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EL TEMA DE FUTURO EN EPICTETO El futuro en griego moderno es, como en tantas otras lenguas eu- ropeas, una forma analítica. El hablante heleno no dispone de una forma única, sino que para la expresión de este tiempo recurre a una perífrasis constituida por el auxiliar (evolución directa del griego helenístico 6Éhw Lva > 6~vá > 6 á ) y los subjuntivos de presente o aoristo del verbo conjugado. En griego clásico y postclásico, por el contrario, a la expresión de futuridad le correspondía en cada verbo una forma diferente para cada persona en cada modo y voz: era un futuro sintético. ¿Cuándo se produjo el paso del futuro sintético al analítico? Sin duda, después de la época -transición entre los siglos 1 y 11- en que vivió Epicteto. Ahora bien, como todo proceso lingüístico, no surgió de la noche a la mañana, sino que fue fruto de una larga evolución anterior. La finalidad que persigue este trabajo es analizar el estadio con- creto de esa evolución en el que se encuentran las Pláticas de Epic- teto, escritas por su discípulo Arriano. De carácter eminentemente popular y dialógico, podemos considerarlas como un reflejo bastante fiel de lo que es la XOLV~) de la época imperial, aunque en algunas ocasiones (pocas) al lector le asaltan dudas sobre la posible influencia del aticismo en la lengua de las mismas. Está claro que todo el mun- do, hasta el más iletrado, intenta escribir algo mejor de lo que habla. Sin embargo, en líneas generales podemos decir que la lengua popu- lar de finales del siglo 1 d.C. era muy semejante a la que emplea nuestro autor. De ahí su valor, junto con otros textos contemporá- neos, como el NT o los papiros no-literarios, para el estudio de la lengua griega de la época. 2. PRESUPUESTOS DE LA EVOLUCIÓN DEL TEMA DE FUTURO Considero presupuestos indispensables, y también causas básicas, de la evolución del tema de futuro, en primer lugar, su carácter secundario, ya en época clásica, y en segundo, la evolución fonética sufrida por el griego helenístico.

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EL TEMA DE FUTURO EN EPICTETO

El futuro en griego moderno es, como en tantas otras lenguas eu- ropeas, una forma analítica. El hablante heleno no dispone de una forma única, sino que para la expresión de este tiempo recurre a una perífrasis constituida por el auxiliar 6á (evolución directa del griego helenístico 6Éhw Lva > 6 ~ v á > 6á) y los subjuntivos de presente o aoristo del verbo conjugado. En griego clásico y postclásico, por el contrario, a la expresión de futuridad le correspondía en cada verbo una forma diferente para cada persona en cada modo y voz: era un futuro sintético.

¿Cuándo se produjo el paso del futuro sintético al analítico? Sin duda, después de la época -transición entre los siglos 1 y 11- en que vivió Epicteto. Ahora bien, como todo proceso lingüístico, no surgió de la noche a la mañana, sino que fue fruto de una larga evolución anterior.

La finalidad que persigue este trabajo es analizar el estadio con- creto de esa evolución en el que se encuentran las Pláticas de Epic- teto, escritas por su discípulo Arriano. De carácter eminentemente popular y dialógico, podemos considerarlas como un reflejo bastante fiel de lo que es la XOLV~) de la época imperial, aunque en algunas ocasiones (pocas) al lector le asaltan dudas sobre la posible influencia del aticismo en la lengua de las mismas. Está claro que todo el mun- do, hasta el más iletrado, intenta escribir algo mejor de lo que habla. Sin embargo, en líneas generales podemos decir que la lengua popu- lar de finales del siglo 1 d.C. era muy semejante a la que emplea nuestro autor. De ahí su valor, junto con otros textos contemporá- neos, como el NT o los papiros no-literarios, para el estudio de la lengua griega de la época.

2. PRESUPUESTOS DE LA EVOLUCIÓN DEL TEMA DE FUTURO

Considero presupuestos indispensables, y también causas básicas, de la evolución del tema de futuro, en primer lugar, su carácter secundario, ya en época clásica, y en segundo, la evolución fonética sufrida por el griego helenístico.

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El carácter secundario del futuro en griego clásico queda bien demos- trado por estos hechos:

a) Sus orígenes diversos, no sólo entre las distintas lenguas in- doeuropeas, sino incluso en griego (futuros sigmáticos; futuros del tipo &L, ~ É o p a ~ ; etc.). Es un tema tardío, el último creado en el verbo indoeuropeo (algunas lenguas de este grupo carecen de él).

b) El paradigma del tema de futuro es incompleto: no existe en subjuntivo, y en optativo su creación es tardía (a partir de Pín- daro) y limitada (optativo oblicuo).

c) Es el único tema temporal, a diferencia de los otros temas, que son aspectuales. Pero junto al valor temporal tiene también mu- chos valores modales (participio de futuro con valor final, futuro deliberativo, etc.).

Teniendo en cuenta la semejanza semántica del futuro y del subjun- tivo ( Z 459 xaí ~ c o d TLS E ~ J O L , Eur. Ion 758 &hcop&v fi o~y¿bp&v 4 ZL G ~ a o o p ~ v ; ) y el origen subjuntival de muchos futuros clásicos (EGopx, n íoya~) , Schwyzer' se inclina por la consideración del futuro como anti- guo subjuntivo de vocal temática breve correspondiente al tema de aoris- to. Chantraine2 se hace eco de esta posibilidad, pero la rechaza por no cumplirse en los verbos cuyo terna de aoristo es radical (&Eo - rjyayov, etc.), e incluso en otros verbos en que ambos temas son sigmáticos (zwG - h a v a , etc.). En torno al origen del tema de futuro, cf. también Adra- dos3, Mutzbauer4, Magnien5, Biinescuh. De gran interés para nuestro es- tudio es el trabajo realizado por Hahn7. Según éste (p. 138 SS.) el subjun- tivo y el optativo eran originariamente temas temporales y sus formas ex- presaban valores aspectuales. Su valor era cercano al del llamado futuro de indicativo (expresaban lo venidero), y entre ellos había una pequefia diferencia de matiz: el subjuntivo expresaba una futuridad más viva y el

' E. SCHWYZER, Griechische Grummatik, Munich, 19593, 1, p. 787 2f. P. CHANTRAINE, Morfología histórica del griego, traducción española en Edi-

ciones Avesta, Reus, 1974, pp. 163 ss. F. R. ADRADOS, Lingüística Indoeuropea, Gredos, Madrid, 1975, pp. 702 SS. C. MUTZB~UER, Die Grundlagen der griechischen Tempuslehre, und der home-

rische Tempusgebrauch, Strassburg, 1983, pp. 40 SS.: en Homero el tiempo de futuro está construido tanto a partir del tema de presente, como de los temas de aoristo o perfecto.

V. MAGNIEN, Le futur grec, Tomo 11 (Emploi et origine), París, 1912. N. BANESCU. Die Entwicklung des griechischen Futurums von der frühbyzan-

tinischen Zeit bis zur Gegenwart, Diss. München, Bucarest, 1915. ' E. A. HAHN. Subjunctive and Optative. Their origin as future, American Phi- lological Association, Nueva York, 1953.

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optativo una futuridad más remota (potencial). De ahí el desarrollo de los valores «will» y «wish» respectivamente. Esta teoría de Hahn se opone, se- gún él mismo reconoce, a la concepción tradicional inaugurada por Del- brück, y continuada por la mayoría de los filólogos, según la cual el IE tenía ya dos modos fuertemente diferenciados, el subjuntivo y el optativo.

Para el empleo del futuro de indicativo en oraciones principales y subordinadas en griego clásico, cf. Schwyzers, Kühner-Gerth9 y R. Lo- riaux1° (visión de conjunto sobre la subordinación y sus esquemas en grie- go clásico).

El segundo presupuesto indispensable para la evolución del futuro no es de carácter sintáctico ni gramatical, sino fonético. Se trata del itacismo, sobre el que quiero detenerme con un poco más de extensión.

Cinco grafías del griego moderno (1, EI, H, 01, Y) tienen la pronun- ciación cerrada y adelantada [i], mientras que en griego clásico sólo a la grafía (1) correspondía dicho sonido. Este fenómeno, que ha conferido al griego moderno un sello especial, se conoce con el nombre de itacismo.

No todas estas grafías evolucionaron hacia una pronunciación itacís- tica a! mismo tiempo. Es aceptado por la mayoría de los filólogos que la primera en sufrir dichos cambios fue (EI), seguida al poco tiempo por (H), y más tarde por (Y) y (01). También suele aceptarse que la con- fusión de (EI) y (H) con (1) se debe a un proceso de cierre en la rea- lización de dichos fonemas, motivada por la presión ejercida en la serie anterior por los fonemas de mayor apertura. El problema surge en la da- tación de dichas confusiones. Tradicionalmente se venía asignando el 100 a .c . como terminus post quem para la confusión (EI) - (1), y el 150 d.C. para la confusión (H) - (1), como consecuencia directa de la ni- velación de las grafías (AI) y (E) en el 100 d.C. La pronunciación ita- cística de (01) e (Y) se dejaba para época bizantina.

Sin embargo, Teodorsson" ha puesto de manifiesto que las confusio- nes son, por lo menos en sus comienzos, bastante anteriores a las fechas tradicionales. Frente a Debruriner12, quien afirma que sólo esporádica-

s E. SCHWYZER, o.c., pp. 265 SS., 290 s . , 639-689. KUHNER-GERTH, Grammatik der griechiscken Sprache. Zweiter Teil (Satz-

lehre), Erster Band, pp. 170 SS., Zweiter Band, pp. 372 SS., 399 SS., 443 SS. ' O R. LORIAUX. «Notes sur la syntaxe grecque des moda et des tempsn, LEC,

1982, pp. 133 SS., 225 SS., 347 SS. " S. T. TEODORSSON, The Phonemic System of the Attic Dialect 400-340 a . c . ,

Acta Universitatis Gothoburgensis, Lund, 1974. l 2 0. HOFFMANN-A. DEBRUNNER-A. SCHERER, Historia de la Lengua Griega,

Gredos, Madrid, 1973.

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mente aparecen en las inscripciones áticas a partir del 300 a.c. las con- fusiones (EI) - (1) , y con más frecuencia desde el 100 a.c., Teodorsson cita abundantes ejemplos de dicha confusión en el período objeto de su estudio. Igualmente Alfageme13, aunque conserva la fecha del 100 a .c . como referencia, adelanta las primeras confusiones al siglo IV.

Lo mismo ocurre con las grafías (H) - (1). Teodorsson encuentra ejemplos de confusión (AI) - (A), que interpreta como pmeba de la in- decisión gráfica ante el nuevo sonido [ae] de (AI), y en esa misma época también entre (HI) - (1) , y (HI) - (EI) . Por tanto, adelanta casi 5 si- glos los primeros ejemplos de esta confusión gráfica, indicio de la conver- gencia fonética de los fonemas representados, confusión que, según pre- cisa Alfageme, se habría producido antes en posición anteconsonántica que antevocálica.

Tampoco el diptongo (01) ha sido tan estable como se ha pretendido. Las confusiones que encontramos en el período 400-340 a .c . ponen en evidencia, en primer lugar, su carácter monoptongado anterior, y en segundo lugar, la vacilación de la lengua en la representación de ese mo- noptongo anterior, dada la profusión de las grafías con las que se con- funde.

En resumen, Teodorsson ha puesto en entredicho la cronología tradi- cional de la evolución del fonetismo griego. Las inscripciones áticas de la primera mitad del siglo IV están llenas de lo que siempre se había con- siderado como un fenómeno posterior. Ello tiene gran importancia para nuestro trabajo, ya que significa que en la época de Epicteto el itacismo prácticamente se ha completado, y que por lo tanto se habían puesto las bases que minarían diversas formas del verbo griego.

La carta del emperador Claudio a los Alejandrinos es una pmeba fehaciente e irrefutable de dicha evolución. Fechada en el año 41 d.C., es solamente unas décadas anterior a la obra de Epicteto. Además, el com- promiso existente entre las grafías y la pronunciación la convierte en un testimonio de primer orden para el estudio de la lengua.

El análisis de las formas registradas en la misma confirma los postu- lados de Teodorsson en cuanto a las fechas de los hitos más señalados del itacismo. Encontramos claros ejemplos, no sólo de confusiones (EI) - (1) y (HI) - (EI) sino también entre (Y) - (01), (Y) - (1), e (Y) - (H), lo cual es señal inequívoca de que todas estas grafías correspon- dían a un mismo fonema, o cuando menos, a fonemas muy semejantes.

l3 1. R. ALFAGEME. «Notas sobre la evolución del sistema vocálico en la koinén, CFC 9, 1975.

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Con estos prenotandos sobre la evolución fonética del vocalismo grie- go hemos querido demostrar que es anterior a la obra de Epicteto el que denominamos «segundo presupuesto básico para la evolución del futuro». Efectivamente, si (EI) y (HI) representan un mismo sonido, aquellas oposiciones morfológicas que antiguamente se basaban en su diferente realización tenderán a desaparecer: de ese modo el aoristo de subjuntivo tendrá exactamente la misma pronunciación en todas sus personas, menos en la 2.a del plural, que el futuro de indicativo (añadamos, al itacismo, la pérdida de las oposiciones cuantitativas de las vocales y las confusiones (Q) - (OY), recogidas también por Teodorsson). Por consiguiente, es lógico que ambos tiempos sufran una confusión total en su empleo sintác- tico; es lo que se intenta demostrar en este trabajo.

Hay que añadir a ello la desaparición del optativo, por diversas causas (entre ellas también la fonética) y la asunción de algunos de sus valores por el tema verbal más cercano a los valores modales: el futuro de indi- cativo.

De este modo, encontramos que en Epicteto el tema de futuro ya no es como el futuro clásico, sino que ha sufrido una gran evolución: l.") ad- misión de valores potenciales del optativo; 2.') confusiones frecuentes con el subjuntivo de aoristo, no sólo en la grafía (variante manuscrita) sino también en la sintaxis; 3.O) escasez de las formas nominales de fu- turo.

Intentaremos demostrar todos estos fenómenos con ejemplos sacados de las Pláticas.

3. MORFOLOG~A DEL FUTURO EN EPICTETO

Las formas recogidas a continuación se reducen exclusivamente al li- bro primero de las Pláticas. Hemos dividido en dos grandes grupos los fu- turos registrados: a) Futuros sigmáticos. Utilizando criterios sintácticos, los hemos dividido en futuros sigmáticos «claros» y «dudosos» (posible confusión con formas de aoristo). b) Formas propias de futuro, sin con- fusión posible con aoristos de subjuntivo (por diferencia en los temas, en el vocalismo de la raíz, etc.).

A) Futuros sigmáticos claros Hemos encontrado 69, en su mayoría en la voz activa (sólo 9 futuros medios) y en las tres personas del singular, probablemente por el carácter dialógico de la obra de Epicteto. Tales fu- turos son:

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o~wnfioo, 2, 20; no~fiaers, 2,21; xgoosn~oogs6osr, 2,24; &cpehW, 2, 29; &yvofioer, 2,31; paozáoe~, 3, 2; Gvatvxípe~, 4, 2; ~6xae~ozfiosr, 6, 2; En~6vpfioets, 6, 24; SE@O, 6, 43; Exatfioe~, 6, 29; zaeáger, 6, 29; JTolfioCO, 7, 25; 6 ~ ~ 0 ~ 1 , 9, 9; J C O L ~ ~ E L ~ , 10, 3; &SET~L, 10, 3; sceioo, 11, 5; oscov8áo&~g, 11, 15; ai~~aaóp~iq.a, 11, 35; nereaoópe- ea , 11, 35; ait~aoóp&6a, 11, 37; Ex~oxon~oopsv, 11, 38; &záao- pev, 11, 38; naqaxo~fiae~g, 12, 24; &yavaxt+se~g, 12, 25; Gvoa- tym7joe~g, 12, 25; 6póoete, 14, 15; 6póoate, 14, 16; z q ~ ~ ) o o , 15, 4; Éyxazahei~o, 16, 21; 6eiEw, 17, 22; pÉpQg, 17, 28; ÉyxahÉoerg, 17, 28; GT~OEL, 18, 17 (bis); &cpeheii, 18, 17 (bis); xatacpeov?jae~, 18, 22; Gfiaw, 19, 8; Ganavíptq, 19, 26; y~áQovorv, 19, 27; notfioeq, 19, 28; cpopjoo, 19, 29; xatayeháaovtar, 22, 18; ~ E E L , 22, 18; h t r - no~fiol;l, 24, 15; Sqtfioe~g, 24, 14; x o ~ p j q , 24, 15; naiEo, 24, 20 (bis); no~fiae~g, 25, 29; (p60vfio0, 27, 8; no~fioe~, 28, 8; AorGoefioe~, 28, 10; p~mjoe~, 28, 10; n ~ o o x ó Q ~ ~ , 28, 10; norfioe~, 28, 29; 8fp~1: 29, 5; tea~qhoxonfiow, 29, 6; vixípo, 29, 12; GE~EEL~, 29, 19.

B) Futuros sigmáticos dudosos. En unos casos, aparece como varian- te manuscrita el sibjuntivo de aoristo; en otros, la sintaxis nos hace pen- sar que d ich~s futuros puedan esconder una forma de subjuntivo, o ser sustitutos de un potencial (en algunos ejemplos aparecen formas de op- tativo como variantes manuscritas). Lógicamente, no hemos encontrado ejemplos en 2.a persona del plural, ya que el itacismo de < H > en sub- juntivo impedía la confusión. Hemos recogido 25 ejemplos en el libro 1:

naeaxearfjoo, 2, 10; p~zaxeíaec, 5, 1; rcevhjoo, 6, 29; ozeváEo, 6, 29; &ypmvfiaopev, 7, 30; novfioopev, 7, 30; cp6ovfiasr, 9, 20; 6av- páoe~, 9, 20; &&EL, 9, 21; sco~fioovo~v, 9, 21; Enrot~eQÓp~6a, 9, 21; onovGaoe~, 10, 2; no~ípovor, 12, 19; G L ~ Q ~ Q ~ ~ E L , 17, 3; G~iEco, 19, 9; norípw, 24, 11; ~ o h e i ~ e ~ ( h o h s i ~ q ~ SPVF), 24, 14; xoh6aer (xohúoat Sc), 25, 4; &vayxáoe~, 25, 9; xohúoe~, 25, 20; xohaxe6- oeq, 25, 25; cpopfiq, 25, 25; 6&o@~jao, 25, 27; 6&h~'pi , 26, 15; xo~fiaw, 29, 6.

C ) Formas propias de futuro. Hemos recogido en total 105 futuros que nunca pueden confundirse con un subjuntivo de aoristo. Podemos di- vidirlos en los siguientes grupos:

a) 26 formas de verbos polirrizos. -AÉyw: E@, keeí, E Q O Ú ~ E V .

-6eáo: ~ Q E L , ~ Q E u ~ E , ~ Q E z ~ L , O~óps6a -cpÉgo: oloete, olooy&v -Eexopar: eioehsúoopa~, EEehe6q -xi&: EEa~efioeta~

b) 13 formas de radicales en líquida. c) 26 futuros de verbos con tema de aoristo radical temático,

tipo Exo----$o---Eqov. d) 12 formas del futuro.de ~ ip i : É q , Eaopa~, Eoópeffa, Eozar.

EL TEMA DE FUTURO EN EPICTETO 117

e) De las 28 formas restantes, unas son futuros de la voz pasiva, otras corresponden a verbos con aoristos radicales atemáticos, etc.

Por lo que se refiere a las formas no personales de futuro los resulta- dos obtenidos son los siguientes:

- 5 participios; xatavo.íloovoa (natavo(oaoa Sb PVJ), 1, 4; 6eo~ípovlra, 20, 6; ovvqyoeípovta, 27, 16; x~qoópevo~, 29, 56; pa~ tvp 'pov , 29, 56.

Como puede observarse, 4 participios se hallan en nominativo y uno en acusativo. Además, tres están sustantivados con el artículo, y los otros dos son del tipo predicativo. Parece todo ello ser síntoma de una cierta rigidez y petrificación del participio ya en esta época.

- 17 infinitivos: p~óoso6a1, 4, 27; Gei&iv, 4, 32; &vaot@arpípo- 6a1, 7, 11; &coGeí+~, 7, 11; ~ c ~ Q ~ x o ~ o v ~ ~ E ~ ~ , 7, 11; 61a- xhavqfhjaeda~, 7, 11; &vzegeiv, 11, 20; n~oz~pfioe~v, 14, 15; &m~&josiv, 14, 16; EyxahÉoe~v, 14, 16; pÉpq~o6a~ (pÉpqao8a~ SPVBFJ et corr. Par 1958), 14, 16; no~+mv, 14, 16; ~ce io~o6a~ , 14, 16; ~ C Q O T L ~ A ~ O E L ~ , 14, 17; ~ce~t.xoi.í)oeiv, 15, 2; xazavoljo~~v, 17, 18; 5~oh~zeúoeo6ai, 23, 6.

Lo más relevante del uso de los infinitivos de futuro no es su forma- ción, regular según las normas clásicas, sino la distribución contextual de los mismos: 6 dependen del verbo pÉAhw, 7 del verbo Ópvúw, 2 de o i p a ~ y otros dos de verbos de lengua (ExayyÉhAeza~, qquiv). Esto supone que el uso del infinitivo de futuro ha quedado reducido, en Epicteto, a unos contextos específicos, fuera de los cuales se encuentra en muy pocas oca- siones.

Si analizamos detenidamente los datos obtenidos en este estudio mor- fológico, podemos sacar las siguientes conclusiones:

a) El futuro, como tema verbal, existe todavía, y con bastante fuer- za, en la obra de Epicteto.

b) Hay más futuros «irregulares» (105) que «regulares o sigmáticos» (94). Los «irregulares», precisamente por su formación particular y por su frecuencia en la lengua hablada, se conservan mejor en la conciencia lin- güística del hablante. Los «regulares» sufren con mayor intensidad su po- sible confusión con el aoristo de subjuntivo.

c) El número de futuros dudosos o con posible valor potencial es muy alto dentro del total de los futuros «regulares» (25 futuros dudosos frente a 69 futuros claros). Esto significa que los valores modales los ad- quieren antes los futuros regulares (precisamente por su posible confusión con otros temas) que los irregulares, aunque éstos también presentan abundantes ejemplos.

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Los hechos constatados en Epicteto van, en cierto modo, en contra de la tendencia a la regularización que se observa en la koiné helenística. GignacI4 recoge la tendencia a la creación de futuros sigmáticos en aque- llos verbos que tenían un futuro de tipo contracto (nahéoo, tehÉoo por nahO, tshh), o un futuro formado sobre otro tema diferente. También los antiguos futuros medios son sustituidos por formas activas (CLnoÚoo por CLnoÚoopa~, p. 321), o aquellos que servían también para la voz pa- siva por las formas correspondientes creadas a partir del aoristo pasivo. Cf. también Hoffmann-Debrunner-SchererI5 y Mirambel16.

Sin embargo, la piedra de toque para determinar el valor de una for- ma verbal en Epicteto es, sin duda, la semántica y la sintaxis. Ellas son las que nos pueden decir si un futuro es verdadero futuro, o esconde un subjuntivo, o tal vez ha asumido el valor potencial del optativo perdido, todo ello tanto en oración principal como subordinada. De esto nos va- mos a ocupar en el siguiente apartado.

4. SINTAXIS DEL FUTURO

A) El futuro en oración principal Son sólo dos, a nuestro entender, los contextos en los que la forma

morfológica de futuro puede ser considerada como «correcta»: en la apó- dosis de períodos condicionales y en afirmaciones y negaciones tajantes, fundamentalmente en un contexto dialógico.

Por lo que respecta a los períodos hipotéticos, el esquema más común en Epicteto, como en el NTI7, es el formado por una prótasis introducida por Eáv (+ subjuntivo) y una apódosis en futuro de indicativo. Ello supo- ne una progresiva reducción de los 4 esquemas clásicos, todavía conser- vados en los papiros ptolemaic~s'~ y reducidos ya en los papiros no-lite- rarios estudiados por Mandilaras19.

l4 F. T. GIGNAC, A Grammar of the Greek Papyri of the Roman and Byzantine periods, 11 volúmenes (1 fonética; 11 morfología), Istituto Editoriale Cisalpino-La Go- liardica, Milán, 1981, 11, pp. 284 SS.

l 5 0. HOFFMANN-A. DEBRUNNER-A. SCHERER, o.c. , pp. 322 SS., 333 SS.

l 6 A. MIRAMBEL, «Essai sur I'évolution du verbe en grec byzantinn, BSLP, 1966, 1, p. 171.

l7 F. BLASS-A. DEBRUNNER-R. W. FUNK, Grammatik des Neutestamentlichen Griechisch, traducción inglesa de R. W. FUNK, Cambridge-Chicago, 1961.

l8 E. MAYSER, Grammatik der griechischen Papyri aus der Ptolomüerzeit, Berlín- Leipzig, 1938, 11-1, pp. 276 SS.

l9 B. G. MANDILARAS, The Verb in the Greek Non-Iiterary Papyri, Hellenistic Ministry of Culture and Sciences, Atenas, 1973, pp. 191 SS.

EL TEMA DE FUTURO EN EPICTETO 119

También el futuro constituye la apódosis de otros esquemas condicio- nales en Epicteto, aunque éstos son mucho menos frecuentes que el an- terior:

- imperativo (prótasis) + naí + futuro de indicativo (apódosis) - participio concertado (prótasis) ---- futuro de indicativo (apódosis) - oración de relativo (prótasis) ---- futuro de indicativo (apódosis).

Por lo que se refiere a los otros futuros «correctos» es difícil su siste- matización, dada la diversidad de contextos en que aparecen. Se caracte- rizan fundamentalmente por ser futuros en oraciones principales, con fre- cuencia en boca de un interlocutor real o ficticio de Epicteto, o en otros casos en la narración misma del autor, y en los que no existe el menor asomo de posible confusión.

Veamos algunos ejemplos de uno y otro tipo:

Los ejemplos que encontramos de futuros morfológicos «correctos» en uno y otro contexto son abundantes, lo cual indica que todavía se conoce el futuro y se hace buen uso del mismo. Ahora bien, precisamente la li- mitación del empleo correcto a contextos específicos, fuera de los cuales con frecuencia adquiere otros valores, nos indica que ese buen uso es prácticamente contextual, exigido por unos determinados esquemas lin- güístico~.

Dos son, por otro lado, los grupos fundamentales de futuros con va- lores no clásicos: el futuro con valor potencial y el futuro posible confu- sión del aoristo de subjuntivo.

El optativo, modo existente en griego clásico con dos valores en ora- ción principal (potencial y cupitivo), ha desaparecido ya en esta época por diversas razones (además de por el itacismo, por otros motivos que Debrunner cita en su Historia de la Lengua Griega20). En el NT el opta- tivo potencial con Crv ha desaparecido de la lengua común (sólo se con- serva en Lucas); el optativo cupitivo todavía existe, pero tiende a ser sus- tituido por el imperativo2'. En Epicteto el cupitivo sólo existe en algunas

120 JOSÉ MANUEL FLORISTAN

fórmulas como pfi yYÉvoito, y del potencial encontramos 23 ejemplos (con &Y) que probablemente se deban a influjo a t i ~ i s t a ~ ~ .

Ahora bien, si como modo el optativo ha desaparecido, sus valores se han conservado, asumidos por otras formas verbales y concretamente por el futuro para el valor potencial. En ello coinciden también los papiros no-literarios23 y la lengua del NT (cf. Romanos 3, 6: EXEL XOS x ~ i v e i 6 &os TO.V xóopov;). También el indicativo con záxa y el subjuntivo deli- berativo pueden sustituir al optativo potencial, aunque en este último caso pienso que la razón estriba en la confusión futuro de indicativolao- risto de subjuntivo.

He aquí algunos ejemplos del valor potencial del futuro en Epicteto:

W Q ~ T L I C ~ ~ . . . 1 22, 15: Iiws ü' ETL 8wfiúopa~ & T I O ~ L ~ W ~ L ZO XQOS TOV Aía x a q -

xov; 1 29, 41: 'Eota~ XQÓYOS táxa, Ev 6 oi t~ayq8o i oiijoovta~ Eavtov~

ska i x~ouwnsia xai EpPa8a~ xai tb chepa.

En otros casos la posibilidad de una duda sobre los pretendidos valo- res potenciales no está justificada:

(Obsérvese el uso de tícv con futuro, a nuestro juicio para reforzar el valor potencial).

1 4, 1: Tívu o6v 6Éhw vixijaai; Tbv vixOv~a. xai o5zw5 &si v~xfiaei 6v 6Éhw.

La forma vixfpai que aparece en el manuscrito B sólo puede ser in- terpretada como una glosa culta ante un valor potencial evidente.

Podemos afirmar, por tanto, en vista de éstos y otros muchos ejem- plos, lo siguiente: a) aunque perviven ejemplos de la construcción de op- tativo potencial (con ilv), la expresión de este valor ha pasado al futuro de indicativo, reforzado con frecuencia por táxa o ilv; b) la presencia en variantes manuscritas de verdaderos optativos es prueba irrefutable de di- cho valor potencial.

Un apartado diferente, y quizás el que proporciona mejores ejemplos de la verdadera situación del futuro en esta época, es el de la confusión

22 MELCUER, De Sermone Epicteteo, quibus rebus ab Attica regula discedat, Mag- deburgo, 1905, p. 86.

23 MANDILARAS, o.c., pp. 271 ss.

EL TEMA DE FUTURO EN EPICTETO 121

con las formas de subjuntivo. Los hechos son muy sencillos: el itacismo y la pérdida de las oposiciones cuantitativas han igualado por completo ambos tiempos. Es probable que su uso mayoritariamente correcto res- ponda a un conocimiento de la tradición gráfica. Los abundantes ejem- plos de confusión, sin embargo, ponen en evidencia el carácter artificial de ese uso correcto, que no responde a la verdadera situación de la len- gua hablada, en la cual la diferenciación probablemente había desapare- cido por completo. Veamos algunos ejemplos significativos:

En época clásica existía ya el uso deliberativo del futuro de indicativo, que ahora se incrementa por la pérdida de la oposición o/o en primera persona del plural. (Hemos citado un solo ejemplo, pero son muchos los que se encuentran en la obra de Epicteto). Igualmente la confusión EL/^ provoca la aparición de subjuntivos en abundantes ejemplos como el de 111 22, 6.

Ahora bien, la equivalencia futuro de indicativo- aoristo de subjuntivo es tan perfecta que se produce la aparición del uno por el otro allí donde no existe siquiera confusión fonética. De este modo, en un ejemplo como 1 28, 10 parece que ykyvqta~, a pesar de no confundirse fonéticamente con pÉpic,~tai, es interpretada como una forma de futuro y no de subjun- tivo. Ello es claro testimonio de la completa indiferenciación.

Lo mismo ocurre en 1 15,7, en e1 que la forma xeopahei de B nos lle- va a una interpretación del contexto como período hipotético, en el que ncopahei (o xeopahq~) sería un futuro (apódosis) y lo mismo xexav8j. En este ejemplo, sin embargo, también es posible la interpretación de ambas formas como subjuntivos, dependientes de & q q .

122 JOSÉ MANUEL FLORISTAN

Los ejemplos de confusión son múltiples. Aquí sólo hemos aducido unos pocos, cada uno de ellos paradigma de un determinado fenómeno. Sin embargo, creemos que son suficientes para demostrar que la confu- sión entre el futuro y el aoristo de subjuntivo, en un principio sólo foné- tica, ha evolucionado hacia una identificación prácticamente total en la sintaxis y semántica. Si, por regla general, su empleo es todavía correcto, en nuestra opinión se debe fundamentalmente al conocimiento tradicio- nal de las formas y contextos.

Por último, hay que señalar que Epicteto no es único en este aspecto, como en otros muchos. También en el NT tenemos abundantes ejemplos de utilización del subjuntivo por el futuro24. La coincidencia de ambos textos es, como en otros casos, un mero reflejo del habla popular de la no~vfi de época imperial. Cf. también G i g n a ~ ~ ~ y E. Mihevc-Gabr~vec~~.

Para terminar el análisis de la sintaxis del futuro en oración principal, queremos recoger algunos ejemplos muy significativos de la situación en la obra de Epicteto.

La corrección de Coraes responde a la extrañeza de la construcción fu- turo + &v. Ya dejamos, sin embargo, expresa más arriba nuestra opinión acerca de tal empleo (vid. 1 11, 32).

Sin duda alguna, la frase última, en la intención del escritor, constituía un período hipotético compuesto por imperativo + nai + futuro, como

24 BLASS-DEBRUNNER-FUNK, o.c., pp. 183 SS.

25 F. T. GIGNAC, o.c., pp. 287 SS.: formas como 6 ~ ~ ~ x 6 (s. 11), 0x6 (A.D. 586), E A 6 6 (según Gignac mejor que Eh6o) son usos futurísticos de aoristos de subjuntivo. Como puede observarse, el empleo afectaba no sólo a los verbos con temas de aoristo y de futuro sigmáticos, sino incluso a otros en los que la confusión no estaba justifi- cada.

26 E. MIHEVC-GABROVEC, Études sur ia syntaxe de Ioannes Moschos, Ljubljana, 1960. Mihevc-Gabrovec encuentra también en Juan Mosco el empleo del subjuntivo de aoristo por futuro, e incluso el de optativo por futuro. Sin embargo, este ÚItimo caso lo consideramos como completamente extraordinario, ya que lo frecuente es lo contrario. Con todo, en la época de Juan Mosco los verdaderos sucesores del futuro toman ya esquemas perifrásticos.

EL TEMA DE FUTURO EN EPICTETO 123

otros tantos que se encuentran en las Pláticas. Las modificaciones de este fragmento se han inclinado, bien por corregir el subjuntivo (E&~AÉ<sELs, ed. Basilensis 1554), bien por conservarlo con p4 y convertir oüao en 05- ZOL, O en añadirle 06, de tal modo que obtengamos una oración de temor con elisión del sustantivo. Nosotros nos inclinamos más por la considera- ción de E E E ~ É ~ s como futuro.

I 2, 3: Tb 6' 6xáyEao6a~ 06% Eonv &cpó~qtov; ótav yoBv ná@g TLS ÓTL ~Choyov, & J C E ~ ~ & V &xfiyEato.

'AxqyEjato, a pesar de ser un aoristo, sitúa la acción claramente en el tiempo futuro. Más que por la interpretación de la forma como aoristo gnómico, me inclino por considerarla como un ejemplo en Epicteto de lo que ya Blass-Debrunner-FunkZ7 constatan en el NT, en un ejemplo como Mt. 18,15. Probablemente se trate de un cruce sintáctico entre la iteración de presente-futuro y la de pasado. Cf. también Mihevc-GabrovecZ8.

B) El futuro en oración subordinada

a) Oraciones condicionales La equiparación fonética del futuro y aoristo debería llevar consigo,

lógicamente, la aparición del futuro en subordinadas eventuales con &v (Eáv). En Epicteto, sin embargo, sólo hemos encontrado un caso de &v + futuro (111 19, 3), en el que existe la variante textual de subjuntivc. Ello, sin embargo, no quiere decir, a nuestro juicio, que no se haya pro- ducido la equiparación; simplemente, que los esquemas sintácticos tradi- cionales se conservan mejor en los textos escritos. La presencia de un solo caso es ya suficiente para concluir que la indiferencia de ambas formas es un hecho real.

El NT presenta una situación semejante: algunos ejemplos de Eav + futuro, en los que existe también la variante de subjuntivoz9. En los pa- piros ptolemaicos, sin embargo, se conservan bastante bien los esquemas clásicos30 y en los no-literarios la aparición de ejemplos de Eáv con futuro es tardía, del siglo IV d.C.31. Podemos observar, por lo tanto, que el paso de los siglos lleva consigo, indudablemente, un incremento de confu-

27 BLASS-DEBRUNNER-FUNK, o.c., p. 171. 28 E. MIHEVC-GABROVEC, o.c., p. 63: empleo de aoristos de indicativo con valor

de futuro. 29 BLASS-DEBRUNNER-FUNK, o.c., p. 190. 30 MAYSER, o.c., 11-1, pp. 283 SS.

31 MANDILARAS, o.c., p. 195.

124 JOSÉ MANUEL FLORISTÁN

siones. Sobre la construcción sintáctica de las condicionales, cf. también Mihevc-Gabr~vec~~ y S o f f r a ~ ~ ~ . Es interesante la monografía que Mihevc-Gabr~vec~~ dedica al estudio de este tipo de oraciones en el grie- go medieval. El estado que ella nos describe puede vislumbrarse con fa- cilidad en la obra de Epicteto: - desaparece el período hipotético potencial, y quedan por tanto en

uso sólo 3 esquemas de los 4 clásicos - es desplazada progresivamente por Eáv y &v - la negación pq es sustituida por 06, y posteriormente por o 6 6 h >

6Év.

b) Oraciones de relativo Los casos más interesantes en la obra de nuestro filósofo los constitu-

yen las oraciones de relativo que denominanios circunstanciales. Las de- terminativas, que completan el significado de la oración principal, son es- casas (3 ejemplos en el libro primero), y se ajustan perfectamente a la construcción de época clásica.

Entre las oraciones de relativo circunstanciales destacan, ante todo, aquellas con valor consecutivo o final. En griego clásico ambas se cons- truían con futuro de indicativo, y el subjuntivo, sólo posible en las de re- lativo finales, expresaba un matiz añadido de deliberación o exhortación.

En la X O L Y ~ ~ de época imperial ocurre todo lo wntario: el modo nor- mal de estas oraciones es el subjuntivo, y el excepcional el futuro. Dicho cambio lo interpreta Blass-Debr~nner~~ a luz de la influencia de las subor- dinadas finales, influencia que no puede ser aducida, sin duda, en el caso de las relativas con valor consecutivo.

La causa última del empleo del subjuntivo en las relativas finales y consecutivas es la confusión del futuro de indicativo y aoristo de subjun- tivo, la perfecta equivalencia de valores de ambas formas. Añádase a ello el empleo, todavía vigente, del subjuntivo en las subordinadas finales, y

32 E. MIHEVC-GABROVEC, o.c., pp. 111 SS.: la condicional real cede su puesto a la condicional eventual. Pero la confusión de los tiempos produce esquemas sintácti- cos intermedios:

E á v + ind.: 2 8 7 3 A: E a v n á a a g s6.s drem6.s XOL~~UEL &WQWICOS EL + sub.: 2 8 7 2 C: ~i ptj p&6> fip<L>V X O L V W ~ + ~ ~ , 06 oÓi&.

33 M. SOFFRAY, Recherches sur la syntaxe de Saint Jean Chrysostome, Les Belles Lettres, París, 1939, pp.. 133 ss.

34 E. MIHEVC-GABROVEC, «Les formes des propositions conditionelles dans le grec du moyen Age», ZAnt 11, 1961, pp. 97-111.

35 BLASS-DEBRUNNER-FUNK, o.c., p. 191.

EL TEMA DE FUTURO EN EPICTETO 125

se tendrá una explicación bastante completa de por qué el subjuntivo es tan abundante en esta época en las oraciones de relativo finales. Veamos algunos ejemplos:

1 16, 16: MÉyas Ó &ÓS, óti 4piv na@éoxev i í~yava taUta 61' &v tqv yqv E@yaoóp&8a. pÉyag 6 &Ós, 6ti xeieas ~ É ~ W X E V , ÓTL xatáxooiv, óti xo~hiav, ó t ~ a2i@o8a~ hehq6Ótwg, 6 t ~ xa6~66ov ta~ &vanvsiv. (E~yaoópe8a SV- E~yaoópe8a PVBF)

111 21, 9: O6 6ei a6to2is bnomeÉ.ilra1 &vext~xovg, ovveeyrlt~xoúg, &za6eig, &ta@áxovg, Exovtás t i EcpÓ6iov to~oikov E ~ S ZOY Piov, &cpi 06 Óqpópevo~ cpÉpv Gvvfioovta~ t a ovp- nintovta xah6q xai xoapsio8ai bn' avtóv. (6vvfioovta~ J et ex corr. V - Gvvfioovza~ SVBF)

111, 22, 71: "Iva talha olcpó, 6ei a6tOv xovxxodp~ov EXELV, ónov 6e~pOv X O L ~ ~ E L t@ na~Sícp, tva a6tO ho&q eig oxacpfiv. (xoifioei PJ- n o ~ f i q SVBF)

Como puede observarse, las variantes textuales de los manuscritos se inclinan más por el subjuntivo que por el futuro. Sin embargo, no todos ellos son igual de consecuentes: así, en el primer ejemplo B y F se incli- nan por la forma de indicativo, mientras que en los otros dos lo hacen por la de subjuntivo. SV, en cambio, escriben el subjuntivo en los tres casos, mientras que P y J prefieren la forma de indicativo. La confusión es, real- mente, total. En otros casos, en cambio, no aparecen variantes textuales y la forma presente es la de indicativo:

En resumen, en las oraciones de relativo con valor circunstancial en- contramos la misma confusión subjuntivo-futuro de indicativo que está presente en otro tipo de oraciones. En éstas, como en otras, el intervalo comprendido entre los papiros ptolemaicos y el siglo 1 d.C. es fundamen- tal en la evolución de la lengua36.

c) Oraciones completivas No se aprecian prácticamente cambios en el empleo del futuro de in-

dicativo en estas oraciones con respecto a su uso en época clásica. Hay que destacar únicamente la presencia de algunos subjuntivos de aoristo como variantes manuscritas del futuro. He aquí algunos ejemplos:

36 MAYSER, o.c., 11-1, pp. 267 y 214.

JOSG MANUEL FLORISTAN

1 2, 24: Tbv ~ O L O Ü T O ~ 068' &v Exóhvev &io&hí?&iv, khhl fi8e~ 6 t ~ fi x a 6 ~ 6 e i t a ~ 61s xeeapov 4 LÉywv Egei ti oi8w ÓTL 8 Kai- oae ~ÉLEL, xai n~ooeniaoeeiía~~ ETL nheíova.

1 26,7: Ta P L W T L X ~ 06v &a tqv O~yíp aov Goxsis ÓTL yathjooyat.; 11 21, 8: ... 06% ~i8óaiv 068' ÓTL ~ É Y O V O L V 068' ÓTL EXOVULV 1~axbv

fi ei EXOVOLY 4 naea t í Exovoiv 4 nos xaiíaovzai afitóv. (na-úoovta~ PVFJ. na-úowv~a~ SB)

IV 1, 35: Eita &nqhev6Éew~a~ xai ~ 6 6 4 s pEv o h EXWV noi (~áyg, I;ytei tíva xohaxe-úog, xaea t í v ~ 8einvGq (xohaxeiíosi Sc FJ- Ge~nvfiaei Sc FJ).

Sí podemos apreciar, sin embargo, que el futuro en las oraciones com- pletivas ha adquirido en algunos casos los valores modales que ya hemos visto puede expresar en esta época, y dentro de ellos fundamentalmente el valor de potencialidad. Por lo demás, la presencia del futuro en oración subordinada completiva se ajusta a las reglas clásicas, y se produce en aquellos casos en los que en la oración principal aparecería ese mismo tema.

d) Oraciones finales

Mucho más interesante es, por su relevancia, la presencia del futuro en oraciones finales, limitada en griego clásico a aquellas introducidas por ózws y &S fundamentalmente.

Podemos afirmar que hasta la época ptolemaica se conserva con rela- tiva perfección el esquema distributivo clásico. Por lo que se refiere a las posibilidades de construcción, se conservan oraciones finales con [va , OS, QS Crv, Ó J C W ~ b, todas ellas con subjuntivo, y únicamente dos ejemplos de ónog + futuro de indicativo y uno de 0 5 +

En los papiros no-literarios OS Crv y ónos iXv quedan reducidas sólo a aquellos papiros de época ptolemaica. La conjunción por excelencia es Lva, que poco a poco elimina a Ónos, y el modo, el subjuntivo, aunque aparecen algunos casos de futuro con &S y con

En el NT39 y en Epicteto la situación es semejante entre sí, y a su vez un paso más en la simplificación de las construcciones: las conjunciones más empleadas son ónos e Lva (p( para las negativas), y el modo el sub- juntivo, además de algunos casos de empleo del futuro allí donde la regla

37 MAYSER, o.c., 11-1, p. 236 SS.

38 MANDILARAS, o.c., pp. 258 SS. y 197. 39 BLASS-DEBRUNNER-FUNK, o.c., pp. 186 SS.

EL TEMA DE FUTURO EN EPICTETO 127

clásica no lo permitía (tras Lva). Cf. también Mihevc-Gabrovec4' @va con indicativo, y ónog con futuro de indicativo) y Soffray4'.

En Epicteto, concretamente, el subjuntivo y el futuro de indicativo se emplean indistintamente tras ónos , y algo menos tras ha, que conserva una construcción más pura. Veamos algunos ejemplos:

i 9, 10: 'Eyw pEv oepa~ 8 ~ 1 EL xaíhj(S8a~ ~ b v ~ Q E ( S P ~ T E Q O V Ev.taü- 6a o+ toGto pqxavóp~vov, ó n w ~ p+l tane~vorpeovfpqte pq6E T ~ X E L Y O ~ S pq6' &y&vveT~ ' c ~ v a ~ G~ahoy~opod~ Giaho- y ~eio8e a6toi neei Eav~¿hv.. .

1 9, 23: «"Av ~ O L hÉyq~e», (pqoív, «v8v ÓTL &rpí~pÉv (SE Eni TO~TOLS, Ónwg pqxÉt~ 6~ahÉSg ~ o - ú t o v ~ t o d ~ hóyov~ 055 ~ É X Q L v8v 8~ehÉyov pq8E ~ ~ Q E V O X ~ ~ O E L S 4pGv T O ~ S ~ É O L S pq6k toig yÉ- eov(S1v.. .» (naemoxhfpq~ PBJ) .

Podemos observar en ambos ejemplos que la conjunción Onog tan pronto introduce un indicativo como un subjuntivo (consideramos &a- hÉEy como un subjuntivo; creemos que la mano que escribió n a p v o - ~ A f i q ~ por n a ~ ~ v o x h f i o a ~ g también lo interpretó de esta manera). Si ya siempre Onos pudo construirse con futuro o con subjuntivo, no es de ex- trañar que también ocurra en esta época en que la diferenciación fonética de ambos tiempos es inexistente.

xhqrlxbg naeaxataxeíp~vo~ 6avpáoe~; (8avpáo~i SF- 8 a v p á q PVBJ).

La construcción Lva + futuro de indicativo, inusitada en época clásica, aparece en el NT (Lc. 14, 10: Lva. .. $@E[; Mt. 12, 10: 'iva ... ~ a ~ q y o ~ f i - ( S O U ~ L V , etc.). También la encontramos en Epicteto, aunque en este caso 'iva es claramente un precedente de la conjunción completiva v á del grie- go moderno, y en realidad equivalente a OTL. Sin embargo, ya sólo por la presencia de la forma de futuro tras Lva podemos concluir que en la len- gua popular la diferenciación de las construcciones no era viva.

5 . FORMAS SUSTITUTORIAS DE FUTURO. PERIFRASIS VERBALES

Si el futuro sintético ha entrado en una fase de profunda confusión, que lo llevará a su desaparición, hay que analizar en qué medida la lengua

40 E. MIHEVC-GABROVEC, o.c., pp. 105 ss. 41 M. SOFFRAY, o.c., pp. 120 SS.

128 JOSÉ MANUEL FLORISTAN

está creando nuevos mecanismos de sustitución de la forma sumergida en el marasmo sintáctico-semántica.

Uno de estos procedimientos alternativos, casi tan antiguo en cada lengua como la propia lengua, es el empleo del presente con valor de fu- turo. Mandilaras divide los praesentes pro futuro que analiza en 4 grupos, que concuerdan, grosso modo, con los usos futurales del tema de presen- te que encontramos en Epicteto.

1 2, 29: "Aye obv ' E X ~ X Z ~ T E , 6~a&eqoa~. "Av & cp~hóoocpos, hÉyw «o6 G~aEveópa~»

1 11, 37: ... nene~op.Évs~ ~ T L , &v pfi qpiv 6 ó E ~ ro~aü-cá nva sival, 06 X Q ~ T T O ~ E V ~a ~ X Ó L O V ~ U .

IV 7, 31: -'Ahh' ácpa~eeitai oov 6 teáxqho~ -'Eileívov 6' a6~oü &si E ~ L ~ É v E L , fipóv TOY n~~6opÉvwv;

IV 6, 23: áhh' ácp' &v a&oi ne~vóoiv fl 8~qóat.v olovza~ il&pÉ. Tí o h a 6 ~ o i ~ n o ~ + r w ; X E Q L E Q X ~ ~ E V O S ilq~ijooo ilai hÉyo.. . ;

Los presentes con valor de futuro aparecen en Epicteto fundamental- tamente en 3 contextos de los 4 que cita Mandilaras: en apódosis de pe- ríodos condicionales, con verbos de movimiento y con algún adverbio temporal que los sitúa en el tiempo venidero.

Si tenemos en cuenta la confusión en que está sumergida la forma de futuro, y el escaso desarrollo de las perífrasis verbales, como ahora vere- mos, no será de extrañar la profusión de praesentes pro futuro en Epic- teto, construcción existente desde la época clásica.

La construcción 6Ého ha + subjuntivo, precedente último del futuro del griego moderno, está atestiguada en Epirteto sólo en 4 ocasiones, de las cuales dos aparecen en el libro 142. Sin embarga, es dudoso que dicha construcción tenga ya en esta época valor de futuro. En los cuatro ejem- plos el sujeto del verbo 6Ého no es el mismo que el del verbo introducido por ha, y el valor voluntativo de 6Ého queda bien de manifiesto ( iva tie- ne valor completivo). Para que la perífrasis pueda adquirir valor de futu- ro, es fundamental, a nuestro juicio, que coincida el sujeto de ambos ver- bos. En el caso contrario, 6Ého siempre expresa el deseo de actuar sobre la voluntad del interlocutor o de una tercera persona, pero n c tiene ca- rácter futural. Veamos a lgun~s ejemplos:

1 21, 3: q6ehov Lva V E ilai oi &navtóvt~s 6avpátoo~v ilai Enailo-

EL TEMA DE FUTURO EN EPICTETO 129

Por lo que se refiere a la perífrasis de 6Ého + infinitivo con valor de futuro, su existencia puede, sin duda, ser puesta en entredicho. Creo, sin embargo, que tenemos en este caso más argumentos para justificar dicho valor:

La mayoría de los ejemplos en que 6Ého + infinitivo parece tener un valor futura1 están en un contexto interrogativo retórico, en el que se es- pera una respuesta afirmativa del interlocutor. El segundo gran grupo de esta construcción es el formado por las apódosis de períodos condiciona- les cuya prótasis está en subjuntivo. En los dos últimos ejemplos citados puede verse claramente que es así: en un esquema sintáctico en el que normalmente aparece un futuro (excepto las confusiones con subjuntivoc y otros sustitutos de futuro) nos encontramos con esta perífrasis de 6Ého con valor futural. Sin embargo, no se nos escapa que la interpretación de 6Éhw como verbo de voluntad es perfectamente posible y justificable.

Las perífrasis de pÉhho, también existentes desde la más antigua literatura griega, son otro de los métodos sustitutorios frecuentes en Epicteto, dada su relativamente inusitada abundancia (10 ejemplos en el libro 1):

El empleo de pÉhho en esta época no difiere prácticamente del clási- co: el verbo recalca el vaior de inminencia o de obligación que se quiere dar al contexto verbal. También es muy útil la construcción de pÉMo para expresar la futuridad de un contexto de pasado:

El empleo de pÉMw no reviste, por tanto, ninguna novedad esencial. Sólo es de destacar la presencia de infinitivos de futuro tras pÉhho, a di- ferencia del NT en el que únicamente aparece tras este verbo en los

130 JOSÉ MANUEL FLORISTAN

Hechos43, y del infinitivo de presente, mas no del de aoristo. La perífrasis de pÉhho, como los praesentes pro futuro, es una construcción ya existen- te hace muchos siglos, pero su empleo ha experimentado un notable auge debido a la evolución semántica y sintáctica del tema de futuro.

La última perífrasis que hemos analizado en la obra de Epicteto es la compuesta con el verbo Exo. Ni Mayser ni Blass-Debrunner la registran con valor de futuro. Mandilaras encuentra un primer ejemplo en el s. 11, y los siguientes son ya muy posteriores (siglos VI-VII). Sólo cuatro ejem- plos hemos encontrado en el libro 1 de las Pláticas, de los cuales única- mente dos podrían ser interpretados como futuros de indicativo:

En ambos casos la perífrasis de EXO constituye la apódosis de un pe- ríodo condicional, construido normalmente con futuro de indicativo. En el segundo ejemplo, además, EXO ~ É Y E L Y podría ser considerado como una variatio con respecto a EQW. Sin embargo, en los dos casos es también posible la interpretación de 8x0 como «tener» o como «poder». De ahí que la presencia en Epicteto de perífrasis de Exo con valor futura1 sea perfectamente cuestionable.

Como bien puede observarse, en la obra de nuestro filósofo no son todavía las perífrasis verbales los verdaderos medios sustitutivos del futu- ro. Los primeros intentos serios llegaron unos siglos más tarde, y se prolongarán prácticamente durante toda la Edad Media hasta que la len- gua asuma definitivamente el mecanismo perifrástico que encontramos en el griego moderno. Un análisis detallado de este proceso puede encon- trarse en el artículo de Mirambel4" ya citado. Cf. también Mihevc-Gabro- v ~ c ~ ~ .

Podemos terminar afirmando, a manera de resumen, que la expresión de la futuridad en la obra de Epicteto está caracterizada por los siguientes factores:

a) La equiparación fonética, por itacismo, del futuro de indicativo y del aoristo del subjuntivo. Esta circunstancia trae consigo la presencia de subjuntivos en contextos de futuro, y viceversa,

43 BLASS-DEBRUNNER-FUNK, o.c., p. 174. A. MIRAMBEL, o.c., pp. 178 SS.

45 E. MIHEVC-GABROVEC, o.c., pp. 64 SS.

EL TEMA DE FUTURO EN EPICTETO 131

tanto en oración principal como en oraciones subordinadas. Además, no son sólo subjuntivos sigmáticos los confundidos, sino otros tipos de subjuntivos, y otras personas diferentes, a las que precisamente el itacismo las llevaba a diferenciarse clara- mente del tiempo de indicativo.

Asunción de valores potenciales, por la pérdida del optativo como modo. Dichos valores pueden aparecer también tanto en oración principal como subordinada.

Limitación a contextos muy específicos del valor propio del tema de futuro. El futuro está bien empleado en un 80-90 % de los ca- sos. Sin embargo, las desviaciones de los demás casos respecto a la norma clasica son suficientes para concluir que dicho empleo correcto es más algo conservado por tradición que presente y vivo en el lenguaje popular.

La situación de profunda confusión que supone todo lo anterior no es óbice para que sea relativamente alta la frecuencia del tema de futuro. El futuro existe, pero ya no es tan unitario como en época clásica: es un gigante con pies de barro, un edificio en verdadera ruina interior, pero que conserva todavía la fachada de su esplendor pretérito.

A pesar de todo ello, no parece que se hayan creado todavia ver- daderos mecanismos de sustitución del tema verbal. Sólo el pre- sente por futuro y las construcciones de yÉUo, que no suponen novedad alguna, parecen apuntalar la expresión de la futuridad. La perífrasis de 6Ého + infinitivo también parece querer susti- tuir al futuro; en los otros casos, el valor futura1 es algo más que dudoso.

Por último, y aun a riesgo de resultar repetitivos, queremos recordar que Epicteto, como el NT, con el que coincide plenamente en varios fe- nómenos, según hemos podido comprobar, es un fiel reflejo de la ? C O L Y ~

popular de Época Imperial, y, por otro lado, constituye un eslabón más en la cadena evolutiva hacia el griego moderno, eslabón claramente dife- renciado -también hemos podido comprobarle+ de otros anteriores, como son los papiros de época ptolemaica.

José Manuel FLORISTÁN IM~ZCOZ Universidad de León