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Osvaldo Macías Zúñiga El vudú en ‘El reino de este mundo’. Ensayo comparativo. Introducción En este escrito se comparará 2 formas de interpretación del texto sobre el tema del vudú en la obra de Alejo Carpenter: El reino de este mundo. Se confrontarán dos puntos de vista: El punto de vista del lector y sobre lo que escribe Emma Susana Speratti-Piñero en su libro ‘Pasos hallados en el reino de este mundo’. El motivo por el cual se escogió el tema del vudú es porque se trata de un tema que está vinculado estrechamente a la novela desde casi un principio. Aunque en la novela no se menciona la palabra ‘vudú’ más que tres veces, la influencia de esta religión está implícita en el desarrollo de la historia, sus personajes y también en los acontecimientos que se suceden, como por 1

El Vudú en ‘El Reino de Este Mundo’. Ensayo Comparativo

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Ensayo escolar sobre la obra "El reino de este mundo" de A. Carpienter

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Osvaldo Macías Zúñiga

El vudú en ‘El reino de este mundo’. Ensayo comparativo.

Introducción

En este escrito se comparará 2 formas de interpretación del texto sobre el

tema del vudú en la obra de Alejo Carpenter: El reino de este mundo. Se

confrontarán dos puntos de vista: El punto de vista del lector y sobre lo que

escribe Emma Susana Speratti-Piñero en su libro ‘Pasos hallados en el reino

de este mundo’. El motivo por el cual se escogió el tema del vudú es porque se

trata de un tema que está vinculado estrechamente a la novela desde casi un

principio. Aunque en la novela no se menciona la palabra ‘vudú’ más que tres

veces, la influencia de esta religión está implícita en el desarrollo de la

historia, sus personajes y también en los acontecimientos que se suceden,

como por ejemplo, las sublevaciones, la influencia que tuvo en Ti Noel,

Mackandal, Bouckman y el pueblo de esclavos. La metodología es la

siguiente: Primero se comentará con nuestras propias palabras un texto del

libro de Carpenter, después se agregará textualmente lo que dice el libro de

Carpenter, para finalizar con lo que escribe acerca de lo mismo Emma Susana

Speratti-Piñero en su libro. Así será posible ver todos los puntos de vista o

interpretaciones.

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Cierta vez Mackandal y Ti Noel se encontraban en la casa de la vieja

bruja, llamada Maman Loi. Ésta estaba en un relato, cuando de pronto se

levantó y se dirigió al aceite hierviente que tenía. Luego con indiferencia,

metió las manos al aceite hirviente. Ti Noel estaba asombrado, pero

Mackandal era indiferente, así que Ti Noel prefirió permanecer callado. La

vieja bruja sacó las manos, pero no mostró signos de quemaduras o ampollas,

a pesar del sonido de fritura que se había escuchado.

Cierta vez, la Maman Loi enmudeció de extraña manera cuando se iba llegando a lo mejor de un relato. Respondiendo a una orden misteriosa, corrió a la cocina, hundiendo los brazos en una olla llena de aceite hirviente. Ti Noel observó que su cara reflejaba una tersa indiferencia, y, lo que era más raro, que sus brazos, al ser sacados del aceite, no tenían ampollas ni huellas de quemaduras, a pesar del horroroso sonido de fritura que se había escuchado un poco antes. Como Mackandal parecía aceptar el hecho con la más absoluta calma, Ti Noel hizo esfuerzos por ocultar su asombro. Y la conversación siguió plácidamente, entre el mandinga y la bruja, con grandes pausas para mirar a lo lejos. 1

En una de las visitas de Mackandal y Ti Noel a la mamaloi, ésta, “respondiendo a una orden misteriosa”, corre a la cocina y hunde “los brazos en una olla llena de aceite hirviente”. El joven esclavo observa sorprendido la “tersa indiferencia” de su cara y que sus brazos, una vez fuera del aceite, no tienen “ampollas ni huellas de quemaduras”. 2

1 Carpenter, Alejo. El reino de este mundo, Lectorum, México, 2010, pp. 37.2 Speratti-Piñero, Emma Susana. Pasos hallados en el reino de este mundo, El Colegio de México, 1981, pp. 112

2

Un tiempo después de que la búsqueda del mandala se fue espaciando,

los más diversos rumores acerca de su paradero fueron apareciendo. Unos

decían que había huido al centro del país, conocido como la Gran Meseta,

otros más decían que se había embarcado en goleta a la región de Jacmel,

lugar de muertos vivientes, que se encargaban de trabajar las tierras de allá,

siempre y cuando no probaran la sal.

Llevadas ahora con gran pereza, con siestas y meriendas a la sombra de los árboles, las batidas contra Mackandal se espaciaban. Varios meses habían transcurrido sin que se supiera nada del manco. Algunos creían que hubiera refugiado al centro del país, en las alturas nubladas de la Gran Meseta, allá donde los negros bailaban fandangos de castañuelas. Otros afirmaban que el houngán, llevado en una goleta, estaba operando en la región de Jacmel, donde muchos hombres que habían muerto trabajaban la tierra, mientras no tuvieran oportunidad de probar la sal. 3

Entre las sarcásticas suposiciones de los colonos a que da lugar la desaparición del mandinga después de que se ha descubierto el origen real de los envenenamientos, figura la que de éste, “llevado en una goleta, estaba operando en la región de Jacmel, donde muchos hombres que habían muerto trabajaban la tierra, mientras no tuvieran oportunidad de trabajar la sal.” Jacmel es famosa, desde el siglo pasado al menos, por actos de canibalismo ritual y de hechicería; pero mucho antes los esclavos creían ya en ombies o espectros. De los ombies africanos a los zombies nativos de Haití el paso debe de haber sido mínimo y rápido. 4

3 Carpenter, Alejo. El reino de este mundo, Lectorum, México, 2010, pp. 44.4 Speratti-Piñero, Emma Susana. Pasos hallados en el reino de este mundo, El Colegio de México, 1981, pp. 113

3

En el capítulo 7 de la parte II, en la novela se hace mención de las

batallas de los negros contra los franceses, y se dice que en un momento de

esta guerra llegaron a aparecer unos brujos o sacerdotes llamados los Padres

de la Sabana. Eran éstos, brujos que carecían del clásico corte de cabello

rasurado en círculo en la coronilla, así como de alguna ordenación sacerdotal,

pero que en cambio eran tan buenos o incluso superiores que los curas

franceses, ya que ellos cuando estaban con un agonizante sabían decir

expresiones latinas, como por ejemplo el Padre Nuestro o el Avemaría con

una inflexión de voz que era semejante a los himnos que cantaban todos los

esclavos. En esta parte no se menciona si eran himnos del vudú o de otro tipo,

pero me inclino a pensar que eran de su religión.

Fue entonces cuando aparecieron en los campos unos sacerdotes negros, sin tonsura ni ordenación, que llamaban los Padres de la Sabana. En lo de decir latines sobre el jergón de un agonizante eran tan sabios como los curas franceses. Pero se les entendía mejor, porque cuando recitaban el Padre Nuestro o el Avemaría sabían dar al texto acentos e inflexiones que eran semejantes a las de otros himnos por todos sabidos. Por fin ciertos asuntos de vivos y de muertos empezaban a tratarse en familia. 5

La introducción de los Padres de la Sabana casi inmediatamente después de la derrota final de los franceses también carece de valor. Carpenter intentó mostrar con ella una nueva etapa en la evolución del vudú. Aunque los padres de la sabana no pertenecen estrictamente a sus jerarquías y ni siquiera sabemos con exactitud cuándo aparecieron. 6

5 Carpenter, Alejo. El reino de este mundo, Lectorum, México, 2010, pp. 76.6 Speratti-Piñero, Emma Susana. Pasos hallados en el reino de este mundo, El Colegio de México, 1981, pp. 114

4

En vísperas de Navidad, Mackandal se había reunido con los suyos en

una celebración secreta. El alcohol corría entre todos, todos también bailaban,

los cantos también estaban presentes, así como el retumbar de tambores.

Mackandal El Restituido estaba de nuevo entre los suyos después de una

espera de 4 años (aunque no se menciona explícitamente en la novela, es de

suponer que están en medio en un ritual vudú, dado el ambiente que se

describe en la novela). No se dieron cuenta que los blancos los habían oído y

que allá en el patio ya había gente con mosquetes, espadas y demás armas

parea capturar a Mackandal.

… y los tazones de aguardiente comenzaron a correr, de mano en mano, hacia su única mano que debía traer larga sed… Pero había tantas interrogaciones en el ambiente que, de pronto, sin previo acuerdo, todas las voces se unieron en un yanvalú solemnemente aullado sobre la percusión. Al cabo de una espera de cuatro años, el canto se hacía cuadro de infinitas miserias…Ti Noel había olvidado que los blancos también tenían oídos… Por eso, en el patio de la vivienda Dufrené se procedía en ese mismo momento a guarnecer de fulminantes todos los mosquetes, trabucos y pistolas…7

La captura de Mackandal ocurrió una no especificada noche en diciembre ocurrió una no especificada noche en diciembre de 1757 durante una calenda a la que había acudido imprudentemente. Carpentier, por su cuenta, estable la noche precisa para una impresionante y apoteósica reaparición, cuyos rasgos sólo coinciden con los registrados en la cantidad de ron que el mandinga consume, y se limita a mostrar los preparativos de su captura. La noche que elige Carpentier no podía ser otra que la de vísperas de Navidad, por la sencilla razón de que entre los esclavos de las Antillas francesas la fecha tenía singular valor –una hechicera había profetizado que

7 Carpenter, Alejo. El reino de este mundo, Lectorum, México, 2010, pp. 46-47

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entonces conquistarían la libertad—y solían aprovecharla para masacrar a los blancos. 8

8 Speratti-Piñero, Emma Susana. Pasos hallados en el reino de este mundo, El Colegio de México, 1981, pp. 15-16

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