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Erik Peterson (1890 Erik Peterson (1890 Erik Peterson (1890 Erik Peterson (1890-1960): 1960): 1960): 1960): La búsqueda de la verdad en las fuentes de la Iglesia antigua La búsqueda de la verdad en las fuentes de la Iglesia antigua La búsqueda de la verdad en las fuentes de la Iglesia antigua La búsqueda de la verdad en las fuentes de la Iglesia antigua Amparo García-Plaza * “El Señor dijo a Abram: Vete de tu tierra, de tu parentela y de tu casa paterna, a la tierra que yo te mostraré” (Gn 12, 1). Erik Peterson interpretó su vida en varias ocasiones a la luz de este versículo del Génesis, expresando una de estas veces su convicción de que la tierra prometida hacia la que verdaderamente estaba llamado a dirigir sus pasos no se encuentra en este mundo. Parecía encontrar en esta lectura consuelo, fortaleza y esperanza: “Cuando ocasionalmente, no sin una cierta ligereza, hablo de que yo, como Abraham, he salido de mi patria y de mi círculo de amistades, debería serme más claro que la tierra prometida no puede ser una patria imaginaria en esta tierra (…), sino sólo el cielo”. 1 Su vida estuvo orientada por una conciencia muy agudizada de dedicación a la búsqueda de la verdad, 2 la cual ciertamente más de una vez le obligó a dolorosas rupturas. Entendió que esta vocación le inducía a estudiar Teología y posteriormente, como estudiante y profesor de esta disciplina, a encontrar un punto de apoyo que le permitiera reconocer la clave del cristianismo auténtico más allá de las corrientes teológicas del mundo protestante de su tiempo, a su juicio totalmente insatisfactorias. Con esta inquietud volcó su espíritu y sus ojos de perspicaz investigador sobre el Nuevo Testamento y los escritos y demás testimonios históricos de los primeros siglos cristianos. El contacto asiduo con la historia de la Iglesia primitiva le llevaría sin embargo a dar el paso más decisivo y difícil de su vida: la conversión al catolicismo en 1930. Como teólogo católico se mantuvo fiel a su búsqueda, a pesar de que su deseo de dedicarse a la investigación teológica pareciera en algunos momentos impracticable. Su capacidad para plantear las cuestiones de una manera nueva fecundaría la teología católica hacia la apertura que quedó especialmente rubricada en el Concilio Vaticano II. * Licenciada en Teología e Ing. Aeronáutica. La autora realiza su tesis doctoral sobre Erik Peterson en la Facultad de Teología de la U. P. Comillas (Madrid), gracias a una Beca de Formación de Personal Investigador concedida por la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid y cofinanciada en un 45% con Fondo Social Europeo. 1 Diario, 20.4.1947. Él dice “aus meinem Vaterland (patria) und aus meiner Freundschaft (amistad)” que son los términos de la traducción de Lutero de este pasaje bíblico. Cf. Barbara NICHTWEISS, “«Auswanderung um des Glaubens willen». Erik Peterson als Emigrant in Rom”, en: W-F. SCHÄUFELE / M. VINZENT (eds.), Theologen im Exil - Theologie des Exils, Mandelbachtal-Cambridge 2002, 161 y 182. Se encuentra también referencia a esta reflexión de Peterson en B. NICHTWEISS, Erik Peterson. Neue Sicht auf Leben und Werk, Freiburg Br.-Basel-Wien, Herder, 2 1994 (orig. 1992), 199 y 869. Este libro contiene el estudio más importante y completo realizado sobre Erik Peterson, en él se ha investigado su biografía, prestando especial atención a las diversas influencias recibidas y a las relaciones con su entorno teológico, y se hace también una presentación y valoración de su obra y de la recepción de la misma. Haremos referencia a este libro continuamente a lo largo del artículo, utilizando para ello las siglas EP. Por su parte el volumen B. NICHTWEISS (ed.), Vom Ende der Zeit. Geschichtstheologie und Eschatologie bei Erik Peterson, LIT, Münster 2001 recoge, con motivo de la celebración de un congreso petersoniano en el año 2000, colaboraciones de algunos de los investigadores más destacados que trabajan sobre la obra de este autor. 2 Este rasgo es destacado como central en Peterson por muchos de los autores que describen o comentan su biografía: J. MARITAIN, Préface, en: E. PETERSON, Le Mystère des Juifs et des Gentils dans l’Église, suivi d’un essai sur l’Apocalypse, (Courier des îles 6) Paris, 1935, v-ix, v y vii; P. SINISCALCO, La vita e l’opera di Erik Peterson, en: Studium 58 (1962), 45-50, 46; E.L. FELLECHNER (y M. GERTGES), Zur biographischen und theologischen Entwicklung Petersons bis 1935 – Eine Skizze, en: A. SCHINDLER (ed.), Monotheismus als politisches Problem? Erik Peterson und die Kritik der politischen Theologie, Mohn, Gütersloh 1978, 76-120, 78; W. LÖSER, Un converti en dialogue avec la théologie protestante de son temps, en: Revue de l’Institute Catholique de Paris 43 (1992), 7-21, 11; L. CAPPELLETTI, Teólogo sin patria, 30 Días, 13 (1995), 54-57, 55. Por su parte B. NICHTWEISS recoge de una anotación de Peterson (Diario, 22.6.1919; EP, 16) la imagen de que su corazón, como una brújula, a pesar de todas las desviaciones al final apuntaba siempre de nuevo en la Única dirección: Dios y la Verdad. Véase también EP, 348.

Erik Peterson - La Busqueda de La Verdad

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  • Erik Peterson (1890Erik Peterson (1890Erik Peterson (1890Erik Peterson (1890----1960):1960):1960):1960): La bsqueda de la verdad en las fuentes de la Iglesia antiguaLa bsqueda de la verdad en las fuentes de la Iglesia antiguaLa bsqueda de la verdad en las fuentes de la Iglesia antiguaLa bsqueda de la verdad en las fuentes de la Iglesia antigua

    Amparo Garca-Plaza*

    El Seor dijo a Abram: Vete de tu tierra, de tu parentela y de tu casa paterna, a la tierra que yo te mostrar (Gn 12, 1).

    Erik Peterson interpret su vida en varias ocasiones a la luz de este versculo del Gnesis,

    expresando una de estas veces su conviccin de que la tierra prometida hacia la que verdaderamente estaba llamado a dirigir sus pasos no se encuentra en este mundo. Pareca encontrar en esta lectura consuelo, fortaleza y esperanza:

    Cuando ocasionalmente, no sin una cierta ligereza, hablo de que yo, como Abraham, he salido de

    mi patria y de mi crculo de amistades, debera serme ms claro que la tierra prometida no puede ser una patria imaginaria en esta tierra (), sino slo el cielo.1

    Su vida estuvo orientada por una conciencia muy agudizada de dedicacin a la bsqueda de la verdad,2 la cual ciertamente ms de una vez le oblig a dolorosas rupturas. Entendi que esta vocacin le induca a estudiar Teologa y posteriormente, como estudiante y profesor de esta disciplina, a encontrar un punto de apoyo que le permitiera reconocer la clave del cristianismo autntico ms all de las corrientes teolgicas del mundo protestante de su tiempo, a su juicio totalmente insatisfactorias. Con esta inquietud volc su espritu y sus ojos de perspicaz investigador sobre el Nuevo Testamento y los escritos y dems testimonios histricos de los primeros siglos cristianos. El contacto asiduo con la historia de la Iglesia primitiva le llevara sin embargo a dar el paso ms decisivo y difcil de su vida: la conversin al catolicismo en 1930. Como telogo catlico se mantuvo fiel a su bsqueda, a pesar de que su deseo de dedicarse a la investigacin teolgica pareciera en algunos momentos impracticable. Su capacidad para plantear las cuestiones de una manera nueva fecundara la teologa catlica hacia la apertura que qued especialmente rubricada en el Concilio Vaticano II.

    * Licenciada en Teologa e Ing. Aeronutica. La autora realiza su tesis doctoral sobre Erik Peterson en la Facultad de Teologa de la U. P. Comillas (Madrid), gracias a una Beca de Formacin de Personal Investigador concedida por la Consejera de Educacin de la Comunidad de Madrid y cofinanciada en un 45% con Fondo Social Europeo. 1 Diario, 20.4.1947. l dice aus meinem Vaterland (patria) und aus meiner Freundschaft (amistad) que son los trminos de la traduccin de Lutero de este pasaje bblico. Cf. Barbara NICHTWEISS, Auswanderung um des Glaubens willen. Erik Peterson als Emigrant in Rom, en: W-F. SCHUFELE / M. VINZENT (eds.), Theologen im Exil - Theologie des Exils, Mandelbachtal-Cambridge 2002, 161 y 182. Se encuentra tambin referencia a esta reflexin de Peterson en B. NICHTWEISS, Erik Peterson. Neue Sicht auf Leben und Werk, Freiburg Br.-Basel-Wien, Herder, 21994 (orig. 1992), 199 y 869. Este libro contiene el estudio ms importante y completo realizado sobre Erik Peterson, en l se ha investigado su biografa, prestando especial atencin a las diversas influencias recibidas y a las relaciones con su entorno teolgico, y se hace tambin una presentacin y valoracin de su obra y de la recepcin de la misma. Haremos referencia a este libro continuamente a lo largo del artculo, utilizando para ello las siglas EP. Por su parte el volumen B. NICHTWEISS (ed.), Vom Ende der Zeit. Geschichtstheologie und Eschatologie bei Erik Peterson, LIT, Mnster 2001 recoge, con motivo de la celebracin de un congreso petersoniano en el ao 2000, colaboraciones de algunos de los investigadores ms destacados que trabajan sobre la obra de este autor. 2 Este rasgo es destacado como central en Peterson por muchos de los autores que describen o comentan su biografa: J. MARITAIN, Prface, en: E. PETERSON, Le Mystre des Juifs et des Gentils dans lglise, suivi dun essai sur lApocalypse, (Courier des les 6) Paris, 1935, v-ix, v y vii; P. SINISCALCO, La vita e lopera di Erik Peterson, en: Studium 58 (1962), 45-50, 46; E.L. FELLECHNER (y M. GERTGES), Zur biographischen und theologischen Entwicklung Petersons bis 1935 Eine Skizze, en: A. SCHINDLER (ed.), Monotheismus als politisches Problem? Erik Peterson und die Kritik der politischen Theologie, Mohn, Gtersloh 1978, 76-120, 78; W. LSER, Un converti en dialogue avec la thologie protestante de son temps, en: Revue de lInstitute Catholique de Paris 43 (1992), 7-21, 11; L. CAPPELLETTI, Telogo sin patria, 30 Das, 13 (1995), 54-57, 55. Por su parte B. NICHTWEISS recoge de una anotacin de Peterson (Diario, 22.6.1919; EP, 16) la imagen de que su corazn, como una brjula, a pesar de todas las desviaciones al final apuntaba siempre de nuevo en la nica direccin: Dios y la Verdad. Vase tambin EP, 348.

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    Este autor, poco conocido, ha sido caracterizado por la doctora Barbara Nichtwei, investigadora que ha estudiado a fondo su vida y su obra, como un pionero: con casi cada uno de sus escritos avanz abriendo caminos con nuevos planteamientos o redescubriendo cuestiones olvidadas, resultando sus posturas muchas veces chocantes para las tendencias dominantes en la reflexin teolgica del momento.3 Lo inslito de sus reflexiones, unido a la brevedad y concisin con que sola expresar su pensamiento y a la relativa escasez de publicaciones, dadas las dificultades que sufri durante su vida, son factores que contribuyeron a que su labor teolgica no lograra alcanzar una gran difusin, aunque despert el aprecio y la admiracin de importantes pensadores, como sus colegas (profesores en la misma Universidad que l) Karl Barth y Carl Schmitt, sus discpulos Ernst Ksemann, Heinrich Schlier y Otto Ku, sus amigos Anselm Stolz, Jacques Maritain, Jean Danilou, Yves Congar, Hans Urs von Balthasar y muchos otros. En la investigacin histrico-teolgica de los primeros siglos del cristianismo, que fue su dedicacin principal, obtuvo pronto un reconocimiento internacional de los especialistas en la materia, por su gran perspicacia y capacidad cientfica y sobre todo por la enorme erudicin alcanzada. Sin embargo, como veremos, en muchas ocasiones la dedicacin a su vocacin como telogo le condujo a situaciones de grave estrechez econmica y, de alguna forma, el relativo prestigio del que pudo disfrutar durante su vida pareci desvanecerse en el olvido a los pocos aos de su muerte, excepto en crculos teolgicos muy reducidos.

    La publicacin del trabajo de Nichtwei4 hizo entrever la enorme riqueza de los numerosos

    manuscritos inditos petersonianos (conservados en la Biblioteca Erik Peterson de Turn)5 e hizo patente, al sacar a la luz las mltiples relaciones de Peterson con otros pensadores de gran categora, que su reflexin haba ejercido una influencia muy significativa en la teologa, tanto protestante como catlica, del siglo XX. Esto explica que el inters por el estudio de la obra de este autor haya aumentado apreciablemente en la ltima dcada.

    El objetivo de este artculo es presentar la vida y el pensamiento de Erik Peterson, prestando

    especial atencin a su contribucin al mbito de la teologa espiritual. Nuestro autor usa las metodologas del historiador, el fillogo y el exgeta, pero sin olvidar nunca la inquietud teolgica como gua de su investigacin. Presta atencin a cualquier tipo de datos para su estudio: conceptos, rituales, costumbres, vestimenta, objetos, inscripciones, e incluye como fuentes para la reflexin teolgica, adems de la Escritura y los Padres, la liturgia, las actas de los mrtires, los testimonios histricos de las diversas manifestaciones de la asctica, las ceremonias polticas, etc., resultando as un innovador en este campo. Del mismo modo los escritos en los que expone los resultados de su investigacin son difciles de encuadrar: desde una gran densidad conceptual aparece completamente entrelazado lo histrico con lo teolgico, mientras que en su exgesis no es fcil desligar la interpretacin textual, de la dogmtica o la espiritual.6 Sus escritos transmiten

    3 Cf. EP, 876. 4 Vase ms arriba nota 1. 5 Se trata de escritos para la preparacin personal de sus clases y conferencias, borradores de artculos, etc., pero tambin se conservan oraciones y poemas, apuntes de sus lecturas, tres diarios, una gran cantidad de cartas y todo tipo de anotaciones personales. Se ha iniciado un proyecto de edicin de las obras escogidas de Erik Peterson (Ausgewhlte Schriften), en el que Nichtwei, con la colaboracin y asesoramiento de reconocidos telogos alemanes, est publicando, adems de las obras ya aparecidas en vida de su autor, una seleccin de los manuscritos inditos ms importantes. Los volmenes ya publicados son: Vol. 1: Theologische Traktate, Echter, Wrzburg 1994 (original editado por Peterson en 1951 como coleccin de sus tratados ms importantes anteriormente publicados). Vol. 2: Marginalien zur Theologie und andere Schriften, Wrzburg 1995 (coleccin de nueve escritos, originalmente publicada en 1956, ms otros once escritos aadidos por B. Nichtwei). El vol. 6, Der Brief an die Rmer, Wrzburg 1997 y el vol. 3, Johannesevangelium und Kanonstudien, Wrzburg 2003 (de inminente publicacin), provienen de sendos manuscritos inditos de sus lecciones exegticas en Bonn. En adelante los citaremos como TT, MzT, RBr y JEv respectivamente. Existe una traduccin al espaol de las ediciones originales de TT y MzT en un solo libro: Tratados Teolgicos, Cristiandad, Madrid 1966. Nos referiremos a l con las siglas TTE. 6 Se pregunta uno si no nos encontramos aqu ante una posibilidad de superar la desafortunada desintegracin entre exgesis cientfica, teologa dogmtica y espiritualidad, que hoy en da tan a menudo se lamenta (EP, 373; trad. ma).

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    un indudable vigor existencial-espiritual, pero adems podemos decir que ciertos temas clsicos de la teologa espiritual se encuentran entre sus preferidos: el martirio, la ascesis, el monacato, la liturgia y la mstica entre otros, aunque tratados de un modo poco convencional. Pero vayamos entrando poco a poco en materia

    1. Abriendo nuevos caminos. Recorrido por la biografa de un pionero

    Erik Peterson naci en Hamburgo el 7 de Junio de 1890. En su familia, de tradicin protestante, no se viva un especial ambiente religioso, sino ms bien indiferentismo. No disponemos de muchos datos sobre cmo vivi su fe durante su infancia y adolescencia, ni se sabe por tanto el origen de su inters por profundizar acadmicamente en la fe cristiana.7 l mismo cuenta que, a partir de la enseanza secundaria, senta una gran atraccin por las Lenguas Antiguas y la Literatura, pero sobre todo por la Historia, disciplina a la que haba pensado dedicar sus estudios superiores. Sin embargo decidi finalmente orientarse hacia la Teologa, pues, debido a un cambio para m incomprensible, reconoc que si se nos deja solos con la historia humana nos quedamos ante un enigma sin sentido.8

    En la primavera de 1910 inici sus estudios teolgicos en Estrasburgo, donde al parecer

    pronto se vincul a la DCSV (Deutsche Christliche Studentenvereinigung Agrupacin cristiana alemana de estudiantes). Esta organizacin tena como objetivo conducir a los estudiantes a un encuentro personal con Cristo y a una entrega incondicional de su vida al Seor.9 Haba nacido del movimiento comunitario pietista Gemeinschaftsbewegung (aunque progresivamente se alejara de l) como una rama dedicada a los jvenes universitarios y, al igual que toda otra corriente procedente del pietismo, consideraba esencial la experiencia de conversin o segundo nacimiento. En el mismo 1910 el joven Peterson vivi una de estas experiencias de especial conversin interior, a partir de la cual las muchas dudas que le haban venido atenazando quedaron superadas. Expres aquella vivencia que le desbordaba en una nota escrita aquel mismo da:

    Seor Dios, mi querido, querido Padre. Desde lo ms profundo de mi corazn te agradezco que hoy

    te me hayas mostrado, por medio de tu Espritu Santo y de nuestro Seor Jesucristo, tu Hijo unignito. Cmo te agradezco, Padre, esta bondad tuya. Ahora llega a su fin la lucha y el combate. Ahora s que eres mi querido Padre y Jess el Hermano de mi corazn. Jess (Seor) mo, qudate junto a m como mi protector, mira que Satn an vendr muy a menudo. Lucha entonces T junto a m, lado a lado, contra l. Qu contento estoy, qu feliz soy porque he nacido de nuevo. De hoy, 7 de Julio de 1910 (martes),

    data mi nueva vida. Haba anochecido. Sal a pasear como de costumbre. Me atormentaba una y otra vez la duda y que

    nunca estaba lo bastante seguro de Dios ni de Jess, ellos eran para m ms bien el objeto de mis deseos y yo me imaginaba siempre que ya los posea. Pero entonces me envi Dios su Espritu Santo. Un sentimiento suave surgi en mi cabeza mientras reflexionaba y me hice consciente de mi Dios y de mi querido Jess. Qu grande fue mi alegra en aquel momento. Durante todo el camino a casa he alabado a Dios hablando en lenguas y he dado gracias a nuestro querido Seor Jess, porque hizo el trabajo amargo y, por nosostros, vino al mundo y muri. Ahora estoy seguro de todo lo que ensea la Iglesia, de todo lo que los vivientes de la Iglesia han sentido.

    7 B. Nichtwei supone que podra haber tenido ya algn contacto en su ciudad natal con los crculos bblicos (Bibel-Krnzchen), que eran grupos fomentados por la Gemeinschaftsbewegung para escolares. Esto explicara su integracin tan temprana en la DCSV. Tambin postula que Gustav Wohlenberg, profesor de Nuevo Testamento en Erlangen con quien Peterson mantuvo contacto epistolar en su poca de estudiante universitario, pudo haber tratado ya antes con el joven Erik durante una estancia previa como pastor en Hamburgo. Cf. EP, 30. 8 Cf. H. FAULENBACH (ed.), Das Album Professorum der Evangelisch-Theologischen Fakultt der Rheinischen Friedrich-Wilhelms-Universitt Bonn 1818-1933, (Academia Bonnensia, Verffentlichungen des Archivs der Rheinischen Friedrich-Wilhelms-Universitt zu Bonn, Band 10) Bonn 1995; anotacin en el lbum de la propia mano de Peterson recogida en pgs. 256-260 (la cita es de la pgina 256, traduccin ma). 9 EP, 58.

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    Ahora que se me ha concedido el Espritu de Dios, s por qu Cristo, Dios y Hombre, ha muerto por nosotros, por qu y qu es la Trinidad, etc. Ahora lo he vivido. Soy feliz. Seor, Seor mi Padre eterno, mi Jess cargado de sufrimiento, Espritu Santo, os sean dadas mil veces las gracias.10 Los primeros pasos en su bsqueda de la verdad teolgica le llevaran ya de peregrinacin

    por diversas facultades protestantes: Estrasburgo, Greifswald, Berln, Gotinga, Basilea y de nuevo Gotinga, ciudad donde termin sus estudios (en 1914, aunque se examin en Hannover) y donde ms tarde obtuvo el doctorado y la habilitacin (1920). Predominaban entonces las corrientes de la teologa liberal, los mtodos histrico-crticos en la exgesis y la escuela de la historia de las religiones, que coexistan junto a otras muchas tendencias que se contradecan mutuamente. Al joven estudiante le resultaba difcil encontrar una postura propia; rechaz especialmente asistir a las clases del conocido telogo liberal Adolf Harnack en Berln para protegerse de una influencia que intua perniciosa.11 En esta etapa el pietismo de la DCSV le proporcion el apoyo y alimento necesario para su fe, pero agradecer sobre todo el acompaamiento interno que supuso para l la lectura de los escritos de Sren Kierkegaard; en el filsofo dans, a falta de un gua ms personal, confi para orientarse en el intrincado panorama de la teologa protestante de su tiempo.12

    Terminados sus estudios de Teologa hubo de servir a la Infantera en la frontera con Dinamarca, ya que en Europa se haba desatado la Gran Guerra, pero pronto fue devuelto a casa por su delicada salud.13 En 1915 estuvo unos meses trabajando como traductor y en otras tareas de asistencia en el campo de prisioneros de guerra de Gotinga.14 Parece ser que en este ambiente se fortaleci en l el convencimiento de la cercana de Cristo a los ms pobres y marginados.15 Qued tambin agudizada su sensibilidad para detectar las seductoras desviaciones de la fe agazapadas tras un nacionalismo acrrimo, que haba enviado a los alemanes a la guerra como si de la defensa del honor de Dios se tratase, con las bendiciones de la teologa liberal. Peterson llamar la atencin sobre la necesidad de ejercitar la capacidad de discernimiento en dichas situaciones, y demostrar posteriormente haber aprendido bien la leccin ante el nuevo peligro de autntica confusin para las iglesias alemanas que supuso la subida de Hitler al poder. Su breve relato El cielo del capelln de guarnicin es una stira que incide precisamente en la insidiosa capacidad de engao del Maligno quien, sub angelo lucis, puede llegar a hacernos confundir lo bueno con lo malo, de forma que ya no se perciba ninguna diferencia.16 Tanto el tema de los

    10 EP, 64-65, traduccin ma; texto de una nota suelta encontrada entre los papeles de Peterson. 11 Cf. EP, 37-38 y F. BOLGIANI, Dalla teologia liberale alla escatologia apocalittica: Il pensiero e lopera di Erik Peterson, en: Rivista di Storia e Letteratura Religiosa 1 (1965), 1-58, 12. 12 En el lbum de profesores de Bonn describe Peterson como desastrosa la situacin de la Teologa en las facultades en las que estudi, por lo que asumi como mentor espiritual slo a Kierkegaard, al cual reconoce el mrito de haberle librado de los peores errores (cf. FAULENBACH, op. cit., 257). Ms tarde confesara que ya estos influjos tempranos de Kierkegaard y del pietismo habran supuesto para l el empujn decisivo, desde el punto de vista psicolgico, hacia su conversin al catolicismo (cf. Briefwechsel mit Adolf Harnack und ein Epilog, en: TT, 175-194, 193, nota 10; TTE, 143-158+290-291, 290); cf. EP, 99. 13 Cf. EP, 82-83. Sirvi como militar entre el 6.10.1914 y el 14.12.1914. 14 Cf. FAULENBACH, op. cit., 258 y EP, 34. Su madre era de origen francs y le ense esta lengua desde pequeo. 15 En una carta de 1915 le deca a un amigo que descubra cada vez ms la cercana al evangelio de los excluidos de la vida social, a quienes, segn l, se aplicaran directamente las Bienaventuranzas de Jess, sin aadir como condicin ningn tipo de mejora moral. La carta segua as: Siento cada vez ms que mi comunidad no est junto a los santos y piadosos, sino junto a esta gente. Esto s, que en m una gran fuerza (no del espritu) tira de m para abajo hacia ellos, que un rostro triste, dolorido, surcado por el sufrimiento, me estremece hasta lo ms profundo; que creo que debera sentarme junto a esa persona, soportar su dolor como mi dolor, debera servirla. No como artimaa para despus agraciarle con algn tipo de meditacin sino simplemente amarla, darle gracias por la revelacin divina que est escrita en sus rasgos. (Borrador de una carta de Peterson sin destinatario, de 1915; EP, 74, nota 105; traduccin ma). 16 Der Himmel des Garnisonspfarrers, en: Der Brenner 6 (1919/20), 62-64. Reeditado en MzT, 49-51. A un soldado que llega al cielo le rie un supuesto Jesucristo por no haberse enterado de la funcin tan importante de la guerra; le habla de los progresos que se han hecho all arriba, pues ya no se entiende de la misma forma el No matars y adems: Hemos hecho cubrir el gran abismo que haba entre cielo y tierra. Siglos hemos necesitado para conseguir esto, el mayor de todos los progresos. Ahora no hay obstculo para la circulacin. Mira: ahora estn todos en el

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    pobres como el del discernimiento de la verdad, que sofocada tras las apariencias de este mundo requiere de un valiente testimonio, llegaran a tener un lugar destacado en su teologa, aunque siempre con un especial matiz escatolgico.17

    De 1915 a 1919 trabaj como inspector suplente del seminario protestante de Gotinga, mientras preparaba su tesis doctoral. Le fue difcil en estos aos decidir cul sera su profesin. No se imaginaba ejerciendo de pastor o predicador y por otra parte se senta muy atrado por el estudio profundo de la teologa, lo cual en el sistema de su iglesia le conduca hacia la carrera acadmica. l se senta sin embargo en aquel tiempo ms bien llamado a simplemente estar ah para Dios, a llevar la intil vida del monje.18 Se senta desorientado y esta etapa, que coincide con el desarrollo de la Primera Guerra Mundial, fue especialmente dura para l en todos los sentidos tambin desde el punto de vista econmico ; pero entre tanta incertidumbre saba que deba poner su futuro en manos de Dios: Mi finalidad no puede ser mi profesin, sino que debe ser mirar a las manos de Dios y cumplir la voluntad divina.19 Mientras que el protestantismo clsico no admita la vocacin a un estilo de vida de especial santidad entenda que era como una norma para todos el casarse y ejercer una profesin , el pietismo s que haba reintroducido la posibilidad de modelos de vida cristiana fuera de lo ordinario, tanto comunitarios como individuales.20 Pero para esta cuestin Peterson cont ms bien con la inspiracin de Kierkegaard.

    El escritor dans haba recibido tambin un gran influjo del pietismo, pero en sus ltimos

    aos pareci dejar atrs esta tradicin para volverse hacia los ideales de la Iglesia antigua, paso que tambin caracterizar la evolucin interna de Peterson.21 Nuestro joven telogo, inspirado en los rasgos eremticos de la forma de existencia que propona su autor preferido y en el Augenblick kierkegaardiano, instante de especial densidad que era el momento clave de la existencia ante la eternidad adems de contar con los conocimientos provenientes de sus propios estudios , ensay adoptar un cierto monacato sui generis, segn la asctica tradicional, para despojar su existencia de todo lo que le alejara de ese vivir en el momento. Su regla particular consista en: obediencia silenciosa a los mandamientos de Jess en los evangelios (literalmente entendidos), soledad, castidad, ayunos y renuncia a las posesiones. Senta adems que necesitaba tomar distancia internamente del mundo y la exigencia de sellar esta retirada tras los muros de un verdadero convento.22 No saba como realizar este sueo pues desde sus conocimientos teolgicos no vea que fuera conciliable con el protestantismo.23 Por otra parte entre el creciente nmero de sus conocidos y amigos catlicos se encontraban algunos benedictinos, orden por la que se sinti especialmente atrado desde la primera toma de contacto. Por ese camino, desde una postura de lucha interna con su iglesia, pareca aproximarse a la locura. Sin embargo una conversin al catolicismo tampoco le pareca entonces factible. Contemplaba esa posibilidad desde un punto de vista terico, pero le pareca que el peligro de que algn da quizs se sintiera impulsado a ponerla en prctica no era an muy inminente.24 cielo y todos en el infierno! En ese momento el hombre grit con todo su cuerpo: Satn, aljate de m! Y Satn, que se haba presentado como ngel de luz, incluso como el Hijo de Dios, se escap, y su encantamiento se deshizo y su lugar se hizo evidente. (MzT, 51, cursivas en el original, traduccin ma). 17 Cf. Was ist der Mensch?, en: TT, 131-139, 137; TTE, 103-110, 107; Der Reiche und der Arme, en: MzT, 41-43; Fragmente, MzT, 141-148, 147; TTE, 245-252, 251; Zeuge der Wahrheit, en TT, 93-129; TTE, 71-101+284-286. 18 Cf. EP, 204; carta de Peterson a Theodor Haecker, 1.8.1919. 19 EP, 204; Diario, 5.6.1918; traduccin ma. 20 Cf. EP, 149. Segn J. HALKENHUSER, (Kirche und Kommunitt. Ein Beitrag zur Geschichte und zum Auftrag der kommunitren Bewegungen in den Kirchen der Reformation, Paderborn 21985, 35) en el pietismo radical se dio una renovacin de las formas de vida anacorticas y monsticas. 21 Cf. EP, 120. 22 Cf. EP, 122, 149 y 151-152, la informacin proviene de diversas cartas y anotaciones en el Diario de esta poca. 23 Cf. EP, 153-154. Las primeras comunidades protestantes aparecieron a mediados de los aos 20, mientras que Peterson senta estos impulsos hacia el monacato en los ltimos aos de la dcada anterior. Sus amigos teman que con esta tendencia amenazaba con quedarse sin un lugar en la iglesia evanglica. 24 Cf. EP, 122-123 y 129.

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    El conflicto blico haba servido igualmente de ocasin de discernimiento para otras cuestiones que concernan a Peterson: a la vista de la forma de reaccionar de la DCSV ante la crtica situacin social en ocasiones ms como una empresa que con la dedicacin altruista que habra debido adoptar una organizacin cristiana , tras repetidas comunicaciones de su malestar a los responsables, decidi finalmente abandonar esta asociacin.25 Una vez dado este paso, se fue volviendo mucho ms crtico con el pietismo y a medida que iba clarificando su posicin teolgica fue rechazando sobre todo la acentuacin pietista en lo subjetivo, su psicologizacin de la fe y su desvalorizacin de la mediacin eclesial,26 hasta que se distanci definitivamente de todo pietismo, an reconociendo lo mucho que de esta corriente haba recibido:

    Personalmente rechazo para m decididamente y con plena conciencia todo cristianismo pietista.

    () Pero tambin he vivido mi conversin y he sido en otro tiempo un miembro fervoroso de la Gemeinschaftsbewegung. Por qu ahora ya no lo soy, no quiero explicarlo. () slo quiero an decir una cosa. Si an estoy inseguro estoy inseguro slo ante Dios, ante los hombres y el juicio humano no estoy inseguro.27

    Esta renuncia fue mucho ms dura de lo que a primera vista podra parecer, pues con ella

    abandonaba a la mayora de sus amistades y a la comunidad cristiana concreta en la que su fe se haba desarrollado.28 A partir de este momento, aunque seguir perteneciendo a la iglesia evanglica y ejercer en ella como telogo, no va a encontrar en su entorno el acompaamiento y apoyo comunitario que hubiera deseado. Durante los aos siguientes se irn haciendo dolorosamente patentes a sus ojos las dificultades y contradicciones de su propia iglesia, de las cuales hablar en los foros apropiados, impulsado por su deseo de ayudarla y por fidelidad a su itinerario personal en la bsqueda de la verdad. Junto a la falta de comprensin de los suyos ir creciendo cada vez ms su atraccin por el catolicismo; pero la maduracin de este difcil paso an requiere varios aos de un profundo tormento interior.

    Terminada su tesis doctoral en 1920, un trabajo de investigacin histrica sobre el uso en la

    antigedad de la frmula Ei-j Qeo,j (un solo Dios) que al parecer sera tambin aceptado para la obtencin de la habilitacin,29 empez poco despus su labor docente en la Universidad de Gotinga, en las materias de Historia de la Iglesia y Arqueologa Cristiana (1921-1924). En Gotinga se mantuvo en contacto con el crculo de fenomenlogos que surgi en torno a Edmund Husserl y ms tarde se encontrara tambin con Max Scheler, interesndose por su pensamiento.30 Bajo la influencia de estos pensadores descubri una forma de mirar la realidad que le daba acceso a su verdad ms autntica, desarrollando un estilo muy peculiar de aplicar la mirada fenomenolgica al estudio del cristianismo, en el que tena en cuenta cada elemento analizndolo en su propio contexto y con su especfica intencionalidad.31 Quedaba as preparado el terreno que

    25 Cf. EP, 80-81. 26 Cf. FELLECHNER, op. cit., 81. 27 EP, 86-87. Copia de una carta de Peterson a Erika Gothe ella y sus amigas Edith Stein y Hedwig Conrad-Martius pertenecan al crculo de conocidos de Peterson encontrada entre sus papeles, escrita hacia 1923. Traduccin ma. 28 El artculo es para m una manera de despedirme de la forma del pietismo que era para m ms querida y ms familiar. Por esta razn con l he salido de mi crculo de amigos [Freundschaft: de mi parentela]; EP, 96; carta de Peterson a Haecker, 22.12.1923; traduccin ma. Se refiere a su artculo Das Problem der Bibelauslegung im Pietismus des 18. Jahrhunderts, en: Zeitschrift fr Systematische Theologie 1 (1923/24), 468-481. 29 Posteriormente fue ampliado y publicado: Ei-j Qeo,j. Epigraphische, formgeschichtliche und religionsgeschichtliche Untersuchungen, Gttingen 1926. Cf. EP, 203. En esta investigacin se familiariz con los mtodos de la escuela de la historia de las religiones, aunque posteriormente se distanciara de sus criterios de trabajo. 30 Cf. EP, 342-345. 31 Cf. BOLGIANI, op. cit., 11, donde se explicita: cercando di andare al cuore di esso (il fenomeno cristiano), () contrapponendo allobbiettivit esterna lessatezza interna (sealizaciones del autor). A. DEMPF [Erik Petersons Rolle in der Geisteswissenschaft, en: Hochland 54 (1961/62), 24-31, 25] explica que: La fenomenologa haba puesto fin al relativismo de un esclarecimiento histrico de la verdad marcado por el azar, que temporalizaba toda verdad, y devolva su validez supratemporal a los valores lgicos, las esencias, y a los ticos, las virtudes. (Traduccin ma).

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    le permitira, en el desarrollo de sus lecciones universitarias y en los diversos artculos que empezaba a publicar, tomar posturas propias en el mbito teolgico.

    De su vida como docente, dejado ya atrs el pietismo, llama la atencin su adopcin de

    costumbres bohemias, poco habituales y mal consideradas en el nuevo mbito social que ahora le corresponda. Vesta de un modo algo excntrico y frecuentaba cafs, bares, cabaretts, cines, acostndose y levantndose tarde. Sin embargo mantena su alto nivel de dedicacin al estudio y segua defendiendo en sus clases con seriedad los ideales, tambin los de tipo asctico, de la Iglesia cristiana antigua. Tenemos indicios de que este ritmo de vida corresponda a una actitud forzada, pues parece ser que no se senta bien con esta mascarada: Intento vivir como un loco y me estoy volviendo por ello bastante meditabundo y melanclico.32

    Este paso de la modestia tpica del pietista y de las prcticas asctico-monacales a un estilo de vida casi opuesto se puede entender tambin como influjo de Kierkegaard. En ambos se da el caso de que a un estilo exterior de vida desenfadada corresponde un duro combate interior con cuestiones de tipo religioso que estn llegando a lo ms hondo.33 Tambin en ambos tiene esta actitud un cierto sentido de protesta, por un lado contra la teologa establecida y por otro contra una cultura burguesa que tanto se cuidaba de las apariencias.34 Cuando ms adelante, despus de su conversin, Peterson viva con su familia ciertas estrecheces econmicas agradecer a Dios que de ese modo le libre de alcanzar las seguridades propias de un burgus.35 Sin embargo su posterior conciencia de lo inadecuado de aquel tipo de comportamiento de su juventud se manifiesta cuando ms tarde, en la ltima etapa de su vida, le encontramos expresando un cierto reproche a Kierkegaard por haber escapado con su dispersin a la cercana mstica con Dios, al tiempo que aduce esta misma razn para explicar su completa renuncia al mundo aparente del cine, el baile y la msica de entretenimiento.36

    Desechada la idea de una vocacin monstica lleg el momento en que pens en casarse, como era lo normal para un profesor protestante de teologa. Estuvo prometido a una joven durante varios meses (en 1923-1924) pero el compromiso se rompi poco antes de la fecha prevista para la boda. Algunos autores resaltan el parecido de este episodio con otro similar en la vida de Kierkegaard, pero la razn ms probable de la ruptura es que la novia, una estudiante de teologa, se hubiera echado atrs por la tendencia de Peterson hacia el catolicismo, sintindose incapaz de aceptar el predecible resultado de la misma.37

    De este modo senta nuestro telogo que avanzaba por una tierra de nadie,38 su evolucin interior le impeda acomodarse a las costumbres propias de su gente y una conducta continuada de protesta y rebelda le llevaba por el desgaste a la enfermedad y la locura. Estando as las cosas, el reconocimiento de su gran capacidad intelectual, demostrada sobre todo en su tesis doctoral, le

    32 EP, 246; carta a Haecker, 18.7.1921; traduccin ma. 33 Cf. EP, 246-247. El pensador dans tambin haba sentido impulsos hacia el monacato que no poda realizar. Para poder expresar su protesta por la frustracin que senta opt por vivir con la mayor apariencia de trivialidad posible en una cierta duplicidad dialctica, que pretenda poner al servicio de la seriedad de su mensaje. ste llegara tan slo a los que ante su actitud provocativa intentaran buscar ms a fondo. 34 Cf. EP, 247. B. Nichtwei constata una relacin entre este comportamiento de Peterson y sus explicaciones sobre los cnicos en las lecciones sobre la historia religiosa del helenismo (Religionsgeschichte des Hellenismus, WS 1920-21, SS 1923 y SS 1925): encontraba en los cnicos (mendigos ascticos) un modelo precursor del posterior monacato, aunque desde motivaciones distintas. Una de ellas sera el indomable placer de enfadar a los epicreos (burgueses). (WS = Wintersemester, semestre de invierno; SS = Sommersemester, semestre de verano). 35 Cf. EP, 248; carta a Thomas Michels, 2.7.1946. 36 Cf. EP, 247, nota 397 y EP, 152-153, nota 221; Diario, 28.4.1947. 37 B. Nichtwei explica y argumenta esta hiptesis en EP, 155. Cf. F. SCHOLZ, "Zeuge der Wahrheit ein anderer Kierkegaard" en: A. SCHINDLER (ed.), op. cit. (en nota 2), 120-148, 127 y BOLGIANI, op. cit., 23-24. 38 Cf. EP, 216; carta a Haecker, 22.9.1921. Se visualiza como uno que est corriendo en medio de un tiroteo cruzado, sin saber si finalmente permanecer tumbado en esa tierra de nadie o ser herido y apresado por uno de los bandos.

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    vali el llamamiento a una ctedra en la Facultad de Teologa de Bonn en 1924. Se trataba de la ctedra de Historia de la Iglesia, pero asumi tambin la de Nuevo Testamento, que estaba vacante. Hasta entonces su opcin por una tesis y una docencia en el mbito de la Historia le haba permitido evitar un posicionamiento claro en ciertas cuestiones dogmticas que le resultaban especialmente espinosas. Sin embargo al iniciar su nueva tarea como exgeta del Nuevo Testamento se encuentra plenamente dispuesto a afrontar todo tipo de cuestiones. Es por eso que en esta etapa podemos encontrar ya claramente formulados la mayora de los elementos clave de su visin teolgica, tal como la mantendr, sin demasiadas variaciones, hasta el final de su vida.

    Una de sus primeras lecciones en Bonn sera la exgesis de la Carta a los Romanos, en la

    que abordaba crticamente posturas protestantes muy nucleares, como la teora luterana de la justificacin.39 Haba pasado a la ofensiva: desde la fidelidad a la Escritura, tal como l la entenda, pretenda poner sobre el tablero sus argumentos esperando encontrar interlocutores que pudieran hacerle ver sus posibles errores o avanzar con l hacia una nueva configuracin de su iglesia.40 Ya que la iglesia evanglica no se siente en principio esencialmente vinculada a un magisterio (aunque s a determinados escritos confesionales), pensaba que desde la exgesis directa del Nuevo Testamento se podan dar pasos hacia donde l se senta exigido. Una renovacin igualmente revolucionaria del protestantismo es la que propona por aquel entonces su compaero Karl Barth, an junto con Rudolf Bultmann, en los inicios de la corriente que se conocera como teologa dialctica. Erik Peterson, ya teolgicamente clarificado, defiende su nueva postura polmicamente en todos los frentes. Su escrito frente a Bultmann y Barth, Qu es la Teologa? (1925) y otros del mismo perodo41 levantaran ampollas y una fuerte oposicin. Muchos optaron por descartarle con la etiqueta fcil de criptocatolicismo, pero al menos Karl Barth tom siempre muy en serio a su apreciado colega, como un contrincante de gran categora que presentaba tesis muy difciles de rebatir e, influido por el pensamiento petersoniano, modificara finalmente las bases de su teologa.42 Las lecciones de Peterson en Bonn (conservadas en sus manuscritos inditos) y otra breve publicacin, La Iglesia (1928),43 contienen el intento titnico que hizo nuestro autor en estos aos de poner las bases de una teologa diferente, que diera respuestas a todas las inquietudes que, desde sus races protestantes, pietistas y kierkegaardianas, haban surgido en l al contacto con el Nuevo Testamento y con la riqusima vida cristiana primitiva que descubra en sus investigaciones sobre la Iglesia antigua. El resultado de este rdago fue una gran falta de comprensin y apoyo por parte de su iglesia y de sus compaeros, entre otras cosas porque por aquel camino haba llegado a presentar una teologa que en buena lid poda considerarse plenamente catlica.

    39 Cf. RBr, passim. 40 Cf. Segn B. NICHTWEISS [Erik Peterson. Leben, Werk und Wirkung, en: Stimmen der Zeit 208 (1990), 523-544, 539], Peterson pretenda plantear cuestiones objetivas desde dentro del protestantismo para buscar respuestas imparcialmente en la Escritura, sin dejar de lado ciertos puntos incmodos slo por su cercana al catolicismo. 41 Was ist Theologie?, en: TT, 1-22; TTE, 15-26+255-259 (en este escrito sostiene la posibilidad de alcanzar un conocimiento concreto, aunque limitado, sobre Dios a partir de Cristo y la importancia crucial del dogma). Zur Theorie der Mystik, en: Zeitschrift fr Systematische Theologie 2 (1925), 146-166; Der Lobgesang der Engel und der mystische Lobpreis, en: Zwischen den Zeiten 3 (1925), 141-153 (incluido por Nichtwei en MzT, 101-114); ber die Forderung einer Theologie des Glaubens. Eine Auseinandersetzung mit Paul Althaus, en: Zwischen den Zeiten 3 (1925), 281-302. En 1928 tuvo lugar su controversia epistolar con Adolf Harnack que publicara ms tarde, ya como catlico, en 1932, cf. Briefwechsel mit Adolf Harnack und ein Epilog, en: TT, 175-194; TTE, 143-158+290-291. 42 Se puede demostrar que en el profundo cambio desde la teologa dialctica barthiana inicial hasta su gran obra final, Kirchliche Dogmatik, tuvo una influencia decisiva la crtica de Peterson en Was ist Theologie? y otras manifestaciones de la teologa petersoniana, p.e. sus lecciones sobre Toms de Aquino que Barth haba escuchado en Gotinga. Cf. E. JNGEL, Von der Dialektik zur Analogie. Die Schule Kierkegaard und der Einspruch Petersons, en: ID., Barth-Studien, Mohn, Gtersloh 1982, 127-179. Peterson, a pesar de su fuerte crtica movida por el deseo de clarificacin, comparta ciertas inquietudes de fondo con Barth y Bultmann, que provenan de su comn rechazo del Racionalismo, el Psicologismo y el Historicismo. Cf. FELLECHNER, op. cit., 93. 43 Die Kirche, en: TT, 245-257; TTE, 193-201+305-307.

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    Alcanzada de este modo la conviccin de que su teologa no era compatible con el protestantismo, Erik Peterson abandon en 1929 la Facultad de Teologa protestante, solicitando a las autoridades competentes un ao de excedencia y un puesto en la Facultad de Filosofa.44 En Diciembre de 1930 se convirti finalmente en Roma al catolicismo.

    Aunque lo dio con pleno convencimiento, este paso le result tremendamente difcil, as lo

    describi a su amigo Karl Barth, en una carta que l mismo deseaba se hiciera pblica:

    Acaso debo aadir que este paso ha sido para m terriblemente arduo? Que he amado sinceramente a la iglesia evanglica y no dejar de amarla? Que me resulta muy duro entristecer a tantas personas con las que estaba ligado? Que me resulta amargo rescindir una relacin de fidelidad? Ciertamente, no necesito subrayar esto todava ms expresamente. Quien me haya conocido un poco sabe que la desesperacin de los ltimos aos tena su fundamento en los intentos desesperados de sustraerme a la verdad de Dios, que me exiga obediencia. S que se levantar la indignacin contra m. Unos ya lo habrn sabido desde siempre, otros hablarn de mi ambigedad, otros terceros me tacharn de veleidoso romntico. Sin embargo, vea usted, tengo 40 aos y he renunciado a familia, profesin y posicin social. Durante 20 aos me he movido en el mbito de la teologa. Lo que he hecho, lo he hecho obligado por mi conciencia, para no ser rechazado por Dios. Al que ahora me juzgue, sale dicho que contra su juicio apelar al juicio de Dios.45

    Nichtwei nos recuerda que las razones para esta conversin son tan multifacticas como lo

    es la personalidad de este hombre y todo su mundo interno: hay condicionantes caracteriolgicos y psicolgicos, e influyen adems experiencias de tipo histrico y poltico, pero tienen un peso especial los motivos teolgicos, la intencin de ser fiel a las consecuencias teolgicas que extraa de su investigacin sobre la Iglesia antigua. En ltimo trmino este paso tiene una dimensin espiritual que escapa a toda explicacin.46 Peterson entendi que la decisin dependa ltimamente de la voluntad de Dios e intent con todas sus fuerzas luchar para saber qu quera Dios de l: Uno no cambia de confesin como de camisa () La conversin es injustificable sin la fe en una especial accin de la gracia de Dios. Slo Dios puede dispensarnos de la obligacin de mantenernos fieles a la confesin de origen.47

    Diversos organismos del protestantismo renano deseaban impedir que siguiera residiendo en

    Bonn.48 Peterson asumi esto como una especie de destierro y no volvi a dar clases en aquella ciudad, aunque la Facultad de Filosofa lo haba aceptado como profesor honorario. Prefiri trasladarse a Munich, donde se encontraba a gusto con un amplio crculo de amigos catlicos. En 44 EP, 831. 45 Carta de Peterson a Karl Barth, 31.12.1930; publicada en Theologische Bltter 10 (1931), col. 59-60. (Cursivas mas; he retocado la traduccin que ofrece G. URBARRI, en Erik Peterson. Teologa y Escatologa, 13-14; para la referencia bibliogrfica de este escrito vase ms adelante la nota 55). En trminos parecidos se expresa en una carta a su amigo catlico Carl Schmitt (de fecha 17.12.1930; EP, 834; traduccin ma): Este paso me ha sido tremendamente difcil, pero no vea ninguna salida. Ms an tuve miedo de perderlo todo si no lo daba. Con ello no trato tanto de ser coherente con una correcta forma de pensar como intento ser obediente tras una larga obstinacin. 46 Cf. EP, 840; FELLECHNER, op. cit., 106-107. BOLGIANI (op. cit., 25) seala que el mismo Peterson confes haber encontrado tras su conversin una gran serenidad y paz, aun en medio del aislamiento que de momento le toc vivir. 47 Carta de Peterson a Haecker, 22.9.1921, cita recogida por K. LEHMANN, Konversion als Herausforderung fr die kumene, en B. NICHTWEISS (ed.), Vom Ende der Zeit (op. cit. en nota 1), 331-336, 333; cf. EP, 211. El cardenal Lehmann explica que la conversin, tanto hacia el catolicismo como viceversa, debe respetarse como un hecho de conciencia y no considerarse un paso antiecumnico. Del mismo modo la conversin de Peterson no debe convertirle en un personaje alejado del ecumenismo; por el contrario, su esfuerzo teolgico en los aos 20 fue un intento de conciliacin de las dos iglesias a las que amaba. Sin embargo en su tiempo se perciba la distancia como una oposicin insalvable y l se sinti obligado en conciencia a la conversin, tambin por respeto a las opciones bsicas de la iglesia evanglica, hacia la cual no guard ningn resentimiento. Quizs, como en otros mbitos, se adelant demasiado a su tiempo (p.e. l concibe ya en los aos 20 la justificacin en un sentido similar a como se entiende en el acuerdo alcanzado recientemente). Telogos catlicos y evanglicos actuales resaltan el valor de la obra de Peterson para el acercamiento y el dilogo entre las dos iglesias. (Cf. p.e. W. LSER, op.cit. en nota 2, 21). 48 Cf. EP, 832; cartas a Carl Schmitt de 23.12.1929 y 3.2.1930.

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    esta ciudad pens por un tiempo en ser ordenado sacerdote, para lo cual se le requera que realizara los estudios de Filosofa y Teologa correspondientes completos, aunque se le permita hacerlo en forma de tutoras. Despus de unos cuantos meses desisti de este proyecto, pues no vea que ningn obispo estuviera muy dispuesto a ordenarle de todas formas.49

    Tras ofrecer sus servicios a otras Facultades alemanas de Filosofa, que de momento no

    tenan vacantes, empez a plantearse buscar trabajo en el mbito de la teologa catlica, pues senta la necesidad de relacionarse con telogos catlicos para afianzar y enriquecer sus posturas.50 Esto no le sera en principio nada fcil, pues el estilo de su teologa era muy diferente de lo que se enseaba en las universidades y seminarios catlicos. Hizo varios viajes a Roma51 y lleg a pensar en establecerse all, pues se senta enormemente atrado por la vieja capital de los apstoles y mrtires del cristianismo antiguo, habindole parecido asimismo muy prometedoras las reuniones celebradas con los dominicos del Collegium Angelicum.52 Pero el argumento decisivo para que Peterson se quedara definitivamente en Roma vendra finalmente de la mano del encuentro con una joven romana. En Junio de 1933 contrajo matrimonio con Matilde Bertini y a los pocos aos la pareja se vera rodeada de nios: en total cuatro hijas y un hijo.

    La nueva situacin familiar de nuestro telogo haca an ms urgente su necesidad de

    encontrar un trabajo estable. Debido a su alta cualificacin se aceptaban ocasionalmente sus servicios como docente o consejero en alguna institucin romana, como el Instituto Arqueolgico Alemn, aunque sin sueldo. Gracias a algunos buenos amigos encontr una salida provisional que le permitira ganarse la vida dedicndose a su vocacin teolgica: entre 1933 y 1937 viaj por Alemania, Austria, Suiza, Blgica y Holanda dando numerosas conferencias. Esta solucin parece haber sido bastante acertada desde el punto de vista de su produccin teolgica, pues probablemente le permita centrarse en las cuestiones que ms le importaban y tratarlas haciendo referencia a problemas de actualidad. De esta etapa datan sus principales tratados teolgicos: La Iglesia de judos y gentiles (1933), El libro de los ngeles (1935), El monotesmo como problema poltico (1935) y Testigo de la verdad (1937).53

    En estos mismos aos tiene lugar en Alemania la subida de Hitler al poder y el desarrollo de

    la poltica nacionalsocialista. Peterson vio la necesidad de desarmar teolgicamente a algunos conventculos eclesiales que, tanto por el lado catlico como por el protestante, intentaban presentar al Fhrer como instrumento divino. En sus conferencias y escritos de este tiempo ejerci una crtica al rgimen de Hitler, bastante clara aunque con ciertas precauciones, pues deba pensar tambin en su familia.54 De este modo su tratado sobre el monotesmo, que pretende liquidar toda teologa poltica que abusando de la fe cristiana intente justificar un sistema de gobierno concreto, lleg a ser considerado casi una leyenda, quedando unido el nombre de Erik Peterson a los debates sobre la teologa poltica desde entonces hasta el da de hoy.55

    49 Cf. EP, 843-845. 50 Cf. EP, 861. 51 Cf. EP, 863. 52 Encuentro con el P. Garrigou-Lagrange; cf. EP, 853, nota 190. 53 Die Kirche aus Juden und Heiden, en: TT, 141-174; TTE, 111-141+286-290; Von den Engeln, en: TT, 195-243; TTE, 159-192+291-305; Der Monotheismus als politisches Problem, en: TT, 23-81; TTE, 27-62+259 y Zeuge der Wahrheit, en: TT, 93-129; TTE, 71-101+284-286. 54 Tambin por esta razn, sobre todo porque no quera exponer a sus hijos a la indoctrinacin nazi, rechaz volver a Alemania an cuando pareca que en Italia no conseguira nunca un trabajo adecuado (cf. EP, 865). Karl Barth expresara con su caracterstico estilo cmo la delicada situacin de su amigo provena en cierto modo de su obstinacin en mantener simultneamente opciones de difcil armonizacin: Slo puedo admirar o deplorar que usted quiera tantas cosas a la vez: hacerse catlico y seguir siendo telogo y casarse y vivir en Roma. (Carta de Barth a Peterson, 21.11.1935; EP, 866; cursivas en el original, traduccin ma). 55 Der Monotheismus, TT, 59; TTE, 62. Debido a su gran influencia el tratado petersoniano sobre el monotesmo ha sido publicado recientemente en un traduccin que presenta tambin en espaol las numerosas citas griegas y latinas del original: E. PETERSON, El monotesmo como problema poltico, Trotta, Madrid 1999. (Este libro, que contiene

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    El problema para encontrar un puesto como profesor de Teologa en el mbito catlico radicaba ms bien en su condicin de laico, pues los centros de estudios teolgicos estaban adaptados al rgimen de vida de sacerdotes y religiosos y, por ejemplo, no se contaba con poder pagar un salario que cubriera mnimamente las necesidades de un padre de familia. Haba dificultades tambin para admitir que un convertido pudiera juzgar bien sobre temas especficamente catlicos, aparte de la desconfianza que inspiraban sus concepciones y mtodos teolgicos. Peterson ofreca interesantes desarrollos de cuestiones teolgicas centrales, como por ejemplo el tema del origen eclesial en La Iglesia; su utilizacin de argumentos poco habituales despertaba sin embargo sospechas en un momento en el que la Iglesia catlica era poco amiga de novedades en la teologa, como ocurrira hasta el Concilio Vaticano II.56

    No obstante sus obras fueron enormemente apreciadas por los pensadores que permitieron

    que este experto profesor, cuya valiosa aportacin pareca no poder encontrar un cauce adecuado en el intrincado mundo del catolicismo romano, les planteara problemas nuevos. Algunos autores apuntan a que el pensamiento escatolgico petersoniano supuso un estmulo decisivo para varios de los desarrollos teolgicos ms importantes que tuvieron lugar en el mbito catlico desde los aos 30.57 Su teologa se mantuvo bsicamente en la misma lnea que perge en los aos 20, aunque desde su conversin se pueden obsevar algunos cambios: sus escritos no volvieron a ser tan polmicos, se enriquecieron con cuestiones nuevas como la Mariologa, y temas como la Eucarista y la Liturgia fueron profundizados y ms libremente abordados. Sus textos, bien fundados en la patrstica, no parecen haber entrado nunca en conflicto con el Magisterio.58

    En 1937 consigui un puesto de docencia, con un humilde sueldo donado por el cardenal

    Mercati, en el Instituto Pontificio de Arqueologa Cristiana. Completaba sus ingresos trabajando como bibliotecario en la Pontificia Universidad Gregoriana.59 Sin embargo durante la Segunda Guerra Mundial y al principio de la postguerra la inflacin subi muchsimo y su situacin econmica empeor considerablemente, de modo que tambin su mujer hubo de ponerse a trabajar.60 La situacin mejor un poco cuando en 1947 el Instituto en el que enseaba pudo al fin asignarle algunas clases ms y nombrarle profesor extraordinario; en 1956 llegara de nuevo a ser profesor ordinario. Con esto, 26 aos despus de su conversin y 4 aos antes de su muerte, consigui recuperar el grado acadmico al que en 1929 haba renunciado por causa de su fe.61

    Su salud estaba algo quebrantada desde los aos 40: en 1945 haba sido atropellado por un automvil, en 1955 sufri un ataque al corazn y ms tarde le sobrevino un cncer. En los ltimos aos no poda plantearse grandes publicaciones ni ciclos de conferencias pero expresaba su pensamiento en densas y brevsimas formulaciones, de difcil interpretacin, que recoga

    tambin el tratado Cristo como emperador, ser citado en adelante como MpPE; la referencia que abre esta nota corresponde a MpPE, 95). El prlogo de esta edicin es una interesante introduccin al pensamiento de Peterson en general y a su teologa poltica en particular: G. URBARRI, Erik Peterson: Teologa y Escatologa, en op. cit., 9-46. Prximamente se espera una presentacin de Erik Peterson en cataln, resaltando tambin la faceta de su teologa poltica, por parte del profesor C. LLINS. Para el profundo significado dogmtico del tratado petersoniano sobre el monotesmo me permito remitir a mi anlisis del mismo: A. GARCA-PLAZA, La fe en el Dios uno y trino: Ms all del Judasmo y el Paganismo, en: Estudios Eclesisticos 78 (2003), 209-270. 56 Cf. EP, 846. 57 Cf. EP, 852 y 862. Deca Danilou en 1954 que la obra de Peterson es una de las ms notables del catolicismo actual (J. DANILOU, Prlogo a E. PETERSON, Le Livre des Anges, Paris, 1954, 11; EP, 862; traduccin ma.) Por su parte Frey afirma: Es evidente que la obra de Peterson podra haber sido una de las fuentes del pensamiento escatolgico de la actual teologa catlica francesa. (Ch. FREY, Mysterium der Kirche ffnung zur Welt, Gttingen 1969, 164; citado en EP, 852, nota 176; traduccn ma.) 58 Cf. EP, 861. 59 Cf. EP, 867. 60 Cf. EP, 868-869. 61 EP, 869; traduccin ma.

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    principalmente en su Diario.62 En 1960, con ocasin de su septuagsimo cumpleaos, le concedieron el doctorado honoris causa tanto la Facultad de Teologa Catlica de Munich como la Facultad de Filosofa de Bonn.63 Pas sus ltimos meses en Hamburgo, donde muri el 26 de Octubre de 1960. Fue sepultado en Roma en el Campo Verano en una tumba de los Bertini, la familia de su mujer, pues no se permiti su entierro en el Campo Santo Teutonico de Roma, como l haba deseado.64 De este modo culmin su itinerario de sucesivas expatriaciones, debidas en parte a las duras circunstancias histricas que le toc vivir, pero ms bien determinadas por las diversas posturas y renuncias a las que en conciencia se fue sintiendo obligado. El ltimo y definitivo destierro, su salida de este mundo, era ya desde haca tiempo considerado por l como la verdadera vuelta a casa: la ltima etapa de la peregrinacin hacia la ciudad celestial; ya que somos desde el Bautismo extranjeros en este mundo y ciudadanos slo del cielo.65

    2. La teologa escatolgica de Peterson y los temas clsicos de la teologa espiritual

    El pensamiento petersoniano recupera para el centro de la reflexin teolgica el carcter escatolgico del cristianismo. Ya en el siglo XIX se haba puesto de manifiesto cmo este rasgo permeaba todo el cristianismo antiguo. Pero, mientras que algunos autores se empearon en desmitologizar el evangelio, Peterson se tom en serio la cuestin escatolgica y trat de conocer a fondo su significado desde el estudio minucioso de los escritos de la Iglesia antigua.

    En su teologa el acontecimiento central es Cristo: l, con su Encarnacin, Muerte y Resurreccin ha dado origen a un nuevo en, en el que ha sido entronizado como nico Seor. Este nuevo en o mundo de los cielos coexiste con el viejo en de nuestro viejo mundo hasta que irrumpa Jess de nuevo entre nosotros en su Parusa. Aunque el en viejo ha sido ya irrevocablemente vencido, perdura durante este tiempo final (o tiempo escatolgico)66 y manifiesta solapadamente su agresividad frente al en nuevo o venidero, llamado as porque esperamos su plena manifestacin para el Da Final.

    Peterson explica que la Iglesia es la representante en nuestro mundo de la nueva ciudad o nueva creacin que ha sido inaugurada en los cielos. Ella participa de los dos mundos a la vez, aunque no tiene en este mundo sus autnticas races sino que peregrina en l hacia su verdadera patria: la Jerusaln celestial. La distancia expresada temporalmente (en presente en futuro/venidero) o espacialmente (tierra cielo) expresa la indisponibilidad para nosotros de la plenitud de lo que ya se da en el Reino de Cristo, o dicho de otro modo, la reserva escatolgica.67

    62 Public algunas recopilaciones de estos pensamientos: Fragmente (1955) y Neue Fragmente (1959), recogidos luego en MzT, 141-148 (TTE, 245-252) y 149-153. En 1959 public finalmente un ltimo volumen con algunos de sus trabajos de investigacin filolgico-histrica-teolgica: Frhkirche, Judentum und Gnosis. Studien und Untersuchungen, Herder, Freiburg 1959; 2 ed. Darmstadt 1982. Lo citaremos como FJG. 63 Cf. EP, 874. 64 Cf. EP, 875. 65 En su teologa tiene un especial sentido situarse existencialmente en la frontera entre la tierra y el cielo, o entre este en y el venidero, que es el lugar que corresponde a Jess, la Iglesia y los cristianos. Desde ah el mismo Peterson interpretaba los rasgos de marginalidad en su vida: en sus ltimos aos pensaba no poder distinguir del todo si l era un ektroma (aborto o parto prematuro) del en venidero o del en presente (Diario, 14.2.1958; EP, 874; traduccin ma; probablemente hace referencia a 1 Cor 15, 8). Tambin le dice a Jakob Hegner que ambos han llegado a ser extranjeros (Parken) en este mundo (An Jakob Hegner zu seinem 70. Geburtstag, en: MzT, 139-140, 139; TTE, 243, traduccin retocada). Por su parte su amigo Karl Barth le escribi en una ocasin: Usted ser siempre en este en una curiosa figura marginal (carta de Barth a Peterson, 22.8.1932; EP, 874; traduccin ma). Quizs deba interpretarse tambin en este sentido el ttulo Marginalien zur Theologie. 66 Sobre este tema puede consultarse G. URBARRI, El nuevo en irrumpe en el antiguo. La concepcin del tiempo escatolgico de Erik Peterson, en: Miscelnea Comillas 58 (2000), 335-357. 67 Cf. EP, 490-491, especialmente la nota 220. Un estudio muy interesante del uso original petersoniano de esta formulacin y de su recepcin en la teologa posterior se encuentra en: G. URBARRI, La reserva escatolgica: Un concepto originario de Erik Peterson (1890-1960), en: Estudios Eclesisticos 78 (2003), 29-105.

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    Pero segn nuestra esperanza, cuando al fin de los tiempos vuelva el Hijo del Hombre, la ciudad celestial descender para asentarse entre nosotros y habr una tierra nueva y un cielo nuevo. El hombre, el mundo y la historia participan en nuestro tiempo escatolgico ya de algn modo de la salvacin, por la mediacin sacramental de la Iglesia, aunque se encuentran al mismo tiempo sometidos a insidiosas esclavitudes por el seor del viejo en (el pecado). Estn llamados sin embargo a ser transformados, consiguiendo una nueva plenitud, ms all de la muerte personal y del final de los das.68

    En este marco podemos situar los temas que queramos abordar con Peterson. El hombre que participa de la salvacin se relaciona de una forma nueva con las fuerzas que tiran de l desde el viejo en. Peterson estudi a fondo la gnosis y su tendencia a desvalorizar lo corporal, demostrando que sta procede de una visin metafsica distinta de la esbozada. En el cristiano se da ciertamente un componente asctico, pero sin olvidar que nuestros cuerpos y nuestro mundo se salvarn, aunque transformados, en la Resurreccin final. El componente asctico de nuestra religin impulsa el desarrollo de un tipo de vida especial, que se concreta en el monacato. Por otro lado a la situacin intermedia que vive el cristiano entre los dos eones le corresponde tanto el pertenecer a Cristo como el encontrarse al mismo tiempo a merced de los poderes mundanos. En esta situacin es inevitable la existencia de mrtires: los llamados a testificar pblicamente con sus vidas la verdad del nuevo Reino, ya presente y en tantas cosas incompatible con el viejo en. Pero es igualmente importante considerar el papel de la liturgia en la vida cristiana: se da en ella el mayor grado de participacin de la Iglesia peregrina en el culto de la ciudad celestial, ya que en asamblea conjunta se alaba a Dios Padre, se celebra el sacrificio nico del Hijo y se eleva la oracin por medio del Espritu. Esta cercana a los cielos, que se ofrece a todos los creyentes por medio de los sacramentos, ocurre de otra manera en el caso de los msticos: en ellos se desarrolla una similitud especial a los ngeles; algo ntimamente ligado tambin a la asctica, como veremos.

    2.1. LA GNOSIS Y EL ORIGEN DEL ASCETISMO CRISTIANO

    La cuestin de cmo entender la coexistencia en el ser humano de malas tendencias junto a las mejores aspiraciones se aborda de distintas maneras segn las diversas cosmovisiones. Peterson hace una presentacin muy interesante de las posturas gnsticas en El odio contra la carne:69 En el contexto de la concepcin griega de un cosmos armnico, dirigido por una Razn Suprema, surge en el gnstico la sospecha de que el mundo est sometido a poderes irracionales, a una concupiscencia como la que subyuga la racionalidad humana. Este tipo de hombre llega a sentirse como un extranjero en el mundo: el cosmos griego, cerrado en s mismo, le parece una gran crcel. Desde este sentimiento la gnosis, a pesar de una gran diversidad de doctrinas, va a presentar la tendencia comn a denigrar el cuerpo humano, el mundo y su Creador.70 Pero donde ms se acenta esta tendencia es en el maniquesmo. Para Mani la materia es intrnsecamente mala y en ella el hombre, que procede de los dioses, es un exiliado. La salvacin ocurre por la separacin entre lo bueno y lo malo, y por similar principio, la concupiscencia es superada por la separacin absoluta de los sexos. Para toda doctrina gnstica la meta es dominar la inconsciencia y lo irracional del mundo y del hombre por el despertar de la razn. En algunas personas esto es ms fcil porque en la mezcla de elementos que les constituye contienen ms cantidad de chispa divina (los pneumticos y en menor medida los psquicos), para otros no cabe esperanza alguna, pues su alma est totalmente dominada por el cuerpo material (los hlicos).71 68 He presentado una investigacin sobre esta comprensin petersoniana de la escatologa en mi disertacin de licenciatura El nuevo en y su interaccin con el en presente. La novedad escatolgica en Erik Peterson, UPCo 2001, sin publicar. Est basada en los escritos recogidos en TT y MzT, sobre todo Die Kirche aus Juden und Heiden, Von den Engeln y Zeuge der Wahrheit (vase ms arriba la nota 53). 69 Der Ha wider das Fleisch, en: MzT, 33-40; TTE, 235-242. 70 Cf. MzT, 35; TTE, 236-237. 71 Cf. MzT, 36-38; TTE, 238-240.

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    Esta forma de ver las cosas, que surge en la misma poca que el cristianismo, es para Peterson una respuesta hertica al Dios encarnado. Por el Dios hecho hombre se consigue romper la crcel del universo: desde fuera del mundo nos viene la salvacin que nos permite vivir como autnticos seres humanos, superando la dominacin de las fuerzas del pecado. Pero pretender alcanzar la divinizacin sin Jess lleva al hombre a desencarnarse y disolverse.72

    Al presentar este anlisis queremos resaltar la necesidad de distinguir claramente el contexto metafsico en el que se plantea la ascesis, pues prcticas parecidas pueden resultar salvficas o destructoras segn el transfondo que las justifica. Cuando Peterson esboza su teologa teniendo en cuenta la interaccin entre los dos eones, no est hablando de una esfera espiritual buena opuesta al mundo malo de lo material en el sentido maniqueo, ni se trata tampoco del mito gnstico que cuenta con mltiples pasos ontolgicos desde el nivel de lo ms divino hasta la degradacin de lo ms material. Se trata de que nuestro mundo ha quedado abierto y superado por la Encarnacin y su triunfo en la Resurreccin. Una forma de vivir la corporalidad humana ha sido ya plenamente glorificada en el Exaltado. A esta forma de vida o a este estado se accede por la participacin en Cristo: formando parte de su Cuerpo, la Iglesia. Nuestro cuerpo, daado por el pecado, est llamado a superar definitivamente esta situacin al tranformarse en cuerpo resucitado, y esto, que vivimos ya en primicias desde el Bautismo, configura un especial estilo de vida para el cristiano.

    Las prcticas ascticas haban sido rechazadas por Lutero, pero la cuestin de que quizs deberan considerarse como algo inseparable del cristianismo reaparece en el mbito de reflexin protestante (desde motivaciones muy diversas) por la influencia de Arthur Schopenhauer, Jacob Burckhardt, Sren Kierkegaard y Franz Overbeck, autores todos muy estudiados por nuestro telogo. Peterson muestra pronto un gran inters por la conexin de la escatologa cristiana con la ascesis, pues las encuentra siempre interrelacionadas, tanto en el dato histrico como en la reflexin teolgica. El tema reaparece una y otra vez desde distintos puntos de vista en la mayora de sus lecciones histricas y exegticas y en casi todos sus escritos.73 En La Iglesia de judos y gentiles descubre desde la exgesis de Romanos 9-11 una diferencia esencial entre la Iglesia y la Sinagoga: Israel interpreta que la eleccin divina se transmite por la descendencia carnal, entendiendo por tanto que la interrupcin de esta continuidad natural sera la mayor amenaza para el pueblo judo. Esto es lo que da lugar a una gran valoracin del matrimonio y los hijos, mientras que el anclarse as la relacin con Dios en un proceso mundano-corporal va a influir en que el resto de mediaciones (la ley, el culto, las promesas) se entiendan desde el mismo punto de vista tangible o carnal. La Iglesia por su parte no surge como una comunidad sociolgica natural, sino que procede de una llamada sobrenatural y por tanto interpreta todo pneumticamente. Para ella la filiacin divina se produce en el Bautismo, resultndole as posible valorar el celibato y la virginidad. Podr aceptar incluso la pobreza voluntaria ya que tiene conciencia de no pertenecer al orden natural sino a un nuevo mbito, en el cual alcanzan su cumplimiento las promesas divinas.74

    Esta explicacin subraya la novedad que aparece con el cristianismo, pero no es bice para que Peterson busque las races del ascetismo cristiano en el judasmo y llegue a convertirse en unos de los primeros investigadores del judeocristianismo, que haba sido muy poco tenido en cuenta hasta entonces. Resume sus investigaciones en este sentido en el artculo Algunas observaciones sobre los orgenes de la ascesis cristiana (1948):75 Entre los diversos grupos de judeocristianos del siglo II se observa en algunos una marcada preferencia por el matrimonio sobre la virginidad aun permitiendo en algn caso aislado la continencia lo que parece estar tambin relacionado con el rechazo de la concepcin virginal de Jess (p.e. ebionitas). Se puede ver que en ellos se mantiene muy vivamente la interpretacin juda. Entre stos distingue Peterson

    72 Cf. MzT, 39-40; TTE, 241. 73 Vase en EP, 156-158, el excurso n 5: Zur Bedeutung der Askese in Petersons wissenschaftlichem Werk. 74 Cf. TT, 150-154; TTE, 119-123 y notas 22 y 23 en TT, 173; TTE, 289; comentando Rom 9, 10-21. 75 Einige Beobachtungen zu den Anfngen der christlichen Askese, en: FJG, 209-220.

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    un grupo, reflejado en la literatura pseudo-clementina, que defiende un cierto dualismo en el cual lo masculino se identifica con lo bueno y lo femenino con lo malo; la influencia femenina llevara al hombre al adulterio fsico o espiritual (politesmo), lo que se superara despus con el bautismo, repetido las veces que haga falta. La solucin no es pues la continencia por lo que vemos que no siempre el dualismo lleva a una verdadera ascesis.76 Otros grupos judeocristianos, que admiten la virginidad de Mara y se encuentran en relacin con los diversos Hechos apostlicos apcrifos, muestran tendencias encratitas. Para ellos el origen del mal se sita correctamente en el pecado de Adn (y Eva). Lo ms interesante es la diferencia entre las visiones escatolgicas de ambos grupos. Para el primero el Reino de Dios es una realidad completamente futura, que slo empieza tras la muerte, lo cual concuerda con que no reconocen realmente el nacimiento virginal de Jess ni su Resurreccin de entre los muertos. Para el segundo el Reino es algo que ya se hace presente cuando los apstoles predican; por la verdadera Encarnacin y la Resurreccin de Cristo se produce el encuentro entre el mundo presente y el futuro, siendo esto lo que da lugar a la verdadera actitud asctica cristiana: los apstoles viven su anuncio en una tensin asctica haciendo presente la realidad de Cristo; el sentido de la ascesis, totalmente escatolgico, consiste en acelerar la llegada en plenitud del Reino de Dios.77 Peterson llega as a la conclusin de que la ascesis cristiana en sus orgenes no procede principalmente de la filosofa griega ni del dualismo metafsico sino que est en estrecha conexin con la fe en la venida inminente del Reino de Dios. Este Reino no es completamente futuro, sino una realidad presente desde el momento en que la concepcin virginal y la Resurreccin de Cristo de entre los muertos son una verdadera realidad. De este modo declara haber constatado, tanto histrica como teolgicamente, que la ascesis cristiana es un elemento inseparable de la fe cristiana.78

    Nuestro telogo realiz numerosos estudios sobre las diversas formas del ascetismo en el cristianismo antiguo, especialmente sobre el encratismo.79 Su tarea en este mbito ha jugado un papel importante en la historia de la investigacin posterior. Gilles Quispel80 ha reconocido especialmente su labor de pionero en este campo, resaltando los asombrosos avances alcanzados; Georg Kretschmar por su parte destaca tambin la influencia petersoniana en un artculo muy detallado.81 Los manuscritos inditos de Peterson presentan un enorme material, an por estudiar, con desarrollos suyos sobre la asctica cristiana, como por ejemplo en las lecciones que imparti en Gotinga y Bonn sobre Historia del monacato y la ascesis (SS 1922 y SS 1926). Barbara Nichtwei destaca las reflexiones sobre la Segunda Carta de Clemente en las lecciones de Historia de la Iglesia antigua (WS 1921-22 y WS 1924-25) e Historia de la literatura cristiana antigua (WS 1923-24). Peterson explicara en este contexto que la batalla entre los dos eones no ocurre en un lugar abstracto sino en todos los mbitos de la vida y especialmente en el cuerpo.82

    76 Cf. FJG, 212-216 y nota 10. Tampoco entre los gnsticos valentinianos: el fuerte dualismo exige grandes esfuerzos ascticos a los psquicos, pero los pneumticos pueden entregarse realmente al libertinismo dado que la dimensin material no afecta a su salvacin. En su artculo Gnosi (Enciclopedia Cattolica, vol. VI, Citt del Vaticano 1951, col. 876-882) explica Peterson con ms detalle cmo entiende el origen de la gnosis en relacin con determinados grupos del judasmo cercanos al judeocristianismo. 77 Cf. FJG, 217-218. 78 Cf. FJG, 219-220. Cf. EP, 307. 79 En el volumen FJG encontramos otros interesantes estudios sobre la ascesis antigua: Einige Bemerkungen zum Hamburger Papyrusfragment der Acta Pauli (1949), 183-208; Die Behandlung der Tollwut bei den Elchasaiten nach Hyppolyt (1947), 221-235; Die Spiritualitt des griechischen Physiologos (1954), 236-253; Kritische Analyse der fnften Vision des Hermas (1958), 271-284; Die Taufe im Acherusischen See (1955), 310-332. 80 Gilles QUISPEL, The Study of Encratism: A Historical Survey, en: U. BIANCHI (ed.), La tradizione dellEnkrateia. Motivazioni Ontologiche e Protologiche (Atti del Colloquio Internazionale, Milano, 20-23 Aprile 1982), Edizioni dellAteneo, Roma 1985, 35-82. La parte I de este artculo se concentra en la aportacin de Peterson: The pioneer: Erik Peterson, 35-48. 81 Georg KRETSCHMAR, Ein Beitrag zur Frage nach dem Ursprung frhchristlicher Askese, en: K.S. FRANK (ed.), Askese und Mnchtum in der alten Kirche, Darmstadt 1975, 129-180; este autor completa la fundamentacin escatolgica de Peterson con otra cristolgica (cf. EP, 157; nota 262). 82 Cf. EP, 158, nota 271.

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    2.2. EL MARTIRIO

    Las primeras manifestaciones de la asctica cristiana, que Peterson investiga sobre todo en referencia a la virginidad o continencia sexual, aparecen frecuentemente unidas a una gran austeridad en el modo de vida de personajes como los apstoles itinerantes. Pero para nuestro autor tiene especial significado que junto a estas manifestaciones y en conexin con ellas aparece invariablemente y desde los primeros momentos de la Iglesia el martirio. Sobre este tema realizar un profundo anlisis histrico-teolgico llegando a la conclusin de que no puede haber en ningn tiempo Iglesia sin mrtires;83 stos son llamados especialmente por Dios para presentar ante el mundo su impresionante testimonio, participando as de la manera ms excelsa de la misin del Testigo de la Verdad por antonomasia, Jesucristo.

    El inters por demostrar la vinculacin del martirio a la Igleisa desde el mismsimo origen del cristianismo se debe a que el protestantismo haba denigrado toda la cuestin referente a los mrtires y los santos como un desarrollo eclesial posterior que se desviaba de la consideracin de que el nico santo y nico mediador es Cristo. Con la intencin de refutar esta postura Peterson dirige su atencin al martirio tal como aparece en el Nuevo Testamento: en su tratado Testigo de la verdad (1937) fundamenta teolgicamente el martirio a partir de los evangelios, basndose tanto en los discursos de Jess como sobre todo en su proceso ante el sanedrn y Pilatos,84 mientras que en Apstol y Testigo de Cristo (1940)85 rastrea los desarrollos paulinos en conexin con este tema. Un resumen muy enjundioso del pensamiento petersoniano sobre el martirio lo encontramos en el artculo correspondiente que escribi para la Enciclopedia Cattolica (1952).86

    En el discurso de la misin (cf. Mt 10) Jess expresa con claridad el tipo de dificultades que acecharn a sus seguidores: os harn comparecer ante tribunales y os azotarn en sus sinagogas y os conducirn por mi causa frente a gobernadores y reyes para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles (Mt 10, 17-18). Esta afirmacin se inserta en un contexto escatolgico, que describe como un tiempo lleno de dificultades el que corresponde a la espera de la venida definitiva del Hijo del Hombre (cf. Mt 10, 21-23). Precisamente ah est la clave, explica Peterson, del martirio cristiano, lo que lo diferencia de la muerte del justo judo en defensa de la ley o la del sabio griego en defensa de su filosofa, aunque el concepto haya sido enriquecido con las tradiciones sobre la fidelidad extrema demostrada en estos casos no propiamente cristianos. El trmino mrtir, usado para designar a una persona que da testimonio con la disposicin a entregar su propia vida, era desconocido entre los judos y los griegos. Este uso deriva precisamente de la situacin escatolgica: los cristianos afirman la irrupcin de una realidad nueva y sta se hace especialmente patente en el mbito pblico de este mundo precisamente en el testimonio del mrtir.87 El en nuevo no se presencializa en el viejo slo por medio de palabras, aun cuando sean las que el Espritu Santo inspira al mrtir en el momento de su confesin (cf. Mt 10, 19-20); no se trata de una cuestin que se pueda dirimir en el mbito del pensamiento sino que atae al terreno

    83 Cf. TT, 100-101; TTE, 76-77. Para Peterson la Iglesia de su tiempo no era ninguna excepcin: algunos de entre sus conocidos, como p.e. Edith Stein, alcanzaron el martirio (cf. EP, 198). 84 Zeuge der Wahrheit, en: TT, 93-129, TTE, 71-101+284-286. Tambin se hace referencia continua al Apocalipsis. 85 Apostel und Zeuge Christi. Auslegung des Philipperbriefes, en: MzT, 63-94. 86 Art. Martirio e Martire, en: Enciclopedia Cattolica, Vol. VIII, Citt del Vaticano, 1952, col. 233-236. El desarrollo del prximo prrafo se basa principalmente en este artculo, que retoma contenidos de la parte I de Zeuge der Wahrheit. Otros escritos relacionados con el martirio son: Der Gottesfreund. Beitrge zur Geschichte eines religisen Terminus, en: Zeitschrift fr Kirchengeschichte 41 (1923), 161-202 y Zur Bedeutungsgeschichte von parrhsi,a, en: W. KOEPP (ed.) Reinhold-Seeberg-Festschrift Bd. 1. Zur Theorie des Christentums, Leipzig, 1929, 283-297. 87 Segn Peterson: No se puede entender el primitivo concepto cristiano de mrtir si no se reconoce su conexin con la escatologa cristiana primitiva. (Christus als Imperator, en: TT, 83-92, 88; TTE, 63-69+282-284, 66-67; MpPE, 125-137, 132; traduccin retocada.) Nichtwei define el concepto del testigo de la verdad en la Iglesia primitiva, tal como lo presenta Peterson en sus escritos, del siguiente modo: el mrtir a quien en un proceso judicial pblico con motivo de su testimonio verbal se le impone un castigo corporal (EP, 194; cursivas en el original, traduccin ma).

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    de lo corporal y se lleva a cabo por la muerte de Jess el rey cuyo reino no es de este mundo pero que vino al mundo para dar testimonio de la verdad (cf. Jn 18, 36-37) y por la participacin en la misma de aquellos que le siguen. Nuestra esperanza no se basa slo en ideas, las filosofas no producen mrtires, sino que precisamente porque esperamos una resurreccin corporal el testimonio ms completo de nuestra esperanza incluye el sufrimiento corporal.88

    Desde esta concepcin afirma Peterson que si en el propio anuncio del evangelio no se cuenta con el elemento del sufrimiento fsico o con un cierto ascetismo se induce un aburguesamiento del mismo. Aunque no todos los cristianos tienen que convertirse en mrtires, ya que el martirio es un carisma especial donado por Dios a su Iglesia, s que todos los bautizados han sido insertados en la muerte de Cristo y estn llamados a participar de sus sufrimientos, al igual que participan de su cuerpo y del cliz de su sangre en la Eucarista,89 llevando siempre en el cuerpo por todas partes la muerte de Jess, para que tambin la vida de Jess se manifieste en nuestro cuerpo (2 Cor 4, 10). Este es el principio de la ascesis cristiana, la cual siempre se entendi en conexin con el martirio. No es pues un desarrollo histrico casual como quiere la historiografa protestante, antes bien, se funda en la cosa misma, el hecho de que los santos que pasaron por todo tipo de mortificaciones y sufrimientos llegaran a ser considerados como un paralelo de los mrtires.90 Pero los dems cristianos deben igualmente seguir al Seor aceptando la cruz, lo cual conlleva algn tipo de mortificacin, avanzar por alguno de los caminos de la ascesis. Ciertos miembros de la comunidad, en cambio, los enemigos de la cruz (cf. Flp 3,18), estn ms bien pendientes de satisfacer al estmago o al impulso sexual. Es importante tener en cuenta que el camino de la cruz que asume el cristiano no exige slo estar preparado para el martirio en tiempo de persecucin, sino tambin practicar la abnegacin y la renuncia en los momentos aparentemente intranscendentes de la vida diaria.91

    Pero al igual que a la Muerte de Cristo se encuentra vinculada su Resurreccin del mismo modo se extiende por toda la Iglesia, desde la fuente del Bautismo, no slo el sufrimiento del Crucificado sino tambin la fuerza del Espritu del Resucitado.92 La vida asctica y espiritual del cristiano es por tanto, adems de una mortificacin, un vencer y un vivir y un andar en el Espritu Santo.93 El sufrimiento del cristiano es un sufrimiento escatolgico sufrido en configuracin con la pasin de Cristo y conlleva siempre una serie de frutos espirituales para la comunidad. Porque adems no se concibe esta tribulacin como algo individual, sino que la Iglesia primitiva entiende que ella es el pueblo santo, llamado por Dios en el tiempo ltimo para perseverar con ayuda de la gracia en la tribulacin escatolgica y participar as del sufrimiento de Cristo en esta vida y en el futuro de su glorificacin.94 No se trata de una tribulacin penosa que hace perder la tranquilidad y la esperanza, sino que ms bien es motivo para alegrarse y dar gracias a Dios, como nos indica la ltima bienaventuranza (cf. Mt 5, 11-12).95 Tampoco se trata de un rechazo a priori de los bienes de la creacin: La escena final en el cielo que nos describe el Apocalipsis (cf. Ap 15, 2-4) culmina en el canto de los que han pasado por la tribulacin y en este canto no se denigra la creacin sino que se alaba a Dios por ella.96

    88 Cf. TT, 100; TTE, 76 y MzT, 71. 89 Cf. TT, 102-103; TTE, 78. 90 TT, 103; TTE, 79; cursiva en el original, traduccin retocada. 91 Cf. MzT, 88. 92 La participacin de cada bautizado en la Muerte de Cristo no ocurre de igual forma que la participacin en su Resurreccin, pues sta no ser plena hasta la consumacin final. Para expresar esta diferencia acuar Peterson la expresin reserva escatolgica. Vase ms arriba la nota 67. 93 TT, 104; TTE, 80; traduccin retocada. 94 Cf. TT, 107 y 114; TTE, 83 y 90; MzT, 64. San Pablo entiende sus tribulaciones no como algo individual sino que sufre por amor a la Iglesia, completando en su cuerpo la pasin de Cristo (cf. Col 1, 24); cf. MzT, 65-66. 95 Cf. TT, 105; TTE, 81. 96 Cf. TT, 116; TTE, 92. Slo el gnstico, que se sustrae al martirio, puede hablar mal de la creacin divina (nota 31, en TT, 128; TTE, 285). Peterson no da muchas explicaciones de las expresiones que utiliza, aunque realmente ofrecen

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    En la exgesis de Filipenses Peterson va descubriendo los frutos del sufrimiento martirial.97 Hay una alegra que surge de la cercana del Seor, cuando se nos regala asemejarnos a su pasin, y que nos ayuda a perseverar en la fe, lo cual sera muy difcil si nos quedramos slo con el sufrimiento:98 Alegraos pues en el Seor (Flp 3,1) no es una invitacin a un cristianismo liviano y divertido sino la exhortacin a vivir la alegra mstica que la gracia de Dios concede a los que sufen por su causa. Podramos decir que esta alegra mstica precede a nuestra glorificacin como la aurora precede al sol (80). A la llegada del Seor precede la alegra de los que le esperan (88; Flp 4, 4-5). Por una misteriosa ley poco antes de la venida del Seor al mundo o al alma irrumpe la tribulacin y la tentacin, tanto a nivel individual como universal (87 y 94). Este tiempo de tribulacin es un tiempo de gracia en el que todo puede colaborar a la salvacin si nos entregamos a la accin de Dios sin murmuraciones ni discusiones (76; Flp 2, 12-15). La forma de vida del cristiano no es nunca un asunto privado, pues tanto en la vida como en la muerte pertenecemos al Seor (Rom 14, 7-9),99 pero precisamente en el tiempo de la persecucin tiene mucha mayor relevancia pblica (73), de modo que de nuestra respuesta generosa al sacrificio que Dios nos pide puede depender que se difunda o no una mayor gracia para el mundo. Y la paz de Dios guarda a los que estn expuestos a la tentacin de preocuparse o de pelearse entre s. Quien no est en medio de la lucha de la tribulacin no puede saber nada de la paz de Dios, que se experimenta de una forma ms concreta cuanto ms concreta es la lucha. Una paz que no sirve para la autocomplacencia sino para encontrar el descanso slo en Cristo (89; Flp 4, 7).

    Junto a la alegra profunda Peterson interpreta que las cadenas de Pablo, o el sufrimiento a causa de Cristo, suscitan un incremento del espritu de oracin en la Iglesia (70, Flp 1, 18b-19). La oracin del que espera la venida del Seor no constituye una va de escape ni es desesperada, pues equilibra la peticin con la accin de gracias. Se vive una profunda confianza en la que humildemente damos a conocer a Dios nuestros deseos, desde una sincera disponibilidad interna a aceptar lo que su voluntad disponga para nosotros (88-89; Flp 4, 6).

    Pero adems la alegra ligada al martirio y a la santidad no encierra a la comunidad en la autosuficiencia sino que conduce a los creyentes ms all de s mismos a un amor por el que se olvidan de s y a una humildad por la que se tienen a s mismos en nada, asemejndose de este modo a la actitud de autodesprendimiento de Cristo (74; Flp 2, 1-5). El amor que surge en la Iglesia a partir de la gracia comunicada en el martirio no se pierde en un entusiasmo vaco sino que alcanza la capacidad de discernimiento necesaria para decidir sobre la situacin concreta y la tarea concreta del momento (66-67; Flp, 1, 8-11).100

    Finalmente llegamos a la consideracin petersoniana ms nuclear en cuanto al martirio como testimonio de la verdad. Al mrtir le es dado hacer patente, aunque de manera puntual, la verdad profunda que slo est en Cristo. El Seor ha sido nombrado Juez de todas las cosas y slo a l le corresponde juzgar sobre la verdad o el error, lo bueno o lo malo. El mrtir alcanza en vida, motivos para la reflexin. Entiendo que el cristianismo muestra su alta estima por la creacin cada precisamente en su disposicin a sufrir por ella, como el mismo Cristo hizo, a la espera de una transformacin renovada de la misma. Esto es distinto del sentimiento de estar en una crcel de la que se quiere escapar, ya sea con grandes esfuerzos ascticos, ya sea abandonndose a todos los placeres; ambas actitudes demuestran que no se acepta que el universo material tenga un sentido profundo que merezca la pena desvelar. 97 MzT, 63-94. A continuacin iremos indicando en el texto entre parntesis la pgina o pginas de referencia a este escrito y en algunos casos los versculos de Flp que estn de fondo. 98 Esta consideracin petersoniana, de transfondo paulino, ofrece a mi juicio un nuevo acceso al profundo significado de la tercera y perfectsima manera de humildad ignaciana, en la cual el ejercitante elige sufrir pobreza y oprobios, en vez de riquezas y honores, por parecerse ms actualmente a Cristo nuestro Seor (Ejercicios Espirituales, n 167). 99 RBr, 356-357. Cristo como Seor del nuevo en no posee privadamente sino pblicamente, la existencia privada es el ideal de los que no tienen un Seor. Nuestra pertenencia al Cuerpo de Cristo expresa esto tambin de otra manera. 100 Reflexiona Peterson en relacin con este desarrollo sobre la devocin al Corazn de Jess: El amor que arde en los mrtires y en los santos es el verdadero amor del Corazn de Jess, que representa lo opuesto a toda pura sentimentalidad y familiaridad humana.

  • Erik Peterson (1890-1960): La bsqueda de la verdad en las fuentes de la Iglesia antigua 19

    en un instante, la cercana mxima posible al Hijo del Hombre que est sentado a la derecha del Padre, es decir, al Juicio Final (67). Debido a esta cercana el mrtir pasa inmediatamente tras su muerte al paraso.101 En el martirio se hace visible tanto la presencia del Seor como la insidiosa accin del Anticristo y quines son los servidoers de uno y otro.102 No se alcanza este conocimiento profundo de las situaciones por medio de una reflexin meramente humana; el tema de la verdad ltima est unido al nombre de Dios y a su voluntad revelada y se juega en las decisiones concretas.103 De este modo el que toma la decisin ltima sobre su vida a favor de Cristo en una entrega total se encuentra en la situacin de desenmascarar a los que han traicionado a la verdad, al igual que la muerte de Cristo desenmascara los intereses desviados del sanedrn y de Pilatos. Esta revelacin contribuye tambin a la alegra mstica de los cristianos (70) y libera el anuncio de la Palabra de Dios, tantas veces reprimido, sea por cobarda o por falsa prudencia humana (68-69).

    Peterson conoce tambin la realista cuestin hermenutica de que los vencedores, los que estn en el poder, son los que de hecho determinan qu va a ser aceptado como la verdad. Por eso la victoria ltima del Cordero, que transciende toda otra victoria, es la que nos da a conocer la verdad ltima.104 El que con su vida confiesa que Jess es el Seor vive como sbdito del Reino definitivo y es confesado como suyo por Jess ante su Padre y los ngeles del cielo.105 El que consuma esta actitud en el martirio es el que puede discernir la verdad ltima. Con esta perspectiva lee Peterson la invitacin de Pablo a los filipenses a evaluar crticamente los valores humanos. Desde la enseanza apostlica y el ejemplo de mrtires y santos, es decir desde la doctrina sobrenatural que corresponde al reino sobrenatural definitivo, tal como la han transmitido los que ms cerca se han encontrado del mismo, se puede valorar correctamente las virtudes paganas. Pero no se nos recomienda