El Sol Del Poder

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  • Revista ColombianaRevista ColombianaRevista ColombianaRevista ColombianaRevista Colombianade Antropologade Antropologade Antropologade Antropologade Antropologa

    Volumen 39, enero-diciembre 2003

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    RESEAS

    EL SOL DEL PODER.SIMBOLOGA Y POLTICA ENTRE LOS MUISCAS

    DEL NORTE DE LOS ANDESFRANOIS CORREA RUBIO

    Universidad Nacional de Colombia. Bogot. 2004

    EN SU OBJETIVO GENERAL, EL TRABAJO DEL PROFESOR CORREA ABORDAuna tarea que en gran parte est an incumplida por los investi-gadores de los aborgenes americanos, tarea que el antroplogoy abogado estadounidense Lewis Henry Morgan defini as:

    Antes de que logre existir una etnologa cientfica aplicada a losaborgenes americanos, es preciso eliminar los preconceptosequivocados y las interpretaciones errneas que ocultan actualmentela memoria de nuestros aborgenes; a menos que esto pueda conseguirseefectivamente y de algn modo, esta ciencia no podr establecersejams entre nosotros. Nuestra etnologa fue iniciada para nosotros porinvestigadores europeos y corrompida en sus bases por una concepcinerrnea de nuestra realidad. Los pocos americanos que se han dedicadoa ella han seguido generalmente el mismo camino, ya que, mientrasfingen estar despejando el terreno, por el contrario, amplan y agrandanlos errores primitivos de interpretacin. No pretendo saber si es posibleempezar de nuevo y recuperar lo que se ha perdido para desarrollarnuestra propia etnologa, pero es vlido intentarlo1.

    Esta apreciacin no significa que el presente trabajo ignorelos aportes de diferentes investigadores sobre los aborgenes delaltiplano cundiboyacense, pero s seala que todava se mantie-nen en pie muchas interpretaciones creadas por los espaoles,como aquellas que se refieren a un imperio muisca en forma-cin y sustentado en el poder de los caciques, en cuya organiza-cin existan tirana, explotacin y esclavitud, sobre la base deuna organizacin jerrquica de tipo piramidal que presida unorden social fundado en pueblosy, por lo tanto, en relaciones debase territorial ms que de paren-tesco, en transicin a o ya con una

    1. Lewis Henry Morgan. 1970. Systems ofconsanguinity and affinity of the human family.Anthropological Publications. Oosterhout (TheNetherlands): 308.

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    sociedad de clases y estado. Visin sta que no slo dio plenajustificacin a la conquista europea, con el pretexto de liberar alpueblo muisca, sino que en la actualidad contina fundamentan-do gran parte de la historia patria y pretende dar explicacin dealgunas caractersticas endmicas de los colombianos, comohacen algunos con la que llaman cultura de la violencia, asmismo marcar su futuro, el destino ineluctable de las gentes y lacultura de los colombianos, como tan acertadamente lo sealael autor de este libro.

    Para lograr su cometido, el profesor Correa aborda el estudiode la etnohistoria muisca, en especial en lo que concierne conel poder, siguiendo una metodologa que aplica a la informa-cin disponible una forma de anlisis y una conceptualizacinderivadas de aquellas de la etnologa colombiana y andina, enespecial la que tiene que ver con los estudios de parentesco, enlos cuales el profesor Correa es una reconocida autoridad, y laque escudria en los mitos de los indgenas las relaciones so-ciales sobre las cuales se basan sus sociedades, estrategia inves-tigativa que el autor viene desarrollando sistemticamente desdesu poca de estudiante y que implica una toma de posicin te-rica acerca del carcter de la relacin de las historias de losantiguos con la realidad en la que stos vivieron.

    Planteado as el trabajo, se trata de una reinterpretacin de lasociedad muisca sobre la base de una seria crtica de fuentes se-cundarias y terciarias, principalmente provenientes de los cronis-tas espaoles, pero tambin de historiadores, etnohistoriadores,etnlogos y arquelogos. Emplea tambin algunas fuentes prima-rias documentos de archivo, visitas en especial que han sidodadas a conocer y utilizadas anteriormente, en pro de sus propiasconclusiones, por otros investigadores. Cabe destacar que el autorincluye como apndice de su trabajo las distintas versiones de losmitos segn sus diversos autores, permitiendo as que el lector puedaconfrontarlas en forma permanente con el desarrollo del anlisis y,si as lo quiere, desarrollar su propia interpretacin.

    Piedra angular e inicio del texto lo constituye el esclareci-miento tanto del papel de la pareja primigenia conformada porel sol y la luna en el origen del universo, como de las implica-ciones posteriores de las diferencias de gnero mediante la ac-cin del sol y de su mensajero, Bochica, en la territorializaciny ordenamiento del mundo. Aqu se destaca el poder de tal en-viado sobre los elementos de la naturaleza y su efecto sobre las

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    personas su salud y enfermedad y sus pertenencias casas,labranzas, plantas y comidas, facultades que habran heredadolos caciques, sus descendientes. De este modo, los movimien-tos del sol orientan y ordenan el cosmos y el territorio y contro-lan la naturaleza y sus efectos por medio de los caciques, quienesrecibieron la herencia de este poder siguiendo las formas de su-cesin. En cambio, Bachu, la luna, salida de la laguna de Igua-que, da origen a la humanidad y funda el orden de lo social.

    De este modo, ambos personajes, a la vez opuestos y comple-mentarios, articulan la sociedad con la naturaleza, dando lugar a loque el profesor Correa, siguiendo a Vincent, Dory y Verdier, deno-mina una construccin religiosa del territorio muisca. Se estable-ce as un conjunto articulado entre ancestros y sociedad, los cualesse comunican por medio de umbrales: cerros, cuevas y lagunas.As, los relatos legitiman el poder solar de los caciques y garanti-zan su autoridad al hacerlos depositarios del control sobre la natu-raleza y, por consiguiente, garantes de la reproduccin de la vida.

    Puesto que el sol y la luna constituyen una pareja conyugal,sus poderes y papeles conforman un par que est regido por unacomplementariedad contradictoria y cuyos opuestos se tocan.Esto ltimo lo confirma el propio autor cuando caracteriza lavisin espaola de la accin de Bachu en relacin con la deBochica como una diatriba contra la mujer y no como la ex-presin de un choque irreductible entre estos dos personajes.

    La cosmovisin anterior implica que el modelo conceptual delos muiscas para pensar el mundo y conseguir su manejo se rigepor la relacin entre cnyuges y por el parentesco, cosmovisinque, recprocamente, norma la accin de la sociedad en el mane-jo del territorio, en especial por medio de lo que el autor llamarituales, pero que ms propiamente cabra llamar trabajos.

    As, las relaciones entre ancestros y sociedad, que se derivande lo establecido antes, son la base sobre la cual se desarrollatodo el complejo ritual que existe entre los muiscas, con laintervencin de elementos que el profesor Correa denomina co-nos, y que son representaciones de los ancestros. El anlisis einterpretacin de los mismos constituyen otra de las grandestemticas que se abordan en el texto. Mediante procesos demomificacin se garantiza la perpetuidad de la presencia de loscaciques, personificaciones del sol, entre sus gentes, as comosu conversin en ancestros. Otra va de relacin con ellos la

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    constitua el proceso iconogrfico de elaboracin de los objetosque los espaoles llamaron dolos y falsos dioses.

    En su estudio, el autor establece una diferencia metodolgicaentre el procedimiento crtico que siguen los historiadores paraestablecer la veracidad de las aseveraciones que contienen losdocumentos disponibles, comparndolos entre s, en especialconfrontando las versiones de los cronistas con los informes ad-ministrativos que se encuentran en los archivos, y el suyo, que sefunda en el anlisis de ciertos principios bsicos en los que des-cansaban la sociedad y la cultura de los muiscas, cuya coheren-cia ser resultado de la confrontacin de tales principios endiferentes campos de realizacin social y simblica, procedimien-to que corresponde a la etnologa.

    Ancestros e conos permitan a los muiscas una representa-cin de su identidad social. Entonces, la comunicacin con ellospor medio de los rituales suministraba los medios para la re-produccin de su identidad y, por consiguiente, la de la socie-dad muisca como tal; es decir, para que aquella fuera posible nose precisaba solamente de las relaciones entre los vivos sinotambin entre estos y los muertos, recreando de este modo lahistoria de sus relaciones sociales.

    El anlisis de los rituales se desarrolla teniendo en cuentala dimensin espacial sobre la cual se disponen las gentes y losobjetos, distinguiendo tres pares de oposicin: centro y perife-ria, arriba y abajo y adentro y afuera, que marcan una clara te-rritorialidad de los ciclos de su ejercicio. Pero la ritualidad seenmarca igualmente en una temporalidad que relacionaba lastransformaciones de la naturaleza, las actividades econmicasy el ejercicio del ritual en un ciclo anual. Cabe destacar la cons-tatacin clara del papel esencial de los caciques, la autoridadpoltica, en la promocin y animacin del ritual, lo cual, a suvez, legitimaba el ejercicio de su propia autoridad.

    De entre el vasto conjunto ritual, el profesor Correa hacenfasis especial en los que denomina ritos del poder, que cons-tituyen hitos de importancia para la reproduccin social muiscay estn vinculados con la iniciacin de los jefes y sacerdotes, ycon los sacrificios, en los cuales se manipula el cuerpo mismopara establecer una comunicacin sociedad-sol fuente de lavida y del poder, constituyndose as lo sacrificial en actos denaturaleza poltica.

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    En relacin con el estudio de la organizacin socio-polticamuisca, el autor apela al concepto de historia conjetural deEvans-Pritchard para caracterizar la visin que los espaoles te-nan acerca de aquella sociedad: empeada en interminables gue-rras intestinas encaminadas a imponer una dominacin colonialde tipo imperial, que buscaba centralizar el poder y se edificabasobre la exaccin del tributo, la traicin y la usurpacin del podertirnico, visin que no tena otro propsito que justificar la con-quista como una empresa cuya finalidad ltima sera poner leg-timo fin a esa situacin.

    Para demoler esta visin, el profesor Correa fundamenta suindagacin en la comprensin de los mecanismos de sucesindel poder vigentes entre los muiscas y el papel de la guerra enrelacin con ellos, completamente malentendidos o tergiversa-dos por los espaoles, para justificar su conquista, como acabode anotar, y por la utilizacin de categoras y concepciones quecorrespondan a la sociedad espaola de la poca y que eran entodo diferentes de la muisca.

    Mediante el anlisis de las reglas de filiacin y matrimonio, yde aquellas de residencia y herencia, el texto conduce a estable-cer cul es la naturaleza de la clula bsica de la sociedad: se tratade Grupos de Filiacin Locales constituidos por un conjunto dehermanos masculinos con sus esposas venidas de unidades dife-rentes y sus hijos pequeos, y que habitaban en mltiples ypequeos asentamientos formados por cinco, siete o, mximo,nueve anillos de pequeos bohos, cada uno ocupado por cinco-siete personas en promedio y con mujeres y hombres morandoen aposentos separados. La aseveracin sobre el carcter reduci-do de los asentamientos est corroborada por la arqueologa ymuestra lo errado de considerar la sociedad muisca como estruc-turada sobre la base de pueblos o aldeas de tamao considerable,como sostienen todava algunos etnohistoriadores.

    En este proceso, la comparacin metodolgica con otras so-ciedades americanas de tipo matrilineal y aun con la organiza-cin muisca en Bogot en los siglos diecisis y diecisiete esinstrumento esencial para avanzar. Quiz hubiera sido intere-sante y posible que este camino se llevase ms adelante, hastalos siglos diecinueve y veinte y hasta el momento actual, posi-ble esto ltimo mediante la etnografa de los descendientes ac-tuales de los muiscas en algunas regiones de la sabana, comoSuba, Cota, Funza, Cha, Bosa...

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    Como, segn el autor, la regla y procedimientos de matrimo-nio no pueden inferirse a partir de los trminos de parentesco,el estudio se remite de nuevo a una lectura crtica de los cronis-tas, con algn nfasis en lo que tiene que ver con la herencia delmedio de produccin principal: la tierra. Aqu aparece una opo-sicin entre la filiacin por la lnea de la madre, sobre la base deun fuerte pivote avuncular, y la fijacin de la residencia de lasnuevas parejas en tierras del esposo y su grupo de hermanos,oposicin que se resuelve con el retorno de la madre y sus hijosa las tierras de su linaje de origen a la muerte de su marido.

    La autoridad de los grupos locales recae en cabeza de uno de loshermanos (tos), teniendo en cuenta, adems, el criterio de ma-yorazgo, por lo cual es claro que las relaciones de parentescoson la base de la organizacin poltica.

    En el que no vacilo en calificar como uno de los logros demayor importancia de su estudio, el profesor Correa logra mos-trar la presencia entre los muiscas del sistema de filiacin parale-la, que establece su correspondencia con otras sociedadesprehispnicas de los Andes; en l, los hijos se afilian al grupo delpadre y las hijas al de la madre. Esta conclusin va en contrava,como as lo reconoce el autor, con su anterior caracterizacin delparentesco muisca como dravdico, cuyo rasgo distintivo es elmatrimonio preferencial entre primos cruzados bilaterales, con-clusin que hace algn tiempo l mismo haba derivado de laterminologa de parentesco.

    La nueva indagacin lo conduce a encontrar la importancia dadaa las diferencias de gnero en el parentesco muisca, al reclasificar alos parientes segn si son masculinos o femeninos, que es precisa-mente lo que se percibe en el estudio inicial sobre los personajesdel sol y la luna y de Bochica y Bachu en la mitologa.

    El eje metodolgico se orienta esta vez a buscar el esclareci-miento de lo que se oculta tras las diferencias de forma entre lostrminos cuya traduccin espaola se refiere a parientes con-sanguneos, y aquellos que se traducen con glosas de afinidadhispana. De este modo, aprovecha positivamente los resulta-dos de las dificultades de traduccin que tuvieron los espaolespara aquellos trminos que les resultaban ms extraos a su pro-pia experiencia. Por este camino, el autor identifica los princi-pios clasificatorios que explican la existencia de dos clases decategoras: las equivalentes y las exclusivas.

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    Luego, ampla su metodologa a partir de una aseveracin te-rica de importancia: que las categoras del parentesco son resul-tado de relaciones sociales, a la vez que sirven de modelos paralas actividades de la reproduccin social, logrando resaltar connitidez la presencia del mencionado paralelismo clasificatorio,que rige el ejercicio de la autoridad y la herencia de la tierra entrelos muiscas y constituye, por lo tanto, eje esencial de sus meca-nismos de reproduccin social; y que nos muestra tambin pre-sente entre muchos otros grupos andinos, como, en Colombia,los nasa, los kamntsa y, en especial, los kogi y los u'wa, a loscuales se ha considerado emparentados con los muiscas.

    Sobre la base del desenvolvimiento acumulativo de todo elanlisis anterior, en el captulo titulado El control del poderse llega al clmax del trabajo de indagacin que el autor se hapropuesto, lo cual explica, adems, la dificultad estilstica deeste captulo, que supera la de los anteriores, que se han idohaciendo ms pesados a medida que avanza el texto. A par-tir de aqu y en poder de esta clave, el autor culmina su trabajoexplicando las formas de control del poder a partir de lo queya ha establecido con el estudio de los mitos y de la base so-cial de la sociedad muisca, a lo que agrega una presentacinanaltica de algunos mecanismos de control social, la sucesinde la jefatura y el control de algunos excedentes de produc-cin, sobre la base de unas normas de redistribucin asimtri-cas y no igualitaristas.

    Esto llevaba a que existiera una tendencia a que el ejerciciodel poder se mantuviera dentro de unos ciertos linajes, lo cualno era inexorable sino que estaba sujeto a una amplia dinmicasocial que se apartaba con frecuencia de dicha tendencia. Pero,tanto los cronistas como algunos investigadores de hoy, distin-guen dos caminos que seguan los excedentes: uno que permitarecibir a los dadores un equivalente econmico trueque inter-comunitario y otro que iba directamente a los caciques tribu-to y que no tena ese equivalente.

    Sin embargo, en la medida en que la relacin entre los caci-ques y la gente, como ya el autor ha demostrado, era tambinpoltica y religiosa, en estos lugares sociales hay que buscar laesfera en donde se obtiene la retribucin de los excedentes quese han entregado a los caciques, casi exclusivamente en trabajo.Concluye el profesor Correa en que no haba, entonces, un con-trol por parte de las autoridades sobre los medios de produccin,

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    la tierra en especial, como desde la poca de los cronistas se havenido insistiendo, y, por lo tanto, no existan tampoco las basespara la conformacin de una estructura de clases sociales que sir-viera de fundamento para un proceso inicial de transformacin delos muiscas en una sociedad estatal, como muchos lo han asegurado,aunque s se daba una asimetra en los distintos niveles de existen-cia de la sociedad, con las consiguientes jerarquas. Y de todosmodos el ejercicio del poder era parte fundamental de las relacio-nes de produccin y reproduccin social de los muiscas.

    Partiendo de que el territorio aparece como expresin mate-rial del ordenamiento social y poltico y representacin colecti-va de las relaciones sociales, el autor efecta un repaso crticosobre los llamados cercados de los zipas y un estudio del zi-pazgo de Funza, con lo cual cierra su trabajo. Una de las ideascentrales de este captulo indica que una gran parte de la infor-macin de origen hispano de la que se dispone lo que muestraes el resultado del profundo reordenamiento sociopoltico de lasociedad muisca realizado por los ibricos, por lo cual es desea-ble fundar el examen de las unidades sociales sobre las propiascategoras de los muiscas, en lugar de hacerlo sobre los concep-tos de pueblo, parte, parcialidad, cacicazgo y reino,acuados por los espaoles y todava vigentes en gran parte dela literatura sobre los muiscas.

    De esta manera es posible mostrar la inexistencia de la tanmentada estructura piramidal de la sociedad muisca, dividida endos grandes unidades sociopolticas, el zipazgo y zacazgo, paraencontrar en su lugar una vasta red de intercambio cuya articu-lacin garantizaba su propia reproduccin social, que se exten-da por todo el altiplano cundiboyacense segn una estructuraque distribua el ejercicio poltico en el espacio de acuerdo con larelacin entre unidades segmentarias emparentadas entre s porva materna y articuladas con otras similares por la alianza matri-monial asimtrica. En esta red, los llamados caciques ms quejefes apareceran como lderes, cuya posicin descansaba en suscapacidades para garantizar la reproduccin social mediante lamovilizacin de las fuerzas colectivas, y no en la propiedad delos medios bsicos de produccin, tierra y agua, ni en un poderabsoluto desptico y tirnico, como aseguraron los espaoles.

    En resumen, este trabajo presenta dos aspectos innovadores muyvaliosos: por un lado, aplica a los estudios de la etnohistoria una

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    metodologa etnolgica propia, con elementos de arqueologa, queproduce excelentes resultados; por el otro, reinterpreta los co-nocimientos actuales sobre la sociedad muisca con el empleode dicha metodologa, para elaborar una visin esencialmentenueva sobre esta sociedad y dilucidar as aspectos de ella quepermanecan en la penumbra o eran objeto de una alta dosis dedeformacin y tergiversacin.

    Todo ello sobre la base de una estrategia de trabajo que elprofesor Correa ha venido desarrollando desde su poca de es-tudiante y cuyo avance puede seguirse a travs de sus frecuen-tes publicaciones, entre ellas el libro Por el camino de la anacondaremedio. Dinmica de la organizacin social entre los taiwanodel Vaups, publicado tambin por la Universidad Nacional deColombia en 1996.

    LUIS GUILLERMO VASCO URIBEAntroplogo