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LECTU RA 150 AÑOS DE ENTREVISTAS Entre los dictadores, ha sido el más comoteio. De conocimientos enciclopédicos y ambición desmedida, Mussolini admiraba a tiapoteOn y a¡crirncpe Oe N/aquiavelo. En esta entrevista desvela toda su frialdad. Nunca tuvo amigos y siempre se sintió solo. Su frase favorita decía: "Quiero hacer de mi existencia una obra maestra". ll Duce acabó fusilado. ENTREVISTADO POR EMIL LUDWIG. 'TALKS WITH MUSSOL]NI', I933. Benito Mussolini, el dictado¡ italiano, era hiio de un henero y nació en la provincia de Romagna. Se convinió en periodista y editó un periódico socialista, Aoanti. pero, t¡as servi¡ como soldado en la P¡ime¡a Gue- ua Mundial, fundó ot¡o de tendencias de- rechrstas, Popolo d'lulia, y se puso al Íiente de Iosfasciti, un gn:po de nacionalistas ex- t¡emlstas. En 1921 fue elegido pa¡lamenta- rio y fundó el Partido Nacional Fascista. Al año siguiente encabezó a sus partidarios, dial del lado de Alemania y a partir de ese momento le abandonó la fortuna. Sus ejércitos fue¡on der¡otados en G¡ecia y en el nofe de Áf¡ica, y tras estos f¡acasos milita¡es su popularidad empezó a decaer El rey le depuso y lo hizo encarcelar, pero fi:e liberado por paracaidistas alemanes e instalado como gobemahte títe¡e en el norte de Italia. En 1945, t¡as la retirada de los alema¡es. los pa¡ti- sanos iulianos capruraron a Mussolini y sus colaboradores junto al lago Corno. Fue juzgado y fusilado, y su cuerpo fue públicamente profanado y humillado en Como y en Milán. Emil Ludwig (i881-1948), biógafo y periodista alemán, era hijo de He¡mann Cohn, un catedrático de oftalmología. Recibió el ape- llido Ludwig para evitar que fuera discriminado automáticamente por ser judío, aunque, si bien abrazó inicialmente el cdstianismo y después el racionalismo, jamás renegó de su ¡aza. Obtuvo el título de abogado en la Universidad de Heidelberg y de los 20 a los 30 arios esc¡ibió obras teat¡ales y poemas. Después de trabajar breve- mente en Lond¡es como corresponsal de un periódico alemán, re- gresó a Alemania tras el comienzo de la Primera Guerra Mundial y pasó los siguientes cuat¡o aios como corresponsal en los países alia- los camisas negras, en la Ma¡cha sobre Roma, a consecuencia de la cual el rey Víctor Manuel III le invitó a formar Gobiemo. En 1928, Il Duce, como ya era conocido, abolió el Pa¡lamento italiano y en 1929 ñrm6 el Pacto de Letrán, por el que reconocía al Vaticano como un Estado independiente. Su política ext€dor era agresiva y expansionista. Formó un Eje con la Alemania de Hider y apoyó a Fra¡co en España. Sus ejércitos anexionaron Abisinia y Albania a la corona italiana. En 1940 se incorporó a la Segunda Guena Mun-

Entrevista a Mussolini

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Entrevista de 1933 a Benito Mussolini.

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Page 1: Entrevista a Mussolini

LECTU RA 150 AÑOS DE ENTREVISTAS Entre los dictadores, ha sido el más comoteio.

De conocimientos enciclopédicos y ambición desmedida, Mussolini admiraba a tiapoteOn y a¡crirncpe Oe

N/aquiavelo. En esta entrevista desvela toda su frialdad. Nunca tuvo amigos y siempre se sintió solo. Su

frase favorita decía: "Quiero hacer de mi existencia una obra maestra". ll Duce acabó fusilado.

ENTREVISTADO POR EMIL LUDWIG. 'TALKS WITH MUSSOL]NI', I933.

Benito Mussolini, el dictado¡ italiano, erahiio de un henero y nació en la provinciade Romagna. Se convinió en periodista yeditó un periódico socialista, Aoanti. pero,t¡as servi¡ como soldado en la P¡ime¡a Gue-ua Mundial, fundó ot¡o de tendencias de-rechrstas, Popolo d'lulia, y se puso al Íientede Iosfasciti, un gn:po de nacionalistas ex-t¡emlstas. En 1921 fue elegido pa¡lamenta-rio y fundó el Partido Nacional Fascista. Alaño siguiente encabezó a sus partidarios,

dial del lado de Alemania y a partir de ese momento le abandonóla fortuna. Sus ejércitos fue¡on der¡otados en G¡ecia y en el nofede Áf¡ica, y tras estos f¡acasos milita¡es su popularidad empezó adecaer El rey le depuso y lo hizo encarcelar, pero fi:e liberado porparacaidistas alemanes e instalado como gobemahte títe¡e en elnorte de Italia. En 1945, t¡as la retirada de los alema¡es. los pa¡ti-sanos iulianos capruraron a Mussolini y sus colaboradores junto allago Corno. Fue juzgado y fusilado, y su cuerpo fue públicamenteprofanado y humillado en Como y en Milán.

Emil Ludwig (i881-1948), biógafo y periodista alemán, era hijode He¡mann Cohn, un catedrático de oftalmología. Recibió el ape-llido Ludwig para evitar que fuera discriminado automáticamentepor ser judío, aunque, si bien abrazó inicialmente el cdstianismo ydespués el racionalismo, jamás renegó de su ¡aza. Obtuvo el títulode abogado en la Universidad de Heidelberg y de los 20 a los 30arios esc¡ibió obras teat¡ales y poemas. Después de trabajar breve-mente en Lond¡es como corresponsal de un periódico alemán, re-gresó a Alemania tras el comienzo de la Primera Guerra Mundial ypasó los siguientes cuat¡o aios como corresponsal en los países alia-

los camisas negras, en la Ma¡cha sobre Roma, a consecuencia de lacual el rey Víctor Manuel III le invitó a formar Gobiemo. En 1928,Il Duce, como ya era conocido, abolió el Pa¡lamento italiano y en1929 ñrm6 el Pacto de Letrán, por el que reconocía al Vaticanocomo un Estado independiente. Su política ext€dor era agresiva yexpansionista. Formó un Eje con la Alemania de Hider y apoyó aFra¡co en España. Sus ejércitos anexionaron Abisinia y Albania ala corona italiana. En 1940 se incorporó a la Segunda Guena Mun-

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dos de las potencias. Aunque no era socialista, Ludwig estuvo a fa-vor de la República de Weimar. Su ob¡a teat¡al sobre Bisma¡ck ñreinicialmente ¡echazada, pero, tras pleitear y ganar ei juicio, alcanzólas mil representaciones en Berlín. Sentó su ¡esidencia en Ancona(Suiza) y se convinió en ciudadano suizo en 1932, después del as-

censo de Hider al poder.Las conve¡saciones "se celebraron en el Palazzo di Venezia, en

Roma, y tuvieron lugar casi a dia¡io du¡ante una ho¡a ent¡e el 23

de mar¿o y el 4 de abril de 1932". Los dos hombres hablaban enitaliano, Ludwig escribía a continuación cáda entrevista en alemány Mussolini revisaba el manuscrito. Su conclusión fue que "en unaconve¡sación. Mussolini es el homb¡e más natu¡al del mundo".

-iConoció tempranamente EI Príncrpe de Maquiavelo? -le pre-gunté a Mussolini.

-Mi padre solía leer el libro en voz alta por las noches, mientrasnos calentábamos ante el fuego de la fragua y bebíamos el ain ordí-naire que producíamos en nuestro propio viñedo. Me produjo unahonda impresión. Cuando volví a leer a Maquiavelo a los 40 añosde edad, el efecto se vio ¡efo¡zado.

Bnita ][tu¡alini (1B83-1945)pató de w rnpa'iodista tocialita en n jar.,entud a coueúirse

en It Drce, el ditador italiano agreiut 1'

expa ionilta qxe Íe alirí cox Hitkr 1 apo1,ó aFranco. Arriba. en Génota. ante 200,000ba'¡o¡za¡. en el cenit del c to a ¡r benonalid¿d.

-Es extraño -dije- cómo la gente como Maquiavelo florece untiempo. luego cae en el olvido y posteriormente reaparece.

-Lo que dice es sin duda cieno en el caso de las naciones. Tie-nen una primaveta y un r.eÉno, más de uno, Finalmente perecen.

-iHa estudiado a alguna de las figuras notables db nuestra vidapolítica?

-A Bismarck -respondió sin dudarlo-. Desde la perspectiva de

las condiciones políticas, fue el homb¡e más grande de su siglo.

Jamás le he contemplado como una simple figura cómica con tres

pelos en la calva y pesados pasos. El libro de usted me confirmó loversátil y complejo que era. iSabe mucho la gente en Alemaniaacerca de Cavou¡?

-Muy poco -respondí-. Saben mucho más sobre Mazzini.Hace poco tuve ocasión de lee¡ una magnífica carta de Mazzi\;r a

Ca¡los Alberto, escrita, creo, en 1831 o 1832. Era [a invocación de

un poeta a un príncipe. iAprueba usted que Carlos Alberto dieraorden de que Mazzini $rcra enca¡celado si cruzaba la fronte¡a?

-La carta -dijo Mussolini- es uno de los documentos más

espléndidos jamás escrito. La figura de Ca¡los Alberto aún no está

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del todo clara para nosoüos los italianos. Hace poco se publicó sudiario y éste anoja mucha luz sob¡e su psicologii. Al principio. porsupuesto, s€ inclinaba por el lado de los liberales. Cuando en1832... no, en 1833, el Gobierno de Ce¡deña sentenció a }lazziia m.uerts ¡n contumacian, la situación política era muy peculiar.

-iHabría enca¡celado usted a Mazzini?-Desde luego que no -replicó-. Si un homb¡e tiene ideas en la

cabeza, que venga a mí y hablaremos. Pe¡o cuando Mazzi¡i esc¡i-bió esa carta le movían más las emociones que la ¡azón. En aoue-llos tiempos el Piamonre tenia t¿n sólo cuar¡o millones de h¿bi-tantes y no tenía la menor posibilidad de plantar cara a la podero-sa Austria con sus 30 millones.

-El caso es que Mazzini fue enca¡celado -continué-. poco des-pués, Garibaldi fue sentenciado a muerte. Dos seneraciones mástarde usted Fue encarcel¿do. iNo deberiamos infenr de ello quetodo gobemanre debería pensárselo dos veces antes de casrigar a sus

^nññénféc ñ^líf;.^.)

-Supongo que quiere usted decir queaquí en Italia no nos lo pensamos dos ve-ces -inquirió con cierto acalo¡amiento.

-Harr reimplantado la pena capital.

-La pena capital existe en todos los paí-ses civilizados; en A.lemania, al igual queen Francia y en el Reino Unido.

-Con todo, fue en ltalia -insistí-, en lamente de Beccaria, donde tuvo su origen laidea de aboli¡ la pena capital. iPor qué laha ¡evivido usted?

-Porque he leído a Beccaria -replicósin el meno¡ atisbo de i¡onía. Continuó,muy gravemente-: lo que Beccaria sostrenees contra¡io a lo que la mayoría de la gen-te cree. Además, t¡as la abolición de lapena de muerte en Italia se produjo un te-nible aumento de la criminalidad. Encomparación con el Reino Unido, la me-di¿ en lt¿li¿ era de cinco a uno. En estetema me guío exclusivamente por conside-¡acrones sociales. ¿No fue sa¡to Tomás quien dijo que era mejorcortar un bÉzo gangrenado si así se salvaba el resto del cuerpo? Seacomo fuere, actúo con la mayor cautela y circunspección. Sólo enc¿sos de ¿sesin¿ros demostrados y excepcionalmente brutales se

aplica la pena capital. No hace mucho, dos sinvergüenzas viola¡ona un joven y después le asesina¡on. Ambos fue¡on condenados amuene. Yo había seguido el juicio con la mayor atención. En el úl-timo momento la duda empezó a apode¡a¡se de mi mente. Uno delos dos acusados era un delincuente habitual que había reconocidosu cnmen; el otro en un homb¡e mucho más ioven que se habíadecla¡ado inocenre. v no habia cargos previos en su co¡rra. Seis ho-ras antes de la ejecución conmuté la pena al más joven de los dos.

-Podría inclui¡ eso en el capitulo Ventajas de las dictaduras.Su respuesta fue rápida y con un toque burlón:-La altemativa es una maquinaria estatal que avanza automáti-

camente, como una apisonadora, sin que nadie tenga poder paradetenerla.

-ile parece bien que abandonemos este delicado asunto y ha-blemos de Napoleón?

-iAdelante!-A pesar de nuest¡as a¡te¡io¡es convenaciones, aún no tengo

claro si usred le considera un modelo o un¿ ¿dvenenci¿.

-Una advertencia. Jamás he conside¡ado a Napoleón un ejem-plo, ya que no es simila¡ a mí en ningún aspecto. Sus actividadeseran de un tipo muy dife¡ente a las mías. Él puso término a una re-volución; yo he iniciado una. La historia de su vida me ha hechoconsciente de erro¡es que no son en absoluto 9áciles de evitar.-Mussolini los enume¡ó con los dedos-. Nepotismo. Un conflictocon el papado. Desconocimiento de las finanzas y la vida econó-mica, Sólo era capaz de lre¡ que t¡as sus victorias se producía unasubida en las acciones.

-iQré fue lo que le denibó? Los estudiosos dicen que nauÍiagólrente al escollo del Reino Unido.

..LA MU.HEDUMBRE Es ii:T ilH:5::.:11;!,ll,i"ij.T;-nes de su propio caráiter Al fin y a la pos-

COMO UNA MUJER. ADORA t . .. .ro io q,..r. ri.mpre lleva a la caída de

A Los H.MBRE' ;:r:iffi.;oPtrfr::X"j:,]i"ffji¿:ffiFUERTES" :H:!:"il#:,::1..i:::tr,1.;:f,ildel imperio. Beethoven tuvo toda Ia ¡azónen ¡eti¡a¡le la dedicato¡ia de su He¡oica...LA TENDENCIA AL Fue la corona. que. llevaba lo que no hacíamas que enreoar al co$o €n una gueffa tras

IMPERIALISMO ES otra. Compárele con Cromwell. El segun-do ruvo una espléndida idea: ipoder supre-

ELE M ENTAL. TODO mo para el Estado y nada de guerrasl ^

HOMBRE VIVO E!_ Le había conducido hasta un punto de) sup..m¿ imoonancia.

tM PERt/tLtST,/t" -Así pues, ipuede existir imperialismosin imperio?

-Existen media docena de tipos dife-¡entes de imperialismo. En realidad no

existe la meno¡ necesidad de los blasones imperiales. De hecho sonpeligrosos. Cuanto más ampliamente difundido está un imperio,más lenuncla a su energía org.ánica. Aun así, la tendencia al impe-¡ialismo es una de las tendencias elementales de la natu¡aleza hu-mana, una expresión de la voluntad de poder. Hoy en dia tenemosel imperialismo del dólar; está también el imperialismo religioso, ytambién un imperialismo artístico. En cualquier caso, todos ellosson signos de la energía vital humana. Todo hombre vivo es impe-¡ialista. Cuando muere, el imperialismo finaliza para é1.

En ese momento Mussolini tenía una apa¡iencia ext¡ao¡dina¡ia-mente napoleónica. Pe¡o la tensión de sus facciones se fue relajan-do ¡ en un tono más sosegado, continuó hablando:

-Por supuesto, todo imperio tiene su cenit. Dado que siemprees creación de hombres excepcionales, lleva en su seno las semillasde su propia decadencia. Como todo lo excepcional, contiene ele-mentos effmeros. Puede du¡a¡ uno o dos siglos, o no más de 10años. La voluntad de poder. tohlihtia .n pási"a IA6)

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k,rr. d¿ rás¡ftd tlt) -iSólo puede mantenerse mediante la zuena?-No solamente -respondió, con un rono ligeramJnte didáctr-

co-. Los t¡onos necesitan guerras para su mantenimiento, pero lasdictadu¡¿s pueden a veces sob¡evivir sin ellas. EI pode¡ de un¿ n¿-ción es ei resultado de numerosos elemenros y éstos no son exclu-sivamente militares. Con todo, debo admitir que hasta hoy, en loque concieme a la opinión general, la posición de una nación hadependido en gran medida de su poderío milita¡. Hasta el presen-te. el pueblo siempre ha consider¿do Ia capacidad belica como un¿sintesis de todas las energias de la nación.

-Hasta ayer -interpelé-. Pero, iqué hay del mañana?-iMañana? -¡eite¡ó escépticamente-. Es cieno que la capacidad

para hacer la guerra no es ya un criterio fiable del poder. para elmañana, por tanto, es necesario algrin tipo de autoridad interna-cronal. La unificación, al menos, de un continente. Ahora que seha logrado la unific¿ción de los Estados, se intenrará unifica¡ loscontinentes. Pero por lo que se refiere a Europa, hace¡lo ¡esultaráexftaordinariamente dificil, ya que cadanación tiene sus propias peculiaridades, supropio idioma, sus p¡opias costumbres, suspropios tipos. En Esr¿dos Unidos, sinduda, las cosas son más fáciles. Allí hay 48Estados, en todos los cuales se habla elmismo idioma; y su historia es tan cofaque podrán m¿ntene¡ la unión.

-Cuando era aún un joven general,dijo que un trono vacío siempre le tentabaa sentarse en é1. iQré opina de eso?

Mussolini abrió los ojos de par cn par,como hace cuando se siente ftónico, peroal mismo tiempo sonrió.

-Desde los días en que Napoleón eraemperador -dijo- los trcnos resultan mu-cho menos apetecibles que antes.

-Muy cie¡to -repliqué-. Hoy en día na-die quiere ser rey- Hace poco, cuando ledije al rey Fuad de Egipto: "Los reyes de-ben ser amados, pero los dictadores temrdos'l él me respondió: "iMe encantarí¿ ser

"LA uNtFtcActóN DE

EURoPA RESULTARÁ

DIFíGIL, YA QUE C'ADA

NACIóN TIENE SUS

PECULIARIDADES''

TRONOS RESULTAN

MUCHO MENOS

APETECIBLES''

hombres que han abandonado el círculo en el que se criaron: cómose han conducido en su ¡elación con sus vieios amigos, por un¿ p¿r-te, y cómo han ¡eaccionado frente a la soledad que su nueva posi-ción les ha impuesto. por la otra. Ahi queda deivelado .l ca¡ácrerde esas personas, o parte de é1, iQré hace un homb¡e en caso deconflicto enue la bondad humana y la autoridad? En una ocasiónusted escribió (y es una magnífica frase): "Somos fuertes porque notenemos amigos".

Mussolini no hizo movimiento alguno, ningún gesto, mientraspermanecía sentado frente a mí; pero había algo inusual, casi in-fantil, en su expresión que me hizo comprender que el tópico quehabía abord¿do le habia conmovido profirndamente.

-No puedo tener ningún amigo. No tengo amigos. En primerlugar, por ml temperamento; en segundo luga¡ por mi forma de vera los se¡es humanos. Es por eso por lo que rehúyo tanto la intimi-dad como las conversaciones.

-iQré ocurre cuando aquellos que han sido sus amigos se con-vierten en enemigos, cuando uno de ellosle ¡¡l,rmni¡) n,eo,-r;

-Si quiene s fueron mis amigos se con-vierten en mis enemigos, lo que me intere-sa sabe¡ es si son mii enemigos en la vidapública; de se¡ así les combato. En casocontrano, no me rnteresan.

-iPondría usted su vida en sus manos,o en las de al$in otro?

-A tres y sólo por tres años -respondiósecamente.

-Dado que ésa es ahora su posición,

..DESDE NAPoLEóN Los ;XJ:'J:'H11'jj':ffii'fiJlfi:ventud? iO cua¡do exteriormente man-

un dictado¡l". ¿Existe algún precedente en la histo¡ia de un usurpa-dor que firera amado?

Mussolini, cuyos cambios de expresión siempre anuncian susrespuestas (a menos que desee oculta¡ sus pensamientos), puso denuevo una cara seria. Su expresión de energía contenida se relajó,de modo que parecía más joven de lo normal.

-Julio César, quizá. El asesinato de César fue una desgracia paraIa humanidad. -Añadió suavemente-: adoro a César. E¡a únicoporque combinaba Ia voluntad del guerero y el genio del sabio. Enel fondo e¡a un filósofo.

-iAsí que, después de todo, un dictador puede ser amado?-Sí -respondió Mussolini con renovada decisión-. Siempre y

cuando las masas le teman al mismo tiempo. La muchedumbreado¡a a los homb¡es fuertes. La muchedumbre es como una mujer.

-En mi estudio de las grandes car¡e¡as -comencé- he prcstadoespecial arención a un ¿specto panicular de la conduct¿ de los

tenía un estrecho co¡rtacto con sus camara-das de partido? iO acaso hoy en día?

-Hoy en día -contestó sin dudar-.Pero aun ¿sí. incluso en los viejos riern-pos nadie ejercía influencia alguna sobremí. Fundamentalmente siempre he esta-do solo. Además, aunque ahora no estoy

en pnsronr soy mas pnsronelo que nunca. i-iCómo puede deci¡ eso? -le pregunté con consideráble acalo-

¡amiento-. iNo hay nadie en el mundo con menos justificaciónpara hacer una afirmación semejante!

-iPor qué?

-iPorque no hay nadie en el mundo con mayor libertad de ac-ción que usted! -repliqué.

Hizo un gesto conciliador y contestó:

-Por favo¡ no crea que me siento inclinado a quejarme de midestino. Con todo, hasta cierto punto, sostengo Io que acabo de de-ci¡. El contacto con la vida corriente, una existencia lib¡e entre lagente... para mí, en mi posición, todo eso está prohibido.

-Si la soledad le agrada dije yo-, icómo le es posible soportarIa multitud de caras que tiene que ver aquí día t¡as día?

-Simplemente les escucho -replicó-. No les permito entrar encontacto con mi se¡ inte¡ior. No me conmueven koit;,úd ., pásid ros.)

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(ü8". ¿e pásind 106) más que esta mesa y estos papeles que hay sobreella. En medio de todos ellos preservo intacta mi soledad.

-En tal caso -dije yo-, ino teme usted perder su equilibrio men-tal? iNo ¡ecuerda cómo, al principio, César llevaba un esclavo ensu car¡o mient¡as disfrutaba de sus t¡iunfos en el Foro pa¡a que lerecord¿¡a conlinu¿menre la contingencia de todas las cósas?

-

-Por supuesto que me acue¡do. El joven personaje tenía que re-cordar al emperador que era un hombre y no un dios. Pero hoy endía ese tipo de cosas son innecesa¡ias. Por lo que a mí respecta, almenos, nunca he tenido la menor inclinación a considerarme undios, sino que siempre he sido intensamente consciente de que soyun homb¡e mortal, con todas las debilidades v oasiones.

H¿bló con evidente emoción. después conrinuó más sosegada-mente:

-No hace usted más que sugerir continuamente el peligro querepresenta Ia falta de oposición. Este riesgo se¡ía real si yivié¡amosen tiempos tranquilos. Pero hoy en día la oposición está encamadaen los problemas que perpetuamente exi-gen solución. iCon eso basta para impedirque cualquier gobemante se duerma en loslaureles! ilo que es más, yo creo una opo-sición dent¡o de mí mismo!

-iMe parece esta¡ escuchando a lordByron! -dije.

-Leo a Byron tan a menudo como a

Leopardi. Luego, cuando ya t.,."áT"rul HoMBRET Y AUN Así Noficiente del ser humano, hago un.viaje por eU f EREN NADA DE ÉLrm¿r. )l puolera nacef to que qulslera. e5-

taría siempre en el ma¡. Cuando eso es rm-posible, me solazo con animales. Su vidamental se aproúma a la del hombre y aun ..NO TENGO AMIGOS. PORasí no quieren nada de él: caballos, perros,y mi fivorito, el gato. O bien observo a ESO REHúYO TANTO LAanimales salvajes. Encarnan las fue¡zas ele-mentales de la natu¡aieza. INTIMIDAD GOMO LAS

Esta declaración me pareció tan mi-santrópica que Ie pregunté a Mussolini sicreía que un gobemante debía sentir des-precio en Iugar de sentimientos bondado-sos hacia Ia humanidad.

GONVERSACIONES''

-No veo contradicción alguna -replicó. Es perfectamente lógr-co. Los intereses de la comunidad son una cuestión de la máximatrascendencia. Así pues, al ponerme a su sewicio multiplico mi pro-pia vida.

Me quedé boquiabieno e incapaz de encont¡a¡ una respuestaadecuada, pero le cité sus propias palabras: "Siempre he tenido unavisión altruista de la vida".

-lncuestionablemente -dijo él-. Nadie puede cortar amaÍascon la humanidad. A}tí tiene usted algo concreto, la humanidad deIa raza de cuyo vientre soy fruto.

-La raza laúna -le interrumpí-; eso incluye a los f¡anceses.

-iYa he declarado que no existen razas puras! La creencia de queexiste alguna es una ilusión de la mente. iPero acaso hace eso quedeje de existir?

-Si así fuera, cada hombre podría escoger su propia raza-dije.

-Desde lueeo.

-Pues yo he elegido la mediterránea yahí tengo un formidable aliado en Nietzs-che.

El nomb¡e despenó/una asociación ensu mente y, hablando en alemán, citó unade las más orgullosas decla¡aciones deNietzsche: "iAcaso parezco luchar por lafelicidad? ilucho por mi trabajo!".

Señalé que esa idea derivaba en ¡ealidad de Goethe y le pregunté si compartíala creencia de Goethe de que el carácter es

moldeado por los golpes del destino.Asintió con la cabeza:

-Lo que soy se lo debo a las crisis quehe tenido que superar y a las dificultades a

Ias que he tenido que sobreponerme. De-bido a eso, uno debe poner siempre toda lacame en el asado¡.

-Coniendo asíel peligro de desmrirse asi mismo y su trabaio al exponerse a riesgoslnnecesanos.

-La vida úene su precio -respondió

-Por el conftado -dijo con énfasis-. Son necesarios un noven-ta y nueve por ciento de bondad y sólo un uno por ciento de des-

Preclo,Semejante afirmación, viniendo de é1, me sorprendió.-iCree realmente, pues' que los seres humanos merecen más

simpatia que desprecio?

-Más simpatía, más compasión; mucha más compasión.

-Una y otra vez, en fiases magníficamente consüuidas, ha de-clarado usted que su objetivo en la vida es afianzar su personalidad,diciendo: "Qriero hace¡ de mi existencia una obra maestra", o:"Qriero hacer que mi vida sea espectacularmente eficaz", Ocasio-nalmente ha citado el lema de Nietzsche: "iVive peligrosamente!".iCómo es posible que un hombre con una natu¡aleza tan orgullo-sa esc¡iba; "Mi principal objetivo es promover el interés público"?iNo es eso una cont¡adicción?

ENf REVISTAS PUBLICADAS:Al Capone, 11 de |ürero. Pablo Picasso, 25 de Jibrero.Dos Ltuus. 10 l¿ twrm. Signand Fretd, 21 de

runo. Adolf Hitler 7 de abril. Alfred Hixhcock, 21

¡e ahril. Stalit, 19 de uqo. Greta Garbo, 2 dz J¡tnio.

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"LA vtDA MENTAL DE

LOS ANIMALES SE

APROXIMA A LA DEL

Gerh' .le Stefu. 1óleitnw. llaoZedong,30 ¿e

ynia. Scatt Fitzgetalcl, 8 tle *ptimbre. Bette Dat^,)2 & ftpt¡eul)te. Josep Pla, 13 de o,-ttúre. t\larilythlonrae. 27 de 0!t bre. Gandhi, 10 de nnianbre.

trfarconi,24 de nnietnbre. Jobn ltnnon. S de

con confianza-. No se puede vivir sin riesgo. t

-Dígame -dije, a modo de conclusión-, iqué papel desempeñaen su vida la búsqueda de la fama? iNo es esa aspiración el más po-deroso de los motiyos para un gobemante? iNo es la fama el úni-co modo de bu¡lar a la muerte? iNo ha sido la fama su objetivodesde que e¡a un niño?

-La fama no se me ofreció precisamente durante la infancia-dijo impernirbable-; y no estoy de acue¡do con usted en eso deque el deseo de fama es el más fuerte de los motivos. En un aspec-to tiene usted razón: es hasta cie¡to punto un consuelo sentir queuno no morirá del todo. Mi trabajo nunca se ha visto exclusiva-mente guiado por el deseo de fama- La inmortalidad es el sello dela tama.

Hizo un amplio gesto hacia un futu¡o ¡emoto e incontrolable yañadió:

-Pero eso vendrá... después.

liienkr. LlarhTuzin,22 le tlicienltre. HenryStanle1,5 de enerc. OscatWil¡le, 19 le enet'a. ThonasA, Edhon, 2 tle felrut. Raquel hleller, 16 de febrero.

Valle-Incl,ín, 2 ¿b wno. NiAita Jrtrschor. 16 de

nana. Lth BrñrcL, )0 de rnarzo.