aproximadamente un mes, numerosos pe-riódicos tejieron nuevas fantasías en torno a una �re-conciliación entre Stalin y Trotsky�. Tales noticias fue-ron publicadas por toda la prensa francesa. Sin embar-go, durante todo este tiempo, los señores directoresde L�Humanité no dijeron palabra alguna al respecto.La cobardía y el servilismo de esta camarilla trascien-den todo comentario.

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Zinoviev y el régimen partidario92

6 de julio de 1933

Zinoviev, que durante algunos años se opuso, abier-tamente o a medias, a la burocracia stalinista, recono-ció por fin, después de una breve temporada en el exi-lio, que el régimen partidario de Stalin es el mejor detodos. Es muy esclarecedor recordar lo que dijo Zinovievacerca del régimen del Partido Comunista de la UniónSoviética unas pocas semanas antes del DecimoquintoCongreso del partido. Debido a la falta de espacio nopodemos reproducir íntegramente el extenso documen-to que dirigió a todas las instituciones dirigentes delpartido: el Comité Central, la Comisión de Control Cen-tral y el Comité Ejecutivo de la Internacional Comunis-ta. El mismo trae una gran cantidad de datos sobre losmétodos de represión partidaria y desmoralización bu-rocrática. Aunque sólo podemos publicar algunos delos párrafos más esenciales, esperamos que resultensuficientes para echar luz sobre la situación imperanteen el PCUS, así como para explicar el carácter del arre-pentimiento de Zinoviev.

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Japón se encamina al desastre93

12 de julio de 1933

1. El mito de la invencibilidadLas clases dominantes del Japón se encuentran en

una situación tal que indudablemente los éxitos se leshan subido a la cabeza. Encontraron la forma de supe-rar dificultades internas sin precedentes a través deuna política exterior de conquistas y de amenazas outilización de la fuerza. Han triunfado en todas partes.Con todo el cinismo del caso han violado los tratadosinternacionales y con el pretexto de fundar un estadoindependiente anexaron a un país enorme [Manchuria].La Liga de las Naciones elabora incontables informesque no sirven para nada. Norteamérica guarda un silen-cio cauteloso. La Unión Soviética vira hacia una políti-ca de concesiones. Verdaderamente, parece que el Ja-pón fuese invencible y sus amos estuviesen destina-dos a dominar no sólo al continente asiático sino tam-bién al mundo entero. Pero, ¿es realmente así?

Hace menos de cuatro décadas la pequeña nacióninsular derrotó al gigante chino tanto por tierra como

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184por mar. El mundo entero quedó atónito. Catorce díasdespués de la firma del Tratado de Shimonoseki,94 elfamoso geógrafo alemán Richthofen afirmó que el Ja-pón había alcanzado la �igualdad� y se había elevado alrango de una gran potencia. Diez años más tarde ocu-rrió un milagro aún mayor: el Japón derrotó rotunda-mente a la Rusia zarista. No muchos previeron tal des-enlace. Entre los pocos que lo hicieron estaban los re-volucionarios rusos. Pero, en aquellos tiempos, ¿a quiénpodía interesar lo que ellos dijeran? El prestigio delimperio fue elevándose en proporción a sus sorpren-dentes victorias sobre dos países vecinos cuya pobla-ción conjunta era diez veces mayor a la suya.

La participación japonesa en la guerra mundial seredujo a las grandiosas operaciones policiales que seadelantaron en el Lejano Oriente y especialmente enel Mediterráneo. Pero su presencia misma en el bandovictorioso, y el rico botín conquistado, contribuyeron aaumentar aun más el sentimiento de orgullo nacionaldentro de las clases dominantes japonesas. Los �vein-tiún mandamientos� impuestos en China a comienzosde la guerra -después de que el Japón había roto lostratados humillantes- mostraron ante el mundo la vo-racidad del imperialismo japonés.

El memorándum del general Tanaka95 escrito en1927, exponía un programa elaborado en el que lasambiciones nacionales alcanzaban la máxima expre-sión de megalomanía. ¡Documento asombroso! Lasdesmentidas oficiales no debilitan un ápice su poderde convicción, es imposible fraguar esa clase de docu-mentos. Y, de todas maneras, la política exterior japo-nesa de los últimos dos años es una prueba irrefutablede la autenticidad del documento.

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185La conquista de Manchuria fue realizada por fuerzas

relativamente insignificantes: cuatro o cinco divisio-nes, que sumaban escasamente cincuenta mil efecti-vos, con apoyo aéreo y bombarderos, se concentraronrápidamente en Manchuria. La intervención se pareciómás a un operativo de instrucción militar que a unaguerra. ¡Tanto más grande el �honor� del estado mayorde Tokio!

No obstante, la invencibilidad militar de Japón es unmito piadoso que, aunque hasta el momento ha rendi-do grandes ganancias, en última instancia se estrella-rá inexorablemente contra la realidad. Hasta ahora Ja-pón no tuvo oportunidad de medir sus fuerzas con lasde las naciones avanzadas. Sus éxitos, por brillantesque sean, derivan de la superioridad del atraso frenteal gran atraso. El principio de la relatividad es tan vali-do en el terreno militar como en cualquier otro. Hubouna época en que el imperio de los zares parecía ir deconquista en conquista; el remoto principado deMoscovia se transformó en uno de los estados máspoderosos del mundo, que se extendía sobre dos con-tinentes, desde el Atlántico hasta el Pacífico. Todos losmanuales escolares calificaban de invencibles a los ejér-citos del zar. Empero, la verdad es que la vieja Rusia,basada en un campesinado semiservil, sólo obtuvo vic-torias reales y duraderas en la lucha contra las tribussemibárbaras del Asía Central y del Cáucaso y contraestados en descomposición interna, como la Poloniagobernada por la szlachta (nobleza feudal) o la Turquíade los sultanes. En general, a partir de la RevoluciónFrancesa, el ejército zarista fue la personificación deldesmoronamiento y la impotencia. Es cierto que entre1907 y 1914 se reformó y fortaleció el ejército y la

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186marina, con ayuda de las dumas patrióticas. Pero laprueba de la guerra mundial trajo consigo la amargadesilusión: el ejército ruso obtuvo victorias técnicasmientras tuvo que enfrentarse con las fuerzas centrí-fugas del imperio austro-húngaro; en la escala másamplia de la guerra en su conjunto, el ejército mostrónuevamente su ineptitud.

Los coeficientes que indican la fuerza relativa de losejércitos deben determinarse en cada caso particular;no se puede tomar como base las supuestas cualidadesinmutables de �la raza� sino la combinación de ciertosfactores sociales e históricos: los recursos naturalesdel país, el nivel de su desarrollo económico, las rela-ciones entre las clases y las cualidades del propio ejér-cito: el material humano que conforma sus efectivos,el cuerpo de oficiales, sus armas y pertrechos, el cuer-po de mando. Expresando este concepto en el lengua-je de las cifras -sólo para ilustrar la idea porque, desdeluego, las cifras no pretenden ser precisas - podemosdecir que, en cuanto a capacidad de combate, la rela-ción entre el ejército ruso de 1914 y el ejército ruso de1907 era por lo menos de tres a uno. No obstante locual, su relación con el ejército alemán era aproxima-damente de uno a tres. Asimismo, así como a princi-pios de siglo el ejército japonés era dos o tres vecesmejor que el ejército zarista, ello no impide que seainferior, en la misma proporción, a las fuerzas armadasde los países adelantados.

Es innegable que, desde la época de la guerra conRusia, el Japón ha progresado económica y cultu-ralmente lo suficiente como para que su armamentoesté a tono con el nivel alcanzado por la tecnologíamundial. Sin embargo, este criterio aislado es suma-

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187mente engañoso. La verdadera capacidad militar de unejército no reside en las armas exhibidas en los desfi-les o amontonadas en los arsenales sino en las queestán implícitas en el poderío productivo de la indus-tria del país. La industria japonesa vivió una expansiónextraordinaria durante la guerra y luego retrocediódrásticamente en las crisis de posguerra. El militaris-mo Japonés quiere vivir de las ilusiones engendradaspor el boom de la guerra, ignorando el disloque de laeconomía y devorándose la mitad del presupuesto na-cional. Las relaciones entre el militarismo japonés y laeconomía nacional por un lado y entre la industria delJapón y la de sus enemigos potenciales por el otro nosdan índices de excepcional importancia, si no absoluta-mente decisivos, para analizar las perspectivas queenfrentan los distintos bandos en una guerra futura. Ypara el Japón dichos índices son sumamente desfa-vorables.

De acuerdo al memorándum del general Tanaka-ytambién según la lógica de la situación - el imperio delMikado tiene previstas dos guerras: una contra la URSSy otra contra Estados Unidos.

El escenario de aquélla sería el más grande de loscontinentes; el de ésta, el más ancho de los océanos.Ambas guerras suponen operaciones sobre vastas ex-tensiones de tierra que abarcarían, por consiguiente,lapsos considerables de tiempo. Pero cuanto más pro-longada sea la guerra, mayores serán las ventajas deun pueblo armado sobre un ejército destacado, de laindustria en su conjunto sobre las fábricas de muni-ciones, de la realidad cultural y económica sobre lasmaniobras estratégicas.

El ingreso nacional per cápita del Japón es de sólo

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188175 yen, varias veces menor que el de los países euro-peos, y ni hablar del norteamericano; es, por lo me-nos, un tercio más bajo que el de la URSS. La industriajaponesa es fundamentalmente una industria ligera,esto es, atrasada. Los obreros textiles constituyen el51 por ciento del total, mientras que los metalúrgicosy los constructores de maquinaria apenas ascienden al19 por ciento. Estados Unidos consume 1413 kilogra-mos de acero por persona; los países de Europa occi-dental, 612; la Unión Soviética, más de 192; Japón,menos de 165. Y la guerra moderna se libra con meta-les. Admitamos que Manchuria le abre grandes pers-pectivas a la industria japonesa. Pero las grandes pers-pectivas requieren grandes inversiones de capital y detiempo. Y aquí hablamos en términos de lo que existey de lo que no puede alterarse profundamente en po-cos años.

Además, los combatientes son hombres, no máqui-nas. Todo demuestra que a Japón no le va mejor en elterreno de los recursos humanos que en el de los obje-tos inanimados.

El ejército japonés, construido en base al viejo mo-delo prusiano, contiene, exagerados, todos los viciosdel ejército Hohenzollern y ninguna de sus virtudes. Elmismo Bismarck dijo una vez que se puede copiar losreglamentos prusianos pero no se puede falsificar unteniente prusiano. Más difícil todavía es falsificar unsoldado prusiano.

Además, el militarismo también debe pagar por elnivel de vida extremadamente bajo de las masas popu-lares. Japón es la tierra de la tuberculosis y toda clasede enfermedades derivadas de la desnutrición. La tasade mortalidad es la más alta de los países avanzados y

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189aumenta año tras año. La guerra moderna exige algomás que estar dispuesto a morir en manada; requiere,antes que nada, resistencia individual, habilidad física,nervios de acero. Las cualidades que permitieron a Ja-pón vencer a los chinos y a los rusos son las virtudesdel viejo Japón: una organización centralizada y mo-derna que transformó la sumisión feudal en disciplinamilitar. El ejército japonés carece de cualidades comola iniciativa, la inventiva y la capacidad de tomar deci-siones propias, y no tiene dónde buscarlas. El régimenmilitar feudal jamás podía fomentar el desarrollo de lapersonalidad. Ni la aldea oprimida y empobrecida ni laindustria japonesa, principalmente la textil, en la quepredomina el trabajo femenino e infantil, pueden pro-porcionar soldados capacitados para ponerse a tono conla tecnología moderna. Una gran guerra mostrará laveracidad de esta afirmación.

Este ensayo de ninguna manera quiere sugerir quela guerra con Japón seria cosa fácil o que no es aconse-jable negociar con este país. Consideramos que la po-lítica extremadamente pacífica -a veces aparentemen-te demasiado conciliatoria- del gobierno soviético ha-cia Japón es esencialmente correcta. Pero que hayaguerra o paz no depende, por naturaleza, de un solobando sino de dos. Tanto la política que tiende a bus-car la paz como la política beligerante deben basarseen una apreciación realista de la relación de fuerzas. Yen ese sentido, la idea hipnótica de la supuestainvencibilidad de Japón ya pasó a ser un factor muyimportante en las relaciones internacionales. Del mis-mo modo, a principios del siglo XX el exceso de con-fianza de la camarilla petersburguesa llevó a un en-frentamiento militar. El estado de ánimo de la cúpula

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190gobernante japonesa recuerda el estado de ánimo queimperaba en la burocracia zarista en vísperas de laguerra ruso-japonesa.

2. Guerra y revoluciónLa era de la transformación japonesa, que se inició

en 1868 -poco después de la época de las transfor-maciones en Rusia y de la Guerra Civil de Estados Uni-dos- refleja el instinto de supervivencia de las clasesdominantes; no fue, como dicen algunos autores, una�revolución burguesa�, sino el intento burocrático desobornar a esa revolución.

Rusia, cuyo desarrollo fue tardío, y que recorrió elmismo camino histórico que Occidente en un lapsomucho más breve, necesitó tres siglos para pasar de laliquidación del aislamiento feudal bajo Iván el Terrible,pasando por la occidentalización bajo Pedro el Grande,hasta las primeras reformas liberales de Alejandro ll.96

La llamada Restauración de Meiji, incorporó, en un parde décadas, los rasgos fundamentales de esas tres gran-des eras del desarrollo ruso. Tratándose de una mar-cha tan forzada, el desarrollo cultural no podía ser ho-mogéneo en todos los terrenos. Al mismo tiempo queaplicaba la tecnología moderna -sobre todo militar-paraobtener resultados prácticos a toda carrera, ideológi-camente Japón permanecía sumergido en la Edad Me-dia. Esa combinación apresurada de Edison con Confucioha dejado su marca en toda la cultura japonesa.

La tan trillada aseveración de que los japoneses, �pornaturaleza�, son capaces de imitar pero no de crear nisiquiera merece refutarse. Toda nación en vías de de-sarrollo, como todo joven artesano, escritor o artista,empieza su carrera imitando, que es una forma de

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191aprender. Sin embargo es cierto que, al menos por elmomento, todas las esferas de la vida intelectual japo-nesa se caracterizan por cierto empirismo imitativo. Lafuerza de sus estadistas reside en su realismo cínico,combinado con una formidable incapacidad de genera-lización. Pero aquí reside, también, su debilidad, notienen la menor idea de las leyes que gobiernan el de-sarrollo de las naciones modernas, incluida la suya. Eldocumento programático de Tanaka es asombroso porla combinación de una perspicaz penetración en losaspectos empíricos del problema con la ceguera res-pecto de la perspectiva histórica. Tanaka toma comobase de su �programa sagrado� de conquistas al �tes-tamento� imaginario del emperador Meiji, y luego ex-pone el desarrollo futuro de la humanidad como unaespiral creciente de anexiones japonesas. Con los mis-mos objetivos, el general Araki97 utiliza los principiosmorales del sintoísmo, la religión del Mikado. Si perso-nas de semejante catadura intelectual son capaces endeterminadas circunstancias, de obtener éxitos formi-dables, no serán menos capaces de hundir a su país enun desastre de magnas proporciones.

Ningún estado moderno llegó a su forma actual sinhaber pasado por una revolución o una serie de ellas.En cambio, el Japón contemporáneo no pasó por unareforma religiosa, ni por una era de iluminismo, ni poruna revolución burguesa, ni por una verdadera escuelademocrática. La dictadura militar fue, en cierta medi-da, beneficiosa para el joven capitalismo japonés algarantizar la unidad en política exterior y una disci-plina implacable en el interior. Pero ahora, la existen-cia de poderosos rasgos feudales se ha convertido enun freno terrible para el desarrollo del país.

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192La servidumbre feudal del campesinado no sólo se

mantiene intacta; la presión del mercado y el tesoroestatal la han incrementado en forma monstruosa. Loscampesinos arrendatarios pagan a los terratenientesalrededor de 750 millones de yen por año. Para com-prender el significado de esta suma basta recordar queel campesinado ruso, que supera numéricamente aljaponés en un 250 por ciento, pagaba a los terratenien-tes menos de medio millón de rublos, y ese tributo fuesuficiente para irritar al mujik hasta el punto de lle-varlo a realizar una revolución agraria de inmensa en-vergadura.

Los usos de la servidumbre agraria se han exten-dido a la industria: jornada laboral de once o doce ho-ras, barracas que sirven de vivienda a los obreros, sa-larios miserables y dependencia servil del obrero res-pecto de su patrón. A pesar de la energía eléctrica y elavión, las relaciones sociales están impregnadas deespíritu medieval. Tengamos en cuenta que en el Ja-pón contemporáneo subsiste la casta de los parias.

En virtud de las circunstancias históricas, la bur-guesía japonesa entró en la etapa de expansión agre-siva sin haber roto con la servidumbre medieval. Estees el origen del mayor peligro que acecha al Japón; laestructura militarista está erigida sobre un volcán so-cial. En la caída del zarismo -fenómeno que los aseso-res del Mikado deberían estudiar con todo cuidado- lasnacionalidades oprimidas, que constituían el cincuentay tres por ciento de la población del viejo imperio ruso,desempeñaron un papel de gran importancia. La ho-mogeneidad de la madre patria seria una gran ventajapara Japón si su industria y su ejército no dependierande Formosa, Corea y Manchuria. Sumando la población

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193de Manchuria, hay ahora casi cincuenta millones dechinos y coreanos oprimidos contra sesenta y cincomillones de japoneses. Esta poderosa reserva revolu-cionaria constituirá un gran peligro para el régimen encaso de guerra.

Las huelgas de campesinos arrendatarios, el terro-rismo agrario, los intentos de los campesinos de ligar-se a los obreros, son todos signos inconfundibles de larevolución que se avecina. A estos síntomas se sumanotros, quizás menos espectaculares pero igualmenteclaros. Cunde el descontento entre la intelectualidad,de cuyas filas provienen los oficiales y los funcionariosdel gobierno. Las organizaciones ilegales poseen célu-las en todas las escuelas y universidades. La burguesíaestá encolerizada con sus militares, pese a que depen-de totalmente de ellos. Los generales echan pestescontra sus aliados capitalistas. Cada uno está furiosocon los demás.

Los soldados profesionales, descendientes o imita-dores del samurai buscan vincularse con el campesi-nado rebelde por medio de consignas demagógicas, alestilo del nacionalsocialismo alemán. Pero esos víncu-los son artificiales y no pueden ser duraderos. Lossamurai quieren volver atrás. Los campesinos esperanuna transformación agraria. En caso de producirse unaguerra a gran escala, los oficiales profesionales queda-rían desplazados por una masa de oficiales de reservay de otros improvisados provenientes de la intelectua-lidad: de allí surgirán los dirigentes revolucionarios delcampesinado y del propio ejército. Esto, que es válidopara las fuerzas de tierra, se aplica en mayor grado ala marina. Dentro de los cascos de acero de las navesmilitares, los resabios feudales adquieren una fuerza

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194explosiva. ¡ Recordemos las revoluciones rusas de 1905y 1917 y la alemana de 1918!

En síntesis. Japón es más débil económicamente quecualquiera de sus posibles adversarios en una granguerra. La industria japonesa no estará en condicioneshasta dentro de varios años, de proveer de armas ypertrechos a un ejército de millones de efectivos. Elsistema bancario japonés, incapaz de sostener el pesodel militarismo en tiempos de paz, se derrumbaría alcomienzo mismo de una gran guerra. El soldado japo-nés no está a la altura de las necesidades de la tecno-logía y la guerra modernas. La población es profunda-mente hostil al régimen. Los objetivos de conquista nobastan para unificar a una nación dividida. Con el lla-mado a filas, cientos de miles de revolucionarios, ac-tuales o potenciales, ingresarían al ejército. Corea,Manchuria, y tras éstas China, demostrarían en la ac-ción el odio mortal que sienten por el yugo japonés. Laconstitución social del país se ha desgastado; lasgrampas se abren. Encorsetado en la dictadura militar,el Japón oficial tiene un aspecto imponente, pero laguerra no tardaría en barrer implacablemente esosmitos e ilusiones.

No hemos hecho la comparación entre el ejercitojaponés y el Ejército Rojo: eso seria tema de otra discu-sión. Pero, aunque se distorsionen los hechos en favorde Japón y se postule una supuesta igualdad de recur-sos materiales, subsistirá una profunda diferencia enel terreno de la moral militar. La historia nos demues-tra que las derrotas militares dan lugar a revoluciones;pero también nos enseña que las revoluciones victo-riosas, que despiertan al pueblo y templan su espíritu,le imparten un dinamismo y una energía enormes en

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195el campo de batalla.

En bien de ambos pueblos, y de la civilización en suconjunto, esperemos que los militaristas japoneses nojueguen con su suerte.

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El fascismo y las consignasdemocráticas98

14 de Julio de 1933

1. ¿Es cierto que Hitler destruyó los �prejuiciosdemocráticos�?

Estamos convencidos de que la resolución de abrildel presidium del Comite Ejecutivo de la InternacionalComunista pasará a la historia como testimonio de labancarrota final de la Comintern de los epígonos. Elbroche de oro de la resolución es un pronóstico en elque los vicios y prejuicios de la burocracia stalinistaalcanzan su máxima expresión. �La instauración de ladictadura fascista abierta -proclama la resolución enletra destacada- acelera el ritmo de desarrollo de larevolución proletaria alemana al destruir las ilusionesdemocráticas de las masas y liberarlas de la influenciade la socialdemocracia.

Se diría que el fascismo se ha convertido inespe-radamente en la locomotora de la historia: él destruyelas ilusiones democráticas, él libera a las masas de lainfluencia de la socialdemocracia, él acelera el desa-

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197rrollo de la revolución proletaria. La burocracia stali-nista asigna al fascismo esas tareas fundamentales queella misma se mostró incapaz de resolver.

En teoría, la victoria del fascismo demuestra másallá de toda duda que la democracia está agotada; po-líticamente, empero, el régimen fascista mantiene losprejuicios democráticos, los recrea, los inculca en lajuventud y hasta es capaz de impartirles mucha fuerzadurante un tiempo. En ello, precisamente, reside unade las manifestaciones más importantes del carácterhistórico reaccionario del fascismo.

Los doctrinarios razonan en base a sus esquemas.Las masas razonan en base a los hechos. Para la claseobrera, los acontecimientos no son experiencias quedemuestran tal o cual �tesis� sino cambios vivos en lasuerte del pueblo. La victoria del fascismo afecta elproceso político en un grado un millón de veces mayorque el pronóstico que ella origina para un futuro inde-terminado. Si de la bancarrota de la democracia hubie-ra surgido un estado proletario, el desarrollo de la so-ciedad, así como el desarrollo de la conciencia de lasmasas, hubieran dado un salto enorme. Pero puestoque lo que surgió de la bancarrota de la democraciafue la victoria del fascismo, la conciencia de las masassufrió un retroceso enorme, aunque temporal, por su-puesto. Así como el incendio que Goering provocó enel Reichstag de ninguna manera consumió al cretinis-mo parlamentario, la liquidación de la constitución deWeimar en manos de Hitler no pone fin en absoluto alas ilusiones parlamentarias.

2. El ejemplo de España e ItaliaDurante cuatro años venimos escuchando que la

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198democracia y el fascismo no son recíprocamenteexcluyentes sino complementarios. Si es así, ¿cómo esposible que la victoria del fascismo haya liquidado lademocracia de una vez por todas? Nos gustaría recibiralguna explicación de Bujarin, Zinoviev o Manuilski �enpersona.

La Comintern caracterizó como fascista la dictadurapolicíaco-militar de Primo de Rivera. Pero si el triunfodel fascismo entraña la liquidación definitiva de los pre-juicios democráticos, ¿cómo es que la dictadura de Pri-mo de Rivera cedió su lugar a una república burguesa?Es cierto que el régimen de Rivera de ninguna manerafue fascista. Pero, de todas maneras, tuvo un rasgo encomún con el fascismo: surgió como resultado de labancarrota del régimen parlamentario, lo que no leimpidió, una vez revelada su propia bancarrota, cedersu lugar al parlamentarismo democrático.

Podría responderse que la revolución española es decarácter proletario y que la socialdemocracia, aliada alos demás republicanos, frenó su desarrollo cuando al-canzó la etapa del parlamentarismo burgués. Pero estaobjeción acertada sólo aclara la idea de que si la demo-cracia burguesa logró paralizar la revolución del prole-tariado se debió a que bajo el yugo de la dictadura�fascista�, las ilusiones democráticas no se debilitaronsino que se fortalecieron.

¿Desaparecieron las �ilusiones democráticas� en Ita-lia, después de diez años de despotismo mussoliniano?Los fascistas dicen que sí. La realidad demuestra locontrario: las ilusiones democráticas cobran nuevasfuerzas. En este período maduró una nueva genera-ción, que aun no vivió una etapa de libertad pero cono-ce perfectamente bien el fascismo: ésa es la materia

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199prima de la democracia vulgar. La organización Giustiziae Liberta99 distribuye literatura democrática ilegal enItalia, y no sin éxito, lo que demuestra que las ideasdemocráticas encuentran partidarios dispuestos a sa-crificarse. Hasta las débiles generalizaciones de unmonárquico liberal, el conde Sforza, aparecen en pan-fletos ilegales. ¡ Eso muestra el nivel al que retrocedióItalia después de diez años!

No se comprende por qué se le atribuye al fascismoalemán un papel opuesto totalmente al que cumplió elfascismo italiano. ¿Acaso se debe a que �Alemania noes Italia�? El fascismo triunfante no es la locomotorade la historia sino su gran freno. Así como la política dela socialdemocracia llevó al triunfo de Hitler, el régi-men del nacionalsocialismo prepara inexorablementela revitalización de las ilusiones democráticas.

3. ¿Puede regenerarse la socialdemocracia?Los camaradas alemanes afirman que los obreros

socialdemócratas e inclusive muchos burócratas so-cialdemócratas están �desilusionados� de la democracia.Debemos aprovechar al máximo el espíritu crítico delos obreros reformistas, en bien de su educación revo-lucionaria. Pero al mismo tiempo es necesario com-prender claramente el alcance que tiene la �desilusión�de los reformistas. Los altos sacerdotes de la socialde-mocracia fustigan a la democracia para justificarse.Incapaces de reconocer que actuaron como desprecia-bles cobardes, ineptos para luchar por la democraciaque ellos crearon y por sus posiciones de privilegio enla misma, estos caballeros se desentienden de la res-ponsabilidad y la atribuyen a una democracia intangi-ble. ¡Cómo vemos, este radicalismo, además de bara-

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200to, es completamente espúreo! Bastará con que la bur-guesía llame a estos �desilusionados� con el dedo me-ñique para que vengan corriendo en cuatro patas aformar una nueva coalición. Es cierto que en el seno delas masas trabajadoras socialdemócratas está nacien-do un sentimiento de repudio a las traiciones y espe-jismos de la democracia. Pero, ¿hasta qué punto? Lamitad más uno de los siete u ocho millones y medio deobreros socialdemócratas cayó en la mayor confusión,pasividad y capitulación ante los vencedores. Al mis-mo tiempo, bajo la bota del fascismo, irá surgiendouna nueva generación para la que la constitución deWeimar será una leyenda histórica. ¿De qué maneracristalizará politicamente la clase obrera? Eso dependede muchos factores, entre ellos, desde luego, de nues-tra política.

Históricamente, no se puede descartar que el régi-men fascista sea remplazado directamente por un es-tado obrero. Pero para que esa posibilidad se conviertaen realidad es necesario que en la lucha contra el fas-cismo se forme un poderoso partido comunista ilegal,bajo cuya dirección el proletariado podría tomar el po-der. Por otra parte, debemos decir que la creación desemejante partido revolucionario en la clandestinidadno parece muy probable; en todo caso, no está garan-tizada de antemano. A partir de cierto punto, el des-contento, indignación y agitación de las masas aumen-tarán de manera mucho más veloz que la formaciónilegal de la vanguardia partidaria. Y la falta de claridaden la conciencia de las masas ayudará inevitablementea la democracia.

Eso de ninguna manera significa que después de lacaída del fascismo Alemania deberá pasar obligatoria-

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201mente por un largo proceso de parlamentarismo. Elfascismo no erradicará la experiencia política pasada;menos aun cambiará la estructura social de la nación.Sería un gravísimo error creer que el proceso políticoalemán pasará por otra etapa prolongada de democra-cia. Pero, en el despertar revolucionario de las masas,las consignas democráticas constituirán inevitablementeel primer capítulo. Aunque el proceso de la lucha nopermita que se regenere el estado democrático ni porun solo día - lo que es muy posible - ¡ la lucha mismano puede evitar las consignas democráticas! Cualquierpartido revolucionario que intente saltar esta etapa seromperá el cuello.

La cuestión de la socialdemocracia está estre-chamente ligada a esta perspectiva general. ¿Reapa-recerá? La vieja organización está perdida, pero eso nosignifica que la socialdemocracia no puede regenerarsebajo una nueva máscara histórica. Los partidos opor-tunistas que se derrumban y descomponen tan fácil-mente bajo los golpes de la reacción, ante el primersíntoma de reanimamiento político se regeneran conigual facilidad. Lo vimos en Rusia con los mencheviquesy socialrevolucionarios. La socialdemocracia alemanapuede no sólo regenerarse sino inclusive adquirir graninfluencia si el partido revolucionario �niega�doctrinariamente las consignas democráticas en lugarde adoptar una actitud dialéctica hacia las mismas. Eneste terreno, como en tantos otros, el presidium de laComintern ayuda gratuitamente al reformismo.

4. Los brandleristas son más stalinistas que StalinLa mayor confusión respecto de las consignas de-

mocráticas se reveló en las tesis programáticas del gru-

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202po oportunista de Brandler-Thalheimer sobre la luchacontra el fascismo. El Partido Comunista, dicen las te-sis, �debe unificar las manifestaciones de descontentode todas (!) las clases contra la dictadura fascista�.(Gegen den Strom, pag. 7. La palabra �todas� está su-brayada en el original.) Al mismo tiempo, las tesis in-sisten en que �la consigna parcial no puede ser demo-crático-burguesa�. Estas dos afirmaciones, erróneasambas, son recíproca e irreconciliablemente contradic-torias. En primer lugar, la fórmula de unificación deldescontento de �todas las clases� es absolutamenteincreíble. Es cierto que los marxistas rusos alguna vezabusaron de esa fórmula en la lucha contra el zarismo.De ese abuso surgió la concepción menchevique de larevolución, que Stalin aplicó luego en China. Pero enRusia se trataba del choque de la nación burguesa contrala monarquía privilegiada. ¿Qué sentido tiene la expre-sión lucha de �todas las clases� contra el fascismo enuna nación burguesa, ya que el fascismo es la herra-mienta de la gran burguesía contra el proletariado? Nosgustaría ver cómo se las arregla Thalheimer, fabrican-te de vulgarismos teóricos, para unir el descontento deHugenberg -realmente está descontento- con el delobrero desocupado. ¿Cómo es posible unificar la movi-lización de �todas las clases� si no sobre la base de lademocracia burguesa? ¡Verdaderamente, es un ejem-plo perfecto de la combinación del oportunismo con elultrarradicalismo verbal!

La movilización del proletariado contra el régimenfascista adquirirá un carácter cada vez más masivo enla medida que la pequeña burguesía se distancie delfascismo, aislando así a las cúpulas poseedoras y elaparato gubernamental. La tarea del partido proletario

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203consistirá en utilizar el debilitamiento del yugo por partede la reacción pequeñoburguesa para movilizar al pro-letariado con el fin de ganarse a los estratos inferioresde la pequeña burguesía.

Es cierto que el incremento del descontento de losestratos intermedios y de la resistencia de los obreroscrearán fisuras en el bloque de las clases poseedoras yllevarán a su �ala izquierda� a buscar contactos con lapequeña burguesía. Pero la tarea del partido proleta-rio, en relación al ala �liberal� de los poseedores, noserá la de integrarlos a un bloque de �todas las clases�contra el fascismo sino declararle una guerra implaca-ble para disputarle la influencia sobre los estratos infe-riores de la pequeña burguesía.

¿Bajo qué consignas políticas se desarrollará estalucha? La dictadura de Hitler surgió directamente de laconstitución de Weimar. La pequeña burguesía, con suspropias manos, le dio a Hitler el mandato dictatorial. Sisuponemos que el desarrollo de la crisis fascista serásumamente favorable y rápido, es posible que la con-signa de convocatoria del Reichstag, con la participa-ción de todos los partidos excluidos en este momento,unifique en cierto momento a los obreros y a los másamplios estratos pequeñoburgueses. Si la crisis tardaun poco más en estallar y el recuerdo del Reichstagtiene tiempo de desaparecer, es posible que la consig-na de elecciones adquiera gran popularidad. Pero atar-se a las consignas democráticas circunstanciales quenuestros aliados pequeñoburgueses o los estratos atra-sados del propio proletariado nos obliguen a levantarsería un doctrinarismo fatal.

Brandier-Thalheimer creen que sólo debemos abo-gar por �derechos democráticos para las masas traba-

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204jadoras: derecho de asamblea, derecho sindical, liber-tad de prensa, de organización y de huelga�. Y luegoagregan para subrayar aun más su carácter izquierdis-ta: Debemos diferenciar estrictamente (!) estas con-signas de la reivindicación de los derechos democráti-cos universales�. ¡No hay nada más miserable que unoportunista con el puñal del ultrarradicalismo entre losdientes!

La libertad de prensa y de asamblea sólo para lasmasas trabajadoras es inconcebible, salvo bajo la dic-tadura del proletariado, es decir, con la nacionalizaciónde los edificios, los establecimientos gráficos, etcéte-ra. Es posible que en Alemania la dictadura del prole-tariado deba promulgar leyes de excepción contra losexplotadores; eso dependerá del momento histórico,la situación internacional y la relación de fuerzas inter-na. Pero de ninguna manera se puede descartar que,cuando estén en el poder, los obreros alemanes se sien-tan lo suficientemente fuertes como para otorgarleslibertad de asamblea y de prensa a los explotadores deayer; desde luego, esa libertad dependerá de su in-fluencia política, no de sus arcas, que habrán sido ex-propiadas. Así, en el propio período de la dictadura noexiste razón de principios alguna para restringir deantemano únicamente a las masas trabajadoras la li-bertad de asamblea y de prensa. Es posible que lascircunstancias obliguen al proletariado a aplicar esasrestricciones; pero no es un problema de principios. Esdoblemente absurdo levantar semejante reivindicaciónen las condiciones que imperan en Alemania, dondeexiste libertad de asamblea y de prensa para todosmenos para el proletariado. El despertar de la luchaproletaria contra el infierno fascista se dará, al menos

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205en sus primeras etapas, bajo la siguiente consigna:que nosotros, los obreros, también gocemos del dere-cho de asamblea y de la libertad de prensa. Desde lue-go, los comunistas, también en esa etapa harán propa-ganda por el régimen soviético, pero al mismo tiempoapoyarán toda movilización de masas que levante con-signas democráticas y, cuando les sea posible, toma-rán la iniciativa.

Entre el régimen de la democracia burguesa y elrégimen de la democracia proletaria no existe un ter-cer régimen de �democracia de las masas trabajado-ras�. Es cierto que la república española se autotitula�república de las clases trabajadoras�, inclusive figuraasí en el texto de su constitución. Pero es una fórmulapropia de charlatanes. La fórmula brandlerista de �de-mocracia únicamente para las masas trabajadoras� com-binada con la de �unidad de todas las clases� parecehaber sido elaborada expresamente para confundir yengañar a la vanguardia revolucionaria respecto delproblema más importante:

�¿Cómo y en qué medida nos conviene adaptarnos ala movilización de la pequeña burguesía y de las capasobreras atrasadas, qué concesiones conviene hacerlesen cuanto al ritmo de la movilización y las consignasque se levantan, para lograr mayor éxito en la tarea deagrupar al proletariado bajo la bandera de su dictadurarevolucionaria?�

En el Séptimo Congreso del Partido Comunista ruso-marzo 1918- Lenín libró una lucha implacable contraBujarin, quien consideraba que el parlamentarismoestaba liquidado de una vez por todas, históricamente�agotado�. La respuesta de Lenin: �Debemos elaborarun nuevo programa para el poder soviético sin renun-

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206ciar al parlamentarismo burgués. Creer que no retro-cederemos es utópico [...] Después de cada derrota, silas clases hostiles nos hacen retroceder a esta viejaposición, avanzaremos hacia lo que la experiencia haconquistado, hacia el poder soviético [...]�

Lenín se oponía al antiparlamentarismo doctrinarioen un país que ya había conquistado el régimen sovié-tico: no debemos atarnos de antemano, le enseñó aBujarin, porque es posible que nos veamos obligados aretroceder a posiciones ya abandonadas. En Alemaniano hubo ni hay dictadura proletaria, pero sí hay unadictadura fascista; Alemania retrocedió inclusive de lasconquistas de la democracia burguesa. En tales condi-ciones, renunciar de antemano a las consignas demo-cráticas y al parlamentarismo burgués significa alla-narle el camino a la regeneración de la social-demo-cracia.

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El suicidio de Skripnik100

15 de julio de 1933

El 7 de julio se suicidó Skripnik. Había ingresadosiendo estudiante al movimiento revolucionario y pocodespués se convirtió en un revolucionario profesional,en un bolchevique. Fue condenado varias veces al exi-lio, y otras tantas escapó. Estuvo cinco años en Siberia.La biografía oficial de Skripnik dice que asumió unaposición internacionalista a principios de la guerra yparticipó activamente en la Revolución de Octubre. Fuecomisario del pueblo en Ucrania desde 1920 hasta sumuerte. Fue, además de miembro del Comité Centraldel PC de la Unión Soviética y del Buró Político del Par-tido Comunista de Ucrania, miembro del Comité Ejecu-tivo de la Internacional Comunista. Hace pocos meses,la URSS celebró solemnemente el sexagésimo aniver-sario de su nacimiento.

Durante todo el período de lucha interna en el parti-do, Skripnik, junto con Kaganovich, Postishev101 y otros,perteneció al círculo más íntimamente ligado a Stalin:

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208su base de operaciones estaba en Ucrania y daba eltono de la lucha y las represalias contra la Oposiciónde Izquierda. Por consiguiente, se trata no sólo de unode los altos dirigentes de la Unión Soviética, sino tam-bién de un miembro del círculo privado de Stalin. Va-rias semanas antes del suicidio, la prensa inició unacampaña contra Skripnik. El 10 de junio Postishev, se-cretario del Comité Central del Partido Comunista ruso,arribista y uno de los lacayos más obsecuentes de Stalin,afirmó en un plenario del Comité Central de Ucrania,dirigiéndose a Skripnik: �El trabajo de ucranización estáen manos de toda clase de perros (...) Esos enemigosse ocultan tras tus espaldas como miembro del BuróPolítico.� Poco se sabe de lo que dijo o hizo Skripnik enaquella ocasión.

Según Postishev, Skripnik respondió que la políticaque venía aplicando era correcta, pero que la situaciónestaba cambiando. La respuesta de Postishev: �No, loque vienes haciendo era tan vil hace seis años como loes ahora�. Sólo resta preguntarse cómo es que durantelos últimos seis años (!) nadie vio ni dijo que Skripnikmantenía relaciones con elementos �nacionalistas bur-gueses� y antisoviéticos que llevan �el carnet del parti-do en el bolsillo�, que Skripnik �defendió a estos ele-mentos ajenos y hostiles�, que ocultó a toda clase deperros tras sus espaldas [...] ¡Todo durante seis largosaños!

Si estos cargos son fundados, ¿qué estuvieron ha-ciendo el Comité Central, la Comisión de Control y elpartido en estos seis años? (!)

La explicación del caso Skripnik, que culminó con susuicidio, sólo puede hallarse en el proceso que sufrenla Unión Soviética y el aparato stalinista. Perdidos los

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209últimos resabios de su autoridad entre las masas, ladirección stalinista se ve obligada a seguir avanzandomás todavía en la represión y el estrangulamiento delpartido, que convierte a la vanguardia leninista en unamasa amorfa y autómata de meros ejecutores de órde-nes. El descontento y la diferenciación crecientes en elpartido se refleja en el aparato. Este ya no está segurode sí mismo y por eso no puede cumplir el papel queStalin le asigna. Stalin se ve obligado a construir unaparato dentro del aparato, es decir un estrecho círcu-lo de fieles. La lógica de su desarrollo lleva al régimenburocrático a socavar su propia base. Ante cada errorque comete, Stalin elimina a sectores enteros del apa-rato, acusando a sus elementos de traidores,saboteadores o contrarrevolucionarios.

Los funcionarios grandes y pequeños pagan hoy, loserrores que Stalin cometió ayer, porque la dirección es�infalible�. No le basta con buscar chivos expiatorios enel aparato medio, tiene que recurrir al CC y al ComitéEjecutivo de la Internacional Comunista. Stalin conde-nó a Skripnik sin tomarse la molestia de presentar prue-bas para sustanciar los cargos formulados en su con-tra. Refiriéndose a un miembro del CC y del CEIC -no aun fulano cualquiera-, dicen que �dio su confianza aelementos nacionalistas burgueses, escudados tras suscarnets partidarios�. Es la única explicación que da elCC. Cuanto más aprieta Stalin el torniquete, más cla-ramente aparecen las fisuras. Skripnik es una de esasfisuras. La máquina stalinista devora a sus propios crea-dores. Y Skripnik, que no fue un elemento de segundaimportancia en la creación de esa máquina, quedó atra-pado en sus engranajes.

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Es necesario construir partidoscomunistas y una nueva internacional102

15 de julio de 1933

La orientación hacia la reforma de la CominternDesde el día de su fundación la Oposición de Iz-

quierda se impuso la tarea de reformar y regenerar ala Comintern mediante la crítica marxista y el trabajofraccional interno. En toda una serie de países, sobretodo en Alemania, los acontecimientos de los últimosaños demuestran abrumadoramente el carácter funes-to de las tácticas del centrismo burocrático. Pero laburocracia stalinista, armada con recursos extraor-dinarios, logró, no sin éxito, contraponer sus interesesy prejuicios de casta a las exigencias del proceso his-tórico. Como resultado de ello, la Comintern no avanzóhacia la regeneración, retrocedió a la corrosión y ladesintegración.

Pero la orientación hacia la �reforma�, tomada en suconjunto, no fue errónea: representó una etapa nece-saria para el desarrollo del ala marxista de la Comintern;fue una oportunidad para educar a los cuadros bolche-

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211viques leninistas y no pasó sin dejar su marca sobre elconjunto del movimiento obrero. En toda esta etapa lapolítica de la burocracia stalinista reflejó la presión dela Oposición de izquierda. Las medidas progresivasadoptadas por el gobierno de la URSS, que sirvieronpara frenar la ofensiva del Termidor, no fueron sinomigajas tardías de la Oposición de izquierda. En todaslas secciones de la Comintern se observaron manifes-taciones análogas, aunque en menor escala.

Debemos agregar que el grado de degeneración deun partido revolucionario no puede calcularse a priori,solamente en base a síntomas. Es indispensable verifi-carlo a la luz de los acontecimientos. Desde el puntode vista teórico el año pasado todavía era incorrectocreer que los bolcheviques leninistas, apoyándose enla exacerbación de la lucha de clases, no podrían obli-gar a la Comintern a tomar el camino de la lucha con-tra el fascismo. En ese mismo momento, el SAP ale-mán trató de independizarse. Esa actitud no afectó lamarcha de los acontecimientos precisamente porqueen el momento crítico las masas esperaban que susviejas organizaciones las dirigieran políticamente. Alseguir una política fraccional, al educar a sus cuadrosen base a la experiencia de esta política, la Oposiciónde Izquierda no se ocultó, a sí misma ni a los demás,que una nueva derrota del proletariado, provocada porla política del centrismo, adquiriría inexorablemente uncarácter decisivo y exigiría una drástica revisión denuestra posición respecto de la disyuntiva: fracción opartido.

El cambio de orientaciónNo hay nada más peligroso en política que caer atra-

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212pado por las propias fórmulas que ayer fueron apropia-das pero hoy carecen por completo de contenido.

Desde el punto de vista teórico, el derrumbe del PCAlemán le abrió dos caminos a la burocracia stalinista:revisión total de la política y el régimen o, por el con-trario, estrangulación total de toda señal de vida en lassecciones de la Comintern. La Oposición de Izquierdase guió por esa posibilidad teórica cuando, al levantarla consigna de partido nuevo en Alemania, dejó plan-teado el interrogante de la suerte de la Cornintern. Sinembargo, aclaró que bastarían con un par de semanaspara tener la respuesta y que eran mínimas las espe-ranzas de que la misma fuera favorable.

Todo lo ocurrido a partir del 5 de marzo -la resolu-ción del presidium del CEIC sobre la situación alema-na-

la aceptación silenciosa de esa vergonzosa resolu-

ción por todas las secciones, el congreso antifascistade París, la línea oficial del Comité Central en el exiliodel PC Alemán, la suerte del Partido ComunistaAustriaco, la del Partido Comunista Búlgaro, etcétera-demuestra en forma inapelable que Alemania selló nosólo el destino del PC Alemán sino también el de todala Comintern.

La dirección de Moscú no se limitó a proclamar quela política que garantizó la victoria de Hitler fue correc-tísima; prohibió toda discusión de lo ocurrido. Y nadievioló ni derogó esta vergonzosa prohibición. Nada decongresos internacionales, nada de congresos nacio-nales, nada de discusiones en las reuniones partidarias,nada de polémicas en la prensa. Una organización queno despertó ante el tronar del fascismo y que se some-te dócilmente a las infames prácticas burocráticas de-muestra que ha muerto y que nada podrá revivirla. Es

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213nuestro deber para con el proletariado y su futuro de-cirlo abierta y públicamente. Todo nuestro trabajo ul-terior debe tomar como punto de partida el derrumbehistórico de la Internacional Comunista oficial.

¡Realismo sí, pesimismo no!El hecho de que dos partidos, el Socialdemócrata y

el Comunista, cuyos respectivos orígenes están sepa-rados por medio siglo y cuyo punto de partida fue lateoría marxista y los intereses de clase del proletariado,hayan sufrido tan triste fin -uno por vil traición, el otropor bancarrota- puede sembrar el pesimismo inclusoentre los obreros de vanguardia. �¿Qué garantía hayde que la nueva camada revolucionaria no correrá lamisma suerte?� Los que exigen garantías de antemanodeberían renunciar a la política revolucionaria. Las cau-sas del derrumbe de la socialdemocracia y del comu-nismo oficial no deben buscarse en la teoría marxistani en los defectos de quienes la aplicaron sino en lascircunstancias concretas del proceso histórico. No setrata de la contraposición de principios abstractos sinode la lucha de fuerzas históricas vivas, con sus inevita-bles flujos y reflujos, con la degeneración de las orga-nizaciones, con la desaparición de generaciones ente-ras y con la necesidad que ello supone de movilizarfuerzas nuevas en una nueva etapa histórica. Nadie seha tomado la molestia de allanarle al proletariado elcamino del alza revolucionaria. Es necesario avanzarcon estancamientos y retrocesos inevitables, por uncamino plagado de innumerables obstáculos y de laescoria del pasado. Los que se asustan ante esta pers-pectiva harán bien en hacerse a un lado.

¿Cómo explicamos el hecho de que nuestro grupo,

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214cuyos análisis y pronósticos fueron avalados por losacontecimientos, crezca tan lentamente? Hay que bus-car la causa en el curso general de la lucha de clases.La victoria del fascismo arrastra a decenas de millo-nes. Los pronósticos políticos son accesibles a miles odecenas de miles que, por otra parte, sufren la presiónde los millones. Una tendencia revolucionaria no pue-de pretender victorias espectaculares en un momentoen que el proletariado en su conjunto sufre las peoresderrotas. Pero eso no es justificación para quedarse debrazos cruzados. Es precisamente en los períodos dereflujo revolucionario cuando se forman y templan loscuadros que más adelante serán llamados a dirigir alas masas.

Nuevos revesesLos numerosos intentos realizados hasta ahora de

crear un �segundo partido� o una �cuarta internacional�fueron producto de la experiencia sectaria de gruposaislados y de círculos �desilusionados� del bolchevis-mo; de ahí que su fracaso haya sido, en todos los ca-sos, inexorable. Nuestro punto de partida no es la �in-satisfacción� y �desilusión� subjetivas sino la marchaobjetiva de la lucha de clases. Todas las circunstanciasdel desarrollo de la lucha de clases exigen imperiosa-mente la creación de una nueva organización de van-guardia, y sientan las premisas necesarias para hacer-lo.

La desintegración de la socialdemocracia es un pro-ceso paralelo al derrumbe de la Comintern. Por profun-da que sea la reacción en el seno del propio proletaria-do, cientos de miles de trabajadores en todo el mundo,ya deben estar planteándose el problema del curso que

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215seguirá la lucha y de una nueva organización de lasfuerzas. Otros cientos de miles se les unirán en el fu-turo próximo. Exigirles a estos obreros -un sector delos cuales rompió indignado con la Comintern, mien-tras que la mayoría no perteneció a la Comintern nisiquiera en sus mejores años- que acepte formalmen-te la dirección de la burocracia stalinista, que es inca-paz de olvidar ni aprender nada, expresa una actitudquijotesca e impide la formación de la vanguardia pro-letaria.

Indudablemente, en las filas de las organizacionesstalinistas hay comunistas sinceros a los que nuestranueva orientación provocará temor y aun indignación.Algunos podrían transformar coyunturalmente la sim-patía en hostilidad. Pero hay que guiarse por criteriosde masas, no por consideraciones de tipo sentimentaly personal.

En un momento en que cientos de miles y millonesde obreros, sobre todo en Alemania, rompen con elcomunismo, algunos para caer en el fascismo y la ma-yoría en la indiferencia, miles y decenas de miles deobreros socialdemócratas, impactados por la mismaderrota, evolucionan hacia la izquierda, hacia el comu-nismo. Sin embargo, ni siquiera cabe mencionar la po-sibilidad de que acepten la dirección stalinista, des-acreditada sin atenuantes.

Hasta ahora estas organizaciones socialistas de iz-quierda nos echaron en cara nuestra negativa a rom-per con la Comintern para construir partidos indepen-dientes. Esa importante diferencia fue superada por lamarcha del proceso. Por eso el problema pasa del pla-no formal y organizativo al programático y político. Elnuevo partido se elevará por encima del viejo sólo si

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216por su programa, su estrategia, su táctica y su organi-zación, basándose con firmeza en las resoluciones delos cuatro primeros congresos de la Comintern, es ca-paz de asimilar las terribles lecciones de los últimosdiez años.

Los bolcheviques leninistas deben discutir públi-camente con las organizaciones socialistas revolucio-narias. Propondremos discutir en base a los once pun-tos aprobados por nuestra preconferencia (después demodificar el punto sobre �fracción o partido� de acuer-do a lo expresado en estas tesis). Desde luego, esta-mos dispuestos a debatir atenta y fraternalmente cual-quier otra propuesta programática. Podemos demos-trar y demostraremos que la inflexibilidad en los prin-cipios no tiene nada que ver con el esnobismo sectario.Demostraremos que el quid de la política marxista con-siste en atraer a los obreros reformistas al campo re-volucionario, no en empujar a los obreros revoluciona-rios hacia el campo del fascismo.

La formación de organizaciones revolucionarias fuer-tes, libres de toda responsabilidad por los crímenes yerrores de las burocracias centrista y reformista, ar-madas de un programa marxista y de una clara pers-pectiva revolucionaria, iniciará una nueva era en eldesarrollo del proletariado mundial. Estas organi-zaciones atraerán a los comunistas auténticos que to-davía no quieren romper con la burocracia stalinista y,lo que es más importante, atraerán bajo su bandera ala joven generación obrera.

La URSS y el PCUSLa existencia de la Unión Soviética sigue siendo, a

pesar del estado avanzado de degeneración del estado

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217obrero, un hecho de enorme importancia revoluciona-ria. Su caída provocaría una etapa de reacción terrible,que tal vez duraría décadas. La lucha por la defensa,rehabilitación y fortalecimiento del primer estado obreroestá indisolublemente ligada a la lucha del proletariadomundial por la revolución socialista.

La dictadura de la burocracia stalinista fue productodel atraso de la URSS (predominio del campesinado) yel retraso de la revolución proletaria en Occidente (lafalta de partidos proletarios revolucionarios indepen-dientes). El dominio de la burocracia stalinista provocóa su vez, no sólo la degeneración de la dictadura delproletariado en la Unión Soviética sino también un te-rrible debilitamiento de la vanguardia proletaria en todoel mundo. La contradicción entre el papel progresistadel estado soviético y el papel reaccionario de la buro-cracia stalinista es una manifestación de la �ley deldesarrollo desigual�. Nuestra política revolucionaria debetomar como punto de partida esta contradicción histó-rica.

Los que a sí mismos se llaman amigos de la UniónSoviética (demócratas de izquierda, pacifistas,brandleristas y demás) repiten el argumento de losfuncionarios de la Comintern de que la lucha contra laburocracia stalinista, es decir, la crítica de su políticaerrónea, �ayuda a la contrarrevolución�. Esa posicióncorresponde a los lacayos políticos de la burocracia perojamás a los revolucionarios. Sólo una política correctapuede defender, en lo interno y en lo externo, a la UniónSoviética. Las consideraciones de cualquier otro tiposon secundarias o pura charlatanería.

El PCUS actual no es un partido sino un aparato dedominación en manos de una burocracia desenfrena-

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218da. Dentro y fuera de los marcos del PCUS se agrupanlos elementos dispersos de dos partidos, el proletario yel termidoriano bonapartista. Por encima de ambos, laburocracia centrista libra una guerra de aniquilacióncontra los bolcheviques leninistas. Aunque de tanto entanto choca seriamente con sus semialiados termido-rianos, los stalinistas les allanan el camino al aplastar,estrangular y corromper al Partido Bolchevique.

Como la URSS no puede llegar al socialismo sin quese produzca la revolución proletaria en Occidente, losbolcheviques leninistas rusos, contando únicamente consus propias fuerzas y sin construir una auténtica inter-nacional proletaria, no podrán regenerar al Partido Bol-chevique ni salvar la dictadura del proletariado.

La URSS y la CominternLa defensa de la URSS frente a la amenaza de inter-

vención militar se convirtió en una labor más apre-miante que nunca. Las secciones oficiales de laComintern son tan impotentes en este terreno comoen todos los demás. La defensa de la URSS es paraellas una frase ritual, carente de todo contenido. Sepretende compensar la insuficiencia de la Cominterncon comedias indignas, como el congreso antibélico deAmsterdam y el congreso antifascista de París. La re-sistencia de la Comintern a la intervención militar delos imperialistas será más insignificante aún que suresistencia ante Hitler. Fomentar ilusiones al respectoes dirigirse a una nueva catástrofe con los ojos venda-dos. Para defender a la URSS se necesitan organizacio-nes auténticamente revolucionarias, independientes dela burocracia stalinista, bien plantadas, que gocen delapoyo de las masas.

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219La creación y crecimiento de estas organizaciones

revolucionarias, su defensa de la Unión Soviética, suconstante disposición a formar un frente único con losstalinistas contra la intervención y la contrarrevolución:todo esto tendrá una importancia enorme para el pro-ceso interno de la república de los soviets. Los stalinis-tas, mientras permanezcan en el poder, tendrán me-nos posibilidades de evadir el frente único a medidaque los peligros, tanto internos como externos, se vuel-van más apremiantes y a medida que la organizaciónindependiente de la vanguardia proletaria mundial ad-quiera nuevas fuerzas. La nueva relación de fuerzasservirá para debilitar la dictadura de la burocracia, for-talecer a los bolcheviques leninistas en la URSS y abrirlea la república obrera perspectivas mucho más favo-rables.

Sólo la creación de la internacional marxista, to-talmente independiente de la burocracia stalinista yopuesta políticamente a la misma, podrá salvar a laURSS de la catástrofe, ligando su destino al de la revo-lución proletaria mundial.

�Liquidacionismo�Los charlatanes burocráticos (y sus lacayos brandle-

ristas) hablan de nuestro �liquidacionismo�. Repiteninsensata e irresponsablemente palabras tomadas delviejo léxico bolchevique. Se llamaba liquidacionismo auna tendencia que bajo el zarismo �constitucional� ne-gaba la necesidad de un partido ilegal, porque tratabade remplazar la lucha revolucionaria por la adaptacióna la �legalidad� contrarrevolucionaria. ¿Qué tenemosnosotros en común con los liquidadores? En este senti-do es mucho más apropiado recordar a los ultimatistas

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220(Bogdanov y Cía.), que reconocían la necesidad de unpartido ilegal pero la transformaban en un instrumen-to para elaborar políticas totalmente erróneas; aplas-tada la revolución, plantearon que la tarea inmediataera prepararse para una insurrección armada. Lenin novaciló en romper con ellos, aunque había en sus filasmás de un revolucionario cabal. (Los mejores elemen-tos volvieron después al bolchevismo.)

Son igualmente falsas las aseveraciones de los stali-nistas y sus lacayos brandleristas de que la Oposiciónde Izquierda está preparando una �conferencia de agos-to� contra los �bolcheviques�. Esta es una referencia alaño 1912, cuando se produjo uno de los innumerablesintentos de unificar a bolcheviques y mencheviques.(El autor de uno de tales intentos fue Stalin; ¡no enagosto de 1912, sino en marzo de 1917!) Para queesta analogía tenga algún sentido habría que recono-cer, en primer término, que la burocracia stalinista esla representante del bolchevismo; en segundo lugar,deberíamos plantear la unificación de la Segunda conla Tercera Internacional. ¡Nadie puede hablar siquierade eso! El objetivo de esta analogía absurda es ocultarel hecho de que los oportunistas brandleristas tratande obtener los favores de los centristas stalinistas enbase a una amnistía mutua, mientras que los bolchevi-ques leninistas plantean la tarea de construir el parti-do proletario sobre bases principistas, probadas en lasmás grandes batallas, en las victorias y derrotas de laépoca imperialista.

La nueva sendaEl objetivo de estas tesis es llamar a los camaradas

a dar vuelta la hoja de la etapa histórica que ya culmi-

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221nó y esbozar nuevas perspectivas de trabajo. Pero loantedicho de ninguna manera determina a priori losprimeros pasos a dar, los cambios tácticos concretos,los ritmos y métodos del viraje hacia el nuevo rumbo.Sólo cuando hayamos logrado unanimidad de princi-pios respecto de la nueva orientación -y nuestra expe-riencia previa me induce a pensar que alcanzaremosesa unanimidad- pondremos en el orden del día losinterrogantes tácticos concretos aplicables a las cir-cunstancias imperantes en cada país.

En todo caso, lo que estamos discutiendo no es siproclamamos la creación de partidos nuevos y una in-ternacional independiente sino que nos preparemos paraello. La nueva perspectiva significa en primer términoque todo lo que sea �reforma� de los partidos oficialesy reingreso de los militantes de la Oposición a los mis-mos debe desecharse por utópico y reaccionario. El tra-bajo cotidiano ha de volverse independiente, estarádeterminado por nuestras propias posibilidades y fuer-zas y no por criterios �fraccionales� formales. La Opo-sición de Izquierda deja de pensar y actuar como �opo-sición�. Se convierte en una organización independien-te, que se traza su propio camino. No sólo construyesus propias fracciones en los partidos socialdemócra-tas y stalinistas sino que realiza su trabajo indepen-diente entre los obreros sin partido y desorganizados.Crea sus propias bases de apoyo en los sindicatos, in-dependientemente de la política sindical de la burocra-cia stalinista. Participa en las elecciones bajo su propiabandera allí donde las circunstancias lo permitan. Enrelación a las organizaciones obreras reformistas y cen-tristas (incluidas las stalinistas) se guía por los princi-pios generales de la política de frente único, y la apli-

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222cará sobre todo para defender a la URSS de la inter-vención foránea y la contrarrevolución intestina.

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Adiós a Prinkipo103

Páginas de un diario

15 de julio de 1933

¡Ajá! Visas francesas, claras e incontrovertibles, fue-ron selladas en nuestros pasaportes. Pasado mañanapartiremos de Turquía. Cuando llegué a este lugar conmi mujer e hijo -hace cuatro años y medio- la luz de la�prosperidad� brillaba en Norteamérica con todo ful-gor. Hoy, esas épocas parecen antediluvianas, casi le-gendarias.

Prinkipo es una isla de paz y olvido. El mundanalruido llega hasta aquí, tras larga demora, muy atenua-do. Pero la crisis ha llegado. Cada año vienen menospersonas desde Estambul, y las que lo hacen tienencada vez menos dinero. ¿Para qué sirve la superabun-dancia de pescado si no hay demanda?

Prinkipo es un buen lugar para trabajar con la plu-ma, sobre todo en el otoño y el invierno, cuando la islaqueda desierta y aparecen las perdices en el bosque.

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224No hay teatros ni cinematógrafos. Los automóviles es-tán prohibidos. ¿Hay muchos lugares como éste en elmundo? Nuestra casa no tiene teléfono. El rebuznardel asno es un sedante para los nervios. Ni por un ins-tante se puede olvidar que Prinkipo es una isla, porqueel mar se ve desde la ventana y no hay lugar desdedonde no se lo vea. A diez metros de la cerca de piedrahay peces, a cincuenta metros, langostas. Durante se-manas enteras el mar está tan calmado como un lago.

Pero mantenemos vínculos con el mundo exteriorporque recibimos correspondencia. Ese es el punto cul-minante del día. El correo trae diarios, libros nuevos,cartas de amigos y cartas de enemigos. Esta pila depapel impreso y escrito contiene muchas cosas ines-peradas, sobre todo cuando viene de Norteamérica. Mecuesta creer que haya tantas personas en el mundopara quienes la salvación de mi alma constituya unmotivo de tanta preocupación. En el transcurso de es-tos años he recibido tal cantidad de literatura religiosaque bastaría para redimir no a una sola persona sino auna brigada de pecadores inveterados. Quienes envíanlos libros piadosos tienen la amabilidad de marcar lospasajes pertinentes. Sin embargo, un número no me-nor de personas se interesa por la perdición de mi almay expresan sus deseos con franqueza digna de elogio,aunque anónimamente. Los grafólogos me piden unamuestra de mi caligrafía para analizar mi carácter. Losastrólogos preguntan el día y la hora de mi nacimientopara trazar mi horóscopo. Los coleccionistas de autó-grafos piden mi firma para agregarla a las de dos pre-sidentes norteamericanos, tres campeones de peso pe-sado, Albert Einstein, el coronel Lindbergh y, desde lue-go, Charlie Chaplin. Casi todas esas cartas vienen de

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225Norteamérica. Poco a poco he aprendido a adivinar, consólo mirar el sobre, si la carta me solicitará un bastónpara el museo local, si expresará el deseo de que mehaga pastor metodista o sí vaticinará las torturas eter-nas que me aguarda en uno de los potros vacantes delinfierno. A medida que la crisis se hacía más severa,aumentaba la cantidad de cartas profetizando mi caídaen las regiones infernales.

El correo trae cosas inesperadas. Hace un par dedías trajo las visas francesas. Los escépticos -y tam-bién los había en nuestra casa- debieron batirse enretirada, avergonzados. Nos vamos de Prinkipo. Nues-tra casa está casi vacía; abajo hay baúles de madera ymanos jóvenes se ocupan de clavarlos. La primaverapasada decoramos los pisos de nuestra vieja y abando-nada quinta con una pintura de composición tan mis-teriosa que las sillas, mesas e inclusive los pies se ad-hieren levemente al piso, aunque ya han pasado cua-tro meses. Es extraño, pero me parece que mis pieshan echado raíces en la tierra de Prinkipo.

Realmente, he mantenido escasos vínculos con laisla, cuya circunferencia puede recorrerse a pie en ape-nas dos horas. Pero por eso mismo he estrechado vín-culos con las aguas que la bañan. Durante estos cin-cuenta y tres meses, con ayuda de un invalorable maes-tro, me he convertido en intimo amigo del mar deMármara. Se llama Charolambos, y su universo estácircunscripto por un perímetro de aproximadamentecuatro kilómetros alrededor de Prinkipo. Pero Charo-lambos conoce su universo para un ojo inexperto elmar es idéntico a sí mismo en toda su extensión. Sinembargo, el fondo del mar oculta una enorme variedadde organismos físicos, minerales, flora y fauna. Des-

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226graciadamente, Charolambos es analfabeto, pero leeel hermoso libro del mar de Mármara como un artista.Su padre y su abuelo y su bisabuelo y el abuelo de subisabuelo fueron pescadores. Su padre todavía sale apescar. La especialidad del viejo es la langosta. En elverano no las atrapa con redes como hacen los demáspescadores -como hacemos su hijo y yo- sino que lascaza. Es un espectáculo de lo más apasionante. El vie-jo descubre la guarida de la langosta bajo una roca acinco u ocho metros de profundidad, o más aun. Conun palo muy largo de punta de hierro da vuelta la pie-dra y la langosta huye. El viejo da la orden al remero,persigue la langosta, la alcanza y, con otro palo quetiene en la punta una bolsita reticular fijada a un mar-co cuadrado, la atrapa y la saca. Cuando la superficiedel agua está un poco agitada, el viejo salpica aceite yescudriña a través de ese vidrio grasiento. En una bue-na jornada atrapa hasta treinta, cuarenta o más lan-gostas. Pero en el transcurso de estos años todo elmundo se ha empobrecido y hay tanta demanda delangostas como de automóviles Ford.

Se suele decir que la pesca profesional, con red, esindigna de un artista libre. ¡Actitud superficial y erró-nea! La pesca con red es un arte mayor. Hay que cono-cer el tiempo y el lugar para cada clase de pez. Hayque saber echar la red en semicírculo, a veces en cir-culo e inclusive en espiral, según el tipo de fondo y mily un factores más. Hay que echar la red al agua sinhacer ruido, desenrollándola rápidamente del bote enmovimiento. Por fin, el último acto: introducir los pe-ces en la red. Hoy se lo realiza de la misma maneraque hace diez mil años, arrojando piedras desde el bote.Mediante este bombardeo, se obliga a los peces a en-

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227trar en el circulo y luego en la red. Cada época del añoy las distintas condiciones marítimas exigen distintascantidades de piedras. De vez en cuando hay que vol-ver a la orilla para aprovisionarse. Pero en el bote haypermanentemente dos piedras atadas a largas cuer-das. Hay que saber arrojarlas con fuerza y sacarlas delagua rápidamente. La piedra debe caer cerca de la red.Pero, ¡ay del pescador sí la piedra cae dentro de la redy se enreda en ella! Entonces Charolambos le echa auno una mirada fulminante, y con toda razón. Poramabilidad y por instinto de disciplina socialCharolambos reconoce que generalmente no me faltahabilidad para arrojar piedras. Pero me basta compa-rar su trabajo con el mío, y el orgullo se desvanece.Charolambos ve la red cuando para mí se ha vueltoinvisible y sabe dónde está cuando no la ve. La sienteno sólo adelante suyo sino también a sus espaldas.Sus extremidades se mantienen en contacto perma-nente con esa red, mediante algún fluido misterioso.La tarea de recoger la red es un trabajo pesado, yCharolambos siempre lleva el vientre envuelto en unaamplia faja de lana, incluso en los calurosos días dejulio. Hay que remar sin dejar la red atrás ni permitirque el bote quede atrás de ésta, y esa es mi tarea,pero me costó tiempo aprender a interpretar los ges-tos casi imperceptibles con que el maestro dirige alaprendiz.

Muchas veces, después de arrojar quince kilos depiedras, Charolambos recoge la red y hay tan solo unpececillo del tamaño de mi pulgar. A veces la red vibracon los coletazos de los peces atrapados. ¿Cómo seexplica la diferencia? �Deniz�, responde Charolambos,encogiéndose de hombros. Deniz significa �mar�, y la

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228palabra suena muy parecida a �destino�.

Charolambos y yo conversamos en un nuevo idio-ma, creado lentamente en base a términos turcos, grie-gos, rusos y franceses, todo muy distorsionado y po-cas veces utilizados según su verdadero significado.Construirnos frases como lo hacen los niños de dos ytres años. Sin embargo, puedo pronunciar en turco losnombres de las operaciones más comunes. Algunosobservadores casuales han sacado la conclusión de quedomino el idioma turco, y los diarios dicen que traduz-co al turco a 105 autores norteamericanos: ¡pequeñaexageración!

Suele suceder que apenas terminamos de echar lared escuchamos el ruido de una zambullida y un bufidoa nuestras espaldas. �¡Delfín!�, grita Charolambos alar-mado. ¡Peligro! El delfín aguarda hasta que los pesca-dores arrojen las piedras para que los peces entren enla red, y luego los arranca uno por uno, sazonándoloscon grandes pedazos de red. �¡Haga fuego, M�sieu!�,grita Charolambos. Y yo disparo con un revólver. Undelfín joven se asustará y huirá. Pero los piratas viejosdesprecian olímpicamente ese juguete automático. Depuro amables después del disparo se alejan un poco,resoplan y aguardan el momento propicio. Más de unavez nos vimos obligados a recoger rápidamente la redvacía y cambiar de terreno.

El delfín no es el único enemigo. El jardinerito mo-rocho que vive en la costa norte es muy astuto pararobar las redes ajenas, cuando se las echa y se las dejasin vigilancia toda la noche. Hacia la tardecita se hacea la mar en un bote como si fuera a pescar, pero enrealidad busca un buen lugar que le sirva de atalayapara observar dónde echan las redes los que pescan de

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229noche. Hay gente que roba redes (Charolambos y yohemos perdido más de una en el transcurso de estosaños), pero es un asunto arriesgado y fastidioso; hayque alterar la red para que quede irreconocible, tenderla,remendaría y de vez en cuando darle una mano debleque. El jardinerito deja que los demás hagan estastareas fastidiosas; a él le bastan los pescados y langos-tas. Charolambos y él se cruzan miradas más filosasque puñales. Recurrimos a un ardid: nos alejamos yhacemos toda la pantomina de echar la red. Luego,damos toda la vuelta alrededor de la islita repleta deconejos y echamos la red. Una de cada tres veces logra-mos engañar al enemigo.

Los peces que más abundan aquí son el barbonnel yel rouget. El especialista en la pesca de rouget es elviejo Kochu. Conoce a los peces y a veces se diría quelos peces lo conocen a él; Cuando hay abundancia derouget, Kochu elimina a sus posibles rivales con ungolpe estratégico. Se hace al mar más temprano quenadie y recorre el campo acuoso, no de una punta a laotra sino como si fuera un tablero de ajedrez y él elcaballo; a veces hace movimientos más complicadosaun. Nadie sino Kochu sabe dónde pasó o dejó de pa-sar la red, de modo que abarca una gran extensión delmar y luego va recorriendo lentamente los cuadros noutilizados. ¡ Un gran arte.! Kochu sabe lo que es el marporque es viejo. Pero su padre pescaba hasta el añopasado junto con otro viejo que antes había sido pelu-quero. Salían en un bote decrépito y echaban las redeslangosteras; y ellos mismos, carcomidos hasta los hue-sos por la sal, se parecían a un par de ancianas langos-tas. Ahora ambos descansan en el cementerio dePrinkipo, que tiene más habitantes que la aldehuela.

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230Sin embargo, nadie debe pensar que utilizábamos

solamente la red. No, nos valíamos de todos los méto-dos que prometían rendir frutos. Con sedal y anzuelosacábamos peces de hasta diez kilos. Mientras yo sa-caba un monstruo invisible, que tanto podía seguirmeobedientemente como resistir con desesperación, Cha-rolambos me miraba sin pestañear, sin el menor respetoen su mirada. No por nada temía que yo perdiera lavaliosa presa. Cada torpeza mía le arrancaba un gruñi-do salvaje y amenazador. Y cuando por fin el pez sehacía ver en el agua, tan hermosa y transparente,Charolambos me susurraba, admonitorio, �buyuk,M�sieu� (grandote). A lo que yo respondía, entre ja-deos, �Buyuk, Charolambos�. Acercábamos la presa albote y la sacábamos mediante una red. Y entonces elhermoso monstruo, de colores irisados, conmovía elbote con los últimos estertores de su resistencia ydesesperación. Felices, comíamos una naranja cada unoy, en un lenguaje que nadie más entiende y nosotrossólo a medias, compartíamos los avatares de la aven-tura.

Esta mañana la pesca fue pobre. La temporada ter-minó, los peces se han ido a aguas más profundas.Volverán a fines de agosto, pero Charolambos saldrá apescar sin mí. Ahí está, en la planta baja, clavandobaúles de libros de cuya utilidad obviamente no estadel todo convencido. A través de la ventana abierta seve el vaporcito que transporta a los funcionarios deEstambul a sus casas veraniegas. Los anaqueles de labiblioteca están vacíos. Solo en el arco superior de laventana sigue la vida como siempre. Allí, justo arribade los anuarios estadísticos, las palomas han construi-do un nido y dado a luz una cría que no siente el menor

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231interés por las visas francesas.

Para bien o para mal, el capítulo llamado �Prinkipo�ha terminado.

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Stalin tranquiliza a Hitler104

19 de julio de 1933

Hace dos o tres semanas, la agencia noticiosa oficialTASS desmintió el rumor del retorno de Trotsky a laURSS. El tono solemne y categórico de la rectificacióndemuestra que el Kremlin perseguía algún fin político,pero no en el terreno de la política interior, puesto queni la rectificación ni el rumor periodístico que la originófueron difundidos en la URSS. La rectificación estabadestinada pura y exclusivamente al consumo extranje-ro.

El sentido de esta rectificación resultará claro cuan-do se recuerde que hace un par de años Trotsky escri-bió un artículo sobre la necesidad de preparar el Ejérci-to Rojo para combatir al nacionalsocialismo. Este artí-culo, que jamás fue publicado en la URSS, provocó unafuerte protesta en la prensa nacionalsocialista. Sabemosque la burocracia stalinista recibió el ascenso de Hitleral poder con una demostración de amistad: Izvestia105

dijo: �La opinión pública soviética jamás apoyó ningún

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233plan dirigido contra la política imperante en Alemania�.Con estas palabras no buscaba otro fin que disociarsepúblicamente de Trotsky. ¿Acaso puede dudarse que elartículo de Izvestia fue escrito a raíz de la correspon-diente nota diplomática de Berlín, con el fin de con-vencer a Hitler de que Moscú no se desvía de la doctri-na del socialismo en un solo país?

Por la misma época en que TASS difundía en el ex-tranjero la afirmación categórica de que Trotsky �novolverá� a la URSS, el diario berlinés Die VossischeZeitung, por intermedio de su corresponsal en Estam-bul, dirigió una nota oficial a Trotsky preguntándole siera verdad que volvía a Rusia. El hecho mismo pareceinesperado y a la vez significativo, sobre todo sí setiene en cuenta que Die Vossische Zeitung está ahoraen manos de los nazis. Hitler se limitó a ordenarle al exdiario liberal que verificara, por intermedio del excorresponsal liberal, el rumor periodístico del próximoretorno de Trotsky a Moscú y el consiguiente viraje enla política exterior de los soviets.

Así vemos que Hitler y Stalin hicieron un juego ados puntas. En principio parecería que el rumor delretorno de Trotsky fue, como sucede tantas veces conlos rumores periodísticos, un hecho accidental. Perorelacionando retrospectivamente todas las etapas dela cuestión, no cuesta mucho suponer que el rumor seoriginó en el departamento de �propaganda� berlinés,con el fin de obligar a Stalin a desmentir rumores yofrecer garantías degradantes. Sea como fuere, eseobjetivo se ha cumplido.

L �Humanité, como toda la prensa stalinista occiden-tal, no pierde oportunidad de degradarse: usó la recti-ficación de TASS para atacar groseramente a Trotsky,

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234acusándolo de haber difundido el rumor de su retornoa la URSS. ¿Con qué fin? Así, estos miserables burócra-tas ciegos sirven en todo momento de instrumentos deobjetivos ajenos y, pretendiendo servir a la revolución,la comprometen y debilitan.

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Al zarpar de Turquía106

Declaración a la prensa

19 de julio de 1933

El camarada Trotsky, exiliado de la URSS por la frac-ción stalinista, acaba de ganar el derecho de salir deTurquía. L �Humanité aprovechó la oportunidad parapublicar una noticia digna de los guardias blancos. Vea-mos cómo son los hechos reales y cuál es su impor-tancia.

Stalin deportó a Trotsky de la URSS bajo la presiónde los enemigos del proletariado. El compañero de Le-nin, el creador del Ejército Rojo, era una espina clava-da entre los partidarios del �socialismo en un solo país�.Durante varios años los gobiernos capitalistas, presio-nados directamente por la diplomacia soviética, le ne-garon a Trotsky el derecho de asilo. Cuando viajó aCopenhague a pronunciar una conferencia, gracias a lapresión del embajador soviético Kobietski y las denun-cias de TASS lo autorizaron a permanecer tan sólo una

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236semana.

Los comunistas siempre han levantado la consignade derecho de asilo para los revolucionarios, sobre todoen los países que se reclaman �democráticos�. Miles decamaradas alemanes se valen actualmente de estederecho en Francia: por ejemplo, Paul Schwent, diputa-do comunista del Landtag, tiene autorización para cele-brar mítines; a Muenzenberg se le permite mantenersu empresa editorial, etcétera. Es este derecho, reco-nocido y pisoteado por todos los estados democráticos,siempre condicional pero susceptible de ser ampliado,el que utilizó el camarada Trotsky.

A L �Humanité le convendría más guardar sus criti-cas para Radek y la forma en que lo recibió la prensaburguesa polaca, para las declaraciones de Litvinov,etcétera.

El odio fraccional de los stalinistas los lleva a nodisimular sus amenazas contra el camarada Trotsky.Los obreros no manifestaron contra Trotsky en El Pireoni en Copenhague. Las únicas manifestaciones hosti-les fueron los artículos viles y provocadores de la pren-sa stalinista, que complementaron a los de las Guar-dias Blancas. El frente único Stalin-Turkul107 amenazaa nuestro camarada. L �Humanité lo provocaabiertamente. Declaramos categóricamente que el BuróPolítico, a cargo del periódico, tendrá toda la responsa-bilidad de las provocaciones contra el camarada Trots-ky, que permanece bajo la protección de la vanguardiaproletaria internacional.

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Notas

1 Los sindicatos ante la embestida económica de la contrarrevolución.Biulieten Opozitsi, Nro. 34, mayo de 1933. Sin firma. Traducido (alinglés) por A.L. Preston. Los mismos que organizaron en 1932 elcongreso antibélico de Amsterdam comenzaron a preparar un con-greso antifascista después del ascenso de Hitler al poder. Su sede ibaa ser Copenhague, pero fue menester trasladarla a París. Este docu-mento fue uno de varios artículos preparados por la Oposición deIzquierda internacional y redactados o corregidos por Trotsky.2 Theodor Leipart (1867-1947): sindicalista conservador alemán ydirigente de la socialdemocracia que dominaba a la Asociación Ale-mana del Trabajo (ADGB), dentro de la cual se agrupaba la mayorparte de los sindicalistas alemanes. Después de la Segunda GuerraMundial fue partidario de la �fusión� de la socialdemocracia con elpartido stalinista, que tomó el poder en Alemania oriental.3 Rosa Luxemburgo (1871-1919): fundadora del Partido Socialdemó-crata Polaco y dirigente del ala izquierda de la socialdemocracia ale-mana. Combatió el revisionismo y la política del SPD en la PrimeraGuerra Mundial. Fue encarcelada en 1915. Junto con Karl Liebknechtfundó el Spartakusbund (Liga Espartaco), que fue luego el PC Ale-mán. Liberada por la revolución de noviembre de 1918, fue dirigentede la insurrección espartaquista, aplastada en enero de 1919, cuandola socialdemocracia gobernante ordenó su asesinato y el de Liebknecht.Sus obras más conocidas son La acumulación de capital, Crítica de laRevolución Rusa (escrito en la cárcel) y Huelga de masas, partidopolítico y sindicatos.

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2384 Declaración ante el Congreso Contra el Fascismo. The Militan, 20 demayo de 1933. Sin firma. Al igual que el documento anterior, éste fuepresentado en nombre de la Oposición de Izquierda Internacionalante el congreso antífascista reunido en el Salón Pleyel de París del 4al 6 de junio de 1933. �Trotsky se burla de las fábricas que participany eligen delegados al congreso�, informó la revista stalinista Rundschaua sus lectores. Y los stalinistas resolvieron asegurarse de que losdelegados no escucharan opiniones contrarias a las suyas. Antes deque el congreso se reuniera, sus organizadores decretaron que laOposición de Izquierda �contrarrevolucionaria� no podía asistir. Cuan-do los militantes de la Oposición de Izquierda, elegidos por distintasorganizaciones obreras y de masas, trataron de entrar, se les cerró elpaso; los que lograron burlar la vigilancia de la entrada y pudierondecir algo, fueron golpeados y arrojados del salón. A los delegadosque no podían demostrar fehacientemente su filiación política se lesacordaba el beneficio de la duda y también se los echaba del salón.5 Si bien el PC Alemán fue ilegalizado en febrero de 1933, el PartidoSocial-demócrata gozó de una existencia legal restringida hasta elmes de junio. En ese lapso los dirigentes trataron de ganarse la tole-rancia de Hitler: apoyaron su política exterior, se desafiliaron de laSegunda Internacional, se mostraron dispuestos a aceptar la reorga-nización de los sindicatos según el �modelo italiano�. El 1ero. de mayollamaron a los obreros a participar en el desfile del �día nacional deltrabajo� organizado por los nazis. El 2 de mayo los nazis coparon lossindicatos y Hitler envió a toda la dirección sindical a los campos deconcentración, etcétera.6 León Blum (1872-1950): el principal dirigente del Partido Socialistafrancés después de que la mayoría de sus militantes rompió con el PSpara formar el PC en 1920. Fue primer ministro del primer gobiernodel Frente Popular en 1936.7 Emile Vandervelde (1866-1938): socialdemócrata belga, ocupó dis-tintos puestos en varios gabinetes ministeriales. Fue presidente de laSegunda Internacional de 1929 a 1936.8 La insurrección de Cantón, diciembre de 1927, fue provocada porStalin por intermedio de sus agentes, Heinz Neumann y V.V. Lominadzede esa manera, Stalin esperaba �refutar� las acusaciones de la oposi-ción de Izquierda, de que su política en China sólo habla provocadotremendas derrotas. Debido a que la insurrección de cantón no sepropagó al resto del país, a que el PC Chino estaba aislado y a que losobreros no estaban preparados, la insurrección fue aplastada en tresdías a costa de miles de muertos.

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2399 El tercer período: según el esquema promulgado por los stalinistasen 1928, era la etapa final del capitalismo, en el cual desapareceríapara ser reemplazado por soviets. Por eso, durante los seis años si-guientes la Comintern siguió una política caracterizada por elultraizquierdismo, el aventurerismo y el sectarismo (creación de lossindicatos �rojos�, oposición a la política de frente único, etcétera). En1934 el stalinismo desechó la política del �tercer periodo�,remplazándola por la de los frentes populares (1935-1939), pero aeste último periodo no le puso número. El �primer periodo� fue el de1917-1924 (crisis capitalista y alza revolucionaria) y el �segundo pe-riodo� fue el de 19251928 (estabilización del capitalismo).10 Benito Mussolini (1883-1945): fundador del fascismo italiano. Mili-tante del ala antibélica del Partido Socialista Itaho en 1914, luego seconvirtió en agente de las potencias imperialistas aliadas. Organizó elmovimiento fascista en 1919 y tomó el poder en 1922. Su régimenrepresivo sirvió de modelo a los nazis alemanes. Fue dictador de Ita-lia hasta 1943.11 Alfred Hugenberg (1865-1951): poderoso banquero y político de-rechista alemán. Adversario de la República de Weimar, asumió ladirección del Partido Nacionalista en 1928 y se alió a Hitler, esperandopoder utilizar a los nazis para sus propios fines. Fue ministro de eco-nomía en el gabinete de coalición de Hitler en enero de 1933: éste loexpulsó apenas se consolidó en el poder, ese mismo año.12 ¿Qué es la objetividad histórica? The Militant, 15 de julio de 1933.Traducido [al inglés] por Max Eastman. Trotsky analiza el discurso deStalin sobre Lenin en Stalin presenta testimonio contra Stalin (Escri-tos 1932).13 Llamábase conciliadores a los mencheviques y socialrevolucionarios,que apoyaron al Gobierno Provisional, capitalista, que intentó gober-nar Rusia entre las Revoluciones de Febrero y Octubre de 1917.14 Blancos, Guardias Blancas y rusos blancos: fuerzascontrarrevolucionarias que actuaron durante la Guerra civil.15 Una de las acusaciones más corrientes contra los bolcheviques fueque eran agentes del imperialismo, pagados con oro alemán paraprovocar disturbios en Rusia y así garantizar su derrota en la PrimeraGuerra Mundial.16 La Conferencia Democrática: al igual que el preparlamento, fue unintento de Kerenski y los �conciliadores� de encontrar una base deapoyo popular fuera de los soviets, cuando éstos comenzaron a repu-diarlos y volcarse hacia el bando bolchevique en las semanas queprecedieron a las derrotas del Gobierno Provisional. Sus resultados

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240fueron nulos.17 Prólogo a Leninismo versus stalinismo. The Militant, 15 de julio de1933. Leninismo versus stalinismo (lecciones de la catástrofe alema-na de 1933) era un folleto documental con citas textuales de losdocumentos más importantes del stalinismo y la oposición de Izquier-da, referidos a todos los problemas mas políticos más importantesque tuvieron que ver con el ascenso de los nazis al poder.18 Oskar Fischer; de Leipzig: secretario de Trotsky en Prinkipo, hizo larecopilación de cites para Leninismo versus stalinismo. Participó enlas conversaciones de Trotsky con Swabeck, con el seudónimo deOtto. Después de la Segunda Guerra Mundial consideró que la URSSse habla vuelto fascista y rompió con la Cuarta Internacional.19 El derrumbe del Partido Comunista Alemán y les tareas de laOposición.The Militant, 6 y 13 de mayo de 1933. Este artículo es laprolongación de la discusión interna en la Oposición de Izquierda In-ternacional.20 Rudolph Breitscheid (1874-1944): Integrante del bloque socialde-mócrata del Reichstag, que en 1931 propuso la formación de un blo-que SPD-PCA; este último lo rechazó con indignación. En 1933 huyóa Francia, pero fue entregado a la Gestapo por el gobierno de Vichy ymurió en el campo de concentración de Buchenwald.21 Giacomo Matteotti (1885-1924): diputado por los socialistas refor-mistas en el parlamento italiano, denunció los fraudes electorales y elterrorismo practicado por los fascistas. Los secuaces de Mussolini loasesináron en 1924.22 Los narodnikis (populistas): movimiento de Intelectuales rusos querealizaron actividades políticas entre el campesinado entre 1876 y1879. Luego se dividieron en dos alas, una de las cuales, de tenden-cia anarquista, fue aplastada tras el asesinato del zar Alejandro II en1881. La otra volvió a separarse: un sector, dirigido por Plejanov,evolucionó hacia el marxismo mientras que el otro fue el precursordel Partido Social Revolucionario.23 lskra (La chispa): nombre del periódico del Partido Obrerosocialdemócrata Ruso, publicado en el exterior por marxistas exiliados.Lenin estuvo entre sus fundadores y directores y oriento políticamen-te la publicación hasta la ruptura de 1903; a partir de entonces fuecopada por el ala menchevique.24 La obediencla ciega, la disciplina revolucionaria y la juventud. TheMilitant, 8 de julio de 1933. Sin firma. Este documento iba dirigido alos delegados jóvenes al congreso antifascista de París.25 El Marxismo como ciencia. The Nation, 5 de julio de 1933. El articu-

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241lo El marxismo: ¿dogma o método? apareció en la edición del 15 demarzo del mismo diario. La edición del 5 de julio también publicó loscomentarios de Hook a la respuesta de Trotsky.26 Saludos a la Oposición chilena. Boletín Hispano-americano (de laOposición de Izquierda española), 1º de agosto de 1933. La secciónchilena, recientemente constituida, estaba integrada por militantesde larga actividad en una fracción de oposición del PC.27 Nuevamente acerca de la discusión en Norteamérica. Boletín Inter-no. Liga Comunista de Norteamérica, Nº 13, 29 de abril de 1933. estacarta es continuación de la del 7 de marzo, firmada �Gourov�. En ellaTrotsky seguía la discusión sobre los problemas internos de la CLA.Años después, B. J. Field publicó trozos de cartas sobre el mismotema que Trotsky le envió: 13 de abril de 1933: �Es necesario impedira toda costa que la lucha interna se agudice; los elementos que nomilitan en ninguna de las dos fracciones deben obligar a los camara-das más intransigentes a ser un poco más pacientes. En este momen-to, una ruptura sería una catástrofe irreparable[...]�. 5 de mayo de1933: �La situación de la Liga norteamericana nos preocupa a todos.Puesto que no existen diferencias principistas claras, es necesariocrear un amortiguador que atenue los choques e impida una posibleruptura.� (New International Bulletin, enero de 1936.) La disputa quedóresuelta en la primavera de 1933 cuando un plenario de la OposiciónInternacional instó a la fracción mayoritaria (Cannon) y a la minorita-ria (Shachtman-Abern) a reconocer que sus diferencias no entrañabanproblemas de principios y que por consiguiente, debían reducir losroces fraccionales y colaborar en los distintos terrenos de trabajofructífero que se le abrían a la CLA. El comité nacional de la CLAaprobó la propuesta por unanimidad (ambas resoluciones, la de laOposición Internacional y la de la CLA están en el Boletín Interno Nº14, 29 de junio de 1933) y durante varios años ambas fraccionescolaboraron activamente en la construcción del partido. Esa situaciónllegó a su fin en 1939, cuando Shachtman y Abern formaron un blo-que con James Burnham e intentaron revisar los principios funda-mentales del marxismo. Los documentos que Trotsky escribió paraesa discusión (1939-1940) están recopilados en En defensa del mar-xismo. En su libro The History of American Trotskyism [Historia delTrotskismo norteamericano] basadas en una serie de conferenciaspronunciadas en 1942, Cannon dice que las luchas fraccionales de losprimeros años de la Oposición �no eran plenamente comprensiblespara los militantes, porque las grandes diferencias políticas quesubyacían en ellas todavía no habían salido a la superficie. Sin em-

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242bargo, no eran roces personales, como muchas veces parecieron serlo;al contrario, ahora es evidente para todos que fueron el ensayo gene-ral prematuro de la gran lucha definitiva de 1939-1940 entre la ten-dencia proletaria y la pequeñoburguesa de nuestro movimiento.�28 Max Shachtman (1903-1972): fundador de la Oposición de Izquier-da norteamericana y del Socialist Workers Party, editó varios libros yfolletos de Trotsky. Las cartas en que Trotsky lo critica por el papeldesempeñado como delegado de la Oposición de Izquierda en Europaestán reproducidas en Escritos 1932. Rompió con el SWP en 1940para fundar el Workers Party [Partido Obrero], llamado luegoIndependent Socialist League [ISL Liga Socialista Independiente]. En1958 ingresó, junto con los despojos de la ISL, en el ala derecha de lasocialdemocracia norteamericana.29 Martín Abern (1898-1949): fundador del PC de Estados Unidos yluego de la Oposición de Izquierda y del SWP junto con Shachtman.Rompió con el SWP en 1940 para formar el Partido Obrero, en el quepermaneció hasta su muerte.30 James P.Cannon (1890-1974): dirigente del International Workersof the World (IWW), luego del ala izquierda del Partido Socialista deEugene Debs y posteriormente fundador del PC norteamericano. Seconvirtió en partidario de la Oposición de Izquierda en 1928, cuandoasistió al Sexto Congreso de la Comintern en Moscú y leyó la críticade Trotsky al proyecto de programa de la misma. Ese mismo año fueexpulsado del PC por expresar su solidaridad con Trotsky; fue funda-dor de la CLA y luego del SWP y la Cuarta Internacional.31 Gerry Allard: editor del periódico The Progressive Miner [El mineroprogresista], publicado por una organización minera clasista del esta-do de Illinois, rompió con la CLA a fines de 1933. En 1934 ingresó alPartido Obrero Norteamericano que se fusionó poco después con laCLA par formar el Partido Obrero de Estados Unidos. La mayoría desus militantes ingresó al PS en 1936, Allard siguió en el PS despuésde 1937, cuando el ala izquierda fue expulsada del partido y formó elSWP.32 Respuesta al proyecto de resolución alemán. The Militant, 1 de juliode 1933. Firmado �G.G� El proyecto de resolución presentado por ladirección alemana para la discusión en la Oposición Internacional apa-reció en The Militant, 27 de mayo de 1933.33 Willi Muensenberg (1889-1940): dirigente de la Internacional Juve-nil Comunista, stalinista leal, utilizó fondos de la Comintern para fun-dar una cadena de empresas propagandísticas, con diarios, revistas,una empresa cinematográfica, una editorial, etcétera. Después de

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2431933 siguió realizando la misma tarea para la Comintern en Francia,hasta que en 1937 rompió con el stalinismo por no aceptar la politicadel Frente Popular. Fue hallado muerto en circunstancias jamás acla-radas, después de que los alemanes invadieron Francia. Henri Barbusse(1873-1935): novelista pacifista, ingresó al PC Francés en 1923 yescribió una biografia de Stalin y una de Cristo. Fue uno de los prin-cipales propulsores de los congresos antibélico de Amsterdam y antifas-cista de Paris. El representante de la burguesía hindú era V.J. Patel(1877-1950), presidente del Partido del Congreso e integrante delgobierno cuando la India proclamó su independencia.34 Zimmerwald en Suiza, fue en setiembre de 1915 la sede de uncongreso que reunió a las corrientes antibélicas e internacionalistasque sobrevivieron al colapso de la Segunda Internacional. A pesar deque la mayoría de los participantes eran centristas significó un avan-ce para la creación de la Tercera Internacional. El manifiesto antibélicode Zimmerwald fue redactado por Trotsky.35 La Oposición de izquierda y el SAP. The Red Flag (Bandera Roja).Semanario de la Oposición de Izquierda de Inglaterra, agosto de 1933.36 Jakob Walcher (n. 1887) y Paul Froelichch (1884-1953): fundado-res del PC Alemán, luego dirigentes de la Oposición de Derecha ydespués del SAP. Terminada la Segunda Guerra Mundial, Walcher vol-vió al partido stalinista y ocupó diversos puestos en el gobierno deAlemania oriental, mientras que Froelich, autor de una biografía deRosa Luxemburgo, murió en Alemania occidental. August Thalheimer(1884-1948): fundador del PC Alemán, fue expulsado del mismo jun-to con Brandler en 1929 y organizó con él la Oposición de Derecha.37 Max Seydewitz (n. 1892): miembro del ala ¡izquierda del bloqueparlamentario socialdemócrata, fue expulsado del partido en 1931.Fundó el SAP y lo dirigió por un periodo. Emigró a Suecia en 1933. En1938 publicó su libro Stalin oder Trotski? (¿Stalin o Trotsky). Despuésde la Segunda Guerra Mundial desempeñó varios puestos de impor-tancia en el aparato stalinista y en el gobierno de Alemania oriental.38 El SAP organizó en agosto de 1933 una conferencia internacionalde organizaciones independientes en París. La Oposición Internacio-nal participó con la colaboración activa de Trotsky. (Ver Escritos 1933-1934.)39 La degeneración de la teoría y la teoría de la degeneración. TheMilitant, 27 de mayo y 3 de junio de 1933.40 Brest-Litovsk: nombre de un pueblo en la frontera ruso-polaca don-de, en marzo de 1918, se firmó un tratado poniendo fin a las hostili-dades entre Rusia y Alemania Los términos del tratado resultaron

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244sumamente desfavorables para el gobierno soviético. Se produjo unaenconada polémica entre sus miembros hasta que finalmente primóla posición de Lenin de ratificar el tratado. La revolución alemana denoviembre de 1918 y la derrote de Alemania en la guerra permitió algobierno soviético recuperar la mayoría de los territorios cedidos envirtud del Tratado de Brest-Litovsk.41 Qué debe hacer la oposición socialdemócrata austríaca? The Militant,3 de junio de 1933. Entre el 7 de marzo y mayo de 1933 el gobiernode Dollfuss siguió restringiendo los derechos democráticos y del mo-vimiento obrero, mientras los dirigentes socialdemócratas se nega-ban a tomar medidas de lucha.42 La frase �(...) la dirección socialdemócrata capituló totalmente anteDollfuss, es decir, ante el fascismo�, podría interpretarse en el sentidode que Trotsky consideraba fascista al régimen de Dollfuss. Esa noera, empero, la posición de Trotsky en el momento de escribir la cartani tampoco lo fue posteriormente. Insistía en que se trataba de unrégimen bonapartista que le allanaba el camino al fascismo, o sea.una dictadura policíaco militar que reprimía al movimiento obrero yasí facilitaba la victoria del fascismo. En todo momento Trotsky subra-yó la necesidad imperiosa de distinguir entre una dictadura policíaco-militar y el fascismo.43 Marx Adler (1873-1937): gran teórico y filósofo del austro-marxis-mo.44 Robert Danneberg: primer secretario del Partido Socialdemócratade Austria; los nazis lo arrestaron en 1938 y lo asesinaron en uncampo de concentración. Karl Seitz (1869-1950): dirigente socialde-mócrata hasta 1934, fue intendente de la ciudad y gobernador de laprovincia de Viena.45 Prólogo a la edición búlgara de El socialismo en un solo país Delfolleto Sotsializm v Otd´elna Strana. Traducido [al inglés] por IainFraser.46 Lecciones del Primero de Mayo en Austria. The Militant, 3 de juniode 1933. El gobierno de Dollfuss había prohibido la realización demanifestaciones o celebraciones públicas del Primero de Mayo, la jor-nada obrera tradicional.47 Acerca de la política exterior de la burocracia stalinista. The Militant.10 de junio de 1933. Publicado por primera vez, sin firma, en BiulletenOpozitsi, Nº 35, julio de 1933. En el momento en que Hitler llegó alpoder, Alemania y la Unión Soviética se encontraban comprometidaspor pactos de no agresión recíproca firmados en la década del 20, yambos gobiernos debían resolver el problema de ratificarlos o anular-

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245los. Los dos, cada uno por sus propios motivos, resolvieron ratificar-los. Cuando ciertos elementos ultraizquierdistas fustigaron a la direc-ción soviética por ese hecho, Trotsky puso especial empeño en dife-renciar a la Oposición de Izquierda de los mismos. Reiteró que habíaque oponerse a la política tanto interna como exterior del stalinismo,pero señaló que, dadas las circunstancias desfavorables imperantes,cualquier gobierno soviético, aunque lo dirigiera la Oposición de Iz-quierda, tenía el derecho y el deber de efectuar maniobras diplomá-ticas e inclusive de mantener relaciones con la Alemania hitlerista.48 El Ferrocarril Oriental de la China: tramo de la ruta original delFerrocarril Transiberiano que atravesaba Manchuria para llegar aVladivostok. En 1929 Trotsky criticó duramente a los dirigentes de laOposición de Izquierda que sostenían que, puesto que el FerrocarrilOriental Chino había sido una empresa del imperialismo zarista, elestado obrero debía entregarlo al gobierno capitalista chino (ver Es-critos 1929). En 1932 el imperialismo japonés. por intermedio delgobierno títere de Manchukuo, consolidó su control de toda Manchuriamenos el Ferrocarril Oriental Chino. Stalin lo vendió a Manchukuo en1935 para tratar de impedir un ataque del imperialismo japonés a laURSS. Los soviets recuperaron el ferrocarril durante la Segunda Gue-rra Mundial. Aunque el PC Chino se adueñó del poder en toda Chinacontinental en 1949, Stalin no cedió el ferrocarril al gobierno de MaoTse-tung hasta 1952.49 El 12 de mayo de 1933 el gobierno de Hitler ratificó la extensión deltratado de no agresión ruso-gerrnano, firmado en abril de 1926 yextendido por primera vez en la primavera de 1931.50 Otto Kuusinen (1891-1964): socialdemócrata finlandés que huyó ala URSS tras la derrota de la revolución finlandesa de abril de 1918.Fue vocero del estalinismo y secretario de la Comintern desde 1922 a1931.51 Referencia a las tesis de Trotsky tituladas Alemania, clave de lasituación internacional, 21 de noviembre de 1931, parágrafos 16-19,donde dice: �Debe ser un axioma para todo obrero revolucionario queel intento de los fascistas de tomar e] poder en Alemania ha de pro-vocar la movilización del Ejército Rojo. Para el estado obrero será unacuestión de autodefensa revolucionaria en el sentido más directo einmediato.� Las tesis aparecen en La lucha contra el fascismo en Ale-mania, junto con dos artículos breves escritos después del triunfo deHitler (Alemania y la URSS, 17 de marzo de 1933 y Hitler y el EjércitoRojo, 21 de marzo de 1933), donde explica por qué sería un acto deaventurerismo llamar a la movilización del Ejército Rojo en las condi-

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246ciones imperantes en el momento. Véase también Preveo la guerracon Alemania, abril de 1932, donde Trotsky afirma que estaría a favorde la movilización militar soviética apenas los nazis tomaran el poderen Alemania.52 Una explicación. Biulleten Opozitsi, Nº 35, julio de 1933. Traducido[al inglés] por A.L. Presten. Lo precedía una nota diciendo que Trots-ky lo había entregado a un periodista extranjero y que era una nuevatraducción del francés.53 Saludos a The Red Flag The Militant, 22 de julio de 1933.54 El Movimiento Minoritario: tendencia de izquierda que existía en lacentral obrera británica en los años 20. Aunque la creó el PC, no erauna verdadera alternativa a los burócratas sindicales de izquierda��,que Moscú cortejaba a través del Comité Sindical Anglo-Ruso.55 El Partido Laborista Independiente [ILP, Independent Labour Party]:fundado en 1893, desempeñó un rol de primera magnitud en la crea-ción del Partido Laborista, al que estaba afiliado y en el que general-mente mantenía posiciones de izquierda. La mayoría de los dirigenteslaboristas de la década del 20 provenían de sus filas. Fue expulsadodel partido en 1931 y durante un tiempo gravitó hacia el stalinismo. Amediados de la década del 30 se afilió a la Comunidad Internacionaldel Trabajo pero luego volvió al Partido Laborista.56 La plataforma del grupo Brandler. The Militant. 17 de junio de 193357 Zinoviev y Kamenev capitularon nuevamente. The Militant, 10 dejunio de 1933. Firmado �L.T.�58 ¿Qué le ocurrió a Rakovski?, The Militant, 10 de junio de 1933.59 Hitler y el desarme. Manchester Guardian, 22 de julio de 1933:publicado en forma de folleto con el titulo de What Hitler Wants, [Loque busca Hitler], John Day Co., 1933. cuando el gobierno nazi ratifi-có la extensión del tratado de no agresión, el 12 de mayo de 1933, elvicecanciller Papen pronunció un discurso en Dortmund (13 de mayo)que alarmó a los gobiernos imperialistas democráticos. El 16 de mayoel presidente Roosevelt envió un mensaje a cincuenta y cuatro nacio-nes, en el cual abogó por el desarme. Al día siguiente, Hitler pronun-ció en el Reichstag un discurso muy distinto al de Papen; allí renuncióa la �germanización� como objetivo de su política exterior.60 John Símon (1873-1954): fundó el National Liberal Party [NLP, Par-tido Nacional Liberal] en 1931 y lo dirigió hasta 1940. Ocupó variospuestos en el gabinete británico: secretario de relaciones exteriores,1931-1935; secretario de interior, 1935-1937; canciller del tesoro,1937-1940 y luego canciller, 1940-1945. Joseph Austen Chamberlain(1863-1937): político conservador que sentía un gran odio personal

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247hacía Trotsky, fue secretario de relaciones exteriores de 1924 a 1929.En 1926 recibió el Premio Nobel de la Paz.61 Lord Hailsham (Douglas McGarel Hogg, 1872-1950): secretario deguerra, pronunció un discurso en la Cámara de los lores, en respuestaa la alocución de Papen del 13 de mayo, en el que dijo que en suopinión personal todo intento de Alemania de rearmarse y violar lascláusulas militares del Tratado de Versalles significaría una violaciónde las sanciones aceptadas y estipuladas.62 Hermann Goering (1893-1946): dirigente nazi, fue el autor delIncendio del Reichstag (27 de febrero de 1933), utilizado por Hitlerpara crear una atmósfera de caza de brujas y suspender los derechosconstitucionales en la semana anterior a las elecciones parlamenta-rias del 5 de marzo.63 Ulrich von Brockdorff Rantzau (1869-1928): diplomático alemán,fue el primer embajador alemán en la Rusia soviética, de 1922 a1928. Desempeñó un papel importante en la negociación del tratadode no agresión germano-soviético de l926.64 París bien vale una misa: frase atribuida a Enrique IV (1553-1610),rey de Francia, que se convirtió al catolicismo en 1593 para poderentrar en París, ciudad que su ejército no había podido conquistar.Fue coronado y entró en París en 1594.65 Gustav Stresemann (1878-1929): fundador del Partido Popular ale-mán después de la Primera Guerra Mundial, fue canciller y ministrode relaciones exteriores a partir de 1923. Su política llevó a Alemaniaa firmar el Pacto de Locarno en 1925, ingresar a la Liga de las Nacio-nes en 1926 y firmar el tratado de no agresión con la URSS en esemismo año.66 El Pacto de Locarno era una serie de tratados y convenciones dearbitraje firmados en 1925 por Alemania, Bélgica, Francia, Italia. GranBretaña, Checoslovaquia y Polonia, que �garantizaban� la paz y elrespeto por las fronteras nacionales.67 El Club de los Caballeros (Deutsche Klub, que publicaba Der Ring):fundado en 1924 por varios terratenientes, generales, funcionariosde gobierno y grandes empresarios. Fue un puntal muy importantedel gobierno y apoyó a Hitler de 1932 a 1933; después perdió todaimportancia y fue disuelto en 1944.68 Konstantin von Neurath (1873-1956): miembro del Club de losCaballeros, fue ministro de relaciones exteriores de 1932-1938 bajoSchleicher, Papen y Hitler. Rudolf Nadolny (1873-1955): diplomáticoalemán, embajador en Moscú en 1933-1934, encabezó la delegaciónalemana a la conferencia de desarme de Ginebra.

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24869 Gran Bretaña, Francia, Italia y Alemania firmaron un tratado de pazen Roma el 7 de junio de 1933.70 El Cuatro de Agosto. The Militant, 8 de julio de 1933.71 August Bebel (1840-1913): fundó, junto con Wilhelm Liebknecht,el Partido Socialdemócrata alemán. Bajo su dirección, el partido sevolvió una potencia. Esta dirección rechazó formalmente el revisionismopero es responsable del crecimiento de las tendencias oportunistasque coparon el SPD poco después de su muerte.72 El Tratado de Tilsit (7 de julio de 1807): firmado por el zar Alejan-dro I y Napoleón, en los términos dictados por éste, tras la derrota delas fuerzas austriacas y rusas a manos de los franceses.73 Giovani Giolitti (1842-1928): fue primer ministro de Italia antes delascenso de Mussolini al poder.74 El ejemplo de 1923 es una referencia a la crisis prerrevolucionariaalemana. Los errores de la dirección del PC Alemán permitieron queel régimen sobreviviera.75 Entrevista concedida a Georges Simenon. Die Nieuwe Weg (El Nue-vo Rumbo, periódico del Partido Socialista Revolucionario de Holan-da), volumen 8, 1933. Traducido [para la edición norteamericana]por Russell Block. El novelista belga Simenon, que entonces teníatreinta años y era corresponsal especial de Paris-Soir y Voila, fue aPrinkipo para solicitar una entrevista a Trotsky, pensando utilizarla enun libro que estaba escribiendo acerca de varias personas prominen-tes y las nuevas tendencias de la política mundial. Trotsky aceptó laentrevista y sugirió que Simenon le formulara las preguntas por es-crito. Simenon lo hizo, pero aclarando que le resultaba difícil formularpreguntas precisas y que lo que más le interesaba era que Trotskyopinara sobre �los nuevos grupos humanos que surgen en esta épocade turbulencia�. Cuando se reunieron en la casa de Trotsky el 6 dejunio de 1933 entregó sus respuestas escritas y luego sostuvieronuna conversación. La última parte de la entrevista, que incluye unaparte de la conversación, se transcribe de Paris-Soir, donde la entre-vista se publicó por primera vez.76 Carlos Sforza (1872-1952): diplomático liberal italiano, se fue alexilio en 1926 y fue ministro de relaciones exteriores después de laSegunda Guerra Mundial.77 La falsificación más reciente de los stalinistas. The Militant, 17 dejunio de 1933. Firmado �Alpha�.78 Zinoviev y Kamenev se habían pronunciado públicamente en con-tra de la política bolchevique de lanzar la insurrección de octubre de1917 poco antes de que ese suceso tuviera lugar.

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24979 Nadezda Konstantinova Krupskaia (1869-1939): dirigente del Par-tido Bolchevique y compañera de Lenin.80 El Cretinismo diplomático y parlamentario. The Militant, 18 de juliode 1933. Este artículo fue escrito poco después de la ilegalización delPC austríaco (26 de mayo de 1933) y la celebración del congresoantifascista en la sala Pleyel de París (4 al 6 de junio).81 Gaston Bergery (1892-1958): político radical francés y �amigo dela Unión Soviética� en los años 30, estuvo entre los fundadores delFrente Popular en 1935. Luego viró a la derecha y fue embajador delrégimen de Petain.82 Die Rundschau über Politik, Wirtschaft und Arbeiterbewegung (Re-vista de política, economía y el movimiento obrero) remplazó a laedición alemana de Inprecor cuando ésta fue prohibida por los nazis.83 Entrevista concedida al New York World Telegram. The Militant, 17de junio de 1933. Publicada en el World Telegram del 15 de junio de1933. la entrevista fue realizada en momentos en que se reunía unaconferencia económica internacional en Londres el 13 de junio de1933. La Oposición de Izquierda había abogado durante años por laconcertación de un acuerdo comercial soviético-norteamericano. Se-gún un informe sobre la conferencia, publicado en el New York Timesdel 15 de junio, el principal delegado soviético, Litvinov, �instó a to-dos los países a reconocer la necesidad de la coexistencia pacifica delos dos sistemas, el capitalismo y el socialismo�.84 Las organizaciones socialistas de izquierda y nuestras tareas. TheMilitant 5 de agosto de 1933. Firmado �G. Gourov�. Las nuevas ten-dencias socialistas de izquierda que Trotsky analiza en este articuloconstituyeron un factor de importancia para las tácticas de �a oposi-ción de Izquierda en la segunda mitad de 1933. (Ver Escritos 1933-1934)85 La política del partido en el terreno del arte y la filosofía. The Militant,22 de julio de 1933. Harry Roskolenko (�Harry Ross�) , uno de losmilitantes de la Oposición de izquierda a quien va esta carta, la publi-có en su novela autobiográfica When I Was Last on Cherry Street(1965). Su descripción de las circunstancias es tan prejuiciosa y pocodigna de confianza como el resto de la historia sobre sus experienciasen la Oposición de izquierda.86 Ferdinand Freiligrath (1810-1876): poeta alemán que escribió poe-mas líricos e himnos patrióticos de guerra. Hizo además traduccionesde Victor Hugo, Shakespeare, etcétera.87 Alexander A. Bogdanov (1873-1928): ingresó al Partido Bolchevi-que después del Segundo Congreso, en 1903. En 1908 formó una

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250tendencia �boicotista� que sostenía que el partido debía trabajar ex-clusivamente a través de organizaciones ilegales en el periodo dereacción. Fue expulsado del partido en 1909. Elaboró un sistema filo-sófico, el empiriononismo variante de la filosofía idealista subjetivade Mach, que Lenin critica en Materialismo y empiriocriticismo. Des-pués de la Revolución de Octubre fundó y dirigió el Proletkult, escuelade artistas que trataban de crear una cultura proletaria (Trotsky pole-miza con esta escuela en Literatura y revolución). A partir de 1921 sededicó a trabajos científicos y médicos. Máximo Gorki (1868-1936):escritor ruso, fue simpatizante de los bolcheviques antes y despuésde 1905. Fue enemigo de la Revolución de Octubre de 1917, peroluego apoyó al gobierno hasta 1921, cuando abandonó el país, apa-rentemente por razones de salud. Volvió en 1932 y apoyó en generalla política de Stalin.88 Georges Monnet (1898): ministro de agricultura en dos gabinetesde León Blum (1936-1937 y marzo-abril de 1938). Paul Louis (1872-1948): periodista francés y autor de varios libros sobre historia delmovimiento obrero, era miembro de un pequeño grupo centrista, elPartido de Unidad Proletaria (PUP)89 Sobre las dificultades de nuestro trabajo. Biulleten Opozitsi. N° 35julio de 1933 Traducido [[al inglés] por Tom Scott.90 Una rectificación. La Verité, 23 de junio de 1933. Traducido [alinglés] por Jeff White. Sin firma91 Le Temps: órgano oficioso del gobierno francés en la década del30.92 Zinoviev y el régimen partidario. The Militant, 29 de julio de 1933.Sin firma. Fue escrito como prólogo a una carta que Zinoviev habíaescrito en setiembre de 1927 para protestar por la forma en que laburocracia stalinista reprimía a la oposición en el seno del PCUS, envísperas de su Decimoquinto Congreso. La misma edición de TheMilitant publicó extractos importantes de la carta que fueron publica-dos nuevamente en International Socialist Review, 1972.93 Japón se encamina al desastre. Biulleten Opozitsi, Nº 38-39, febre-ro de 1934. Traducido [al inglés] por George Saunders. La revistaLiberty, en su edición del 18 de noviembre de 1933 publicó una ver-sión, que Trotsky juzgó inexacta, con el título Will Japan Commit Sui-cide? (¿Se suicidará el Japón?) Una nota editorial del Biulleten afirmaque el artículo �fue escrito hace más de un año y medio para la pren-sa burguesa y apareció en la prensa de más de diez países�, pero lafecha que aparece al final del articulo es el 12 de julio de 1933.94 El Tratado de Shimonoseki. Firmado en 1895, puso fin a la guerra

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251china japonesa de 1894-1895.95 El barón Gichi-Tanaka (1863-1929): primer ministro de Japón en1927, cuando elevó el emperador un �Memorándum� en el que expo-nía en detalle un programa de expansión imperialista japonesa, em-peñando por el control de Manchuria y llegando a dominar gradual-mente la China, Indonesia, los archipiélagos del Mar del Sur, las Pro-vincias Marítimas de la URSS, la India y toda la cuenca del Pacífico. En1940, poco antes de morir, Trotsky escribió un artículo, El memorán-dum de Tanaka, donde explica cómo el servicio de espionaje soviéticoobtuvo una copia del documento a mediados de la década del 20 (verEscritos 1939-1940).96 Ivan IV (el Terrible): vivió entre 1533 y 1584; Pedro I (el Grande):de 1682 a 1725; Alejandro II: de 1855 a 1881.97 El general Sadao Araki (1877-1966): combatió en la guerra ruso-japonesa y en la Primera Guerra Mundial. Fue ministro de guerra de1932 a 1934; miembro del consejo asesor del gabinete de 1937 a1938; ministro de educación de 1938 a 1940. En 1948 fue sentencia-do a prisión perpetua por sus crímenes de guerra pero recupero lalibertad en 1955.98 El fascismo y las consignas democráticas. The Militant, 26 de agos-to de 1933.99 Giustizia e Liberta: movimiento fundado en Paris en 1929 porexiliados antifascistas italianos. Su principal organizador y orientadorera Carlo Rosselli, autor de Socialisme Liberal. Su órgano político eraQuaderni de Giustizia e Liberta, publicado en París e introducido clan-destinamente en Italia. Trató de realizar una síntesis del liberalismo yel socialismo, abogando por un socialismo sobre bases enteramente�nuevas�, que rechazaban el marxismo, la lucha de clases y la revolu-ción En abril de 1943 se fusionó con otros grupos para formar elPartido d�Azione, grupo guerrillero de fines de la Segunda GuerraMundial.100 El suicidio de Skripnik The Militant, 12 de agosto de 1933. Laversión publicada en Biulleten Opozitsi, Nº 36-37, octubre de 1933,lleva la firma �A�101 Pavel P. Postishev (1888-1938): secretario del PC de Ucrania. Fuecandidato al Buró Político en 1934. En 1938 lo remplazó en esa pues-to Jruschov, y Postishev fue víctima del juicio de Moscú.102 Es necesario construir nuevos partidos comunistas y una nuevaInternacional. Boletín Interno, Liga Comunista de Norteamérica, Nº13, 1933 Firmado �G. Ourov�. A fines de mayo de 1933 la OposiciónInternacional había votado apoyar la perspectiva de crear un nuevo

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252PC en Alemania. Ahora Trotsky proponía que fuera más lejos y brega-ra por una nueva internacional.103 Adiós a Prinkipo. The Modern Monthly, marzo de 1934. Traducido[al inglés] por Max Eastman. Los amigos franceses de Trotsky habíandesplegado sus esfuerzos para conseguirle asilo en ese país. El 29 dejunio de 1933, Camille Chautemps, ministro del interior del gobiernode Daladier, escribió una carta a Henri Guernut, miembro del parla-mento, informándole que la �orden de expulsión [librada en 1916contra Trotsky por sus actividades antibélicas] que afectaba a esteextranjero [Trotsky], ha quedado sin efecto y que el interesado [Trots-ky] obtendrá sin dificultades una visa para Francia cuando la solicite.�El 7 de julio Trotsky recibió un telegrama de su camarada francésHenri Molinier por el que le informaba que los esfuerzos por obtenerleasilo en Francia habían triunfado. Trotsky escribió en su diario la des-pedida al lugar donde habla vivido durante cuatro años y medio, el 15de julio, cuatro días antes de partir de Turquía.104 Stalin tranquiliza a Hitler. The Militant, 19 de julio de 1933 FirmadoN.N.105 Izvestia (Noticias): diario oficial del gobierno soviético.106 Al zarpar de Turquia. La Verité, 21 de julio de 1933. Sin firma.Traducido ¡al inglés] por Jeff White.107 El general Anton W. Turkul: comandante de los Guardias Blancosen la Guerra civil y luego exiliado, según Die Rote Fahne de octubrede 1931, preparaba un atentado contra Trotsky en Prinkipo. De acuerdoal mismo informe, de lograr sus objetivos tenia la intención de echar-le la culpa al gobierno soviético. Aparentemente, el informe estabamotivado por el deseo de los stalinistas de no cargar con esa respon-sabilidad (ver Escritos 1930-1931). Tanta los exiliados blancos enFrancia como los stalinistas franceses atacaron ruidosamente al go-bierno por concederle asilo a Trotsky.

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Índice

Los sindicatos ante la embestida económica de lacontrarrevolución

Declaración de los representantes de la Oposi-ción de Izquierda (bolcheviques leninistas) alCongreso Contra el Fascismo .................... 4

Declaración ante el Congreso contra el fascismoDe los delegados de la Oposición de Izquierda

Internacional (bolcheviques leninistas) ...... 9¿Qué es la objetividad histórica? ......................... 25Prólogo a Leninismo versus stalinismo ................. 34El derrumbe del Partido Comunista Alemán y las

tareas de la Oposición ................................... 36La obediencia ciega, la disciplina revolucionaria y la

juventudDeclaración de la Oposición de Izquierda Inter-

nacional (bolcheviques leninistas) a la Confe-rencia de la Juventud, París .................... 51

El marxismo como ciencia .................................. 54Saludos a la oposición chilena ............................ 57Nuevamente acerca de la discusión en Norteamérica .

.................................................................. 58

Page 254: Escritos, 1932 - 1933 - Marxists

Indice Escritos Tom

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Respuesta al proyecto de resolución alemán ......... 62La Oposición de Izquierda y el SAP ...................... 68La degeneración de la teoría y la teoría de la degene-

raciónProblemas del régimen soviético ................. 76

¿Qué debe hacer la Oposición socialdemócrata aus-tríaca? ......................................................... 94

Prólogo a la edición búlgara de El socialismo en unsolo país ...................................................... 99

Lecciones del Primero de Mayo en AustriaReflexiones desde lejos ............................ 100

Acerca de la política exterior de la burocracia stalinis-ta .............................................................. 103

Una explicación .............................................. 107Saludos a The Red Flag .................................... 109La plataforma del grupo Brandler ...................... 112Zinoviev y Kamenev capitularon nuevamente ..... 118¿Qué le ocurrió a Rakovski? .............................. 121Hitler y el desarme.......................................... 123El cuatro de Agosto ......................................... 142Entrevista concedida a Georges Simenon ........... 148La falsificación más reciente de los stalinistas ..... 154El cretinismo diplomático y parlamentario

La lucha contra el fascismo en Austria y elcongreso del teatro Pleyel de París ........ 158

Entrevista concedida al New York World Telegram 163Las organizaciones socialistas de izquierda y nuestras

tareas ........................................................ 166La política del Partido en el terreno del arte y la

filosofía ...................................................... 173Sobre las dificultades de nuestro trabajo

Carta a un camarada austriaco.................. 177Una rectificación ............................................. 180

Page 255: Escritos, 1932 - 1933 - Marxists

Indice Escritos Tom

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Zinoviev y el régimen partidario ....................... 182Japón se encamina al desastre ......................... 183El fascismo y las consignas democráticas ........... 196El suicidio de Skripnik ..................................... 207Es necesario construir partidos comunistas y una

nueva internacional ..................................... 210Adiós a Prinkipo

Páginas de un diario ................................ 223Stalin tranquiliza a Hitler ................................. 232Al zarpar de Turquía

Declaración a la prensa ............................ 235Notas ............................................................ 237