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La Torre de Agicampe se conserva en el cortijo delmismo nombre, que está emplazado en el extremomás oriental del término municipal de Loja, en elSudoeste de la provincia de Granada.1 Dicho ele-mento defensivo está realizado con sillarejo enripia-do definiendo líneas horizontales dispuestas por di-ferenciación granulométrica, desde los grandesclastos de las hiladas inferiores hasta las de la partemedia y superior, de tamaño mucho más menudo.Además conserva parte de las bóvedas de ladrillo delas salas interiores, hecho que permite conocer sustipologías y el sistema constructivo empleado. Enesta comunicación damos a conocer el sistema cons-tructivo de esta torre de alquería, situada en épocaaltomedieval a poca distancia de la frontera del rei-no nazarí.

Este elemento defensivo se encuentra incluido enel sector Nordeste del Cortijo Agicampe o de la To-rre de Agicampe (figura 1). Con motivo de la elabo-ración del proyecto de consolidación de dicha estruc-tura militar, promovido por el propietario de dichocortijo, se ha realizado un levantamiento arquitectó-nico de las estructuras visibles por medio de estacióntotal, obteniendo las planimetrías de partida del esta-do en que se encuentra la torre. Así mismo se ha pro-cedido al estudio del proceso constructivo de la mis-ma y las patologías que presenta, para, a partir deestos análisis plantear una serie de soluciones quepermitan estabilizar dichas patologías, interviniendoen aquellos puntos en los que se deba acometer suconsolidación.

La Torre de Agicampe ocupa la cima de un peque-ño promontorio calcáreo de tonos claros (Unidad Pa-rapanda-Hacho de Loja, Jurásico, Lías Inferior Me-dio), situado a 620 m.s.n.m. Se emplaza en la zonade contacto entre la ladera oriental del Cerro de laSierrezuela y el Puerto de la Alamedilla, y las zonasde margas, limos blancos y calizas de las lomas de la

El sistema constructivo empleado en la torre nazarí deAgicampe (Loja, Granada)

Luis José García-Pulido

Figura 1Localización de la Torre de Agicampe en su entorno másinmediato, dentro de los límites del cortijo del mismo nom-bre (dibujo del autor 2013)

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Huerta, Santiago y Fabián López Ulloa (eds.). 2013. Actas del Octavo Congreso Nacional de Historia de la Construcción. Madrid, 9-12 de octubre de 2013. Madrid: Instituto Juan de Herrera.

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Torre y de Durazno. Éste se encuentra a menos de250 m del importante manantial de Agicampe, quehasta 1961 afloraba a 628 m.s.n.m. (Jiménez 2007,208-219). En torno al mismo se desarrolló la alqueríade

kanb (de donde procede el topónimo actual), queya se encontraba poblada en el siglo VIII, según rela-tase Ibn al-Jatib (1313-1379) (Jiménez 1995; Jimé-nez 2000; Jiménez 2002, 193-195; Malpica 2003).

Agicampe se encuentra a una distancia lineal deunos 45 km respecto a la Alhambra de Granada, conla que podría mantener visuales directas en días cla-ros. Además, la torre quedó relacionada con diversasfortificaciones de los alrededores (figura 2), pues seencuentra situada en línea recta a 6.470 m de la Alca-zaba de Loja, a 4.870 m de la Torre de Huétor-Tájary a 7.065 m de la Torre del Salar, teniendo comuni-cación visual con éstas dos últimas.

Aunque el promontorio de El Hachuelo (1.026,96m.s.n.m.) impide la visión de Loja, ésta podría esta-blecerse por medio de la Torre del Salar, que a suvez se comunicaba con la del Frontil, observable des-de la Alcazaba lojeña. A su vez, a través del Torreónde los Tajos, situado al Sur del Salar, se podía esta-blecer contacto con la tierra de Alhama de Granada

por medio de la Torre de la Gallina y la Torre deBuenavista. Hacia el Oeste, además de relacionarsecon las torres de Huétor-Tájar y del Cortijo de lasTorres, podría hacerlo con la Torre del Amarguillo,que habría estado situada cerca de Villanueva de Me-sía. Desde ellas podría relacionarse con la Torre de laEncantada (Brácana) y así sucesivamente hasta vin-cularse con el resto de almenaras defensivas, torresde alquería y fortalezas de la Vega de Granada (Ar-güelles 1995).

Al menos en la parte más oriental y meridional delpromontorio en el que se ubican los restos de la forti-ficación podrían conservarse restos murarios linealesque estarían en relación con un posible recinto defen-sivo asociado a la Torre de Agicampe (figura 3), tal ycomo apuntan diversos estudios (Argüelles 1995; Ji-ménez 1995; Malpica 1996, 219-220; Martín; Bleday Martín 1999, 302-303; Jiménez 2000; Jiménez2002, 193-195).

DESCRIPCIÓN GENERAL Y ESTADO DE CONSERVACIÓN

DE LA TORRE

La Torre de Agicampe ocupa una superficie en plan-ta de 44,61 m2, y su parte central está definida por un

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Figura 2Plano de triangulación visual entre la Torre de Agicampe,las fortalezas cercanas y la Alcazaba de Loja (dibujo y fotosdel autor 2011-2013)

Figura 3Restos murarios que podrían haber pertenecido a un recintodefensivo exterior asociado a la Torre de Agicampe (fotodel autor 2011)

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Huerta, Santiago y Fabián López Ulloa (eds.). 2013. Actas del Octavo Congreso Nacional de Historia de la Construcción. Madrid, 9-12 de octubre de 2013. Madrid: Instituto Juan de Herrera.

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cuadrilátero de 5,60 m (Norte), 5,67 m (Sur), 3,80 m(Oeste) y 3,83 m (Este). Los lados mayores siguenuna orientación E-O, aunque dicho cuadrilátero estásensiblemente virado en el sentido de las agujas delreloj. A éste se le adosan dos semicircunferenciasachatadas en los lados largos: la Norte con un radiode 2,61 m en la directriz N-S y de 2,78 m en la E-O,y la Sur con 2,65 m en la directriz N-S y 2,83 m en laE-O (figura 4). Esta singular planta es única entre lastorres medievales construidas en la frontera nazarí.

Su fachada Este conserva una altura de 10 m (figu-ra 5), la Oeste 9,40 m (figura 6), la Norte 9,80 m (fi-gura 7) y la Sur 9,85 m (figura 8). A esto habría querestarle la solería de los departamentos que la hanconfinado en épocas recientes por el Oeste, Este ySur, cuya altura media podría estimarse en torno alos 0,5 m.

En los alzados exteriores quedan improntas deladosamiento anterior de varios tejados y tejaroces,así como de los rollizos de madera que los soporta-ban. En su fachada Este dichas improntas pueden es-tar ocultando los mechinales asociados a las ménsu-las que soportasen una posible escalera de accesoque podría haber estado desarrollada desde el alzadomás meridional al más oriental, tal y como ocurre enotros ejemplos como la Torre de la Solana (Alhama

de Granada) (figura 9), si bien por el momento no setienen evidencias de este particular.

En época reciente y con anterioridad a 1972, el in-terior de la torre fue utilizado como cuadra y presu-miblemente también como palomar, si bien en nues-tros días no presenta ningún uso. Las actuaciones de

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Figura 4Planta inferior (izquierda) y superior (derecha) de la Torrede Agicampe (dibujos del autor 2013)

Figura 5. Estado actual del alzado Este de la Torre de Agicampe (fotodel autor 2012)

Figura 6. Estado actual del alzado Oeste de la Torre de Agicampe(foto del autor 2012)

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crecimiento del cortijo por medio de dependenciasfueron bastante respetuosas con la torre, adosándose

a ella con muros y tejados, en tres lados de su perí-metro. En las estancias que quedaron confinadas bajodichos tejados se realizaron amplios encalados y en-foscados que mantienen oculta buena parte de la fá-brica de mampuestos originaria. También se realizóuna losa con relleno pétreo que ha ocultado las pri-meras hiladas de grandes mampuestos en dichos treslados.

Los paramentos Oeste y Este presentan dos grandesoquedades (figura 4 izquierda), habiendo perdido granparte de su sección constructiva a una altura entre 1 y3 m del suelo, como consecuencia de la apertura dedos huecos de considerable tamaño que después fue-ron tapados externamente con ladrillo y bloques de ce-mento. El hueco situado al Oeste (figura 6), con unasuperficie en torno a los 3 m2, funcionó como la puertade entrada más reciente. Por su parte, la oquedad delparamento oriental (figura 5) se encuentra tapiada conbloques y está encalada en 4/5 partes, sin embargo ha-cia el interior se encuentra abierta en buena parte de suextensión (figura 10), viniendo a ocupar en plantaunos 1,67 m2. Ambos vacíos fueron practicados extra-yendo mampuestos de los paramentos, sin conformarjambas ni elementos adintelados o arcos de descarga,

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Figura 7. Estado actual del alzado Norte de la Torre de Agicampe(foto del autor 2012)

Figura 8. Estado actual del alzado Sur de la Torre de Agicampe (fotodel autor 2012)

Figura 9Torre de la Solana (Alhama de Granada), en la que obser-van improntas de huecos que podrían haber estado relacio-nados con el sistema de acceso a la entrada elevada (fotodel autor 2011)

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hecho por el cual constituyen una de las principalesamenazas que ponen en riesgo la estabilidad de la to-rre, tal y como acusan las fisuras verticales que reco-rren los alzados de arriba a abajo.

La planta superior contó con una superficie de16,63 m2 y estuvo cubierta por tres bóvedas. En ellaexisten actualmente dos huecos hacia el exterior. Elmás pequeño, situado en la esquina Sudoeste, funcio-nó como tosca ventana abierta en un momento poste-rior a la construcción de la torre, habiendo contadocon un cierre del que quedan algunas improntas desus marcos, aunque éstos no han desaparecido. Elvano de la fachada oriental (figuras 4 derecha y 5),definido por un arco rebajado, es el único que pre-sentó toda la torre en su momento fundacional. Dichaapertura fue cegada con posterioridad en su mitad in-ferior para que funcionase como una ventana, conuna estructura muraria a la manera de alféizar. En lasesquinas superiores del interior, situadas junto a losestribos del arco, se conservan los huecos donde sepudo haber encajado un tablón que hiciese las fun-ciones de gorronera (figura 11).

La planta baja cuenta con una habitación rectan-gular de unos 6,88 m2, cubierta con bóveda de me-

dio cañón (figura 10, derecha). No es posible apre-ciar el suelo de la misma, por lo que aún no sepuede precisar cuál fue su función y ni descartar laposibilidad de que la torre hubiese contado conotra sala subterránea, aunque este hecho parecepoco probable, pues atravesaría las hiladas degruesos mampuestos que parecen actuar como zó-calo.

Tampoco se tienen por el momento evidenciasque manifiesten claramente cómo estaba coronada(figura 12). Por su condición de torre de alquería ypor la posibilidad de comunicación visual con otrasfortalezas de la Vega de Granada, la terraza de lamisma podría haber funcionado como el punto máselevado y el reducto último desde el que defenderel recinto en el que se incluía. Aunque desde lapuerta original de la torre se podría haber realizadoesta función, la cuenca visual abarcada quedaba li-mitada a las fortalezas situadas a levante de Agi-campe. Además, en caso de ataque dicha aperturase cerraría y bloquearía desde el interior. De estemodo quedaría sellada esta estructura militar queno contó con saeteras, sin más posibilidad de co-municación con el exterior que el establecido a tra-vés de la terraza. No parece que la torre hubiesesido desmochada, por lo que resulta muy verosímil

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Figura 10Oquedad practicada en el muro Oeste, vista desde el inte-rior. A su derecha se observan los restos de la bóveda demedio cañón conservada en la sala inferior de la torre (fotode Miguel Maldonado Frías 2013)

Figura 11Puerta de entrada original vista desde el interior de la Torrede Agicampe (foto de Miguel Maldonado Frías 2013)

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que la misma hubiese contado con las plantas quese han conservado, con la excepción de la planta decubierta que se ha visto más afectada por el pasodel tiempo y la erosión producida por los agentesatmosféricos. En cualquier caso, esta hipótesis ten-drá que ser corroborada durante el proceso de in-tervención arqueológica puntual como apoyo a laconsolidación. Es probable que hubiese contadocon un sistema de almenado, pero al no haber sub-sistido ningún resto del mismo, tampoco se puedeasegurar este particular. Tampoco se han conserva-do restos de gárgolas o elementos de evacuación yconducción de las aguas pluviales desde la cubier-ta, por lo que por el momento se desconoce cómose producía este hecho.

TÉCNICAS CONSTRUCTIVAS EMPLEADAS EN LA TORRE

DE AGICAMPE

Según diversos autores, esta torre podría haber sidoconstruida durante la refortificación de la fronteranazarí llevada a cabo durante el reinado de Muham-mad V, en la segunda mitad del siglo XIV (Acién1995, 41; Jiménez 2000).

Muros

La planta de la torre, en la que se conjugan tramos rectoscon otros curvos, pudo ser perfectamente realizada conla técnica constructiva empleada, mampostería no es-cuadrada (sillarejo) aparejada en hiladas regulares, converdugadas de ripios. Se usaron materiales abundantesen el entorno, pues la torre se estableció sobre un peque-ño promontorio compuesto por calizas de tonos clarosque habría formado parte de las últimas estribacionesdel inmediato Cerro de la Sierrezuela, donde, además dedarse esta formación, también aparecen amplias zonasde dolomías, así como margas y margocalizas rosadasjunto a calizas bioclásticas y conglomerados.

A modo de zócalo se dispusieron grandes mam-puestos calizos sin desbastar, con clastos que en al-gunos casos llegan a tener longitudes máximas cerca-nas al metro (figuras 5, 6, 7 y 8). Se conformaron asíal menos cuatro hiladas, con alguna otra más bajo elterreno, como parece intuirse en el alzado Norte. Losde mayor tamaño se colocaron en las primeras hila-das del zócalo, mientras que las dos superiores pre-sentan en su conjunto una menor dimensión.

Aun cuando desconocemos dónde se sitúa el nivelinferior de la sala baja de la torre por encontrarse re-llena de derrubios (figura 10), es bastante probableque la parte superior de esta cuarta hilada venga acoincidir con el nivel inferior de la misma, pudiendohaberse asentado sobre este primer zócalo.

Por encima de estas primeras líneas se han conserva-do otras 14 más en el lado Norte y 16 en el Sur, de me-nor dimensión y mayor regularidad. En ellas están muybien marcados los enripiados horizontales, en algunoscasos con piedras planas que se asemejan en dimensio-nes a los ladrillos macizos. Los intersticios entre el si-llarejo están rellenos de otros fragmentos pétreos mu-cho más menudos, pero con una tendencia ordenada arellenar los huecos, a menudo en pilas verticales o ro-deando a los mampuestos, lo que denota una cuidadaejecución de todas estas hiladas. Todo ello está tomadocon un mortero rico en cal con una colorimetría cerca-na a las de las piedras calizas, lo que hace suponer quela materia prima fue extraída de las formaciones calcá-reas existentes en este entorno. Según las zonas, estemortero aparece hoy rehundido hasta varios centíme-tros respecto a la superficie de la piedra, habiéndoseperdido en la parte más externa, al igual que le ha ocu-rrido al posible enfoscado que cubriera los paramentos,del que parecen quedar exiguos restos.

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Figura 12Imagen que presenta actualmente la coronación de la Torrede Agicampe (foto del autor 2011)

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El sistema constructivo es muy parecido al de lagran torre cuadrangular de la inmediata población deSalar (figura 2, abajo), que presenta hiladas de sillare-jo con líneas de ripio, en este caso con sillares escua-drados en las esquinas, pero de tamaño irregular, amenudo recogiendo varias hiladas. En la provincia deGranada existen otros ejemplos en los que se empleóesta misma técnica muraria, muchos de los cuales hanvenido asignándose al periodo nazarí (Malpica 1996).Tal podría ser el caso de la Torre Ochavada de la cer-cana alcazaba de Loja, la Torre Pesquera en el térmi-no de Zagra, la Torre del Homenaje del castillo deMontejícar, la Torre de Cúllar o la Torre Rectangulardel castillo de Gor. Entre las de planta curva o circu-lar, podríamos destacar la Torre de las Piedras, situa-da entre Bácor y Baúl, y sobre todo la cercana Torrede la Solana de Alhama (figura 9), cuya planta tam-bién se le asemeja a la de Agicampe, aunque en estecaso es oval y las hiladas de mampuestos y enripiadospresentan menor regularidad, llegando en muchos ca-sos a perderse la horizontalidad o entrelazarse las hi-ladas. En ella se han conservado restos de un revocoen el frente Este, realizado con cal y arena, cubriendoampliamente toda la superficie pétrea.

La única apertura original de la Torre de Agicam-pe fue conformada por tres piedras bien talladas (fi-guras 5 y 11). Dos actuaron como jambas, en las queademás se conformaron los arranques del arco a lamanera de una dovela integrada. Éste se talló en loque parece se una única pieza curva que presenta unaprofunda fisura, por lo que también podría corres-ponder a la unión entre dos dovelas. Ésta entrada seencuentra cerrada parcialmente, convertida en venta-na con la presencia de restos de enfoscados en la par-te inferior. Este hecho impide percibir con claridaddesde qué hilada comienza, si bien parece asentarsesobre la 7ª de las franjas horizontales situadas sobreel zócalo de la torre, ocupando las jambas la altura de3 ó 4 hiladas. El sistema de acceso a este punto ele-vado, que podría haber estado situado a más de 6 mrespecto a la rasante originaria de la torre, se habíarealizado desde una plataforma que habría estadoapoyada sobre ménsulas de madera. De éstas parecensubsistir 5 improntas en la 5ª de las hiladas desarro-lladas a partir del zócalo, por lo que la distancia alsuelo sería de unos 4,50 m, que podrían haber sidosalvados con una escalera de madera. Otra posibili-dad es que se emplease un sistema de acceso pareci-do al que evidencian los huecos de ménsula conser-

vados en los paramentos de la Torre de la Solana (fi-gura 9), pues la de Agicampe también presenta otrosmechinales enmascarados que tendrán que ser anali-zados durante la intervención de consolidación. Noobstante, por encima de estas improntas y de la 6ª hi-lada sobre el zócalo se observa una oquedad bajo lajamba derecha (en el otro lado está tapada por morte-ro) que también habría podido pertenecer al nivel deuna pasarela de madera. Ésta podría ser izada o bas-culada sobre cordajes que hicieran de charnela, tiran-do de una cuerda que pasase sobre el agujero existen-te sobre la dovela que actúa como clave de este arco.

Bóvedas

En la planta superior se han conservado restos de tresbóvedas:

– La entrada se cubre con una bóveda de cañón re-bajada que habría sido cimbrada (figura 11), rea-lizada con una rosca de ladrillo a soga y tizón de1,23 m de directriz, 1,00 m de luz y 0,25 m deflecha, de la cual se ha perdido su mitad. En losriñones de esta bóveda se introdujeron 3 hiladasde ladrillo.

– La bóveda esquifada central (figura 13), deplanta rectangular, con 3,70 m de longitud por2,70 m de ancho. Entre los ejemplos nazaríesconservados, aparecen las bóvedas de «espejo»,donde las aristas diagonales confluyen en unazona plana en el centro, que a menudo queda li-geramente peraltada. En el caso de la Torre deAgicampe, al estar aparejada sin cimbra, se optapor la opción más sencilla, con la forma de me-dio punto en la zona central y dos esquifes enlos laterales, que se han perdido por completo,apreciándose la arista en la rotura del lado meri-dional. La bóveda está conformada por roscasde medio pie de ladrillo macizo, tomado con unmortero de yeso que parece contener cal, por loque los ladrillos están aparejados a soga sin ne-cesidad de cimbra. El polvo de yeso empleadopara el mortero se obtiene a partir del sulfato decalcio deshidratado, que rehidratado con al me-nos un 20% de agua, cristalizada de nuevo ensulfato de calcio con un ligero aumento de volu-men (lo que evita las retracciones y favorece lamejor cohesión de la fábrica), asegurando el

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agarre de este tipo de morteros mucho más rápi-damente que en los de cal, lo que permitía quela bóveda se fuera autoportando sin necesidadde una cimbra de sujeción. Esta velocidad deagarre podía ser incluso mayor reduciendo elagua de amasado al mínimo indispensable del20%, aumentando la temperatura de la misma oincorporando ciertos aditivos. Sin embargo, lamayor debilidad y fragilidad al choque de estemortero y su mala resistencia mecánica, junto asu mayor sensibilidad a la intemperie, humedady heladas (Besenval 1984, 23-24), aconsejaba suuso en bóvedas de interior que quedasen res-guardadas. Además, diversos tratadistas ya des-de el siglo XIX (Ramée 1875, 215) han sugeridola utilización del yeso mezclado con cal, pues laretracción y mayor tiempo de fraguado de la cales compensada con el ligero aumento de volu-men y rapidez de agarre del yeso. Además, lacal aporta una mejor estabilidad química y resis-tencia mecánica, cualidades que son más defici-tarias en el yeso. A falta de un análisis de labo-ratorio sobre su composición, el aspecto, color ytextura visible de este mortero, junto con su du-reza y buen estado de conservación, sugierenuna composición mixta de yeso y cal.

La bóveda se inicia sobre una imposta conforma-da por una hilada de ladrillo en horizontal. En elmuro de sillarejo se dejó un pequeño entalle paradicha línea de ladrillo (figura 14). En sus ladosmenores, esta bóveda habría apoyado sobre unmuro que habría separado el espacio central delas dos alhanías o alcobas laterales. Del mismoquedan improntas de ladrillo empotrado en losmuros laterales de la torre, así como oquedadesque sugieren el expolio del mismo siempre quese pudo (figura 15). Hasta tanto no se excave ar-queológicamente el relleno que también cubre elsuelo de la planta superior no se podrán tenermás datos sobre este cierre y el tipo de hueco ohuecos que permitían el paso entre la sala centraly los apéndices laterales. El uso de este tipo debóvedas realizadas sin cimbra tuvo que ser bas-tante común en la cubrición de determinadas sa-las de las torres, pues en el entorno de la capitalnazarí existen otros ejemplos notables, como al-gunas de las bóvedas aparejadas en el interior dela Torre de Romilla (Almagro 1992), en la Torrede la Vela, en la del Homenaje, en la Sala de lasNinfas bajo la Sala de la Barca (estas tres en laAlhambra) o en el Cuarto Real de Santo Domin-go (cf. el trabajo de Antonio Almagro y Antonio

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Figura 13Vista de los restos de la bóveda central y la que está situadasobre la alhanía meridional de la planta superior de la Torrede Agicampe (foto de Miguel Maldonado Frías 2013)

Figura 14Secciones longitudinales y transversales de la Torre de Agi-campe (dibujos del autor 2013)

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Orihuela en este mismo libro de actas, titulado«Bóvedas nazaríes construidas sin cimbra: Unejemplo en el Cuarto Real de Santo Domingo»).En Oriente Medio, de donde posiblemente pro-venga esta tradición constructiva, la existencia deeste tipo de bóvedas con un mínimo de medio piede ladrillo está presente en multitud de ejemplos.En ellas se evitaba el uso de cimbras con la com-binación de morteros de rápida adherencia, «do-velas» constituidas por ladrillos planos (algunasveces estriados en su superficie para facilitar elagarre del mortero) que conformaban hiladas li-geramente inclinadas para facilitar su construc-ción y estabilidad, y una forma apuntada o para-bólica. Algunos tempranos ejemplos habrían sidoya realizados en Ramesseum (Luxor, Egipto, s.XIII a.C.), donde existieron bóvedas con tres ocuatro hiladas de ladrillo superpuestas (Besenval1984, PL. 15), y fueron notables las dimensionesalcanzadas en el palacio de Ctesiphon en Irak (s.VI d.C), con una gran bóveda parabólica de 36 mde flecha y 25 m de luz (Ragette 2003, 43). Latécnica constructiva en sus diferentes variantesha venido siendo transmitida hasta hace pocasdécadas, siendo revitalizada en Egipto por Has-

san Fathy (1970). A menudo sobre este tipo debóvedas se construía una estructura alveolar(Wulff 1966) o una serie de arcos (Schlumberger1978) para aligerar el relleno del forjado de la si-guiente planta, si bien en el caso que nos ocupa,esta técnica no parece estar presente, pues el re-lleno de mampostería aparece en contacto con elextradós de la bóveda (figura 15).

– En los dos espacios laterales curvos de la sala, quepodrían haber correspondido a sendas alhanías oalcobas de 1,43 y 1,14 m de radio, se habrían in-troducido dos pequeñas bóvedas. De ellas se haconservado la mitad de la situada en el lado meri-dional de la torre (figura 15), que fue la de meno-res dimensiones. Sus restos se asemejan a las de-nominadas «bóvedas en naveta» (Wulff 1966), sibien difieren de éstas en que cierran un pequeñoespacio definido por un lado lateral recto y otrocurvo, adaptado a la semicircunferencia de la to-rre. Esta bóveda se conformó igualmente sin nece-sidad de cimbra y con una rosca de medio pie deladrillo a soga tomado con yeso. Los restos con-servados de la misma en el lado Sur están enfosca-dos con cemento en la parte inferior, mientras queen la superior mantienen un grueso revoco de cal(2-3 cm) con color terroso, ennegrecido por elhumo. Por su menor luz y mayor curvatura, es po-sible que estas bóvedas se hubiesen realizado conmedios ladrillos, tal y como parece apreciarse enla rotura de la que se ha conservado. En la partecentral de esta bóveda se observan los restos deuna especie de machón de ladrillo de un pie y me-dio, que podrían haber formado parte de una posi-ble apertura para permitir el acceso a la cubierta dela torre por una escalera de mano, pues en la mis-ma no se observan restos de peldañeados de obra.Con todo, este elemento constructivo aún tendráque ser analizado con detenimiento en el procesode consolidación de la torre, pues también es posi-ble que se trate de un elemento de refuerzo de lazona inmediata a esta bóveda.

– La bóveda de la sala inferior es de medio punto ypresenta una técnica de aparejo similar a las su-periores, adaptada a una planta rectangular de1,90 x 3,60 m. En algunas de las hiladas se handisgregado gran cantidad de los ladrillos, puesaparentemente parecen presentar una peor coc-ción respecto a los de las bóvedas de la planta su-perior. En muchas de las piezas cerámicas sólo

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Figura 15Improntas en el alzado Oeste interior del contacto entre lasbóvedas central y meridional de la planta superior, así comodel posible muro sobre el que apoyarían, que había sido ex-poliado (foto del autor 2011)

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Huerta, Santiago y Fabián López Ulloa (eds.). 2013. Actas del Octavo Congreso Nacional de Historia de la Construcción. Madrid, 9-12 de octubre de 2013. Madrid: Instituto Juan de Herrera.

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queda su negativo y restos pulverulentos de losladrillos entre el mortero de yeso y cal, que hanresistido mejor el paso del tiempo. Como se haindicado antes, la adición de la cal a este mortero,le habría conferido mayor dureza y durabilidad(figura 10).

CONCLUSIONES

La Torre de Agicampe constituye un singular ejem-plo de una torre de alquería, siendo su forma en plan-ta única entre las que fueron construidas en la fronte-ra del reino nazarí de Granada.

En este trabajo se exponen algunos de los datosobtenidos con motivo del proyecto de consolidaciónde la misma, que pretende la estabilización de las pa-tologías que presenta dicha torre, para de esta formaasegurar la conservación de este Bien de Interés Cul-tural. Como motivo de este proyecto se ha podido re-alizar un primer levantamiento arquitectónico de loselementos visibles de la torre y un análisis preliminarde las técnicas edilicias empleadas en la misma. En-tre ellas destacamos la regularidad constructiva desus alzados, aún cuando la mampostería empleada seencuentra sin tallar, salvo en las jambas y dovelas desu hueco de entrada original. Para cubrir sus espaciosinteriores se construyeron bóvedas de ladrillo, la ma-yor parte de las cuales se realizaron sin cimbra, eco-nomizando al máximo los medios constructivos parallegar a un resultado óptimo, tal y como lo demuestrasu estado de conservación, si lo comparamos conotras muchas torres de la frontera granadina.

Tras la intervención de limpieza, retirada de es-combros y consolidación de esta torre se procederá ala realización de un detallado levantamiento fotogra-métrico y un estudio global de todas las estructuras ydependencias que la componen, que permitirá estu-diar a fondo todos estos aspectos relacionados con suconstrucción.

NOTAS

1. Este trabajo ha sido realizado en el marco del Proyectodel Plan Nacional I+D+i titulado «Ciudades nazaríes:

estructura urbana, sistema defensivo y suministro deagua» (HAR2011-30293), cuyo investigador principales Antonio Orihuela Uzal.

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