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n129-130 [ene-feb09] elpoemaseminal bonnett/ xirau/ guedea/ montes de oca/ montobbio/ sicilia a a t t i i s s b b o o s s P P I I E E D D A A D D B B O O N N N N E E T T T T R R E E G G R R E E S S A A A A S S U U S S R R A A Í Í C C E E S S . L L A A E E S S C C R R I I T T O O R R A A P P R R E E S S E E N N T T A A L L A A S S H H E E R R E E N N C C I I A A S S , , P P U U B B L L I I C C A A D D O O P P O O R R L L A A E E D D I I T T O O R R I I A A L L E E S S P P A A Ñ Ñ O O L L A A V V I I S S O O R R M M e e r r c c e e d d e e s s A A r r r r i i a a g g a a F F . . Muchos de sus lectores la abordaban para preguntarle si no iba a volver a publicar poesía. Piedad Bonnett acepta que incluso a ella la embargó el temor, en más de una ocasión, de que el género la abandonara un día, ante la temible "imposición del pensamiento lógico de la prosa". Por eso, para ahuyentar esos fantasmas, la poeta bogotana regresa ahora a sus raíces con Las herencias, que acaba de publicar la prestigiosa editorial española Visor "Cuando uno tiene un trabajo continuado en novela obviamente que hay una cierta pérdida de la mirada poética, pero si el espíritu de uno tiende hacia la poesía nunca desaparecerá", comenta Bonnett, al agregar que estos nuevos poemas los fue escribiendo entre el 2004 y el 2008 con el único propósito de seguir sus emociones más que cristalizarlos en un libro específico. Pero con el pasar de los meses, la escritora notó que lo que brotaba de su espíritu constituía algo novedoso y diferente. "Encuentro que es una poesía de la madurez, no en el sentido del logro, sino con una cierta nostalgia, una cierta tendencia al balance y un cierto escepticismo que se manifiesta ahora en un tono". La escritora cuenta que cuando se percató que tenía esbozado un libro, le surgió la idea de enviarlo a algún concurso internacional. En ese momento, la editorial Visor le propuso publicarlo en su nueva colección Palabra de Honor, que creó para conmemorar sus 40 años de existencia. De esta manera, Bonnett se convirtió en la cuarta pluma de la serie y en la primera colombiana, precedida por poetas de la talla del argentino Juan Gelman (Premio Cervantes 2007) y los españoles Luis García Montero y Ángel González (fallecido). Legado de sangre Sin proponérselo, la escritora explica que por algún motivo del azar la mayoría de sus libros suelen estructurarse siempre en tres partes. Este nuevo presenta un primer grupo de poemas en los que predomina el tema del tiempo ('Vocación de quietud'), otro que presenta una visión desencantada y nostálgica del amor ('El hueso del amor') y el último que aborda un tema que a la autora le interesa mucho y que considera la selección más entrañable y el corazón de la publicación: 'Las herencias'. "Todo nosotros recibimos unas herencias del pasado que vienen en la sangre. Quise hablar de eso que todos tenemos, como si fuera un pecado original, que en últimas representa lo inevitable de las herencias. Pero también lo amable, porque

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n129-130 [ene-feb09]

elpoemaseminal bonnett/ xirau/ guedea/

montes de oca/ montobbio/ sicilia

aaatttiiisssbbbooosss

PPPIIIEEEDDDAAADDD BBBOOONNNNNNEEETTTTTT RRREEEGGGRRREEESSSAAA AAA SSSUUUSSS RRRAAAÍÍÍCCCEEESSS. LLLAAA EEESSSCCCRRRIIITTTOOORRRAAA PPPRRREEESSSEEENNNTTTAAA LLLAAASSS HHHEEERRREEENNNCCCIIIAAASSS ,,, PPPUUUBBBLLLIIICCCAAADDDOOO PPPOOORRR LLLAAA EEEDDDIIITTTOOORRRIIIAAALLL EEESSSPPPAAAÑÑÑOOOLLLAAA VVVIIISSSOOORRR MMMeeerrrccceeedddeeesss AAArrrrrriiiaaagggaaa FFF...

Muchos de sus lectores la abordaban para preguntarle si no iba a volver a

publicar poesía. Piedad Bonnett acepta que incluso a ella la embargó el temor, en

más de una ocasión, de que el género la abandonara un día, ante la temible

"imposición del pensamiento lógico de la prosa". Por eso, para ahuyentar esos

fantasmas, la poeta bogotana regresa ahora a sus raíces con Las herencias, que

acaba de publicar la prestigiosa editorial española Visor

"Cuando uno tiene un trabajo continuado en novela obviamente que hay una

cierta pérdida de la mirada poética, pero si el espíritu de uno tiende hacia la

poesía nunca desaparecerá", comenta Bonnett, al agregar que estos nuevos

poemas los fue escribiendo entre el 2004 y el 2008 con el único propósito de

seguir sus emociones más que cristalizarlos en un libro específico.

Pero con el pasar de los meses, la escritora notó que lo que brotaba de su espíritu constituía algo

novedoso y diferente. "Encuentro que es una poesía de la madurez, no en el sentido del logro, sino con una

cierta nostalgia, una cierta tendencia al balance y un cierto escepticismo que se manifiesta ahora en un

tono".

La escritora cuenta que cuando se percató que tenía esbozado un libro, le surgió la idea de enviarlo a

algún concurso internacional. En ese momento, la editorial Visor le propuso publicarlo en su nueva

colección Palabra de Honor, que creó para conmemorar sus 40 años de existencia. De esta manera,

Bonnett se convirtió en la cuarta pluma de la serie y en la primera colombiana, precedida por poetas de la

talla del argentino Juan Gelman (Premio Cervantes 2007) y los españoles Luis García Montero y Ángel

González (fallecido).

Legado de sangre

Sin proponérselo, la escritora explica que por algún motivo del azar la mayoría de

sus libros suelen estructurarse siempre en tres partes. Este nuevo presenta un

primer grupo de poemas en los que predomina el tema del tiempo ('Vocación de

quietud'), otro que presenta una visión desencantada y nostálgica del amor ('El

hueso del amor') y el último que aborda un tema que a la autora le interesa

mucho y que considera la selección más entrañable y el corazón de la publicación:

'Las herencias'.

"Todo nosotros recibimos unas herencias del pasado que vienen en la sangre.

Quise hablar de eso que todos tenemos, como si fuera un pecado original, que en

últimas representa lo inevitable de las herencias. Pero también lo amable, porque

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las herencias traen cosas bonitas aparejadas. Entones es como esa fuerza de la sangre que se manifiesta",

explica Bonnett. La delicada edición incluye un dibujo a lápiz de la escritora colombiana, realizado por el

español Juan Vida.

http://bogota.vive.in/libros/articulos/enero2009/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_VIVEIN-

4741612.html

ENTREVISTA EN AUDIO: www.informarn.nl/cultura/act081003-piedad-bonet

¿¿¿QQQUUUIIIÉÉÉNNN EEESSS PPPIIIEEEDDDAAADDD BBBOOONNNNNNEEETTTTTT??? UUUmmmbbbeeerrrtttooo CCCooobbbooo

Hay quienes creen que todo, o casi todo, se ha mudado en el mundo de

las letras y por poco de las artes, en frivolidad. Colombia antes del

ministerio de cultura de Ernesto Samper ya era una cultura para la

diversión y el entretenimiento. Gloria Zea, Fanny Mickey, Álvaro

Castaño Castillo y el grande y variopinto comerciante de todo lo que

huela a museo o conferencia, Bélico Betancur, fueron los apoderados

de ese engaño. Hoy todo, da hasta pena decirlo, es otra de las sandeces

que sirven de chisme en las comidas de las familias bien y las

reuniones de los clubes sociales de los empleados de las grandes

compañías, e incluso, de los nuevos mafiosos y sus chicas prepago y

pico y placa.

El Ministerio de Cultura con sus dos mil bibliotecas públicas ha hecho de la literatura colombiana la

cosa más anodina del mundo, dándose el lujo de producir cinco o seis “nuevos” literatos cada año y

mantenerles en forma y circulación, así se cierren por decenas, las librerías donde antes buscaban un

buen libro. Hoy nada de eso importa. Desde las felonías del betancurato y sus disciplinados camareros, se

apelliden Mutis Durán, Agudelo Moscardón, Carvajal, Méndez Camacho o Zuluaga cuando son editores, o

Rodríguez, Herrera, Díaz Granados, Cote (hembra y macho), si poetas, y esa turba de “autores” que preside

la aguamala Burgos Cantor y su escriba Adriana Urrea, demuestran que si el doctor BB quiere y ordena, el

destino de un libro está hecho, porque el resto, como en vida de Moreno Duran, y el longevo Espinosa, está

dado: con quinientos que compren entre Cerdal, la Red Nacional de Bibliotecas y las promociones que

hagan Renata, Pié de Página y los Laboratorios Frankesteín con su comentarista Chaparro, la editorial,

española, puede seguir tan campante como Johnny The Walker.

Cada niño trae su pan bajo el brazo, dicen en Amalfi, donde nacieron don Carlos Castaño Gil y doña

Piedad Bonnett, con doble ene y doble te, como corresponde a una heredera de la Francia inmortal, cuyos

antepasados, a diferencia de los del horrendo paraco, vinieron a Colombia en busca de oro y riqueza, y no

de las tierras y las parcelas de los pobres y desprotegidos. Allí hay ya una diferencia con otros que llevan

ese gentilicio como el Negro Bonet o mi general o ese poeta que dirigió en Madrid, el Museo Reina Sofía, o

la tal cantante mallorquí y el otro lírida de la isla.

El mollete que traía bajo el brazo la pequeña gigante era su pasión por la retórica, evidencia que

conocieron sus familiares el día que al bajarse del Super Constelation de Avianca que los trajo de Medellín

a Bogotá, luego de tres días de bus de escalera entre Amalfi y la Capital de la Montaña, la niña Piedad, mas

cortica entonces que ahora, gritó que su recuerdo era negro, porque ya era de noche cuando se bajó en

Teusaquillo en casa de su abuela, el ocho de setiembre de 1950, cuando acababa de cumplir siete años,

hace 57, y se dio cuenta que iba a ser de aquí y no de Amalfi, donde para hacer pis tenía que ir hasta el

patio de atrás y mojarse las nalguitas.

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Aun cuando el barrio de la abuela llevase el nombre de uno de los zipas –

Teusacá, y hubiese sido sede del resguardo Pueblo viejo- cuando ella llegó

era el lugar más chic de Bogotá, con ese tren de gomas que echaba chispas de

fuego y pasaba justo frente al portón de la casa estilo anglo diseñada por

Alberto Manrique, donde viviría hasta entrada su adolescencia y donde oiría

hablar por vez primera de ese intelectual y hombre de letras nacido en

Amagá, que ya casi era ministro de Guillermo Valencia e inauguraría su vida

pública con la preciosa masacre Santa Bárbara Bendita en Cementos El Cairo,

y de otros vecinos como Rojas Pinilla, Laureano Gómez, Mariano Ospina o el

mismo Jorge Eliecer Gaitán, a quien padre y madre no bajaban de comunista.

Desde ese barrio se aventuraría por los huecos y escombros de la Calle

26 en tiempos de Mazuera Villegas y las primeras hambres de Gonzaloarango

en El Cisne, comprando Charms en las puertas del Opera y el Cid mientras su

mamá apretaba la cartera bajo el brazo para que algún ratero no se la quitara hasta cuando, muerta del

miedo decidió irse a vivir a un mejor sitio, mas safe & clean, es decir Sears, donde la pequeña gigante

pasaba horas eligiendo entre las muñecas Barbie y las cocinas Frigidaire y entraba y salía de los vestiers

con esos slacks pastel y las camisas de seda de Splendor in the Grass de Elia Kazan, ese 1961, cuando

Wilma Dean 'Deanie' Loomis y Bud Stamper eran la viva imagen de su noviazgo imaginario con Germán

Jaramillo el Warem Beatty cuya Natalie Wood no era ella, precisamente, sino Laura García, quien fue en

verdad quien le enseñó a leer poesía durante los ensayos de I Took Panama con los Moirosos del Teatro

Popular de Bogotá, ese invento pro chino de Fanny Mickey, que no era la multimillonaria de derechas de

hoy, cuando Pablo Escobar llenaba de nenes La Gata Caliente y pasaba las noches con Alberto y la Diva de

las Medias, y el poeta Díaz Granados le endosaba esos versos que lo llevarían a la Casa de Nariño.

A esos años debe Piedad Bonnett su ingreso en la literatura liviana [del hipismo y el nadaísmo] que

tanto comparte con su admirado Joan Manuel Piedra Brava y ese regusto por hacerse notar desde su

altura como una activista social no tan radical como la pintora Lucena, que vestía de obrera para recibir

los camaradas, pero si medio roja medio azul, cayendo de vez en cuando en las manifestaciones, tomando

tinto con Santiago García y Patricia Ariza, firmando con los estalinistas criollos cuanta hoja sacaba Alape, y

trabajando desde chiquita en la Universidad de Los Andes, desde cuando se apoderó del departamento de

literatura, que no piensa dejar sino el día de su ingreso en la gloria.

La creciente obra de Bonnett tiene tres vertientes: la teatral, la lírica y la narrativa, pero a todas las

guía su enorme ambición por la fama, sin la cual, no entienden la vida seres de su altura como Napoleón

Bonaparte o Truman Capote.

Aun cuando ya no vista de manera juvenil y prefiera ir por el mundo ataviada a lo “novia vestía de

negro”, según la ha descrito un periodista madrileño en una de sus frecuentes visitas a Casa de América, el

nuevo palacio colonial del imperio español, donde BB es santo y patrono: “En un sofá amarillo descansa la

poeta más famosa de Colombia desde el suicidio de sus antecesoras María Mercedes Carranza y

Montserrat Ordoñez. Tiene la voz y los modales de una adolescente que acaba de salir de un college con

ese rostro redondo, sin arrugas pero macerado por el paso del tiempo que confiesa las derrotas.”

Los títulos de sus libros revelan complicados asuntos: De círculo y ceniza, El hilo de los días, Lo demás

es silencio, The World According to GGM, Gato por liebre, Ese animal triste y Tretas del débil. Porque Bonnett

escribe desde un limbo contemporáneo que habla para sordos y mudos lectores de textos desechables

para fines de semana y señoritos y damitas perfumadas de frivolité. Así también su estilo. Confeccionado

en una batidora de jugos, con cinco de polvo y seis de amargura y siete de roca y ocho de jota y diez de

sustos y cuatro de ganas, el texto primero traza el paisaje exterior donde aparecerá el sujeto, como hacía

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sus bodegones el Tuerto López, y para el final ofrece el plato fuerte: un señor, una señora, una gallina, un

adorno navideño, cualquier cosa, que sirva para transmitir [nos] sus sentimientos amorosos, el odio que

sigue sintiendo a su pubertad porque la confundían con una niña de brazos y el odio que siente a la

muerte, que quiere sacarla de este paseo tan bueno que ella lleva por todas partes con esos libritos de

poesía y entrevistas con favorecedores y cuentitos alargados que compran todas las bibliotecas de la Red

Nacional y difunde su amiga del alma, Renata, la de Mincultura. He aquí la evidencia, en uno de los cien

textos suyos que ha difundido Babosea de Alcalá de Henares, titulado, así, no más

Después del coito La vida es triste sin los recuerdos del pasado. Y estos recuerdos son tan bacanos como cuando bailábamos twist en La Bomba y comprábamos de la verde en La madre del revólver. La vida es triste, pero hoy nos invitan todas partes, y nos gusta tanto, tanto, que ya no salimos de Martínez Campos ni para orinar. Aunque siempre sigo teniendo, como Mameca, miedo, miedos a la enfermedad, a la muerte, al avión, a la locura, a tanto desechable como hay ahora por culpa de Macaco y Mancuso y Doble Ocho. Después del coito eres un animal muy triste.

Como ha dicho mi colega Iñaki Jaramillo de la Universidad de Ulan-Bator, los poemas de Bonnett no

deslumbran con imágenes y su acento es de cotillera, de confidente, de persona que pasa la mayor parte

de día no en una biblioteca, ni hablando con periodistas o promotores culturales, sino en la sala de la casa,

o el cuarto de costura, la cocina o el comedor, mientras plancha o lava los platos o prepara un buen

sancocho o hace las arepas para el desayuno. Por eso dice, en un texto que define su poética, digno de su

maestro Roca Vidales, que

El poema es tirabuzón, anzuelo, máquina de hacer pompas de jabón, vendaje, compresa, sanguijuela, juguete de latón, consolador de viudas.

Como narradora, más que a sus mentiras debe su prestigio a un texto

publicado en La Jornada de México hace casi dos lustros, dedicado a

examinar sus conocimientos del mundo masculino: “Hombres”

(www.jornada.unam.mx/2000/01/16/sem-piedad.html). Para PB los

hombres somos todos iguales. Somos padre, amante y esposo y aun cuando

tengamos más neuronas que las mujeres, están mal conectadas. Los

hombres envejecen mejor que las mujeres y por eso flirtean con

muchachitas y tienen siempre éxito porque a las mujeres inteligentes las

seduce el talento masculino, como sucediera a Chaplin, Picasso y Woody

Allen. Otra virtud masculina, según Bonnett, es saber guardar silencio, aun

cuando eso venga de la conformación de los lóbulos del cerebro y antes de

casarse un hombre se desvele pensando que habrá dicho su mujer, y tras el

matrimonio se quede dormido antes que ella termine la perorata.

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Los latinos, agrega, son divertidos, buenos bailarines, conducen con destreza y poseen sentido del

humor. “Y en cuanto a sus defectos, algunos, los veniales -que jamás atinen en un regalo, que no perciban

el último cambio de peinado y que se obstinen en no contestar a la pregunta ``¿en qué estás pensando?''-

son tan universales que siempre estamos dispuestas a perdonarlos. No así el feroz egoísmo o la misoginia

encubierta, rezagos de la vieja cultura patriarcal.” Pero el prototipo de hombre que la desvela es ``el duro'',

petrificado en su falsa masculinidad milenaria, hombres que la estremecen y asustan, porque quieren

dejar de ser machos y las hacen sufrir en lo que ellas mas desean, sentir al hembro.

Es por esos poemas y esa capacidad de penetrar en el alma de los hombres que Piedad Bonnet ha sido

elegida para representar de nuevo a Colombia en otro evento internacional, esta vez el Festival de

Literatura de Berlín. Allí la veremos, con su frágil aspecto, sus medidas 39-39-39, y la fuerza de un

tsunami, con las cortas plumas de su pelo de gorrión aleteando en una cabeza bien grande, los ojos

avivados parpadeando detrás de las lentes y esa sonrisa suya tan perversa, tan irónica y tan cínica, digna

del personaje de su nueva novela: “Mi alma fue siempre de hielo”.

www.arquitrave.com/periodico/periodico_bonnett.html

***

“““LLLAAA LLLEEENNNGGGUUUAAA NNNOOO SSSEEE EEELLLIIIGGGEEE”””::: EEENNNTTTRRREEEVVVIIISSSTTTAAA AAA RRRAAAMMMÓÓÓNNN XXXIIIRRRAAAUUU JJJoooaaaqqquuuiiimmm IIIbbbaaarrrzzz

Ramón Xirau cumple 85 años

en pleno proceso de

creatividad. Como ha hecho

toda su vida, el poeta y

filósofo sigue escribiendo y

continúa dando clases en la

Universidad Nacional

Autónoma (UNAM), de la que

es profesor desde 1947. El

intelectual catalán de mayor

proyección en América puede

contar en primera persona

historias infinitas de las

figuras del exilio republicano

y de los grandes autores mexicanos con los que convivió y mantuvo estrecha amistad, como Octavio Paz y

Juan Rulfo. En el salón de su casa, situada en una calle empedrada del barrio colonial de San Ángel,

desgrana para "La Vanguardia" recuerdos, vivencias, proyectos….

Con motivo de sus 85 años, el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM y el Instituto

Nacional de Bellas Artes le rindieron un homenaje y le entregaron la medalla de oro de Bellas Artes en

reconocimiento a su trayectoria literaria y humanística. "Es un reconocimiento –matiza Xirau-, que uno

agradece. La palabra homenaje es muy pomposa. Está bien que lo reconozcan a uno, a todos nos gusta".

Durante la guerra civil española, los padres de Ramón Xirau lo enviaron a estudiar a Marsella, donde

permaneció un año. Sus familiares se quedaron en Barcelona hasta el final de la contienda. En Marsella

estudió en el Liceo Francés. Su estancia en la ciudad mediterránea fue importante para su formación, le

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ayudó a conocer la literatura francesa, autores como Paul

Valery le influyeron literariamente. "Aunque mi gran influencia

la recibí del poeta Joan Maragall", recalca.

Tras la derrota republicana, la familia Xirau pudo

reagruparse en el sur de Francia. Camino del exilio, viajaron en

barco a Nueva York. "Mi padre estaba muy afectado. Mi madre

también, pero era más fuerte. O eso me parecía. Llegué a Nueva

York con ellos y con mi tío Joan Xirau, químico, natural de

Figueres. Tocábamos la armónica en el barco. Durante el viaje

la cosa terrible era ver cómo estábamos separados negros y blancos... Por eso ahora me ha parecido muy

importante el triunfo de Obama".

VIAJE EN AUTOBÚS NUEVA YORK-MONTERREY

Desde Nueva York siguieron camino en autobús hacia México.

A mis 15 años el trayecto resultó divertido. Para mis padres fue triste y cansado. Viajé en compañía de mi

padre Joaquim Xirau, mi madre Pilar Subías, y mi tío Joan. Dalí pintó un cuadro de mi tío en la playa de

Cadaqués, lo trajimos a México con nosotros. Después de cuatro o cinco días de viaje, tras cruzar la

frontera norteamericana, llegamos a Monterrey. Allí nos topamos con una manifestación política. Los

generales Juan Andreu Almazán y Ávila Camacho estaban en plena campaña electoral, en disputa por la

presidencia de la República. Todo parecía un poco anárquico, desordenado. Mi padre, curioso, preguntó:

¿Qué pasa aquí? Nos contestaron que "esto se va a poner mucho peor". Y no fue así; al contrario, se puso

mejor. Nos dijeron que había un ambiente de enfrentamiento porque en México todavía estaba reciente la

Guerra Civil de los Cristeros; se hablaba de la insurrección del general Almazán, disconforme con el

sucesor que había designado el presidente Lázaro Cárdenas.

¿Se quedaron en Monterrey?

Seguimos viaje hasta Ciudad de México, donde todo se veía mejor. Nos instalamos entre el monumento a la

Revolución y el paseo de la Reforma, a una manzana de la editorial Séneca, en la que José Bergamín

publicó por primera vez la obra completa de Machado.

¿Cómo superaron sus padres el exilio?

Con dolor y mucho pesar. Al llegar a México teníamos la guerra de España en la cabeza. Los exiliados aún

mantenían la idea de reanudar la guerra contra Franco. En todo momento pensaban en regresar. Tengo

muchos recuerdos de la guerra civil, mi primer poema lo escribí durante la contienda. Al principio

estábamos inadaptados, pero con el tiempo acaba uno por acomodarse. En eso mi padre ayudó mucho.

Joaquim Xirau, que era un hombre de ideas muy claras, dijo siempre que no había que pensar en el

regreso. Que mientras se está aquí se está aquí, y luego ya veremos. Ese era su pensamiento. Mi padre me

ayudó a que no me obsesionara en regresar a Barcelona y a Cataluña, donde había dejado parientes,

amigos, recuerdos. Me encanta ir a Barcelona. Al cabo de tantos años, Barcelona sigue siendo mi ciudad.

México se ha convertido un poco en mi país.

¿Cómo acogieron en México a los exiliados que llegaban derrotados?

La gente de derecha muy mal. El presidente Lázaro Cárdenas tuvo valor al recibir a los republicanos

exiliados; incluso la mayoría de la colonia española estaba en contra. Los españoles, que habían llegado

antes a México como emigrantes económicos, casi todos eran franquistas, salvo gente como el industrial

Carlos Prieto, que recibió muy bien a los españoles. Incluso tuvo gente exiliada en su casa. Pero la mayoría

fue muy hostil.

Hubo una excepción con el Orfeó Català. El centro catalán los acogió bien.

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El Orfeó nos recibió con afecto, los catalanes se mostraron muy

solidarios con nosotros. Fue el único centro español que recibió

con los brazos abiertos a los republicanos. El Orfeó fue la única

institución regional española que acogió bien a los exiliados. El

recibiendo de los demás centros fue más bien hostil. Nos veían

como rojos y separatistas. El presidente Cárdenas tuvo valor al

acoger a los republicanos, incluso la mayoría de la colonia

española estaba en contra. Casi toda era franquista, salvo

personas como el industrial Carlos Prieto, que acogió gente en

su casa. También fue muy generoso con mi familia el historiador Pablo Martínez del Río.

¿Su padre pudo continuar en México su labor intelectual?

Fue bien acogido por gente admirable como Cossío Villegas y Alfonso Reyes. Pudo seguir desarrollando su

labor intelectual en el Colegio de España, que luego se rebautizó como Colegio de México. Durante los años

de la República española, mi padre fue decano de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de

Barcelona. En México publicó en 1940 un libro admirable, "Moribundo". Para la gente de México fue una

sorpresa que un republicano exiliado fuera católico. Les sorprendía que pudieras ser republicano y

cristiano. Todos los domingos iba a misa a la catedral con mi madre y mi padre.

¿Hasta cuándo mantuvo la idea de regresar a Cataluña?

Al principio era muy fuerte. Luego, ese deseo de volver se hacía cada vez más difícil. Lo hizo imposible mi

enamoramiento de Ana María, que pertenecía a una familia mexicana de izquierda liberal.

¿Donde trabajó su padre?

Algunos intelectuales exiliados fueron invitados a dar clase en la Casa de España –actual Colegio de

México-, que fundaron Lázaro Cárdenas, Daniel Cossío Villegas y Alfonso Reyes. Hace poco, se celebraron

tres días de actos sobre el exilio español. Mi padre fue profesor en la Facultad de Filosofía y letras de la

Universidad Nacional Autónoma (UNAM) y en la Casa de España. Murió joven, en 1946, atropellado por un

tranvía. En México se reunió un grupo de intelectuales catalanes de mucha valía. Mi padre era muy amigo

del antropólogo Pere Bosch Gimpera, creador y director del Museo de Arqueología de Cataluña (1932) y

rector de la Universidad de Barcelona (1933-39). Yo fui muy amigo de sus hijos Carlos y Pedro. Bosch

Gimpera era un gran tipo, no sólo política y académicamente, sino también como persona. Para mí era

como un tío, alguien muy cercano de la familia. Tenía un gran sentido del humor, al igual que Josep Carner,

otro de mis maestros.

RELACIÓN ENTRAÑABLE DE JOAQUIM XIRAU CON PERE BOSCH I GIMPERA

¿Su padre se relacionaba más con intelectuales del exilio o con mexicanos?

Tenía buenos amigos republicanos del exilio y buenos amigos mexicanos. Con Bosch Gimpera la relación

era entrañable, eran de la misma generación. Bosch fue rector de la Universidad de Barcelona cuando mi

padre era decano de Filosofía y Letras. Fueron muy amigos, mantenían una relación muy estrecha. Mi

padre también fue gran amigo del gran científico August Pi Sunyer. Yo lo era de sus hijos. Entre los

intelectuales mexicanos que frecuentaba mi padre, quiso mucho a Antonio Caso, profesor de Estética. José

Gaos y mi padre sabían mucho y estaban muy ligados a la fenomenología de Husserl. Caso fue el único

mexicano de su círculo de relaciones que conocía bien a Husserl. La fenomenología fue predominante en

los inicios de la filosofía del exilio. Pero el gran amigo mexicano de mi padre fue Alfonso Reyes.

¿Qué relación mantuvo usted con Alfonso Reyes?

Yo tuve dos grandes amigos mexicanos, grandes grandes de verdad. Alfonso Reyes y Octavio Paz. Fue un

privilegio para mí. Los dos eran muy sabios pero muy sencillos. A Reyes lo traté de cerca gracias mi

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suegro, Javier Icaza, que también era escritor; lo conocí en un ambiente familiar.

Íbamos a su casa, nos daba chocolate, después leía un poema y algunos textos.

Recuerdo que en una conferencia muy seria, de esas un poco abstractas, hizo una

interrupción y empezó a decir: "Tanto bailé con el ama del cura, tanto bailé que

me dio calentura". Era muy hispanista, vivió muchos años en España. Eso fue

importante. Muchos de los republicanos que vinieron a México, como Díez

Canedo, Alfonso Reyes ya los conocía de España. Con Reyes hubo una relación

históricamente muy clara.

¿Cómo ayudó Reyes a los exiliados españoles?

Sin ninguna duda fue de los más generosos. Diría que fue el que más ayudó. Fue

fundamental para la fundación de la Casa de España, junto con Daniel Cossío

Villegas y, naturalmente, el presidente Cárdenas. No importa que ideología

tuvieran los exiliados republicanos, para todos Lázaro Cárdenas era intocable.

¿Qué sitios frecuentaban, dónde se reunían los exiliados?

Depende de qué generación. Se reunían con frecuencia en el Hotel Imperial, del paseo de la Reforma, que

todavía existe. Nos quedaba muy cerca de casa. Mi padre iba a tomar el café allí. Yo le acompañaba, sólo

para escuchar. Yo debía tener unos 18 años. Allí nos reuníamos españoles y mexicanos. Las tertulias eran

muy animadas.

POCO INTERÉS POR LA POLÍTICA INTERNA MEXICANA

Los exiliados españoles vinieron a México huyendo de la dictadura franquista. ¿Se encontraron

cómodos en este país con un régimen corporativista y autoritario, con escasa democracia? ¿Nadie

cuestionó al sistema autocrático mexicano?

Se daban poca cuenta o se fijaban poco en la política interna de México. El mundo universitario en aquel

entonces era poco político, más bien apolítico. La postura de mi padre, de Gaos, de Carner y de tantos

otros, era la de agradecer al país que los había acogido con generosidad. Había una actitud de respeto por

lo que México había hecho por la España republicana, y para Cataluña en particular. Había una actitud de

aceptar aquello, pero con ganas de agradecer. Sabían que no podían intervenir en nada. Para hacer política

tienes que haber nacido en el país.

¿Fue testigo de las discrepancias y peleas políticas que abundaron entre los republicanos?

Al principio fue algo horrible. Era una pelea continua. Las desavenencias y recriminaciones de allá se

trasladaron a México. Estaban los anarquistas, CNT, UGT, todos grupos distintos. Mi padre y el grupo de

intelectuales más afines no entraron en este conflicto. Seguir aquí la guerra civil era un absurdo, no tenía

sentido.

¿Y cuál era el círculo más afín a su padre?

Bosch Gimpera, Carner, Gaos, Nicole, García Bacca, que había hecho la tesis

doctoral en Barcelona. Entre los mexicanos, aparte de Alfonso Reyes y Daniel

Cosío Villegas, para mi generación fue importante Samuel Ramos, un poco más

joven que mi padre. Y Eduardo García Máynez. Los dos fueron buenos

escritores.

¿Qué relación mantuvo con Josep Carner?

En la Facultad de Filosofía de la UNAM, Carner nos dio clases de literatura

alemana. Fue un curso maravilloso. Era un maestro extraordinario. Al igual

que Bosch Gimpera, Carner tenía un sentido del humor que ayudaba mucho a

seguir sus clases. José Gaos fue otro gran maestro, lo respetaba mucho. De

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todos los profesores, por mi inclinación a la filosofía, intelectualmente me

interesaba mi padre y después García Vaca. El filósofo Eduard Nicol fue

alumno de mi padre en Barcelona. Lo había conocido en los seminarios que

daba mi padre, cuando yo era muy chico. Conocí bien a Nicole, pero no fui su

alumno. De aquel grupo, simpatizaba con Josep Maria Calsamiglia y Vives,

que se quedó en Cataluña. Calsamiglia fue a los veinte años auxiliar de mi

padre en Barcelona. Con el régimen de Franco no pudo enseñar durante

mucho tiempo. Se dedicó a vender productos farmacéuticos, fundó la

editorial Ariel. Cuando en 1968 se creó la Universidad Autónoma de

Barcelona se reincorporó a la docencia como profesor de Historia de la

Filosofía.

Cuando Joaquín Xirau (1895-1946) llegó a México era un filósofo conocido y

respetado entre los académicos de Iberoamérica. Pronto comenzó a dar clases en la Casa de España, que

no tardaría en convertirse en El Colegio de México. El adolescente Ramón abandonó sus deseos de ser

marinero y músico para dedicarse a la poesía y la filosofía. Ingresó al Liceo Franco Mexicano y luego a

Filosofía y Letras de la UNAM, donde conoció a su esposa Ana María Icaza.

PLAZA JOAQUIM XIRAU JUNTO A LAS RAMBLAS

¿Qué sintió cuando Barcelona dedicó una plaza a su padre, en un espacio recuperado a un paso de

las Ramblas?

Sólo pude enorgullecerme y mostrarme muy agradecido a Barcelona por esa plaza dedicada a mi padre en

un lugar muy bien escogido, junto a las Ramblas, al lado de los primeros edificios de la Universitat Pompeu

Fabra. Me emociono cada vez que visito esa plaza. Pienso que mi padre ha sido el filósofo catalán moderno

más importante. En México hubo otros filósofos españoles que dejaron huella, como José Gaos y Juan

David García Bacca. Todos eran amigos, formaban parte del mismo grupo.

Mi padre fundó la cátedra de Filosofía en el Liceo Francés de México. Yo estudié allí y luego di clases

de Filosofía durante 22 años. Cerca de donde vivíamos estaba el Colegio Luis Vives, para hijos de exiliados

españoles. Ahí se formó un grupo de intelectuales de mucha valía.

Yo estaba, en el buen sentido, condenado a la filosofía. Mi padre, Joaquim Xirau, decano de la

Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Barcelona durante la República, antes de emprender el

exilio a México en 1939, fue un gran filósofo, muy amigo de José Gaos y de Juan David García Bacca. Josep

Carner y Agustí Bartra me llevaron hacia la poesía. ¿Qué soy más, poeta o filósofo? Las dos cosas. Lo

primero que escribí en mi vida fue un poema corto sobre un bombardeo en Barcelona. Me acuerdo del

principio: "Como águilas que se lanzaban hacia su presa/ trajeron muerte y crimen...", algo así".

El Fondo de Cultura Económica (FCE) ha reunido los poemas en catalán de Xirau en un volumen en

edición bilingüe -catalán y español-, con el título "Poesía completa". "Yo prefiero llamar a esa compilación

poesía reunida, porque sigo vivo y todavía puedo escribir", matiza. La primera recopilación de los textos

poéticos de Xirau la realizó Joan María Pujals, quien editó Poesia completa Ramón Xirau 1950-1994

(Barcelona, Columna, 1995).

Aparte de sus textos poéticos, Xirau es autor de El sentido de la presencia (1955), Tres poetas de la

soledad: Gorostiza, Villaurrutia y Paz (1955), El péndulo y la espiral (1959), Octavio Paz, el sentido de la

palabra (1970), Entre ídolos y dioses (1980), Poesía y conocimiento. Dos poetas y lo sagrado (1993) e

Introducción a la historia de la filosofía (1964), entre otros libros. Este último ha servido de libro de texto a

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miles de estudiantes. Desde 1974, Xirau es miembro de El

Colegio Nacional. Entre los numerosos premios que ha

obtenido destacan el de Literatura Magda Donato (1970), el

Internacional Alfonso Reyes (1988), el Mazatlán de

Literatura (1990) y el Nacional de Ciencias y Artes (1995).

POESÍA Y FILOSOFÍA SE COMPLEMENTAN

¿Corrigió textos para la reciente edición de su poesía

completa?

No, no los corregí. Corrijo mucho, pero antes de que se

publique, una vez publicado ahí está. Hay algunos poetas

que retocan su obra cuando se recopila. No lo hago porque

al corregir podría cambiar un poco el poema, que era más espontáneo, más directo. La poesía es un

acontecimiento intuitivo. Es decir, que se da inmediatamente. No hay que reflexionar para que se dé. En la

poesía, debe haber razón con imaginación. Un poema también es racional. Poesía y filosofía se

complementan".

¿Qué publicó primero, poesía o filosofía?

Poesía. Un pequeño librito que se llamaba Deu poemas. En mi poesía completa, que publicó en México el

FCE, el primer poema que aparece es el más antiguo.

Escribe la poesía en catalán y la filosofía en castellano. ¿Fue una opción deliberada?

La lengua no se elige, así me salió. Ignoro cuando empecé a escribir poesía. Quizás cuando tenía diez u

once años. Intenté crear poesía en francés y en castellano, pero me salía en catalán, la lengua de las

sonoridades maternas y de la escuela. Escribo poesía en catalán por razones evidentes, por ser mi lengua

materna, aprendida en el ámbito familiar y en las aulas. La poesía sólo la puedo escribir en catalán, es un

asunto de sonido y ritmo. Mi padre, muy lector de poetas, y Agustí Bartra influyeron en que escribiera

poesía. La primera educación la tuve en catalán, en la Escuela Montessori de Barcelona. En casa, en

Figueres con los abuelos, siempre hablamos en catalán. Mi formación básica fue en catalán. Después vino

la guerra y todo lo anterior se nubló un poco.

¿La poesía va ligada a la lengua materna?

La poesía es lo más enraizado al origen; origen como lugar, espacio y cultura que te rodea, pero también

como raíz que nos liga con un todo. Simone Weil habla de arraigo en dos sentidos, el de la tierra y el del

mundo trascendente. Mi esperanza es que mi catalán no se haya enmohecido demasiado. Sobre filosofía

oía hablar constantemente en casa; a mi padre y a sus discípulos, en especial a Pep Calsamiglia, Jordi

Maragall, Eduard Nicol, Udina, que fue mi maestro y murió. La prosa vino después y espontáneamente

empecé a escribir en castellano. Las dos lenguas son importantes, ése es mi modo de trabajar.

¿Qué relación hay entre poesía y filosofía?

En algunos de mis escritos y seminarios, y en análisis sobre Agustín de Hipona, Descartes, Kant, Bergson o

Heidegger, he tratado de mostrar que existen relaciones muy reales entre poesía y filosofía y, en última

instancia, entre una y otra y la religión. Resumiendo, filosofía –más exactamente metafísica– y poesía nos

atan y, en mí constituyen dos instintos o, quizás, dos manías: las que me conducen a hacer filosofía y a

escribir poemas o comentar poemas de otros poetas. La poesía es sencilla, es lo que se da con naturalidad.

En el fondo, soy más poeta que filósofo. La filosofía es más reflexiva, implica más disciplina, más sentido

del orden en el lenguaje. La poesía es más espontánea, si veo esta hoja o esta flor se me da

inmediatamente. El filósofo lo que haría es describirlo, el poeta lo intuye.

¿Su poesía ha tenido en Cataluña el reconocimiento que se merece?

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No lo sé. Es algo que siempre me ha parecido un misterio.

Individualmente tengo amigos que me escriben entusiasmados, pero no

sé que pasa objetivamente, no lo veo por dentro.

¿Sigue escribiendo?

Hago comentarios de libros, sigo escribiendo poemas. La poesía es

incontrolable. Me encanta dar clases, no podría vivir sin mis seminarios y

mis clases, es parte de la vida de uno. Y pienso seguir hasta que pueda.

Un poeta que me gusta mucho y del que nunca he podido escribir es

Antonio Machado; lo siento tan mío, que no puedo.

VEINTIÚN AÑOS DE DIÁLOGOS

¿Qué supuso para la vida intelectual mexicana la revista "Diálogos",

que usted creó y dirigió?

En el Colegio de México se va a publicar una edición de "Diálogos" con una revisión muy bonita que ha

hecho Espinasa. Es un volumen normal que tiene una selección de la revista, pero lleva adjunto un CD, que

contiene la totalidad de todos los artículos de la revista. Han hecho una edición muy bonita. "Diálogos"

surgió en 1964 cuando conocí a un mexicano-norteamericano, de Harvard, que quería hacer una revista.

No sabía de qué. Le dije que hiciéramos una publicación literaria. En "Diálogos" había literatura,

pensamiento, crítica… Empezó como una revista independiente. Al llegar al número 13 ya no teníamos

dinero para seguir. Duró 22 años, que es mucho para una revista. En el primer número colaboró Octavio

Paz. Los trece primeros números fue una revista particular. En el número 13 ya solicitamos auxilio,

pusimos un SOS. Víctor Urquidi nos ofreció el apoyo del Colegio de México. El único cambio fue incluir

algunos temas de ciencias sociales. Diálogos (1964-1985) fue una revista básicamente de literatura. Salió

justo antes que Vuelta, la revista de Octavio Paz. Octavio quiso que fuera codirector de Vuelta. Se molestó

un poco cuando le dije que prefería seguir en Diálogos, mi revista.

¿Sus muchos años de docencia han dejando discípulos?

Creo que sí. Hay muchos estudiantes que después se convierten en maestros. Ahora tengo alumnos que ya

son maestros de filosofía. Mantengo una relación muy viva con los estudiantes. En mis seminarios no doy

clases en sentido clásico, sino que discuto con los alumnos un tema. Sigo siendo profesor de Filosofía en la

UNAM, dos días a la semana doy clases para posgraduados. Ahora voy a impartir un curso sobre

humanistas del siglo XV: Luis Vives, Erasmo, Tomás Moro. Y preparo otro sobre Dante y la Divina Comedia,

en el que se podrá juntar el aspecto filosófico y el aspecto literario.

¿De qué manera le influyó Bartra?

De todos los autores catalanes que vivían en México, Bartra destacaba por su inteligencia y generosidad.

Me influyó en el sentido personal, me daba ánimos para escribir. Le debo mucho. Nos recibía en su casa

cada semana. Apoyaba a los jóvenes, nos informaba sobre lo que pasaba en Cataluña durante el

franquismo. Su mujer, Anna Murià, era extraordinaria. En aquella casa, Bartra era el entusiasmo; Anna

Murià, el orden y la disciplina. Se combinaban bien. Anna fue una excelente escritora y, como persona,

muy equilibrada.

AGUSTÍ BARTRA, POETA CAPITAL DEL EXILIO

¿La poesía de Bartra es valorada como se merece?

Fue un autor capital del exilio catalán, básico para la pervivencia del catalán. "Es un auténtico poeta", dijo

de él Octavio Paz. Bartra tiene que ver con el surrealismo y con los movimientos de vanguardia, muy en la

tradición de la poesía catalana ligada al surrealismo. Con otro amigo, hice la traducción del catalán al

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castellano de "Odiseo", un poema lírico de gran belleza, publicado por el FCE.

Le consulté la traducción y le gustó. Agustí siempre fue muy ético, como su hijo

Roger.

Durante décadas ha sido uno de los amigos más cercanos de Octavio Paz.

¿Cómo inició esa relación?

Paz era consejero en la embajada mexicana en Paris. Le escribí, me contestó. La

relación con Octavio fue diferente, fue maestro y amigo. Paz me llamó el

"hombre-puente": puente múltiple, firme y ancho; puente entre poesía y

filosofía, entre catalán y castellano, entre México y Cataluña. Con Alfonso

Reyes, otro gran escritor mexicano, tuve buena amistad pese a la diferencia de

edad. Con Octavio fue un trato más directo. Desde siempre me interesó la obra

de Paz, he escrito mucho sobre él. Y él me dedicó textos generosos. Octavio

hizo un escrito muy bonito sobre mi hijo Joaquim, que murió muy joven

cuando estudiaba en Harvard.

En una entrevista que en 1991 le hice a Octavio Paz, me dijo: "Si hay algo de vivo e importante en la

cultura hispánica es la poesía en catalán". ¿Por qué Paz se interesó tanto por la literatura catalana?

Para un mexicano como él, que seguía la literatura española, le sorprendía la lengua catalana.

Probablemente empezó a interesarse por la literatura catalana cuando en 1937, en plena guerra civil

española, asistió en Valencia al Congreso de Intelectuales Antifascistas, que también sesionó en Barcelona.

Sabía mucho sobre literatura catalana, conocía bien la obra de Llull, Ausias March, Maragall, Joan Brossa.

Ausias March le gustaba mucho. Paz era muy amigo de Pere Gimferrer. La primera vez que visité

Barcelona tras la muerte de Franco, fui a saludar a Gimferrer a su despacho. Tenía un enorme retrato de

Paz al lado de su mesa. También le gustaba Antoni Tàpies.

Octavio y yo éramos grandes amigos. Tanto que cuando le dieron el Nobel Ana María fuimos con él a

Estocolmo. En una fiesta que hubo después de la premiación, fue maravilloso ver bailar a Octavio. De

México fuimos a Suecia un grupo no muy grande. Fue un acto muy impresionante, entre solemne y alegre

al mismo tiempo.

Paz tenía un saber enciclopédico.

Era lector de todo. Sabía de todas las culturas y de todas literaturas. A la India le dedicó un libro

maravilloso. Cuando era embajador en la India nos invitó a conocer el país. No fuimos porque en aquella

época no volábamos, nos daba miedo.

OCTAVIO PAZ, REFERENTE LITERARIO, POLÍTICO Y MORAL

¿Se sintió huérfano al morir Paz?

Terrible. Perdía a un amigo, a alguien que me había ayudado mucho. Paz era un referente literario, político

y moral.

Octavio Paz promocionó personalmente su candidatura al Premio Nobel como hace ahora Carlos

Fuentes?

No sé la verdad, no sé como se organiza eso. Sé el caso de Alfonso Reyes, que no lo tuvo. Yo era muy joven

cuando asumí la subdirección del Centro Mexicano de Escritores. Propusimos a Reyes al Nobel, varias

instituciones se sumaron. Mereció haberlo tenido, porque es uno de los grandes pensadores de México, y

un gran escritor.

En el verano de 1990, Octavio Paz convocó a intelectuales de renombre al Encuentro Vuelta, La

experiencia de la libertad. Vargas Llosa causó polémica al calificar al régimen mexicano de

"dictadura perfecta", hasta el punto de abandonar el simposio y marchar del país. Vargas Llosa

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comentó: "Paz me estiró las orejas". ¿Paz era condescendiente con el régimen

instaurado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI)?

Octavio veía que el PRI había dado estabilidad y crecimiento a México. Consideraba

que con defectos y todo, el PRI había sido básico para México. El PAN ha empezado

a gobernar, pero creo que es bastante inferior al PRI. Por ello, el PRI puede ganar en

julio las elecciones legislativas y en 2012 recuperar la presidencia. El PAN no sabe

gobernar, no tiene experiencia.

¿Cómo explica los nexos estrechos que mantuvo Octavio Paz con Salinas de

Gortari y otros presidentes del PRI?

Octavio nunca fue del PRI. Valoraba del PRI la estabilidad y que hacía un gobierno

de izquierdas sin caer en excesos. Sobre todo sin caer en la dictadura cubana ni en el populismo de Hugo

Chávez. Había un equilibrio. El PAN viene de la antigua derecha. El PRI viene de la izquierda de la

revolución. Está bien que se mantenga todavía. El sistema funcionó bien.

¿Le preocupa la situación actual de violencia que se vive en México?

Me preocupa como a todo el mundo. Creo que Felipe Calderón es un buen presidente pero le falta energía.

En lo personal, Calderón es buena gente. La clase política mexicana no contribuye a una mayor

gobernabilidad. Me duele y preocupa mucho lo que está pasando en México. Hay enfrentamientos

innecesarios entre PRD, PRI y PAN. No se ponen de acuerdo para modernizar al país. Si en el 2006 hubiera

ganado López Obrador habría sido un desastre, podría haber venir una guerra civil. O una dictadura. Hace

falta un partido de verdadera izquierda, de una izquierda moderna y democrática como las de Europa, sin

resabios populistas. Que funcione.

CAMPAÑA DEL NOBEL A CARLOS FUENTES

¿Cómo ve la campaña para que se dé el Nobel a Carlos Fuentes?

Prefiero no comentar.

¿Vargas Llosa lo merece?

Rotundamente sí. Nos hicimos muy amigos al coincidir dando clases en la Universidad de Columbia.

Vargas Llosa es un gran novelista, de primera, de los mejores. Si un día se da el Nobel a un escritor en

español, debe tenerlo Vargas Llosa. Es quién más se lo merece.

¿Qué relación tuvo con Juan Rulfo?

Lo conocí muchísimo. Es el mejor novelista del México moderno; era un hombre introvertido, modesto,

más bien tímido y callado, muy especial. Parecía hosco, pero en realidad era tierno. En un viaje de regreso

de Yucatán, en pleno vuelo me dijo: "Miren, allá hay un cementerio". Todos estábamos asustadísimos. Pero

él seguía platicando muy tranquilo. Lo conocí cuando fui subdirector del Centro Latinoamericano de

Escritores. Rulfo era becario.

¿Por qué es el mejor novelista mexicano?

Se lo planteo al revés. García Márquez no sería posible sin Rulfo. Fue un escritor con gran presencia. Sin

quererlo ni pretenderlo, influyó mucho en la literatura mexicana.

¿Con sólo dos libros poco extensos?

San Juan de la Cruz escribió cinco poemas. Casi es una virtud haber publicado poco. Pedro Páramo es una

novela maravillosa. Tiene un sabor muy de la tierra de México y al mismo tiempo es universal. Es difícil

combinar local y universal. Y la forma de escribir que es muy visible, es muy tocable cuando describe un

paisaje.

La Vanguardia, Barcelona, 23 de febrero de 2009

www.lavanguardia.es/lv24h/20090223/53646556135.html

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EEELLL MMMEEEXXXIIICCCAAANNNOOO RRROOOGGGEEELLLIIIOOO GGGUUUEEEDDDEEEAAA GGGAAANNNAAA EEELLL PPPRRREEEMMMIIIOOO AAADDDOOONNNÁÁÁIIISSS DDDEEE PPPOOOEEESSSÍÍÍAAA

Madrid, 15 de diciembre de 2008. El mexicano Rogelio Guedea, afincado en

Nueva Zelanda, ha ganado hoy la 62 edición del Premio Adonáis de Poesía

con su obra Kora, un libro donde "se mezclan las experiencias de la realidad

con un tono confesional y con derivaciones imaginativas".

"El libro nace de la tensión con lo real, y la mujer y la reflexión sobre la

creación poética ocupan la temática de poemario". Así lo ha considerado el

jurado que ha fallado hoy este premio, al que se han presentado doscientos

originales de distintos países, en su mayoría de Latinoamérica, entre ellos

México, Bolivia y Ecuador, dos de los cuales han resultado finalistas.

Rogelio Guedea (Colima, México, 1974) es poeta, novelista, narrador y

traductor. Doctor en Letras por la Universidad de Córdoba (España),

actualmente es columnista de los periódicos mexicanos Ecos de la Costa y el suplemento La Jornada

Semanal, y profesor de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda).

El premio, que no tiene dotación económica, establece la publicación de la obra ganadora por

ediciones Rialp. Entre sus obras destacan Fragmentos, Premio Nacional de Poesía Sonora 2005; Los

dolores de la carne, Testimonio de la ausencia, Senos, sones y otros huapanguitos, Mientras olvido, premio

internacional de Poesía Rosalía de Castro en 2001; o Razón de mundo, premio Nacional de Poesía Amado

Nervo, en 2004.

Los dos accésitLa sevillana María Eugenia Reyes Lindo ha sido accésit del Premio Adonáis 2008 por El

fabricante de ruinas, mientras el mexicano Alfredo Juan Félix-Díaz González ha obtenido el segundo accésit

por Si resistimos. María Eugenia Reyes (Sevilla, 1980) en El fabricante de ruinas ha escrito un libro unitario

en el que relaciona diferentes atmósferas en un tono íntimo, contemplativo y sereno, en opinión del

jurado. El segundo accésit también ha recaído en otro mexicano, Alfredo Juan Félix-Díaz González (México,

1974), por Si resistimos, un libro en el que las formas clásicas y tradicionales sustentan una reflexión, "a

menudo sorprendente", sobre el mito, la historia y la profesión de poeta". El jurado del premio ha estado

formado por Carmelo Guillén Acosta, Joaquín Benito de Lucas, Diego Jesús Jiménez, Antonio Colinas y Julio

Martínez Mesanza. El premio, que no tiene dotación económica, establece la publicación de la obra

ganadora por Ediciones Rialp.

www.abc.es/20081215/cultura-literatura/mexicano-rogelio-guedea-gana-200812151627.html

ENTREVISTA EN AUDIO: www.rfi.fr/actues/articles/108/article_10195.asp

PPPAAARRRAAA SSSAAALLLIIIRRR DDDEEELLL AAABBBIIISSSMMMOOO

CCCaaarrrlllooosss JJJaaavvviiieeerrr MMMooorrraaallleeesss

Rogelio Guedea, Kora, Madrid, Rialp, 2009.

Aunque hasta ahora no conocía la poesía de Rogelio Guedea (Colima, México, 1974), este libro suyo, Kora,

merecedor del Premio Adonais 2008, no ofrece dudas sobre su sólida personalidad poética, caracterizada

por una espontánea actitud de asombro ante el mundo: asombro producido por el amor erótico,

concebido como un continuo descubrimiento; por la limitación de su propio conocimiento, por la

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inmensidad inabarcable del mundo, por la imprevisibilidad de la escritura poética,

por el azar de su existencia…

Ante ese mundo que lo desborda, como lo desborda el rumbo impredecible de

su vida cotidiana, la palabra poética constituye un incesante desciframiento del

sentido de su vida, un intento por encontrar coherencia al cúmulo caótico de

experiencias que el yo poético ha de afrontar cada día. De ahí que su escritura nos

lleve de sorpresa en sorpresa, que sus poemas nunca tengan un comienzo ni un final

previsible. "Mañana es un país que no existe", título de la primera sección, habla

muy bien de la imposibilidad de programar la vida y la escritura: una y otra

dependen de fuerzas que se nos escapan, de un abismo que nos lleva y nos trae y

que sólo de vez en cuando se ilumina, gracias precisamente al amor y a la palabra poética. Kora, como se

consigna en la solapa del libro (seguramente por indicación del propio autor), significa, en una de las

lenguas indígenas de Nueva Zelanda, "chispa, tizón, resplandor". Esa chispa que ilumina la oscuridad del

abismo existencial es la poesía, el encuentro inesperado con la palabra que brilla en la noche de un mundo

incomprensible. Como chispa es también el amor, principalmente el amor erótico, tanto en su dimensión

corporal como en la espiritual: la chispa de la comunicación y de la unión, que ilumina un mundo hasta

ahora abismal y extraño.

El libro se divide en tres secciones ciertamente diversas por su dicción y sus temas. La primera,

titulada "Mañana es un país que no existe", gira en torno al valor de la palabra poética y del amor erótico

(los dos combustibles que encienden la chispa de la existencia). En esta parte los poemas adoptan, por lo

común, un estilo aparentemente prosaico, con una estructura lógica que trata de explicar rigurosamente

lo que no tiene explicación, hasta que esa lógica racional salta por los aires y se rompe en imágenes de

plenitud o de impotencia ante un mundo que nos excede. El poema "Entre ríos" ilustra muy bien la mano

lúcida y la mano ciega con las que avanza paralelamente la escritura poética: La mano que escribe (esta que

corrige y dice, intuye o sueña) / tantea tan sólo el agua de sus ríos, / el lenguaje de sus noches. / La otra,

pensativa y envuelta en la frazada tibia, / registra silenciosamente el límite de todo aquello que, / sin haber

sido nunca antes, / otra vez será (pág. 18). En esa parte aparecen hasta cuatro poemas titulados "La mujer

portátil", donde el yo-poético intenta definir a la amada ideal, la cual, como el yo-amante, se resiste

siempre a ser definida, a reducirse a unas cuantas palabras.

La segunda sección, "Isla al sur", se centra geográficamente en el espacio innominado de Nueva

Zelanda, donde reside el autor como profesor universitario. Aquí se encontrará el lector con una poesía de

tendencia surrealizante (aunque ajena a toda ortodoxia vanguardista), por cuanto las imágenes se

precipitan sin apenas conexión lógica, mientras el yo-poético trata de rescatar el sentido que tenía su vida

antes de marchar hacia ese lugar del extremo Sur. Pero ese rescate es imposible, como imposible será

también predecir el destino que espera a su existencia en ese otro extremo del mundo. En definitiva, el

sentido del vivir, en el norte o en el sur, en su país o en el extranjero, es absolutamente innombrable e

impredecible: el yo-poético sólo debe disponerse a vivir su existencia y a tratar que el amor —eso sí— no

lo deje solo en medio del abismo. En el poema "enclaves" (titulado en minúscula) se pretende concretar,

sin conseguirlo, en qué lugar del mundo se encuentra el yo-poético: buscando sus partes del otro lado de la

acera: / su mano, / la calle de su pie, / un ojo mirándole llorar / en lo distante / (yendo aquí, viniendo allá): /

y luego, en la esquina/ exacta, / el hombro asido a su ramaje, su círculo de mares infinitos, / su caracol

arriba / y desde abajo: (…). Sólo mediante el recuerdo de su padre, el poeta logrará saber no dónde está,

sino precisamente hasta dónde se ha perdido: padre, / estos huecos que dejaste (pág. 57).

En la tercera y última sección, titulada "Conversaciones", los poemas no tienen título, sino un número

que indica la conexión de estos fragmentos de conversación inacabada que mantiene el poeta con el lector.

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El lenguaje notoriamente coloquial alude a experiencias inmediatamente cotidianas en un discurso

incontenible, como un hablador enfermizo que tratara de encontrar en la conversación la terapia para

todos sus males. Sólo por el amor (vivido en presente o recordado) el yo-poético podrá encontrar la

palabra adecuada que calme su ansiosa incontinencia verbal: (…) y luego volver / caminando bajo la

oscuridad, de la mano, dichosos, / alegres, como si el mundo, y todo lo que en él creciera / y se enraizara,

fuera sólo nuestro (pág. 76).

Sólo queda advertir al lector que la continua sorpresa ante el cambio de registro verbal y de

emociones no es fruto de una artificiosa variedad estilística, ni es la inmadurez del que no tiene voz

propia, sino la voz de un yo-poético de carne y hueso que pasa de lo sublime a lo anecdótico, de lo más

lógico a lo más onírico, porque así de contradictorio se le presenta el abismo del mundo y de la propia

vida; mientras que la única luminaria, por provisional que sea, viene a ser esta kora, esta chispa provocada

a la vez por la palabra poética y el amor.

www.poesiadigital.es/index.php?cmd=critica&id=180

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PPPIIIEEEDDDAAADDD BBBOOONNNNNNEEETTTTTT PPAALLAABBRRAASS IINNIICCIIAALLEESS

55

TENÍA MIEDO DE TU

MIEDO y miedo de mi miedo. De tu castigo justiciero, del brazo en alto que pretendía detener mi llanto. Cómo he temido luego la furia de los débiles.

Me regalaste un pájaro monstruoso de alas sombrías y pico carnicero. Alimentarlo fue mi mejor manera de quererte. El pájaro vigilaba mi jaula como un verdugo ávido. Yo pensaba que el mundo era cosa de hombres, mientras mis senos crecían en abierta rebeldía.

TTUU NNOOMMBBRREE

CUANDO EL DOLOR HA TRITURADO YA EL

ÚLTIMO hueso de mi noche

y sólo habla el silencio al corazón insomne que hila y deshila penas y memorias viene tu nombre hasta mi cuarto a oscuras. Con un galope seco viene tu nombre abriendo un camino entre nieblas instaurando sus voces sus redobles sus erres que retumban como un grito de guerra su bronco acento de campana rota. Tu nombre es tantas cosas: el recuerdo de un barco que viene de ultramar y sus tercos marinos el fuego entre la piedra gota roja que va tiñendo la pared del alba. En él puede escucharse la voz de los que creen con mística implacable y fe colérica. Pero es también dulzura tu nombre muro blanco donde mi mano traza los signos del

sosiego lugar donde recuesto mi cabeza. Entre tu nombre y tú sin embargo un silencio una grieta nocturna donde anidan los pájaros.

PPOORR EELL CCAAMMIINNOO DDEE TTUU LLEENNGGUUAA...... POR EL CAMINO DE TU LENGUA YO PODRÍA

llegar hasta la negra Abisinia o cabalgar hasta Bengala o Nankin porque ella es sabia como un viejo maestro que enseña sobre el cielo

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las rutas de los pálidos cometas porque tu lengua es poderosa como la de la mantis que da vida y da muerte y sabe tejer formas como la poesía y es diestra en lides y ducha en argucias y canta una canción remota y mágica que invita al extravío Pero por el camino de tu lengua viajo más hondo hasta el lugar donde naces gimiendo con un tremor antiguo y me sientes flotar reciente y húmeda hasta el origen donde sueña la bestia su sueño más profundo y el placer es un banco de peces que relumbra entre sales marinas hasta mi centro donde veo lo que no ven mis ojos cegados por las luces del mundo donde no existe la palabra la torpe mercenaria

AABBIISSMMOOSS PORQUE ERES AVE QUE GIRANDO EN REBELDÍA desafía la bruma la ardua noche haciéndola más honda y más oscura y más inmenso el mar porque eres nave y náufrago a la vez sin velas y sin anclas solitario profanador de todos los confines potro de sombras desbocado y dulce para la libertad y el cielo galopante hecho de vientos y hecho de huracanes y sin embargo calmo como el agua de misteriosos y profundos lagos porque extraviado pero indiferente como un rey agraviado deambulas por los caminos de un imperio en ruinas porque eres un reloj sin manecillas un bello loto sobre los pantanos porque te vi sonriendo en tus orillas cayendo voy errática y ardida en tus oscuros mundos abismales.

CCAANNCCIIÓÓNN DDEELL SSOODDOOMMIITTAA

Habrá una grandísima peste... Éxodo, 9,3

HAN IZADO EL AMOR. LO ESTÁN CLAVANDO coronado de ortigas y de cardos. Le han cortado las manos, han echado sal y azufre en sus pálidos muñones. Ah, mi joven amado, el tiempo es breve. Suenan ya las trompetas e iracunda la luna enrojecida afrenta al cielo. Déjame acariciar tu frente ardida en sueños, contemplar para siempre tus párpados violeta. Deja que desanude mi deseo, que coloque la palma de mi mano sobre la rosa hirviente que florece en tu pecho. Ah, mi joven amado que duermes mientras huye la multitud con un largo sollozo: una lluvia de sangre cae sobre Sodoma. Dame tus muslos blancos, tu axila, el dulce cuello, antes de que en silencio se deslice el ángel con su espada de exterminio.

NNOOCCTTUURRNNOO

LA NOCHE, OSCURA LOBA, GOLPEA LAS

VENTANAS con una lluvia airada. A lo lejos un monótono ruido de motores recuerda la ciudad que se desvela. Duermen los niños y se puebla la casa con sus sueños de campos y caminos soleados. En el cristal mi rostro indiferente me devuelve impasible la mirada. Todo se ha detenido: el mundo afuera, las sombras misteriosas y en el libro el llanto de la pálida muchacha. Noche inmensa, noche sin bordes como un mar eterno. Un pensamiento leve: aquí alguien falta. Un estremecimiento. Allá, a lo lejos, una bocina suena y en el libro vuelve a llorar la pálida muchacha.

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elpoemaseminal 129-130/ enero-febrero, 2009/18

RRRAAAMMMÓÓÓNNN XXXIIIRRRAAAUUU CCIIRREERREESS

a Octavio Paz en seu aniversario

VERMELLES LES CIRERES, vermell el claustre illuminat

de vides netes. Claredat.

El sol, cántic de foc?

Vermelles les cireres?

tot llum, tot mar

tot claustre

CCEERREEZZAASS

a Octavio Paz en su aniversario

ROJAS LAS CEREZAS, rojo el claustro iluminado

de vidas limpias. Claridad.

¿El sol, cántico de fuego?

Rojas las cerezas?

todo luz, todo mar

todo claustro.

***

RRROOOGGGEEELLLIIIOOO GGGUUUEEEDDDEEEAAA ddeebbaajjoo ddee ssuu aallttuurraa uunnaa ggaavviioottaa NO SABIENDO, y dado que vuelve con su ortiga

arrodillada

en un ojo,

que allá,

tras esto o aquello (oficinas,

candelabros,

british english),

lejano pero aquí naciente,

el mar:

y no sabiendo -ni mucho menos,

ahora que

escucha

recostado en un hombro:

La traviata,

el son cubano,

su bolero inminente,

que todo va en su tránsito de ser

y recomienza,

pero siempre mismo,

el mar:

todo y mientras tanto,

dado que pájaro o espuma,

dado que cae de cielo en cielo,

de país en país,

convertido, a

veces,

en silencio de la piedra,

(y ya es bastante),

o mujer: y suficiente,

el mar:

oído en estas horas sin

ventana,

cierto como el pie bajo su escombro.

VV

Para Judith Sabines

TENÍA TIEMPO QUE NO ME ASOMABA POR LA

ventana,

lo hice después de la charla de sobremesa que

tuve con mi mujer,

casi antes de ver entrar en el garage el automóvil

del vecino,

cuando ya los niños dormían, tenía tiempo que no

hacía la sobremesa con mi mujer, y que no me

levantaba para asomarme por la ventana y ver, al

fondo, más allá de las ramas del sauce, el mar, vi el

mar como si se tratara de una acuarela de

Rembrandt, aunque en realidad no sé si

Rembrandt

pintó acuarelas alguna vez en su vida, le dije a mi

mujer “ese paisaje se parece a una acuarela de

Rembrandt que vi aquel día en el museo de París”,

pero mi mujer no me escuchó o no quiso

escucharme, como suele pasar, y siguió raspando

el fondo del plato con la cuchara, removiendo los

restos de comida, abstraída de todos y de todo,

entonces, mientras miraba a través de la ventana

la acuarela de Rembrandt, recordé lo que

habíamos charlado en la sobremesa, habíamos

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elpoemaseminal 129-130/ enero-febrero, 2009/19

pasado de temas sin importancia (lo caro del

recibo de luz, el mal servicio telefónico, las jugosas

naranjas de temporada) a temas más graves, y fue

ahí donde mi mujer, que no había visto a través de

la ventana la acuarela de Rembrandt, me dijo que

hacía tiempo que ya no

me quería, como pensé que bromeaba seguí con el

cuento

de las papas cocidas y el pan dulce, pero ella volvió

a traer el tema

al centro de la mesa diciendo que hacía ya mucho

tiempo

que no me quería, y que si la apuraba no tendría

ningún inconveniente

en decirme que en realidad nunca me quiso, y que

si no quería creerle que no le importaba pero que

era cierto, tan cierto como la acuarela de

Rembrandt que estaba viendo a través de la

ventana, una acuarela que

atisbaba un cielo raso, azulísimo, sobre un mar de

lluvias, y el cielo raso, recuerdo, era como sus ojos,

como los ojos de Rembrandt, cuando

miraba como yo a través de la ventana, su mano

que titubeaba al trazar

el contorno de mis derrotas, su mano que fue

dibujando en mi nuca,

inconmovible, todo el olvido de mi mujer.

De Kora

zzzooonnnaaasss

MMMUUURRRIIIÓÓÓ EEELLL PPPOOOEEETTTAAA YYY PPPIIINNNTTTOOORRR MMMEEEXXXIIICCCAAANNNOOO MMMAAARRRCCCOOO AAANNNTTTOOONNNIIIOOO MMMOOONNNTTTEEESSS DDDEEE OOOCCCAAA FFFaaabbbiiiooolllaaa PPPaaalllaaapppaaa,,, CCCaaarrrlllooosss PPPaaauuulll

yyy MMMóóónnniiicccaaa MMMaaattteeeooosss---VVVeeegggaaa

El pasado fin de

semana falleció

el poeta Marco

Antonio Montes

de Oca luego de

una larga

enfermedad. Sus

restos fueron

cremados el domingo, en una ceremonia íntima y

discreta.

Sus poemas estaban hechos, en palabras de

Octavio Paz, “no de mesura sino de súbitas

revelaciones”, forjados en el seno de una gran

imaginación lírica que se caracterizó por su

precisión idiomática y el dominio de la metáfora.

Montes de Oca, quien también fue narrador y

pintor, nació en la ciudad de México el 3 de agosto

de 1932. Si bien su vocación lo llevó a las letras, su

formación académica fue en la filosofía y el

derecho, carreras que estudió en la Universidad

Nacional Autónoma de México.

Fue fundador y secretario del PEN Club de

México, presidente de la Asociación de Escritores

de México (1976-1978), director de la Colección

Poemas y Ensayos de la Universidad Nacional

Autónoma de México y agregado cultural de

México en España (1978-1980).

Colaborador en una veintena de revistas

literarias, además de ser becario del Centro

Mexicano de Escritores, de 1955 a 1956, y de 1960

a 1961; de la Fundación Guggenheim, de 1967 a

1968 y de 1970 a 1971, y del Fondo Nacional para

la Cultura y las Artes de 1989 a 1990.

Adjetivo para los ojos

Marco Antonio Montes de Oca ingresó al Sistema

Nacional de Creadores Artísticos, como creador

emérito, en 1994. El Instituto Nacional de Bellas

Artes, por conducto del Centro Nacional de

Información y Promoción de la Literatura, le rindió

un homenaje, con la presentación de su exposición

Tierra y tiempo y un ciclo de conferencias acerca

de su obra, en febrero de 1994.

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elpoemaseminal 129-130/ enero-febrero, 2009/20

El poeta “entendió

y practicó el oficio de

la poesía con

admirable fidelidad a

lo largo de toda su

vida”, señaló ayer su

colega y amigo Alberto

Blanco, quien agregó:

“La pasión iluminó su

poesía con más frecuencia que la sangre fría. Una

pasión que lo llevó, es cierto (y Octavio Paz lo

señaló desde un principio al comentar su primer

libro: Delante de la luz cantan los pájaros), a

excesos y repeticiones, pero que, al final de

cuentas –las palabras son del mismo Paz– ‘si es

verdad que a veces Marco Antonio Montes de Oca

me cansa, también lo es que, con más frecuencia,

me deslumbra’.

“Poesía deslumbrante, un adjetivo para los

ojos, pues Montes de Oca siempre fue un gran

poeta de los ojos, que jamás nos ofreció un poema

donde no hubiera, cuando menos, una o dos

imágenes inolvidables, insólitas, personalísimas:

‘inextinguible como un astro de bolsillo,/

prodigiosa como el talismán/ que pega los reflejos

que quiebro en mi rodilla’.”

El poeta Marco Antonio Montes de Oca, opinó

Hugo Gutiérrez Vega, “es una de las voces más

caudalosas de la poesía mexicana contemporánea.

El aspecto esencial de su poesía es la metáfora, la

cual usaba con gran desenvoltura y le venía a la

mente de una manera espontánea, lo que daba

gran riqueza a sus textos.

“Otro aspecto es que dominaba a la perfección

el poema largo, la amplia respiración que tiene el

poema largo, lo cual es muy difícil de manejar. Las

ruinas de la infame Babilonia es uno de los libros

fundamentales de la poesía mexicana

contemporánea. Su pérdida la debemos sentir muy

profundamente, porque sin duda es una de los

principales voces poéticas del siglo pasado y de lo

que va de éste.”

El autor de Delante de la luz cantan los

pájaros: poesía 1953-2000 (publicado en 2000 por

el Fondo de Cultura Económica), como todo poeta

destacado, “encontró enemigos que en vez de

admirarlo y disfrutar la belleza de sus poemas, se

dedicaron a encontrarle defectos: la oscuridad, el

exceso de fantasía, sobre todo, no lo consideraron

capaz de escribir un poema organizado que no

fuese mera acumulación de imagen tras imagen.

¿Por qué no se ha querido juzgar a Montes de Oca

dentro de sus intenciones y su capacidad personal?

¿Por qué exigirle lo que no deseó hacer?”, escribió

José Emilio Pacheco en su libro Aproximación a la

poesía mexicana del siglo XX.

Renovador de la lírica mexicana

José Ángel Leyva, poeta y director de la revista La

Otra, afirma que “de manera particular me gustó

aquella etapa de Marco Antonio Montes de Oca de

Ruina de la infame Babilonia, poema

extraordinario, con gran cantidad de sugerencias,

con un discurso muy poético que curiosamente

coincide el título con el poema Casa cosa es Babel,

de su compañero Eduardo Lizalde.

“Es un poeta que estuvo durante mucho

tiempo a la luz de las noticias y de pronto se quedó

fuera; me parece que en estos momentos es un

poeta olvidado. Tuve la oportunidad de

entrevistarlo en los años 80 y en ese momento ya

era un poeta aislado, después de haber tenido una

actividad pública muy intensa, incluso como

pintor.”

José María Espinasa, poeta, ensayista y crítico,

manifestó que Montes de Oca fue un poeta de

enorme importancia, “sobre todo en los años 60 y

70. Renovó la lírica mexicana con un uso muy

barroco, desbordado de las metáforas. Su manera

de entender el poema tenía que ver con una

especie de río de imágenes, era abrumador porque

nos llevaba en una corriente caudalosa.

“Esto marcó mucho la lírica mexicana. En los

años posteriores hubo cambios de estilo en los

poetas. Montes de Oca tiene una obra muy extensa;

conseguía eso que decía Paz: ser distinto en cada

libro pero seguir siendo el mismo.”

www.jornada.unam.mx/2009/02/10/index.php

?section=cultura&article=a04n1cul

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elpoemaseminal 129-130/ enero-febrero, 2009/21

TTTRRRÍÍÍPPPTTTIIICCCOOO DDDEEELLL DDDEEESSSIIIEEERRRTTTOOO HHHAAA HHHEEECCCHHHOOO GGGAAANNNAAADDDOOORRR AAA JJJAAAVVVIIIEEERRR SSSIIICCCIIILLLIIIAAA (((CCCIIIUUUDDDAAADDD DDDEEE MMMÉÉÉXXXIIICCCOOO,,, 111999555666))) DDDEEELLL PPPRRREEEMMMIIIOOO DDDEEE PPPOOOEEESSSÍÍÍAAA AAAGGGUUUAAASSSCCCAAALLLIIIEEENNNTTTEEESSS 222000000999 Guadalajara, Jalisco. Tríptico del desierto ha hecho

ganador a Javier Sicilia (Ciudad de México, 1956)

del Premio de Poesía Aguascalientes 2009,

considerado el galardón más importante en su

género a nivel nacional y dotado con 250 mil

pesos.

Francisco Hernández, María Baranda y Luis

Vicente de Aguinaga, miembros del jurado de este

premio convocado por el Instituto Nacional de

Bellas Artes (INBA) y el Instituto de Cultura de

Aguascalientes, han destacado de la obra del poeta

católico Javier Sicilia “la serenidad y profundidad

con la que articula el conflicto de un ser consigo

mismo, refiriéndose al mismo tiempo al destino de

todos”.

En su fallo señalan que Tríptico del desierto

“pone en juego la experiencia y el vocabulario

religioso, al entrecruzarlo con tradiciones poéticas

y realidades sociales de diverso signo”.

Respecto a la obra ganadora, su autor ha

manifestado: “Soy un poeta de una sola obsesión,

que es precisamente el misterio de Dios en el alma

humana. En ese sentido, es el conflicto de un alma

frente al misterio de Dios en un mundo roto”.

El narrador, ensayista y poeta Javier Sicilia

siempre ha creído que la poesía es una forma de la

oración. Al hilo de esta cuestión, señala que

“aunque el poeta no se exprese dentro de un

marco confesional, tiene la función de velar, de

volver a decir la palabra original que fecunda, que

restablece, que restituye el sentido, sobre todo en

un mundo tan sinsentido, como el que estamos

viviendo en esta época de la posmodernidad,

donde el sentido se pierde”.

El autor de libros de poesía como Oro (1990)

y Trinidad (1992) cree que “el poeta, sea

confesional o no, funda y refunda y permite volver

a mirar el sentido”.

Tríptico del desierto representa, según su

autor, una continuación de todo el trabajo que ha

realizado. “Mi obra la

he reunido bajo un

solo título que tiene

resonancias con este

tríptico, que es la

presencia de algo

que no se puede

nombrar. Y ésa es la

bendición de la

poesía, que puede

nombrar lo

innombrable a

través de ciertas

formas del lenguaje que no tienen otras

disciplinas”, explica Javier Sicilia.

En su opinión, la poesía funciona como la gran

conexión que la posmodernidad rompió. “Creo que

la modernidad buscaba el sentido unívoco y la

posmodernidad dice que no hay sentido y la poesía

está en la mitad: hay sentido, pero no se puede

decir todo sobre ese sentido.

Eso es lo que muestra la poesía, el sentido

universal que está en la vida. Habría que volver a

poesía si se quiere mirar realidades espirituales”,

agrega.

Sobre el reto que plantea escribir poesía en un

país que, de acuerdo con las estadísticas, tiene un

bajo nivel de lectura, Javier Sicilia expresa que se

trata del “último de los grandes actos gratuitos, el

único que no ha sido contaminado todavía, gracias

a Dios y a los poetas, por el mercado. Escribir

poesía es la gran gratuidad y la gran alegría”.

En palabras de Luis Vicente de Aguinaga, “el

libro de Javier Sicilia no está del lado del gran

volumen verbal ni de la extrema sencillez, porque

es un libro complejo en el que se van mezclando

voces de diferente procedencia, que lo vuelven un

libro fascinante y no tan agradable, en el sentido

que es un libro de conflicto y perturbador en cierta

manera.

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elpoemaseminal 129-130/ enero-febrero, 2009/22

LLLAAA PPPOOOÉÉÉTTTIIICCCAAA DDDEEE SSSAAANNNTTTIIIAAAGGGOOO MMMOOONNNTTTOOOBBBBBBIIIOOO

EEENNN EEELLL TTTEEEÓÓÓLLLOOOGGGOOO DDDIIISSSIIIDDDEEENNNTTTEEE PPPooorrrfffiiirrriiiooo MMMaaammmaaannniii---MMMaaaccceeedddooo

Este libro de Santiago

Montobbio (Barcelona-

1966) está entornado de

un sutil romanticismo

encubierto, en medio de

una realidad palpable, que

crece como van creciendo

sus versos uno tras otro.

Hay en este libro un rastro

de lo sublime, y de la dureza de la vida, retratado a

través de sentimientos vertidos como ondas que se

agrandan sobre la superficie llana y accidentada de

la vida. Está la noche como una rara cumbre donde

resuenan los silencios y los olvidos que percibe el

poeta cuando camina por una “ciudad tristísima”,

la cual se ha transformado por un efecto exterior,

pero que parece revivir en lo interno del poeta. Las

palabras son huellas que brotan como hierbas para

poblar o descubrir los “misterios sepultados” que

palpitan en el tiempo y los caminos.

Por ahí, mientras cruza como cualquier

hombre la miseria que perdura, redescubre su

propia existencia, desnuda e inundada de

experiencias. Llega incluso a afirmar que “no existe

la muerte”. Así traspasa las fronteras imaginarias,

que acosan a la voz poética. Se nota que en la

poética de Santiago Montobbio, hay una lucha

interna, un desafío profundo, mediante el cual

parece buscar un mundo ausente, un mundo que

se ausenta, como los desconsolados crepúsculos

que se pierden en el limbo de la tierra. La fuerza

poética parece tocar la nada, la existencia de todo

aquello que existe, tras vivir experiencias, donde

se siente también la nada como algo concreto; allí

donde nadie debe interrumpir el silencio que se

abre como plegarias sugeridas en los “poemas

decapitados”, cuyo centro se afirma en un amor

desierto. La voz de Santiago Montobbio va por las

orillas de precipicios, cuyos vacíos son colmados

por realidades sorprendentes que nos recuerdan

la vida, el paso de la vida por el terrestre suelo.

En medio de este

acercamiento a la esencia de la

vida, aflora una amenaza que

pretende desequilibrar el

estado emocional de aquel

mundo anterior, como lo

refiere el poeta al decir: “nos

han dicho que tenemos los días

contados”. Frente a este riesgo

surge un halo que revela una fuerza congénita que

muestra el otro lado no ingenuo del ser. La

amenaza se presenta como un Ente que se oculta y

no se oculta entre las vivencias que la voz poética

describe. La presenta al asecho de la belleza, del

amor, por eso dice con fuerza rotunda: “Detrás de

cada noche se esconde una amenaza, y ante una

amenaza sólo queda el balcón abierto”. Esta

amenaza, es ante todo un peligro, un arma que

abre y cierra heridas profundas. Pero el poeta se

aferra a una realidad evidente, aquella que nos

muestra la crudeza, el rigor, la angustia de la vida,

como abismos insondables que escrutan las

sombras y la tarde, por donde parece merodear la

voz poética de Santiago Montobbio. Esa es una voz

silente que profana ruidos, que profana al asedio

de la muerte, así nos conduce hacia límites apenas

imaginados.

Es constante el estado de rebeldía con un

lenguaje propio y cuidadoso, en el cual se observa

un resentimiento humano muy marcado. La voz

poética de Santiago Montobbio encarna un ser

solitario, que recorre el mundo afrontando la

fatiga, reviviendo recuerdos que perduran en cada

paso que da por el tiempo y la vida. La soledad es

patente, aunque trate de encubrirla con supuestos

cómplices, ella es más fuerte, hasta que el mismo

poeta lo revela con denuedo: “hablo en plural para

fingir no estar tan solo”. La soledad, es pues, en la

obra de Santiago Montobbio, una compañera fiel

que no se oculta para nada, ni ante nada. Con ella

busca encontrar a alguien que parece haber

perdido tras las sombras del pasado, más allá de

las tardes y las noches. En aquella lucha-búsqueda

brotan temores que moran en lo más secreto de la

voz poética. El amor es una lumbre que se busca,

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elpoemaseminal 129-130/ enero-febrero, 2009/23

hacia esa luz parce guiarlo, en medio de temores

que crecen con la tarde a lo largo de la vida. La

tarde o la tardanza, son dos paradigmas que se

unen para afrontar ese posible encuentro o

reencuentro, sea con la vida, sea con el amor. En

esa travesía silenciosa, despiertan temores,

desesperanzas que intentan desmedrar la ilusión,

la luz, la fe. El poeta refiere por momentos un

estado de resignación que parece abatirlo al decir:

“ya habíamos aceptado todas las derrotas”, pero

más allá de este sentimiento renace la “terquedad”

como otra sombra para sobrepasar aquel destino

extraño del silencio.

En los escombros por los cuales se aventura la

voz poética, logra tocar extremos que parecen

arrástralo a un recóndito espacio donde existe y

permanece la nada, a tal límite que resuena en su

ser: “No somos nada”. El nihilismo aparece ante

dos espacios, dos extremos, dos limbos que unen la

existencia humana: la vida y la muerte. En ese

ancho y estrecho paisaje mora la voz de Santiago

Montobbio, pretendiendo vivir, o pretendiendo

morir; pero lo que más resuena es una fe, una

esperanza que sobrevalora lo que se vive, lo que

falta vivir, así como lo sugiere el siguiente verso:

“la única edad del hombre es la que calla”; es decir,

aquello que permanece como una fuerza oculta, la

cual ha de concretizarse en algún momento del

futuro, lejos del pasado muerto, lejos del presente

hostil y dudoso.

A través de este libro, la poética de Santiago

Montobbio, se afirma más allá de los silencios, de

los olvidos posibles que pueden atormentar la vida

de cualquiera. Esta voz poética resuena como un

desafío, un compromiso con la palabra, una

solidaridad con el hombre universal, de allí la

universalización de la voz de este poeta, tal como

lo menciona en estos versos: “Señor, tendréis que

perdonarnos, / pero no es ningún secreto. Aquí, /

en esta inútil tierra que nos dieron, / todos somos

poetas.”

Cultura de Veracruz, México, núm. 38, Diciembre

2008

Santiago Montobbio, Le théologien dissident.

París, Éditions Atelier La Feugraie, 2008

CCCEEELLLEEEBBBRRRAAA GGGAAABBBRRRIIIEEELLL ZZZAAAIIIDDD 777555 AAAÑÑÑOOOSSS DDDEEE

VVVIIIDDDAAA

CCCaaarrrlllooosss RRRooojjjaaasss UUUrrrrrruuutttiiiaaa

Gabriel Zaid (Monterrey,

1934) llegará el sábado

próximo a los 75 años

convencido de que dar

entrevistas a los medios de

comunicación no es necesario,

pues como siempre, dará

respuesta a las preguntas de

sus lectores a través de sus textos.

Tampoco acepta fotografías para no contribuir

a la adulteración de su imagen y porque está

convencido de que su rostro no es relevante para

darse a conocer. Y si es necesario invocar a la ley

para que se respeten esas decisiones, Zaid no

vacilará. Lo sabe bien Pedro Valtierra, quien en

1993 capturó la imagen del escritor sin su

autorización y la publicó en la revista Mira. Zaid le

demandó y sentó así el antecedente que le ha

permitido vivir al margen de los reflectores y

seguir siendo uno de los poetas y ensayistas

fundamentales del México contemporáneo.

No habrá mesas redondas ni ediciones

especiales de sus libros para este aniversario. De

cualquier forma, en sus cumpleaños 60 y 70,

cuando se realizaron homenajes que agruparon en

torno a él a Octavio Paz, Enrique Krauze, Carlos

Monsiváis y José Emilio Pacheco, la ausencia del

escritor hizo que el peso de sí mismo recayera en

su obra.

Zaid ha publicado ensayos y poemas sin

desperdiciarse en palabras de más ni repetirse.

Egresado de alguna ingeniería del Tecnológico de

Monterrey, se dedica a reestructurar empresas y

es experto en tecnología. La industria y la

literatura, actividades al parecer dispares, parecen

interesar a Zaid en el mismo punto donde la

imaginación, la curiosidad y el método riguroso

convergen para conducir a la comprensión.

Sobre ese paso del progreso industrial a la

poesía, el propio Zaid escribe: “Desde que comencé

a leer, la vida me parece una serie de

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elpoemaseminal 129-130/ enero-febrero, 2009/24

interrupciones… si por fin

salí a la realidad (lo que la

gente dice que es la realidad)

fue porque también comencé

a leerla.”

Gabriel Zaid sabe, por

ejemplo, que el verdadero

progreso de las ciudades no

está en la sobreexplotación

de calles pavimentadas y

automóviles. Por el contrario, el vehículo más

progresista de la tierra es la bicicleta, y Zaid,

faltaba más, lo demuestra con relaciones

numéricas y estadísticas.

Sinceridad, honestidad y claridad son algunas

palabras para hablar del trabajo de Zaid, un

auténtico intelectual dispuesto a pensar y

repensarse a sí mismo. De lo que está a la vista de

todos, él hace una explicación que permite mirarlo

de modo distinto.

El rigor matemático es el punto de partida con

que explica los secretos más íntimos de las cosas y

llega a conclusiones extraordinarias (muchas de la

cuales nadie se ha atrevido a poner en práctica) en

temas políticos, económicos y literarios.

La complicidad de Zaid con sus lectores se da

en el campo de los libros y no en el de las

presentaciones y cocteles. Por ello, en su primera

antología poética, Cuestionario (FCE, 1976), el

título venía a propósito de una hoja desprendible

del libro, que de un lado incluía el apartado postal

de Zaid y del otro, las páginas de todos los poemas

a las que acompañaban las instrucciones para el

lector: “…cruce los [poemas] que no le gustan,

circule los que le gusten y deje sin marcar los

demás”.

Y el resultado, no se sabe si de un afán de

perfección o de comunión con quienes le leen,

resultó en la selección que concentró en las poco

más de 100 páginas de Reloj de sol (1952-1992) (El

Colegio Nacional, 1995). En su poesía, la relación

entre palabra y sonido, idea y significado, formas y

fórmulas, dan a sus versos un carácter

aparentemente simple que reelabora y aumenta la

tradición lírica de la lengua española.

Luego de publicar algunos poemas sueltos en

revistas universitarias, Salvador Novo, Carlos

Pellicer y Alfonso Reyes le otorgaron cuando tenía

20 años el Primer lugar de los Juegos Florales de

Tehuacán por Fábula de Narciso y Ariadna.

Publicaría luego Seguimiento (FCE, 1964), Campo

nudista (Joaquín Mortiz, 1969), Práctica mortal,

FCE, Letras mexicanas, 1973) y Sonetos y canciones

(El Tucán de Virginia, 1992).

Durante esos casi 40 años entre su primer y

último libro de poesía, Zaid ha cultivado el ensayo

y la crítica literaria; primero, en la revista Plural de

Octavio Paz, donde no sólo escribió la columna

“Cinta de Moebio”, sino que colaboró como asesor

en asuntos administrativos y financieros de la

publicación.

Gabriel Zaid juega con la manera de hacer

crítica, al punto de conducirla a un género de

creación, que toma las herramientas del relato y

los mezcla con la estructura del análisis riguroso

que no necesariamente corresponde a las leyes de

las ciencias sociales y que no toma en cuenta las

jerarquías de nombres y publicaciones para poner

el papel de la crítica en su justa dimensión.

El resultado son textos prodigiosos, donde, por

citar algunos ejemplos, predice el futuro de las

notas al pie, que pronto adquirirán mayor

importancia que el propio libro analizado; o crea

fórmulas para hacer antologías de poetas y

escribir sonetos (uno de sus descubrimientos más

interesantes, fue el del antolómetro, instrumento

que otorga instrucciones numéricas precisas de

cómo elaborar una antología “balanceada”).

Algunos de sus textos más destacados en ese

género, están reunidos en los títulos Leer poesía,

(Premio Xavier Villaurrutia, 1972), Cómo leer en

bicicleta (Joaquín Mortiz, 1975), El progreso

improductivo (Siglo XXI, 1979) y La feria del

progreso (Taurus, Madrid, 1982), entre otros.

Como ensayista, ha develado temas

económicos, literarios y políticos con la ironía

como herramienta principal, que encuentra la

complicidad del lector con puntadas como la de El

ensayo más breve del mundo: “No hay ensayo más

breve que un aforismo”.

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elpoemaseminal 129-130/ enero-febrero, 2009/25

Sus explicaciones hacen

que la poesía, la tecnología y

la vida cotidiana se vean

como una unidad; ese es el

tema de La poesía en

práctica (Premio Magda

Donato 1985), donde Zaid

lleva el campo de la lírica a

la aplicación en el mundo de

los negocios y explica cómo

saber poesía conduce al

prestigio social y político.

Hoy día, la tecnología ha llegado a conclusiones

que Zaid predijo hace más de 30 años en sus

ensayos; algunos de sus artículos, en el momento

de ser publicados, acumularon montones de

páginas donde sus detractores le tachaban de poco

preciso y demasiado imaginativo. En sus

argumentos para analizar la política, quedan

ejemplos visionarios, como su artículo “Escenario

sobre el fin del PRI”, de 1985 y el libro publicado

10 años después, Adiós al PRI.

En Gabriel Zaid predomina el papel de lector.

Por eso, durante años ha defendido que para el

mundo de los libros el actor más importante

debiera ser el propio escritor. Esa aseveración al

parecer obvia, resulta no serlo tanto, y Zaid ha

comprobado que la producción de reseñas, notas y

comentarios de libros es mucho más vasta y

lucrativa que el propio acto de escribir.

Por ese motivo, durante años Zaid ha luchado a

través de ensayos razonados y demostrados para

que los autores reciban beneficios que les

permitan crear y no les subyuguen a las leyes del

mercado o las instituciones culturales. En la

década de los 90, los datos que recabó y difundió

fueron cruciales durante la discusión de exentar a

los creadores del pago de derechos de autor. Y

mucho antes de que el ex-presidente Vicente Fox

pusiera en la tribuna de discusión el precio único

del libro, Zaid ya reflexionaba acerca de ese tema.

Como compilador de otros poetas, se le deben

obras que son auténticos panoramas de la poesía

en México, como el célebre Ómnibus de poesía

mexicana (Siglo XXI, 1971) y la vasta Asamblea de

poetas jóvenes de México (Siglo XXI, 1980); además,

análisis profundos del trabajo de José Carlos

Becerra, Carlos Pellicer, Manuel Ponce y Daniel

Cosío Villegas.

Desde 1984, Gabriel Zaid pertenece a El Colegio

Nacional y hasta 2002 fue miembro de la

Academia Mexicana de la Lengua. En 2005, para

celebrar sus 70 años de vida, la editorial Jus

convocó al premio de ensayo Zaid a debate, que

ganó Armando González Torres.

Capaz de burlarse de sí mismo y orgulloso de su

anonimato, Gabriel Zaid alcanza los 75 años con

plena conciencia de la responsabilidad que

conlleva su trabajo y mantiene el respeto a sus

lectores, a quienes con sus análisis ayuda a

observar cosas que se pretende pasen

desapercibidas, porque, tal como dejaba en claro

en la introducción de Cómo leer en bicicleta:

“Llamar la atención pública sobre sí mismo, es una

de las malicias o inocencias más viejas de la vida

pública. Pero dejar pasar las cosas, para no llamar

la atención, es la forma, inocente o maliciosa, de

asegurar que nunca se respete al público”.

El Universal, 23 de enero de 2009

***

NOVEDADES

PPPaaarrraaa llleeeeeerrr aaa AAAiiimmmééé CCCééésssaaaiiirrreee... SSSeeelll... yyy

PPPrrreeesss... dddeee PPPhhhiiilllllliiipppeee OOOllllllééé---LLLaaappprrruuunnneee...

MMMéééxxxiiicccooo,,, FFFooonnndddooo dddeee CCCuuullltttuuurrraaa

EEEcccooonnnóóómmmiiicccaaa,,, 222000000999

Negrismo, negritud y vanguardia

serán las constantes que

actuarán como trasfondo en la

obra de Césaire, que en su

conjunto se definirá por su lenguaje y la pregunta

que intenta responder, en un espacio cultural

acotado y definido por su historia. Esto es lo que

replica en que se afiance la particularidad del

caribe francófono, proceso en el que René

Depestre observa una manifestación de

cimarronaje intelectual, es decir, un movimiento

de resistencia cultural, en una analogía que evoca

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elpoemaseminal 129-130/ enero-febrero, 2009/26

las rebeliones de esclavos durante el período

colonial, que en su lucha por liberarse y mantener

la tradiciones, llegaron a constituir formaciones

comunitarias autónomas adentradas en la selva,

donde asumen su lejanía para reelaborar sus

raíces en una compleja red transculturadora.

Como poeta de habla francesa, Césaire supo

recoger la tradición literaria de características más

transgresoras y que, en el fondo, es el antecedente

reconocido de la vanguardia surrealista.

AAArrrtttuuurrrooo CCCóóórrrdddooovvvaaa JJJuuusssttt,,, AAAlll aaaccceeeccchhhooo

dddeeelll rrreeelllááámmmpppaaagggooo... MMMéééxxxiiicccooo,,, AAAlllddduuusss,,,

222000000888

¿Quién acecha el relámpago sino

un dios o un hombre primitivo?

Acaso sean lo mismo. Arturo

Córdova Just nos aproxima a

través de este poema al

derrumbe de nuestra civilización.

Denuncia cómo la vida moderna “devora a sus

cachorros” y hace escarnio de la pequeñez de una

masculinidad burócrata. Anuncia el final por

medio de imágenes con implicaciones

devastadoras: “el sol se parte como un

trasatlántico, la tierra se meterá en el cielo, va a

hundirse en las alturas.” Al acecho del relámpago

puede verse como un libro sagrado invertido: de la

destrucción al origen. Contiene visiones que se

logran sólo cuando se ha derribado la angustia

existencial a fuerza de vitalidad, y tales luces se

proyectan hacia lo más íntimo de nosotros. ¿Quién

acecha el relámpago sino el poeta?

MMMaaarrrgggaaarrriiitttooo CCCuuuéééllllllaaarrr,,, EEEssstttaaasss cccaaalllllleeesss

dddeee aaabbbrrriiilll ... SSSaaagggaaa dddeeelll iiinnnmmmiiigggrrraaannnttteee...

MMMéééxxxiiicccooo,,, AAAlllddduuusss,,, 222000000888

Margarito Cuéllar nos entrega aquí

dos hermosos libros donde

conviven la infancia pobre pero

acaso feliz en los campos

potosinos y la juventud y la

primera madurez, donde los ojos se abren al

mundo de la gran urbe industrial. Estas calles de

abril, que tiene como fondo y escenario la ciudad

de Monterrey con sus calles y fábricas, sus bares y

discotecas, es en amplia medida un brindis de

halago y agasajo a la mujer. [...] Saga del

inmigrante, en cambio, es una poesía entre el ayer

y hoy, desde el ayer al hoy, de aquello que fue un

tiempo pero quiere seguir siendo y que el poeta

busca fijar verbalmente en la página como una

estaca en la tierra. (Marco Antonio Campos)

MMMaaarrrcccooo AAAnnntttooonnniiiooo FFFlllooorrreeesss,,,

AAAnnntttooolllooogggíííaaa pppeeerrrsssooonnnaaalll (((111999666000---

222000000222)))... MMMéééxxxiiicccooo,,, FFFCCCEEE,,, 222000000888

La compilación es un reencuentro

con cuatro décadas de la vida -

literaria y personal- de ese

solitario que para Marco Antonio

Flores es el poeta. Su escritura

nace de la interiorización de elementos cotidianos:

imágenes, emociones, pasiones, experiencias. Los

recuerdos se trasforman a través del lenguaje en

experiencias únicas, vueltas a formular para

expresar su esencia subcutánea. Cada poema es

una migaja dejada en el camino, las observa con

curiosidad, como tirada por una mano ajena: un

instante de la vida del poeta inmortalizado por su

imposibilidad de ser recuperado. Muros de luz

representa un cambio en la poética de Flores,

quien se trasforma en un escritor comprometido,

preocupado por la guerrilla guatemalteca, el exilio

y la prisión.

OOOrrrlllaaannndddooo GGGooonnnzzzááállleeezzz EEEsssttteeevvvaaa,,, ¿¿¿QQQuuuééé

eeedddaaaddd cccuuummmpppllleee lllaaa llluuuzzz eeessstttaaa

mmmaaañññaaannnaaa??? AAAnnntttooolllooogggíííaaa... MMMéééxxxiiicccooo,,,

FFFCCCEEE,,, 222000000888

Para Octavio Paz, la poesía de

Orlando González Esteva es una

prueba de que el idioma aún sabe

cantar y bailar. Impregnadas por

un aura de preguntas y creaciones únicas, las

composiciones de este poeta evaden la rigidez y

juegan en las delicias del extravío. Su voz es única

en la literatura latinoamericana: no se deja domar

por la estructura, ni por la palabra, sino que se

recrea en ellas y las convierte en servidoras. Los

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elpoemaseminal 129-130/ enero-febrero, 2009/27

escritos que componen esta antología palpitan con

la sangre del pueblo cubano. Sus olores, sabores y

paisajes se transforman en analogías del orbe.

EEErrrnnneeessstttooo LLLuuummmbbbrrreeerrraaasss,,, CCCaaabbbaaallllllooosss eeennn

pppaaaiiisssaaajjjeeesss mmmaaagggeeennntttaaasss... PPPoooeeesssíííaaa 111999888666---

111999999888... MMMéééxxxiiicccooo,,, AAAlllddduuusss,,, 222000000888

Cuando el lector se adentra en los

versos de Caballos en praderas

magentas recorre la geografía

poética de Ernesto Lumbreras.

Cinco libros componen el

recorrido en donde la voz avanza como el

movimiento de una oropéndola. Sobre la rama de

un árbol el ave construye su nido lo

suficientemente sólido, lo necesariamente flexible.

(Gabriela Cantú Westendarp)

HHHéééccctttooorrr VVViiieeelll TTTeeemmmpppeeerrrllleeeyyy,,,

PPPoooeeesssíííaaa cccooommmpppllleeetttaaa... MMMéééxxxiiicccooo,,,

AAAlllddduuusss,,, 222000000888

Los datos biográficos

consignan que Viel Temperley

murió de un tumor cerebral. Y

su último libro de poemas,

Hospital Británico, es algo así

como un diario de la enfermedad con la cronología

trastocada. Un moribundo que confiesa “Tengo la

cabeza vendada. Permanezco en el pecho de la luz

horas y horas. Soy feliz”, va repasando su obra

anterior para encontrar lo que él llama “textos

proféticos lejanos”. Son ni más ni menos que los

indicios, en la escritura, de una enfermedad que se

declararía muchos años después. Así es como

alguien que sabe que va a morir se autoencarga

una antología de su propia obra cosida con el hilo

conductor de la muerte. El resultado es una

experiencia extrema, fechada saltando hacia atrás

y hacia delante, una experiencia que no tiene

parangón en la poesía del siglo XX.

HHHeeerrriiibbbeeerrrtttooo YYYééépppeeezzz,,, EEElll óóórrrgggaaannnooo dddeee lllaaa

rrriiisssaaa... MMMéééxxxiiicccooo,,, AAAlllddduuusss,,, 222000000888

En este volumen magnífico,

Heriberto Yépez define la primera

y siguientes partes de una

autobiografía apócrifa con la

contundencia de aquel que ha

llegado y puede oír sus huellas

llegando a destino antes que él. Libro magnífico lo

dije lleno de lo que debe tener la poesía y que hoy

en día tan pocos tienen: misterio, espesura,

dribbling del lugar común. ¿Humor? Poesía:

también órgano de música, de silencios, de risa.

Durante la última década los textos de Heriberto

Yépez han estado abriendo fronteras, trayéndonos

una nueva y aguda inteligencia que es de núcleo

mexicano y de dirección internacional. El órgano

de la risa muestra el alcance de su imaginación e

ingenio, creando un nuevo lenguaje poético.

____________________________________________ Comité editorial luis alberto alfaro (costa rica)/ cruz benítez/ fabienne bradu/ sergio cárdenas/ luis cortés bargalló/ miguel jorge castillo/ evodio escalante/ julio césar félix/ alfredo giles-díaz/ jesús gómez morán/ armando gonzález torres/ ricardo hernández echávarri (eu)/ saúl ibargoyen/ josé kozer (eu)/ eduardo langagne/ hernán lavín cerda/ lucía de luna/ floriano martins (brasil)/ josé manuel mateo/ santiago montobbio (españa)/ angelina muñiz-huberman/ jorge ortega (españa)/ armando oviedo/ george reyes (ecuador)/ manuel silva acevedo (chile)/ felipe vázquez/ óscar wong/ elsa zeferino/ editor web: ignacio simal (españa)/ coordinador: leopoldo cervantes-ortiz

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no está vinculado a ningún grupo o institución, por lo que abre sus puertas a todos los autores/as de México y de cualquier parte del mundo. reconoce que los espacios para la poesía, con todo y que ahora son muchos dentro y fuera de la red cibernética, siguen siendo reducidos. el criterio de selección es únicamente la calidad poética, debido a lo cual se aceptan aportaciones en todos los sentidos. se

citará siempre la fuente original. invitamos a los lectores/as y amigos/as a compartir poemas, libros, presentaciones, novedades y todo lo relacionado con la poesía, así como nuevas direcciones.

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