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Enfoques que sustentan la evaluación curricular El análisis del desarrollo histórico conceptual de la evaluación curricular, permite inferir por lo menos dos enfoques claramente diferenciado, el primero de corte tecnocrático, pragmático funcionalista que se origina en Estados Unidos de Norteamérica y rápidamente se difunde por toda Latinoamérica, buscando afanosamente mantener y reproducir el eficientismo, propio del sistema capitalista vigente. El segundo se origina desde Latinoamérica, principalmente en México, en contraposición al primero. Es de corte crítico, busca desestructurar las políticas educativas tradicionales vigentes. Retomando el primer enfoque y a decir de Alicia de Alba, la evaluación curricular debido a la fuerte incidencia del positivismo, el conductismo y la lógica de la administración empresarial, se centró durante décadas, en la medida en que el cuantitivismo de los resultados o producto final del proceso educativo, para Ángel Díaz Barriga esta perspectiva se reduce a una mera confrontación entre los objetivos y metas versus los resultados obtenidos, privilegiando la evaluación de lo observable, medible, cuantificable y verificable, obsesión que ignora los aprendizajes que más se arraigan en las personas. Este primer enfoque confunde evaluación con medición, pretende cuantificar a todos los elementos que intervienen en el proceso educativo, obviando las dificultades que en el orden teórico epistemológico surgirán al pretender reducir a guarismos una realidad y la consecuente comprensión de los modelos educativos. Por otra parte este enfoque, pragmático funcionalista, reconoce que implícitamente a la evaluación, solo desde los criterios de utilidad de la información para la forma de decisiones, o para justificar, continuar, reorientar o suprimir determinado programa o proyecto. Esta tendencia, además exige que el manejo de la evaluación, se realice con el concurso de profesionales expertos en el manejo técnico estadístico aunque sin fundamentación teórico conceptual. Sin embargo, el espacio mismo de la evaluación curricular, disminuye cuando los que se encuentran en los niveles de toma de decisiones, pueden a su arbitrio aceptar o rechazar los resultados de la misma.

Enfoques que sustentan la evaluación curricular

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Enfoques que sustentan la evaluación curricular

El análisis del desarrollo histórico conceptual de la evaluación curricular, permite inferir por lo menos dos enfoques claramente diferenciado, el primero de corte tecnocrático, pragmático funcionalista que se origina en Estados Unidos de Norteamérica y rápidamente se difunde por toda Latinoamérica, buscando afanosamente mantener y reproducir el eficientismo, propio del sistema capitalista vigente.

El segundo se origina desde Latinoamérica, principalmente en México, en contraposición al primero. Es de corte crítico, busca desestructurar las políticas educativas tradicionales vigentes.

Retomando el primer enfoque y a decir de Alicia de Alba, la evaluación curricular debido a la fuerte incidencia del positivismo, el conductismo y la lógica de la administración empresarial, se centró durante décadas, en la medida en que el cuantitivismo de los resultados o producto final del proceso educativo, para Ángel Díaz Barriga esta perspectiva se reduce a una mera confrontación entre los objetivos y metas versus los resultados obtenidos, privilegiando la evaluación de lo observable, medible, cuantificable y verificable, obsesión que ignora los aprendizajes que más se arraigan en las personas.

Este primer enfoque confunde evaluación con medición, pretende cuantificar a todos los elementos que intervienen en el proceso educativo, obviando las dificultades que en el orden teórico epistemológico surgirán al pretender reducir a guarismos una realidad y la consecuente comprensión de los modelos educativos.

Por otra parte este enfoque, pragmático funcionalista, reconoce que implícitamente a la evaluación, solo desde los criterios de utilidad de la información para la forma de decisiones, o para justificar, continuar, reorientar o suprimir determinado programa o proyecto. Esta tendencia, además exige que el manejo de la evaluación, se realice con el concurso de profesionales expertos en el manejo técnico estadístico aunque sin fundamentación teórico conceptual. Sin embargo, el espacio mismo de la evaluación curricular, disminuye cuando los que se encuentran en los niveles de toma de decisiones, pueden a su arbitrio aceptar o rechazar los resultados de la misma.

Otro de los aspectos que sustentan este primer enfoque de la evaluación curricular, son los planteamientos de Anthony Stufflebean, quien propone una cronología lineal, con cortes temporales claramente arbitrarios. Postula un método elèctico con énfasis en el conocimiento, dominio y manejo de las técnicas como:

a) Informes preliminares b) Informes técnicos c) Análisis estadísticosd) Análisis político e) Análisis económicof) Análisis sistemáticog) Entrevistash) Observaciones

i) Exàmenj) Investigación k) Estudio de casosl) Escucha de opiniones

contrapuestasm) Asociaciones de defensan) Lista de controlo) Elaboración de pruebas. Etc.

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Finalmente en este primer enfoque, debemos citar los criterios de Joint Commites, quien sostiene que la evaluación debe cumplir con cuatro condiciones:

Útil Factible Ética Exacta

Incluyéndose en estas cuatro condiciones, 30 normas de naturaleza descriptiva. Obsérvese que en gran medida, el insipiente desarrollo en materia de evaluación en materia curricular se ha dado desde el marco empírico analítico.

Abordando el segundo enfoque señalamos que la denominada evaluación formativa ejerce en un escenario en el que concurren grupos que pugnan por adquirir mayor control social y otros que propician procesos de democratización.

Esta evaluación pone énfasis en los procesos educativos y no solamente en los productos y/o resultados, se orienta a estudiar las condiciones en que se desarrolla el conjunto, para tomar los correctivos que sean del caso.

Resulta obvio advertir que se traduce como una intencionalidad de evaluación y/o permanente, que pretende valorar lo cualitativo y esencial del proceso educativo, ignorando lo superfluo, intranscendente y fenoménico. Así mismo, es necesario reconocer que otra cualidad de este tipo de evaluación, es que ha constituido un puntal esencial para el surgimiento y desarrollo de las diversas tendencias de la evaluación cualitativa.

Otra tendencia alternativa, es considerar a la evaluación como una posibilidad para explicar y comprender el fenómeno educativo a través de los aspectos:

Teórico epistemológico y axiológicos, los mismos que permiten, no solo explicar, sino comprender a la evaluación curricular, en cuanto objeto total histórico y dinámico. Sin embargo es necesario precisar que más que la mera explicación, interesa la comprensión como fuente para llegar a la acción.

En lo fundamental estas posibilidades alternativas, surgen como procesos, no concluidos, no acabados, están en construcción, que tratan de recuperar las intenciones ocultas del proceso evaluativo, sus compromisos ideológicos, políticos, su compromiso de clase, asi como la fundamentación teórica epistemológica que en ella subyace.

Las reflexiones anteriores nos permiten considerar que el campo de la evaluación curricular ha transitado desde iniciales esquemas conceptuales, rígidos, casi inflexibles, y poco significativo; hasta claros y denodados esfuerzos de conceptualizaciones más abiertas, flexibles y complejas, promovidas por la dinámica de los procesos sociales educativos.