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En este libro el autor nos presenta historias creativas y ......En este libro el autor nos presenta historias creativas y humorísticas. Algunos cuentos resaltan la cultura de los

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  • Enestelibroelautornospresentahistoriascreativasyhumorísticas.Algunoscuentosresaltanlaculturadelosindígenasmexicanosyotrostienenfinalesinesperados.El libroestadivididoendiezcuentos independientes.Encadauno de ellos, B. Traven narra eventos casi cotidianos de la vida en laspequeñas aldeas indígenas en tiempos de la revolución, todo esto con sucaracterístico humor y excelente narrativa. Con un estilo sobrio, sencillo ydirecto,elautor recreavariasanécdotasqueseguramenteélvivióyen lascualessepuededisfrutarlabucólicasabiduríadeunindioartistafrentealaobtusavisióndelamodernidadodelinefablesentidocomúndeunmodestominero.ElmundourbanodelMéxicodeloscuarentatambiénasomaenestaentretenidaCanastadecuentosmexicanos.

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  • B.Traven

    CanastadecuentosmexicanosePubr1.0

    Narukei09.07.13

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  • Títulooriginal:CanastadecuentosmexicanosB.Traven,1956Traducción:RosaElenaLuján

    Editordigital:NarukeiePubbaser1.0

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  • CANASTITASENSERIE

    Encalidaddeturistaenviajederecreoydescanso,llegóaestastierrasdeMéxicoMr.E.L.Winthrop.

    Abandonó las conocidas y trilladas rutas anunciadas y recomendadas a losvisitantes extranjeros por las agencias de turismo y se aventuró a conocer otrasregiones.

    Como hacen tantos otros viajeros, a los pocos días de permanencia en estosrumbosyateníabienforjadasuopinióny,ensuconcepto,esteextrañopaíssalvajenohabíasidotodavíabienexplorado,misióngloriosasobrelatierrareservadaagentecomoél.

    Y así llegó un día a un pueblecito del estado de Oaxaca. Caminando por lapolvorientacalleprincipalenquenadasesabíaacercadepavimentosydrenajeyenquelasgentessealumbrabanconvelasyocotes,seencontróconunindiosentadoencuclillasalaentradadesujacal.

    Elindioestabaocupadohaciendocanastitasdepajayotrasfibrasrecogidasenloscampostropicalesquerodeanelpueblo.Elmaterialqueempleabanosóloestababienpreparado, sino ricamente coloreado con tintes que el artesano extraía de diversasplantaseinsectosporprocedimientosconocidosúnicamenteporlosmiembrosdesufamilia.

    Elproductodeestapequeñaindustrianolebastabaparasostenerse.Enrealidadvivíadeloquecosechabaensumilpita:tresymediahectáreasdesuelonomuyfértil,cuyos rendimientos se obtenían después de mucho sudor, trabajo y constantespreocupacionessobrelaoportunidaddelaslluviasylosrayossolares.Hacíacanastascuandoterminabasuquehacerenlamilpa,paraaumentarsuspequeñosingresos.

    Eraunhumildecampesino,perolabellezadesuscanastitasponíandemanifiestolasdotesartísticasqueposeencasitodosestosindios.Encadaunaseadmirabanlosmás bellos diseños de flores, mariposas, pájaros, ardillas, antílopes, tigres y unaveintena más de animales habitantes de la selva. Lo admirable era que aquellasinfoníadecoloresnoestabapintadasobrelacanasta,erapartedeella,pueslasfibrasteñidasdediferentes tonalidadesestabanentretejidas tanhábilyartísticamente,quelos dibujos podían admirarse igual en el interior que en el exterior de la cesta. Yaquellosadornoseranproducidossinconsultarniseguirpreviamentedibujoalguno.Ibanapareciendodesuimaginacióncomoporartedemagia,ymientraslapiezanoestuvieraacabadanadiepodíasabercómoquedaría.

    Una vez terminadas, servían para guardar la costura, como centros demesa, obien para poner pequeños objetos y evitar que se extraviaran.Algunas señoras lasconvertíanenalhajerosolasllenabanconflores.

    Sepodíanutilizardecienmaneras.

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  • Al tener listas unas dos docenas de ellas, el indio las llevaba al pueblo lossábados,queerandíasdetianguis.Seponíaencaminoamedianoche.Eradueñodeunburro,perosiésteseextraviabaenelcampo,cosafrecuente,seveíaobligadoamarcharapiedurantetodoelcamino.Yaenelmercado,habíadepagaruntostóndeimpuestoparatenerderechoavender.

    Cadacanasta representabaparaélalrededordequinceoveintehorasde trabajoconstante,sinincluireltiempoqueempleabapararecogerelbejucoylasotrasfibras,prepararlas,extraerloscolorantesyteñirlas.

    El precioquepedíapor ellas eraochenta centavos, equivalentemásomenos adiez centavosmoneda americana. Pero raramente ocurría que el comprador pagaralosochentacentavos,osealosseisrealesymediocomoelindiodecía.Elcompradorenciernesregateaba,diciendoalindioqueeraunpecadopedirtanto."¡Perosinoesmásquepetatequepuedecogerseamontonesenelcamposincomprarlo!,y,además,¿paraquésirveesachachara?,deberásquedaragradecidosi tedoy treintacentavosporella.Bueno,serégenerosoytedarécuarenta,peroniuncentavomás.Tómalosodéjalos.

    Así,pues,enfinaldecuentasteníaquevenderlaporcuarentacentavos.Masalahoradepagar,elclientedecía:«VálgameDios,sisólotengotreintacentavossueltos.¿Qué hacemos? ¿Tienes cambio de un billete de cincuenta pesos? Si puedescambiarlo tendrás tuscuarenta fierros.»Por supuesto, el indionopuedecambiarelbilletedecincuentapesos,ylacanastitaesvendidaportreintacentavos.

    Elcanastero teníamuyescasoconocimientodelmundoexterior, siesque teníaalguno,deotromodohubierasabidoqueloquéaélleocurríapasabaatodashorasdeldíacontodoslosartistasdelmundo.Desaberlosehubierasentidoorgullosodeperteneceralpequeñoejércitoqueconstituye lasalde la tierra,ygraciasalcualelartenohadesaparecido.

    Amenudo no le era posible vender todas las canastas que llevaba almercado,porqueenMéxico,comoentodaspartes,lamayoríadelagenteprefierelosobjetosquesefabricanenseriepormillonesyquesonidénticosentresí,tantoqueniconlaayudadeunmicroscopiopodríadistinguírseles.Aquelindiohabíahechoensuvidavarios cientos de estas hermosas cestas, sin que ni dos de ellas tuvieran diseñosiguales.Cadaunaeraunapiezadearteúnico,tandiferentedeotracomopuedeserlounMurillodeunReynolds.

    Naturalmente, no podía darse el lujo de regresar a su casa con las canastas novendidasenelmercado,asíesquesededicabaaofrecerlasdepuertaenpuerta.Erarecibido como unmendigo y tenía que soportar insultos y palabras desagradables.Muchasveces,despuésdeunlargorecorrido,algunamujersedeteníaparaofrecerleveintecentavos,quedespuésdemuchosregateosaumentaríahastaveinticinco.Otras,tenía que conformarse con los veinte centavos, y el comprador, generalmente una

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  • mujer, tomaba de entre sus manos la pequeña maravilla y la arrojabadescuidadamente sobre la mesa más próxima y ante los ojos del indio comosignificando: «Bueno,mequedo con esta chuchería sólopor caridad.Séque estoydesperdiciandoeldinero,perocomobuenacristiananopuedovermorirdehambreaun pobre indito, y más sabiendo que viene desde tan lejos.» El razonamiento lerecuerdaalgopráctico,ydeteniendoalindioledice:«¿Dedóndeeres,indito?¡Ah!,¿sí? ¡Magnífico! ¿Conque de esa pequeña aldea? Pues óyeme, ¿podrías traerme elpróximosábadotresguajolotes?Perohandeserbiengordos,pesadosymuchomuybaratos. Si el precio no es conveniente, ni siquiera los tocaré, porque de pagar elcomún y corriente los compraría aquí y no te los encargaría. ¿Entiendes? Ahora,pues,ándale.»

    Sentado en cuclillas a un lado de la puerta de su jacal, el indio trabajaba sinprestaratenciónalacuriosidaddeMr.Winthrop;parecíanohabersepercatadodesupresencia.

    —¿Cuánto querer por esa canasta, amigo? —dijo Mr. Winthrop en su malespañol,sintiendolanecesidaddehablarparanoaparecercomounidiota.

    —Ochenta centavitos, patroncito; seis reales y medio —contestó el indiocortésmente.

    —Muy bien, yo comprar —dijo Mr. Winthrop en un tono y con un ademánsemejantealquehubierahechoalcomprartodaunaempresaferrocarrilera.Después,examinando su adquisición, se dijo: «Yo sé a quién complaceré con esta lindacanastita,estoysegurodequemerecompensaráconunbeso.Quisierasabercómolautilizará.»

    Habíaesperadoquelepidieraporlomenoscuatroocincopesos.Cuandosediocuenta de que el precio era tan bajo pensó inmediatamente en las grandesposibilidades para hacer negocio que aquel miserable pueblecito indígena ofrecíaparaunpromotordinámicocomoél.

    —Amigo,siyocomprardiezcanastas,¿quépreciousteddaramí?Elindiovacilódurantealgunosmomentos,comosicalculara,yfinalmentedijo:—Sicomprausteddiezselasdaréasetentacentavoscadauna,caballero.—Muybien,amigo.Ahora,siyocomprarunciento,¿cuántocostar?Elindio,sinmirardellenoenningunaocasiónalamericano,ydesprendiendola

    vistasólodevezencuandodesutrabajo,dijocortésmenteysinelmenordestellodeentusiasmo:

    —Entalcasoselasvenderíaporsesentaycincocentavitoscadauna.Mr. Winthrop compró dieciséis canastitas, todas las que el indio tenía en

    existencia.

    Despuésde tressemanasdepermanenciaen larepública,Mr.Winthropnosólo

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  • estabaconvencidodeconocer elpaísperfectamente, sinodehaberlovisto todo,dehaberpenetradoelcarácterycostumbresdesushabitantesydehaberloexploradoporcompleto.Así,pues,regresóalmodernoybueno«Nuyorg»satisfechodeencontrarsenuevamenteenunlugarcivilizado.

    Cuando hubo despachado todos los asuntos que tenía pendientes, acumuladosdurantesuausencia,ocurrióqueunmediodía,cuandoseencaminabaalrestoránparatomar un emparedado, pasó por una dulcería y al mirar lo que se exponía en losaparadores recordó las canastitas que había comprado en aquel lejano pueblecitoindígena.

    Apresuradamente fue a su casa, tomó todas las cestitas que le quedaban y sedirigióaunadelasmásafamadasconfiterías.

    —Vengo a ofrecerle —dijo Mr. Winthrop al confitero— las más artísticas yoriginalescajitas,siasíquierellamarlas,yenlasquepodráempacarloschocolatesfinosycostososparalosregalosmáselegantes.Véalasydígamequéopina.

    Eldueñodeladulceríalasexaminóylasencontróperfectamenteadecuadasparaciertalíneadelujo,convencidodequeensunegocio,quetanbienconocía,nuncasehabía presentado estuche tan original, bonito y de buen gusto. Sin embargo, evitócuidadosamenteexpresarsuentusiasmohastanoenterarsedelprecioydeasegurarsedeobtenertodalaexistencia.

    Alzandoloshombrosdijo:—Bueno, en realidad no sé. Si me pregunta usted, le diré que no es esto

    exactamenteloquebusco.Encualquierformapodríamosprobar;desdeluego, tododependedelprecio.Debeustedsaberqueennuestralínea,laenvolturanodebecostarmásqueelcontenido.

    —Ofrezcausted—contestóMr.Winthrop.—¿Porquénomediceusted,ennúmerosredondos,cuántoquiere?—Mire usted, Mr. Kemple, toda vez que he sido yo el único hombre

    suficientementelistoparadescubrirlasysaberdóndepuedenconseguirse,lasvenderéalmejorpostor.Comprendaustedquetengorazón.

    —Sí, sí, desde luego; pero tendré que consultar el asunto con mis socios.Véngameavermañanaaestamismahoraylediréloquehayamosdecidido.

    Alamañanasiguiente,cuandoMr.WinthropentróenlaoficinadeMr.Kemple,ésteúltimodijo:

    —Hablando francamente le diré que yo sé distinguir las obras de arte, y estascestassonrealmenteartísticas.Encualquierforma,nosotrosnovendemosarte,ustedlo sabe bien, sino dulces, por lo tanto, considerando que sólo podremos utilizarlascomo envoltura de fantasía para nuestromejor praliné francés, no podremos pagarporellaselpreciodeunobjetodearte.Esodebeustedcomprenderlo,señor…¿Cómodijo que se llamaba? ¡Ah!, sí, Mr. Winthrop. Pues bien, Mr. Winthrop, para mí

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  • solamentesonunaenvolturadealtacalidad,hechaamano,peroenvolturaalfin.Yahoraledirécuálesnuestraoferta,yasabrásiaceptarlaono.Lomásquepagaremosporellasseráundólarycuartoporcadaunayniuncentavomás.¿Quéleparece?

    Mr.Winthrophizoungestocomosilehubierangolpeadolacabeza.Elconfitero,interpretandomalelgestodeMr.Winthrop,dijorápidamente:—Bueno, bueno, nohay razónpara disgustarse.Tal vez podamosmejorarla un

    poco,digamosunocincuentaUpieza.—Queseaunosententaycinco—dijoMr,Winthroprespirandoprofundamentey

    enjugándoseelsudordelafrente.—Vendidas.UnosetentaycincopuestasenelpuertodeNuevaYork.Yopagaré

    losderechosalrecibirlasyustedelembarque.¿Aceptado?—Aceptado—contestóMr.Winthropcerrandoeltrato.——Hayunacondición—agregóelconfiterocuandoMr.Winthropsedisponíaa

    salir—.Unoodoscientosnonosserviríandenada,nisiquierapagaríanelanuncio.Lomenosquepuedeustedentregarsondiezmil,omildocenassileparecemejor.Y,además,debenser,porlomenos,enveintedibujosdiferentes.

    ——Puedoasegurarlequelaspuedosurtirensesentadibujosdiferentes.—Perfectamente. Y ¿está usted seguro que podrá entregar las diez mil en

    octubre?—Absolutamenteseguro—dijoMr.Winthrop,yfirmóelcontrato.

    Mr.Winthropemprendióelviajede regresoalpueblecitoparaobtener lasdocemilcanastas.

    Durante todo el vuelo sostuvo una libreta en lamano izquierda, un lápiz en laderechayescribiócifrasymáscifras,largascolumnasdenúmeros,paradeterminarexactamente qué tan rico sería cuando realizara el negocio. Hablaba solo y secontestaba,tantoquesuscompañerosdeviajelecreyerontrastornado.

    "Tanprontocomolleguealpueblo—decíaparasí—,conseguiréaalgúnpaisanomío que se encuentremuybruja y a quien le pagaré ochenta, bueno, diremos cienpesosalasemana.Lomandaréaesemiserablepueblecitoparaqueestablezcaenélsucuartelgeneralyseencarguedevigilarlaproducciónydehacerelempaqueyelembarque.Notendremospérdidasporroturasniporextravío.¡Bonito,lindonegocioéste! Las cestas, prácticamente no pesan, así es que el embarque costará cualquiercosa, diremos cincocentavospieza cuandomucho.Ypor loqueyo sénohayquepagar derechos especiales sobre ellas, pero si los hubiere no pasarían de cincocentavostampoco,yéstoslospagaelcomprador;así,pues,¿cuántollevo?…

    "Aquel indiotontoquenosabeni loquetienemeofrecióuncientoasesentaycincocentavos lapieza.No lediré en seguidaquequierodocemilparaqueno seavoraceyconcibaideasrarasytratedeelevarelprecio.Bueno,yaveremos;untratoesuntratoaúnenestarepúblicadejadadelamanodeDios.¡República!¡Hum!…y

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  • nisiquierahayaguaenloslavabosdurantelanoche.República…Bueno,despuésdetodoyonosoysupresidente.Talvezpuedalograrquerebajecincocentavosmásenelprecioyqueéstequedeensesentacentavos.Decualquiermodoyparanocalcularmal diremosque el precio es de sesenta y cinco centavos, esto es, sesenta y cincocentavosmonedamexicana.Veamos,… ¡Diablo! ¿Dónde está esemaldito lápiz?…Aquí…Bueno,elpesoestáenrelaciónconeldólaraochoymedioporuno,porlotanto,sesentaycincocentavosequivalenmásomenosaochocentavosdedinerodeverdad. A eso debemos agregar cinco centavos por empaque y embarque, más,digamosdiezcentavosporgastosdeadministración, loqueserámásquesuficienteparapagaraquíyalláalgodeextras.Quizásalempleadodecorreosyalláalagentedelexpressparaqueactivelaexpediciónrápidaypreferente.

    «Ahora agreguemos otros cinco centavos para» gastos imprevistos, y asíestaremoscompletamenteasalvo.Sumandotodoello…¡Malrayo!¿Dóndeestáotravez ese maldito lápiz?… ¡Vaya, aquí está!… La orden es por mil docenas.¡Magnífico!Mequedan alrededor de veintemil dólares limpiecitos.Veintemil delalma para el bolsillo de un humilde servidor. ¡Caramba, sería capaz de besarlos!Despuésdetodo,estarepúblicanoestátanatrasadacomoparece.Enrealidadesungran país. Admirable. Se puede hacer dinero en esta tierra. Montones de dinero,siemprequesetratedetipostanlistoscomoyo.»

    ConlacabezallenadehumollegóporlatardealpueblecitodeOaxaca.Encontróasuamigoindiosentadoenelpórticodesujacalito,enlamismaposturaenquelodejara. Tal parecía que no se había movido de su lugar desde que Mr. WinthropabandonaraelpuebloparavolveraNuevaYork.

    —¿Cómoestáusted»amigo?—saludóel americanoconunaamplia sonrisaenloslabios.

    Elindioselevantó,sequitóelsombreroe,inclinándosecortésmente,dijoconvozsuave:

    —Bienvenido,patroncito,muybuenastardes;yasabequepuedeusteddisponerdemíydeestasucasa.

    Volvióainclinarseysesentó,excusándoseporhacerlo:—Perdóneme,patroncito,perotengoqueaprovecharlaluzdeldíaymuypronto

    caerálanoche.—Yoofrecerustedungrandenegocio,amigo.—Buenanoticia,señor.Mr.Winthropdijoparasí:—Ahorasaltarádegustocuandoseenteredeloquesetrata.Estepobremendigo

    vestidodeharaposjamáshavisto,nisiquierahaoído,hablardetantodinerocomoelquelevoyaofrecer.—Yhablandoenvozaltadijo—:¿Ustedpoderhacermildeesascanastas?

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  • —¿Porquéno,patroncito?Sipuedohacerveinte,tambiénpodréhacermil.—Tienerazón,amigo.Ycincomil,¿poderhacer?—Porsupuesto.Sihagomil,podréhacercincomil.—¡Magnífico! ¡Wonderful! Si yo pedir usted hacer docemil, ¿cuál ser último

    precio?Ustedpoderhacerdocemil,¿verdad?—Desdeluego,señor.Podréhacertantascomoustedquiera.Porque,veráusted,

    yosoyexpertoenestetrabajo,nadieentodoelestadopuedehacerlascomoyo.—Esoesexactamentequeyopensar.Poresovenirproponerlegrannegocio.—Graciasporelhonor,patroncito.—¿Cuántotiempoustedtardar?El indio, sin interrumpir su trabajo, inclinó la cabeza para un lado, primero;

    después, para el otro, tal como si calculara los días o semanas que tendría queemplearparahacerlascestas.

    Despuésdealgunosminutosdijolentamente:—Necesitarébastantetiempoparahacertantascanastas,patroncito.Veráusted,el

    petateylasotrasfibrasnecesitanestarbiensecasantesdeusarse.Entantosesecanhay que darles un tratamiento especial para evitar que pierdan su suavidad, suflexibilidadybrillo.Auncuandoesténsecas,debenguardarsuscualidadesnaturales,puesdeotromodopareceríanmuertasyquebradizas.Mientrassesecan,yobuscolasplantas,raíces,cortezaseinsectosdeloscualessacolostintes.Yparaellosenecesitamuchotiempotambién,créameusted.Además,pararecogerlashayqueesperaraquela luna se encuentre en posición buena, pues en caso contrario no darán el colordeseado.Tambiénlascochinillasydemásinsectosdebenreunirseentiempooportunoparaevitarqueenvezdetinteproduzcanpolvo.Pero,desdeluego,jefecito,queyopuedo hacer tantas de estas canastitas como usted quiera. Puedo hacer hasta tresdocenassiustedlodesea,nadamásdemeustedeltiemponecesario.

    —¿Tres docenas?… ¿Tres docenas? —exclamó Mr. Winthrop gritando ylevantandodesesperadosusbrazosalcielo—.¿Tresdocenas?—repitió,comosiparacomprender tuviera que decirlo varias veces, pues por un momento creyó estarsoñando.

    Había esperado que el indio saltara de contento al enterarse que podría venderdocemilcanastasaunsolocliente,sintenernecesidaddeirdepuertaenpuertaysertratadocomounperroroñoso.Mr.Winthrophabíavistocómoalgunosvendedoresdeautomóvilessevolvían locosybailabancomoningún indio lohace,niduranteunaceremoniareligiosa,cuandoalguienlescomprabaendinerocontanteysonantediezcarrosdeunavez.

    Apesardelaclaridadconqueelindiohabíahablado,élcreyónohaberoídobiencuandoaquéldijonecesitardoslargosmesesparahacertresdocenas.

    Buscólamaneradehacercomprenderalindioloquedeseabayelmuchodinero

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  • queelpobrehombrepodríaganarcuandohubieraentendidolacantidadquedeseabacomprarle.

    Así, pues, esgrimió nuevamente el argumento del precio para despertar laambicióndelindio.

    —Usteddecirsiyollevarciencanastas,usteddarporsesentaycincocentavos.¿Cierto,amigo?

    —Eslocierto,jefecito.—Bien,siyoquerermil,¿cuántocostarcadauna?Aquelloeramásdeloqueelindiopodíacalcular.Seconfundióy,porprimeravez

    desde queMr.Winthrop llegara, interrumpió su trabajo y reflexionó. Varias vecesmoviólacabezaymiróenrededorcomoendemandadeayuda.Finalmentedijo:

    —Perdóneme, jefecito, pero eso es demasiado; necesito pensar en ello toda lanoche.Mañana,sipuedeustedhonrarme,vuelvayledarémirespuesta,patroncito.

    Cuando Mr. Winthrop volvió al día siguiente, encontró al indio como decostumbre,sentadoencuclillasbajoeltechodepalmadelpórtico,trabajandoensuscanastas.

    —¿Yacalcularustedpreciopormil?—lepreguntóencuantollegó,sintomarseeltrabajodedarlosbuenosdías.

    —Sí,patroncito.Buenosdíastengasumerced.Yatengolistoelprecio,ycréameque me ha costado mucho trabajo, pues no deseo engañarlo ni hacerle perder eldineroqueustedganahonestamente…

    —Sin rodeos, amigo. ¿Cuánto? ¿Cuál ser el precio?—preguntóMr.Winthropnerviosamente.

    —Elprecio,biencalculadoysinequivocacionesdemiparte,eselsiguiente:Sitengo que hacer mil canastitas, cada una costará cuatro pesos; si tengo que hacercincomil,cadaunacostaránuevepesos,ysitengoquehacerdiezmil,entoncesnopodránvalermenosdequincepesoscadauna.Yrepitoquenomeheequivocado.

    Unavezdichoestovolvióasutrabajo,comositemieraperderdemasiadotiempohablando.

    Mr. Winthrop pensó que, tal vez debido a sus pocos conocimientos de aquelidiomaextraño,comprendíamal.

    —¿Usteddecircostarquincepesoscadacanastasiyocomprardiezmil?—Esoes,exactamente,ysinlugaraequivocación,loquehedicho,patroncito—

    contestóelindiocortésysuavemente.—Ustednopoderhacereso,yosersuamigo…—Sí,patroncito,yaloséynodudodesuspalabras.—Bueno, yo tener paciencia y discutir despacio. Usted decir yo comprar un

    ciento,costarsesentaycincocentavoscadauna.—Sí, jefecito,esoesloquedije.Sicompraustedcienselasdaréporsesentay

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  • cincocentavitoslapieza,suponiendoquetuvierayocien,quenotengo.—Sí,sí,yosaber—Mr.Winthropsentíavolverselocoencualquiermomento—.

    Bien, yo no comprender por qué no poder venderme doce mil mismo precio. Noquerer regatear, pero no comprender usted subir precio terrible cuandoyo comprarmásdecien.

    —Bueno, patroncito, ¿qué es lo que usted no comprende? La cosa es biensencilla.Milcanastitasmecuestancienvecesmástrabajoqueunadocenaydocemiltoman tanto tiempo y trabajo que no podría terminarlas ni en un siglo. Cualquierpersonasensatayhonestapuedeverloclaramente.Claroque,si lapersonanoesnisensatanihonesta,nopodrácomprenderlascosasenlamismaformaenquenosotrosaquílasentendemos.Paramilcanastitassenecesitamuchomáspetatequeparacien,asícomomayorcantidaddeplantas,raíces,cortezasycochinillasparapintarlas.Noesnadamásmeterseenlamalezayrecogerlascosasnecesarias.Unaraízconelbuentinte violeta, puede costarme cuatro o cinco días de búsqueda en la selva. Y,posiblemente,ustednotieneideadeltiemponecesarioparaprepararlasfibras.Perohayalgomásimportante:Siyomededicoahacertodasesascanastas,¿quiéncuidaráde la milpa y de" mis cabras?, ¿quién cazará los conejitos para tener carne endomingo?Sinocosechomaíz,notendrétortillas;sinocuidomistierritas,notendréfrijoles,yentonces¿quécomeremos?

    —Yodarlemuchodineropor suscanastas,ustedpodercomprar todoelmaízyfrijolymucho,muchomás.

    —Esoesloqueustedcree,patroncito.Peromire:delacosechadelmaízqueyosiembropuedoestarseguro,perodelquecultivanotrosesdifícil.Supongamosquetodoslosotrosindiossededican,comoyo,ahacercanastas;entonces¿quiéncuidaelmaízyelfrijol?Entoncestendremosquemorirporfaltadealimento.

    —¿Usted no tener algunos parientes aquí?—dijoMr.Winthrop desesperado alvercómoseibanesfumandounoaunosusveintemildólares.

    —Casitodosloshabitantesdelpueblosonmisparientes.Tengobastantes.—¿Nopoderelloscuidarsumilpaysusanimalesyustedhacercanastasparamí?—Podríanhacerlo,patroncito;pero¿quiéncuidaráentoncesdelassuyasydesus

    cabras, si ellos sededican a cuidar lasmías?Y si lespidoquemeayudenahacercanastas para terminar más pronto, el resultado es el mismo. Nadie trabajaría lasmilpas,yelmaízyelfrijolsepondríanporlasnubesynopodríamoscomprarlosymoriríamos.Todaslascosasquenecesitamosparavivircostaríantantoquemeseríaimposible, vendiendo las canastitas a sesenta y cinco centavos cada una, comprarsiquieraungranodesalporeseprecio.Ahoracomprenderáusted, jefecito,porquémeesimposiblevenderlascanastasamenosdequincepesoscadauna.

    Mr.Winthropestabaapuntodeestallar,peronoquisorendirse.Hablóyregateóconel indiodurantehorasenteras, tratandodehacerlecomprendercuanricopodría

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  • sersiaprovechabalagranoportunidaddesuvida.—Pienseusted,hombre,oportunidadmaravillosa.Fuedesprendiendounaporuna

    lashojasdesulibretadeapuntesllenasdenúmeros,tratandodedemostraralpobrecampesinoquellegaríaaserelhombremásricodelacomarca.

    —Ustedsaber;realmente,ustedpodertenerunrollodebilletesasí,conochomilpesos.¿Ustedcomprender,amigo?

    Elindio,sincontestar,mirótodasaquellasnotasycifrasyvioconexpresióndeverdadero asombro cómoMr.Winthrop escribía con toda rapidez números y másnúmeros,multiplicandoysustrayendo,yaquelloparecióleunmilagro.

    Descubriendo un entusiasmo creciente en la mirada del indio, Mr. Winthropmalinterpretósupensamientoydijo:

    —Allítenerusted,amigo;éstasercantidadustedtenersiaceptaeltrato.Sietemilyochocientosbrillantespesosdeplata,ynocreeryosoy tacaño,yodarustedmáscuandonegocio terminado, yo regalar ustedmil doscientos pesosmás.Usted tenernuevemilpesos.

    Elindio,sinembargo,nopensabaenlosmilesdepesos;sumasemejantecarecíadesentidoparaél.LoquelehabíainteresadoeralahabilidaddeMr.Winthropparaescribircifrasconlarapidezdeunrelámpago.Estoeraloqueloteníamaravillado.

    —Yahora,¿quédecir,amigo?¿Serbuenamiproposición,no?Digasí,yyodarleunadelantodequinientospesos,luego,luego.

    —Comodijeaustedantes,patroncito,elprecioesaúndequincepesoscadauna.—Perohombre—dijoagritosMr.Winthrop—, thisis thesameprice…,quiero

    decir,sermismoprecio…haveyoubeenonthemoon…enlaluna…allthetime?—Mire, jefecito—dijo el indio sin alterarse—, es el mismo precio porque no

    puedodarle otro.Además, señor, hay algoqueusted ignora.Tengoquehacer esascanastitas a mi manera, con canciones y trocitos de mi propia alma Si me veoobligadoahacerlaspormillares,nopodrétenerunpedazodelalmaencadauna,nipodré poner en ellas mis canciones. Resultarían todas iguales, y eso acabaría pordevorarmeelcorazónpedazoporpedazo.Cadaunadeellasdebeencerrarun trozodistinto, un cantar único de los que escucho al amanecer, cuando los pájaroscomienzanagorjearylasmariposasvienenaposarseenmiscanastitasyaenseñarmelos lindos colores de sus alitas para que yome inspire.Y ellas se acercan porquegustan también de los bellos tonos que mis canastitas lucen. Y ahora, jefecito,perdóneme,peroheperdidoyamuchotiempo,auncuandohasidoungranhonoryhe tenidomuchoplaceralescuchar lapláticadeuncaballero tandistinguidocomousted,peropasadomañanaesdíadeplazaenelpuebloytengoqueacabarlascestasparallevarlasallá.Leagradezcomuchosuvisita.Adiosito.

    Una vez de regreso enNuevaYork,Mr.Whinthrop, que sufría de alta presiónarterial,penetrócomohuracánenlaoficinaprivadadelconfitero,aquienexternósus

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  • motivosparadeshacerelcontratoexplicándolefurioso:—¡Aldiabloconesoscondenadosindios;nocomprendennada,nosepuedetratar

    negocioalgunoconellos!¡Créame!Notienenremedioniellosniesesupaístanraro.Lo que me sorprende es que vivan, que puedan seguir viviendo en semejantescondiciones.Nohayesperanzasparaellos,ni lashabráenmuchossiglos,deveras,yosédequéhablo.

    NuevaYorknofue,pues,saturadadeestasbellasyexcelentesobrasdearte,yasíseevitóqueenlosbotesdebasuraamericanosaparecieran,suciasydespreciadas,laspolicromadas canastitas tejidas con poemas no cantados, con pedacitos de alma ygotasdesangredelcorazóndeunindiomexicano.

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  • SOLUCIÓNINESPERADA

    Alosescasosdosmesesdecasado,ReginoBorregotuvolasensacióndequealgofaltaba en su nueva vida. No podía precisar lo que aquello era, y a sus amigosexplicaba la situación diciéndoles que encontraba la vida matrimonial aburrida ycontrariaaloquehabíaesperado.

    Pero eso no era todo. Algunos meses después las cosas fueron empeorando,porqueManola,sumujer,noobstantequetodavíanocumplíaveinteaños,sehabíavueltomalhumorientayextremadamenteregañona.Nadie,alveraquellamujerjovenybonita,habríapodidocreersemejantecosa.

    Regino se esforzaba por complacerla, pero todo era inútil. Ella siempre teníaalguna crítica que hacer de él. Cuando no era el traje, la forma del cuello de lascamisasquecompraba,elcolordelcalzado,sumaneradecomeroelmododejugaralabaraja.Todoloquehacíaleparecíamalyjuzgabatontocuantodecía.

    Undíaelladijo:—Quéfastidiovivircontigo.Cuandomecasécreíqueteníasveintidósaños,pero

    ahora séqueestaba tanequivocadacomo tuactadenacimiento.Teportascomosituvierassesenta,omás,ochentaaños…

    Recalcandolaspalabras,élcontestó:—Pues yo ya estoy harto de ti y de tu constante repelar. Si tú crees que yo

    parezco de ochenta, tú debes de tener noventa. Durante las horas de trabajo en latienda,mesientoenteramente feliz,peronohagomásque llegaracasaysentirmeextraño,peoraún,comosifueratumozo.

    —Niesopodríasser—repusoellahaciendoungestoavinagrado.

    Guadalupe Zorro, la madre deManola, enfermó. Se había ido a residir a LosÁngelescuandosuhijacasó.Hacíacincoañosqueeraviuda,ysintiéndoseaúnjovenyatractiva,quisovivirindependientemente,tratandodeobtenerdelavidaloqueunamujer menor de cuarenta y con posibilidades puede esperar cuando no se tienenprejuicios ni temor a nada. Pero la razón principal por la cual había cambiado deciudad era porque no deseaba que la trataran como a suegra.Odiaba a las suegrassobretodaslascosas,porquehabíatenidoquesufriraunodelospeoresespecímenes.

    Pero la alegre señora se encontraba enferma y telegrafió a su hija para que leayudara a nomorir.En los últimos tiemposhabía encontrado la vida tan risueñayagradable,quesenegabaarenunciaraella,puessabíaqueaún lerestabanmuchosañosbuenos.

    ManolatomóelprimeraviónparaLosÁngeles,ycuandolamuertelaviollegarregañandoasumadrepornohabersecuidadodebidamente,echóacorrerynovolvióavérseleporlosalrededores.

    Cuandoocurrióesto,ManolayReginoteníanyacasidosañosdecasados.

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  • Regino no acompañó a su mujer porque tenía el lindo pretexto de tener queatendersusnegocios.

    Pero ella le escribía todos los días, y en cada carta le enviaba críticas de todaespecieyveintenasde recomendacionesacercade laconductaquedebía seguir.Elfinaldetodaserasiempre«Tuesposafiel».

    Reginosecomportabacomocualquieresposonormalquedeprontopuedegozarde un respiro en un régimen de vida que empieza a serle insoportable. Noacostumbradoaaquellalibertad,sesintiócohibidodurantelaprimerasemana.Seríaexagerado decir que durante la segunda se dio al libertinaje; no era tipo parasemejantecosa,perosípaseóyrecorriólibrementevariossitiosalegres.

    AmitaddelasegundasemanarecibiósolamenteunacartadeManola.Sepercatódequeconteníamenosórdenesymuypocascríticas.Alatercerasemanarecibióunacartael lunes,otraelmiércolesyotrael sábado.Ella lepreguntabamaternalmentecómoestaba,ysemostrabacomunicativa,diciéndolealgosobrelasgentesquehabíaconocido, sobre la salud que su madre había recobrado y las diversiones a queconcurría.

    La cuarta semana no tuvo correspondencia. Después sus cartas fueron másfrecuentes,yporprimeravezdesdequelaconociera,empleabalafrase«teruegoquemedispenses».

    Reginonodabacréditoasusojosytuvoqueleerlacartavariasvecesparaestarsegurodequerealmentedecía:«Teruegoquemedispensespornohaberteescrito,peromamásufrióunarecaída.Ahorayaseencuentramejoryesperoquelasemanapróxima se encuentre enteramente bien, para correr a casa contigo, mi vida, mimariditoadorado.»

    Elnocomprendíabienestaspalabras,porqueellajamáslehabíahabladoenesaforma.

    La carta siguiente le hizo sentirse mal. Tal vez ella se había trastornado,posiblementesumadrehabíamuertoylapenalahabíaenloquecido.Sinembargo,suescrituraeracorrecta,lasletrassesucedíanenordenperfecto,nadahabíaenellasqueindicaradesequilibriomental.Perolasfrasesylaspalabrasnoparecíansuyas,puesellanuncahabíadadomuestrasdeemociónbajoningunacircunstancia,nicuandosele había declarado, ni cuando se detuvieron juntos ante el altar, ni siquiera cuandodespués de la ceremonia de la boda se encontraron solos en su alcoba. «Te quierotanto,atiysóloati.Tumuchachitasiemprefiel.»

    —Sehavueltoloca—dijoReginoasuscompañeros—,estoyseguro;tendréquebuscarunsanatorioparaella.¡PobreManola,siempretansensata,talvezdemasiadocuerda!¡PobreManola!

    —Noseasidiota—ledijosumejoramigo—.¿Quésanatorioniquénada?Noes

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  • esoloqueellanecesita.Elmalenlasrelacionesdeustedesvienedesdeelprincipioysedebeaquesehanconocidodesdeniños,nuncasehabíanseparado,nuncahabíandescansadodelmatrimonio tomandounasvacaciones.Pero ahoraque tu esposahaestado lejos teparececambiada, laencuentrascomounamujerdistinta. ¡Sanatorio!¡Nomehagasreír!

    Manolanosorprendióasuesposollegandoinesperadamente,no;leanuncióeldíadesuarribo.

    Aquílatenemosya.Sedetieneenelvestíbuloymiravagamenteenrededorcomotratandoderecordarcómoerasucasaantesdeirse,despuésdice:

    —Vaya,vaya;asíescomolascosassevencuandoelmaridosequedasolo.Másconfusoqueasombrado,Reginocierralapuerta.

    Ella sequita el sombreroydejaqueél la ayudeaquitarseel ligeroabrigoquellevapuesto.Conunasonrisamaternaldice:

    —Veamosqueaparienciatienemimuchacho;casimehabíaolvidadodesucara.Lotomaporloshombrosylosacudeafectuosamente,lemiraescudriñadoraalos

    ojos,despuéstomasucabezaentrelasmanos,lobesacordialmenteyreclinándoseensupecholediceconvozarrulladora:

    —Tequierotanto,mivida, tanto, tanto.Antesnuncamedicuentade lomuchoque tequería, nunca supeapreciar loquevalesyhe cometidomuchas tonterías enestosdosaños,peronuncaesdemasiadotardeparaempezardenuevo,meesforzaréporrecompensarte.

    Yvolvióacubrirledebesos.Eldíasiguienteporlanoche,despuésdelacena,elladijo:—¿No te cansas de permanecer en casa todas las noches? Debo aburrirte

    mortalmente. ¿Por qué no sales un poco con tus amigos?Un hombre de negocioscomotúdebecultivarsusrelacionesconelmundoexterior.Estontoqueunhombrejovenvivaeternamentecolgadoa las faldasde sumujer.Anda, salydiviértete.Teharábienyrefrescarátusideas.Vetranquilo,queyoteesperaré.

    Mientrassevestía,selaquedómirandoyledijo:—Tumadredebeserunamujeradmirable.—¿Cómo dices? —preguntó no comprendiendo que él suponía a su madre

    responsable del cambio que se había operado en ella—. ¿Mi madre admirable?Bueno,es lista,sí,perocreoqueahoraseconfíademasiado.Ya lepasará,dejemosquesedivierta.¿Peroadmirable?Talvez;yonopodríaasegurarlo.Paraserfranca,nomegustaría queviniera a vivir connosotros—titubeóun rato y agregó—:Bueno,ahora vete, porque quiero leer. "En cualquier forma —dijo Regino para sí—, sumadre le ha enseñado a portarse como una verdadera esposa, porque ¿quién máshabíadepreocuparseporhacerlacambiarenestaforma?

    Pocotiempodespués,undomingoporlamañana,elladijoenrojeciendo:

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  • —Bueno, mi vida; creo que debemos prepararnos para recibir a un nuevomiembrodelafamilia.

    —¿Quién viene? —preguntó él inocentemente—. ¿Tu hermano Alberto, elteniente,oquién?Dime.Quienquieraquevengaserábienrecibido.¿Quiénes?

    —No—dijoellatratandodeocultarlacara—.Nosetratadeeso.—Ysonriendoagregó—:Teequivocas,tonto,cabezadechorlito.Merefieroaunnuevomiembrodenuestrafamilia,tuyoymío.

    Entonces comprendió. Hasta Adán hubiera comprendido mirando aquella caraencendidaysonriente.

    Fueunniño.Supadrepodíaenorgullecersedeélylohacía.Seportabacomosinuncahubierahabidootropadrebajoelsolantesqueél.

    Durantelosveintitrésañossiguientes,elmuchachohizocuantopudoporquesuspadres fueran tal vez más felices aún que en los meses que precedieron a sunacimiento.

    ReginoyManolahabíanllegadoaserlaparejalegendariaamenudocitadacomoejemplodequeelmatrimonionoessiempreunfracaso.

    EncuantoaCutberto,suhijo,éstesehallabaprofundamenteenamoradodeVera,la única hija del señor Jenaro Ochoa, un doctor muy respetado y acomodado dellugar.LamuchachateníamásomenoslaedaddeCutberto.

    Hacíamuchotiempoqueestabanprendadosunodelotro,yellalucíasuanillodecompromiso desde hacía más de un año. Sin embargo, no les había sido posiblecasarsedebidoalaoposicióndelosseñoresBorrego,padresdeél.

    Por su parte, el doctor, cuya esposa habíamuerto cuatro años atrás, se hallabasatisfecho con la elección de su hija. Tal vez él sí hubiera podido oponerse almatrimonio, pues estaba en posibilidad de dar a su hija una buena dote que lepermitieraescogermejorpartido;sinembargo,estabasatisfechoyCutbertoleparecíaelmejorpretendientedelmundo.

    Paraobtenerelconsentimientodesuspadres,Cutbertohabíaempleadotodoslosmediosdepersuasiónposibles,puesteníalaideadequenopodríaserfelizsi tantolossuyoscomolosdesunoviadejabandesancionarsuunión.Noobstanteesto,consus amigos íntimos se jactaba de tener ideas muy modernistas, y algunas veces,platicandoconellos,hastahabíaseatrevidoasugerirlesquesecasaranaprueba,aúncuandoélnuncalohubierahechotratándosedeVera.

    Había algo más que considerar desde el punto de vista práctico. Cutberto eracajerodeunadelassucursalesdelbancomásimportantedelaRepúblicaylehabíanprometidoascenderloagerente,porlotanto,elporvenirerabrillanteparaunhombredesuedad.Peroelbancoexigíacomorequisitoindispensablequetodossusgerentesfuerancasados.Cutbertoeraambicioso,yeldoctortambiéndeseabaverasufuturoyernoenbuenaposición.Perocuandoaquélacudíaasuspadres,todassusesperanzas

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  • caíanportierra.—Puedes casarte con cualquier otra—decíaRegino—; te prometo no poner la

    menorobjeción,perodesaprueboenabsolutotuuniónconlamuchachaOchoa.—Bien,perodameunarazónsiquieraporlaquenodeseasquemecaseconella.

    ¿Noesbonita?—Másquebonita,esunabelleza.—¿Sabesalgomaloacercadesuconducta?—Esunmodelodechica.—¿Leshahechoalgúndañoatioamamáoaalgunapersonaenelmundo?—No,queyosepa,ysialguienseatrevieraadecirloleromperíalaboca.—Bien.¿Entoncescuáleselmotivo?—Simplemente,noquieroquetecasesconesamuchacha,esoestodo.Tienesque

    quitárteladelpensamiento.YsiCutbertoacudíaasumadre,éstaledecía:—NopuedescasarteconVera.Nadatengoquedecirensucontra,esunacriatura

    encantadora,peronopuedescasarteconella,noteconviene,olvídala.Haymuchasotras;acualquieraotraqueelijaslarecibiréconlosbrazosabiertos.PeroaVerano,tupadretienerazón.

    Cuandolascosasllegaronaeseextremo,elseñorOchoasalióensuayuda.—Yohablarécontupadre—dijo—.Esunburrotestarudo,yasíselodiré.Pienso

    quetalvezhayaelegidoaalgunaotranoviaparati,peronolocreo,¿verdad?—Desdeluegoqueno.Deserasí,hacetiempoquemelohabríadicho.—Bueno,iréaverlo.

    ElseñorOchoavisitóalseñorBorregoyhablaronsobreelasunto.—Dígame—empezóOchoa—:¿Esquemihijano leparece losuficientemente

    buenaparasuhijo?Megustaríaoírsuopinión;hable.Borregoseconfundióytodocuantopudodecirfue:—Yonuncahedichoquelahijadeustednoseabuenaparamimuchacho,nique

    seainculta,yaquelagraduaroncontodosloshonoresytienemejoreducaciónquelaque hemos podido dar a nuestro hijo.Así que, por lo que a eso se refiere no haycríticaquehacer.

    —Bueno,entonces,¿cuáleselmotivo?—dijoeldoctor,excitadoyenrojeciendo—.Talveznotienesuficientedinero,¿eh?Dígalo,esloúnicoqueespero.

    —Nopuedoexplicarle,JenaroOchoa;esoestodo.Ynodarémiconsentimientoporquemedesagradaesaunión.

    Regino Borrego se puso en pie y dio unas palmaditas en el hombro a JenaroOchoa.

    Estegritófurioso:

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  • —Nometoquesinoquiereque lohagapedazos.Yusted—dijovolviéndoseaManola, que acudía asustada por sus gritos—, y usted ¿qué tiene que decir?¡Contésteme!

    —Estoydeacuerdoconmiesposo—dijoconcalma.—Ahora oigan—dijoOchoa amenazándolos con el puño—.Estoy harto de su

    necedad.Losmuchachossecasarányseránfelicesaúnsinsusbendiciones,porquelas gentes como ustedes nada valen. La pareja recibirá dos veces, cien veces,misbendicionesyseránfelicesapesardelaoposicióndeustedesytalvezjustamenteporella.

    Dichoesto,elseñorOchoasaliódandounportazoquehizotemblartodalacasa.

    Aquellanoche,cuandoCutbertollegóalacasa,dijo:—Bueno, el próximo sábado almediodía nos casamos; hemos fijado esa fecha

    definitivamente,nolaaplazaremosmás.Noesperaremos,nodeseamosesperarmás.Quedancordialmenteinvitadospormí,porVeraypordonJenaro.Noscomplaceríamucho que fueran; si no van serámuy duro paramí, pero yo he hecho cuanto hepodido.Buenasnoches.

    Dejólaestanciaymarchóasucuarto.Lapiezaquedóextrañamentesilenciosa.Despuésdemeditarunrato,Manoladijo:—Loquenocomprendoesporquétútambiénteopones.Nuncamedistelarazón

    deello.Nadapuedesdecirencontradeesachica.¿Otienesalgoquereprocharle?—Talvezlosreprochespuedashacerlostú—dijoReginonerviosamente.—Nunca dije semejante cosa. Lo único que he dicho es que tengo el

    presentimientodequeesecasamientonopodrárealizarsenunca.—Esoesexactamenteloqueyopienso.Élguardósilencio,despuésselevantódesuasientoyempezóapasearseporla

    estancia.FinalmenteseparóenfrentedeManolaydijo:—Tendré que decírselo al muchacho, tendré que decírselo, no me queda otro

    remedio.¡Diosmío!—¿Quéesloquetienesquedecirle?—preguntóellaansiosamente.—Quenopuedecasarseconsuhermana.

    Manolasaltóysepusodepie,pero inmediatamentedespuéssedejócaerensuasientootravez,palideciendointensamente.

    —¿Cómo lo sabes? —preguntó casi sin aliento—. ¿Cómo pudiste saberlo?¿Cómoloaveriguaste?¿FueOchoaquientelodijo,oquién?Pero¡quéraro!Ochoanolosabe.

    —¿Ochoa? No, él no ha dicho una palabra, porque creo que no lo sabe. EsoocurriócuandofuisteacuidaratumadreenfermaenLosÁngeles.Elnoestabaenlaciudad entonces. Yo me sentía solo y tal vez la señora Ochoa también. Nos

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  • entregamos mutuamente, pero la cosa pasó pronto. De todos modos la muchachaOchoa, esdecir,Vera, esmihija.Comoves,Cutbertonopuede casarse conellaynosotrostenemosquedecírselo.Elasuntometraeloco,desesperado.

    CuandoReginoterminósuhistoria,nolevantólacabeza.EsperabaunaviolentaexplosióndeManola,ocuandomenostodaclasedeexclamaciones.Cuandoalcabode un rato no se escuchó ni un grito, ni sonido de ninguna especie, tuvo la ideadesagradable de queManola habíamuerto repentinamente por la impresión que lecausaraaquellarevelacióninesperada.Entonces,envalentonándosemuypocoapoco,seirguióparaverla.

    Conunaextrañasonrisapaseándoseporsuslabios,ellalomiróypreguntó:—¿Estásseguro,enteramenteseguro,dequeVeraestuhijaynolahijadelviejo?—Absoluta y positivamente seguro; lo supimos antes de que Ochoa regresara.

    Perdónameyayúdameasalirdeestapesadilla,porfavor.Manolariónerviosamenteydijo:—SiestásabsolutamentesegurodequeVeraestuhija,entoncesnohaypeligro

    alguno si se casa conCutberto. Porque si estás seguro de que es tu hija, entoncesCutbertonopuedesersuhermano.

    —¿Cómoesesto?—preguntóélinocentemente,poniendocaradebobo.—Cutbertonopuedesersuhermano,porquenoestuhijo.—¿Qué?—dijo,perdiendoelaliento—.¿Dequiéneshijoentonces, sino loes

    mío?—DeOchoa.Ocurrió enLosÁngeles, tambiéndurante el tiempoqueme fui a

    cuidar a mi madre. Él estaba allí tomando un curso extra relacionado con suprofesión.Norecuerdocuálera.Nosencontramosenundíadecampo.Yoibaconmimadre y unas amigas. Nos sorprendió una tempestad terrible, y entonces sucedió.Recuerda como estábamos en ese tiempo, nos llevábamos tan mal, estábamos tandesunidos,yosiemprenerviosaatuladoysinsaberaquéatribuirlo,yesquecuandonoscasamosyoloignorabatodo,¡eratantonta!Mefuiaeseviajeconvencidadequenuestromatrimonio había sido un fracaso, pensé permanecer al lado demimadremientrasteplanteabaeldivorcio.

    AhoraeraReginoelquesehabíaquedadocomopetrificado,sinpoderarticularpalabra.De todosmodos lehubierasidocasi imposible,dequererhacerlo,puesnoera fácil interrumpir a Manola, quien parecía impulsada por una fuerza interior acontinuarconfesandohastaecharlotodofuera.

    —Después,todocambió.Deprontocomprendícuántotequeríayquéciegahabíaestado. Así, pues, volví a casa decidida a empezar de nuevo y a ser toda yexclusivamente tuya. Me convertí en una nueva mujer. Ochoa, sin darse cuenta,cambióelcursodemivida,mehizoverladesdeotroaspectodistinto.Éleramuchomayorquetúyteníamásexperienciaentodaslascosashumanas.Desdeluegoquea

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  • partirdeentoncesnadatuvequeverconél.Nunca.Loolvidéenelprecisomomentoenquelleguéaquí.Siempretequiseatiysóloati,peronolosabía.Descubríquetúnoeras,que túnopodíasserelpadredeCutberto,ynopodíasserloporqueyonohabíasabidoserunabuenaesposaparati.Inverosímil,¿verdad?,quesepuedaquerertantoaunapersonaquenisiquierasedécuentadequeesacausadeesecariñoporloquesesienteunanerviosaeirritable.Yademás,elviejoOchoanadasabeacercadeCutberto.Nunca ledijeunasolapalabradeello,porquehubierasidocomplicar lascosas.Bueno,esaestodalaverdad.

    Elselaquedómirandoestupefactolargorato,sindecirpalabra.Asíestuvieronloqueaellaleparecióunaeternidad.Sintióunextrañoconsuelo

    cuandodeprontoelsilenciofueinterrumpidoporlospasosdesuhijo,quebajabadesurecámara,evidentementeenbuscadealgo.

    Alverloenlaestancia,Reginoporfinreaccionó.Levantandolacabezalegritótoscamente:

    —¿Aquévienes?¿Quéesloquehacesaestashoras?¿Esquenoduermesnunca?Todalanochetelapasasrecorriendolacasa.

    Repentinamentecambiódetonodevozyconunamiradasignificativaasumujeragregó:

    —Estemuchachosiempresepresentacuandomenosseleespera…parecetenereldondeseruninoportuno…

    —¿Peroyoquéhehecho,papá?Sólovineporun libro,puesnopuedodormir.¿Quépasa?Nocomprendo.¿Soyculpabledealgo?

    —¡Sítúsupieras!…—contestóirónicamenteRegino.—¿Dequésetrata,papá?¿Dequéhablas?—Nada,nada.Yanotieneimportancia.Olvidaloquedije.Boquiabiertoyazorado,Cutbertodiomediavueltaparasalirdelapiezaalmismo

    tiempoquedecía:—Buenasnoches.—Esperaunmomento.Quierodecirtealgomuyimportante—dijoRegino.Manola,aloíresto,dirigióasumaridounamiradallenadeansiedad,temerosade

    queéstefueraarevelarelsecretodefamilia.Evitandosumirada,Reginocontinuó:—Quierodecirtequedesde luegoypor supuestoque sí estamosdeacuerdoen

    quetecases,elsábadoocualquierotrodía.Despuésdeescucharestaspalabras,aparecióenloslabiosdeManolaunasonrisa

    dealivio.Reginosiguiódiciendo:—Y puedes estar seguro que nosotros estaremos presentes en tu boda. ¡Quién

    digalocontrario,miente!Nuncanostomasteenserio,¿verdad?Porquesilohiciste

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  • fuistemuytonto.Losestábamosprobandoaambos,tumadreyyo,paravercuántodurabasucariño.DehechonoscomplacequetecasesconVera.Tendrásquehacertodoloposibleparaqueesaencantadoramuchachaseafeliz.Eslacriaturamejordelmundo.¡Supadresabeloquedice!

    Cutbertonooyóaquellasúltimaspalabras,puessaliódelacasacomounhuracánpara llevarles labuenanuevaa losOchoa, talycomoseencontraba,enpijama.Alpasarporjuntoalapuertadesalida,jalóunabrigoqueseencontrabaallícolgadoenuna percha, y se lo colocó sobre los hombros, pero sin disminuir en nada suvelocidad.

    Cuandollegóacasadesunoviaytodavíajadeantelescomunicólabuenanoticia,elseñorOchoajactanciosamenteypavoneándoseledijo:

    —Oyemuchacho,teharéunaconfidencia:Túeresungranchico,perotuspadresson las gentes más chistosas y locas que jamás he conocido. No hace dos horastodavía que estabandecididos a suicidarse antes quedar su consentimientopara elmatrimonio,yahora lesgustaríaquesecasaran luego,aúnamedianoche.¿Sabes?,debí hablarles hace diez meses en la forma tan enérgica en que lo hice hoy. Esohabría sido lo más sensato. Ya ves, apenas me les puse «pesado» y cedieroninmediatamente.

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  • LATIGRESA

    Encierto lugardelexuberanteestadodeMichoacán,México,vivíauna jovenaquien la naturaleza, aquí especialmente buena y pródiga, le había ofrendado todosesosdonesquepuedencontribuirgrandementealaconfianzaensímismayfelicidaddeunamujer.

    Y en verdad que era éste un ser afortunado, pues poseía además una cuantiosaherenciaquesusprogenitores,almorirunocasiseguidodelotro,lehabíandejado.Supadre había sido un hombre de gran capacidad y dedicación al trabajo, por lo quemuchoantesdemoriryahabíalogrado,abasedesuesfuerzopersonal,unprósperonegociodetalabartería,asícomotierrasypropiedadesquepasaronamanosdeLuisaBravo,suhija.

    Existía también la probabilidad de ser aún más rica algún día al morir susacaudaladosparientes,suabuelayunatía,conquienLuisavivíadesdelamuertedesuspadres.

    Noerade sorprender,pues,quepor suextraordinariabellezayaúnmáspor suconsiderable fortuna, fuera muy codiciada por los jóvenes de la localidadaspiracionesmatrimoniales.

    Mientras tanto, Luisa disfrutaba de la vida comomejor le gustaba. Amaba loscaballosyeraunaexpertaamazonasiempredispuestaajugarcarrerasoacompetirconcualquierpersonaqueseatrevieraaretarla.Rarasvecesperdía,perocuandoestosucedía, el ganador que conociera bien su carácter y estimara en algo el bienestarpropio, trataría de quitarse rápidamente de su alcance, pues aunado a las ventajasantedichas,ibaunaarbitrariaeindómitanaturaleza.

    Apesardesumalgenio,lospretendientesrevoloteabanasualrededorcomolasabejassobreunplatollenodemiel.Peroninguno,noimportaquetannecesitadoseencontraradedinero,oque tanansiosoestuvieradecompartirsucamaconella,searriesgabaaproponerleuncompromisoformalantesdepensarlodetenidamente.

    Sinembargo,dondehay tantodineroa lapar con tantabelleza, cualquieraestádispuestoaaceptarciertosinconvenientesquetodagangatraeconsigo.

    SedabaelcasodequeLuisanosóloposeía todos losdefectos inherentesa lasmujeres,sinoqueacumulabaalgunosmás.

    Comohijaúnica,suspadreshabíanvividoenconstantepreocupaciónporellayconunmiedoaterradoraperderla,aunquelaniñaestabatansanayrobustacomounaprincesa holandesa. Todo lo que hacía o decía armaba gran revuelo entre susparientesygenteasualrededor,ydesdeluegolacomplacíanentodossusdeseosycaprichos.

    El significadode la palabra«obediencia»no existía para ella.Nuncaobedeció,pero también hay que aclarar que nunca alguien se preocupó o insistió en que lo

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  • hiciera.Suspadreslaenviaronaunaescuelaenlacapitalydespuésauncolegioenlos

    EstadosUnidos.Enestosplanteles laniñaseesforzabamásomenosporobedecer,obligada por las circunstancias, pero en el fondo no cambiaba su carácter de librealbedrío. Mientras se encontraba en el colegio, su vanidad exagerada y ambicióndesmedidaporsuperaratodaslascompañerasyganarsiemprelosprimeroslugaresentodo,lasometíanaciertadisciplina.Perocuandollegabadevacacionesasucasa,sedesquitabadandoriendasueltaasuverdaderanaturaleza.

    Paradarunaideamásprecisadesucarácter,habríaqueagregar la ligerezaconque se enfurecía y hacía explosión por elmotivomás insignificante y baladí. LasmuchachasindígenasdelaservidumbreylosjóvenesaprendicesenlatalabarteríadesupadresolíancorreryesconderseporhorasenterascuandoLuisateníaunodesusataquestemperamentales.Hastasusmismospadresseretirabanasushabitacionesyaparecíancuandocalculabanqueyaselehabíapasadoelmalhumor.

    Denoserporelhechodequesuspadrespertenecíanaunadelasmejoresymásinfluyentes familias de los contornos, la posibilidad de que fuera declaradamentalmenteafectadayencerradaenunsanatorionohubierasidomuyremota.

    Sinembargo,estosarranquesdefuriasucedíangeneralmentedentrodelacasaynoafectabanlaseguridadpública.Cuandohabíarealmentealgúndestrozo,personalomaterial,lospadressiemprereparabaneldañoconregalosydobledemostracióndeafecto y bondad hacia los perjudicados por su hija, en especial tratándose de laservidumbre.

    Con lodo, había en Luisa algunas cualidades que atenuaban un poco sustremendasfallas.Entreotras,poseíaladesergenerosayliberal.Yunapersonaquenopuedeveraunsemejantemorirdehambreyqueestasiempredispuestaa,regalarunpesooquizáunparde zapatosviejosounvestido, que, aunqueusado, todavíaestápresentable,oalgunaropainteriorohastaunacajademúsicacuyamelodíayahafastidiado, para aliviar la urgente necesidad del prójimo o alegrarle en algo laexistencia,siempreesperdonada.

    Los estudios de bachillerato agregaron algo al carácter de Luisa, pero esteañadidonofueprecisamenteparamejorarlo.Pasó todos losexámenesconhonores.Esto, naturalmente, la hizomás suficiente e insoportable. Su orgullo y vanidad nocabían.Nadiepodíadecirlealgosobreunlibro,unafilosofía,ounsistemapolítico,un punto de vista artístico o descubrimiento astronómico sin que ella manifestarasaberlotodoantesymejor.

    Contradecía a todo elmundo, y por supuesto sólo ella podía tener la razón. Sialguienlograbademostrarle,sinlugaraduda,queestabaequivocada,inmediatamenteteníaunodeesosataquesdefuria.

    Jugabaajedrezconmaestría,peronoadmitíaunaderrota.Sialgúncontrincantela

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  • superaba,suspendíaelpartidoaventándoleaéstenosólo laspiezasdel juego,sinohastaeltablero.

    Contodoyestoteníadíasenquenosóloerasoportable,sinohastaagradabledetalmodo,quelagenteolvidabadebuenaganasusgroserías.

    Explicadosestosantecedentes,esfácilcomprenderporqué,tardeotemprano,losaspirantes a su mano se retiraban, o más bien eran retirados por Luisa con susinsolenciasyaveceshastacongolpes.

    Másdeunjovenvalienteysoñador,entusiasmadoporlabellezadeLuisa,yaúnmásporsudinero,creíapoderllegaraser,unavezcasados,amoyseñordelajovenesposa. Pero esta quimérica ilusión era acariciada sólo por aquellos que habíantratadoaLuisaunaodosvecesalosumo.Alvisitarlacasaporterceravez,volvíanalarealidadyperdíantodaesperanza,puesseconvencíanentoncesdefinitivamentedequeladomadeestatigresallevabaelriesgodemuerteparaeldomador.

    Ella,desdeluego,noponíanadadesuparteporque,adecirverdad,elcasarseono, la tenía sin cuidado. Sabía, naturalmente, que, cuando menos por razoneseconómicas,nonecesitabaningúnhombre.Encuantoaotrosmotivos,bueno,ellanoestabarealmenteconvencidadesiunamujerpuedepasárselaonosinlaotramitaddelaespeciehumana.Noenvanohabíaestadoenuncolegioestadounidense,endonde,apartedeinglés,seaprendenmuchasotrascosasprácticasyútiles.

    Pero como cualquier otro mortal, Luisa también cumplía años. Tenía yaveinticuatro, una edad en la cual en México las mujeres ya no se sienten encondiciones de escoger, y generalmente toman lo que les llega sin esperar títulos,posiciónsocial,fortunaoalhombreguapoyvirildesussueños.

    Mas, Luisa era distinta, Ella no tenía ninguna prisa y no lo importaba saber sitodavía la contaban entre las elegibles o no.Tenía la conviccióndeque eramejor,despuésde todo,nocasarse,puesdeestemodono teníaqueobedecerniagradaranadie.Sedaba cuenta, observandoa sus amigas casadasy antiguas compañerasdecolegio,que,cuandomenosparaunamujercondinero, lavidaesmásagradableycómodacuandonosehaperdidolalibertad.

    SucedióqueenesemismoestadodeMichoacánvivíaunhombrequehacíahonorasubuenoyhonrado,aunquesencillo,nombredeJuvencioCosío.

    Juvencio teníaunbuen ranchonomuy lejosde la ciudaddondevivíaLuisa.Acaballo,estabaaunahoradedistancia.Elnoeraprecisamenterico,perosíbastanteacomodado, pues sabía explotar provechosamente su rancho y sacarle pingüesutilidades.

    Tenía unos treinta y cinco años de edad, era de constitución fuerte, estaturanormal,nibiennimalparecido…Bueno,unodeesoshombresquenosobresalenporalgoespecialyqueaparentementenohandestacadorompiendomarcasmundialesenlosdeportes.

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  • PermaneceráenelmisterioelhechodesiélhabíaoídohablarantesdeLuisaono. Cuando después frecuentemente ^e lo preguntaban sus amigos, él siemprecontentaba:

    —No.Lomásprobableesquenadieleprevinoacercadeella.Ciertodíaenquetuvolanecesidaddecomprarunasillademontar,pueslasuya

    estabamuyviejaydeteriorada,montósucaballoyfuealpuebloenbuscadeuna.Asífue como llegó a la talabartería deLuisa, donde vio las sillasmejor hechas ymásbonitasdelaregión.

    Ellamanejabapersonalmentelatalabarteríaqueheredara,primero,porquehabíansido los deseos de su padre el que el negocio continuara funcionando, y segundo,porquelegustabamuchotodoloconcernientealoscaballos.Dirigíalatiendaconlaayuda de un antiguo encargado que había trabajado con su padre durante más detreintaañosydedosempleadoscasadosquetambiénllevabanyamuchosañosenlacasa.Como el negocio estaba encarrilado, era fácilmanejarlo.Aparte, le agradaballevarellamismaloslibros,mientrassutíaysuabuelitaseocupabandelacasa.

    Elnegocioflorecía,ycomolaexpertamanodeobracontinuabasiendolamisma,laclientelaaumentabaconstantementeylosingresosdelnegocioeranaúnsuperioresaloquehabíansidoenvidadesupadre.

    LuisaseencontrabaenlatiendacuandoJuvenciollegóysedetuvoaverlassillasqueestabanenexhibicióna laentrada,en losaparadoresycolgadasen lasparedesporfueradelacasa.

    Ella,desdelapuerta,loobservóporunrato,mientrasél,conairedeconocedor,cuidadosamenteexaminabalassillasencuantoasuvalor,acabadoydurabilidad.Deimproviso,desviólavistayseencontróconladeLuisa.Ellalesonrióabiertamente,aunquedespuésnuncapudoexplicarseasímismaelporquédesuactitud,puesnoacostumbrabasonreíradesconocidos.

    Juvencio,agradablementesorprendidoporlafrancasonrisadeLuisa,seacercó,yunpocoruborizado,dijo:

    —Buenosdías,señorita.Deseocomprarunasillademontar.—Todaslasqueustedguste,señor—contestóLuisa—.Paseustedyveatambién

    lasquetengoacáadentro.Quizálegustemásalgunadeestasotras.Enrealidad,lasmejoreslastengoguardadasparalibrarlasdelaintemperie.

    —Tienerazón—dijoJuvenciosiguiéndolaalinteriordelatienda.Revisó todas las sillas detalladamente pero, cosa rara, parecía haber perdido la

    facultad de poder examinarlas cabalmente. Aunque dio golpecitos a los fustes,inspeccionóbienelcueroehizomuchoruidoestirandolascorreas,suspensamientosestabanmuylejosdeloquehacía.

    CuandorepentinamentevolteóotravezapreguntaralgoaLuisa,comprendióque

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  • éstaloexaminabatancuidadosamentecomoéllohacíaconlassillas.Sorprendidaenestaactitud,ellatratódedisimular.Ahoraerasuturnodesonrojarse.Sinembargo,serepusoal instante,sonrióycontestóconaplomosupreguntasobreelpreciodeunasillaqueélhabíasacadodeunescaparate.

    Juvencioquisosaberel importedevariosotrosobjetos,peroahoraellanosóloteníalaimpresión,sinolacertezadequeélhacíatodaclasedepreguntasnadamásporteneralgoquedecir.

    Inquiriódedondeprocedía la piel, que tal le iba en el negocioyotrosdetallessemejantes.Ellatambiénledioconversación,preguntandodedondeerayquéhacía.Él ledijosunombre, ledescribiósurancho, le informócuantascabezasdeganadocriaba. Hablaron de caballos, de cuanto maíz habían producido sus tierras el añoanterioryquécantidaddepuercoshabíavendidoalmercado.Comentaronpreciosytodasesascosasconectadasconranchosyhaciendas.

    Despuésdelargorato—ningunodelosdosteníanocióndeltiempotranscurrido—ynoencontrandounpretextomásparaalargarsuestancia,sevioobligadoatratarelasuntoporelcualhabíavenido.Haciendoungranesfuerzo,dijo:

    —Creo que me voy a llevar ésta —y apuntó a la más cara y bonita—. Sinembargo—titubeó—, debo pensarlo un pocomás y echar un vistazo por las otrastalabarterías.Detodosmodos,simelaapartahastamañana,yoregresoyledecidirédefinitivamente.¿Leparece?Bueno,hastamañana,señorita.

    —Hasta mañana, señor—contestó Luisa, mientras él salía pausadamente y sedirigíahacialafondafrentealacualhabíadejadosucaballoamarradoaunposte.

    Elhechodequenocomprara lasillaesemismodíanosorprendióaLuisa.Porintuiciónfemeninasabíaqueélteníahecha*udecisiónconrespectoalacompra,yque solamente había pospuesto el asunto para tener motivo de regresar al díasiguiente.

    Huelga explicar que no buscó ninguna silla en otros lugares, sino que seencaminolentamentehaciasurancho.Mientrascabalgaba,Juvenciollevabadibujadaen sumente la encantadora sonrisa de Luisa, y cuando por fin llegó a su casa, sesintióirremediablementeenamorado.

    Aldarlasnuevedeldíasiguiente,Juvencioyaestabaderegresoenlatienda.Mas al entrar se sintió defraudado, pues en vez de Luisa, encontró a la tía

    atendiendoelnegocio.Peroéltambiénteníasusrecursos.—Perdón, señora; ayerviunas sillas,pero la señoritaqueestabaaquíprometió

    enseñarmehoyotrasquetienenosédónde,enalgúnotrositio.—Ah,sí;conseguridaderaLuisa,misobrina.Pero,¿sabeusted?,noséacuales

    serefiere.Siseesperasólodiezminutos,ellavendrá.Juvencionotuvoqueesperarnisiquieralosdiezminutos.Luisallegóantes.Ambossesonrieroncomoviejosamigos.Ycuandoellaenvióinmediatamentea

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  • sutíaahaceralgunadiligenciafueradelatienda,JuvenciocomprendióqueLuisanoestabamuyrenuenteaquedarseunosmomentosasolasconél.

    Otra vez empezaron por ver sillas y arreos, pero tal y como el día anterior, laconversaciónprontosedesvióyplaticaronlargamentesobredistintostemashastaqueélsediocuentaconpenaquelashorashabíanvoladoyquenohabíamásremedioquecomprarlasilla,despedirseeirse.

    Cuando ella había recibido el dinero y, por lo tanto, el trato se considerabacompletamentecerrado,Juvenciodijo:

    —Señorita, hay algunas otras cosas que necesito, tales como mantas yguarniciones.Creoquetendréqueregresardentrodeunosdíasaverla.

    —Esta es su casa, caballero. No deje de venir cuando guste. Siempre serábienvenido.

    —¿Lodicedeveras,osólocomounafrasecomercial?—No—rióLuisa—,lodigodeveras,yparademostrárseloloinvitoaalmorzara

    micasa.Cuando los dos entraron al comedor, ya la abuela y la tía habían terminado,

    aparentemente cansadas de esperar y además acostumbradas a queLuisa llegaba acomercuandoledabalagana.

    Porcortesíapermanecieronlasdosdamasalamesahastaquesesirviólasopa.Despuésseexcusaronamablemente,selevantaronysalierondelapieza.

    ElalmuerzodeLuisayJuvencioduróhoraymediamás.

    Enlamañanadeltercerdía,Juvencioregresó.Esavezacomprarunoscinchos.Ydesde ese día se aparecíaPor la tienda casi cada tercer día a comprar o a cambiaralgo,aordenaralgunapiezaespecialoalamedida.

    YyaerareglaestablecidaelquesiempresequedaradespuésaalmorzarencasadeLuisa.

    Sucedía que a veces tenía algunos encargos que hacer por el pueblo que lodemorabanhastayaentradalanoche,yentonces,naturalmente,leinvitabantambiénacenar.

    EnunadeesasocasionesenqueseretrasóenelpueblohastayatardeyenquellegóacenaracasadeLuisa,empezóalloverfuerteypersistentemente.Tanto,queala hora de querer salir para emprender el regreso a su rancho, aquello se habíaconvertidoenundiluvio.Nosepodíadistinguirunobjetoaunmetrodedistanciaynohabíaprobabilidadesdequeamainaralatormenta.

    —Nipensareniraunhotel—dijeronlasseñorasdelacasa.Bienpodíaquedarsea dormir allí, pues tenían cuartos de sobra conmuchomejores camas que las quepodíaencontrarencualquieralbergue.

    Juvencio aceptó su hospedaje, agradecido, olvidándose acto seguido del maltiempoantelaperspectivadeprolongarlaveladaencompañíadeLuisa.

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  • Dossemanasdespuéscorrespondióalahospitalidadinvitandoalastresdamasavisitarundomingosurancho.

    Tras de esta visita, Juvencio se presentó una tardemuy formalmente a pedir lamanodeLuisa.

    Ningunadelasdosseñorasmayoresseopusoalosolicitado,puesJuvencioerauncaballerocon todas lascualidadesparaserunbuenmarido.Defamiliasenci llaperohonorable,acomodado,trabajador,ysinvicios.

    Naturalmente,JuvencioanteslohabíaconsultadoconLuisa,ycomoéstateníayalistasurespuestadesdehacíatiempo,contestósimplemente:

    —Sí.¿Porquéno?Sinembargo,aquellanochelaabueladijoalatíadeLuisa:—Paramíqueesosdosestántodavíamuylejosdelmatrimonio,yhastaqueyo

    nolosveaenlamismacama,nocreeréqueesténcasados.Porloprontonopreparesvestuario,ninada,tampocohayquecontarloalasamistades.

    Estas advertencias salían sobrando, pues la tía se sentía tan escéptica como laabueladequeelmatrimoniosellevaraalcabo.

    Alasemanadeestarcomprometidos,JuvencioplaticabaunamañanaconLuisaenlatienda.Laconversacióngirósobresillasdemontar,yJuvenciodijo:

    —Puesmira,Licha, apesardeque tienesuna talabartería, la verdad esquenosabesmuchodeesto.

    EstadeclaracióndeJuvenciohabíasidoprovocadaporLuisaantesuinsistenciaenqueciertocueroeramejorydemásvalor.Elnoqueríadarlelarazón,porqueibaencontradesusprincipiosmentirnadamásporceder.Comobuenrancherosabíaporexperienciacualpielteníamásdurabilidad,resistenciaycalidad.

    Luisasepusofuriosaygritó:—¡Desde que nací he vivido entre sillas, correas y guarniciones, y ahora me

    vienesadecirtúenmicaraqueyonoconozcodepieles!—Sí, eso dije, porque esa es mi opinión sincera —contestó Juvencio

    calmadamente.—¡Mira!Notepiensesniporunsegundoquemepuedesordenar,niahorita,ni

    cuandoestemoscasados,quepensándolobien,nocreoqueloestaremos.Amínadiemevaamandar,ymásvalequelosepasdeunavez,paraquetelarguesdeaquíynote aparezcas más, si no quieres que te aviente con algo y te mande al hospital arecapacitartusnecedades.

    —Estábien,estábien.Comotúquieras—dijoél.AlsalirJuvencio,ellaaventóviolentamentelapuertatrasél.Despuéscorrióasu

    casa.—Bueno,deesesalvajeyame libré—dijoasu tía—. ¡Imagínate;pensabaque

    mepodíahablarasícomoasí,amí!Alcaboyononecesitodeningúnhombre.De

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  • todosmodosélseríaelúltimoconquienyomecasara.Nilaabuelanilatíacomentaronmáselasunto,puesnoeranovedadparaellas.

    Nisiquierasuspiraron.EnrealidadaellastampocolesimportabasiLuisasecasabaono.Sabíanperfectamentequedetodosmodosharíaloqueseleantojara.

    Pero,porlovisto,Juvenciopensabadistinto.Noseretirócomohabíanhechotodoslosanteriorespretendientesdespuésdeun

    encuentro de estos. No, a los cuatro días reapareció por la tienda, y Luisa sesorprendió al verlo cara a cara en elmostrador. Parecía haber olvidadoque ella lohabíacorridoyqueentrabaalatiendamásbiencomoporcostumbre.

    Luisa no estuvomuy amigable. Pero también, comopor costumbre, lo invitó aalmorzar.

    Porunoscuantosdías,todomarchóbien.Perounatardeellasosteníaqueunavacapuededarlecheantesdehabertenido

    becerro.AfirmabahaberaprendidoestoenelcolegiodelosEstadosUnidos.Porloqueélcontestó:

    —Escucha,Licha;siaprendisteesoenunaescuelagringa,entonceslosmaestrosdeesaescuelanosonmásqueunosasnosestúpidos,ysitodoloqueaprendistealláesporelestilo,entoncestueducacióndejamuchoquedesear.

    —¿Quieresdecirquetúsabesmásqueesosprofesores;tú,tú,campesino?—Alomejor—replicóélriendo—.Justamenteporquesoyuncampesino,séque

    una vaca, hasta no haber tenido crío no puede dar leche. —Después aña dióburlonamente—:Aunquelaordeñespordetrásopordelante.Dedondenohayleche,nopuedessacarla.

    —¡Asíquequieresdecirmequeyosoyunaburra,unaidiota,quejamáspaséunexamen!Puesdéjamedecirteunacosa:lasgallinasnonecesitandegalloparaponerhuevos.

    —¡Correcto! —dijo Juvencio—. Absolutamente cierto. Y, ¿sabes?, hasta haygallosqueponenellosloshuevoscuandolasgallinasnotienentiempoparahacerlo.Yhaymuíasquepuedenparirytambiénesciertoquehaymuchosniñosquenacensintenerpadre.

    Luisarepuso:—¡Conquegozascontradiciéndome!¡Despuésdetodo,yomeeducabamientras

    túalimentabasmarranos!—Sinosotros,ymerefieroa todos loscampesinoscomoyo,noalimentáramos

    puercos,todostussabihondosprofesoressemoriríandehambre.En oyendo esto último, Luisa montó en cólera. Nunca pensó él que un ser

    humanopodíaencolerizarsetanto.Ellagritabaatodopulmón:—Admites,¿síono,queyotengolarazón?—Tú tienes la razón.Pero una vaca que noha tenido crío no tiene leche.Y si

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  • existeunavacadeesasquetúdices,esunmilagro,ylosmilagrossonlaexcepción.Enagriculturanopodemosdependernidemilagrosnideexcepciones.

    —¿Asíesquetesiguesburlandodemí,insultándome?—Noteestoyinsultando,Licha;teestoyexponiendohechosqueporlapráctica

    sémejorquetú.LacalmaconlaqueélhabíapronunciadoestaspalabrasenfureciómásaLuisa.Seacercóalamesasobrelacualhabíaungruesojarróndebarro.Lotomóensus

    manosylolanzóalacabezadesuantagonista.LapielseleabrióylasangreempezóacorrerporlacaradeJuvencioengruesos

    hilos.En las películas hollywoodenses, la joven heroína, preocupadísima y

    sinceramentearrepentidadesuarrebato,lavaríalaheridaconunpañuelodeseda,almismo tiempo que acariciaría la pobre y adolorida cabeza cubriéndola de besos, einmediatamentedespuésambosmarcharíanal altarparavivir eternamente felicesycontentoshastaquelamuertelosseparara…

    Luisa se limitó a reír sarcásticamente, y viendo a su novio cubierto de sangre,gritó:

    —Bueno,esperoqueestavezsíquedesescarmentado.Ysiaúnquierescasarteconmigo,aprendedeunavezportodasqueyosiempre

    tengolarazón,parézcateono.Élfueaveralmédico.

    CuandosevioporelpuebloaJuvencioconlacabezavendada,todosadivinaronqueélyLuisahabíanestadomuycercadelmatrimonioyquelaheridaquemostrabaeraelepílogonaturaleinevitableentratándosedeLuisa.

    Peroapesardetodaslasconjeturasymurmuraciones,dosmesesdespuésLuisayJuvenciosecasaban.

    Lasopinionesdelosamigosaesterespectoeranmuyvariadas.UnosdecíanqueJuvencioeraunhombremuyvalientealponersucabezaenlasgarrasdeunatigresa.Otrosasegurabanqueeldeseocarnallohabíacegadomomentáneamente,peroqueyadespertaríaenpocotiempo.Otroscomentabanqueno,quetodoeraalcontrario,queseguramentelascosasyahabíanidotanlejosqueélsehabíavistoobligadoacasarse.Yaúnotrossosteníanqueenel fondode todoestaba laavariciayel interésque lehacíanaguantarseyolvidartodolodemás,aunque,agregabanseguidamente,estolessorprendíasobremanera,porqueJuvencionoteníanecesidaddedinero.HastahabíaquienaseverabaqueJuvencioeraunpocoanormalyque,apesardesuaspectoviril,gozabaestandobajo elyugoydominiobrutaldeunamujer comoLuisa.De todosmodosninguno loenvidiaba,nisiquieraaquellosquehabíanpretendidosufortuna.Todosafirmabansentirsemuycontentosdenoestarensulugar.

    Durante los agasajos motivados por el casamiento, Juvencio puso una cara

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  • inescrutable.Mascuandolepreguntabancomoibanaarreglartalocualasuntodelacasaode suvida futura, siemprecontestabaque todoseharía según losdeseosdeLuisa. A veces, ya avanzada la noche, y con ella también las copas, muchoscaballerosyhastaalgunasdamasbromeabanacercadelanoviadecididayautoritariaydeldébilycomplacientemarido.

    Un grupo de señoras, ya entradas en años, opinaba que una nueva era seimplantaba en México y que las mujeres por fin habían alcanzado sus justos ymerecidosderechos.

    Mas todas estas bromas tendientes a ridiculizarlo, dejaban a Juvencio tanindiferentecomosiestuvieraenlaluna.

    En pleno banquete de bodas, uno de sus amigos, que había libado más de lodebido,selevantógritando:

    —Vencho, creo que temandamos una ambulanciamañana temprano ¡para querecojatushuesos!

    Fuertescarcajadasseescucharonalrededordelamesa.Este era un chiste no sólo de muy mal gusto, sino en extremo peligroso. En

    México,bromasdeesta índole,yaseaenvelorios,bautizosocasamientos,seguidoprovocanquesalganarelucirlaspistolasyhastallegaahaberbalazos.Yestosucedeaúnen las altas esferas sociales.Cientosdebodashan terminadocon treso cuatromuertos, incluyendo a veces al novio. Hasta se ha dado el caso de que un tiroextraviadoalcancetambiénalanovia.

    Peroaquítodoterminóenpaz.Lafiestahabíasidoencasadeladesposadayhabíaduradohastabienentradoel

    díasiguiente.Cuandoalfinsefueronlosúltimosinvitados,conelestómagollenoylacabezaaturdidaporlabebida,ansiandollegaradescansar, lanoviaseretiróasurecámara, mientras que el novio fue al cuarto que ya ocupara antes de carsarse,cuandoporalgúnmotivopermanecieraenelpueblo.

    La verdad es que a estas alturas nadie hubiera reparado en lo que hacían losnovios, si estaban juntos o en cuartos por separado, ni tenían el menor interés ensaberdóndepasaríanlassiguienteshoras.

    Más tarde, cuando los recién casados desayunaban en compañía de su tía y suabuela, la conversación era lenta y desanimada. Las dos señoras tristeabansentimentales, pues Luisa abandonaría en unos momentos más la casadefinitivamente.Elmatrimoniosólocambiabaunaqueotra frase indiferenteacercadelainmediataidaalranchoylomásurgenteporinstalarenlanuevacasa.

    Con la ayuda de los sirvientes del rancho y de la vieja ama de llaves, Luisaprocedióaarreglarsushabitaciones.

    Llegadalanoche,Luisaseacostóenlanueva,blandayanchacamamatrimonial.Peroquiennovinoaacostarseasuladofuesureciénadquiridoesposo.

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  • NadiesabeloqueLuisapensóesanoche.Peroesdesuponersequelaconsideróvacía e incompleta, pues después de todo era una hembra, ahora ya de veinticincoaños, y el hecho de pasar esta noche como las anteriores en su casa no dejaba deconfundirlae intrigarla.Sabíaperfectamentequeexisteunadiferenciaentreestarynoestarcasada.

    Pero no tuvo oportunidad de investigar personalmente esta diferencia, porquetambiénlasiguientenochepermaneciósola.

    Sealarmóseriamente.«¡Diosmío!—exclamómentalmente—.SantoPadrequeestásenloscielos.¿No

    seráqueestáimpedido?¿Oserátaninocentequenosabequéhacer?¡Imposible!Enesecasoseríaunfenómeno.Elprimeroyúnicomexicanoquenosabequehacerenestos casos. No, eso queda descartado desde luego, especialmente en un rancherocomo él, que a diario ve esas cosas en vacas y toros.En fin… ¡Virgenmía! ¿Quétendréyoqueinsinuarle?¡Demonios!Nimodoquemandepormiabuelaparaquélecuentecomolaabejavueladeflorenfloryejecutaelmilagro…¡Quéraro!¿Tendráalgúnplanpremeditado?…¡Sisoloseacercarapormirecámara!…Cuandopiensoen loapuestoquees, tanvaronily fuertote…Realmenteelmáshombrede toda lamanadadeimbécilesqueconozco.Nosemeantojaningúnotro,loquieroaél,talycomoes.»

    Dabavueltasenlablandacamamatrimonial,tansuaveyacogedora.Nopodíaconciliarelsueño.Sucediótresdíasdespués,porlatarde.Juvencio,quedesdemuytempranoenlamañanaacostumbrabasaliracaballoa

    revisar las siembras, había regresado a almorzar. Una vez que hubo terminado, sesentóenunasillamecedoraenelgrancorredordelaparteposteriordelacasa.Aunlado,sobreunamesita,seencontrabaelperiódicoqueanteshabíaestadoleyendoconpocointerés.

    En elmismo corredor, a unos cuatrometros, Luisa hojeaba distraídamente unarevista,arrellanadaenunahamacaconunmullidocojínbajosucabeza.

    Desdequeestabanenel rancho,casinosedirigían lapalabra.Parecíacomosicada uno estuviera reconociendo el terreno para saber como guiar mejor laconversaciónamododeevitarfricciones.Loqueesenestacasadereciéncasadosnoseoíanlosempalagososcuchicheospropiosdecasitodaslasparejasdurantesulunademiel.

    ¿Seríaque Juvencio, paranoprovocar los arranquesde furiadeLuisa, preferíaeludir toda conversación, cuando menos durante las primeras semanas? Mas conhondaintuiciónfemenina,ellapresentíaquealgoextrañoflotabaenelambiente.

    Elhechodequedurantevariasnoches él la esquivara como si fuera solamenteuna huésped de paso, la tenía desconcertada. En sumente repasaba lo acontecido

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  • desdesullegadaalrancho.Eldíaanterior,duranteeldesayuno,élhabíapreguntado:—¿Dóndeestáelcafé?—PídeseloaAnita,yonosoylacriada—habíacontestadoLuisasecamente.El se había levantado de la mesa y traído personalmente el café de la cocina.

    TerminadoeldesayunoellahabíaregañadofuertementeaAnitapornodarleatiempoelcaféalseñor,peroellaseexcusóexplicandoqueestabaacostumbradaaservírselodespuésdequeterminabadecomerloshuevos,puesdeotromodoseleenfriaba,ycomolegustabaelcaféhirviendo…;quesideprontoelseñorcambiabadeopinión,ellanopodíaadivinarlo.

    —Está bien. Olvídate del asunto, Anita —había dicho Luisa, cerrando así elincidente.

    Latardeeracalurosayhúmeda.Aunqueelcorredorteníaunampliotechosalidoquelocolocabaportodosladosbajosombra,estabasaturado,comotodoelambiente,de un bochornopesadoy sofocante.En el inmensopatio no parecíamoverse ni lamásinsignificantehierba.Elcalorerasoportablesólopermaneciendosentadoycasiinmóvilorecostadomeciéndosemuyligeramenteenunahamaca.Ydesdeluegonohaciendomásusodelcerebroqueelmínimoparadistinguirsedelosanimales.

    Ni éstos se movían en el patio. Apenas si ahuyentaban somnolientamente lasmoscas,cuandolasinfamesinsistíanenpicarlessinpiedad.

    Nomuy lejos,enelmismocorredor,enunarocolgadodeunade lasvigasdeltecho, descansaba un loro perezoso.De vez en cuando soltaba alguna ininteligiblepalabra,talvezsoñandoenvozalta.

    Sobre el peldaño más alto de la corta escalera del patio al corredor, un gatodormía profundamente. Bien alimentado, yacía sobre su espinazo con la cabezacolgando hacia el siguiente escalón. Allí estaba plácidamente tendido con esaindiferenciaqueposeenciertosbichosquenotienenquepreocuparseporlaseguridaddesusvidasoporlaregularidaddesuscomidas.

    Bajolasombradeunfrondosoárbolenelpatio,podíaverseamarradoaPrieto,elcaballofavoritodeJuvencio,yaunoscuantospasos,sobreunbancoviejodemadera,lasillademontar,puesJuvencioteníalaintencióndeirporlatardeadarunavueltaporeltrapichequeteníainstaladoenelmismorancho.

    Elcaballotambiéndormía.Obligadoporelpesodelacabezacolgada,sucuellolentamente seestirabayalargaba, centímetroporcentímetro,hastaque lanarizdelanimaltocabaelsuelo,dondeaúnlerestabaalgoderastrojoporcomer.Alcontactoconéstesedespertaba,seenderezabaymirabaasualrededor,maspercatándosedequenadaimportantehabíaocurridoenelmundomientraséldormía,volvíaacerrarlosojosyacolgardenuevolacabeza.

    Juvencio,pensativo,pueshastaunmedianoobservadorpodíanotarqueungrave

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  • problemaloperturbaba,recorrióconlamiradaelcuadroqueaparecíaantesusojos.Observóprimeroalloro,despuésalgato,yporúltimoalcaballo.

    Estotrajoasumenteuncuentoentrelosmuchosquesuapreciadísimoyqueridoprofesordegramáticaavanzada,donRaimundoSánchez,lehabíacontadoundíaenclase, explicando el cambio que habían sufrido ciertos verbos con los siglos. Elcuentohabíasidoescritoen1320yteníaalgoqueverconunamujerindomablequeinsistíasiempreenmandarsóloella.

    «Elcuentoesmucho,muyantiguo—pensóJuvencio—peropuededarresultadoigualhoyquehaceseiscientosaños.¿Dequésirveunbuenejemploenunlibrosinopuedeunoservirsedeélparasupropiobien?»

    Cambiósusillamecedoradeposiciónylacolocódetalmodoquepodíadominarconlavistatodoelpatio.Levantólosbrazos,seestiróligeramente,bostezóytomóelperiódicodelamesa.Despuéslovolvióadejar.

    Deprontoclavasuvistaenelperico,queamodorradosemeceensucolumpioasólounostresmetrosdedistancia,ylegritaconvozdemando:

    —¡Oye,loro!¡Vealacocinaytráemeunjarrodecafé!¡Tengosed!El loro,despertandoaloíraquellaspalabras,se rascaelpescuezoconsupatita,

    caminadeunladoaotrodentrodesuaroytratadereanudarsuinterrumpidasiesta.—¿Conquenomeobedeces?¡Puesyaverás!Diciendoestodesenfundósupistolaqueacostumbrabatraeralcinturón.Apuntó

    alpericoydisparó.Se oyó un ligero aleteo, volaron algunas plumas y el animalito se tambaleó

    tratandotodavíadeasirsealaro,perosusgarrasseabrieronyelpobrecayósobreelpisoconlasalasextendidas.

    Juvenciocolocó lapistolasobre lamesadespuésdehacerlagirarun ratoenundedomientrasreflexionaba.Actoseguidomiróalgato,queestabatanprofundamentedormidoquenisiquieraseleoíaronronear.

    —¡Gato!—gritóJuvencio—.¡Correalacocinaytráemecafé!¡Muévete!Tengosed.

    Desde que su marido se había dirigido al perico pidiéndole café, Luisa habíavolteadoaverlo,perohabíainterpretadolacosacomounabromaynohabíapuestomayor atención al asunto. Pero al oír el disparo, alar mada, se había dado mediavueltaenlahamacaylevantadolacabeza.DespuéshabíavistocaeralpericoysediocuentadequeJuvenciolohabíamatado.

    —¡Ay,no!—habíamurmuradoenvozbaja—.¡Québarbaridad!AhoraqueJuvenciollamabaalgato,Luisadijodesdesuhamaca:—¿PorquénollamasaAnitaparaquetetraigaelcafé?—CuandoyoquieraqueAnitametraigaelcafé,yollamoaAnita;perocuando

    quieraqueelgatometraigaelcafé, llamoalgato. ¡Ordenoloquesemepegue la

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  • ganaenestacasa!—Estábien,hazloquegustes.Luisa,extrañada,seacomodódenuevoensuhamaca.—Oye,gato.¿Nohasoídoloquetedije?—rugióJuvencio.El animal continuó durmiendo con esa absoluta confianza que tienen los gatos

    que saben perfectamente que mientras haya seres humanos a su alrededor, ellostendránsegurasucomidasinpreocuparseporbuscarla—niporgranjeárselasiquiera—,aunquealgunasvecesparezcancondescendientespersiguiendoalgúnratón.Estolohacen,noporcomplacernos,sinoúnicayexclusivamenteporquehastalosgatossefastidiandeladiariarutinayavecessientennecesidaddedivertirsecorriendotrasunratón,yasívariarenalgolamonotoníadesuprogramacotidiano.

    Pero por lo visto Juvencío tenía otras ideas con respecto a las obligaciones decualquiergatoquevivieraensurancho.Cuandoelanimalnisiquierasemovióparaobedecersuorden,cogiólapistola,apuntóydisparó.

    El gato trató de brincar, pero, imposibilitado por el balazo, rodó una vuelta yquedóinmóvil.

    —Belario—gritóJuvencioenseguida,haciaelpatio.—Sí,patrón;vuelo—vinolarespuestadelmozo,desdeunodelosrinconesdel

    patio—.Aquíestoy,asusórdenes,patrón.Cuandoelmuchachosehabíaacercadohastaelprimerescalón,sombrerodepaja

    enmano,Juvencioleordenó:—DesataalPrietoytráeloaquí.—¿Loensillo,patrón?—No,Belario.Yotedirécuandoquieraqueloensilles.—Sí,patrón.Elmozotrajoelcaballoyseretiróenseguida.Labestiapermanecióquietafrente

    alcorredor.Juvencioobservóalanimalunbuenrato,mirándolocomolohaceunhombreque

    tienequedependerdeestenoblecompañeroparasutrabajoydiversión,yaquiensesientetanligadocomoauníntimoyqueridoamigo.

    Elcaballotallóelsueloconsupezuñavariasveces,esperóunratoserenamenteypercibiendoquesusserviciosnoeransolicitadosenesemomento,intentóregresarenbuscadesombrabajoelárbolacostumbrado.

    PeroJuvenciolollamó:—Escucha,Prieto;correalacocinaytráemeunjarrodecafé.Aloírsunombre,elanimalsedetuvoalertafrenteasuamo,puesconocíabiensu

    voz, pero como éste por segunda vez no hiciera el menor ademán de levantarse,comprendióquenolollamabaparamontarlo,niparaacariciarlo,comosolíahacerloamenudo.Sinembargo,sequedóallísosegadamente.

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  • —¿Quétepasa?¡Meparecequetehasvueltocompletamenteloco!—dijoLuisa,abandonando la hamaca, sobresaltada. En su tono de voz notábase unamezcla desorpresaytemor.

    —¿Loco,yo?—contestófirmementeJuvencio—.¿Porquéhedeestarlo?Esteesmi ranchoyéste esmicaballo.Yoordenoenmi rancho loque semeantoje igualcomotúlohacesconloscriados.

    Luegovolvióagritarfurioso:—¡Prieto!¿Dóndeestáelcaféquetepedí?Tomónuevamente el armaen sumano, colocó el codo sobre lamesay apuntó

    directamentealacabezadelanimal.Enelprecisoinstanteenquedisparaba,unfuertegolpe sobre lamismamesa en que se apoyaba le hizo desviar su puntería.El tiro,extraviado,notuvoocasióndecausardañoalguno.

    —Aquíestáelcafé—dijoLuisa,solícitaytemblorosa—.¿Telosirvo?Juvencio,conunairedesatisfacciónensucara,guardólapistolaensufunday

    comenzóatomarsucafé.Una vez que hubo terminado, colocó la taza sobre la bandeja, y, levantándose,

    gritóaBelario:—¡Ensillaelcaballo!Voyadarleunavueltaaltrapiche,avercómovanallálos

    muchachos.Al aparecer Belario a los pocos instantes, jalando el caballo ya ensillado,

    Juvencio,antesdemontarlo,loacaricióafectuosamente,dándoleunaspalmaditasenelcuello.

    Luisanoregresóasuhamaca.Clavadaalpiso,parecíahaberolvidadoparaquésirvenlassillas,ypermanecíaespantada,conlavistafijaentodoslosmovimientosdeJuvencio,quiencabalgabahaciaelportóndesalida.

    Deprontoésterayóelcaballoy,dirigiéndoseaella,legritóautoritariamente:—Regreso a las seis y media. ¡Ten la cena lista a las siete! ¡En punto! —Y

    repitiendoconvozestentórea,agregó—:¡Hedichoenpunto!Espoleósucaballoysalióagalope.Luisano tuvo tiempodecontestar.Apretó los labiosy trasun rato, confusa, se

    sentó en la silla que había ocupado antes Juvencio. Allí se quedó largo tiempodibujando con la punta de su zapato figuras imaginarias sobre el piso del corredormientras por sumente desfilaban quién sabe cuántas reflexiones.De pronto, comovolviendoensí,iluminósucaraconunasonrisayselevantódesuasiento.

    Fuedirectamentehacialacocina.

    Durantelacenasecruzaronmuypocaspalabras.Cuando Juvencio hubo terminado su café y su ron, dobló la servilleta lenta y

    meticulosamente.Antesdeabandonarelcomedordijo:—Estuvomuybuenalacena.Gracias.

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  • —Québuenoqueteagradó.—Conestaspalabras,Luisaselevantóyseretiróasushabitaciones.

    Faltaban dos horas para la medianoche, cuando tocaron a la puerta de surecámara.

    —¡Pasa!—balbuceóLuisaconexpectación.Juvencioentró.Sesentóalaorilladelacamay,acariciándolelacabeza,dijo:—Québonitocabellotienes.—¿Deveras?—Sí,ytúlosabes.Pronunciadasestaspalabras,cambióporcompletosutonodevoz.—¡Licha!—dijoconvozsevera—.¿Quiéndalasórdenesenestacasa?—Tú, Vencho. Tú, naturalmente —contestó Luisa, hundiéndose en los suaves

    almohadones.—¿Quedaperfectamenteaclarado?—Absolutamente.—Lodigomuchomuyenserio.¿Entiendes?—Sí,locomprendíestatarde.Poresotellevéelcafé.Sabíaquedespuésdematar

    alPrietoseguiríasconmigo…—Entoncesquenuncaseteolvide.—Pierdecuidado.¿Quépuedehacerunadébilmujercomoyo?Éllabesó.Ellaloabrazó,atrayéndolocariñosamenteasulado.

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  • AMISTAD

    MonsieurRené,unfrancés,propietariodeunrestauranteenlacalledeBolívardela ciudad de México, se percató una tarde de la presencia de un perro negro detamaño mediano, sentado cerca de la puerta abierta, sobre la banqueta.Miraba alrestauranteroconsusagradablesojoscafés,deexpresiónsuave,enlosquebrillabaeldeseo de conquistar su amistad. Su cara tenía la apariencia cómica y graciosa quesueletenerelrostrodeciertosviejosvagabundos,queencuentranrespuestaoportunaycargadadebuenhumoraunparaquienesavientanunacubetadeaguasuciasobresusúnicostrapos.

    Elperro,aldarsecuentadequeelfrancéslomirabaconatención,moviólacola,inclinólacabezayabrióelhocicoenunaformatanchistosaquealrestauranteroleparecióquelesonreíacordialmente.

    Nopudoevitarlo,ledevolviólasonrisayporuninstantetuvolasensacióndequeunrayitodesollepenetrabaelcorazóncalentándoselo.

    Moviendo la cola conmayor rapidez, el perro se levantó ligeramente, volvió asentarse y en aquella posición avanzó algunas pulgadas hacia la puerta, pero sinllegaraentraralrestaurante.

    Considerando aquella actitud en extremo cortés para un perro callejerohambriento, el francés, amante de los animales, no pudo contenerse. De un platoreciénretiradodeunamesaporunadelasmeserasquelollevabaalacocina,tomóunbistecqueelcliente,inapetentedeseguro,habíatocadoapenas.

    Sosteniéndoloentre susdedosy levantándolo, fijó lavistaenelperroyconunmovimiento de cabeza lo invitó a entrar a tomarlo. El perro,moviendo no sólo lacola,sinotodasupartetrasera,abrióycerróelhocicorápidamente,lamiéndoselosbordes con su rosada lengua, tal como si ya tuviera el pedazo de carne entre lasquijadas.

    Sin embargo, no entró, a pesar de comprender, sin lugar a duda, que el bistecestabadestinadoadesaparecerensuestómago.

    Olvidandosunegocioyasusclientes,el francéssaliódeatrásde labarrayseaproximóalapuertallevandoelbistec,queagitóvariasvecesantelanarizdelperro,entregándoselofinalmente.

    Elperrolotomóconmássuavidadqueprisa,lanzóunamiradadeagradecimientoasufavorecedor,comoningúnhombreysólolosanimalessabenhacerlo.Despuéssetendiósobrelabanquetayempezóacomerelbistecconlatranquilidaddelquegozadeunaconciencialimpia.

    Cuandohabíaterminado,selevantó,seaproximóalapuerta,sesentócercadelaentradaesperandoaqueelfrancésadvirtieranuevamentesupresencia.Encuantoelhombre se volvió amirarle, el perro se levantó,movió la cola, sonrió con aquella,

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  • expresióngraciosaquedabaasucara,ymoviólacabezademodoquesusorejassebamboleaban.

    Elrestauranteropensóqueelanimalseaproximabaendemandadeotrobocado.Perocuandoalratoseacercóalapuertallevándoleunapiernadepollocasientera,seencontróconqueelperrohabíadesaparecido.Entoncescomprendióqueelcanhabíavueltoapresentárseleconelúnicoobjetodedarlelasgracias,puesdenohabersidoasí,habríaesperadohastaconseguiruncachomás.

    Olvidandocasienseguidaelincidente,elfrancésconsideróalperrocomoaunomásde la legióndecallejerosquesuelenvisitar los restaurantesdevezencuando,buscandobajolasmesasoparándosejuntoalosclientesparaimplorarunbocadoyserechadosfueraporlasmeseras.

    Aldía siguiente, sinembargo,aproximadamentea lamismahora, esdecir, a latresymediaenpunto,elperrovolvióasentarsealapuertaabiertadelrestaurante.

    MonsieurRené, al verlo allí sentado, le sonrió como a un viejo conocido, y elperro le devolvió