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Medidas de investigación y conservación para la puesta en valor y uso social del yacimiento arqueológico de las Eras del Alcázar (Úbeda, Jaén) EXCMO. AYUNTAMIENTO DE ÚBEDA ÁREA DE URBANISMO MEMORIA FINAL Dirección: Rafael Lizcano Prestel Mª. Encarnación Gómez de Toro Mayo 2015

Eras del Alcázar de Úbeda-Medidas de investigación y conservación para puesta en valor-Memoria Final

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Medidas de investigación y conservación para la puesta en valor y uso social del yacimiento arqueológico de las Eras del Alcázar (Úbeda, Jaén) - MEMORIA FINAL

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Medidas de investigación y conservación para la puesta en valor y uso social del yacimiento arqueológico de las

Eras del Alcázar (Úbeda, Jaén)

EXCMO. AYUNTAMIENTO DE ÚBEDA ÁREA DE URBANISMO

MEMORIA FINAL

Dirección: Rafael Lizcano Prestel Mª. Encarnación Gómez de Toro

Mayo 2015

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Medidas de investigación y conservación para la puesta en valor y uso social del yacimiento arqueológico de las Eras del Alcázar (Úbeda, Jaén).

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Índice 0. INTRODUCCIÓN. 1. EL CONTEXTO URBANO. 2. PLANTEAMIENTO DE LA INTERVENCIÓN. 2.1. Investigación de apoyo a la difusión.

2.1.1. Área 2. 2.1.2. Área 3.

2.2. Conservación de apoyo a la difusión. 3. LA EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA. 3.1. Los antecedentes 3.2. El Área 3. 3.2. El Área 2.

3.2.1. Las tramas urbanas históricas 3.2.2. Las últimas fases prehistóricas.

4. Consolidación y reconstrucción del lienzo de muralla L-18. 4.1. El sistema de construcción de los lienzos y torres de la muralla. 4.2. Los trabajos de reconstrucción del lienzo de muralla L.18. 5. Bibliografía. Planimetría: PLANO 1.- Localización de la intervención. PLANO 2.- Áreas de intervención y superficies. PLANO 3.- Planta final Área 3. PLANO 4.- Ampliación Área 2. Planta final. PLANO 5.- Área 3. Complejos, sectores y estructuras. PLANO 6.- Ampliación Área 2. Complejos, sectores y estructuras. PLANO 7.- Matriz estratigráfica Área 3 y ampliación Área 2. PLANO 8.- Sector C1c. Sección Norte y Matriz estratigráfica.

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0. INTRODUCCIÓN.

A comienzos de 2010 el Excmo. Ayuntamiento de Úbeda a través del Organismo Autónomo Local de Políticas Activas de Empleo y en colaboración con el Área de Urbanismo, solicitó a la Consejería de empleo de la Junta de Andalucía un Taller de Empleo denominado Renacimiento III. Los objetivos de este taller se dirigían a retomar el cronograma de actividades recogidas en LAS ERAS. Proyecto de puesta en Valor y Uso Social del Patrimonio Arqueológico de Úbeda (Jaén). (LIZCANO et al., 2009) y que persiguen la materialización de los soportes físicos, las medidas y las acciones orientadas a la puesta en valor y uso social del patrimonio heredado del yacimiento arqueológico de las Eras del Alcázar.

La aprobación de la subvención para hacer realidad dicho taller supuso que de forma paralela, se implementara un programa de formación en investigación, mantenimiento y gestión, destinado al otro patrimonio, el de los futuros ciudadanos y futuras ciudadanas de Úbeda, incorporando de forma activa y comprometida a la sociedad en el proyecto de las Eras del Alcázar.

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Barrio del Alcázar

1. EL CONTEXTO URBANO.

El barrio histórico del ALCÁZAR es el más antiguo de la ciudad de Úbeda. La trama urbana actual se desarrolla dentro del perímetro del primitivo recinto amurallado medieval, el ALCÁZAR islámico. Desde su origen, este barrio ha constituido un área con total autonomía debido a diversos factores: el mantenimiento de su cota, elevada a modo de plataforma sobre el resto del casco; sus limitados accesos, condicionados por la ubicación de las primitivas puertas de la muralla y por la propia topografía.

Su borde norte y zona de conexión con el resto del Casco Histórico lo constituye la Plaza Vázquez de Molina, de escala y edificios monumentales y representativos de las grandes trasformaciones urbanísticas que se desarrollan en Úbeda a lo largo del siglo XVI. En 2003, el conjunto monumental de esta plaza junto con el de Baeza, se constituye en el

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núcleo urbanístico de la declaración conjunta de ambas las ciudades como Patrimonio de la Humanidad.

En el interior de este barrio encontramos un gran vació urbano que supera los 10.000 m², conocido como las ERAS DEL ALCÁZAR ya que hace unos 50 o 60 años se utilizaba como eras para la trilla del grano. En él, han desaparecido las trazas de su estructura urbana original, debido al progresivo despoblamiento sufrido por esta área a partir del siglo XVI.

Vista panorámica 360º de las Eras del Alcázar.

Topográficamente este espacio se configura en la cornisa Sur de la Loma, a 700 m

de altitud, como un espolón natural abierto hacia el Valle del Guadalquivir. Prácticamente todo su perímetro está delimitado por laderas con pendientes muy pronunciadas en las que aflora la base geológica constituida por areniscas y calcarenitas que alternan con delgados niveles de margas

La elección de este lugar para establecer asentamientos, estuvo determinada desde la primera ocupación, no solo por sus inmejorables condiciones de defensa natural y de los numerosos manantiales y reservas de agua subterráneas que existen, si no, además, por la privilegiada situación que mantiene sobre el territorio circundante. Será esta posición estratégica sobre las tierras más fértiles del Alto Valle del Guadalquivir, la que permitió y favoreció la implantación y el desarrollo de economías agrarias, además de un amplio, directo y efectivo control del territorio y de las rutas de comunicación e intercambio que lo vertebran.

La articulación de la Plaza Vázquez de Molina a lo largo del siglo XVI, supuso el acondicionamiento de unos espacios de terreras y vaguadas preexistentes, espacios libres necesarios para la defensa que separaban el recinto del Alcázar del resto de la ciudad. La vaguada de fuerte pendiente que se corresponde con la calle Prior Monteagudo constituye el límite occidental. El borde meridional y oriental lo forma la muralla y construcciones adosadas a ésta desde el exterior, muchas de ellas desaparecidas.

La accesibilidad del barrio es uno de los problemas más significativo. Solo las calles Almenas y Soledad Torres Acosta resultan relativamente aptas para el tráfico rodado, aunque los estrangulamientos existentes y la falta de continuidad de su trazado dificultan su funcionalidad. Los restantes accesos, la Cuesta de Carvajal y la Calle Alta del Salvador, con una escasa sección y fuerte pendiente, solo permiten una accesibilidad peatonal.

En su interior la estructura urbana del barrio se caracteriza por un viario estrecho e irregular junto a un parcelario y morfología urbana de origen medieval. El predominio de la

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vivienda unifamiliar entre medianeras, de una, dos y, en menor medida, tres plantas, y un caserío mayoritariamente constituido por arquitectura popular tradicional con la permanencia de algunas casas señoriales o casas hidalgas con portada, las más antiguas de los siglos XV y XVI, serían sus rasgos más significativos.

Paradójicamente, las Eras del Alcázar, a pesar de estar situadas a escasos 200 m del conjunto monumental renacentista focalizado en la Plaza Vázquez de Molina, de los valores ambiéntales de su paisaje urbano interior, del paseo de borde exterior que recorre la fachada histórica de la ciudad y la oportunidad de vistas, como esplendido mirador, hoy es una zona marginal de la ciudad, carente de dotaciones y de infraestructuras adecuadas. Sin embargo, la excepcionalidad y singularidad de este barrio reside en que bajo su superficie, unos 62.000 m², se localiza otro PATRIMONIO, más desconocido y olvidado, pero igual de relevante: un extenso yacimiento arqueológico cuyos restos de las sociedades del pasado que encierra, permiten tras su investigación y análisis, reconstruir la Historia de Úbeda desde sus orígenes hasta nuestros días.

En este sentido, uno de los aspectos que más nos interesa en el desarrollo del Proyecto Eras (LIZCANO et al., 2009), es el de convertir el yacimiento arqueológico en uno de los espacios más importantes de la Úbeda del futuro. Un espacio en el que los restos arqueológicos sean los protagonistas y los soportes de una infraestructura lúdica y de ocio, pero a la vez formativa y pedagógica que ofrezca un ámbito de uso cultural. Transformado en un bien cultural valorizado y activo, el yacimiento puede contribuir a la apertura y la integración de su entorno social al desarrollo turístico de la Ciudad Renacentista que ahora es visitable, dotando al barrio donde se inserta de un protagonismo crucial.

Se trataría de aportar un nuevo bien a la oferta patrimonial de Úbeda que enriquecería el atractivo de la Ciudad, al diversificar su propuesta hacia una nueva temática: la arqueología y la prehistoria.

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Panorámicas de las Eras del Alcázar. Mediados de los ochenta del pasado siglo.

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2. PLANTEAMIENTO DE LA INTERVENCIÓN.

Tras el marcado carácter secuencial de la intervención arqueológica llevada a cabo durante el año 2006 / 2007, centrada en fijar el TIEMPO de las distintas ocupaciones que se han sucedido en esta zona de la ciudad y de acuerdo con las directrices elaboradas para el programa de puesta en valor y uso social (LIZCANO et al., 2009), la intervención de 2011 se planificó para dar continuidad a los trabajos de investigación, consolidación y conservación del registro arqueológico, estableciéndose una serie de medidas correctoras destinadas a evitar la erosión y destrucción de estos bienes.

2.1. Investigación de apoyo a la difusión.

Los trabajos de investigación se han desarrollado en las denominadas Áreas 2 y 3 del yacimiento arqueológico de las Eras del Alcázar (ver Plano 2).

2.1.1. Área 2.

Los excelentes resultados del programa de excavación y análisis arqueométricos realizados en el año 2007, inciden en la necesidad de articular un programa de investigación de apoyo a la difusión que posibilite la creación de un soporte arqueológico extensivo en las Eras del Alcázar para enriquecer y completar la explicación secuencial de la excavación arqueológica ya ejecutada.

Aunque la campaña de excavación arqueológica de 2007 consiguió documentar un ámbito espacial extensivo de la planimetría de la Primera Trama Urbana de Úbeda entre la segunda mitad del IV Milenio a.n.e. y la primera mitad del III Milenio a.n.e., que facilita su explicación y exposición, no permitió disponer de un registro semejante respecto a las tres tramas urbanas que la suceden entre la segunda mitad del III Milenio a.n.e. y la primera mitad del II Milenio a.n.e., (LIZCANO et al., 2009; NOCETE et al., 2010). La complejidad estructural y diacrónica de un hábitat tan continuado como el de las Eras del Alcázar, con sucesivas superposiciones de viviendas, tumbas y otras estructuras, así como la intención de preservar sus restos para garantizar un nivel expositivo de los mismos, determinan que la superficie excavada en 2007 fuese insuficiente.

Puesto que el objetivo de estas excavaciones consiste en la explicación completa de su secuencia histórica y en su difusión “in situ”, mediante áreas extensas de tramas urbanas, se hacía necesaria la ejecución de una nueva fase de excavación en este sector de las Eras del Alcázar (ÁREA 2). Inicialmente, en el proyecto de intervención, se planteo una ampliación longitudinal del Área 2 de 32,50 m., con una anchura máxima de 4 m., (130 m²) dirigida a completar la información histórica y disponer de un espacio suficiente para materializar ámbitos arqueológicos visitables y compresibles de los principales niveles de las tramas urbanas de la Ciudad Renacentista y la Ciudad Prehistórica. Sin embargo, como consecuencia de las abundantes precipitaciones que se produjeron en la primavera del 2011, se produjo el hundimiento del vallado perimetral occidental que delimitaba el Área

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2, por lo que se optó por modificar la superficie de excavación adaptándose a la zona afectada alcanzando una superficie de 150 m².

Imágenes de la fractura y desplazamiento del zuncho del vallado perimetral. Abril 2011

2.1.2. Área 3.

Esta área de unos 387 m², con unas dimensiones máximas de 25 x 16 metros se sitúa al sur del Área 2. A pesar de estar contemplada su exploración e investigación durante la campaña de 2007, esta no pudo llevarse a cabo por problemas presupuestarios.

En esta área se recoge los momentos finales de ocupación del yacimiento, concretamente ocupaciones históricas de los siglos XV y XVI. Aunque las estructuras y niveles

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asociados constatados en el gran perfil estratigráfico son relativamente parciales, son lo suficientemente indicativos del proceso histórico que se sucede hasta comienzos del siglo XVI cuando se inicia el despoblamiento paulatino de esta zona del barrio del Alcázar. Su exploración nos ha permitido establecer una primera valoración de cómo se estructuran y desarrollan las tramas urbanas de estos últimos periodos.

Los niveles situados inmediatamente bajo los empedrados de las distintas eras, están constituidos por escombros que comienzan a acumularse tras el abandono y el deterioro progresivo de las edificaciones, aunque gran parte de los rellenos también proceden de aportes de otras zonas de la ciudad que serán utilizados para cubrir los pavimentos y restos constructivos de casas solariegas de época renacentista (restos de cimientos, suelos empedrados, zócalos de muros con alzados de tapial, bodegas cubiertas con bóvedas de cañón, pozos, etc.) y conseguir nivelar la zona que será ocupada por las eras de “pan trillar”.

Tras su exploración e investigación, y a tenor de la monumentalidad de las edificaciones y del estado de conservación de la trama urbana del siglo XVI, proponemos, de forma descendente y escalonada, una excavación sectorial que, dejando grandes áreas abiertas, profundice hasta alcanzar y conectar las tramas urbanas históricas con la más antigua registrada en el año 2007. Ello no solo reducirá los ámbitos espaciales de profundización, si no que permitirá establecer un recorrido fácil y comprensible de la superposición de las ciudades, garantizando su interpretación y facilitando su comprensión. Así, los/las visitantes podrán apreciar la evolución de la historia de la ciudad ascendiendo a través de amplios espacios constructivos.

Con esta intervención podrá comenzarse a materializar la percepción espacial de los dos niveles más monumentales de las Ciudades del Pasado:

La trama urbana renacentista (siglo XVI d.C.) La trama urbana y funeraria prehistórica del 1700 a.n.e.

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Restos constructivos renacentistas.

2.2. Conservación de apoyo a la difusión.

En ningún caso debemos olvidar nuestra responsabilidad en la conservación de los bienes exhumados en los procesos de intervención del patrimonio y, mucho menos, en un programa, como el presente donde estos se convierten en soportes y protagonistas de las experiencias informativas, formativas y lúdicas del programa de difusión. Por ello señalábamos la necesidad de ejecutar tres acciones de conservación dirigidas a la Difusión:

La primera acción fue dirigida a garantizar la conservación de los restos arqueológicos expuestos tras la campaña de 2007 y en especial el del gran perfil estratigráfico del yacimiento, el cual registra la secuencia arqueológica de las Ciudades Prehistórica y la planta más profunda que se corresponde con el inicio del asentamiento: Primera Trama Urbana. La preparación para la exposición de la secuencia diacrónica del yacimiento precisa de forma urgente la limpieza del perfil estratigráfico en toda su longitud; aproximadamente 114 metros lineales y unos 456 m² de superficie. Este posee enormes posibilidades desde el punto de vista expositivo ya que permite visualizar y explicar el proceso de formación del yacimiento y la evolución de las tramas urbanas que se han sucedido hasta la actualidad desde sus orígenes a mediados del IV Milenio a.n.e.

Para articular las medidas de conservación debemos asumir tanto las necesidades de su preservación, como la de su futura instrumentalización como soporte para conocer e interpretar la Historia de la Ciudad. Para ello proponemos dos actuaciones: La primera debe articularse sobre la base de su inmediata conservación, a fin de evitar su deterioro por agentes erosivos como viento y lluvia, dada su

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potencia, verticalidad, dimensiones, carácter deleznable e inclusión de restos orgánicos. La segunda debe articularse sobre la base de su inmediata consolidación con medios eficaces, reversibles y transparentes que permitan su visualización directa, dado que perseguimos su instrumentalización como soporte expositivo en el futuro Centro de Interpretación de Las Eras del Alcázar. Todo ello permitirá: Frenar el proceso erosivo de la pendiente abordándolo en su punto de arranque, para aumentar las medidas de protección del sitio (conservación). Ampliar el área expositiva con plataformas que multipliquen las medidas de difusión y ofrezcan la posibilidad de interpretar áreas de trama urbana significativas de los distintos periodos de la Historia de la Ciudad (difusión).

Trabajos de mantenimiento y refuerzo de la cubierta provisional del gran perfil estratigráfico.

La segunda acción se dirigió a la limpieza manual del área visitable del yacimiento eliminando brozas y desechos acumulados durante los últimos años para proceder a la consolidación de las estructuras arqueológicas que

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ocupan las Áreas 1, 2 y 4 investigadas en 2007. Las escorrentías provocadas por las lluvias han afectado a la integridad de estas estructuras, produciendo perdidas de aglomerantes y mampostería por la erosión. Respecto a las técnicas y métodos de consolidación de las estructuras realizadas en piedra se proponía su consolidación con morteros imperceptibles y, en su caso, anclajes metálicos perpendiculares e imperceptibles, siguiendo los criterios y sistemas empleados en yacimientos arqueológicos de cronologías similares (Millares, Galera, etc.). En este nivel de ejecución, no se realizarían restituciones o realzado de las estructuras. Entre las diferentes estructuras se encuentran muros de edificaciones de época medieval y moderna, alguno de ellos con alzados de tapial y enlucidos con yeso, pavimentos de yeso, empedrados, pozos… y restos de estructuras prehistóricas como zócalos de cabaña formados por varias hiladas de piedra, fosas de almacenaje, estructuras subterráneas excavadas en el sustrato geológico, hogares, etc. Los trabajos estarán dirigidos a evitar la perdida de alzado de estas construcciones y la degradación de los elementos construidos con adobes, barro, tapial, etc. En el caso concreto de las estructuras subterráneas excavadas en las margas y arcillas expansivas que forman la base geológica, las patologías se producen como consecuencia de la alteración de la humedad y la posterior exposición al aire tras el proceso de excavación de sus rellenos. Los cambios de humedad y temperatura ocasionan la desecación de estos materiales, produciéndose la disgregación por expansión de las margas y arcillas. Para evitar estos efectos, y en espera de un proyecto global de restitución y puesta en valor específico para estas estructuras, se procederá al sellado completo de esta área como medida mas eficiente de conservación. El procedimiento consistió en la cubrición con fieltro geotextil y posteriormente relleno con tierra sobre la que se superpuso una capa de 15 cm. de grava.

Área 1 tras el proceso de excavación en 2007. Estado actual tras su cubrición.

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Desarrollo de los trabajos de cubrición del Área 1 y preparación de drenajes.

La tercera acción se ha dirigido a implementar las medidas de adecuación del área visitable del yacimiento centrándose en dos importantes aspectos:

• El primero, establecer una zona de canalización y drenaje de las

escorrentías que periódicamente se generan a consecuencia de las lluvias, reduciendo sus efectos erosivos sobre los estratos de base del gran perfil estratigráfico debido al embalsamiento de las aguas. Para ello, se pavimento la zanja abierta en el año 1996, canalizando y dirigiendo las aguas hacia los pozos de drenaje de época medieval que se distribuyen paralelos al perfil. De esta forma, y una vez cubiertos los restos estructurales de la primera Trama Urbana de inicios del III Milenio a.n.e., registrada en el Área 1, se procedió a regularizar y nivelar la plataforma de la terraza inferior creando una plataforma que permitirá organizar y estructurar los recorridos explicativos de la secuencia estratigráfica del yacimiento.

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Estado actual terraza inferior.

• El segundo se centro en acondicionar el acceso principal, corrigiendo el desnivel existente al inicio de la rampa mediante plataformas de piedra dispuestas a modo de bancales.

Estado actual entrada principal y acceso a la rampa.

La cuarta acción fue planteada para desarrollar las medidas en materia de seguridad dadas las características expositivas del sitio y de los restos arqueológicos por el momento visibles. La disposición de las áreas excavadas en terrazas longitudinales con un desnivel superior a los 4 metros, permite estructurar las visitas guiadas en dos grandes itinerarios distribuidos en las dos grandes terrazas y en el gran perfil estratigráfico que las diferencia (ver planos 3 y 4 Proyecto de Intervención). Con este fin, desarrollar y completar las medidas de seguridad, de conservación y de difusión, fue elaborado en mayo de 2013 por parte de los servicios técnicos del Área de Urbanismo del Ayuntamiento de Úbeda, el Proyecto básico y de ejecución denominado: Medidas de conservación y puesta en valor del yacimiento arqueológico de las Eras del Alcázar en

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Úbeda (Jaén). Este proyecto, con una dotación económica de 60.000 €, con cargo a los presupuestos municipales de 2012, recogía las necesidades expresadas por el Ayuntamiento de Úbeda para el acondicionamiento y puesta en valor del yacimiento arqueológico consolidando y favoreciendo el acceso a las futuras visitas guiadas. Concretamente se actuaba en la plataforma superior del área hasta la fecha investigada, recuperando las antiguas eras y las estructuras y restos arqueológicos que se sitúan en esta zona y venía a completar las acciones que se habían iniciado en el año 2011 por el Taller de Empleo Renacimiento III. Por decisión estrictamente política, dicho proyecto aun no ha sido licitado para su adjudicación y ejecución, por lo que se adjunta dicho proyecto en soporte digital para su valoración por parte de los servicios técnicos de la Delegación Territorial de Educación, Cultura y Deportes y Dirección General de Bienes Culturales.

Barrio del Alcázar años 50 siglo XX. Puede apreciarse los límites de las distintas eras que se

situaban en su interior

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3. LA EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA.

3.1. Los antecedentes

En la zona del yacimiento que se ha centrado la investigación, hacia el 1700 a.n.e., la sucesión de restos prehistóricos se interrumpe de forma drástica debido a una profunda reordenación urbanística del siglo IV d.n.e., (312 ± 130 Cal. Dir.) en época del Emperador Constantino.

Tras ella, se inicia un rápido e intenso proceso de superposición de las diferentes tramas urbanas medievales (islámica y cristiana) hasta alcanzar el urbanismo renacentista. Este proceso se caracteriza por una rápida e intensa sustitución de estructuras y sedimentos. Es decir, cada nueva ocupación conlleva una nueva reordenación del espacio que se traduce en la destrucción y prácticamente desaparición de las construcciones que de la trama precedente. En el plano, esta dinámica se expresa en una sucesión de restos de estructuras, (tumbas, muros, pavimentos, pozos, fosas, sótanos…), en el mejor de los casos reutilizados en las nuevas construcciones, aunque en la mayoría quedan totalmente desconectados y aislados de sus contextos originales1.

A comienzos del siglo XVI (1507) se hace efectiva la demolición del Alcázar ordenada en 1503 por los RR.CC. debido a los problemas que planteaban las continuas luchas nobiliarias que pugnaban por imponer su hegemonía en la ciudad, llegando a enfrentarse al poder real.

Las fuentes documentales no especifican el alcance de esta demolición. Teniendo en cuenta la gran extensión del Alcázar y la información que ofrecen las estratigrafías que se han obtenido en las diferentes zonas excavadas (LIZCANO et al., 2009; MONTILLA et al. 2006, BARBA et. al. 2004; SANGUINO, 2001; RUIZ FUENTES, et al.1999; HORNOS et al., 1987, SÁNCHEZ, 1985; VAÑÓ, 1962 y 1963), la mayor parte de trama urbana no se vio afectada. De hecho, aun permanecen en el tejido urbano actual casas señoriales fechadas en los siglos XV y XVI. Por tanto, parece evidente que la demolición tuvo un carácter eminentemente táctico al centrarse en la eliminación de las principales puertas de acceso y lienzos próximos a estas, localizadas en la zona norte del recinto, y en las construcciones de interés militar de su interior, eliminando de manera efectiva la posibilidad de controlar el Alcázar y de utilizarlo por la nobleza local como símbolo y baluarte de poder.

A raíz de esta coyuntura histórica, la población fue reduciéndose en beneficio de

otras áreas urbanas. La trama urbana renacentista que no fue demolida y situada bajo las actuales eras, progresivamente fue abandonándose y sus restos (fundamentalmente la piedra de mejor calidad) sirvieron de cantera para la construcción de nuevos edificios al exterior del Alcázar.

La excavación del Área 3, nos ha permitido comenzar a registrar y conocer el desarrollo de estas últimas fases de este largo proceso que se inicia hace casi 6.000 años.

1 Un ejemplo muy gráfico y que nos indica el importante grado de alteración producido, se registra en el primer aterrazamiento. A escasos centímetros de la superficie actual, se constata una importante concentración de tumbas del primer cuarto del II Milenio a.n.e, aisladas y desconectadas de las unidades habitacionales y contextos domésticos a los que estaban asociadas (LIZCANO et al., 2009).

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3.2. El Área 3.

Inicialmente, la excavación de esta área estaba planteada para explorar una superficie de 350 m² de la plataforma superior, bajo los empedrados que constituían las antiguas eras. Debido al desplazamiento y fractura del zuncho que servía de cimiento al antiguo vallado que cerraba la zona de excavaciones en su perímetro occidental, se realizó una ampliación hasta alcanzar los 418 m². (Ver Plano 3).

Toda esta superficie esta ocupada por restos de cimentaciones y zócalos de muros de mampostería, pavimentos y bodegas que definen distintas estancias de una gran casa solariega fechada en el siglo XVI, (Grupo Estructural I), construida sobre los restos de edificaciones precedentes que pueden fecharse a lo largo del siglo XV.

Por lo general estas grandes casas, aunque de menores dimensiones, se asimilan al palacio, manteniendo unas características semejantes a éste en cuanto a la existencia del patio central con galerías adinteladas con zapatas de madera.

Las características constructivas se resumen en la utilización de grandes muros de carga de mampostería sobre los que se alzarían paramentos de tapial y sillares en esquinas y en basamentos. Los forjados son siempre de madera y las cubiertas inclinadas de teja árabe. Las fachadas frecuentemente están enlucidas y encaladas aunque, a medida que la casa gana en importancia, predomina la sillería vista. El macizo impera sobre el hueco, siendo éstos a veces muy anárquicos en las casas más antiguas.

En el caso que nos ocupa, no se ha obtenido la planta completa de esta casa puesto que su superficie sobrepasa los límites del área que hemos excavado. Además, su extensión hacia la zona oriental, fue arrasada durante las explanaciones y aterrazamientos. Por tanto, contamos únicamente con diversas estancias y espacios abiertos que para su descripción hemos agrupado en Complejos Estructurales (en adelante CE).

A juzgar por los tipos de pavimentos que no han sido desmantelados (materiales empleados y calidad en su ejecución), contextos y posición espacial de las distintas dependencias, estaríamos en la zona de la casa destinada al almacenaje en bodegas (fundamentalmente aceite y/o vino), a acoger instalaciones para la transformación de productos agrícolas como lagares, áreas para guardar los aperos de labranza, establos, corrales, jardines y/o huertos interiores.

La zona residencial y, digamos, más noble de la casa, se desarrollaría hacia el oeste donde, siguiendo el esquema tipológico de estas edificaciones, se situaría el patio principal que por lo general ocupa una posición central, con doble galerías en las que se distribuyen las habitaciones principales. La fachada con portada, mantendría una alineación similar a la que presenta la actual calle Foso aunque, por las dimensiones que mantiene esta edificación, superaría esta alineación hacia una calle o plaza mucho más antigua hasta el momento no documentada.

Hacia el este, y como hemos señalado, la destrucción provocada en el año 1996 impide conocer como se articulaba el edificio con la muralla que protegía el perímetro oriental del Alcázar.

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El proceso sedimentario que se ha registrado en los sectores meridional y oriental

del perímetro amurallado del Alcázar (HORNOS et al., 1987; LIZCANO et al., 2009), puede obedecer precisamente a su especial situación con respecto a la muralla, es decir, un espacio sin construcciones con una clara función militar. No obstante es difícil confirmar este aspecto debido a la ausencia de excavaciones extensivas, pero la información estratigráfica que nos llega de la intervención de 1985, señala que los niveles y estructuras que pueden ser consideradas residenciales, fechados entre los siglos XV al XVII, llegan a adosarse a los lienzos de muralla (Corte 1, HORNOS et al., 1987:199), o se superponen a elementos de fortificación medievales mucho más antiguos (caso del Corte 2, HORNOS et al., 1987:200),

Las características de esta estratigrafía indican que, al menos hasta el siglo XIV, la zona junto a la muralla medieval, es un espacio sin construcciones. Será a partir del XV cuando comienza a producirse la ocupación de estos espacios con edificaciones residenciales que, en algunos casos, pudieron adosarse a las murallas. No obstante la presencia de estas construcciones no perdura mucho en el tiempo como revela el sellado de estos niveles con paquetes de escombros que cubren las construcciones de los siglos XVI y XVII hasta alcanzar la rasante actual del terreno. En este sentido, es muy revelador el vació urbano que presenta en la actualidad el barrio del Alcázar.

Por tanto, podemos señalar que desde el siglo XVII hasta la actualidad, y a excepción del grupo escolar “General Saro”, construido en la década de los años 20 del pasado siglo, y a una ocupación puntual de la zona oriental de las Eras del Alcázar, durante las décadas de los años 70 y 80, con cinco grandes módulos de casas prefabricadas, este espacio ha permanecido libre de construcciones.

Grupo Escolar “General Saro” en construcción. Año 1926.

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Ortofoto de 1983 y panorámica de los módulos de casas prefabricadas en las Eras del Alcázar.

Los restos constructivos registrados en el Área 3, se ordenan en ejes ortogonales

orientados SO → NE y SE → NW. La zona central del área excavada está ocupada por una gran crujía con unas dimensiones máximas de 19 x 3,75 m., delimitada al este y oeste por dos grandes muros de carga longitudinales (estructuras E.3-23 y E.3-24), y al sur y norte por los muros de carga transversales E.3-7 y E.3-59, cubriendo una superficie de 71,25 m². En torno a esta crujía se distribuyen diferentes estancias y espacios abiertos. (Plano 3).

Planta General del Área 3.

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En lo que respecta a la estructura E.3-23, solo se conservan a nivel de cimentación, de unos 15,00 m de longitud por 0,60 m de espesor medio. Este muro constituye el lado oriental de la crujía en cuyo interior se desarrollan los CE. IX y X. Su extremo meridional el trazado del muro se interrumpe para formar la jamba de un acceso que comunica los CE. VII y IX. El límite norte del trazado se establecería en la unión en esquina con el muro E.3-59 trabando los mampuestos.

Este zócalo sólo conserva su cimentación puesto que su alzado fue totalmente desmantelado tras el abandono de la edificación. Su construcción seguiría el mismo sistema y aparejo: un zócalo de mampostería concertada dispuesta a soga que, por lo general, desarrolla su alzado en planta baja. Sobre este zócalo se levanta el resto del paramento a base de tapiales de tierra y cal. Para la regularización de las distintas hiladas, es frecuente la utilización de fragmentos de tejas, ladrillos y pequeñas piedras.

En cuanto a la estructura E.3-24, su trazado paralelo al anterior y con una longitud de 18,81 m por 0,67 m de espesor medio, formaría el lado occidental de la crujía. Su paramento occidental sirve de cierre a los CEs. 3-VIII, 3-XIV, 3-XVI y 3-XIII. Los límites de esta estructura quedan definidos por los restos de muros de carga que constituyen los lados norte y sur de la crujía (estructuras E.3-59 y E.3-7 respectivamente). El zócalo sobre el que se levantaría el paramento de tapial, es similar al anterior: mampostería concertada constituida por piedras de pequeño y mediano tamaño, entre las que aparecen inclusiones de sillares o fragmentos de estos de arenisca, trabados con tierra.

La estructura E.3-7, con un alzado máximo conservado de 1,03 m en su extremo más oriental, forma, junto con la estructura E.3-8, la esquina sureste de la crujía. Debido a su longitud, este muro de carga entra a formar parte de los CE. 3-VI, 3-VIII y 3-IX como pared medianera para cada uno de ellos.

Los restos de la estructura E.3-59, un zócalo de muro rectilíneo con dirección oeste - este y unas dimensiones de 4,50 m de longitud y 0,65 cm. de espesor, se engarza en su extremo oriental con la E.3-60, formando la esquina sureste del CE. 3-XII, aunque, tras la unión su trazado se prolonga hacia el este, formando un pilar de refuerzo rectangular de 80 x 65 cm. En cuanto a su extremo occidental, la estructura se engarza al muro de carga E.3-24 y forman la jamba oriental del acceso a una de las bodegas del edificio (CE.3-XII). Su cara septentrional esta delimitada por la E.3-39 a la que sirve de apoyo.

En función de la compartimentación interior y de los contextos registrados, distinguimos dos Complejos Estructurales dentro e esta crujía: CEs. 3-IX y CE. 3-X.

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CE. 3-IX

Panorámica complejo estructural CE. 3-IX

Este complejo constituye una habitación con una superficie de 22,30 m², y unas

dimensiones máximas de 4 x 5,35 que funcionaría a modo de zaguán al CE.3-X.

Esta delimitado al norte por la estructura E.3-18, de 4,00 m de longitud por 0,30 m de espesor, que actúa como cerramiento (un tabique) entre los CE. IX y X. Esta pared o tabique, se realiza con mampostería ordinaria de pequeño tamaño y, su asiento se realiza con ripio y mortero de yeso. El tabique quedaría posteriormente enlucido con yeso. Probablemente, en su extremo más oriental se localizaba el acceso entre ambas estancias que, en planta, viene marcado por una losa plana de 86 x 26 cm., aunque el escaso alzado y estado de conservación impide asegurarlo.

Al este y al sur, el complejo queda delimitado por los muros de carga E.3-23/3-8 y E.3-7, mientras que al oeste lo hace el muro de carga E.3-24.

Adaptándose a las dimensiones de la estancia, el pavimento (E.3-14), lo constituye un empedrado de cantos de pequeño tamaño en su mayor parte, con una distribución en cajones paralelos, longitudinales al eje mayor de la estancia que oscilan entre 0,67 y 1,18 m., de anchura.

La entrada principal al complejo, y podemos decir a la crujía, se realiza a través de un vano (E.3-15) próximo a la esquina SE de la crujía, que se articula en la unión en esquina de los muros de carga E.3-8 y E.3-23. Esta puerta comunica los CEs del interior

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Memoria final de la intervención 23

con un gran espacio abierto, situado al este, que se estructura como un gran patio trasero de la casa (CE.3-VII).

Las dimensiones del vano, (1.00 x 0,60 m.), son similares a la anchura que mantienen los cajones del empedrado E.3.16A que pavimentan el CE. 3-VII y que, en este punto, definen en planta un corredor que desemboca en el umbral de entrada. El umbral, del que sólo se conserva la huella dejada por la losa de piedra, mantiene el mismo espesor de los muros. De esta puerta se ha conservado únicamente la jamba meridional, con un alzado 1.01 m, construida con un aparejo de sillares de arenisca reutilizados y dispuestos a soga que posteriormente fue enlucido con mortero de yeso. Podemos destacar que esta puerta fue posteriormente taponada, al menos parcialmente, como indican los mampuestos que se adosan a la jamba meridional (E.3-15A).

CE. 3-X

Este complejo se desarrolla en el resto de la crujía. Las distintas zonas y estructuras que lo forman, su distribución y sus características constructivas, nos llevan a identificar a este espacio con un área interna de la casa destinada a la producción de vino. En Úbeda no es extraña la existencia de lagares destinados a una producción eminentemente doméstica.

El vino que no es de tan buen gusto, tan aromático, de tanto vigor ni tan espirituoso como otros, se almacena en grandes vasos ó tinajas. La elaboración de este art. ni es esmerada, ni es prolija, ni se hace con los conocimientos que en otras partes han elevado nuestros vinos á un grado de escelencia que los hace apetecibles en los mejores banquetes estranjeros. Antes de pisar la uva no la espurgan de la parte leñosa que contiene; y del mismo modo que se corta de las vides y la encierran en banastas de mimbres ó capachos de esparto, asi la arrojan al saraiz, que

Detalles de la puerta del CE.3-IX.

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alli llaman, ó sea lagar según otros. La uva es muy acuosa, la denominan cirial y la mezclan con olra clase que no rinde tanto caldo y es mejor para hacer vino, y se titula en todas partes Jaén, estrayendo un líquido tan poco espirituoso como abundante. Los álcalis que tanta fuerza dan al vino en todas partes, aquí los desperdician: por eso no se conserva este artículo mas de un año ó dos, ni se esporta para el estranjero, ni aun para las prov. confinantes, porque suele corromperse. Los cosecheros queman y convierten en aguardiente el sobrante y el que no puede durar tanto como apetecen, y es de una cosecha para otra. Lástima es que este ramo de tanta riqueza no se cultive con la inteligencia que en otras parles; y mas lástima aun que se prefiera la clase de uva cirial, tan acuosa, en vez de plantar otra que careciendo de esta cualidad, tuviera mas azúcar, pues está probado que lo mismo fructifica la moscatel y otras uvas delicadas, como lasque ahora conocen los moradores de la prov. A pesar de esto, el vino de la prov. de Jaén si se custodia en pipas y se le beneficia, dura mas de 2 años: sobre todo tiene la gran ventaja de ser muy simple y de un sabor agradable, porque carece de composición; asi es que se bebe mucho, razón porqué se esporta poco, rara vez embriaga, y no envilece á los consumidores esponiéndoles á la befa pública, y deprimiéndolos, cual acontece en otras prov.2

Todo el relleno que sella las distintas estructuras del complejo esta constituido por un

importante derrumbe de piedras, placas y revoltones de yeso con improntas de cañizo y material de construcción, fundamentalmente tejas, que sin lugar a dudas, procede del desplome de la cubierta de la sala.

La primera zona del CE. 3-X la constituyen dos espacios de diferentes dimensiones, pero muy similares en cuanto a sus características constructivas y al hecho de que ambos forman parte de una sala en la que se articulan dos accesos en los muros norte y sur que delimitan y cierran interiormente este CE.

La primera de estas zonas se pavimenta con un empedrado (E.3-21) realizado con cantos de tamaño variable y disposición irregular, con unas dimensiones de 7,93 x 3,28 m, delimitado al oeste por la estructura E.3-20 y, al este, por el muro de carga E.3-23. En el lado sur, el pavimento se extiende hasta el tabique E.3-18, mientras que al norte, la delimitación con el siguiente espacio, también empedrado (E.3-45), se realiza a partir de una línea maestra entre ambos. La superficie total de la estancia es de 28,50 m².

2 PASCUAL MADOZ, 1859: Diccionario Geográfico – Estadístico – Histórico de España y sus posesiones de ultramar. Tomo XV.

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Los cajones que forman el empedrado (E.3-21), se organizan a partir de dos líneas maestras principales dispuestas en diagonal y con un ángulo de 45º, que arrancan desde las esquinas sureste y noreste de este espacio. Estas maestras buzan y convergen en la E.3-47, un sumidero que se sitúa al este, desplazado con respecto al eje central del espacio y hacia donde se canalizaría las escorrentías producidas por las actividades que se realizan en la estancia. A partir de estas dos maestras, se configuran tres grandes cajones triangulares que, a su vez, son subdivididos en cajones menores de forma trapezoidal por la disposición de líneas secundarias perpendiculares a las primeras.

En cuanto a la estructura E.3-20, esta construida con mampuestos ordinarios trabados con tierra y cal, posteriormente enlucidos con yeso tanto la coronación como la cara oriental. Se trata de un muro de unos 50 cm. de altura por 0,55 de espesor que se adosa, en todo su desarrollo (12 m de longitud), a la cara oriental del muro de carga E.3-24. Esta estructura parece haber funcionado como un gran banco corrido en el lado occidental de la habitación en una combinación de mampostería enlucida y encalada. En este sentido apunta el acabado enlucido de los mampuestos que forman la cabeza de la estructura que son regularizadas con fragmentos de tejas y una capa de yeso de varios centímetros de espesor. Desconocemos si la coronación del banco presentaba algún acabado con losas de piedra.

En ambos extremos este banco (norte y sur) se engarza a las estructuras E.3-41 y E.3-18 respectivamente (dos tabiques cuya fábrica es muy similar, constituida también por mampuestos ordinarios trabados y enlucidos con yeso).

CE.3-X. Primera estancia

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Estructura E.3-20.

Además de este banco, en la parte oriental de este primer espacio, encontramos tres estructuras menores:

La estructura E.3-22, constituye los restos de una tinaja o de un decantador para recoger el mosto de la prensa, similar a los que se han documentado en Úbeda en distintas cantinas o bodegas. Su anclaje se realiza encastrando la base cónica en el empedrado E.3-21que rodea todo su perímetro a excepción de su cuadrante norte, donde se adosa un sillar de arenisca rectangular de 60 x 36,5 cm., que también se encuentra encastrado en el empedrado. En el otro extremo de la habitación, y prácticamente paralelos a este sillar, encontramos otros dos sillares rectangulares: el primero de 42 x 26 cm., y la impronta dejada en el yeso que lo trababa de un segundo sillar de las mismas dimensiones. El recipiente conserva un alzado de unos 30 cm. y un diámetro máximo de 67 cm. El decantador se encuentra desplazando del centro de la habitación, prácticamente adosado al muro de carga E.3-23 que forma el cierre oriental del complejo y junto al sumidero E.3-47. Este se sitúa a escasos centímetros del recipiente, en su cuadrante occidental, protegido con una losa de arenisca circular fragmentada, de unos 35 cm. de diámetro (E.3-47).

Estructura E.3-22.

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Memoria final de la intervención 27

Por último, la estructura E.3-48, son los restos de una barra de hierro de unos 4 cm. de diámetro embutido también en el empedrado E.3-21. La posición que ocupa dentro del CE, nos hace plantearnos que su función sería la de anclar alguna de las partes de una estructura que formaba parte del sistema de prensado.

Estructura E.3-48.

La segunda zona del CE.3-X, también presenta planta rectangular con una

superficie en torno a 10,40 m², aunque sólo se conserva algo menos de 3,90 m² del pavimento de cantos (E.3-45) que básicamente define esta estancia. Como la anterior zona, esta delimitada al oeste por el banco corrido E.3-20 y, al este, por el muro de carga E.3-23. En el lado norte, este segundo espacio se cerraba por un tabique de unos 40 cm. de espesor (estructura E.3-41), que prácticamente ha desaparecido y del que solo se conserva restos de su arranque realizado con mampostería ordinaria realizada de mediano tamaño cogida con mortero de yeso. Al sur, como señalamos, la diferenciación de este empedrado con el anterior (E.3-21), queda marcado por una línea maestra entre ambos.

El suelo empedrado se realiza con cantos rodados de tamaño variable y disposición irregular, repitiendo el mismo esquema que la anterior zona: cajones distribuidos a partir de dos líneas maestras principales dispuestas en diagonal, con un ángulo de 45º que arrancan desde las esquinas sureste y noreste de la habitación, y que buzan y convergen en la estructura E.3-46, un segundo sumidero o pozo embutido en el pavimento que aparece taponado con una laja plana. Se encuentra también

desplazando del centro de la habitación y en línea con el anterior (E.3-47), lo que sugiere un conducto de desagüe común. A partir de estas dos maestras se configuran dos cajones triangulares y un espacio poligonal que se adosaría al muro de carga E.3-23.

CE.3-X. Tercera estancia

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La última zona del CE.3-X es un área rectangular de 4,00 x 2,00 m, definida por un pavimento de cantos de tamaño variable y disposición irregular (E.3-40). Los cajones se distribuyen a partir del eje principal del espacio, marcado por una línea maestra central. De esta forma se articulan dos grandes cajones longitudinales orientados en sentido NW - SE de 1,00 x 4,00 m.

Estructura E.3-46.

Esta zona se encuentra elevada aproximadamente unos 10 cm. sobre el resto del complejo. Probablemente constituía un espacio que permitía el transito y el trasvase del producto obtenido en las estancias anteriores (donde se realizaba el prensado o la molturación), al área de almacenaje situada inmediatamente al norte. Nos referimos al CE. 3-XII, una bodega cubierta con bóveda de cañón. Así, en la esquina sureste, la parte del empedrado que se adosa a la cara norte del tabique E.3-41, se sitúa un pequeño escalón que marca la localización de la puerta entre el referido tabique y el muro de carga E.3-23 que permitía conectar ambos complejos estructurales.

CE.3-XII

Panorámica general del CE. 3-XII.

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El Complejo Estructural 3-XII se sitúa inmediatamente al norte del CE. 3-X, Se trata

de uno de los sótanos o bodegas de la vivienda destinada al almacenaje de diferentes productos; especialmente vino y aceite. Estos espacios, muy frecuentes en las casas de Úbeda a partir del siglo XIV, son conocidos popularmente con el nombre de “cantinas”. La construcción de sótanos o bodegas, independientemente de si están cubiertas con bóveda de piedra o por forjados de madera, se realiza de forma similar. Tras excavar la superficie que va a ocupar el sótano en el sustrato precedente, se construyen los muros de carga en todo su perímetro para portar el forjado o el arranque de la bóveda, por lo general de cañón, aunque también se constatan bóvedas apuntadas pertenecientes a edificios más antiguos que pueden fecharse desde la segunda mitad del XIII hasta comienzos del siglo XV. En ocasiones, aunque este no es el caso, los cimientos de los muros de mampostería que forman las paredes interiores de la cantina, no arrancan desde la base de la planta excavada, sino que se disponen sobre un entalle o escalón que se realiza a una altura determinada en el sustrato de areniscas y calcarenitas. De esta forma se establece un “zócalo geológico” formando parte del paramento interior de la cantina

La superficie de este espacio de almacenaje que ha podido ser documentada es de

31,29 m² (5,90 x 5,52 aproximadamente) y se corresponde con la parte final del sótano cuyo cierre, al este, se realizaba a través del muro E.3-60, desarrollándose hacia el oeste fuera del límite del Área 3. De este muro de cierre se ha documentado un tramo de 4,43 m de longitud y 85 cm. de espesor medio, con un alzado máximo registrado de 60 cm. El extremo norte de este muro queda engarzado en su alzado oriental al pilar E. 3-63 que actúa como un contrafuerte exterior del cierre oriental de la cantina. Su extremo meridional se engarza al muro E.3-59, constituyendo la esquina interior del CE.3-XII.

El acceso a la bodega se realiza desde el CE.3-XIII a través de la estructura E.3-37, una caja de escaleras de planta rectangular que se dispone perpendicular al eje mayor de la bodega con unas dimensiones de 1,35 x 2,00. El desnivel máximo que ha podido ser documentado es de 1,10 m., ya que no se ha llegado al suelo de la bodega, repartido en 7 escalones compuestos cada uno de ellos por tres sillares de arenisca de mediano tamaño y dimensiones variables. Se encuentran trabados con morteros de tierra y cal. Las huellas oscilan entre los 24 y 33 cm., y las tabicas presentan una altura media de unos 15 cm.

En cuanto a la estructura de la caja de escaleras se articula a partir del muro de carga E.3-24 que formaría la pared oriental y un pequeño muro, paralelo al anterior, E.3-36, de 1.55 de longitud y 60 cm. de espesor conservado. El alzado oriental de este muro constituye la pared oeste del tramo de escaleras y, probablemente, quedaba enrasado con el pavimento del CE. 3-XIII, ya que se trata de un muro cuya función principal es la de separar y no recibir más carga que la producida por su propio peso. Muestra un aparejo ligeramente enripiado por hiladas, con fábrica de piedras dispuestas a soga y mampostería concertada.

En su extremo septentrional, los muros E.3-36 y E.3-24 se engarzan a los muros que definen el lado meridional de la bodega (E.3-35 y E.3-

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59), formando las jambas del acceso al sótano. Sobre estos dos muros, a través de un rebaje longitudinal en el paramento interno, cargan los salmeres de la bóveda. Este aspecto constructivo queda visible en el lado occidental de la caja de escaleras, puesto que el paramento de mampostería se sustituye por sillares de arenisca cortados para recibir el desarrollo de la rosca.

Respecto a la bóveda, solo se conserva los restos del arranque con un alzado máximo de 1 m aproximadamente (Estructuras E.3-38 y E.3-39) que, en planta, aparecen adosados a los muros de carga meridionales. La bóveda de cañón, de mampostería ordinaria, estaba construida por capas normales al intradós que llegan al trasdós con un espesor medio de unos 25 cm. Los mampuestos son de pequeño tamaño y su asiento se realiza con ripios y mortero de yeso. El interior de la bóveda quedaría enlucido con yeso. En el lado norte, solo ha podido registrarse los restos del arranque de la bóveda en un tramo de 3,35 m., (Estructura E.3-61) debido a una peor conservación y a la excavación parcial de este espacio.

CE.3-VII

Panorámica general del CE. 3-VII.

El Complejo Estructural VII se sitúa al este de la crujía central. Desgraciadamente,

las explanaciones realizadas en 1996 hicieron desaparecer la mayor parte de las estructuras que lo articulaban, por lo que solo se ha podido documentar una superficie de 28,57m² (12,70 x 2,85 m.). Esta circunstancia ha determinado que la información relativa a su extensión y su función quede muy sesgada.

Creemos que los restos estructurales que se han conservado formaban parte de un espacio abierto; un gran patio interior del edificio en torno al que se distribuirían distintas dependencias: cuadras para albergar a los animales usados en las labores agrícolas y los

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aperos de labranza, almacenes para la paja y el grano, habitaciones para trabajos artesanos, etc.

Originalmente este espacio estaba pavimentado con un empedrado de factura muy cuidada y de gran calidad realizado con cantos de pequeño tamaño y de tonalidad rojiza. La distribución del empedrado se realiza a partir de extensos cajones longitudinales de 1m., de anchura alineados en dirección S → N, paralelos al muro de carga E.3-23/3-8. A su vez, estos cajones quedan enmarcados al sur (E.3-16A) y al norte (E.3-16B) por otras series de cajones perpendiculares en dirección E → O. A diferencia del extremo norte, donde se desarrollan dos cajones de empedrado, en el lado sur, los cajones registrados son cuatro y, probablemente, se extendían sobre parte del espacio ocupado por la bóveda que cubría el Complejo Estructural 3-II. De hecho, en este punto, se interrumpe la continuidad del empedrado y se registra una importante remoción de la superficie con el objeto de desmantelar la bóveda de piedra y reutilizar el material.

Sobre este pavimento, o delimitándolo, se ha podido constatar los restos

pertenecientes a dos estructuras que formarían parte de la estructura y organización de este patio:

La primera es la E.3-17. Se trata de una estructura construida sobre el pavimento E.3-16A. Conserva un alzado de 0,55 m., y unas dimensiones máximas de 1,57 x 1,87 m. El cuerpo principal tiene planta cuadrangular y se dispone paralelo al muro E.3-8 formando un estrecho pasillo de unos 45 cm., que se amplia ligeramente al presentar un entalle hacia su interior. El suelo de este “pasillo” esta enlucido con una capa de yeso de unos 5 cm., de grosos que cubre el empedrado (E.3-17A). A partir de su esquina sureste, se desarrolla un tramo recto de unos 55 cm., que acaba en un remate en L. Todo el paramento exterior de esta estructura se realiza con mampostería ordinaria dispuesta a soga y enlucida con yeso, con un grosor que oscila entre 20 y 40 cm. Su interior queda macizado con ripios trabados con tierra y algo de cal.

Podría tratarse de los restos de una tosca base o soporte construido con yeso y piedra ubicado junto al acceso entre los CE. VII y IX. Su construcción es posterior al diseño y concepción original del patio al situarse directamente sobre el empedrado E.3-16A, lo que supone una reforma o reestructuración de este espacio.

Si como hemos dicho, el complejo CE-VII, era un patio interior, como hipótesis podríamos apuntar que esta estructura podía haber constituido un basamento para postes o pilares destinados a soportar cubiertas de porches o soportales de este patio, aunque es muy difícil de precisar dada la parcialidad de los restos conservados. Aun así, las características constructivas de esta base, hace pensar que estaría orientada a soportar una de cubierta no muy pesada.

La E.3-57 constituye la base, muy arrasada, de un zócalo del 1,71m de

longitud por 60 cm. de espesor y un alzado máximo conservado de 20 cm., construido con mampostería ordinaria trabada y enlucida con yeso. Se sitúa en el ángulo noroeste del patio y actúa de límite del empedrado E.3-16B. Originalmente, su extremo oriental, quedaba engarzado con el muro de carga E.3-23, mientras que al este, su terminación en L, muy similar al de la estructura anterior E.3-17, se realiza con el acabado de yeso que enluce la mampostería. Es imposible determinar su función debido a su parcialidad, pero podría tratarse de los restos de una jamba

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perteneciente a un acceso a dependencias que se desarrollarían en este lado del patio.

Detalle de la estructura E.3-57

Al sur de la crujía central y del CE.3-VII, se articulan los siguientes CEs.: CE.3-II

El CE.3-II lo forman las estructuras E.3-11 y E.3-52, muros de carga septentrional y occidental respectivamente de una segunda bodega de planta rectangular con unas dimensiones aproximadas de 5,50 x 10 m. En este caso, la construcción de esta bodega supuso una profunda alteración de la sedimentación precedente, en su mayor parte niveles prehistóricos del II y III milenio a.n.e., tal y como se confirma dentro del Área 4 excavada en 2006/2007en la gran sección occidental. En esta sección se registra la zona oriental del complejo: en la esquina noreste, se sitúa adosado a los paramentos el acceso escalonado a la cantina, y es aun visible el arranque y desarrollo de la bóveda de cañón realizada con mampostería concertada.

A diferencia de la superficie excavada dentro del Área 3, donde ha desaparecido, en este punto también se conserva parte del suelo, realizado con un adoquinado de piedras planas de formato variable.

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El primero de ellos, la estructura E.3-1I, se trata del muro de mampostería concertada con un aparejo dispuesto a soga. Puntualmente se ha documentado restos de la capa de yeso que revestía la mampostería. Sobre él cargaría los salmeres que articularían el lado norte de la bóveda de medio cañón que cubría el complejo. La bóveda fue desmantelada para reutilizar como material de construcción la piedra de mejor calidad, proceso atestiguado en este muro del que se desmantelo gran parte de su paramento interno, dejando visible el relleno de ripios que constituía el espesor del muro.

Dentro del Área 3 se ha registrado un tramo rectilíneo de 2,98 m de longitud

aunque, como indicamos, su continuidad está documentada en el Área 4, por lo que las dimensiones totales estarían próximas a los 10 m de longitud.

En cuanto al espesor del muro, mantiene una media de 62 cm., si bien este no es el grosor total puesto que la cara exterior del muro no ha sido registrada en esta campaña al quedar bajo del empedrado E.3-16A. En la gran sección, el espesor de este muro alcanza 1m.

El alzado conservado es de 2,26 m., aunque la mampostería, como hemos dicho, ha sido desmantelada hasta la cota de -3,92, conservándose el paramento original una altura media de 60 cm. Su extremo occidental se prolonga bajo el muro de carga E.3-7 del CE.3-VI, actuando como cimiento del muro meridional de la crujía central.

La estructura E.3-52 forma el muro occidental de cierre y contención del empuje de la bóveda. Documentado un tramo rectilíneo de 4,80 m de longitud x 1,05 de espesor máximo. El alzado conservado es de 2,29 m. Se trata de un aparejo mampostería concertada dispuesta a soga de peor calidad, revestida con un enlucido de yeso.

Campaña 2006 – 2007, Área 4. Sección Oeste: acceso y alzado trasero.

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El interior de la bodega se encontraba colmatado de sedimentos y escombros, la

mayor parte procedente del desplome de los paramentos de tapial que se desarrollaban sobre los zócalos de piedra y aportes intencionados que sellan la bodega tras su expolio aunque, con toda probabilidad y al menos hasta los primeros 60 cm. que conserva el paramento de mampostería de la E.3-11, gran parte del relleno procede del techo de la bóveda. En el relleno se han recuperado fragmentos de cerámica, que permiten datar la época de desmantelamiento de la bodega en la primera mitad del siglo XVII.

Al oeste de la cantina, e integrado en este complejo estructural para su descripción,

se han registrado restos muy parciales de estructuras que fueron desmanteladas por la construcción del edificio o tras el abandono de este.

La primera de estas estructuras, E.3-51, son restos de un muro de delimitación de

una unidad habitacional del II Milenio a.n.e. Construido con mampostería ordinaria de mediano tamaño y trabada con morteros de tierra. El trazado registrado (0,85 m. de longitud, 0,62 m. de espesor y 0,36 m. de alzado conservado) y los sedimentos asociados,

Planta General CE.3-II y detalle paramento de la E.3-11.

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fueron cortados al construirse el cierre oeste de la cantina, y sobre él se superponen las estructuras E.3-7 y E.3-9.

Estructuras: E.3-51 (A). E.3-55 (B) y 3.53 (C). En cuanto a la estructura E.3-55, se corresponde con los restos de una tinaja de

dimensiones medias y su sistema de sustentación. Se localiza delimitada por las estructuras E.3-53 y E.3-10 en sus lados oeste y norte respectivamente y por el muro de carga E.3-52 al este. Al sur, los restos de la tinaja están delimitados por una gran laja vertical que probablemente actuara como calzo para mantener su verticalidad.

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No podemos determinar, dado el carácter aislado que actualmente mantiene estos restos dentro del área excavada, si esta tinaja responde a la reorganización puntual de algunos espacios de la edificación, (un antiguo espacio de almacenaje que queda amortizado tras la construcción de la cantina CE.3-II), o si forma parte de una edificación precedente que puede fecharse hacia mediados del siglo XIV a partir de los materiales cerámicos recuperados en su interior, desmantelada al construirse el nuevo edificio. Como más adelante veremos, el registro en otros complejos estructurales, sedimentos y contextos cerámicos que pueden ser fechados entre los siglos XIV y XV, permiten concluir que la construcción de este edificio se realizo sobre los restos de otro anterior, manteniendo la orientación de las estructuras y, en algunos casos, reutilizando los antiguos zócalos de mampostería como cimientos para los nuevos muros de carga.

Las estructuras E.3-10 y E.3-54, debido a su disposición espacial, formarían

parte de una dependencia que se desarrollaría sobre la mitad meridional de la cantina (CE.3-II):

La estructura E.3-10, constituye los restos de un zócalo de mampostería del que se conserva 1,61 m de longitud x 0,62 de espesor medio, con un alzado máximo conservado de 0,50 m. Queda delimitado al oeste por el muro E.3-9, al que se adosa. Desconocemos, puesto que no se ha conservado, los límites precisos de esta dependencia que pudo estar pavimentada con piedras planas de menos de 10 cm. de grosor y de pequeño formato trabadas con mortero de tierra. Los restos de este enlosado se conservan de forma muy parcial, (la superficie es de solo 0,26 m².) y están delimitados por la cara oriental de la E.3-53 y la cara meridional de la E.3-10.

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CE.3-III

El Complejo Estructural 3-III constituye un segundo gran espacio abierto del edificio. En torno a este espacio se desarrollaría un pasillo que, al menos en su lado norte, estuvo pavimentado con un suelo ornamental (E.3-12) realizado con material latericio (fragmentos de tejas y ladrillos). Un espacio que actúa como zona de transito y que comunica a este complejo con distintas estancias de la vivienda.

A diferencia del anterior (CE.3-VII), considerado como un patio en torno al que se distribuían diferentes dependencias relacionadas con las actividades agrícolas, este espacio podría haber constituido una zona interior destinada al ocio y recreo de la vivienda. En este sentido apuntan las características físicas y la composición de los sedimentos (UEn.114) que, junto con el pavimento E.3-5, delimita hacia el oeste al pavimento ornamental. Se trata de una capa tierra oscura, de textura muy limpia, prácticamente sin inclusiones, y con una estructura edáfica muy fina y suelta, por lo que consideramos que podría tratarse de jardín o un huerto.

El pavimento ornamental se desarrolla en la zona norte del complejo. Se ha podido documentar una superficie de 8,19 m² (4,55 x 1,80 m) aunque es evidente que se extiende hacia el este, fuera de los límites del área excavada.

Este suelo esta realizado con fragmentos de tejas y ladrillos macizos. El tramo registrado se compone de tres cajones prácticamente cuadrados (entre 1,70 y 1,63 m de lado), separados entre si por fajas de unos 12 cm. de ancho, realizadas también con

Planta General CE.3-III y detalle del pavimento ornamental.

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fragmentos de tejas dispuestos en espiga. Cada uno de los tres cajones presentan en su interior distintos motivos ornamentales geométricos, todos ellos elaborados con fragmentos de teja: estrellas, pétalos o raquetas de cuatro puntas que se disponen de forma radial.

La distribución lineal de los cajones define un corredor enmarcado por una hilada

de ladrillos macizos en su lado norte, y por dos hiladas paralelas de grandes fragmentos de tejas en su lado meridional. Destaca el hecho de que los espacios centrales de los diferentes motivos decorativos, hayan perdido el relleno. La existencia de fragmentos de cerámica vidriada en algunos de ellos, hace suponer que estas zonas se rellenaban con otros materiales, probablemente cerámicas vidriadas o piedras de distintos colores.

Empedrado E.3-5.

Hacia el oeste, el suelo ornamental es sustituido por un empedrado (E.3-5) de factura muy cuidada, de 3,12 x 2,45 m., realizado con cantos de tamaño mediano distribuidos en tres cajones rectangulares de similares dimensiones (2,45 x 0,98 m.), diferenciados por líneas maestras de cantos de mayor tamaño. Al sur, este suelo mantiene la delimitación de doble alineación de tejas hincadas.

En conjunto, ambos pavimentos materializan una franja de transito entre distintas estancias de la vivienda, en concreto comunican este complejo con una dependencia rectangular que da acceso a la

zona residencial de la vivienda (CE. 3-VI). En este sentido, cabe señalar como el cajón central de este suelo se orienta hacia el acceso E.3-4 del CE.3-VI y mantiene, prácticamente, las mismas dimensiones que el vano.

Motivos ornamentales.

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CE.3-VI

Relacionado directamente con el complejo anterior, se articula al norte el CE.3-VI.

Se trata de una gran sala que funciona a modo de zaguán distribuyendo el transito entre distintas dependencias. Se trataría de un elemento esencialmente organizador, especialmente en esta tipología constructiva de la casa-patio. En todo su perímetro, a excepción de su lado oeste en el que se sitúa el límite de excavación del Área 3 y hacia donde prolonga su desarrollo, esta dependencia está delimitada por muros de carga de mampostería: al norte por el paramento meridional del muro de carga E.3-7, al este por la estructura E.3-9, que define el limite con el CE.3-2 y, en su lado meridional, se cierra por el muro de carga E.3-1, un zócalo de mampostería que forma parte de los CE.3-V y CE.3-VI como pared medianera entre ambas estancias.

Panorámica complejo estructural CE. 3-VI.

En su esquina sureste se sitúa el acceso (estructura E. 3-4) articulado por las estructuras E.3-53, y el muro E.3-1.

El suelo de esta dependencia (E.3-6), con unas dimensiones máximas registradas de 5,56 x 4,10 m. (21,70 m² de superficie), lo forma un empedrado muy regular de cantos de mediano tamaño organizados en cajones de igual anchura (unos 0,90 cm.), formados por maestras de mayor tamaño.

La distribución se establece en cuatro grandes cajones paralelos entre si y alineados en dirección sureste → noreste, siguiendo el eje mayor de la estancia y un quinto, de menor longitud, que se dispone perpendicular a los anteriores, orientado hacia la puerta y, prácticamente, de las mismas dimensiones que el vano.

En cuanto al acceso que comunica los CE.3-VI y CE.3-III, (estructura E.3-4), se establece por el vano existente entre las estructuras E.3-1 y E.3-53 que formarían las jambas de la puerta.

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La estructura E.3.53, es un pilar cuadrado de 1.00 m² de superficie. Funciona como jamba oriental y sirve de engarce al muro E.3-9 que cierra al CE. 3-VI hacia el este. El alzado máximo que se conserva sobre los suelos es aproximadamente de 20 cm.

El perímetro del pilar se realiza con mampostería ordinaria, trabada con morteros de tierra. Su interior se rellena con ripios y materiales de construcción (fragmentos de ladrillos, de tejas, de recipientes…) trabados con morteros de cal.

En su origen el umbral de esta puerta estaría definido por una losa de piedra que no se ha conservado, pero indicada por la huella de 130 x 80 cm., dejada por los límites de los pavimentos empedrados E.3-3 y E.3-6.

Puerta de acceso al complejo estructura CE.3-VI.

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Los CE. 3-IV y 3-V

Estructura E.3-2 y planta de los Ces. IV y V.

Ambos complejos se localizan inmediatamente al sur del C.3-VI y al oeste del CE.3-II. Tienen en común que su límite oriental lo establece un gran zócalo de mampostería (estructura E.3-2) del que ha podido documentarse un tramo de 14 m de longitud, aunque su continuidad se desarrolla fuera del límite meridional del Área Corte 3.

En toda su longitud mantiene un espesor muy homogéneo que oscila entre 0,57 y 0,60 m., construido con mampostería concertada de pequeño y mediano tamaño, entre las que aparecen sillares de arenisca o fragmentos de estos, especialmente en los cambios de dirección de su trazado. Las hiladas de mampostería se traban con tierra y cal y suelen estar regularizadas con fragmentos de tejas, ladrillos y pequeñas piedras.

A su vez, este zócalo forma parte de tres complejos estructurales: como pared de cierre del CE.3-V y como muro medianero que separa y permite diferenciar los CEs.: 3-III y 3-IV. Esta circunstancia determina que su trazado presente dos importantes cambios de dirección que deben relacionarse con la funcionalidad de cada uno de los complejos. Así, el primer tramo del trazado de la estructura, de 3.41 m, se desarrolla perpendicular al muro de carga E.3-1, al que se adosa en su extremo norte, siguiendo el esquema ortogonal de la edificación. El extremo meridional de este tramo recto se engarza perpendicularmente al muro E.3-3, definiendo el CE.3-V, una habitación de planta rectangular de 2,80 m de anchura y de la que solo se ha podido registrar una superficie de 6 m² ya que su desarrollo queda fuera del área excavada. No se ha conservado restos del pavimento de esta habitación, circunstancia que ha permitido registrar el sistema de cimentación de los muros de carga que articulan este complejo. Se realiza a partir de un ensanchamiento del muro en contacto con el terreno que evita que éste se clave en él. La cimentación adopta la forma de zapata lineal o zapata corrida (E.3-56) con un espesor estimado de 80 cm. sobre la

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que se levantan los zócalos de mampostería de menor espesor. Esta zarpa esta realizada con piedras de pequeño y mediano tamaño trabadas con morteros de tierra y cal.

A partir de este punto el trazado, progresivamente y debido a dos quiebros, gira en dirección SE - NW, definiendo a ambos lados los CEs. 3-III y 3-IV.

Con respecto

al CE. 3-III, este muro delimita el borde suroeste del espacio que hemos considerado un huerto o jardín de la casa, en el que se desarrolla la UEn.114 con una estructura edáfica muy fina y suelta. En cuanto al complejo 3-IV, la excavación se ha limitado a retirar los primeros niveles erosivos, por lo que no disponemos de información relativa a su funcionalidad ni a su articulación espacial con el resto de dependencias del edificio.

Siguiendo el esquema ortogonal, al oeste de la crujía central se organizan tres nuevas dependencias que permiten, en base a su delimitación estructural y posición estratigráfica, discriminar cinco nuevos CEs. No obstante la localización de estos complejos se desarrolla a escasos metros de distancia de la sección occidental del Área 3, por lo que los trabajos de excavación sólo han permitido una exploración parcial de los contextos arqueológicos que encierran. Por este motivo, la interpretación y descripción contextual, estructural y espacial que se ofrece de cada uno de ellos es limitada y queda sujeta a futuras ampliaciones del área de excavación.

CE.3-VIII

Se trata de una dependencia de planta rectangular de la que se ha documentado una superficie de 5,30 m². Este complejo se desarrolla paralelo al CE.3-VI, con el que comparte como límite meridional el muro de carga E.3-7. Al este, la habitación se encuentra delimitada por el paramento del muro de carga E.3-24.

CE.3-V. Detalle de la zapata corrida (E.3-56)

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El suelo lo forma un empedrado de factura poco cuidada realizado con cantos irregulares y sin distribución en cajones regulares. El límite norte del empedrado lo forma una línea maestra de grandes cantos paralela a la estructura E.3-34, un zócalo de 35 cm. de espesor que se adosa a la cara meridional del muro de carga E.3-19. De éste zócalo solo se conserva la primera hilada y se ha documentado 1,25 m de longitud. La mampostería esta constituida por piedras de pequeño y mediano tamaño dispuestas a soga y trabada con morteros de tierra y yeso.

No se ha podido determinar, debido a la parcialidad de los restos, si el zócalo forma parte de la cimentación de una pared que revestiría el alzado del muro de carga E.3-19, o si se trata del arranque de un banco corrido que se adosaba a la cara meridional del muro de carga. No obstante, la estructura E.3-19 constituye el límite septentrional de este complejo.

Panorámica CE.3-VIII.

CE.3-XIV

Situado al norte del anterior, se encuentra delimitado por dos grandes muros de carga de similar factura y dimensiones (estructuras E.3-19 y E.3-30) que se disponen perpendiculares y adosados al paramento occidental del muro de carga E.3-24 de la crujía central. Constituyen una nueva dependencia de planta rectangular de la que solo se ha excavado una superficie de aproximadamente 8 m². El relleno se caracteriza por un importante derrumbe de piedras y material de construcción muy suelto que colmata toda la estancia hasta alcanzar los niveles y estructuras de mediados del II Milenio a.n.e. que constituyen el suelo del complejo.

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Panorámica CE.3-XIV. En su base, ambos muros están construidos con un aparejo muy irregular de piedras

de mediano tamaño trabadas con morteros de tierra. El espesor de los muros oscila entre 0,95 y 1,05 m., alcanzando una longitud máxima registrada de 2,65 m. La cimentación de estos muros se realiza directamente sobre niveles y estructuras de la Edad del Bronce que constituyen el CE.3-I.

La excavación de este complejo ha permitido, de nuevo, registrar el sistema de cimentación del muro de carga E.3-24. Este sigue el sistema que hemos descrito: a partir de un ensanchamiento del muro en contacto con el terreno y adoptando la forma de zapata lineal o zapata corrida (E.3-50) con un espesor estimado de 1,15 m., sobre la que se levanta el zócalo de mampostería. Para la construcción de esta zapata corrida, se abrió una fosa de cimentación en los sedimentos prehistóricos.

Los CEs. 3-XVI, 3-XVII y 3-XIII

En este sector del edificio renacentista se ha podido constatar la superposición y reutilización de diversas estructuras que pertenecieron a una vivienda precedente fechada en el siglo XV que hemos agrupado en el Grupo Estructural 2.

La disposición y orientación de estas estructuras mantiene el esquema ortogonal de las que conforman los diferentes complejos de la casa señorial agrupados dentro del Grupo Estructural 1. No obstante, la ligera variación que mantienen unas con respecto a otras, puede considerarse uno de los factores que nos señala su amortización y sellado al construirse un edificio residencial de nueva planta.

A nivel secuencial, este proceso, (registrado puntualmente en el Área 3 dentro del

CE.3-II), fue documentado durante la campaña realizada en 2006-2007 en los subsectores 2C4 y 2C5 del Área 2, en concreto en el CE.3-XI. Se trata de una dependencia de planta

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rectangular con una superficie de 9,15 x 4,35 m., y un alzado conservado superior a 1m., articulada por los muros E.2C-1, E2C-1A y 2C-1B que definen el perímetro de la estancia (a excepción del muro oriental que fue arrasado en 1996 durante las explanaciones mecánicas). Esta construcción muestra un sistema constructivo diferente y de menor calidad al empleado en los zócalos de mampostería que componen las estructuras del Grupo Estructural I: todos están construidos con mampostería irregular muy desconcertada, realizada con piedras y ripios que es posteriormente enlucida en su paramento interior con una gruesa capa de yeso.

Su localización bajo los empedrados renacentistas (pavimento E.3-16A del CE.3-VII)

y el hecho de que los paramentos exteriores no se encuentren regularizados ni enlucidos, indica que su construcción es similar al empleado en las dependencias destinadas a sótanos. Así, la construcción de este complejo supuso la desaparición de al menos 60 m³ de relleno arqueológico prehistórico en los subsectores 2C4 y 2C5, afectando también al corredor de la tumba T.1 que es cortado por el muro norte (E.2C-1A).

Aunque no puede determinarse con total seguridad por verse afectada esta zona por las explanaciones de 1996, en un primer momento esta dependencia pudo ser reutilizada como sótano. En este sentido se explicaría que parte del perímetro del CE.3-XI, en concreto el muro E.2C-1, sea utilizado como cimiento del muro de carga oriental de la crujía central (estructura E.3-23), manteniendo ambos prácticamente la misma orientación. Del mismo modo, la estructura E.3-57 y el empedrado E.3-16A del CE.3-VII, prácticamente mantiene una orientación paralela a la estructura E.2C-1B que constituye el muro meridional de la dependencia. De haberse producido una reutilización, se articularía un gran patio interior de la casa con dos bodegas o sótanos situados en los lados norte (CE.3-XI) y sur (CE.3-II).

No obstante, la secuencia estratigráfica de este sector recogida en la gran sección oriental, muestra como hacia el sur del complejo 3-XI, se desarrollan otras estructuras que están asociadas a esta dependencia (pozos, pavimentos empedrados y zócalos de muros), lo que confirma que este complejo no es un elemento aislado, si no parte de un edificio que quedo amortizado y cuyos restos mejor conservados, se extiende bajo los niveles de ocupación del siglo XVI que hemos identificado como patios o espacios abiertos.

Planta del CE.-3-XI y detalle del cierre del corredor de la Tumba T1

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Secuencia estratigráfica relacionada con el CE.3-XI.

En cuanto al relleno que sella la habitación, también recogido en la gran sección, constata el proceso de sustitución que hemos comentado. Los sedimentos que rellenan el están formados, fundamentalmente, por sucesivos niveles de escombros. En su base, sobre los sedimentos prehistóricos, el relleno lo constituye un paquete de unos 35 cm., de tejas, revoltones y placas de yeso con improntas de cañizo que indican el hundimiento de la cubierta, para posteriormente quedar sellado con escombros mas heterogéneos entre los que se han recuperado fragmentos de cerámicas de época renacentista.

Partiendo de los datos que nos informan de la existencia de edificaciones bajo los restos constructivos del Grupo Estructural I, el análisis de las estructuras de los CEs. XVI y XVII, discrimina tres fases constructivas atendiendo a criterios de superposición y reutilización. Primera fase constructiva

Constituida por las estructuras E.3-25A y E.3-28A. Se trata de los zócalos de cimentación de dos muros dispuestos de forma perpendicular pertenecientes a un edificio del siglo XV.

La estructura E.3-25A, considerada como un muro de carga oriental de los dos complejos que se desarrollan hacia el oeste, mantiene en planta una orientación SW - NE, prácticamente paralela al muro de carga occidental de la crujía central (E.3-24) del que se separa aproximadamente unos 50 cm. Los extremos de este zócalo aparecen cortados, probablemente por la construcción de las dependencias renacentistas, por lo que el trazado documentado es de 5,24 m. de longitud, con un espesor medio de 65 cm. Su construcción se realiza con mampostería ordinaria muy irregular trabada con morteros de tierra y cal. Entre los mampuesto aparecen inclusiones de ripios y materiales de construcción, principalmente tejas.

El espacio existente entre los dos muros de carga (E.3-25A y E.3-24), ha permitido registrar la cimentación de este zócalo. Esta se realiza directamente sobre los sedimentos precedentes a partir de una hilada de unos 30 cm., formada por piedras de mayor tamaño. Los sedimentos sobre los que se asienta este cimiento, están formados por un depósito

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erosivo de textura arcillosa y tonalidad marrón, con una estructura laminar con inclusiones, no muy abundantes, de pequeñas piedras y fragmentos de tejas y cerámicas que forman un conjunto muy homogéneo de producciones medievales cristianas que puede fecharse entre comienzos del siglo XIV y mediados del XV.

Superposición de las estructuras de los CE. 3-XVI y 3-XVII.

(A) Superposición estructuras E.3-25 y E.3-25a. (B) Superposición estructuras E.3-28 y E.3-28a. (C) Detalle de los zócalos E.3-25 y E.3-25a.

La segunda estructura, E.3-28A, se adosa al paramento oeste de la E.3-25A y sirve de muro de delimitación de los complejos estructurales 3-XVI y 3-XVII, originalmente dos dependencias. Solo se ha podido documentar en una longitud de 1,61 m por 0,90 m de espesor medio, ya que se sitúa junto a la sección occidental del Área 3. Este muro mantiene un sistema constructivo similar al anterior por el empleo de mampostería ordinaria muy irregular de mediano de tamaño, trabada con morteros de tierra con inclusiones de restos de materiales de construcción, principalmente tejas, para la regularización de las distintas hiladas.

Segunda fase constructiva

Panorámica CE.3-XVI y 3-XVII.

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Sobre las estructuras precedentes y manteniendo orientación y longitud, se levantan dos nuevos muros E.3-25 y E.3-28, con un espesor sensiblemente menor. Un tercer muro de cierre se adosa al muro de carga E.3-25 en el extremo más septentrional (E.3-33), definiendo el área interna del CE.3-XVII.

No podemos determinar con exactitud si la superposición de estos muros es una cuestión técnica, relacionada con el sistema constructivo empleado o, por el contrario, si es resultado de una reestructuración de los muros de carga debido a la perdida de estabilidad y desplome del paramento original.

En el caso de la E.3-25A, el abombamiento que muestra el paramento oriental y el hecho de que la coronación sobre la que se levanta la E.3-25, sea muy irregular, parece indicar que (al menos en la zona que ha podido ser documentada) se trata de una reconstrucción del muro. Para superponer el nuevo trazado, se regularizó la coronación con ripios y morteros de tierra en cuya matriz se incluye gran cantidad de fragmentos de tejas, ladrillos y pequeñas piedras que actúan de calzos.

Detalles de la superposición de los paramentos y acceso al complejo CE. 3-XVII.

Tanto la E.3-28 como la E.3-25, conservan muy poco alzado, dos hiladas como

máximo, probablemente por la eliminación de su alzado al construirse las edificaciones renacentistas. Un ejemplo que refleja la destrucción y amortización de estas construcciones son los restos muy parciales del empedrado (E.3-29) que constituía el suelo de la estancia, y de un vano de puerta que daba acceso al CE.3-XVII localizado en la esquina sureste, junto al muro E.3-28. La puerta construye sobre la plataforma de mortero y piedras que se realiza para nivelar la coronación del muro E.3-25A. De esta solo se conserva el umbral definido por una losa de arenisca rectangular de 0,80 x 0,70 m., y el arranque de las jambas que se marca a ambos lados de la losa por piedras de mediano tamaño dispuestas perpendicularmente al eje longitudinal del muro. Este antiguo acceso al CE.3-XVII fue posteriormente taponado como evidencian los restos del arranque de dos pequeños tabiques de mampostería (estructuras E.3-31A y E.3-31B).

La reducida superficie que se ha registrado, su proximidad al límite occidental del Área 3 y el hecho de que las estructuras renacentistas que se superponen, también registradas en un área reducida, tendrían que ser levantadas hasta alcanzar los suelos de ocupación de estos complejos, determinan que no dispongamos actualmente de datos sobre las actividades o usos a los que se destinaban estos complejos.

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Tercera fase constructiva

Con posterioridad, el CE.3-XVII sufre una profunda reestructuración debido a la construcción del nuevo edificio. Dicha construcción supone la demolición de los paramentos, quedando los zócalos de carga y delimitación bajo los pavimentos de la nueva estancia que se articula en este sector.

Estratigrafía en la que se recoge las estructuras amortizadas bajo los nuevos pavimentos del

complejo CE. 3-XVII.

CE.3-XIII

El nuevo espacio que se genera, (CE.3-XIII), con una superficie registrada de 27,50 m², se sitúa a una cota superior al resto de las estancias del edificio. Esta circunstancia, sin duda favoreció que, bajo los nuevos suelos, se conservasen con mayor alzado los restos constructivos pertenecientes a las fases de ocupación precedentes, hecho que no sucede en el resto de estancias situadas a una cota inferior.

La estructura de este complejo se organiza paralela al paramento occidental del muro de carga E.3-24, que físicamente, en todo su desarrollo, se comporta como un muro de cerramiento y delimitación de la crujía oriental del edificio. A partir de este lado se articularía un gran espacio cuadrangular que se organizaría hacia el oeste. En él, creemos, que se sitúa el patio central y, en torno a su perímetro, se articularían las crujías laterales que forman el cuerpo principal de la casa. En este sentido, la orientación y ubicación lateral de los complejos estructurales 3-XII al norte, y 3-XIV en el lado sur, indican la existencia de estas crujías en las que, bajo rasante, suelen sitúa la planta destinada a semisótanos y bodegas. En estas casas señoriales, es frecuente que el acceso a las plantas inferiores se realice desde el zaguán o desde el patio central. En el caso del CE.3-XIII, el acceso a la bodega se localiza en el ángulo NE, a la que se ingresa por una escalera de un tramo (CE.3-XII).

En superficie, los restos del pavimento empedrado que se conservan (E.3-49), se orientan hacia dicho ingreso que queda marcado por una línea maestra formada por piedras de tamaño ostensiblemente mayor al resto de cantos que forman el cajón.

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Panorámica complejo CE. 3-XIII.

A partir de esta maestra, el pavimento, del que sólo se conserva una superficie muy parcial de 3,50 m², se extendería, en su desarrollo hacia el sur, paralelo al muro de carga E.3-24, definiendo una zona rectangular que podría relacionarse con parte de la superficie que ocuparía en planta baja la galería perimetral del patio central. Evidentemente la parcialidad de los restos no permite asegurarlo

Hacia el oeste, como parte del empedrado, quedan integrados algunos de los mampuestos3 del antiguo muro E.3-25. A primera vista, esta circunstancia, (reutilización de mampostería de dimensiones mucho más grande, para intercalarla entre empedrados de cantos más regulares), podría considerarse como exponente de una práctica constructiva descuidada y pobre, precisamente en una zona principal de la casa que contrastaría con el sistema más cuidado que se emplea en el resto de zonas y dependencias. Sin embargo, creemos que la reutilización de estos mampuestos puede estar relacionada con la localización de un pozo para captación de agua a escasos centímetros de estos, formando parte de un encintado a modo de bordillo que delimitaría y diferenciara la zona de captación del resto del suelo.

En superficie, la base sobre la que descansaría el brocal, aunque no se ha podido documentar las dimensiones exactas por encontrarse taponada por la caída de medio brocal circular tallado en arenisca, sabemos que es de planta rectangular formada por dos grandes bloques rectangulares de piedra (conocidos popularmente como “marranos”) que se disponen en los lados norte y sur. En el lado oriental de esta plataforma se dispone una pequeña pileta cuadrada, de unos 40 cm. de lado, perfectamente tallada en un bloque de arenisca (E.3-32C).

3 Este aspecto incide en que la demolición de las estructuras precedentes, su reutilización o su conservación, estuvieron determinadas por las necesidades estructurales y espaciales del nuevo edificio.

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Detalle del brocal (E.3-32) y pileta (E.3-32C).

Muchos de estos pozos de captación, (muy numerosos en las distintas áreas excavadas), se mantienen en uso a lo largo de sucesivas fases. La característica más común de los pozos es su enorme profundidad debido a que, además de profundizar en el sustrato geológico hasta alcanzar el nivel freático, deben de perforar casi 6 m. de relleno arqueológico que obliga a revestir las paredes con mampostería ordinaria enripiada y trabada con morteros de tierra. En este caso, el desarrollo del pozo supera los 15 m de profundidad.

Los límites de la excavación no han permitido confirmar muchos de los aspectos constructivos que hemos descrito, pero el esquema estructural que se ha esbozado, mantiene enormes similitudes con la tipología de casa solariega que a partir del siglo XIV se incorpora al caserío de la ciudad bajo medieval: crujías distribuidas alrededor de un patio central, formado por una doble galería adintelada sustentada por columnas en los vértices y un gran espacio abierto para corral y huerto en la parte trasera de la vivienda. Los Complejos Estructurales prehistóricos del área 3

En diversos complejos estructurales del edificio renacentista han podido documentarse, aunque de manera muy puntual, la existencia de niveles y contextos prehistóricos bajo los empedrados o los niveles de escombros que los sellan. La superposición de las estructuras históricas se realiza sobre las fases más recientes que se han conservado de la secuencia prehistórica, fechadas por series de radiocarbono C14 en el primer cuarto del II Milenio a.n.e. (LIZCANO et al. 2009; NOCETE et al., 2010). Esta circunstancia indica que la continuidad estratigráfica de la secuencia prehistórica era mayor a la que actualmente se conserva en esta zona del yacimiento.

Además de los restos, muy parciales (estructura E.3-51) a los que nos referimos al describir el CE.3-II, hemos identificado otros dos complejos estructurales:

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Medidas de investigación y conservación para la puesta en valor y uso social del yacimiento arqueológico de las Eras del Alcázar (Úbeda, Jaén).

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CE.3-I

El CE.3-I, situado bajo los niveles de derrumbe y escombros que sellan el CE.3-XIV, esta integrado por los sedimentos y estructuras prehistóricas, (un zócalo de mampostería y un contenedor funerario), de una unidad habitacional de la Edad del Bronce que resulto afectada por la construcción del edificio renacentista, perdiéndose la información de los niveles de ocupación (contextos y actividades domésticas) que se desarrollarían en los suelos que se articulaban sobre el nivel de inhumación. La superficie documenta es de solo 7 m².

El zócalo de mampostería (estructura E.3-26) ha sido identificado como el muro de cierre y delimitación oriental de la vivienda prehistórica de planta rectangular. Su construcción se realiza a dos caras formadas por piedras de mediano y gran tamaño, alcanzando un espesor medio de 60 cm. Los intersticios entre las caras se macizan con pequeñas piedras y tierra. El trazado rectilíneo de este muro, del que ha podido ser registrado 3,21 m. de longitud, se dispone paralelo y a escasos centímetros del paramento oeste del muro de carga E.3-24 cm., y de la zapata corrida que sirve de cimentación a este (E.3-50). En ambos extremos se superponen, perpendicularmente, los muros de carga E.3-19 y E.3-30 que delimitan en ambos lados al CE.3-XIV. La superposición de ambos muros ocasiono la pérdida del alzado, mucho más acusada en el extremo meridional, donde conserva una hilada, frente a las cuatro que mantiene su extremo norte.

Planta del Complejo Estructural CE.3-I.

Perpendicular a la cara occidental de este muro, prácticamente adosado, se localiza

un contenedor funerario de planta rectangular (E-3.27/T21) con unas dimensiones de 0,83 x 0,53 m., y un alzado máximo de 0,35 m. Las paredes del contenedor están construidas con lajas de piedra de mediano tamaño dispuestas verticalmente. Sobre estas, se sitúa la cubierta, formada por losas planas irregulares, también de mediano tamaño, que se disponen en seco sobre las lajas verticales.

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Memoria final de la intervención 53

Además de la perdida completa del suelo de ocupación, la tumba quedo parcialmente afectada por la construcción del CE.3-XIV, ocasionando la perdida de las lajas de delimitación y de cubierta del extremo occidental. No obstante, el contexto funerario, no sufrió alteraciones importantes. El enterramiento, pendiente del análisis antropológico, consta de una sola inhumación de un individuo adolescente, entre 15 y 17 (las epífisis proximales de tibia y peroné aun no se encuentran soldadas) orientado en dirección E - O. Los restos óseos mantienen un buen estado de conservación, prácticamente todos en conexión anatómica, encontrándose en posición decúbito lateral izquierdo flexionado. El cráneo, situado al este, aparece desplazado con respecto al eje cráneo-caudal, quedando visible la base.

Complejo Estructural 3-I: cubierta de la E.3-27, Tumba 21.

Las ofrendas que acompañan al inhumado, constituyen un ajuar muy sencillo,

compuesto por un pequeño vaso carenado situado a los pies, un pequeño punzón de hueso junto al húmero izquierdo y algunos restos óseos de animales.

Complejo Estructural 3-I: inhumación Tumba 21.

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Medidas de investigación y conservación para la puesta en valor y uso social del yacimiento arqueológico de las Eras del Alcázar (Úbeda, Jaén).

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CE.3-XV

Este complejo se localiza bajo el empedrado E.3-42 que constituye el suelo, muy deteriorado, de una de las estancias del CE.3-X. Los trabajos de excavación en este espacio, de aproximadamente 6 m², se han centrado exclusivamente en la limpieza de la zona en que el empedrado había desaparecido con el objeto de documentar y delimitar los niveles y estructuras subyacentes. Por este motivo, podemos ofrecer una descripción muy restringida de dichas estructuras y depósitos asociados.

La fase prehistórica esta representada por un zócalo de mampostería (estructura E.3-42) del que se ha documentado un trazado de unos 3,00 m de longitud y un espesor de unos 40 cm. El sistema constructivo es muy similar a la estructura E.3-26 del CE.3-I: muro a dos caras formadas por piedras de mediano tamaño y macizado con pequeñas piedras y tierra.

El trazado del muro, en su extremo norte, presenta un giro hacia el oeste, punto en el que se superponen las estructuras E.3-41 y E.3-20 del CE.3-X. El giro del muro indica que se trata de una unidad habitacional de planta cuadrangular cuyo espacio interior se desarrollaría hacia el oeste. Los sedimentos asociados a ambos lados del muro están constituidos por un estrato erosivo de textura granulosa y tonalidad amarillenta debido a las inclusiones de margas en su matriz. Se han recogido fragmentos de cerámicas realizadas a mano (fragmentos de ollas, cuencos, formas carenadas…) con una cronología similar al CE-3-1.

Complejo Estructural 3-XV. Planta general.

En la zona meridional del complejo, el trazado del muro prehistórico queda

interrumpido como resultado del intenso y rápido proceso de sustitución que se produce a partir de época histórica. Parte de este proceso queda reflejado en los arcos correspondientes al perímetro de dos fosas de planta circular que se encuentran excavadas en los sedimentos prehistóricos asociados al muro. Los diámetros de estas fosas, situadas bajo las estructuras renacentistas, oscilan entre 1,84 y 1,88 m., y su relleno lo constituyen

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Memoria final de la intervención 55

tierras de tonalidad muy oscura (debido al alto contenido de desechos orgánicos -carbones, cenizas y restos de fauna carbonizados-) y textura muy suelta. Los escasos fragmentos de cerámica recogidos al delimitar su trazado, indican que se tratan de producciones medievales de época cristiana que puede fecharse durante el siglo XIV.

3.2. El Área 2.

En la anterior campaña, la excavación del Área 2 tuvo como objetivo explorar los últimos momentos de la ocupación prehistórica recogidos en la secuencia estratigráfica de esta zona del yacimiento. La programación y el planteamiento de los trabajos, partía de la necesidad de obtener una superficie lo suficientemente amplia para ordenar y explicar la concentración de estructuras funerarias de la primera mitad del II Milenio a.n.e. Estas aparecían prácticamente en superficie, aisladas y desconectadas de los contextos domésticos originales. El Área 2 se dividió en tres grandes sectores que se adaptaron al eje N → S de la terraza superior:

• El sector 2A, situado en el extremo Norte, se adapto para recoger la superficie

ocupada por el antiguo Sector 2 (RUIZ FUENTES et al., 1996).

• El sector 2C, en el extremo meridional del Área 2 se replanteo para ocupar la superficie excavada también en 1996, denominada como Sector 1.

• En cuanto al Sector 2B, ocupa la zona central del área y fue planteado para

obtener información estratigráfica precisa de la zona que permitiera contextualizar los enterramientos puesto que carecíamos de información secuencial de los contextos excavados en 1996.

El estudio del registro arqueológico a partir del programa de análisis (C14, polen,

semillas, artefactos, restos óseos, etc.), permitió realizar una primera valoración diacrónica basada en niveles de información que difícilmente podrán alterarse con nuevos registros (LIZCANO et al., 2009, NOCETE et al., 2010). No obstante, el tamaño y complejidad del asentamiento, aconsejan utilizar, con un cierto grado de prudencia, su información, dado que la exploración de nuevas áreas del mismo ofrecerá, con toda seguridad, nuevas dimensiones históricas del yacimiento.

Siguiendo en esta dirección, (disponer de registros espaciales en extensión que incrementen las medidas de investigación y posibiliten el conocimiento histórico más preciso del sitio), se enmarca la ampliación de la superficie de excavación. Inicialmente, la ampliación se concretaba en la zona occidental del Área 2 (ver proyecto de intervención), que aún se mantenía el corte irregular dejado por los movimientos mecánicos: una franja de 4 m., de anchura máxima y 32,50 m., de longitud. Sin embargo y como comentamos, la fractura y desplazamiento del zuncho que servía de cimiento al antiguo vallado, determino el replanteamiento de la superficie, aumentándose hacia el oeste hasta alcanzar los 150 m², haciéndola coincidir en su extremo suroeste con los límites del Área 3.

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Medidas de investigación y conservación para la puesta en valor y uso social del yacimiento arqueológico de las Eras del Alcázar (Úbeda, Jaén).

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Los objetivos para 2011 se concretaban en los siguientes aspectos:

1) Ordenar la sección occidental del Área 2 con respecto a los ejes de coordenadas de la excavación con el fin de obtener una lectura estratigráfica uniforme.

2) Disponer de registros en espacios en los que se articulan importantes restos

pertenecientes a las ocupaciones históricas, superpuestos a los últimos niveles que se han conservado de la secuencia prehistórica. Ello nos permitiría registrar el proceso de sustitución de las tramas históricas y contrastarlo posteriormente con los resultados obtenidos en el Área 3.

3) Además, la exploración de nuevos espacios abría la posibilidad de precisar y, en su

caso, confirmar si la interrupción de la secuencia prehistórica, fechada en todos los sectores excavados hacia el 1800 a.n.e., (Cal. Dir. 1831± 48 ANE), es consecuencia directa de factores inherentes al proceso sedimentario (superposición / sustitución) y en que grado, el rasanteo mecánico de la terraza superior, intervino en la ruptura de la estratigrafía prehistórica.

3.2.1. Las tramas históricas

En 2007, la estratigrafía recogida en la sección occidental del Área 2, ofrecía una lectura secuencial y diacrónica muy limitada debido a la parcialidad y desconexión de las estructuras históricas registradas en los diferentes sectores, por lo que la información referente a cómo se desarrolla el proceso de sustitución de las tramas urbanas históricas fuese muy sesgada.

Aunque la excavación de las nuevas superficies en 2011, (sectores 2B4, 2B5, 2D1 y 2D2), se ha limitado a retirar los primeros niveles de escombros aportados en época contemporánea para la construir las distintas eras, la información, básicamente planimétrica que ha podido registrarse hasta el momento, permite establecer unas bases iniciales para el análisis de estos momentos. En concreto los datos recuperados confirman:

Ampliación inicial del Área 2

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Memoria final de la intervención 57

1.- La parcialidad y desconexión estratigráfica de los restos arqueológicos excavados en 2007, pertenecientes a las fases históricas, es consecuencia directa del rasanteo mecánico que se realiza en 1996 y forma la terraza superior.

Esta circunstancia quedo registrada en el antiguo Sector 2A. En esta superficie las

estructuras de las fases históricas fueron documentadas de manera muy parcial, al estar representadas por dos zócalos de mampostería (estructuras E.2A-1A, y 2A-1C), localizados en la mitad occidental de los subsectores 2A.1 y 2A.2. La continuidad de estos zócalos de época moderna orientados en sentido N → S dentro del Subsector 2B.4, quedaba interrumpida por una gran fosa (estructura 2B.4) de época contemporánea que profundizaba en los estratos prehistóricos.

Estos zócalos pertenecen al muro de cierre occidental de una gran estancia

rectangular que, probablemente, como sucede en el Área 3, formaría parte de una edificación que se desarrollaría hacia la zona oriental, siguiendo la ordenación ortogonal en sentido SO → NE y SE → NW, abandonada hacia comienzos del siglo XVI, siguiendo el proceso de desaparición de la trama urbana renacentista en esta zona del barrio. (LIZCANO et al., 2009: Plano 17).

Ambos muros, que en puntos de su trazado quedan superpuestos, se cimientan

(subsectores 2A.1 y 2A.2) sobre un relleno caótico constituido por piedras, materiales constructivos (ladrillos, tejas, piedras…), cerámicas de diferentes épocas, restos de fauna y abundantes cenizas y escorias de fundición. Este relleno colmata dos grandes fosas que ocupan prácticamente la mitad occidental del subsector 2A.2, responsables de la alteración de los niveles prehistóricos en gran parte del sector, donde se documenta una concentración muy importante de complejos funerarios del primer tercio del II Milenio A.N.E.:

• La fosa E2A-4A, con un trazado sinuoso, en realidad, se trata de una gran zanja de 1.60 m. de anchura. El relleno de esta zanja lo constituyen materiales de construcción, abundantes cenizas, carbones, restos de fundición y cerámicas de época romana fechadas a comienzos del siglo IV d.n.e. (Cal. Dir. 312±130 dne) (LIZCANO et al., 2009: Plano 16).

• La fosa 2A-4B, presenta mayores dimensiones y esta colmatada por un relleno más

reciente constituido, básicamente, por producciones cerámicas alto medievales (tanto islámicas como cristianas), restos de fauna y piedras.

2.- En los nuevos sectores, el proceso sedimentario (superposición, sustitución y reutilización de estructuras de periodos precedentes) se desarrolla en una secuencia de tan solo 1,60 m. de potencia y en el marco temporal que transcurre desde siglo IV d.n.e. hasta alcanzar el urbanismo renacentista, lo que implica una enorme complejidad urbanística de los diferentes niveles de la ciudad histórica. (Plano 4).

La ampliación al oeste de los sectores del Área 2, agrupados dentro del Sector 2D y

el subsector 2B.5, recoge de forma nítida dicha complejidad en la que destaca, como factor común, la similar orientación ortogonal que mantienen las distintas construcciones a partir de época tardorromana.

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Medidas de investigación y conservación para la puesta en valor y uso social del yacimiento arqueológico de las Eras del Alcázar (Úbeda, Jaén).

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Por una parte, este hecho implica una importante reutilización de muchas de las construcciones precedentes, especialmente los zócalos de piedra, para cimentar las nuevas edificaciones.

Por otra, revela que la organización y planificación urbanística de las sucesivas

tramas urbanas, se ajusto y consolido a un diseño ortogonal de época romana que habría que poner en relación con la posición espacial de esta zona del barrio con respecto al perímetro oriental del recinto amurallado.

Sectores y fases constructivas de la ampliación del Área 2.

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Memoria final de la intervención 59

El Complejo Estructural CE.2D-III recoge a escala estratigráfica y planimétrica los aspectos que estamos señalando:

En el Sector 2D.1, sobre los restos de los zócalos romanos que formarían el ángulo

suroeste de una habitación (estructuras 2D-3 y 2D-4), se superpone una segunda construcción alto medieval de época cristiana (estructuras 2D-1, 2D-2 y 2A-1B) que prácticamente mantiene la misma orientación. A su vez, la orientación se repite en las construcciones de época renacentista localizadas en 2007 en el área 2A y que hemos comentado anteriormente.

Planta general de las estructuras de los sectores 2D.1 y 2D.2a CE. 2-I, sector es 2D.2.

La construcción cristiana, fechada en el siglo XIV por el registro material recuperado

en su interior, y que puntualmente se superpone en su lado occidental (estructura 2D.2) al zócalo de la estructura romana (estructura 2D-4), es muy probable que sea resultado de la reutilización parcial de una construcción precedente fechada en época almohade. Así parece indicarlo el registro arqueológico recuperado al oeste del zócalo E.2D-2, dentro del Subsector 2D.2a, excavado de forma muy puntual, que esta constituido por un conjunto muy homogéneo de materiales cerámicos de época almohade que se asocian a un brocal de un pequeño pozo (estructura 2D-5). (Plano 4).

Todo este conjunto de estructuras medievales y tardorromanas queda

inmediatamente cubierto por los restos constructivos de una nueva edificación:

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Medidas de investigación y conservación para la puesta en valor y uso social del yacimiento arqueológico de las Eras del Alcázar (Úbeda, Jaén).

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Agrupados dentro del Complejo Estructural CE. 2D-I, encontramos los restos de un

pequeño patio con columnas que formaría parte de una casa solariega fechada en el siglo XV. Esta casa sigue manteniendo la orientación precedente y se desarrollaría inmediatamente al norte de la casa documentada en el Área 3, siguiendo la estructura ortogonal SO → NE y SE → NO.

Planta general de las estructuras del CE. 2-I, sector 2D.2.

Las dimensiones de este patio de planta ligeramente rectangular, supera la

superficie excavada correspondiente al sector 2D.2. De cómo se organizaba la estructura de este espacio nos informan tres de los soportes cuadrangulares, realizados con mampostería irregular trabada con mortero de tierra y cal, que servían de cimiento a las columnas (estructuras 2D-13, 2D-14 y 2D-17). Sobre la plataforma 2D-15, que soportaría la columna del ángulo NE del patio, se ha conserva la basa y parte del primer tambor de una pilastra de arenisca de sección octogonal que quedaría adosada al alzado del zócalo 2D-7.

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Memoria final de la intervención 61

Pilastra del ángulo NE del patio y arranque del encintado. Sector 2D.II.

El pavimento del patio estaba realizado con losas de arenisca de formato

rectangular de longitud variable, entre 30 y 40 cm de anchura y un grosor entre 12 y 15 cm. Este suelo se disponía sobre una base empedrada que servía para compactar y nivelar el relleno subyacente a fin de evitar hundimientos de la solera. La conservación de este suelo es muy precaria puesto que la mayor parte de las losas y materiales de mejor calidad, serían reutilizados tras el abandono de la casa.

La superficie enlosada, al menos en sus lados oriental y meridional, quedaba

enmarcada por un bordillo formado por losas verticales de arenisca similares a las anteriores que presentan el borde superior se encuentra acabado en bocel.

Siguiendo una de las diagonales del patio, bajo el pavimento de losas, se dispone

una atarjea para la recogida y desagüe de las aguas y permitía canalizarlas hacia un pozo o aljibe cuyo brocal ocupa una posición central del patio.

El canal de desagüe, de sección cuadrada (13 x 13 cm.), se encuentra tallado en

bloques rectangulares de arenisca de longitud variable (entre 60 y 70 cm.) por 30 cm de anchura y unos 20 de espesor. El último tramo que conecta con el brocal de mampostería del pozo, muestra una longitud ligeramente mayor y su extremo aparece biselado en un ángulo aproximado de 45°.

Detalle de la atarjea 2D-12 y de la conexión al pozo 2D-11. Sector 2D.II

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Las estructuras y espacios que puedan aportarnos más información sobre como se estructuraba el resto de esta edificación y su relación con la casa solariega del Área 3, son escasas y muy parciales. En la sección occidental del Sector 2B.5, situado inmediatamente al sur, se recoge una sucesión de niveles de escombros que rellenan lo que pudo ser una gran fosa. Los rellenos de esta fosa constituidos por restos de materiales de construcción desechados (tejas, revoltones de yeso y piedra) y materiales cerámicos muy heterogéneos que reflejan una profunda alteración en época moderna - contemporánea.

La apertura de la fosa afecto no solo a los restos de una estancia que se situaba a

una cota inferior del patio, cortando el pavimento empedrado (estructura 2B-18) y el trazado en su extremo oriental del zócalo de mampostería (estructura 2B-19) que delimitaría la estancia en su lado norte. También profundizo en los niveles subyacentes de época prehistórica (situados inmediatamente bajo el empedrado) y niveles almohade como muestra el material cerámico recuperado en el relleno de una fosa aislada de otros contextos medievales que se localiza en este sector (estructura 2B-14). (Ver Plano 4).

Sección occidental sector 2B.5

Esta profunda alteración, anterior a la construcción de las eras, determino que

durante el proceso de excavación, se trazara un gran testigo que separa los sectores 2B.4 y 2C.1c, (donde los registros están mas contextualizados y mantiene una seriación mejor definida), del sector 2B.5 para obtener una delimitación más precisa de esta fosa.

No obstante, en el Sector 2B.4 ampliado en 2011 hacia el oeste en una longitud de

3,35 m., durante 2007 se documento una fosa de características similares (estructura 2B-3) junto a la sección oriental del antiguo Sector 2B. Como la anterior, su apertura supuso la destrucción de los niveles y estructuras prehistóricas asociadas del sector 2C.1c, y las construcciones modernas integradas dentro del Complejo Estructural CE.2B-IV que se localizan dentro de la ampliación.

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Memoria final de la intervención 63

Panorámica Sector 2B.4 y Subsector 2C.1c.

Esta fosa es responsable de la desaparición de la mitad meridional de una estancia de planta rectangular que se articulaba entre el muro longitudinal 2A-1c, (que reutiliza restos del zócalo 2A-1A) y los zócalos 2B-13 y 2B-14 que constituiría, respectivamente, los lados septentrional y occidental de la habitación que se encontraba pavimentada con un tosco suelo de piedras planas (estructura 2B-15). Por el momento, ya que no se ha completado la excavación del sector, no podemos asegurar sí la estancia forma parte de la misma edificación que el patio columnado. La orientación y características del sistema constructivo empleado en la base de la estructura 2B-13, (grandes lajas de arenisca dispuestas de forma vertical, trabadas con morteros de yeso) son muy similares al empleado en el bordillo que delimita el patio. La disposición ortogonal con este, induce a considerar que ambos espacios pudieron estar en uso simultáneamente durante un determinado periodo de tiempo que es difícil de precisar, pero que refleja el proceso de reutilización que se produce entre las distintas tramas históricas.

3.- Por último, en todos los nuevos sectores, (incluida el Área 3), se vuelve a confirmar que la interrupción de la secuencia prehistórica es consecuencia de la rápida sucesión de las tramas urbanas históricas, lo que explica que las fases prehistóricas más recientes se documenten a cotas altimétricas muy homogéneas en todos los sectores explorados.

Además, la alteración de la continuidad estratigráfica prehistórica, explica el hecho de la concentración de enterramientos aislados de sus contextos habitacionales que se produce como consecuencia de la destrucción de los zócalos que configuraban el entramado urbano prehistórico en los sectores excavados (Áreas 2 y 3). La ampliación del subsector 2C.1c, nos ha permitido avanzar en la documentación de este proceso.

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3.2.2. Las últimas fases prehistóricas.

En el año 2007, dentro del subsector 2C.1c (Complejo Estructural 2C-II) pudo constatarse de forma puntual una secuencia estratigráfica constituida por una sucesión muy continua de delgados suelos de ocupación sobre los que se distribuían cerámicas, restos de fauna consumida, semillas junto a importante concentraciones de ceniza. Estos suelos, prácticamente, quedaban descontextualizados de estructuras de piedra que delimitaran el espacio de consumo y residencia debido fundamentalmente a los movimientos de tierra de 1996.

En el extremo meridional del sector se documentó un enterramiento que se adosaba

a la cara interior de un tramo de zócalo de mampostería irregular de 2.45 m. En su interior el enterramiento contenía los restos de un individuo en un estado de conservación muy deficiente. Tras el estudio paleoantropológico, el conjunto de caracteres morfométricos indican que se trata de un individuo de sexo masculino. Las características de la articulación sacro-ilíaca denotan que falleció aproximadamente entre 35 y 45 años. La estatura se considera inferior a la media.

Complejo Estructural CE.2C-II: Enterramiento T.25 adosado al zócalo 2C-4.

Estas estructuras eran los únicos elementos constructivos que permitían identificar

que los diferentes los suelos de ocupación correspondían a diferentes momentos de uso de una unidad habitacional muy alterada por las construcciones históricas. En 2011 se inició (aun no concluida) la excavación de la ampliación del subsector C1.1c. Los datos aportados por los registros inciden en este hecho, revelando una compleja estratigráfica como resultado de un intenso proceso de ocupación.

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Memoria final de la intervención 65

2007/2011. Estratigrafía del Sector C1c. Área 2.

Panorámica de la ampliación excavada en 2011 y estratigrafía del Sector 2C1c. Área 2.

Bajo los niveles erosivos históricos que seccionan la continuidad de la secuencia

prehistórica, se mantiene la sucesión de los delgados suelos de ocupación, constituidos por restos carbonizados y cenizas, alternando con niveles de margas y fragmentos de adobes que indican las transformaciones y procesos de limpieza y reestructuración al interior de la Unidad Habitacional. Los restos, muy alterados, de estructuras de delimitación de uno de

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Medidas de investigación y conservación para la puesta en valor y uso social del yacimiento arqueológico de las Eras del Alcázar (Úbeda, Jaén).

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los lados de esta unidad, se localizan inmediatamente al norte del sector, conteniendo los niveles de ocupación (CE.2C-II). Se trata de un zócalo rectilíneo (estructura 2C-29) de mampostería irregular que mantiene una orientación SO → NE. La continuidad del zócalo hacia la zona oriental y los sedimentos asociados, desaparecieron por la apertura de la fosa contemporánea E. 2B-3 localizada en el sector 2B.4, conservándose solo un tramo de su trazado de 4,70 m con un espesor entre 70 y 80 cm. (Plano 4).

La intensidad en el proceso de uso de este espacio viene expresada en la sucesión

de dos fases de enterramientos localizados en su interior. La última fase de ocupación de la unidad documentada queda registrada por los restos del suelo de ocupación (UEn 55b), constituido por una capa de varios centímetros de grosor de margas arcillosas de tonalidad amarilla, al que se asocia el enterramiento T.25.

Complejo Estructural 2C-II: inhumación Tumba 25.

La construcción del contenedor funerario se realiza a partir de la excavación de una

fosa que corta los estratos subyacentes. La fosa mantiene una planta ovalada con una profundidad de unos 50 cm, y unas dimensiones máximas de 1,25 x 1 m., situándose paralela, y prácticamente adosada, al zócalo 2C-29. El interior de la fosa se revistió con mampostería desconcertada de mediano y pequeño tamaño formando hasta siete hiladas irregulares. La cubierta era de lajas planas y delgadas (5 a 7 cm) por lo que se fracturo y hundió sobre la inhumación.

El enterramiento, pendiente del análisis antropológico, consta de una sola

inhumación de un individuo adulto (probablemente de > 40 años por el tamaño y robustez del cráneo, cadera y fémures, estos con longitudes superiores a los 70 cm). El individuo esta orientado en dirección O → E. Los restos óseos mantienen un buen estado de conservación, prácticamente todos en conexión anatómica, encontrándose en posición decúbito lateral izquierdo flexionado. Las ofrendas que acompañan al inhumado, constituyen un ajuar muy sencillo, compuesto por un dos pequeños vasos carenados, situados junto a los antebrazos y las tibias y algunos restos óseos de animales.

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Memoria final de la intervención 67

Dos enterramientos inmediatamente anteriores a la T.25, señalan la perduración de

la unidad habitacional. Ambos fueron registrados durante 2007. Nos referimos a las tumbas T.10, comentada anteriormente, y la T.11. Esta última fue excavada parcialmente, debido a que la parte occidental del contenedor y de la inhumación, quedaban bajo los sedimentos históricos de la sección occidental del sector 2B.4, viéndose afectada por la fosa 2B-3, por lo que el enterramiento presenta un deficiente estado de conservación. Se trata de un sujeto de sexo femenino que en función del grado de desarrollo óseo (a partir del coxal, articulación de la muñeca y extremidad esternal de las costillas) corresponde a unos 19 años de edad.

El enterramiento repite el mismo sistema constructivo que el enterramiento T.10, al

utilizar la mampostería del zócalo como uno de los paramentos laterales del contenedor. En este caso la T.11 se adosada a la cara interior del zócalo 2C-29, quedando cubierta por el suelo de ocupación UEn.56.

Complejo Estructural 2C-II: inhumación Tumba 11 (2007/2011).

Bajo los niveles de ocupación y de las inhumaciones, en 2007 se registro un espacio que definimos como un área de almacenaje. Excavadas sobre los sedimentos precedentes constituidos por un paquete de arcillas muy compactas y limpia de inclusiones (UEn.523), generalizado por los sectores 2C y 2B, se localizaron cuatro fosas (estructuras 2C-12, 2C-13, 2C-14 y 2C-15), de profundidad variable, plantas de tendencia circular y formas de saco. Todas se encontraban rellenas con tierras de tonalidad muy oscura debido al alto porcentaje de materia orgánica (carbones, restos de fauna y cenizas), y abundantes desechos constructivos con evidentes signos de combustión (básicamente adobes con improntas de cañas). Además se recuperaron grandes fragmentos de vasos cerámicos, semillas, pesas de telar y algún útil metálico de cobre. Dentro de la

ampliación continua documentándose fosas de características similares. La estructura 2C-28 es una pequeña fosa situada bajo los niveles de ocupación y abierta en el mismo estrato que las registradas en 2007.

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Medidas de investigación y conservación para la puesta en valor y uso social del yacimiento arqueológico de las Eras del Alcázar (Úbeda, Jaén).

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Posición estratigráfica de la fosa 2C-28, campaña 2011. Planta General CE.2C-II. Sector C1c.

Área 2.

El contenido de estas fosas, creemos que obedece a un relleno intencionado una vez que este espacio amortizó su uso como área de almacenaje, construyéndose sobre estas, una nueva área de carácter residencial.

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Memoria final de la intervención 69

4. Consolidación y reconstrucción del lienzo de muralla L-18.

En distintas ocasiones hemos señalado que en 1996 las Eras del Alcázar sufrió un drástico movimiento de tierras ante el temor de un repentino corrimiento de los taludes sobre las viviendas situadas en la Ronda de Miradores (RUIZ FUENTES et al., 1996). Esta actuación supuso la desaparición del riesgo de corrimientos, pero dejo como herencia nuevos e importantes problemas. El principal que nos interesa destacar, fue la progresiva degradación de diversos tramos de muralla que quedaron aislados al retirarse las tierras.

Vista panorámica del estado que presentaba la zona de excavaciones en el año 2000.

4.1. El sistema de construcción de los lienzos y torres de la muralla.

Los sistemas empleados en la construcción de las diferentes y sucesivas estructuras de fortificación están en gran medida determinados por la geomorfología de la unidad elegida para emplazar el asentamiento, una plataforma natural ligeramente inclinada en dirección Norte-Sur, delimitada por laderas con pendientes muy pronunciadas en todo su perímetro aunque, en su borde Norte, hoy constituido por la Plaza Vázquez de Molina, la primitiva topografía, queda oculta y alterada por las profundas transformaciones urbanísticas que se producen a lo largo del siglo XVI.

Desde las primeras ocupaciones (mediados del IV milenio a.n.e.), la horizontalidad y extensión que mantienen los diferentes estratos, son una prueba de la existencia de sistemas de defensa adaptados al borde de la plataforma. La perduración a lo largo de más de 5.000 años de sistemas defensivos, se vio profundamente alterada por las reestructuraciones que se producen a partir de época histórica, cuando las fortificaciones andalusíes, con sus sistemas de aterrazado y corte vertical para cimentar sus potentes lienzos defensivos, determinaron sin duda su desaparición.

Los lienzos y torres que actualmente se conservan, participan de un concepto constructivo similar en su adaptación a la topografía de la unidad sobre la que se asientan:

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similares tipos de aparejos y espesor de los muros, así como el uso de materiales del entorno más inmediato, fundamentalmente calcarenitas, areniscas y arcillas que afloran de forma generalizada en la zona.

Este sistema, constatado en los trabajos para la reconstrucción del lienzo L-18, fue documentado en 1985 cuando se realizo una importante y polémica intervención de restauración de un tramo de las murallas medievales del Alcázar de Úbeda. En concreto, en la zona meridional del recinto del Alcázar conocida como Redonda de la Saludeja (Muralla Sur)4. Los objetivos de esta intervención arqueológica de urgencia se centraron en realizar el levantamiento planimétrico de la muralla medieval y el seguimiento de los movimientos de tierras que se estaban produciendo en todo el tramo en proceso de restauración. De este modo, y con muchas dificultades, se plantearon cinco sondeos arqueológicos de diferentes dimensiones (HORNOS, SÁNCHEZ y LÓPEZ, 1987).

1985, reconstrucción de la Muralla Sur. (Fotos: Fototeca Municipal, Archivo Municipal de Úbeda y

Revista Redonda de Miradores, febrero de 1986).

Los trabajos de excavación permitieron documentar unos 5 m de relleno arqueológico que ofrecían una secuencia muy amplia. Del mismo modo se obtuvo una importante documentación de la técnica arquitectónica empleada en la construcción de las murallas y relaciones estratigráficas de las diferentes construcciones consideradas «menores» que se adosaban a la cara interior. Así quedó registrado un gran muro que presentaba en su cara externa cortada por la fosa de construcción de la muralla. En opinión de los investigadores, este muro se interpreto como parte de un lienzo de fortificación más antiguo que, a su vez, seccionó la estratigrafía prehistórica, apoyándose sobre un pequeño zócalo de piedras hincadas, con forma ovoide, bajo el cual, y tras unos 70 cm., aproximadamente, se situaba el sustrato geológico.

Los lienzos de la fortificación medieval localizados en la zona, mostraban un relativo buen estado de conservación en sus paramentos internos, mientras que la cara exterior estaba muy dañada por efectos de la erosión. A juicio de los arqueólogos, estos lienzos

4 La primera fase de restauración de 130 m de la Muralla Sur, concluyó en diciembre de 1985. Contó con un presupuesto de 18 millones de pesetas a cargo de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.

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Memoria final de la intervención 71

constituirían la fase más reciente de la fortificación y ponían de relieve que el sistema de fortificación del Alcázar actualmente visible, (al menos en el tramo meridional, Redonda de Miradores – Saludeja), son resultado de un proceso de reestructuración que determinó el abandono y su sustitución de tramos de muralla por nuevos lienzos que han llegado hasta nuestros días.

Dos nuevos seguimientos arqueológicos realizados en el mismo sector en los años 2006 y 2009, aportaron nuevos datos sobre los sistemas de fortificación del sector meridional del Alcázar y, relacionado con estos, nuevas evidencias sobre la extensión de las fases prehistóricas del asentamiento.

El primer seguimiento se realizó a raíz de las Obras de emergencia en la Muralla de la Saludeja de Úbeda. Proyecto promovido por el Ayuntamiento de Úbeda y redactado por el arquitecto D. Javier Gallego Roca. Las obras se centraron en el extremo más oriental del tramo restaurado en 1985, coincidiendo con la zona que ocupaban los sondeos 3 y 4 (HORNOS et al., 1985). La intervención consistió en la eliminación de forma manual del muro de hormigón y del placado exterior a lo largo de unos 25 m. Este tramo presentaba diversas patologías y un acusado desplome que ponía en riesgo el transito de personas y vehículos por la denominada Ronda Sur que bordea el perímetro meridional y oriental del antiguo Alcázar, lo que determinó una intervención que evitara el riesgo de desprendimientos.

El segundo seguimiento se realiza en el año 2009. Se trata de un proyecto promovido por el Ayuntamiento de Úbeda, denominado Restauración de muralla de la Saludeja y adecuación de su entorno, dentro del marco del Plan Español para el estímulo de la economía y el empleo (PlanE). El tramo de muralla restaurado comprendía desde la esquina de la calle Carvajal siguiendo por el Paseo de las murallas (c/ Saludeja) hasta llegar a la altura de la Fuente de La Saludeja (torres T18, T19 y T20 y lienzos de muralla L22, L23 y L24).

Los resultados obtenidos han permitido confirmar:

• Al retirar un tabique adosado al paramento occidental de la torre T18, perteneciente

a una de las viviendas construidas a partir de la década de los años treinta del siglo pasado, quedo al descubierto una sucesión de estratos prehistóricos que abarcan una cronología de inicios del III Milenio a.n.e. hasta mediados del II Milenio a.n.e., repitiendo la secuencia cronoestratigráfica documentada en la zona oriental (LIZCANO et al., 2009, NOCETE et al., 2010). Esta secuencia estaba constituida por diferentes fases de ocupación que alternan con estratos erosivos totalmente horizontales. Este hecho revela sin lugar a dudas varias cuestiones:

1. En época prehistórica, las dimensiones del espacio sobre los que se

establecieron los sucesivos asentamientos, superaban los límites definidos por las fortificaciones medievales del Alcázar.

2. Como ya hemos señalado, la horizontalidad y homogeneidad de la

secuencia prehistórica registrada tanto en la zona meridional, como oriental del barrio del Alcázar, revela que estuvo contenida por fortificaciones que cerrarían un recinto de mayores dimensiones al perímetro actual, y que impidió que la sucesión de mas de cuatro metros de estratigrafía se taludaran hacia las vertientes de la unidad geomorfológica.

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Recientemente se han podido documentar fortificaciones prehistóricas de mediados del II Milenio a.n.e., en la zona norte del barrio del Alcázar, concretamente en el transcurso de las excavaciones arqueológicas realizadas en el solar situado en la Plaza Vázquez de Molina nº 7. (BARBA et al., 2006). La información que nos han aportado los arqueólogos responsables de estos trabajos, los restos de las fortificaciones prehistóricas se localizan bajo los lienzos medievales que defendían el frente septentrional del Alcázar de Úbeda.

3. Las sucesivas fortificaciones históricas supusieron una profunda modificación

del espacio al reducir el perímetro y haciendo desaparecer las estructuras defensivas que delimitaban los asentamientos prehistóricos. Pruebas de esta intensa alteración es la superposición registrada del lienzo de muralla L.22 sobre los estratos más antiguos, quedando el lienzo de piedra sin cimentar y totalmente volado, y el singular sistema y materiales empleados en la construcción de la torre T18, que utiliza la mampostería revestir un cubo constituido por el relleno arqueológico de la secuencia prehistórica.

Detalles del Lienzo L.22 y de la estratigrafía interna de la T.18. 2009

• La sucesión de sistemas perimetrales de defensa de época histórica son producto de

un largo proceso que se inicia al menos desde los siglos IV-V d.C., en el transcurso del cual se producen reestructuraciones de las defensas como es el caso del adosamiento de nuevos lienzos de época islámica a los antiguos lienzos romanos que son reutilizados para constituir murallas de mayor espesor.

• Las estructuras medievales que actualmente conforman el recinto amurallado, al

menos en el perímetro meridional del Alcázar, son producto de una profunda reordenación del primitivo sistema defensivo que queda amortizado al erigirse una nueva muralla más adelantada al borde de la unidad geomorfológica.

• En la zona de la Saludeja, en la que se realizó la intervención de emergencia, los

datos estratigráficos obtenidos inciden en que durante los siglos XIII-XIV, esta zona se articula como un espacio libre de edificaciones, funcionando como un autentico adarve. Será a partir del siglo XVI cuando comienzan a construirse edificios de carácter residencial adosados a las murallas, dejando este espacio su función de adarve.

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Memoria final de la intervención 73

A diferencia del sector Norte donde el desarrollo de las fortificaciones históricas presentan una mayor complejidad (BARBA et al., 2006), el sistema empleado en la construcción de las murallas de las zonas oriental y meridional del perímetro del Alcázar, es mucho más simple, probablemente como consecuencia de que en estos sectores la unidad geomorfológica mantiene mejores condiciones de defensa natural, (laderas más abruptas y de mayor pendiente).

En las zonas investigadas, el asiento de las murallas y torres, todas de planta

cuadrangular, se establecen por lo general, directamente sobre la base geológica y, como hemos apuntado, su construcción supuso una intensa alteración de la secuencia prehistórica al abrirse grandes fosas que cortaron los sedimentos hasta alcanzar el substrato geológico. Por esta razón, en muchos tramos (caso del lienzo L.18), la mampostería de los paramentos exteriores de la muralla presenta aparejos concertados y regulares mientras, al interior, son mucho más irregulares al adosarse a los estratos prehistóricos.

En ambos sectores (Redonda de Miradores y Saludeja), las secciones obtenidas de

los lienzos de muralla nos permite reconocer el sistema constructivo que hemos apuntado:

La muralla esta formada a dos caras de piedra vista, con un espesor medio de unos 35 cm. Su interior es rellenado con un aglomerante compactado formado por ripios y tierra, llegando a alcanzar un espesor en torno a los 2,00 m. La irregularidad de los paramentos en estas zonas del recinto amurallado del Alcázar obedece al escaso cuidado en la alineación de las hiladas de piedra y a las diferentes reconstrucciones y reestructuraciones que se observan en los distintos lienzos, hecho que contrasta con los aparejos mucho más cuidados documentados en el perímetro norte (BARBA et al.2006; SANGUINO, 2001), también construidos a dos caras, con hiladas regulares de piedras de mediano tamaño que son niveladas con fragmentos de cerámica y trozos de tejas. El interior entra ambas roscas esta constituido por tápiales calicastrados de gran consistencia en lugar de ripios y tierra, alcanzando un espesor en torno a los 2,50 m.

La altura conservada oscila entre los 2,5 y 3 m., aunque, por los tramos con

mayor alzado conservado, puede establecerse que los lienzos pudieron alcanzar una altura media de 8,00 m, y en algunos tramos superarían esta altura. También puede comprobarse como en su base, la muralla mantenía un espesor ligeramente superior que progresivamente disminuye conforme aumenta la altura.

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Sección de los lienzos de muralla L.18 y L.20.

Otro aspecto interesante es el sistema empleado en diversos puntos del

recinto para adaptar los lienzos a las curvas de nivel del terreno, especialmente en el extremo más meridional del Alcázar, donde se conforma el borde más externo del espolón. En este punto, la construcción responde más a cuestiones técnicas que estratégicas, al sustituir las torres en la zona más escarpada, de un coste mas elevado, por tramos de muralla conectados en esquina que avanzan y retroceden sobre el terreno, adaptándose al perímetro de la plataforma que en esta zona presenta un marcado giro. A partir de cada una de las esquinas (situadas en los extremos de los tramos) se desarrolla un tramo rectilíneo que permite una variación de la dirección con respecto al siguiente, constituyendo un sistema en cremallera.

Sistema en cremallera de los lienzos de muralla.

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Memoria final de la intervención 75

4.2. Los trabajos de reconstrucción del lienzo de muralla L.18.

La intervención llevada a cabo sobre aproximadamente 27 m lineales del lienzo L.18, ha estado dirigida a la consolidación y reconstrucción de la parte conservada del lienzo y complementa la intervención realizada en el año 2009 dentro del Proyecto Ejecución: Consolidación de un cubo de la muralla. Redonda de Miradores, Alcázar de Úbeda, Jaén. Proyecto subvencionado por el Ministerio de Cultura y redactado por el arquitecto C. Luís Martínez Santa María. Se trata de una de las actuaciones más importantes para la adecuación de la futura área visitable del yacimiento, al restituir el volumen de uno de los escasos restos de muralla que se conservan en este sector del Alcázar, permitiendo a su vez el cerramiento del área de excavación y la solución a problemas de inundación y desprendimientos del aparejo sobre las viviendas colindantes.

Consolidación de la torre T.15. Junio 2009.

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El movimiento de tierras de 1996 vino a acelerar la degradación de este tramo de muralla. La erosión comenzó ha disgregar los morteros, produciéndose desprendimientos sobre las viviendas 20, 21 y 22 de la calle Redonda de Miradores. La ausencia de medidas para la recogida y evacuación de las escorrentías producidas por las lluvias, añadió la inundación periódica de algunas viviendas situadas en la Redonda de Miradores, adosadas a la muralla. En concreto la nº 20, donde el lienzo colindante a la edificación había desaparecido totalmente. Hacia el norte, la continuidad del lienzo prácticamente había desapareció al adosarse las casas 18 y 19. Los restos de la muralla quedan en gran parte ocultos por estas edificaciones que utilizan los restos de la muralla como limite de la edificación y, en algunos casos, integrándola como muro medianero trasero.

Los trabajos que se han desarrollado han seguido las directrices que se concreta en las siguientes actuaciones:

Eliminación de añadidos ajenos a las fábricas constructivas originales. Restitución de forma y volumen original mediante reposición de las fábricas.

Consolidación de las fábricas.

La desaparición de un tramo de 3.60 m de la muralla a la altura del nº 20, determino la necesidad de construir un muro de cimentación sobre el que apoyar la cara exterior del lienzo a reconstruir y reforzar el muro trasero del patio de la vivienda. Para ello fue preciso limpiar un área de 11,50 m., coincidente con el cierre provisional realizado en el año 2001, así como ambos lados del lienzo original.

Estado del lienzo de muralla L.18 tras los movimientos de tierras y las primeras

actuaciones de emergencia realizadas en el año 2001.

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Memoria final de la intervención 77

La limpieza de esta área se realizo hasta alcanzar el sustrato geológico, sobre el que

se apoya los restos originales del lienzo.

Trabajos de limpieza y preparación de la cimentación.

En cuanto a la restitución del volumen, especialmente en la zona donde la muralla había desaparecido totalmente, se realizo a partir de dos muros paralelos de mampostería con un espesor de aproximado de 50 cm. Estos muros fueron trabados con mortero de cemento a excepción de las hiladas exteriores, en las que se utilizo mortero de cal para lograr una mayor mimetización con la fábrica original, por lo general trabadas con tierra y cal.

La diferenciación entre la fábrica original y la reconstruida, se realizó a partir de la superposición sobre la coronación de la mampostería original de una capa de mortero de cal y arcilla.

Entre ambas roscas se realizo un relleno compactado de tierras y cascajo al que se le añadió cal como aglomerante, con lo que se conseguía reducir el peso sobre el muro de cimentación. El muro exterior se realizó con piedras más regulares y de mayores dimensiones en las hiladas inferiores, reduciéndose el tamaño de la mampostería progresivamente conforme aumenta el alzado de la muralla. Proceso de restitución del lienzo de muralla.

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En cuanto al muro interior, su construcción se realizó con piedras más pequeñas e

irregulares, similar a la fábrica de la cara interior del paramento original que quedaba oculta y adosada a los estratos prehistóricos. La hilada más externa también fue trabada con mortero de cal para facilitar un acabado más mimetizado y ofrecer un menor impacto visual, puesto que en el extremo más septentrional, medianero con la vivienda nº 19, el alzado del muro se elevo aproximadamente unos 2 m., para cerrar la trasera de la vivienda.

Desarrollo de la reconstrucción del paramento interior y estado actual.

Úbeda, a 25 de mayo s de 2015.

El director de la intervención

Fdo.: Rafael Lizcano Prestel

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Memoria final de la intervención 79

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Planimetrías

PLANO 1.- Localización de la intervención.

PLANO 2.- Áreas de intervención y superficies.

PLANO 3.- Planta final Área 3.

PLANO 4.- Ampliación Área 2. Planta final.

PLANO 5.- Área 3. Complejos, sectores y estructuras.

PLANO 6.- Ampliación Área 2. Complejos, sectores y estructuras.

PLANO 7.- Matriz estratigráfica Área 3 y ampliación Área 2.

PLANO 8.- Sector C1c. Sección Norte y Matriz estratigráfica.

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