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Derechos humanos como sustrato de las políticas públicas de la educación Superior en Colombia Alba Luz Palencia Montaña, Ana Mercedes Pérez Martínez y María del Rosario Piñeros Botero Introducción Este ensayo tiene el interés de discursar los derechos humanos como asidero histórico que da origen a las políticas públicas. Analiza el tema bajo diferentes escenarios epistémicos en ciencias sociales, antropología, filosofía y ética, entre otros. Por ello es indispensable remontarse a los inicios de la estructura y organización social del hombre. Convergiendo en el análisis y discusión del devenir de la Educación Superior (ES) en América Latina, concede un análisis contextual que requiere de la efemérides de la educación superior en Colombia, para orientar la discusión de las diferentes reformas y momentos históricos que se consuma en la urgencia de una política pública en el marco de la reflexión del Acuerdo por lo Superior 2034. Génesis de las políticas públicas El hombre ser social por naturaleza; por sus características físicas y psicológicas, para él, es indispensable vivir y compartir con otros. El lugar físico de aparición de la primera sociedad humana es la caverna, donde el humano vive en compañía de otros; la primera sociedad es la familia, aunque entendida de una manera diferente a la actual; aparece entonces la necesidad de responsabilizar a un individuo miembro para que administre y organice al grupo, esto representado en la necesidad de un gobierno. Este individuo debe tener la capacidad de ejercer el poder con el propósito de minimizar los enfrentamientos presentados al interior del grupo (Esposito, 1999), gestión reveladora del concepto de política inherente al hombre como ser sociable.

Ensayo Polítas Publicas

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Se presenta a manera de ensayo un análisis de la temática relacionada con los Derechos humanos como sustrato de las políticas públicas de la educación Superior en Colombia

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Derechos humanos como sustrato de las políticas públicas de la educación Superior

en Colombia

Alba Luz Palencia Montaña, Ana Mercedes Pérez Martínez y María del Rosario

Piñeros Botero

Introducción

Este ensayo tiene el interés de discursar los derechos humanos como asidero

histórico que da origen a las políticas públicas. Analiza el tema bajo diferentes escenarios

epistémicos en ciencias sociales, antropología, filosofía y ética, entre otros. Por ello es

indispensable remontarse a los inicios de la estructura y organización social del hombre.

Convergiendo en el análisis y discusión del devenir de la Educación Superior (ES) en

América Latina, concede un análisis contextual que requiere de la efemérides de la

educación superior en Colombia, para orientar la discusión de las diferentes reformas y

momentos históricos que se consuma en la urgencia de una política pública en el marco de

la reflexión del Acuerdo por lo Superior 2034.

Génesis de las políticas públicas

El hombre ser social por naturaleza; por sus características físicas y psicológicas,

para él, es indispensable vivir y compartir con otros.

El lugar físico de aparición de la primera sociedad humana es la caverna, donde el

humano vive en compañía de otros; la primera sociedad es la familia, aunque entendida de

una manera diferente a la actual; aparece entonces la necesidad de responsabilizar a un

individuo miembro para que administre y organice al grupo, esto representado en la

necesidad de un gobierno.

Este individuo debe tener la capacidad de ejercer el poder con el propósito de

minimizar los enfrentamientos presentados al interior del grupo (Esposito, 1999), gestión

reveladora del concepto de política inherente al hombre como ser sociable.

Paulatinamente, las familias se agrupan para colaborarse en la recolección de

semillas, la caza, la defensa de las fieras y de los rigores de la naturaleza; aparece de esta

manera el concepto de tribu. Dentro de esta surge la necesidad de elegir a un representante

para que los gobierne; este es elegido entre los más sabios, fuertes y con mayor

experiencia. Dichas tribus se unen a otras conformando cuerpos sociales fuertes que tienen

como fin dominar otras tribus más pequeñas y débiles.

Con el trascurrir del tiempo, las asociaciones de tribus se hacen difíciles de

gobernar, pues cuando un gobernante muere se dan cruentas luchas para escoger el

sucesor. Esto conduce que el gobernante de turno antes de morir deje un sucesor dando

origen así a los linajes y dinastías.

Alrededor de nueve mil años atrás, se crean las primeras ciudades y dinastías que se

transforman en monarquías con el rey como autoridad máxima. Sus habitantes se

transforman en súbditos con obligaciones tributarias al rey. Dichas ciudades al expandir su

poderío se transforman en Imperios.

Es en Grecia, donde la política logra una mayor transformación y objetividad lo que

da origen a la democracia, esto es, que el gobierno debe ser ejercido por un consejo que es

elegido por los ciudadanos. Cuando el imperio romano invade a Grecia, la democracia se

transformó en dictadura.

Con la caída de los imperios romano y griego, los individuos con poder político

conforman una nueva clase dominante, denominada nobleza donde sus miembros son los

únicos dueños de las tierras y los súbditos esclavos que trabajaban la tierra, y dueños de

nada. Este periodo permanece aproximadamente mil años, hasta que partir del siglo XVI

empieza a surgir una nueva clase, la burguesía que no está de acuerdo con la nobleza y

reclama participación en el gobierno de todos los hombres.

Los derechos humanos se empiezan a gestar como reacción de la población a las

atrocidades de las guerras y conflictos entre las clases dominantes y la población inerme;

pero su eclosión ocurre un estallido ante los horrores de las dos guerras mundiales y ven la

luz en el seno de la revolución francesa. Toda su doctrina evolucionó con la lógica de

construcción de una muralla de contención entre agredidos y agresores representados estos

por los poderes dominantes. Esta lógica inicial se va modificando poco a poco con el

surgimiento de la doctrina liberal a mediados del siglo XIX, cuando surge el concepto de

estado, donde se inicia la perspectiva de pensar los derechos Humanos como una

responsabilidad estatal.

La provisión por parte del estado de condiciones mínimas que garanticen a un

individuo la no violación de sus garantías, es el germen del estado social de derecho; cuyo

concepto “descansa en la idea de un sistema de gobierno que se rige por normas escritas y

públicas, es decir sobre las reglas de derecho” (Roth, 2008, p. 83).

El reconocimiento de los derechos humanos conlleva, entonces, a vislumbrar

nuevas perspectivas sobre las formas de interpretar las condiciones de vida digna de los

miembros de una democracia; estas condiciones deben ir más allá de suplir el mínimo de

bienes y servicios; deben permitir el ejercicio de sus derechos como miembros activos de

una sociedad regida por un estado de derecho.

Estas condiciones se expresan en procesos y se plasman en acciones y estrategias

formuladas de cara a proteger y promover los derechos Humanos: las políticas públicas.

Esta articulación se hace pública en el informe sobre el desarrollo humano del año 2000 en

la ONU donde se establece “la íntima relación entre el disfrute de los derechos humanos y

el concepto de desarrollo humano bajo los postulados de no discriminación, realización de

la persona humana, libertad de elección individual en un contexto de responsabilidad

colectiva” (Cuervo, 2007, p. 28).

Por la naturaleza de su origen, las políticas públicas deben ser entonces el resultado

de construcción colectiva y tensionante entre el estado y sus ciudadanos, donde mediante el

debate y la argumentación se entreteje un conjunto de acciones que conducen a la solución

de problemáticas y el logro del bienestar y la vida con dignidad de su población. Este

entretejer es de alguna manera, una forma de crear responsabilidades: la sociedad le

concede al estado el cuidado de unos derechos históricamente conquistados y construidos y

la sociedad a cumplir con lo pactado colectivamente; todo esto pactado sobre los cimientos

de los derechos humanos que originan el pacto. (Restrepo, 2006, p. 23).

Teniendo en cuenta que la política no es necesariamente rectitud, sino la forma

como se ejerce el poder, existen intenciones veladas bajo la máscara de aparentes discursos

democráticos (burocráticos), que tensionan aún más la construcción de las políticas

públicas. Los procesos de identificación de problemas, formulación, implementación y

evaluación de dichas políticas, se realizan en espacios y tiempos institucionalizados como

congresos asambleas, consejos y juntas en determinadas fechas acordadas, en escenarios

menos formales como debates públicos, foros, seminarios de expertos y medios de

comunicación; terreno propicio para que cada participante, en especial la clase hegemónica

intente convencer a los demás de la validez de sus argumentos.

Si bien es cierto que los regímenes democráticos permiten organizar espacios de

deliberación pública, el gobierno intenta por muchos medios imponer soluciones que

favorezcan a determinados sectores, pues controla o es controlado por las clases

dominantes económicas o políticas.

En este momento la amenaza más poderosa es la globalización, que con su voraz

acumulación de capital, vende la idea falsa que el mercado se puede autorregular, lo que

ha conllevado a un intercambio desigual, disminución de los precios de las materias

primas producidas en América Latina, destrucción de la naturaleza con consecuencias

severas ambientales como el aniquilamiento acelerado de las fuentes energéticas, la

destrucción de los recursos no renovables y privatización del patrimonio común.

Estos aspectos sociales, ha contribuido a la socavación de las identidades e

imaginarios del pueblo latinoamericano como aumento del crimen internacional, la

migración hacia países europeos, el empobrecimiento acelerado con amenazas de hambre y

el debilitamiento de la autonomía de los gobiernos y la autodeterminación de los pueblos.

Cuando lo público es la fortaleza de la políticas públicas, sufre todas estas

consecuencias, su papel como garante de la protección de los derechos humanos se

desvirtúa y el concepto de estado social de derecho, paulatinamente pierde credibilidad y

se va debilitando, hecho que violenta los principios fundamentales de los pueblos.

En consecuencia la sociedad tiende a patrones de comportamiento que vislumbran

la obediencia a exigencias del mercado mundial dando primacía a lo económico

desplazando los político y lo social. Este desplazamiento hace que los Derechos Humanos

sean relegados y con ello los cimientos de las Políticas Públicas.

Lo anterior está evidenciado en las profundas y dolorosas frustraciones de la gran

mayoría de las sociedades en el mundo y en particular de América Latina que son

analizadas por diferentes expertos, entre ellos Kliksber (2005), quien argumenta en su

artículo ”América latina la región más desigual de todas” la profunda desigualdad de este

continente en cuanto a distribución del ingreso, inequidad en la distribución de la tierra,

abandono del estado en aspectos sociales y de salud, entre otros.

El derecho fundamental de la educación es el más violentado de todos y el que

presenta mayores índices de desigualdad, a pesar de las estadísticas que indican cómo la

mayoría de los niños ingresan a la escuela, pero su permanencia se ve afectada

precisamente por su condiciones de pobreza extrema, por tanto la tasa de deserción es

alarmante sobre todo en los sectores menos favorecidos.

El devenir de las políticas públicas de educación superior en Latinoamérica

Los pueblos de América Latina desde los procesos de Independencia hasta la

constitución de estados – nación, han sobrevivido en medio de cruentas luchas tanto físicas

como ideológicas. La premisa de estas luchas se fundamenta en los principios de soberanía

del pueblo y concepto de ciudadanía, pero marcadas en cada país con sus propias culturas

amalgamadas con la presencia de la religión católica.

Estas naciones desde entonces han transcurrido por difíciles procesos enmarcados

en ideologías antagónicas conduciendo a los pueblos a feroces dictaduras por un lado y por

otro, a factores de violencia de sectores de extrema izquierda que bajo idearios de libertad

conduce a algunas naciones latinoamericanas a conflictos sin salida.

De otra parte la universidad pública en este continente no ha sido ajena a este

dinamismo social, político y económico; Lao Montes, (2013) identifica tres etapas en la

historia de las universidades latinoamericanas:

1) Aparición de la Universidad en el siglo XIX con una concepción occidental como pilar

fundamental para educar y eliminar la “barbarie” y formar hombres “modernos”.

2) Masificación relativa de la universidad por las influencias populistas de la segunda

guerra mundial en la que se observa movilidad y promoción de la fuerza de trabajo. Sin

embargo, la exclusión marcada por las clases sociales, razas y etnias que no tienen la

posibilidad de ingreso, muestran una universidad pública promotora de la desigualdad

cotidiana que ha sido tradicional en estos países.

3) Todas estas situaciones son terreno propicio para la arrogante irrupción del

neoliberalismo en el que la esfera económica se constituye en hegemónica con el

desplazamiento de lo político y lo social. A partir de entonces, los discursos sobre las

políticas educativas en América Latina por parte de los gobernantes han sido

modelados por la lógica de la eficacia y la eficiencia. A pesar de algunas diferencias

coyunturales, los nuevos lineamientos de las políticas educativas en américa latina en

este nuevo estado de cosas se caracteriza por:

- Crecimiento y diversificación de las instituciones de educación superior

sacrificando la calidad en aras de la cobertura con lineamientos desde los propios

gobiernos.

- Búsquedas alternativas de financiamiento diferentes a las del Estado de la

Universidad Pública.

- Crecimiento y diversificación de la educación privada.

- Presentación de proyectos que incluyen formas de coordinación estatal y del

mercado.

- Control burocrático y político de las instituciones de Educación superior.

- Modelos Curriculares construidos en torno a competencias con enfoques

restrictivos de la democracia.

En medio de este panorama la idea misma de universidad se pone en tela de juicio,

primero porque desde su concepción ha permanecido en muchos aspectos fiel a

lineamientos filosóficos europeos, donde priman los autores de estas élites en la que se

incluye la universidad pública y segundo, porque a partir de la aparición del

neoliberalismo, sus bases humanísticas se han visto fracturadas por la irrupción de

indicadores que muestran el grado de eficiencia, eficacia y competitividad

desnaturalizando su responsabilidad social.

En el momento histórico actual es necesario que las políticas públicas en educación

superior se conciban desde los propios y diferentes contextos territoriales y se construyan

para una América donde se valoren las memorias y culturas propias, se defienda la justicia

social, se elimine la exclusión; derechos humanos que deben operar en forma transversa

para contribuir en la valoración de conocimientos y saberes que se muestren al mundo

como pilares de un pueblo en pleno ejercicio de los derechos humanos única meta final

sustrato de las políticas públicas.

En otras palabras, queda el reto de reformar la educación (estableciendo

otros parámetros educativos donde haya mayor sintonía entre la denominada

educación no formal, con la formal) y que el Estado y la universidad pública

se reconcilien, y así hacer de la educación un proyecto de nación global (De

Sousa, 2006, p. 594).

Aunque es una utopía, pensar en proyectos de nación Global, naciones

multiculturales conformadas por poblaciones indígenas, negros, blancos, pobre y ricos;

todos con los mismos derechos y en especial los referidos a la educación, y teniendo en

cuenta las realidades del entorno, De Sousa (2003), el 21% de la población controlan el

78% de la producción, consumiendo el 75% de la energía necesaria; teniendo en cuenta

factores de desigualdad; en cuanto a promesas de libertad y en países democráticos de

América Latina, como en Colombia, los derechos humanos se violan de forma ascendente

en todos los niveles, la discriminación por género, raza y posición han sido evidentes y

serán las opciones tenidas en cuenta ya sea en el análisis de las políticas públicas

relacionadas con la educación y en especial con la educación superior, responsable de la

formación para el desarrollo con equidad.

Efemérides de las políticas públicas de educación superior en Colombia

Concebir los derechos humanos como sustrato de las políticas públicas, compone

un argumento que trata su génesis y devenir de las políticas en América Latina y por

supuesto en Colombia. Contexto que impulsa su análisis histórico y evaluación de su

propia trayectoria.

Para ello se presentan unas efemérides de las políticas públicas en Colombia. Se

considera como principal referente el (Informe de la Educación Superior en Colombia,

IESALC – UNESCO para el Ministerio de educación Nacional MEN y el ICFES, (2002).

Donde se establece en su desarrollo histórico por épocas, así:

1. La época Colonial (1605 – 1826), caracterizada por la formación de estratos de la élite

criolla y de carácter español; su orientación basada en la formación de abogados y

sacerdotes, con planes de estudios sustentados en las áreas de conocimiento de la

gramática, la filosofía, teología y jurisprudencia; tomando control de la educación

superior, el clero. A finales del siglo XVIII, se inician las transformaciones en el

manejo de la educación superior, donde el sector social busca el control por parte del

estado, situación que se presentó entre los años de 1774 y 1779, para luego seguir bajo

el control monopolística por parte de la Comunidad Dominica “El atraso económico, el

peso de la los herencia cultural de la sociedad colonial, la pobreza de la sociedad

misma y, sobre todo, la inestabilidad política”, (Silva, 2002).

Características de la sociedad en la época analizada y reflejada en los conflictos

entre partidos políticos y una acentuada continuidad de guerras civiles.

2. La época Republicana (1826 – 1842); el inicio del siglo XIX, la educación es

financiada desde lo privado, la administración está a cargo de las comunidades

religiosas quienes tienen la educación superior, sin embargo surge la educación desde

lo público “se continuo bajo el modelo napoleónico en la reforma de Santander en 1826

con los objetivos de formar “buenos” ciudadanos y construir la nueva nación”,

(IESLAC - UNESCO, 2002, pág. 10), proyecto que se consolida en el gobierno del

general Francisco de Paula Santander y se caracteriza por la creación de universidades

seccionales.

A pesar de las intenciones por crear un conjunto de buenos ideales,

Pero el casi nulo desarrollo económico —por lo menos hasta 1880— y el

torbellino de la política conspiraron a lo largo de todo el siglo y llevaron

al naufragio las que aparecían como las mejores intenciones. Como

testimonio de esas intenciones y como prueba de lo que se ha llamado el

"proyectismo" de los políticos del siglo XIX nos ha quedado la huella de

una amplísima legislación universitaria, que no es expresión simplemente

de lo que algunos llaman el "legalismo" de los Colombianos, sino ante todo

la prueba de que las mejores políticas educativas no tienen ninguna

posibilidad de aplicación cuando no encuentran un entorno institucional

favorable, o cuando no son capaces de crearlo, (Silva, 2002).

Se establece el inicio de la influencia política en las respuestas que el estado da a la

sociedad en materia de educación superior y que hasta el día de hoy mantiene.

Época de modernidad en la universidad (1842 – 1920); durante el periodo de gobierno

del presidente Pedro Alcántara Herrán, y a través de la reforma de Ospina Rodríguez, se

genera un nuevo concepto de universidad, orientado específicamente hacia “lo práctico y

lo útil”, (IESLAC - UNESCO, 2002, p. 11), incluyendo en la enseñanza las ciencias

naturales, la prueba de selección para ingreso, mayor centralización para nombramiento de

los docentes, se impulsa la formación técnica, entre otros de los aspectos más relevantes de

la reforma mencionada.

En el año de 1853, en el periodo de gobierno de José Hilario López (1849 – 1853),

se da inicio a una serie de reformas públicas de la educación superior por los cambios

políticos y económicos, presentados en el país con influencias de tipo europeo, se mantiene

el predominio directo de la iglesia en la educación, “las universidades se convierten en

colegios nacionales (…) se elimina la escuela militar(…)”, (Ídem).

En el año 1867, entra en vigencia la reforma planteada por José María Samper,

mostrando una gran influencia del estilo Francés e Inglés y se crea la Universidad Nacional

llamada de los Estados Unidos en Colombia; en donde, se rescata la formación técnica y en

los currículos se incluyen las áreas además de las ciencias jurídicas, filosófica y de

medicina, las de ciencias naturales, la ingeniería, las artes y los oficios; factor que empieza

a reducir la brecha entre los saberes y el acceso a estos.

A las universidades se vinculan los Museos, los Observatorios, los Hospitales de

caridad y el militar, situando al servicio de la educación, escenarios de vivencia cultural y

científica; que resalta la dependencia de la universidad hacia el gobierno.

Las discrepancias presentadas entre el gobierno y el clero en el año 1870, generan

la reforma educativa hacia la educación primaria especialmente en lo que tiene que ver

frente al acceso y gratuidad de la misma, sin embargo en el ámbito universitario, se destaca

su dependencia con las secretarías generales y de relaciones internacionales.

Para 1872, la reforma educativa y en el gobierno de Aquileo Parra (1876 – 1878),

los planes de estudios se enfocan desde el poder ejecutivo, los nombramientos de los

rectores, profesores y los funcionarios por parte de los consejos universitarios. Es de

aclarar que hasta la fecha de 1872, el acceso a la educación superior solo es permitido para

los hombres, situación que resalta la inequidad de género en la formación superior desde

sus inicios y se rompe con la creación de la primera Escuela Normalista Femenina.

A partir de 1880 y finalizando el siglo XIX, el gobierno de Rafael Núñez,

restablece las relaciones entre la Iglesia y el estado, se aprueba la Constitución de 1886 y el

concordato de 1887 (Ídem, p. 12), así inicia una nueva concepción de la universidad y de la

educación superior, dando cabida al estado de corte centralista gobernado por Miguel

Antonio Caro (1892 – 1898), y que lleva a retomar el control universitario y a el privilegio

en la educación profesional.

A pesar de lo pocos referentes teóricos e históricos con los que se cuenta para el

análisis de la educación superior en el siglo XIX, se concluye que en este siglo se

desarrollaron los cambios trascendentales en la universidad Colombiana que a la fecha, se

han convertido en los principales contextos de la lucha social en materia de educación

superior, tales como el control en la elección de rectores y profesores, el privilegio en el

acceso a la educación superior y el control estatal de las universidades.

Finalizando el siglo XIX e inicios del siglo XX, la universidad modifica “su

concepción con la participación activa de los estudiantes en el interés de contrarrestar el

confesionalismo religioso y político” (Ídem), en esta época, se resalta el cierre de la

Universidad Nacional de Colombia y durante el tiempo de la guerra de los mil días hasta el

año de 1903, fecha en la cual se da inicio a la creación de facultades que permiten la

práctica de la autonomía universitaria.

3. Reformismo universitario en el siglo XX (1920 – 1992), luego del gran auge del

estado con la promulgación de políticas públicas que permiten una gran reforma en la

educación y en especial en la educación superior en el siglo XIX, el siglo XX, se

caracteriza por un gran salto a la modernidad.

Teniendo como base un modelo que daba prioridad al concepto de

universidad estatal y de carácter laico, la ley 68 de 1935 reformó la

Universidad Nacional y dejó claro el espíritu que alimentó la reforma y los

derroteros que tomó la educación superior durante la primera mitad del

siglo. Esta ley unificó las diferentes unidades académicas que funcionaban

de manera aislada desde finales del XIX y dispuso la creación de una Ciudad

Universitaria, teniendo como perspectiva la formación de una elite

intelectual con criterios modernos (Heerrera, 2002).

Adicional a lo anterior, la universidad del siglo XX, se ve inmersa en factores

sociales y políticos de trascendencia para el País,

la pérdida de Panamá, la crisis fiscal y económica, el proceso de

industrialización y urbanización, la producción y comercialización del

café, la masacre de los trabajadores al servicio de los extranjeros en la

región bananera, la aparición de movimientos sociales y políticos

(IESLAC - UNESCO, 2002, p. 12).

Factores que llevan al replanteamiento de la educación técnica y a la consolidación

de los movimientos estudiantiles quienes promulgaban el derecho a una educación

investigativa y no con pensum limitados a ciertos saberes y aplicaciones y con factores de

poca o ninguna influencia en la sociedad Colombiana.

Entre los años 1929 – 1924, la representación estudiantil a través del Congreso

Nacional de estudiantes toma como conclusión que “son los estudiantes quienes deben

llevar a cabo la reforma universitaria y ellos tienen el derecho de proclamar los nuevos

rumbos que deban orientar las actividades de cada facultad y la obligación de ponerlos en

práctica” (Ídem).

Conclusión que es tenida en cuenta por el gobierno de Alfonso López Pumarejo

(1938-1938; 1942 -1945), permitiendo la inclusión de los estudiantes en los movimientos

políticos de los liberales y conservadores, por lo cual se crea el Ministerio de Educación y

la Facultad de educación, entes pertenecientes a la Universidad Nacional y cuyo

antecedente se encuentra en la Escuela Normal de Tunja desde el año 1872, primera

escuela de formación docente.

A pesar de la concepción de modernismo en la educación superior, las reformas

universitarias se centran en la Universidad Nacional y solo hasta el año de 1936, se permite

el ingreso de la mujer en la educación superior; se sigue manteniendo la incongruencia de

la educación frente a los derechos humanos y en especial en el manejo de género.

Fue Betancur, quien en 1984 (citado por Ocampo, 2002) da a conocer el objetivo claro en

el plan Quinquenal de Educación

La educación es la base fundamental de la estabilidad, progreso y grandeza de

un país (…) los beneficios de vivir en un pueblo educado o los perjuicios de un

pueblo sin educación […] la educación es parte integral de la vida Colombiana

y que ella debe estar permanentemente integrada a la realidad del país

Concepción claramente expuesta que pierde validez por la inclusión del modelo

capitalista y neoliberal, que se agudiza, luego del evento presentado el día 9 de abril de

1948, con el asesinato del líder Jorge Eliecer Gaitán dando por efectiva el rompimiento de

las relaciones políticas entre el país y la Universidad.

El gobierno de Gustavo Rojas Pinilla (1953 – 1957), conocido como la dictadura,

se caracteriza por la intervención del estado en la universidad pública, generando el gran

Movimiento Universitario Nacional, que se crea como “defensor de las instituciones y del

orden democrático para conducirlo por una fase de progreso y desarrollo técnico –

científico e industrial” (IESLAC - UNESCO, 2002, p. 13), sin embargo y hacia el año

1954 finalizando la dictadura se agudiza el asesinato de estudiantes y la detención de

profesores y exrectores de la universidad Nacional específicamente, marcando la nueva

época de distorsión entre las relaciones del estado y la educación superior.

Las décadas del 60 y 70 significaron el fortalecimiento de las disciplinas

relacionadas con las ciencias sociales y humanas incluyendo la educación, lo

que permitió la consolidación de grupos de intelectuales que proporcionaron

nuevos enfoques para el análisis de lo social, hecho que estuvo acompañado

de la expansión de la participación femenina en el sector. En estas décadas el

movimiento estudiantil presenta su mayor auge luchando contra el modelo de

universidad que se impone en el período con base en las teorías del capital

humano desde un enfoque tecnocrático y empresarial. (Herrera, 2002)

Iniciando la década de los ochenta y ya finalizando el siglo XX, en el gobierno del

presidente Turbay Ayala, se definen los objetivos y lineamientos del Instituto Colombiano

para el Fomento de la Educación Superior ICFES, ante las universidades y creado desde el

año 1968; con esto se institucionaliza la evaluación, el control y la vigilancia de la

educación superior, haciendo énfasis en la Investigación como fundamento de la misma.

Entre las políticas públicas de la educación superior, se destaca en esta época la

autofinanciación y el poder de las instituciones educativas, se centra en el rector y los

consejos superiores; con la promulgación de la Constitución Política en 1991, y la Ley 30

de 1992, época que da inicio a la evolución de la educación superior en el País.

Al respecto, Rusconni (1998), en su escrito Colombia, sociedad capitalista, cita los

Artículos 53, 58, 60, 333, 335 de la Constitución Política de Colombiana y compara tres

ejes del capitalismo: primero la propiedad privada y su relación con el trabajo asalariado;

segundo sistemas mercantilistas, basados en la empresa privada no necesariamente de tipo

personal; y tercero procesos de racionalización directa e indirecta de la valoración del

capital a través de la explotación de las oportunidades laborales de la sociedad.

Para el año 2000, las políticas estatales redefinieron los niveles de educación

superior delimitando en el pregrado la existencia de la formación técnica

profesional, la formación tecnológica y la universitaria, y en el posgrado la

formación según niveles de profundización denominados especialización,

maestría y doctorado (Ocampo, 2002).

Con este recorrido histórico, y frente a lo que ha sido la educación superior en

Colombia, “parte del supuesto de que el conocimiento es siempre conocimiento

contextualizado en las condiciones que lo hacen posible y de que sólo puede avanzar en la

medida en que transforma en sentido progresista, esas condiciones” (De Sousa, 2003, p.

33).

La urgencia de una reforma de la política pública de educación superior en Colombia

La constitución y evolución paulatina de las políticas públicas de educación

superior en Colombia, trae consigo momentos históricos importantes1, expuestos en el

apartado anterior.

Entre los cuales se destaca en su pasado y presente la permanente condición inicua

de exclusión, privilegio y promoción de desigualdades. Condición que va en contravía con

el respeto por los derechos humanos, sustrato mismo de las políticas públicas, porfía que

en la actualidad se encuentra varios escenarios del país.

En los bastimentos de la modernidad (1842-1920), ya, las políticas públicas de

educación traen desde un principio exclusiones de carácter étnico-racial, clasista y de

género, al fundamentar los enfoques de nacionalidad y ciudadanía.

Al igual que la postura de la educación pública en la etapa del reformismo (1920-

1992) con la introducción del modelo capitalista y el mundo globalizado se constituyen

bases ambiguas donde la educación, por un lado sirve como medio de movilidad, status

social, desarrollo social, avances técnicos y tecnológicos que permiten la adquisición del

conocimiento con inmediatez y en tiempo real. Y por otro lado, la mercantilización de la

educación, el poder centrado en el nivel adquisitivo, el consumo abusivo de tecnología y el

manejo inadecuado del medio ambiente.

1 Según el “Informe sobre la educación superior en Colombia de 1991 – 2001”, publicado por el ICFEX (Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior) y el MEN (Ministerio de Educación Nacional) como: la universidad colonial (1605-1826), la universidad republicana (1826-1842), la modernidad en la universidad (1842-1920) y el reformismo de la modernidad en la universidad colombiana (1920- 1992).

Por lo anterior, para este capítulo se hará un análisis a la propuesta “Acuerdo por lo

superior 2034”.

En ese orden de ideas, el abordaje epistémico del ser humano en sociedad congrega

conceptos entorno al tema de la educación, etimológicamente el término educar proviene

de dos vocablos latinos: Educare que expresa la acción de alimentar o nutrir y Exducere

corresponde a comportamientos orientados a desarrollar y/o crecer. En cuanto al uso social

la RAE la define como “la formación destinada a desarrollar la capacidad intelectual,

moral y afectiva de las personas de acuerdo con la cultura y las normas de convivencia de

la sociedad a la que pertenecen”.

La educación cómo sistema comprende la formación que tiene como propósito el

desarrollo de normas, valores y sistemas socioafectivos del individuo en sociedad y que en

general conforman la cultural de una comunidad determinada.

Por su parte la Ley 30 de 1992 en el Título primero, Capítulo primero en los

Artículos No. 1y 2 define la educación superior como:

“Artículo 1° La Educación Superior es un proceso permanente que

posibilita el desarrollo de las potencialidades del ser humano de una

manera integral, se realiza con posterioridad a la educación media o

secundaria y tiene por objeto el pleno desarrollo de los alumnos y su

formación académica o profesional”.

“Artículo 2° La Educación Superior es un servicio público cultural, inherente a la

finalidad social del Estado”.

Los artículos citados, se enfocan en la concepción de la educación, como “el

medio”, para el desarrollo de las potencialidades del ser humano de manera integral, tal

orientación tiene implicaciones antropológicas que denotan Homero Calixto, Jorge

Montoya y Liana Fuentes, (2012) particularidades en el imaginario de los sujetos, en

cuanto a su campo de acción condicionado por circunstancias históricas, políticas,

educativas y culturales, entre otras, en sujeción con los derechos humanos que son

promulgados por el estado en sociedad.

Tal consideración no da cuenta de las circunstancias actuales en las que se

encuentra el sistema educativo superior en Colombia. Pues si se analiza en forma somera

los currículos y contenidos programáticos que conducen los aprendizajes en las

universidades, tanto públicas como privadas, se encuentran esquematizados por enfoques

europeos y estadounidenses, ajenos al contexto histórico y cultural del país.

Ahora bien, al considerar la educación como un “medio”, en la actualidad el

sistema de educación superior en Colombia se encuentra orientado por políticas públicas,

que requieren, con urgencia su replanteamiento, por estar inmersas en un mundo global

marcado por el modelo capitalista, que subyuga y reorienta las culturas de la mayoría de

países del mundo entero, emergiendo un proceso de aculturación mundial, en constante

reacomodamiento que conduce a los sujetos sociales a concebir sus imaginarios por sus

significantes, en tanto la comprensión coherente e integradora queda a merced de unos

pocos. (Baudrillard, 2009).

Para ello el CESU (Consejo Nacional de Educación Superior, CESU) presenta el

informe final “Acuerdo por lo superior 2034”, en donde hace una propuesta de reforma a la

política pública de educación Superior.

La propuesta identifica cómo las políticas públicas propuestas en el Acuerdo

“corresponden a uno de los compromisos misionales del Consejo Nacional de Educación

Superior –CESU- concebido desde la Ley 30 de 1992 como un órgano colegiado y

representativo de todos los actores de nuestro sistema de educación superior” (Acuerdo por

lo superior 2034, p 23). Con el propósito de que el país, a través de la educación superior,

como medio de desarrollo de los individuos, alcance total cobertura, alta calidad, inclusión

social, regionalización, integración social e interacción global.

El acuerdo, acepta que el actual sistema de educación superior a partir de la Ley 30

de 1992 tiene retos por la calidad, la cual demanda un modelo de financiamiento más

equitativo y universal, requiere un diseño del sistema, claro, consistente con lo regional y

lo internacional. Con mejores y puntuales procesos de rendición de cuentas y

transparencia.

La consideración anterior refleja un diagnóstico, en donde queda clara que se ha

venido menoscabando los derechos humanos como: inclusión, gratuidad, tercerización de

la educación y copia de modelos de las políticas públicas europeas, entre otros, por tanto

urge la necesidad de una reforma a nivel de la educación superior.

La propuesta fue elaborada durante tres años y como resultado establece diez temas

como: Educación inclusiva: acceso, permanencia y graduación, Calidad y pertinencia,

Investigación (ciencia, tecnología e innovación), Regionalización, Articulación de la

educación media con la educación superior y la formación para el trabajo y el desarrollo

humano: Hacia un sistema de educación terciaria, Comunidad universitaria y Bienestar,

Nuevas modalidades educativas, Internacionalización, Estructura y gobernanza del sistema

y Sostenibilidad financiera del sistema.

Entre los cuales, se discuten aquellas que suscitan interés para este ensayo, por su

implicación directa con la vulneración de los derechos humanos.

- La Educación inclusiva: acceso, permanencia y graduación, se destaca

principalmente la diversidad de la población Colombiana, la pluralidad de culturas y

territorios, el conflicto armado y las situaciones de inequidad que en ocasiones presentan

problemas de acceso al sistema, bien sea por circunstancias sociales, económicas, políticas,

culturales, lingüísticas, físicas y geográficas. Se incluye principalmente:

- “Personas en situación de discapacidad y con capacidades o talentos excepcionales.

- Grupos étnicos: comunidades negras, afroColombianos, raizales y palenqueros, indígenas

y Rom.

- Población víctima, según lo estipulado en el artículo tercero de la Ley 1448 de 201116.

- Población desmovilizada en proceso de reintegración.

- Población habitante de frontera”. (Acuerdo por lo superior 2034, p.94).

Con referencia a la permanencia y graduación el CESU expone algunas dificultades

como: alta repitencia como consecuencia del bajo capital académico de ingreso, falta de

acompañamiento académico y metodológico y finalmente la falta de flexibilidad en los

prerrequisitos de grado en las instituciones educativas.

El principal objetivo de este tema es que la sociedad Colombiana conciba la

educación superior como un derecho al cual puedan acceder los diferentes grupos

poblacionales.

- Calidad y pertinencia, se referencia cómo el sistema educativo superior en Colombia se

encuentra estructurado por su diversidad Institucional en su naturaleza (pública o privada),

con diferentes niveles en cuanto a técnicos, tecnológicos, instituciones universitarias y

universidades, con modalidades presenciales, a distancia y mixtas, inmersas en

orientaciones disciplinares como generalistas y especializadas, a su vez con orientación

seculares y religiosas. Estas estructuras han venido evolucionando por la globalización y

en consecuencia se presentan nuevas formas de diversidad institucional que propenden por

el desarrollo científico y tecnológico.

De otra parte desde 1995, en Colombia se ha asumido el concepto de calidad en el

marco de los procesos de acreditación, tanto de programas como de instituciones públicas

y privadas. El MEN (Ministerio de Educación Nacional) ha venido desarrollando

estrategias para consolidar el SAC (Sistema de Aseguramiento de la Calidad).

Los modelos de calidad permiten evidenciar el contexto deshumanizante por el que

atraviesa el hombre en su actualidad. González, (2008), en su propuesta de la dialéctica

entre la humanización y la deshumanización del hombre, aborda cuatro factores que

componen la evolución histórica y social en su estructura y organización. Pues el estado

Colombiano en su afán de buscar el supuesto desarrollo a través de políticas mundiales,

hace uso de “modelos” totalmente descontextualizados, que no comprende y por lo mismo

no ajusta a su ambiente o realidad. Presenta como resultado una sociedad masificada,

cosificada y alienada, condición que vulnera los derechos humanos, por tanto cabe

preguntar, ¿es consistente la política pública que se aplica en la actualidad?

Para responder este interrogante se hace necesario dilucidar cada uno de los

factores enunciados. El primer factor la masificación, se refiere al tipo de sociedad

industrial, caracterizado por la cultura de grandes urbes y a la insurgencia de grandes

conglomerados, en donde se presenta el desplazamiento del feudalismo por la oferta y la

demanda febril que destaca la maximización de las relaciones mercantiles de la vida en

sociedad. La cosificación, como segundo factor, que destaca al hombre reducido a ser un

simple medio un instrumento, como obrero que ejecuta, alienado, (tercer factor), por un

discurso que representa más en sus significantes que sus significados, por las convenciones

externas a su propio yo, a sus propias necesidades, configurado, así, la sociedad de

consumo, sustentado por Baudrillard (2009).

Por tanto, la sociedad del consumo y por ende deshumanizada que la caracteriza, en

Colombia y en general en los países latinoamericanos, enfrenta problemas de estructura,

funcionalidad y económicos, es decir, sostenibilidad y sustentabilidad, que da cuenta de

una urgente política pública que reoriente el desarrollo de la sociedad hacia una educación

superior acorde con los contextos culturales.

Al adentrarnos al tema de la pertinencia, los contenidos programáticos, la

pedagogía y didáctica, en el sistema educativo de los países de América y el Caribe se

encuentran influenciados por discursos europeos y estadounidenses, como indica Tezanos,

(2010), en donde no solo es por la formación de docentes, sino también, por los

contenidos que se focalizan hacia la comprensión de problemáticas foráneas, que aunque

afectan las dimensiones sociales, políticas y económicas no suplen necesidades de las

mismas, por la carencia de epistemas que comprendan la realidad de las ciencias sociales,

económicas y administrativas de la nación.

En ese orden de ideas se presentan problemáticas complejas que inciden en los

aprendizajes incoherentes y descontextualizados, reflejado en la literacidad de los

discursos y la poca criticidad de los mismos en los estudiantes.

- La Regionalización, es tema nuclear para la discusión que se viene desarrollando en este

ensayo, pues es tratado y orientado bajo el fenómeno de la descentralización tomando la

concepción de ser “un proceso mediante el cual se aumenta el poder y la autonomía de

decisión y de control de los recursos, las responsabilidades y las competencias de las

colectividades locales” Mattos en Moreno, 1994 (citado en el Acuerdo por lo superior

2034).

La necesidad de hacer tratamiento a la regionalización parte de situaciones como:

- “Los resultados arrojados por Índice de Progreso Educativo, IPES, 2012, del

Ministerio de Educación Nacional, conformado por indicadores como: acceso, de logro y

de calidad de la educación superior en Colombia. Evaluados todos los departamentos se

identificó que el 78% presenta un desempeño menor respecto de su ciudad capital, lo que

permitió identificar la existencia de un mayor avance en educación superior en las regiones

capitales que en el resto de los municipios.

- La falta de conocimiento de la diversidad regional Colombiana para el diseño de políticas

públicas del sector.

- La oferta de la educación post-secundaria no es consecuente con las necesidades de la

economía local y regional. La mayor parte de los programas de IES que tienen mayor

demanda son los de Economía y Administración con un más del 30%. Los cuales no

corresponden a las necesidades locales y regionales de los estudiantes”.

(Acuerdo por lo superior, p, 105-106)

Las situaciones descritas permiten identificar la necesidad de reorientar la

Educación Superior Nacional (ESN) bajo las propias características culturales de cada

región, estructurada desde lo rural y lo urbano.

La descentralización tiene el propósito de promover principios que permitan

respetar las decisiones locales a partir de un Estado moderno, capaz de reorientar su

estructura administrativa, política y fiscal. Estos principios conducen a la regionalización

con una voluntad política que emerge en un gran consenso social y cultura y por ende, un

reordenamiento político y administrativo que modifica las estructuras territoriales, la

distribución de competencias, recursos y mecanismos de representación y participación; y

la opción por la diversidad.

La regionalización comprende la participación de las sociedades de cada una de las

regiones del país, entonces, la política pública emergería en forma coherente con las

necesidades económicas, políticas, administrativas, y porque no laborales, acorde con sus

imaginarios, en donde la aculturación capitalista dinámica, se transforma en

endoculturación humana e integradora, (Kottak, 2000) fortaleciendo así la valoración del

sentido idiosincrático y nacional, es decir, el desplazamiento de la mismicidad por el de

alteridad, (Gonzales & Otros., 1999).

Emergiendo el derecho por lo humano, es decir lo humano toma valor en una

sociedad capitalista. Pues el (Acuerdo por lo superior 2034), fundamenta la regionalización

como “una definición amplia de región, la cual no solo se relaciona con criterios

geográficos y espaciales, sino también con las dinámicas sociales, culturales y políticas que

permiten a los grupos sentirse identificados o pertenecientes a un territorio en particular”.

(p. 105).

Teniendo en cuenta lo expuesto, es posible enmarcar la regionalización de la

educación superior como una estrategia, que reduce la vulneración de los derechos

humanos, pues centra sus esfuerzos por proteger el acceso, la permanencia y la graduación.

En este nivel educativo que contribuye al desarrollo local a través de la generación de

profesionales para las localidades y la región en general.

Las dificultades expuestas obedecen a una estructura gubernamental centralizada

que se enmarca en un modelo social económico capitalista concordante con un modelo

político neoliberal, en donde las relaciones se establecen a partir del poder y el control,

supeditados por políticas internacionales a través de organismos como el Banco

Internacional de Desarrollo (BID) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), los cuales

perfilan diferentes estrategias para los países en vía de desarrollo, como los países de

Latino América y el Caribe.

Dicho acuerdo evidencia la transformación que ha venido sufriendo la educación,

en donde la vulneración de los derechos humanos ha trascendido en la conciencia de la

sociedad, pues expone que ésta “pasó de ser un privilegio exclusivo para las élites sociales

a convertirse, cada vez más, en una aspiración de toda la sociedad” (Acuerdo por lo

superior 2034, p.22), sustentando que

ahora la educación se proyecta hacia la universalización y al reconocimiento

como derecho real que brinde oportunidades para todos y sea una

herramienta de transformación individual, social, histórica, política, cultural

y económica de nuestro país para seguir apuntándole a un proyecto de

Nación justa, digna y solidaria.

En consecuencia, el CESU a través del análisis y tratamiento de la gran

participación de todos los sectores de la sociedad Colombiana2, concluye que las políticas

públicas de educación superior, además de ser normas complejas, en Colombia subyace un

problema agudo de desarticulación entre el Ministerio de Educación y sus organismos de

apoyo.

Al respecto Morín, 2014 (citado en el Acuerdo por lo superior 2034 p. 7), menciona

que “aunque Colombia cuenta con un sistema de educación superior que aunque

consolidado estructural, normativa y organizativamente, se halla desarticulado […]” para

ello hace una exhortación metafórica al relacionar dicha desarticulación y las intenciones

de mejoramiento que propone el estado frente a la teoría de la religación ética de los

individuos, soportada en el entrelazamiento de individuo, sociedad y naturaleza.

Conclusiones

El mundo globalizado en el que se ve envuelta la sociedad Latinoamericana, donde

el único fin de las clases hegemónicas es la economía, las políticas públicas pierden su

génesis como materializaciones de los derechos humanos. Se vislumbra entonces, una

sociedad alienada y cosificada por el consumismo; sin participación activa y autentica en la

construcción de sus propias políticas.

Las diferentes etapas históricas de la educación superior en Colombia, desde el

siglo XVIII a la actualidad, indican una fuerte tendencia a nivel económico, político y

social; destacando eventos representativos que vulneran los derechos humanos en la

educación pública y privada, influenciada por el estado y su política de restricción en las

universidades y su tratamiento de estrato y género.

2 En cumplimiento de los derechos humanos por la participación y expresión de necesidades de

los sujetos.

Se hace urgente una política pública de educación superior que responda a las

necesidades contextuales desde lo local, regional y nacional que ajuste lo internacional,

para darle sentido y coherencia a los procesos de enseñanza.

La política pública propuesta en el Acuerdo por lo superior 2034, expone superar

las barreras sociales de exclusión y desigualdad en un país que cimienta sus bases

estructurales en un sistema económico capitalista con enfoque globalizante, en donde, los

sujetos son estratificados y calificados por sus condiciones de consumo y poder, lo que

conduce a la desigualdad. Por tanto no es coherente con la realidad de la población

Colombiana.

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