Escandalos Financieros en La Hi - Pedro Voltes

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Escandalos Financieros en La Hi - Pedro Voltes

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  • Escandalos Financieros En La Historia

  • cPRLOGO

    El presente libro se propone reunir una seleccin de es bozos de escndalos financieros yeconmicos ocurri dos en el curso de la Historia moderna que han queda do como prototipos delas respectivas variedades de aqullos. Junto con los escndalos erticos, los de ma teriafinanciera atraen siempre la curiosidad del pbli co, y no slo porque ambos versen sobre dos delos resortes que nos mueven con ms vivacidad, sino tambin porque tales sucesos aportaninformaciones y luces reveladoras acerca de la sociedad donde han ocu rrido.

    Cada hecho de aquel estilo ha acontecido gracias a una galaxia de causas, a menudo remotas,insertas en lo ms entraable de una colectividad. El historiador britnico S. B. Sal cita a unprofesor de Cambridge que sostena que las dentaduras postizas tienen la cul pa de la rutina y elatraso de diversos aspectos de la vida econmica. Segn l, los empresarios viejos, que lucendientes esplndidos falsos, y a no tienen hoy por qu retraerse de aparecer en los despachos y lavida so cial, duran ms aos en el ejercicio de sus potestades y lo retrasan y lo enredan todo. Situviesen unos dientes horribles, acaso se quedaran en su casa y no se exhi biran tanto, concluaaquella teora. De modo pareci do, hay diversos factores de nuestra psicosociologa profunda querepercuten en los efectos ms lejanos e inesperados.

    La sumisin ilusionada de las gentes a fraudes y martingalas no obedece a mera codicia, sino a laidola tra que dedican cada vez ms a los listos, los aven tureros y los temerarios, a la vez quemiran con me nosprecio al prudente, el reservado y cuidadoso. El es cndalo en que suelenacabar las conductas del gnero expeditivo est, pues, integrado en lo ms hondo del cuerposocial.

    Cuando expongamos as en varios captulos algu nos desrdenes econmicos ocurridos enEstados Uni dos, captaremos en seguida que estn entretej idos con la urdimbre misma del pas yque han ido aumentando a medida que ste creca. Otros episodios que resumi remos sedesarrollaron en cortes regias en forma inse parable de los tronos correspondientes, fuesen stoslos de Carlos V y Felipe II, o los de Luis XIV y Luis XVI, entre otros que aparecern. En la IIIRepblica france sa, el affaire Stavisky produjo varios cambios de go bierno, pero stos no sedebieron a la accin correctiva de la justicia siempre lenta y corta en todas partes> sino aque el escndalo puso de manifiesto unos des equilibrios sociopolticos graves, los cualescontinua ron y Francia, por su efecto, entrara enferma en la se gunda guerra mundial. El casodel straperlo, en 1933, desprestigi a las derechas durante la II Repblica es paola, frustr susexpectativas como alternativa y precipit nuestra guerra civil.

    En este libro nos hemos propuesto no mencionar ninguno de los conflictos del momento actual,entre otras muchas razones porque los conocemos peor que los de quinientos aos atrs. Aun as,haremos en este prlogo una manifestacin que atae al da de hoy : no debemos creer que entiempos pasados las gentes fue ran ms serias, honradas y escrupulosas que las que ve mos adiario, y todava menos hemos de creer que cuanto ms antiguas, fueron ms honestas.

  • Semejante tpico se repeta ya en Grecia y Roma y sus j irones se caen de puro gastados. Por lodems, est demostrado que en las colectividades humanas el grado de violen cia, fraude yexpolio que cunda en el ambiente crece con el atraso, la miseria y el desorden que imperen.

    Muchas conductas mercantiles y financieras que hoy son delictivas o que por lo menos estn malvistas, eran habituales hace un siglo o dos. As comprendere mos luego mejor cmo llegaron amontarse unas esta fas multitudinarias cuyas vctimas no encontraron autoridad ni ley que lasamparase y slo pudieron que jarse ante el espejo de su casa. Ciertamente, vale la in versa deque en la praxis contempornea se toleran modos de proceder que no prosperaban en tiempo denuestros abuelos, como, por ejemplo, devolver una le tra o emitir cheques sin fondos.

    Fiel a las lneas maestras de la presente coleccin, este volumen pretende iluminar algunosrincones poco frecuentados por la historia usual y ayudar a la siem pre provechosaaproximacin de la historia y la vida. Por desgracia, la historia no evita que repitamos los erroresdel pasado, pero nos ay uda a explicarnos por qu caemos en semejante desatino, y ascontribuy e a que comprendamos algo mejor el mundo en que vivi mos, lo cual no es de pocoprovecho.

  • Pedro Volte

  • sHISTORIA MEDIEVAL DE LA CODICIA

    Cundo empezaron a darse escndalos financie ros?, me preguntaba una gentil muchacha alenterar se de que me propona esbozar apuntes histricos acerca de ellos. Opino que son tanantiguos como el uso extenso del dinero le respond. Aparecen alusiones a robos y fraudesen las Sagradas Escritu ras, los hay en la historia de Grecia y de Roma, aun que los escndalosadoptaban formas ms elementa les que las que hoy conocemos, tan refinadas merced alprogreso de la civilizacin. La codicia de los po derosos por despojar a quienes estn sometidosa ellos es ms antigua incluso que la moneda, y es bien seguro que, apenas se difundi el uso deldinero, se divulg la praxis de robarlo. Sin llegar tan atrs, podemos evocar seguidamente, a ttulode prefacio de los estropicios dinerarios modernos, algunos en tre los ocurridos durante los siglosanteriores.

    Aunque solemos mirar a la Edad Media como una poca romntica, mstica y caballeresca, locier to es que en ella andaban sueltas las apetencias ms groseras. Para verlo rpidamente,vamos a concre tarnos a la pennsula ibrica. Hace casi mil aos nuestro panorama se complicpor la avidez con que los extranjeros y especialmente los franceses quisieron entrar en eldisfrute de las riquezas que poda haber aqu, ms o menos dormidas. Para su bs queda y rapiahubieron de perpetrar mil tropelas que no slo trascendieron a la gran poltica, sino a la vidacotidiana, segn atestigua la poesa popular.

    Gonzalo de Reparaz, en La tragedia ibrica, se plante el anlisis de este tema y otros muchos,con el apasionamiento dramtico propio de un libro editado 4en 1936, recin comenzada nuestraguerra. Su dolo rido acaloramiento se percibe en esquemas bruscos como el siguiente: En lalucha secular que se produ ce entre las fuerzas naturales y los fabricantes del monstruo, el puebloibero representa a la naturale za, y los cirios invasores, ms la Iglesia catlica, el arti ficio.

    En nuestra tierra estaba ya planteado el dilema de qu era lo ms urgente: construir catedrales ote ner para comer. La decisin nos vino impuesta desde fuera por efecto del avasallamiento deEspaa por la orden benedictina. Tras la reforma efectuada en sta, a partir de 931, por la abadafrancesa de Cluny , no slo se emprendieron arreglos y mejoras de la fa chada eclesistica rgimen, liturgia, arte, cultu ra, sino que los frailes decidieron no aislarse del mundo ydedicarse a orientarlo y enderezarlo.

    Para poner orden en la pennsula convena co menzar por la corte regia ms influyente del sigloXI, la castellano-leonesa. Desde la misma Borgoa, don de est Cluny , le proporcionaron esposaal rey de Castilla, Alfonso VI, el del Cid, el monarca espaol que se ha casado ms veces: cinco,y adems un amancebamiento. Cito de nuevo a Reparaz: Traj- ronle a Alfonso VI la princesadoa Constanza. Con ella vinieron el monje Bernardo, nombrado inmedia tamente abad deSahagn; otros dos, pronto coloca dos en buenos cargos y seguidos de magnates di versos;algunos parientes de la reina; todos ambicio sos. Ya vamos viendo que no faltan en esas lejanascenturias las apetencias de bienes ajenos y la incli nacin al despojo del prj imo que luegoveremos consolidarse y perfeccionarse en las pocas si guientes.

  • En la otra mitad de la Pennsula, los monjes fran ceses tambin maniobraron para lograr elmatrimo nio de Alfonso el Batallador de Aragn con la arpa de Urraca, hija de Alfonso VI. Elenlace fue desgra ciado, pero no tedioso, porque los esposos se separa ron hasta cinco vecesantes de la anulacin defini tiva. La violencia de sus temperamentos contra puestos no fue lacausa principal de este vaivn de abrazos y portazos, sino la intervencin de un revol tijo defrailes y nobles, nuncios apostlicos, concilios y el arzobispo Gelmrez en medio.

    Aturde pensar en las repetidas tremolinas que se levantaron para unir y desunir a esos cnyuges,y con ellos a la Pennsula. Tres siglos antes de los Re yes Catlicos ya hubo, pues, boda de un reyde Ara gn con una reina de Castilla, lo cual impide consi derar que fuese tan milagroso quesemejante cosa ocurriera en el siglo XV como ponderaron los poetas de cmara. Es tentadorpreguntarse qu fuerzas estorbaron el designio unitario en el siglo XII y cules lo favorecieron enel XV.

    No menos sugerente es asomarse a muchos de los matrimonios de nuestros prncipes y princesascon consortes extranjeros, a menudo debidos a intereses miopes antes que al amor ni tampoco alanhelo de consolidar el reino. Reparaz vuelve a exhibirnos su desagradable causticidad al resear: Ninguna de las dinastas cristianas poda decirse indgena. De doa Constanza de Borgoa y deAlfonso VI, de la casa de Navarra, ms francesa que espaola, vena la caste llana. Alfonso VIIera hijo de Raimundo de Borgoa. Cas con doa Berenguela, hija de doa Dulce, de la familiade los condes de Provenza. Produjeron a San cho III, de quien fue hijo Alfonso VIII, el de lasNa vas. ste cas con doa Leonor de Inglaterra, hija de Enrique II, fundador de la dinasta delos Plantagenet, normando de raza. De Alfonso IX, casado con

    Beatriz de Suabia, naci Alfonso X. A esta altura ya tenemos en la sangre de nuestros reyeselementos de todas las de Europa: franca, germnica, normanda, anglosajona, francogermnica.

    Las ramas de Aragn y Portugal, sigue Re paraz son resultado de parecidos injertos. DonJai me I casa con doa Violante, hija de Andrs II de Hungra, descendiente de Arpad, de razauraloaltai-ca, gente la ms apartada de nuestra raza que dentro de la blanca puede encontrarse.Luego se nos entra por Portugal la casa de Lancastre o Lancaster. De modo que don Fernando ydoa Isabel, representan tes del nacionalismo espaol ms castizo posible, eran el resultado deuna mezcla de Capetos, Valois, Borgoas, Arpades, Hohenstaufen, Lancaster, Provenza y no s sialguna estirpe ms.

    Semejante extranjerizacin de las cspides del pas trae consigo la venida, siempre rapaz yvoraz, de variadsimas personas, cosas e ideas. Escribe as Snchez Albornoz que con losperegrinos a Santiago comenzaron a entrar mercaderes ultrapirenaicos y copiosas inmigracionesde francos. Ningn magnate consigui antes del siglo xm patrimonio e influencia equiparables alos logrados por los prelados compos-telanos y otros obispos y abades. Estas sedes y las deSevilla, Zaragoza o Lisboa y los maestrazgos de las rdenes militares poseyeron tantas riquezas ypoder que los rey es se esforzaron por hacerlos recaer en sus hijos o en sus hermanos o cuados.Esta tradi cin subsisti hasta bien entrado el siglo XIX, poca en que el cardenal don Luis deBorbn era arzobispo de Toledo.

  • Otra situacin tpicamente hispana donde se en treveran el erotismo y la codicia de dinerosconsiste en el descaro con que los magnates supuesta lite del pas- traficaron a menudo consu honra para sacar provechos materiales. Multitud de pasajes de la literatura y del refranero loreflejan. Citemos como nico ejemplo cierto prrafo de la Crnica de

    Jaime I. Ante l, el historiador Modesto Lafuente ex clama: Lo que estas palabras significan nopuede honestamente explicarse ni la moral permite comen tarlo. Qu cosa es sta tanalarmante? Van ustedes a verlo a continuacin, puesto en castellano: El rey don Pedro nuestropadre era franco y piadoso, y los nobles le engaaban con buenas palabras, y de una parte ledaban sus patrimonios de palabra, y de otra, se los quitaban por obra. En efecto, nos omos decira Guillem de Cervera, y a Arnau de Castellb, y a Dalmau de Creixell, y a otros que estaban conl, que le decan: Seor, ved nuestros castillos y nuestras vi llas, tomad posesin de ellos y poneden ellos a los bailes que designis. Y cuando el rey quera posesio narse, le decan: Seor,cmo vais a echar a nues tras mujeres de nuestras casas? Antes bien, nosotros y ellas seremosvuestros y haremos vuestra volun tad. Y de esta manera, no cumplan nada de lo que leprometan. Y le mostraban sus mujeres, y sus hi jas, y sus parientes, las ms hermosas quepodan en contrar. Y como saban que el rey era hombre dado a mujeres, le quitaban su buenpropsito y le hacan cambiar en lo que queran.

    En el rea castellana, la figura del malhechor seorial est perfectamente establecida porGonzalo de Berceo: Los ornnes soberbiosos que roban [a] mezquinos [pobres]; que les quitan lospanes El bandido seorial es un caso exagerado de seor opresivo normal que se rodea demalhechores co munes que trabajan para l, o los protege, en tr minos tan extremados queMore ta piensa en un im presionante captulo de horrores ejecutados por la nobleza deCastilla . Los castillos y fortalezas eran la base de operaciones de que ha venido, o viene opuede venir mucho mal e dao a las villas del rey , afirman las Cortes de Valladolid de 1322.

    Los nobles que as actan estn descritos en las Coplas de Mingo Revulgo:

    La soldada que le damos y an el pan de los mastines cmeselo con ruines, guay de nos que lopagamos!

    Y de los nobles ms poderosos, representados como lobos, dicen las mismas coplas:

    Vienen los lobos finchados y las bocas relamiendo; los lomos traen ardiendo, los ojosencarnizados Abren las bocas rabiando de la sangre que han bebido.

    Como Menndez Pelay o seal, en cada una de las 149 estrofas de este texto hay , por lomenos, un nombre propio, sobre el cual recae con odiosa mono tona el sambenito de sodomita,cornudo, judo, in cestuoso, y , tratndose de mujeres, el de adltera o el de ramera. Los apellidosms ilustres de Castilla estn infamados all Se debe esta odiosidad, aa dimos, a la cleraque en la opinin popular excita ban los atropellos perpetrados por tal estamento.

    Sin duda, la omnipotencia de esos nobles entr en crisis cuando los centros del quehacer

  • econmico se situaron en las ciudades y prosper la autoridad del monarca. De todos modos, lasciudades medieva les distaron muchsimo de estar gobernadas con or den y concierto y ofrecerun nivel satisfactorio de subsistencia a todos sus moradores, y todava menos en la poca detransicin entre las viejas formas so cioeconmicas y las nuevas. El surgimiento de una nuevaeconoma personificada por los grandes mer caderes y los financieros no pudo prosperar sinarruinar los circuitos propios del montaje prece dente.

    Para este fin se promovi entonces uno de los es cndalos econmicos ms grandiosos y cruelesde la historia, cuya resonancia ha llegado hasta hoy : el montado por el rey de Francia Felipe IV,el Hermoso, en los primeros aos del siglo XIV, con el fin de apo derarse de las enormesriquezas de los templarios. Las calumnias que levant el rey contra stos para justificar sudespojo y persecucin todava revisten a la orden de una vaga coloracin mgica y perversa. Locierto es que en menos de dos siglos, la Orden del Temple (fundada en 1118 en el Jerusaln delas Cru zadas), haba reunido en toda Europa propiedades urbanas, fincas, castillos y casas decomercio. Estas ltimas giraban dinero en todo el mbito mediterr neo y lo hacan fructificarcon tanta habilidad que no ha faltado quien llame a los templarios inventores de la banca. Susconexiones con las haciendas regias como prestamistas, asesores y gestores les propor cionaroninfluencia tanto ms comentada cuanto que gustaban de mantenerla recndita.

    El soberano francs comenz a hostilizarlos con calumnias de actos sacrilegos y sodoma, entreotras inculpaciones que impresionaban a la gente sencilla. En 1307 orden asaltar sus casas yprender a los templarios. Los proces y tortur, y en 1314 hizo quemar en las hoguerasinquisitoriales al maestre de la orden, Jacques de Molay . Todo este estrpito no tena otrafinalidad que la confiscacin de sus pose siones. En otros reinos, como los de nuestra Penn sula,la orden fue disuelta pero sus caballeros no fue ron perseguidos y el rey se limit a quedarse conparte de sus bienes y adjudicar el resto a otras rde nes militares.

    Codicia, siempre codicia y rapacidad flotando como negras nubes por encima de los castillos ylas catedrales, nicas entidades medievales en que sole mos pensar. La masa innumerable dedespojos y atropellos perpetrados por los ms fuertes a costa de los dbiles ha de comprenderinexcusablemente los estragos de la usura, nico asidero de quienes sufrie ran cualquier crisis ensus rutinas personales. La lite ratura de la poca abunda en testimonios del expolio de losoprimidos por ella. Nos consta la repetida hos tilidad de la Iglesia contra el prstamo conintereses y las astucias con que sus prohibiciones fueron eva didas.

    Esos ramalazos de codicia que hemos bosquejado al acaso quedan plidos si se comparan con lasrepe tidas persecuciones contra los judos perpetradas en la Europa medieval en general, aunquela literatura habitual tienda a resaltar las ocurridas en la penn sula Ibrica. No se valora, encambio, que en Francia se decretase y a en 1306 la expulsin de los judos, casi dos siglos antesque la acaecida en nuestra tierra por obra de los Reyes Catlicos. Ciertamente, en Francia lamedida fue luego abrogada y corregida, pero demuestra una notoria antipata bsica a loshebreos de all.

    Es interesante que los mismos fueron maltrata dos a veces en la Espaa musulmana tan

  • sauda mente o ms que en la cristiana, lo cual da relieve a los factores socioeconmicos de ladiscriminacin y atena los anecdticos. Se observa la misma dinmi ca en las ocasiones en quelos hebreos fueron eleva dos a puestos de asesoramiento y poder, tanto entre moros como entrecristianos.

    Entre las persecuciones ms rigurosas contra ellos destacan las de los moros de poca almohade,anteriores (como tantos otros fenmenos sociocultu-rales andaluces) a las del territorio cristiano,que en seguida veremos. Dice as el cronista de la poca que al fin de su reinado, mand Yaqubal-Mansur (1184-1199) que se distinguiesen los judos del Ma-grib por una manera de vestirpeculiar, consistente en un traje negro con mangas de extrema holgura, que les cay esen hasta lospies, y un bonete de la ms fea forma, como albarda que les llegaba hasta debajo de las orejas.Extendise esta moda a todos los ju dos del Magrib y no la dejaron durante el resto de su reinadoy los comienzos del de su hijo Abu Abd Allah (1199-1213), hasta que ste se la cambi, despusque recurrieron a l por todos los medios y emplea ron la intercesin de todos los que creanpoder ser les tiles. Mandles Abu Abd Allah vestir ropas ama rillas y turbantes del mismo color,como lo hacen hasta hoy .

    Las matanzas de judos en la Pennsula comien zan en los ghettos de Navarra en el ao 1321 y enellas se transparentan componentes ultrapirenaicos. Como se comprende, en cuanto se rompi elprecin to de la tranquilidad de los hebreos, ya no hizo falta nadie de afuera para excitar anuestras gentes a sa quearlos y en diversas ciudades se repitieron las tro pelas. Es convenienteaadir que hubo tambin en toda Europa innumerables usureros y financieros cristianos, e inclusocolectividades enteras dedicadas al trfico del dinero, como los lombardos y los de Ca-hors.Aadamos que estos dos grupos se aplicaban especialmente al prstamo a los ricos, mientras quelos judos trataban sobre todo con pobres; los floren tinos, en suma, se dedicaban a los riqusimos,y de entre tales prestamistas salieron los Mdicis.

    Las persecuciones comienzan cuando en las ciu dades cristianas se dan dos premisas: primera, laconsolidacin de una burguesa mercantil, profesio nal y artesana que compite con los judos enlos mis mos quehaceres; y segunda, un proletariado insatis fecho, sin insertar en la sociedad ypropenso a la protesta. Los sectores conservadores le invitan a diri gir sus quejas contra loshebreos.

    Julio Valden dice que la convivencia entre judos y cristianos, relativamente estable durante lossi glos XII y Xlll en la Pennsula, quebr en el xrv, en que el antisemitismo creci de formacontinua, hasta desembocar en pogroms cuy a significacin como conflicto social es notoria. LaIglesia colabor en la expansin del antijudasmo. El Concilio de Zamora de 1312 fue duro paralos hebreos. Por su parte, los procuradores del estado llano lanzaron en las Cortes, desde fines delsiglo XIII, sus ofensivas contra los ju dos. El motivo principal de esta clera eran las deu das quelos cristianos haban contrado con los pres tamistas hebreos, a menudo hasta a un 33,33 % anualdesde Alfonso X.

    La nobleza que, bajo el prncipe Enrique de Tras-tmara, se sublev contra Pedro I el Cruel deCastilla hizo del antisemitismo uno de sus principales argu mentos. Acusaban al monarca de

  • proteger a los ju dos, y hasta de ser hijo de una hebrea, con lo cual esperaban atraer las masaspopulares y el clero. En 1355 las tropas de Enrique de Trastmara entraron en Toledo y comenzaron a robar una judera apar tada que dicen el Alcana, e robronla, e mataron losjudos que fallaron fasta mil e doscientas personas, omes e mugeres, grandes e pequeos , comorefiere el canciller Lpez de Ayala. Cinco aos ms tarde, en 1360, y a se acus al pueblomenudo de participar en el asalto a las juderas. Las tropas de la nobleza re belde llegaron aNjera e ficieron matar a los ju dos. E esta muerte de los judos fizo facer el conde don Enriqueporque las gentes lo facan de buena vo luntad , dice simpticamente el mismo cronista. EnMiranda de Ebro tambin intervino el pueblo en la matanza de judos.

    Acaso la furia antisemita fue ms acusada en los extranjeros que vinieron en calidad demercenarios. La judera de Briviesca fue arrasada por los merce narios franceses, y las deAguilar de Campoo y Villa diego por los soldados ingleses. En otros casos los asaltos a lasaljamas fueron protagonizados por el pueblo menudo de Segovia, Avila o Valladolid. En otoo de1367, segn el escritor hebreo Samuel Zar za, rebelronse los habitantes de Valladolid,di ciendo Viva el rey don Enrique! y robaron a los ju dos que moraban entre ellos yderribaron sus casas, no quedando sino con sus cuerpos y sus tierras de vastadas. Destruyerontambin ocho sinagogas

    .El extremo del furor antisemita nos lo proporcio na la represalia contra los judos de Toledo,ordena da por Enrique II a raz de la toma de la ciudad, en junio de 1369. Decret que sevendieran, en pblica almoneda, como esclavos los judos toledanos junto con sus bienes mueblesy races, hasta alcanzar vein te mil doblas de oro.

    En 1391, debido a la inesperada muerte de Juan I y la minoridad de Enrique II, se desat laviolencia, especialmente en Sevilla y Crdoba. Los pogroms no se detuvieron y poco despushacan su aparicin en Cuenca, Toledo, Madrid Los disturbios antijudos se difundieron a laCorona de Aragn, donde alcan zaron la misma intensidad en idnticos aos. Diver sas aljamasdesaparecieron. Se beneficiaron de la dispersin de sus bienes los miembros de la alta no bleza.

    El judo pas a presentarse como converso, me diante una sencilla mimetizacin. Los cristianosno esperaban que los judos conversos, puestos a bus carse la vida, les daran lecciones de fervorcatlico, en forma tal que escalaran los ms altos cargos de la Inquisicin, como lo lograronTorquemada, fray Die go de Deza y el cardenal Alonso Manrique, descen dientes de judos.

    Todava es ms sarcstico que la hostilidad bur guesa contra los negociantes judos fuerce a stosa retirarse de las operaciones entre particulares y con centrarse en las de carcter oficial,convirtindose a menudo en prestamistas de la Corona, cuando no en altos funcionarios deHacienda, como diramos aho ra. Snchez Albornoz, con su tpica antipata contra los judos,clama as: Cmo no haba de sentir cre ciente clera y creciente odio contra el gremio de losrecaudadores y de los usureros judos, mimados por los rey es, enriquecidos a su costa y a los quevea vi vir con lujo slo equiparable a su miseria?

    Algunos soberanos, como Alfonso X y Sancho IV, entregaron a los arrendadores judos

  • derechos de pesquisa y castigo sobre los ciudadanos todos del rei no, desde los caballeros hastalos clrigos. Y otros llegaron a favorecer a los usureros: Fernando IV prohibi a los cannigos deToledo, so pena de la vida y de confiscacin de bienes, excomulgar a los hebreos prestamistas.

    Un hebreo que aspire a prosperar en aquella so ciedad tiene una curiosa va de instalacin, y elque sea fresco y despabilado podr prosperar en la mo narqua a costa de denunciar, daar operseguir a otros judos. Si van siendo numerosos los judos que se dediquen a ello y son listos,ambiciosos y progra man a largo plazo, lograrn dos objetivos satisfacto rios: crear unos cuadrosde mando compuestos por judos conversos y mantener viva la llama de la per secucin contraotros judos y de paso ms de cua tro cristianos para que no se les acabe nunca laocupacin. El tipo de cristiano estpido, que abunda en las alturas, colabora muy complacido conambos juegos.

    Muchos cristianos que no pueden comer caliente ni presumir de nada, por lo menos podrn haceralarde de ser cristianos viejos y menospreciar al re caudador de impuestos o al mdico de famajudo. sta fue una de las puertas por donde el pas entr en el tenebroso taller de las denuncias ylas calum nias, una de las pocas fabricaciones nacionales que nunca ha sufrido crisis alguna.

    PRESTAR DINERO AL IMPERIO ESPAOL: UN MAL NEGOCIO

    Ser rico como un Fcar es frase proverbial espao la y alemana para ponderar el gradosumo de la opulencia. En Madrid los Fugger tienen dedicada la calle de Fcar, desde hace muchotiempo. Probable mente, esos alemanes son hoy la familia de millona rios ms antigua deEuropa. Con tres siglos de prece dencia sobre los Rothschild, la familia Fugger se les parece enser muchos, y tan ricos hoy como en los primeros tiempos, all por el final del siglo XV.

    Y esto a pesar de que el prestar dinero a la Espa a del Siglo de Oro estuvo a punto de llevarlos ala ruina ms catastrfica. Los Habsburgo nos salieron caros , deca a quien le quera or elprncipe Josef Ernst Fugger von Gltt, uno de los miembros actua les de la gran familia. LosFugger de hoy afirman sonriendo, con la serenidad de quien no necesita co brarla, que la deudade los Habsburgo, sumando los intereses al capital que dejaron colgado los de Espa a y los deViena, importara hoy 250 000 millones de marcos; es decir, unos veintids billones de pe setas.

    Los Fugger de Augsburgo son los prestamistas mejor estudiados entre los que dejaron dinero aEs paa. En el apogeo de su podero posean unos seis millones de florines. El florn del siglo XVIpesaba 3,25 gramos de oro fino, y valdra por tanto unas seis mil pesetas en 1997, con lo cualaquel patrimonio montaba unos 36 000 millones de pesetas.

    La implicacin de Espaa en los intereses de los Fugger comenz cuando el futuro emperadorCarlos todava no haba nacido. Su abuelo, el emperador Maximiliano, estaba endeudado hasta elcuello con los Fugger: lleg a depender de ellos hasta para co mer, as, al pie de la letra. Entoncescomenzaron los banqueros a estar colgados de su deudor, como aquel soldado que estaba cogidopor su prisionero, y se vieron en el caso de financiar las empresas de los Habsburgo, inclusopreviendo que dara trabajo co brar luego. En los ltimos aos de su vida, Maximi liano deba a

  • los Fugger unos 350 000 florines, equi valentes a unos 2 100 millones de pesetas de 1997. LosFugger entendieron que para recuperar este di nero era imprescindible que el prximoemperador que votaran los prncipes electores alemanes fuese un Habsburgo.

    El candidato ms rico a la corona imperial era el rey Francisco I de Francia. Los electoresgermnicos se hacan comprar el voto descaradamente y estaba claro que quien dispusiera dems dinero para sobor narlos adquirira ms sufragios. El contrincante del rey francs eraCarlos, el nieto de los Reyes Catli cos, que acababa de heredar su monarqua y ech valor altema: en agosto de 1517 anunci su propsi to de presentarse candidato al trono imperial paracuando muriera su abuelo. Para entrar en materia, envi a Innsbruck cien mil florines en letrasde cam bio. All se le hizo saber que slo con esta suma no ira a ninguna parte, y Carlos Ianunci que podra reunir otros cien mil florines para ganar las volunta des de los electores, auncuando no estaba dispuesto a darlos hasta que supiera que haba sido elegido.

    Desde su oficina de Augsburgo, Jakob Fugger se gua estas vicisitudes con diversin un tantocnica. Cuando falleci ste, Jakob el Rico, leg adems de su palacio urbano, decorado con obrasde Alberto Durero, una fortuna de unos siete mil millones de pesetas de 1997. Cualquier agentede su casa compe ta con los grandes potentados. Jakob Fugger era dueo efectivo de condados yprincipados; le hubiera sido fcil recibir un ttulo ducal. No obstante, conti nu siendo elcomerciante sin cuy a colaboracin o conocimiento no prosperaba ningn gran negocioeuropeo. El papa Julio II quiere poner a prueba al banquero y le presenta un pagar en que estconsig nada la cifra de trescientos mil florines de oro. Cundo puedo recibir el dinero? , lepregunta. En cualquier momento , es la impasible respuesta. Esto exclama asombrado elpapa slo puede hacerlo Fugger de Augsburgo!

    En la Europa de entonces era aplaudido como ninguno el servicio de factora de la casa Fuggerpara trasladar con seguridad el dinero de una localidad a otra, desde el Dniper hasta el Atlntico.La Iglesia lo utilizaba para llevar rpida y seguramente a Roma el bolo de San Pedro. Lascortesanas de origen ale mn que haba en la Ciudad Eterna cuando fue asal tada por las tropasde Carlos V, en 1529, usaron esos servicios de la casa Fugger para mandar a casa sus ganancias.La transferencia, y a entonces, se realiza ba por compensacin sin movimiento de caudales. Confrecuencia, los prncipes y los seores no saban de dnde sacar las sumas necesarias para elmaterial de guerra, los sueldos de los empleados, las soldadas de los hombres de armas. JakobFugger estaba siem pre en situacin de hacerles de la noche a la maana enormes anticipos y , almismo tiempo, de reintegrar se en forma cmoda. As, no vacil en pedir a cam bio losinmensos y acimientos de hierro del Tirol y las minas hngaras.

    Martn Lutero se asombraba en 1520 de la rique za reunida por Fugger y escriba: Cmo esposible que en el curso de la vida de un hombre se forme un montn de bienes tan grandioso? Noentiendo las cuentas ni comprendo cmo con cien florines se pue den ganar veinte cada ao, yesto sin ayuda de los campos o del ganado. Otro patriarca del protestan tismo, Ulrich vonHutten, redact en 1519 un pliego titulado La fiebre para lamentarse de que padeca el llamado mal francs , o sfilis. Ponderando lo rica mente que se viva en casa de Fugger, invitaba a la

  • enfermedad a que se marchase de su cuerpo y se fue se a habitar en aquella otra morada dondelo pasara muy bien.

    En la vieja casa Fugger de Augsburgo se conserv hasta las destrucciones de la ltima guerra unachi menea, al lado de la cual una placa proclamaba: En esta chimenea Antn Fugger quem en1536 los pa gars del emperador Carlos V. La escena es muy po pular en la tradicin alemanay diversos artistas la han pintado, pero es irreal e ingenua. En seguida veremos que la tarea msfatigosa que hubieron de desafiar los Fugger consisti en cobrar lo que pudie ran de Carlos V ysus sucesores. Y para empezar, una de las partidas ms copiosas de ese historial fue la relativa alos gastos de la votacin de nuestro joven rey como emperador, que ya sabemos que distaba deser graciosa.

    En 28 de junio de 1519 se procedi en Frankfurt a esta eleccin y sali vencedor Carlos, que pasa ser el quinto de su nombre en la nmina de titulares del imperio germnico. Jakob Fugger,apenas recibi la noticia de la eleccin, mand encender fuegos artifi ciales y una gran hoguerafestiva. Cuando hizo las cuentas definitivas, se le hel el corazn: la eleccin de Carlos V,comprendiendo sobornos a los electo res, donaciones a las ciudades, gastos de personal, viajes ydems, haba costado 851 918 florines; es de cir, 5 111 millones de pesetas de 1997. De ellos, 543585 florines haban salido de las arcas de Fug ger, 143 000 de los Welser y 165 000 de banquerosgenoveses y florentinos. Los Fugger podan enorgu llecerse de haber fabricado un emperadorde modo completo y rotundo.

    Sin embargo, ste no guardara la menor emo cin ni gratitud para los Fugger, ni el recuerdo mstenue de los lazos que los haban unido con su abue lo Maximiliano. As se explica que, cuandohubo de echar cuentas, en 1521, slo reconoci 355 000, de los seiscientos mil florines que lereclamaron a Car los V, y finalmente lleg como especial merced a asumir cuatrocientosmil. Fugger los cobr en cdu las sobre las minas de sal de Austria y en cobre y pla ta. Los otrosdoscientos mil fueron compensados con otras concesiones mineras en Austria y el aumento delos intereses futuros de las deudas.

    Uno de los variados medios que utiliz la corona espaola para pagar a sus prestamistas o, amenu do, conservarlos entretenidos y resignados consis ti en la venta de rentas pblicas queposea, de las cuales se desprenda en favor de sus acreedores. La frmula era anterior a losAustrias, y en sus primeras etapas haba versado sobre propiedades o rentas concretas quequedaran comprometidas, pero no se tard mucho en pasar a deber cantidades abstractasmediante el aseguramiento de intereses. El adqui-rente de estas deudas de la corona podarevender los ttulos a su gusto, menos a extranjeros y eclesisti cos, a veces. La dinmica eramuy parecida a la que puede darse hoy con los ttulos de deuda emitidos por el estado y lasdems corporaciones oficiales. Por lo dems, los particulares se prestaban cantida des medianteel mismo mecanismo. El nombre usual que designaba todas estas operaciones era el de juro ,derivado de la solemne promesa de pago con que haba comenzado la frmula tradicional deldo cumento.

    Los Fugger fueron pagados de este modo con cre ciente frecuencia: la primera operacin que

  • adopt esta forma se cerr en 1 de enero de 1524, cuando su factor Jrg Reihing entreg a lasarcas reales 6 752 060 maraveds, equivalentes a 18 000 ducados (en valor adquisitivoaproximado seran unos 135 millones de pesetas de 1997) y recibi juros al 6,6 % segn nosense el estudioso mximo de estas finanzas, el profesor Hermann Kellenbenz, fallecido nohace muchos aos, tras haber explorado celosa mente los archivos espaoles y haber dirigido losde la casa Fugger.

    La hacienda real no tardara en inundar de papel a sus dominios y a Europa entera. Recurdese,ade ms, que al mismo tiempo el rey de Espaa venda todo lo vendible: en 1557 puso en oferta150 ttulos de hidalgua, a cinco mil ducados cada uno, y no lo gr colocarlos todos; en 1567 sevendieron diecisiete, y veinte hasta 1575; entre 1625 y 1700 Felipe IV ven di otros 185 ttulos.La compra no obedeca slo a satisfacer la vanidad del pagador, sino a su avidez de librarse delos impuestos comunes, gracias a ganar la condicin de hidalgo. Dentro de los mismos apuros dela corona, sta vendi, en tiempos de los Austrias, gran nmero de ciudades, villas, lugares yfincas de su propiedad a particulares que se convirtieron en seores de ellas. Muchas vecesfueron las poblacio nes las que pagaron dinero a la Corona para ser due as de s mismas, comoha estudiado H. Nader, en su libro Liberty in absolutist Spain (Johns Hopkins U. P 1990).

    No podemos ahondar ahora en este srdido aun que sugestivo asunto. Sealemos, slo de paso,que sin la presin fiscal exagerada que los Austrias im plantaron en Portugal y sin la avidezpersecutoria y confiscatoria de la Inquisicin, acaso no se habra producido la rebelinportuguesa de 1640 contra Fe lipe IV. Las motivaciones dinerarias de aquel clamor por laindependencia igualan a las sentimentales, se gn ha sugerido un estudio reciente del profesorPe-ter Thomas Rooney .

    En el ao 1524 el papa Adriano VI, antiguo pre ceptor del emperador Carlos, concedi a ste lapro piedad de los maestrazgos de las rdenes de Santia go, Calatrava y Alcntara, lo cualentraaba regalarle no slo grandiosas extensiones del suelo peninsular sino las minas demercurio de Almadn y las de plata de Guadalcanal, que pertenecan a aquel patrimonio. Deeste modo, la corona imperial se converta en propietaria monopolstica del mercurio mundial,puesto que y a dominaba las minas de la Eslovenia actual, y resultaba tambin ser la primerapotencia argentfera, pues poda seorear en las minas de pla ta de Hungra.

    La casa Fugger, que posea y a gran parte de esas minas, arrend en 1524 los bienes de losmaestraz gos, mediante una de sus operaciones ms volumi nosas con los Habsburgo. Elmercurio era requerido en cantidades gigantescas para utilizarlo en el refina do del mineral deplata, en los yacimientos de Mxi co, y los Fugger hicieron venir a Almadn tcnicos y operariosde sus minas de Hungra, con lo cual mejo raron vertiginosamente el rendimiento de suexplota cin. La plusvala generada en Hungra por la de manda de mercurio excit la codicia dela nobleza austraca por ganar tierras y derechos en aquel pas, el cual vendra a representar paraAustria una nue va frontera , lo mismo que Andaluca para la Castilla antigua. He aqu algunascuriosas repercusiones in tercontinentales de fenmenos que estuvieron conec tados por losHabsburgo como soberanos y los Fug ger como empresarios.

  • El primer financiero alemn cuy a fantasa titil ante las noticias del oro de Amrica fueBartolom Welser, rival y vecino de los Fugger. Antn Fugger, que haba heredado el liderazgode esta casa, mir framente al principio las reseas de riquezas nove lescas que llegaban deIndias. Su escepticismo creci de punto cuando resultaron estriles la expedicin de SebastinCaboto hijo del clebre explorador al Ro de la Plata y la de Sebastin Kurz al Yucatn, lascuales estuvieron financiadas en parte por Fug ger.

    Los Welser se dedicaron al mbito del Orinoco y descubrieron pronto que el verdadero negociode In dias no consista en sacar cosas de all, sino en im portarlas, axioma este que los espaolesempezamos a intuir de veras en la segunda mitad del siglo XIX, cuando slo nos quedaban Cubay Puerto Rico. Ms vale tarde que nunca. Pues bien, los Welser se dieron cuenta de que lolucrativo era llevar negros a Amri ca, puesto que los indios en general no eran aptos para eltrabajo, y as concertaron permiso en 1528 con el emperador Carlos para introducir all cuatromil negros en cuatro aos, mediante el pago de vein te mil ducados.

    Un enviado de los Welser, Ambrosius Ehinger, emprendi una exploracin del Orinoco, digna deser novelada por Vzquez Figueroa. En sucesivos viajes, los Welser recibieron de Amricandigo, per las, maderas, tabaco y trozos del rbol guayaco, al cual se atribua la maravillosavirtud de curar la sfi lis. Aunque ms tarde Paracelso indic que lo que era verdaderamenteeficaz contra sta era el mercu rio y en ello se sigui durante siglos, la venta de guayacoenriqueci luego a mucha gente, compren dida la firma Fugger, que obtuvo as un preeminentelucro hasta poca bastante reciente

    .En 1530 el emperador necesitaba milln y medio de florines, nueve mil millones de pesetasactuales. Fugger pidi patente para colonizar y gobernar la costa del Pacfico, desde el Per hastala Tierra del Fuego, con una anchura de doscientas millas y un plazo de concesin de tresgeneraciones. Un octavo de la tierra colonizada quedara como propiedad pri vada suya. Elconvenio con la corona espaola se fir m en verano de 1531. En poco tiempo, las cosas deAmrica fueron por otros cauces: Diego de Almagro, desde el Per, empez a conquistar el reaadjudica da a los Fugger sin que nadie empezando por s tos se lo vedase. El actual Chile, dederecho, fue primero alemn que espaol. Es alucinante que Amrica pudiera haber adoptadoestructuras tan di ferentes, incluso sin salir de la soberana espaola.

    A un observador Cndido no le causa menos asombro el desenfado con que la corona de Felipe IIrepudiaba sus deudas como muchos empresarios de la Espaa de hoy . Cierto es que el mismorey confe saba seriamente que no saba hoy si podra comer maana, y que el imperio mspoderoso de la poca mostraba grietas que daban a la vez risa y llanto.

    Carlos V haba guardado para con los Fugger po cas consideraciones, pero Felipe II todava seanduvo con menos reparos. El 16 de enero de 1556 abdic el emperador y trece das ms tardeel nuevo rey exigi a los Fugger cuatrocientos mil ducados en el acto para pagar a las tropas quese amotinaban en Flandes. Si fallaban en proporcionarlos, y a podan despe dirse de cobrar susanteriores crditos. La casa acep t el atraco exigiendo garantas y subiendo el inters a un 12 %lo que en la poca era cosa notable. Dos meses despus Espaa pidi otros seiscientos mil

  • ducados (4 500 millones de pesetas de 1997), con la repetida amenaza de no pagar ni un clavo delo debi do, si no los obtena. Para despabilar a los Fugger ex propi por de pronto sus bienes enEspaa y denun ci el arriendo de las rentas de los maestrazgos, comprendidas las minas deAlmadn. A comienzos de 1557 la casa prest 430 000 ducados que deban ser reembolsados conel primer oro o plata que llega se de Amrica.

    En junio de 1557 Felipe II se dio el privilegio sor prendente de decretar la primera suspensin depa gos que un estado efectuaba en la historia. La Coro na de Espaa deba unos siete millones deducados (52 500 millones de pesetas actuales). El rey , simple mente, les deca a los acreedoresque ya cobraran un da u otro, y en vez de hacerlo en dinero les ofreca juros, es decir, ttulos dedeuda pblica cuyo curso

    en la bolsa de Amberes cay en picado apenas se co noci la insolvencia de Felipe II. Poco antesde ella, los Fugger le haban dado nuevos crditos. La plata americana, por valor de 570 000ducados con que ha ban de cobrarlos, fue confiscada por los mismos sol dados del rey apenaslleg al puerto de Amberes: haba que pagar apremios indispensables para la guerra contra losfranceses. La noticia de la victoria de San Quintn, poco despus, no consol a los Fug ger delexpolio y la humillacin de aquel golpe de mano. Qu iba a hacer, de todos modos?Enfadar se con el deudor? Qu empresario de hoy lo hara, ahora que abundan tanto esassituaciones?

    Con los intereses, la deuda espaola a los Fugger haba subido en 1560 a cuatro millones deflorines, cuando lo que llamaramos capital social de la casa era de dos millones. En 1575, con lacampaa de Le-panto por en medio, las deudas exteriores de la coro na espaola totalizaban 37millones de ducados. El 1 de setiembre Felipe II decret por segunda vez una suspensin de pagosy llev a la ruina a multitud de banqueros espaoles e italianos y a los depositantes en stos, alpaso que los Fugger salan comparativa mente bien parados. En toda Europa escriben losnegociantes de la poca no se vea una moneda contante y sonante y la banca estaba exange.Aun as, en el otoo de 1576, se le peda a la factora de Fugger en Madrid que mandase dinero aFlandes para acallar otro motn de las tropas mal pagadas. A regaadientes y con presin directade Felipe II, se concedi el prstamo, pero ni aun as se evit que la soldadesca saqueaseAmberes.

    En 21 de setiembre de 1586 hubieron de obligarse de nuevo los Fugger a poner a disposicin de laCo rona otro milln de ducados dentro del plazo de un ao, suma que se aplicara principalmentea satisfa cer las obligaciones de la Corona en el extranjero, ta les como el sostenimiento de lasembajadas, atencio nes estas que haba venido adelantando habitualmente la casa Fugger,merced a su red europea de agencias y corresponsalas. Tambin atendan los Fugger a los gastosde la embajada imperial en Espa a. As conocemos una carta del embajador Khevenhller alemperador, de 12 de enero de 1572, ente rndole de que ha pedido a la agencia de los Fugger enEspaa 1812 ducados para cubrir sus necesida des, y le suplica que los haga abonar en Viena.

    El 29 de noviembre de 1596 el Estado espaol de cretaba otra suspensin de pagos. El tercerdecreto se diferenciaba poco de los precedentes. Esta banca rrota de 1597 sumi al mundo de los

  • negocios en un marasmo todava mayor que en 1575, porque nada la haca presentir y quiznada justificaba este golpe de teatro, el cual fue al mismo tiempo un golpe de Estado(Braudel).

    Lo mismo que en 1557 y 1575, los Fugger estuvie ron exentos del decreto de suspensin, en elque figu raban otros grandes prestamistas. En estas condicio nes el 9 de julio de 1598 los Fuggerprestaron 220 000 escudos al rey .

    En el ao 1604 volvieron a contratar los Fugger el arriendo de los maestrazgos en condiciones demxi ma coaccin de la Corona espaola: deberan ade lantar 575 500 000 maravedes a ttulode emprstito y hacerse cargo de doscientos millones de marave des de pensiones y sueldos quedeba el erario a par ticulares. Todo ello, antes de obtener ni un ochavo de beneficio de laoperacin.

    En noviembre de 1607 fue una vez ms suspendi do el pago de las deudas de la Corona. Lostelogos, requeridos como siempre, justificaron la ruptura del compromiso real, y al ao fueconcluido el acuerdo con los comerciantes. En esta nueva bancarrota del Estado espaol losFugger dejaron comprometidos 1 250 000 ducados. Haban reembolsado la partida ms grandede los depsitos, pero deban dos millo nes a extranjeros, lo cual les pona en la misma situa cinque en 1562. Su activo en Espaa alcanzaba cinco millones y medio de ducados en 1622, y supa sivo, 4 250 000.

    En 17 de noviembre de 1608 concert la Corona un convenio particular con los Fugger paraconvertir la deuda de la primera. Los atrasos del erario por mercurio no pagado, transferenciasno cumplimen tadas y emprstitos recibidos con motivo del arrien do de los maestrazgos,ascendan en junto a 1 210 565 000 maravedes, es decir, ms de tres mi llones de ducados. Estadeuda fue convertida de modo extraordinariamente desventajoso para los Fugger. Buena parte dela suma fue consignada a cargo de los ingresos de rdenes militares.

    En el ao 1627 se repetira por quinta vez la sus pensin de pagos de la Corona espaola,gobernando ahora el conde-duque de Olivares, bajo Felipe IV.

    Dentro de este panorama general, para los Fugger fueron las cosas de mal en peor: Olivares lesexigi en 1630 entregar mensualmente a la corte cincuenta mil ducados en metlico. En la feriade Todos los Santos de 1630 vencan los pagos de aproximada mente cien millones demaravedes, y los Fugger pi dieron prstamos a Gnova, y de esta manera pudie ron hacerefectivas las mesadas a la corte del rey . Ante la situacin cada vez ms crtica, se dirigieron almonarca solicitando una revisin de la contabili dad, para que comprobara que no podan hacerfren te a tantos pagos. Aparentemente, Felipe IV se hizo cargo de la situacin y se interes porella. Los Fug ger tuvieron que mandar a una persona que practica se una inspeccin general detodos sus negocios en Espaa, y designaron al doctor Hans Jakob Holzapfel. El resultado fuedeprimente. Segn ella, la casa deba por depsitos ms de dos millones y medio de ducados yotro milln en efectos. Trescientos cin cuenta mil ducados de los estipulados como pagos desalarios de la corte estaban en descubierto. ste era el pasivo existente frente a casi dos millones

  • de ducados en consignaciones.

    Los acreedores de los Fugger pedan para su deta llada inspeccin un balance de la casa. A estade manda tuvieron los Fugger que acceder en 1 de agos to de 1632. Al principio de 1630 OctavioCenturioni y a se haba atrevido a decir que la riqueza de los Fugger era imaginaria. La casalogr, en fin, despus de muchos ruegos, hacer cubrir la deuda por los genoveses Spinola y salvarlas apariencias. Poco des pus recurri an a la firma de Spinola para asegu rar un vencimientode cinco mil coronas.

    Con el pretexto de que la casa Fugger necesitaba una eficaz proteccin, el estado nombr unajunta que ejercera el control de todo el negocio. Fue in til que se elevara una protesta hasta elmismo rey por esta intromisin y los procesos que con tal motivo se iniciaron en Madrid tampocodieron resultado.

    Suena a contempornea esta intervencin judi cial de una gran empresa privada que causamolestia al estado, sea por la razn que fuere. No parece me nos actual la escena de lascomparseras que danzan en torno del pleito, en favor o en contra de los acree dores o losdeudores. Mientras segua el litigio, en 1647 la hacienda real suspendi pagos por sexta vez.

    Anotemos sobre la marcha que esta decadente va guedad de los negocios de los Fugger tuvo unacon secuencia an hoy visible: la sede de aqullos estaba en Almagro, donde se conserva eledificio correspon diente, y la suerte de la hermosa villa manchega teatro incluido dependien gran manera de cmo acabara el pleito; en suma, para mal. La ha cienda real suspenderanuevamente pagos otras dos veces: en 1652 y 1662. Sin molestarse en anunciarlo, muchas ms.

    En el Archivo de Estado de Viena hemos encon trado por el ao 1653 una serie de documentosque acreditan la intensa intervencin imperial en favor de los Fugger para que en Espaa se lesdevolviese el libre gobierno de su negocio. All vemos cmo en 26 de julio de 1653 el conde deLamberg, embajador de

    Alemania, pone en manos de su majestad la carta imperial, por mandato de su majestadcesrea, en fa vor de los condes herederos de Marx y Christoph Fugger para que se les haga lajusticia que merecen por haber servido largamente a las dos Coronas.

    Don Jernimo Camargo, fiscal del Consejo, en cargado de este asunto, formul en 16 de agostode 1653 un informe en el cual se propona dilucidar tres puntos: primero, si la casa de los Fuggerera acreedo ra de la real hacienda o al revs, pregunta notable; segundo, determinar si convenaque durase la admi nistracin extraordinaria en curso, y en tercer lugar, si proceda devolverla alos Fugger. Sobre lo prime ro, pareca que dicha casa era acreedora de su majes tad en 2 191153 maravedes, por lo cual no haba causa legtima para quitar a los Fugger la adminis tracinde su casa. Respecto a lo segundo entenda que el hecho de no haberse pagado a los acreedoresoportunamente y que la administracin de los maes trazgos y de las minas no fuera eficaz,aconsejaba que se suspendiera su ejercicio; y acerca del tercero, consideraba oportuno que seles devolviese el gobier no de sus bienes, previo nombramiento de un factor de los Fugger y de

  • un representante de los acreedo res, para que ambos juntos y de acuerdo liquidasen esta fase detransicin.

    Los Fugger siguieron reivindicando crditos por lo menos hasta 1710, aunque pedir a los Borbonesque pagasen las deudas de los Austrias pecaba de in genuidad. Despus de complejos trmitesdurante el siglo XVIII la real orden de 18 de julio de 1836 esta bleci que los crditos legtimoscontra los monarcas austracos y Felipe V pasasen a ser estudiados por la junta de liquidacin dela deuda del Estado, la cual tena sin duda apremios ms prximos y urgentes que el pagar lasdeudas de Carlos I.

  • EL DELIRIO DE LOS TULIPANES

    Si alguien menciona hoy la locura de los tulipanes, tendemos a pensar que la conversacin vacomo de House and Garden . Sin embargo, hace ms de tres siglos se desat un deliriocolectivo a propsito de ellos que rebas largamente la esfera de lo floral y afect a las bolsas,los tribunales y las haciendas de millares de personas en varias naciones de Europa. Esa ampliahisteria empez en los primeros aos del siglo XVII, el cual es tenido usualmente por severo yaburrido. En tal poca comenzaron a difundirse por Europa los primeros tulipanes. La planta erade ori gen turco y uno de los precursores en su estimacin y cuidado fue el consejero Herwart,un hombre ledo y escribido de Augsburgo la ciudad de los Fug ger que se dedicaba acoleccionar curiosidades exticas, y plant ejemplares de tal especie hacia el ao 1559. Elinters por los tulipanes, que llevaban mucho tiempo siendo apreciados en Turqua, forma raparte de la curiosidad y la sorda admiracin que despertaban los temas de dicho imperio en laEuro pa cristiana, tan amenazada por l.

    En los aos siguientes, la aficin a los tulipanes corri por los pases occidentales como unreguero de plvora y los potentados empezaron a rivalizar en obtenerlos de clase cada vez mscara y mejor. En Holanda, Alemania e Inglaterra abundaban los clien

    -tes de los criadores de Estambul y los vieneses se en riquecan haciendo de intermediarios entreunos y otros. Desde Viena fueron remitidos abundantes tuli panes a Inglaterra a comienzos delsiglo XVII y se plantaron con xito. En esos pases era inconcebible que una persona de posiblesy de cierto refinamiento no se apasionase por los tulipanes, y un talento tan clebre como JustoLipsio (1547-1606), profesor de Lovaina, no vacilaba en dejar de lado sus trabajos so bre Tcitoy Sneca para recrearse en esas flores. El toque de distincin que proporcionaba dicho hobbyindujo a las clases inferiores de la sociedad a practi carlo tambin, y la moda lleg a tal desvaroque no faltaron tenderos y artesanos que se gastaban la mi tad de su hacienda en comprar unbulbo de tulipn slo para exhibirlo ante las amistades, sin plantarlo ni revenderlo ni nada.

    Ya en aquellos tiempos despert cierto asombro la aficin tan desmedida por una flor que desuy o no es nada del otro mundo, y menos en comparacin con la rosa, el clavel y no digamos lasdeslumbrantes especies de pases tropicales. Se vio pronto, adems, que el tulipn era de cultivocomplicado y exigente, y en seguida se dijo que por esta misma razn promo va pasiones msardorosas, tal como una madre de dica ms amor a un hijo dbil o incapaz, compara cin quefigura en un texto antiguo sobre aquel asunto.

    Corran los ltimos aos de la gobernacin de la princesa Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II,en la parte espaola de los Pases Bajos; ella morira en el ao 1633 y le sucedi el cardenalinfante don Fer nando, hermano de Felipe IV, pintado por Velz-quez. La rendicin de Bredahaba ocurrido en 1625. Puede conjeturarse que si los holandeses no hubie ran estado tanocupados con los tulipanes nuestra soberana sobre las tierras vecinas que nos quedaban habrasido todava ms dificultosa. En 1634 las ar mas espaolas obtuvieron la gran victoria de Nord-lingen. En aquel mismo ao refieren los cronistas que los holandeses tenan abandonados lostalleres y los oficios y se ocupaban slo de la morbosa flor. A medida que creci el pblico

  • devoto de ella, aumentaron los precios y se dice que en 1635 un sin nmero de personas sehaban gastado miles y miles de florines en comprar unas cuantas races de aqulla.

    Fue perfilndose una autntica tulipologa y se diferenciaron las especies y variedades conmucho esmero: cada bulbo de la llamada Semper augustus costaba cinco mil florines, y habaslo dos en toda Holanda; la Admiral Liefken se venda a cuatro mil cuatrocientos, y la Virrey , aslo tres mil. Estos pre cios desatinados dieron pie a sucesos grotescos: cier ta vez, un marineroque llegaba de ultramar y no co noca la situacin, vio una especie de cebolla en el mostrador deuna tienda de lujo donde entr y se la ech al bolsillo crey endo que la haba olvidado al guien. Semarch con ella al puerto y la cort para acompaar su desay uno. El comerciante, cuando se diocuenta de que le haban robado un bulbo de tuli pn valiossimo, sali corriendo detrs del marinoy slo lleg a tiempo de verle masticar el ltimo trozo de la supuesta cebolla. En otro caso, unviajero in gls sinti curiosidad por otra presunta cebolla que vio en una casa y no crey hacermal a nadie peln dola y partindola para examinarla. El propietario se puso hecho una furia, loagarr del cuello y lo llev ante la justicia, la cual orden su entrada en prisin, reo de habercausado daos por valor de cuatro mil florines.

    En Amsterdam, Rotterdam y otras muchas plazas holandesas haba mercados regulares detulipanes y , como en todo mercado, surgieron el oficio de corre dor y el beneficio deespeculador. Nada fue ms ha bitual que comprar cuando los precios de los tulipa nes bajaban yvender cuando suban, y pronto surgieron grupos que actuaban para que ambas co sas ocurrierana su gusto. Como en cualquiera de las especulaciones que iremos viendo, los ingenuos sefi guraban que el pblico comprador era infinito y los listos supieron retirarse antes de que seviera que no lo era. Al principio, llegaban rdenes de compra de toda la Europa occidental, ynadie se crea que los clientes pensasen poner tantos tulipanes en sus jardi nes, sino que confiabanen revenderlos con amplio beneficio. Ms tarde se pas a vender los tulipanes de palabra, sintenerlos ni querer tenerlos para nada, y de esto se deriv hacia el comercio de futuros,es peculando con cosechas o con envos venideros. Las gentes se reunan en las notaras, en lossalones y en las tabernas para traficar. Segn iremos viendo que ocurri tambin en otrospaisajes, la trata de tulipa nes trajo consigo la de muchos ms gneros, calenta da por la fiebregeneral de negocio, y a la vez se pro movi un auge de los artculos de lujo, repenti namentecodiciados por los nuevos ricos, que eran muchsimos.

    Esta alegra dur hasta el ao 1636 en que desa parecieron los compradores y , como en elconocido juego infantil, perdi quien se qued en las manos con un objeto que no poda pasar anadie: los cle bres bulbos de tulipn. A fines de ao, los comer ciantes del ramo acudieron alParlamento holands, el cual declar nulos los contratos cerrados en la temporada precedente.Otras instituciones consulta das se mostraron incompetentes y quienes se haban arruinado notuvieron otro consuelo que filosofar so bre la fragilidad de las alegras humanas. Aparte, cla roest, de mirar a los tulipanes como objeto hermo so y cultivarlos agradablemente, segn se havenido haciendo hasta hoy

    .EL PAPEL MONEDA DE JOHN LAW ENLOQUECE A LA FRANCIA DE LUIS XV

  • Muri en Venecia en 1729 cierto anciano elegante y corts que haba subsistido penosamenteunos aos gracias a su habilidad en los juegos de naipes. Haba sido dueo y seor de Franciacuando Luis XV era an nio. Se llamaba John Law y era escocs. Tras unos aos de libertinaje,haba escapado de Londres perseguido por haber muerto a un hombre en duelo. De joven, Lawhaba trabajado con su padre, que era joy ero y banquero prspero. El seor Law habacomprado el feudo de Lauriston, y se haba permiti do el gusto de aadir of Lauriston a suapellido y darse aires de noble. Con este mismo porte, su hijo, el fugitivo, estuvo catorce aosviajando por los pa ses ms ricos del continente. Dedicaba el da a estu diar la banca ycomercio de cada ciudad, y la noche, a jugar y distraerse. No sera sin algn escndalo, porquefue expulsado de varias capitales, y se halla ba a punto de serlo de Pars cuando lo salv laamis tad del duque de Orleans, compaero suy o en mu chas veladas divertidas.

    Estaba acabando el reinado de Luis XIV y John Law logr hacer llegar al rey su proy ecto de unban co que se haba de convertir en ncleo de la maqui naria econmica de Francia. Corran losaos de la Guerra de Sucesin de Espaa, terremoto que abar-c desde Amrica hasta Rusia ycre enormes mo vimientos de dinero, como volveremos a decir. Luis XIV no supo identificaren John Law al futuro autor de uno de los inventos monetarios ms audaces de la Historia yparece que se limit a preguntar si era catlico o no. Dado que le respondieron negati vamente,el rey contest as tambin a Law. ste se qued muy tranquilo y dio otra vuelta por Europa, afin de distraerse y de continuar sus pesquisas y cbalas econmicas.

    En Pars y fuera de l, Law dej fama de afortu nado y experto en amores, y muchos de susxitos se debieron a la intercesin de seoras influy entes que le miraban con simpata. Estadestreza y la que luca en las mesas de juego refutando el refrn que afir ma que no se puedencompaginar las dos especies de suerte se armonizaban en la persona de Law con unaconsiderable sabidura econmica que exhibi en varios libros publicados en Pars, alguno de loscuales est en la biblioteca de la Universidad de Bar celona en edicin antigua. El ttulo de uno deellos recoge todo el pensamiento del autor acerca de la re latividad del signo monetario:Memoria sobre el uso de las monedas y sobre el provecho o perjuicio que pueden producir a unprncipe o un estado la altera cin del valor de sus monedas y el aumento o dismi nucin de sucotizacin con respecto a los Estados ve cinos.

    El ministro de Hacienda de Luis XIV, Desmarets, haba aconsejado siempre al rey quedesatendiera las lucubraciones de Law, pero, a medida que se eviden ci la ruina total de lasarcas del estado, empez a mirar con mayor inters cualquier propuesta de re medio, incluso lasms audaces, que tampoco falta ron. La opinin general, hastiada del Rey Sol y su grandeur, erapropicia a la reforma no slo de las finanzas sino de todas las instituciones.

    No tard mucho Luis XIV en morirse (1715), de jando una deuda de tres mil millones de libras,con unos ingresos del erario de 145 millones anuales y unos gastos fijos de 142, con lo cualquedaban slo tres millones para pagar los intereses de aqulla. El pas estaba asfixiado por unaopresiva masa de billets dtat, pagars emitidos por la corona para aplazar sus obligaciones.Hered la corona el biznieto del rey , Luis XV (1710-1774), de seis aos escasos, y se hizo cargo

  • de la regencia el duque Felipe de Orleans, el antiguo compaero de juerga de John Law.

    Uno de los primeros problemas con que el nuevo gobierno se enfrent fue la insolvencia de lahacien da. Habra que declararla en quiebra? Felipe II de Espaa ya lo haba hecho con la suy avarias veces. En la Francia de la Ilustracin, sin embargo, los in genios se haban aguzado ms,de modo que idearon pronto finos remedios. Para empezar, se procedi a meter en la crcel acientos de defraudadores del te soro; alguno muri en el cadalso, muchos pagaron gravosasmultas. El pblico qued satisfecho y entre tenido: a la gente no hay nada que le agrade ms quever a un rico en prisin, en cualquier poca y pas.

    El mal segua intacto, de todos modos. En ese momento, con talante de genio enviado por laProvi dencia, John Law present a su amigo el regente sus proy ectos: los males del reinoprovenan, segn l, de que corra poca masa de dinero. Convena imprimir abundante papelmoneda; lo emitira un banco con la garanta de las rentas de la Corona y de diversas fincas. El 5de may o de 1716 Law y su hermano fue ron autorizados de real orden para fundar el banco Lawet Compagnie, el cual emitira billetes en con cepto de pagars al portador. Su capital sera deseis millones de libras dividido en doce mil acciones de a quinientas. Podan ser suscritas pagandouna cuarta parte en metlico y el resto en billets dtat.

    Al cabo de poco tiempo, los billetes del nuevo banco eran ms apreciados que el dinerotradicional. No se sorprenda el lector: en la misma Espaa y en varias ocasiones no demasiadoremotas, los billetes fueron tambin ms estimados que la moneda de plata y los documentosbancarios, ms que los bille tes. El resultado final y a se supone cul fue, tanto aqu como en laFrancia de Luis XV.

    Entre medias, ocurrieron en sta las escenas ms pintorescas. A Law le asedian hasta el puntode que no tiene reposo ni de da ni de noche. Una duquesa le bes la mano delante de todo elmundo. Pues si las duquesas obran as, qu le besarn las otras damas? Yo creo que, si loquisiera, las francesas le besaran, con perdn, el trasero. Acaso no son tan poco deli cadas quele miran cuando orina? Law tena una ur gente necesidad de hacer aguas cuando unas seoras leestaban solicitando que atendiera sus peticiones de acciones. Rehus recibirlas explicndoles elmoti vo. Ellas respondieron: No importa. Mead mientras nos escuchis. El prrafo peca dedesvergonzado: nos excusamos de su crudeza mentando a su autora. sta es la cuada de LuisXIV y madre del regente, la princesa Isabel Carlota de Baviera, en un conocido pasaje de susmemorias.

    El regente Orleans era el primero en asombrarse de los crecientes prodigios que contemplaba:los bi llets dtat se haban depreciado en un 75 % y los bi lletes del banco de Law se tomabancon prima sobre la propia moneda usual. El comercio empez a rea nimarse y los impuestoseran pagados con puntuali dad, aunque todo funcionaba a base de papeles que iban y venan paracobrar y para pagar. Quin no aprobara continuar con ms de lo mismo? A Law le sobrabafantasa para montar nuevos castillos de naipes: propuso al regente, y ste lo aprob por de cretode agosto de 1717, que se fundase una compa a privilegiada para dedicarse al comercio de laco lonia de Luisiana y el ro Mississippi.

  • La compaa formara una amalgama inextrica ble con el banco de Law, tendra un capital decien millones de libras y las acciones podran ser pagadas con billets dtat tomados por sunominal. Dando a la entidad de Law un perfil abusivo de banco regio y oficial, se le adjudicaronnuevos derechos e ingresos: el monopolio del tabaco y de la acuacin de metales preciosos,entre los principales. La gente se disputa ba a brazo partido las acciones del ente de Law, lascuales suban sin cesar: bastaba con comprarlas hoy y venderlas maana para convertirse enmillonario y no escasearon las cocineras y los cocheros de los grandes seores que los imitaronen la especulacin y se enriquecieron al instante.

    La poblacin de Pars haba aumentado en mu chos millares de personas, las calles estabanatesta das de nuevos coches y el despacho de Law, en la calle de Quincampoix antaomodesta, atraa a tales multitudes que el barrio resultaba intransitable. Un jorobado seenriqueci prestndose por una pro pina a que los especuladores, en plena calle colapsa-da, seapoy asen en su espalda para firmar sus opera ciones.

    Law crey oportuno convertirse al catolicismo. Tampoco se olvid de comprar joy as y fincascon al gn pellizco de sus caudales. El duque de Orleans lo super en entusiasmo por los nuevosinventos e hizo inversiones grandiosas. Por lo dems, embriagado por los beneficios, el regentedispuso por su cuenta que se emitiesen billetes por valor de mil millones de libras de una vez,mientras que Law se haba ceido a ir imprimindolos de cincuenta en cincuenta millo nes. Elduque de Orleans se goz en comprar el estu pendo diamante Regente, de 140 quilates, que ahoraest en el Louvre y le cost dos millones de libras.

    Dentro de la misma racha, a comienzos de 1719, la compaa del Mississippi fue fusionada con laan tigua Compaa de las Indias Orientales y recibi la exclusiva del comercio de las mismas, dela China y los mares del Sur. Law emiti nuevas acciones y pro meti todava ms lucros, demodo que la creciente demanda aconsej emitir ms ttulos, quedando siempre solicitantesinsatisfechos. Ya sabemos que los ntimos del regente, los nobles y los millonarios se empujabanen los aposentos de Law para tener opcin a ms y ms acciones.

    Los propietarios de las casas prximas se forra ron a base de alquilar habitaciones para que loses peculadores no perdieran tiempo en viajes. Law se decidi a cambiar de casa y se fue a laque hoy tiene el nmero 23 de la plaza Vendme. El barrio comen z entonces a tenersignificacin elegante y lujo sa, con el aluvin de magnates que se agolp all. El gloriosomariscal Villars, hroe de las guerras de Luis XIV, estuvo a punto de ser apedreado cierta vezque, indignado, increpaba a voces a aquellas gentes. Tanto era el jaleo que Law busc un nuevolocal y se instal en el palacio de Soissons, en cuy o jardn se aglomeraba tal turbamulta que eldueo se lucr con plantar tiendas y pabellones en l. Law fue nom brado contrleur gnral delas finanzas del reino y y a no qued ni una molcula de stas que no depen diera de su magn.

    La antesala del regente en el Palais Roy al se halla ba vaca porque los potentados seconcentraban en el despacho de Law. El mismo regente estaba un da comentando: No sdnde buscar una duquesa que acompae a mi hija en un viaje. No lo sabe? salt unaseora. Yo se lo dir: vaya a casa del seor Law y en su antecmara ver juntas a todas las

  • duquesas de Francia.

    El cochero de Law se hizo rico con las migajas que le sobraban a su amo y se despidi de suservi cio. Law se lament y el criado quiso enmendar el dao: No se preocupe el seor ledijo. Esta no che vendr con dos compaeros. Elija el que le pa rezca y y o me quedar elotro.

    Pocas veces habr estado Pars tan prspero y brillante como aquella temporada: la familia realy los magnates ornamentaban y ampliaban sus fincas, los grandes de siempre y los grandes dehaca una se mana compraban cuadras de caballos, obras de arte, tapices, encargabancreaciones literarias a escritores de moda, daban fiestas refinadas. Fue precisamente esteextremo de esplendor lo que alarm a algunos espritus escrupulosos: en el parlamentocomenza ron a levantarse voces recelosas a comienzos del ao 1720. El regente Orleans estabaresentido con aquel cuerpo por otras impertinencias del mismo y no le prest atencin alguna;crea demostrado el xito del sistema de Law y cualquiera que lo estorbase corra el riesgo desufrir el regio desagrado. El regente no vacil en firmar entonces un estridente decreto:que daba prohibido tener en casa ms de quinientas li bras en metlico y atesorar joy as yvaj illas. Bast con este veto para que cundiese el horror a los billetes y efectos y todo el mundoanhel tener moneda co rriente.

    Cierto noble arruinado, el marqus DOyse, que contaba treinta y tres aos de edad, se prest acasar se con una nia de tres cuando sta llegara a los doce aos, si el padre de la misma leabonaba cien mil coronas en el acto y veinte mil libras cada ao hasta llegar a la boda. El padrede la novia era un pa tn que se haba hecho millonario a base de opera ciones relacionadas conLaw, y anhelaba emparentar con la nobleza. El proy ecto se vino abajo en cuanto sederrumbaron los negocios de Law, poco despus de aquel trato. No consta que el marqusdevolviera las cien mil coronas.

    El clebre mdico Chirac acaso antepasado del presidente de Francia fue llamado cierto dacon urgencia a atender a una seora que se senta indis puesta. Le cogi la mueca para tomarleel pulso y empez a decir con zozobra: Est bajando, est bajando, est bajando Lapaciente y toda la fami lia se asustaron: Qu pasa? exclamaron. Se va a morir? Eldoctor se recobr y seren. Ah, no, perdn! dijo. Estaba pensando en las acciones quebajan y en el dinero que pierdo, y no tengo cabe za para nada ms.

    La estimacin de los papeles de Law comenzaba a caer en barrena y tambin se desvaneci lafe ilusa que la gente haba puesto en las riquezas del Mississippi, la Luisiana, las Indias Orientalesy cualquier otro de los pases supuestamente aprovechados por la compaa de aqul. En laprimavera de ese ao ca tastrfico de 1720, el poder organiz una mascarada para convencer alpblico de los enormes tesoros que Law manejaba en ultramar. Difundi la noticia de que enLuisiana se haban encontrado minas de oro y reclut seis mil pordioseros y vagabundos paratrabajar all. Se repartieron ropas y aperos entre ellos y se les pase en grupos por las calles dePars, ostentando que iban a embarcar en seguida hacia Amrica.

  • En realidad, los pobres se vendieron los equipos y se quedaron en tierra. Ciertamente, no faltaroninge nuos ahorradores que, seducidos por aquel carnaval, compraron acciones de la compaa.Mientras entra ban en caja los ltimos ingresos de sta, el regente insisti en imprimir ms y msbilletes, y el propio Law le reproch el exceso. El inventor del sy stme fue el primero en sufrir laclera del gobernante: ste determin separarlo de su banco y , unas semanas ms tarde, lodestituy del mando en hacienda. La plebe no esperaba otra cosa para exteriorizar su ren corcontra Law: varias veces fue apedreado y vilipen diado en la calle, igual que su familia, y tuvoque re fugiarse en el propio palacio del regente. ste llam al canciller DAguesseau, que habacado en desgra cia dos aos antes, en 1718, precisamente por su oposicin a las ideas de Law.

    El nuevo rector de las finanzas pblicas aboli la prohibicin de acumular moneda metlica ycomen z a convertir la enorme masa de billetes en otros nuevos mejor garantizados. Apenas sealz la veda que haba protegido al papel moneda de Law, la mul titud se arremolin ante lasoficinas de su banco para reclamar el reintegro. Fue tal el tumulto que en un solo da seregistraron quince muertos. La gente recogi tres de aquellos cadveres y los llev al PalaisRoy al para exhibirlos ante el regente. Al llegar, vie ron el coche de Law y lo destruy eron. Lossoldados tuvieron que dispersar a los manifestantes.

    Mientras tanto, los consejeros del regente se en frentaban con el dilema de si privatizar porcompleto los entes que Law haba fundado o privilegiado, o si darles todava ms atribuciones ymedios para que respondieran de sus obligaciones. Los comerciantes libres se negaron a estoltimo. En el pas cundi viva clera contra quienes se haban enriquecido con los negocios deLaw, y todos los accionistas e inver sionistas sin distincin fueron confundidos con s tos. Lasautoridades decidieron despojar a tales em presas de sus anteriores privilegios, con lo cualquedaron imposibilitadas de atender las deudas. Mu chos potentados marcharon de Francia con loque pudieron llevarse y otros fueron detenidos en las fronteras.

    Law recibi permiso para dejar el pas y consta que no pudo salir ms que con un diamantemedia-nejo. Fueron confiscadas sus fincas y los bienes con que haba dotado a su mujer e hijos,incluso unas pensiones inembargables. En enero de 1721 se calcu l que la deuda pblicaascenda a 3 100 millones de libras, ms que al comenzar el experimento y en peo rescondiciones. Se constituy un tribunal para juz gar las malversaciones cometidas en la etapaante rior y se multiplicaron las sentencias rigurosas. Law fue errando por diversas ciudades deEuropa como un duende; viva de su suerte en los naipesy de em pear su diamante, si sta lefallaba alguna vez. No dejaba de ilusionarse con que el regente le dejara volver a Franciacualquier da.

    En 1723 Orleans estaba conversando con su amante del momento, la duquesa de Falaris, al ladode la chimenea, y le vino la muerte de sbito. Law se desenga de regresar a Pars y opt poraplicar sus esfuerzos a que le admitiesen en Inglaterra, su pro pia nacin. All estuvo cuatro aos,y luego fue a Venecia, a declinar y morir. Un espritu sarcstico in vent su epitafio imaginario,que, mal traducido, viene a decir:

    Este clebre escocs, calculador sin rival, cre una regla de tres que nos mand al hospital

  • .LA BURBUJA DEL MAR DEL SUR ARRUINA A MILES DE INGLESES

    Cuando termin en 1713 la guerra de Sucesin de Espaa, qued claro que los pases de Europaha ban consumido miles de millones para ventilar si reinara aqu la Casa de Borbn o la deAustria. Qui z fue la propia Espaa la que invirti menos dinero en la guerra porque no lotena y a de antiguo, y su cuota de desdichas se pag en vidas, destruccio nes, en prdidasterritoriales y trastornos de las insti tuciones. Las naciones que gastaron ms en la con tiendafueron Francia e Inglaterra. La conmocin monetaria vivida en la primera acaba de serresumi da en las pginas anteriores; la que sufri Inglaterra con motivo del fraude de la llamadaCompaa del Mar del Sur nos ocupar ahora. Una y otra ocurrie ron en 1720, siete aos despusdel fin de la guerra.

    A la crisis de la compaa inglesa del Mar del Sur se aaden dos agravantes singulares que bastanpara despojar a aquel pueblo de la fama de sensatez y for malidad que a veces se le atribuy e:por una parte, el desastre financiero se agigant por las delirantes fantasas de la nacin entera;por otro lado, docenas y docenas de magnates y mangantes se mezclaron en una zarabanda decorrupcin para defraudar al p blico del modo ms desvergonzado. As lo afirm el duque deWharton en la Cmara de los Lores y se so-foc tanto al expresarlo que le dio all mismo unata que del cual muri a las pocas horas.

    La distancia astronmica que mediaba entre las promesas y los resultados de la compaa seech de ver a fines de 1720. En las dos cmaras del Parla mento britnico hubo unas sesiones deviolencia tre mebunda, las cuales siguen siendo acaso las ms en venenadas que registra suhistoria. Tanto los lores como los comunes instituyeron sus comits de inves tigacin, llamaron adeclarar a personajes encum brados, forzaron a dimitir al canciller del Exchequer (comoministro de Hacienda), Aislabie, y a otro mi nistro, Craggs; anularon todas las operacionesfinan cieras de la temporada anterior, metieron en la cr cel a varios directivos y ordenaronperseguir a otros. Aislabie acabara en la Torre de Londres, conducido hasta ella entre losclamores de la plebe, y Craggs se suicid el da que haba de ser interrogado.

    Uno de los fugitivos, Knight, tesorero de la Com paa del Mar del Sur, escap del pas con todala documentacin de la misma. La Cmara de los Co munes se reuni a puerta cerrada y solicital rey que asignase dos mil libras de recompensa a quien lo prendiera y que mandase cerrartodos los puertos de Inglaterra para que no huyera de ella. Abundaban los personajes espantadosde las revelaciones que po da hacer. Otros ejecutivos de la sociedad, algunos de los cuales erandiputados de la Cmara baja, tuvie ron que declarar ante ella y perdieron su escao.

    Uno de ellos, sir John Blunt, presidente de la Compaa del Mar del Sur, cre especial escndalo:se haba preciado de ser hombre piadoso y dedicado a denostar la corrupcin de las costumbres.De re pente se descubri que haba estado regalando accio nes de la compaa a miembros delgobierno y otras figuras influy entes para comprar su benevolencia. El hombre se neg acontestar al interrogatorio de los Comunes. Poco ms tarde se le condenara a la con fiscacin dela may or parte de su fortuna. La misma pena afect a Edward Gibbon, acaudalado patricio,abuelo del clebre historiador, y a diversos conseje ros y ejecutivos de la compaa. El tesorero

  • Knight fue preso en Lieja, pero las autoridades rehusaron extraditarlo, y poco ms tarde se fugde la crcel y desapareci. En Londres se estim luego, con cierta cmoda resignacin, que laincomparecencia de Knight impeda llevar ms lejos las actuaciones judi ciales.

    A qu se deba todo este maremgnum? Como causa ltima, a los grandiosos gastosemprendidos por Inglaterra, como hemos dicho y a, para tomar parte en la guerra de Sucesin deEspaa. Qu se le haba perdido a aquella nacin en un conflicto regio nuestro? Dos cosas:primeramente, evitar que la Francia de Luis XIV creciera en poder colocando a un prncipeborbnico en el trono espaol; y segun da, tener sentado en ste a un rey que simpatizara con laexpansin del comercio ingls en Amrica. Para llevar a trmino los dos propsitos, Inglaterra semeti en una deuda pblica de diez millones de li bras esterlinas, cantidad entonces alucinante ygene radora de unos intereses abrumadores.

    Aunque tal gasto poda considerarse, en cierta medida, enjugado por la captura de Gibraltar yMe norca y la rapia sobre la navegacin espaola, el en tonces ministro principal y lord delTesoro, Robert Harley , concibi en 1711 la feliz idea de constituir una compaa privada demercaderes la cual se hara cargo de aquella deuda estatal a cambio de los dere chos y tributossobre productos ultramarinos, vino, tabaco y otros gneros, as como del monopolio del comerciocon el llamado mar del Sur. Por esta razn, la entidad recibi tal nombre, pantalla que encubra elcomercio y explotacin de la Amrica espaola, con cuyas riquezas se esperaba hacer mangasy capi rotes. El hallazgo pareci tan acertado que Harley sera premiado con el ttulo de condede Oxford.

    Poco despus, logr tambin que se firmara la

    Paz de Utrecht, en 1713, con Espaa, en contra de las tesis del belicista Marlborough, conocidopor Mambr en el continente. Este glorioso general su frira al mismo tiempo el disgusto de quesu esposa, Sarah, perdiese el favor de la reina Ana, tras una re lacin entre las dos que losespritus intolerantes ca lificaban de lesbiana. Como deca Lenin, todo tiene que ver con todo. Ypor esto mismo, el tratado con Espaa no content a los mercaderes de Londres: despus detantas ilusiones, vena a resultar que Feli pe V no conceda otra cosa que el privilegio deim portar negros en las Indias durante treinta aos y el derecho a enviar a Amrica un solo barcode porte y carga limitados. Lord Oxford no se inmut por esta decepcin y se guard deinformar de ella al pblico; por el contrario, anunci a bombo y platillo que los puertos indianosse abran al comercio ingls y que iba a comenzar una lluvia de oro sobre este pas.

    El primer viaje del barco anual no se efectu, sin embargo, hasta cuatro aos ms tarde, en 1717,y en el siguiente se interrumpi la lnea por ruptura de la paz con Espaa. Qued, como antes, elrecurso al contrabando, que sera abundantsimo. Con todo, la Compaa del Mar del Sur noperdi el optimismo: ampli capital para hacerse cargo de una nueva masa de deuda pblica, lacual haba crecido, y el Banco de Inglaterra hizo unos pactos con la Corona que amparaban lasoperaciones de aqulla.

    Los nombres ms gloriosos daban prestigio a esas novedades. Uno de ellos era el del general

  • Stanhope que haba participado en el sitio y toma de Barcelona por las armas del archiduqueCarlos, en 1705, y lue go haba sido derrotado y preso en la batalla de Brihuega, en 1710. Mstarde, pasando de las armas a las letras de cambio, el bizarro milite fue nom brado en 1717primer lord del Tesoro y canciller del Exchequer y luego ministro principal, de modo que asistidesde primera fila a la evolucin de la Com paa del Mar del Sur. En esta misma coy untura, la

    Corona le dio el ttulo de vizconde de Mahn, basado en la parte que haba tenido en queperdiramos la isla de Menorca.

    El entusiasmo especulador aument en los aos siguientes, estimulado por las magias que estabapracticando Law en Pars en la misma poca. La deuda pblica inglesa estaba ya en treintamillones de libras en 1720 y la Compaa del Mar del Sur se mostr vida de cargar con ella;nadie se lo discuti, salvo el Banco de Inglaterra, que deseaba tambin hacer esta operacin.Llevaba entonces las riendas de la hacienda regia el seor Aislabie, ya menciona do, el cualpropugn enrgicamente que fuera la compaa la adjudicataria de la deuda. As se resol vi,gracias al citado regalo de acciones de la compa a a personas influy entes para que starecibiera tal merced.

    No dejaban de difundirse, con interesada malicia, rumores de que Espaa e Inglaterra iban ahacerse amigas algn momento hubo en que se aproxima ron de veras y que las minasindianas estaran a la disposicin del primer mercader ingls que se acer case a ellas. Lacredulidad callejera lleg tan lejos que cundi el infundio de que el gobierno de Lon dres iba adevolver Gibraltar, oh, s!, a cambio de concesiones comerciales en Indias. La demanda deacciones de la compaa creca por das, al mismo comps que suba la cotizacin, y la entidadno vaci l en ampliar el capital varias veces.

    No fue esto todo: la avidez de lucro impuls que nacieran cerca de un centenar de compaasfanta siosas que se inflaban todava ms que la del Mar del Sur. El humor popular las calific de burbujas (bubbles) a todas. Las ms altas figuras del pas par ticiparon en ellas a rostrodescubierto: el prncipe de Gales se gan cuarenta mil libras especulando con una de esassociedades, de la cual era consejero. Hubo una compaa que lleg a anunciarse con el fin de desarrollar una empresa de sumo provecho, la cual nadie sabr en qu consiste . Tendra unca pital de medio milln de libras, en cinco mil acciones de a quinientas. Prometa un dividendoanual de cien libras por cada una, y bastaba con desembolsar dos libras para suscribirlas. Aunqueparezca increble, se aglomer una multitud de compradores en las puer tas de la compaa elda en que se abri la suscrip cin, y en pocas horas se haban colocado mil accio nes. Elfundador recogi las dos mil libras, hizo las maletas y se fug.

    Otro fraude que se cometi dentro de la misma racha fue el de los llamados permisos delGlobo , siendo ste el nombre de una taberna de trata finan ciera, en la calleja llamadaExchange Alley . Los per misos en cuestin eran unos pedazos de naipes que llevaban el sellode la taberna. Se vendan a sesenta y tres libras cada uno, y para darles empaque se pona elprecio en guineas, cosa que vesta ms, de modo que aquel cartoncito vala sesenta guineas. Nodaba derecho ms que a suscribir en un futuro indetermi nado acciones de una compaa de

  • tejedura de velas que todava se haba de fundar. Casualmente, el in ventor de este negocioestaba complicado en los en redos de la Compaa del Mar del Sur.

    Cuando baj la marea, la autoridad judicial crey conveniente prohibir, el 12 de julio de 1720, untotal de 98 compaas y negocios considerados fraudulen tos y daosos. Entre ellos se contabanvarias empre sas de comercio con Groenlandia, otra dedicada a solidificar el mercurio y unaque se propona levan tar un milln de libras en acciones para explotar el movimiento continuo.Es curioso que entre los nego cios prohibidos por delirantes figuraban algunas ideas que luego hanresultado muy convenientes: se guros contra incendios, pavimentado de las calles de Londres,pompas fnebres por encargo y una fabri cacin que sorprendera entonces a muchos y hoy esvulgar, la de aglomerados de madera a base de se rrn.

    Dentro de este clima de euforia, comenzaron a surgir dudas acerca de la solvencia de laCompaa del Mar del Sur, que era la espina dorsal de todos ellos. En verano de 1720 lacotizacin de sus accio nes empez a oscilar, aunque los consejeros lograron no slo mantenerlaalta, sino alcanzar la cota de mil por un nominal de cien durante unos das. Caus cierta desilusinel saber que el presidente de la com paa, sir John Blunt, y otros consejeros haban ven dido ental momento sus propias acciones. Los t tulos bajaron luego a setecientos. A comienzos dese tiembre iban a cuatrocientos, y a fines de mes, esta ban y a en 135. Entre medias, se habapresionado al Banco de Inglaterra para que echase una mano a la compaa, y , tras pensarlodetenidamente, el banco rehus hacerlo, espantado.

    Vino entonces la clera de millares de familias arruinadas, con el clamor pblico y la escaladade in vestigaciones, interrogatorios y castigos que hemos y a resumido. Const que se habanregalado cin cuenta mil libras en acciones al que fue primer lord del Tesoro en 1718, lordSunderland; a la duquesa de Kendal, 10000; a la condesa de Platen, otras tantas; y a CharlesStanhope, uno de los secretarios del Teso ro, nada menos que 250000 libras. En otras ocasio nes,el seor Craggs se adjudic 650000 libras; lord Sunderland, 160000 ms, y Stanhope, 47000 ms.

    Cuando estos y otros personajes fueron enjuicia dos, el pblico se escandaliz de lo blando ycapri choso del procedimiento. Stanhope fue defendido elocuentemente por lord Stanhope, supariente, si es que no era adems su inductor y cmplice desde la regidura de Hacienda y elcargo de ministro princi pal que haba ejercido. Un miembro de familia tan esclarecida no podaser condenado y Charles Stan hope no lo fue, por mucho que se alborotase la gente.

    Se procedi a una liquidacin de la burbuja del Mar del Sur y al reparto de sus activos entrelos so cios, aparte de que el Banco de Inglaterra accedi a quedarse parte de sus acciones. Talcomo en su po ca de esplendor, la compaa dependi de la suerte que corrieran las relacionescon Espaa para obte ner que sus residuos se saldaran lo mejor posible. En 1750 obtuvo cien millibras de nuestro pas a cambio de renunciar a los cuatro aos que restaban de vigen cia de losderechos otorgados en el Tratado de Utrecht. Algunos de sus dbitos continuaron hasta mediadosdel siglo pasado. Su nombre qued como sinnimo de estafa a costa de los inversores inge nuoshasta que sus mtodos se repitieron, segn ve remos, con inventos parecidos, para dar la razn aldicho de Barnum de que cada minuto nace un tonto .TRES MINISTROS DE HACIENDA

  • INFORTUNADOS: FOUCQUET, TURGOT Y NECKER

    En los cenculos madrileos corra hace tiempo la frase: Que me hagan ministro, aunque seade Mari na. Esta concesin resignada era harto errnea, porque semejante cartera no ha solidoocasionar gra ves disgustos a nadie ni en Espaa ni en los pases de nuestro mbito. En cambio,hay otros ministerios cargados de electricidad de donde no es raro salir descalabrado. En nuestranacin ha habido cuatro ministros de Hacienda que han muerto asesinados, aunque ninguno en elejercicio del cargo. Fueron Mi guel Cay etano Soler, Cnovas, Canalejas y Calvo So-telo. Estecatlogo podra extenderse ms all de las fronteras.

    En la Francia borbnica, y bajo dos rey es tan no toriamente diferentes como Luis XIV y LuisXVI, ac tuaron tres ministros de Hacienda para dar a sus funciones el nombre moderno queacabaron de mala manera, y su desgracia influy en el declive del Ancien Rgime. Con esto y asealamos la responsabi lidad que corresponde a ambos soberanos en la ca rrera de su reinohacia el despeadero, mxime cuando el disfavor con que castigaron a sus respecti vos ministr