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CECOSESOLA: Análisis de una estructura cooperativa. Daelit González Michelena. Componente organizacional: Cooperativismo. El hombre es un ser social. Por lo tanto necesita de los demás, no sólo por la necesidad de socializarse, sino sobretodo por la necesidad que tiene todo individuo de ayuda mutua para defender sus derechos y satisfacer sus necesidades. De este planteamiento tan sencillo se puede deducir que la cooperación es tan antigua como el hombre mismo. En este sentido, resulta evidente que el elemento humano es un factor clave en el desarrollo empresarial, en el que se establece que las empresas excelentes son aquellas capaces de adaptarse fácilmente a los cambios del entorno, encontrando en las mismas atributos como flexibilidad organizativa, sensibilidad y preocupación por el elemento humano, fomento de la iniciativa y participación del personal, cadena de mando flexible, abundancia de incentivos no económicos y existencia de ideas y valores compartidos. Las empresas pioneras en adoptar la participación como seña de identidad (y como

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CECOSESOLA: Análisis de una estructura cooperativa.

Daelit González Michelena.

Componente organizacional: Cooperativismo.

El hombre es un ser social. Por lo tanto necesita de los demás, no sólo

por la necesidad de socializarse, sino sobretodo por la necesidad que tiene

todo individuo de ayuda mutua para defender sus derechos y satisfacer sus

necesidades. De este planteamiento tan sencillo se puede deducir que la

cooperación es tan antigua como el hombre mismo.

En este sentido, resulta evidente que el elemento humano es un factor

clave en el desarrollo empresarial, en el que se establece que las empresas

excelentes son aquellas capaces de adaptarse fácilmente a los cambios del

entorno, encontrando en las mismas atributos como flexibilidad organizativa,

sensibilidad y preocupación por el elemento humano, fomento de la iniciativa y

participación del personal, cadena de mando flexible, abundancia de incentivos

no económicos y existencia de ideas y valores compartidos. Las empresas

pioneras en adoptar la participación como seña de identidad (y como factor de

producción que incrementa su productividad) fueron las empresas de economía

social (especialmente las cooperativas) que, por este motivo, pueden, con

propiedad, denominarse empresas de participación (Pérez, 2002).

Si algo ha caracterizado a la economía social desde sus primeras

manifestaciones, ha sido la preocupación por el ser humano, sus problemas y

necesidades. Efectivamente, como señala Chaves (1999: 122) “la función de

las entidades de la economía social se halla íntimamente ligada a la

satisfacción de necesidades sociales y a la mejora de la calidad de vida de la

población y a la resolución de los problemas sociales latentes, objetivos que

pretenden alcanzar mediante formas organizativas variadas”.

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En efecto, cuando hablamos de cooperativas:

"se trata de asociaciones de personas que basadas en su esfuerzo

propio y ayuda mutua organizan y administran empresas económicas con el

objetivo de proporcionar servicios que satisfagan sus necesidades, sujetándose

al efecto de determinados principios cooperativos o normas fundamentales de

funcionamiento" (Drimer y Drimer, 1985:7). Así pues, el sistema cooperativo se

desarrolla desde una perspectiva que combina objetivos sociales y económicos

y mantiene una dinámica de empresariado colectivo, en el que se asume a las

personas como lo más importante en la organización; con actuaciones éticas y

consecuentes; en beneficio repercutido a los empleados; bajo un sistema de

cultura empresarial compartida y fuertemente arraigada en estructuras y

organigramas horizontales con comunicación clara y transparente; en procesos

de formación continua y trabajo en equipo, fomentando la creatividad e

innovación, el sentido de pertenencia y el compromiso de sus miembros.

Las cooperativas entonces, son organizaciones voluntarias, abiertas a

todas las personas capaces de utilizar sus servicios y dispuestas a aceptar las

responsabilidades de asociarse, sin discriminaciones de género, sociales,

raciales, políticas o religiosas. Asimismo, son organizaciones democráticas

controladas por sus asociados, quienes participan activamente en la fijación de

sus políticas y en la toma de decisiones. Hombres y mujeres, sirviendo como

representantes elegidos, son responsables ante los asociados.

Los asociados contribuyen equitativamente al capital de su cooperativa.

Ellos suelen recibir una compensación limitada, si acaso alguna, sobre el

capital suscripto como condición para ser asociado. Los asociados destinan lo

excedentes a cualquiera de los fines siguientes: desarrollo de su empresa

cooperativa, si es posible mediante la constitución de reservas, de las cuales

una parte al menos debe ser indivisible; benefician a los asociados en

proporción a sus operaciones con la cooperativa; y el apoyo a otras actividades

aprobadas por los asociados. Son organizaciones autónomas, de auto-ayuda

controladas por sus asociados. Si intervienen en acuerdos con otras

organizaciones, incluidos los gobiernos, o captan capital de fuentes externas, lo

hacen en términos que aseguran el control democrático por parte de sus

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asociados y mantienen su autonomía cooperativa. Las cooperativas trabajan en

pro del desarrollo sostenible de sus comunidades mediante políticas aprobadas

por sus asociados. (FAO, 2002).

Uno de los aspectos fundamentales por los que se caracterizan a los

grupos cooperativos no es otro que la primacía otorgada al elemento humano

en el desarrollo de su actividad, estableciéndose los objetivos y organización

del trabajo en base a necesidades y circunstancias. Éstos sistemas consideran

al individuo como el centro de sus actividades, otorgándoles autonomía y

fomentando una cultura basada en valores como la igualdad, la participación y

la comunicación. En definitiva, una organización de este tipo supone un trabajo

comunitario y de mutua confianza entre los participantes.

Ahora bien, según (Coque, 2005), la base de todo proceso cooperativo

debe estar determinada por la participación interna, es decir, autoayuda mutua

dentro de cada sociedad cooperativa. Los socios de cada cooperativa

intervienen activamente en el proceso de producción-distribución de productos

(flujo real), en el aporte de capital y percepción de una parte de los excedentes

y en el ejercicio de poder mediante mecanismos democráticos (flujo

informativo-decisional). Asimismo, se hace indispensable la participación

externa tanto de cada cooperativa con otras entidades (participación hacia

fuera), como de otras entidades con las cooperativas (participación desde

fuera).

El mantenimiento y la evolución de un sistema cooperativo, se plantea

en un sentido que denota la vinculación de todos los miembros de la

organización. La principal operación consiste en conseguir el compromiso y

responsabilidad de los trabajadores y lograr una identificación con los objetivos

de la organización, en aras de forjar generalmente, un modelo de organización

autogestionario.

Según (Bastidas, 2004) este modelo de autogestión debe cumplir un

listado de condiciones: preponderancia de las personas sobre el capital,

objetivos formulados y compartidos, ingreso voluntario, asamblea como

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instancia decisional de todos, una persona un voto, comunicación sin fronteras,

unidad dentro de la diversidad, identidad fortalecida en valores y principios,

aportes laborales o económicos por todos, y rotación en la esfera operativa

como garantía de ruptura de la división estructural del trabajo, autonomía de

gestión con respecto a terceros, y reparto igualitario de excedentes.

De igual manera, una cooperativa que se proponga desarrollar un

modelo de autogestión, debe exigir respeto absoluto de su autonomía por el

Estado y otras organizaciones. Pero la autogestión no es fácil de implantar sin

voluntad política y sin el esfuerzo contínuo de los interesados.

En las cooperativas que aplican la autogestión, la totalidad de sus

actores se enteran de todos los hechos y asuntos que en ellas suceden por lo

que la transparencia como valor adquiere un peso extraordinario; nadie acepta

ser excluido de la información, lo que desarrolla el sentido de pertenencia.

No obstante, a pesar de las múltiples variables que juegan a favor del

cooperativismo, las bases democráticas de la administración pueden demorar

el proceso de toma de decisiones, y en algunos casos, un gran número de

miembros puede dificultar el conocimiento y discernimiento de las necesidades

e intereses. Otro problema que se considera un limitador de la participación son

las barreras procedentes del medio. Así, se comenta que en el contexto

occidental, las cooperativas actúan en un ambiente de corte capitalista,

marcadamente competitivo, que les obliga a intentar compatibilizar el ideal

democrático de gestión con la rentabilidad empresarial. Finalmente, se apuntan

a los problemas internos como otros obstáculos intrínsecos que a menudo

limitan la eficiencia de este tipo de organizaciones. Entre los más significativos

destaca también el bajo nivel de formación, y el hecho de que los grupos

tienden a consumir más tiempo en tomar una decisión que un individuo, y por

último, la falta de definición de las funciones de los diferentes órganos de

decisión provocan solapamientos en sus tareas y enfrentamientos entre éstos.

(Mozas, 2002).

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Descripción de un modelo cooperativo de autogestión: CECOSESOLA.

En un primer vistazo, la Central Cooperativa de Lara (CECOSESOLA),

aparece como un organismo de integración, que articula 50 organizaciones,

entre cooperativas, organizaciones civiles y de producción. Asimismo,

desarrolla ferias de consumo familiar, servicios sociales (funeraria) y de salud.

Destaca en su práctica de gestión la ausencia de delegación en

directivas, ausencia de niveles jerárquicos para la gestión, sistema de rotación,

sistema de reuniones consensuadas. De igual manera, reinvierte sus

excedentes en la actividad comunitaria y simultáneamente mantiene los

mejores precios a los productores que abastecen la feria, mejores condiciones

de ingreso a los trabajadores asociados, y los mejores precios al consumidor

final.

En CECOSESOLA, se busca construir el mayor sentido de

responsabilidad y compromiso. De esta manera, el sistema de reuniones es de

participación abierta, en donde los temas pueden ser propuestos por cualquiera

de los participantes. Es costumbre, la conducción colectiva sin autoridades

para el debate, y la búsqueda del consenso. Consiste en un profundo proceso

formativo, clave para entender la cultura no jerárquica.

Las reuniones son la esencia de la participación, integración,

compañerismo, comunicación, disciplina y organización, que los lleva a

trascender y mantener un equilibrio libre, que permite reflexionar y poner en

práctica la labor cooperativa. Estas reuniones permiten al colectivo tener una

visión más allá de lo que está sucediendo de su labor particular. Así pues, el

trabajo asociado se organiza en forma ética y solidaria. Se desarrollan valores

y criterios comunes que son la esencia del proceso de trabajo, en donde el

consenso en la toma de decisiones y en la gestión es permanente.

En cuanto al ingreso de trabajadores se necesita ser presentado por otro

asociado, y se inscribe como asociado tanto de CECOSESOLA, como de las

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cooperativas afiliadas. También es necesario pasar por un proceso de

integración y conocimiento de la organización.

CECOSESOLA y el sistema agroalimentario.

En el siguiente apartado, se pretende dilucidar la manera en que el papel

de CECOSESOLA como cooperativa autogestionaria juega dentro de un

sistema agroalimentario.

Desde esta perspectiva conceptual, la cooperativa puede realizar

actividades no sólo en aras de agregar valor a la producción y mejorar la

calidad, sino que podría llevar a cabo actividades que condujeran al

fortalecimiento de relaciones sociales, económicas y políticas entre los agentes

mismos (productores, consumidores, intermediarios) regidas por la solidaridad,

la cooperación, la democracia y la participación.

Así pues, se desea estimar el rol de la forma cooperativa autogestionaria

(CECOSESOLA) en el marco del sistema agroalimentario, entendido éste

como: “…el conjunto de relaciones socioeconómicas que inciden de un modo

directo en los procesos de producción primaria, transformación agroindustrial,

acopio, distribución, comercialización, y consumo de los productos

alimentarios…” (Schejtman, 1994:3).

Hernández y Herrera (2005), insisten en el intercambio de relaciones

orientadas en una evolución histórica, en la que se pone de relieve a los

actores que operan en las relaciones de producción, por eso el enfoque

agroalimentario permite un mecanismo de continuo seguimiento, analizando

cada eslabón de la cadena en un contexto socio-económico y cultural.

Asimismo, una cadena articulada desde la producción primaria hasta el

consumidor final, permite el análisis de los factores exógenos y endógenos que

influyen en la competitividad, con el propósito de maximizar la tasa de

ganancia e insumos, y asegurar el desarrollo de comunidades, satisfaciendo

necesidades básicas y reduciendo desigualdades.

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En este sentido, las Ferias de Consumo Familiar constituyen referencia

de lo que una comunidad unida y con claridad en su responsabilidad social

puede realizar cuando aplica los principios y valores cooperativos. En efecto,

en las Ferias de Consumo Familiar participan diferentes tipos de

organizaciones: cooperativas, asociaciones comunitarias de consumidores,

organizaciones de productores agrícolas, y 8 pequeñas empresas de

transformación, algunas asociativas y otras de carácter familiar. Este conjunto

de organizaciones, que mantienen relaciones de negocios y relaciones

políticas, conforman el Sistema de Ferias (Dávila, 2003).

El sistema consiste en un circuito de producción, distribución y venta al

detal de alimentos y otros productos básicos, dirigido principalmente a los

sectores de menos recursos. Actualmente, abarca 50 ferias, que atienden

aproximadamente a 40.000 familias, con una venta semanal de 300 toneladas

de productos hortofrutícolas. El conjunto de ferias es el principal proveedor de

alimentos y productos básicos de la ciudad de Barquisimeto, en una escala

comparable a la de grandes cadenas de comercialización a escala nacional, y a

precios considerablemente más bajos que en el comercio al detal. Un segundo

rasgo central de esta experiencia es que no se ha desarrollado a la sombra de

subsidios estatales, ni de algún tipo de privilegio comercial o fiscal. En otras

palabras, se trata de una organización que compite en el mercado, y se ha

ganado un importante espacio en el mismo, sin por ello perder su carácter y

fines fundamentalmente socioculturales (Gómez, 1998).

Las Ferias de Consumo Familiar consisten en una organización popular

que incide en diferentes aspectos de la vida social de sus participantes. El

sistema opera como una red integrada por: a) productores primarios, en su

mayor parte organizados en forma de cooperativas o asociaciones de

productores; b) una organización formal, el Departamento Agrícola y de

Abastecimiento Popular de CECOSESOLA, quien se encarga de coordinar la

recepción de bienes y la distribución a los puntos de venta, y c) las unidades de

venta, o ferias (Gómez, 1998).

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Los proveedores, particularmente las cooperativas y Unidades de

Producción Comunitarias (UPC), se benefician de: 1.- La seguridad de un

mercado para sus productos lo que les permite programar producción y pagos

en un marco formativo y de compromiso social; 2.- Una cultura participativa y

en muchos aspectos autogestionaria en la determinación de los precios, la

planificación de las cosechas, los cupos, y otros aspectos con la satisfacción de

cumplir con una responsabilidad social; y 3.- Fondos operativos y de

solidaridad como mecanismos de solidaridad e integración humana. (Avella,

2000).

Finalmente, el esfuerzo organizativo se ve reforzado por un proceso

educativo constante, cuyo eje fundamental es fomentar la responsabilidad, el

trabajo en equipo y la solidaridad. Uno de los elementos que ha posibilitado la

expansión y fortalecimiento de las Ferias de Consumo Familiar, tiene que ver

con la creatividad y las innovaciones para adaptar las ferias a las aspiraciones

de sus clientes y a las dinámicas del mercado. Tales innovaciones han surgido

de la participación colectiva en la evaluación constante de los problemas y

necesidades que se les presentan y en la búsqueda de soluciones basadas en

sus propias capacidades y en los recursos disponibles y, sobre todo, en sus

referentes socioculturales y aprendizajes.

La forma cooperativa es una forma apropiada para participar en un

sistema agroalimentario que significa ventajas para el consumidor y el

producto. En este sentido, podemos deducir que la forma cooperativa, encaja

muy bien dentro del momento actual de cambio de paradigmas en cuanto a la

forma de entender la vida y el desarrollo de los pueblos, que permite reconocer

la heterogeneidad y la diversidad de los procesos sociales, económicos,

culturales y políticos de las regiones, a la vez que permite pensar en el

planteamiento de propuestas de solución de problemas de diferente tipo,

basados en dos aspectos principalmente: la creación de vínculos y el enfoque

local, con lo cual se puede pretender impulsar un cambio en los núcleos de

poder que se encuentran dentro del sistema agroalimentario. CECOSESOLA

figura como una institución promotora de cambio y un ejemplo en sí mismo de

autonomía y planificación.

Page 9: Ensayo Cecosesola

Estructura organizacional de Mintzberg.

A la luz de los postulados de su sistema teórico, Henry Mintzberg admite

que existen una serie de modelos que permiten identificar y describir tipos de

sistemas organizacionales. No obstante, debe quedar claro que un modelo no

pretende comprender toda la realidad, antes bien, servirá para entender las

relaciones e interacciones fundamentales.

Si bien, Mintzberg concuerda en que no existe una mejor y única manera

de diseñar y administrar organizaciones, su tesis fundamental sostiene que los

elementos de la estructura deben ser seleccionados para lograr una

consistencia interna o armonía, tanto como una consistencia básica con la

situación de la organización: su dimensión, antigüedad, el tipo de ambiente en

que funciona, los sistemas técnicos que usa, etcétera.

Ahora bien, en aras de comprender bajo los esquemas de Mintzberg,

qué posible modelo organizacional se maneja en el sistema de Ferias de

Consumo Familiar (CECOSESOLA), resulta indispensable entender por

estructura, la suma total de las formas en que un trabajo es dividido entre

diferentes tareas y luego es lograda la coordinación entre estas.

Para lograr la coordinación de las tareas que involucra la división del

trabajo, Mintzberg distingue diversas modalidades de interacción entre las

personas que conforman la organización a las cuales conceptualiza como los

elementos más básicos de la estructura. En este sentido, la adaptación o ajuste

mutuo, aquella que logra la coordinación por el simple proceso de la

comunicación informal, se ajusta plenamente a las características del sistema

de Ferias de Consumo Familiar, en cuanto a que las reuniones son la esencia

de la participación, integración, comunicación, disciplina y organización, que los

lleva a trascender y mantener un equilibrio libre, que permite reflexionar y poner

en práctica la labor cooperativa. Asimismo, dentro del sistema cooperativo de

ferias, se hace necesaria la normalización de reglas como mecanismo de

coordinación, pues permite que todo el personal funcione de acuerdo con el

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mismo conjunto de doctrinas, que para el caso CECOSESOLA se entiende

como cooperativismo.

Para el caso en estudio, el sistema de reuniones es de participación

abierta, en donde los temas pueden ser propuestos por cualquiera de los

participantes. Es costumbre, la conducción colectiva sin autoridades para el

debate, y la búsqueda del consenso. De ahí que sea posible vincular su

funcionamiento con lo que Mintzberg denominó la configuración innovadora o

de adhocracia, en la que la coordinación se lleva a cabo por medio de la

adaptación mutua en una estructura fluida, orgánica y selectivamente

descentralizada, ligada fundamentalmente a proceso de aprendizajes.

Finalmente, este modelo combina más democracia con menos burocracia.

A pesar de la aparente disposición no jerárquica dentro del sistema

CECOSESOLA, resulta evidente la existencia de cierta ordenanza, que

responde generalmente a criterios de experiencia, tiempo en la organización y

compromiso con la empresa, que deviene inevitablemente en un fenómeno de

aplanamiento del modelo propuesto por Mintzberg.

Tal y como se anunció al comienzo de este apartado, toda construcción

de un modelo asume tan solo un acercamiento a la realidad, por ende

encasillar el sistema CECOSESOLA y las Ferias de Consumo Familiar en un

modelo tipo resulta difícil, sino imposible.

En efecto, otro de los modelos de estructura organizativa formulados por

Mintzberg sirven para describir el comportamiento del sistema CECOSESOLA

y más específicamente las Ferias de Consumo Familiar. Así pues, el

mantenimiento y la evolución de un sistema cooperativo, se plantea en un

sentido que denota la vinculación de todos los miembros de la organización. La

principal operación consiste en conseguir el compromiso y responsabilidad de

los trabajadores y lograr una identificación con los objetivos de la organización.

En este sentido, Mintzberg admite que la ideología existe

fundamentalmente en forma de una fuerza dentro de las organizaciones,

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fomentando el que sus miembros se aglutinen; pero, a veces, puede llegar a

dominar la normalización de las reglas como mecanismo coordinador principal,

haciendo que la organización adopte la configuración misionera, logrando la

forma más pura de descentralización, ya que a cada miembro se le

encomienda que decida y actúe por el bien general de la organización.

La organización ideológica o misionera se caracteriza por ser un sistema

rico de valores y creencias que distingue a una organización, enraizada en el

sentido de misión asociada a un liderazgo carismático, desarrollada a lo largo

de tradiciones y sagas y luego reforzada por medio de identificaciones. De igual

manera, este modelo resulta tan fuerte a veces que provoca una configuración

propia, así como una misión clara, centrada, inspirada y distintiva. coordinación

por medio de la normalización de reglas “cooperación”, reforzada por la

selección, socialización y adoctrinamiento de los miembros.

Finalmente, podemos concluir que tanto el modelo adhocrático como el

misionero aparecen como fundamentos del sistema CECOSESOLA y por ende

de las Ferias de Consumo Familiar. La conjugación de ambos modelos parece

ser la respuesta al acertijo. El éxito CECOSESOLA si bien está enmarcado en

un sistema de rotación y de reuniones consensuadas, (modelo adhocrático) no

es del todo cierto la ausencia de niveles jerárquicos. Sí existen mecanismos y

agentes que de alguna manera dirigen y le dan cuerpo a la organización a

través del adoctrinamiento (modelo misionero) con base en la experiencia,

tiempo en la organización y compromiso con la empresa.

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