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Obra: Hombre y sentido : Círculo Eranos, III : selección de textos de “Eranos-Jahrbücher” / C.G. Jung... [et al] / presentación de A. Ortiz-Osés / epílogo de Blanca Solares Publicación: Rubí (Barcelona) : Editorial Anthropos, 2004. -- (Autores, Textos y Temas. Hermeneusis ; 20) _________________________________________________________ Contenidos: Epílogo : El círculo de Eranos frente al totalitarismo, de Blanca Solares (Páginas 197-206)

Eranos Frente Ao Totalitarismo

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Pensamento do Circulo de Eranos - Jung, Eliade Corbin e outros do campo do simbólico sobre o totalitarismo moderno

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Obra: Hombre y sentido : Círculo Eranos, III : selección de textos de

“Eranos-Jahrbücher” / C.G. Jung... [et al] / presentación de

A. Ortiz-Osés / epílogo de Blanca Solares

Publicación: Rubí (Barcelona) : Editorial Anthropos, 2004. -- (Autores, Textos

y Temas. Hermeneusis ; 20)

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Contenidos: Epílogo : El círculo de Eranos frente al totalitarismo, de Blanca

Solares (Páginas 197-206)

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EPÍLOGO

EL CÍRCULO DE ERANOSFRENTE AL TOTALITARISMO

Blanca Solares

I

En los años treinta, el conjunto del continente europeo y es-pecialmente Alemania atravesaban por una de las fases más do-lorosas y desconcertantes de todos los tiempos. Los intelectualesy las mentes más lúcidas de la época no lograban comprender elsignificado de la sistemática anulación de derechos civiles y elconjunto de humillaciones al que los orillaba el ejercicio del po-der en manos del fascismo nazi y su líder Adolf Hilter. La instau-ración del totalitarismo y sus métodos de violenta represión, quecomo nunca antes en la historia podían hacer uso de un poten-cial técnico de destrucción masiva contra su propia poblacióncivil, desplegaron su cortina de muerte a través del sistemáticoaniquilamiento de judíos, comunistas, disidentes, viejos, enfer-mos y niños discapacitados, entre otros «lastres de la naturaleza».La arbitrariedad con la que día a día se anulaban los más ele-mentales derechos bajo el slogan de la «limpieza de la sangre» ola eugenesia de los «no aptos» y los «desequilibrados» a favor dela preservación de la raza pura, justificaba la segregación o elasesinato de cualquier persona bajo el inusitado pretexto de «pormotivos políticos y de salud pública».

Por su parte, en la Unión Soviética, la era estaliniana, inicia-da en 1928, incrementaba el endurecimiento de su razón deEstado, propagandizada como ideología pseudocientífica comu-nista, amputando selectivamente individuos y capas socialesenteras del nuevo orden revolucionario al capricho del partidoburocrático y su líder omnímodo. Las otras metrópolis occiden-tales bajo la modalidad estatal capitalista hacían lo suyo, apre-

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tando las tuercas en su sentido productivista a través de lacoerción económico-política sobre sus colonias y sus propiasmasas civiles. El conjunto de dichas tensiones civilizatorias, tanantagónicas como complementarias, no tardaría en estallar. En1939 dio comienzo la Segunda Guerra Mundial, sumiendo alglobo por nueve años en una masacre sin precedentes.

La reflexión crítica del Círculo de Eranos, que emerge en1933 y que dura hasta 1988, no se configura al margen de estedeplorable contexto histórico-político que hoy sigue su ascenso,de ahí también la actualidad del pensamiento de Eranos y laurgencia de su difusión y desarrollo. Se puede decir que la figu-ra en torno a la cual giraban sus reuniones intelectuales, C.G.Jung, en su calidad de psiquiatra, lejos de ignorar las circuns-tancias, y desde su ámbito de reflexión específica, forja unarespuesta contundente respecto a los orígenes de este mal queen nada era sólo económico, ni era exclusivo sólo de Alemania.El conjunto de las teorizaciones del Círculo —sin tener que serdirectas— se perfilan como una respuesta decidida y plural a lacrisis civilizatoria y del pensamiento que experimenta la épocay que precisamente cobra una actualidad inusitada hoy, porqueaún no logramos salir de sus cauces estructurales.

Pues qué tan distante es el totalitarismo de entonces conrespecto al de nuestros días, cuando un gobierno como el delos Estados Unidos, supuesto baluarte de la democracia occi-dental y los derechos humanos, puede ejercer hacia el exterioruna política de agresión unilateral y de ignorancia respecto deacuerdos internacionales, o de reservarse el derecho de lanzarataques «preventivos», no defensivos, contra cualquier naciónde la tierra, o en el que el presidente declara sin ningún ruborque «exportaremos la muerte y la violencia a todos los rinconesde la Tierra en defensa de nuestra gran nación». En la actuali-dad, en EE.UU., los jóvenes inmigrantes musulmanes deben re-gistrarse y ser sujetos a interrogatorio. Cientos de ellos han sidoarrestados y detenidos sin juicio o posibilidad de asistencia le-gal, otros han sido apartados de sus familias y deportados porfaltas técnicas a los reglamentos de inmigración. El paraderode otros más es aún desconocido. En la bahía de Guantánamo,se afirma que se construyen cámaras de ejecución y que cien-tos de ciudadanos extranjeros permanecen ahí en una suerte de

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limbo. En el mismo EE.UU., el incontenible programa de des-mantelamiento de los sistemas de asistencia social es paraleloal déficit de su presupuesto causado por el incremento del pre-supuesto militar, las reducciones de impuestos a los acaudala-dos y la creación de una mayor burocracia concentrada ahoraen el Departamento de Seguridad de la Patria, organismo encar-gado de amedrentar a los ciudadanos con inminentes y nuevosatentados terroristas a la vez que de desarrollar programascomo el de «Vigilancia de Información Total».1 Se trata de re-coger datos de las actividades cotidianas de los ciudadanos co-munes, como cargos a las tarjetas de crédito, préstamos en lasbibliotecas, inscripciones en cursos universitarios, etc. La gue-rra en Irak, aquí, ha sido el pretexto para la manifestación másextrema de lo que era ya latente, el perfeccionamiento de lastécnicas totalitarias con las que opera el «liberalismo» transna-cional en la llamada «era de la globalización».

Se entiende por qué, no sin alarma, Carl Amery, agudo ylúcido crítico de la civilización occidental, titula el último desus libros Auschwitz, ¿comienza el siglo XXI? Hitler como pre-cursor,2 paralelo a la advertencia de Elliot Weinberger en elsentido de que «estamos frente al gobierno estadounidensemás aterrador de los tiempos modernos», y ello sólo por sub-rayar los rasgos en el corazón del Imperio.

II

Hay que recordar que frente al terror totalitario que se expan-día por Europa en los años treinta, T.W. Adorno y Max Horkhei-mer en Dialéctica de la Ilustración (1944) formulaban ya una delas críticas más radicales a la modernidad que se hayan hechohasta nuestros días, definían la época en términos de catástrofe incontinuum. El desarrollo de la razón ilustrada, parcial, reducidaa «razón instrumental», acción de acuerdo a fines, impregna alcuerpo de todos los comportamientos sociales. Una vez instru-mentalizado el comportamiento, cuando ningún acto vale por símismo, la cuestión del sentido, la trascendencia o el destino no

1. Véase Elliot Weinberger, 12 de septiembre. Cartas de Nueva York, Era, Méxi-co, 2003.

2. C. Amery, 2002, Turner/FCE, España.

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sólo se desvalorizan, sino que incluso se entienden sólo en térmi-nos «subjetivos» como éxito, reconocimiento, beneficio o implan-tación de la racionalidad parcial de quien domina la serie infinitade los medios. A la luz del pensamiento crítico de la Escuela deFrankfurt, que también había sufrido el incendio de su Instituto eigualmente había huido de Alemania bajo amenaza de muerte, lamodernidad ilustrada sólo puede perfilarse como una «regresióna la barbarie» precipitada por las estructuras de dominio contem-poráneo. El concepto tiende a enmudecer, la capacidad de articu-lar una acción esperanzadora se pervierte, la poesía resulta impo-sible después de Auschwitz.

El ascenso de Hitler al poder y la adhesión política a suprograma de exterminio fundado en un Zeitgeist, que no secircunscribía sólo a la Europa central, sino incluso al socialis-mo real, el desprecio más o menos generalizado a la democra-cia, el arte y el pensamiento, el convencimiento popularizadode la necesidad de la eugenesia y la incipiente intuición delcercano agotamiento de los recursos naturales, marcan laspautas «objetivas» de uno de los postulados más delicados ycomplejos con los que trabaja la crítica de la modernidad deAdorno y Horkheimer: «el mito es iluminismo, y el iluminis-mo, mitología». A partir de esta lectura también iluminista yde la que dramáticamente no pueden prescindir los autoresdel «pensamiento negativo», se concibe el mito como compor-tamiento fanático e irracional, y la mitología como ideologíalegitimadora del dominio, capaces, sin embargo, ambos demovilizar las sombras del inconsciente, el miedo, la venganzay el resentimiento. Se cierra toda posibilidad de una vuelta alpasado, el dogma, el credo, la creencia, todo rasgo de pensa-miento tradicional y religioso se coloca bajo la etiqueta depensamiento salvaje o «pre-racional» o «proto-iluminista» y,no obstante, pervive en un resquicio de su apocalíptica visiónel anhelo de lo completamente Otro que en la nostalgia y elrecuerdo obedece a un tiempo que sin haber sido, es siempre.

Quizá como en ninguno de los ámbitos de reflexión de las cien-cias humanas, el análisis de los aspectos más oscuros de la psique,tanto a un nivel individual como colectivo y que se ubican fuera dela consciencia, se haya concentrado en las investigaciones realiza-das en el ámbito propio de la psicología. Sin embargo, descender

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a la oscuridad de las fuentes de la psique y el fondo de sus pro-fundidades no es una tarea que pueda emprenderse con los solosrecursos epistemológicos de la razón científica. La urgencia porcomprender los visos patológicos que adoptan cada vez máslos comportamientos de la época, acarrea necesariamente lacomprensión de la propia crisis de la razón ligada al predominiode la consciencia y del Ego como centro de ésta; arroja al psico-análisis, en efecto, al pozo oscuro del inconsciente, que se descu-bre como algo más que sombra de la consciencia o depósito delos deseos reprimidos (Freud), y que implica a la vez una supera-ción en el método y los presupuestos de la ciencia establecida.

Simultáneamente a la crítica de la razón que ha devenidobarbarie nihilista, el Círculo de Eranos, sin dejar de plantear supropia postura crítica de la modernidad, se abre, sin embargo, alpensamiento como búsqueda a través no del antagonismo entremito y razón, sino de los lazos que atan o impiden el vínculoentre mito y razón, consciencia e inconsciente, diferencia e identi-dad, filosofía y ciencias humanas, teología y antropología, Oriente yOccidente. Mientras en el ámbito de la reflexión cultural, el extre-mo de la crítica de la razón ve en el desarrollo de la ciencia y lailustración la clave secular de una modernidad que marcha haciasu ocaso y que nos confina al silencio, la apuesta teórica y deinvestigación de Eranos, en contraste, abre un horizonte de cues-tiones sin resolver, la necesidad de profundizar en los tradiciona-les postulados de las ciencias, en la parcialidad de sus métodosde investigación, en la radicalización de sus presupuestos con re-lación, sobre todo, a la supuesta separación entre sujeto y objetode conocimiento, sus nociones mismas de objetividad y universa-lidad, su esquizofrénica polarización de la conciencia del controly dominio del entorno y de sí mismo. Sin soslayar la cuestión deltrabajo con los aspectos inconscientes de la cultura, pero sin re-ducirlos tampoco a irracionalidad y represión, el Círculo de Era-nos, en un momento de crisis del racionalismo tradicional y deapertura a nuevos «misticismos sectarios» o adoctrinamientosfundamentalistas, en los que se fermenta lo que Amin Maaloufllamará más tarde «identidades asesinas»,3 concentra sus investi-gaciones en la mediación de lo reprimido en la consciencia, indi-

3. A. Maalouf, Identidades asesinas, Alianza, Madrid, 2000.

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vidual y culturalmente; en la comprensión de la dimensión imagi-nante a través de la cual el hombre ha establecido un vínculo conlo sagrado a lo largo de milenios de historia y que experimentaun doloroso bloqueo y una devastación efectiva en las condicio-nes dominantes de la modernidad.

Desde una perspectiva de análisis teórico, la escisión radicalde los opuestos y la urgencia de entablar entre ambos un puentellevan a Jung y a la Escuela de Eranos a ocuparse de su síntesisno a través de la «razón pura», sino de la investigación antropoló-gica, y descubrir su proyección en un imaginario simbólico en elque se condensan los contrarios en la imagen de un contenedorde los opuestos del que el símbolo emerge como mediador, esdecir, como la posibilidad de una comprensión más profunda delo Otro, no sólo racional, sino anímica y afectiva. Porque lo pues-to en juego en todo proceso de entendimiento no es sólo el signi-ficado semiológico de la comunicación, sino la significación la-tente que involucra en la comprensión del individuo como untodo, su experiencia y su memoria, sus aversiones y sus simpa-tías, convergentes en la fuerza polisémica de los símbolos.

III

El conjunto de los 57 volúmenes que integran su pensa-miento expone las etapas en el desarrollo de sus investigacio-nes. Se parte de la necesidad de indagar las peculiaridades quehacen del mito y sus revelaciones oníricas e imaginales unaontología mito-simbólica, una axiología capaz de orientar alhombre en las etapas críticas de su existencia bajo cualquiercircunstancia. Se continúa luego con una antropología culturalredescubriendo en el hombre arcaico su arquetipología mito-mística en las nuevas tipologías y configuraciones culturales;en la civilización actual, en un contexto de secularización delculto. Para descubrir, finalmente, el hilo secreto que cobijatanto al hombre primitivo como al hombre moderno, hilo ourdimbre de la dimensión simbólica del anthropos.4

El estudio comparativo y hermenéutico de las mitologías delmundo (Jung, M. Eliade, K. Kerényi, J. Campbell, E. Neumann,

4. Cfr. Osés, «Jung y Eranos», en Diccionario de Hermenéutica, Universidad deDeusto, 1997.

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G. Dumézil, H. Corbin, J. Hillman, H. Zimmer, Marie-Louise vonFranz, G. Durand o Andrés Ortiz-Osés, entre otros), al final hacever la historia cultural de la humanidad como una unidad, bajosus múltiples modalidades, en una convergencia diferencial. Noexiste una sociedad en la que los motivos mitológicos, como elrobo del fuego, el diluvio, la muerte, el árbol, la gran Madre o elviejo sabio, no estén presentes en sus liturgias, cosmogonías yrituales como substratos simbólicos para la espiritualización de lavida material e inconsciente. La crónica de nuestra especie sepresenta así desde la primera página no sólo como la enumera-ción del progreso del hombre hacedor de herramientas, homofaber y homo sapiens, homo parlante y zoon politikon juntos a finde superar la naturaleza escasa, sino como la proyección, tam-bién, de la figura comunitaria del homo symbolicus o religioso,para que la reproducción material de esa comunidad y la elabo-ración de su violencia, miedos y terrores, lejos de agotarse en lasnecesidades de sobrevivencia, acumulación y preservación de lavida social, apunten en el sentido creativo de su espiritualizacióny comunidad con los dioses.

En la conjunción de sus fuerzas múltiples y diversificadas,en la penta-dimensionalidad de estos rasgos con alcances onto-lógicos se juega la radical comprensión antropológica del hom-bre. Reducir su estudio a una de sus dimensiones, o pretenderque el homo simbolicus —que en la onda expansiva de lo sagra-do incluye al homo ludens, eroticus y esteticus o artisticus— sereduce a fantasía ilusoria o incluso a la sublimación productivade sus actos puede acabar, como en la modernidad, en su igno-rancia y represión, pero no en su anulación definitiva. Lo quevivimos en todo caso es la refuncionalización degradada de ladimensión imaginante que tampoco es ajena a la fermentaciónde deseos reprimidos o expectativas no cumplidas y que, comobien sabía Freud, son el fermento del malestar en la culturapresto a estallar como fascismo e intolerancia. El Círculo deEranos no se ocupa directamente del proceso desimbolizadordifundido en la modernidad, sobre todo, a través del intermi-tente bombardeo de la simultaneidad mediática. Más bien, suempeño radica en un «comenzar por el principio», en interpre-tar y descubrir el hilo arqueológico de lo sagrado, del mito y dela dimensión simbólica de la cultura, entendida ésta como culto

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o cultivo de una relación entre hombres y Dioses ya desde elPaleolítico, hace por lo menos 40.000 años; en la cuestión delsentido onto-religioso de la vida y la existencia como dimensiónconstitutiva del ser, radicalmente socavada, degradada, o rea-decuada por el mercado de consumo y el proceso de seculari-zación unilateral. Proceso de los mass media impermeable a lacomunicación simbólico-imaginal que, por más que hable de«símbolos», «mitos» o «nuevas religiones», no puede ocultarnosque su tendencia básica está orientada a la producción de me-ros estereotipos ideológicos (racionalizados) para adecuar y di-rigir comportamientos literales crecientemente violentos y auto-ritarios por medio de la perversión y manipulación efectivistade imágenes y textos.

A lo largo de los más de cincuenta años en los que anual-mente el grupo se dio cita, se aborda la reflexión sobre la di-mensión simbólica del homo sapiens no en el ámbito de lasrealidades estereotipadas propias de la difusión de masas, sinoa nivel simbólico, desideologizador, mediador, abierto a la exé-gesis, arquetípico, buscando una especie de medio radicado en-tre los extremos, o tratando de compensar la unilateralidadsimplista o cerrada de las interpretaciones de la realidad. Fren-te al purismo eurocéntrico, como frente a la retórica pseudo-progresista del materialismo europeo de izquierdas, Eranos secaracteriza desde el principio por una posición que lo apartadel materialismo de ambos, tanto del materialismo comunistacomo del espiritualismo materialista del capitalismo. Pues, ma-teria y espíritu en este caso, a decir de Jung, son como las doscaras o fenómenos de una realidad semejante. Lo que importa,mientras tanto, refiere a otro ámbito.5

Eranos insiste en forjar una posición medial entre el reinode la consciencia y del inconsciente, del espíritu y la razón, delo anímico y lo racional, del ego y el «sí mismo» (sich-Selbst)como trabajo cultural (cultual) insoslayable. El método usadopara acceder a lo sagrado-religioso no es el histórico-positivo oexplicativo, sino el hermenéutico comprensivo, basado en lainterpretación empática de la esencia vivida, rasgo que desde

5. Véase C.G. Jung, Civilización en transición, Obra Completa, vol. 10, Trotta,Madrid, 200.

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entonces distingue sus estudios de la Historia y la Sociologíade las Religiones. Funda la práctica de una ciencia interdisci-plinaria para la comprensión del hombre en todas sus dimen-siones. Pero, sobre todo, el mayor mérito de Eranos consisteen forjar las bases teóricas de una actitud abierta a la com-prensión de lo Otro por más ajeno que nos sea y con respectoal cual la modernidad y la acrítica razón científico-técnicacontinúan comportándose de manera excluyente.

IV

Pues, el problema de nuestro tiempo sigue siendo el de lainvestigación de las causas del fascismo, la violencia, el totalita-rismo y su arraigo en las sociedades. El conocido proceso de la«globalización» de nuestros días, a la vez que destruye las divisio-nes culturales y socioeconómicas que definían los modelos políti-cos característicos de la era moderna, se desentiende, nunca seha comprometido, con respecto a las bases necesarias para lacompresión de los otros. En consecuencia, el gran hipertexto delmodelo liberal-democrático como vía libre para la mundializa-ción y que debía unificar el mundo constata de pronto que, enrealidad, lo que aparece es la fragmentación y el conflicto. Gue-rras, violencia, masacres de víctimas civiles, asesinatos masivosen campos de concentración, suspensión de los derechos inalie-nables son algunos de los signos de la crisis de una cultura queviene siendo socavada de manera intensiva desde la SegundaGuerra Mundial. Se asegura que desde entonces apenas puededecirse que haya habido un solo mes de relativa paz, quizá sep-tiembre de 1945, y que salvo esos días siempre ha existido algunacontienda bélica en el globo. Habría que añadir a esto la operan-cia auténticamente crónica de estos mecanismos en el llamado«Tercer Mundo», países que concentran la mayoría de la pobla-ción mundial; naciones producto de la herencia colonial que, dehecho, económica, política y militarmente se hallan condenadasa diversas modalidades de genocidio sistemático.6

6. Se calcula así que entre las casi doscientas conflagraciones bélicas ocurridasentre mediados de los cuarenta y finales de los noventa, más del 90 % tuvieron lugaren países en vías de desarrollo. En tres de cada cuatro casos, se ha tratado de guerrasinternas o civiles, lo que explica que un altísimo porcentaje de las víctimas ocasiona-

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La mención de algunos de los rasgos de la situación actualsólo ha servido aquí para volvernos a Eranos y su insistenciaen el trabajo con las fuentes oscuras de la razón. Ya en Tebas,cuando la peste agobiaba a la Ciudad, el problema de la con-tinuidad social problematizaba el mantenimiento de las condi-ciones, los papeles y las funciones en el seno de la Ciudad acosta del flujo de las generaciones que gobiernan y desapa-recen para ser sucedidas por otros. Desde tiempos antiguos, elvínculo entre lo individual y lo público se mostraba evidente,lo mismo que no se ignoraba la violencia de las relacioneshumanas en el origen mismo de todo edificio cultural. De ma-nera que sólo después de su aventura mítica —del viaje interiorhacia la realización de su destino—, Edipo es capaz de aportarla seguridad de la salvación en la paz y la concordia a Greciadesde el Oráculo de Colona, como eco debilitado de aquellapromesa que representaba Armonía cuando los dioses la entre-garon como esposa a su tatarabuelo Cadmo. La mediación delos opuestos que la modernidad ignora y polariza, teórica yprácticamente, permite insistir en la necesidad de la media-ción, en que la transformación del mal desde la raíz no seresuelve a través de la instrucción ilustrada, ni de consensosen el ámbito manipulado de la democracia moderna, ni delperfeccionamiento de una moral o el sometimiento ético a undeber ser; se funda, como los integrantes de Eranos nos descu-bren en la comprensión hermenéutica y simbólica de lo Otro,lejos de la violencia sangrante que, en nuestros aciagos días,lleva en sí el desarrollo de la economía del riesgo global.

das, nada menos que un 85 % sobre el total, fueran personas no involucradas direc-tamente con alguno de los bandos beligerantes. A medida que unos conflictos arma-dos concluían, empezaban otros, el número total de guerras dirimidas anualmenteha aumentado de manera paulatina: 3 en 1945; 24 en 1965; 33 en 1985; 49 en 1995.Sólo en la primera mitad de la década de los noventa, después que finalizara laguerra fría, se contabilizaron casi un centenar de conflictos bélicos, en los que pere-cieron cinco millones y medio de personas. Véase Peter Waldmann y Fernando Rei-nares, Sociedades en guerra civil, Paidós, Barcelona, 1999.

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