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TRABAJO DE GRADO
EL TEOLOGO COMO LITURGO DE LA HISTORIA DE SU PUEBLO.
OSCAR JAVIER MONTANEZ BLANCO
BOGOTÁ
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
2011
1
TRABAJO DE GRADO
EL TEOLOGO COMO LITURGO DE LA HISTORIA DE SU PUEBLO.
CRITERIOS PARA LA CELEBRACION DEL BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA
NACIONAL A LA LUZ DE LA OBRA RESTAURADORA DE ESDRAS Y DE JESUS DE
NAZARET.
OSCAR JAVIER MONTANEZ BLANCO
Director: Padre VICTOR MARTINEZ. S.J
BOGOTÁ
FACULTAD DE TELOGIA
2011
2
AGRADECIMIETOS
Agradezco principalmente a la Pontificia Universidad Javeriana quien a través de sus
directivas, su equipo docente y sus secretarias de departamentos me ha facilitado todos
los medios para la realización de este Proyecto de Investigación, en especial al padre
Víctor Martínez, asesor del mismo, quien con sus agudas observaciones y sus laboriosas
correcciones logró orientar de forma realista, concreta y ecuánime mi impetuoso deseo
por querer abarcar la totalidad.
A mis padres, hermanos, familiares y amigos, quienes a través de sus motivaciones,
comentarios y aportes han logrado que mis esfuerzos se concretaran y que mi voluntad
se fortaleciera.
Y finalmente, a Andrea Molina, Alejandro y Santiago quienes han compartido conmigo
una parte de mi historia personal, me han permitido hacer mayor conciencia de mi
aporte social así como de las inmensas posibilidades para soñar con mundos mejores y
posibles.
3
DEDICATORIA
Dedico este trabajo de investigación a Colombia y a sus instituciones, aquellas que
resisten y dan testimonio de una extraña perseverancia. La Colombia de ayer, de hoy y
de mañana.
La Colombia del canal y de la frontera corrida con Perú. La Colombia de la Guerra de
los Mil Días, del Bogotazo, los secuestros y las desapariciones. Y dentro de ese rostro
martirial colombiano, especialmente lo dedico a mi hermano José Joaquín Montañez
Blanco, desaparecido y misteriosamente hallado muerto para tristeza de todos en casa.
Pero también lo dedico a esa Colombia del café, de la gran variedad de climas, cultivos
y paisajes. Del premio Nobel, de los sombreros y las arepas. De los grandes artistas y
deportistas en todas las disciplinas, del genio empresarial que logra el crecimiento más
estable de la región…
Espero que la nueva época que se avecina en la historia general de la humanidad nos
encuentre reconciliados, unidos y mayormente generosos.
4
TABLA DE CONTENIDOS
Pág.
INTRODUCCIÓN.......................................................................................................... 8
1. MARCO GENERAL DE INVESTIGACIÓN..…………..................................11
1.1. TEMA: Teología sacramental de la historia……………….......……………….11
1.2. TITULO: El teólogo como liturgo de la historia de su pueblo. Criterios para la
celebración del bicentenario nacional de la independencia a la luz de la obra
restauradora de Esdras y de Jesús de Nazaret……………………………….….11
1.3. DESCRIPCIÓN Y FORMULACIÓN DEL PROBLEMA.................................11
1.3.1. Descripción del Problema...................................................................................11
1.3.2. Formulación del Problema..................................................................................15
1.4. JUSTIFICACIÓN E IMPACTO DE LA INVESTIGACIÓN............................15
1.4.1. Justificación.........................................................................................................15
1.4. 2. Impacto...............................................................................................................17
1.5. OBJETIVOS........................................................................................................17
1.5.1. Objetivo General...................................................................................................17
1.5.2. Objetivos Específicos...........................................................................................17
1.6. Explicación del Método………………………………………………………..18
5
2. MARCO TEÓRICO DE LA INVESTIGACIÓN...........................................20
2.1. ANTECEDENTES..............................................................................................20
2.2. MEDIACION SOCIOLOGICA…..........................................…..……………26
2.2.1 El hecho social………………………………………………………………….26
2.2.2 Las instituciones sociales……………………………………………………….30
2.2.3 La dimensión celebrativa del hombre…………………………………………..33
2.2.4 Análisis de la celebración oficial del Bicentenario 2010………………………36
2.2.4.1 Tradicionalismo oficial…………………………………………………………36
2.2.4.2 Preparación……………………………………………………………………..37
2.2.4.3 Celebración……………………………………………………………………..39
2.2.4.4 Impacto…………………………………………………………………………40
2.3. MEDIACION HERMENEUTICA……….……..…….......................................43
2.3.1. Fundamentación Bíblica......................................................................................43
2.3.1.1. Esdras o el amor por las instituciones (la Ley)……………………………..45
2.3.1.2. Jesús de Nazaret o el amor por el dinamismo espiritual (el Amor)………...48
2.3.2. Fundamentación Teológica Sacramental………...……………………………..51
2.3.2.2 La historia como sacramento y la dimensión simbólica de la realidad
cristiana…………………………………………………………………………54
2.3.2.3 El teólogo como liturgo de la historia de su pueblo……………………………56
2.4. MEDIACION
PRAXICA…………………........................................................59
2.4.1 Propuesta celebrativa: Bicentenario Nacional de la Independencia 2019………59
6
2.5. Aclaración de
términos........................................................................................65
3. DISEÑO METODOLÓGICO DE LA INVESTIGACIÓN..................................66
3.1 Categorías de análisis………………………………….......................................66
3.2 Población y Muestra………………….................................................................66
3.3 Autores y discusiones relevantes..........................................................................67
3.4 Instrumentos para la recolección de la información.............................................69
3.5 Procesamiento de la información……………………………………………….69
3.6 Análisis e interpretación de la información……………………………………..71
3.7 Conclusiones…………………………………………………………………….72
4. PROPUESTA EDUCATIVA Y PASTORAL………………………………….73
4.1. Titulo del proyecto …………..………………………………………………….73
4.2. Impacto ……….……………..............................................................................73
4.3. Propósito..............................................................................................................73
4. 3. 1. Objetivo General.................................................................................................73
4. 3. 2. Objetivos Específicos.........................................................................................73
4. 4. Medios… ...........................................................................................................74
4. 5. Contenidos………..…………………………………………………………….75
4.6. Metodología…......................................................................................................77
4. 6. Evaluación...........................................................................................................77
5. Conclusiones Generales……………………………………………………………...78
Índice……..……............................................................................................................81
7
Bibliografía......................................................................................................................82
INTRODUCCIÓN
El trabajo de investigación se realizará siguiendo las directrices y técnicas propias para
este tipo de investigaciones, buscando toda la información necesaria que sirva de base
para las iniciativas de trabajo que puedan suscitarse y empleando todos los
instrumentos que posibiliten una eficiente y efectiva investigación.
El Marco General de la Investigación, que tiene como tema: El teólogo como
liturgo de la historia de su pueblo, comprenderá un acercamiento a las dimensiones
históricas y celebrativas (simbólicas) de la fe y, consecuentemente, al rol del teólogo
como intérprete y liturgo de dichas celebraciones.
El título del presente proyecto de investigación es: “El teólogo como liturgo de la
historia de su pueblo. Criterios para la celebración del bicentenario nacional de la
independencia a la luz de la obra restauradora de Esdras y de Jesús de Nazaret”. Con
este título se pretende enfatizar la necesidad de recuperar el liderazgo interpretativo y
litúrgico del teólogo para celebrar la historia de su pueblo.
La descripción y formulación del problema, que se enunciará en el Marco General de
Investigación, ubicará en el contexto general de la problemática celebrativa tanto a
nivel regional como local. En la descripción del problema, se encontrarán diferentes
factores que condicionan la realidad celebrativa nacional así como la auto-comprensión
8
de su rol y labor por parte del teólogo. Una vez determinado el problema, se impondrá
la formulación del problema, con la cual se determinará las causas del problema
detectado.
En cuanto a la justificación e impacto de la Investigación, serán los que darán razón de
la necesidad de desarrollar un proyecto de estas dimensiones. En la justificación se
enunciará el por qué y el para qué de un proyecto de investigación, que analice la
capacidad del teólogo como intérprete y liturgo de la historia de su pueblo. El impacto
se evidenciará con la elaboración y ejecución de este proyecto. Esto brindará una visión
renovada del teólogo como un promotor social de unidad y de resignificación de
sentido. Además, el proyecto se trazará objetivos, tanto generales como específicos, que
le asegurarán su viabilidad y ejecución.
En el Marco Teórico, conllevará una búsqueda de elementos teóricos que le darán
fundamentación al proyecto. Los antecedentes favorecerán un rápido recorrido por la
literatura consultada para la realización del proyecto, procurando hacer un análisis y
resumen de las obras consultadas. Se buscará además interpretar y fundamentar la
reflexión sobre el problema teniendo como telón de fondo las tres mediaciones del
método teológico latinoamericano, a saber: mediación sociológica, mediación
hermenéutica y mediación práxica. A partir de estos tres momentos mediáticos quedara
de manifiesto que el teólogo debe aprender a leer la historia de su pueblo para descubrir
en esa lectura los rastros de Dios que invitan a celebrar la vida.
Quedará evidenciado entonces, que el papel del teólogo de la historia es el de contribuir
en la conciencia de la historia de la salvación que se sigue desarrollando aún en el hoy
crítico de la historia.
9
Para el Diseño Metodológico, se utilizarán los instrumentos y técnicas de
recolección de información, con el fin de que esta investigación sea lo más objetiva
posible. Se identificará pues las grandes categorías para hacer una investigación de tipo
monográfico con un enfoque cualitativo.
La población y muestra, que para el caso son las obras de los autores así como el
testimonio de la celebración del bicentenario, serán analizadas e interpretadas desde
criterios sociológicos, escriturístico y teológicos tratando de explicitar la dimensión
histórica de la fe.
Finalmente, se realizará la Propuesta Pedagógica la cual se orientará de acuerdo
con las necesidades detectadas. Para ésto se elaborará una Propuesta Celebrativa, que
pondrá en marcha todo un proyecto pedagógico, el cual implicará tanto una visión
diferente de la historia tradicional de la sociedad colombiana, como de la visión general
del proyecto conjunto, tratando de buscar una mejor estructuración y evitando al
máximo su atomización.
10
1. MARCO GENERAL DE INVESTIGACIÓN
1.1 Tema
Teología Sacramental de la Historia
1.2 Titulo
El teólogo como liturgo de la historia de su pueblo. Criterios para la celebración del
bicentenario nacional de la independencia a la luz de la obra restauradora de Esdras y de
Jesús de Nazaret.
1.3 Descripción y formulación del problema
1.3.1 Descripción del problema
Para tratar de contextualizar el problema es conveniente retrotraer el análisis hasta el
momento inicial de la historia común como católicos: la evangelización católica
latinoamericana. Es así como se percibe que dicha empresa, aunque aducía una visión
providente de Dios para las Américas, careció generalmente de una mediana apertura a
las realidades culturales y sociales de dichas civilizaciones.
En la evangelización Latinoamericana la visión testimonial original del mensaje
cristiano – criterio defendido fuertemente tanto por Jesucristo como por Pablo de Tarso
– se cambio por la ira y la persecución de Yahveh Shebaoth a la idolatría de los pueblos
11
evangelizados. Esto llevaría a la imposición o, en el mejor de los casos, a una
superposición insignificante de la cosmovisión cristiana sobre la indígena, sin ninguna
clase de diálogo sino más bien con pretensiones de aniquilamiento total. Esto sería
propiamente la raíz de la frase tan comúnmente mencionada: gran desvinculación entre
vida y fe.
Si bien es cierto que se dieron algunos intentos por escuchar, dialogar, interpretar y
promocionar el desarrollo de aquellas sociedades indígenas, interés evidenciado
principalmente en los miembros más humildes del cuerpo de la Iglesia (por ejemplo,
algunas comunidades religiosas como la de los jesuitas con sus memorables misiones
del Paraguay), desafortunadamente, dicho propósito no fue la norma generalmente
concebida, planeada y llevada a cabo por los miembros más dignos y de mayor jerarquía
dentro de ese mismo cuerpo. De la mano de los intereses de la corona, lo que se
proyectaba imponer era el estilo de vida europeo, nuevos ingresos y tierras para
explotar, la concepción de una vida civilizada y la abolición de una sociedad indígena
incivilizada y barbará.
A decir verdad, el catolicismo heredado de Europa, mezcla de una mentalidad
institucionalizada pero también de la confrontación con ese mismo y angustioso pasado
de cristiandad, no quiso asumir todo el misterio de la humanidad viviendo las realidades
sociales del aquí y el ahora Latinoamericano sino que solapadamente se preocupó por
anunciar y proponer como ideal de vida aquellos cielos nuevos y tierras nuevas de las
que nos habla el libro del Apocalipsis. (cf. Ap. 21, 1).
Lo anterior se adujo más por conveniencia e interés del proyecto expansionista de la
corona española que por coherencia con la esencia misma del mensaje cristiano. De
hecho, aunque el núcleo del mensaje cristiano es evidentemente la búsqueda de la
eternidad en el amor a Dios y al prójimo que lleva a una cierta apatía hacia lo
12
contingente y a un gran amor a lo trascendente (esos mismos cielos nuevos y tierras
nuevas), la diferencia está en cómo se planteen y en que evidentemente dicho proyecto
incluya al otro.
Por lo tanto, si así se hubiera concebido el proyecto evangelizador, continuarían
presentes las cosmovisiones de las civilizaciones indígenas (tan en armonía con la
naturaleza y con un fuerte lazo social), así como con la conciencia por ver en ellas las
semillas del verbo. Del mismo modo, continuarían almacenadas las grandes reservas de
oro para celebrar tanto la vida como la muerte y que tanto estorbo hacen cuando de lo
que trata es de estar liviano para el ascenso a un más allá mucho más trascendente…
más trascendente incluso que el simple sistema idolátrico indígena.
La anterior hermenéutica evangelizadora, tan brevemente descrita, queda ampliamente
confrontada además si tenemos en cuenta que dentro de la grandeza de las religiones
reveladas el contexto socio-histórico adquiere una especial importancia. Podríamos
observar entonces que mientras que el pueblo judío tiene una clara referencia a su
historia nacional, celebrando sus orígenes, sus héroes nacionales, sus grandes momentos
de desarrollo cultural, sus principios y valores tradicionales; así como a la vez cuentan
con la conciencia de la presencia de Dios a lo largo de su historia (espacios y tiempos,
dolores y alegrías, luces, sombras y esperanzas), la mayoría de nuestros pueblos
latinoamericanos, por el contrario, carece de una visión significativa de su historia así
como de una lectura de la misma en clave salvífica.
Concretando un poco más se puede decir que el panorama a nivel general lleva a
evidenciar que:
1. el tiempo y el espacio sagrados, propios de las cosmovisiones de nuestros indígenas, no
ha llegado a comprenderse convenientemente;
13
2. la tradición religiosa católica ha perdido su unidad y su valor simbólico para la
comprensión de las redes personales y sociales de nuestros pueblos;
3. y finalmente, las instituciones sociales reinas (económicas, militares y políticas) propias
del orden invertido1, característico de la sociedad postmoderna, propugnan por un
mundo global sin memoria histórica ni más instituciones fuertes a su alrededor que
cuestionen y critiquen sus principios y proyectos.
Pero si la problemática anteriormente descrita es perceptible en la generalidad de los
pueblos latinoamericanos, podría afirmarse que en Colombia dicho malestar adquiere
proporciones particularmente angustiosas. Esto se puede afirmar al describir algunos
aspectos críticos en la celebración del anterior bicentenario.
De hecho, allí fue poco lo que la Iglesia pudo proponer como significativo y simbólico
en la interpretación de las raíces comunes como nación, más allá de estar presente a la
hora de la apertura de la Urna Bicentenaria y de presidir un Te Deum Ecuménico en la
Catedral Primada, solamente para 750 personas diplomáticas. Al ver esa programación
se pudo concluir que con ello la Iglesia cerraba sus puertas al pueblo y al hacerlo perdía
legitimación en su auto-comprensión como Pueblo de Dios.
Por otro lado, se pudo observar, en la generalidad de la jerarquía eclesiástica, un
excesivo respeto por la autonomía de las cosas terrestres así como un olvido o apatía por
cualquier referencia posible a la trascendencia dentro del proyecto de construir nación
bajo principios y valores netamente cristianos. La conciencia de los errores del pasado,
las características del tiempo presente así como una fe de barniz podrían ser algunas de
las mayores causas de dicho aletargamiento.
Finalmente, cabe aclarar que si de lo que se trata es de englobar la vida normal y
cronológica de la nación dentro del tiempo especial de salvación (kairótico), esta
1 Al hablar de orden invertido me refiero a la paulatina tiranía de las ciencias económicas y de la misma tecnología sobre el mundo de las ciencias de la religión, la educación, la filosofía, la política y la cultura.
14
posibilidad de resignificación solo puede ser viable a través de un movimiento creativo
y dinámico propio de las acciones del Espíritu Santo, el cual sopla donde quiere y
permite reconocer las huellas del creador en el otro para consiguientemente celebrar así
la identidad compartida.
1.3.4 Formulación del Problema
A partir de la problemática general anteriormente descrita podría formularse el
problema de la siguiente manera: ¿Por qué el teólogo no es visto como un liturgo de la
historia de su pueblo y sus aportes a la sociedad no se toman en cuenta?
1.4 Justificación e impacto de la Investigación
1.4.1 Justificación
Una investigación sobre el teólogo como liturgo de la historia su pueblo se presenta
mucho más que necesaria en el marco de la historia contemporánea de Colombia.
De hecho, el país adolece de una memoria histórica real gracias a la ambivalencia en las
fechas oficiales de sus celebraciones fundantes, al centralismo nacional con la
consiguiente exacerbación de los regionalismos, y a la incapacidad y la falta de un
liderazgo creativo institucional –en todas las dimensiones del hecho social colombiano–
que sepa reconciliar, sin más interés que el general, el pasado doloroso de una nación
en guerra constante, por un lado, con el presente joven y esperanzador de una nación
soñadora, por otra parte.
Si esta reflexión ofrece algunas reflexiones sugestivas para el mundo de las instituciones
civiles en general es mucho más certera en cuanto a su influjo dentro del campo de la
15
reflexión teológica católica. Precisamente, por la posible riqueza en el desarrollo de esta
reflexión y su consiguiente testimonio en el orden internacional es por lo que estas luces
se podrían proyectar también en el marco general de la reflexión teología
contemporánea y de la vivencia de la fe.
De hecho, esta propuesta y apuesta implica volver a la frescura de los primeros tiempos
del mensaje cristiano en donde la religión era concebida mucho más allá de una
inscripción dentro de una institución, una organización netamente jurídica o una
comunidad con amnesia y, por lo tanto, incapacitada para celebrar la historia.
Esta reflexión en torno al tema del teólogo como liturgo de la historia de su pueblo abre
caminos para repensar el papel del teólogo dentro del conjunto de la iglesia católica
contemporánea, su identidad, dinamismo y aporte. El teólogo adquiere así una
importancia y un papel central dentro del mundo unilateral contemporáneo, no ya para
retomar la causa del retorno a la cristiandad hegemónica sino para convertirse en testigo
y liturgo de la historia de su pueblo.
Pero también, y principalmente, permite a la vez crear conciencia sobre la obra del
Espíritu que sopla donde quiere y que ofrece posibilidades para percibir de otra manera
el curso de la historia, alejándose de intereses secundarios de poder y ofreciendo un
verdadero y magnifico servicio de unidad, en estos tiempos de individualismo
disfrazado. Este segundo impacto toca con la dimensión eclesiológica en donde el
dinamismo del teólogo y ya no del ministro instituido sacramentalmente, es capaz de
compartir de primera mano la mundanidad para proponer la tarea de divinizar a la
humanidad pasando por tres momentos fundamentales: reconciliación con el pasado,
16
vivencia plena y consciente del misterio y proyección trascendente de la historia común,
tanto civil como religiosa.
1.4.2 Impacto
El mayor aporte de esta investigación en el campo pedagógico y teológico se deberá
observar en tres fases: 1. Conciencia de las personas individuales al recobrar categorías
generales para repensarse a sí mismos como sujetos sociales, mas allá del mundo de la
instituciones aletargadas, 2. Dinamismo en la visión del hecho religioso y en el papel
del teólogo como puente de integración social al ser visto como liturgo de la historia de
su pueblo, y 3. Posibilidad para celebrar convenientemente la historia en un país con
gran necesidad de reconciliación y con grandes problemas de amnesia.
1.5. Objetivos
1.5.1 Objetivo General
Describir el papel del teólogo como liturgo a la hora de interpretar y celebrar
cristianamente la historia de su pueblo en particular, a través de una visión sacramental
de la misma y en orden a contribuir a la reconciliación y a la unidad de la sociedad en
mención.
1.5.2 Objetivos Específicos
• Analizar sociológicamente la celebración oficial del pasado bicentenario
nacional de la independencia para descubrir en ella posibles condicionamientos a
la hora de interpretar integralmente la historia nacional.
17
• Interpretar la obra restauradora y paradigmática de Esdras y de Jesucristo al
momento de conformar un pueblo para deducir de ello algunas implicaciones
teórico-prácticas acerca del papel del teólogo dentro de la Iglesia Católica.
• Proponer un programa celebrativo para el próximo bicentenario de la
independencia nacional en el que desde el liderazgo teológico se integren
coherentemente todas las dimensiones del hecho social y se interprete, desde una
visión sacramental, las raíces históricas nacionales contribuyendo así a una
mayor reconciliación e identidad nacional.
1.6 Explicación del Método
En cuanto al enfoque metodológico, para hacer justicia a la identidad de teólogo
latinoamericano así como para no alcanzar y permanecer en niveles altos de abstracción
teórica propia de otras latitudes, se fundamentará en la propuesta del método
latinoamericano a través de sus mediaciones socio-analítica, hermenéutica y práxica.
Es así como desde esta propuesta metodológica se analizará, en primer lugar, la función
celebrativa oficial dentro del marco de las instituciones sociales colombianas,
principalmente teniendo en cuenta la celebración del pasado bicentenario nacional de
nuestra independencia.
Posteriormente, en la mediación hermenéutica, se analizará la categoría de memoria
celebrativa acentuando el aporte de dos grandes personalidades bíblicas: Esdras y Jesús
de Nazaret, el sacramento de Dios para la historia humana. Esta categoría se entenderá
18
en estrecha relación con la categoría de teólogo liturgo ya que es aquél el que es capaz
de interpretar la historia y de celebrar sus valores inmanentes y trascendentes.
Desde las categorías anteriores se podrá evidenciar y valorar tres aspectos
importantísimos derivados de toda religión revelada: 1. la conveniencia del recurso a la
memoria y de la valoración conveniente de las instituciones sociales tradicionales, 2. la
necesidad de la actualización de esa memoria a través del dialogo generacional y de la
respetuosa acogida de la tradición, y, como consecuencia de lo anterior, 3. la proyección
esperanzadora del tiempo presente en claves de identidad, unidad, y aporte social tanto
local como global.
Son todos ellos elementos claves e importantes para la integración social que son
posibilitados tan magníficamente por toda religión revelada históricamente pero que en
el evento Jesucristo adquieren una significación y un valor verdaderamente especial.
Esta percepción es propiamente la que tendría que tener el teólogo liturgo de la historia
de su pueblo.
Y finalmente, en la mediación praxica, se propondrá y desarrollará un programa
celebrativo para conmemorar el bicentenario de la independencia nacional desde los
criterios anteriormente reflexionados y que se considera podrían representar
verdaderamente los objetivos de la sociedad colombiana, reinterpretando así en clave
salvífica la concepción natural y cronológica del tiempo. Lo anterior con la intención de
generar toda una pedagogía a la hora de celebrar la historia social de la nación tanto a
nivel civil como religioso.
19
2. MARCO TEÓRICO
2.1. Antecedentes
Bosquejando lo encontrado se ha descubierto que es poco, por no decir nada, lo
publicado a cerca del rol del teólogo como liturgo de la historia de su pueblo. En efecto,
parecería ser como si el tema no encontrara cabida ni en el mundo de la academia, ni en
el mundo de las estructuras religiosas institucionalizadas, ni mucho menos, dentro de los
intereses de las autoridades oficiales.
El camino seguido para llegar a las convicciones actuales ha sido el de tratar de
sintetizar perspectivas y análisis que, partiendo desde lo sociológico, integren
posteriormente una reflexión escriturística y teológica sobre la realidad en clave
histórico-simbólica. El objetivo de dicho esfuerzo es el de volver sobre la realidad social
colombiana y poder así proponer caminos de integración y de trascendencia en la
vivencia del proyecto personal y comunitario como nación.
Para deducir las perspectivas sociológicas en su exterioridad casi que objetivable se ha
tenido presente las percepciones de E. Durkheim en lo referente al hecho social y, junto
con él, al analizar particularmente las instituciones sociales, se han acogido las luces y
percepciones de De Vaux. Siguiendo en este mismo nivel de reflexión sociológica se ha
hecho referencia a la peculiar interpretación de Z. Baumann con respecto al holocausto
judío como una consecuencia histórica insoslayable, como un producto del desarrollo y
del exceso de la mentalidad individualista y pragmática actual, pero también fanática, en
pro de caminos de sentido social y nacional.
20
Esa capacidad para leer la historia en clave teológica es la que se ha pretendido
extrapolar del mundo judío para implementarla en los análisis teológicos católicos y
poder así descubrir la novedad y trascendencia de este análisis para el evento cristiano.
Desde el campo de la reflexión teológica de la historia existen algunos nombres muy
conocidos por todos. Ellos son: san Ireneo de Lyon, san Agustín, Teilhard de Chardin
hasta llegar a Monseñor Forte en el campo de la reflexión católica. Por otro lado, son
ricas también las perspectivas que se ofrecen desde el campo de la reflexión protestante
desde las perspectivas de W. Pannemberg.
La frase que mejor resume el análisis teológico de la historia o lo que podríamos llamar
la teología histórica es la siguiente: “Y así, dos amores hicieron dos ciudades: el amor
de sí mismo hasta del desprecio de Dios, la terrena; y el amor a Dios hasta el desprecio
de si, la celestial”2.
En efecto, la ciudad terrena, con su fuerte respeto y amor por las instituciones y
tradiciones, corre el riesgo de olvidar el carácter finito y relativo de todo proyecto
humano. ¡En vano se construye la casa! (Cfr. Sal 127, 1)
Por otro lado, el deseo de vivir radicalmente el proyecto de Dios en la vida del hombre
lleva a este último a vivir en la tensión existencial de la imperfección. Lo lleva a
2 Agustín de Hipona, Santo. La ciudad de Dios, Madrid, Editorial Tecnos, 2007. Pág.,
28
21
confrontar el bien que hay en su corazón con el mal que lo rodea y que parece
devorarlo. Además, experimenta la aporía de desear hacer el bien y hacer el mal que no
quiere hacer (cfr. Rm 7,7-25)
Desde las anteriores perspectivas el mensaje cristiano adquiere una concreción histórica
importante que reivindica una cierta cristología ascendente pero del mismo modo se
perfila hacia un telos de plenitud histórica que sirve para resaltar la realidad
escatológica del mensaje cristiano.
Particularmente sugerente resulta el análisis de Bruno Forte al situar dentro del campo
de la reflexión teológica las virtudes teologales como compañeras del proceso histórico
de revelación. Es así como la fe se convierte en compañera del pasado, el amor en el
compañero del presente y la esperanza en la virtud que mejor pronostica el futuro.
Se ha querido incluir a continuación el tema del laicado y de su compromiso eclesial. Al
comienzo de este trabajo el acento giraba en torno al teólogo laico y a su particular
capacidad exegética para leer la historia. Particularizando un poco más la propuesta se
dirigió concretamente a reflexionar sobre el papel del teólogo, en general. Las obras
consultadas dan cuenta del papel del laico y del teólogo en diferentes campos eclesiales
diferentes al celebrativo.
Del mismo modo, las reflexiones teológicas no logran concretarse en propuestas reales
de acción sino que se quedan en la mera especulación, no libre de cierta amargura
argumentativa, al ser consciente de la imposibilidad de un cambio próximo. A este
respecto, Yves Congar nos ilustra suficientemente cuál es el problema: “el verdadero
22
problema de esta [teología del laicado] sobrepasa aun el conjunto de estas grandes
cuestiones; su verdadera dificultad radica en que supone toda una síntesis eclesiológica,
donde el misterio de la Iglesia alcance todas sus dimensiones, hasta incluir plenamente
la realidad eclesial del laicado”3.
Bien podríamos yuxtaponer los términos laico y teólogo y el resultado sería el mismo.
Como se ve en el tema del teólogo como liturgo de la historia de su pueblo lo que
parece ocurrir es que el verdadero problema se deduce a partir de la concepción
eclesiológica que se maneje. Entonces, la pregunta podría ser: ¿Cuál es el puesto del
teólogo en la vida de la Iglesia?
Por otra parte, cabe anotar además, que la tradición más antigua parece testificar en
contra de la capacidad litúrgica de los laicos. En efecto, “no se ve en ninguna parte del
N.T una referencia expresa de culto y de sacerdocio de los fieles a la eucaristía, ni
incluso a los sacramentos (salvo lo que se ha dicho sobre el bautismo) y al culto
público de la Iglesia”4.
Por lo tanto, la propuesta que se pretende hacer es un tanto ingenua y atrevida. Ingenua
porque pretende casi que usurpar una de las funciones propias del ministerio ordenado
y atrevida porque está fundamentada en la convicción de que la gracia de Dios actúa en
diversidad pluriforme y con intensidades tan fuertes que solo el Espíritu logra saber a
dónde va.
3 Congar, Ives. Jalones para una teología del laicado, Editorial Estela, 1965. Pág. 13
4 Ibíd. Pág., 155
23
Por otra parte, no hay que olvidar que el papel del teólogo a lo largo de la historia de la
Iglesia ha estado circunscrito a la comunidad religiosa a la cual pertenece. No está
demás decir que muchas veces no han gozado de gran popularidad dentro de los suyos
ni fuera de sus casas. Aquellos que han sido un poco críticos se han ganado a su vez las
críticas más fuertes y hasta la animadversión de sus compañeros y, si su temple ha sido
decidido y fuerte, han llegado incluso a ser perseguidos y hasta expulsados de sus
ordenes. En la mayoría de los casos, han sido vetados para escribir y enseñar dentro de
las instituciones oficiales.
Por otro lado, tampoco se puede negar que algunos otros teólogos han sabido renunciar
a sus convicciones más trascendentes, han terminado cohonestando con la autoridad
oficial y hasta han llegado en su afán de poder a justificar teológicamente y, de manera
incorrecta, las debilidades del sistema. Por lo tanto, su brillo y luminosidad se han
opacado.
Extrapolando una conclusión que Congar generaliza para el mundo de los laicos y
aplicándola al de los teólogos, se ve que encaja con gran precisión en la descripción
general del problema. Dice:
“Una conclusión surge de todos esto: el culto, los sacrificios de los fieles, y por
tanto el sacerdocio que corresponde a estos, son esencialmente los de la vida
santa, religiosa, orante, consagrada, caritativa, misericordiosa, apostólica. Este
culto, estos sacrificios, el sacerdocio, que les corresponde, no son concedidos en
plan propiamente litúrgico o sacramental, al menos esto es lo que se desprende
24
implícitamente de los textos. Las hostias, el sacerdocio de los fieles, son
espirituales”5.
Como se puede deducir de la anterior conclusión, se entiende la espiritualidad de una
manera paradójica: a los laicos se les exige ser espirituales, ellos que están en el mundo
y cuya tarea principal debería ser la transformación del orden social. Otro tanto se les
exige a los teólogos, todos aquellos que reflexionan y tratan de actualizar y
contextualizar el mensaje cristiano. El problema es que esta conciencia poco a poco se
pierde cuando nos adentramos en el campo de la administración y del derecho eclesial.
Es así como los asuntos terrenos y jurídicos, por su parte, parecieran no requerir ningún
tipo de exigencia espiritual. Aquí es donde los segundos (hombres de acción) no quieren
ni les conviene aprender de los primeros (hombres de contemplación).
Finalmente, y en relación al tema de la teología de la historia, particularmente
latinoamericana, se hace necesario hacer referencia a la genialidad del aporte
latinoamericano a la reflexión teológica universal principalmente al recordar los
contextos de la fe. Por otro lado, es claro su énfasis al denunciar, en tono casi que
profético, la necesidad de una mayor apertura al otro pobre, limitado y sufriente.
Concretando se puede decir que la teología latinoamericana se ha matriculado con una
cristología ascendente y por lo tanto resalta el valor de la historia como lugar teológico
privilegiado. En este lugar tienen cabida nombres como Leonardo Boff así como aquel
que nos habla acerca de la fuerza histórica de los pobres, Gustavo Gutiérrez.
5 Ibíd. Pág., 156
25
Teniendo como premisas de análisis todas las interpretaciones anteriores, se quiere
concretar dichas perspectivas desde el objetivo general de la reconciliación nacional y la
integración social.
Para ello se han propuesto los siguientes momentos de desarrollo procesual:
a. Reflexión sociológica en torno a la valoración unilateral de la dimensión
económica y falta de ecuanimidad para valorar las diferentes instituciones
sociales que enmarcan nuestra nación colombiana (religiosas, educativas,
políticas, y culturales),
b. Reflexión teológica en torno al aporte de la dimensión religiosa (teológica)
como dimensión social integradora,
c. Critica de las fechas tradicionales de conmemoración de la independencia
nacional
d. Propuesta de relectura histórica en donde se explicite la competencia del teólogo
católico para leer la historia en clave simbólica
2.1 Mediación Sociológica
En consonancia con el método teológico latinoamericano de análisis de la realidad, el
elemento social se muestra como el primer momento para una sensibilización mucho
más integral con respecto al tema del teólogo como liturgo de la historia de su pueblo.
26
Una de las primeras formas de ver la realidad humana tiene que ver con el análisis del
hombre en sociedad. A partir de ello, se engloba la problemática individual y se analiza
el proyecto humano en su más alto significado comunitario. Desde este criterio es donde
vale la pena tener en cuenta que el teólogo no es una isla solitaria sino que hace parte de
una comunidad de fe.
La dificultad con la que se encuentra este primer momento de análisis es que los
criterios de análisis de la vida del hombre en sociedad muchas veces transcurren
paralelos a los intereses más vitales y reales del hombre debido a que dichas
interpretaciones parten de una visión desintegrada tanto del individuo como de la
comunidad, se elevan a niveles de abstracción y de especialización en la descripción de
sus exterioridades que puede casi que naturalizarse y generalizar algunas leyes de
comportamiento y, finalmente, desconocen la simbólica trascendente que comporta toda
reflexión o análisis acerca del misterio del hombre y de este en comunidad.
Es por todo lo anterior por lo que se expondrán primeramente algunos elementos claves
para la interpretación de la vida del hombre en sociedad, principalmente el concepto de
hecho social e instituciones sociales y, seguidamente, se harán las debidas precisiones
en orden a alcanzar un mejor nivel de análisis sociológico con respecto al tema en
cuestión
2.1.1 El hecho social
E. Durkheim es el primero en mencionar el término “hecho social” como tal. Con tal
conceptualización él afirma que los hechos sociales “consisten en modos de actuar, de
27
pensar y de sentir, exteriores al individuo, y están dotados de un poder de coacción en
virtud del cual se imponen sobre él” 6.
Estos hechos además cumplen con cierto rigor de objetividad y pueden ser deducibles
desde perspectivas netamente científicas y por lo tanto verificables.
Por otro lado, la concepción que Durkheim teoriza del hecho social está salpicada por
una cierta negatividad y limitación que llevan a concebirlo como una dificultad
insalvable y volátil más que en un factor integrador. De hecho, las 3 características del
hecho social que Durkheim propone son: la exterioridad, individuo social y generación
viva que llevan a la socialización, la coerción, presión de todos sobre cada uno que
genera la conciencia colectiva, y la generalidad e independencia, que genera un molde
o patrón.
Para el trabajo en cuestión se prefiere englobar el termino hecho social dentro de lo que
podríamos definir como Dimensión Social integrando dentro de la misma todas las
instituciones sociales, a saber: religión, cultura, educación, política y economía. Pero sin
desconocer el contexto histórico propio en el que se adelanta esta reflexión y, actuando
en coherencia con los tiempos y espacios en los que se está inmerso, habría que agregar
la dimensión ecológica y ecuménica. Desde estas dos percepciones podríamos concebir
el análisis social como un todo integrado y no como eventos particulares que hablan de
objetivos comunes.
6 Durkheim, Emile. Las Reglas del Método Sociológico. Ediciones Fondo de Cultura
Económica: México, 1986. Pág., 41.
28
Un bello ejemplo de análisis social lo constituye la obra de Z. Bauman cuando afirma la
inevitabilidad del holocausto como respuesta más coherente con la realidad social de
cambios y convicciones individualistas y materialistas del hombre del siglo XX.
Atomizada por sus más elementales intereses individuales aparece la sociedad
contemporánea como un prototipo de elemento en proceso de volatización.
Es así como el hombre occidental gusta de interpretar su historia como un camino
ascendente desde la barbarie hasta el progreso tecnológico y social, como una lucha del
hombre por superar sus propios instintos individuales y crear una sociedad más justa en
la que esos instintos queden anulados por el efecto de la educación, la cultura y la
extensión del bienestar social.
En ese sentido el holocausto se interpretaría como una reminiscencia de esa antigua
barbarie en un mundo convulsionado que no había conseguido todavía asentar un nuevo
orden social, como el último de los episodios de violencia y genocidio que han
acompañado al hombre en su historia.
La obra de Bauman prosigue con interpretaciones interesantes de la historia en trabajos
posteriores. Es así como, partiendo de la metáfora a cerca de los estados de la
naturaleza, nos habla de la sociedad solida, liquida y hasta gaseosa para caracterizar las
sociedades humanas a lo largo de su desarrollo histórico.
Desde las anteriores percepciones, un tanto negativas, cabe afirmar la posibilidad de
repensar los criterios de análisis así como las descripciones generales de desarrollo
29
social para dar campo a la integración y a la esperanza. Si tenemos en cuenta el contexto
global en el que se mueve el hombre de hoy habría que pensar en flexibilizar tanto los
criterios de análisis como las descripciones metafóricas de dicho contexto.
Pero hay que tener en cuenta y no olvidar que las escalas globales son ahora la más alta
prueba de supervivencia humana. Hegemonías poderosas basadas solamente en su poder
estratégico y militar están cada vez más en desuso y tienden a quedar rezagadas ante
aquellas sociedades que defienden valores universales pero cuyo ideal no se impone por
la fuerza.
Es así como pensando en el futuro podríamos afirmar que algunos pueblos agrícolas que
proponen una visión natural del mecanismo de subsistencia humano serán en un futuro
las protagonistas de la historia. También lo serán aquellas sociedades que hayan logrado
releer su historia social para aportar en masa y contribuir en algo al sentido de
desarrollo histórico así como a los intereses de trascendencia más profundos que laten
en el corazón humano.
2.1.2 Las Instituciones Sociales
Como respuesta a las perspectivas de análisis anteriores que por una parte desintegran y
por la otra ofrecen una visión negativa del proyecto social humano, quiero proponer
como un concepto más integral el concepto de Dimensión Social.
Mientras que el concepto de Hecho Social insiste en cierta concreción y particularidad
relativa a un campo institucional de un comportamiento social, el hablar de Dimensión
Social lleva a generalizar mejor cualquier análisis sociológico.
30
Dentro del conjunto de la dimensión social aparecen como elementos fundantes y
estructurales las famosas Instituciones Sociales. Para Durkheim estas se constituyen en
los verdaderos legados de las generaciones anteriores. Una cuestión interesante a la hora
de valorar dicho legado se puede entender desde la siguiente pregunta: ¿Cómo
tendríamos la facultad de discernir con más claridad las causas mucho más complejas de
que proceden las acciones de la colectividad?
Entonces, ya no son los hechos sociales los que logran llamar nuestra atención sino que
ahora lo son las diferentes y peculiares formas generales a través de las cuales el
hombre se desarrolla y vive a nivel religioso, cultural, ideológico, político, económico,
ecológico, tecnológico y ecuménico. Las primeras 5 han sido las clásicamente
conocidas. Se sugieren las tres últimas debido a la peculiaridad del tiempo en el que
vive la sociedad del siglo XXI.
Como vemos, son propiamente las instituciones sociales las que dan vida y sentido, así
como un telos más unitario y humano, al complejo entramado de relaciones
interpersonales, colocándolas dentro de un contexto de significados específicos y
relacionados, a la vez testimoniando un cambio continuo de intereses.
Para concretar la reflexión en torno a las instituciones sociales se puede decir que
parecería ser como si a lo largo del desarrollo histórico de la humanidad, estas
instituciones han estado alternando su puesto de privilegio dependiendo de la valoración
que las diferentes sociedades les han dado. Por ejemplo, mientras que los antiguos
valoraban las instituciones educativas y políticas, los medievales valoraban mejor las
31
instituciones religiosas, los modernos valoraban nuevamente y en forma casi que cíclica
las instituciones políticas, hasta llegar al siglo XVIII con su desmedida valoración y
casi que veneración por las instituciones económicas. Corriente de pensamiento y estilo
de vida que todavía se mantiene y que parece no ceder su paso a ningún otro interés
social.
En efecto, para nadie es un secreto que es desde esta última institución desde donde se
ha venido analizando y planeando el futuro global de la humanidad, desconociendo
muchas veces los procesos naturales de subsistencia y luchando por maximizar al
extremo la producción. Por lo tanto, las civilizaciones y culturas sabias del pasado, y a
las que hacíamos referencia anteriormente, esas que logran un balance armonioso entre
necesidad de subsistencia y respeto por el medio natural, son las más ignoradas y hasta
perseguidas para procurar desalojarlas de sus terruños. Por tanto, como consecuencia de
esa desenfrenada meta global de producción es que asistimos hoy en día a uno de los
desastres ecosistémicos de mayor envergadura: el calentamiento global.
Por otro lado, y ya no tanto desde un análisis material en perspectiva economicista, sino
lo que es aún un poco más nocivo, desde sus implicaciones ideológicas, uno de los
problemas más agudos en relación al primado de la economía sobre las otras
instituciones sociales es que al relacionarse, combinarse o aliarse con las demás
instituciones, termina falseando la finalidad humana y social, tanto de sus propias
perspectivas como de las demás instituciones.
El problema es que al gozar de su preeminencia, las instituciones económicas
reorganizan el orden social a su manera y determinan nuevas cosmovisiones sociales.
32
Las demás instituciones por su parte, corren el peligro de homogenizar sus alcances e
intereses más profundos con los de las instituciones económicas, desvirtuando de paso
sus valores más representativos y originales.
Desde el análisis anterior podría pensarse que existe una jerarquía lógica entre las
diferentes instituciones sociales y que dicha jerarquía guarda una cierta relación con las
escalas de valores propuestas por Max Scheler. Es así como se llega ahora a la siguiente
conclusión: los valores espirituales y religiosos deberían ser los conductores mientras
que los valores materiales deberían conservar las últimas posiciones y obedecer a los
primeros.
Traduciendo este análisis al campo de las instituciones sociales podríamos determinar
como el orden social ideal, el siguiente: 1. Instituciones Religiosas, 2. Instituciones
Educativas (Ideologías), 3. Instituciones Políticas, 4. Instituciones Culturales, 5.
Instituciones Ecológicas, 6. Instituciones Ecuménicas y, 7. Instituciones Económicas.
2.1.3 La dimensión celebrativa del hombre
Bien podría decirse que el hombre es además de un animal racional, político y
simbólico, un ser festivo por excelencia.
De hecho, gracias a esa capacidad para tomar distancia del tiempo rutinario y del
espacio profano, el hombre es capaz de vincularse a un grupo para interpretar de otra
manera las dimensiones espacio-temporales de su existencia.
Por lo tanto, el motivo de la celebración se convierte en una razón que crea nuevas
significaciones y propone nuevos sentidos de vida para cada uno de los individuos que
33
comparten la misma red simbólica y los mismos significados. Y dichos motivos han
sido en apariencia tan variados y diferentes entre culturas y civilizaciones a lo largo de
su cronología histórica pero en esencia han sido los mismos: deseos de armonía y
trascendencia.
Todo lo anterior nos habla de una organización ritual que ha estado presente en la
historia de la humanidad desde sus tiempos más antiguos hasta nuestros días en los que
parecerían morir ciertas celebraciones o por lo menos cambiar sus rituales. Y es que los
ritos, son por excelencia, los diferentes lenguajes que el hombre utiliza para
comunicarse entre sí, así como con aquel ser que lo trasciende.
Pero más allá de una visión sociológica de la capacidad celebrativa del hombre se
enmarca la dimensión sacramental de su vida. Esta perspectiva, perfilada desde una
concepción histórica diferente y que nace en ambiente judío con el ideal del memorial
pascual, es potencializada por la perspectiva cristiana cuando habla de sacramento.
Entonces, el tiempo es integrado dentro de un presente que hace memoria (recuerda), un
presente que se celebra (actualiza) y un presente que se proyecta hacia el futuro
(pronostica). Del mismo modo, el espacio es integrado más allá de una visión dualista
que divide y determina: ¡esto es sagrado y eso es profano!
Por el contrario, no hay que olvidar que desde las sabias y grandes enseñanzas de
Jesucristo el objetivo es hacer conciencia sobre todo lo sagrado presente en el hombre y
no el desmembrar su unidad. Todo el hombre en si manifiesta un carácter sagrado y la
ley, el templo, y las tradiciones rituales quedan en segundo lugar.
34
Felicísimo Martínez Diez nos dirá: “celebrar y festejar es fundamental para la vida
humana. Esta necesita celebraciones, fiestas, rituales… lo que no se expresa ni se
comunica ni celebra o no existe o termina muriéndose. Sin fiesta y celebración la vida
pierde sabor y sentido. Y si falta la vida, las celebraciones se convierten en ritos
formales sin contenido” 7.
Por lo tanto y a manera de resumen, celebrar es recobrar los ideales más humanos y
trascendentes de las sociedades. Es conectarse con un pasado común para valorarlo en el
presente y proyectarlo hacia el futuro. Por eso se puede afirmar que un pueblo que no
sabe celebrar sus raíces, valores y tradiciones es un pueblo que no contribuirá en nada a
su propio desarrollo ni influirá positivamente en la concepción de humanidad de otros
pueblos.
Pero esta labor anteriormente descrita, está depositada principalmente en el teólogo,
entendido este como el liturgo de la historia de su pueblo. Solamente él posee la
capacidad para rastrear en la historia los pasos de Dios, y solo él posee la herramienta
fundamental para hacerlo: la apatía santa por las cosas del mundo y el amor sacrificado
por el misterio de Dios que se hace hombre y humaniza y del cual él es testigo.
Por otra parte, solamente el teólogo formado es capaz de traspasar los elementos
formales de las celebraciones ritualistas y excesivamente tradicionalistas para lanzar un
7 Martínez Diez, Felicísimo. ¿Ser cristiano hoy? Jesús y el sentido de la vida. Editorial
Verbo Divino: Navarra, 2007. Pág., 372.
35
grito y advertir que la dimensión sacramental es mucho más amplia y que en ella el
tiempo y el espacio se unen desde la perspectiva de salvación (kairotica) y no desde la
perspectiva cronológica y natural.
2.1.4 Análisis de la celebración oficial del Bicentenario 2010
2.1.4.1 Tradicionalismo oficial
El término para caracterizar en su generalidad la anterior celebración del bicentenario
nacional 2010 es el de tradicionalismo oficial.
Y es que “la fiesta del 20 de julio nació para los entonces santafereños desde el primer
momento. Ya en 1811 lo celebraron con actos religiosos, desfiles militares, bailes y
banquetes […] así se siguió haciendo hasta que en los años cuarenta del siglo XIX se
dieron los primeros intentos por convertir el 20 de julio en una celebración de Estado”8.
Este objetivo anterior solamente se conseguiría a través de un proyecto de ley que
reglamentara la fecha de la fiesta del 20 de julio como la fecha más importante de la
nación. “La ley 60 del 8 de mayo de 1873 promulgo un artículo en el que ordena:
declarase día festivo para la Republica el 20 de julio, como aniversario de la
independencia nacional en 1810”9.
8 Ministerio de Cultura. 200 Cultura es Independencia. Programas Culturales para la conmemoración del bicentenario de la independencia. Edición Ministerio de Cultura: Bogotá, 2009. Pág. 10
9 Ibid, pag.,10
36
Es así como una fecha regional se convirtió en nacional olvidando con ello los esfuerzos
de provincias que anteriormente habían promovido la independencia así como los
esfuerzos y la sangre de los mártires que solo hasta el 1819 sellaron con valor la
verdadera independencia. Tristemente terminó ganando el regionalismo y el
tradicionalismo y centralismo santafereño.
Entonces, a la mejor manera Santafereña y desde que comenzara a celebrarse la fecha
del 20 de julio de 1810 como la fecha especial para conmemorar la libertad nacional, las
actividades que se han preparado para celebrarla han sido regularmente las mismas, a
saber:
a. Alboradas
b. Actos religiosos (Te Deums, Procesiones, Actos Litúrgicos en general)
c. Desfiles o paradas militares
d. Discursos políticos
e. Honores a la bandera nacional
Grosso modo, estas fueron las mismas actividades agendadas para celebrar el primer
centenario en 1910. Lo que diferenció nuestra celebración bicentenaria de aquella
primera fue solamente lo siguiente: los grandes conciertos nacionales organizados por el
Ministerio de Cultura así como el juego de luces al frente del palacio de la Alcaldía
Mayor de Bogotá. De no haber sido por esos dos grandes eventos la celebración
bicentenaria se hubiese reducido lo mismo de antes….
2.1.4.2 Preparación
37
En la celebración del Bicentenario Nacional de la Independencia en 2010 las siguientes
fueron las preparaciones que se llevaron a cabo:
1. Se creó una Alta Consejería para la Celebración del Bicentenario,
2. Se organizo una página web de la misma consejería para integrar las diferentes
iniciativas tanto regionales, departamentales, de los diferentes ministerios, como
las de los ciudadanos de a pie,
3. Se creó un Himno del Bicentenario con la presencia de diferentes artistas y
actores de televisión. Se intento escoger a los personajes más representativos,
4. A través de la Alta Consejería se instauraron en las diferentes regiones y
municipios los Bancos de Memoria con recuentos y testimonios históricos
interesantes,
5. Se realizaron congresos de historia,
6. Se adapto la Ruta de la Independencia,
7. Se evidencio el liderazgo de ciertos ministerios resaltando principalmente:
Ministerio de Educación (Concursos de historia, de ensayos, publicaciones de
cartillas y libros históricos), Ministerio de Defensa (Encuentro y desfiles de
Fragatas, Viaje de los policías heridos en batalla por la Ruta de la
Independencia, Preparación de los Desfiles del 20 de Julio con marchas que
demostraron una pedagogía histórica a cerca del desarrollo de las instituciones
policiales y del ejercito), Ministerio de Cultura (Publicaciones, Mega-conciertos
regionales, representaciones artísticas, teatrales),
8. Preparación de la apertura de la Urna Bicentenaria,
9. Preparación de nuevas publicaciones con respecto a la historia de Colombia,
38
10. La Iglesia Católica se hizo presente en Bogotá con la organización de
exposiciones de arte religioso colonial así como a través de Consejo Episcopal
Latinoamericano mediante ciclos y congresos de historia para expertos,
principalmente de los países que se encontraban en celebración.
A nivel general, podríamos decir que esta Alta Consejería trató de organizar los
diferentes intereses de las diferentes instituciones sociales (Iglesia, Gobernaciones,
artistas, profesores, etc.,) pero que su esfuerzo no fue suficiente. De hecho, a decir
verdad, la figura de la Alta Consejería se vio nublada grandemente por el papel
dinámico y activo del Ministerio de Defensa y del Ministerio de Cultura.
Por otro lado, fue poco el aporte a nivel nacional de las gobernaciones y de algunos
departamentos a través de sus alcaldes.
A nivel general podría afirmarse que un centro unificador y que con ello se demostró las
diferencias de intereses regionales así como la falta de una historia compartida,
mayormente significante y con nuevas interpretaciones de sentido.
Por otra parte, y para tristeza de todos, esta Alta Consejería desarrolló un programa que
ya había sido preparado desde mucho tiempo atrás y que por estar muy conectada a los
intereses del gobierno oficial, terminó por no escuchar ninguna propuesta ciudadana ni
ninguna otra de las dimensiones sociales. De hecho, los gremios económicos no
tuvieron representación, las muestras culturales fueron muy pobres comparadas con las
que subsisten a nivel nacional, el recuento y agradecimiento político fue muy pobre (el
agradecimiento fue solamente para el presidente Uribe Vélez), las instituciones
39
educativas no se hicieron presentes. Ni que decir del link de la página que invitaba a la
participación ciudadana. Este tenía como titulo la palabra: ¡quejas!
2.1.4.3 Celebración
La celebración oficial que se llevo a cabo el pasado 20 de julio de 2010 tuvo como
momentos centrales los siguientes:
1. Apertura de la Urna Bicentenaria
2. Te Deum Ecuménico en la Catedral Primada de Bogotá
3. Desfiles Militares y de la Policía
4. Gran Concierto Nacional (inaugurado por el presidente Álvaro Uribe, el
presidente in pectore Juan Manuel Santos así como por el general del ejército y
de la policía así como por la Ministra de Cultura)
5. Conciertos Regionales y Departamentales
6. Espectáculo de Luces en la Plaza de Bolívar y frente al edificio de la Alcaldía
2.1.4.4 Impacto
La agenda anteriormente mencionada siguió muy de cerca, en continuidad casi que
reverencial, los puntos básicos de las celebraciones anteriores.
La celebración oficial ofreció momentos de integración y participación ciudadana muy
limitados. Esto se evidencio en:
1. Momento de apertura de la Urna Bicentenaria
40
2. Momento del Te Deum (a puerta cerrada y para personas diplomáticas). A
demás, las palabras y oraciones del cardenal Pedro Rubiano Sáenz, eran más de
agradecimiento al presidente Álvaro Uribe por los 8 años de gestión que por una
verdadera exegesis histórica y contemplativa de los intereses nacionales a lo
largo de estos 200 años de construcción conjunta como nación.
3. El juego de luces demostró un derroche de creatividad y tecnología pero no
logró evidenciar los valores y objetivos que Colombia persigue como nación.
También demostró que carecemos de signos y símbolos comunes de
interpretación como sociedad bogotana y como nación.
4. No se tuvo en cuenta para nada las pequeñas minorías y su aporte en la
construcción de la identidad nacional (indígenas, negros, etc.…)
Por otra parte, la celebración oficial se quedó en lo externo de la conmemoración y no
tuvo en cuenta el momento histórico por el que se pasaba. Se rindió un tributo al
presidente Uribe pero la institución política no fue recordada para nada. Jorge Celedón
canto vallenatos en Bogotá pero por ningún lado aparecieron los pasillos, los valses y
los sones de requintos, tiples y guitarras. Se siguió insistiendo, educando y tratando de
demostrar (podría leerse, imponer) el 20 de julio de 1810 como la fecha simbólica de
nuestra independencia. Para nada se habló de nuestro potencial económico a la hora de
construir entre todos un símbolo arquitectónico que nos identifique.
La celebración oficial no tuvo para nada presente una referencia clara y explícita al
pasado con el que hay que reconciliarse. Parecieron ya olvidadas y hasta perdonadas las
secuelas de la conquista, la injusticia y la sociedad clasista de la colonia, la guerra de los
1000 días, la violencia campesina originada desde Bogotá y extendida a los campos a
41
raíz del Bogotazo, la época de los carteles del narcotráfico, la época de mayor arrecio de
las guerrillas de las FARC, las masacres, los secuestros y los asesinatos diarios….
La celebración oficial no tuvo para nada presente una conciencia del tiempo presente en
el que se encuentra la nación en todos sus aspectos. No hubo ninguna referencia al
presente y en especial a los líderes de cada una de las instituciones políticas, religiosas,
culturales, intelectuales, científicos, gremios económicos.
Y finalmente, la celebración oficial no tuvo para nada una conciencia bien formada y
dinámica acerca del proyecto de nación a futuro. De las agendas llevadas a cabo, no
hubo ninguna propuesta en orden a un compromiso por construir un proyecto
monumental simbólico que representara y testimoniara una conexión con el conjunto de
valores pasados ni mucho menos una escucha y dialogo con los valores de la sociedad
presente y su proyección hacia el futuro.
Pudiera concluirse entonces que el impacto de la celebración del Bicentenario fue
momentáneo y se quedo sin permear las conciencias de todos aquellos que la vivieron.
La apatía histórica que vivimos a causa del tiempo presente globalizado pero en especial
a causa de una falta de identidad nacional con respecto al hecho fundante de nuestra
libertad, al desconocimiento de nuestros héroes, los intereses regionales, explican la
falta de movilización nacional en torno a grandes eventos comunes.
Es de advertir que fueron muchas las personas que ni se dieron por enterados acerca de
las celebraciones del Bicentenario así como otras quienes, desde un pensamiento
radical, criticaban la idea misma de independencia así como sus implicaciones para las
42
personas y comunidades que aun hoy día, en pleno siglo XXI, siguen viviendo en la
esclavitud y bajo la opresión de las injusticias sociales y de las angustias y apatías
producidas por la falta de igualdad para todos.
2.2 Mediación Hermenéutica
2.2.1 Fundamentación Bíblica
Antes de empezar caracterizando los dos posibles modelos en orden a concebir la
organización social y comunitaria de un pueblo (Esdras y Jesús de Nazaret) se quiere
remarcar, de la mano de De Vaux, lo que son las Instituciones Sociales ya propiamente
para el pueblo de la alianza, Israel.
Es importante anotar que dentro de las grandes instituciones sociales de Israel está la
Tora (la Ley), el Templo y los Profetas. Es decir, las instituciones que adquieren mayor
importancia son la política, la religiosa, y la educativa o ideológica.
Concretizando así la definición de lo que son las instituciones sociales para Israel, De
Vaux dice lo siguiente:
“Instituciones de un pueblo son las formas de vida social que un pueblo acepta por costumbre,
escoge libremente o recibe de una autoridad. Los individuos se someten a las instituciones, pero
estas, a su vez, no existen sino en función de la sociedad que dirigen, ya se trate de una sociedad
familiar, política o religiosa. Varían con el tiempo y con los lugares, y dependen, hasta cierto
punto, de las condiciones naturales: geografía, clima, etc.; pero se distinguen esencialmente de
43
las formas de asociación de las plantas o de los animales y de sus cambios por una intervención,
colectiva o individual, de la voluntad humana”10.
Y continuando con una gran intuición filosófica y teológica, De Vaux afirma: “las
instituciones de un pueblo antiguo están, por lo mismo, íntimamente ligadas no solo al
lugar donde habita sino también a su historia. Hechas a su medida, llevan la marca de su
psicología, de sus ideas sobre el hombre, sobre el mundo y sobre dios”11.
Un paso previo y antes de entrar a hablar de las dos formas de ver la vida social de un
pueblo (institución o dinamismo espiritual), diríamos que la fundamentación bíblica del
tema del teólogo como exegeta y liturgo de la historia de su pueblo, debe estar
sustentada bajo la perspectiva exegética de la historia como una historia de salvación en
la cual la divinidad se revela procesualmente, ofrece muchas posibilidades de
interpretación y enriquece con mucho la conciencia religiosa del fiel. De la misma
forma, abre la puerta a una tensión escatológica interesantísima, tensión que ninguna
otra religión puede ofrecer.
Por lo tanto, al hacer mención de los dos grandes personajes bíblicos paradigmáticos a
la hora de interpretar y soñar con la construcción de un pueblo o comunidad (Esdras y
Jesús de Nazaret), bien podríamos interpretarlos de la siguiente manera: al igual que el
10 De Vaux, Roland. Instituciones del Antiguo Testamento, Editorial Herder, Barcelona,
1964. Pag.13
11 Ibid. Pág. 13
44
cuadro de la Escuela de Atenas, en donde Platón aparece señalando al cielo y Aristóteles
hace lo propio con su dedo índice apuntando hacia la tierra, otro tanto podría decirse e
interpretarse con respecto a la concepción comunitaria tanto de Esdras como de Jesús de
Nazaret. En este caso, Jesús aparecería señalando al cielo y Esdras señalaría a la tierra.
A la larga, ambos acentos ejemplifican y promueven los dos amores de los que nos
hablaba san Agustín en su Ciudad de Dios.
2.2.1.1 Esdras o el amor por las instituciones (la Ley)
Esdras es la figura fundamental a la hora de hablar del sionismo judío. Después de la
deportación de Babilonia, los dirigentes del que en otro tiempo fue el Reino del Sur
cuya capital era Jerusalén, son libres para ser repatriados nuevamente.
A la hora de hablar de la reconstrucción social del Pueblo de la Alianza el sacerdote
Esdras es uno de los ejes fundamentales. Podría afirmarse que la institución sacerdotal
salvo al Judaísmo después de la crisis del destierro de Babilonia.
Como se sabe por los estudios especializados como el de De Vaux, la institución
sacerdotal había quedado un tanto cercenada con ocasión de la deportación para
Babilonia. De Vaux afirma: “A la sazón de la ruina de Jerusalén, el sacerdocio quedo
decapitado: el sacerdote en jefe, el sacerdote segundo y los tres guardianes del umbral,
es decir, todas las altas jerarquías del templo, fueron hechos prisioneros y ejecutados por
Nabucodonosor en Ribla, 2 Re 25, 18,21 = Jer 52, 24-27; Jer 39,6.”12.
12 Ibid, Pag., 416
45
Siguiendo las explicaciones técnicas del Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo en su
tomo que hace referencia al Antiguo Testamento, vemos que “la inserción de este pasaje
(7, 1, 28) nos da una fuerte impresión inicial de que el ministerio de Esdras tuvo lugar
entre la dedicación del templo en 515 y la llegada de Nehemías en el año 445, hay una
aparente continuidad entre la frase (Artajerjes… ano sexto) en 6, 14 y (el ano séptimo
de Artajerjes) de 7, 7. Sin embargo, en realidad ninguno de los dos textos afirma que se
tratara de Artajerjes I”13.
Por otra parte,
“La información que [se] nos ofrece sobre Esdras no procede de un documento tan
compacto y unificado como las <<memorias de Nehemías>> e incluye cambios
abruptos entre la primera y la tercera persona (7, 28; 10, 1); pero no podemos excluir
que existiera una fuente similar sobre Esdras de la que el compilador o cronista tomase
sus notas […] [se] sostiene que la salida de Esdras de Babilonia fue una (procesión
ritual) y que su objetivo no era crear una teocracia ni establecer la validez absoluta de la
ley, sino reconstruir el Israel de las doce tribus incluyendo Samaria”14.
13 Brown, Raymond E. et al. Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo – Nuevo Testamento, Navarra, Editorial Verbo Divino, 2005. Pág., 602.
14 Ibid, Pág., 602.
46
De la misma manera, por lo que se desprende de los análisis de Von Rad se da a
entender que “el retorno del Exilio no fue valorado como un hecho salvífico. No se unió
como anillo a las precedentes acciones salvíficas, ni creo jamás una tradición”15
Lo anterior se encuentra en diametral oposición a previas convicciones desprevenidas
que se tenían anteriormente al leer el libro de Esdras así como el de Nehemías. En
especial a partir de este segundo libro (principalmente en Nehemías 8, 1-18) casi llegaba
a extasiarme con la intervención de este sacerdote ante el pueblo con ocasión de la
dedicación del templo.
Desde esta intervención me parecía pensar que Esdras era la figura clave a la hora de
pensar en la salvación del Pueblo, al reunificar los intereses generales en torno al
Templo y a la Ley.
Sin embargo, por lo que se dijo anteriormente parece quedar claro que el evento de la
repatriación y del retorno del Exilio así como la obra de la reedificación del Templo no
constituyo en si una gran tradición para el Pueblo de la Alianza. Si esto es así, la
pretendida importancia de Esdras en relación a la reestructuración del Judaísmo
adquiere así perspectivas e influencias un poco más limitadas.
Pero, por otra parte, si es bueno insistir en el hecho de que Esdras es propiamente el
teólogo liturgo, es decir, capaz de leer e interpretar la vida del pueblo en clave salvífica,
desde la perspectiva de la nueva fidelidad a las tradiciones antiguas, a la nueva alianza
15 Von Rad, Gerhard. Teología del Antiguo Testamento. Vol. I: Las tradiciones históricas de Israel. Ediciones Sígueme: Salamanca, 2000. Págs. 103-104.
47
que se pretendía establecer con el pueblo. En este momento ya no inventando una nueva
Ley sino volviendo precisamente al espíritu de la antigua y siempre nueva Ley.
De lo que Esdras es capaz es de invitar al pueblo para volver a los amores primeros de
su vida como Pueblo de la Alianza. Y a su manera, el llanto del pueblo es en sí un acto
de reconocimiento de su infidelidad y de búsqueda de perdón.
Desde las perspectivas anteriores puede entonces medirse ahora la figura de Esdras
como líder en búsqueda de unidad institucional para su pueblo. Pero se perderá con
mucho la comunicación casi natural de todo el pueblo con Dios. Desde que el afán por
la tradición y la Ley se convierte en la tabla de salvación para el pueblo, Israel perderá
la frescura del trato con Dios en lo provisional de una promesa.
2.2.1.2 Jesús de Nazaret o el amor por el dinamismo espiritual (el Amor)
Ya es hora pues de entrar en el terreno de la nueva concepción teológica y social. Jesús
de Nazaret propone una nueva imagen de hombre, de mundo y de Dios. Con ello los
valores y tradiciones de su pueblo quedan relativizados y adquieren un plus trascendente
que solamente se resuelve en el mandamiento grande del amor.
Es así como se entiende el sermón de la Montaña o su equivalente en la versión Lucana
(sermón de la Llanura) como el mensaje central de Jesucristo. En si este sermón se
constituye en la nueva ley que hay que cumplir.
48
Siguiendo las indicaciones técnicas del Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo vemos
que “el sermón de la montaña es el primero de los cinco grandes discursos del
evangelio. Es la obra maestra de Mateo y, desde muy antiguo, fue la sección que más
frecuentemente se citaba”16.
Un análisis más general nos dice que “desde el punto de vista bíblico, podríamos
considerarlo como una pieza de sabiduría escatológica, ética y legal, o ley entendida
como instrucción (Tora) con vistas al reino, que no se impone de forma coercitiva sino
escatológicamente; en definitiva, como una fusión de varios géneros del Antiguo
Testamento”17.
El comentario bíblico prosigue:
Los temas dominantes del sermón son el reino de Dios y a la justicia. Puede verse su
estructura en el contenido del evangelio: un exordio (5, 3-16) formado por las
bienaventuranzas y los dichos sobre la sal y la luz (que manifiestan el sentido misionero
de la vida de los discípulos); la ética nueva (5, 17-7,12): principios legales básicos (5,
17-20); seis hipertesis (5, 21-48); reforma de las obras de piedad (6, 1-18); instrucciones
posteriores (6, 19-7, 12): como amar a Dios con todo el corazón, el amor y la fuerza
(instrucciones que se disponen vagamente en torno a la necesidades vitales y que
culminan con la regla de oro); una conclusión 7, 13-27) compuesta por una enseñanza
16 Brown., Opus Cit, Pág., 80
17 Ibid, Pág., 80
49
sobre los dos caminos, la fórmula de la alianza, con la que Mateo extiende la teología
deuteronomista de la historia al N.T y una parábola conclusiva18.
Finalmente, se debe decir que:
El sermón es bastante sistemático, cubre las principales áreas de la vida religiosa y ética
tal como se comprendían en Israel. No es puramente arbitrario ni tampoco exhaustivo,
sino una serie de indicaciones ilustradas mediante (casos focales). Se le ha criticado
porque propone un modelo demasiado elevado que no es posible cumplir […] pero, si
se comprende a partir del trasfondo judío, se convierte en un modelo factible, aunque
elevado, de sabiduría moral sobre la vida19.
Desde lo que se infiere en las páginas anteriores, se puede concluir que la sabiduría del
sermón, así como su proyecto social, se convierte en una nueva propuesta para el
hombre de hoy.
En efecto, Jesucristo propone una inversión de criterios en donde los valores
fundamentales son los que son odiados por la sociedad. Desde este punto de vista, la
nueva sociedad que Jesús pretende proponer y enseñar está regida por valores
trascedentes. Para nada cuentan los límites territoriales ni las tradiciones que
desconocen el verdadero valor del hombre, de su libertad y de sus derechos
fundamentales.
18 Ibid, Pág., 81
19 Ibid, Pág., 81
50
Jesucristo es capaz de leer la historia de su pueblo no para insistir en el valor de sus
tradiciones sino para proyectarlas en la búsqueda de una nueva antropología, de una
nueva sociología y de una nueva teología.
Es así como quedan grosso modo explicados los dos grandes modelos, que se entienden
como las más grandes propuestas en orden a organizar la sociedad: el ideal inmanente
de Esdras se ve cuestionado por el ideal trascendente de Jesús de Nazaret.
Desde lo que conviene para la interpretación del pasado histórico de la nación así como
de su presente y de la proyección de su futuro, se debe encontrar un justo medio en el
entendimiento y la adquisición de dichas propuestas.
Si entendemos las dos grandes dimensiones del ser humano, a saber, humana y divina,
vemos que de lo que se trata es de acentuar la visión del ser humano como un hombre
integral. Un hombre que viviendo el presente del siglo vive y se comporta como un
buen ciudadano cuya verdadera patria se encuentra en el más allá.
2.3.2 Fundamentación Teológica Sacramental
En la introducción que el nuevo Catecismo de la Iglesia Católica propone con relación a
los sacramentos de la fe, podemos leer lo siguiente:
Cristo envió a sus apóstoles para que, "en su Nombre, proclamasen a todas las naciones
la conversión para el perdón de los pecados" (Lc 24, 47). "De todas las naciones haced
51
discípulos bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt 28,
19). La misión de bautizar, por tanto la misión sacramental, está implicada en la misión
de evangelizar, porque el sacramento es preparado por la Palabra de Dios y por la fe que
es consentimiento a esta Palabra: “El pueblo de Dios se reúne, sobre todo, por la palabra
de Dios vivo... necesita la predicación de la palabra para el ministerio de los
sacramentos. En efecto, son sacramentos de la fe que nace y se alimenta de la palabra"
(PO4)20
Por lo tanto, los sacramentos requieren una compresión común en la red simbólica de
las personas que participan en los mismos a través de una eficaz preparación que sepa
dar razón de los significados de los signos y sacramentos propios de la Iglesia.
El Catecismo de la Iglesia prosigue diciendo que "los sacramentos están ordenados a la
santificación de los hombres, a la edificación del Cuerpo de Cristo y, en definitiva, a dar
culto a Dios, pero, como signos, también tienen un fin instructivo. No sólo suponen la
fe, también la fortalecen, la alimentan y la expresan con palabras y acciones; por eso se
llaman sacramentos de la fe"(SC 59)21.
También aclara y advierte que “ningún rito sacramental puede ser modificado o
manipulado a voluntad del ministro o de la comunidad. Incluso la suprema autoridad de
la Iglesia no puede cambiar la liturgia a su arbitrio, sino solamente en virtud del servicio
de la fe y en el respeto religioso al misterio de la liturgia”22.20 Catecismo de la Iglesia Católica. No, 1122
21 Ibid, No, 1123
22 Ibid, No. 1125
52
Desde la percepción anterior se ve que se trata de entender lo ritual y sacramental dentro
del campo de lo institucional y no dentro del campo del espíritu de la comunidad, ni
mucho menos dentro del campo pneumatológico, cuyos límites son mucho más difíciles
de precisar . Al percibir lo ritual y sacramental como el modo humano mediante el cual
el hombre se comunica con el prójimo y con Dios, lo contextual del espacio y del
tiempo adquieren cierta relevancia que debe ser atendida: son un espacio y un tiempo de
salvación.
En líneas generales la institucionalización de lo sacramental lleva a la limitación del
accionar de la gracia en siete únicas formas, reduciendo de paso el campo de la acción
de Dios así como la capacidad exegética por parte del hombre para verlo actuando a lo
largo y ancho de las diferentes instituciones sociales así como al interno de su propio
corazón y del de sus semejantes. Es así como se pasa naturalmente a encerrar a Dios en
el templo y a desconocer la presencia sagrada de Dios en el otro, en los otros.
Desde las perspectivas fundamentales y los criterios de validez de la presente propuesta
reflexiva, se prefiere ver el sacramento más en la línea histórica y más allá de los
espacios que tradicionalmente se puedan bautizar como espacios sagrados. También se
pretende abogar por un concepto y entendimiento más amplio de la sacramentalidad
católica. Es así como se propende por una comprensión de lo sacramental entendida
bajo la perspectiva general de la historia, tanto individual como social del género
humano que se concreta culturalmente.
53
Es desde estas perspectivas anteriores desde donde se propone regresar a los clásicos
conceptos católicos de la idea de sacramento. Es decir, recordar y valorar en especial los
aportes y las sutiles pero interesantes perspectivas tanto de san Agustín como de santo
Tomas de Aquino.
En efecto, para san Agustín “los sacramentos son signos externos de la gracia interna,
instituidos por Cristo para nuestra salvación” (De cathechizandis rudibus). San Agustín
remarca la eficacia salvadora de los sacramentos y da a entender la conexión entre lo
visible y lo invisible, para él no existe una ruptura completa entre estos dos momentos,
visible e invisible. Para él el sacramento cumple con esa doble característica y que a la
vez es su finalidad: visibilidad – invisibilidad.
Por su parte, Santo Tomas propone el sacramento como “un signo que rememora lo que
sucedió, es decir, la pasión de Cristo; es un signo que demuestra lo que se realiza en
nosotros en virtud de la pasión de Cristo, es decir, la gracia; y es un signo que anticipa,
es decir, que preanuncia la gloria venidera" (S. Tomás Summa Theologie. III, 60, 3).
Se ve porque se prefiere regresar a las concepciones clásicas de los sacramentos ya que
refieren a las dimensiones relacionales de la gracia y de la vida del hombre así como a
la dimensión temporal exquisitamente relacionada al pasado, presente y futuro.
Además, y desde una visión un tanto sociológica, se entienden los sacramentos como
los modos especiales a través de los cuales el hombre se comunica con Dios y como tal,
54
refieren cercanamente a la capacidad de la comunidad para comprender y expresar
ritualmente los significados más importantes.
2.3.2.1 La historia como sacramento y la dimensión simbólica de la realidad cristiana
Pasando ahora a una teología de la historia se ve la importancia de regresar y valorar las
ricas intuiciones del Pueblo de la Alianza al hablar de Historia de la Salvación. Es
desde esta perspectiva desde donde la historia adquiere un valor adicional, diferente y
superior.
Por lo tanto la visión cíclica y casi mítica del tiempo, es cambiada ahora por un
desarrollo lineal trascendente que se mueve en perspectiva escatológica.
Siguiendo a Von Rad se debe precisar que “al abordar la cuestión referente a la manera
de entender los hebreos el tiempo y la historia, entramos en un terreno en el que se
ventila mucho con respecto a la comprensión correcta de los profetas, los antiguos
exegetas no veían aquí ningún problema, y con toda ingenuidad daban por supuesto que
Israel concebía el tiempo del mismo modo que la cultura cristiana occidental”23.
Precisando un poco más se debe tener en cuenta que:
Israel elaboró la imagen de una historia construida exclusivamente con la
sucesión de hechos; hechos que Dios realizó para salvación de Israel. Así pues la
historia solo existió para Israel en tanto que, y hasta donde Dios había marchado
con él; solamente, puede ser designada como tal historia esa sucesión de 23 Von Rad, Opus, Cit, pag.,131
55
tiempos, y no cualquier otra. Dios fue el que a través de la variedad de las
circunstancias estableció la continuidad y la finalidad en la sucesión temporal de
dichos acontecimientos24.
Esta concepción de la historia, que Israel configuró a través de los siglos, y desarrolló
teológicamente en distintas direcciones, es una de las mayores obras realizadas por ese
pueblo. De hecho, ningún otro pueblo sobre la faz de la tierra ha logrado mantener la
esperanza en el Dios que los guía a pesar de la afirmación de una historia desafiante y
hasta antihumana. Solo el pueblo judío ha logrado cruzar con valentía y dignidad el
umbral del sufrimiento para ser testigos de sus esperanzas. Y es por eso por lo que el
concepto de Historia de la Salvación es lo que separa diametralmente a Israel del resto
de las demás religiones.
En resumen, la historia como sacramento se descubre cuando se analiza la historia desde
la teología. Es decir, el verdadero teólogo debe ser teólogo de la historia. Desde ese
ideal el tiempo y el espacio, que son las dos dimensiones que mejor condicionan la
naturaleza humana, adquieren un sentido diferente y de esta manera la historia se
transforma en una oportunidad para descubrir las intervenciones de Dios. A decir
verdad, el verdadero teólogo debería ser un exegeta de la Historia de la Salvación.
Por otra parte, el Cristianismo se convierte así en una realidad simbólica que nos
interpela desde los orígenes del credo (Fe), prosigue durante la estructuración de los
sacramentos y la vida moral (Amor) y finaliza, mediante la tensión escatológica de la
24 Ibid, Pág., 141
56
parusía (Esperanza). A su manera el Cristianismo dinamiza un poco más la Historia de
la Salvación.
Martínez Diez advierte y, esto podría referirse al tema de la historia como sacramento,
que “Los cristianos son humanos. Por eso tienen que celebrar. Tienen una fe y una
esperanza. Por eso tienen que celebrar. Pertenecen a una comunidad, a una Iglesia. Por
eso tienen que celebrar. Deben participar en la vida de la comunidad. Y una forma de
participación es la celebración en el culto, en la liturgia”25
2.3.2.2 El teólogo como liturgo de la historia de su pueblo
Aquí llegamos propiamente al centro de la propuesta. A través de ella quedara claro sus
características generales, sus peculiaridades y sus alcances generales.
Como propósito general se observa entonces la necesidad de que el teólogo católico
adquiera una mayor conciencia socio-histórica que lo transporte del mundo abstracto de
las ideas y las elucubraciones místicas, al campo tan necesitado y desdibujado de la vida
del hombre en la sociedad. Y mucho más en la presente sociedad en la que vivimos.
Por lo tanto las 4 categorías que deben quedar convenientemente explicitadas son:
a. Teólogo:
• Se entiende el teólogo como el buen ciudadano comprometido con su
problemática social.
25 Martínez Diez, Opus. Cit. Pág., 372
57
• El teólogo es el hombre que comprende el hecho religioso como tal (dogma,
rito, moral, espiritualidad).
• El teólogo es el hombre que comprende el hecho social y lo integra y refiere
a cada una de las dimensiones sociales o instituciones sociales.
• El teólogo debe ser visto más allá de los espacios en donde se asocia
tradicionalmente: seminarios, colegios, facultades católicas, para pasar a
integrarse a la sociedad en general. Más que definir su puesto en el contexto
eclesial de lo que se trata es de ampliar su presencia y esperar su aporte en el
contexto social.
b. Liturgo:
• Se entiende el teólogo como liturgo en el sentido del hombre que se
preocupa por el fin intra histórico pero también trascendente de la vida de su
pueblo.
• El liturgo es el que tiene una visión general de la comunicación en la gracia
para con el hombre y el mundo.
• El liturgo es el que es capaz de ver en el hecho social y en las instituciones
sociales la mano de Dios actuando y santificando. Por lo tanto, es aquel que
amplía las posibilidades de la gracia, amplia los canales de comunicación de
esa gracia.
• El liturgo es la persona que es capaz de ofrecer un espacio triple de
celebración de la fe, la caridad y la esperanza, a saber: 1. Capacidad para
recordar lo enseñado fielmente y ofrecer caminos de reconciliación con el
pasado, 2. Capacidad para actualizar el mensaje mediante la vivencia del
58
amor y la caridad y, finalmente, 3. Capacidad para proyectar el futuro de la
comunidad mediante la vivencia esperanzadora de su amor.
c. Historia:
• La historia se entiende como el contexto y medio en el que Dios actúa y se
revela al hombre.
• La historia es el contexto de valores y antivalores que exigen nuestra
atención, nos interpelan y nos exigen una respuesta, una toma de posición.
• Los eventos históricos deben ser analizados como eventos de salvación y no
simplemente como sucesos cronológicos. Esta es la perspectiva netamente
judía de la historia.
• Los eventos históricos deben ser analizados teniendo como criterio su
carácter perfectible y su tensión escatológica.
• La historia es el medio para hacer conciencia de las raíces comunes, los
hechos fundantes y los proyectos de vida comunes. Desde esta perspectiva,
el otro adquiere una importancia máxima.
2.4. MEDIACION PRAXICA
El objetivo de la presente mediación praxica es el de repensar la celebración oficial de
la independencia nacional. Y esto se plantea al constatar que ésta no tuvo para nada
presente una referencia clara y explícita al pasado con el que hay que reconciliarse,
ninguna referencia al presente (las ideas y los lideres que orientan el conjunto de las
59
instituciones) así como tampoco se ideo una proyección del futuro en clave de símbolos
que congreguen y muestren la unidad nacional desde sus ricas tradiciones y valores.
2.4.1 Propuesta celebrativa: Bicentenario Nacional de la Independencia 2019
¡Un pueblo que no celebra coherentemente su memoria histórica se mueve al vaivén del
viento, carece de identidad como nación y nunca llegara a figurar y aportar como una
verdadera potencia mundial!
Algunos han dicho que para triunfar y figurar en el ambiente internacional de hoy se
necesita recurrir a los estándares y nivelaciones de calidad que pregonan y estabilizan
las culturas más influyentes y que, generalmente, se mueven desde la óptica económica
y pragmática.
El autor no cree totalmente en dicha propuesta. Considera que las culturas que
verdaderamente conservan su identidad en la profunda y continua meditación de sus
orígenes son las que verdaderamente influyen.
Estas culturas se esfuerzan entonces por celebrar su memoria histórica reconociendo los
ideales y los esfuerzos de sus padres y héroes, se reconcilian con ellos teniendo en
cuenta las circunstancias que motivaron ciertos errores, tienen en alto grado sus
constituciones y leyes y, respetan sus instituciones. Son propiamente estas culturas las
que verdaderamente se transforman en testimonio y aporte para la humanidad.
60
En ese celebrar la identidad histórica como pueblo, los sufrimientos y las tristezas, los
gozos y las esperanzas, no se pueden olvidar dos dimensiones que rigen
inexorablemente a todos ser humanos y que deben estar entrelazadas y resaltadas
artísticamente: el espacio (regiones, departamentos, ciudades) y el tiempo (pasado,
presente y futuro).
Este objetivo se consigue integrando en una celebración simbólica y verdaderamente
rememorativa cada uno de los elementos que componen el hecho social de la misma, a
saber: política, filosofía-ciencia, religión, cultura (arte, música, deporte, televisión,
radio, etc.,) y economía. ¡Es decir, es una celebración de todos y para todos, nadie puede
quedarse por fuera!
Finalmente, esa alegría, en ambientes democráticos como en los que se vive hoy en día,
debe ser compartida más allá de los límites y murallas nacionales. Es así como el
liderazgo organizativo debe ser tal, que invite e integre en dicha celebración a todos los
países hermanos, vecinos y amigos en general.
Es propiamente el momento en que la nación que celebra puede hacer mayor conciencia
de la comunidad de naciones a la cual pertenece y rendir un gesto de agradecimientos y
confianza en la estrecha colaboración de las otras naciones
Características Generales de la Propuesta
a) La propuesta no desconoce la generalidad de las actividades y proyectos que se han
adelantado hasta ahora, sino que pretende ser más bien un complemento.
61
b) Desde la siguiente propuesta se propone cuestionar la celebración nacional del 20
de Julio de 1810 como fecha de nuestra Independencia y proponer la celebración
monumental de nuestro bicentenario conmemorando la fecha del 7 de Agosto de
1819, fecha en que verdaderamente se gesta nuestra independencia.
El autor conoce bien acerca del peso histórico que la tradición tiene cuando se
decidió conmemorar como fecha simbólica de nuestra independencia el 20 de Julio
de 1810 pero al parecer esta fecha desconoce el desarrollo real de nuestra historia
en cuatro (4) aspectos, a saber:
• Desconoce el periodo de retoma del poder por parte de España y el brutal
periodo de pacificación instaurado por Pablo Morillo,
• Se olvida injustamente de la sangre de los mártires en la Plaza de Bolívar, el
Parque de Los Mártires, el Pantano de Vargas, el Puente de Boyacá, etc. El
autor considera que esta es la razón más crucial y que deslegitimiza nuestra
celebración tradicional. De hecho, pasar por alto el esfuerzo de nuestros
héroes se convierte en una bola de nieve de insensibilidad hacia los
esfuerzos por construir una nación o cualquier proyecto grande y noble. Este
efecto natural, mina de paso la capacidad del colectivo social para ser
agradecidos. De hecho, al desconocer a sus mártires, deslegitima sus ideales
y esfuerzos heroicos así como destruye de paso su propia identidad y raíces
62
más profundas de conexión y pertenencia. De hecho, el autor considera que
este efecto perjudicial y corrosivo se ha llegado a perpetuar y camuflar
llegando hasta el hoy de nuestra historia. De hecho, los esfuerzos de
nuestros dirigentes son pocas veces reconocidos a escala nacional y siempre
está presente el sabor inexplícito de corrupción en su gestión. Como se
observa, se sigue deslegitimando a los héroes y lideres, y por ningún lado
aparece la capacidad de gratuidad e identificación en la construcción de
nuestro proyecto de nación.
• Manifiesta inexplícitamente el miedo que sentimos los colombianos por
reconocer nuestros defectos y por aceptar la diferencia pluriétnica y
multicultural para tratar de construir en común. Es evidente, que al estar por
esos días nuestros padres en desacuerdo y rivalidad acerca de la forma de
gobierno más conveniente para nuestra nación (central o federal), fuimos
víctimas nuevamente de la retoma del poder por parte de España y de una
nueva y más fuerte opresión española. Por lo tanto, considero que lo que se
quiere ocultar con la celebración del 20 de Julio de 1810 es el miedo a
reconocer nuestras equivocaciones y nuestras diferencias representado en el
periodo histórico que llegó o a llamarse la “Patria Boba”. Si somos honestos
y francos, este miedo nos ha acompañado en la construcción de nuestro
proyecto de nación a lo largo de sus años y no hemos podido librarnos de él.
No son pocos los esfuerzos que se han truncado con violencia o sin ella, así
como el número de ignorados, relegados, olvidados y desplazados.
Considero yo que acabaríamos con este trauma, presente en el inconsciente
colectivo de nuestra nación, celebrando de una vez y para siempre, el
63
proyecto de unidad que fue ratificado con el coraje, la valentía y la sangre de
nuestros mártires y héroes en las batallas independentistas del 1819. Desde
este punto de vista el sufrimiento, el dolor y la sangre derramada encuentra
pleno sentido porque desemboca en proyectos comunes y por lo tanto
grandes.
• El haber decidido conmemorar de una manera simbólica el 20 de julio de
1810 se queda en el puro ideal alegórico, capacidad particular de las mentes
clarividentes de nuestros dirigentes políticos de antaño, pero es evidente que
este interés simbólico no se compadece con la generalidad del interés
colectivo ni con la realidad fáctica de los acontecimientos históricos. Este
ideal se queda, si se quiere, en la fogosidad y la valentía de nuestros
patriotas del 1810, pero desconoce la continuidad en la lucha
independentista que no vio su culmen sino hasta el 1819 con las últimas
gotas de sudor y sangre de aquellos cuerpos fatigados con el cansancio, el
frio y el dolor con sabor a gloria.
c) La propuesta quiere ser coherente con la integralidad del hecho social. Quiere ser
una noble posibilidad para reconocer, reconciliar, celebrar y proyectar de una
manera holística nuestra historia. Por ello se debe buscar la manera más correcta de
integrar y dar participación a cada uno de los elementos y personas que componen
las dimensiones del hecho social, a saber:
64
• Dimensión Política (Partidos Tradicionales y Nuevos Partidos, Ex presidentes y
Representaciones Diplomáticas).
• Dimensión Religiosa (Iglesia Católica y diferentes confesiones cristianas).
• Dimensión Cultural (Grandes artistas en el campo de la música, la pintura, la
literatura, la escultura, las danzas, el teatro, el cine, la arquitectura, deporte,
radio, televisión, etc.,).
• Dimensión Económica (Grupos Económicos y empresariales del País).
• Dimensión Científica (Mundo de la academia tanto privada como pública y los
grandes científicos colombianos).
• Dimensión Ecológica (Grandes organizaciones que preservan los recursos
naturales)
• Dimensión Ecuménica (Representaciones e iglesias de comunidades cristianas)
d) La propuesta busca garantizar la opinión, el dialogo y el aporte de parte de los
países hermanos (Venezuela, Ecuador, Panamá y Perú) así como con sus amigos
aliados de antaño (España, Francia, Israel e Inglaterra).
e) La propuesta se debe articular desde el desarrollo de cada uno de los tres (3)
momentos que propongo, a saber: reconciliación, actualización y proyección.
65
2.4.2. Aclaración de términos
a. Oficial: remite a lo que está reglamentado y justificado por las diferentes
organizaciones institucionales.
b. Historia: dimensión humana que refiere al desarrollo del hombre, su pasado y que
integra el tiempo y el espacio.
c. Inmanentismo: dícese de aquella intención por resaltar unilateralmente las realidades
terrenales e intrascendentes
d. Trascendencia: dimensión humana que remite a las realidades y aspiraciones últimas
del ser humano.
66
3. DISEÑO METODOLÓGICO DE LA INVESTIGACIÓN
3.1. Categorías de análisis
a. Teólogo: sujeto consciente de la Revelación así como del don de Dios en su vida
para abrirse al amor y a la guía interpretativa de la historia común de su pueblo
en orden a trascender en la búsqueda de los valores del Reino de Dios.
b. Liturgo: Persona que realiza una obra en función del bienestar material y
espiritual de su pueblo. En el presente trabajo se entiende también aquella
persona que bajo una inspiración divina es capaz de ser testigo de la gracia de
Dios operando en la historia de la humanidad y bajo diferentes caminos debido
al propio dinamismo del don de Dios.
c. Historia: Más que una secuencialidad espacio-temporal o como un recuento de
eventos del pasado, se entiende acá la historia como el medio y contexto en el
cual Dios actúa. Se pretende abogar por una visión kairótica del tiempo y del
espacio que trascienda la visión simplemente cronológica.
3.2. Población y Muestra
La población para el presente trabajo hace referencia a los diferentes estamentos
oficiales que se han encargado de las celebraciones y de las conmemoraciones de las
fiestas patrias.
Particularmente, la muestra es la celebración pasada del Bicentenario Nacional de la
Independencia (20 de julio de 2010).
67
3.3. Autores y discusiones relevantes
En cuanto a la primera parte de este trabajo, a saber: la mediación sociológica, tenemos
lo siguiente:
a. Tanto E. Durkheim como Z. Bauman, nos han descrito desde sus alcances
interpretativos las generalidades del hecho social, las instituciones sociales así
como de las características de la sociedad postmoderna en la que vivimos. El
autor considera que desde las luces y las limitaciones de los análisis
correspondientes se debe llegar a una actitud un tanto más positiva y propositiva
que simplemente descriptiva y hasta negativa. La vivencia del hombre en
comunidad no puede ser un dato frio y aislado sino que debe ser estudiado en su
contexto, espacio vital.
b. También, en lo que hace referencia a esta primera parte (mediación sociológica)
el autor quiere resaltar y extrapolar la capacidad para leer la historia en clave
teológica como un aporte del mundo judío para implementarla en los análisis y
reflexiones teológicas posteriores. Esto permite ver y descubrir claramente la
novedad y trascendencia del evento cristiano.
En cuanto a la segunda parte de este trabajo, a saber: la mediación hermenéutica,
tenemos lo siguiente:
• Los teólogos de la historia (san Ireneo de Lyon, san Agustín, Teilhard de
Chardin, Bruno Forte, W. Pannemberg, entre otros) nos han iluminado la
68
reflexión desde una mayor conciencia histórica de la revelación. Siguiendo la
mejor forma de interpretar el dato revelado, han posibilitado hacer conciencia
del dinamismo que la manifestación de Dios a los hombres trae consigo.
• Desde las intuiciones generales y penetrantes de dichos autores (cabe aclararse
que aquí no se trabajo de lleno los aportes de Ireneo de Lyon, Teilhard de
Chardin ni de W. Pannember) se ha llegado a la conclusión del papel
importante del contexto y de la significación de la fe en la vida de los hombres.
• Las categorías de espacio y tiempo, vistas desde el análisis teológico, adquieren
una mayor fuerza al describirse como posibilidades kairoticas. A decir verdad,
este es el principal aporte que se deriva de una teología de la historia.
• Esta visión dinámica de la historia en clave de Revelación, choca muchas veces
con la mentalidad institucionalista que impera en las grandes instituciones
sociales. En lo que hace referencia a las instituciones religiosas, y en concreto a
la iglesia Católica, se observan muchas falencias en la interpretación y
significación natural y trascendente de la vida de los pueblos con dicha tradición
religiosa. Puntualizando en América Latina, se observa que la superposición de
una fe, basada de forma conservadora en la institución, llevo a olvidar la cultura
y la vida comunitaria del pueblo en general. Es así como se carece de una fe que
impregne con significaciones históricas y trascendentes el pasado común y lo
proyecte en un proyecto común de pueblos que quieren ser testigos del Dios de
la historia.
69
• En cuanto a los dos amores que construyeron y construyen las diferentes
ciudades (terrena y divina, según las interpretaciones Agustinianas), se observa
en efecto que la ciudad terrena, con su fuerte respeto y amor por las instituciones
y tradiciones, corre el riesgo de olvidar el carácter finito y relativo de todo
proyecto humano. Mientras que por otro lado, el deseo de vivir radicalmente el
proyecto de Dios en la vida del hombre, amando solamente las mociones divinas
y dejando de lado, con la apatía de los santos, las mociones terrenas, puede
llevar a un alejamiento del compromiso social si no se tiene en cuenta que es el
OTRO el que se convierte en punto de referencia para el objetivo común de
salvación universal. La dicotomía o la aparente diferencia entonces es salvada
con una correcta antropología y sociología: ¡el Otro es mi hermano!
• Desde las anteriores perspectivas el mensaje cristiano adquiere una concreción
histórica importante que reivindica una cierta cristología ascendente pero del
mismo modo se perfila hacia un telos de plenitud histórica que sirve para resaltar
la realidad escatológica del mensaje cristiano.
• El autor considera, parodiando las intuiciones de Congar referentes al laicado,
que ahora el verdadero problema no es: ¿Cuál es el puesto del teólogo en la vida
de la Iglesia? Como si se pensara en reivindicar su puesto y sus derechos, sino
más bien: ¿Cómo se implica el teólogo en la vida de la comunidad eclesial y
social?
70
3.4. Instrumentos para la recolección de la información
Los instrumentos utilizados para la recolección de la información han sido las
siguientes:
1. Consultas bibliográficas
2. Entrevistas
3. Conversatorios
4. Resúmenes personales
3.5. Procesamiento de la información
En el procesamiento de la información se han propuesto los siguientes momentos de
desarrollo procesual:
a. Vinculación y reflexión sociológica en torno a las perspectivas teológicas y
sacramentales.
b. Referencia y critica con respecto a la valoración unilateral de la dimensión
económica y a la falta de ecuanimidad para valorar las diferentes instituciones
sociales que enmarcan nuestra nación colombiana (religiosas, educativas,
políticas, y culturales),
c. Reflexión teológica en torno al aporte de la dimensión religiosa (teológica)
como dimensión social integradora,
71
d. Critica de las fechas tradicionales de conmemoración de la independencia
nacional
e. Propuesta de relectura histórica en donde se explicite la competencia del teólogo
católico para leer la historia en clave simbólica convirtiéndose así en un
verdadero liturgo.
3.6. Análisis e interpretación de la información
a. Las interpretaciones sociológicas de Durkheim y Bauman han brindado algunas
visiones recortadas y negativas de la vida del hombre en sociedad.
b. Las fundamentaciones bíblicas han posibilitado el recurso al equilibrio dentro de
la interpretación de las dos opciones de construcción social: afán institucional
(Esdras) y afán trascendente (Jesucristo).
c. La visión sacramental de la historia se entiende desde la teología de la historia
en donde se percibe la acción de Dios. La mejor referencia para entender todo
esto es el concepto de Historia de la Salvación.
d. La visión sacramental de la historia o, lo que es lo mismo, la teología de la
historia, posibilita la verdadera unidad e integralidad en la visión de la
72
dimensión social del hombre. De la misma forma, acentúa el valor de lo
trascendente sobre lo práctico de la vida social.
3.7. Conclusiones
a. A la base de las precedentes reflexiones se instaura una gran pregunta: ¿Cuál es
el puesto del teólogo en la vida de la comunidad católica?
b. El teólogo católico tiene la misión de interpretar la historia de su pueblo para
iluminarla a la luz de la Historia de la Salvación. Esto lo debe hacer guardando
un justo equilibrio entre el afán institucional y el de defensa por los valores
trascendentes y espirituales que a primera medida parecerían poco prácticos.
c. Nunca es tarde para repensar la historia y los momentos fundantes de una
sociedad que como la colombiana adolece de unidad nacional y se desangra en
la individualidad de los regionalismos.
d. La fecha del 20 de julio de 1810 no cobija la generalidad de los intereses
nacionales sino que acentúa el centralismo bogotano posibilitando con ello los
odios regionales y el atraso en comunicaciones, infraestructura y auto-
sostenimiento de las diferentes regiones apartadas del centro.
73
4. PROPUESTA EDUCATIVA Y PASTORAL
4.1. Titulo del proyecto
Celebración - Bicentenario de la Independencia Nacional: 1819-2019
4.2. Impacto
La propuesta de celebración del verdadero bicentenario nacional de la independencia
ayudaría a la generalidad de la sociedad colombiana a recuperar su verdadero momento
fundante y a valorar mayormente sus raíces históricas.
Partiendo del campo de la educación, la propuesta también iría afectando cada una de
las otras dimensiones sociales, a saber: la religión, la política, la cultura, la economía, la
ecología, la tecnología y el ecumenismo.
74
4.3. Objetivo General
Ofrecer una celebración simbólica, rememorativa, catártica, artística y proyectiva que
permita a todos los colombianos celebrar su identidad y sus raíces históricas e
integrarlas en la memoria colectiva de su presente hecho social en orden a construir más
conscientemente la sociedad colombiana del futuro siglo XXII.
4.4. Objetivos Específicos
a. Concientizar a las instituciones educativas sobre la necesidad de una mayor
conciencia histórica que posibilite un cambio de pensamiento y el compromiso
de las mismas por preparar la celebración del bicentenario.
b. Integrar a las diferentes dimensiones sociales dentro del programa de
celebración del bicentenario teniendo como telón de fondo la idea sacramental
de la historia: reconciliación con el pasado, actualización del presente y
proyección del futuro.
c. Definir una celebración oficial que integre los intereses generales de las
diferentes regiones y departamentos así como de los diferentes ministerios para
crear conciencia sobre la necesidad de integración nacional y de
descentralización territorial
4.5. Medios
Programación ya acordada y anticipada del Gran Concierto Nacional (20 de julio de
2010),
Disponibilidad participativa de nuestros artistas colombianos,
75
Cubrimiento general para todo el país así como para países de mayor residencia de
colombianos,
Academias artísticas de Colombia,
Mayor publicidad a nivel televisivo y radial,
Campaña camiseta del grito de independencia con el Logo del Bicentenario para ser
utilizada en el Gran Concierto Nacional y hacer memoria de los secuestrados,
4.6. Contenidos
1. RECONCILIACION CON EL ORIGEN Y CON UN PASADO DE
VIOLENCIA (CANCION DE JUANES: DIA DE MUSICA ENFERMA)
• Gran Celebración y Representación Ecuménica – Momento Teológico -
Ayuda de la Comunidad Judía y Academias de Arte Nacional.
• Reconciliación con nuestros orígenes:
- Culturas Indígenas.
- Próceres y Mártires de la Independencia.
- Indecisión Política
76
• Reconciliación con nuestras víctimas de la violencia (Política,
Narcotráfico, Guerrilla, Paramilitares, Secuestro, Masacres, Intolerancia –
Representaciones Teatrales)
2. RENOVACION DEL PRESENTE (CANCION DE SHAKIRA: PIES
DESCALZOS)
• Una vez perdonados se podrá sentir la verdadera alegría para seguir
celebrando en grande.
• Celebración de la existencia de nuestras instituciones: Políticas,
Religiosas, Culturales, Económicas y Científicas. Es ocasión para recordar
nuestro liderazgo en todas estas áreas y de honrar a nuestros héroes y
lideres. Dar un momento después de cada interpretación musical para que
uno de nuestros líderes y, desde los diferentes elementos del hecho social,
tenga la oportunidad de hablarnos.
3. PROYECCION HACIA EL FUTURO (JORGE CELEDON: QUE
BONITA ES ESTA VIDA)
77
• Colombia Bicentenario 2019. En este momento proyectivo se concentrara
la atención en la propuesta de los planes para celebrar el Bicentenario el 7
de Agosto de 2019. Se podrían sugerir los siguientes:
1. Creación del Centro Nacional de Eventos en una área grande a donde
converja un gran número de personas (Puede ser el mismo parque Simón
Bolívar que es central y de fácil acceso),
2. Concurso a nivel nacional de las facultades de ingeniería y arquitectura
así como del mundo del arte y del simbolismo para la propuesta y
creación del Símbolo Arquitectónico Capitalino. Este objetivo se debe
perseguir en cada ciudad de nuestra patria. La idea es lograr crear
centros de convergencia y reunión en torno a símbolos integradores.
Esto ayudará a una transmisión simultánea y desde diversos lugares del
evento del Bicentenario.
3. Estructuración de un programa nacional para la estructuración y
celebración del Bicentenario Colombia 2019. Este programa debe tener
en cuenta todos los elementos del hecho social (Política, Religión,
Cultura, Economía y Ciencia), con reuniones periódicas de revisión y
reestructuración. Se trata de establecer el Bicentenario como criterio de
reconstrucción de nuestra identidad y de nuestro proyecto de futuro.
4.7. Metodología
• La propuesta debe ser estudiada y preparada dentro de las instituciones
educativas tanto a nivel de formación media vocacional como profesional
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• Se debe garantizar un tiempo de evaluación en la interpretación y en la
innovación y aporte a la misma por parte de cada una de las instituciones
sociales colombianas.
• La propuesta se debe articular desde el desarrollo de cada uno de los tres (3)
momentos que propongo, a saber:
a. Reconciliación con el origen y con un pasado de violencia
b. Renovación del presente
c. Proyección hacia el futuro
4.8. Evaluación
Garantizado el tiempo de la evaluación del proyecto en cada una de sus fases, se debe
tener en cuenta la planeación de acciones concretas que puedan cambiar las
determinaciones legales que existen en materia de la celebración de la independencia
nacional
Se debe garantizar un tiempo de evaluación en la interpretación y en la innovación y
aporte a la misma por parte de cada una de las instituciones sociales colombianas.
5. CONCLUSIONES GENERALES
• Desde el análisis sociológico se pudo llegar a la conclusión de que el hecho
social no es un dato frio y objetivo que se puede objetivar sino que pertenece a la
dinámica del misterio humano viviendo en sociedad. Del mismo modo, es
79
mucho más abarcante y rico hablar de la dimensión social del ser humano, en
vez de quedarnos con el mero concepto de hecho social, para integrar dentro de
ella a todas las instituciones sociales que son la manera como el hombre actúa y
se reconoce en los otros. Las instituciones, parodiando lo dicho por De Vaux,
representan la manera como el hombre se concibe, concibe al mundo y concibe a
Dios.
• Parecería ser como si el mundo contemporáneo fuera cediendo poco a poco a su
disposición y capacidad de encontrar motivos para celebrar. Debido a ello, es la
incapacidad de las instituciones para crear nuevas significaciones y proponer
nuevos sentidos de vida para cada uno de los individuos que comparten la
misma red simbólica y los mismos significados. Cabe anotar que dichos motivos
han sido en apariencia tan variados pero en esencia han sido los mismos: deseos
de armonía y trascendencia.
• Pero más allá de una visión sociológica de la capacidad celebrativa del hombre
se enmarca la dimensión sacramental de su vida. Esta perspectiva, perfilada
desde una concepción histórica diferente y que nace en ambiente judío con el
ideal del memorial pascual, es potencializada por la perspectiva cristiana cuando
habla de sacramento. Entonces, el tiempo es integrado dentro de un presente que
hace memoria (recuerda), un presente que se celebra (actualiza) y un presente
que se proyecta hacia el futuro (pronostica). Del mismo modo, el espacio es
integrado más allá de una visión dualista que divide y determina: ¡esto es
sagrado y eso es profano!
80
• Para el autor es claro que las perspectivas anteriores solamente pueden ser
explicitadas por la labor del teólogo, entendido este como el liturgo de la historia
de su pueblo. Solamente él posee la capacidad para rastrear en la historia los
pasos de Dios, y solo él posee la herramienta fundamental para hacerlo: la apatía
santa por las cosas del mundo y el amor sacrificado por el misterio de Dios que
se hace hombre y humaniza y del cual él es testigo. Es así como el teólogo
formado es capaz de traspasar los elementos formales de las celebraciones
ritualistas y excesivamente tradicionalistas para lanzar un grito y advertir que la
dimensión sacramental es mucho más amplia y que en ella el tiempo y el espacio
se unen desde la perspectiva de salvación (kairotica) y no desde la perspectiva
cronológica y natural.
• Dios no es un ser que actué en el aire sino que se inserta en la vida de los
hombres y promueve el fortalecimiento de sus instituciones sociales. Esto es
propiamente la historia de la salvación, la historia de la constitución de un
pueblo en donde Dios es el señor y el pueblo es parte de ese Dios. Esto es
propiamente lo que se llama crecer en una mayor conciencia histórica de la
revelación. Siguiendo la mejor forma de interpretar el dato revelado, los
teólogos liturgos de la historia de su pueblo han posibilitado hacer conciencia
del dinamismo que la manifestación de Dios a los hombres trae consigo. Por lo
tanto, las de espacio y tiempo, vistas desde el análisis teológico, adquieren una
mayor fuerza al describirse como posibilidades kairoticas. A decir verdad, este
es el principal aporte que se deriva de una teología de la historia.
81
• Esta visión dinámica de la historia en clave de Revelación, choca muchas veces
con la mentalidad institucionalista que impera en las grandes instituciones
sociales de nuestra patria y a nivel mundial. En lo que hace referencia a las
instituciones religiosas, y en concreto a la iglesia Católica, se observan muchas
falencias en la interpretación y significación natural y trascendente de la vida de
los pueblos con dicha tradición religiosa. Es así como se carece de una fe que
impregne con significaciones históricas y trascendentes el pasado común y lo
proyecte en un proyecto común de pueblos que quieren ser testigos del Dios de
la historia.
• El autor considera, parodiando las intuiciones de Congar referentes al laicado,
que ahora el verdadero problema no es: ¿Cuál es el puesto del teólogo en la vida
de la Iglesia? Como si se pensara en reivindicar su puesto y sus derechos, sino
más bien: ¿Cómo se integra y da su aporte el teólogo en la vida de la comunidad
eclesial y social?
INDICE
Pág.
82
INTRODUCCIÓN............................................................................................................ 7
1. MARCO GENERAL DE INVESTIGACIÓN…………..................................11
2. MARCO TEÓRICO DE LA INVESTIGACIÓN.........................................18
a. ANTECEDENTES..................................................................................18
b. MEDIACION SOCIOLOGICA…...........................................………..24
c. MEDIACION HERMENEUTICA……...…….......................................41
d. MEDIACION PRAXICA………………………………………………57
3. DISEÑO METODOLÓGICO DE LA INVESTIGACIÓN...........................64
4. PROPUESTA EDUCATIVA Y PASTORAL……………….…………….73
5. CONCLUSIONES GENERALES …………………………………………78
Índice…..………............................................................................................................82
Bibliografía......................................................................................................................83
BIBLIOGRAFIA
83
1. Agustín de Hipona, Santo. La ciudad de Dios, Madrid, Editorial Tecnos,
2007.
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2008.
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Antiguo Testamento, Navarra, Editorial Verbo Divino, 2005.
4. Brown, Raymond E. et al. Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo – Nuevo
Testamento, Navarra, Editorial Verbo Divino, 2005.
5. Catecismo de la Iglesia Católica.
6. Congar, Ives. Jalones para una teología del laicado, Editorial Estela, 1965
7. De Vaux, Roland. Instituciones del Antiguo Testamento, Editorial Herder,
Barcelona, 1964.
8. Durkheim, Emile. Las Reglas del Método Sociológico. Ediciones Altaya:
Barcelona, 1995.
9. Forte, Bruno. La teología como compañía, memoria y profecía. Introducción
al sentido y al método de la teología como historia. Ediciones Sígueme:
Salamanca, 1990.
10. Gutiérrez, Gustavo. La fuerza histórica de los pobres. Ediciones Sígueme:
Salamanca, 1982
11. Jaime-Barrera, Juan Manuel. Calendario del Bicentenario: Colombia 1810-
2010. Edición Tarjetas Típicas de Colombia: Bogotá, 2009.
84
12. Martínez Diez, Felicísimo. ¿Ser cristiano hoy? Jesús y el sentido de la vida.
Editorial Verbo Divino: Navarra, 2007.
13. Ministerio de Cultura. 200 Cultura es Independencia. Programas Culturales
para la conmemoración del bicentenario de la independencia. Edición
Ministerio de Cultura: Bogotá, 2009.
14. Ministerio de Educación Nacional. Serie Guías #6. “Formar para la
ciudadanía. Si es posible! Lo que necesitamos saber y saber hacer.
Estándares Básicos y Competencias Ciudadanas.” Edición Mineducacion:
Bogotá, 2004.
15. Pannemberg, Wolfgan. La revelación como historia. Ediciones Sígueme:
Salamanca, 1977.
16. Patino, Enrique y Zambrano, Andrés. Programas culturales para la
conmemoración del Bicentenario de las independencias. Edición Ministerio
de Cultura: Bogotá, 2010.
17. Von Rad, Gerhard. Teología del Antiguo Testamento. Vol. I: Las tradiciones
históricas de Israel. Ediciones Sígueme: Salamanca, 2000.
85