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H86. C*136e

Indie

lncrtrccitt

u

Caphtlol.El comienzo de la heterogeneidad en las literaturas andinas: Voz y letra en eI ,rdilogo, de Cajamarca"Crnica de CajamarcaRitos de otras memorias Noticia de una lecrura imposiblez526 5073

Identidad, alteridad, historia

84

CaptuloII.armona imposibleLas suturas homogeneizadoras: Los discursoe de la

9l93 100107

Garcilaso: la armona deqgarrada Las figuraciones sociales del Inca De Garcilaso a Palma: una lengua de/para todosl Sobre arengas y proclamas Los usos de la ficcin: tres novelas

tt212t124130

Las celebraciones

-

CunianAves sinnida Juan dclaRosa

136

r48

Piedra de sangre hirvienter Los mltiples retos de la modernizacin heterogneaLas ambigtiedades de un rluevo lenguaie La emergencia de los dualismos Una modemizacin de ralz andina

Captublll

rI19

Introduccinl6l l?ltE7

SolA escribr con el dedo grande en el aireCsar Vallejo

Una historia entrbada: la novela indigenistaLa explosin del sujetoLas voces subterrneas

le*20t19

Alwra

es

mejvr y peor. Hay mundasJos Mara Arguedas

de ms ariba y de mds obajo

Aperuna

Lo mejar que hay Dmala memuia es el ciempo

Montejo/BametSomos contempsrneos de hisoras diferentes

Enrique LihnSe me

oame Ete hemos cmninada msde la que llevamos andando

Juan RulfoPor isso, quem quiser ver em profundode,

tem**T:r::trK#:

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t:1i ir,

f!1to.en

ii,i:' ill

de las Itimas dcadasr p*"" Urr"- "s plazado lmente, aunque no sin obvios y densos entrecrurarnientos, glndes agendas problemticas;.agendas que sin duda estn con situaciones y conflictos socio_hisiOricos harto ms y srn duda mucho ms comprometedores.spbs el desarrollo de la crtica ladnoamericana. Tal vez to1

grueso,-e!p-ssesodelaliteraturay del

pe-n*s,antpto c_r1tico

.lf.:^ll lllfgrafh

ms

;sal sosiyf i"irerican Literary IfylJ^l1 11f:lcas, $j:*::fi,_.,.*i1! il fl;:t,J;, ).c#e;;,,p*##Ii:i,'i#:l*t ffi I?i,*:?I rt cc o s; v. et vol men monogran .i* ; .#;;.*;; r i-ririiff #i,T:#:U' tlno,mcrican,.xYl,3l'32,Lima'1990ttnfn.e'l,y.xyt,3l-3z,Lima,eB Iu

i

t9so.

::.l:,'.:gg:*gicadosa rrrnn) y Per (J. Daz, C. r..na"d",,il.

ra_crtic1"^e.ri,

para r;l"ipr* ei..ioJ'"i presente csr.rri rf ."^--;-l--En "...."re estudio, cf. especialmensre,

b1i:,Ji:;;;;:i,i.I. H,"*r.,t

r1*;;il;#,;i::"ii,i;h:':;:"T:il-

'a.

Escri,bir enel aire

fntoduccin,

1A

del cambio, va la revolucin qne esta!3 ah, , expresin del capitalismo ms avanzado, parecera no que i* f"*.l" l,istrico todo el tullido y deforme subcaiitalismo del Mundo. Obviamente esto invit a la irona, p"r opto, 1) por cer que el postestructuralismo nos ha dotado e insilmnios ins finos e iluminadores, pero tambin: 2) porenfatizar que nada xdichado como el props1to.de encajar *y a veces erca]arno, a .ysyos- en los parmetros posr medinte algo as omo la in de un mundo de injusticias y miserias atroces.Tambin es ado el esfuerzo por leer toda nuesira literatura, y siempre, bajo el lco canon crtico de una ctica que no cree en los qnones,i. En todo caso, sea de esto lo que fuere, me interesa ahora retomar el de la desestabilizadora variedad e hibridez de la literatura latinoa,

Ia, rc margrnal parecen sercada vez ms excitantes (ciertamente

por Fuentes, Vargas Llosa o puig; segundo, porque el borde,

'En este orden de cosas habra que recordar que Lo.s4da intent una

discurso o el radical descreimiento del valor

y la legitimidad de lo

regionalizasin lque permitiera Ias notables dife"o*p."nid". entre-seael caso-las literaturas andinas, rioplatenses o caribeas auscultar en cada caso el funcionmiento paralelo deincisivas reflexiones sobre el rema est en los artculos de Carlos Rincn, desafode lo postmodemo. perspectivas del arte na*oi""j.ii""r. j

esmero; primero, porque es sintomtica la frecuencia con que lor postmodernos metropoiitanos acopian citas y referencias incitantes tleautores latinoamericanos,'de Borges a Garca Mrquez, pasando14. Eneste orden de cosas son invalorables los apones pioneros de Miguel Len Mesoamrica y de Jess Lara para el rea andina.

cnones, para mencionar slo asuntos obvios, se encabalgan inevitable. mente con la agenda que ya tenamos entremanos. Esta hibridacin ntl deja de ser curiosa -y abra que trabajarla, en otra osasin, con puntunl

::1^1.]T,y:

"Puede hlarse de fg luy ae Cica'I;teuaLtnoamnicarw,XV,postmod*JrJ ." a-eri* i;;;;;;b." 29, Lima/p,ririrrrir,'i6."i'j;ffi'J:ff:

Gf;r.fq.Ydice,

evctt,'rrr

II

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lflrp-l_.j V, 7, Stinford, 19e0 y l9el.e85)

rr,r gesniveles) el

mareri r"u.,ido..,

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$|f!tn*9$n;;919g)ilitnu*olodr*or*ricarwcohnproceso lj?ld: A-i::a Latina, I yHac .f ter

Portilll

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do5 en mi libro Sore lieraura 1

:ffifid,]tri#fi f#f#,:t:itr:ff{tr:y,j[?,::,?]:':oticaUr"rrr""..rr*ji.i.

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t"iir*,*r;#"#..#iiieH: Centro

(BuenosAires:

16

Escribi en el

aire

'i

Introdtrccin

17

subsistema fuerterente diferenciadosl7, casi alavezqueRamaproponftt abiertas a las Iiteraturas producidas en las grandes ;ii"grit "rtretransnacionalidora, y las que son propias"t-bT' ciudadee de las U moerniad de uos y valores rurales y casi siempre impregnadas

prrrin"*,ciertamente

planteamien' io qo" fo conducira, por una prte, a elalo-rar la categora de ciudad letrida, y, por otro, a;amin*lot .*."t de la modernidad y la tradicin

*"ro* ottoi* aloiE

f1 reilamos de lamodernidad,

'xra.a rurcron de lus lnstancias.ms importantes de tares proceos (emisor/ discurso-rexto{ *"pa" por ejempro). Botrai -, rfl*ty tar$e que Ia heterogeueidad se infiIrrab; ru "cada una de esas instancias, hacindoras dispersas, quebradizas, "o,iiie;ion inestay heterctitas dentro dssus propio, tmites. Trat a P]:t_":lpgictorias Ia vez de historizar con er nfasis poriut" t ," 1a1'or

"

lru

en la -ttsiauBqeqsculqlrt!

-

irlrriOu u ratol agobiante. De hecho, es lo que realizaesplndidamente que- renuevar Rama bajo el magist"rio de la antropologfa de Ortiz' observar el pr"i-- I vuetcl nacia la literatura; lo qu intent hacer alen las que d iuncionaniento de los procesos de produccin de literaturas el cruzan dos o ms univlrsos socio-iulturales, desde las crnicas.hasta el. negrismo' l0 testirnonio, pasando por la gauchesca, el indigenismo' o la poesfn novela del nrdeste brasile la nanatira del rismo mgico heterogneas)>; o lo quo conversacional, literaturas a las que llam p..p.r" ii"*rd bajo Ia denomincin de-literaturas alternativas -ctl ilt d;, por debajo"" .,, t"*to,a , subyacen formas tlc y ,o""s nativas. Las tres vertientes nutren el reciente y muy . "or"i"n"iu porte -sobre la ficcin y el efecto de oralidad en la literaturn itortrutiro transcultural- de Carlos Pachecore-

p"rrp""-tiva analtica, que separa-l9 distinto para no gtobaiones tan abstractasiomo hechizas, no invalidu, ,eirciir "n urge, el estudio de la red de relaciones que se tdeentre esa sino m,s bie

drt"*"rdiu

fpue proceso) parecan inevitablmente contraditorios y "v trasta iauan tugur a ldisciplinas distintas- En todos ros casos me interesaba (y me interesa) ra [e excelrcionalmente compreja de una riteratura (Lntendida entzu ido ms amplio) que funcion en los uorJ"r de sistemas cultus tf-t: incomp-atibles entre s, tal como se produce, de ",I."""r cramtlcamente evidente, en el rea andina. puest que obvia_,nte yl

'y.talyezyafue su paradoja nr,s fructlfera_ sin lu Os".ip0, ae U estructura deunproceso;fructfra, craro est, porque s" it rtuiuu ,nu coyunturaintelecrual e1 ", todava uno y oto icri"o

q";;;;;;i"

"*

(nrrin

lgrlonte que trata de examinar este libro es ,"ri" verdad inabarcable, he dado preferencia a tres ncreos sujeto y representacin, que por cierto estn hond y0l yse

f-ir"*?L"L*

V=Lpf".,

sociedad misma cuanto en diversas imensiones di scursivo-simbricas.

articulan, a la fuerz, con otros que tanto

;;;;;

se instalan en

hac it Ahora bien: es psible conducir el,anlisis de estas literaturas quepretendohacer en cst dimensiones y fun'ciones ms puntuales? Es lo libro en relalin especfica con las literaturas ndinas -pero con ln confianra de que algunas de sus propuestas puedan tener uncampold el conce'ptp aplicacin mi vast. Como lo inicel subttulo, insisto en

En euanto al discurso, he querido auscurtar desde Ia decisoria isin y el rudo sonflicto -porqu" compromete a su materia misma_ re Ia voz de las culturas grafas andinas y ra retra de Ia institucin raria de. origen occidental, con su abigaada e inestable g"*"iciones intermedias, hasta ra transcripci"n de Ia parabra hablda en er imonio o Ia consrruccin del efecto d oraliae

"

i h"t"rog"neiAaO,

de en et que vengo trabajando desde la segundamitacl

embargo' qu la dcada de los 70. Me gustara que quedara en claro' sin quedainsinuado ms a*ibn, me fue inicalmentetil, como "ru"ui"gorfu de losproc esos de produ.ccin deliteraturas en las quc t pi"air*on dG intersectan conflictiJamente dos o ms universos socio-culturales, en la diversa y encolel indigenismo, poniendo nfasis ,i-"ru

ro y Ia disglosia. Como a nadie escapa, la construccin de estos scursos, que por igual delatan su ubicacinin mundos opuestos como existencia de azarosrs zonas dearianzas, contactos y contaminaciones, de ser sometida a enunciaciones monologantes, qul intentan

comg era inevitable, por el anlisis de ciertas formas dei

ei;i;;;;;;il;;r,

"rp"cial

17. Para una visin de conjunto del pensamiento de Losada, cf.Losada (1936-19esl.

s'ilr*ilr'J*."rl,i.rrr

Jos Morales Saravia,. "Aleir't'r cautef'r.al-atinoomsricana'xl, )4,

Lima, l98.

,I-a cudadletada (Hanove: Norte,1984)' 19. Carjos Pach eco,I-a comarca oal (Gracas: Casa de Bello' 1992)' 18. AngelRama

de estos discursos de firiacin

gue pocas veces se alcanza de manera

perturbadora variedad dentro de una voiautoriai ."ouau y po?Lru, pr:qe fragmenrar Ia diccin y generar un diat,ogismo tan ::Iqi, deja alras, aunque ,vr uquu que (rrJa atrs, :roado yut; Ia realtce, Ia polifona bajtiniana y toda realice, la politbna Ie de impredecibles y volbles intertextu;lidades. En ms de una lon creo haber podido leer los textos como espacios ringsticos en que se complementan, solapan, intersectan o contienden iscursos de y-variaprocedencia, cada cuar en busca de una t

englobar

"g"-orr-r,i"" eritiva. ieffi;;,;;i;;;; ro.io-.ritorut oirr*ir conduce a la com-

E*rb?enel aire probacindequeenellosactantiempostambinvariados;osisequiere, y riUnosnrre so, histdricamente densos pot debate,

Introduccn

19

i"t

portadores de tiempos

3,iffoffiffij'1;;",1t"rr#J";rpf o,iaconstitucin,resonando t"paraasintte s por siglos de distancia' en y con voce, qr. poi",, de la evangelizacincolonial o las El mito prehispnico, slotres casos' "ir"o"uiio propuestas de modemizacin' para anotar

"t*

ms audaces

puedeneoexistir"nooToroJit"*ovconfirleunop"t:thi-:lT":l1 expenencla

del texto' como uAa turOaor. De esta manera la sincronla en un solo tiempo, resulta semntica que teoricente p*""" utoq""u*" que se puede (y aveces sedebe) siquieraen parteenganosa' Irii apuestaes

ii"rl;;*r";;;;'*a'poritti"o.iuesemejeseresteeuciado'dc la-opcin tradicional

enriquece' bviauete esto no artfsticas' ",mdit",^tino laliteratura como secuencia de experiencias hacerlahistoriade teraturu iatinoamericana- tal ia aunque -vista l" ""r;;;;;;-;; solocurso histrico totalizador sino, no puede i*";;" alternativa secuencias qlue' pese a su ms bien, le es necesaro trabajar 1"|ry diversos' coetaneidad, corresronden a ritmos histricos claro que la-experiencia y el De otro lado, si deI sujeto se trata, es inJedigables e h imginacin y el concepto modernos d"i'il;

h cra'se fue D" "oherente. de clase soclar, en Ia interprelacin simprificadora que q"9 ra id"; yo lu.d:y" S.,"o, el debate moderno sobre las identidades "n r"ia"r. No es * *"0 'giri" ,irrelevante que en la iconografa y los rit,ales militantes se identificara con lacompicta image "iluno cerrado y"rfior"t*iuoo en arto. En mi investigacin lo. que he encontrad lo contrario: un sujetg complejo, disperso, mriltiple. "on

concepto marxista de crase sociar; y no ro "o "io, "r eron porque, pese a que esa rfio es exactanrente Ia idea que proviene de tai

o al rnenos el marco dentro der cual se reflexiona, no es oh que . la imagen romntica del yo. rvre nteresa aadir a ta idetidad {e.los qujetos r"inr"r, us rormul"ciones romnticas sobre el > ante un objeto, aho se trata, en cambio, de ante el alfabeto y es obvio que su .r- Titu Cussi en suYnstrugion tle inertes objetos "o*o tlos mensajeros que llevan la noticia a Atahuallptt iiiO pon" en boca Oe que conducen a la de la liegada de tos espanotes qt iista de maravillas repiten ant0 transformacin del conquistador enviracochn,lo que luego

upuesto, el engao no durar mucho, tal como lo anota el mismo ssi, pero(a escritura queda articulada con vigor a la idea de y es desde el poder de la letra que las crnicas modelarn Ia de Cajamarca -verdadera , segrn Max Herde Ia cultura y el hombre andinosfl. Ms o menos pronto, sin un sector de la nobleza cusquea y algunos curacas mayores de comenzarn a haeer uso de Ia fuerza de la letra, sea para sus derechos en largas relaciones a las autoridades coloniales o Rey, seaparadejarmemoriade aqullo que deberecordarse, sea a reconocer su nueva condicin65.

F

p."*";

lar su identidad en el espejo de una escritura en la que Titu Cussi dicta su Yns-

... op.cit.p.4.p 353-354, Tm. ll. Sobre la articulacin en los dibujos de Guamn Poma de oralidad, libro y poder, cf. el artlculo ya citado de Mac Cormack (especialmente p. 701) larn aptmta que .la inexuicable relacin entre lengua, escritura, conocimiento

Manco Inca en el cusco. con respecto

a

la escritura dicen los mensajeron

i

Amrica aparecl h 5g. No est dems recor{ar que coincidiendo con el *descub,rimientoo de d..U'," t"i. .d. de Antonio Quilis: Madrt r.;;;;;;;" Grunticadetolng^.

cl

ha recogido en Urcos un relato mtico en el que los incas son derrotados porque .no se gr_an poder de saber leer" mienras que los misas "son los hijos ltimos de Dios, los de la creacin y ashacen Io que se les antoja y Dios les soporta los pecadosi adems saben

r.orr"l, l98l) cuyo bg" * lee lo siguiente:-"que despus que vuestra alteza a.Ur" ,u yugo *.hos pJeblos brbaros v naciones de peregrinas t"lfli:-lr:t]li.:l

metlc*p

porAlbenoFloresGalindo,Brccando

unlnrt:identidad.ywopamlosAndes(La

;;;;iil";rlas ;;b;";;"*

vencidoycoll tenan necesidad derecibirlas leyesque elvencedor pone aI Talter Mignolo' oTeoras renacentistas"''' op' cit' ellas nuestra lengua'' Cf'

las Amricas, 198), pp. 85-86. Imposible no expresar mi fratema admiracin de Flores Galindo cuya temprana muerte todos lamentamos.

Habana, por la

Hemndez,"Prlogo"aLuisMiliones,EllrcaporlaCoyo

(Lima:FundacinEbert;1988),

SS. .;rryqr;.lvid"arlaposibilidaddeuialecturainversaqueponganfasisenelfracasod^ellihnr trrrori.o e., la errible muerte de Valverde devort'hr ,,r't il+f f Cf..l piOlogo deJuanJos Vega a la va citrrrl'r (boca-voz) por los i"di.r

-

o.."J. r"*"r*" d;i; il"e."

Ih

carta de Valverde a Carlos V.OO.

--

Ci.r.rL*rp..i"J.r*aioa.ftanklinPease,Inkaykwal,t.Relocionadepoderyreptesen'rrlrrhrrorro (College Park: University of Maryland, ilVorking Papersl 1990)'

duda el ejercicio de la erritura signific para el hombre andino un complejo proceso Ihculado estrechamente con su autoimagen. N se trata slo de un cambio en la "tecnologfa" hngfttica sino de una reformulacon a foido de la propia identidad ahora implicada dentr de Hlt proceso discursivo definitivamente distinto al de la oralidad, y esto sin contarcon loque est intplfcito en el hecho de escribir (que es formular una conciencia del mundo) en una segunda

Esthrenelaiey lahace escribir porque la memoria de los honbres e devil y wra nrls aprwechar deil.as en nuestras negesidadcs, hera cosa ynposible podernos acordar por estenso !e todos los negoqcios largos y de ynportangi6. De esta ipropiacin (expropiacin?) de la letra surgir textos notables: desde er de Guaman Porna67, up rab_aj9so en su espaol como en la dfficil utopa que proclam4 hastael de Garcilaso Inca, no menos tenso en zu voluntad de concili (qla historia hecha pedazos; surgin, sobre todo, un nuev apaz de emplear la letra aprentida en esparlol o en intermitente y subordinada, altera sustancialmente el orden v los lmites del e.snacio le-rrelo de lec y Ios espacio letrado las naciones andinas.

Capltulo

I

51

tnqion

flaca e si no nos acrnrimos a las letras

:a de lo indio, la muerte d Atatrualtpa adquiere, y as es , su sentido de tragedia panandina. Es buno rec-ordar que Max ha calificado los sucesos de Cajamarca como )Er quevendrfa a ser, as, eltexto andino ms arcaico y con y literaria ms prolongada e inintemrmpida. Lrega irastn

razones la considera imposible y opina que las primeras representacionea de la muerte del Inca deben ser de hnes el XVII o incrus de comienzo

espaol o en $rechua y espaol que se conservan actualinente, con distinlos ltulos, sobre l tem de la muerte de Atahuallpap, pero la fecho indicada (1555) parece ser excesivamente temprana. *gi con buenar

aplica bastante bien a los textos en quechua, on

s*4

nuestros dase. No est nada claro, sin embargo, si los textos que han llegado hasta hoy tienen en efecto este origen, y si a travs de 3r se o no a ris representciones prehispnicas de las que habla Garcilaso y otros cronistas83; si se vinculan a las estrategias dL la catequizacin y a una de su formas preferidas,los autos sacramentalese; oii de alguna manera rc.

*o.l*

cdstianos, cuyadifusin en el Nuevo Mundo es bien conocidas. en tdo caso, que tengan que ver con los enfrentmieno festivos entre indios e indios disfrazados de espaoles que Burgadocumentahacia 166S6y con las antiguas comparsas del anotadas ms aniba. Segn se ver luego, y sin rechazar de las posibilidades enuneiadas, mi opcin consiste en leer estos depsitos de discursos de varios sujetos, muchas veces entre s( dentro de un proceso cuyas etapas ms cercana no del todo Ias anteriores. ltimo aporte sobre el tema, y consultando casi todos los textos Teodoro Meneses insinu la posibilidad de distinguir entre un (que I asociaba a Ia tradicin de los autos sacramentales aculturados y secularizados del teatro quechua colonial) lklricor; pero la verdad es que considerando prcticamente corpus se tiene ofia impresidn: que las diferencias entre los derivan de su pertenencia a distintos ciclos (y menos si se la clasificacin que acaba de mencionrse), sino qe dependen uso social quecadaversin hatenido, no obstante Io cual hay que el manuserito de Chayanta, el descubierto por Lara, Bituarse, al menos en parte, dentro de una lnea distinta ala de los conocidossE. Es obvio, en todo caso, que hasta que no seejempliffcador', pero aade que tambin funcionaron como un elemento de r (va la evocatin del pasado) de la identidad indge2, op. cit. p. 140. Ms adelantemuerte del Inca era "despertar en el indgena un sentimiento de temor religioso ante las fuerzas n su destino", op. cit. p. t l. insinuarlo Marcel Bataillon en yCristianos", "Po un inventario de las fiestas de Moros Sr,r, III, 8, Lirna, 1949, pp l-8, lo que es asumido por Kapsoli, op. cit. p. 140. La de e$a relacin est casi otalmente inexplorada. cit. pp.399 yss.Peasehareparadoqueen larecienteedicin delacrnicade Betanzos ceremonial funerario de Paullu Inca como repeticin del que habrfa sido ordenado a Yupanqui. Inka ylurakt... q. cit p. 15. Como pane de ese ceremonie! es Ia represende una batalla ritual enrre los Hurin y los Hanan Cusco, pienso que esposible que de manera, ciertamente sesgada, ese enfrentamiento tenga alguna relacin con el que se ha en el taan&a -que es en cierta forma un ritual funerario. Este carcter lo insina Berty su artculo citado, sin recurrir a Betanzos, pero obviamente sigue siendo un tema por De ser verosmil la relacin entre el rito funerario inca y las escenificaciones de la dc Atahuallpa se ensanchara enormemente el significado tnico, histrico y social deada parala versin que transcribe este autor, Osorio seala asimismo que Ia

*@

78. cit' por Lara, op- ciL p. 10. La crnica

_^ dramdcassobrtelaprisinymueredeAtahuallpa",Lis,VIII,i,Lma, l9g4,p. l15. /v. I anto que Lara (op. cit. pp. 58-59) ptesume que el texto que transcribe .puede ser el quE primitivamente ftre representado en Potoso, lo que sin duda ., *, .*rg..in, aunquc lr -chuao,enRrn)o),1,1,ochabamba,comparteAdolfoCceresRomeroen"El teatroqu

de Arzanz se escribi entre l?02 y I735, siglos despur de.lasfiesasquerelata. Curiosamente Betty Goriode Negretconsidera queel croniita *asisthl, a la fiesta que urra: *La sintaxis bsicaiel relatoi enyo.o*pro,irro de dos tradicirrer

p.21.

i98t,

8l'

80. Burga, Op. cit. pp.3?8-382.Dice: "tragedia no es un equivalente exacto de uan&a, pero s es el ms aproximado y no caho otra forma de uaduccin", op. cit. pp.22-23. Las diferencias estn seal'adas en la p. 16. Algunos de los textos recopiiados sn contemporneos y siguen siendo represenradts al lgual que otros cuyo rnanuscritos son ms antiguos. Un caso especial es el estudiado por Milloncr en Ellncapr.laCaya op. cit., y por Millonesl Francisco Huamantincoy Edgar Sulca en "Los lnrnr :" .! recuerdo potico andino", Nevo Texo Ctico, l, t, Stanforj, tg"AA. fti lo.piensa Lara (op. cit. pp. 49 y ss.), Balmori (op. .i.'p. 52) y ierracini (op. cit. p. 127) EslaideadeMeneses,quecalilicalaversindescul:iertayeditadaporlde.autosacramentol.,para poner nfasisen el carcter catequlstico que tendraeste te*to, lo que slo es parcialnrerrte cierto como veremos despus. De manera msgeneral, Kapsoli consid que ests represcnr il ciones fueron del proceso de conversin-al catolicismo donde el eferente histdric()

82'

^^ 9l f'

op. cit,

p.4.

Meneses selecciona este

"parte

luErl

texto (y no el que l mismo haba descubierto) en su Tao Colonhl. Analogh. Seleccin, prlogo y traduccin de Teodoro L. Meneses (Lima: 1983). En el prlogo deslinda el teatro eminentemente catequstico popular" y el

58

Dsdbbenelohe

Captulo

I

69

\

realice un trabajo filolgico serio que establezca al rnenos una aproximada de Io que la filologa clsicallawba stemma y del de ,variantes, s6lo cabe hacer en este cailro generalizaciones modestas y nunca del todo vericables. Falta tambin conocer los que sobre el misrno tema habran escrito en quechua escritores bolivianos y las traducciones a este idioma de un drama espaol

Lo que s parece evidente es que en los lextos conocidos dinmicas que provienen de la oralidad y otras impensables fuera marco de la escritura- Creo que hay suficientes elerrentos de juicio

.

y hasta cabra suponer que algunos segmentos tienen directamente orales y qu; a veces hasta incoforan, casi sin 3j canciones y danzas muy antiguas. Basta sealar al respecto, para algunos ejemplos, el estilo formulario y repetitivo de los que van del 2 al 33 de laverein Menesess, los lamentos de las ste y otnos manuscritcy los cantos y danzas guerreras que parte de Ia accin escnicaer. Si fuera asi este wmlca no parg las caractersticas definidarrente escriturales del corpus que se mo reapafece ar menos inirecamenie en u

II t?l

mJucii

"*J*"o

ni*o, no - un

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zu ::"r::_tJ3l:ouancaMnqq_Cpacrr, arenga, un tumultuoso elogio rtador f irmado Doref

Pr^,

r*,.

haba public ado en E I S o I de I C uzc o, pocas senumas

p-ronunciara

*furu"sr,;l

considera cuafro

a la interpreracin inarg"ra a"^la cictos que concluyen con un pachncec. Wto no es insensatosuponer esta presencia. En cualquier ru "*, deur"rJu i" ;ruanca enheteje varias conr ciencias en un discurso nueio formariente armonioso e internamente

tieen un cancter qu nr.r, l"u l"o""rl0, y .r mesianismo (Manco_C_pac y ed,r*j r,tr{tro{9"rir" anocalptica (pizano), No puedo afirmar oye gste pensamilto rlmita directamente

y las transiciones

i:;

mi gloria se extingue [...J a la tus laureles, diee .Maico Cpac" io s"", o; ."j ffi;;;,: ::.:T$:rlpor debajo det esturzo conciliador y unicante, en ,Tt:j"-*ln iryaic.a f Ia Repblica53, subyce e, ta ar"nga de yarias conciencias, y de sus sfmolo en un discurso lel@t-rgg'p9rqg!_ars, ni *r"rr-o -ers, de contradictextos ftndadores del per republicano, sin duda, pero tambin

en-cuo n-contrnurdad: para hacerlo. El el narrador-personaje se defina como actor de [a guerra de la ncia, con el aadido de ser el ltimo sobreviviente de ese implica un mecanismo que permite transformar su recuerdo /ruuar en materia colecuva y garil]fnar Ia autentrcrdad al erf r[arena colectiva izar la autenticidad de su narrahistrica. En otras palabras,pl ontrato comunicativo supone que el . .\. est ante un testimonio prii;ilegiado que concentra un miiximo de idad y tiene el dramatismo de ser el ltimo posible: nadie puede ra contar esahistoriacon el aval de Ia experienCiapropia.El "ltimo tiene tambin Ia ltima palabra sobre este tem."; otro punto de vista, e_l vnculq entre memoria.e- historia, tal aparece en J uan de la Ro s a, ofrece un complejo juego temporal queBuena pane de este subcaptulo debe mucho a la excelente tesis doctoral de Alba Marfa paz

Juan de la Rosc

soldn, Unardculacinsimblicadbnodorul:

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He dejado para el final la referencia a Juan de la Rosa,de Nataniel AguirreTi, porque es la novelaquems abiertamente desarrollael tema de la formacin de las naciones andinas y produce al respecto una vasta77. uso la 2e ed.: Pars: Lib. de la vda. de Bouret, 1909. En el texto, entre parntesis, anoto pginas de esta edicin. La I s es de 1885. He modemizado la ortograffa.las

of Pittsburgh, 1986- mimeo). cf. tambin: alter Navia Romero, Interprecin y malisis de sJuandelaRwa" (La Paz: Universidad de San Andrs, 1966). (osarioRodrgueq m inf-on-naqu9la novelatendrasemeianzaconer "diariodel tamborvargas, y que se estn estudiando las relaciones ene ambos textos. La revisin somera del diariJ.o evidencia esta relacin, lo que no quita que sea un texto notabilsimo por s mismo. cf. Jos santos vargas, Daio de rn comandane de la indzpendercb americana, ig4lazs.Transiripcin, introduccin e ndices de Gunnar Mendoza (Mxico: siglo XXI, lggz). El aabajo e Rosario Rodrguez en mi seminario de la universidad de pittsbirgh me'ha sido -uy ttipar" examinar el texto de Aguirre.

.JuandelaRosa, fu.NannielAguire(University

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l3a Ewhre*elaheabarca un perodo excepcionalmente extenso. En efecto, ra , bapaces de ,,execrables o insignes hechos (pp. 181-182), lo que le permite realizaruna suerte sopso justiciero de lahistoria; sin ernbargo, tambin es obvio que no diicuteia funcin civilizadora de Ia Conquista, para lo cual se ofrece una visin harto degradada del nativo (tribus inhspitfis, salvajes; "goqtT de brbaros dilectos -pp. 185-186)s gracias a la cual puede concluir -optimista- que la raza eJpaola por feliz destino/ al rededor del mundo se^va abrienho caminoi, (p.2161. De esta manera, aunque advierte la insaciable avaricia y la crueldad sin lmites de la Conquista, el proceso global es asumidopositivamente. Gracias al Amrica, o especficamente Bolivia, es ese spacio de'sntesis en el que convergenlatazaibrica y la nativa y en e[ que se acumulan todas las grandes ex_periencias lulturales de la humanidad. A la postre la proliferacin de referencias a las culturas de Oriente, al cristianismo y a sus races hebreas, a la cultura grecolatina, etc. son gestos retricos pero tambin funciona de dos modos o siempre convergntes: de un lado, en tanto manera de percibir la historia propia como porosidad que admite impregnaciones de varia rprocedencia; y, de otro, como carencia de un universo referencial y ii*Uli"o intrno, capaz de abastecer las necesidades tropolgicas del discurso potico, y la consiguiente necesidad de manipular un sistema de97. Bastanestoseiemplosextradosalazar,"ellncaesCadmo,Triptlemo,Teseo"(p.8.8);.Enlos planteles ldeiniario] se estudia el cuadrivio, (p. ll9); Pachacuti es .devoto de Marte y dt i4irre*r,-(p. 121); una fiesta imperial es descrita as: "B una fiesta bblica y pagana/ digna de Grlrad y.iHeticn. Van Sulamita y Dafrrisl -miel y perfume, abeia y flor-/ por un pensil de Arcadia.../ de Arcadia o del Triannl" (p' 138), etc.

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I I II

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las 9S. Esta uisOn de alguna manera porr. .., .rrtridi.ho su alabanza al incario, aunque obviamente referencias negativas no aluden especficamente a esta civilizacin

Captuloes (casi siempre en

II

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dospoemas. Convienedetenerseen ellos. SonetV y el VIdelltimo . En el primero el protagonista es el conquistador que . Mestizaje si entonces, pero consideradoin trminos de una unin entre slo la natural.ru *".iru, de una parte, y la

nente nativo aparece pensado solamente como nafuraleza,

Inti de los incas) de ladominacin espaolay se narra la transfi guracin en en cambio, de la celebracin apotesica del hroe que relatir la resurreccin de 'una vez cumplido su ideal americanista, se termina -inopinadaeon Io siguiente: > -p.49ttt 1, desde su postracin, reivindique su pertenencia a esa historia de : , dice victoriano (p. I 14)t50. Su primer cuento es una versin de la vida, pasin y muerte de148- Hayqueanotarquehacenciertosdeslindesentrelncaelncaryqueelsentidodeffliacincon el primero est de alguna manera integrado a criterios crstianos. Bcalante y Valdenama , aluden a este y otros remas conexos en li "lntrodccin", especialmente pp. xxlll->ilv. ll teito en quechua es el sigriente: "Chay rimpu tukukuptinnm Inkariyqa anulakurqan,. 149. Por ejemplo, "litis"-l;cip (p.l); "peritaron" (de peritaje)piriayw&u (p.?2); .demanda"-di _ nrgnnaa (p.104); .d616s"-l iklarukucll> de >, ahondando su ndole contradictoria, al remitirlaradical infelicidad de Ia prisin como antesala de la muerte, pero tambin, en el otro extremo, al gesto fraternal de Iacomidacompartida porlos sufrientes: ., entonces, que Vallejo reencontr (y podemos volver a imaginar su estremecido asombro) enJairrgv-ersible trage{ia real de la ejecucin de un compaero. De alguna manera la fuerza de la

Aludo ados: Iaprimera es msbien circunstancial y tieneque vercon las menciones qaeDqyfe hace de las cucharas Ere se encontraban en las

,

discurso, apropiacin y prolongacin que se haCen mucho ms evientes al advertir que Viban los compaeros>>, ![ue es verso escrito por Valso y no copia del mensaje, aparece dos veces con comillas y otras tres sin ese iSno. Palabra compartida y socializada, sin duda, pcir un sujeto que ha abierto su intimidad al otro (en realidad a todo un pueblo) y su esCritura a laoralidad popular. Vallejo se esmera en caracteriz* esijleng,raje que de alguna manera tiene ms de un enunciador. Anoto algunos frgmentos

(abisa todos los compaeros2>) y reiterado dos veces, sino que pasa a formar parte sustancial del poema al incorporarse en el ierso que funcionacasi como estribillo: viban los compaeros (se repite cinco veces) y irl generar uno de los enunciados ms contundentes de la dialctca vida/muerte que preside el texto:.Yiban los compaeros [...] vihan con esta b de buitre en las entraav>. Entonces, en la instanciaiei lenguaje, que obviamente es la decisivaen el poema Y-lrllpjo asume como Pppiu Ia palabr del compaero mpe-rro y_ta pronge en su propio

significativos:Sola escribircon su dedo grande en e[ dire.Papel de viento [...] Pluma de came [...]

exclamacin: Viban los compaeros al pie de esta cuchara para siempre!>> viene tanto del increble azau. dela historia cuanto del proceso interno de Ia poesa vallejiana. Es como si de pronto se hubiera cumplido el sueo de los mejores vanguardistas, de reintegrar arte y vida, perotambin uno de sus temores ms consistentes: que la vida moderna estaba ms cerca de Ia muerte que de ella misma. En este punto Vallejo era testigo de excepcin. Quisiera detenermeen el segundo aspecto. Me refiero alas experiencias vanguardistas de Vallejo con la grafa de las palabras (pienso en .> y el Inca Atahuallp4 en cajarnarca, y la mani"pulacin en ese contexto de la escntura por antonomasia, la Bibliam. En cualquier caso, para volver al texto de pedro Rojas>>, es evidente gte sy lenguaje se instalaen un espacio ambiguo: el de una escritura que intentaelimposible retornoalaoridad, tal mo Io expresa la reiterada imagen de escribir en el aire, y podra arriesgarse ra iea de que los consistentes desvos ortogrficos son imgenes e ese espacio ambiguo -enhe Ia oralidad y Ia escritura- en el queie pioduce el poema o de esos puentes inestables (y tambin imposibles) poi los que trata de discurrir la letra en busca de su sonido primordial. para decirlo en gnieso: >, que ur*r""n fraseieomo udando voces>) o y qIe en el "l ie repita el famoso esrribillo digo, es un.decir,>, entre fX, cuya figuia cintral es el libro, haycomo una tensin irresuelta se lee en ,rrestro aliento>>; p;i"bra hablada: