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Reflexión: EL RETO DE LA FILOSOFÍA: FILOSOFAR Elías Manaced Rey Vásquez 1 “Uno no puede aprender filosofía, sino únicamente a filosofar. La Filosofía consiste precisamente en reconocer los propios límites de la razón” E. Kant Con extrema normalidad, encontramos mediadores con didácticas filosóficas cerradas cuando “enseñan Filosofía”, pues han olvidado que ella se puede entender de muchas maneras, ya que cada filósofo tiende a comprenderla en función de sus propios intereses, época, horizontes, inclinaciones, modo de hacerla, prioridades, experiencia de vida y hasta de personalidad, entre otras variantes; en últimas, el hombre entero es quien filosofa, diría Scheler. Por tanto, cerrarse a la riqueza que esta disciplina y dimensión humana posee, es anular la esencia de ella. Kant nos hace ver esto con su propuesta en relación a la enseñanza y aprendizaje de la Filosofía, el filosofar. Pero, ¿Qué implica esta manera de enseñar y aprender la Filosofía? ¿Qué es en sí filosofar? ¿Cómo se lleva al aprendiente a que filosofe? ¿Cómo entiende la Filosofía el filosofar?. Estas cuestiones surgen al observar la Filosofía en la Educación y la propuesta kantiana, que a la vez determinan el propósito del presente ensayo. Partamos viendo lo que al respecto dice un gran pensador español, José Ortega y Gasset: “El hombre se dedica a esta extraña actividad que es filosofar, cuando por haber perdido las creencias tradicionales se encuentra perdido en la vida. Esa conciencia de ser confusión radical, de no saber a qué atreverse, es la ignorancia. Pero esta ignorancia originaria, este no saber fundamental, es el no saber qué hacer. Él es quien nos fuerza a forjarnos una idea de las cosas y de nosotros mismos, a averiguar qué es ‘lo que hay en realidad’, a fin de poder, en vista de la figura que el universo nos presenta como ‘siendo lo que en verdad es’, proyectar con seguridad, esto es, con suficiente sentido, nuestra conducta y salir de aquella originaria ignorancia.“ 2 Ese “averiguar qué es” que se subraya en la cita anterior, es lo que se traduce como la pregunta o la actitud humana de interrogarse. Esta es la fuente del filosofar para hacer Filosofía. En otras palabras, al cuestionarnos y escudriñar por medio de la pregunta, por el sentido profundo de las cosas, de la realidad, de nosotros mismos, del mundo, estamos filosofando y este acto produce Filosofía. Sin embargo, la pregunta posee diversas fuentes, como la expuesta anteriormente por Ortega y Gasset, es decir, cuando estamos en el mundo de 1 Licenciado en Filosofía y Letras de la Universidad Santo Tomás-Bogotá. Especialista en Pedagogía para el Desarrollo del Aprendizaje Autónomo de la UNAD. Magíster en Docencia de la Universidad de La Salle-Bogotá. Coordinador Académico de Unidad de Ética y Especialización en Ética de UNIMINUTO-Bogotá. Docente de la Epistemología de UNIMINUTO- Facultad de ciencias Empresariales- Bogotá. Docente de la Especialización en Ética de UNIMINUTO, Bogotá. Docente de Ética Profesional de UNIMINUTO, Bogotá. [email protected] , [email protected] 2 ORTEGA y Gasset, José. “La idea de principio en Leibniz y la Evolución de la Teoría Deductiva”. 1958.

EL RETO DE LA FILOSOFÍA FILOSOFAR EREY

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Reflexión: EL RETO DE LA FILOSOFÍA: FILOSOFAR Elías Manaced Rey Vásquez 1

“Uno no puede aprender filosofía, sino

únicamente a filosofar. La Filosofía consiste precisamente en reconocer los propios límites

de la razón” E. Kant

Con extrema normalidad, encontramos mediadores con didácticas filosóficas cerradas cuando “enseñan Filosofía”, pues han olvidado que ella se puede entender de muchas maneras, ya que cada filósofo tiende a comprenderla en función de sus propios intereses, época, horizontes, inclinaciones, modo de hacerla, prioridades, experiencia de vida y hasta de personalidad, entre otras variantes; en últimas, el hombre entero es quien filosofa, diría Scheler. Por tanto, cerrarse a la riqueza que esta disciplina y dimensión humana posee, es anular la esencia de ella. Kant nos hace ver esto con su propuesta en relación a la enseñanza y aprendizaje de la Filosofía, el filosofar. Pero, ¿Qué implica esta manera de enseñar y aprender la Filosofía? ¿Qué es en sí filosofar? ¿Cómo se lleva al aprendiente a que filosofe? ¿Cómo entiende la Filosofía el filosofar?. Estas cuestiones surgen al observar la Filosofía en la Educación y la propuesta kantiana, que a la vez determinan el propósito del presente ensayo. Partamos viendo lo que al respecto dice un gran pensador español, José Ortega y Gasset:

“El hombre se dedica a esta extraña actividad que es filosofar, cuando por haber perdido las creencias tradicionales se encuentra perdido en la vida. Esa conciencia de ser confusión radical, de no saber a qué atreverse, es la ignorancia. Pero esta ignorancia originaria, este no saber fundamental, es el no saber qué hacer. Él es quien nos fuerza a forjarnos una idea de las cosas y de nosotros mismos, a averiguar qué es ‘lo que hay en realidad’, a fin de poder, en vista de la figura que el universo nos presenta como ‘siendo lo que en verdad es’, proyectar con seguridad, esto es, con suficiente sentido, nuestra conducta y salir de aquella originaria ignorancia.“2

Ese “averiguar qué es” que se subraya en la cita anterior, es lo que se traduce como la pregunta o la actitud humana de interrogarse. Esta es la fuente del filosofar para hacer Filosofía. En otras palabras, al cuestionarnos y escudriñar por medio de la pregunta, por el sentido profundo de las cosas, de la realidad, de nosotros mismos, del mundo, estamos filosofando y este acto produce Filosofía. Sin embargo, la pregunta posee diversas fuentes, como la expuesta anteriormente por Ortega y Gasset, es decir, cuando estamos en el mundo de

1 Licenciado en Filosofía y Letras de la Universidad Santo Tomás-Bogotá. Especialista en Pedagogía para el Desarrollo del Aprendizaje Autónomo de la UNAD. Magíster en Docencia de la Universidad de La Salle-Bogotá. Coordinador Académico de Unidad de Ética y Especialización en Ética de UNIMINUTO-Bogotá. Docente de la Epistemología de UNIMINUTO- Facultad de ciencias Empresariales- Bogotá. Docente de la Especialización en Ética de UNIMINUTO, Bogotá. Docente de Ética Profesional de UNIMINUTO, Bogotá. [email protected], [email protected]

2 ORTEGA y Gasset, José. “La idea de principio en Leibniz y la Evolución de la Teoría Deductiva”. 1958.

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la ignorancia, cuando necesitamos ubicarnos en la vida, que son las situaciones límite; pero también se puede dar cuando nos sorprendemos ante lo maravilloso de la vida, del mundo, del hombre mismo; o cuando dudamos, o cuando tenemos curiosidad de cualquier situación que la vida ofrece, o nos admiramos, etc. Lo cierto es la que la pregunta, generadora del filosofar y esta de la Filosofía, es inherente al ser humano, es parte de él y de su dimensión constitutiva. Esa indagación por el sentido de todo, es una interpretación de la realidad que nos tiene que impulsar a una transformación de ella. Es decir, la Filosofía, dada por la actitud filosófica o el filosofar, debe responder a nuestros problemas concretos y vitales. No obstante, el filosofar no surge espontáneamente o por sí solo. Debemos vivir lo que nos asombra, cuestiona o admira. Se debe vivir la Filosofía. “Esto quiere decir que la Filosofía, más que ninguna otra disciplina, necesita ser vivida. Necesitamos tener de ella una ‘vivencia’”3. Por lo tanto, la Filosofía nace en el centro de la misma experiencia que cada uno de nosotros tenemos de la vida cotidiana, en desear y necesitar ir más allá, con mirada más profunda sobre lo que nos pasa o le pasa al mundo, o la sociedad, etc., por medio de la pregunta, la cual debe ser pensada, elaborada y crítica para iniciar el camino de la Filosofía con ese filosofar, que será la manera en que nuestro actuar, ser y manera de ver el mundo se guiará. En el ámbito educativo, el mediador que promueve, motiva y acompaña el filosofar, debe poseer conciencia que los temas de Filosofía descansan en las necesidades que los aprendientes estén experimentando y del nivel psicológico en que se encuentren, pues su filosofar no es el mismo al de un adulto. Por tanto, presentar la Historia de la Filosofía, filósofos y teorías, problemas y horizontes al margen de los problemas sociales, económicos, políticos y vitales del contexto real del aprendiente, promueve inutilidad de la Filosofía. Una filosofía terminada, descontextualizada y agotada para cuestionarla, ya no es Filosofía –esto es “enseñar Filosofía”-. Por eso temas o problemas antropológicos, éticos, políticos, económicos, religiosos, sociológicos, entre otros pueden ser más significativos y útiles. De ahí que el entorno es fuente de información que se contrasta y confronta con lo presentado por la Tradición filosófica, por medio del diálogo socrático entre mediador y aprendiente(s) y lectura crítica de textos. Por eso, “enseñar a Filosofar” es enseñar a preguntar filosóficamente, es decir, enseñar a ser creativo, a expresar libremente sus ideas, a pensar con criticidad y fundamento, con conciencia de ello, evidenciado en el diálogo y la autocrítica. En conclusión, con el presente ensayo se ha buscado dar a conocer la riqueza y maravilla propia de la Filosofía, la manera en que se da en aquellos que desean tomar el riesgo de ver más allá de lo aparente de sus vidas y realidad, al diálogo como la didáctica y método por excelencia dada desde antaño por Sócrates para llevar al aprendiente a que descubra su verdad y, lo que posiblemente es significativo aprender de acuerdo al contexto y realidad del aprendiente. También, junto con lo anterior, se ha aclarado lo que puede ser Filosofía, filosofar y la relación entre estos. Y por último, se ha podido 3 GARCIA Morente, Manuel. “Lecciones Preliminares de Filosofía” Ed: Porrúa. México. 2001. PG: 13

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demostrar lo que Kant propuso desde hace mucho tiempo en relación a la enseñanza de la Filosofía, sólo podemos “enseñar y aprender a Filosofar”, a preguntar o ser visionarios que trascienden la realidad y lo histórico. Con ello, se ha hacho a la vez una crítica y llamada de atención a la enseñanza y aprendizaje actual de la Filosofía, que se mantiene estática y perenne en la transmisión de contenidos, sin sentido alguno. Fuentes: GARCIA Morente, Manuel. (2001) “Lecciones Preliminares de Filosofía” Ed: Porrúa. México. ORTEGA y Gasset, José. (1958) “La idea de principio en Leibniz y la Evolución de la Teoría Deductiva”.