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Rodrigo Moya Es un fotógrafo imprescindible por la calidad de su producción fotográfica. Su archivo comprende de más de cuarenta mil negativos, convirtiéndolo en uno de los más importantes que existen en México, no solamente por la calidad de sus imágenes, sino por estar catalogado, organizado y seleccionado por el propio autor. Su obra fue creada en el lapso de trece años (1955 a 1968). Dentro de sus trabajos más relevantes se encuentran reportajes y eventos internacionales como la cobertura del quinto aniversario de la revolución Cubana en 1964, a finales del mismo año e inicios del siguiente permaneció en Panamá durante el cambio de gobierno a una dictadura. También participó en la cobertura de la invasión de EEUU a Santo Domingo, República Dominicana en 1965. El año siguiente cubrió la guerrilla en la Sierra Falcón, en Venezuela, así como diversas guerrillas latinoamericanas. En 1968 decidió retirarse de la actividad periodística para crear su propia revista de temas pesqueros, hasta el año 2000 sorprendiera al mundo fotográfico con su regreso, después de treinta y dos años de ausencia, teniendo una acogida sorprendente por propios y extraños. Desde su reaparición a la fecha ha realizado una presencia importante, convirtiéndolo en uno de los fotógrafos con mayor fuerza y presencia a través de sus pláticas, exposiciones fotográficas, discusiones públicas y privadas en torno a la fotografía y sus exponentes. Así como la realización de libros, como son: “Rodrigo Moya, foto insurrecta” (2006) y “Una visión crítica de la modernidad” (2007), “Rodrigo Moya, Una Mirada Documental al México de Mediados del Siglo XX” (2008), por Alberto Castillo Troncoso. Entre muchos planes que sigue realizando. Rodrigo es de personalidad afable y convicciones claras y firmes. Hombre crítico y generoso, defensor incansable de sus ideales. Entrevista realizada el 4 de noviembre del 2002 En Cuernavaca, Morelos. Nombre completo: Luis Rodrigo Moya Moreno Fecha de nacimiento: 10 de abril de 1934 Lugar de nacimiento: Medellín, Colombia. Por circunstancias. Fecha de inicio cómo fotógrafo: En 1955 como ayudante, en 1956 en Impacto. Medios para los que ha trabajado: En revistas como son Impacto, Sucesos, Siempre, principalmente, así como en otras publicaciones de manera independiente. Mexicano por los cuatro costados. Debo de poner en claro que soy mexicano por nacimiento puesto que mis padres son mexicanos. Nací en Colombia porque mi padre se encontraba de gira artística en la compañía de Fernando Soler. En aquel entonces se viajaba mucho por barco y los viajes eran muy largos, las giras duraban meses y a veces años. 1

Entrevista Rodrigo Moya

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Page 1: Entrevista Rodrigo Moya

Rodrigo Moya

Es un fotógrafo imprescindible por la calidad de su producción fotográfica. Su archivo comprende de más de cuarenta mil negativos, convirtiéndolo en uno de los más importantes que existen en México, no solamente por la calidad de sus imágenes, sino por estar catalogado, organizado y seleccionado por el propio autor. Su obra fue creada en el lapso de trece años (1955 a 1968). Dentro de sus trabajos más relevantes se encuentran reportajes y eventos internacionales como la cobertura del quinto aniversario de la revolución Cubana en 1964, a finales del mismo año e inicios del siguiente permaneció en Panamá durante el cambio de gobierno a una dictadura. También participó en la cobertura de la invasión de EEUU a Santo Domingo, República Dominicana en 1965. El año siguiente cubrió la guerrilla en la Sierra Falcón, en Venezuela, así como diversas guerrillas latinoamericanas. En 1968 decidió retirarse de la actividad periodística para crear su propia revista de temas pesqueros, hasta el año 2000 sorprendiera al mundo fotográfico con su regreso, después de treinta y dos años de ausencia, teniendo una acogida sorprendente por propios y extraños. Desde su reaparición a la fecha ha realizado una presencia importante, convirtiéndolo en uno de los fotógrafos con mayor fuerza y presencia a través de sus pláticas, exposiciones fotográficas, discusiones públicas y privadas en torno a la fotografía y sus exponentes. Así como la realización de libros, como son: “Rodrigo Moya, foto insurrecta” (2006) y “Una visión crítica de la modernidad” (2007), “Rodrigo Moya, Una Mirada Documental al México de Mediados del Siglo XX” (2008), por Alberto Castillo Troncoso. Entre muchos planes que sigue realizando. Rodrigo es de personalidad afable y convicciones claras y firmes. Hombre crítico y generoso, defensor incansable de sus ideales.

Entrevista realizada el 4 de noviembre del 2002En Cuernavaca, Morelos.

Nombre completo: Luis Rodrigo Moya MorenoFecha de nacimiento: 10 de abril de 1934Lugar de nacimiento: Medellín, Colombia. Por circunstancias.Fecha de inicio cómo fotógrafo: En 1955 como ayudante, en 1956 en Impacto.Medios para los que ha trabajado: En revistas como son Impacto, Sucesos, Siempre, principalmente, así como en otras publicaciones de manera independiente.

Mexicano por los cuatro costados.

Debo de poner en claro que soy mexicano por nacimiento puesto que mis padres son mexicanos. Nací en Colombia porque mi padre se encontraba de gira artística en la compañía de Fernando Soler. En aquel entonces se viajaba mucho por barco y los viajes eran muy largos, las giras duraban meses y a veces años.

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Fue en una gira que nací cuando mis padres estaban en Colombia. Estaba programado para junio, pero me adelanté y fui sietemesino, me

anticipé dos meses de lo esperado, por lo que me tocó nacer allá, pero me considero cien por ciento mexicano.

Tardé treinta y cinco años en conocer Colombia, regresé como periodista. Aunque tengo varios vínculos con Colombia y me apasiona ese pueblo, no me considero colombiano, soy mexicano por los cuatro costados.

La influencia paterna

Mi padre fue un escenógrafo de la época de oro del cine mexicano, con algunos laureles. Hizo películas muy famosas, ganó algunos premios, aunque en aquella época no existían los Arieles como ahora, pero se daba el premio a la mejor escenografía y era otorgado por la asociación de críticos de cine, él ganó varios premios. Se llamaba Luis Moya. De ahí me arrancó un poquito la afición por la fotografía porque lo acompañaba a los estudios a ver como se filmaba, además él me obligaba cada fin de año a trabajar durante un mes y medio, para ganar mi propio dinero y me obligaba a compartirlo con mi mamá. Manías de los papás de antes. Así entré a realizar trabajos a los estudios donde también los sufría porque terminaba haciendo los trabajos más raros del mundo, yo tendría ocho o nueve años y mientras mis amigos jugaban pelota o se iban de vacaciones, yo trabajaba. Pero pasando ese mes y medio, había quince días extraordinarios de vacaciones. Crecí un poco entre los estudios, las cámaras, las filmaciones y todo ese mundo del cine, pero debo reconocer que en ese entonces me aburría un poco todo eso.

Entre la Ingeniería y la televisión

Estudié con muchos trabajos hasta segundo año de Ingeniería, hice un bachillerato de físico-matemático, en aquel entonces era un bachillerato específico, posteriormente entré a la Facultad de Ingeniería donde sufrí horriblemente dos años y medio hasta que deserté, ya que tenía dificultades con las matemáticas. Hasta que un día le dije a mi padre que no quería estudiar más y él me respondió, pues o “Trabajas o estudias”. Y yo no quería estudiar y tampoco sabía trabajar, lo que sí sabía hacer muy bien era jugar, era un buen jugador de Jai Alai, era deportista nato, una experiencia deportiva que no tengo en otros sectores del cerebro, jugaba Jai Alai, frontón y montañismo, era un chico sano. Fue entonces tuve que empezar a trabajar vendiendo cosas muy insólitas, ya que vendía objetos de casa en casa. Finalmente un amigo colombiano me rescató y me pagó un curso intensivo en lo que es ahora es Televisa, antes era solamente Canal 2, mis maestros fueron Luis de Llano y Roberto Keny, esto fue en el año de 1953 o 1954. En seis meses te querían hacer director y productor, terminé el curso, lo hice bien, me gustó mucho la televisión, lo que no me gustó mucho fue el ambiente que había, ya que era terrible, estaba lleno de homosexuales, mujeres bonitas que no estaban a tu alcance, que sólo cogían con los grandes jefes, con los poderosos. Uno nada más olía pasar los aromas de tanta muchacha bonita, era un ambiente muy clasista.

La decisión de ser fotógrafo

Un día mi amigo Guillermo Angulo, que era fotógrafo, llegó a los estudios de televisión en los que yo trabajaba y me pidió que le explicara cómo funcionaba una cámara de televisión. Entonces acordamos que yo le enseñaba a usar la cámara de televisión y él me enseñaba sobre la fotografía fija, y así fue. Al día siguiente él estuvo todo el día conmigo y vio todo, le enseñé todo lo que yo sabía y me dijo que a los dos días fuera a su laboratorio. Me empezó a

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explicar todo, paso por paso desde sacar el rollo de la cámara, hasta proyectar una foto y revelarla y todo ese mundo mágico.

En ese momento le dije que quería ser fotógrafo, entonces fui su ayudante durante casi un año a cambio de un cuarto y comida. Guillermo Angulo

fue un hombre extraordinario que me enseñó todos los secretos sobre la fotografía, me hablaba de texturas, de sombras, de altos contrastes, de revelados especiales, incluso me enseñó

a manejar los papeles y por si fuera poco, también me enseñó de literatura.A cambio yo le cargaba sus cámaras. Mi formación como fotógrafo fue intensa, deslumbrante, minuciosa y profunda, de ahí viene mi amor por la buena fotografía y por el cuidado de la técnica en el laboratorio.

De aprendiz a fotógrafo Empecé como ayudante en el año de 1955 y a un año de estar con mi maestro Angulo, él decidió irse a estudiar cine con Sabatini y se retiró de la foto, por lo tanto me quedé solo. Aunque en ese momento ya tenía cierto acercamiento en la revista Impacto, por lo que Nacho López fotógrafo y compañero de Angulo, me adoptó y de manera secreta fungí como su suplente y fui su canchanchán durante una temporada. Hasta que en 1956 entré a la nomina de Impacto y en noviembre del mismo año ganó mi primer portada de la revista. Y es a partir de eso de que yo me puedo considerar fotógrafo, por fin dejé de ser un aprendiz, donde me dije a mi mismo

“Ya soy fotógrafo, ya no quiero ser otra cosa en la vida más que fotógrafo”.

Me sentía muy orgulloso, tanto que anduve repartiendo ese ejemplar por todas partes. Aunque formalmente empecé en 1955.

Andanzas profesionales

Laboré principalmente en revistas, los periódicos nunca me gustaron. Trabajé en Impacto, Sucesos, luego en una revista trivial que se llamaba Ráfaga, de Juan Martínez Ruiz, yo era su secretario de redacción, ahí no trabaje de fotógrafo. Posteriormente como free lance realicé trabajos relacionados con el mar, los primeros me costaron mucho trabajo hacerlos, aunque estos viajes fueron la oportunidad convivir con mis hijos pues me acompañaban a realizarlos.

Reportajes y actitudes

Al llegar a casa con mis rollos en la bolsa, revelaba, seleccionaba e imprimía para después llevar ese material a las redacciones a ofrecerlo. Y era cuando me enfrentaba a la realidad con mi material en la mano, era una situación decepcionante porque nunca podía vender todo el trabajo en su conjunto como un reportaje, porque se quedaban sólo con dos o tres fotos. Como ejemplo y a manera de anécdota, comento lo que me sucedió un día con José Pages Llergo director de la revista Siempre. Él era un tipo interesante pero muy voluble, y de manera permanente andaba de malas, así que llegué con él y le entregué tres reportajes. Dos de ellos eran acerca del mar y otro más. Y me dijo sobre los del mar “¿A quién le interesa eso?” y del otro me dijo “Éste, déjalo”. Me fui y regresé tres números después para saber por qué no había publicado el único reportaje que le había interesado. Llegué, entré a su oficina y las fotos seguían en su escritorio, molesto me acerqué y las tomé, él estaba de buenas y desde su sillón echado hacia atrás me dijo “No te lleves tus fotos, sí las vamos a publicar”. Me indignó su tono y le respondí de manera muy grosera y le dije que su revista era una revista para peluquería, que ahí no sabían valorar las fotografías y me salí. Pasaron algunos años y luego me publicó otro material sobre guerrillas que me compró por otros conductos, a través

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de Víctor Rico Galán y de las propias organizaciones guerrilleras con las que trabajábamos esos reportajes.

“Culetazo”, Ciudad de México. En el año de1958

Breve tiempo como fotógrafo

Mi carrera como fotógrafo se puede catalogar como breve si partimos de mi primera portada que me publicó Regino Hernández Llergo en la revista Impacto en 1956 y en el año de 1968 es cuando dejé de ser fotógrafo para tomar otros caminos. Más que desencanto por el periodismo o la fotografía en realidad fue la necesidad lo que me llevó a tomar otros caminos porque de la fotografía no podía vivir. En la medida en que me había pulido como fotógrafo y tenía mayor pasión por el laboratorio, por la copia fina, por la precisión, todo esto ya me costaba mucho dinero. Para un free lance invertir más de lo que gana no es negocio, no me daba ni para lo necesario, ahora lo puedo decir, antes no lo tenía tan claro pero un free lance debe de ser un buen administrador de su tiempo de sus viajes y de sus viejas.

El fotógrafo independiente debe saber cobrar y saber promoverse, y yo no lo supe hacer, ni lo sé hacer hoy

en día. Gastaba mucho y me pagaban sólo las dos o tres fotos que me escogían, lo que provocó que me resultara ada vez más difícil poder desarrollar cualquier proyecto.

Y con tres hijos y varios conflictos conyugales, la foto no me daba para vivir.

La necesidad de alejarse de la fotografía

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Sé que hay muchas dudas y especulaciones sobre mi desaparición de la actividad fotográfica, todo esto a pesar de mi trabajo con los diversos movimientos sociales. Anteriormente traté de explicarlo, aunque es muy complejo y estoy tratando de escribir de todo esto en un libro que espero terminar más adelante.

En realidad es simple la determinación por la que dejé la fotografía. Ya que fue un choque personal que conjugó la parte económica,

que era insostenible, con la manutención de tres hijos, una ex esposa y una compañera.

Nadie iba a depositar un cheque

De todo lo que gastaba en material fotográfico, cuando iba a trabajar con alguna de las guerrillas centroamericanas, sabía de antemano que nadie me iba a depositar un cheque o tendría una quincena segura. Si acaso conseguía para los pasajes de avión, además vivía como podía en total clandestinidad o en la clandestinidad de un hotel o de la montaña. Siempre estás como de prestado. Para mí ya era insostenible e incompatible trabajar de esa forma, debía mantener a mi familia, enfrentar los problemas que tenía en las revistas en las que colaboraba, superar el desencanto ideológico por la muerte del Che y sostener el cercenamiento a la lucha armada, que era una de mis metas para poder cubrir como fotógrafo, entonces todo se acabó en ese momento.

El contacto con el Che

El único contacto que tuve con el Che fue circunstancial, de coyuntura, en el año de 1965, cuando tuvimos una entrevista periodística con él.

La cual estuvo llena de situaciones curiosas, como el que yo llevaba pocas placas para tomarle fotos

porque no había tenido tiempo de ir por más material, y peor fue que al final el Che me pidió mi cámara

para tomarnos una foto con ella, y pues ya no traía película.Ya que para realizar la entrevista nos avisaron en el último momento, nos dijeron “El Che los recibe” y fuimos tres mexicanos; Rius, Froylán Manjarres un periodista con el que trabajé muy bien, lastima que muriera tan joven a los 29 años, y yo, estuvimos los tres. Fue una entrevista de poco más de tres horas de conversación, donde no tuve mayor relación con él, que las pocas fotos que le tomé en esa ocasión. El camino iba bien para haber podido realizar un trabajo de mayor envergadura, pero con su muerte todo eso se acabó, al igual que muchas cosas que se estaban haciendo en ese momento. De ninguna manera hubo una relación estrecha o cercana con él, excepto durante esas tres horas de conversación que fueron muy ricas.

El Che no era mito, ahora lo es

El Che representaba para todos los jóvenes, y no tan jóvenes, la posibilidad de una vida distinta, de

conseguir justicia y la ilusión de participar en un cambio. Ahora todos hemos caído en el escepticismo, hasta en nuestro

lenguaje cotidiano, usamos un lenguaje plagado de palabras vacías y sin sentido, palabras que no llenan al espíritu, tan solo al ego.

En ese entonces el Che no era mito, mito lo es ahora. Él era una persona de carne y hueso, que trataba de cambiar al mundo y con él había millones de personas que querían cambiar la relación con el imperio.

La muerte del Che

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La muerte del Che me impactó mucho, principalmente porque yo era muy inocente, era muy fanático, era una gente que soñaba con hacer el gran trabajo de su vida documentando a la guerrilla y por una serie de circunstancias que no podría platicar por largas, complejas y llenas de matices, me produjo un gran golpe. A partir de su muerte sabía que ya no podía ser lo mismo, que dejaría de estar integrado a los movimientos armados como lo había estado haciendo hasta ese momento y sumándole una bronca con Mario Menéndez quién era mi principal contacto con los movimientos armados, en ese momento, se desmoronó para mí la posibilidad de continuar y por lo mismo quedé volando.

Relación con la guerrilla

Aunque después nos dimos cuenta de que era un callejón sin salida, ya que no conocíamos la potencia del imperio, la fuerza con la que actúan para destruir todo lo que se les interpone. Lo que vimos en Nicaragua o en Argentina donde fueron implacables. Tardamos en entender que te enfrentas a un Goliat y nosotros no éramos un David. Tendrían que surgir muchos Davids para luchar contra ese Goliat. Yo participé como reportero en las guerrillas Guatemalteca, Venezolana y en la Dominicana en la cual estuve en 1966 realizando materiales fotográficos exclusivos. Fui el único fotógrafo latinoamericano que estuvo ahí, luego estuvo un argentino al que por cierto mataron y curiosamente de la guerrilla mexicana no tengo casi nada, me dediqué esencialmente a la latinoamericana.

La odisea de empezar una revista

Como mí anhelo de fotógrafo era cubrir la epopeya del Che Guevara y ésta había desparecido, me encontraba

un poco frustrado y desilusionado, sin saber qué hacer con mi vida.Entonces apareció un amigo que había visto mis reportajes sobre la pesca y el mar. Me propuso presentarme a un político que era amigo de él, Jorge Chamis, quien era el director de pesca en ese entonces. Esa fue otra coyuntura. Le mostré mis fotos y le emocionaron, me propuso que realizáramos una serie de folletos explicativos para mostrarle a la gente cómo proteger a la tortuga y cómo aprovechar el tiburón, entonces empezó a sacar una serie de documentos para que empezáramos a planear la publicación. Al estar armando los folletos mi amigo me propuso que mejor armáramos la propuesta de una revista, aunque yo me sentía incapaz de hacer una revista, pero finalmente se armó, hicimos una maqueta con el apoyo de mi mujer y de mi hijo Pablo que ahora es un gran diseñador. El domi o maqueta fue hecha con fotos de tamaño real, textos reales y cabezas bien pensadas, las secciones estaban claras, le integramos información nacional y quedó un trabajo bien hecho.

Entre la confusión y la realidad

Todo lo que estaba sucediendo era contrario a mis plantes de apenas hacia unos meses antes. Todo se me

había movido, lo ideológico y lo profesional. Debo confesar que fueron meses terribles. La muerte del Che cambió mi

mundo, fue un duro golpe y todo eso me sacaba mucho de onda.Pero continué con este proyecto y se entregó en noviembre. Le gustó muchísimo a Jorge Chamis y me pidió que le hiciera tres más. ¡Él no se imaginaba lo complicado que había sido terminar estas maquetas! En realidad fue como una obra de arte artesanal, era una pieza única y me pedía que le hiciera tres más para la semana siguiente para que ellos pudieran empezar a promover la revista dentro del círculo de empresarios e inversionistas potenciales.

Sacamos la revista

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Trabajamos como enajenados, de esas coyunturas heroicas y logramos entregar dos maquetas más en el plazo estipulado, a finales de noviembre y principios de diciembre. Ya estaba asegurada la publicidad, por lo menos de palabra, lo que nos permitía sacar en enero una revista bien hecha. Todo esto coincidió con el movimiento del 1968, en el que de alguna manera estaba involucrado por los vínculos naturales con los movimientos estudiantiles previos desde 1958 y con la actividad con los movimientos armados. Consciente de que el proyecto que estábamos haciendo me iba a absorber el cien por ciento de mi tiempo, tuve que renunciar al trabajo de fotógrafo.

Dejé de ser enlace y de viajar a Sudamérica, fue una lástima porque era una de las mejores partes y lo que más me gustaba realizar dentro de lo político y de la fotografía.

Dejar la fotografía

Ahí terminó mi aventura con la fotografía y a partir del año de 1968 considero que dejé de ser fotógrafo, porque ya no hago fotografía de prensa, y ya no me interesa el reportaje de otras áreas que no sea lo relacionado con el mar. Elegí y me incliné por dedicarme de lleno a la revista naciente, la cual fue un éxito durante sus primeros diez años, hubo épocas buenas y malas. Con eso terminó mi etapa como fotógrafo. La revista Técnica Pesquera fue una publicación importante en México dentro de su género, la cual circuló mensualmente durante veintidós años, y fuimos editorialmente muy críticos y adversarios a las directrices estatales. Por ellos tuvimos algunos números difíciles y en ocasiones montamos dos números en uno. Pero también hubo etapas maravillosas.

Convivir con los hijos

Desde el principio que realicé reportajes sobre el mar empecé a convivir mucho más con mis hijos, algo que me llenaba mucho, ya que tenía poco tiempo para ellos y además pude ganar dinero, lo que me daba tranquilidad. Entonces todo eso me jaló al mar, el cual ha sido un hilo conductor en mi vida desde siempre.

El entusiasmo de escribir lo que se ha vivido

Después de esos veintidós años, al retirarme de las actividades de la revista, yo había planeado dedicarme a escribir, pero me atrapo el exhumar todo este material fotográfico. Cuando decidí venir a vivir a Cuernavaca en 1998, después de una época critica de salud, quemé todas las naves, vendí todo lo vendible que tenía en la Ciudad de México, donde ya no tengo ni un cacahuate y me vine a vivir a Cuernavaca, aunque estoy asombrado de vivir lejos del mar. Lo que me trajo hasta aquí fue mi búsqueda de dedicarme a escribir y recuperarme de mi enfermedad, por eso llegué a esta ciudad y me he quedado aquí. La posibilidad de escribir es un proyecto que me sigue entusiasmando mucho poder realizarlo. Siempre lo he deseado y ahora tenía la oportunidad, y la pasión por hacerlo ya que iba creciendo en la medida que era derrotada mi empresa por los nuevos sistemas de comunicación que nos aplastaban a todos los pequeños editores, así me introducía cada vez más a la escritura. Que por cierto ahí tengo una novela en proceso, bueno realmente son dos en proceso de gestación, varios apuntes avanzados y uno publicado.

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De la serie “Rueda de la Fortuna”,

Tacuba, ciudad de México. En el año de1963

Mi estudio y el tiempo

Cuando arreglamos la casa en la que ahora vivimos en Cuernavaca, me atreví a hacer un pequeño estudio que tengo al fondo del jardincillo, ese era uno de mis sueños y me lo cumplí. Es un espacio en el cual deseaba aislarme para poder escribir, ahora que todavía estoy vivo y tengo toda la intención de realizar varias cosas, en cuanto me dé un espacio este archivo y antes de que me gane el tiempo u otra situación de salud.

Los negativos que brotan por todos lados

Durante largo tiempo me repetía constantemente “Voy a escribir todo lo que tenga que escribir”, pero cuál fue mi sorpresa que en todas las cosas que iba sacando, de las múltiples mudanzas que hemos tenido, aparecían por todos lados mis negativos, mi trabajo de fotografía, por supuesto lo que había sobrevivido a este tiempo.

Calculo que es la mitad del total de lo que tenía. La otra parte se perdió entre los periódicos, las revistas y otro tanto en

las mudanzas. Seguía teniendo muchos sobres con negativos de diversos formatos y cajas de contactos, bastante desordenados por cierto.

Por todos lados que avanzaba, seguían apareciendo por todas partes hasta que me dije “Voy a poner en orden todo esto” y así fue como me puse a organizarlo. Desde ese momento me perdí en todo esto, empecé a buscar con quien imprimir mi material, me encontré con dos o

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tres impresores muy malos, porque sigo con la manía de imprimir muy bien, intenté en Cámara #1 y termine muy decepcionado, comprendí que no podía pedirle a un laboratorio comercial que trabaje con calidad. Y entonces vine a descubrir un impresor excelente aquí en Cuernavaca, se llama Froylan Zaks. Él y yo hemos hecho una buena mancuerna, yo he aprendido de él y él de mí, es la conjunción de un impresor y de un fotógrafo. Un fotógrafo con obra compleja y numerosa que ya no puede dedicarse al laboratorio y menos a mí edad. Ahora la ampliadora que tengo la uso para calcar e indicar las zonas de preservación y los tiempos, eso lo utilizamos como códigos entre él y yo, para llegar a una copia de calidad.

El valor del tiempo

Recuerdo que en aquella época de fotógrafo llevaba una vida muy accidentada. Uno de joven no sabe apreciar su trabajo, hasta que pasa el tiempo y con él muchas cosas. Dándote cuenta del peso que esas imágenes tienen otro valor muy distinto al que le dabas en su momento. Asimismo esas fotos despiertan interés en otras personas y es cuando empiezas a valorar tu material y lo dimensionas, incluso en ocasiones lo sobredimensionas. Por lo pronto yo estoy contento y disfrutando todo lo que me está pasando, al mismo tiempo sigo descubriendo mi material.

Mirar lo mismo con otros ojos

Todo esto ha sido muy confuso, estoy encontrando fotos que nunca las había copiado porque las consideraba absolutamente inválidas o sin sentido, ahora he aprendido a verlas a través de los ojos de otros fotógrafos. De pronto veo fotos que se valoran y recuerdo que yo tengo muchas de esas fotos, empiezo a buscarlas y aparecen. La verdad estoy en un proceso de aprendizaje tardío pero continuo respecto a la foto, estoy aprendiendo mucho de ver la foto joven y de ver libros de fotos. Mi alejamiento de la fotografía fue tan radical que dejé la cultura fotográfica en su totalidad y ahora estoy tratando de recuperarla pues la he olvidado.

Ahora todo esto me está ayudando a revalorar mi trabajo y realizar una selección muy distinta de mi material a la que

pudiera haber hecho antes, hay una revaloración de mi manera de ver mi propio material.

Tirar negativos

No tengo la menor idea de qué porcentaje de material estoy seleccionando e imprimiendo. Cuando me puse a ordenar todo esto me encontré con mucho material que estaba pegado por la humedad y el tiempo, que afortunadamente sólo fueron los sobres, la película se encontraba bien, porque fue bien procesada y lavada en su momento. Entre mis negativos es raro encontrar algún negativo manchado, siempre fui muy cuidadoso en eso. La primera etapa de limpieza de mis negativos consistió en tirar todo el material que se encontrara fuera de foco, vibrados o disparos accidentales, de los cuales ya suman varios cientos, no sé cuántos pero son muchos, tiré cubetas y cubetas de negativos, reduje el archivo a la mitad. Ahora me entero que pude haber cometido varios errores al hacerlo de esta manera, pues pude haber tirado fotos valiosas que pudieran tener algún sentido, ser complemento de alguna serie, que sirvieran para la investigación del archivo en su conjunto, o bien que representaran a la época que me tocó retratar. Asimismo me dicen que estuvo bien, que dejar exclusivamente el material que quiera sea consultado por otros, eso es un derecho del autor. Creo que todo fotógrafo tiene el derecho de hacer una selección de su propio archivo, y desechar lo que no le gusta para no crearles problemas a otros cuando uno se muera, dejándoles tanta basura, siendo conscientes sabemos que en todos los archivos hay material infame con mala retórica o técnicamente defectuosos, mal revelados o rayados. En mi caso deseo dejar un archivo conciso, bien vestido y consultable.

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Las primeras etapas de selección

Este trabajo lo inicié en 1999, como primera etapa, la segunda empezó cuando encontré al impresor en octubre de 2000. Antes de la primera etapa seleccioné material exclusivamente relacionado con mi familia, el cual era bastante porque les tomaba muchas fotos a mis hijos. Cuando quise poner en orden el archivo fotográfico de reportero fue que me puse a tirar y tirar muchas cosas inútiles, muchas cosas mal hechas, que ahora hasta pueden dar vergüenza verlas, que de pronto me digo que malo era, que maleta fui, cuando era joven cómo guardaba estas cosas, además recordaba la intención al tomar esa foto y me sentí cursi, me sentí mal y se fue a la basura. Pero ahora me doy cuenta que muchas fotos que tiré, al margen de su calidad plástica o de oportunidad, eran un documento o formaban parte de alguna serie, pero ya ni modo, ya se las tragó la tierra.

Selección de autor

La selección de autor ha sido lo más importante de este proceso. A pesar de lo que pude haber tirado y que pudiera haber sido

considerado importante, aunque no creo que se hayan ido más de diez fotos dignas de estar en una pared o en alguna publicación.

Puedo decir que me quedé con las fotos que verdaderamente quiero y con la cantidad de material que puedo manejar. Me encuentro en una crisis de imagen terrible porque ahora estoy pensando de tiempo completo en imágenes, sueño imágenes, en verdad ya es una locura, pero deseo tomarlo con calma y terminarlo, sé que si esto lo hubiera empezado conforme lo iba generando actualmente sería mucho más fácil, hasta por cuestiones de salud.

El reencuentro con la fotografía

La pregunta que me hago es ¿Para qué dedicarle tanto tiempo a los negativos y a las impresiones? Y más cuando yo pensaba dedicarme a escribir. Y la respuesta puede ser simple, que cuando tomo una cosa no la dejo hasta que la termino. Los materiales literarios están ahí organizados para empezar a trabajar, pero a lo que le faltaba tener orden eran a los negativos, que seguían brotando por todas partes y no me dejaban concentrarme en otras cosas. Por eso le dedico tiempo para sacar adelante este material o no voy a hacer nada, así que empecé a trabajar seriamente en la fotografía, de tiempo completo, la fotografía es así de absorbente y demandante. Paralelamente a la exhumación se han presentado otras cosas, por ejemplo hay gente que me busca para entrevistarme, para proponerme como jurado de aquí y de allá, las visitas son continuas y me han ido retrasando. No obstante considero que son importantes para mí y los recibo con mucha atención pero me desvían de los que en realidad me interesa terminar. Me estoy integrando de tal forma al gremio que me atreví a asistir a una reunión de fotógrafos en la Fototeca de Pachuca.

¡Fue la primera vez en mi larga vida que asisto a una orgía de fotógrafos! Siempre estuve sólo en mi laboratorio, así me manejé y ahora me siento un poco raro, y aunque me

quitan tiempo las invitaciones a pláticas o las presentaciones, al final las siento como un reconocimiento hacía mí.

Pero me quita mucho tiempo y la exhumación también lo requiere, además añádele los gastos que conlleva asistir a todo esto y a mí nadie me está pagando nada. Una sola copia no me han pagado y se está convirtiendo en un conflicto económico para mí. Algunos amigo me dicen que solicite una beca para rescatar mi archivo, pero les digo que soy virgen en eso de los dineros con el gobierno y mejor me muero así. Como decía Juan José Arreola, esas no son becas son vejas.

La cancelación de un negativo

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Vender fotos de mi archivo es la mejor opción la cual me permitiría continuar investigando. Hay otra opción de financiamiento que me acaban de proponer y no estuve de acuerdo, le llaman cancelación de negativos. Consiste en imprimir cierta cantidad de fotos de un negativo seleccionado y desaparecerlo, romperlo, cortarlo. Eso te permite cotizarlas a buen precio en los circuitos de galerías o en el extranjero. Por supuesto que sería agradable vender una foto en veinte mil dólares, por varias razones sería importante para mí, pero no estaría dispuesto a cancelar ningún negativo. Considero que las fotografías que existen son para compartirlas, para que todos las vean y no solamente los que puedan pagarlas. Mejor guardo mi ambición para otras cosas.

La meta son tres mil copias

Para quedar tranquilo con la reproducción de mi material, considero que debo copiar por lo menos tres mil fotografías, esa sería mi tirada. El tiempo en el que podría lograrlo, lo determina el dinero que vaya teniendo para hacerlo, para llegar a esa cantidad tendría que tener la ayuda de por lo menos dos impresores, es un trabajo que me urge terminar, por un lado porque estoy veterano y por que deseo hacer otras cosas antes de morir, ya que no deseo terminar en la raya fotográfica.

Descubriendo su propio material

He sido el primer sorprendido al ver mi propio material. Aunque al principio imprimía mis lugares comunes, las pruebas de trabajo las estoy imprimiendo en 8x10 y una primera selección en 11x14, después fui observando los negativos con otros ojos y descubriendo otras fotos. Tomando otra dimensión mi material pues me enfrentaba a fotografías que con frecuencia me emocionaban, haciéndome sentir satisfecho. Éste ha sido un proceso intenso, importante, todo esto es parte de lo que me ha atrapado y me ha dado la fuerzas para continuar la exhumación.

Jubilado sin jubilación

Me han llegado ofrecimientos para comprar mí archivo fotográfico, pero no lo vendo, aunque soy consciente

que este archivo es un recurso que tengo en determinado momento para sobrellevar mi vejez.

Siempre fui fotógrafo independiente por lo que no tengo posibilidad de recibir ninguna pensión, no tengo nada, nada, nada, más que la casa en la que estamos viviendo ahora y algunas cositas menores. Eso me espanta un poco, sabes que no puedes contar con nadie más que con tus propias fuerzas, por lo que mi archivo es una carta a ese futuro. Aunque desearía no venderlo y menos al extranjero, aunque estoy claro que en México en cuestión de archivos públicos estamos limitados presupuestalmente. Eso lo meditaré en su momento por ahora no pienso morirme, solamente diría que soy un jubilado sin jubilación.

Buscar la libertad

La manera de escoger y encontrar temas a desarrollar para mis reportajes era una aventura. Salía de la casa muy temprano rumbo a la central de camiones y me subía al primer autobús que saliera, sin importa su destino, no siempre llevaba rumbo fijo. A donde llegaba empezaba a buscar un tema de interés y lo desarrollaba, en ocasiones regresaba a continuarlo. Así fue como realicé temas que no estaban asignados por un jefe de redacción y empecé a escaparme de la esclavitud de las órdenes cotidianas, en las cuales muchas veces no haces nada y de las que es imposible desarrollar un trabajo con otro concepto que no sea lo informativo. Sin menospreciar la foto informativa donde se conocen trabajos importantes, pero decidí que lo mío era la foto documental, así que me negué a seguir siendo un asalariado,

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sufriendo las consecuencias posteriores por dejar de serlo, pero tomé la decisión de arriesgarme y buscar la libertad de mis temas.

La fotografía más allá de lo laboral

En mi época los fotógrafos casi todos éramos rufianes, éramos muy elementales. La mayoría llegaba a la fotografía por una coyuntura de la vida. Una coyuntura que te hacia fotógrafo, pero como te podría haber hecho mecánico o vendedor de seguros. Yo estuve apunto de ser muchas de esas cosas. Pero de pronto algo te salva, alguna relación, una recomendación y caes en una redacción o en un laboratorio fotográfico y te haces fotógrafo. La mayoría no pasa de ahí, de usar la fotografía como una coyuntura existencial para pagar, para casarse o para tener hijos y mantenerlos. Son pocos los fotógrafos que van más allá, por eso destacan sólo unos cuantos, y de esos que se consideran importantes, objetivamente no lo son tanto, son menos peores quizá, pero espero que eso no represente nuestro máximo a seguir y menos a nuestras nuevas generaciones de fotógrafos.

Los Mayo, un mito de la fotografía

Siempre ha habido buenos fotógrafos en México, solo que en su mayoría no han sido valorados y se han ido estancando. Algunos continúan haciendo cosas pero muchos otros se rinden o desertan, por lo que como sociedad perdemos buenos elementos y con potencial de crecimiento. A otros los inflan las instituciones, por ejemplo a los Hermanos Mayo. Quizá al principio eran buenos o había individualidades dentro de ellos, pero se han convertido en un mito. Faustino y Julio hacían fotos con mucha intención pero rápidamente cayeron en las redes de la prensa de la época, convirtiéndose en fotógrafos complacientes con el poder. En el archivo de los Mayo, que está conformado por millones de negativos y que en su mayoría están mal revelados o rallados, hay material muy descuidado tanto técnica como visualmente. Lo que hicieron los Mayo fue registrar su entorno y punto. Con el tiempo se convirtió en una fuente de trabajo para los historiadores e investigadores y para la gente a la que le encanta buscar, pero ese no es un archivo de autor, es un archivo de una agencia, en condiciones muy caóticas y con muy pocas normas de calidad. Cuando ellos llegaron a México fueron atrapados por la ignominia y los vicios del periodismo mexicano, hay que decirlo con todas sus palabras sin afán de faltarles al respeto ni crear controversias con nadie, simplemente es lo que yo vi.

La digitalización y la ética

En la actualidad la digitalización marca una revolución brutal acerca de cómo abordar y ver a la fotografía. Ahora está por verse si es buena o mala, y descubrir si las cosas se van a ver con la misma frescura y espontaneidad con una cámara digital la cual te puede predecir muchas cosas, mismas que puedes modificar o trucar con absoluta libertad y facilidad. Falta por ver el nivel de ética que se ejerce y las verdaderas bondades de esta tecnología, principalmente en la fotografía de prensa, para ir más allá de la inmediatez que puede funcionarles principalmente a las empresas, démosle un poco más tiempo.

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“Retrato del Che”, Habana, Cuba. En el año de1964

Censura o autocensura

La censura y la autocensura terminan estando unidas. Los fotógrafos tendemos a la autocensura esencialmente por la subjetividad informativa, cada medio tiene sus propios

intereses y tendencias llamadas “línea editorial”, por lo que cada uno destacará de manera distinta la misma información.

Antes existía la sumisión absoluta al poder. En la actualidad creo que ha cambiado esa relación entre medios y poder. Aunque, sin estar dentro de los medios comunicación, diría que ahora hay un descontrol de los propios medios acerca de qué hacer con su libertad. Antes era o “te alineas o te chingas” y la mayoría se alineaba, ahora supongo que debe haber otras presiones y también otras libertades. Pero siempre la gente tiende a autocensurarse, pasaba antes y no creo que haya cambiado ahora. En ese sentido podemos decir que la realidad tiene varias realidades y debemos aprender a convivir con nuestra realidad.

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Hombre de principios

Me complace mencionar que siempre fui un fotógrafo ligado a las organizaciones de izquierda. Quizá mi principal característica en el ámbito de la fotografía, más que ser un fotógrafo de gran calidad o tener fotos excepcionales, es haber sido una persona comprometida, que siempre ha respetado sus principios e ideales. Nunca anduve chaqueteando. Quizá ésa es la mejor herencia que puedo dejar al gremio y a mi familia, el ser un hombre de principios.

Su mejor fotoNo podría definir una sola foto como mi gran imagen,

sería imposible e injusto con mi propio archivo, porque sigo explorándolo cotidianamente y sigo descubriendo material.

No lo sé, me gustaría saberlo, hay varias que me gustan. Tengo fotografías que contienen una fuerza enorme que hasta yo mismo me pregunto cómo pude lograr eso. Hay muchas fotos que me gustan de mi trabajo, pero estoy redescubriendo otras que en un inicio no les daba importancia y que ahora las veo de otra manera, con otra intención, con otra visión y con más experiencia. Lo que me está ocurriendo con frecuencia, es que durante las sesiones nocturnas en la selección de negativos estoy descubriendo alguna imagen que me impacta en ese momento, pero que tiene otro impacto al verla impresa en 11x14. De esta forma hay fotografías que son desplazadas por otras conforme voy exhumando mi material, y de lo único que estoy seguro es que hay mucho por hacer en mi archivo.

La foto esperada

Quizá las fotos que hubiera querido hacer, son las que pude haber hecho estando cerca del Che, lo he dicho siempre, me hubiera gustado estar cerca de él como periodista. Me hubiera gustado mucho tener esas fotos históricas, pero claro ahora te das cuenta que era imposible, el único que estuvo cerca de él fue Régis Debray, igual hubiera podido ser yo o eso me gustaría pensar. Esa es una secuencia muy personal que me hubiera gustado realizar. También con el propio Fidel me hubiera gustado hacer algo, esas son mis dos fantasías.

La mujer en la fotografía

Después de ver el trabajo de Elsa Medina, tengo un gran respeto por ellas y por su trabajo.

Las influencias

Uno tiene influencias de todas partes, uno es creación de todo lo que ha visto, escuchado y experimentado. Eres lo que traes guardado en tu interior y por medio de todo eso,

es como vas creando tu propio acervo y tu propio estilo. Eso es parte de lo que traemos cada uno cargando en nuestra valija personal.

Una buena fotografía

Considero que entre las características de una buena fotografía de prensa deben incluirse varios elementos, pero lo primero que debe lograr es emocionar al receptor de esa imagen, provocar y despertar su imaginación.

Una buena fotografía debe de dar un pequeño golpe a la conciencia, al corazón y a la emoción.

Es decir, si esa foto golpea, ya pasó el examen y pocas hay de esas.

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Las prebendas

Esencialmente los fotógrafos reciben prebendas porque el pago es infame. El trabajo de un fotógrafo en los medios en México sigue siendo subestimado. Ya que al interior de los medios no tienen campo de crecimiento profesional, por lo que opta por corromperse o realizar trabajos paralelos para compensar su salario. El llamado chayo, embute, cochupo o prebenda es lo que se da al representante de un medio por parte del poder empresarial, político o de cualquier índole. La corrupción se da en los distintos niveles de la estructura de una empresa, modificando las cantidades y las maneras de corromperlos a cada uno.

Qué es la fotografía

La foto es un medio de expresión moderno que difiere de las demás artes, por eso a veces me opongo a que se diga fotógrafo artista, somos una especie aparte, al fotógrafo le puedes decir artista o no, en mi caso yo no me siento artista.

La fotografía es la creación por medio de un instrumento mecánico, que realizas y desarrollas a partir de lo que

traes dentro de la cabeza y del corazón, es una forma de expresar si es que tienes algo que decir, la fotografía

te da esa oportunidad y posibilidad de hacerlo.

Arriesgar la vida por una fotografía

No creo que arriesgues la vida por una foto, pero si creo que arriesgas la vida en una situación. Cuando cubrí la guerrilla estuve en varias situaciones de riesgo y también fui testigo de cómo mataban a un compañero y cómo le atravesaban la pierna a otro.

El fotógrafo por naturaleza tiene espíritu aventurero y cuando te enfrentas a situaciones de riesgo no lo piensas que pones

en riesgo tu propia integridad, no puedes titubear, debes de actuar y disparar con tu cámara o se te va la foto. Si lo piensas no lo haces, debes de actuar y luego arrepentirte. Eso es parte de ser fotógrafo.

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